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Cuando Aparecen Los Espectros - R-006 Nº025 - Mas Alla de La Ciencia - Vicufo2

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Reportqie

- l- p65if¡v¡§¡¡¡ o racio nal istaconsti-.h 1¡yg una va¡osa nerenqa oer ¡a-

Lmáoo "Siglo de las Luces,. setrata de una manera de pensar que haproporcionado a Europa grandesavances tecnológ icos. Pero' n i en eco-nomía existen comidas regaladas(siempre paga alguien al final), ni en laHjstoria del Pensamiento, aportacio-nes gratuitas: el positivismo constituyeun «corpus» de creencias que nos nie-ga la comprensión, e incluso la simpleaceptación de fenómenos ciertos, pe-ro imposiblesde reproduciren las con-diciones de un laboratorio cientifico.

En consecuencia, estamos acos-tumbrados desde hace dos siglos, aetiquetar con la palabra "superstición"'todo aquello que el positivismo ha sidoincapazde asimilar. Dentro de ese eti-quetado cajón de sastre, caben, enefecto, muchas su persticiones, au n-que por desgracia, también hechosque de ninguna manera pueden con-siderarse como el producto de menta-lidades si mples y aterrorizadas. La fan-tasmogéneslses uno de estos hechos.

En la primera centuria de nuestraEra, un célebre abogado y polttico ate-niense, Plinio el Joven, contaba queen su ciudad habÍra una casa grandecon la triste reputación de estar "malhabitada". A media noche se oían rui-dos semejantes a los que produce unacadena arrastrándose. El ruido ibaacercándose y f i nalmente aparecía u n.,fantasma": la figura de un viejo mise-rable, descarnado, barbudo, con loscabellos erizados, que agitaba las ca-denas que pendían de sus muñecas ytobíllos.

Continuando con la narración dePlinio, los desgraciados habitantes deesta casa estaban tan angustiados que

no podían dormir por la noche. El mie-do fue más fuerte que cualquier otraconsideración y al cabo de un tiempo,lacasaquedó abandonada, a pesardelo cual, y comprensiblemente, el pro-pietario i nsistía en alqui larla o venderla.Fue entonces cuando elfilósofo Athe-nodoro llegó a Atenas buscando unlugar donde vivi r. El precio extraord i na-riamente bajo que pedían por lavivien-da le desconcertó; pero después dehaber conocido toda la historia no sólono se asustó, sino que se decidió a al-quilarla.

EL PRIMER «CAZAFANTASMAS»

Llegados a este punto, entramos yade lleno en la secuencia terrorífica, pro-pia de una película del género. La pri-mera noche, ya la luzde unavela, Athe-nodoro se puso a escri bir. Las pri merashoras transcurrieron sin incidentes,pero después, comenzó a oír un arras-trar de cadenas. El filósofo fingió estatabsorto en su trabajo y no prestar aten-ción, pero el ruido se acercó hasta de-trás de la puerta de su cuarto, hasta queterminó sintiéndolo en la misma piezaen la que se encontraba. Haciendo ga-la de sangre de reptil, Athenodoro le-vantó la cabezay reconoció al "fantas-¡¡¿» eue le habían descrito: estaba de-lante de ély parecía hacerle un peque-ño signo con la mano.

Cualquiera de nosotros hubieraechado a correr en ese momento. PeroAthenodoro parecía estar en posesiónde ciertos conocimientos reservadosque incrementaban su autoconfianzaen semejantes circunstancias, de mo-do que a su vez, le hizo otro gesto al

"fantasmar, como indicándole que nole molestara, y continuó escribiendo.La aparición volvió a agitar sus cade-nas de manera más ruidosa indicán-dole con gestos que le siguiese. Athe-nodoro asílo hizo, hasta que en un de-terminado punto del atrio, la figura sedesvaneció por completo. El filósofoseñaló ese lugar con un poco de hier-ba yal dia siguiente solicitó a las autori-dades que excavasen en ese mismositio. Al hacerlo, se descubrieron bajotierra unos huesos humanos atadoscon cadenas.

MAS ALLA DE LA ALUC¡NACION

Este es el primer relato serio de fan-tasmas del que tenemos constanciaescrita. Serio, porque Pliniono está ha-ciendo literatura de terror, sino actuan-do como notario de unos hechos quele han sido transmitidos como verda-deros. Y porque en su crónica se esta-blece, asimismo, uno de los procedi-mientos más profusamente utilizadosen la Historia de la Humanidad para li-

I filósofo Athenodoro fingió estar absorto en sutrabajo y no prestar atención. Cuando levantó lacabeza, reconoció al «fantasma» que le habíandescrito: estaba delante de él y parecía hacerle unpequeño signo con la mano.

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adie ha sabido responder hasta ahora a lacuestión fundamental de si /os fantasmasobedecen a ula realidad o si, por el contrario, son

el resultado de misteriosas prottecciones mentales.brarse de ciertos espectros en casasinfestadas. Pero nilahistoriade Plinio nilos cuentos de fantasmas que se escri-bieron a continuación, nos aclaran quéson en realidad esas sombras semo-vientes, ni cuál es la función que cum-plen en la Naturaleza.

Nadie ha sabido responder, hastaahora, a la cuestión fundamental de silos fantasmas obedecen a una reali-dad física o si son por el contrario, el re-su ltado de m isteriosas proyeccionesmentales. Deahr, el carácterambiguoyescurridizo de un tema cuyas con nota-ciones dramáticas pueden llegar aconstituir un verdadero trauma enaquellas personas que han sufrido laexperiencia de verlos, y cuyo númeroes mucho más elevado de lo que ge-neralmente se tiende a suponer.

La explicación más si mplista que seconcede a quien asegura habervisto aun fantasma, es que ha sufrido una

"alucinación», o QUe no está bien de Ia

cabeza.En efecto, las al uci naciones vi-suales experimentadas por algunospsicóticos alcanzan a veces un veris-mo impresionante. El enfermo puedever la imagen de su padre muerto, porejemplo, con unos rasgos en cuanto avolumen, color y dinamismo que ennada se diferencian a los de una ima-gen física real. También en fases agu-das de alcoholismo, el enfermo sufrevisiones «reales» horribles. Pero, jquédecir cuando los perceptores estánmentalmente sanos y no han ingeridonarcóticos? aA qué se debe la estre-mecedora coincidencia de la visiónfantasmal con algún suceso simultá-neo -la muerte familiar, por ejemplo-cargado de resonancias emociona-les?

Arriba, Plinia el Joven, auien enel siglo I nos hablaba de lascásás */7ál habitadas,. A la

izquierda; el Palació de Linares,eue p,¿¡s¿e estar igualmente

*habitado, por fantasmas(cenüo). A la derecha, la Casa

de la§ Slere Chimeneas, deMadrid, otro de los lugares

su p uestam e nte * e n cantad o s,.

Recurrir a la palabra "superstición»puede exorcizar el tema, pero no lo re-suelve. Suponer que Plinió y sus ému-los no están contando cuentos chinos,puede tranquilizar a ciertas mentalida-des propensas a practicar la políticadel avestruz, pero no parece que esesea el camino más adecuado paraavanzar en elconocimiento. Porque loque nos cuenta Plinio ha sucedido y si-gue sucediendo en nuestros días, en elcorazón mismo de nuestra ciudad.

LOS FANTASMAS DE MADRID

La Casa de las Siete'Chimeneas deMadrid ubicada en la Plaza del Rey,puede ilustrar este apasionante tema.Edificada en 1 570, se hizo famosa el 23de marzo de I786, jornada en que sedesarrolló el famoso motín en contradel edicto promulgado por el marquésde Esquilache, que residía en la man-sión.

Sus moradores y siruientes actualesaseguran habervisto en múltiples oca-siones a una trasparente dama vestidade blanco que recorría majestuosa-mente sus salones y terminaba arrodi-llándose, muy recogida en simisma,con el rostro siempre vuelto haciaOriente. La historia se asocia a la pri-mera propietaria del palacio, que mu-rió en circunstacias singulares tras elfallecimiento de su esposo, el capitánTapala. Lo i nqu ietante del caso es q uecuando el Banco de Castillaadquirió lapropiedad del inmueble, y se proce-dieron arealizar las obras de alianza-miento de los cimientos, se encontra-ron los restos óseos de una mujer juntoa monedas de Felipe ll.

EI Palacio de Linares, futura sede dela Casa de América, parece estar ig ual-mente "habitado", pese a que SUSpuertas han permanecido cerradasdurante el último cuarto de siglo. Algocontarían al respecto, si un elementalsentido de la discreción no sellara susbocas, quienes rodaron dentro de susmuros La escopeta nacionala las ór-denes de Berlanga.

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Reportqie

F L posffrvis mo raci on al i súa consti-I tuye una valiosa herencia del lla-hmado "Siglo de las Luces". Setrata de una manera de pensar que haproporcionado a Europa grandesavances tecnológ icos. Pero'ni en eco-nomía existen comidas regaladas(siempre paga alguien al final), ni en laHistoria del Pensamiento, aportacio-nes gratuitas: el positivismo constituyeun «corpus» de creencias que nos nie-ga la comprensión, e incluso la simpleaceptación de fenómenos ciertos, pe-ro imposibles de reproduciren las con-diciones de un laboratorio científico.

En consecuencia, estamos acos-tumbrados desde hace dos siglos, aetiquetar con la palabra "superstición"'todo aquello que el positivismo ha sidoincapazde asimilar. Dentro de ese eti-quetado cajón de sastre, caben, enefecto, m uchas su persticiones, au n-que por desgracia, también hechosque de ninguna manera pueden con-siderarse como el producto de menta-I idades sim ples y aterrorizadas. La fan-fasmogénesis es u no de estos hechos.

En la primera centuria de nuestraEra, un célebre abogado y polrtico ate-niense, Plinio el Joven, contaba queen su ciudad habia una casa grandecon la triste reputación de estar "malhabrtada". A media noche se oían rui-dossemejantesa losque produce unacadena arrastrándose. El ruido ibaacercándose y finalmente aparecía un

"fantasma": la figura de un viejo mise-rable, descarnado, barbudo, con loscabellos erizados, que agitaba las ca-denas que pendían de sus muñecas ytobillos.

Continuando con la narración dePlinio, los desgraciados habitantes deesta casa estaban tan angustiados que

no podian dormir por la noche. El mie-do fue más fuerte que cualquier otraconsideración y al cabo de un tiempo,lacasaquedó abandonada, a pesardeIo cual, y comprensiblemente, el pro-pietario i nsistía en alq ui larla o venderla.Fue entonces cuando el filósofo Athe-nodoro llegó a Atenas buscando unI ugar donde vivrr. El precio extraord i na-riamente bajo que pedilan por lavivien-da le desconcertó; pero después dehaber conocido toda la historia no sólono se asustó, sino que se decidió a al-quilarla.

EL PRIMER «GAZAFANTASMAS»

Llegados a este punto, entramos yade lleno en la secuenciaterrorÍfica, pro-pia de una película del género. La pri-mera noche,ya la luzde unavela,Athe-nodoro se puso a escri bi r. Las primerashoras transcurrieron sin incidentes,pero después, comenzó a oír un arras-trar de cadenas. Elfilósofo fingió estarabsorto en su trabajo y no prestar aten-ción, pero el ruido se acercó hasta de-trás de la puerta de su cuarto, hasta q ueterminó sintiéndolo en la misma piezaen la que se encontraba. Haciendo ga-la de sangre de reptil, Athenodoro le-vantó la cabeza y reconoció al "fantas-ma» que le habían descrito:estaba de-lante de ély parecíahacerle un peque-ño signo con la mano.

Cualquiera de nosotros hubieraechadoacorreren ese momento. PeroAthenodoro parecia estar en posesiónde ciertos conocimientos reservadosque incrementaban su autoconfianzaen semejantes circunstancias, de mo-do que a su vez, le hizo otro gesto al,.fantasmar, como indicándole que nole molestara, y continuó escribiendo.La aparición volvió a agitar sus cade-nas de manera más ruidosa indicán-dole con gestos que le siguiese. Athe-nodoro asílo hizo, hasta que en un de-terminado punto del atrio, la figura sedesvaneció por completo. El filósofoseñaló ese lugar con un poco de hier-ba y aldía siguiente solicitó a las autori-dades que excavasen en ese mismositio. Al hacerlo, se descubrieron bajotierra unos huesos humanos atadoscon cadenas.

MAS ALLA DE LA ALUCINACION

Este es el primer relato serio de fan-tasmas del que tenemos constanciaescrita. Serio, porq ue Plinio no está ha-ciendo literatura de terror, sino actuan-do como notario de unos hechos quele han sido transmitidos como verda-deros. Y porque en su crónica se esta-blece, asimismo, uno de los procedi-mientos más profusamente utilizadosen la Historia de la Humanidad para li-

I filósofo Athenodoro fingió esfar absorto en sutrabajo y no prestar atención. Cuando levantó lacabeza, reconoció al "fantasma" que le habíandescrito: estaba delante de él y parecía hacerle unpequeño signo con la mano.

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Reporta

ay casos en que la persona afirma haber visfouna aparición fantasmal de sí mismo. Estefenómeno recibe el nombre de "bilocación" o

"desdoblamiento,.Hasta la creatción en 1 882 de la So-

ciedad para la lnvestigación Psrquicade Londres (SPR), los cientítricos no sehabían preocupado delestudio de esefenómeno tan común en todo tipo deculturas, que viene denominándosesecu larmente "apariciÓn»,

«espectro»,

"fantasma", etcétera. En esta Sociedadbritánica confluyeron un buen númerode intelectuales y cientrficos de la épo-ca, procedentes, en su mayor parte, dela Sociedad Dialéctica de Londres y dela RealSociedad Británica. La SPR de-cidió llevar a cabo un censo de todoslos casos que le fueran remitidos en losque hubiese tenido lugar la visión, enestadodevigilia, de la imagen ofantas-ma de algún amigo, familiar o situaciónque puediese ser constatada por al-gún medio. El texto de la pregunta erael siguiente: "¿Ha tenido usted algunavez, cu ando cre ía estar com pl etam en-te despierto, la impresión intensa dever a un ser viviente o un objeto inani-mado, de sentir su contacto o escu-char alguna voz sin que, hasta dondepudo descubrir, esta impresión se de-biera a n i ng u na cau sa f ísica erteri or?".A q uienes respondieron af irmativa-mente se les remitió otro formulario, pi-diéndoles detalles de sus exoerien-cias. En total se recibieron 5.705 res-puestas, de las cuales fueron seleccio-nadas 688, por su mayorapariencia defiabi I idad. Los resu ltados demostraronque casi el 10 por 100 de las personassometidas a la encuesta habían expe-rimentado fenómenos de la especiedescritaen Ia pregunta. Elgrupo de ca-sos que aparecía con mayor frecuen-cia se relacionaba con apariciones deespectros que anunciaban la muertede algún amigo o pariente. Sería su-mamente interesante constatar los re-sultados de una encuesta similar quese realizase en nuestros días.

ASI SE VEN LOS FANTASMAS

lnglaterra, que se toma muy en seriosustradiciones, no es sólo el país don-de se han verificado un mayor númerode apariciones fantasmales, sino don-de el fenómeno ha sido analizado conmayor rigor. En su libro Aparlciones elparapsicólogo británico G. N. M.Tyrellconsidera como definitorias del hecholas si g uientes características:

- La aparición no debe parecerfantástica, si no q ue ha de representar aun ser humano con toda claridad y entodos sus detalles.

- El receptor ha de poder oír a la

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aparición (sus pasos, su respiración,cómo se mueve una puerta o los gol-pes q ue da contra el la) como si se trata-ra de un ser humano vivo.

- La aparición ha de ponerse encomunicación personal con el recep-tor, ser consciente de é1, sonreírle, diri-girle la palabra.

- Después de un rato, cuando sumisión parece cumplida, la apariciónse desvanece, ya sea repentrnamenteo poco a poco, aureolada por una es-pecie de niebla.

Se haestablecido rncluso una distin-ción taxativa entre este tipo de apari-ciones y los clásicos fantasmas queaparecen en lugares concretos una yolravez. Estos no dependen del recep-tor; es decir,se preocupan poco o nadade si son observados o no, y puedenser vistos por una o por varias perso-nas a la vez. lgualmente, parecen estaren estrecha relación con el lugar don-de se presentan. Han vivido en él mu-cho tiempo o han mueño allí, o les ocu-rrió en aquel lugar una desgracia queinfluyó decisivamente en sus vidas. Es-tos fantasmas se comportan con me-nos naturalidad que las apariciones.Se mueven automáticamente, comolos sonámbulos, repitiendo una y otravez los mismos gestos, de modo simi-laracomo se repite unagrabación mu-sical.

Si se trata de meras alucinaciones,éstas poseen característrcas muy pe-culiares de carácter físico. En muchoscasos de apariciones ha podido cons-tatarse que Ia presencia del espectroiba acompañada de una corriente deaire frío que, sin embargo, no afectaba

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para nada a las llamas de quinqués Ybujías. Este singular descenso de tem-peratura ha sido puesto de manifiestopor muchos investigadores o «caza-bores de fantasmas,,, como John H.Cutten, otro británico que basa sucreencia en la objetividad externa delfenómeno, precisamente en funciónde lasvariaciones de esos parámetrosfísicos. M uchostestigos d icen al referi r-se a este tipo de apariciones: nata co-mo si me azotase el rostro una ráfagade aire helado", o «sentícomo si unamano gélida tocase mi meiilla...". Porotra parte, las sensaciones olfativas enel perceptor, que con mucha frecuen-cia suelen acompañar a este tipo defe-nómenos, son aducidas en numero-sas ocasiones por ciertos parapsicÓlo-gos paracorroborar la hipótesis de quelos fantasmas sean reales. Los oloresmás frecuentes son, Por este orden,an)fre, madera quemada Y moho. En

otras ocasiones, eltestigo afirma haberolido a "tierra húmeda" mientras seproducía la percepción del fantasma.

UNA AMBIGÜEOROINDESTRUCTIBLE

Sin embargo, cualquier psiquiatrasabe de la existencia de alucinacionesolfativas en perturbados mentales. Laambigüedad esencial del fenómenoparece indestructible. Si nosfijamos en

el tipo de olores reseñados en el párra-fo anterior, es evidente que todos ellostienen unas connotaciones cultu ralesque los relacionan con la idea que te-nemos de la muerte (dierra hÚmeda")y con la existencia de un hipotéticom u ndo trasmontano «,azufre"). No po-demos olvidar tampoco que las Pro-pias creencias, la fe, la educaciónmoral imperante o la misma idea queposeemos de lo que pueda ser un fan-tasma, pueden influir sobre elsujetoperceptor, q ue interpreiaría la i magenespectral, y hasta las palabras escu-chadas, de acuerdo con estas ideaspreconcebidas.

Las apariciones religrosas son unejemplode lo que decimos. Difícilmen-te encontraremos una niña de religiónprotestante a la que se aparezca la Vir-gen María. El historiador galo SulpicioSevero (siglo vt), refiriéndose a lasapariciones de divinidades religiosas,relata casos en queJúpiter, Mercurio,Minerva y Venus eran vistos por mu-chos creyentes griegos.

Lo mismo cabe decir de las creen-cias, muy extendidas entre nosotros,de que algunos espíritus de seres yadifuntos vaguen errantes, repitiendofrecuentemente'escenas que en su vi-da pasadatuvieron un significado muyemotivo para ellos. Asl se habla de queAna Bolena, una de las esposas deEnrique Vlll, que murió decapitada,

continúa frecuentando el lugar de suprisión (la Torre de Londres). Se diceque su espectro continúa repitiendo ladramática escena vivida antes de serconducidaal patíbulo, yasí, se la puedever corriendo y gritando también a tra-vés de los aposentos del Palacio deHampton Court, a orillas delTámesis.

En definitiva, todas las historias quese cuentan, se hallan impregnadas deu n cl i ma deterror, de sucesos violentosy muertes dramáticas que testimo-niarían, según el punto de vista de teó-sofos y espiritistas, una permanenciadel "espíritu,, del difunto en aquel lugardonde le sucedieron trágicos inciden-tes. Y sobre ese sustrato se suceden lashistorias de fantasmas, falsas o verda-deras, hasta crear el retrato definitivoque del espectro clásico nos hace Os-car Wilde en El fantasma de Canterui-lle.

¿EXISTEN MUNDOSPARALELOS?

En la realidad, las cosas parecen su-ceder de otra manera y, Por suPuesto,no podemos contentarnos con expli-caciones tan simplistas como las quenos proporcionan Allan lGrdec y susseguidores. La parapsicología no re-curre, como hace el esoterismo, a en-tes gaseosos y sobrenaturales. Por elcontrario, intenta explicar este tipo devisiones especlrales acudiendo a otraserie de fenómenos paranormales si-milares y suficientemente comproba-dos, como es elcaso de lapsicometríaEsta facultad que parecen poseer al-g u nos dotados, consiste en poder revi'vi r ciertos acontecim ientos del pasado,por el mero contacto o simplevisión deobjetos q ue estuvieron relacionadoscon aquellos sujetos.

uchos defienden la existencia de "mundosparalelos, al nuestro que a veces, y debido a

mecanismos incomprensibles, entran de lleno en elcampo de nuestra percepciÓn.

Los fanfasrnasparecen estar

en estrecharelación con ellugar donde se

presenfan. Sesuelen rnover

automáticamente,coma los

sonámbulos,repitiendo los

mlsmos gesfosuna y atra vez,

de mada sirnilara como §erepite unagrabacién

musical.

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A la izquierda,el escritorGoethe, quecuando contaba22 años deedad vio laapariciónfantasmal de símismo. A, laderecha, visiónespectral deuna supuesfaaparición;abaia, AnaBolena, una de/as esposas deEnrique Vlll, lacual continúafrecuentando ellugar dondepadeció prisióny fuedecapitada.

La vrsión alucinatoria suele acom-pañar a estos fenómenos, característi-ca fácilmente explicable si admitimosque el mundo que conocemos estáformado por imágenes. Cuando senos pide la descripción de un objetoque no vemos, evocamos su imagenmediante la representación mentalque nuestro cerebro guarda del mis-mo. Pero en la percepción extrasenso-rial, la información es captada sublimi-nalmente, noteniendo el «yo» concien-cia de lo ocurrido. La historia tiene quedesencadenarse para que el «yo»consciente pueda participar de ese ex-traño fenómeno q ue es la aparición es-pectral. Y debe suceder en la forma enla que está acostumbrado a conocer;es decir, med iante representacionesvisuales, auditivas o táctiles:algo suce-de (no sabemos exactamente qué, y nisiquiera sr sucede dentro o fuera denosotros) que cambia radicalmentenuestros modos de percepción habi-tuales. E inmediatamente después in-terpretamos ese fenómeno de acuer-do con nuestros contenidos experien-ciales y culturales.

Tal vez, esta explicación sea insufi-cientey no baste para interpretar lava-riopinta casuística de las aparicionesespectrales. Pero es la única de quedisponemos, dado el actual nivel denuestros conocimientos, proporcio-nándonos una sugerente hipótesis detrabajo, como lo es la de la existenciade mundos paralelos que a veces, ydebido a mecanismos incomprensi-

bles, entran de lleno en el campo denuestra percepción.

GOETHE VE SU FANTASMA

Estos mecanismos pueden alcan-zar a veces extremos tan estu pefacien-tes como los de esos casos en que unapersona afirma haber visto una apari-ción fantasmal de símismo. Este rarofenómeno es conocido en parapsico-logía como "bilocación,, o "desdobla-miento". En algunas ocasiones, otrossujetos diferentes logran también ver laaparición, en cuyo caso el fenómenotrascendería lo meramente subjetivo.Es creencia generalizada que talesapariciones constituyen avisos inequr-vocos de que un acontecimiento deenorme transcendencia para el sujetoestá a punto de suceder. El propioGoethe, en Poesía y Verd ad, recuerdaque siendo un joven de veintidós añostuvo esta terrible experiencia.

Sean o no señales del "más allá",manifestaciones de anormalidademocionalo evidencias de "mundosparalelos",lo cierto es que las aparicio-nes espectrales siguen produciéndo-se en nuestros días, a menudo acom-pañadas de graves perturbaciones detodo tipo. Como las que ocurrieron ha-ce poco más de una década en la Ofi-cina de Turismo de Hong Kong. Por lospasi I los aparecían figuras fantasmales,mientras los empleados escuchabangritos, risas, gemidos y ruidos de cuer-pos cayendo al suelo. Algunas em-pleadas afirmaban que manos invisi-

bles tiraban de sus ropas. En la plazadonde se levanta la of icina, los japone-ses ejecutaron a m uchas personas d u-rante la Segunda Guerra Mundial. Denuevo, el sentido práctico típicamentebritánico vino a acabar con el proble-ma. Aljefe de la oficina, Brian Wilson,poco le importó saber si las perturba-ciones se debían a seres desencarna-dos o a otras causas, pues terminó so-lucionando el problema contratandolos servicios de un grupo de setentasacerdotes budistas. Por medio deoraciones, derramamiento de cen izasy «agua bendita" consiguieron que lasperturbaciones no volvieran a produ-cirse nunca más. Este hechotuvo lugardurante el mes de Febrero de 1974 ydesde entonces reina en aquella ofici-na la tranquilidad más absoluta.

Quizá nunca sepamos qué sonexactamente los aparecidos, pero sísabemos la manerade hacerlos desa-parecer.

Los fantasmas que aparecen reiteradas veces enlugares concretos, se mueven automáticamente,como los sonámbulos, repitiendo una y otra vez los

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José LEON CANO