35
AMADEO VIVES GRUPO DE TEATRO 2008-2010

Cuentos teatro

Embed Size (px)

DESCRIPTION

 

Citation preview

Page 1: Cuentos teatro

AMADEO VIVES

GRUPO DE TEATRO2008-2010

Page 2: Cuentos teatro

… Y cuando una va caminando por la vida, o al menos

lo intenta, de la mano de la magia, del teatro, de los cuentos,

de las ilusiones, de las relaciones desde dentro, de la creatividad,

a solas y en grupo… pues suceden estas cosas

… Sucede que aparecen duendecillos ansiosos de aprender,

creciendo a cada paso, inventando nuevas fórmulas y caminos,

dando y recibiendo como inagotables esponjas

… Sucede que a veces magos y magas acompañan a sus duendes porque

intuyen que por ahí hay un camino hermoso y diferente, y, entre todos

y todas, como por arte de magia, vamos sembrando lo que sabemos,

lo que podemos…. Abriendo puertas y recorriendo sendas que muchos

desconocen…

… Es una suerte y un privilegio que esto nos esté sucediendo;

así pues GRACIAS a todos y a todas l@s que habéis aportado

los diferentes hechizos y fórmulas mágicas para poder tener

en nuestras manos este hermoso libro, como una muestra más

de la capacidad creativa que encontramos buceando en nuestro

interior y compartiendo con este grupo nacido y alimentado

al amor del teatro..

… Y cuenta la leyenda que todos y todas, desde Anabel, que llegó primera,

hasta Isabel que llegó después, pasando por Lúa, el mago Pispispajos y Adán,

los duendecillos y duendecillas, que crecían muy deprisa, los magos y magas

que los custodiaban en este mundo, absolutamente todos y todas, en aquel

lugar y en aquellos días, disfrutaron y casi fueron felices, y eso que ni comieron

perdices, ni golpearon a nadie con el plato en las narices.

Anabel

Page 3: Cuentos teatro

que comienze la funcion ...

Aida Carrero

Page 4: Cuentos teatro

4 5

El espiritu del teatroÉrase un grupo de niños y niñas que hacían teatro en el Colegio Amadeo Vives. Un día estaban preparándose para iniciar el ensayo cuando, de repente, llamaron a la puerta:

—Toc, toc, toc.

—¡Qué miedo! —A esas horas no quedaba nadie en el colegio. Se abrió la puerta y apareció la anciana más fea, vieja, horripilante y ñoña que se haya visto jamás. Toda vestida de negro y…

—¡¡Soocooooorrroooo!! —Tenía los ojos rojos.

—¿Quién eres y a qué has venido?

—No importa quién soy. Vengo a deciros que el colegio ha sido invadido por un montón de fantasmas. Adiós, me voy.

Todos los niños temblaron asustados:

—Fanfantastastasmaaaas?

—¿Y qué hacemos ahora?

Después de pasar un buen rato decidieron invitarles a la clase; pero… ¿quién se atrevería a ir a decírselo? Lo estaban pensando cuando, de repente, la habitación se llenó de fantasmas… que con una cara y una voz terrorífica dijeron:

—Somos los fantasmas de un teatro cercano, y hoy lo han destruído para construir un gran centro comercial y ahora no tenemos donde ir ni donde actuar, y sólo podéis ayudarnos vosotros, porque vuestra imaginación y creatividad son inigualables.

Los niños y niñas del Amadeo se pusieron manos a la obra, avisaron a más niñas y niños de teatro, y montaron un emocionante espectáculo donde contaban la destrucción del teatro.

Triunfaron, y así consiguieron que toda la gente pidiera la vuelta del teatro. Así, los políticos dieron orden de reconstruirlo, y allí viven los fantasmas, que, sin que nosotros nos demos cuenta, transmiten cuentos, historias, leyendas, cultura…

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Cuento colectivo

Page 5: Cuentos teatro

6 7

El teatroEs maravilla es ilusión

y yo me divierto

un montón.

Hadas, gnomosde eso hablaréis

brujos, duendeseso seréis.

Somos personajes,

maravillas, ilusión,

el teatro me mola

un montón.

Paula Álvarez. 11 años

Carla Rebollo. 6 años

Page 6: Cuentos teatro

8 9

—Perdone señorita Kolin– me encantaba hacerla la pelota y ver como sonreía. Al ver al director en la puerta me di cuenta de que debía salir, estaba nerviosa, pues el director no se movía de su silla a no ser que fuera algo importante. Nada más salir no pude articular palabra al ver a mi madre llorando desconsoladamente y diciendo una y otra vez: “perdona hija”, perdona; al principio pensé algunas posibilidades, pero después la única opción que tuve fue decir:

—Si... esto te consuela, he sacado un 10. —Mi madre paró de llorar, al ver su rostro pensé que ya se había calmado, pero después me dijo:

— Hija, si esto te consuela... no vas a tener que estudiar más en la próxima semana.

— Mamá, ¿qué dices?, quiero decir ¿a qué te refieres?.

— Nos vamos a África. Por primera vez no creí a mi madre, pero poco después vi que decía la verdad.

— ¿y papá?

— No ha podido venir, está muy triste, —ahora se dirigía al director— un momento por favor —el asintió—. Hija papa se tiene que ir a un pequeño pueblecito de África, de viaje de negocios, solo será una semana.

Bueno ya sabéis todo; a pasado un año y todavía no nos hemos ido, ahora estoy haciendo las maletas, hoy nos vamos, si os digo la verdad esta experiencia me ha encantado, pues he hecho amigos y amigas buenas, aunque a veces lo he pasado mal trabajando todo el día y no pudiendo estudiar, lo que más odiaba estudiar lo he echado de menos. En fin no ha estado mal, volveré.

No ha estado malTan solo tengo ocho años y estoy trabajando de cavadora, aquí en África la gente dice que he empezado muy tarde a trabajar, que así no voy a llegar a ninguna parte, pues ellos hablan de que moriré antes, el dinero no me llegará, porque ese trabajo no es digno para mi edad. Por cierto no me he presentado me llamo Lidia Wars, y soy catalana, actualmente resido en una pequeña aldea hecha de ladrillos y madera en un pueblecito de África, donde la sed y la falta de alimentos hace que muramos cada día, acabo de pasar una mala racha, y os voy a contar como llegué a vivir en África.

—Buenos días señorita Neus —dijimos todos los de la clase al unísono cuando entró la profesora de “cono”, ese día era el mejor día de mi vida, había sacado un 10 en matemáticas y ahora la profesora se disponía a decir mi nota del examen pasado, que me había salido perfecto, de pronto algo que cambiaría mi vida interrumpió mis pensamientos felices.

—Lidia —gritó la profesora, no me podía imaginar las veces que me habría llamado pues la profesora Kolin no solía gritar tanto.

Page 7: Cuentos teatro

10 11

2 Parte.

Mi regreso a AfricaHace mucho que fui a África y la echo de menos, al fin y al cabo me llevé muchos recuerdos de allí y nunca los podré olvidar. Ahora no era momento de pensar en esas cosas pues nunca podría volver, ya tengo 22 años y estoy estudiando una carrera de biología y estoy muy contenta de poder decir que África me ha servido para el trabajo.

Ahora me disponía a ir a el laboratorio con mis amigas:

—¿Qué te parece si quedamos esta tarde para hacer el trabajo de física?, me gustaría hacerlo contigo —me dijo Alicia—, al principio no quería contestar pues yo ya tenía una compañera con la que había hecho el trabajo, pasamos la puerta principal del aula y la profesora nada más entrar dijo:

—Chicos hay un sorteo y de premio hay un viaje a África, pero no será solo un sorteo habrá un concurso y harán un sorteo con los cinco finalistas del concurso —no me lo podía creer, estaba eufórica, por fin podría volver a África, todo era perfecto.

—Ahora darme los trabajos, yo decidiré los cinco finalistas, mañana os lo comunicaré y haremos el sorteo —¡no, el trabajo no lo había hecho, estaba perdida!, entonces tuve una idea, grité:

—Alicia, ayúdame di que lo hecho contigo —sabía que lo que acababa de hacer era algo muy egoísta, pero ella siempre decía que si y África era mi próxima parada.

Al siguiente día la profesora dijo los finalistas y como no, Alicia y yo estábamos entre los finalistas, como siempre.

Acabamos nosotras dos solas ante el sorteo pues los demás se iban eliminando:

—Di un número Alicia —dijo la profesora.

—Cinco —por favor, que falle, dije yo para mis adentros.

—No, —ahora tu Lidia.

—Dos

—Ese es, mira —me enseñó la mano con el número, era tremendo África me esperaba, me fui corriendo de la clase en dirección a mi casa, hice la maleta y se lo conté a mi madre, ella sonrió y me besó la mejilla.

Ya en el avión un chico de mi edad se sentó a mi lado y me contó por qué él iba a África. Algo en él me llamó la atención y en África decidí quedarme con él, nos lo pasamos fenomenal y por una vez me decidí y nos casamos. Ahora tengo 30 años y tengo un hijo, todo me va fenomenal y cada año él y yo nos vamos a África.

Sara Fernández. 14 años

Page 8: Cuentos teatro

12 13

Tu peor pesadillaEn una ocasión, me encontraba en la cama leyendo, me acosté y empecé a soñar.

Soñaba que era un soldadito, que iba caminando por el campo con cuidado, porque decían que había brujas que salían de noche y hacían sufrir de terror a todo aquel despierto, pues iban a hacer sus hechizos y no querían que hubiera espías que copiaran sus encantamientos malvados y horripilantes.

Cuando fue de noche, yo, valiente, seguí vigilando. De repente oí:

—¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡JAJAJAJAJAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Yo sentí tanto miedo que no me puse verde, me puse azul.

De repente, sentí que alguien me rascaba el cuello cada vez más fuerte, me di la vuelta y ví a...

Una bruja!!!!!!

De repente me desperté sobresaltado diciendo:

—¡¡¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Estaba en el campo con una vieja fea y sucia, y me decía:

—Soy una bruja y tu peor pesadilla —dijo la vieja riéndose, entre la sonrisa que dibujaba su fea cara.

Otro —¡¡¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!!—salió de mi garganta.

Me desperté y... estaba en mi cama con mi madre diciéndome:

—Ya pasó —dijo tranquila—, me asusté cuando oí un ahhhhh, y luego oí que decías “bruja”.

—Soy tu bruja —dijo mi madre intentando asustarme.

—¡¡¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!! —dije yo gritando.

Germán Olmeda. 11 años

Page 9: Cuentos teatro

1514

Si no te rindes no fracasasHabía una vez un chico y una chica que se casaron y decidieron tener un hijo, después de muchos intentos lo consiguieron.

A los nueve meses nació una niña preciosa a la que llamaron Lucía, a los ocho meses a Lucía se le encharcó un pulmón y estuvo muy malita en la UVI pero Iván y Raquel no tiraron la toalla y lucharon por su hija. Ellos sabían que se pondría bien y no perdían la esperanza.

Iván y Raquel daban ánimos a toda la familia y como ellos sabían Lucía se recupero.

Pasaron los años, e Iván y Raquel decidieron tener otro hijo, tras dos amenazas de aborto y mucho reposo el niño estaba deformado y finalmente tuvo que abortar.

Ahora viven los tres muy felices y no pierden la esperanza de que algún día puedan tener otro hijo.

Diego Canelo. 14 años

Alicia Esteban. 9 años

Page 10: Cuentos teatro

16

Querido diario ...Siempre que he querido lo he tenido todo, siempre. Pero ahora quiero una cosa que jamás seré capaz de comprar, al fin lo he comprendido, ahora sé que lo importante en esta vida no es tener todo lo que quieras ni ser la persona mas rica del mundo, sino vivir, poder vivir en unas condiciones mínimas.

Hasta que no viajé a África no sabía apreciar todo lo que tenía y no se por qué me tuve que ir tan lejos para darme cuenta de esto, porque aquí también puedes ver a gente que no tiene ni qué comer. Pero lo que me pasó con un chico, tuvo algo, no sé qué, que me llego al corazón, y desde entonces escribo este diario para ver si poco a poco puedo cambiar el mundo. Aunque sé que jamás conseguiré eso que me propongo, intentaré, aunque sólo sea cambiar mi calle, una calle en la que viven algunos indigentes, que espero que dentro de poco tengan un hogar, un trabajo fijo y que la gente no pase a su lado con miedo, con asco, como si fueran una raza inferior.

Ya estoy en mi casa, esta misma tarde me bajé del avión y me propuse que tenía que ayudar a la gente, porque he estado desaprovechando 23 años de mi vida y malgastando miles de euros en cosas innecesarias.

Bueno antes de irme a acostar os voy a contar lo que me pasó para que ahora piense de esta manera:

Era el quinto día que pasaba allí, iba por las calles del centro, cuando me taparon los ojos, también me robaron el bolso, justo cuando había guardado 2.000 euros que acababa de sacar de él para asegurarme de que aún los tenía, porque en Madrid saqué 5.000, a parte de robarme yo pienso que me querían secuestrar, porque, no se…, al sacar tanto dinero pensarían que tenía mucho más.

Había visto a un niño correteando por aquí, iba con un hombre, que creo que sería su padre. El niño era muy pequeño y muy pobre, llevaba puesto una camiseta vieja, rota y sucia, unos pantalones muy rotos también y no llevaba zapatos.

La última imagen que recuerdo antes de que me robaran el bolso y antes de que me taparan los ojos era la de ese niño, creo que me iba a hablar o no sé, pero aunque no le entendiera, como es normal, porque no hablaba español, su cara me dijo que tuviera cuidado, y luego me señaló a su padre.

El niño era pobre pero aun así no quería que me hicieran daño, era una buena persona. En ese instante descubrí que no era justo que yo pudiera tener todo lo que quería y mucha gente que hay en el mundo, no tuviera nada.

Y gracias al niño pude empujar, un poco, a su padre, gracias a él no me secuestraron aunque me quitaran 2.000 euros, la verdad creo que ahora se los hubiera dado yo sola, sin que me los tuvieran que robar.

Al día siguiente volví a ese lugar, porque no acabé de visitarlo y vi otra vez al padre y al hijo, venían hacia mí me estaba asustando un poco pero la cara que tenían de arrepentimiento me dijo que no me harían daño.

Y así fue, me devolvieron los 2.000 euros y yo a ellos otra vez, porque los necesitaban mucho más que yo.

Me tengo que ir a acostar que estoy muy cansada del viaje, aunque, no sé si podré dormir, sabiendo las injusticias que hay en el mundo.

Marina Fernández. 14 años

17

Page 11: Cuentos teatro

1918

1. ¿Que es para mi el teatro?

El teatro tiene mucho

risas, expresión, dibujos y amigos.

2. Si tuviera una alfombra voladora...

A un e interesante

me iría con Aida.

3. Si tuviera una varita magica cambiaria...

por amor, paz y alegría.

Livia de los Riscos. 8 años

Page 12: Cuentos teatro

2120

estrellaCuando te miro

no puedo,

entre la luna y la niebla;

cogería un cohete

para ir a verte,

pero soy un niño pobre,

si por lo menos pudieras quitarlas

para tener tu preciada luz.

Alejandro del Olmo. 10 años

Lucía Torrecilla 6 años

Page 13: Cuentos teatro

2322

Lara (mi amiga), no me volvió a decir nada sobre el tema y deduje que todo se había arreglado y que su madre lo había dejado o algo…

Ese día Lara no había venido al instituto, al salir de clase el jefe de estudios entro en clase y se puso a hablar con la tutora, entonces ella me llamó y me dio la peor noticia del mundo…la madre de Lara había muerto, me quedé parada, ahora entendía porque Lara no había venido a clase, me puse a llorar.

Esa misma tarde me acerqué al tanatorio a ver a mi amiga que estaba frente a la cristalera de la habitación, nada mas verme me abrazó y se puso a llorar, sus ojos estaban tan rojos e hinchados que dudo que pudiese ver con claridad…no quise preguntarle la causa de la muerte de su madre (ya que no era el momento adecuado y porque era el mono tema de la sala, había sido su ex pareja). No sabía que decirle y solo me salieron estas palabras:

“esto no nos lo merecemos”

Irene Muñoz. 15 años

No nos lo merecemos¿Por qué tenia que ser así? Por mucho que yo pensara no encontraba una lógica a todo ello. Me refiero a todas esas mujeres que están muriendo a manos de unos hombres (bueno ni siquiera se merecen ese título) estúpidos y machistas que no soportan que una mujer pueda estar con otros hombres.

Todos o casi todos los días veo imágenes del maltrato hacia las mujeres en la tele, esto sinceramente me cabrea muchísimo porque no es justo, porque matan por un complejo de inferioridad…

Yo os quería contar una situación que desgraciadamente he vivido. Se trata de una amiga mía que no está en su mejor momento, ella desde hace ya mucho tiempo no tiene padre y su madre empezó a salir con un hombre de unos cuantos años mayor que ella. Al principio se querían mucho y mi amiga estaba muy contenta porque su madre también lo estaba. Me contaba que se llevaban genial y que solía hacerle algún regalo.

Meses después mi amiga llegó a clase muy triste y le pregunté por qué estaba así. Ella al principio negaba que estuviese triste pero de repente se puso a llorar y yo la abracé, cuando se hubo calmado volvimos a la conversación entonces me contó que su madre y su novio discutieron fuertemente y después de un rato oyó un grito de su madre, el la pegó…

Volvió a llorar y yo me quedé fatal, es decir, no me hacía a la idea de estar viviendo un maltrato desde tan cerca y encima su madre no quería denunciarle…se que es difícil, ¿pero como podía estar cerca de alguien así?

Page 14: Cuentos teatro

24 25

Paula Jiménez 6 años

Saúl Moy. 9 años

Page 15: Cuentos teatro

26 27

DespertarHoy era un día perfecto: llovía. Me encontraba en casa de Alberto. Así que dejamos de jugar al scrable y salimos a la calle, sin paraguas ni chubasquero. Llovía en pleno agosto. Bajamos a saltos las escaleras desde el quinto piso donde vivía Alberto. Abrimos la puerta del portal y corrimos a nuestro estupendo prado secreto. No es que fuera secreto, es que allí no iba nadie. Normalmente tardábamos 10 minutos en llegar allí pero hoy tardamos 3. Tampoco es que allí lloviera con más intensidad; es que la lluvia se disfruta mejor en soledad. En soledad no, en compañía de Alberto. Empezamos a dar vueltas y vueltas, hasta que del mareo nos caímos riéndonos sobre la hierba. Y seguimos tumbados un buen rato, callados. Hasta que Alberto rompió el silencio:

—Debería ir a ver a mi abuela al hospital.

Así que le acompañé. A nadie se le hace fácil ir al hospital sólo, y aunque ya tuviéramos 15 años, nos seguía afectando la idea de ver a una mujer mayor enferma tumbada en la cama. Dejamos nuestro prado, en el que habíamos vivido nuestras mejores aventuras desde niños y nos enfrentamos una vez más a la realidad. Nuestro prado era estupendo, porque te aleja de la realidad y puedes volver a ser un niño. Por eso Alberto y yo íbamos cada tarde.

Cogimos el bus y nos plantamos allí. Subimos a su habitación y Alberto se derrumbó. Su abuela llevaba enferma años, y siempre se levantaba con la idea de no saber si acabaría viva el día. Por eso Alberto vivía con miedo. Nadie se plantea morir, pero cuando la muerte está cercana a un familiar, ésta se presenta

diariamente. Y ese día, la muerte se le presentaba a la abuela de Alberto. Un médico y dos enfermeras estaban a cada lado y uno de sus hijos le cogía la mano. Alberto se acercó cautelosamente y yo le seguí de cerca. Antes de morir, su abuela le dijo a Alberto:

—Vuestro prado un día fue de otros niños, que guardaron ilusiones y sueños en él. Debéis guardarlos y conservarlos.

Alberto no prestó atención a las tristes palabras de su abuela, y cuando ésta murió, me susurró al oído:

—Vámonos, de aquí, por favor. Vayamos al prado.

Era así; el prado nos refugiaba de la realidad. Nos hacía sentir mejor. Siempre.

En el trayecto de vuelta, Alberto no pronunció una palabra. Tenía la mirada perdida por la ventana. En ese instante me di cuenta de que sus ojos habían cambiado. Ya no era la mirada de un niño. Era la mirada triste de alguien que ha sabido lo que es el dolor.

Nos tumbamos en el prado y sus ojos no experimentaron cambio alguno. El sol hacía que brillasen, al igual que su pelo, marrón cobrizo. Colocó sus dos manos detrás de la nuca y dijo:

—¿Qué crees que ha querido decir mi abuela, Elena?

—No lo se, Alberto.

En ese momento, un rayo de sol incidió directamente en un punto fijo del prado. Las fantasías de los libros de niños que tanto había leído hicieron que tuviera curiosidad y me acercara a ese punto exacto y escarbara un poco. Nada más empezar, el pico de una cajita de metal sobresalió. Alberto se me unió segundos después y seguimos escarbando hasta que sacamos de lleno la cajita. Parecía vieja y estaba un poco oxidada pero se podía ver que era

Page 16: Cuentos teatro

28

El Hombre de cromanonUn día un hombre de cromañón fue a la discoteca y se enamoró de una tarta y vio a su zarigüeya y fue detrás de él y le llevo a un bosque donde había una orquesta de duendes.

Uno le dijo —¿qué haces aquí?— Pués no se,

y le dijo el duende: —Te invito a un té.

Y llegaron pero no cabía, y dijo —No quepo.

—No pasa nada, te traeré el té fuera.

Cuando le sacó el té, era como una hormiga.

Pero vino un duende malo, el hombre de cromañón lo aplastó y fueron felices para siempre.

Amalia López. 7 años

29

de la marca de unas galletas de hace años. La abrimos con cuidado y sacamos un papel en el que ponía:

En este prado pasé mi infancia.

Me reí, me divertí y me acogió toda ella.

Ahora que dejo atrás todo ello, dejo atrás también el prado.

Debajo de este pequeño párrafo escrito con una bonita letra, había una gran lista de nombres; algunos solos, otros en parejas. Además en la cajita había un boli que curiosamente pintaba. Creo que los dos, Alberto y yo, comprendimos al instante que era hora de dejar el prado en manos de otros niños que pudieran pasar allí su infancia y que fuera su refugio durante algunos años. Así que después de escribir nuestros nombres, dejamos la cajita en su sitio y la tapamos con la tierra húmeda. Nos levantamos y nos cogimos de la mano. Nunca supimos si encontramos la caja por una indicación de la abuela de Alberto, de la que también se mencionaba el nombre en la lista, si fueron los sueños de otros niños o los nuestros propios o si siempre lo supimos, el caso es que la caja nos dio la pista de que debíamos dejar el prado.

Me quité el chupete, lo tiré al suelo y le planté un beso a Alberto en la mejilla y dejamos el prado.

Raquel Olmeda. 16 años

Page 17: Cuentos teatro

30 31

—Y dijiste que tenía un antiexplosión —dijo Sarakini.

—Más o menos —dijo Pabloskini.

—Pues aquí estamos encerrados… ¡para siempre! —dijo Patrikini, y se puso a llorar.

Encontraron una cueva y allí se refugiaron; lo bueno es que había unas setas cerca y pudieron comer y beber en el río de al lado. A las tantas de la mañana Pabloskini intentó reparar la máquina, pero le faltaban piezas, que decidió reemplazar con plantas de alrededor. Al final lo consiguió y volvieron a casa, donde su madre les echó una bronca… bueno, que les pegó cuatro tortas a cada uno.

Germán Olmeda. 11 años

Viaje en el tiempoUn día, en la casa del doctor Pabloskini, el doctor intentaba hacer un gran descubrimiento. Sus hijos hacían deberes y su mujer estaba en casa de su madre. Sarakini, la hija mayor, le decía a su hermano Carlinskini, el hermano mediano, que Patrikini, la hermana pequeña, lo estaba haciendo mal, pero de repente Pabloskini gritó:

—¡Ya lo tengo! ¡Venid hijos!

Los hijos fueron y cuando llegaron vieron una máquina tan grande como un cohete.

—Es una máquina del tiempo, así que podremos ir al pasado, ¡vamos a probarla! —dijo Pabloskini.

Los tres enseguida dijeron:

—¡¡Noooo!! ¡La última vez la casa quedó en llamas!

—Pero esta vez es diferente. Lo he construido perfectamente: tiene un antiexplosión, pero mamá no se tiene que dar cuenta, porque no me lo permitiría.

Los tres accedieron enseguida y decidieron ir a la prehistoria. Se montaron, y en dos minutos exactos estaban allí; salieron de la “nave” y de repente, explotó dejándolos allí.

Page 18: Cuentos teatro

32 33

El conejoÉrase una vez una que soñó que su conejo se iba a morir; toda la gente decía que era verdad, porque no comía nada de nada. Al cabo de cinco años su conejo empeoró, pero un día un hada visitó a la adivina, y la adivina le preguntó al hada:

—¿Qué puedo hacer para que mejore mi conejo?

El hada le dijo:

—Tienes que pasar más tiempo con él.

dos días después mejoró y la adivina se puso más feliz. Y el conejo no volvió a empeorar.

Moraleja: Cuando enferman los animales hay que pasar más tiempo con ellos o llevarles al veterinario.

Alma Pérez. 8 años

El hada ClaudiaÉrase una vez un hada que se llamaba Claudia. Un día se encontró a una pata que había perdido su alegría. Claudia no sabía qué hacer; pero dos meses después la pata se encontró a un pato y se enamoraron, tuvieron un hijo que se llamaba , era muy listo…etc.

La pata quedó con Claudia para contarle lo que le pasaba. La pata aprendió que es mejor estar con la gente que te quiere a estar sola. Y la pata recuperó la

Alma Pérez. 8 años

Page 19: Cuentos teatro

3534

DuendesUn pato y una pata estaban comiendo y había un zombi en la carretera cuando un coche lo atropelló. Un caballo lo recogió, el caballo se comió al zombi. Cuando lo metió en la cazuela y… de pronto salieron duendes.

Salomé Rodríguez. 9 años

La hadita chiquititaEra una vez una niña que, aunque era rica, no la querían.

Y tenía todo lo que quería, la trataban mal, la insultaban…etc., bueno tenía una televisión de 1.000 pulgadas. Un día se encontró con un hada muy chiquitita y dijo la niña, llamada Clarisa:

¡Quiero que me traten como a una niña normal!

Alba Sopeña. 8 años

Page 20: Cuentos teatro

36

Fui a verla de un salto

y me caí por el barranco.

Me levanté y había una puerta,

la abrí y me caí por ella.

De repente me encontré en mi cuarto

y no me puse los zapatos.

Me di cuenta de que era un sueño

Y me comí un caramelo.

Sandra Pérez. 9 años

La princesa y el dragon una vez una princesa

que un día que paseaba por su palacio,

¡se encontró un dragón!

Nuria García. 6 años

Un suenoHace mucho tiempo

Pasó algo en el desierto

Increíble, fascinada

Me quedé, alucinada.

Se levantó toda la tierra

Menos una piedra.

37

Page 21: Cuentos teatro

38

El teatro

En un había un circo

en el que participaba un caballo mágico que se llamaba

era , con cabello de y los .

El circo iba a actuar en el castillo antiguo. se encontró

con una masa de chicle gigante y lanzó una

gigante que agarró al chicle y se lo llevó volando y así pudieron entrar

al castillo antiguo; pero dentro había un teatro. ¡Oh, qué mala !

Jorge Valera. 8 años

39

Javier Jiménez. 4 años

Page 22: Cuentos teatro

4140

Un hada llamada se asoma a la ventana de la casa de su tía, que era hermana de su prima.

La casa estaba con agua, igual que por donde pisaban.

De repente, vino un viento que se llevó a Lara corriendo, dejando en su lugar una muñeca de cristal.

Cuando la vio su prima fue a llamar a su tía, que estaba dormida al lado de una pizza. Sonó el teléfono, la tía no lo encontraba y estaba debajo de la cama.

De pronto lo cogió y saltó. Le dijeron que se había casado con el viento de la rama.

La tía se desmayó y la prima le curó.

Blanca Olmeda. 9 años

El hada Lara

Julia Varas. 7 años

Page 23: Cuentos teatro

42

Disco chillHabía una vez una discoteque mágica donde los sueños se hacían realidad. No consistía en bailar ni nada de eso, consistía en tumbarse y escuchar la música; eso era fantástico. Pero un día les cerraron la discoteca:

—¡Oh, no pueden cerrarnos la discoteca!

—¡Sí! ¡Sí podemos!

—No tienen derecho.

—Sí, porque vamos a hacer un centro comercial.

Entonces los de la discoteca se pegaron con superglú y se manifestaron.

—¡Nooo, nooo, no nos moverán, no noo no nos moverán..!

—¡Oh, sí! ¡Sí os moveremos!

Entonces intentaron moverles, pero como se habían pegado con superglú no les pudieron mover y tuvieron que dejar el asalto.

—La próxima vez vendrán preparados.

—Sí, es cierto.

—Cogeremos muchos perros y los pondremos en el tejado, así no podrán tirar la discoteca.

Y al final no pudieron tirar la discoteca.

Pablo Frutos. 10 años

43

Page 24: Cuentos teatro

44 45

Blue tackCerrad los ojos y pensad que una cosa elástica y pegajosa

envuelve vuestra mente… Abrid los ojos: esa “cosa” es

. Nadie se fija tanto en una cosa así, pero esa

pequeña “cosa” (el ) tiene mucha importancia, y

además nos facilita nuestra vida. Ahora os contaré una historia:

Antes de que empezara el cole fui a comprar el necesario

material y me encontré un trozo de , después

seguí caminando y me encontré varios trozos de

—pensé— ¡Qué pesadito el —y acto

seguido seguí los trozos de y encontré lo que

buscaba: ¡Una papelería!

Y después de contar mi historia, pensad: “esas cosas tan

pequeñas sirven de mucho”. Ahora me despido con un chiste:

Un coche para en una gasolinera mejicana

y un perro dice… —¡Tranquilízate, Rayo!

—dice su dueño.

Un abrazo a todos.

Sara Rey. 10 años

El rey de los duendesÉrase una vez en un donde caminaba

un caballo veloz olor a chicle. Se dirigía al circo, pero se detuvo

al ver algo mágico. Era un que entraba a una

cueva; el caballo entró y vio un gran mundo y lo reconoció porque

lo había escuchado a un aldeano de su pueblo. Se trata del

mundo de los duendes.

Había un montón de duendes y vio que lo

estaban transformando en lo que era:

Era el rey de los duendes y se quedó

para siempre.

Laura Torrecilla. 8 años

Page 25: Cuentos teatro

46 47

Maria y su mochilaCuando María decidió que le apetecía comprarse una mochila, se fue corriendo a su casa y se lo explicó a su madre, y su madre le dijo que si la cuidaba le duraría un curso más. María se enfadó, le dio una patada a su mochila y se tumbó en su cama con cara de melón. De repente, su mochila empezó a temblar y le salieron patas y manos, incluso cara… fue tan raro, más raro todavía que una gallina que se pone gafas de buceo y se pone a nadar. Bueno continúo: la mochila puso cara de

pelada, y le dijo a María estas palabras:

—Cuídame, por favor, también es difícil llevar tus libros.

—Te cuidaré con la condición de que me traigas una gallina acuática – dijo María convencida de que no la traería.

—Trato hecho —dijo la mochila.

María se quedó más avergonzada que una sin pipas, al cabo de una semana, cuando fue a abrir la mochila para hacer los deberes y salió una gallina acuática, que dijo:

—Soy la gallina Rodolfa, , nombre completo, etc., etc.

—Te la he traído, habladora —dijo la mochila.

Y María cuidó tanto tanto de su mochila que le duró Y al sexto curso, la mochila ayudaba a María a hacer los deberes.

Paula Álvarez 11 años

Carla Rebollo. 6 años

Page 26: Cuentos teatro

49

Un caballo con suerteUna vez conocí a un caballo que bailaba claqué. Le gustaba mucho mascar chicle, pero un día, mientras mascaba, hizo una pompa que le explotó en toda la cara. , avergonzado, huyó a su castillo. Cuando se lavó la cara, decidió irse al circo donde hizo unos con fresas, pero todas se le cayeron en la cara. Así que tuvo que volver a lavarse la cara.

Al día siguiente, probó con el teatro. Cuando le dieron el guión, él pensó que era comida. Cuando empezó a chupar el papel se llenó la cara de tinta. Yo sirvo para ser montado por un Fue a un establo y una niña llamada Paula le puso de nombre Príncipe. Los dos ganaron muchos premios y, cada vez que ganaban uno ella cantaba . Y así se hicieron famosos, entre el canto de Paula y el baile de Príncipe. Y fueron felices y comieron muchas .

Paula Ortega. 11 años

48

Alba Sopeña 8 años

Page 27: Cuentos teatro

51

El castillo magicoHabía una vez un pueblo que dicen que los sábados

en la , por la , si alguien iba desaparecía

por completo la biblioteca. Dicen que si entrabas, nunca salías

de allí. fue con sus amigos y amigas; la biblioteca

desapareció y las niñas entraron a un castillo que apareció y se

cerró la puerta. Sus amigos tuvieron una idea: Entrarían por esa

puerta, y dijo uno: —¡Yo no quiero! Tendrás que venir, entonces

saldremos por la otra puerta… .

Livia de los Riscos. 8 años

50

David garcia y su castillo. 1

Page 28: Cuentos teatro

52 53

Un caballo antiguoÉrase una vez un que era teatrista. Trabajaba en un circo en una actuación: mientras comía , tenía que coger una fresa. Un día un rey vio la actuación y les llamó para que trabajaran en su castillo. El rey lo único que quería era con su magia robar el caballo, pero no tenía magia porque un se la robó para que no hiciera el mal. El rey fue a la casa del hada y le dijo:

— Hada, quiero recuperar mi poder.

El hada le dijo:

— Sólo te devolveré tu poder si no vas a hacer el mal.

El rey le prometió que no haría el mal, pero estaba cruzando . El hada era tan lista que le hechizó para que no hiciera el mal. Entonces se hizo bueno y vio otra actuación del caballo.

Aida Carrero. 9 años

David garcia y su castillo. 2

David García. 4 años

Page 29: Cuentos teatro

54

El pez magico

una vez una chica

que se llamaba

y tenía un barco,

y un día se hundió y un pez subió el barco.

María Pérez. 6 años

Paula Jiménez. 6 años

55

Page 30: Cuentos teatro

57

Lucía Martín. 5 años

56Alma Pérez. 8 años

Page 31: Cuentos teatro

5958

Y los duendes le contestaron:

—Tranquilo, lo sabrás, nosotros te guiaremos, pero es importantísimo que vengas solo esta noche a las doce.

—De acuerdo. —Transcurridas unas diez horas, el indio se pregunta:

—Pero ¿dónde están los duendes? Dijeron que me guiarían.

A lo lejos ve una luz brillante, era polvo de duende; lo siguió y le llevó hasta un campo de setas. De repente, todos los duendes gritan:

—¡Sorpresa!. —Los dos duendes que le conocen, le explican:

—Te hemos hecho una fiesta por ser tan buena persona.

Se lo pasaron muy bien, y al final de la fiesta el indio les dice:

—Quiero que me convirtáis en duende, —y le contestaron:

—¡Trato hecho! Y el indio vivió feliz para siempre.

Marimar Martínez. 10 años

El indio y los duendesHabía una vez un indio que era distinto a los demás porque había nacido con un rabo de gato, orejas de conejo, un ojo en la espalda y uno en la tripa. Tenía los dedos unidos por una membrana y branquias porque podía respirar bajo el agua.

Un día paseando por el bosque vio que unos cazadores estaban apuntando a un oso; como también tenía alas y garras, les arañó para que se desangraran y no pudieran matar al oso y como no era tan malo, se los llevó a su tienda y les echó polvo de duende y se les curaron las heridas. Los cazadores, agradecidos, le prometieron que nunca volverían a cazar animales ni seres mitológicos.

Siguió andando y vio un par de duendes atrapados en un arroyo por unas piedras, y el agua estaba empezando a subir. Fue corriendo y les sacó del agua. Los duendes también se lo agradecieron, pero a diferencia de los cazadores, los duendes le dijeron que fuera a su poblado, pero el indio les dijo:

—Pero, ¿cómo voy a ir a vuestro poblado si no sé dónde está?

Page 32: Cuentos teatro

60 61

La arqueologa y el monstruoYo soy arqueóloga y un día en una mina me encontré con una luz. Primero creía que era oro, pero me acerqué y vi un ¡¡¡MONSTRUO!!!

Salí corriendo y él mi siguió, era horrible: tenía la melena ardiendo, dos colmillos enormes, tenía unas patas con garras afiladísimas, alas y una cola de dragón.

Cuando me alcanzó vi que no quería comerme, sólo quería jugar conmigo. Le llamé Draico. Quiso ser mi mascota y él me ayudó; no sabía que podía lanzar fuego por la boca.

Gracias a él me hice rico porque encontraba mucho oro.

Daniel Valera. 10 años

Page 33: Cuentos teatro

Grupo de teatro Amadeo Vives 2008-2009 (arriba) y 2009-2010 (abajo)

Page 34: Cuentos teatro
Page 35: Cuentos teatro

Queremos agradecer a los profesores

Anabel, Lúa, Isabel, Adán, Kaito koala,

Pispispajos… la magnífica labor que

realizan con los niños, también a todos

los padres que colaboran con este

grupo de teatro, y por supuesto

a los niños ¡por ser como son!

Diseño y maquetación: Nuria Fernández Vázquez