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H. Superior Provincial ([email protected]) Residencia Provincial Avenida Costa Bella, nº 70 Apartado correos 45 03140 Guardamar del Segura Tlf. 966 72 51 09 Guardamar del Segura, 7 de octubre de 2012 Carta-Circular 10/2012 Cuando cesan los ruidos Cuando cesan los ruidos, comienza la canción del corazón. Introducción Con distintos nombres, el tema de la interioridad es un tema sobre el que venimos insistiendo desde al año pasado. “Entremos más adentro en la espesura” era la circular del 1 de noviembre de 2011, “Atrévete a mirar” era el slogan bajo el cual se organizó la reunión de directivos de enero de 2012, y en mis palabras de inauguración hablamos muy concretamente del tema de la interioridad, y a lo largo de las visitas canónicas del curso escolar 2011-2012 hemos seguido insistiendo sobre el mismo tema, proporcionándoles, a nuestro entender un material, bueno y adecuado. Y esta insistencia, queridos hermanos todos no es en vano. La importancia del tema lo merece, y todos ustedes ya por cargo, por formación, y bastantes, la mayoría por edad, saben de la importancia y necesidad del mismo. Y digo por edad, porque este es un tema que a pesar de todos los cambios, y bastantes de ellos radicales, todas las generaciones que convivimos en la vida religiosa estamos de acuerdo en que no solamente hay que preservar sino que debemos de seguir potenciando. La dimensión de interioridad, de profundidad, como en el espacio físico tridimensional nos parece la tercera dimensión, necesaria para salir del espacio bidimensional, superficial, plano, de la pantalla, en una palabra del mundo virtual y colocarnos en el mundo real. Para muchos pensadores hablar de la interioridad como de la dimensión profunda de la realidad es lo mismo. Y para la mayoría de los pensadores no solamente cristianos, sino religiosos, hablar de que la espiritualidad es precisamente esa dimensión de interioridad, de profundidad de nuestra existencia real es sinónimo. Más aún, hay vigías de excepción que nos anuncian un futuro mundo de espiritualidad más allá de la religión, porque ello supone pasar de la “religiosidad excluyente” a la “espiritualidad inclusiva”. “Porque, mientras la religión enseña doctrinas a las que asentir, la espiritualidad señala instrucciones para poder experimentar el Misterio que

Cuando cesan los ruidos, comienza la canción del corazón

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Carta-circular del H. Superior Provincial, Antonio Gimenez de Bagüés, que merece ser reflexionada y vivida por todas las personas que nos consideramos Maristas.

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H. Superior Provincial ([email protected])  

Residencia Provincial  Avenida Costa Bella, nº 70 Apartado correos 45 03140 Guardamar del Segura Tlf. 966 72 51 09 

Guardamar del Segura, 7 de octubre de 2012 Carta-Circular 10/2012

Cuando cesan los ruidos

Cuando cesan los ruidos, comienza la canción del corazón.

Introducción

Con distintos nombres, el tema de la interioridad es un tema sobre el que venimos insistiendo desde al año pasado. “Entremos más adentro en la espesura” era la circular del 1 de noviembre de 2011, “Atrévete a mirar” era el slogan bajo el cual se organizó la reunión de directivos de enero de 2012, y en mis palabras de inauguración hablamos muy concretamente del tema de la interioridad, y a lo largo de las visitas canónicas del curso escolar 2011-2012 hemos seguido insistiendo sobre el mismo tema, proporcionándoles, a nuestro entender un material, bueno y adecuado.

Y esta insistencia, queridos hermanos todos no es en vano. La importancia del tema lo merece, y todos ustedes ya por cargo, por formación, y bastantes, la mayoría por edad, saben de la importancia y necesidad del mismo. Y digo por edad, porque este es un tema que a pesar de todos los cambios, y bastantes de ellos radicales, todas las generaciones que convivimos en la vida religiosa estamos de acuerdo en que no solamente hay que preservar sino que debemos de seguir potenciando.

La dimensión de interioridad, de profundidad, como en el espacio físico tridimensional nos parece la tercera dimensión, necesaria para salir del espacio bidimensional, superficial, plano, de la pantalla, en una palabra del mundo virtual y colocarnos en el mundo real.

Para muchos pensadores hablar de la interioridad como de la dimensión profunda de la realidad es lo mismo. Y para la mayoría de los pensadores no solamente cristianos, sino religiosos, hablar de que la espiritualidad es precisamente esa dimensión de interioridad, de profundidad de nuestra existencia real es sinónimo. Más aún, hay vigías de excepción que nos anuncian un futuro mundo de espiritualidad más allá de la religión, porque ello supone pasar de la “religiosidad excluyente” a la “espiritualidad inclusiva”. “Porque, mientras la religión enseña doctrinas a las que asentir, la espiritualidad señala instrucciones para poder experimentar el Misterio que

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somos. La primera ofrece “mapas”; la segunda invita a entrar y recorrer directamente el “Territorio””. Exploradores y mapas de lo interior.

Uno de los autores que mejor ha tocado este tema a través de cuentos ha sido Anthony de Mello y en un libro, con toda seguridad, conocido por todos nosotros: “EL canto del pájaro”. Son bastantes los cuentos que inciden directamente sobre este tema, quiero recordarles el que lleva por título: “El explorador”.

El explorador había regresado junto a los suyos, que estaban ansiosos por saberlo todo acerca del Amazonas. Pero, ¿cómo podía él expresar con palabras la sensación que había inundado su corazón cuando contempló aquellas flores de sobrecogedora belleza y escuchó los sonidos nocturnos de la selva? ¿Cómo comunicar lo que sintió en su corazón cuando se dio cuenta del peligro de las fieras o cuando conducía su canoa por las inciertas aguas del río?

Y les dijo: "Id y descubridlo vosotros mismos. Nada puede sustituir al riesgo y a la experiencia personales". Pero, para orientarles, les hizo un mapa del Amazonas. Ellos tomaron el mapa y lo colocaron en el Ayuntamiento. E hicieron copias de él para cada uno. Y todo el que tenía una copia se consideraba un experto en el Amazonas, pues, ¿no conocía acaso cada vuelta y cada recodo del río, y cuán ancho y profundo era, y dónde había rápidos y dónde se hallaban las cascadas?

El explorador se lamentó toda su vida de haber hecho aquel mapa. Habría sido preferible no haberlo hecho.

El mismo Tony de Mello al inicio de su libro ya nos va a dar dos claves de lectura, la teológica y la mística: “La primera, la teológica, nos dice es el arte de narrar cuentos acerca de lo divino. También el arte de escuchar dichos cuentos. La segunda, la mística, es el arte de gustar y sentir en el corazón el significado interno de dichos cuentos, hasta el punto de ser transformado por ellos”.

A Dorothe Sölle le disgustaba contestar a la pregunta ¿crees en Dios? Por una parte recordaba a Lutero: “Crees en Dios. Haces bien. También el Diablo cree”, sospechaba que tras esa pregunta puede refugiarse un Dios lejano de las realidades humanas. Prefería la pregunta ¿vives a Dios?, dando a entender que la verdadera fe no solamente es una afirmación de su existencia, sino un acontecimiento-encuentro, “Dios – sucede”. A hombros de gigantes

En la década de los sesenta y setenta la literatura religiosa sobre la experiencia religiosa, espiritual, experiencia de Dios fue abundante. En uno de esos libros de Xabier Picaza figura una frase redonda: “No importan las

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razones puras sino las experiencias significativas”. Augusto Guerra, carmelita descalzo y especialista en la espiritualidad teresiana, comentándola nos dice que la primera parte, hoy pocos la discutirán, pero a su entender la segunda es importante y problemática. Importante porque una hipótesis frente a un experimento no tiene nada que hacer, y problemática porque Augusto Guerra nos dice que ignoramos lo que es una experiencia, y más todavía cuándo es una experiencia significativa.

Ese es nuestro contexto de la experiencia, de nuestras experiencias: a oscuras e inseguros. Pues bien a pesar de oscuridades ( “En una noche oscura”) e inseguridades (“Entreme donde no supe”), entiendo que el traer a nuestra consideración las hojas de ruta, los cuadernos de bitácora, en definitiva los mapas de lo interior, nos puede servir y nos puede ayudar a caminar por los senderos de la interioridad. Eso sí deberemos estar atentos para no absolutizarlos.

Son muchos y muy variados aquellos que nos han dejado la expresión escrita de sus itinerarios de interioridad, y además desde distintas ópticas y posicionamientos. Esto debe de ser un acicate para tratar de dar nosotros con aquellas que más empatizamos. Como subsidios y a título orientativo hemos querido preparar una pequeña bibliografía. Esperamos que les sirva

El arte de vivir lo que somos en lo cotidiano

El título me lo ha dado el próximo cursillo de espiritualidad que organiza el II Foro de Espiritualidad Aletheia de Zaragoza. Si antes decíamos que la experiencia religiosa es algo que empieza a abundar en la literatura religiosa a partir de la década de los sesenta, junto al tema de la experiencia van también asociados los espacios idóneos para la misma. ¿Acaso no recordamos todos, tras nuestros años de formación cuasi monacales, haber descubierto y vivido como una salida extra-muros el librito de Guy de Larigaudie: “Buscando a Dios”? Aquel pequeño opúsculo de este scout y routier legendario enamorado de la naturaleza, nos identificaba con Jacob cuando exclamaba: “Dios está aquí y yo no lo sabía”.

Hablar hoy del espacio de lo cotidiano como espacio adecuado para nuestra experiencia de Dios, entra dentro de lo normal. Es bueno que recordemos que en el evangelio de Marcos, Jesús por el camino, caminando por los caminos de Galilea, hizo esta pregunta, ¿quién dice la gente que soy yo?... y vosotros ¿quién decís que soy yo? En el de Lucas los de Emaús tienen experiencia del Resucitado por el camino físico de la huida y el psicológico de la desesperanza. Y finalmente en los Hechos el etíope eunuco y alto funcionario recibe el Espíritu de viaje de regreso de Jerusalén, de la misma forma que Pablo recibe la iluminación yendo de camino. Es necesario el Tabor, las experiencias de los tabores en nuestra vida, pero ellos son siempre

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la excepción. Lo normal es iluminarse con los resplandores que se dan en las profundidades de lo cotidiano.

“La experiencia de dios en la vida cotidiana es acercamiento apasionado al mundo de Dios en las cosas que nos pasan cada día” nos dice la teóloga Trinidad León. Tan fácil y difícil como sencilla y normal es la vida misma en su cotidianeidad Conclusión

Champagnat con el lenguaje de su época sobre la “presencia de Dios” nos habla de una espiritualidad de la interioridad, cuyos admirables frutos prácticos él mismo nos los recuerda cuando nos afirma que vive esta dimensión profunda de la realidad lo mismo en las calles de París que en las soledades del Hermitage.

Telihard de Chardin confesó en una oportunidad a Blondel que su interés principal era saber “si lo que nueve décimas partes de la humanidad hacen durante nueve décimas partes de su tiempo, esto es construir la ciudad terrena, tiene algún significado en relación con el reino de Dios”

Siempre me hace pensar cada vez que la leo la afirmación contundente de Bonhoeffer al inicio de su librito “Vida Comunitaria” cuando dice: “…el lugar de la vida del cristiano no es la soledad del claustro sino el campamento mismo del enemigo”.

Todos ellos hubieran saludado con gozo la Constitución pastoral “Gaudium et spes” que todavía nos sigue iluminando, a sus 50 años de publicación, con su invitación a escrutar a fondo los signos de la época. Y hoy resurge con fuerza la corriente que nos lleva a vivir la interioridad dentro de la realidad cotidiana de nuestras vidas, como prueba de verificación de auténtica espiritualidad. Dios quiere ser vivido, no adorado, nos dirá Willigis Jáger.

Seguramente ha sido Rahner, uno de los teólogos más importantes del siglo XX, el teólogo subyugado por “el magnetismo del misterio” y el “místico de la cotidianeidad”, quien ha tratado de despertar la gente a la revelación oculta que tiene lugar en sus profundidades cotidianas. De ahí su ya famosa afirmación de que el cristiano del futuro será un místico o no será. Afirmación que alguna teóloga ha matizado escribiendo que la experiencia cristiana del Siglo XXI será mariana o no será.

Antonio Giménez de Bagüés, Provincial.