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1.1.8. LA CRISTOLOGÍA EN LOS PROFETAS MENORES En el libro de Oseas, Cristo se muestra como el Rey al que acudirá el pueblode Israel al final de los tiempos, cuando éste sea restaurado: Despuésvolverán los hijos de Israel y buscarán a Jehová su Dios y a David, su rey.Temblando acudirán a Jehová y a su bondad en los días postreros (Os. 3: 5).La ubicación temporal de Oseas, posterior a David y el contexto profético delversículo en los días postreros , nos permiten inferir que este David, surey , se trata de Cristo Rey.Este profeta también se refiere a la primera venida de Cristo, en cuanto a unhecho concreto que aconteció cuando nació el Señor: Cuando Israel era muchacho, yo lo amé; y de Egipto llamé a mi hijo (Os. 11: 1), y que se narr aen Mateo 2: 13-15: Después que ellos partieron, he aquí un ángel del Señorapareció en sueños a José, diciendo: levántate; toma al niño y a su madre, yhuye a Egipto Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que secumpliese lo que habló el Señor por medio del profeta, diciendo: de Egipto llamé a mi hijo En el libro de Jonás encontramos la citación que Jesús hace de sí mismosobre su resurrección (Mt. 12: 39 ss; Lc. 11-29ss), con respecto a los tres día ylas tres noches que pasó el profeta en el vientre del pez y luego fuerescatado.En Miqueas la cristología se revela en la profecía sobre la venida del Mesías:Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti mesaldrá el que será el Señor en Israel, y sus salidas son desde el principio,desde los días de la eternidad (Mi. 5: 2). Se especifica el lugar de nacimientode Cristo y su atributo de eternidad.Dentro de los profetas menores, el libro de Zacarías es uno de los que másreferencias cristológicas contiene. En primer lugar, se hace referencia a lavenida

Cristologia en Profetas Menores

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1.1.8. LA CRISTOLOGÍA EN LOS PROFETAS MENORES

En el libro de Oseas, Cristo se muestra como el Rey al que acudirá el

pueblode Israel al final de los tiempos, cuando éste sea restaurado: Después volverán los hijos de Israel y buscarán a Jehová su Dios y a David, su rey.Temblando acudirán a Jehová y a su bondad en los días postreros (Os. 3: 5).La ubicación temporal de Oseas, posterior a David y el contexto profético delversículo

en los días postr eros , nos permiten inferir que este David, surey , se trata de Cristo Rey.Este profeta también se refiere a la primera venida de Cristo, en cuanto a unhecho concreto que aconteció cuando nació el Señor: Cuando Israel e ra muchacho, yo lo amé; y de Egipto llamé a mi hijo (Os. 11: 1), y que se narraen Mateo 2: 13-15: Después que ellos partieron, he aquí un ángel del Señorapareció en sueños a José, diciendo: levántate; toma al niño y a su madre, yhuye a Egipto Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que secumpliese lo que habló el Señor por medio del profeta, diciendo: de Egipto llamé a mi hijo

En el libro de Jonás encontramos la citación que Jesús hace de sí

mismosobre su resurrección (Mt. 12: 39 ss; Lc. 11-29ss), con respecto a los tres día ylas tres noches que pasó el profeta en el vientre del pez y luego fuerescatado.En Miqueas la cristología se revela en la profecía sobre la venida del Mesías: Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti mesaldrá el que será el Señor en Israel, y sus salidas son desde el principio,desde los días de la eternidad (Mi. 5: 2). Se especifica el lugar de nacimientode Cristo y su atributo de eternidad.Dentro de los profetas menores, el libro de Zacarías es uno de los que másreferencias cristológicas contiene. En primer lugar, se hace referencia a lavenida del renuevo (Zc. 3: 8), es decir, Cristo, y su reinado (Zc. 6: 12-13); seprofetiza la entrada triunfal a Jerusalén en un pollino (Zc. 9: 9. Lc. 10: 20), eldinero con el que fue vendido Jesús por el traidor Judas (Zc. 11: 12-13. Mt.26: 15), la segunda venida de Cristo y el retorno de Israel a Cristo y lapurificación de este pueblo (Zc. 12: 10); también se profetiza la crucifixión decristo a quien traspasaron ; y el momento en que Jesús es apresado, susufrimiento y el abandono de sus discípulos (Zc. 23: 7. Mt. 26: 31).

Finalmente, el libro de Malaquías profetiza varios hechos cristológicos:(1) el mensajero que prepararía el camino del Señor

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Jesucristo; la referenciaaquí es a Juan el Bautista (Mal. 3: 1. Mt. 11: 10-14); (2) Cristo viene a sutemplo y purifica a su pueblo (Mal. 3: 1, 3. Jn. 2: 14-17; Heb. 13: 12); (3) Lavenida de Jesús que trae juicio (Mal. 4: 1; Ap. 20: 11-15); (4) Cristo sana a supueblo como el sol de justicia (Mal. 4: 2. Mt. 12: 15; Ap. 21: 4); (5) Cristo esreferenciado como el Sol de Justicia (Mal. 4: 2)

2.3 Jesús profeta al estilo de los grandes profetas

La representación profética de Jesús no se agota en la brillante tipología inspirada en la historia de Elías. La larga tradición profética de Israel nos ha dado figuras de la talla de Amós, Oseas, Isaías, Jeremías, Ezequiel, etc.

Estos profetas no fueron terapeutas sino sólo proclamadores de la palabra de Yavé, sea en la forma crítica de la denuncia y acusación, sea en la positiva de bendiciones y promesas. Respecto de la primera, su palabra fue normalmente rechazada y el profeta perseguido (el caso de Jeremías es típico). Respecto de la segunda, es característica de los profetas tardíos y de las relecturas de los profetas preexílicos .

Esta representación es fundamental en la tradición evangélica sobre Jesús. Es una pena que la tradición teológica haya soslayado esta consideración en la lectura de los evangelios. Lo profético queda reducido al cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento (profecía textual), una vez constituida la relectura cristológica del texto sagrado, o al anuncio de cosas futuras, según una comprensión común de lo profético. Pero el profeta bíblico no es un anunciador del futuro –que de cualquier manera se hace con lenguaje simbólico y con contenido utópico– sino, en el marco de una tradición bien entendida, un intérprete del presente.

Ahora bien, Jesús realizó eminentemente esa función profética; tanto, que la tradición sinóptica no se olvida de expresar su rechazo, sufrimiento y muerte con los moldes literarios –motivos y temas– del libro de Jeremías, especialmente del capítulo 26. Con una diferencia: mientras Jeremías fue defendido por Shafán y liberado (26,24), Jesús no tuvo esa suerte y fue condenado (Marcos 15,15).

Además el Jesús terreno encarna los profetas del antiguo testamento que denuncia con fuerza y valor las injusticias y tiranias de las clases dominantes y los modelos socioeconómicos de la época.