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Cuando alguien se atreve a decir a un poderoso «no te es lícito…» Cuando alguien se atreve, sencilla y discretamente, a llevar la contraria el mundo y su estilo y pretende vivir humildemente sin correr tras el dinero, el apellido, el poder… Cuando alguien comete la osadía de amar al prójimo y va a buscarlo allá donde se encuentra y le ayuda sin esperar nada a cambio… Cuando alguien es capaz de escuchar pacientemente al ignorante sin dibujar en su rostro una sonrisa de suficiencia o de conmiseración…. Cuando alguien es capaz de luchar sin odio y de intentar convencer sin vencer y aniquilar al contrario… Cuando alguien es capaz de amar al enemigo y devolver bien por mal… Cuando alguien es capaz de compartir lo suyo sin que la mano izquierda sepa lo que hace la derecha… Cuando alguien es capaz de aceptar, aunque duela, la enfermedad o el cambio de fortuna… El profeta no es, necesariamente, el hombre que truena amenazas, que anuncia catástrofes o que exige verbalmente un cambio de vida. No. El profeta es el hombre que, empapado de Dios, lo deja sentir a su paso por la vida con una exigencia tal que produce incomodidad y por eso los hombres, desde siempre, hemos sido diestros en acallarlos. La historia de los profetas es, en muchos casos, una historia de incomprensión y de vacío porque los hombres no solemos tener la categoría suficiente para escucharlos, entenderlos y confesar que no somos capaces de seguirlos y que su camino, camino de sinceridad, de valentía y de verdad, es el cambio áspero en que tienen que quedar arrinconados la comodidad, la pereza, la tibieza, el hábito, la indiferencia y tantas secuelas que adornan nuestra vida. Por eso preferimos que callen o pasamos a la indiferencia para que no nos pongan en el dilema de tener que definirnos pero, el profeta actúa, habla y se alza por encima de nuestra debilidad. Es inevitable saber que está ahí. Es hora es estar atentos, de dejarse cuestionar por ellos en lo más profundo de nuestras vidas, de nuestros pensamientos, de nuestras actuaciones; es tiempo de ponerse de parte de ellos, de no silenciar sus voces. En cierto modo, cada uno de nosotros debiera ser un profeta, un eco, aunque pequeño e insignificante, de la gran voz de Dios. ¿Acaso no es esta nuestra vocación como cristianos? Ana Mª Cortés GRACIAS, SEÑOR, PORQUE NOS ENVIAS A PREDICAR LA BUENA NOTICIA Que no se apaguen en el seno de tu Iglesia las voces exigentes de los profetas, porque necesita caminar hacia la santidad. Que no acalle ella, como comunidad entera, las palabras que Tú regalas al mundo y su refrendo con obras, porque vale más la coherencia que todos los discursos humanos. Que cada uno de nosotros, por ser tus profetas, digamos, en medio de nuestras vidas, tu Palabra y la vivamos en el testimonio comprometido. Estamos seguros, Señor, de que Tú nos darás tu fortaleza. Bidean 70º ANIVERSARIO Las Matas. Madrid - Año XV - 947 Domingo XIV - T.O. – CICLO B 8 julio 2018 http://www.sanjoselasmatas.es [email protected]

Cuando alguien se atreve a decir a un poderoso «no te … · A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo. Como están los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores

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Cuando alguien se atreve a decir a un poderoso «no te es lícito…» Cuando alguien se atreve, sencilla y discretamente, a llevar la contraria el mundo y su estilo y pretende vivir humildemente sin correr tras el dinero, el apellido, el poder… Cuando alguien comete la osadía de amar al prójimo y va a buscarlo allá donde se encuentra y le ayuda sin esperar nada a cambio… Cuando alguien es capaz de escuchar pacientemente al ignorante sin dibujar en su rostro una sonrisa de suficiencia o de conmiseración…. Cuando alguien es capaz de luchar sin odio y de intentar convencer sin vencer y aniquilar al contrario… Cuando alguien es capaz de amar al enemigo y devolver bien por mal… Cuando alguien es capaz de compartir lo suyo sin que la mano izquierda sepa lo que hace la derecha… Cuando alguien es capaz de aceptar, aunque duela, la enfermedad o el cambio de fortuna… El profeta no es, necesariamente, el hombre que truena amenazas, que anuncia catástrofes o que exige verbalmente un cambio de vida. No. El profeta es el hombre que, empapado de Dios, lo deja sentir a su paso por la vida con una exigencia tal que produce incomodidad y por eso los hombres, desde siempre, hemos sido diestros en acallarlos. La historia de los profetas es, en muchos casos, una historia de incomprensión y de vacío porque los hombres no solemos tener la categoría suficiente para escucharlos, entenderlos y confesar que no somos capaces de seguirlos y que su camino, camino de sinceridad, de valentía y de verdad, es el cambio áspero en que tienen que quedar arrinconados la comodidad, la pereza, la tibieza, el hábito, la indiferencia y tantas secuelas que adornan nuestra vida. Por eso preferimos que callen o pasamos a la indiferencia para que no nos pongan en el dilema de tener que definirnos pero, el profeta actúa, habla y se alza por encima de nuestra debilidad. Es inevitable saber que está ahí. Es hora es estar atentos, de dejarse cuestionar por ellos en lo más profundo de nuestras vidas, de nuestros pensamientos, de nuestras actuaciones; es tiempo de ponerse de parte de ellos, de no silenciar sus voces. En cierto modo, cada uno de nosotros debiera ser un profeta, un eco, aunque pequeño e insignificante, de la gran voz de Dios. ¿Acaso no es esta nuestra vocación como cristianos?

Ana Mª Cortés

GRACIAS, SEÑOR, PORQUE NOS ENVIAS A PREDICAR LA BUENA NOTICIA Que no se apaguen en el seno de tu Iglesia las voces exigentes de los profetas, porque necesita caminar hacia la santidad. Que no acalle ella, como comunidad entera, las palabras que Tú regalas al mundo y su refrendo con obras, porque vale más la coherencia que todos los discursos humanos. Que cada uno de nosotros, por ser tus profetas, digamos, en medio de nuestras vidas, tu Palabra y la vivamos en el testimonio comprometido. Estamos seguros, Señor, de que Tú nos darás tu fortaleza.

Bidean

70º ANIVERSARIO

Las Matas. Madrid - Año XV - nº 947 Domingo XIV - T.O. – CICLO B – 8 julio 2018

http://www.sanjoselasmatas.es [email protected]

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 7b-10

Hermanos: Para que no me engría, se me ha dado una espina en la carne: un emisario de Satanás que me abofetea, para que no me engría. Por ello, tres veces le he pedido al Señor que lo apartase de mí y me ha respondido: «Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad». Así que muy a gusto me glorío de mis debilidades, para que resida en mí la fuerza de Cristo. Por eso vivo contento en medio de mis debilidades, los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte. Palabra de Dios. + Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 1-6 En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?» Y se escandalizaban a cuenta de él. Les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa». No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando. Palabra del Señor.

Cada uno de los nosotros, está llamado a discernir y a examinar en su corazón si se siente amenazado por las mentiras de los falsos profetas. Papa Francisco.

Lectura de la profecía de Ezequiel 2, 2-5

En aquellos días, el espíritu entro en mí, me puso en pie, y oí que me decía: «Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Ellos y sus padres me han ofendido hasta el día de hoy. También los hijos tienen dura la cerviz y el corazón obstinado; a ellos te envío para que les digas: "Esto dice el Señor". Te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, reconocerán que hubo un profeta en medio de ellos». Palabra de Dios. Salmo responsorial.- Sal 122

R/ NUESTROS OJOS ESTÁN EN EL SEÑOR, ESPERANDO SU MISERICORDIA.

A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo. Como están los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores. R/ Como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia. R/ Misericordia, Señor, misericordia, que estamos saciados de desprecios; nuestra alma esta saciada del sarcasmo de los satisfechos, del desprecio de los orgullosos. R/

AVISOS: Toda la semana, 20h: Novena “Virgen del Carmen” Día 14 19:30 Sabatina Hermandad Rocío Campamento: Se desarrolla felizmente según programa.