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MARIANELA NARRADOR: En un lugar, al norte de España, el doctor Teodoro Golfín se halla extraviado. No sabe cómo llegar al pueblo de Socartes… TEODORO: ¡Caracoles!, ahora qué hago…no encuentro el camino…solo a mí se me ocurre viajar sin guía turístico. NARRADOR: Entonces, justo cuando don Teodoro está por caer en la desesperación, aparece un joven, con paso extraño. Es Pablo, el hijo ciego del señor Francisco Penáguilas, personaje importante del pueblo. PABLO: Señor… ¿qué hace usted por estos despoblados? Ya no queremos más invasión de terrenos. TEODORO: No, por favor. No soy un invasor. Soy el doctor Teodoro Golfín y me dirijo al pueblo de Socartes…pero perdí el rumbo. (Pablo se acerca más) Pero, joven, algo le pasa a usted, ¿por qué no me mira a la cara? PABLO: ¿Acaso no se da cuenta? Soy ciego, sí señor; pero sin vista sé recorrer de un cabo a otro las minas. El palo que uso me impide tropezar, y mi perro Choto me acompaña, cuando no lo hace la Nela, que es mi lazarillo. Así que sígame usted y déjese llevar. (Teodoro toma el brazo de Pablo y se van). NARRADOR: La Nela, es nada menos que Marianela, una jovencita pobre, de gran corazón pero poco agraciada físicamente. Ella sirve de lazarillo a Pablo y han hecho una gran amistad, que se ha ido convirtiendo en amor. MARIANELA: Yo estoy en el mundo para ser tu lazarillo, y mis ojos no servirían para nada si no sirvieran para guiarte y decirte cómo son todas las hermosuras de la tierra. PABLO: Sí, Nela, soy ciego de nacimiento. No conozco el mundo más que por el pensamiento, el tacto y el oído. Tú te has convertido en mis ojos y yo te lo agradezco tanto… Te quiero más que a mi vida. Ángel de Dios, ¡quiéreme o me muero! MARIANELA: Yo te quiero también, joven Pablo. Pero hay un mundo entre nosotros. Soy nada más que tu lazarillo y tu sirvienta, nada más. PABLO: Yo te quitaré de la cabeza esos pensamientos absurdos (la toma de la mano). Hemos de vivir juntos toda la vida. ¿Por qué siempre me rechazas? ¿Es por mi ceguera? Sí, te entiendo. Pero, mira. Ha llegado a la ciudad un médico famoso, gran experto en problemas de los ojos…como lo ayudé a encontrar el pueblo, se ha quedado en mi casa y ahora está hablando con mi padre…es posible que… NARRADOR: Marianela sabe que nunca podrían estar juntos. No es la enfermedad de Pablo el problema…ella podría vivir como su lazarillo hasta el fin de sus días y ¡qué feliz sería! Pero ellos son de distintas clases sociales: él rico, ella pobre. Y ahora, esa noticia del doctor…si Pablo recuperase la vista y la viera, seguramente la alejaría para siempre…eso no lo puede soportar…lanza un suspiro y se aleja sollozando. PABLO: ¡Nela! ¿Te vas? ¿Qué ocurre? Oh, siento otros pasos ¿quiénes serán? (llegan don Francisco y don Teodoro). FRANCISCO: Hijo mío (lo abraza). Te traigo una excelente noticia. El señor Golfín dice que puede tratar tu enfermedad y es posible que…puedas ver. ¡Qué alegría, Dios mío!

Cuento Marianela

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Cuento para niños Marianela

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Page 1: Cuento Marianela

MARIANELA

NARRADOR: En un lugar, al norte de España, el doctor Teodoro Golfín se halla extraviado. No sabe cómo llegar al pueblo de Socartes…

TEODORO: ¡Caracoles!, ahora qué hago…no encuentro el camino…solo a mí se me ocurre viajar sin guía turístico.

NARRADOR: Entonces, justo cuando don Teodoro está por caer en la desesperación, aparece un joven, con paso extraño. Es Pablo, el hijo ciego del señor Francisco Penáguilas, personaje importante del pueblo.

PABLO: Señor… ¿qué hace usted por estos despoblados? Ya no queremos más invasión de terrenos.

TEODORO: No, por favor. No soy un invasor. Soy el doctor Teodoro Golfín y me dirijo al pueblo de Socartes…pero perdí el rumbo. (Pablo se acerca más) Pero, joven, algo le pasa a usted, ¿por qué no me mira a la cara?

PABLO: ¿Acaso no se da cuenta? Soy ciego, sí señor; pero sin vista sé recorrer de un cabo a otro las minas. El palo que uso me impide tropezar, y mi perro Choto me acompaña, cuando no lo hace la Nela, que es mi lazarillo. Así que sígame usted y déjese llevar. (Teodoro toma el brazo de Pablo y se van).

NARRADOR: La Nela, es nada menos que Marianela, una jovencita pobre, de gran corazón pero poco agraciada físicamente. Ella sirve de lazarillo a Pablo y han hecho una gran amistad, que se ha ido convirtiendo en amor.

MARIANELA: Yo estoy en el mundo para ser tu lazarillo, y mis ojos no servirían para nada si no sirvieran para guiarte y decirte cómo son todas las hermosuras de la tierra. 

PABLO: Sí, Nela, soy ciego de nacimiento. No conozco el mundo más que por el pensamiento, el tacto y el oído. Tú te has convertido en mis ojos y yo te lo agradezco tanto… Te quiero más que a mi vida. Ángel de Dios, ¡quiéreme o me muero!

MARIANELA: Yo te quiero también, joven Pablo. Pero hay un mundo entre nosotros. Soy nada más que tu lazarillo y tu sirvienta, nada más.

PABLO: Yo te quitaré de la cabeza esos pensamientos absurdos (la toma de la mano). Hemos de vivir juntos toda la vida. ¿Por qué siempre me rechazas? ¿Es por mi ceguera? Sí, te entiendo. Pero, mira. Ha llegado a la ciudad un médico famoso, gran experto en problemas de los ojos…como lo ayudé a encontrar el pueblo, se ha quedado en mi casa y ahora está hablando con mi padre…es posible que…

NARRADOR: Marianela sabe que nunca podrían estar juntos. No es la enfermedad de Pablo el problema…ella podría vivir como su lazarillo hasta el fin de sus días y ¡qué feliz sería! Pero ellos son de distintas clases sociales: él rico, ella pobre. Y ahora, esa noticia del doctor…si Pablo recuperase la vista y la viera, seguramente la alejaría para siempre…eso no lo puede soportar…lanza un suspiro y se aleja sollozando.

PABLO: ¡Nela! ¿Te vas? ¿Qué ocurre? Oh, siento otros pasos ¿quiénes serán? (llegan don Francisco y don Teodoro).

FRANCISCO: Hijo mío (lo abraza). Te traigo una excelente noticia. El señor Golfín dice que puede tratar tu enfermedad y es posible que…puedas ver. ¡Qué alegría, Dios mío!

PABLO: ¿Es cierto eso, padre? Sí, es una alegría inmensa. Toda una vida en oscuridad, pero ya no más.

TEODORO: He dicho a tu padre que no garantizo el éxito de la operación que te haré, pero sí que hay muchas posibilidades. Seamos optimistas.

FRANCISCO: Sí, hay que ser optimistas, como dice el doctor. Y cuando recobres la vista, podrás estudiar, ser alguien en esta vida, casarte, tener hijos.

PABLO: (alejado) ¡Casarme…oh qué feliz se pondrá la Nela cuando se lo cuente!

FRANCISCO: Y yo ya he pensado en una buena candidata, digna de tu apellido…la señorita Florentina será una buena esposa para ti. Además de ser hermosa y educada es una muy buena persona.

PABLO: ¡Padre!

FRANCISCO: (Creyendo que va a agradecérselo) Ya, hijo, vamos a casa. Son suficientes emociones para un solo día (se van todos).

Page 2: Cuento Marianela

NARRADOR: Poco tiempo después, Pablo y Marianela están caminando juntos. Van callados. Ya todo el pueblo sabe de la operación que harán con el joven y la propuesta de matrimonio que ha hecho el padre a Florentina… Pablo quiere empezar con la buena noticia.

PABLO: Nela, tengo que hablarte de una cosa que te hará saltar de alegría. El doctor dijo a mi padre: se intentará la operación. Ese hombre, ese ángel de Dios me ha dado esperanza, muy poca; pero la esperanza parece que se agarra más cuando más chica es

MARAINELA: (Desanimada) Sí, es una gran alegría.

PABLO: Ya sé porque estás así. Nela, amiga de mi corazón, ya debes saber lo que mi padre me ha dicho anoche... Que si recobro la vista, me casaré con Florentina. Ya sé por qué lloras…Para mí no hay otra mujer que tú en el mundo.

MARIANELA: (Cada vez más triste) Lo mejor será que obedezcas a tu padre…ya te he dicho que nada puede existir entre nosotros…además, ¿qué pasará cuando me veas y te des cuenta que no soy bella?

PABLO: Sí, tú eres la belleza más acabada que puede imaginarse. ¿Cómo podría que tu bondad, tu inocencia, tu candor, tu gracia, tu imaginación, tu alma celestial y cariñosa, que ha sido capaz de alegrar mis tristes días?; ¿Cómo podría suceder, cómo, que no seas la misma hermosura?... Nela, Nela. ¿No es verdad que eres bonita?

MARIANELA: Perdóneme, joven Pablo. Debo dejarlo en este momento (se aleja corriendo. Pablo sale por otro lado). Madre mía, solo una persona me quiere porque no me ve. ¿Qué será de mí cuando me vea y deje de quererme?...; porque, ¿Cómo es posible que me quiera viendo este cuerpo chico, esta figurilla de pájaro, esta tez pecosa esta boca sin gracia, esta nariz picuda, este pelo descolorido, esta persona que no sirve sino para que todo el mundo le dé un puntapié? ¿Quién es la Nela? Nadie. La Nela es algo para el ciego. Si sus ojos vuelven a ver y me ven, me caigo muerta... él es el único para quien la Nela no es menos que los gatos y lo perros.

NARRADOR: A las pocas semanas, la operación se realiza. Pablo está con unas vendas en los ojos en espera de que se las quiten. Florentina ha llegado al pueblo para ver a su futuro esposo. Marianela ha intentado suicidarse, pero el doctor Teorodo se lo ha impedido. Dice que la belleza interior es más que la belleza de afuera.

MARIANELA: Madre de Dios y mía, ¿Por qué no me hiciste hermosa? ¿Por qué cuando mi madre me tuvo no me miraste desde arriba? Mientras más me miro más fea me encuentro. ¿Para qué estoy yo en el mundo? ¿Para qué sirvo? ¿A quién puedo interesar?

TEODORO: Ya, pequeña, deja el llanto y ten esperanza. Vamos a quitar las vendas de los ojos del joven Pablo…es la hora de la verdad (salen hacia Pablo, que está con su padre y su prometida).

NARRADOR: El doctor le quita la venda al paciente y, qué felicidad, ha recobrado la vista…se mueve algo confundido por todo lo que ve. Su padre lo abraza entre lágrimas…entonces es cuando mira a Florentina…es una mujer de gran belleza…se pregunta si ella es la Nela.

PABLO: ¿Eres acaso tú Marianela, la mujer con el corazón más bello del mundo?

FLORENTINA: No, yo soy tu prima Florentina, tu prometida.

NARRADOR: Entonces es cuando Pablo ve, en una esquina, lejos de todos, a una pequeña acurrucada que ha pasado desapercibida. Se acerca y le toma la mano…al sentirla, se da cuenta de que ella es Marianela, la mujer de la que se había enamorado.

PABLO: ¡Nela!

NARRADOR: La joven no puede soportar el posible rechazo. Al sentir la voz de su amado y sus ojos mirándola por primera vez, se hunde en las profundidades de la muerte… Ha muerto de amor. Triste final para una persona buena.

PERSONAJES:

1. Marianela (la "Nela")2. Pablo (el ciego)3. Francisco Penáguilas4. Florentina5. Teodoro Golfín (doctor Golfin)

"El amor es un arte que nunca se aprende y siempre se sabe."