SEMINARIO REFORMADO LATINOAMERICANO

SEDE: DECISION JESUS IGLESIA BAUTISTA REFORMADA

TUTORES:PABLO PRIETO GABRIEL PRIETO

ESTUDIANTE:ANTHONY MOLINA TORRES

MATERIA:INTRODUCCION AL NUEVO TESTAMENTO

TRABAJO FINAL (ENSAYO):LA CRISTOLOGA DEL EVANGELIO SEGN SAN JUAN.

SANTIAGO DE CALI

INTRODUCCIN

Debido al estudio del evangelio de Juan en mi congregacin y al estudio de mi licenciatura en el seminario, comenz a crecer en m la certeza de la importancia que hay, en el tener clara la doctrina de Cristo, puesto que esta, es la base para poder comprender con mayor destreza la Salvacin a la cual hemos sido llamados a perseverar y preservar.

Este ensayo tiene como idea central el tratar de persuadir al lector, por medio de la Cristologa mostrada en el Evangelio de Juan, de que Jess es el Mesas prometido desde gnesis 3:15 hasta Malaquas 4:6, Pero cuando vino, el pueblo que lo estaba esperando, en realidad mostro con sus actos que esperaba una ilusin y una idea terrenal, exponiendo as, que aquella intencin divina de alzar la mirada de Su pueblo hacia lo eterno, termino en una raza que vea lo terrenal como su nica realidad.

De igual manera, otra intencin de este escrito es reflexionar sobre como en la actualidad, no distamos mucho de esa realidad bblica, debido a que muchos cristianos profesan a gran voz que esperan alegremente el retorno de su redentor, mientras que su mirada cae cada vez ms hacia este mundo, hasta el punto de creer que la prosperidad terrenal es el verdadero propsito divino y no una prosperidad espiritual que humille al hombre para preparar su vida hasta el da del Seor.

I. Nuestra esperanza desde el comienzoAntes de comenzar a tratar la idea central, me es necesario mostrar someramente un panorama de la mentalidad presente en los judos, entorno a la promesa de que vendra uno, el Ungido de Dios, que los llevara a un reino pleno.

Esta esperanza se esboza por primera vez en Gnesis 3:15 y se va revelando progresivamente a lo largo de todo el Antiguo Testamento hasta Malaquas 4:6, pasando tambin por Juan el bautista. En Gen. 3:15 por ejemplo, se evidencia el anuncio de uno que vendra como descendiente de Eva, a aplastar la cabeza de satans (la serpiente), mostrando as, que Dios tena reservado un plan de redencin para toda la humanidad y no solamente para el pueblo de Israel.

Pero no solamente vemos esta promesa en Gnesis, tambin hay muchas otras promesas importantes, como por ejemplo en Gn. 22:18, donde podemos interpretar a la luz de Gal 3:16, que la promesa dada a Abraham era referente a que en Cristo serian benditas todas la naciones de la tierra. Estas mismas promesas son confirmadas en Isaac (Gn. 26:3 - 4) y en Jacob (Gn 28:14). Con esto podramos decir que Dios se quiso valer de un pueblo intermediario, por el cual el Mesas prometido iba a venir a este mundo. Para esto eligi a Israel. Por esta razn hay una estrecha relacin entre la eleccin de Israel y la salvacin de la humanidad [footnoteRef:1] [1: Fredi Winkler, La esperanza de Israel en su Mesas. (Sitios Web. www.llamadaweb.com)]

Ya en Gen. 49:10 podemos decir que en lo judos inicio la expectativa mesinica que se vera incisivamente aumentada cuando fueron expatriados por Babilonia de sus tierras. Ya en Deuteronomio Dios haba prometido un rey con caractersticas especiales Deut 17:14-19. Debido a esto y a la dureza del corazn humano, en la poca de los reyes se comenz a generar una necesidad de un rey, puesto que los jueces que los dirigieron, hacan lo que les placa sin tener en cuenta a Dios. Con Sal se escoge un rey conforme a lo que el pueblo quiere y por medio de esto, Dios va mostrando a su pueblo, que pasa cuando tienen un rey escogido conforme a sus deseos (y eso lo haba olvidado Israel cuando llego Jess).

Luego llega un rey como David, conforme al corazn de Dios pero que es imperfecto y no cumple plenamente las expectativas del rey que Dios prometi en Deut 17:14-19, pero del s vendra el verdadero rey (2 Sam 7:12-16).

Aunque estas promesas de plenitud israelita se veran cumplidas de manera parcial en el reinado de Salomn, no sera sino hasta la llegada del Jess, que se cumpliran planamente.[footnoteRef:2] [2: Pablo A. Prieto, Seminario El Reino de Dios. (Cali: IBR Decisin Jess, 2015)]

Ya con los profetas, se hizo alusin a aspectos ms detallados acerca del Mesas como descendiente de que rey seria (Isaas 9:7), de que mujer nacera (Isaas 7:14), en donde (Miqueas 5:2), como sera su traicin (Zacaras 11:12, 13.), detalles de si crucifixin (Salmo 22:7-8; 16-18.), que le daran de beber (Salmo 69:21) y como sera su entierro (Isaas 53:9), entre muchas otras.

Todo esto, si ahondar en las fiestas y ceremonias judas que prefiguraban al Mesas como el sacerdocio Levtico (Hebreos 7:23 27), la fiesta de la pascua (1 Corintios 5:7) y los sacrificios en el templo (Hebreos 10:10 14), entre otros.

Ahora la pregunta es la siguiente y para que todo este panorama? Y eso de que sirve en mi vida diaria? Lo cierto es que este panorama es muy necesario, primero, para contextualizarnos en la esperanza que tena el pueblo judo y tambin los receptores del evangelio de Juan, y as, poder obtener toda la riqueza teolgica que se encuentra en este evangelio escrito de manera tan sencilla.

Por otra parte, en nuestra vida diaria, tiene mucho peso el saber estas verdades, sobre todo ahora que est en auge toda esa percepcin sionista y mstica direccionada hacia Israel, un pueblo que rechazo a Jesucristo, su nico medio para Salvacin y que ahora tiene proscrito el Cristianismo. Adems de esto, podemos ver por medio de este evangelio que nuestra condicin no era muy distante a la de los fariseos de la poca de Jess, en el sentido de que creamos ser aceptos delante de Dios por nuestras obras y por nuestro pauprrimo esfuerzo por cumplir la ley de Dios, formndonos un Dios a nuestra imagen y conforme a nuestra necesidad.

II. Contexto histrico durante el cumplimientoEl imperio romano ahora era quien tena bajo su poder a los judos, y aunque les conceda ciertas libertades, el pueblo judos siempre estaba a la expectativa de la llegada del Mesas que de devolvera su independencia y soberana poltica.

El evangelio de Juan comienza mostrando que el Pueblo judo estaba expectante de la llegada del Mesas, a tal punto que crean que Juan el bautista era el Mesas. Sin embargo, al comenzar el ministerio de Jesucristo, su predicacin tuvo mucho xito, puesto que junto a su predicacin poderosa, iban los milagros (seales) portentosos que apoyaban su Mesianidad, hacindole a Jess ms y ms popular; de manera positiva hacia el pueblo comn, pero de manera negativa frente a los dirigentes religiosos de la poca.No obstante, debido a la subyugacin histrica a la que siempre se vieron sometidos y a malas interpretaciones de algunos pasajes (de lo que ahora es para nosotros el Antiguo Testamento), comenzaron a formarse una imagen tergiversada, que crea que el Mesas vendra como un rey guerrero que les devolvera la independencia poltica y la igualdad social. Sin embargo, despus de la alimentacin de los cinco mil (Jn. 6:1-13), Jess confronta las intenciones de estos seguidores al decirles que solo le buscaban porque les sacio su apetito corporal y no por que reconocan en Jess el proveedor del alimento que realmente necesitaban: el espiritual. Despus de esto, muchos de sus discpulos dejaron de seguirle (Jn 8:66).

Este era el pueblo Judo, un pueblo que aunque crea en Jesucristo por los milagros (seales) que haca, esa fe que profesaban no tena nada que ver con que estaban dispuestos a someterse a su seoro, sino ms bien a que el Mesas saciara sus expectativas personales, las cuales crean ellos, eran las ms trascendentales.

De esta perspectiva, tampoco se escapan ni los apstoles ni tampoco nosotros. Los apstoles, porque vemos que inclusive Pedro, despus de confesar que Jess era el Mesas, le quiere convenir a nuestro Seor que lleve su ministerio conforme a las expectativas de Pedro, a lo cual, el Seor Jess le reprende fuertemente (Mr 8:27-33). Tampoco nosotros nos escapamos, puesto que en un momento de nuestro cristianismo, llegamos a ser partcipes de la falsa doctrina de la prosperidad, donde pensbamos que Cristo iba a solucionar nuestros problemas terrenales, pasando por alto nuestro principal problema que es el pecado.

III. Muestras irrebatibles que fueron despreciadasEl evangelio de Juan muestra claramente cul es el propsito de su evangelio en Juan 20:30-31 Hizo adems Jess muchas otras seales en presencia de sus discpulos, las cuales no estn escritas en este libro. Pero stas se han escrito para que creis que Jess es el Cristo, el Hijo de Dios y para que, al creer, tengis vida en su nombre

En este propsito vemos claramente las palabras Seales, Creer que Jess es el Hijo de Dios y vida eterna. En el evangelio de Juan, las palabras seales son usadas para referirse a los milagros, ya que para juan, estos no son un fin en s mismo, sino que tienen el objetivo de sealar a Cristo como el Mesas.[footnoteRef:3] En aquella poca, tanto fariseos como escribas y judos en general, pedan una seal a Jesucristo que les confirmara de una sola vez que era el Mesas, sin embargo, cristo les haca saber que l deba ser reconocido por lo que era y por lo que habitualmente hacia y no por un sper milagro.[footnoteRef:4] [3: Len Morris, Jess es el Cristo. (Barcelona: CLIE, 2003). Pag, 16] [4: Len Morris, Jess es el Cristo. (Barcelona: CLIE, 2003). Pag, 17]

Esto pasa en la actualidad, porque algunos incrdulos dicen que si vieran un milagro portentoso creeran, sin embargo, la escritura nos muestra que cuando alguien est predispuesto a no creer (como los escribas y fariseos), por ms milagros que se les hagan, estos ya han decidido firmemente en su corazn el no confiar en la persona de Jesucristo. As que, muchos estadios llenos de personas esperando un milagro no es una muestra de que quieran creer en Jesucristo, ms bien, esto muestra un inters de saciar lo que para ellos es el problema ms crucial (la enfermedad fsica o dficit financiero), pensando inclusive, que si los reciben es porque lo merecen, ni siquiera considerando, que el pecado es su problema ms grande. De qu sirve la sanidad temporal del cuerpo, si ese mismo cuerpo ardera en el infierno eternamente?Los fariseos haban determinado en su corazn el no creer, debido a que su sistema de autoridad religiosa se vendra abajo, y no por que las seales no hubieran cumplido su objetivo con ellos, puesto que con el testimonio de Nicodemo, se puede evidenciar que los mismos fariseos saban que esas seales solo las poda haber hecho el Mesas (Jn 3:2).

El creer en Cristo de la manera correcta, es dado por el Padre (Jn 6:44) y tiene mucha relacin con el tener claro en su corazn que la relacin entre Jess y Dios Padre es tan ntima y hermosa, que cuando uno ve a Cristo tambin est viendo al Padre (Jn 14:8-10).[footnoteRef:5] [5: Len Morris, Jess es el Cristo. (Barcelona: CLIE, 2003). Pag, 184]

Por esta razn, aunque muchos parecieran seguir a Cristo en una congregacin, cuando se les predica el verdadero evangelio y la verdadera persona de Cristo, se decepcionan y vuelven al mundo, por esto, es la gran importancia de denunciar el falso evangelio que se predica desde la mayora de los pulpitos de las iglesias actuales.

Despus de ver estas situaciones, notamos que en realidad la causa por la que hoy se desprecia al Seor Jesucristo, no dista mucho de la razn por la cual lo rechazaron en Judea puesto que de una u otra forma, el egocentrismo y autosatisfaccin es algo inherente en la raza humana, y ciertamente, en el caso de los judos, pasaron por alto que ya haban vivido en un reino temporal que cumpla las promesas de Dios bajo el mandato de un hombre supremamente sabio y tambin vivieron en el gobierno de un rey conforme a sus requerimientos, pero ninguno de estos, estaba completamente bajo el sometimiento de la Ley de Dios (Deut 17:14-19). Jess si cumpla estos requerimientos, y a este, no se sometieron por que no cumpla sus predisposiciones,

CONCLUSIN Con la forma en que se presenta al Seor Jesucristo en este evangelio de Juan, logramos ver que no estamos demasiado lejos de la realidad juda de la poca, puesto que en l cristianismo que tenamos antes, creamos que tenamos un Dios dispuestos a hacernos felices y no un rey que desea que seamos santos y fieles, as padezcamos por nuestra fe. De alguna manera, este evangelio nos da fuerza para soportar el desprecio de los dems, puesto que al confirmar en nosotros la deidad y persona de Cristo, podemos apartarnos del cristianismo falso, as como los judos deban estar dispuestos a ser expulsados de las sinagogas por la fe que profesaban en Cristo. En la actualidad nosotros podemos ver que los milagros para los incrdulos no son la mejor forma de guiarlos a Cristo, puesto que nosotros ahora tenemos la mayor seal y esta es la seal de la resurreccin, por tanto, la predicacin seria y el evangelio, son el mejor medio para llevar a las personas a Cristo. Aunque los fariseos decan esperar atentamente el retorno del Mesas, distorsionaron la verdad a una creencia amaada a sus intereses persnales, puesto que dieron relevancia a los pasajes que hablaban del reinado de Cristo, pasando por alto, muchos pasajes de la escritura que mostraba que el Mesas deba padecer, que no solo vena a cumplir la labor de rey, sino tambin la de profeta y sacerdote. Entre muchas otras cosas. Cristo vino a cumplir la voluntad del Padre, no la nuestra. Por esto debemos siempre estar dispuestos a someternos a su seoro, puesto que este es fiel reflejo de Dios padre para nosotros.

BIBLIOGRAFA 1. Morris, Len. JESS ES EL CRISTO: Estudios sobre la Teologa de Juan. Barcelona: CLIE, 2003.2. Winkler, Fredi. La esperanza de Israel en su Mesas. (Sitios Web. www.llamadaweb.com)3. Prieto, Pablo A. Seminario El Reino de Dios. Cali: IBR Decisin Jess, 2015