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Cuando pase el temblor: crónica de un secuestro Por Luis Borja 1 Era junio de 1964, el bachiller Roque Dalton a manos del fiscal de la Universidad, José María Méndez, interponía un recurso de Habeas Corpus ante el Consejo Superior Universitario, para que decretara auto de exhibición personal a favor del poeta, dado que a su regreso de Cuba, varios agentes de diversos cuerpos de seguridad vigilaban constantemente su casa de habitación. Roque sin duda sabía que algo andaba mal. El viernes 2 de octubre de 1964 y en las calles de San Salvador, artistas, escritores y representantes de distintas instituciones culturales emitían un boletín por la captura del poeta. El 5 de octubre, El Diario de Hoy recibía una protesta firmada por un grupo numeroso de artistas y escritores salvadoreños (la mayoría de la generación joven 2 -dice el matutino-), en ella daban a conocer que con la captura de Dalton se daba un atropello a las libertades ciudadanas y pedían a las demás organizaciones culturales que se pronunciaran sobre el secuestro del joven poeta. El lunes 12 de octubre, la Asociación de Estudiantes de Derecho denunciaba “el incalificable atropello perpetrado por el régimen actual…[señalándolos] como responsables de todas las consecuencias que este atropello significa para la integridad, salud y vida del compañero Dalton, y de la violación de los derechos humanos y constitucionales” por lo cual demandaban la pronta libertad y el respeto a los derechos humanos. El jueves 15 de octubre aparecía una carta, fechada 13 del mismo mes, dirigida al Coronel Julio A. Rivera, quien la firmaba era Aida Cañas de Dalton. En ella hacia saber mandatario de la situación por la que pasaba el poeta y su familia. Manifestaba que a “Cuarenta días seguía sigue sin saberse nada sobre el paradero y el estado en que se encuentra mi esposo” además de notificar las distintas acciones que se habían hecho en protesta de la captura arbitraria el pasado 4 de septiembre. Asimismo, notificaba algunos hechos importantes, por ejemplo que el Coronel Arnoldo Rodezno, Director General de la Policía Nacional, manifestaba a la madre de Dalton que “no debía preocuparse, que estaba detenido en la Guardia Nacional, que se encontraba con buena salud y que estaba comiendo bien” pero que al intentar corroborar la información, el 8 de octubre, el Coronel Eduardo Casanovas les manifestó: Roque Dalton nunca ha estado 1 Licenciado en Letras por la Facultad Multidisciplinaria de Occidente, Universidad de El Salvador. 2 Entre los poetas que menciona la nota figuran: Roberto Cea, Mauricio López silva, Manlio Argueta, Roberto Armijo, Estela de Guerra, MA Parada, Miguel Ángel Posada, Roberto Arturo Menéndez, Hildebrando Juárez, José R. Ruiz, René Velasco José Humberto Velásquez, Danilo Velado, Sonia del C. Spinola, Ramiro Peña Marín, miguel A. Ortega, Álvaro Menéndez Leal , Ana del Rosario Luna, Rosa Henríquez de Cea, Norman Douglas, J. Luis Lovo, Enrique Barrera, Danilo A. Castro, Gloria E. Hernández, Blanca Rodríguez, Alex Aguirre Castro - siguen firmas- (sic).

Cuando Pase El Temblor Crónica de Un Secuestro

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crónica de las publicaciones de prensa sobre el secuestro de Roque Dalton en 1964

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  • Cuando pase el temblor: crnica de un secuestro

    Por Luis Borja1

    Era junio de 1964, el bachiller Roque Dalton a manos del fiscal de la Universidad, Jos

    Mara Mndez, interpona un recurso de Habeas Corpus ante el Consejo Superior

    Universitario, para que decretara auto de exhibicin personal a favor del poeta, dado que a

    su regreso de Cuba, varios agentes de diversos cuerpos de seguridad vigilaban

    constantemente su casa de habitacin. Roque sin duda saba que algo andaba mal.

    El viernes 2 de octubre de 1964 y en las calles de San Salvador, artistas, escritores y

    representantes de distintas instituciones culturales emitan un boletn por la captura del

    poeta. El 5 de octubre, El Diario de Hoy reciba una protesta firmada por un grupo

    numeroso de artistas y escritores salvadoreos (la mayora de la generacin joven2-dice el

    matutino-), en ella daban a conocer que con la captura de Dalton se daba un atropello a las

    libertades ciudadanas y pedan a las dems organizaciones culturales que se pronunciaran

    sobre el secuestro del joven poeta.

    El lunes 12 de octubre, la Asociacin de Estudiantes de Derecho denunciaba el

    incalificable atropello perpetrado por el rgimen actual[sealndolos] como responsables

    de todas las consecuencias que este atropello significa para la integridad, salud y vida del

    compaero Dalton, y de la violacin de los derechos humanos y constitucionales por lo

    cual demandaban la pronta libertad y el respeto a los derechos humanos.

    El jueves 15 de octubre apareca una carta, fechada 13 del mismo mes, dirigida al

    Coronel Julio A. Rivera, quien la firmaba era Aida Caas de Dalton. En ella hacia saber

    mandatario de la situacin por la que pasaba el poeta y su familia. Manifestaba que a

    Cuarenta das segua sigue sin saberse nada sobre el paradero y el estado en que se

    encuentra mi esposo adems de notificar las distintas acciones que se haban hecho en

    protesta de la captura arbitraria el pasado 4 de septiembre.

    Asimismo, notificaba algunos hechos importantes, por ejemplo que el Coronel Arnoldo

    Rodezno, Director General de la Polica Nacional, manifestaba a la madre de Dalton que

    no deba preocuparse, que estaba detenido en la Guardia Nacional, que se encontraba con

    buena salud y que estaba comiendo bien pero que al intentar corroborar la informacin, el

    8 de octubre, el Coronel Eduardo Casanovas les manifest: Roque Dalton nunca ha estado

    1 Licenciado en Letras por la Facultad Multidisciplinaria de Occidente, Universidad de El Salvador.

    2 Entre los poetas que menciona la nota figuran: Roberto Cea, Mauricio Lpez silva, Manlio Argueta,

    Roberto Armijo, Estela de Guerra, MA Parada, Miguel ngel Posada, Roberto Arturo Menndez,

    Hildebrando Jurez, Jos R. Ruiz, Ren Velasco Jos Humberto Velsquez, Danilo Velado, Sonia del C.

    Spinola, Ramiro Pea Marn, miguel A. Ortega, lvaro Menndez Leal , Ana del Rosario Luna, Rosa

    Henrquez de Cea, Norman Douglas, J. Luis Lovo, Enrique Barrera, Danilo A. Castro, Gloria E. Hernndez,

    Blanca Rodrguez, Alex Aguirre Castro - siguen firmas- (sic).

  • detenido en la Guardia. Ustedes saben bien que quienes lo detuvieron fueron agentes de la

    Polica. Si el coronel Rodezno afirma que aqul se encuentra con buena salud y que est

    comiendo bien, l sabr porque lo dice. De igual manera-dice Aida- el Ministro de

    Defensa notific a algunos diputados de la oposicin, que a l no se la haba pasado

    ninguna parte sobre la captura de Roque Dalton y que tampoco saba que existiera en su

    contra ninguna orden de detencin.

    Aida Caas de Dalton, juzgaba muy extraa la manera de proceder de los jefes de los

    cuerpos de seguridad. Por eso la publicacin de esa carta dirigida al presidente era clara,

    pedir en nombre de mis tres hijos y el mo propio, () la intervencin de usted [Seor

    Presidente] para que cese de inmediato el atropello de que es vctima mi esposo y se

    ordene su libertad irrestricta

    Los apoyos de parte de las distintas instituciones seguan. As pues, se pronunciaban La

    Sociedad de Abogados de Occidente, La Asociacin de Abogados de Oriente, El Centro de

    Estudios Jurdicos. Hasta que el 29 de octubre los peridicos notificaban en sus titulares:

    CREESE QUE ROQUE DALTON SE FUGO DE COJUTEPQUE.

    Efectivamente, los peridicos del 30 de octubre confirmaban la fuga del poeta

    Dalton. En los das posteriores se vieron publicadas cartas en las que el poeta, relataba su

    captura y los dems sucesos que le acaecan. Me he permitido transcribir la carta dirigida al

    Director de Diario Latino, muy similar a la que aparece publicada tambin en la Prensa

    Grfica, salvo que en ella hace mencin de Alejandro Mira como director de la Polica

    Nacional de Cojutepeque; y, la carta dirigida a El Diario de Hoy.

    San Salvador, 29 de octubre de 1964

    Seor Director de Diario Latino. Presente-

    Seor Director:

    Como en las pginas de su importante peridico se han hecho publicaciones referentes

    a mi detencin y secuestro tengo a bien a dirigirme a Ud. para solicitar de nuevo la

    hospitalidad de sus pginas. Entiendo que en mi caso, ms que a mis intereses y derechos

    conculcados y lesionados, debe atender a los principios generales del derecho violados y

    que son patrimonio de todo el pueblo salvadoreo, incluidos los rganos de expresin

    pblica.

    1. Fui capturado sin mediar motivo alguno por gentes de investigaciones especiales

    de la polica nacional el pasado 4 de septiembre, en presencia de numerosas

    personas

    2. En la ms completa incomunicacin estuve cinco das en las celdas para polticos

    de la Direccin General de Polica, diecisiete das en la Polica Nacional de

    Cojutepeque, seis das en a una Quinta particular en la zona de los Planes de

    Renderos y nuevamente 24 das ms en la Polica de Cojutepeque, hasta lograr

    escaparme la noche del pasado 28 de octubre. Debo agregar que en el momento de

    mi fuga tenia algunos das de que se me haba suspendido la comida y estaba

  • alimentndome de las sobras que bondadosamente me hacan llegar algunos

    agentes subalternos. Durante mi estancia en Cojutepeque solamente se me permiti

    baarme una vez y solamente despus de muchos das s eme introdujo en la celda

    un catre de hierro y cartones y papeles para dormir sobre ellos.

    3. A los veinte das aproximadamente, de mi captura, fui interrogado por primera vez.

    Entonces se me hicieron los cargos fantsticos de estar complicado (sic) en un

    complot internacional contra el Gobierno, dirigido-cuando no!- desde Cuba. A

    partir de entonces se me coaccion bajo amenazas de muerte y de represalias

    contra mi familia, para que aceptara los cargos y adems delatara a una serie de

    personas, desconocidas para m en la mayora de los casos, como coparticipes del

    supuesto complot. Para respaldar estas acusaciones el interrogador-por cierto, no

    salvadoreo- us una serie de documentos notoriamente falsos y prefabricados ad

    hoc y lleg a presentarme a un individuo desconocido para m que asegur ser

    cubano y ser quien se haba conjurado conmigo en La Habana a fin de que yo

    regrese a El Salvador a alterar la paz pblica

    4. Al exigir yo que por lo menos se me hicieran tan absurdos cargos siguiendo las

    vas legales, se me contest que estas no eran cosas de tribunales y que mi nica

    posibilidad de vivir era doblegarme a sus exigencias, asegurndoseme para

    entonces dinero y comodidades en el extranjero.

    5. Como a pesar de ser ajeno a tan absurdos cargos, las amenazas contra mi

    integridad personal y mi misma vida, as como contra la seguridad de mi familia,

    siguen en pie (posiblemente intensificadas por la escapatoria) creo tener el

    derecho elemental de plantear pblicamente ante los organismos del Estado a que

    corresponda examinar y resolver mi situacin y, sobre todo, ante la conciencia del

    pueblo salvadoreo, todos estos hechos para que se adopten las actitudes y se

    tomen las medidas correspondientes. Asimismo me dirijo a las diversas

    organizaciones profesionales y estudiantiles que se han manifestado con respecto a

    mi caso, aportando estos hechos generales como elementos de juicio que sirvan

    para confirmar materialmente sus justas inquietudes. Me suscribo de usted

    atentamente:

    ROQUE DALTON

    De las tres cartas que redact el poeta Dalton, ser la que publica en El Diario de Hoy y

    dirige a Napolen Viera Altamirano, la que menciona cmo escap de la crcel de

    Cojutepeque.

  • Sr. Don Napolen Viera Altamirano

    Director de El Diario de Hoy

    Presente

    Sr. Director:

    Refirindome a al anoticia publicada en su prestigios rotativo el dia de hoy titulada:

    Crese que Roque Dalton se fug de Cojutepeque y, en general, a las diversas

    informaciones que en das anteriores han aparecido en las pginas de EL DIARIO DE

    HOY, en relacin con mi detencin ilegal y mi subsiguiente y prolongado secuestro, tengo

    a bien hacer las siguientes declaraciones preliminares dirigidas al pueblo salvadoreo,

    que es quien, en definitiva, deber juzgar el atropello cometido a mi persona. Espero que

    no habr inconvenientes para su publicacin-que agradezco de antemano- en el entendido

    de que se trata de un caso en que est en juego, ms que mis derechos injustamente

    vulnerados, una serie de principios que la prensa nacional debe defender con energa si

    aspira a ser un fiel reflejo del sentimiento popular.

    1. Fui detenido sin motivo alguno el 4 de septiembre pasado, en un restaurante

    nocturno de San Salvador, mientras departa con el Sr. Ricardo Aguilar h. a la

    vista de muchas personas, por agentes de Investigaciones Especiales e

    Investigaciones Criminales de la Polica Nacional. Fui despojado en la Direccin

    General de la Polica de mis efectos personales, de mi dinero, de dos ejemplares

    de libros mos y de los originales de una novela recientemente terminada. Luego,

    fui encerrado en las celdas especiales para reos polticos que existen en el sector

    sur del edificio policial, hasta que el da 9 del mismo mes (al parecer, por la

    llegada o el nombramiento del Juez ejecutor del Habeas Corpus) fui trasladado a

    la seccin de la Polica Nacional de Cojutepeque. Ah se me encerr en una celda

    fra y hmeda, siempre en completa incomunicacin hasta el da 23 de septiembre.

    En esta fecha fui objeto del primer interrogatorio, pues hasta entonces ni siquiera

    se me haba formulado cargos. Me interrogo un americano vestido de civil, que

    dijo haber legado al pas especialmente para tratar mi caso, pero de quien, por

    informaciones que luego obtuve, debo suponer se trata de uno de los asesores

    extranjeros con que cuenta la Polica y otras instituciones armadas nacionales.

    Dicho seor me acuso de tener un participacin en un complot internacional

    contra el gobierno salvadoreo (dirigido por supuesto, y segn la acusacin desde

    Cuba) acerca del cual haba pruebas abundantes. Acto seguido me mostr una

    serie de documentos a todas luces falsificados y fabricados ad hoc, en los que

    haban referencias a mi persona y muchas otras personas a quienes ni siquiera

    conozco. El planteamiento final del investigador fue el siguiente: o me haca

    cargo de los delitos y acusaciones o todas las personas segn l implicadas o yo

    sera simplemente eliminado pues, segn dijo, estos no son problemas para los

  • tribunales. En caso de aceptar la culpabilidad y la delacin en cambio, yo

    recibira la nica posibilidad de vivir adems de una renta mensual para

    permanecer en el extranjero con mi familia.

    2. El da 25 de septiembre fui traslado a una quinta particular en la zona de los

    Planes de Renderos bajo estrecha custodia. Ah sigui interrogndome el

    funcionario extranjero, profundizando sus coacciones y ofrecimientos, y llegando

    al grado de presentarme a un individuo completamente desconocido para m, que

    hablaba con un fuerte acento cubano, el cual con todo desparpajo y en mi

    presencia asegur haber sido quien en cuba se conjur conmigo para que yo

    viniera a El Salvador a atentar contra la paz pblica. Por otros medios, sin

    embargo, me he enterado que dicho cubano fue hace algn tiempo instructor en

    la Polica Nacional. Como yo persistiera, lgicamente, negando todos estos

    absurdos cargos, los interrogatorios terminaron, no sin la amenaza hecha por ese

    supuesto cubano de que yo sera asesinado y enterrado por ah y de que se

    tomaran represalias en contra de mi familia. El da primero de octubre fui

    traslado de nuevo a la Polica de Cojutepeque, donde segua incomunicado hasta

    la noche del domingo 25 recin pasado aprovechando las condiciones en que unos

    temblores y las vibraciones de una construccin contigua haban daado un sector

    de la pared de la celda, pude fugarme y llegar a san Salvador con mis propios

    medios. Estos son, relatados en sus trminos ms generales, los hechos concretos

    de m caso que los peridicos, las organizaciones estudiantiles y profesionales,

    adems de la Corte Suprema de Justicia, la Asamblea Nacional Legislativa y el

    pueblo salvadoreo en general, tienen derecho a conocer. Lo que se deduce que

    tales hechos les corresponde ms que a m. Debo agregar, sin embargo que las

    amenazas contra mi vida y mi libertad estn an en pie, posiblemente

    intensificadas a raz de mi escapatoria, lo cual propicia una situacin sumamente

    delicada para mi familia y mi persona, situacin que los organismos del Estado,

    palabra borrosa, estn, segn lo entiendo en la obligacin de dilucidar.

    Agradeciendo la atencin que el diario de hoy ha sabido dispensar a mi caso y las

    organizaciones que se han pronunciado con respecto al mismo, me suscribo atentamente

    del seor Director:

    ROQUE DALTON