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44 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, marzo 2015 Filosofía de la ciencia por Juan Arana Cuando la ciencia se separó de la filosofía A partir de un tallo común, la escisión se produjo en tiempos de Newton y Kant U na anécdota que intenta caracteri- zar el temperamento inglés cuenta que antaño, cuando las inclemencias me- teorológicas interrumpían el tráico ma- rítimo en el canal de la Mancha, los lon- dinenses decían: «¡Qué aislado se queda el Continente!». En el caso de las relaciones entre cien- cia y ilosofía, también habría que pregun- tar quién se separó de quién. ¿Es la iloso- fía el viejo tronco del que brotó la rama joven de la ciencia? No habría que darlo por descontado. El primer ilósofo, Tales de Mileto (s. ii-i a.C.), se preguntó por el origen de todas las cosas, lo cual cuadra con las preocupaciones del metafísico, pero también determinó la fecha de un eclipse de sol e ideó un procedimiento para medir la altura de las pirámides, cometidos más propios hoy del cientíico. Ciencia y ilo- sofía se mezclan indiscerniblemente en la especulación presocrática. Más que el renuevo en el viejo árbol, resulta apropiada la imagen de un solo tallo que se bifurca en dos vástagos ge- melos, aunque pronto divergentes. Lo que siempre aunó ciencia y ilosofía fue, por un lado, la pretensión de conseguir el co- nocimiento que está al alcance de nuestra aptitud natural y, por otro, el imperativo de comunicarlo de la forma menos recón- dita posible. En lo primero se distinguen, por ejemplo, de la religión; en lo segundo, del esoterismo. Durante un tiempo fue- ron innecesarias otras precisiones; por eso ambas escribieron una historia común. Sobre interpretaciones es diicilísimo decir la última palabra, pero lo cierto es que hay parentesco, ya sea de hermandad o de iliación. Yo apuesto por la herman- dad, entre otros motivos, porque la sepa- ración no fue repentina ni radical, sino que se produjo a través de un proceso len- to y lleno de vaivenes. Nadie discute, por ejemplo, que Aristóteles (s. i a.C.) tiene peril de ilósofo; no obstante, el número de investigaciones empíricas que realizó es enorme, incluido el que muchos con- sideran primer experimento cientíico de todos los tiempos: estudió el desarrollo embriológico del pollo, incubando un gru- po de huevos fecundados y abriéndolos en todas las fases de su desarrollo. Y no se trata tan solo de un dato de primera época. El Discurso del método de Descartes (s. ii), obra clave de la ilosofía moderna, es un simple prólogo a un grupo de ensayos sobre geometría, óptica y meteorología. En una de sus primeras obras, Kant (s. iii) propuso una hipótesis plausible para explicar el origen del sistema solar e incluso avanzó una estimación del período de rotación de Saturno. Los ejemplos se podrían prodigar incluso hasta nuestra época. De igual forma, quienes son tenidos por científicos, empezando por Galileo o Huygens, y terminando por Schrödinger o Penrose, tampoco se recataron a la hora de abordar cuestiones de largo alcance que no tenían forma de dirimir mediante observaciones. La pretensión de separar con nitidez ciencia y ilosofía tropieza con la indis- ciplinada transversalidad de las iguras más descollantes de ambos gremios. Pero puede intentarse. Precisamente hay toda una corriente ilosóica (el positivismo y sus prolongaciones) que se propone con- seguirlo. Durante más de un siglo, sus adherentes se aplicaron a ello y, con me- nos connotaciones sectarias, lo han segui- do haciendo los ilósofos de la ciencia. Es el problema del criterio de demarcación, uno de los más arduos que hayan sido abordados por los estudiosos del cono- cimiento. Sencillamente, no parece que haya un fundamento objetivo, universal e intemporal para decidir dónde abandona uno el terreno de la ciencia positiva para adentrarse en el de la ilosofía especu- lativa. En el mejor de los casos, aparece un amplio terreno intermedio donde se encuentran precisamente las cuestiones más vivas y fascinantes tanto de la ciencia como de la ilosofía. ¿Signiica esto que nos hallamos ante una tarea abocada al fracaso? No más que la de decidir dónde termina la física y em- pieza la química, o cuándo esta última se transforma en biología (a otra escala, ¿cuáles son los límites que separan la fí- sica nuclear de la de partículas, o la as- trofísica de la cosmología?). Las fronteras entre las disciplinas son porosas. Proba- blemente no haya que lamentarlo, puesto que también ellas necesitan respirar. El problema se vuelve menos ingrato si en lugar de legislar sub specie aeterni- tatis sabemos conformarnos con criterios históricos y aceptamos que la distinción entre ciencia y ilosofía es una cuestión fáctica, que podría haberse materializado de otro modo y con una cronología dife- rente. El motor que impulsó su separación recíproca fue un elemental principio de diversiicación, secuela necesaria del pro- greso del saber. La ruptura de la unidad del saber tenía que producirse inevita- blemente tras la constitución de escue- las de pensamiento (como la pitagórica, la aristotélica o la hipocrática) porque a partir de entonces se aplicaron criterios de productividad y división del trabajo en la investigación. Si una persona o un grupo se reconocen incapaces de asimilar toda la información disponible, por fuer- za habrán de elegir. Y entonces la opción más razonable es efectuar una agrupación temática, que suele llevar aparejada una especialización metodológica. El tema de- termina el método, aunque, en ocasiones, también ocurre a la inversa. Entre los cientíicos-ilósofos pione- ros —digámoslo así para no precipitar Juan arana es catedrático de ilosofía en la Universidad de Sevilla y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.

Cuando la Ciencia se Separó de la Filosofía

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Hacen falta que vuelvan las mujeres y hombres con sabiduría e integralidad.

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  • 44 INVESTIGACIN Y CIENCIA, marzo 2015

    Filosofa de la cienciapor Juan Arana

    Cuando la ciencia se separ de la filosofaA partir de un tallo comn, la escisin se produjo en tiempos de Newton y Kant

    Una ancdota que intenta caracteri-zar el temperamento ingls cuenta que antao, cuando las inclemencias me-teorolgicasinterrumpaneltricoma-rtimo en el canal de la Mancha, los lon-dinenses decan: Qu aislado se queda el Continente!.

    En el caso de las relaciones entre cien-ciayilosofa,tambinhabraquepregun-tarquinsesepardequin.Eslailoso-faelviejotroncodelquebrotlaramajovendelaciencia?Nohabraquedarlopordescontado.Elprimerilsofo,Talesde Mileto (s. vii-vi a.C.), se pregunt por el origen de todas las cosas, lo cual cuadra conlaspreocupacionesdelmetafsico,perotambindeterminlafechadeuneclipsede sol e ide un procedimiento para medir la altura de las pirmides, cometidos ms propioshoydelcientico.Cienciayilo-sofasemezclanindiscerniblementeenlaespeculacin presocrtica.

    Msqueelrenuevoenelviejorbol,resulta apropiada la imagen de un solo talloquesebifurcaendosvstagosge-melos,aunqueprontodivergentes.Loquesiempreauncienciayilosofafue,porun lado, la pretensin de conseguir el co-nocimiento que est al alcance de nuestra aptitudnaturaly,porotro,elimperativodecomunicarlodelaformamenosrecn-ditaposible.Enloprimerosedistinguen,porejemplo,delareligin;enlosegundo,delesoterismo.Duranteuntiempofue-roninnecesariasotrasprecisiones;poresoambasescribieronunahistoriacomn.

    Sobreinterpretacionesesdiicilsimodecirlaltimapalabra,perolociertoesque hay parentesco, ya sea de hermandad odeiliacin.Yoapuestoporlaherman-dad,entreotrosmotivos,porquelasepa-racinnofuerepentinaniradical,sinoqueseprodujoatravsdeunprocesolen-toyllenodevaivenes.Nadiediscute,porejemplo,queAristteles(s.iv a.C.) tiene

    perildeilsofo;noobstante,elnmerodeinvestigacionesempricasquerealizes enorme, incluido el que muchos con-sideranprimerexperimentocienticodetodos los tiempos: estudi el desarrollo embriolgicodelpollo,incubandoungru-podehuevosfecundadosyabrindolosentodaslasfasesdesudesarrollo.

    Y no se trata tan solo de un dato de primera poca. El Discurso del mtodo de Descartes (s. xvii),obraclavedelailosofamoderna,esunsimpleprlogoaungrupodeensayossobregeometra,ptica y meteorologa. En una de sus primerasobras,Kant(s.xviii) propuso unahiptesisplausibleparaexplicarelorigendelsistemasolareinclusoavanzuna estimacin del perodo de rotacin de Saturno. Los ejemplos se podranprodigar incluso hasta nuestra poca. Deigualforma,quienessontenidosporcientficos, empezando por Galileo oHuygens, y terminando por Schrdinger o Penrose, tampoco se recataron a la hora deabordarcuestionesdelargoalcancequenotenanformadedirimirmedianteobservaciones.

    Lapretensindesepararconnitidezcienciayilosofatropiezaconlaindis-ciplinadatransversalidaddelasigurasmsdescollantesdeambosgremios.Peropuede intentarse. Precisamente hay toda unacorrienteilosica(elpositivismoysus prolongaciones) que se propone con-seguirlo. Durante ms de un siglo, sus adherentes se aplicaron a ello y, con me-nos connotaciones sectarias, lo han segui-dohaciendolosilsofosdelaciencia. Es elproblemadelcriteriodedemarcacin, uno de los ms arduos que hayan sido abordadosporlosestudiososdelcono-cimiento. Sencillamente, no parece que hayaunfundamentoobjetivo,universaleintemporalparadecidirdndeabandonaunoelterrenodelacienciapositivapara

    adentrarseeneldelailosofaespecu-lativa.Enelmejordeloscasos,apareceun amplio terreno intermedio donde se encuentran precisamente las cuestiones msvivasyfascinantestantodelacienciacomodelailosofa.

    Signiicaestoquenoshallamosanteunatareaabocadaalfracaso?Nomsqueladedecidirdndeterminalafsicayem-piezalaqumica,ocundoestaltimasetransformaenbiologa(aotraescala,culessonloslmitesqueseparanlaf-sica nuclear de la de partculas, o la as-trofsicadelacosmologa?).Lasfronterasentrelasdisciplinassonporosas.Proba-blementenohayaquelamentarlo,puestoquetambinellasnecesitanrespirar.

    Elproblemasevuelvemenosingratosi en lugar de legislar sub specie aeterni-tatissabemosconformarnosconcriterioshistricos y aceptamos que la distincin entrecienciayilosofaesunacuestinfctica,quepodrahabersematerializadodeotromodoyconunacronologadife-rente. El motor que impuls su separacin recprocafueunelementalprincipiodediversiicacin, secuela necesaria del pro-gresodelsaber.Larupturadelaunidaddelsabertenaqueproducirseinevita-blementetraslaconstitucindeescue-las de pensamiento (como la pitagrica, la aristotlica o la hipocrtica) porque a partir de entonces se aplicaron criterios deproductividadydivisindeltrabajoenlainvestigacin.Siunapersonaoungrupo se reconocen incapaces de asimilar todalainformacindisponible,porfuer-zahabrndeelegir. Y entonces la opcin msrazonableesefectuarunaagrupacintemtica,quesuelellevaraparejadaunaespecializacin metodolgica. El tema de-termina el mtodo, aunque, en ocasiones, tambinocurrealainversa.

    Entreloscienticos-ilsofospione-ros digmoslo as para no precipitar

    Juan arana es catedrtico de ilosofa en la Universidad de Sevilla y miembro

    de la Real Academia de Ciencias Morales

    y Polticas.

  • Marzo 2015,InvestigacionyCiencia.es 45

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    conclusiones, la primera agrupacin temticatuvoqueverconelestudiodelaposicinymovimientodelosastros.Laespecializacinmetodolgicaconsis-ti en potenciar el uso de la geometra, yaqueelobservadorcelesteselimitaamedir ngulos yconjeturarpuntos, l-neasyiguras.Comonotodoelmundotiene aptitud para e inclinacin hacia la matemtica, es natural que se desintere-saran de estos asuntos quienes carecan detalcompetencia.EnunpasajedesuobraAcerca del cielo (291a), Aristteles menciona los escritos de astronoma, lo cual sugiere que a la sazn ya eran reconocidos como un gnero aparte. Sus autores eran matemticos como Eudoxo yCalipo.Aristtelesnuncabrillenestetipodetrabajos,perosbuscelacuerdoconellos,hipotecandosufsicaalmodelodeesferasconcntricasqueacababadeser desarrollado.

    Elconlictosurgicuando,cuatrosi- glos despus, Claudio Ptolomeo (s. ii d.C.) perfeccionunmodeloastronmicodeesferasexcntricasincompatibleconeldeEudoxoy,portanto,conlafsicaaris-totlica. Podra interpretarse esto como laprimerabrechasocialmentereconocidadentrodelsaberracional?Ciertamente,peroenestecontenciosonoseenfrenta-banelcienticoyelilsofo,sinoestelti-moyelmatemtico.Elilsoforeclamabacompetenciastantoparalafsicacomoparalametafsica,mientrasquelamate-mticaseconcebacomounsaberpura-menteabstractoo,entodocaso,apuntabaaunhipotticomundointeligiblemsalldel alcance de los sentidos. De ninguna maneracabe,pues,valorarestadivisincomo un primer distanciamiento entre cienciayilosofa:ambasdisciplinasto-davaypormuchossiglosseguiranyendo de la mano.

    Lasolucinqueseencontrfuesegre-gardelascompetenciasdelfsico-ilsofolosaspectosmatematizablesdelareali-dad y constituir con ellos un heterog-neogrupodesaberes(astronoma,ptica,msica,estticaeinclusoteoradelasfortiicaciones)bajolaambiguarbricade la matemtica aplicada.Estossaberescontemplabansoloaspectostangencialesdeluniversosingenuinarelevanciate-rica;noservanparallegaralaverdad,nicamenteparasalvarlosfenmenos.

    Esaespeciede juiciosalomnicoseacept durante ms de mil aos, a pesar deloartiiciosoqueresultabasepararlaverdaddesusmanifestacionessensibles.HayqueatribuiraCoprnico(s.xvi) y a

    otrossabiosmodernoslaimpugnacindela sentencia. Pero lo que reclamaron (y consiguieron)nofueeldistanciamientodelocienticoyloilosico.Reivindi-cabanlareuniicacindelamatemticaaplicadaconelrestodelailosofa.EnfrasememorabledeGalileo,contenidaenIl Saggiatore (1623), la Naturaleza es un libroescritoencaracteresmatemticos.lyotrosinvestigadoresdeaquelsiglo pretendanunsabermsuniicadoquean-tes.Sinembargo,elresultadofueque,envezdeconformarsecomohastaentoncesconunasmigajas,lainspiracinmatem-tica reclam la parte del len en el estudio deluniverso.Enadelante,lafsicasetrans-formenfsica-matemtica,perosindejardeserunafsicailosica.

    TalfuealmenoselproyectodeRenDescartes: reunir en un solo corpus te-ricoelrigordelamatemticaylauniver-salidaddelametafsicaconlainmediatezyelpodertransformadordelafsica.Quelacienciaylailosofahayansidorecono-cidas como dos disciplinas independien-tes no es ms que una consecuencia del fracasodelproyectocartesiano.Fracasoparcial,sinembargo,porquesuinlujofuepoderossimo. Pero ya los primeros car-tesianos,comoHenriduRoy,preirierondescabezarlafsicadelmaestroydejaronaunladosuproemiometafsico.Luegovinieronsabios,comoHuygensoMariotte,queapostaronporunafundamentacincrecientemente matemtica y emprica, aunquefueraacostademarginarcual-quierintentodetotalizacinilosica.ElrespaldodeinitivoalaseparacinlodioNewton,cuyailosofanaturalerarefrac-taria a empresas tericas de gran estilo. Preferaentrarendilogoconlateologay

    la religin antes que con una racionalidad escuetamentemetafsica.Kant intentdar carta de naturaleza a este arreglo por medio de su Crtica de la razn pura (1781). Propuso cercenar las aspiraciones tericasdelailosofaespeculativayponercimientosepistemolgicosbajoelsuelode la ciencia emprico-matemtica. Nin-gunadelasdospartesaceptlafrmula:loscienticossesentanlobastantese-guros como para rechazar la tutela que siempreconllevaalgunahipotecadelosepistemlogos;losilsofosseresar-cierondelaprdidadejurisdiccinsobrelo emprico tratando de monopolizar la especulacinrelexiva.

    Asfuecomolosdossaberes,cienciayilosofa,empezaronadarselaespalda.Sihubieraquedecidirculdelosdossesitu ms en lnea de continuidad con lo quedurantetantotiempohabasidounproyectocomn,miopininesquelosmsielesalaideagriegadeilosofanohansidolosqueheredaronlapalabraquelanombra.

    EN LAs RECIN FUNDADAs academias del siglo xvii, ciencia y ilosofa todava estaban hermandadas.

    sozein ta phainomena. Pierre Duhem. University of Chicago Press, 1969.

    le dveloppement de la physique cartsienne, 1646-1712. Paul Mouy. Arno Press, 1981.

    Grandes experimentos cienticos. Rom Harr. Labor, 1986.

    kants philosophy of science. E. Watkins y M. Stan en the Stanford encyclopedia of philosophy, 2014.

    newtons philosophy. A. Janiak en the Stanford encyclopedia of philosophy, 2014.

    el proceso histrico de separacin entre ciencia y ilosofa. Juan Arana. Real Academia de Ciencias Morales y Polticas, 2015.

    PARA SABER MS