66
FACULTAD DE ARQUITECTURA UNAM Editor: Juan B. Artigas Consejo editorial: Xavier Cortés Rocha Luis Arnal Simón Carlos Chanfón Olmos Ricardo Arancón García Elisa García Barragán Guillermo Tovar de Teresa Javier Villalobos J a ramillo Iliana Godoy Patiño Juan Antonio Siller C. Ramón Vargas Salguero Enrique Cervantes Rafael López Guzmán Universidad de Granada, España. Ramón Gutiérrez Consejo de Investigaciones Científicas, Argentina. José de Mesa Universidad Mayor de San Andrés. La Paz, Bolivia. Teresa Gisbert Universidad Mayor de San Andrés La Paz, Bolivia. Rodolfo Vallín Bogotá, Colombia. Angela Gira! Avery Architectural and Fine Arts Library. Columbia University, New York. Luis Luján Muñoz Ministerio de Cultura y Deportes. Guatemala, C. A. Alfonso Ortiz Crespo Instituto Nacional de Patrimonio Cultural del Ecuador. Quito, Ecuador. Luis Prado Ríos Plan de Rehabilitación de las Áreas Históricas de Potosí, Bolivia. Lázaro Gila Medina Universidad de Granada, España. Cristina Esteras Martín Universidad Complutense de Madrid, España. Se incluye en la base de datos Clase del Centro de Información Científica y Hu- manística, Departamento de Bibliogra- fía Lationamericana, UNAM y en Avery Index of Architectural Periodicals de Columbia University, New York, N. Y. USA. © D.R. Facultad de Arquitectura, UNAM y cada uno de los respectivos autores. Redacción y diseño gráfico: Juan B. Artigas y Jaime Salcido y Romo 16 índice cuadernos de arquitectura virreina! Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 Arquitectura a cielo abierto, México. Juan B. Artigas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 Cursos de seminario. Lección X. Juan de la Encina. . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 Tres proyectos de restauración, Introducción. Carlos D. Cejudo Crespo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27 El puente-acueducto de Tembleque. Carlos Cantú Bolland . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29 El Hotel Moctezuma en Cuemavaca. Ana María Ruiz Vilá Diana Ramiro Esteban . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40 La Hacienda de San Pedro Tochatlaco. Aspectos históricqs, arquitectónicos y artísticos. Antonio Monterrubio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 La restauración del templo de Santa Rosa de Viterbo en Querétaro David Charles Wright Carr . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64 Carta del Colegio de Arquitectos de Ecuador. IX Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito: ver cuarta de forros

Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

  • Upload
    lybao

  • View
    329

  • Download
    6

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

FACULTAD DE ARQUITECTURA

UNAM

Editor: Juan B. Artigas

Consejo editorial:

Xavier Cortés Rocha Luis Arnal Simón Carlos Chanfón Olmos Ricardo Arancón García Elisa García Barragán Guillermo Tovar de Teresa Javier Villalobos J a ramillo Iliana Godoy Patiño Juan Antonio Siller C. Ramón Vargas Salguero Enrique Cervantes Rafael López Guzmán Universidad de Granada, España. Ramón Gutiérrez Consejo de Investigaciones Científicas, Argentina. José de Mesa Universidad Mayor de San Andrés. La Paz, Bolivia. Teresa Gisbert Universidad Mayor de San Andrés La Paz, Bolivia. Rodolfo Vallín Bogotá, Colombia. Angela Gira! Avery Architectural and Fine Arts Library. Columbia University, New York. Luis Luján Muñoz Ministerio de Cultura y Deportes. Guatemala, C. A. Alfonso Ortiz Crespo Instituto Nacional de Patrimonio Cultural del Ecuador. Quito, Ecuador. Luis Prado Ríos Plan de Rehabilitación de las Áreas Históricas de Potosí, Bolivia. Lázaro Gila Medina Universidad de Granada, España. Cristina Esteras Martín Universidad Complutense de Madrid, España.

Se incluye en la base de datos Clase del Centro de Información Científica y Hu­manística, Departamento de Bibliogra­fía Lationamericana, UNAM y en Avery Index of Architectural Periodicals de Columbia University, New York, N. Y. USA.

© D.R. Facultad de Arquitectura, UNAM y cada uno de los respectivos autores.

Redacción y diseño gráfico:

Juan B. Artigas y Jaime Salcido y Romo

16 índice

cuadernos de arquitectura

virreina!

Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1

Arquitectura a cielo abierto, México. Juan B. Artigas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

Cursos de seminario. Lección X. Juan de la Encina. . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23

Tres proyectos de restauración, Introducción. Carlos D. Cejudo Crespo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27

El puente-acueducto de Tembleque. Carlos Cantú Bolland . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

El Hotel Moctezuma en Cuemavaca. Ana María Ruiz Vilá Diana Ramiro Esteban . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40

La Hacienda de San Pedro Tochatlaco. Aspectos históricqs, arquitectónicos y artísticos. Antonio Lo~enzo Monterrubio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53

La restauración del templo de Santa Rosa de Viterbo en Querétaro David Charles Wright Carr . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64

Carta del Colegio de Arquitectos de Ecuador. IX Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito: ver cuarta de forros

Page 2: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

editorial

Hace ahora diez años, el 20 de agosto de 1985, presentamos el primer número de estos Cuadernos de Arquitectura Virreinal,· llevamos con éste dieciséis ejemplares numerados sucesivamente, dos de ellos dobles, y con otro más que editaremos este año, alcanzamos un promedio muy cercano a dos por año. Nos interesa mantener el nivel de excelencia en la investigación, más que el número de títulos. Para mejorar la calidad de la edición, en este número obtuvimos el apoyo de la Coordinación de Humanidades de la UNAM, y podemos realizarlo en papel de mayor lucimiento, nuestro reconocimiento al doctor Humberto Muñoz García, al licenciado Mario Mendoza y al maestro Vicente Quirarte, artífices de este logro. Ante las dificultades económicas por las que atraviesa nuestra Universidad, y el país, nos hemos visto precisados a reducir el número de páginas a 64 y el tiraje a 1000 ejemplares.

En estos diez años han colaborado ochenta y cuatro investigadores nacionales de diversas procedencias, y doce de otros países del continente y de };_,spaña. Esté claro que para nosotros, México es un país, no una ciudad, por ello concedemos particular importancia a quienes laboran en provincia, y a los temas que la abarcan. Insistimos también en que Iberoamérica es una entidad cultural a la que pertenecemos.

A partir del número anterior complementamos el Consejo Editorial con autoridades en investigación de otros países, a quienes agradecemos su ayuda y sabios consejos; doble agrade­cimiento por tratarse de una actividad exclusivamente académica, con la cual nos sentimos distinguidos, lo mismo que nuestro centro docente.

Hace diez años, eran muy pocos los arquitectos que escribían, hoy somos más y les estamos proporcionando espacios. No sé si estoy de acuerdo con el profesor Jorge Alberto Manrique cuando expresa que la arquitectura es una profesión de ágrafos, o sea, de los que no escriben. Diecinueve siglos antes de que se inventaran los Historiadores del Arte y la disciplina a la cual pertenecen Juera iniciada por.Juan Joaquín Winckelmann, los arquitectos ya habíamos asentado el conocimiento en tratados de arquitectura, empezando por el de Marco Vitrubio Polión, en el siglo I antes· de Cristo. Lo que bien es cierto, es que no estaría mal seguir demostrándolo. Si esto se cumple, auguramos larga vida a la publicación.

Ya en un ámbito personal de investigación, en estos últimos diez años he conseguido redondear el tema de la arquitectura a cielo abierto, llevándolo desde las capillas abier­tas aisladas de México a los atrios y conventos del siglo XVI y hasta el urbanismo. También he investigado las capillas posas y demás elementos de la arquitectura del primer siglo de evangelización, tales como arcadas reales y cruces de piedra, en su desarrollo durante el barroco, tema desconocido por la historiografía especializada.

1

Page 3: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

2

Quiero resaltar el particular interés de la relación que puede y debe establecerse entre nuestra arquitectura y las de Centroámérica y América del Sur, siguiendo el concepto de la arquitectura a cielo abierto, según pude constatar en mis recientes visitas a edificios de Bolivia, Colombia y Ecuador; tema que deberá ser aprehendido con mayor profundidad en trabajos subsecuentes. Debido a ello, en este número reproducimos la ponencia que presenté en 1991 en la Universidad de Granada, dado que es un resumen introductorio al tema; conside­ro que puede convertirse en consulta obligada, sino es que servir de guía de estudio para los interesados en la arquitectura virreina[ mexicand,~ y que será útil también para los investiga­dores de la arquitectura iberoamericana. No se conocía en México.

Asimismo, presentamos tres proyectos de restauración debidos a arquitectos, estudian­tes de la Maestría en Restauración que es impartida en la División de Estudios de Posgrado e Investigación de la Facultad de Arquitectura. Son ejemplo de las actividades docentes que aquí se realizan cotidianamente.

Los escritos mencionados se complementan con un boletín de prensa de singular interés, intitulado La restauración del templo de Santa Rosa de Vitervo en Querétaro, escri­to por David Charles Wright Carr, en el cual defiende las labores de recuperación de pintura mural en los exteriores de la iglesia de referencia. Nos unimos a su felicitación al arquitecto Miguel Ángel Silva Haro -hijo del notable retablista de Coyoacán, "de raza le viene al galgo"- egresado de la Maestría en Restauración de Chuiubusco, adscrita aliNAH, SEP, y a su equipo de trabajo, por la reintegración del color. De esta manera continuamos en la defensa de la piel de la arquitectura que tuvo en otros tiempos, en contra del "raspado" de superfi­cies tan en boga en los últimos años, particularmente en la Capital, donde con demasiada frecuencia, en lugar de recuperar los acabados y la pintura a la cal originales, se siguen demoliendo las terminaciones de superficie y se dejan a la vista verdaderas radiografías de los sistemas constructivos, y hasta de la sobreposición de los sistemas constructivos. Véase si no el libro El Patrimonio Restaurado, publicado por el Departamento del Distrito Federal, que es un verdadero muestrario de cómo no debe de hacerse la restauración de exteriores. La ciudad de México nunca fue una ciudad de chiluca y tezontle a la vista, esto es, aparentes.

Por último, en la cuarta de forros reproducimos el texto que nos fuera enviado por el Colegio de Arquitectos del Ecuador, por medio del cual los Cuadernos de Arquitectu­ra Virreina! obtuvieron una Mención Especial durante la IX Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito, celebrada del14 al 19 de noviembre de 1994. Fue un buen antici­po a los diez años que cumplimos de existencia; es un gran estímulo este reconocimiento dentro del ámbito de Iberoamérica. O

Juan B. Artigas México, D. F. Mayo de 1995

Page 4: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

arquitectura a cielo abierto, méxico*

juan b. artigas división de estudios superiores e investigación facultad de arquitectura, unam

E stamos aquí, merced a la generosa invitación de la Universidad de Granada, en esta Granada del agua, escénica y monumental, llena de luz brillante y de ju­ventud, espléndido marco y bello para el asentamien­to del espíritu; ciudad de tierra adentro donde tan bien resuenan los acordes mediterráneos: la cadencia clásica de Grecia, los gorjeos del cante islámico y las coplas alegres, siempre añorantes de los antiguos can­tares judíos. Granada sigue siendo yunque en que se amartillan estas maneras y otras de sentir, fundidas entre ellas y, muchas veces, contrastadas por sus dife­rencias. Es de sobra sabido que sin yunque quedarían ociosos la fragua, el martillo y el golpe.

También aquí son escuchadas hoy nuestras voces de allende el octano, desde mayores distancias y más amplias lejanías para reincorporar los sentimientos vitales de América. Aquí estamos para que sus ecos sean recogidos por las laderas de la Sierra Nevada y lanzados en las cuatro direcciones.

El tema genérico que nos reúne es el del arte mu­déjar, que nos remite, desde su mismo nombre a los orígenes de la creación artística. Las grandes épocas en la Historia del Arte son producto de sociedades nuevas en las que suelen encontrarse pueblos diferen­tes amalgamados en culturas, también sin paralelo. Si la nueva combinación es fecunda surgen necesidades vitales distintas de las conocidas hasta entonces, mis­mas que habrán de reflejarse en expre~iones únicas, entre ellas se cuentan soluciones plásticas originales. Tal es la génesis de lo mudéjar.

Semejante es el origen de la nueva sociedad que ocupó el territorio que hoy es México, a partir del siglo XVI, cuando se encontraron dos mundos que die­ron cuerpo a una nueva cultura, misma que compren­dió una arquitectura nueva, diferente de las que le dieron el ser, única por sus logros.

Así pues, el tema que vamos a resumir ahora es el de la nueva arquitectura religiosa originada en el si­glo XVI novohispano, al fin y al cabo, un punto lumi­noso más entre las aportaciones ~mericanas a la cultu­ra occidental europea del cristianismo. Su título es "Arquitectura a cielo abierto, México", enseguida se verá por qué. Así pues, el tema que vamos J tesumir ahora.e-s el de la nueva arquitectura religiosfl ori~nada 1 en eYsiglo XVI novohispano, al fin y al cabo, un p\mt9 lu¡;tÚnoso más entre las aportaciones 51r"nericanas 'avfa d~ltura occid~~l europea del cristianismo.

Esta ponencia consta de dos partes: el resumen de mis trabajos acerca de capillas abiertas aisladas y de las iglesias a cielo abierto de México, llevando el tema al urbanismo aunque de manera introductoria. Ense­guida, y esta es mi otra aportación de investigación no publicada hasta hora, el desarrollo de los elemen­tos arquitectónicos creados en el siglo XVI, tales como atrios, capillas posas, caminos procesionales, arcadas reales y cruces de piedra . Desarrollo que habría de tomar auge durante los siglos XVII y XVIII convirtien­do en barrocos aquellos elementos clasicistas en su origen. Sobre estos temas habrá que retornar más ade­lante con mayor precisión y amplitud.

Nota*: Ponencia presentada en el Seminario Internacional intitulado "Mudéjar Iberoamericano, una expresión cultu­ral de dos mundos", llevado a cabo en diciembre de 1991 en la Universidad de Granada (véase Cuademos de Arquitec­tura Vi1·reinal, Nº 13) y publicado en 1993 pOI· la menciona­da institución. Publicado ahora en México enriquecido con notas, ilustraciones y bibliografía.

3

Page 5: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

Capillas abiertas aisladas

C Utili~~ el término de "capillas abiertas aisladas" al ini­c~o de las investigaciones para designar aquellas capi­llas abiertas que no se ligaban a otros edificios religio­sos, particularmente a "iglesias cerradas". 1

Aparecían estas capillas abiertas como edificios independientes, completos en sí mismos, en el centro de los pueblos o de los barrios porque no requerían de otras construcciones religiosas en una proximidad inmediata. La historiografía tradicional no había con­templado esta situación de aislamiento.

No la habían contemplado porque los iniciadores, entre los cuales destacan Manuel Toussaint, Diego Ángulo Íñiguez y George Kubler, describieron los gran­des edificios del siglo XVI tal y como los encontraron cuando se apersonaron ante ellos en el segundo cuar­to del siglo XX. Bastante hicieron con localizarlos, des­cribirlos, analizarlos y darlos a conocer como el todo que eran, conforme los iban descubriendo. Sin em­bargo, fue necesario introducir el factor tiempo, las etapas de construcción de las partes de los grandes conjuntos arquitectónicos, o sea, introducir una histo­ria arqueológica de la arquitectura; asimismo, ampliar el campo de investigación hacia edificios menores en magnitud que habían sido ignorados en la mayor par­te de los casos, para lograr avances significativos en el conocimiento de la arquitectura del siglo XVI novohis­pano.2

Es el momento de insistir en que las capillas abier­tas aisladas de México no solamente son un género de edificios digno de ser tomado en cuenta, sino que son las Iglesias - con mayúsculas- que dio la tierra. Pero está claro que no son las iglesias a que nos tiene acos­tumbrados la historiografía europea, ni siquiera la historiografía hispanoamericana que ve desde la ópti­ca europea.

Por ejemplo, según registra Motolinía para Tlaxca­la, en 1540 había "más de cincuenta iglesias pequeñas

l. Capillas abiertas aisladas. Es notable la continuidad espa­cial lograda entre el presbiterio techado y la nave descubier­ta, aunque también construida exprofeso. Este croquis co­rresponde a San Pedro y San Pablo Teposcolula. Juan B. Artigas, 1991. 2. Calkiní, Yucatán. Reconstitución, por el autor, de la capi­lla abierta aislada de Calkiní, basada en la crónica de fray Antonio de Ciudad Real, de fines del XVI. Cuenta el lugar con un diminuto convento de dos pisos, detrás del muro cabecero del templo. El atrio y las cuatro posas desaparecie· ron cuando fue techada la nave descubierta.

4

y medianas, todas bien aderezadas".3 Sin embargo, los grandes conventos del territorio tlaxcalteca, excluyen­do el de la cabecera, comenzaron a funcionar en 1555.4

De donde podemos concluir que "las más de cincuen­ta iglesias pequeñas y medianas, todas bien adereza­das" de la región eran capillas abiertas aisladas. Una de ellas la muy conocida de San Esteban Tizatlán,5

otra la de Huamantla,6 etcétera. Para ilustrar estas iglesias escogimos las de San Juan

Atzolcintla/ en Metztitlán, Hgo.; San Juan Texcalpan8

en Atlatlauhcan, Mor. y la de San Pedro y San Pablo Teposcolula,9 Oax.

Entre las capillas abiertas aisladas destaca la de Calkiní, en el Estado de Campeche, por haber sido construida en alto, en un primer piso que se sostenía por tres bóvedas, cada una de las cuales cobijaba una capilla menor. La descripción de fray Antonio de Ciu­dad Real expresa que:

Sobre las tres capillas y bóvedas está el altar mayor, algo alto, arrimado al mismo testero, y a un lado el coro de los frailes~ y queda mucho espacio y anchura para los ministros . . . tiene este andén o andamio alto un antepecho de verjas que toma todo el ancho de la capilla, claras y anchas para que no impidan a los indios ver misa desde abajo. 10

Este edificio que tenía un diminuto convento jun­to al muro testero y una amplia sacristía, fue modifi­cado al construirle paredes y bóveda en la nave única de la iglesia. Desaparecieron así el atrio y las cuatro capillas posas que citara el cronista franciscano entre 1584 y 1589.

Las capillas abiertas aisladas y en alto, se construye­ron también en otros lugares del país. Recordemos aho­ralas de Yecapixtla, Mor., tapiada todavía, y las de Hua­quechula y Tochimilco en el Estado de Puebla, en las faldas del Ixtlacíhuatl. La de Yecapixtla, al quedar ali­neada la fachada de la iglesia cerrada con la de la capi­lla obligó a atrasar la torre detrás de la capilla abierta,

Page 6: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

a un costado de la iglesia. En los dos ejemplos poblanos es notable la diferencia de estilo, incluso de materiales de construcción entre la iglesia cerrada y abierta, todo lo cual coincide con la no contemporaneidad de sus par-

~ tes. Estos datos confirman que existieron primero las capillas o iglesias abiertas, y más tarde las cerradas.

1 El término "iglesia cerrada" aparece en el dictamen que rinde el alarife sobre la construcción de la basílica de cinco naves que propuso Vasco de Quiroga en Michoacán y que se había empezado a construir. 2 "Hoy por hoy - decía yo en 1982, refiriéndome a la arqui­tectura del siglo XVI- , son insospechadas las consecuencias que pueden deducirse para el conocimiento de la historia de México, con la introducción de las variantes debidas al paso del tiempo en los conjuntos arquitectónicos". Con este sistema de investigación quedaba el camino trazado, para labores subsecuentes. Capillas Abiertas Aisladas, p. 245. 3 Motolinía, op cit., p. 186. 4 Vázquez Vázquez, Elena, op. cit. 5 Artigas, Capillas Abiertas Aisladas de México, p. 116. " Artigas, Capillas Abiertas Aisladas de Tlaxcala. 7 Artigas, Capillas Abiertas Aisladas de México, p. 38. 8 Artigas, ídem, p. 70. 9 Artigas, "Iglesias a Cielo Abierto, parte II: San Pedro y San

Estas capillas elevadas coinciden por el concepto de su disposición, por ejemplo, con el altar también en alto de Santo Tomás de Ávila, situado extramu­ros, de fines del siglo XV. Tal vez aquí haya el cabo de un hilo para encontrar antecedentes de las capillas en alto de México. 11

Pablo Teposcolula y San Juan Teposcolula", en Cuadernos de Arquitectura Virreina{, Nº 10, p. 24. 1° Ciudad Real, Fray Antonio de, Tratado Curioso y Docto de . . . p. CXXXVII . 11 Historiográficamente y con respecto de las capillas eleva­das conviene aclarar un caso excepcional, el de la muy cita­da de Acolman, Méx., porque no se corresponde con la ele­gancia de la arquitectura del edificio. La irregularidad de los acabados de los pasillos de acceso a la capilla, a tanto que no cabe cómodamente una persona ante el peligro de golpearse la cabeza con los pedruscos salientes, indica que fueron perforados los túneles luego de construido el edifi­cio grande. De lo que se infiere que esta diminuta capilla, aunque muy bien ubicada para ser vista desde abajo, no se construyó al tiempo que la fachada plateresca de la iglesia.

Un buen arquitecto, como el que proyectó y construyó iglesia y convento, nunca hubiera hecho esa chapucería. Ade­más, el arco que perfila el hueco exterior de la capilla en la fachada, es irregular; está mal trazado.

5

Page 7: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

Sobreposición de épocas de construcción

La mayor parte de los conventos del dieciséis no fue­ron concebidos bajo un único impulso creador, sino ~ue se elaboraron en diferentes etapas, incluyendo sobreposiciones, mediante las cuales se lograron los conjuntos que todavía podemos disfrutar y que cada día nos asombran.

Aquí conviene mencionar tres estudios recientes, ejemplares para entender las sobreposiciones. Uno de ellos, e l convento de los Santos Reyes de Metztitlán, se sobrepuso a un atrio que contaba con capilla abierta y posas. El nuevo conjunto cuyo centro es una iglesia cerrada de elegante arquitectura, con su convento, anuló la primera capilla abierta aislada porque se cons­truyó otra, acorde con el edificio nuevo, contigua a la primera que quedó tapiada y como sacristía de la se­gunda.12

En Epazoyucan entraron a evangelizar los francis­canos quienes fueron sustituidos por los agustinos . Los primeros levantaron una capilla abierta en lo alto del patio, en el cual, a nivel más bajo se situó la nave descubierta. Los agustinos aprovecharon la capilla abierta, la terminaron como capilla abierta, y parece que la cuarta capilla posa, simultáneamente, al tiem­po que edificaban las tres capillas posas en el nivel inferior. Más tarde construyeron la iglesia y el conven­to en el nivel alto, detrás del conjunto a cielo abierto. 1 ~

Otro caso es la capilla abierta de Cuilapan, en Oaxa­ca, que fuera proyectada como parte de la cabecera del majestuoso templo dominicano que no llegó a ter­minarse en el XVI, más allá de los arranques de las bóvedas de la nave del templo. A dicha capilla abierta, aunque no aislada en este caso, le anexaron en la mis­ma centuria las tres naves que hoy vemos, mismas que constituyen su planta basilical; para ello destruyeron la portada con alfiz de la capilla abierta original, cu­yos restos nos permitieron reconstruir el proceso. 14

3. Huejutla, Hidalgo. Los atrios del siglo XVI podían desa­rrollarse en diferentes niveles, según las condiciones del te­rreno. Este plano de Huejutla, de 1557, presenta la capilla abierta en alto, en el cuerpo de la iglesia; las posas primera y cuarta a un nivel inferior, y las posas segunda y tercera más abajo, en lo que actualmente es la plaza de la localidad. El templo y su pequeño atrio todavía existen. 4. Iglesias a cielo abierto. La costumbre mesoamericana de vivir al aire libre origina estos conjuntos arquitectónicos donde las superficies descubiertas superan con mucho a las áreas techadas. En este plano de San Juan Teposcolula apa­recen en negro las construcciones originales: capilla abier­ta en la parte superior y atrio con capillas posas en la más baja. Juan B. Artigas, Víctor Pérez Cruz, Rafael Torres, 1989.

6

J

ll ll El investigador norteamericano John McAndrew

en su acucioso libro Open-Air Churches of Sixteenth-Cen· tury México no encuentra razón para la diferencia de estilo entre las construcciones del atrio -capillas abier­tas y posas- y la iglesia conventual, 15 atrasada con res­pecto del espacio abierto principal, en el conjunto ar­quitectónico de Tula, Hgo . La razón está en las dife­rentes épocas de construcción.

Desde luego que las capillas abiertas son, en la gran mayoría de los casos, anteriores a las iglesias cerradas de los mismos lugares, ya que el auge constructivo de estas últimas está registrado a partir de la segunda mitad del siglo; esto representa treinta años después de la toma ele la Gran Tenochtitlán; toda una genera­ción. No recuerdo un solo edificio de aquella época, entre los que he podido ver, que haya sido edificado ele una sola vez. Y es que el siglo XVI y parte del XVII

que abarcó el estilo, fueron muy largos. Pasaron mu­chas cosas en aquellos tiempos.

Iglesias a cielo abierto

Hasta ahora hemos considerado las capi llas abiertas como edificio único sobre el terreno, sin embargo, en ocasiones, se complementan con otros elementos ar­quitectónicos de pura exterioridad como son los atrios con sus diversos componentes arquitectónicos.

Estamos acostumbrados a concebir los atrios del siglo XVI como una superficie plana, única, y como cuadrilátero, siendo que las variaciones de forma y disposición son constantes, y lo mismo pueden serlo sus desniveles . La libertad en el manejo de cambios ele nivel queda manifiesta en un dibujo de la época,

Page 8: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

'

.;"""'

. :::---n-=o-.:.=x:r.=-. ::x:r _-:: 0'::---: cJ:: L-- -- --~- _l

.. ---~:. :~:·.:.:o.:.::::n:::.:.:::o:::::..o=~:: ~-.J .................... 1

del convento agustino de Huejutla en la Huasteca Hidalguense; se aprecia en él que el recorrido proce­sional para alcanzar las cuatro capillas posas del atrio, desde la capilla abierta incluida en el cuerpo de la iglesia, se hacía bajando y subiendo diferentes plata­formas.1¡;

En las explanadas de los atrios se efectuaban tanto procesiones como actos de catequesis, el aprendizaje a "vivir en policía" y la enseñanza del idioma castella­no, además de la celebración de la misa en la capilla abierta. Ahora bien, la trasctilturación del indio mesoamericano hacia el cristianismo conlleva la tras­culturación del cristianismo hacia el indio. De no ha­ber sido así no hubiese habido diálogo ni posibilidad de encuentro. No era nuevo este fenómeno de tras­culturación para la iglesia, de hecho es una de sus for­mas de trabajo desde su surgimiento a la luz pública.

El cristianismo asimiló actividades prehistóricas y de cada una de las culturas con que cobró contacto durante su permanencia de ya casi 2000 años. Al arri­bar a América contaba con una experiencia de quince siglos. A este fenómeno que se dio en lo humano, he­mos llegado nosotros a través del análisis arquitectó­nico.

Hay otros edificios más complejos en que la capilla abierta, con su nave descubierta, ocupa la parte alta

del terreno y, delante de ella en nivel más bajo se des­planta el atrio. Sería el caso que ustedes ya conocen de San Lorenzo Iztacoyotla, Hgo. 17, también el de San Juan Teposcolula que se acaba de publicar en el nú­mero 10 de los Cuadernos de Arquitectura Virreina!, de­dicado a la arquitectura de Oaxaca. 18

12 Artigas , "Metztitlán, Hidalgo. Los edificios de la Villa: Comunidad, el cabildo indígena y los Santos Reyes", en Cua­dernos de Arquitectura Virreina!, Nº 7. 1:1 Abundis Canales, Jaime, "El Convento Agustino de San

Andrés Epazoyucan", en Cuadernos de Arquitectura Virreina!, Nº 8. Véanse también las referencias a McAndrew en dicho trabajo. 14 Artigas, Correspondencia. "Carta al arquitecto Carlos Flo­res Marini", en Cuadernos de Arquitectura Virreina!, Nº 4, pp. 78 y 79. 15 McAndrew,John, Open Air Churches . .. 16 Acuúa, René , publicado en sus Relaciones Geográficas ... , UNAM. 17 A:-tigas, "Iglesias a Cielo Abierto: Capillas con atrio y cuatro capillas posas", en Cu.ademo.s de Arquitectura Virreina!, Nº 6. IH Artigas, "Iglesias a Cielo Abierto, parte JI . . . "

7

Page 9: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

j i - .- --

--- ¡

o

8

1 1

Tema de matices distintos es el de las iglesias de la Península de Yucatán, con su tipología tan particular, ya que cuentan con una cabecera de construcción só­lida, esto es, de calicanto, que abarca tres habitacio­nes puestas en línea, a saber: una sacristía, el ábside y un baptisterio. Techaban su nave única con troncos de madera y guano -"que son una especie de ciertas palmas"- 19 pero sin paredes que confinaran su nave por los costados. La proyección de la cubierta o rama­da, en el piso, que es la de un rectángulo, más medio círculo, se cubría con un pavimento de cal y piedra siguiendo el sistema constructivo prehispánico. 20 El vocablo de capillas abiertas para estos inmuebles, si bien no es incorrecto, pudiera quedarse corto ya que se trata de edificios de cierta magnitud. Especialmen­te cuando estos edificios yucatecos se ubican, igual que los del centro de México, dentro de un atrio con capillas posas que amplía considerablemente la activi­dad específica de una capilla abierta. 21

Para estos casos el término de capillas abiertas no es suficiente, por ello preferimos el de IGLESIAS A CIE­

LO ABIERTO. Los arquitectos de aquel tiempo, como verdaderos creadores que eran, formalizaron en las diferentes regiones los diversos elementos que com­ponen las iglesias a cielo abierto; los conformaron con perfecta conciencia de su originalidad porque de otra manera sería incomprensible el variadísimo reperto­rio de elementos y formas, haciendo de cada una de las partes del conjunto un proyecto válido por sí mis­mo. Con ello lograron la aceptación de los usuarios y la permanencia, por identificación de los feligreses, de estas formas expresivas.

Pero qué diríamos, por ejemplo, del conjunto de Huexotla, cerca de Texcoco, donde en vez de haber un atrio frente a la iglesia hay dos, uno a continuación del otro, a diferentes niveles, más bajo el más alejado del templo. ¿obedece a una necesidad de la liturgia cristiana o se debe al aprovechamiento de platafor­mas prehispánicas? Porque Huexotla era una locali­dad habitada a la llegada de los españoles y son evi­dentes las construcciones prehispánicas en la zona. No se ha encontrado explicación para este ejemplo,

5. Dzibilchaltún, Yucatán. Las capillas abiertas aisladas o iglesias a cielo abierto de Yucatán ofrecen una tipología di­ferente a las del centro de México. Dzibilchaltún fue dado a conocer por WilliamJ. Folan en 1970. 6. Huexotla, Tepeapulco y Ocuituco. Ubicadas en los esta­dos de México, Hidalgo y Morelos, respectivamente, ofre­cen sus espaciosos atrios, de cuya magnitud no se ha encon­trado explicación. Tomado dejohn McAndrew.

Page 10: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

pero la magnitud de las superficies a cielo abierto supera también, ampliamente, la función de la capilla abierta, de la cual quedan restos del lado norte de la iglesia cerrada. Seguimos encontrando, entonces, la arquitectura que da la propia tierra y no acertamos a bien comprenderla porque hemos perdido la memo­ria de aquella cultura del siglo xvr. Como una variante de este rubro de relación directa con el arte precorte­siano estarían las iglesias elevadas sobre plataformas piramidales mesoamericanas, que no es la tónica ge­neral pero sí frecuente, sobre todo al comienzo del poblamiento y en lugares habitados.22

Otro caso que no acertamos a descifrar, y que nos da idea de lo extenso del campo de investigación, es el de las Pilas de Tepeyanco, localidad entre las ciuda­des de Puebla y Tlaxcala. Se trata de cuatro nichos, de los cuales sólo quedan tres completos. Cada uno de ellos es una especie de amplísimo pilar exento, de ar­quitectura muy sencilla del Dieciséis, aunque de muy buena calidad. Bien pudieron haber sido procesiona­les o conmemorativas de algún suceso. Se ubican en el camino real que lleva de Puebla a Tlaxcala, a la en­trada de Tepeyanco, junto a un puente; paso obliga­do. Entre ellas corre un río que en a lgo pudiera haber modificado su cauce. Los nichos indican que debie­ron fabricarse para contener alguna imagen religiosa, cada uno de ellos.23

En él artículo "Antecedentes del atrio mexicano del siglo XVI",24 el doctor Carlos Chanfón Olmos, basado en las descripciones de fray Diego de Valadés, plantea que los atrios mexicanos existieron sin iglesia, abierta o cerrada, dentro de ellos. Su existencia en esas con­diciones no queda plenamente demostrada, porque en el dibujo de Valadés hay un recinto que lleva la leyenda "MISSA"; no cabe duda, sin embargo, que se abre una posibilidad interesante de investigación. El trabajo considera, por otra parte, varios aspectos del posible origen y uso de estas grandes superficies des­cubiertas. Explica el investigador que la palabra atrio aparece por primera vez en 1604 con Fernando de Ojea y que hasta entonces se habían utilizado los nom­bres de corral -"corrales de nuestra casa", dice Pedro de Gante entre 1527 y 1530- , espacio cercado, cuadrilá­tero o recinto sagrado, a los cuales habría que agregar, de Valadés en el artículo de referencia, espacios abier­tos.24

Como puede apreciarse, en esta línea de las igle­sias a cielo abierto del siglo XVI y del estudio de cada uno de sus elementos arquitectónicos queda mucho todavía por investigar y precisar. Tómese en cuenta que aún no hemos enumerado, ni siquiera, las partes de estos conjuntos arquitectónicos, como pueden ser las arcadas reales, cruces de piedra, bardas almena-

19 Artigas, Capillas Abiertas Aisladas de México, p . 159. 2° Folan, William J., The opea chape! of Dúbilchaltún, Yucatán. 2 1 Artigas, Capillas Abiertas Aisladas de México, p. 152 y ss. ' 22 McAndrew, op cit., p. 242. 23 Flores Marini, Carlos, "Las pilastras <<nicho>> de Tepeyan­co", en Cuadernos del Instituto Nacional de Bellas Artes, Nº 8, México, marzo, 1980. 24 Chanfón Olmos, Carlos, "Antecedentes del Atrio Mexica­no del siglo xvr", en Cuadernos de Arquitectura Virreina!, Nº l. 25 Idem, p. 5.

9

Page 11: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

7. Las llamadas Pilas de Tepeyanco, Tlax., son construccio­nes aisladas, especie de templetes con un.nicho, situQ.das junto al cauce de un arroyo. Se desconoce su utilidad, aun­que tal vez hayan sido conmemorativas, según pudiera des­prenderse de un trabajo bien documentado de Carlos Flo­res Marini. Las presentamos aquí en un levantamiento del autor, Arturo Gil y Blanca Anguiano, elaborado en 1985. Planta de Conjunto. 8. Pila NQ l. 9. Pila NQ 2.

10

l m 2m

das, caminos procesionales, capillas posas y abiertas, pozos, norias y otros sistemas hidráulicos, huertas, los edificios cerrados complementarios como vivienda de frailes, escuelas, hospitales, etcétera, ni tampoco su relación con el entorno. Cierto que son indispensa­bles para su conocimiento las aportaciones al respec­to de los multicitados Angulo, Toussaint, Kubler y McAndrew, pero el enfoque como iglesias a cielo abier­to y el estudio de las capillas abiertas como aisladas permiten una perspectiva diferente que ya está apor­tando nuevos avances y la posibilidad de nuevas inter­pretaciones.

1

j l

Page 12: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

Ciudades a cielo abierto

Las iglesias a cielo abierto ocupan todavía el centro de muchas poblaciones, en situación dominante visual­mente con respecto de ellas y, muchas veces, del pai­saje.26 El sentido de estas ubicaciones excepcionales, que también tienen los conventos del siglo XVI es, sin

26 Artigas, "Participación indígena en la producción arqui­tectónica de Nueva España", ponencia en el IV Seminario de Arquitectura Andalucía/ América, Sevilla 27 al 30 de no­viembre de 1990.

11

Page 13: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

duda, la presencia de la arquitectura como símbolo de la religión y de la cultura; el edificio religioso se convierte en el paisaje mismo, cualquiera que entre o salga de su casa, o se asome a la ventana, creyente o n·o, lo tiene delante y verlo se vuelve costumbre.

¿se imaginarán ustedes la desesperación de los habitantes de aquellos pueblos, que por efecto del te­rremoto del 19 de agosto de 1973, en el Estado de Veracruz, además del miedo que pasaron, si no es que la perdida de algún familiar o amigo, vieron caer de­rrumbada su iglesia? Les cambió el mundo. Así de fácil.

Ya no se trata de un asunto exclusivamente religio­so, es una experiencia vivencia! que rompe todos nues­tros esquemas. ¿Podríamos concebir siquiera que un día pasaremos por la Calle de Oficios, en Granada y que no estuvieran allí ni la Catedral ni la Capilla de los Reyes Católicos? Hace falta mucha imaginación para suponerlo. Pues eso les pasó a los habitantes de algunos pueblos de Veracruz. Hasta tal punto condi­ciona la arquitectura nuestro hábitat y nuestra con­cepción del mundo. Es por ello que las grandes cultu­ras han concedido un papel preponderante a la arqui­tectura.

Bien, partimos del edificio, su emplazamiento y la expresión de "fortaleza" de sus formas nos ha llevado hasta el centro del poblado y en medio del paisaje.

No sé cuántos de ustedes hayan estado en Monte Albán, en Xochicalco o en Teotihuacán. Allí se hace evidente que aquellas ciudades fueron edificadas mi­rando hacia la bóveda celeste. La misma forma tron­copiramidal que nace de la tierra en su base, eleva su centro por efecto visual de los taludes y de las aristas inclinadas, hasta el firmamento, mucho más allá que el término físico de la construcción. Su eje central es verticalidad pura que asciende, impresión que se acen­túa cuando otro eje arquitectónico horizontal, encuen­tra en su final a la pirámide: Horizontalidad en pro­fundidad que se sigue en elevación.

Se ha comprobado científicamente, por medio de mediciones con instrumentos ópticos actuales, que algunas de estas pirámides prehispánicas situaron sus

10. El centro de la población de Izamal ejemplifica que el urbanismo del siglo XVI continuó dando mucha importan­cia a los espacios descubiertos, atrio en alto y plazas. Juan B. Artigas, 1985. 11. Los atrios del siglo XVI se ubican al frente de la iglesia, ya fuera ésta cerrada o abierta, con cuatro capillas posas que se recorrían en sentido directo desde la puerta del tem­plo, esto es, el giro contrario al movimiento de las maneci­llas del reloj. Planta de Calpan, SEDUE, 1929.

12

ejes longitudinales en relación con algún monte de los alrededores y con el movimiento del sol, en posi­ciones precisas de solsticios o equinoccios o de los días intermedios entre uno y otro. Esta circunstancia ha permitido a mi colega Arturo Ponce de León pro­poner un [echamiento arqueoastronómico para la cons­trucción de varios templos piramidales, 27 precisamen­te, por una cortesía suya podemos presentar las imá­genes que enseguida veremos.

En Teotihuacán, al salir el sol por el horizonte el día 7 de febrero -paso intermedio entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera- y el día 8 de noviembre -paso intermedio entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno- el sol queda ubi­cado exactamente al centro y encima de la Pirámide del Sol, alineado con el montículo denominado por Rene Millon, Zona 31, A, B, C y D, situado a 1.125 metros de distancia de la Pirámide del Sol. Dicho montículo fue anteriormente otra plataforma pirami­dal. Hay que hacer notar que el eje oriente-poniente de la Pirámide del Sol pasa por el montículo de refe­rencia. Es muy probable que la altura del sol sobre el término superior de la pirámide nos señale la magni­tud que tuvo el templo superior hoy desaparecido.

En el centro ceremonial de Xochicalco, otra ciu­dad prehispánica, el sol penetra por el aro del 'juego de pelota" rasante sobre el paramento del muro, a sólo dos o tres días después del equinoccio de primavera y dos o tres días antes del equinoccio de otoño.

En la Pirámide de Quetzalcóatl de Xochicalco, en la misma fecha de las mediciones en Teotihucacán, la salida del sol en el horizonte es señalada por el eje de la pirámide de "la serpiente emplumada", en línea con el Cerro del Jumil, que tiene estructuras prehispáni­cas para indicar su importancia ceremonial y, entre todos, la relación entre la estrella, los montes y la ar­quitectura.

Pero estos nos son los únicos lugares del Altipla­no de México en que se concentran estos sucesos. Se han efectuado mediciones en las ruinas de Tula y Te-

Page 14: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

nayuca, donde se producen fenómentos semejantes. Lo anterior corrobora que se trata de conocimientos científicos que los antiguos manejaban a voluntad.

El edifico llamado La Casa de las Siete Muñecas de Dzibilchaltún, al norte de Mérida, es una caja de resonancia del astro sol. Cuando éste está en el cenit, sus rayos entran desde arriba por el hueco vertical de la estructura, especie de amplio tiro de chimenea abier­to hacia el firmamento, y resplandece iluminado el edificio desde dentro.

En un día determinado del señalamiento calendá­rico, a la salida del sol en el horizonte, cruzan sus ha­ces luminosos los dos pares de ventanas de las facha­das opuestas, y también la cuádruple puerta central, para prolongarse hasta la estela de piedra, alineada hacia el poniente, también del mismo eje luminoso. Es indiscutible que el edificio, y todo este conjunto urbano de La Casa de las Siete Muñecas de Dzbilchal­tún, es un inmenso marcador solar y que fue construi­do a propósito para señalarlo.

Con el paso de los años, aún cuando la cultura cam­bió en muchos aspectos, algunas estructuras religio­sas prehispánicas sirvieron de basamento para los tem­plos cristianos, varios de los cuales conservaron la orientación de los edificios primitivos.

El ejemplo más vistoso que nos ha quedado de esta forma de trasculturación, por su belleza y armonía, es la ciudad de Izamal, en el Estado de Yucatán, donde la iglesia franciscana del lugar se levantó sobre una plataforma piramidal. La esplendidez del emplaza­miento en medio de superficies tan generosas, tan a cielo abierto, nos acerca más a la arquitectura preco­lombina que a la arquiteGtura de la Península Ibérica.

El monumental templo católico y el convento se ubican en lo alto, con su espléndido atrio porticada al cual se accede por largas rampas y escalinatas, desde las tres plazas, una en el frente y a cada lado: tres. De manera que la magnitud y ordenación de los espacios abiertos nos reporta a los sentimientos vitales mesoa­mericanos, mayas en este caso. Bien mirado el ejem­plo nos hace comprender la profundidad de logros de este "encuentro entre dos mundos", porque no se tra­ta, según vamos viend?, de una simple sobreposición cultural, sino de la elaboración de una cultura dife­rente.

A la vista de estas imágenes del México prehispáni­co tal vez se perciba mejor la relación ae aquella "cul­tura con el firmamento, relación viviencial que de cier­ta manera tuvo, necesariamente, que permanecer, en tanto que existieran quienes habían concebido así la existencia. Este es el enriquecimiento que recibió el mundo occidental y que tal vez no sea consciente de ello, enriquecimiento que no se debe captar como

·PoSA~

i .J

_ATRio _

.-; -- - t_::_v,.:.._r·ao ::>:..?:..:.·o

. ~~;~~o~:- ~..,.:.;:z;c_ "-~!L~~· -~ ~

CI200VIó D[ lf. !C.U:.:'> lA ·Y- CONVLNT O DL·~·ANDRLSC!'LPA·

~IC0-26-D-ABRfl:D-1929

L.)C~: 1; ;; OO.

pugna, sino, precisamente, como parte de la creativi­dad del encuentro. Gracias a él, la arquitectura pudo realizar caminos propios, impensados en otras latitu­des y en otros momentos históricos. Ante esta situa­ción no queda duda de la participación indígena, des­de su trasfondo cultural, en la nueva arquitectura que se estaba gestando. No hubiera podido ser de otra manera.

Los componentes del atrio

Quedó claro el sentido que queremos darle a este trabajo, por una parte consolidar la estructura de esta teoría de la "arquitectura a cielo abierto" y, por otra, introducirnos en la época y en el ambiente que creó aquella arquitectura, para comprenderla. En ella en­contraremos elementos de identificación con la cultu­ra occidental y con la mesoamericana, y lazos de unión

27 Ponce de León, Arturo, Fechamiento Arqueoastronómico en el Altiplano de México.

13

Page 15: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

12. Huejotzingo, Puebla. Reconstitución de una posa, basa­da en datos arqueológicos. Juan B. Artigas, dibujo de Blan­ca Anguiano. En dibujo diferente, formado por el autor, fue dado a conocer en el Vocabulario Arquitectónico Ilustrado de 1975. 13. Cruz de piedra del atrio de Nonoalco, Hidalgo. Una cruz sobre una biznaga, símbolo de la evangelización de Nueva España. Juan B. Artigas, 1984. Cruz de piedra con la fecha de 1601, en el atrio Santa Isabel Xiloxoxtla, Tlaxcala, edificio del siglo XVII. Juan B. Artigas y Guadalupe Aldape, 1995.

14

entre ambas. No está por demás recordar que la dife­rencia fundamental entre esta perspectiva y la de bue­na parte de la historiografía estriba en que aquí, la investigación parte del análisis de los edificios y sitios monumentales in situ28 y no se sustenta en determina­dos arquetipos que, supuestamente, deberían de s-e­guir ·tos estilos artísticos. Este había sido el camino de la Historia del Arte, desde Winckelmann hasta Chue­ca Goitia, quien rompió los esquemas con sus Inva­riantes Castizos de la Arquitectura Española, texto defi­nitivo para la historiografía moderna del arte. Hecha esta aclaración seguiremos adelante.

Si atendemos al esquema tradicional de los atrios del siglo XVI, están constituidos por una explanada que tiende a inscribirse en un cuadrilátero, en un cos­tado del cual, el más elevado, se abren las puertas del presbiterio de la capilla abierta o de la iglesia cerrada. Ambas pueden coexistir aunque a veces la capilla abier­ta se implementa como portería del convento, o se transforma, si es que no queda olvidada y arruinán­dose, sin uso y sin memoria del mismo, como en el caso de Tepotztlán, Mor.

La capilla abierta suele tener una cruz, sobre un basamento masivo, para señalar el comienzo de la nave descubierta. Es muy probable que estas cruces de las capillas abiertas hayan evolucionado en las cruces de atrio, ubicadas en el centro de los mismos, pero que no aparecen allí siempre como se ha repetido con in­sistencia. Se dan casos como el de Huejotzingo, Pue., en el cual, como todo atrio que se preciara de serlo tenía que tener una cruz en medio, le colocaron una bellísima, durante una de tantas intervenciones, que antes culminaba una de las preciosas capillas posas del lugar; con ello mutilaron la "posa" y el atrio, una por defecto y el otro por exceso. La cruz de piedra de Huejotzingo está en la plaza cívica, delante del recinto religios<?, a nivel más bajo y está fechada con posterio­ridad al convento.

Otras veces estas cruces que habrían de tallarse en piedra y con sus característicos relieves con temas de la Pasión, se sitúan más allá del atrio, fuera y enfrente de él, como ocurr:e con la muy conocida y expresiva de Acolman, Mex. En los conjuntos de Tepoztlán, Coixtlahuaca, Oax., en Tzintzuntzan, Mich. y en Chi­malistac, D. F., la cruz sigue estando frente a la capilla abierta, en su eje longitudinal, que no es el centro del patio.

La generalización del nombre "cruces de atrio" es incorrecta porque aparecen incluso en algunos claus­tros y hasta en cementerios como en Jilotepec, M ex., que fuera llamado por don Manuel. Toussaint 'Jilote­pec de las Cruces".29 Cerca de este pueblo está la cruz de Doendo, cruz monumental de piedra con un es-

Page 16: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

pléndido .basamento que recuerda el arte prehispáni­co por sus formas y masividad; quizá señalara un cru­cero del camino en mitad del campo. Es por ello que al elaborar la exposición de la Arquitectura de México, preferimos el título de "cruces de piedra", para pre­sentar estas significativas piezas del arte mexicano.

Pues bien, los atrios tenían cuatro capillas posas, de posar, hacer descansar el Santísimo en las proce­siones de Corpus. Es sabido que estas piezas son ca­racterísticas del arte del Nuevo Mundo y que en Méxi­co lograron muy amplio desarrollo, hasta espectacu­lar en los casos de Calpan y Huejotzingo, Pue., por el primor de los relieves y de las esculturas con que se adornan. La procesión sale del templo y dobla a la derecha para alcanzar la primera capilla posa, sigue camino junto a la barda; segunda, tercera y después de la cuarta vuelve a entrar al templo. El sentido de la marcha es inverso al de las manecillas del reloj.

Las capillas posas dentro de los atrios muy exten­sos se situaron tanto en las localidades que eran cabe­cera de región como en las de cierta magnitud depen­dientes de dicha cabecera. Por ejemplo, en la región de Metztitlán los atrios con capillas posas existen, ade­más de en la propia villa, en las Vicarías Fijas, es de­cir, donde había un fraile vicario residente. En los pueblos de "visita" no existían atrios bien conforma-

n dos ni capillas posas. Es muy probable que esta dispo­sición se haya seguido en todo el país.30

Entre cada una de dos posas contiguas seguía el camino procesional según los muros del atrio, limita­do del exterior por bardas almenadas y, hacia dentro, por una fila de árboles como en San José de los Natu­rales del convento franciscano de la Ciudad de Méxi­co,31 o hasta por un muro bajo para formar un camino doblemente amurallado como en Atlatlauhcan, Mor.

Sólo había dos esquemas formales para resolver una capilla posa, las había "de nichos" y de "doble arco". Las capillas posas de nicho sólo tienen una puerta para entrar y salir, y en el muro del frente, tienen el apoyo del altar que es generalmente de mampostería. Por el arco entra la "custodia" para posarse y descan­sar antes de seguir camino. Las capillas posas de do­ble arco tienen un arco de frente al sentido de la pro­cesión y, el altar en la pared del fondo, el otro arco

28 Artigas, "Arquitectura del Virreinato, Análisis y Gráficas" , en Cuatkrnos de Arquitectura Virreina[, Nº l. 29 Toussaint, Manuel, Paseos Coloniales, UNAM. 30 Artigas, Metztitlán, Hidalgo. Arquitectura, siglo XVI, tesis doctoral. Inédito. 31 Artigas, Capillas Abiertas Aisladas de México, p. 27.

15

Page 17: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

~ .· . . ·

~·~ ~~ _;\

~ ~1 1 1 1

~~-está a escuadra con el primero y por él se sale para continuar hacia la posa siguiente. Por situarse en las esquinas del atrio los otros dos lados contiguos del prisma geométrico son cerrados ya que coinciden con las paredes que limitan el atrio del siglo xvr. 32

Entrar al atrio era importante ya que significaba penetrar al recinto sagrado; por ello las bardas se abren en arcos de cuidada arquitectura que rematan las es­calinatas o rampas de acceso. Son las llamadas "arca­das reales" que pueden encontrarse únicas, más fre­cuentemente dos, y hasta tres, y excepcionalmente

14. En San Pablo Tecalco el camino procesional ya no se sitúa al frente de la iglesia sino a su alrededor, el mismo atrio queda inscrito dentro del camino procesional doble­mente amurallado y con cuatro capillas posas. Juan B. Arti­gas, 1971. 15. San Lucas Xoloc muestra cinco capillas posas, la prime­ra a eje con el templo y sobrepuesta al basamento de una cruz, las otras cuatro se ubican una en cada vértice de un cuadrilátero virtual. El camino procesional penetra así en el espacio cívico de la localidad y se confunde con él. Como en San Pablo Tecalco, en donde el recorrido procesional se lleva a cabo en sentido de giro inverso, es decir, el mismo que recorren las manecillas del reloj. Juan B. Artigas, Fran­cisco Ramos, Dulce Ortega, 1988.

16

. ..

cuatro, una en cada lado del cuadrilátero, dependien­do de la topografía del terreno y de la disposición del edificio con respecto del pueblo. Nada quedaba al acaso, se dignificaban los elementos arquitectónicos porque la vida debía tener una dignidad. Si de arqui­tectura hablamos, una puerta no es un simple agujero por donde se cabe para pasar, su forma y dimensio­nes deben ser acordes con el uso y con la importancia de quienes la cruzan.

Son interesantes los juegos de rampas y de escale­ras para acceder a los atrios, porque debido a los des­niveles las soluciones son muy variadas y a veces visto­sas. En el ejemplo de Zoquizoquipan, en Metztitlán, se unen arcadas reales y capillas posas para producir detalles originales y plásticamente bien resueltos.

Estos son los componentes de los atrios del siglo XVI: barda almenada, que muchas veces es de conten­ción del terreno, arcadas reales, capillas posas, cami­no procesiopal y cruz de piedra. Cada uno de ellos cuidadosamente proyectado y resuelta su construcción con la técnica que permiten los materiales de la re­gion, técnica que incide en el aspecto visual, masivo y pesado o resuelto, con medida delicadeza. Son mu­chísimas las variantes, prácticamente tantas como edi­ficios, aunque es posible seguir escuelas regionales, de manera semt:jante a como lo hizo Diego Ángulo Iñíguez. 33

Page 18: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

Su desarrollo durante el Barroco

Estas iglesias a cielo abierto del XVI al resolver las ne­cesidades litúrgicas y de los usuarios arraigaron pro­fundamente en el gusto del público, que se identifica­ba con ellas en todo el territorio habitado de Nueva Espai'ia, así que aunque conozcamos el estilo con el nombre del siglo de su creación, perduró durante el XVII y algunos de sus elementos continuaron flore­ciendo y devinieron en barroco. 34 Vamos a presentar algunos ejemplos, de manera introductoria al tema, aunque ciertamente que muy interesante.

El atrio, ya desde el siglo XVI, no siempre es rectan­gular; los hay en forma de "L" como los de Metztitlán y Malinalco, o irregulares como el de Coixtlahuaca, y como ya vimos, no necesariamente en un plano; aún así, sería modificado en su desarrollo sucesivo. Cite­mos un ejemplo en el cual el atrio no está delante de la iglesia del pueblo; el de una pequei'ia capilla cerra­da, con techo de madera del siglo XVI. Son notables los olivos centenarios que ocupan el centro del atrio, al frente de la iglesia: Se trata de un lugar del Valle de México, originalmente por encima del nivel de los la­gos, en su borde: San Pablo Tecalco, Municipio de Tecámac, Estado de México.

1 1

1

! 1

1

~ ;=

/"\'~

o o

¡¡ ¡: 1 • '

1

1 1 :

b~ o o

32 McAndrew, op cit. 33 Angula Íñiguez, Diego, Historia del Arte Hispanoamerica· no, tomo l. :~< Para la continuidad de las capillas abiertas aisladas m;ís allá del siglo XVI, véase Capillas Abiertas Aisladas de México, últimos capítulos.

17

Page 19: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

16. Son cinco las capillas posas que rodean la doble iglesia de San Andrés Cuexcontitlán, fechadas en el siglo XVII y

notables por su barroquismo de hechura popular. Su posi­ción coincide con las de Xoloc y ambas siguen un modelo regional. Capillas posas primera y segunda de Cuexcontit­lán. Juan B. Artigas, Luz María Herrasti, Leticia Miranda,

1988. 17. En esta fotografía tomada en marzo de 1976, de la pri­

mer capilla posa de San Andrés Cuexcontitlán se ve la fecha

de 1717.Juan B. Artigas.

18

La capilla queda dentro de un espacio descubierto rectangular cuyo camino procesional le da toda la vuel­ta, por detrás, a los costados y por el frente. El camino procesional está doblemente amurallado y tiene una capilla posa en cada esquina. Las cuatro capillas po­sas son de nicho, rústicas pero no exentas de cierta belleza; una de ellas culmina con una espadaña y un crucifijo, la espadaña no tiene la robustez de las del primer siglo de evangelización. Según se deduce de la colocación de sus puertas, la procesión salía del tem­plo hacia el frente hasta la raquítica arcada real de la única entrada formal al atrio; sin salir de él doblaba a la derecha para efectuar el recorrido según el sentido de las manecillas del reloj, o sea, contrario al que se sigue en los atrios típicos del siglo XVI. Este lugar tie­ne una cruz de piedra, fuera del atrio, del otro lado de la calle.

Como podemos ver, este atrio modifica y amplía el

Page 20: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

concepto que teníamos anteriormente, pero no es el único caso. Presento aquí la perspectiva que preparé para el Vocabulario Arquitectónico Ilustrado, en 1973.35

~ En otra localidad de la misma región llamada San · Lucas Xóloc podemos ver una capilla con vestigios

del XVI aunque con portada de estípites, muy popula­res y estilizados, con una torre terminada en forma de corona que bien pudiera ser del XVII y con un magní­fico retablillo, este sí de estípites dorados y construi­dos según mandan los cánones, claro está que del si­glo XVIII. La privilegiada capilla de San Lucas Xóloc está detras de un atrio pequeño, cuidadosamente ajar­dinado y fuera de él, existieron cinco capillas posas de nicho: cinco, barrocas.

La procesión salía de la iglesia y del atrio y a pocos metros de distancia entraba el "Santísimo" en la pri­mera capilla posa, situada en el eje y con su puerta encarada con la de la iglesia. Desde allí hacia la dere­cha, siguiendo el sentido de las manecillas del reloj, se llegaba, de una en una, a las otras cuatro capillas posas, situadas cada una de ellas en uno de los vérti­ces del rectángulo virtual que conformaban, dando la vuelta, por fuera de la iglesia y de su atrio. Desconoz­co si la procesión volvía a posarse en la capilla central antes de ingresar al templo. En San Lucas Xóloc ya no existen las dos posas de la parte posterior del templo, pero escuché referencias de su existencia antes de la "modernización" de este sitio histórico. Las cinco po­sas siguen un modelo regional, tal y como veremos más adelante. Este ejemplo ha sido citado como úpico en estas circunstancias, por Pedro Rojas en su Epoca Colonial, tomo II, de la Historia del Arte Mexicano.

Veamos otro conjunto, excepcional por su calidad, también en el Estado de México, cerca de su capital Toluca. Se trata de San Andrés Cuexcontitlán. Las igle­sias de la plaza son dos, una orientada al norte y la otra de oriente-poniente, en escuadra con un vestíbu­lo común; tienen las dos, fachadas de estípites popu­lares y rústicos, labrados en la piedra dura del lugar, famoso por sus molcajetes. Existe un magnífico apun­te de ellas debido al conocido arquitecto, profesor universitario, Vicente Mendiola; es probable que a él se deba la arcada real del lugar, porque no es antigua, que da entrada al ~ecinto religioso. Las dos iglesias, más la casa cura!, más una escuela, quedan dentro de un terreno amplio bardado, con planta rectangular.

En torno de esta área central (que hace la~ veces de plaza del pueblo, sin otras construcciones más que una clínica que deberían cambiar de lugar) existen cinco capillas posas en disposición semejante a las de San Lucas Xóloc, aunque mucho más distanciadas entre sí y del núcleo central: las tres del frente son de formas y hechura barrocas, la central de nicho y las

laterales de "esquina". Las dos capillas posteriores son también de nicho, sumamente sencillas, con sus puer­tas dirigidas para recibir la procesión en sentido de giro inverso, esto es, el de las manecillas del reloj . La capilla central tiene sobre la bóvecla, en la parte poste­rior, una fecha escrita con piedrecillas, es mil sete­cientos diecisiete. San Andrés Cuexcontitlán por la amplitud de terreno requerida para la colocación del conjunto es el ejemplo más generoso en espacio de todos los registrados.

Pero no se piense que esta disposición es exclusiva del entorno relativamente próximo a la Ciudad de México. En el pueblo de Pino Suárez, conocido ante­riormente como Santa María del Pino, en el Estado de Hidalgo, hay otro caso de núcleo central religioso den­tro de una barda: se trata de una iglesita del siglo XVI

y una capilla abierta anterior a ella, claro está que del mismo siglo. Fuera del recinto bardado, aparece otra vez el juego de las capillas exteriores, por lo menos las cuatro de las esquinas aunque alguna de ellas como ruina, y no recuerdo si existe la central. La disposi­ción es semejante a las citadas anteriormente. Por cier­to que las capillas exteriores no están registradas en el Catálogo de Construcciones Religiosas del Estado de H i· dalgo, de manera que es posible que aparezcan algu­nas más en Hidalgo.

Es sabido que desde el mismo Dieciséis, algunos atrios estaban situados a un lado de la iglesia y no en el frente, como en Oaxtepec, Mor., donde quedó con­vertido en campo de fútbol, o como en Atotonilco el Grande, en Hidalgo, donde los historiadores registran dos, uno en el frente y otro en el costado norte.

Más allá del siglo XVI son frecuentes las capi llas

:n Artigas, Medel, Ortiz Lajous et al, Vocabulario A rquitectóni· co Ilustrado. Secretaría del Patrimonio Nacional, México, 1975.

19

Page 21: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

18. Con la "arcada real" de Quecholac ejemplificamos la transformación barroca de los elementos arquitectónicos creados durante el siglo XVI: capillas posas, cruces de pie­dra, camino procesional y arcadas reales. Juan B. Artigas, 1991. 19. Sepulturas, Bolivia. En pocos lugares se halla uno en presencia de un espacio ceremonial religioso como en el atrio de esta iglesia boliviana de Sepulturas, construido con adobe que ha perdido los aplanados. Juan B. Artigas, 1994.

20

posas en esquina, en los atrios situados a un costado de la iglesia ya parroquial, o en el frente de la misma, aunque no tiene paredes conformando el espacio abier­to, de manera que aparecen aisladas, o bien situadas en la plaza del pueblo en que se ubican, a veces mime­tizadas con las casas del pueblo. Estos casos se dan en Oaxaca y en la República de Guatemala. t

En iglesias de pequeña magnitud la acción de po­sar el "Santísimo" se significa por medio de nichos en las esquinas del atrio o de cruces. He visto esta situa­ción en Tlaxcala. También ví, en uno de los barrios de Malinalco, el llamado "de los brujos", hacer las capi­llas posas con plásticos de colores llamativos y no se ven mal entre la vegetación frondosa de aquel agrada­ble lugar. Antiguamente se improvisaban las capillas posas con ramas de árboles y palmas, está así consig­nado en el XVI para Ocuilan de Arteaga, camino de Malinalco desde la Ciudad de México.

Para terminar, y simplemente como una enumera­ción muy rápida, introduciremos el capítulo de las modificaciones habidas a otros elementos arquitectó­nicos de los atrios del siglo XVI. Tema al que habrá que retornar.

Ya hemos visto el barroquismo inusitado de las tres capillas posas del frente de San Andrés Cuexconti­tlán. Otro ejemplo, este estudiado por McAndrew, es

Page 22: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

el de las dos capillas posas -¿por qué dos?- del atrio de Zacualpan de Amilpas, de nicho ambas, colocadas en ochavo en las esquinas, de perfil sinuoso y de plan­ta trapezoidal. No es fácil explicarse este proyecto ni la época de su elaboración.

Las cruces de piedra llegaron a recargar sus relie­ves con la hélice del barroco salomónico, como en el caso de la de San Juan Huactzingo en el Estado de Tlaxcala. Dejamos para el final, porque son muy vis­tosas, las arcadas reales que derivan en los primoro­sos pórticos barrocos por su silueta y por obra del relieve de estuco que todo lo llena. Quecholac, Pue., Papalotla, Mex., y tal vez Pazulco, Mor., este último no acaba de desprenderse del siglo XVI aunque su si­lueta es ya barroca y con roleos, en estado de abando­no todo el edificio, incluyendo el retablo que es uno de los más importantes del Estado de Morelos.

Y qué decir de las espadañas de Yucatán, que du­rante el siglo XVI habían sido pequeñas aunque robus­tas y ciertamente que rústicas. Devienen durante el barroco y aún en el neoclásico en aquellas otras in­mensas que abarcan todo el ancho de la fachada; ex-

clusivamente elementos visuales, a la manera de las cresterías mayas que llenan toda la parte superior de los edificios, formas rítmicas que cruza el aire.

Hemos pasado de la capilla abierta a la capilla abier­ta con atrio y cuatro capillas posas, seguido por los atrios cuadrados del siglo XVI y asistido a su desborde por los mismos elementos que habían creado; tam­bién a su transformación en el barroco. El espacio religioso se introdu!=e así dentro del espacio cívico, creando la sacralización de la población al quedar convertida en espacio ceremonial. Esta sería la tónica del barroco con sus paradas y estaciones más allá de los recintos estrictamente sagrados, con sus viacrucis internos y exteriores. El cristianismo coincide aquí con el concepto de vida al aire libre, no tiene nada de ex­traño que fuese bien recibida y asimilada en México esta costumbre.

Bien, hasta aquí y por ahora, la arq1:1itectura a cielo abierto de México. Sólo queremos señalar un hecho que nos parece srgnificativo y de gran trascendencia para est4dios posteriores; y es que en este gusto por la vida hacia el exterior, se hermana la producción

21

Page 23: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

novohispana con las de América Central y América del Sur. Aquellas plazas de los pueblos alejados que nos refieren Ramón Gutiérrez y Cristina Esteras en Arequipa, en Coporaque, o las que describen Teresa Gisbert y José de Mesa en Gopacabana y Cocharcas. Perú, Bolivia, Ecuador, Argentina, Colombia ... es todo un Continente.

Las plazas de aquellos bellísimos pueblos de Gua­temala, en torno de la privilegiada Ciudad de Anti­gua, a todo el cielo abierto y bajo las copas de los ár­boles, con sus posas en las esquinas y los lavaderos en medio para reunir a las mujeres y que jueguen los niños. ¿No son idéntica pervivencia de un inconscien­te colectivo que se encuentra consigo mismo al aire li­bre? Yo estoy seguro que sí. No cabe duda que uno de los elementos fundamentales de la arquitectura de Iberoamérica, a través de los tiempos, es la presencia rotunda del cielo abierto.

Señoras y señores, jóvenes estudiantes de las uni­versidades del sur de España, la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura de la Uni­versidad Nacional Autónoma de México se hace pre­sente, de esta manera, para invitarles a abrir nuevos horizontes de conocimiento en la extensa ruta del arte hispanoamericano. O

Bibliografía

Abundis Canales, Jaime, "El convento agustino de San An­drés Epazoyoucan", en Cuadernos de Arquitectura Virreina!, Nº 8. División de Estudios de Posgrado. Facultad de Arqui­tectura. UNAM, México, 1990.

Artigas,Juan B. Capillas Abiertas Aisladas de México Facultad ele Arquitectura. Universidad Nacional Autónoma de Méxi­co, México, 1982.

-Capillas Abiertas Aisladas de Tlaxcala UNAM. Instituto Tlax­calteca de Cultura. Tlaxcala, Tlax., 1986.

--"Iglesias a cielo abierto: capillas con atrio y cuatro capi­llas posas" en Cuadernos de Arquitectura Virreina{, Nº Ei. Fa­cultad de Arquitectura. UNAM, México, 1989.

--"Metztitlán, Hidalgo. Los edificios ele la Villa: Comuni­dad, el cabildo indígena y los Santos Reyes", en Cuadernos de Arquitectura Virreina!, Nº 7. Facultad de Arquitectura. UNAM,

México, 1989.

--Participación indígena en la producción arquitectónica de Nue· va España. Ponencia en el IV Seminario de Arquitectura Andalucía/ América. Sevilla 27 al30 de noviembre de 1990. En prensa. Cuadernos de Arquitectura Virreina!, Nº l. Facul­tad de Arquitectura. UNAM, México, 1985.

--Metztitlán, Hidalgo. Arquitectura del siglo XVI. Tesis docto­ral. Facultad de Arquitectura. UNAM, México. Inédito.

22

20. La arquitectura prehispánica se concebía en conjunción con la posición del sol en fechas calendáricas determinadas y en relación a montes destacados del paisaje. Xochicalco, día de registro solar oriente. Arturo Ponce de León, 1982.

Ciudad Real, fray Antonio de. Tratado curioso y docto de las grandezas de la Nueva España ... Instituto de Investigacio­nes Históricas. UNAM, México, 1976.

Chanfón Olmos, Carlos. "Antecedentes del atrio mexicano del siglo xv1", en Cuadernos de Arquitectura Virreina!, Nº l. Facultad de Arquitectura. UNAM, México, 1985.

Me Andrew,John. Open Air Churches of Sixteenth-Century Méxi· ca. Atrios. Posas, Open Chapels and other studies. Harvard Uni­versity Press, 1965 (Second printing, 1969).

Motolinía, fray Toribio de. Memoriales. Manuscrito de la co­lección de don Joaquín García Pimentel. México, París, Ma­drid (Corbeil Creté), 1903.

-Historia de las Indias de la Nueva España. Sepan Cuántos ... núm. 129. Ed. Porrúa, México, 1979.

Ponce de León, Arturo. Fechamiento Arqueoastronómico en el Altiplano de México. Dirección General de Planificación. D. D. F. México, 1982.

Toussaint, Manuel. Paseos Coloniales. Imprenta Universitaria, México, 1939.

Vázquez Vázquez, Elena. Distribución Geográfica y Organiza· ción de las Órdenes Religiosas en la Nueva España (Siglo XVI).

Instituto de Geografía. UNAM, México, 1965.

Page 24: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

cursos de seminario lección X

juan de la encina escuela nacional de arquitectura, unam

Es hora de que penetremos ya en aquel campo que Deonna designa con el nombre de ritmos evolutivos del arte, o mejor dicho, que volvamos nuevamente, luego de la anterior digresión sobre el realismo artís­tico, a ese mismo campo. Al reanudar nuestras excur­siones por él, nos sale primeramente al paso el "prin­cipio de similitud". Sería absurdo negar los influjos que un arte puede ejercer sobre otro. La historia está llena de casos de esa índole. "El mundo minoano o cretense -decía nuestro autor- tan profundamente original, sufrió, sin embargo, la influencia de Egipto y Babilonia, como él ejerciera a su vez la suya sobre Egipto y otras muchas comarcas. La Grecia auroral hizo muchos empréstitos en la civilización faraónica y en el Oriente asiático; pero, por acción de retorno, trasmitió a ese Oriente arcaísmos y muchas formas y procedimientos. Más tarde, el arte helenístico es el resultado de una fusión del antiguo espíritu jonio, medio oriente, con el espíritu propiamente helénico. La cultura artística romana es una mezcla del arte he­lenístico y del arte indígena de la península itálica, o sea, la Italia actual. El arte Bizantino, como decía Choisy, es 'el espíritu griego ejerciéndose en medio de una sociedad semi-asiática sobre elementos toma­dos de la vieja Asia; y el arte Bizantino, mismo es el iniciador del arte occidental' ".

Podemos tomar otro claro ejemplo de influjo de

un arte en otro, sin salirnos del territorio mexicano, en el arte dicho colonial, en el del siglo XIX y en el actual. En esos artes, si los estudian, podrán hallar ejemplos de esta intercomunicación de distintos ar­tes, y aun también en el arte dicho precortesiano. Pue­de decirse que la intercomunicación es ley histórica del arte.

Porque, si hay algo que nos sale al paso en la histo­ria del arte, son precisamente estas intercomunicacio­nes. "Pero - observa Deonna- existen también coinci­dencias y toda la sagacidad de los arqueólogos debe ejercitarse: en discernir si dos formas se parecen por­que han nacido por coincidencia. El arqueólogo Po­ttier dejó dicho, a este propósito, que existen estas 'coincidencias' porque la humanidad es eternamente una y se recomienza sin cesar; hay contactos e influen­cias porque en todas partes y siempre el más fuerte influye en el más débil. Entre estos dos polos, coinci­dencia y contacto, oscila siempre la verdad histórica, que la ciencia moderna persigue con ardiente pasión sin que jamás pueda del todo haberla conseguido".

Por demás, algunos teóricos e historiadores no se han detenido lo debido en la consideración de las co­incidencias. Las han atribuido generalmente a la imi­tación, o sea, al influjo de un arte en otro. De este modo han surgido algunas tesis y teorías como la lla­mada "pambabilinia" o "pamelimita" de Mogan, se-

23

Page 25: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

gún la cual los menores detalles de la cultura egipcia y egea proceden de Caldea. También surgió la teoría de la influencia exclusiva de Egipto en los comienzos del arte griego, o la de la influencia egea en el arte de la Europa del norte o de la China. "No podrán resol­verse esos complejos problemas -según la opinión de Deonna- con tal manera de juzgar intransigente, ni sistematizar las influencias posibles".

Porque Jo cierto es que pueden darse formas muy similares en muy distintos lugares y en distintas épo­cas sin que hayan mediado entre ellos influencias y contactos. Y precisamente por esos los llamados "pali­genistas" tienen en parte razón. El prehistoriador fran­cés Déchelette aseveraba, llamando al orden a los parti­darios de explicarlo todo por influencias y contactos, que "cuanto más se avanza en el conocimiento de las civilizaciones primitivas, más se reconocen los efectos constantes de un determinismo que rige el desenvol­vimiento de la industria humana. ¿Qué prehistoria­dar sería tan osado hoy que se atreviera a explicar por una teoría 'monogenista' las manos rojas de las caver­nas australianas y las manos rojas de las grutas pire­naicas, las manos del Perú y las manos de la misma índole de Egipto? Y, sin embargo, la mayor parte de esas analogías parecen ofrecer un criterio más neto, más característico, que el pulimento de los instrumen­tos de piedra o la forma circular de la cabaña. Nunca nos mostraremos demasiado circunspectos en toda conclusión relativa a las influencias exteriores" .

No nos podemos extender más en este tema. Pero será conveniente observar que en nuestra cultura oc­cidental sobre las similitudes domina una trama de influencias, aunque también se produzcan en ella es­pontáneamente similitudes sin relación directa, de influjo, de contacto, con ninguna otra forma exterior. Existe un juego, muy difícil de discernir en las cultu­ras avanzadas, entre similitudes domina una trama de influencias, aunque también se produzcan en ella es­pontáneamente similitudes sin relación directa, de in­flujo, de contacto con ninguna otra forma exterior. Existe un juego, muy difícil de discernir en las cultu­ras avanzadas, entre espontaneidad e imitación. Las coincidencias y similitudes, al ser obra de artistas de genio, suelen recibir tal elaboración que las hace dis­tintas. El genio transforma todo cuanto recibe en la misteriosa y activa cuenca de su espíritu. Los estilos se forman por una especie de entramado de creacio­nes individuales, por similitudes y contactos. Los gran­des estilos, ya lo sabemos, no son obra de un solo Individuo, por genial que éste fuere; tienen mucho de colectivo.

Ahora bien; atendiendo al "principio de similitud", sin referirnos a él de una manera directa, pues toda-

24

vía no lo habíamos formulado en las lecciones ante­riores, y siguiendo a Deonna, hubimos de observar que existía una semejanza de tendencias entre el arte del siglo IV griego y el XIV cristiano y que estas seme­janzas no hicieron sino acentuarse en los siglos poste­riores, o sea, en el siglo lii griego y en el XV cristiano. En ambos siglos, volviendo por un momento al tema de las tres lecciones anteriores, el realismo correrá de­sembarazadamente, sin la contención que tuvo en las centurias anteriores. Caerá en el exceso, hasta que, al fin, se hubo de producir otra reacción idealista. De este modo tenemos en tiempos tan apartados y en artes, tan diversas corrientes artísticas que se mueven bajo conceptos y caracteres estéticos similares.

Para que veamos de una manera aun más clara la actuación en la historia del arte del principio de simi­litud, recurriremos nuevamente a las condiciones so­ciales dentro de las cuales se desarrolla y vive un de­terminado arte. Pongamos un ejemplo antiguo. En el paso de la edad clásica griega a las que inmediata­mente le suceden, esas condiciones sociales han varia­do notablemente. Aparece en ·el escenario de la histo­ria helénica Alejandro el Magno, hijo de Filipo de Macedonia. Bajo su formidable ímpetu guerrero, desa­parecen los estados griegos independientes; se arro­lla a los persas que parecían señorear; y se quiebra la separación entre griegos y "bárbaros", es decir, entre griegos y orientales, entre la cultura helénica y la orien­tal. Estas dos culturas, antes adversas, se ponen ahora en contacto directo y se mezclan más que nunca, pre­dominando en cierto modo la helénica, que era la cultura del conquistador. El helenismo salta de la Gre­cia continental e isleña y del Asia Menor hacia los pueblos orientales, surgiendo así la cultura que se ha llamado y se llama helenística, radicada principalmente en las ciudades sirias y en Alejandría. Comienza una era cosmopolita, en algún sentido parecido a la ac­tual. Todos aquellos pueblos se unifican bajo la mano dura y genial del conquistador. Un poder absoluto, centrado en un solo hombre, ha sustituido a la serie de poderes particulares, desparramados por los terri­torios asiáticos y de la Hélade y con frecuencia enemi­gos entre sí. A la muerte del conquistador se procesa­ban de nuevo.

"De esta manera -anotaba Deonna-, volviendo la espalda a los intereses del Estado, en cuya administra­ción no toma ya parte, el ciudadano no se preocupa más que de sus intereses particulares, y el 'individua­lismo' triunfa por todas partes en esta nueva socie­dad, en la cual las clases han quedado niveladas y cada individuo hace su camino por sus propios medios, y en la que los aventureros y los advenedizos comienzan a jugar un papel de importancia, al mismo tiempo

Page 26: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

que el arte abandona los ·templos y se hace cómplice del lujo, a menudo desenfrenado, de los particulares. L~s fuertes virtudes de antaño han desaparecido; el patriotismo no inflama más los corazones de los ciu­dadanos; el escepticismo se acrecienta y cunde por todas partes".

Sucede esto en Grecia y los países del oriente me­diterráneo, que es donde se desarrolla, a partir de Ale­jandro, la cultura dicha helenística. Si atendemos a lo que sucede en el siglo XV en Italia, observaremos fe­nómenos históricos parecidos o semejantes. Se pro­duce el mismo hecho de concentración de poderes en una mano que hasta entonces estaban dispersos y li­mitados. " ... El gran hecho -sigue diciendo Deon­na- que domina el 'cuatrocientos' es la transforma­ción de la 'comuna' en 'señoría', y nace así la vida de la corte, la que impone nuevas reglas de conducta, análogas a las que regían en las cortes helenísticas". Se afirma la personalidad del individuo, se desvane­cen las viejas tradiciones patrióticas y religiosas, de modo que, según dice Monnier en su excelente libro de Le Quattrocento: "el ideal de Dios, el ideal de la patria, el ideal de la familia, todas estas piezas capita­les de la conciencia colectiva, que reforzaban a la hu­manidad como los contrafuertes a las fábricas de las iglesias y la levantaban en lo alto, embarazaron la tie­rra con sus propios escombros . . . Todos los lazos se aflojaron, todas las cadenas se rompieron" . El lujo, por su parte, creció y se incrementó por manera inau­dita, y no hubo otra preocupación que la del propio y egoísta bienestar. Los grandes rivalizan entre ellos en el fasto y la pompa de sus casas y personas. Las fiestas de Lorenzo de Médicis en Florencia o las de la Corte de Ferrara han dejado memoria imperecedera, y re­cuerdan a las magníficas fiestas alegóricas de los To­lomeos y Seléucidas. "En efecto - recalca Deonna- si intentamos evocar el recuerdo de los Atálidas, de los Seléucidas, de los Legidas, no se les puede represen­tar de otra manera que con los rasgos de los tiranos italianos del siglo XV. Se hallan en constante lucha los unos con los otros. Llevan a la guerra, no ejércitos inflamados por el patriotismo, sino ejércitos de mer­cenarios. Al mismo tiempo, son finos letrados, agru­pan entorno suyo a los artistas y literatos, y en las bi­bliotecas y los museos de Pérgamo y Alejandría se fa­cilitan los trabajos de los sabios".

Los intelectuales aparecen movidos por un gran amor hacia el hecho concreto y positivo, hacia la reali­dad misma. Las ciencias experimentales adquieren im­portancia; en realidad allí se echaror. sus bases. Los artistas y los poetas dirigen sus miradas a las clases humildes de la sociedad y "Theocritos, Herodas, lo mismo que durante el Renacimiento Pantano o Poli-

ciano hacen entrar en sus escritos al pueblo entero, hirviente y natural".

Si queremos reforzar la breve pintura que hace Deonna del estado de la sociedad italiana del siglo XV,

en paralelo con la helenística, podemos recurrir tam­bién entre otros varios historiadores al gran crítico e historiador italiano del siglo XIX, Francesco de Santis, el cual en su comentario a las Memorias de Guicciar­dini; escribe lo siguiente:

"Italia pereció porque los locos eran poquísimos y los más eran sabios ... ". " . · .. El ideal ya no era Farinata, eran los Médicis; el escritor de esos tiempos no era Dante, sino Francesco Guicciardini. La socie­dad se había transformado; pulida, elegante, culta eru­dita, despreocupada, amante del vivir tranquilo, ena­morada de los placeres del espíritu y de la imagina­ción, como lo sentimos en los versos de Ángela Poli­ciano. Toda seriedad y dignidad de objetivo había desa­parecido de aquella insípida realidad. Patria, religión, libertad, honor, gloria, todo la que estimula a los hom­bres a los actos magnánimos y engrandecen a las na­ciones, admitido en teoría, no tenía ya sentido en la vida práctica, ya no era el motivo de la vida social. Y porque faltaron estos estímulos, los únicos que tienen la virtud de mantener vivo el carácter y el temple de las naciones, faltó después toda energía intelectual y toda la actividad en los usos y en los menesteres de la vida, y el país terminó en aquel sopor, que nuestros vencedores trasladaron con burla inmortal a su voca­bulario y llamaron do lee farniente". Como botón de muestra, basta con lo transcripto, pero todo el estu­dio, que lleva por título "El hombre de Guicciardini", es decir el italiano del Renacimiento, es un brillante análisis de un momento de máxima prosperidad e in­ventiva en lo intelectual y artístico, momento que sin embargo, anuncia la caída rápida de un país. El Rena­cimiento italiano fue, por consiguiente, el fulgor de un relámpago.

Hay todavía otras varias semejanzas entre las dos épocas dichas: la renacentista y la helenística. Una de ellas es que ambas épocas son aficionadas al cultivo de la erudición. "La potencia creadora -afirma Deon­na- declina, la originalidad se agota al mismo tiempo que se debilita la conciencia moral y política". Que la potencia artística creadora declina y lo mismo la ori­ginalidad, en lo que respecta al siglo XV italiano, es algo que hay que tomarlo con infinitas reservas pues ese siglo es, como es sabido, grandemente creador.

Ahora bien; es probable que Deonna se refiera, como parece ser, simplemente, a los humanistas y a los que cultivaron entonces la quimera de la resurrec­ción de la Antigüedad, del arte y las letras grecorro­manas, por que a seguido dice: "El apogeo de la civili-

25

Page 27: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

zación griega correspondió al siglo V a.C. como el de la cristiana al siglo XIII d. C. luego la humanidad pare­cía agotada y quiso recogerse, descansar de sus esfuer­zos; miró entonces hacia atrás y se puso a estudiar el pasado más bien que a intentar crear y mirar hacia el porvenir" . Así surgieron legiones de humanistas, eru­ditos, gramáticos, filólogos, arqueólogos, comentaris­tas. "Como los griegos helenísticos escrutan, comen­tan, critican los escritos de sus predecesores a partir de Homero, del mismo modo los humanistas del Re­nacimiento se sumergen con delicia en la Antigüedad hallada de nuevo" . "Viven entre los grandes señores trabajan en las bibliotecas, desdeñan el habla popu­la¡-, los dialectos sabrosos, que dejan para las gentes humildes, para hablar y escribir en latín, la lengua sa­bia de los letrados y hombres de ingenio". Formóse de esta manera una especie de mandarinato de hom­bres de letras, los cuales se comportaban con arro­gancia y "creían que el mundo estaba pendiente y li­gado a sus fútiles querellas. Conocidas son las dispu­tas entre humanistas, en las que sin ningún miramien­to ni decencia se arrojaban los dicterios menos urba­nos; pero, eso sí, en la lengua sabia, que era, claro está, el latín, a poder ciceroniano. Antes de que finara el Renacimiento se habían desacreditado por su in­temperancia y vanidad.

De esta nueva concepción de las letras surgió un hecho de bastante gravedad, que, de haber domina­do, hubiera acabado con la cultura original de las le­tras y las artes . "Esta literatura de escuela -anota Deo n­na- de biblioteca, sabia y cosmopolita, ya no es, como en el siglo V, griego y en el XIII, cristiano, la expresión de la ciudad entera: ha dejado de ser una literatura nacional. No se inspira ya en las aspiraciones del pue­blo y, en consecuencia, ya no se dirige a él, sino a las gentes de la Corte, a los letrados de profesión. Litera­tos y eruditos no son otra cosa que ciudadanos de la República de las Letras y los acontecimientos políti­cos no son para ellos sino pretextos para rimar o para escribir bellos discursos. Así se realiza en el mismo punto de la erudición de los dos periodos (los inicia­dos en el siglo IV griego y en el siglo XIV cristiano), la disociación entre la obra literaria y la realidad".

Ya veremos en su momento los dos tipos de arte que se producen tanto en el siglo III, griego; como en él XV cristiano. Pero antes, siguiendo también a Deon­na, debemos notar que en ambos siglos la condición social del artista, que ya había comenzado a subir en el siglo IV griego y en el XIV cristiano, se afirmó más y más. Sus obras se cotizaron a precios elevados y se les colmó por parte de los dominadores de los pueblos, de los grandes de la época, de especiales honores. Los mismos príncipes practicaban en ocasiones las artes.

26

La vanidad de los artistas fue creciendo como la clara de huevo batida. No se consagraron únicamente a sus artes . Se salieron de ellas y cultivaron las letras, algu­na ciencia y la didáctica: quisieron hacer obra de teó­ricos, de preceptistas, y formularon principios y nor­mas para sus artes. Así, un Alberti, un Vasari, un Vig­nola, se dan la mano a través de los siglos con un Xe­nócrates de Sycione y un Antígono de Carystos. Los conocimientos de aquellos hombres fueron en cierto modo enciclopédios. "Si antígono de Carystos, pintor y escultor, había compuesto biografías de filósofos, Alberti fue a la vez humanista, poeta, jurista, arquitec­to, pintor, escultor, matemático e ingeniero . Estos ar­tistas eruditos hallaron en la literatura un arsenal de motivos nuevos para sus obras. Antes el artista estaba estrechamente ligado a la colectividad, era un producto suyo; no atendía más que a aquellos asuntos que sabía podrían ser entendidos por todos, puesto que salían de la tradición y de las creencias religiosas; ahora ya no están sostenidos por la fe y el patriotismo de sus antepasados; quiere ante todo hacer obra original y cree alcanzarlo buscando su inspiración en las obras literarias. De esta manera se formó aquel arte, tan li­terario, que bebe a plena boca en la erudición, con­virtiéndose, como la literatura, en el dominio de una minoría letrada. El abismo que se cavó entre el pueblo y el arte hubo de conducir al concepto del 'arte por el arte ' ".

El arte acabó cortando todas sus marras con el sen­timiento del pueblo en que se producía, se fue vacian­do de pensamiento y se convirtió en puramente for­mal: la forma por la forma misma, sin ningún otro contenido que ella misma. Renuncia a su alta misión de otros tiempos. No trasmite ya al ignorante las ver­dades eternas, como lo hacía en los templos del siglo V griego y en las catedrales del siglo XIII cristiano.

Estas cuestiones son bastante antiguas. En lo histó­ricamente conocido, hemos de dar la razón a Deonna cuando las hace arrancar del siglo IV a.C., o sea, cuan­do la cultura cosmopolita y mundana comenzó a de­sarrollarse y tener auge. No han surgido, pues, en nuestros días, como algunos parece quieren hacérnoslo creer, y el caso es que esa misma preocupación la ve­mos por lo demás aparecer constantemente en la críti­ca del siglo XIX. Sucede a veces en la historia que se descubre lo que ya era conocido de otras épocas, por-

. que hemos olvidado, o desconocemos, esa especie de ritmo con que se desarrolla la historia universal.

Demos por terminada aquí la lección de hoy, pues­to que tenemos que considerar otros aspectos de este tema y otros temas de largo metraje, por decirlo así. Quédese ello para la próxima o próximas lecciones. D

Page 28: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

tres proyectos de restauración, introducción

cados d. cejudo crespo división de estudios superiores e investigación, unam

En la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura y dentro del programa a realizar que debe cubrir el estudiante-arquitecto para obtener el grado de maestro en la rama de Restauración de Monumentos, ocupa un lugar preponderante el denominado taller de investigación, donde con la asesoría de los profesores maestros en arquitectura, se producen proyectos de restauración y reciclaje de edificios monumenta­les considerados así por su carácter histórico-estético. Estos proyectos están apoyados en investigaciones históricas, arquitectónicas y artísticas de los monumentos analizados.

Resulta de interés en esta ocasión la presentación de tres trabajos con características totalmente diferentes, pero de igual modo de gran calidad; estos proyectos, a mi juicio merecen ser conocidos por un mayor número de interesados en nuestros fenómenos arqui­tectónicos.

Se trata en primer lugar del proyecto de conservación y salvaguarda del muy conoci­do acueducto del Padre Tembleque, construido a mediados del siglo XVI, ubicado en el municipio de Zempoala, Estado de Hidalgo, cuya permanencia se ve amenazada por el abandono en que se encuentra y la incuria y vandalismo al que está sujeto. El estudio en cuestión, así como la proposición de salvamento es obra del Arq. Carlos Cantú Bolland, que además de estudiante de la maestría, es distinguido profesor en la licencia­tura de la propia facultad.

E l segundo trabajo se refiere al inmueble de principios de este siglo, denominado "Hotel Moctezuma" en la Ciudad de Cuernavaca, Morelos, que además de su extraordi­naria calidad plástica, fue en algún tiempo cuartel de las tropas del Gral. Emiliano Zapata. En este estudio realizado por las alumnas arquitectas Ana María Ruiz Vilá y Diana Ramiro Esteban, se proponen dos distintos usos para el aprovechamiento moder­no del propio edificio monumental.

Por último, el arquitecto e investigador del territorio Hidalguense, también alumno de la maestría, Antonio Lorenzo Monterrubio, realiza el estupendo proyecto de reutiliza­ción de la antigua hacienda pulquera de San Pedro Tochatlaco, Municipio de Tlanala­pa, Edo. de Hidalgo, convirtiéndola en un Instituto de Investigación Cactológica, don­de se estudiarían las plantas de zonas áridas, que puede resultar una alternativa para mejorar la economía de la población rural de menores recursos.

Esperamos que estas presentaciones, sean el inicio de una serie de los estudios y proyectos que los estudiantes-arquitectos de la maestría habrán de seguir realizando. D

Septiembre de 1994

27

Page 29: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

Arcos y retén norte. Vista poniente.

Arco XLI, sólo vasalto y cimbra de adobe. Cimbra de adobe v su cimiento.

28

Page 30: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

el puente-acueducto tembleque

carlos cantú bolland maestría en restauración de monumentos división de estudios superiores e investigación, unam

Ütompan, la actual Otumba situada en los llanos de Apan, paso obligado entre La Villa Rica de la Vera Cruz y la recién conquistada Tenochtitlán o Ciudad de México, capital de la Nueva España, por los años de 1521 a 1524, o sea en la primera cuarta parte del siglo XVI, recibe a la orden franc iscana en 1527 para evangelizar a los oto míes del lugar y que Hernán Cor­tes recibiera en encomienda; los franciscanos fundan el convento de Nuestra Señora de la Concepción y su templo correspondiente, la población aumenta en se­guida y surgen inmediatamente los problemas por la falta de agua, ésta sólo se encuentra en jagüeyes que por ser depósitos precarios, se ve amenazada constan­temente por el polvo de la tierra que el viento levanta en grandes remolinos; la contaminación es grande y el estancamiento aumenta su deterioro, por lo tanto no es propia para uso doméstico.

Indios y españoles riñen con motivo de esta situa­ción y llegan sus reyertas a oídos de los frailes, por lo cual uno de ellos, fray Francisco Tembleque, toma por su cuenta resolver la situación y solicita de su superior el permiso de enfrentarse a la solución, estudiar el caso y entregar al pueblo el agua tan solicitada. Cami­na innumerables veces y en varias direcciones por los campos cercanos, nada encuentra, se aleja entonces más y a poco percibe un ojo de agua a quince leguas de distancia, este caudal surtiría a Otumba del preca­rio líquido.

Grandes fueron sus dudas para conducir el agua tan distante, reconoce bien los accidentes naturales, hace poco doctos trazos imaginarios, se encomienda frecuentemente al creador para que lo ilumine en tan arriesgada empresa, confiando en que su obra bené­fica llegaría a feliz término. Inicia el trabajo a pesar de las críticas de propios y extraños que lo desalien­tan sin lograrlo. Su voluntad es firme y su entereza también, por lo que no desfallece. Estudia noche y día a fondo el problema y se decide a realizar la capta­ción del manantial situado en las faldas del cerro Te­cajete. Enseguida conduce su caudal por un canal re­ducido, construido por operarios voluntarios de Otum­ba, cubriendo el caño para evitar que el viento ensu-

cíe el líquido, corre éste por ligeras pendientes por su propio impulso, localizando palmo a palmo el desni­vel requerido; sus conocimientos son pocos, carece de estudios en la materia hidráulica y por lo tanto su ex­periencia será vivida en el momento, el veía bajar el agua lentamente y decía que alguna día llegaría a su destino.

Muy cerca de la mitad del trayecto entre el ojo de agua y la población de Zempoala, le sale al encuentro la primera dificultad, pues el terreno tiene una depre­sión considerable que no deja mantener la misma li­gera pendiente; ¿se acordó fray Francisco tal vez del arcado puente de Segovia en tierras castellanas? y ade­más ¿supo de algunos otros ejemplos romanos? el caso es que decidió montar el caño en cuarenta y seis arcos unos menores y al centro otros de mayor tamaño. To­davía ahora se ven estos, unos dentro de propiedad privada de rancho de Tecajete y otros externos por donde cruza una línea ferroviaria con dirección a Tulancingo. Su construcción es sólida, de piedra basál­tica, abundante por ser del extinto cono volcánico del Tecajete, cuya forma lo identifica y su nombre también. Los pilares y los arcos no han sufrido ni con la edad ni con el paso del ferrocarril que con sus vibraciones pu­dieran haberlo afectado. Algunas de sus piedras osten­tan jeroglíficos labrados en relieve y dejan huella de su sistema de comunicación tradicional.

Más adelante, una construcción de aspecto cúbico, con terminación en capitel en lo alto, será la caja deri­vadora, impronta muy del estilo del constructor Tem­bleque, pues a lo largo del acueducto veremos su re­petición que lo identifica inmediatamente. Sale pues de dicha alcantarilla y corriendo una veces a flor de tierra y otras a poca profundidad para llegar a nuevas cajas semejantes a la descrita, aljibes de capitación, obras de utilidad urbana y rebosaderos para surtir abrevaderos; quedando muy claro el espíritu detallis­ta y de gran servicio que le diera el gran constructor hidráulico y arquitecto que piensa no sólo en un fin determinado, sino en la solución de los problemas humanos en cualquier momento y en cada lugar. A Zempoala llegó el agua y nueva dificultad, ahora de

29

Page 31: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

orden político aparece; los pobladores y sus autorida­des alegan ser propietarios de las tales aguas, y no dejarán que se conduzca a Otumba. Francisco Tem­bleque recurre al buen manejo de la situación y logra un entendimiento con los de Otumba que firman en Texcoco, en el año de 1553, el convenio de pagar a estos anualmente el servici_o de agua y proporcionar frailes para el convento de Todos los Santos en Zem­poala. Gran habilidad de parlamentario le nace y la usará en otra situación diferente.

Saca el acueducto a Otumba y llega a terrenos más bajos y allí tropieza nuevamente; pues cruza el trayec­to proyectado, una corriente bronca de agua de tem­poral que se embalsa allí mismo provocando una acu­mulación de agua estancada, que no deberá mezclar­se con la limpia que él tanto ha cuidado y dirigido. ¿Qué experimentos haría? ¿consultaría con sus her­manos frailes? El caso es que almacena el agua limpia en una pila alta, la deja salir por caño hermético y consigue elevarlo lo suficiente para montarlo en un muro a 2.20 m. de altura; ya no se contaminaría con el pestilente líquido apresado, funcionó el arcaduz y son lógicos sus cálculos de vasos comunicantes. El dicho muro no es ciego, con trece arquitos de medio círculo en lo bajo no interrumpen el derrame torrencial a su depósito adjunto. Esta obra se aprecia actualmente en la carretera a Tulancingo, pues a mano izquierda en el km. 60 más o menos, se blanquea el paisaje con las construcciones fortificadas de la exhacienda de Santa María Arcos y precisamente frente a su acceso princi­pal está el segundo puente acueducto del sistema Zem­poala-Otumba ideado y construido por Tembleque.

Con nueva caja alcantarilla y su consabido abreva­dero, corre el cristalino caudal cantando de alegría rumbo a Otumba.

Tembleque, que ya conocía el rumbo, no le sor­prendió la presencia de una gran barranca que sería el reto mayor a su empeño. La barranca de Papalote, amplia y profunda, lo hizo reflexionar, se encomendó a Dios y a su santa Madre y decidió establecerse en el lugar montando un rudimentario campamento para él y sus operarios, ahora de mejor condición artesa­nal. Levantaría la más grande obra del conjuntq y sin duda la más voluminosa y atrevida del siglo XVI. El puente-acueducto llamado Zempoala, pero que en su honor llevará el nombre de "Acueducto del Padre Tem­bleque". Otros le llaman "Los Arcos de Tepeyahual­co", ya que este pueblo de Santiago Tepeyahualco lo tiene en sus goteras.

Cinco largos años no arredran al fraile y con la confianza de llegar a terminar su cometido, sigue re­solviendo la magna construcción, allanando no pocas dificultades y persuadiendo a malas influencias que

30

presagiaban fracaso rotundo. Sale nuevamente su ca­rácter de político y domina las malas noticias de la capital, de que, por su acueducto (?) se quedan las obras sin canteros calificados. No para y continúa fe­brilmente con sencillez y humildad de acuerdo a las reglas del homónimo de Asís.

Organiza talleres de cantería y de adobes, almace­na piedra que mampostear, paga la cal que compra con el dinero obtenido de la manufactura de prendas de vestir de las mujeres de Otumba. Esta situación es continua a lo largo de cinco años. Improvisa refugio para cerca de 400 obreros, número por él confesado, habilita cuerdas y herramientas considerando que a pocos años de la conquista, estas eran escasas y primi­tivas, se ayuda de las técnicas y utensilios de piedra usados por los indígenas del país, crucetas, niveles, plomadas, escuadras y balizas serán fabricadas en el lugar, para levantar los pilares, sus cimientos y los ar­cos que cargarían el dueto. Sesenta y nueve arcos a lo largo de 907 m. de longitud total, parecería obra no de hombres sino de seres sobrenaturales. Aquí se pue­de aplicar el término de "danza de arcos" pues ellos rompen el paisaje con su ritmo repetitivo y acompasa­do, atractivo al ojo humano por su gracia sucesiva, haciendo un símil al ritmo musical de metro versifi­cado, al acento que la voz le da al buen discurso, tiem­po medido, distancias moduladas, proporción gradua­da y todo esto es pura poesía arquitectónica, gozada por ser de concepción humana. El hombre discurre en decorar la arquitectura con ritmos pictóricos, es­cultóricos y constructivos, que cumplen con el come­tido de agradar, de complementar y de terminar con arte las formas y los espacios arquitectónicos. Los puentes-acueductos arcados son danza de arcos, rit­mo puro, arte que decora el campo de por sí bello, labor de los hombres que le proporcionan más valor a la naturaleza.

Concentrémonos un momento en la obra de Tem­bleque y situémonos en ese siglo XVI, con la diferen­cia de lenguaje, de conceptos sociales, de vida dife­rente, de todo diferente alcanzable por la vista y el pensamiento y así reconoceremos la gran labor del fraile que estuvo expuesto a regresar a España por carecer de dotes evangelizadoras y sólo así lo entende­mos evangelizando con el ejemplo, con el trabajo, con el ingenio, el amor y la voluntad de servir a los natura­les de la Nueva España, elevándolos a la condición de igualdad que tanto necesitaban.

Los canteros rastreaban los sillares de recinto duro, logrando dos caras a escuadra, para servir de aristas de pilares y dovelas de los arcos; los albañiles y sus ayudantes subidos en aéreos andamios, mampostean­do pilares y arcos con mezclas de cal y arena, siguien-

Page 32: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

~~ . .

CO~TE~R A.A. COR.TE LAOO ORIENTE

:1. CD . -; .~; . ~?f t;:~-_·

1

-l-1 i

Page 33: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

do las instrucciones de fray Francisco de disminuir las secciones a determinada altura, para mejor estabi­lidad del conjunto, otros más adelante excavando ce­pas y haciendo cimentación tanto de pilares como de }a cimbra de muros de adobe, efímero apoyo como molde o cercha de arcos adovelados; todavía se apre­cia en el intradós de ellos, el contacto de la argamasa de las dolevas con la superficie aplanada del corona­miento de la cercha. El sistema se antoja muy apropia­do para el lugar y la época, pues si los arcos cambian no sólo de luz sino de altura, la lenta obra de adobes cumple con el procedimiento adoptado; en algunos claros quedan restos de la obra efímera de adobes ates­tiguando la hipótesis descrita. También existen talu­des de adobe, en aquellos sitios que ameritan tener estable el ancho muro, cuya cohesión parece precaria por el material y su mortero de lodo usado para tal efecto. Ingenioso procedimiento, que se antoja ser útil en tiempos más adelantados de técnicas construc­tivas.

Apenas fraguaban los morteros y constituían un todo estable, se procedía a retirar la cimbra o cercha con su amplio muro de carga y a repetir el sistema adecuándolo a las condiciones del terreno: el adelan­to lento le daba tiempo al fraile en meditar los siguien­tes pasos constructivos.

Todo ese tiempo, cuentan las crónicas, fue ayuda­do en conseguirle el diario sustento un gato domésti­co que cazaba conejos y codornices para llevárselos. Así con esta frugal comida Tembleque vivió y trabajó contento en compañía de los obreros a los cuales les iniciaba el trabajo con prácticas religiosas y doctrina­les, evangelizador a su manera, administrador nota­ble y educador artesanal, dotes que el fraile sin sentir tenía y las aplicaba.

El primer tramo del caño está cubierto con caba­llete de laja y mezcla de forma triangular; su juicio de observación está claro, la poca altura, la orientación norte del inicio y los vientos dominantes cargados de polvo de tierra ensuciarían el agua. Otra considera­ción a su diseño es fácil de ver, pues a pocos metros de las cajas norte y sur, está levantado un pilar macizo sobre el dueto, dejando pasar solamente el agua y evi­tando el paso humano y de bestias domésticas y salva­j es que al invadirlo, maltratarían la obra y ensllciarían el agua, aunado al cuidado de evitar un accidente en los sitios muy altos, donde la profundidad de la ba­rranca provoca el vértigo sin una protección a lo largo de tan distante fin.

Fray Francisco también resolvía en sencilla forma el paso torrencial de las aguas de lluvia. El terreno con su natural pendiente podría socavar los cimientos de los pilares por donde la corriente cruza el acueduc-

32

to. La obra trivial de concepción lo conserva en tiem­po indefinido, encausando la brusca corriente con mampostería alejada de los pilares y más resistente por supuesto que la tierra, ya que al erosionarse ésta debilitaría el apoyo y su empotramiento.

Otra notable solución se encuentra en el primer escalonamiento de los pilares del lado poniente, un tubo de barro apoyado en el saliente y cubierto con chaflán a 45° ; se supone que sirvió como conducto de agua del servicio en la construcción y que conti­nuaría también apoyado en el muro de adobes, pues se observa en varios pilares y en forma continua por su misma altura. Otra hipótesis válida ya que el tiem­po no nos deja asegurar la supuesta utilidad.

Ya en el cauce mismo del río, el arco se triplica pues el más bajo es pequeño en comparación a los situados sobre él; este arco grueso, en su lado oriente es decir río arriba, tiene una canaladura que tal vez sirvió para colocar tablones y apresar el agua y ésta utilizarla en los diferentes trabajos de mezclas, fabri­cación de adobes, apagar cal, etc., etc.

Los arcos superiores son amplios y muy altos, en el intermedio del lado oriental a la altura de las enjutas se aprecian dos nichos, uno de cada lado, estos adove­lados en su arco de medio punto y sobre él un alfiz de laja saliente con respecto a l paño liso, el fondo es de paramento vertical aplanado y encalado. Este gran arco intermedio está rematado por una simple hilera de lajas a manera de cornisa y sobre de ella, en el centro, se desplanta un cuerpo prismático, en cuya cara orien­tal se abre un nicho hornacina en cuyo fondo está pintada la imagen de una virgen, la Purísima, con las manos juntas en oración y su velo azul característico; termina este voluminoso cuerpo a dos aguas en cuya parte alta, separado por un pequeño saliente horizon­tal que le sirve de apoyo, hay otro pequeñito nicho vacío. En los pilares que soportan el arco superior y a la altura de la hornacina, o sea el primer escalón de la reducción de los pilares, flanqueando a los tres ni­chos descritos, hay otros dos aplanados y blanquea­dos, de arco de medio punto, plano el paño interior y repitiendo el alfiz sobresaliente semejante a los otros. Se colige que esta composición arquitectónica, neta­mente religiosa, será la que definirá el interés del frai­le constructor de aprovechar el lugar para seguir evan­gelizando a su manera y como exvoto a la posteridad. El arco superior llega hasta lo más alto, rematado, en lo que fuera la clave, con un cuerpo encalado y termi­nado a dos aguas de poca pendiente, en contraste con el resto de piedra aparente de la común mampostería.

Colateral al arco descrito o principal, está un arco amplio y aéreo del lado norte y por él actualmente cruza una línea ferroviaria hacia Tepeapulco y Ciu-

Page 34: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

5!::.CC ION PI LAR TIPO VlSTA FRONTAL FONit::NTE

rnampos~erio n1ix 'ra

!;TA FAS CONSTIIUCTIVA-S Y o¡;;_ OB R'AS

FROVISIONAU;:s Dt::L PU[NT!;- ACUl=DUCTO SIGLO XVI

!1 rt:"s prov1sionales de , io paro la habili toe iOn de bs escua­

dros de piedra_ "rosh-eadas~ @ (abrrcac·1Ón prev1a de adobes. © ondamtaje ~ fcnd tdosd, mo ­

rillos para lá consf~uwo~ de alru ro, cons ideranoo E'Sco eros _y rcn~p<¡s con "oovibne,· Rora su ­Eh p1~:h:as pesadas ~ u:a!-ena\es

@ apun fa lamienfos deandmnios, cerchas, pi lares~ orcos DOro conservar e! " olo~mo' o ve·rica­lidcd esfob le.

® se inicia de norte o sur.

291-11 F'OT!;SIScons.frucftva. @-cimentac16n f. lares sin am­

pliaciÓn de la base. @-CimenfaciÓn el, lacercha

o cimbra de adobes. ©-:!Oefa ;'í{ consfruchva hasln

el esca onom¡enFo bOja. @--fu bo de barro del escalono­

mi en fa bajo s:>b del lado po­níenl-e ~"'conducciÓn provi­sional Od agua de mor-f.-eros.

®- ¡_>,. eiuTt;consfruchva de ToS pr res hlshl el escalo­namien~o al l-o de reduc­

ciOn y o r rangue de arcos.. <D- levanfamíenfo de 6cim­

bro de adobes hosfa el escalonam1enfo al fo.

@- formaci6n de lo cercho de med io-punfo hoslo lo al ~uro fofa! de los orcos, aplanando~ foorandoel 'li ron f-ez ' Oef¡ ni hvo.

C!])- 3° efaf'? mnsl-rucfivo opov:m­do kls dovelas en el kch,; o1-~o de b cer-cho.

Q)- 4o el-opa consfruchva de lo e:: o ron o oel pue~re ~ su ca-1'10 correspona1enre.

Q;-9uifor la c ercho ±adobes.

FUENTE ACUEDUCTO"TEMBLE(S)UE; eAruL.o..NcA 'EL rAf'ALo TE' TEFE':AI4UALcohJ E:O.T,.t..DO~ DE MEXICO E HiDALGO

~~~r~~~~E!;.~~~u~~(94 C:OY \O '10 e• .., ¡. ,:. b.,.(1a ,.. d

Page 35: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

dad Sahagún; hagamos la consideración similar del anterior cruce de ferrocarril en Tecajete y aumentará nuestra admiración pues este arco es más alto y esbel­to y forma parte de un larguísimo conjunto; sin em­bargo no le ha afectado en nada las adversas condicio­nes de su movimiento diario de carga pesada.

Para completar esta reseña, observamos en casi todos los pilares y arcos, en especial los finales des­pués de la barranca, una serie de marcas de cal con diseños diferentes, algunos de tipo prehispánico y otros no, en total son unos cuarenta y cuatro signos que obligan a emitir varias hipótesis sobre su significado, quedando todavía un campo abierto a la investigación; tal vez los canteros y los albañiles de mediados del siglo XVI expresaron en su antigua costumbre de de­jar simbólicas formas que ellos vieron de sus padres.

Siguen disminuyendo los arcos, conforme sube el terreno en el lado sur de la barranca y termina al fin con la caja sur, y ésta derivando a 90°, la salida del dueto que correrá hacia Otumba, salvando estribacio­nes de lomas para conservar la pendiente mínima que lo caracteriza y llegar a la última caja, esta sí completa pues es la única que conserva la cruz de piedra en la parte más alta del chapitel. De ahí al convento sólo unos doscientos metros, poca distancia comparando con los treinta y cuatro kilómetros recorridos desde los ojos del Tecajete. La cisterna de almacenamiento junto al grueso muro conventual, y fuente de agua externa,.donde los pobladores saciarían su sed, pro­mesa cumplida y tranquilidad de su alma.

Se dice que Otumba ocupó varios años esta insta­lación de limpias aguas; la historia del país y sus mu­chas vicisitudes hacen que se pierda lo que tanto tra­bajo costó. En el siglo XIX, Maximiliano, emperador de México, visita el lugar del puente-acueducto, admí­rase de tan magnífica obra y promete restaurar el sis­tema; no se cumple su promesa por la definición de la política nacionalista reinante y hasta la fecha sólo que­dan restos del atrevido conjunto, sobre todo los bien construidos puentes arcados, en especial el de la ba­rranca del Papalote junto al actual pueblo de Santiago Tepeyahualco, motivo del presente estudio. Queda como ejemplo de edificación de recia su estructura, bellos sus muchos arcos y recuerdo de su proyectista y director de obra, de sus admirables operarios altamen­te calificados, de los múltiples artificios que con éxito logró el autor, que no olvidó nada para dejar objetiva­mente su calidad de ingenio y de humanitaria entrega al servicio del pueblo mexicano.

34

Proyecto de restauración

Programa:

A. Restauración de las partes dañadas en el monu­mento. B. Restauración y conservación de las partes de obra prbvisional que sirvieron para su construcción. C. Obras del contexto inmediato al monumento para su preservación. D. Obras para la comodidad y acceso del público ob­servador y técnicos investigadores del proceso cons­tructivo y sus materiales. E. Obras de reconocimiento al autor y colaboradores.

A. Restauración

lo. Cajas de agua inicial y final muy accesibles al pú­blico y por lo tanto han sufrido deterioros y mal uso interior. 2o. Caballete superior desde la caja norte hasta el arco XXXV sobre todo hasta el retén norte, fácil de transi­tar por su borde. 3o. Chaflán que cubre el tubo de barro cerámico en el primer escalonamiento de los pilares en el lado po­niente. 4o. Reposición del junteo de la mampostería mixta de los pilares ya que el mortero usado en la última restau­ración no fue el apropiado (sólo en algunas partes). 5o. Restauración de los vanos de acceso a las cajas de inicio y final del puente acueducto.

B. Restauración y Conservación

1 o. De los cimientos aparentes. 2o. De las coronas y parámetros de la cimbra o cercha de adobes, lluvia, viento y público erosionan su mate­rial por no tener aglutinante que le dé cuerpo estable. 3o. De los pasos de agua bronca torrencial de lluvia, pues han sido usados para paso de ganado menor. 4o. Del arco inferior en la barranca "El Papalote" pues aguas arriba se acumula basura humana e insumos agrícolas evitando el paso del agua y en ocasiones obstruyen totalmente, pasando esta por el desplante del segundo arco. C. lo. Delimitación de las terracerías inmediatas al monumento para evitar el paso de autos, autobuses y tractores, deteriorando la superficie y aumentando la erosión perjudicial. 2o. Trazo y conformación de espacios de estaciona­miento definitivo.

Page 36: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

Df

"" Q.cu uou,vACA LA REGION t.~ \; -4 oo ooo

T uLANCfNGO

Edo. Pueblo.

__ ....

/·· s_,..,.....,.. ~..o, .. ._

t.l-.o.i.J... l.¡ .

· ·,v- :-,· :-~-"-c;;._:- . , .ó - . • •• o< ',\

. : ·. :~~~- .

·, ·.

\:·.~ .

• • ···-·-.-. ~ -lt. ~.,;-_

EL ACU!::DUCTO 1"41<~1" 1 "·"'"'"

~se. ¡: 50 <XX> P1?t; .. -::!,.,d,0

A - O j os de a9uo en Tecoje~e. qo.

EB e> - \~ fUeT>~e. ocu~duch:, en Teccje ~ ~

_ 2.11. Fu ~ .,., ~eoc: u e duc~o 5 \u /a-io. At-cos - ' --- D- -- 3 '<!' FUENTE Al:UE DOCTO TE F'EYA~UALCO

,..-t--...f."ü'laléi~J" ~ i 10 ~e-mo e n OTVM ~A

_/: TRAMO S ' 1 Qjo~de ~o o Tecaje ~

Ir Teca j e ~e 2 e ·rn poo i10

?¿(<F --ID Te coj e ~ e S ~ ~1or io A t-eos

1Y S I-o li\.ario ¡'¡ reo s Te pe ~nualco v_ Te pe~chual co Grulll~A ~o:.-or .

FUENTE. ACUEDUCTO"TE MBLE0UE" eA~R.ANCA 'EL rAPALare.· TEF'EYA~UALCO~ tSTAOOS DE M~ X\ CO E. I·HDALG O

RESTAURACION F. AR0.UNAM.l994 .\. POSG R......._DO F.A~~vrTECTURA 29 !-I('{El. --.. __ .: cor los c a.-.1--1. bo!fa.,.,d .

11

Page 37: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

3o. Terrazas para los desniveles suaves y pronuncia­dos, con mampostería en retenes. 4o. Trazo de vía de comunicación lateral en ambos

.sentidos para peatones y ganado. '5o. Trazo vial para vehículos automóviles y tractores protegiendo ampliamente dicho paso. 6o. Mejoramiento de la vialidad diagonal de acceso desde Tepeyahualco. 7o. Se propone salida vehicular de autos y autobuses de visitantes al norte, entroncándola con la carretera Tepeyahualco-Tepeapulco. So. Mesas y bancos para los visitantes.

D. lo. Seii.alamiento en la carretera Pirámides-Tulan­cingo de la entrada a Tepeyahulco. 2o. Seii.alamiento de la vialidad cercana al monumento. 3o. Cédulas fijas programadas de la visita, observa­ción y estudio. 4o. Kiosco comercial de alimentos y publicaciones. 5o. Vigilancia y mantenimiento de limpieza regional. 6o. Sanitarios públicos con agua y tratamiento de aguas residuales.

E. Placa de reconocimiento al autor y sus colaboradores

Si bien el propio puente acueducto de Tepeyahualco necesita poca obra de restauro por estar bastante com­pleto y poco dai1ando, nos ocuparemos de esto y des­pués hablaremos de contrarrestar el abandono e ig­norancia de su valor artístico arquitectónico e históri­co y casi desprecio de tan magna obra por parte de las autoridades federales, estatales y municipales, así como de los propios habitantes de Tepeyahualco que todavía no han descubierto "la gallina de los huevos de oro" que tienen tan cerca y que han dejado de ex­plotar y de producir empleos como atención turística de fin de semana, visitantes que buscan sitios cercanos de interés así como alejarse de las grandes ciudades. Primero hablaremos de los deterioros, para después darles atención con obras de restauración apropiadas, apegadas a las normas internacionales. A. Se nota en la caja norte, nada bien definidas las jambas y el umbral, y esto se debe al continuo deseo de penetrar a la caja sin objetivo ya que no tiene nada y la oscuridad es grande. Basura y piedras llenan la parte inferior. B. Destrucción del caballete de mezcla triangular que tapa el cai1o en un tramo largo de trece metros que es fácil de transitar por su poca altura. C. Se han practicado perforaciones en las juntas de la mampostería en el lado poniente de los dos pilares

36

que se encuentran abajo de los retenes, norte y sur, con objeto de salvarlos y poder ascender al borde del acueducto, transitando con el peligro y deterioro con­siguiente. Montones de piedra suelta y ramas de pirú, practican el primer tramo del escalamiento. D. Destrucción del chaflán que cubre la tubería de barro, y destrucción de ésta por su fragilidad. E. Destrucción de los restos del muro de adobe, tanto por los humanos como por la erosión del agua de llu­via a ~m material poco resistente, perdiéndose poco a poco la evidencia del supuesto sistema constructivo. F. Deterioro de la obra de protección, al cause del torrente pluvial realizada por Tembleque, por el con­tinuo paso de ganado mayor y menor. G. La línea divisoria de los estados de Hidalgo y Méxi­co, que no sólo está mal ejecutada con trazo irregular de cal, sino que el monumento no debería tener esta acotación en su cuerpo. H. Acumulación de basura de insumos del campo y también doméstica en el paso de agua de la barranca por el arco inferior, obstruyendo el gran cause que en tiempo de lluvias arrastra dichos despojos. l. Deterioro de la tercería del camino a San Felipe en los arcos del lado sur, sobretodo del tránsito de tracto­res pesados, que aflojan la tierra y la preparan para que la erosión a corto plazo en la cercanía del monumento afecte a su cimentación y a los arcos del mismo.

Para tales efectos se propone la restauración

A. Restitución de las jambas y umbral del vano de acceso a la caja norte con mortero semejante al usado, de cal apagada y arena fina de tezontle, bruñendo con piedra dura "vitrolito" para lograr compacidad y bri­llo a la superficie dd mortero y por lo tanto mayor duración. En cuanto a la basura del interior sacarla periódicamente para dejar de invitar al visitante a se­guir arrojándola. Así como alejar a este lo más posible del acueducto (ver proyecto). B. La restitución del caballete se hará con el mismo mortero y el mismo procedimiento de bruii.ido y la vigilancia necesaria para evitar el tránsito sobre él. C. Se retirarán los montones de piedra suelta y las ramas, así como quitar las piedras sueltas del campo contiguo a esos puntos. Por lo que se refiere al junteo de las perforaciones, nuevamente se practicará este resane con el mortero descrito y su tratamiento de brui1ido; aunado a la vigilancia correspondiente. D. Restitución del chaflán que tapa el tubo de barro y dejando solamente visible la boca de este para no ocul­tar el procedimiento ingenioso. E. Sobre la corona del muro de adobe y un poco de

Page 38: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

,/" -

'[WJ!~ ~-\ :;;;~} 1 ·~ - ~ ' 1 ~~-:

,_tl_

;. ~--

------ --•• ,7," -- ~--- --- ---

C AJ A F INAL SUR

RE STAURACION:

Page 39: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

sus parámetros altos, en una franja de 0.50 m. en am­bas caras con producto que teniendo afinidad con el adobe lo proteja, endureciendo estas superficies sin que cambie ni su volumen ni su color. Se propone Üna rociada de silicón líquido transparente. F. Restitución de la mampostería dañada con su for· ma original y con los materiales semejantes, a su vez evitar el paso de ganado por ese arco y usar el paso que se propone en el proyecto. G. Se borrará la línea trazada con cal, a base de cepi­llo de alambre ya que en el proyecto se propone otra forma de acotar esta división. H. El mantenimiento constante sobre todo en tiempo de secas cuando es fácil retirar la basura acumulada. l. Se propone hacer nuevo camino paralelo al acue­ducto, más alejado de sus arcos y solamente dejar que en uno de ello se realice el cruce con las protecciones convenientes.

En segundo lugar, en lo que se refiere al proyecto de atención turística y mejoramiento del entorno cer­cano, se propone no afectar ni la vegetación natural ni mermar las áreas de siembra, así como no llevar especies vegetales que contrasten con el ecosistema imperante, también no modificar la topografía exis­tente. Con lo que respecta a edificaciones, estas serán sencillas de aspecto vernáculo para no provocar notas discordantes y que no constituyan gastos considerables.

En este proyecto cabe destacar que se pretende ale­jar, en lo que cabe, al visitante para evitar su contacto directo con el monumento, deterioros posibles y gra­ffitis de recuerdo, ademas del tránsito por lo alto.

Se crea una superficie nada agradable de transi­tar, sobre todo en la primera parte anterior al arco principal, esta superficie estará cubierta con ripio grue­so de tezontle sin consolidar, limitado por banquetas que además permitan contener el material; las dichas banquetas con las ligeras pendientes y escalones que sigan a las pendientes naturales, tendrán las rampas acostumbradas para los minusválidos. El material será de concreto con tezontle en dos graduaciones, al cual se les dará previamente un baño de arcilla y agua para evitar el consumo alto de cemento, tratamiento seme­jante al conocido "tesonite".

Los niveles expresados en el proyecto están toma­dos de un banco de nivel a 25 m. de profundidad en la cota o.oo de la caja norte y así tener sólo números positivos hasta el arco XL del paso de la línea férrea. Hasta ese arco se considera la obra de protección, por no ser fácil la visita en el accidentado terreno que si­gue con bruscas pendientes de la barranca.

Los cruces o pasos de costumbre se han dejado sólo que con las debidas protecciones a saber: arco XXXI paso del agua, XXV paso y retorno para los

38

vehículos de transporte de visitantes y para el ganado propiedad de los pobladores de Tepeyahualco, arco XVII paso peatonal solamente y eje principal de com­posición para las instalaciones de atención a los visi­tantes, coincide con uno de los caminos diagonales al pueblo cercano. El arco VI, abajo del retén norte, será el paso peatonal estrecho que coincide con el primer camino a Tepeyahualco. Todos estos cruzamientos, que son los actuales usados, se protegerán con postecitos de concreto de sección cuadrada como indica el pro­yecto en cuestión.

La parte más importante del proyecto se ha dis­puesto con lugares de estacionamiento de autobuses y autos particulares que no estorben la visibilidad del acueducto. La parte central con su eje de composi­ción está una franja de terreno entre el monumento y los terrenos de labor, aprovechando que allí no hay casi tierra vegetal y sólo se ve tepetate y blanca caliza propia de la· estratificación. Un obelisco triangular destinado a glorificar la obra Tembleque y sus colabo­radores del siglo XVI a sus laterales cuatro placas del mismo material como datos técnicos, históricos y com­parativos del acueducto como cédulas explicativas que ilustren a los visitantes. El mismo eje central, un gran kiosco de techo pajizo, estructura de morillos al natu­ral, para la venta de tabaco, golosinas, refrescos y postales del lugar, algunas publicaciones de la histo­ria de su construcción y mapas referentes a la misma. Flanqueando al kiosco dos cobertizos, uno el de la derecha para contratar el alquiler de caballos y carri­tos tirados por chivos y burros, como atracción a la gente menuda; el de la izquierda destinado a la ali­mentación y sanitarios y el área correspondiente a mesas con sombrillas al frente del monumento. La atención de esos servicios será proporcionada por los concesionarios y los vigilantes y estarán remunerados con las cuotas del estacionamiento, estos tendrán pues­tos al final de los cobertizos y funcionarán solo los sábados y los domingos. Las aguas residuales se trata­rán en la fosa séptica y las basuras biodegradables se convertirán en composta, otras se incinerarán y la me­tálicas periódicamente se sacarán a la venta. Otras pla­cas se colocarán en lugares correspondientes como la del nombre del monumento "PUENTE ACUEDUCTO FRAY

FRANCISCO TEMBLEQUE" colocada al frente de la caja norte por ser ese lugar el inicio de la visita; otra colo­cada en el arco ciego del monumento a la entrada del pueblo a pocos metros de la carretera Pirámides Tulancingo y una más en dicho entronque para dar noticia de la existencia del acueducto y la invitación a visitarlo. D

Page 40: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

0·•· 6.~~ -

"-'-:,¡ e':;:.,

-'Q·.·· ' .~""~, , - . :· . . ·,

...•. ' · @ '

POr<

P ROYEC T'd~ DE ~ A 1 Vanos de acceso cajas de agua norte y su r e

2 DesaloJO de ba sura caJa s nor'e y sur d 3 Cabal le+e +.epa cai'\o inicial 30m. mort ero. cal apagada y arena i ezont'e 1 3 e 4 Re'.•rar piedras y ramas y resanar huecos para su ow arcos V y L XVII f S Consolidar morteros c e los c haflanes del lu8o de ':Jarro arcos 7XXV-XXXV1g

6 Clesasolve paso del rio el papalote y su compuerta a re o X Lll h DANOS 7 Desaguar el agua de lluvia, cal'1o y c;aJ a su r con v~na ~n el terrero

8 Réw irar veaetaciones a !:)revadero norte y o~.ras en e l morumento 9 Borrar line-a iimitrofe de Hidalgo y ~Aéxico con cedula apropiada

8 1 Protección de la erosi6n de la c imbra cíe ach~e er. su coronamiento

-~ EL P RCiY'EC

La veget ac ión del La topog r afia La hidrología Las intervenciones ant eriores Las tierras de 1 a bor Los a e e esos exis tentes Los cruces a~oslumbrados, a rcos VI y XVII El paso del agua pluvial,'arco XXX I For m a v dim.ensiones del monumento LOS máte:i ales, colores v t exturas Las obras provisionales éxistentes (cimbra ­de adobe)

PRO YE C T O U S 0 T URI S TIC O Y UTlLlDAD.ECONOMICA LOC~L

FUENTE ACUEDUCTO T EMBLE &U OARRANCA ' EL PAf'ALOTf' fEPE:YAWUALCO fST ..... 006 Ot! M lt)(IC O E ~IOALG 0

RE.S TAURAC ION F.AR& UNA•<1994 PQSGRA O O F.AR<si;U•Tt: CTUR""' 'l .tJ.,lNEL .

c., .¡., • ., ... ~ :. b.,ll., .. d !t..S.':z· Esc. I:Zoo

Page 41: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

el hotel moctezuma en cuernavaca

ana maría ruiz vilá diana ramiro esteban maestría en restauración de monumentos división de estudios superiores e investigación, unam

Erniliano Zapata

Es menester recordar que, la más grande epopeya que se haya desarrollado en México fue la sublevación en el Estado de Morelos de Pablo Torres Burgos, a quien pronto seguiría el Caudillo del Sur, Emiliano Zapata, con el ob­jeto de hacerse justicia por sus propias manos ante las constantes vejaciones de los hacendados.

El asesinato de Luis Moya, respetado líder de Zacate­cas, avivó la hoguera. Emiliano Zapata se preparaba ya para lanzarse sobre Cuautla. El domingo 12 de septiem­bre de 1909 hubo una reunión de vecinos en el corredor de los portales de la iglesia de Anenecuilco, Mor., donde Emiliano Zapata había nacido, allá por 1877, y donde cursó la instrucción primaria.

Emiliano Zapata resultó electo presidente de la nue­va junta de Defensa, por los antiguos dirigentes . No fue un calpuleque o 'jefe de los campesinos", a la antigua usanza sino un líder agrario adaptado a los nuevos tiem­pos. Su tarea más ardua consistió en paleografiar los códices en caracteres barrocos, que incluían palabras en náhuatl, para penetrar su sentido. Allí estaban inscritos los derechos sobre las tierras que debía defender.

La historia de las injustas expropiaciones de tierras y montes había comenzado, precisamente, en 1887, cuan­do la instalación de los ferrocarriles en Morelos y Gue­rrero obligó al gobierno de don Porfirio Díaz a efectuar concesiones retributivas a las compañías constructoras extranjeras. Se arrasaron bosques, y los terrenos que quedaron disponibles fueron alquilados a los antiguos dueños.

En el curso de dos décadas, de 1887 a 1907, el Estado de Morelos se convirtió en el emporio más rico y com­pacto del país. Sus ingenios llegaron a ser los mejor equi­pados, sus plantaciones las mejor atendidas , y sus índi­ces de productividad, en 1908, los más altos de la na­ción; producían la tercera parte de todo el azúcar del país .

El horizonte de Zapata se agrandó cuando, consigna­do al ejército como revoltoso y recluido en un cuartel de Cuernavaca, pudo conocer por sus compaiieros de cau­tiverio lo que pasaba en el resto del país. El 11 de marzo de 1911 se incorporó al movimiento revolucionario, pre­sidido por Francisco I. Madero. El 29 de marzo las fuer­zas de Zapata lanzaron una locomotora contra las puer­tas de la hacienda de Chinameca, de donde se llevaron

40

caballos y gran cantidad de armas y municiones. Poco tiempo después, luego de tomar varias poblaciones pe­queñas, la tropa de Zapata contaba ya con mil hombres. Fue el coronel Aureliano Blanquet quien lo derrotó por primera vez, en Izúcar de Matamoros.

El 29 de abril la columna de Emiliano Zapata aban­donó Los Hornos y se dirigió a atacar Jonacatepec, a la que tomó después de varios días de violenta lucha. Lue­go de nombrar autoridades civiles enjonacatepec, reco· rrió la zona del volcán Popocatepetl. En Temoac se le unió su hermano Eufemio, que sería su gran camarada en los sucesos que más tarde les tocaría vivir. Mientras, los hermanos Figueroa se apoderaban de Iguala el 13 de mayo Zapata tomaba Cuautla el 19 del mismo mes, con­virtiéndose en una amenaza directa para Cuernavaca.

El23 de mayo de 1911 "a las 16 horas entró a la Capital del Estado (Cuernavaca) el general Emiliano Zapata al mando del Ejército Libertador del Sur, estableciéndose las oficinas del Cuartel General en el Hotel Moctezuma". 1

"La actitud resuelta del general Zapata y sus ya mani­fiestas tendencias sociales, hicieron que sus fuerzas fuesen las que más temores despertaron entre el grupo conserva­dor de Morelos, fue lógico, por tanto, que contra él se en· derezaran todos los ataques y se hiciesen todos los esfuer­zos para impedir que se llevara a cabo lo que pretendía.

"En la ciudad de México comenzó a cundir el temor cuando se supo que los zapatistas tenían en su poder todo el Estado de Morelos. La gente bien de la metrópo­li, la que concurría al distinguido Jockey Club instalado en el Palacio de los Azulejos2

, oyó correr la voz, de que desde las azoteas del hermoso edificio se veían por las noches multitud de fogatas que los 'zapatistas' encen­dían en la cumbre del Ajusco".

El25 de mayo de 1911 se leyó en la Cámara la renun­cia tan esperada de Porfirio Díaz, que había gobernado al país durante 30 años, 3 meses y 18 días. El 7 de junio Madero hacía su entrada triunfal en la capital para en­frentarse con muy graves problemas. Al día siguiente al­morzaba con Zapata, en la residencia del primero, en la calle de Berlín No. 21.

"Todo parecía tan fácil de realizar, que el señor Ma­dero empezó a trazar un programa de trabajo para el gobierno que debiera inaugurar en noviembre de 1911: ferrocarriles, puertos, presas, canales, asilos, hospitales,

Page 42: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

comedores públicos, tal vez era 'necesario para el bien de la patria, el canal de Tehuantepec'. En todo estaba Madero, Madero era todo" .3

Cumpliendo con la promesa hecha al Caudillo del Sur, decidió a los cinco días de haberse instalado en la ciudad de México, ir a los estados de Morelos y Guerre­ro para cerciorarse por sí mismo de la situación sobre el reparto de tierras planteado por Zapata.

Cuernavaca, la ciudad de la eterna primavera, tributó a Francis~o I. Madero un caluroso recibimiento que cul­minó con un banquete que le fue ofrecido por la gente pudiente de la capital de Morelos, en el Jardín Borda. Emiliano Zapata, que con sus hombres había escoltado a Madero hasta que entró en el Jardín Borda, se negó a asistir al banquete al que había sido invitado. En el viejo Palacio de Cortés, Madero preocupado por la ausencia de Zapata en el banquete, buscó hablar con él y le reiteró lo que ya le había ofrecido en México en su anterior entrevis­ta: "que si se hacía necesario, se nombraría un gobernador que garantizara los intereses revolucionarios del Estado, ratificándole a la vez sus instrucciones para que desde lue­go se procediera al licenciamiento de las fuerzas".

Zapata, desconfiado, viéndolo rodeado por hacenda­dos y neoporfiristas, se retiró con sus amigos, a quienes ofreció una comida de camaradería en el Hotel Mocte­zuma de Cuernavaca, donde tenía su Cuartel General. Allí estuvieron varios de los firmantes del Plan Político Social de Tacubaya, cuyo contenido agrario tanto había entusiasmado al líder morelense.4

En vista de que no había entendimiento entre Zapata y Madero, sobre el reparto justo de las tierras a los cam­pesinos pidió a éste último que fuera a Cuautla a hablar con él, a fin de que los dos buscaran remedio a la situa­ción. El caudillo llegó a Cuernavaca el día 13 de agosto, pero se enteró de lo que parecía una celada que le tenía preparada Victoriano Huerta, en el camino de Cuerna­vaca a Cuautla. El general Zapata, desde su cuartel gene­ral, situado en el callejón de la Tesorería, junto al Pala­cio Municipal de la ciudad de Cuautla, se puso al habla telefónicamente con Madero, al no acudir éste a la cita que tenían ambos. El periódico "El Diario" publicaría el martes 15 de agosto de 1911 que "Emiliano Zapata 'pre­tendía' imponer condiciones al gobierno, pidiendo la separación del gobernador del Estado, y que acababa de celebrar una conferencia telefónica con el señor Madero". 5

La política de Francisco I. Madero, que consideraba terminada la Revolución, provocó el descontento y por consiguiente el rompimiento definitivo con Emiliano Zapata quien tuvo que refugiarse en la serranía, a conse­cuencia de las persecuciones de las que fue objeto. A los tres días de su refugio, lanzó el Plan de Ayala, el 28 de noviembre de 1911, desconociendo la autoridad de Ma­dero. "El documento fundamental de la Reforma Agra­ria Mexicana en su etapa de lucha armada de los campe­sinos contra el antiguo régimen y los hacendados, es el Plan de Ayala, proclamado en el Cuartel General zapatis­ta, en el Estado de Morelos, el 25 de noviembre de 1911 ". 6

Hubo otros alzamientos en su contra, como el de Pas-

cual Orozco, al cual derrotó Victoriano Huerta al frente de los federales. Las conspiraciones contra Madero cul­minaron en la Decena Trágica. Madero y Pino Suárez fueron asesinados el22 de febrero de 1913 y Victoriano Huerta, que los había traicionado, se hizo nombrar pre­sidente interino. Don Venustiano Carranza se alzó con­tra el usurpador y lanzó el Plan de Guadal u pe. Emiliano

1 Casasola, Historia gráfica de la Revolución Mexicana. Emiliano Za­pata al frente de sus tropas hace su entrada triunfal a Cuernavaca. 2 Crónica Ilustrada. Revolución Mexicana. Fase. 9, p. 20, Palacio de los Azulejos. Fue construido en la segunda mitad del siglo XVII por los señores Vivero Hurtado de Mendoza, Condes de Orizaba, y retando a los años transcurridos desde su construcción luce mag­nificencia de los azulejos esmaltados que adornan su fachada y armonizan con el corte elegante de su arquitectura. ~ Valadés,José C. Imaginación y Realidad de Francisco l. Madero, T. 1, 1960, p. 192. • Magaña, Gildardo. Emiliano Zapata y el Agrarismo en México. T. 1, 1951, p. 136. 5 Crónica Ilustrada. Revolución Mexicana. Fase. 13, Testimonio Pe­riodístico, agosto 15-22, 1911. 6 Moreno, Daniel. Los Hombres de la Revolución, 1960.

41

Page 43: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

Zapata se niega a plegarse al régimen de Huerta y conti­núa su ya larga lucha, atacando Cuernavaca, capital de Morelos, el 5 de mayo de 1913.

El 30 de mayo de 1913, en el Campamento Revolu­t:ionario en Morelos, se hicieron reformas al Plan de Ayala, en sus artículos lo. y 3o., con respecto al pseudo­gobierno de Huerta. En junio de 1914, en el atrio y pa­rroquia de San Pablo Oxtotepec (Milpa Alta), se firma el acta de ratificación del Plan de Ayala, en la que se con­mina a los jefes del constitucionalismo a aceptar sin reti­cencias los tres puntos básicos del famoso Plan. 7

"A partir del martes 2 de junio hasta el jueves 13 de agosto, la capital del Estado de Morelos estuvo asediada por la totalidad de las fuerzas que comandaba el general Emiliano Zapata . . . Los sitiados se vieron cada día más aislados y necesitados de parque y bastimento, por lo que el 11 de agosto intentaron romper el sitio, para lo cual lanzaron cohetes luminosos sobre las posiciones re­volucionarias. Pero muchos cohetes cayeron sobre la pro­pia ciudad provocando varios incendios, entre ellos uno en el depósito de municiones del Cuartel General .. . ".8

Ell4 de agosto de 1914 el diario "El País" publica "'Emi­liano Zapata está en Cuernavaca" y agregaba. " ... de la llegada de los rebeldes a Cuernavaca, arribó a la plaza el j e fe suriano Emiliano Zapata, alojándose en el Palacio de Cortés .... "9 En septiembre de 1914 Zapata redacta­rá el "Decreto de Zapata", el cual, se refiere a la naciona­lización de los bienes de los enemigos de la Revolución . . . y que, al pie del documento dice "Reforma, Liber­tad, Justicia y Ley. Dado en el Cuartel General en Cuer­navaca, a los ocho días de septiembre de 1914. El Gene­ral en jefe del Ejército Libertador, Emiliano Zapata"w

Renuncia a la presidencia el General Huerta, sustitu­yéndolo el licenciado Francisco S. Carvajal. Se inician ne­gociaciones entre el gobierno constitucionalista y el ejér­cito federal, que culminan en los Tratados de Teoloyucan. Como consecuencia de ello, el 20 de agosto de 1914, Ca­rranza entra triunfalmente en la capital. La victoria sobre el huertismo se ha consumado ... "Al solicitar de los zapa­tistas cuáles eran sus condiciones para llegar a un acuer­do .. .. que la conferencia se haría entre delegados de ambos grupos, los cuales deberían reunirse en Cuernava­ca, o en el Cuartel General del Ej ército Libertador ... " 11

Fracasan en Cuernavaca las conversaciones de avenencia entre el gobierno constitucionalista y el general Zapata.·

La lucha contra el zapatismo fue total, y en junio de 1916, cayeron las ciudades morelenses de Cuernavaca, la capital y Cuautla en poder de los constitucionalistas; el zapatismo se d esintegra. El 10 de abril de 1919, en la hacienda de Chinameca, Cuautla, MOI-elos, fue asesina­do el general Emiliano Zapata, j efe del Ejército Liberta­dor del Sur.

Dada la trascendencia de la Revolución Mexicana en el Estado de Morelos, en cuya capital, Cuernavaca, el General Emiliano Zapata tomó e l Hotel Moctezuma, como Cuartel General del Ejército Libertador, se ha he­cho mención de éste inmueble, del cual se obtuvieron datos de gran valor, para una futura restauración del

42

mismo, tomados de la Crónica Ilustrada de la Revolu­ción Mexicana.

Además de los aspectos anteriores, el Hotel Moctezu­ma, fue el primero en Cuernavaca en tener habitaciones con baño integrado.

Historia de las diferentes etapas de constrncción del edificio

Construcción de la primera mitad del siglo XIX. Muros de cal y canto, y adobe de 0.60 cm. de espesor, con pilastras y cornisas adosadas de tabique.

Construcción de principios del siglo XX. La mayor parte del edificio corresponde a esta época. Los muros y co­lumnas son de tabique aparente, y en el entrepiso y la techumbre se utiliza viguería de madera, lámina acana­lada de zinc, terrado y como acabado, enladrillado. Se utilizan distintos despieces de tabique de 6 x 1 O x 21 cm. en las fachadas (ver detalles 1 y 2 en plano de detalles).

Construcción de la primera mitad del siglo XX. Resulta independiente al resto del edificio. La fachada que da a la calle, está también construida en tabique de 6 x 1 O x 21 cm., utilizando vanos y despieces a los del resto del edificio.

Construcción de fines de la primera mitad del siglo XX.

Los muros y columnas son también de tabique aparente de 7 x 14 x 28 cm. El entrepiso adopta el mismo sistema constructivo que el del resto de la construcción. Los va­nos y despieces en las fachadas que dan al patio son simi­lares a las originales, sin embargo las proporciones y la calidad de las mismas permite hacer distinción.

Construcción que data de los años 50's. No respeta el estilo de la construcción anterior. Utiliza sistemas cons­tructivos diferentes a los originales: muros de tabique no aparentes, columnas dalas y losas de concreto.

Descripción del edificio. El inmueble ocupa el terreno de la esquina noreste de las calles Matamoros y Degolla­do en el centro de la Ciudad de Cuernavaca. Todo el edificio está construido en tabique aparente: los arcos, los pretiles, las cornisas y todos los detalles están modu­lados por las proporciones del tabique. No se apega a ningún estilo en especial, más bien el edificio crea el suyo propio. Las fachadas son de gran interés aunque los vanos están dispuestos monótonamente, existen en

7 Casasola. HistoTia Gráfica de la R evolución 1\tlexicana, p. 817. Regis­tro fotográfico del atrio y parroquia en San Pablo Ostotep~c, dis­trito de Milpa Alta en donde se firmó "El acta de rectificación del Plan de Ayala". 8 Magaiia, Gildardo. Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T. IV, 1952, p. 233. 9 Crónica Ilustrada, Revolucú5n Mexicana. Fase. 9, p. 15. Testimonio Periodístico, agosto de 1914. 10 Maga fía, Gildardo. Em.iliano Zapata y el Agmrisrno en México, 1952. 11 Banagán Rodríguez Juan. Historia del Ejército y de la Revolución Constitucionalista, 1946, T. II, p. 25.

Page 44: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

ella diversos despieces que se repiten según sea el caso: en los pretiles, en la cornisa de planta alta, en la de planta baja, en los marcos de ventanas, etc.

Las fachadas en el estado actual en planta alta con­servan su estado original, casi sin modificaciones, no sucediendo lo mismo en planta baja que ha sufrido el auge comercial de la zona. Esto se hace evidente en los vanos· de la parte izquierda de la fachada oeste, y en el cuerpo izquierdo de la fachada norte. En esta misma fa­chada, parte de los marcos de las ventanas originales toda­via se encuentran en su lugar. Con ello, siguiendo el orden de las fachadas no modificadas, donde los vanos de planta baja son iguales a los de planta alta, es posible su recons­trucción. El cuerpo izquierdo de la fachada norte resulta muy similar a la fachada oeste: el acceso al centro y la habi­tación sobre éste diferenciada del resto por sus dimensio­nes. En la fachada oeste, es posible verificar que toda la fachada estaba construida con tabique aparente y no con aplanado y pintura como la vemos actualmente, y que los vanos en planta baja no eran puertas sino ventanas.

El edificio utiliza un esquema de patios, separados entre sí por un desnivel de 2.70 m , y cada uno con un acceso independiente, que puede apreciarse por los dos accesos que tiene el edificio, uno por la calle de Mata­moros y el otro por Degollado, a pesar de la arquería que daba al patio inferior, que fue tapiada en su totali­dad anulando uno de los accesos para darle el uso co­mercial que actualmente tiene. Dichos patios están ro­deados por arcadas que conforman a su vez corredores que permiten caminar a cubierto.

Tanto la planta baja como la planta alta, fueron ocupa­das por el General Emiliano Zapata, el cual estableció las oficinas de su Cuartel General de Cuernavaca, allá por el año 1911 durante la Revolución Mexicana.

Gracias al testimonio fotográfico existente en el ar­chivo Casasola, se pueden apreciar detalles del edificio, que hoy en día ya no se encuentran como originalmente estaban; en una de las fotos donde se encuentra Zapata de pie en una de las rampas de la escalera principal, al fondo se ve el muro construido en tabique aparente y que actualmente se encuentra aplanado y pintado, el piso y los escalones de la escalera eran de tabique, y fueron sustituidos por cemento pintado de rojo y mármol. En otra de las fotos, Zapata se encuentra en el patio del Hotel Moctezuma, y los pretiles que cerraban el patio en plan­ta baja, hoy desaparecidos, se aprecian en la fotografía de época. El nivel inicial del patio en relación a los pasi­llos, hace evidente el aumento de nivel que actualmente tiene, ya que hoy en día el piso es de loseta de cemento, y en la foto se aprecia que era terrado, así como la altera­ción del vano que se encuentra al fondo.

Sistema constructivo. Existen en el edificio dos siste­mas constructivos, el que corresponde a la construcción original y el de la contemporánea. El de la construcción original utiliza muros y columnas de tabique aparente. Diez hiladas están colocadas al hilo y la onceava a tizón para provocar el amarre del muro. El entrepiso utiliza viguería de madera, lámina acanalada de zinc, terrado y

~r:tQrle

enl.adrillado. La lámina de zinc permanece aparente, apoyada directamente sobre la viguería de madera, y cuya altura a nivel de piso es de 5.00 m. en corredores. La construcción contemporánea, que no respeta ni en estilo, ni en sistema constructivo a la original, está hecha a base de muros de tabique no aparentes, losas columnas y dalas de concreto.

Daños, alteraciones y deterioros. El edificio no ha sido casi alterado en sí mismo, sino que más bien las cons­trucciones posteriores han sido levantadas sobre él y a un costado. Las alteraciones que ha sufrido, son la ma­yoría, en fachadas en donde los vanos de planta baja han sido modificados para dar entrada a los locales comer­ciales. Algunos vanos han sido tapiados tanto en plant<; baja como en alta. Existe una construcción en planta de azotea que fue añadida en los últimos años y la cual se encuentra inconclusa. El edificio no tiene daños estruc­turales, el hecho de que cada nueva construcción se ideara independiente, estructuralmente hablando, ha permiti­do que el sistema estructural original funcione a la per­fección. Las instalaciones con las que cuenta el edificio están aparentes: bajad as d e aguas pluviales, ubicadas sobre las fachadas que dan al patio, y las instalaciones de

43

Page 45: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

l. , , ~ 1

~ ' 8

1 1

-ED --1 1

'

e ® ED ® cv cu ® e cv CD ®@@$--® - @---- ---- _,_-==i.,--:;:::_,====t-:

1 ==r ---r---r;-~e-4- :~--- ~ ..

' ' ' 1 i ,1 ¡ ' i ; i : - 1

----~-1 - -®-

-e- $ - @ 1 '

®é @E) --f!'J----tlJ ~éc#-11@11-l-1

-----+-"+® ---t-ftc])-t---

44

Page 46: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

FACHADA OESTE CALLE M MATAMOROS

-CONSTRUCCION PRIMERA MITAD SIGLO XIX.

-·-CONSTRUCCION PRINCIPIOS SIGLO XX.

____ CONSTRUCCION PRIMERA MITAD SIGLO XX.

_,......CONSTRUCX:ION FINES PRIMERA MITAD S. XX

~ =CONSTRUCCION QUE DATA DE l.DS ANOS 50

F11.CHADA NORTE

CALLE S. DEGOLLADO

..., __ . .,.

Page 47: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

1 ¡ &t.le:f~ "'1 8SoJi=AS , EN ~!>o

1 "351-<M,D~fo\~~¡'(,J~.A~

ft' · · .~1 -q¿

1

LEVANTAMIENTO

agua potable, como las bajadas de aguas negras y la instalación eléctrica, también aparentes, recorren los mu­ros interiores de los corredores.

Limitaciones del proyecto. En lo referente a la utiliza­ción de un edificio existente, es preciso reconocer que los problemas aumentan con la edad del mismo. Las cons­trucciones de otras épocas no consideraban el ruido del tráfico; su falta de aislamiento provoca elevados costos de mantenimiento; así como éste pueden mencionarse infinidad de estos aspectos que deben ser considerados al elegir un edificio de construcción tradicional. Otro problema puede ser la instalación de aire acondiciona­do, con la existencia de una fachada de interés histórico o artístico en la cual sea viable la colocación de rejillas. Muchos de los edificios existentes en las ciudades, cual­quiera que sea la antigüedad de los mismos, han cambia­do su uso primitivo de vivienda.

Proyecto de adecuación para banco Ana María Ruiz Vilá

En este caso se propone el uso del edificio para un centro corporativo bancario dentro del cual se encuen­tra el área de sucursal del banco, centro financiero y cen­tro corporativo, y por consiguiente deben tomarse en consideración la forma en que los edificios puedan con­tener las instalaciones adecuadas para cumplir de la mejor manera posible con las operaciones comerciales a que se destinan. Considerando que un gran porcentaje del

46

trabajo de oficinas se lleva a cabo en edificios existentes, se trata con principios que puedan ser aplicables a la conversión de edificios ya construidos.

Los edificios de oficinas tienen una estructura, o cas­co y un interior que debe acondicionarse, y éste puede variar tanto como sea necesario para satisfacer las dife­rentes necesidades. Los cambios en el interior pueden ser superficiales o fundamentales. Existen elementos de los servicios generales que son fundamentales para el interior del edificio, de la misma forma que es la estruc­tura para la estabilidad. Los conductos verticales que sir­ven al edificio de arriba a abajo, los núcleos de escaleras y elevadores, son parte integrante del edificio, de la mis­ma forma que pudiera serlo la estructura. Se podría de­cir lo mismo de los principales conductos horizontales, pero las salidas de aire acondicionado y, posiblemente, la red eléctrica bajo el pavimento, pueden considerarse como superficiales y, por lo tanto, perfectamente reemplazables. Pero precisamente en la naturaleza del tema es donde resi­de la clave de que la gama de opciones existente para acon­dicionar locales al uso comercial sea muy amplia.

Programa arquitectónico

Centro financiero. Titular, sala de juntas, secretaria, Ge­rente de Cuentas Especiales, secretaria, Ejecutivo Especial de Cuentas, secretaria, sala de espera, antebóveda, bóveda de particulares, sanitarios hombres, sanitarios mujeres.

Sucursal bancaria. Patio público, módulo de apertura, espera, zona de cajeros, Gerencia Sucursal, sala de jun-

Page 48: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

-@ 1

DETALLE 2

EL!"'¡"".fe.;QO..:> u l,.A>ol!-bl;>

1

®

:o~ESÍÁÜRACION

0.04

0 .21

0 .20

0 .21

\ VIGA DE MADERA 1

10x20

tas, Sub-Gerencia, operación interna, teleproceso, con­mutador, zona de tableros eléctricos, Cajero Principal, Contaduría, Archivo papelería, cajeros permanentes, ser­vicio panamericano, esclusa, servicio panamericano, recuento, antebóveda, bóveda, sanitarios hombres, sani­tarios mujeres, sub-estación eléctrica.

Zona corporativa. Dirección General, sala de juntas, Subdirección General, secretaria, espera, Dirección de Arrendamiento, sala de juntas, Subdirección de Arren­damiento, analistas de arrendamiento, secretarias, espe­ra, Dirección de Factoraje, sala de juntas, Subdirección de factoraje, analistas de factoraje, secretarias, espera, Subgerencia de Servicios Generales, sanitarios, almacén, comedores ejecutivos, cocina de apoyo, galería.

Proyecto de restauración. Se procuró, para el proyecto de adecuación, el utilizar las áreas existentes en el edificio sin tener que tocar prácticamente el proyecto original.

En este caso se propone el uso del edificio para un centro corporativo bancario, dentro del cual se encuen­tra el área de sucursal del banco,centro financiero y área corporativa.

Se utilizarán los dos accesos que tiene el edificio por la calle de Matamoros la entrada al centro financiero y por la de Santos Degollado la entrada a la sucursal, caje­ro permanente y servicio panamericano.

En la planta alta se propone el área corporativa. El cen­tro financiero se encuentra alrededor del patio principal. La sucursal del Banco se localizará en el patio del fondo del edificio, teniendo también acceso directo a la calle sin tener que pasar por el centro financiero.

47

Page 49: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

Proyecto estructural. Se propone re tirar el terrado exis­tente en las azoteas para así eliminar gran parte de la carga que actualmente tiene. En su lugar se propone rea­lizar un colado ligero perlita de 0.05 cm. sobre la lámina acanalada existente que está sobre la viguería como ais­lante contra el ruido. Encima de éstas unas dalas a cada 1.60 m. sobre las cuales van unos montenes para recibir posteriormente lámina pintro con chaflán en las orillas.

En cuanto a la balaustrada, se propone el armado d e los marcos de la misma hasta llegar a las columnas d e los arcos para evitar el desplome hacia la calle y patios inte­riores, con una dala armada y anclada a los mismos casti­llos a todo lo largo del pasamanos para formar un marco resistente a los momentos que puedan surgir posterior­mente (ver detalle).

Por lo que se refiere a la colocación de la estructura del domo para el patio de la sucursal, se propone en los mismos castillos que tiene los marcos de la ba laustrada y que van a ir armados hacia la columna de los arcos, si­guiendo la modulación que actualmente tiene la arque­ría, colocar una placa de acero a la cual se soldará un poste de acero que va a recibir la estructura, levantándo­la 0.60 m . para una ventilación adecuada (ver detalle).

Criterio de instalaciones. Se propusieron duetos en dis­tintos puntos del edificio con el objeto de bajar por los mismos el aire acondicionado que viene de las maneja­doras colocadas en la azotea. La ramificación de duetos de aire acondicionado irán por el entrepiso ya que se eliminó el entortado, para así llegar a todas y cada una de las oficinas d el edificio.

Para el suministro de aire acondicionado se coloca­ron cuatro equipos marca Carrier modelo 50-DA-012 ubicados en la azotea.

Aprovechando el espacio subterráneo existente por la ubicación de las calderas del antiguo hotel, y para la cisterna, hidroneumáticos, dos bombas eléctricas y una de combustible evitando así la colocación de tinacos en la azotea.

La instalación sanitaria que se encuentra aparente en el edificio será eliminada, utilizando para tal efecto los duetos propuestos en diferentes puntos del edificio.

La instalación eléctrica se hará saliendo de la sub­estación eléctrica necesaria para este tipo de institucio­nes, de la cual se enviará una toma a tableros de emer­gencia, alarma y tableros generales; de este último se enviarán las líneas correspondientes según normatividad del banco, utilizando duetos d e aire acondicionado para planta y azotea.

La iluminación se hará por medio de rieles con spots dirigidos a cada área según sus necesidades. Los rieles se­rán colocados entre la vigueria, para así poner la cantidad que sea necesaria y en el lugar más adecuado.

Proyecto de adecuación, para museo Diana Ramiro Esteban

En este caso, para la reutilización del inmueble, se pro­pone un centro cultural, a cargo del municipio de Cuer-

48

navaca, que contará con El Museo de la Revolución Mexi­cana como actividad principal.

El edificio, resulta simbólicamente ideal para ello, por haber albergado el cuartel del General Emiliano Zapata. Se propone además un centro de investigación que pue­da encauzarse a l tema mismo de la Revolución y que permita a los investigadores el acceso a l material relacio­nado con la Revolución Mexicana en Morelos. Se propo­nen otros espacios que complementan la idea.

Programa arquitectónico Museo de la Revolución Mexicana

Sala de exposición temporal, salas de exposición perma­nente: sala 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11; Museografía, servicios educativos, archivo, a lmacén admin istració n, dirección, promoción, taquilla, guardarropa, informes, talleres de restauración y conservación.

Centro de investigación. Cubículos de investigación , banco de datos, mapoteca, fototeca, archivo bibliográfi­co y documental, sala de consulta, servicios, auditorio, cafetería, cocina, entrada de servicio, librería, servicios, cuarto de máquinas, baños de empleados, bodega.

Proyecto de adecuación. En el p royecto de adecuación se busca respetar el sentido espacial del edificio para ello se conservan los patios como tales, e l primero de ellos como un patio duro que conserva la fuente con azulejos. El patio inferior se utiliza como un foro al aire libre y se complementa con los j ardines. El museo ocupa la planta baja y el ala izquierda en el siguiente medio nivel. Las construcciones que rodean al patio inferior se dedican al centro de investigación en la colindancia sur y a la librería, cafetería y el auditorio en la fachada a la calle. Con ellq se busca utilizar estos espacios como un fi ltro hacia el edificio. El resto de la planta alta se utiliza como oficinas, cubículos y talleres del museo. Se busca que el edificio pueda funcionar de noche sólo utilizando el área cultura l.

Proyecto estructural. Se propone eliminar el terrado que se encuentra en los entrepisos para poder utilizar dicho espacio como dueto de instalaciones y eliminar el excesi­vo peso del relleno (ver detalle 2). En el entrepiso de planta alta se colocará una cadena perimetral a la cual se sujetará una viga de a lma abierta fabricada con vari llas de 3/ 4 y 3/ 8. La lámina acanalada existente y una nueva conformarán el entrepiso y estarán soldadas a la viga. Las vigas de madera se conservarán recibiendo una car­ga muy inferior a la anterior. Los pretiles de azotea, que se encuentran desplomados, será necesario colocar den­tro de los repisones una cadena de concreto y dentro de las columnillas un castillo de concreto, el cual se sujeta­rá con un pequeño dado de conereto colado dentro de la cornisa. Para el entrepiso se dará la misma solución que al de planta alta .

Criterio de instalaciones. Se ocupará el entrepiso como dueto horizontal y otros dispuestos en planta como due­tos verticales. La instalación hidráulica será de cobre y

Page 50: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

~~ ,¡ ¡ .---;----:: :

-$--­$- --

Cf> $-- -·--- ·----

-$- ----

$- -----

-$ $-----

-$ --e --- ------- ---t#) --- --- . -

1 -- -

-~- -- -

-@- ----- --

$--·

fh ____ _ ~ -·--- ·--

@--------

$-------

$---- --- - --rri~~:;¿

i~===----_-__ l~l ij~~

... .------.. ... .....-----'

49

Page 51: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

/ E~LADIU.LI.DO

/~~::;:oo

~ETUKI!fll..tV2 "

.,--' ~VlOfi!O ).,,.

~~-/

/~-/ //TAIII()U[ Al'oUOóH

/

ENLAOfiiLLAOO

/----Pn:l'lr.o.oo .-·..-- / TEIII!.UIO

......__L ..... NA ACNU.LI.OA

~...._VIaA DE IIIAOfiU. 10>20

CORTE POR FACHADA 3-3' ,_., · ~

~~~ ~ ~~; ~:~~: r~o ~ ~·:! ::,'::~/ ~u.Vo-t:M:fftODtta.'/

se alimentará de los tinacos. Las bajadas de agua pluvial, aguas jabonosas y aguas negras serán de fierro fundido para evitar sean golpeadas y se rompan. Aquellas aho­gadas en el piso serán de P.V.C. Para la instalación eléc­trica se usará manguera para dirigir el cableado y las lámparas se colocarán como se dispone en planos. Se cuenta con tres unidades de enfriamiento que tienen su salida por medio de rejillas. En la cafetería se utilizarán ventiladores. D

Bibliografía

Crónica ilustrada. Revolución Mexicana, Distribuidora Pu­blex, México, 1966.

Barragán Rodríguez, Juan. Historia del Ejército y de la Re­volución Constitucionalista, T. 11, 1946.

Díaz Soto y Gama, Antonio. La Revolución Agraria del Sur y Emiliano Zapata su Caudillo, 1960.

50

e 1

DH.O.LJ.. [ ~ ~~ "' ~00 P~ll~ LA S U J~CCIO N DE IU.U~STR.O.D.O.

E N ~ lOT O. S

l"'

¡u=>J

0--"o~-t-.o . i-~~.P-

¡· m u !l!ll!l!íit:liWI1!]_

Dromundo, Baltasar. Vida de Emiliano Zapata, 1934.

Magaña, Gildardo. Emiliano Zapq,ta y el Agrarismo en Méxi­co, T. l.

Moreno, Daniel. Los hombres de la Revolución, 1960.

Paez López,Joaquín. Cuatro meses Je vacaciones con Zapata.

Valadés,José C. Imaginación y Realidad de Francisco l . Ma­dero , T. 1, 1960.

Robles, Serafín. Artículos publicados en el frente zapatista.

Sotelo Inclán,Jesús. Raíz y razón de Zapata.

Casasola, Gustavo. Edición conmemorativa. Historia grá­fica de la Revolución Mexicana, 1900-1960, Editorial F. Tri­llas, México, 1960.

D. Milis Edwarp, La gestión del proyecto en arquitectura. Editorial Gustavo Gili, México, 1992.

Page 52: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

Las páginas anteriores son un resumen del proyecto El Hotel Moctezuma en Cuernavaca, que Juera presentado en un trabajo escolar. Ante la dificultad tú acceso a algunas secciones del edificio, ya que es propiedad particular, no fue posible entonces observar la fachada oriental porqu~;queda incluida en otras construcciones tú la misma manzana. Recientemente se consiguió el paso a la zona y aparecieron el pórtico y la escalera que se muestran en la fotografía, en la cual puede observarse el deterioro del inmueble. Este hallazgo ofrece posibilidades tú desarrollo tú un proyecto más amplio y generoso, mismo que se está planteando como tema tú tesis tú Maestría.

51

Page 53: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16
Page 54: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

la hacienda de san pedro tochatlaco. aspectos históricos,

. / . / . arquttectontcos y artisttcos · antonio Iorenzo monterrubio maestría en restauración de monumentos división de estudios superiores e investigación, unam

Las haciendas, reminiscencias feudales que tal vez in- relaciones sociales, políticas e ideológicas, además de las conscientemente querían ser las materializaciones de las económicas. Estas unidades son concretadas material-utopías de Tomás Moro y Vasco de Quiroga, sociedades mente en varios espacios y construcciones que, además que podrían ser autosuficientes en varios sentidos: eco- de su función utilitaria básica, poseen una subyacente nómicamente, con vastas producciones agrícolas, gana- intención estética. Es conveniente subrayar el hecho de deras y mineras, aunque al estar sujetas a una economía que el funcionamiento de una hacienda requería la reali-precapitalista de mercado, intercambiaban y vendían sus zación de varias actividades agrícolas y pecuarias, y esta productos entre sí y con otros centros y ciudades impor- diversificación de labores otorga la denominación de tantes; políticamente, con una r ígida estructura de jerar- mixtas a la mayoría de estos· conjuntos. Esta característi-quías bien establecidas, que con el dueño a la cabeza era ca ayuda a entender el gran tamaño que alcanzaban los un microcosmos reflejo de las oligarquías predominan- cascos y sus terrenos. tes; culturalmente, con las ancestrales tradiciones de peo- Dichas unidades conforman redes o sistemas produc-nes, tlachiqueros, mozos y caporales, que llegan a en- tivos en donde varios ranchos dependían de una hacien-frentarse con influencias francesas e italianas en el Por- da. La distinción entre hacienda y rancho, más allá d e firiato, situación que recuerda las conjunciones cultura- esta relación de subordinación, debe plantearse de ma-les del siglo XVI. nera más profunda. A pesar de las comparaciones que

En el aspecto arquitectónico, los cascos de las hacien- toman en cuenta las divergencias en superficie de terre-das presentan un variado repertorio de sistemas y técni- no propio (como el caso de Boortein: 1976), tal vez la cas constructivos que se remontan hasta tiempos de la diferencia más importante, la cualitativa, radique en el colonia y aún prehispánicos. En fechas tempranas en- hecho de que mientras el rancho es netamente un nego-contramos admirables ejemplos que son antecedentes cio agrícola, la hacienda es un instrumento de coloniza-directos del funcionalismo moderno: tales son los casos ción y poblamiento, un medio de defensa, y un factor de de trojes, tinacales y casas de los trabajadores. La perfec- poder político (Enciclopedia de México, 3809). ta adecuación de materiales y formas estructurales a los Varios autores, como Molina Enríquez, Wistano L. requerimientos y necesidades espaciales, no está reñida Orozco y Francois Chevalier, sostienen que la hacienda con la intención estética, patente en los admirables reta- era una institución que en la práctica resultaba artificial, blos d e las capillas privadas y en los formidables torreo- debido fundamentalmente a su carácter feudal. Los peo-nes defensivos que protegen los muros exteriores. nes podían ser comparados con los siervos en la época

El continuo y prolongado proceso constructivo que medieval. Su origen en las violentas expoliaciones y el abarcó inclusive periodos de más de un siglo, puede des- sojuzgamiento de la población indígena ocurridos du-lindarse perfectamente en algunos cascos, donde llegan a rante el siglo de la conquista, les otorgaría igualmente convivir dos o más secciones claramente diferenciadas. una raíz de imposición, que continuarán ejerciendo me-

Difícil sería privilegiar algún elemento arquitectóni- diante un poder casi inquisitorial. co sobre los demás, puesto que como ya se sugirió, las Sin embargo, esta y otras interpretaciones que con-edificaciones hacendarías deben verse como un todo en forman los resultados de la historiografía tradicional, el que cada parte es a la vez engrane y eslabón conecta- deben revisarse o confirmarse con la incorporación de do al resto. estudios regionales específicos que ahonden en el com-

E! territorio hidalguense fue sustentado económica- piejo problema, y que probablemente presenten una vi-mente por las haciendas, en un dilatado periodo de su sión de conjunto diferente. historia. Estas pueden definirse como unidades de pro- El origen de la hacienda no proviene de la encomien-ducción y distnbución de productos básicos: agrícolas, da, en contra de lo que usualmente se ha manejado, sino ganaderos y mineros, en donde se cumplen una serie de sólo de una concesión de tierras (Zavala: 1948, 205-307).

53

Page 55: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

ACfi•~SO~================================================================J PLANTA GENERAL

El hecho de que conquistadores y colonizadores españo­les no hayan logrado el otorgamiento de encomiendas a perpetuidad, tuvo graves consecuencias que afectaron sus propios intereses, al sustituir la mano de obra gratis (bajo su custodia), por el pago de salarios de mercado (Brading: 1988, 32). La erogación hecha por este con­cepto implicó la poca redituabilidad y la ineficiencia eco­nómica de la empresa hacendaria. Además, la agricultu­ra comercial novohispana en los siglos XVII y XVIII tuvo un desarrollo irregular con varios periodos críticos, que trajeron como consecuencia el endeudamiento de la hacienda que comúnmente sobrepasaba el 50% del va-

54

5 15 30 ;o r--"lwe--o 10 20 40

lor de la propiedad (Jarquín: 1990, 86). Muchos docu­mentos depositados en archivos refieren inventarios y remates de inmuebles producto de los altos gravámenes alcanzados. Las mismas crisis agrícolas obligaban a au­mentar el volumen de producción, por lo que la mano de obra también debía incrementarse, hasta el punto que la nómina excedía el rendimiento del mercado (Bra­ding, ibid, 38).

Otro elemento muy importante que atentó gravemen­te contra la consolidación de los grandes ,latifundios fue el fomento y la protección de la propiedad comunal du­rante la época colonial. La experiencia española adquiri-

Page 56: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

da en las luchas de reconquista contra los árabes, señala­ba la importancia económica de la existencia de bienes de aprovechamiento común para conseguir la repobla­ción de las comarcas ganadas (Ots: 1975, 129). Los li

· neamientos borbónicos que sugerían un apoyo al agri­cultor propietario a costa de los grandes terratenientes, fueron retomados sucesivamente por las doctrinas libe­rales y positivistas, para finalmente adquirir una madurez legal con la reforma agraria surgida de la Revolución.

El asentamiento hacendario debió coexistir con una red de pueblos de composición indígena, que lograron conservar tanto la posibilidad de. elección de sus gober­nantes, como la tenencia de una parte de sus tierras en la colonia (Brading, ibid,35 ). Esta coexistencia, a menu­do conflictiva,,debió limitar los intentos expansionistas de terratenientes. Por último, el mito del endeudamien­to perpetuo como forma de sujetar a la mano de obra al centro productivo no fue tan decisivo en su consolida­ción, teniendo que recurrir a los pobladores de comuni­dades cercanas, contratados como trabajadores libres, para satisfacer sus necesidades en este campo.

Ante este panorama de inestabilidades, conflictos y atentados, las haciendas se vieron obligadas a demostrar su factibilidad histórica, utilizando estrategias basadas en un uso racional de sus recursos fundamentales: hom­bres, tierras, agua y ganados. Pueden delinearse varias categorías en el manejo productivo de una hacienda:

- Inversiones en rubros comprobadamente seguros, aunque de bajo rendimiento, como el caso del maguey.

- Acaparamiento de grandes cantidades de granos, vendidas oportunistamente en las malas temporadas.

- Diversificación de actividades productivas. - La explotación directa del hacendado de sólo una

parte de su propiedad, y la concesión del resto a pueblos indios, arrendatarios, aparceros y demás minifundistas, también forman mecanismos que se insertan en este com­plejo proceso de transformación.

De esta manera, la hacienda se convierte en la única institución colonial que sobrevive a la revolución liberal, debido a su flexibilidad y adaptabilidad (Leal y Huacuja: 1976, 9). Ya en el siglo XIX, algunas haciendas pueden ser catalogadas como empresas netamente capitalistas, aunque conserven algunos resabios coloniales.

La región del Estado de Hidalgo que comprende el altiplano mexicano y los llanos de Apan, presenta cierta homogeneidad tanto en características geográficas como bioclimáticas (clima seco a semis eco de la Sierra Madre y eje neovolcánico ), que propiciaron la implantación de un sistema de haciendas y ranchos de<;licados "Al cultivo del maguey. En el siglo XVIII ya estaba conformada una estructura de latifundios con una producción considera­ble de pulque. Así se originó la llamada aristocracia pul­quera. Era común que un hacendado poseyera una gran extensión de tierra correspondiente a las caballerías de varias haciendas. Por ejemplo, Pedro Alcántara del Va-

lle,juez de balanza de la real casa de moneda de México, poseía en 1772 las haciendas de Tepechichilco, San Pe­dro Tochatlaco y Bellavista, solamente en el actual muni­cipio de Tlanalapa. La producción abastecía principal­mente los mercados de México, Pachuca y otros pueblos de la comarca, y con la introducción del ferrocarril en el siglo XIX ocurrió el auge extraordinario de estos conjun­tos, que así contaron con una vía expedita y económica para distribuir su producto. La resistencia y confiabili­dad de la planta del maguey garantizaba un rendimiento seguro, más allá de malos años y sequías. Pero segura­mente las crisis en las ec;:onomías urbanas, debidas a va-

55

Page 57: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

rios factores (entre ellos la caída de la producción de plata, después de 1630), incidieron negativamente en las actividades de las haciendas magueyeras.

Los polos de desarrollo urbano, como las grandes ciudades, centros manufactureros, mineros, etc., depen­dían de las haciendas para abastecerse de insumos bási­cos, por lo que se establecía una relación de dependen­cia muy marcada.

Sin embargo, es de suponer que los diferentes y suce· sivos obstáculos que afrontaron en general las haciendas tuvieron un menor impacto en las propiedades objeto de esta investigación. Además de la seguridad propor­cionada por el cultivo, ya señalada, la suntuosidad arqui­tectónica de las obras materiales apunta en el sentido de una continua bonanza. La revisión analítica de los espa­cios y edificaciones hacendarías pueden ofrecer un pun­to de vista inédito en el estudio de las haciendas mexica­nas. Por ejemplo, la capacidad de almacenamiento de trojes y graneros va en relación directa con el grado de acaparamiento agrícola alcanzado; el estudio de las cal­panerías arrojaría luz sobre las condiciones de vida de los peones acasillados; la existencia de portadas de capi­llas propias de las haciendas, labradas por artífices indí­genas en el más puro estilo tequitqui, puede sugerir la existencia de brigadas de artesanos en la comarca, que ofrecían su fuerza de trabajo. Asimismo, es necesaria la profundización de los contenidos ideológicos y la fun­ción que cumplían las construcciones religiosas dentro de estos conjuntos. El estudio de las relaciones entre pueblos de indios y hacendados, así como la interven­ción de la iglesia en los procesos productivos puede ayu­dar a comprender m~jor las consecutivas fases históricas de las haciendas.

También es importante ahondar en el análisis de las relaciones establecidas entre concentraciones urbanas y estos centros productivos, que tuvieron una participa­ción hasta ahora poco conocida en los programas políti­cos estatales y aún nacionales. Por otro lado, las innova­ciones tecnológicas relacionadas con la producción se­guramente alcanzaron matices regionales , para adecuar­se a los variables requerimientos geográficos, económi­cos, sociales, etc.

De tal manera, el complejo sistema hacendario po­dría contemplarse en una dimensión más exacta que pro­porcionara aportaciones originales para su comprensión general.

La elección de la hacienda de San Pedro Tochatlaco como tema de estudio para iniciar las actividades pre­vias a la restauración fue delimitada por las siguientes razones:

* La importancia arquitectónica y estética del con­junto.

* Es una de las haciendas más antiguas del Estado, y de mayor riqueza en cuanto a antecedentes históricos.

* En el inmueble se conjugan tanto arquitectura civil como de tipo religioso.

56

* Su estado de conservación requiere atención urgente. * No ha sido motivo de estudios históricos ni arqui­

tectónicos. Los habitantes más antiguos que poblaron la región

pertenecieron a la cultura teotihuacana. Existen varios vestigios arqueológicos, que van desde cerámica de di­versos tipos hasta montículos que conforman plazas.

El ejemplo más importante es la zona arqueológica Tecolote I, en el vecino municipio de Tepeapulco. Una de sus pirámides, restaurada parcialmente, presenta los característicos elementos de tablero y talud teotihuaca­nos. En el códice Xólotl, se registran los pueblos de Tla­nalapa, Zempoala y Tepeapulco, dentro de los límites que marcó dicho personaje, es decir, dentro del Chichimeca­tlalli: "tierra en que fueron fuertes y numerosos los chi­chimecas" .

Tlanalapa, etimológicamente hablando, significa "rin­conada" o "lugar de los arrinconados", tal vez debido al carácter secundario del pueblo o recordando pasadas ti­ranías de los chichimecas, que seguramente sojuzgaban poderosamente a la región.

La evangelización corrió a cargo de los franciscanos, que provenientes de Texcoco, fundaron convento en Tepeapulco el año 1527. Estos pueblos estaban compren­didos en la Provincia del Santo Evangelio de México . La iglesia de Tlanalapa, construida probablemente con ca­rácter de visita de Tepeapulco, es un bello ejemplo plate­resco en su sencilla portada.

En 1716 el virrey Juan Ortega y el rey Felipe V otor­gan a Tlanalapa su acta de fundación, confirmándole los títulos de propiedad de sus contornos. Años después, en 1734-1736, una terrible epidemia de matlazáhuatl (espe­cie de tifo), hizo estragos en la población. La coyuntura la aprovecharon los hacendados de la región, quienes extendieron los límites de sus tierras a costa de los pue­blos indígenas. Después del siglo XVIII, sólo se tienen algunos datos histórico,s aislados. La región era paso obli­gado del camino de diligencias de México a Tuxpan, vía Veracruz; y entonces los asaltos a las conductas eran fre­cuentes. Tlanalapa era el cambio de postas de las dili­gencias. Curiosamente, con la introducción del ferroca­rril en el siglo XIX el municipio siguió conservando ese carácter de estación de paso. Algunos personajes impor­tantes tuvieron encuentros fugaces en esta región: Agus­tín de Iturbide (en 1822 pasa rumbo a Tulancingo); y Maximiliano y Carlota (se alojan en un mesón del pue­blo en 1864). En 1871 Tlanalapa es convertido en muni­cipio, dándose después una interminable serie de renci­llas y conflictos graves con los vecinos de Tepeapulco.

Al parecer, en tiempos de la colonia la hacienda per­tenecía al conde español Villar y Rubí. El conjunto po­seía ganado y sembraba maíz y cebada, entre otros culti­vos; sin embargo, el pulque fue el producto más impor­tante de la hacienda.

Algunos documentos en el ramo de Tierras del Ar-

Page 58: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

$-

~

1-1

o Lj

n u u o o 1' [1

1

1 ~ 1 (\ ~ )

' ¡: :: ¡: p ' '

\\ \' ._ .j J ··- .. .

e ' O

.... .. .. .. 8

1 o .. .. - ... '"' .. ~ ~ :: ·= .. ....

~ ·=.::

.. ....

d n

',', 1 rll ,:~;J o~ 1 .!.----....._ __.::!....-t:::::t. _____ J......t-

A .-4~--~~--~rL~~

4: i

57

Page 59: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

~ z o ü .. IC ::>

X e X ..

"' "' o

w ... ¡! .. 0:: "' ::>

o IL o

u IC IL

_ ,.JL_ - --

58

___ _ J _ ___ _ 1

chivo General de la Nación, registran continuos litigios entre el pueblo de San Juan Tochatlaco y el cercano pue­blo de Zapotlán, que abarcan de 1711 a 1810. En un le­gajo se indica lo siguiente:

"Los de Tochatlaco no tienen otro modo (de subsis­tir) que cultivar sus tierras, cuidar sus labores, y sus ma­gueyales, para pagar sus tributos y derechos a la iglesia, y subsistir con sus familias".

Esto nos indica la pobreza existente entre los indíge­nas campesinos que coexistían con la hacienda. La mer­ced de tierras hecha al pueblo de San Juan Tochatlaco fue dada el 14 de marzo de 1667.

Antes de 1770 el propietario era Don Antonio Gar­cía. En ese año muere y su viuda se ve obligada a rematar el inmueble para pagar fuertes deudas contraídas . El 28 de septiembre de 1770 se practicó un avalúo, que histó­ricamente es muy importante por aportar una minucio­sa descripción, cuarto por cuarto, de la hacienda, inclu­yendo los bienes muebles. El valor total alcanzado por la propiedad fue de $73,350.00.

Dn. Pedro Alcántara del Valle, juez de balanza de la real casa de moneda de México, presenta la postura indi­cada en el avalúo. Este individuo era poseedor de otros bienes en la región, como la hacienda de Tepechichilco y Bellavista. San Pedro Tochatlaco tenía muchas tierras, adecuadas para realizar el transplante de plantas de ma­guey. Esta fue la razón principal que movió a Alcántara a comprar dicha hacienda. La producción en esos ali.os sobrepasaba las 25 cargas semanales de pulque. Al po­dar el magueyal y quitar la no palera (que sustraía el jugo al maguey), produjo aun más, tal vez de 80 a 90 cargas por semana.

A partir de ahí no se obtuvieron datos del desarrollo histórico del inmueble en el siglo XIX, que seguramente existen en otros archivos . Se piensa rastrear el corres­pondiente a la Compañía Expendedora de Pulque, en­cargada de la introducción del producto a la capital.

En 1938 dejó de funcionar el tinacal. La fecha coinci­de con la aparición del ejido en la época cardenista. Para 1951, Diesel Nacional compra la propiedad a los due­ños, y un año después la permuta como compensación a terrenos que ocupa la fábrica en Ciudad Sahagún. Des­de entonces la ocupan varias familias de ejidatarios, que actualmente están tramitando el reconocimiento legal de su propiedad.

La hacienda ha sufrido un ínexorable proceso de des­trucción que sin embargo no ha mermado su serena majestuosidad, patente en la columnata de esbeltos fus­tes de cantera sobre altos pedestales, en el jardín princi­pal. Este espacio está delimitado también por una robus­ta arquería de pilares de tabique, formando un intere­sante contrapunto a la elegancia de la columnata, prime­ramente descrita. Otro elemento arquitectónico desta­cado es la casa principal del hacendado, distribuida en dos niveles claramente diferenciados en cuanto a su épo-

Page 60: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

ca constructiva: la planta baja, seguramente del siglo XVIII,

reflejado en los capialzados del cuarto ubicado al su res­te; y la planta alta, caracterizada por un excelente traba­jo de aparejo de tabiques aparentes, correspondientes a un añadido del siglo XX. Caballerizas, macheros, zahúr­das, un secadero, troje, patios exteriores, dos extensos jagüeyes, y un ruinoso tinacal (del cual aún se conservan los soportes metálicos que cargaban las tinas), forman parte del programa arquitectónico.

El fervor religioso de sus moradores está plasmado en su capilla, ubicada en el patio exterior. Por las formas arquitectónicas, puede suponerse que se trata de una construcción de fines del siglo XVI o principios del XVII,

tal vez con un añadido barroco posterior, que consiste en el tramo superior de la portada, junto con su elabora­da espadaña. Esto nos permite sugerir que se trata de una de las capillas más antiguas del Estado, asociada a una hacienda. Reminiscencias mixtas: góticas, plateres­cas y barrocas, están matizadas por la sensibilidad del artista indígena que dio forma a la obra. Su portada es una fantasía barroca donde se combinan elementos de la flora, sirenas, ángeles y obispos con estandartes, todo ello en relieves que apenas si sobresalen del paño. Re­mata la fachada la ya mencionada espadaña, con espacio para cinco campanas, con dos elementos piramidales con claraboyas. La planta de la capilla es rectangular, de una sola nave, con el ábside ochavado reforzado por contra­fuertes cónicos. Los muros, de piedra y lodo, conservan en parte un deteriorado aplanado de cal con restos de pintura· en el presbiterio semejando una ambientación teatral, con jarrones y vanos con arcos apuntados; deco­ración que seguramente corresponde al siglo XIX. En una de las poquísimas vigas que aún se conservan en la cu­bierta, se aprecia la siguiente inscripción: "Se techó de nuevo en Mayo del año de 1820". El inmueble poseía un retablo dorado y de fina talla, que todavía se conservaba en 1964, aunque ya sin sus pinturas e imágenes. Ahora no quedan más que las cavidades en el muro posterior donde se empotraba el retablo. En el inventario de la hacienda de San Pedro Tochatlaco, efectuado en 1770, se mencionan los bienes de la capilla, entre los que se encontraban un cáliz de plata con cuchara y patena, cin­co casullas de raso de China, un señor San Pedro con su peana dorada y una imagen de la Purísima, de talla, con tres angelitos con corona de plata.

El país tiene un gran porcentaje de su territorio con clima semidesértico o desértico, caracterizado por agri­cultura de temporal y obras de irrigación muy limitadas. Las plantas de zonas áridas pueden ser una alternativa importante para mejorar la economía de subsistencia de la población de menores recursos. La llamada vegeta­ción xerófita, tiene además una doble utilización: ecoló­gica y estética. En el aprovechamiento de los recursos bióticos es posible emplear la flora silvestre, actualmen­te muy poco u tilizada.

59

Page 61: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

o o

FA C HADA 0.~ LA CAPILLA

60

Page 62: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

Los mexicas y otros grupos indígenas usaban este tipo de planta, que inclusive determinaban la ubicación de los asentamientos. En las etimologías de los pueblos tam­bién encontramos la influencia de las plantas del desier­to, Nopala, Metepec, etc.

La grana o cochinilla, para elaborar colorantes, el nopal, con sus múltiples aplicaciones, el maguey, etc., son productos que requieren una mayor integración a la economía nacional.

El proyecto de utilización de una antigua hacienda como centro de investigación y desarrollo de tales recur­sos, contempla las siguientes áreas:

Laboratorios de cactáceas y agaváceas Vivero experimental y general Oficinas Dormitorios Centro para visitantes Los criterios de restauración a seguir contemplan el

respeto a las construcciones y vestigios originales del conjunto, sólo con la excepción de ciertos elementos adosados, que por su estado de conservación represen­tan un riesgo a la estabilidad de edificaciones anexas.

Anexo. Avalúo de la hacienda en 1770, en el ramo tie­rras del Archivo General de la Nación, vol. 965, exp. 2, fojas 37 y siguientes.

AbaLuo Reconocimiento y AbaLuo de la Casa Oficinas, Capilla, Tierras, Magueyes y Jagueyes de La Raíz. esta Hacienda de San Pedro y Rancho de San Juan hecho por los Abaluadores Don Joseph Joachin Montaño, y Don Diego J oseph Montaño vecinos de la jurisdicsión de Zem­poala por ante Josph Lopes Notario Receptor Comisio­nado en la forma siguiente. Primeramente La casa principal, que se halla de oriente á Poniente con La vista á! Sur, La que se compone de Las piezas que iran relacionadas, su sala con quinse ha­ras de Largo = una Recamara con siete dichas Largo =

un chocoLatero con quatro = una cosina de carbon con siete: que todas eLLas estan a un mismo pizo, con siete puertas, seis ventanas de madera de ocote, cerradura, chapas y LLaves, y eL ancho de Las expresadas, seis, y media baras, aLto seis [.] Paredes de piedra, y Lodo re­vocadas por dentro , y fuera, y bLanqueadas sueLos en­LadriLLados, techos de vigas, tejamaniL, azotea enLa­driLLada, y en La que ocupa La saLa y recamara un boLa­do de Las mismas vigas de dos varas de ancho que cubre eL corredor con sueLo enLadriLlado, pasamano de pa­red con LadriLLo encima, y aL Lado deL sur de dicho Lienzo, una saLita con diez varas Largo, y Lo mismo de ancho, y aLto de La misma fabrica en Lo interior un corraL con veinte varas de Largo, diez de ancho, que Le rodean otras paredes de oficinas, que hacen division para formar un huerto con enrejado de LadriLLo sobre vasas de pared con aLto de una, y media varas, y á eL Lado

deL Sur se haLLan dos quartitos con eL Largo ancho, y aLto de quetro varas, eL techo arruinado, y dentro de éL un quarto = Yt: un PLacer con taza, y sueLos de Asu­Lejos ~ Porton sin Llave de Madera de Ocote, á eL Lado deL Norte de dicho Cuarto, una pieza que Llaman Dis­pensa con Largo de seis varas, otras tantas de anchÓ, cinco aLto, Puerta, ventana con cerraduras, fabrica como La primera, y vajo de un mismo pizo, otra pieza con el nombre de tequesquitero, con puerta, su Largo quatro varas de la misma fabrica: en eL segundo patio una car­bonera, y un Horno pequeño de Pan, una cosina de humo, uno y ótro con Largo de siete varas, seis de an­cho, cinco aLto, Paredes de Piedra, y Lodo sin revocar Puertas sin Llave, techo de moriLLos, torta encima, y en el mismo Patio dos trojeciLLas con Puertas á eL, Made­ra de Ocote, Chapa y LLave correspondiente, cada una con diez varas de Largo, seis de ancho, cinco aLto Pare­des como dicho es, techo de vigas con cruzeros ázotea enLadriLLada, y sobre Las dichas una troje con aLto de una, y tres quartas varas, su techo de Jacal á dos aguas, cinco LLaves de vigas, puerta nueba áLJacaL con cerra­dura chapa, y LLave que se manda por La azotea, y esca­Lera que se haLLa para su uso, y á La parte deL Oriente un corraL de Tuna manza Huerta, y cerco de Jahueyes de Agua Limpia para eL gasto de La Cassa de que se hará mencion = tres Liensos con sesenta varas Largo, treinta ancho, quatro, y media aLto, Paredes de Piedra, y Lodo sin revocar, Puerta áL dicho Patio. con cerraduras chapa, y LLaves, y bajo deL corredor de La primera vi­vienda una SaLita, y recamara cada una con dies varas de Largo seis, y media ancho, cinco aLto, sus Puertas con cerraduras chapa, y LLaves, dos ventanas, La una con berjas de fierro, y vastidor con vidrios, Paredes, Pie­dra y Lodo revocadas por dentro, y fuera, sueLo, y techo como La primera, y todas con CanaLes de Barro, y si­guen á eL Lienzo deL Norte un pasadizo que bá aL Patio principaL, á eL de CabaLLerizas y Saurdas con cLaro de quatro varas, seis ancho, cinco aLto nuebamente rectifi­cado, techo de vigas, y tajamaniL azotea enLadriLLada, sigue aL mismo pizo (como dicho es) y de La misma fabrica, unha saLa con dies varas Largo, una recamara con siete, sus Puertas de madera ócote con cerradura, y dos ventanas á La pa.rte deL patio un PortaL á La Puerta de La SaLa, con eL de esta, quatro varas de ancho carga su techo sobre La pered de La saLa, y tres PiLares de Ocote con tornapuntas Planchas, y Sapatas todo iguaL aL pasadiso Paredes revocadas por dentro, y fuera, y debajo de dicho portaL para eL Poniente un quarto con seis varas Largo, seis ancho, cinco aLto, sus Puertas con cerradura, chapa, y LLaves Paredes, y techo como Las antecedentes: sigue La EscaLera, que da passo a Las Azo­teas, y trojes toda de mampostería á dos idas, EscaLones de Los mismo, y Puertas haviadas. Sigue eL quarto que LLaman eL Jato, ó eL Lienzo. EL poniente con dies va­ras Largo, seis ancho cinco aLto, su Puerta, y ventana

61

Page 63: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

con cerradura, techo iguaL aL que antecede, sigue otro dicho que LLaman de Los Carpinteros, con quatro varas Largo, ancho aLto, Paredes y techo como eL anteceden­te. Sigue un PortaL para guardar maderas de Carpinte-

: ría, que carga sobre Las dos trojes, quatro PiLares de Ocote con vasas de cantería, pLanchas y zapatas, Largo de veinte varas, ancho techo, y azoteas iguaL á Los Quar­tos, y a La parte de Poniente de dicho PortalL dos Tro­jes, La una con Largo quarenta varas, La otra veinte, an­cho seis, aLto cinco, techo de vigas tajamaniL, y Ladri­LLo, sueLos empedrados, dos ventanas, y Puertas con cerraduras, y sobre d ichas trojes, una de JacaL á dos aguas, con aLto de una, y media varas, Puerta á Las ázo­teas, y EscaLera citada, La dicha con QuisiaLeras de metaL, chapa, y LLave, y ál Sur de dicho PortaL con puer­ta á éL, una troje que sirve de desgranadero, con Largo de d ies varas, seis de ancho, y áLto Paredes rebocadas por dentro, y fuera, sueLo ensoLado de Tenayuca, te­cho, y azotea como La SaLa deL Norte, La puerta con quiciaLeras de MetaL, y Candado casteLLano, sigue á eL Lienzo deL Sur, un quarto con Largo de seis varas, y eL mismo ancho, y aLto, Puerta viej a con cerraduras techo de vigas, y torta encima. Sigue eL Saguan con cin­co varas de cLaro, seis ancho, y eL mismo aLto. Portada de cantería, arco a La parte interior. Puerta á La caLLe con Postigo. quiciaLeras de metaL, prestiLLo, chapa, y LLaves, techo antiguo de vigas, tajamaniL, y torta ensi­ma. Sigue una Pieza que LLaman TinacaL deL PuLque La que es nueba con onze varas Largo seis ancho, otras tantas aLto, techo de tajamaniL á dos aguas, puerta con cerradura, y ocho tinas de cuero, dos cubos de medir, y con esta oficina cierra eL quadro deL Patio PrincipaL, que está todo empedrado. á La parte deL Norte se ha­LLa un Patio de CavaLLerisas de Las que son dos chi­cas, un PortaL contres varas Largo, quatro ancho, y cin­co aLto, que carga sobre La pared de otra CavaLLerisa, Pilares de Ocote, pLanchas, y Zapatas, techo de vigas quasi nuebo. TajamaniL, azotea anLadriLLada, La CabaLLerisa de mas adentro con dicho Largo. y ancho, techo como eL ante­cedente. Paredes como todas sin revocar, sus puertas con quiciaLeras de metaL sin chapa, ni LLaves, ventana con solo rejas de madera, con sus Pesebreras, unas, y otras, sobre vasas de pared, encima de dicha cabaLLerisa una troje con dicho Largo, y ancho, y una, y media vara de aLto, seis LLaves para firmeza á su techo, eL que es de tajamaniL á dos agua, su Puerta á Las Asoteas, y EscaLe­ra citada todo nuebo, y un Pasadiso de dicha fabrica con puerta á Las Saurdas, y Patio de eLLas, donde se ha­LLanm dos cebaderos cada uno con Largo veinte varas, y cinco ancho, en eL Durmitorio eL comedor que es un portaL que carga sobre La parte de dicho durmitorio, PiLares de Ocote, pLanchas, y sapatas, aLto cinco varas, techo de moriLLos, tajamaniL y torta encima, cinco va­ras de cLaro, que LLaman eL asoLeadero, y áL pie de La pared que Lo cerca á La parte deL Patio tarjea de mextLa fina, y LadriLLo, donde veve el ganado, cada cebadero con su puerta sin cerradura y en eL Lienzo de

62

cerca de dicho Patio á eL Poniente, y sur Jacal de una ALa aLgo maLtratado que sirve de cubierta á Las Casi­LLas de Criadero con división: de Pared, y á La parte deL Patio carga sobre piLares de Ocote, y vaza á eL, La pared de dichas cabaLLerisas, eL aLto de una de eLLas, cinco varas, La otra una, y media, y Largo de ambas se­senta varas, y á La parte deL Oriente dos PortaLes, eL uno de JacaL, que carga sobre :La pared de La Huerta, PiLares de Ocote, pLanchas y Zapatas, con eL cLaro 'de siete varas, eL otro carga sobre La pared que empareja aL de La Puerta y Algive techo ?e vigas, tajamaniL, ázo­tea enLadriLLada, PiLares de Ocote, Placha, y Zapatas, aLto quatro varas, ancho cinco," y en su mitad formadas casiLLas, con division de tajamaniL, sirve su patio de voLteadero de cerdos. PortaL nuebo, y en su medio Los cebaderos y eL ALgive, y á La parte de afuera de La cas­sa en eL Lienzo deL saguan una cochera con seis varas Largo, seis , y media ancho, Puerta de madera de Ocote, quisiaLeras de metaL, cerrojo grande Paredes de La misma fabrica mencionada, chapa, y LLave, techo, y azo­tea como Las principaLes. siguiendo dos quartos de á cinco varas Largo, cada uno, seis de ancho, y aLto, fabri­ca antigua, techo com eL saguan, Puertas viejas con ce­rradura, sigue La tLaquispera, en su Patio, un quarto con dies varas Largo, ancho, y aLto seis, techo de vigas tajamaniL, y torta enLadriLLada, Puerta con cerradu­ras, y un PortaL derribado, con Largo de veinte varas diez ancho, y aLto, de Las Paredes que cercan aL Patio de otras oficinas áy otro quarto con Largo seis varas, eL mismo ancho, y aLto, La puerta con quiciaLeras de me­taL, y cerraduras: a La parte de áfuera ótros dos quartos fabrica antigua, y eL techo como eL de eL Saguan, puer­tas viejas, un portaL arruinado que sirve de cavaLLe­riass, sus pesebreras, techo de moriLLos, carga sobre La Pared de La Huerta pLanchas, y Zapatas de ocote, aL Oriente deL corraL de tuna, una vivienda, que se com­pone de SaLa, con dies varas Largo, recamara de seis revocadas por dentro, sueLo enLadriLLado, techo de vigas, y tajamaniL, maLtratadas torta encima, Puertas con cerraduras, y un corraL para gaLLinas con veinte varas Largo, dies ancho, quatro aLto paredes sin revocar ----- Yt una CapiLLa, ú oratorio que se haLLa contigua a dicha cassa tiene de Largo veinte varas, de ancho ocho aLto seis, Las Paredes de Piedra, y Lodo, techo de vigas, que cargan en canes de madera tajamaniL e eL, azotea enLadriLLada, sueLo de Los mismo, un arco de cante­ría, que forma Presviterio, La Portada de Los mismo. Puerta con postigo, y quiciaLeras de MetaL. ALdabon, y Chapas con dos LLaves, La que es de O cote, dos bancos de Altar, eL uno con cinco baras Largo, dos ancho, una, y media de aLto, eL otro de seis varas, y eL mismo aLto, eL CampaniL su aLto cinco baras, y Lo que ocupan Los dos arquiLLos de Las campanas, tienen de ancho dos, y media varas, La Sachristia de quatro varas de Largo, otras tantas de ancho, y aLto, techo de vigas, La azotea enLa­driLLada, y eL sueLo, Puerta de Molduras sin LLave Portada de Arco de Cantería. dicha CapiLLa pyntada de coLores por fuera sin revocar, eL sementerio con su arco

Page 64: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

en La entrada con aLto de seis varas, ancho tres, su Lar­go de dies, y ocho, y eL dicho sementerio doze varas de ancho. Las paredes de eL dividas en dos, y media varas cuyas divisione son, enrejasdas de LadriLLo, de vara de

: aLto. Yt: una troje en eL LLano que sirve de enserrar paja tiene de Largo sesenta varas, ocho de ancho seis, aLto con cimiento zocLeado, y chafLan á La parte afuera re­vocadas de mestLa, por ambas partes techada de tajama­niL, á dos aguas con doze LLaves, que fortaLesen eL techo, Puerta de Ocote con quiciaLezas de Metal, y ce­rrojo, chapa, y LLave, Le siguen dos quartos, cosina y CavaLLeriza, y tienen eL techo de JacaL á dos aguas, Pare­des, de piedra, y Lodo, sin revocar dos Puertas, con cerra­dura, todo bien tratado Lo que ápresiaron Los AbaLuado­res en La cantidad de seis miL y doscientos pessos ... Yt: un ALgive que se haLLa en eL corraL, y Patio de Las Saurdas de La cassa de San Pedro. su vazo en tepetate, paredes de caL, y canto mamposteadas, sueLo en La mis­ma conformidad. enLadriLLado, escaLera de arriba á abajo, su Largo veinte varas, ancho dies, fondo nuebe, que apreciaron en La cantidad de un miL pesos. TotaL 73D350 p, Segun parese deL apresio que queda hecho, importa todo Lo Raíz de esta Hacienda de San Pedro, La cantidad de setenta, y tres miL trescientos cin­quenta pessos, La misma que dijeron Los AbaLuadores DonJosefMontaño, Y don Diego Montaño haver proce­dido con toda LegaLidad segun su LeaL saber y enten­der, sin doLo ni fraude, y Lo juraron por Dios Nuestro Señor puesta La señaL de La Santa Cruz, y Lo firmaron para que siempre conste de que doy fee=JosephJoachin Montaño = Diego Joseph Montaño =Ante mi: Joseph Lopes Notario Comisionado. MuebLe.-Apresio de todos Los bienes muebLes, de que se compo­ne esta Hacienda que son en La manera siguiente. CapiLLa.-Primeramente un RetabLo de Lienzo con varias advoca­siiones= Un frontaL de Cotense= quatro Lienzos grndes con sus marcos dorados= Ara= un CaLiz de pLata con Cuchara, y Patena = dos corporaLes y Purificadores= Dos guardapoLvos= quatro candeLeros de madera = Seis di­chos de Azafate = AtriL y paLabreros = Vinagreras de vidrio = tres Manotejos = Dos manteLes guarnecidos = Una Ymagen de La Purissima de taLLa con tres AngeLi­tos con Corona de pLata = Un Señor San Pedro con su peana dorada = cinco casuLLas de razo de china = Dos una de terciopeLo, y otras dos de damasco haviadas = Dos cínguLos = Dos aLvas con sus amitos = Dos paLias nuebas = Dos para ornamentos = Dos campanas pequeñas en el campaniL = Un puLpito= Un confesionario de Ocote que todo Lo apresiaron en doscientos treinta pessos. Ajuar de Cassa Onze Liensos de varios tamaños, y adbocasiones con Marcos dorados = quatro pantaLLitas doradas = Dos vie­gos de á diez ojas cada uno pintura corriente = Dos Me­sas, y Dos bancas de Ocote = Una dicha de Madera de Cauba = Doze taburetes = Quatro camas de Bancos = Un

estante, y un Armero de Madera = Quatro coLchones forro de Crudo = Quatro sabanas = Dos coLchas = Qua­tro ALmoadas con sus fundas que todo Lo apresiaron en La cantidad de cien pessos.

Bibliografía

Acuña, René. Relaciones Geográficas del siglo XVI, Tomo 1, UNAM, IIA, México, 1985.

Boortein Couturier, Edith. La Hacienda de Hueyapan. 1550-1936. Jraducción de Carlos E. Guerrero. SEP, Dirección General de Divulgación, México, 1976.

Brading, David A. Haciendas y ranchos del Bajío, Ed. Grijal­bo, México, 1988.

Chevalier, Francois. La formación de los latifundios en México, FCE, México, 1975.

Fernández,Justino (recopilador). Catálogo de Construccio­nes Religiosas del Estado de Hidalgo (facsímil del Gobier­no del Estado de Hidalgo), Hidalgo, 1984.

Florescano, Enrique (Coord.). Fuentes para la historia de la crisis agrícola ( 1809-1811), UNAM, Coordinación de Huma­nidades, México, 1985.

Gerhard, Peter. Geografía Histórica de la Nueva España, 1519-1821, UNAM, México, 1986.

Gibson, Charles. Los Aztecas bajo el dominio español1519-181 O, S. XXI ed., México, 1977.

Guerrero, Raúl. El Pulque, Contrapuntos Joaquín Mortiz -INAH, México, 1985.

Jarquín Ortega, Ma. Teresa (Coord.). Origen y evolución de la hacienda en México: siglos XVI al XX, El Colegio Mexiquense -UIA - INAH, México, 1990.

Leal, Juan F. y Huacuja R. Mario. Fuentes para el estudio de la hacienda im México: 1856-1940, Serie bibliografías 1, FCPS,

UNAM, México, 1976.

López Rosado, Diego G. Bibliografía de historia económica y social de México, Tomo II - Fuentes para el estudio de la pro­piedad de la tierra y colonización, UNAM, IIB, 1979.

Menes LI.,Juan M. Fuentes para la historia de la tenencia de la tierra en el estado de Hidalgo, CEHINHAC, Pachuca, 1976.

Menes Ll., Juan M. (Coord.) Historia y Arte de Zas haciendas de Hidalgo, Gobierno del Estado de Hidalgo, 1993.

Molina Enríquez, Andrés. Los grandes problemas nacionales, México, 1909.

Orozco, Wistano Luis. Legislación y jurisprudencia sobre terre­nos baldíos, México, 1895.

Ots Capdequí,J. M. El Estado español en las Indias, FCE, Méxi­co, 1975.

Vil loro, Luis. Los grandes momentos del indigenismo en México, CIESAS, SEP, Lecturas mexicanas segunda serie, Nº 103, Méxi­co, 1987.

Wobeser, Gisela von. La formación de la hacienda en la época colonial, VNAM, México, 1989.

Zavala, Silvio. Estudios Indianos, El Colegio Nacional, Méxi­co, 1948.

63

Page 65: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

la restauración del templo de santa rosa de viterbo en querétaro

david charles wright carr

Hacia finales de 1994, en una visita al centro histórico de la ciudad de Querétaro, me impactó la fachada norte del templo de Santa Rosa de Viterbo. La decoración polí­c roma, que antes apenas se adivinaba en algunas zonás, se había recuperado. Mi primera impresión fue positiva; por fin algún restaurador tuvo el acertado criterio de recupe­rar la cara perdida de la arquitectura barroca, tal como se apreciaba en aquella época. Luego surgieron las dudas. ¿sería fiel la restauración de la pintura mural? tEn cuáles vestigios se basaron para la restitución de las partes perdi­das? ¿se usaron materiales y técnicas adecuadas? ¿Así fue el monumento durante el siglo xvrrr?

El tema de la restauración de las superficies de los mo­numentos novohispanos me ha obsesionado desde 1980, cuando leí el libro de Juan Benito Artigas, La piel de la aT­quitectum: mumles de Santa Maria Xoxoteco (México, UNAM ,

1979). En esta obra, Artigas critica la moda actual de "lim­piar" la piedra, eliminando los restos de pintura y los enlucidos que originalmente la cubrían. Desde entonces he revisado cuidadosamente centenares de monumentos, documentando la presencia de los restos de pintura sobre la piedra con mi cámara.

Durante los años 1982-1987 impartí clases de la historia de la arquitectura novohispana en la Maestría en Arquitec­tura con Especialidad en la Restauración de Sitios y Monu­mentos de la Universidad de Guanajuato. Ahí conocí al gremio de los arquitectos restauradores, así como los do­cumentos nacionales e internacionales que norman las in­tervenciones en monumentos antiguos. Una de las leccio­nes que traté de enseñar a mis estudiantes fue precisamen­te la urgencia de volver a pintar los aplanados y los elemen­tos de piedra labrada, con el doble fin de asegurar la per­manencia de estos elementos y de recuperar la expresión estética original de los monumentos.

Con la misión de predicar el evangelio de la piedra pin­tada, preparé una serie de escritos (publicados por la Fa­cultad de Arquitectura de la UNAM, por la Universidad Au­tónoma de Yucatán, por la revista Ventana de Querétaro y por el DiaTio de QueTétaTO) así como conferencias ilustradas con diapositivas (presentadas en un Foro de Consulta Po­pular del Gobierno del Estado de Querétaro, en una reu­nión del Colegio de Arquitectos de Querétaro y en una conferencia pública en San Miguel de Allende).

La semana pasada, en otra visita a Querétaro, conocí al arquitecto Miguel Ángel Silva Haro, responsable de la res­tauración de la fachada de Santa Rosa. Le pedí que me explicara los criterios y las técnicas que usó en su proyecto . Emocionado por la oportunidad de enseii.ar su trabajo a alguien que parecía entender sus objetivos, me invitó a su­bir en los andamios, para inspeccionar detalladamente los

64

vestigios originales de la decoración mural, así como las partes restauradas. Resumiré en pocas palabras lo que ví. El arquitecto Silva, junto con el restaurador Pablo Zavala y un pequeii.o equipo de técnicos, eliminaron las capas de pintura, parches y otras intervenciones posteriores al siglo XVIIT. Después de tratar las superficies descubiertas para asegurar su integridad, analizarqn los vestigios de la deco­ración mural. Lo más interesante fue el hallazgo de finas líneas rayadas con un instrumento puntiagudo, que sirvie­ron como guías para la aplicación de la pintura en el siglo XVIII. En algunas partes, especialmente en las zonas prote­gidas por arcos o cornisas, se conservaban restos de color sobre los mismos diseños incisos. De esta manera se pudo conocer al detalle la decoración original del monumento, en la mayor parte de su superficie. Para recuperar esta de­cOI·ación polícroma, se dejaron visibles los restos origina­les de la pintura, y se restituyeron los colores perdidos, imitando los colores originales, de relativamente baja satu: ración, semiapagados por los años. (En el siglo XVIIT los colores recién aplicados seguramente eran mucho más vi­vos).

Esta restauración se hizo con apego a las normas vigen­tes de la restauración, como son la CaTta de Venecia (1964) , las NoTmas de Quito (1967), la Declamción de MoTelia (1981) y otros documentos. Mi única queja es que los restauradores no pintaron todas las piedras desnudas, incluyendo las que conforman las portadas gemelas, la torre y el tambor de la cúpula. El arquitecto Silva me explicó que esto no se haría por problemas de presupuesto, siendo un factor también la fuerte crítica negativa que se ha hecho a su proyecto en la prensa queretana. (Revisé algunos recortes de periódi­cos y me sorprendieron algunas de las declaraciones, que revelan una falta de conocimientos i:anto de la arquitectura novohispana como de la teoría de la restauración).

El proyecto de la recuperación de las superficies arqui­tectónicas del templo de Santa Rosa de Viterbo es un tra­bajo de vanguardia. Me sentí privilegiado de poder presen­ciar el nacimiento de una nueva tendencia en la restaura­ción mexicana. No dudo que en el futuro, esta experiencia se tomará como ejemplo para intervenciones en otros mo­numentos, donde los vestigios de la decoración original han logrado escapar a los estragos del tiempo, el abando­no y la imposición de los criterios estéticos del siglo xx en monumentos que fueron concebidos con un criterio dis­tinto (me refiero a la práctica injustificada de dejar toda la piedra labrada aparente, y de pintar con colores planos los aplanados. Un monumento así tratado es agradable a los ojos modernos, pero es una caricatura distorsionada de su aspecto original). Felicito a los restauradores por su profesionalismo y su valor. No es fácil ser pionero.D

Page 66: Cuaderno de Arquitectura Virreinal 16

Producción: Jaime Salcido y Romo, Edi­tor. Fuentes Brotantes Núm. 136-8 México, D. F. Tel. 573-93-06

Tiraje: 1000 ejemplares

Distribución y correspondencia: En la Dirección de la Facultad de Arqui­tectura, UNAM. Circuito Interior, Ciu­dad Universitaria. Coyoacán. C.P. 0451 O, México, D. F.

Notas: El consejo editorial se reserva el dere­cho de selección por medio de su arbi­traje internacional y autoriza la repro­ducción parcial"de artículos, debidamen­te entrecomillados, siempre que se cite la fuente. No se devolverán originales.

Los editores sólo responden del interés científico de la publicación, el conteni­do y las ilustraciones son responsabili­dad de los autores. Estos Cuadernos de Arquitectura Virreina[ no persiguen fines lucrativos.

Portada: El espacio interior esférico de la Pila de Chiapa de Corzo. Juan B. Artigas.

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

Dr. José Sarukhán Kérmez Rector

Dr. Jaime Martuscelli Quintana Secretario General

· Dr. Salvador Maló Álvarez Secretario Administrativo

Dr. Roberto Castañón Romo Secretario de Servicios Académicos

Lic Rafael Cordera Campos Secretario de Asuntos Estudiantiles

Lic Fernando Serrano Migallón Abogado General

Mtro. en Arq_ Xavier Cortés Roc?a Director de la Facultad de Arqmtectura

Mtra. en Arq. Gemma Verduzco Chirino Secretaria General

Dr. Luis Arnal Simón Jefe de la División de Estudios de Posgrado

Cuadernos de Arquitectura Virreina!, no. 1, 1985--- México, D. F. : UNAM, Facultad de Arquitectura, División de Estudios de Posgrado, 1985-

Irregular

ISSN 0185-8572