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CUENTOS PARA NIÑOS
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HISTORIA DE UN GRILLO FAMOSO
AUTOR: ALEJANDRO JOSÉ DÍAZ VALERO
PUBLICADO EL 26 DE AGOSTO DE 2011
Esta es la historia de un grillo, que era
igual a todos, excepto por un pequeño
detalle, y ese detalle era que este grillo
no cantaba; todas las demás
actividades las hacía como un grillo
cualquiera, así podía verse como
trepaba árboles, como se ocultaba en la
grama, como saltaba día y noche, y
como se ocultaba entre cajas y gavetas
para comerse la ropa de tela que
encontrará a su paso.
Este grillo era extraño, al menos para
mí, ya que no sólo no cantaba, sino que al escuchar a otro grillo
cantando, salía dando inmensos saltos para alejarse a toda prisa de
aquel lugar y evitar a toda costa ser confundido con un grillo
cantador; era un grillo silencioso que tuvo que defender su mutismo
y enfrentar a los otros grillos con valentía.
- Porqué tu no cantas?, le decían los grillos de aquel lugar
- Porque prefiero el silencio, contestaba con gesto de desafío
- Pero debemos decirte que el canto de los grillos es un símbolo
universal, y si no cantas serás un grillo extraño, le decían sus
vecinos
- Pues seré un grillo extraño!, pero no cantaré, al menos como los
grillos; si algún día canto será un canto distinto; el silencio para mí
es más importante... Recuerden que el canto es transitorio y
traicionero, ya que delata nuestra presencia... El silencio es eterno,
y puede en muchas ocasiones ser el aliado que nos encubra. Así que
no lo olviden: EL CANTO ES TRANSITORIO, EL SILENCIO ES
ETERNO.
- Pero tú eres un grillo y si no quieres cantar, entonces vete a otro
lugar
Y no hubo más palabras, el grillo que no cantaba se fue, dejando a
sus compañeros en su mundo natural y bullicioso, muriendo día tras
día víctimas de zapatazos y del rocío mortal de insecticidas que no
se sabe si atacan al grillo ó a su canto.
El otro grillo, el que no cantaba, se fue a otro lugar, se hizo famoso
y vivió por muchos años; es más creo que hoy todavía vive en el
corazón de muchos niños... él es PEPE GRILLO, aquel que acompañó
a PINOCHO en su conocida y larga
travesía.
Lee todo en: Poema Historia de un grillo
famoso (Cuento), de Diaz Valero
Alejandro José, en Poemas del
Alma http://www.poemas-del-
alma.com/blog/mostrar-poema-
128049#ixzz3r97ws1DU
PEPITO Y SUS GRILLOS
AUTOR: EVA MARÍA RODRÍGUEZ
VALOR QUE RESCATA LA AUTORA: EL RESPETO POR LOS
ANIMALES
Había una vez un niño llamado Pepito
que vivía en una gran ciudad. Pepito
tenía de todo: juguetes, puzles,
muñecos, libros, películas,
videojuegos y cualquier cosa que se
pudiera comprar y pudiera colocarse
en una estantería. Pero a Pepito le
faltaba algo. Lo que Pepito quería era
tener una mascota para jugar.
Era lo que más ilusión le hacía en el
mundo. Pero lo papás de Pepito no
querían tener una mascota en casa.
Decían que la casa era pequeña, que
los animales manchaban mucho y
cosas de ese tipo.
Cuando Pepito cumplió 6 años, sus padres le enviaron a pasar el
verano a casa de sus abuelos, que vivían en un pueblecito de esos en
los que se puede jugar en la calle. Pepito pensó que sus abuelos le
comprarían una mascota. Pero los abuelos de Pepito, que vivían en
una casa con jardín, tampoco querían tener una mascota. Decían que
estropearía las flores y que en invierno tendrían que quedarse con
la mascota.
La primera noche en casa de sus abuelos, Pepito oyó un curioso
canto desde su ventana. Por la mañana bajó al jardín a ver quién
cantaba, pero sólo oía a los pájaros y ese no era la clase de canto
que él había escuchado la noche anterior.
La siguiente noche Pepito volvió a oír el curioso sonido. Pero a la
mañana siguiente no encontró más que pájaros en el jardín.
La tercera noche, Pepito decidió preguntar a sus abuelos qué era lo
que cantaba desde el atardecer y que no oía cantar por las mañanas.
- Son los grillos -dijo su abuela-.
- ¿Puedo tener uno como mascota? -preguntó el niño-. Sería
estupendo.
- Cuidar un grillo es complicado -dijo su abuelo- y en pocos días te
quedarás sin él.
- Es que me hace tanta ilusión tener una mascota… -dijo el niño.
- Puedes tener a los grillos del jardín como mascotas sin tenerlos
encerrados en una caja -dijo su abuela.
Esa noche, el abuelo de Pepito se las ingenió para que un grillo se
posara en la ventana de Pepito, que lo observó y escuchó hasta que
se quedó dormido. Por la mañana Pepito preparó comida para los
grillos en algunas tapas de los botes de conservas de su abuela, y
los buscó por todo el jardín. Iba dejando los platitos de comida y se
escondía para esperar a que salieran.
Desde ese día, Pepito cuida a los grillos como si fueran sus
mascotas. Incluso baja con su abuelo por las noches a escucharlos al
jardín y a observarlos. Poco a poco ha aprendido sus costumbres, lo
que les gusta comer y dónde prefieren cantar.
Desde entonces, Pepito va todos los veranos al pueblo con sus
abuelos a ver sus mascotas ¡Qué ilusión le hace a Pepito cuidar y
observar a sus pequeños grillos!