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Critica del ensayo Repensar la educación de Inger Enkvist por Claudia Pérez
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Repensar la educación
Claudia Pérez Andrés
Sociedad Familia y educación 2011/2012
Inger Enkvist nos presenta un ensayo en el que trata la problemática de la
educación de hoy en día, haciendo un repaso de las necesidades y obligaciones de
alumnos, padres, profesores e instituciones educacionales. Estoy de acuerdo con la
autora en ciertas problemáticas existentes en la educación pero creo que malinterpreta
las causas, desfigura la realidad en algunas ocasiones para apoyar sus teorías e incurre
en contradicciones.
La importancia del entorno en los primeros años de vida es primordial y puede
tener repercusiones, tanto positivas como negativas, en nuestra integración a la
sociedad.
La autora propone que debemos crear individuos autómatas, que aprendemos
por imitación y sin razonamiento alguno, aprender de las buenas costumbres y solo
recurrir a los razonamientos como último recurso. Pone un ejemplo, a mi entender
malinterpretado, de un dicho de algunos pueblos africanos, no dice cuáles, que dice: “Se
necesita de toda una aldea para educar a un niño”. Según ella es porque todos le dirán y
reforzarán con sus actuaciones que “eso es lo que hay que hacer”. En mi opinión, nadie
es igual a otra persona, por lo que para mí, esta frase significa aprender de todos,
enriquecerse de las diferencias, de los bueno y de los malo, pero claro, para que esto
salga bien, no podemos crear individuos autómatas, tenemos que apelar a su
razonamiento, potenciando su desarrollo moral y no quedándonos en la heteronomía.
Con este planteamiento que propongo, quedaría resuelto el problema de las “malas
influencias” del que habla la autora y que se agravaría si educamos a los niños a través
de la imitación, en vez de desarrollar su autonomía moral.
Cierto es, que si nuestra experiencia infantil es positiva, el niño aprenderá más
fácilmente a confiar en los otros. Una entorno estable, con buenas costumbres es
positivo en nuestros primeros años de vida. Pero considero que hay que saber
reaccionar ante nuevas situaciones que rompan esa monotonía, por lo que los hijos
aprenderán también de ello si sabemos afrontarlo. Según la autora, la incorporación de
la mujer al mundo laboral fuera de casa quizá haya redundado en más estrés para los
hijos, yo considero que no es el hecho específico de la entrada de la mujer al mundo
laboral si no las jornadas laborales imposibles, tanto para padres como madres, que
imposibilitan el pasar tiempo con los hijos y favorecen el abandono de su educación. Por
este motivo es fundamental potenciar el desarrollo de su autonomía y razonamiento.
La autora habla de el desarrollo del lenguaje y del pensamiento como los
aspectos más importantes de la educación. Es importante incorporar la costumbre de
verificar un trabajo hecho y poder justificar por qué se ha procedido así y no de otro
modo. La idea misma de la escuela se basa en ese “empujar” al alumno más allá de
donde iría por él solo, por su propia capacidad y voluntad. La madurez es la
consecuencia de una buena pedagogía . Aquí cae en una contradicción porque para el
desarrollo del pensamiento, para llegar a esa madurez, es necesario que el niño aprenda
a razonar, cosa que no hará por imitación y buenas costumbres, como afirma la autora.
En mi opinión, abusa del término “buenas costumbres”, esta claro que algunas cosas las
aprendemos por costumbre pero no podemos basar el desarrollo de las personas en las
buenas costumbres porque entonces el individuo no sabrá enfrentarse ante nuevos
problemas o situaciones., sin embargo, si aprende a través de razonamientos, el
individuo pondrá en funcionamiento su capacidad resolutiva.
En el capítulo 4, la autora hace un repaso de las nuevas pedagogías criticando la
falta de objetividad en estas pedagogías, y en mi opinión, aunque tengan algunos fallos
ciertas pedagogías, pierde toda la credibilidad ya que ella es la que cae en una crítica
demasiado subjetiva y cínica. Asocia la sociología de la educación con la tolerancia al
mal comportamiento, afirma que a los igualitaristas les molesta la importancia de la
inteligencia y por eso hacen hincapié en la creatividad, dice que en el constructivismo el
papel del profesor es un estorbo y el pedagogismo es educar a los jóvenes de países
desarrollados para que se comporten como los jóvenes de países con problemas de
desarrollo, además añade que los pedagogistas buscan algo que se podría llamar una
sociedad fraternal, sin violencia, sin exigencias, con sol y juegos a perpetuidad. No creo
que la ironía (con sol), sea un argumento serio para apoyar una crítica.
Al final del libro, después de hablar de los problemas que ha agravado el
pedagogismo según ella, la autora nos propone algunas sugerencias que pueden hacer
los padres, los profesores y los políticos para recuperar la educación. Sugerencias con las
que estoy de acuerdo en su mayoría aunque creo que no aportan nada que no sepamos
ya.
En mi opinión es un ensayo muy subjetivo, que aporta más bien poco y carente
de seriedad y espíritu de mejora de la educación. Me hubiera gustado que resaltara
algunas cosas positivas que se han realizado en la educación y que sus críticas hubieran
sido serias y más objetivas, dentro de la subjetividad imposible de evitar. La ironía,
exageración y cinismo como argumentos en un tema tan importante como la educación,
me sobran.