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Cuerpo de Mujer, sabiduria de mujer

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Una guía para la salud física y emocional

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CHRISTIANE NORTHRUP

Cuerpo de mujer, sabidura de mujerUna gua para la salud fsica y emocional

EDICIONES URANO Argentina - Chile - Colombia - Espaa Estados Unidos - Mxico - Venezuela

La autora expresa su agradecimiento por la autorizacin para citar las siguientes obras: fragmento de Circle of Stohes: Womans Joumey to Herself, de Judith Duerk. Copyright 1989 by LuraMedia; reproducido con autorizacin de LuraMedia, Inc., San Diego (California); fragmento de Guided Meditations, Explorations and Healing, de Stephen Levine. Copyright 1991 by Stephen Levine; reproducido con autorizacin de Doubleday, divisin de Bantam Doubleday Dell Publishing Group, Inc.; fragmento de Mothering Myself, de Nancy M. Sheehan, M.Ed.; fragmento de When Society Becomes an Addict, de Anne Wilson Schaef. Copyright 1987, Harper San Francisco. Ttulo original: Womens Bodies, Womens Wisdom Editor original: Bantam Books, Nueva York Traduccin: Amelia Brito A.

Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorizacin escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografa y el tratamiento informtico, as como la distribucin de ejemplares mediante alquiler o prstamo pblicos.

1994 [1.a edicin] by Christiane Northrup, M.D. 1998 [ed. revisada] by Christiane Northrup, M.D. de la traduccin, 1999 by Amelia Brito A. 1999 by Ediciones Urano, S. A. Aribau, 142, pral. - 08036 Barcelona http:// www.edicionesurano.com/

ISBN: 84-7953-339-0 Depsito legal: B. 49.702-99 Fotocomposicin: Ediciones Urano, S. A. Impreso por Romany Valls, S. A. - Verdaguer, 1 08786 Capellades (Barcelona) Impreso en Espaa - Printed irt Spain

Este libro est dedicado a todas aquellas personas que creen que es posible vivir una vida plena, independientemente de nuestras circunstancias actuales o pasadas. A todas aquellas que reconocen la diaria presencia en nuestra vida del misterio, la incertidumbre y la esperanza. A aquellas que anhelan estar bien y saben que la curacin es algo ms que tomar medicamentos o aplicar tcnicas externas. Este libro es para todos los profesionales de la salud y los enfermos que reconocen sinceramente cunto ignoramos. Es para aquellas personas que saben que nuestra curacin no ser completa mientras no recuperemos lo sagrado en nuestra vida cotidiana. Este libro est dedicado con gratitud a los cientficos y sanadores del pasado, el presente y el futuro que se han atrevido y continan atrevindose a avanzar en la fe, la esperanza y la alegra a pesar de los deprimentes efectos del pensamiento convencional.

ndiceLista de figuras ...................................................................... Lista de cuadros ..................................................................... Agradecimientos ................................................................. Introduccin a la edicin revisada: Decir nuestra verdad Introduccin a la primera edicin: Mdico, crate a ti mismo Lo personal es poltico De las mujeres para las mujeres Creacin de salud PRIMERA PARTE: DEL CONTROL EXTERNO A LA GUA INTERIOR 15 16 17 23 27 29 31 33

1. . El mito patriarcal y el sistema adictivoNuestra herencia cultural ............................................. El patriarcado produce adiccin .................................. Creencias fundamentales del sistema adictivo ........... Recuperar nuestra autoridad........................................ 2. . La inteligencia femenina y una nueva modalidad de sanacin Campos energticos y sistemas de energa ................. Comprensin del cuerpomente ................................ La inteligencia femenina: Cmo se corporezan los pensamientos Las creencias son fsicas ................................................ Sanar frente a curar ....................................................... 3. . La gua interior Escuchar al cuerpo y sus necesidades ......................... Limpieza emocional: Sanar del pasado ...................... Los sueos: Una puerta hacia el inconsciente ............ Intuicin y gua intuitiva ............................................. Cmo funciona la gua interior .................................... 4. ..El sistema energtico femenino El continuo materia-energa ......................................... La energa de la Tierra .................................................. Los chakras .................................................................... Los centros femeninos inferiores: Del primer chakra al cuarto Los otros chakras ...........................................................

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SEGUNDA PARTE: ANATOMA DE LA SABIDURA FEMENINA5. ..El ciclo menstrual Nuestra naturaleza cclica ............................................. Nuestra herencia cultural ............................................ Dolores menstruales (dismenorrea) ............................. El sndrome premenstrual ............................................ Reglas irregulares .......................................................... Engrosamiento excesivo del revestimiento uterino (hiperplasia endometrial, hiperplasia qustica y adenomatosa) ... Hemorragia uterina disfuncional ................................. Reglas excesivamente abundantes (menorragia) ....... Sanar nuestra historia menstrual: Preparar a nuestras hijas 6. ..El tero Nuestra herencia cultural ............................................

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Anatoma de la energa ................................................ Dolor pelviano crnico.................................................. Endometriosis ............................................................... Tumores fibrosos o miofibromas ................................. 7. ..Los ovarios

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Mi historia personal ............................................. Convertir la labor del parto en poder personal 13. La maternidad: El vnculo con el beb Las primeras caricias .......................................... Posparto: El cuarto trimestre.............................. La circuncisin...................................................... La leche de frmula frente a la leche materna Ser madre en el sistema adictivo: El trabajo ms difcil del mundo 14. La menopausia Nuestra herencia cultural .................................. Crear salud durante la menopausia .................. La funcin de las glndulas suprarrenales: Lo que toda mujer debe saber Tipos de menopausia ......................................... La terapia hormonal sustitutiva ........................ Informacin bsica sobre las hormonas ........... Los sntomas de la menopausia ......................... Sofocos .................................................................. Sequedad, irritacin y adelgazamiento de la vagina .... Osteoporosis ......................................................... La sexualidad durante la menopausia.............. Cada del cabello .................................................. Cambios de humor y depresin ....................... Pensamiento confuso........................................... Preocupacin por la salud futura ...................... Enfermedad de Alzheimer ................................. Decisin sobre el tratamiento de la menopausia Cuidados personales durante la menopausia . La menopausia como un nuevo comienzo ......

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TERCERA PARTE: OPCIONES PARA SANAR: CMO HACERSE UN PLAN PERSONAL Pembulo...............................................................15. Pasos para sanar

Imaginar el futuro: Cambio de conciencia, cambio de clulas Paso 1: Tener clara la propia historia ................ Paso 2: Revisar las creencias............................... Paso 3: Respetar y liberar las emociones .......... Paso 4: Aprender a escuchar al cuerpo ............ Paso 5: Aprender a respetar al cuerpo.............. Paso 6: Reconocer un Poder Superior o Sabidura Interior Paso 7: Recuperar la totalidad de la mente ...... Paso 8: Buscar ayuda .......................................... Paso 9: Trabajar con el cuerpo ........................... Paso 10: Reunir informacin . ........................... Paso 11: Perdonar................................................. Paso 12: Participar activamente en la propia vida 16. Aprovechar al mximo la asistencia mdica Eleccin de mdico .............................................. Sanar el examen pelviano .................................. Eleccin de tratamiento: De la ciruga a la acupuntura . . Crear salud mediante la ciruga ........................ 17. Nutrirnos con alimentos Descubrir la verdad diettica personal: Lograr la nutricin total

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Las ansias de azcar, el alcoholismo y la qumica cerebral . Otras preguntas comunes ................................... Unas palabras acerca del tabaco ....................... Ayudar a la familia a comer bien ...................... Vivir en proceso con la nutricin ...................... 18. El poder del movimiento Nuestra herencia cultural .................................. Beneficios del ejercicio ....................................... Formas de mover el cuerpo ............................... Ejercicio y adiccin .............................................. Ejercicio, amenorrea y prdida de masa sea . Mi historia de ejercicios: Hacer las paces ........ La puesta en marcha ............................................ 19. Sanarnos, sanar a nuestro mundo Nuestra madre, nuestras clulas ...................... Rito de recuperacin ........................................... Superar el miedo a nuestro pasado chamnico Nuestros sueos, los sueos de la Tierra ........ Hacer seguro el mundo para las mujeres: comenzar por una misma Apndice: Opciones en la terapia hormonal sustitutiva ... Recursos.................................................................Notas bibliogrficas y aclaratorias ............................... Sobre la autora ...........................................................

778 781 785 790 793 799 800 801 803 808 809 810 813 817 819 820 823 825 834 837 847889 516

Lista de figurasFigura 1. La energa de la Tierra que sube Figura 2. Diagrama de los chakras en la figura femenina ... Figura 3. Ciclo menstrual (das) Figura 4. Carta lunar del ciclo menstrual Figura 5. El continuo mente-cuerpo femenino. Interacciones entre el cerebro y la pelvis Figura 6. Trastorno afectivo estacional (TAE) y sndrome premenstrual (SP) Figura 7. tero, ovarios y cuello del tero Figura 8. Tipos de miofibromas Figura 9. Anatoma de la mama Figura 10. Autoexamen de las mamas Figura 11. Percepcin de la fertilidad: Ovulacin y temperatura corporal basal Figura 12. En busca de conexin (dibujo de Whitney Oppersdorff) Figura 13. Reunidos en armona (dibujo de Whitney Oppersdorff) Figura 14. Puntos de acupuntura o digitopresin para cambiar la presentacin de nalgas Figura 15. rganos y lugares del cuerpo productores de hormonas Figura 16. Corrientes de sabidura Figura 17. Los elementos de la nutricin total Figura 18. Forma convencional de obtener calcio en Estados Unidos Figura 19. Forma equilibrada de obtener calcio 113 116 147 148 155 176 208 227 379 380 454 480 481 500 574 585 730 771 772

Lista de cuadrosCuadro 1: Caractersticas del sistema adictivo 53 Cuadro 2: El cuerpo como proceso y el punto de vista mdico 61 Cuadro 3: Fuentes de orientacin 90 Cuadro 4: Anatoma de la energa: Actitudes mentales y emocionales, los chakras y el cuerpo fsico 120 Cuadro 5: Anatoma de la sabidura femenina 142 Cuadro 6: Comparacin entre mtodos anticonceptivos . . . 443 Cuadro 7: Posibles factores de riesgo durante el parto .... 511 Cuadro 8: Perfil de una mujer de bajo riesgo 587 Cuadro 9: Perfil de una mujer de alto riesgo 588 Cuadro 10: Efectos de la terapia hormonal sustitutiva (THS) en el riesgo de cncer de mama 614 Cuadro 11: Peso recomendado para adultos 748 Cuadro 12: Cmo calcular las necesidades diarias de protenas 761 Cuadro 13: Suplementos diarios recomendados 769 Cuadro 14: Alimentos ricos en calcio 776

AgradecimientosEscribir este libro fue un proceso largo y difcil. Revisarlo ha sido un trabajo creativo y vigorizador, una experiencia totalmente distinta. Desde la publicacin de la primera edicin me he sentido agradecida y bendecida al conocer los resultados positivos que ha tenido esta informacin en la vida de muchas personas. No podra haber realizado este trabajo sin el apoyo, la orientacin y la influencia de muchas personas. Quiero dar las gracias a todos aquellos que contribuyeron materialmente a proporcionarme la estructura dentro de la cual escrib el libro, y a los que despus me ayudaron en el proceso de revisin: Ned Leavitt, que me llam en el momento preciso durante la primavera de 1991 y me sugiri que escribiera un libro, y ha continuado ofrecindome su apoyo y sus sabios consejos, haciendo gala de sus dotes caballerescas, con reluciente armadura y espada si es preciso. Helen Rees, mi agente, que desde nuestro primer encuentro comprendi intuitivamente el contenido de este libro, mucho antes de que yo expresara todas mis ideas. Leslie Meredith, la encargada de la primera edicin de esta obra en Bantam, que desde el principio crey en la importancia de su mensaje, y Toni Burbank, que ha sido como su hada madrina desde que la partera, Leslie, se trasladara a otro lugar siguiendo los dictados de su corazn. Brian Tart, tambin de Bantam, que me ofreci su apoyo y su amabilidad durante el proceso de edicin. Sandi Gelles-Cole, por su habilidad para clarificar y dar estructura a mis ideas. Judith Barrington, extraordinaria ilustradora mdica que cre y revis los grficos y ha continuado ofrecindome su apoyo durante el proceso de ilustrar mis ideas. Este libro, junto con el trabajo que documenta, jams habra sido posible si no hubiera aprendido a confiar en mi capacidad para crear y vivir mis sueos. A ello contribuyeron de forma importante Gail Straub, David Gershon y Annie Gill OToole. Quiero agradecer a Patricia Reis su amistad y sus escritos. Su trabajo en profundidad con mis dientas en la dcada de los ochenta me fue valiossimo para aprender a confiar en mis intuiciones. Linda Trichter Met calf y Toby Simon, del Proprioceptive Writing Center [Centro de Escritura Propioceptiva], me ayudaron a encontrar mi voz de escritora, y las sesiones de escritura con Judie Burwell me sirvieron para mantenerla viva. Gracias a todas estas personas y a los escritos de Sonia Johnson, he comprendido la importancia de una perspectiva feminista. Durante un decenio, mis colegas del Centro Mdico de Maine y del Hospital Marcy de Portland (Maine), mdicos, enfermeras y personal auxiliar, se han mostrado receptivos y han aceptado mis ideas. La gran comunidad mdica en que trabajo nos ha ofrecido una excelente atencin mdica y un amable apoyo tanto a m como a mis dientas durante aos. La Facultad de Medicina Dartmouth me proporcion una excelente formacin a la vez que me ofreca aire fresco y pinares. En especial vayan mi reconocimiento y mi gratitud al doctor Millard Simmons, que fue (y contina siendo para los alumnos actuales) un modelo positivo de toclogo-gineclogo que se interesa profundamente por las mujeres. l apoy mi decisin de seguir esta carrera cuando muy pocas mujeres lo hacan. Tambin doy las gracias a la doctora Harriet Northrup, mi ta, cuya presencia en mi vida da fe de la historia de las mujeres en medicina. Michio Kushi y Annemarie Colbin me ensearon la importancia de los alimentos integrales en la creacin de la salud. Sus enseanzas me dieron los medios necesarios para cambiar mis hbitos alimentarios y ayudar a mis pacientes a hacer lo mismo. Mis colegas del Colegio de Mdicos Holistas de Estados Unidos, entre ellos los doctores Norman Shealy, Gladys McGarey, Robert Anderson y Bernie Siegel, han sido mis modelos de mdicos vanguardistas, pioneros en el tratamiento del paciente como persona completa y no slo de su enfermedad. Patti Haladay, Fern Tsao y Kathy McGonagle han cuidado expertamente de mi cuerpo despus de largas horas de escribir. Heidy y John, de la cafetera de Fiddlehead Farm, nos ofrecieron un servicio

estimulante y personalizado durante muchos desayunos cuando Mona Lisa Schulz y yo revisbamos el manuscrito. El personal de Women to Women, del pasado y del presente, me ha ayudado a crear una forma sincera y realizadora de practicar la atencin sanitaria, as como a trabajar dentro de un grupo. Agradezco profundamente el modelo que hemos creado juntas. Y juntas continuamos aprendiendo lo que significa la sentencia: Practica lo que predicas. Por eso, junto con la orientacin de Joe Melnick, les estar siempre agradecida. Un inmenso gracias a los siguientes colegas, todos pioneros en la salud de la mujer entera; su presencia y su sabidura continan apoyndome: Joel T. Hargrove, Marcele Pick, Mary Ellen Fenn, Bethany Hays, Dixie Mills, Kayt Havens, Maude Guerin, Susan Doughty y Hector Tarraza. Doy tambin las gracias a mis colegas de todo el mundo que, independientemente de su sexo, estn practicando la medicina de la sabidura femenina. Su presencia y su apoyo me sostienen ms de lo que imaginan. Durante ms de cinco aos, Gina Barone me ha ayudado a mantener encendido el hogar en casa, ocupndose de las comidas, el transporte y el cuidado de mis hijas, y siendo mi amiga. Sin ella no podra haber llevado a trmino el trabajo inicial ni sus revisiones. Antes de ella, Donna Mead y Jayne Quintal aportaron sus habilidades para que la familia y la casa funcionaran sobre ruedas y saludablemente. Gracias por su presencia en mi vida. Respeto y aprecio la colaboracin personal y la sabidura de Anne Wlson Schaef, cuyas ideas y amistad han sido esenciales para mi recuperacin, tanto en el aspecto personal como en el profesional. El sentido del humor y la perspectiva de Diane Fassel me han sido valiossimos durante el proceso de escribir. Tambin agradezco a Wilson Shaef su sinceridad y sus puntos de vista. Diane Grover, mi enfermera y ayudante personal, me ha ayudado durante ms de quince aos a transformar mis ideas en realidades fsicas. Aprecio su constante apoyo y sus dotes organizativas. Quiero expresarle mi gratitud y el deseo de que continuemos creciendo y disfrutando juntas. Brenda King Scheider, amiga de la infancia y la universidad, ha continuado ofrecindome un espejo y una cmara que me reflejan bajo la mejor luz. Ambas compartimos una historia y una visin que me sustenta y me llena de gozo. Su amistad ha sido siempre un regalo en mi vida. Siento una especial gratitud por haberla tenido durante este proceso de escribir. Mi vida ha sido verdaderamente bendecida por la inteligencia, la generosidad y la amistad de Caroline Myss. Su profunda percepcin, su intuicin y sus ideas me han sustentado y estimulado enormemente y han aportado muchsimo a mi entendimiento de la salud y la enfermedad. Le agradezco tambin su sentido del humor, su irreverencia y su profunda comprensin intuitiva del proceso creativo. De modo totalmente espontneo apareci en mi vida, como un ngel, la doctora Mona Lisa Schulz, y pas a convertirse en una valiossima colaboradora, investigadora, diseadora grfica, inspiradora y amiga. Sin su excepcional perspectiva, su pericia investigadora, su presencia personal, su intuicin mdica y su escandaloso sentido del humor, s que habra sido aburrido mi proceso de escribir. Este libro y sus revisiones nos han dado la oportunidad de crear y rer juntas durante ms de cinco aos. Durante los tres ltimos aos he tenido el placer de trabajar con un fabuloso equipo en mi hoja informativa Health Wisdom for Women. Este trabajo ha sido de gran utilidad al revisar este libro. Gracias especiales a Susie Beltteri y Lorna Newman. Mi padre me dijo una vez que yo no elegira a mis pacientes, sino que ellas me elegiran a m. Doy las gracias a todas esas mujeres valientes que a lo largo de los aos me han elegido como su mdica y me han ayudado a aprender todo lo que contiene este libro. Tambin me siento profundamente agradecida a mis otros clientes: todas las mujeres (y todos los hombres) que han ledo la primera edicin de este libro, se han subscrito a mi hoja informativa, han escuchado mis casetes y han asistido a mis conferencias. Todos han enriquecido mi vida superando mis sueos ms locos. Contino encontrando casi milagroso todo este proceso. Deseo agradecer el continuado apoyo, aliento y cario de mi familia inmediata. Durante todo este proceso, mi marido Ken ha estado dispuesto a pasar del arquetipo de matrimonio al arquetipo de sociedad comn, continuando al mismo tiempo con su sentido del humor y su propia y exigente profesin. Nuestra relacin ha crecido y madurado a lo largo de este no tan fcil proceso. Mis hijas Ann y Kate han

enriquecido inconmensurablemente mi vida. Me han enseado que cada nia tiene sus propios destino y estilo y que eso debe respetarse siempre, sean cuales fueren las creencias de sus padres. Tambin quiero dar las gracias a mis dems familiares y a los primeros apoyos que establecieron las bases de lo que soy actualmente. Mi madre es la encarnacin fsica de la palabra fuerza. Su constante apoyo ha sido para m una raz central que me conecta con el centro de la Tierra. Ha sido y contina siendo un maravilloso regalo en mi vida. La original manera de pensar de mi padre, su entusiasmo y su enfoque de la curacin establecieron las bases del trabajo de mi vida. Aunque ya no est presente fsicamente, siento su apoyo da a da. Mis hermanos John y Bill, y mis hermanas Penny y Cindy, me han inspirado con su capacidad para forjarse vidas prsperas y plenas, a pesar de ir en contra de la sabidura educativa en vigencia. Cada uno se las ha arreglado para hacer caso de su propia sabidura interior y vivir conforme a ella. Por ltimo, deseo darme las gracias a m misma por tener la voluntad necesaria para continuar este reescribir y reescribir aun despus de que ya lo crea terminado. He aprendido a rendirme a un poder muy superior al mo. Ahora tambin s que el poder de mi voluntad personal y el proceso de rendirse a una voluntad superior son paradjicos y necesarios ambos. A travs del proceso de escribir este libro me he recuperado a m misma como cientfica y escritora.

Introduccin A LA EDICIN REVISADA [1998]Decir nuestra verdadEl mes siguiente a la publicacin de la primera edicin de este libro [1994] tuve una serie de pesadillas: alguien entraba en mi dormitorio y estaba a punto de matarme. Durante cinco noches consecutivas despert gritando de terror, asustando a mis hijas y asustndome a m misma. Mis sueos eran mi nada sutil gua interior, que quera informarme del miedo que tena una parte de m de dar a conocer al mundo lo que yo saba. Me sorprendi ese miedo. Aunque intelectualmente saba que muchas mujeres tienen un muro de miedo en su interior, que se levanta cuando se atreven a decir su verdad, no me haba dado cuenta de lo mucho que yo lo comparta. Cuando el libro ya estaba en venta, tuve miedo de asistir a la reunin regular de tocologa-ginecologa de junio de 1994, porque estaba segura de que mis colegas me rechazaran a m y rechazaran mi trabajo. Hasta entonces haba vivido una vida profesional doble. Una parte de m les deca a mis pacientes, en la intimidad de mi consulta, lo que realmente crea, y la otra parte, mi yo oficial, se refrenaba un poco (o mucho) en el hospital o delante de muchos colegas. Mis relaciones sociales como mdica me haban enseado muy bien lo que era aceptable para mis colegas y el personal del hospital. Llevaba aos caminando por una cuerda muy delgada. De hecho, en 1980, justo despus del nacimiento de mi primera hija y antes de presentarme a los exmenes orales para recibir mi ttulo en obstetricia y ginecologa, aparec en un reportaje sobre salud holista de mujeres en la revista East West Journal (ahora Natural Health). Con el fin de que nadie del hospital donde trabajaba viera el artculo, fui a la cooperativa donde se venda la revista y compr todos los ejemplares de ese nmero. Nadie de mi hospital lo vio jams, y si alguien lo vio nunca dijo nada. Pero en 1994 no me iba a ser posible comprar todos los ejemplares de mi libro. Tena que afrontar las consecuencias y unir mis dos partes pblicamente y delante de los grupos de mdicos convencionales por primera vez. Mi primer paso fue asistir a la reunin semanal del hospital. Cuando entr, me sent aliviada porque nadie dijo nada sobre el libro y me trataron igual que siempre. Era como si no hubiera ocurrido nada. Tuve que rerme, porque en ese momento aprend una leccin sobre el egocentrismo: creer que todas las personas que me rodeaban estaban interesadas en lo que yo haca o deca, cuando en realidad tenan su propia vida de la que ocuparse. Mi principal leccin fue que mi miedo era slo eso, todo mo, y que era hora de olvidarlo. Esto ha sido un proceso gradual. Cuando el libro cumpli un ao, tuve una serie de sueos en los que alguien me grababa en vdeo desnuda. Segua sintindome vulnerable, pero al menos nadie me iba a matar. Despus los sueos han ido desapareciendo poco a poco. Desde 1994 me han invitado a hablar ante personal de hospitales y mdicos de todo el pas y del extranjero, y he recibido una acogida abrumadoramente positiva por parte de mujeres y hombres de Estados Unidos y del resto del mundo. Ciertamente, el mundo est preparado para la sabidura de las mujeres. El comentario que oigo con ms frecuencia, en boca de mujeres y de hombres, e incluso de muchos mdicos, es ms o menos el siguiente: En algn lugar profundo de mi interior siempre he sabido la verdad de lo que has dicho, pero no saba cmo expresarlo. Y ciertamente, jams haba odo decirlo a ningn mdico. He llegado a ver que la ciencia mdica, si se combina con la sabidura de nuestro corazn y nuestra mente, es una medicina verdaderamente poderosa. Y ese es el motivo de que casi tan pronto como se public este libro sent la necesidad de revisarlo. Aunque nada puede reemplazar el desarrollo y el perfeccionamiento de nuestra sabidura intuitiva femenina, es decir, esa gua interior que nos ayuda a deci-

dir qu caminos tomar y cules evitar, he descubierto que esta gua interior funciona mejor cuando est equilibrada con una buena informacin, slida y puesta al da. Y si bien los principios de la verdadera sabidura no cambian mucho con el tiempo, la informacin til y prctica s cambia. Necesitamos ambas cosas, igual que necesitamos los dos hemisferios cerebrales, el izquierdo y el derecho. Y con la aceptacin cada vez mayor de la medicina alternativa en la corriente principal de la cultura (fenmeno que todava me sorprende y me encanta), cada da hay ms soluciones naturales para los problemas femeninos de salud documentados cientficamente. Al mismo tiempo, tambin son tiles para muchas mujeres las buenas soluciones tecnolgicas, como los nuevos aparatos para mejorar la incontinencia urinaria por esfuerzo y las mejores tcnicas quirrgicas para extirpar miofibromas. Cada vez que he puesto al da mis pensamientos y recomendaciones, he deseado hacer llegar esa nueva informacin a mis lectoras para que tambin ellas puedan aprovecharla para mejorar su vida y su salud. Adems de aadir soluciones mejores y ms oportunas a cada seccin del libro, me pareci necesario reescribir totalmente los captulos sobre la nutricin y la menopausia, porque en estos temas hay mucha informacin nueva, desde cmo individualizar una terapia hormonal con hormonas naturales del cuerpo femenino hasta cmo encontrar un mtodo diettico que equilibre la bioqumica del cuerpo y el cerebro. La salud de las mujeres obtiene por fin la atencin que se merece, y como antigua participante en este campo tengo muchsimo que decir y mucha informacin nueva que dar. Por una afortunada coincidencia, mi hoja informativa Health Wisdom for Women comenz a publicarse, en sociedad con Phillips Publishing International, varios meses despus de la aparicin de la primera edicin de este libro. As pues, ahora, en lugar de tratar los problemas de veinte mujeres en mi consulta cada da, puedo llegar a miles cada mes. En esencia, las soluciones de atencin a la salud ofrecidas en la hoja informativa, junto con las cartas, opiniones y reacciones de mis subscriptores, se han convertido en un consultorio virtual. Esto me ha permitido tener el dedo en el pulso de la atencin mdica a la mujer de un modo mucho ms amplio y variado que antes. Tambin muchos colegas mdicos me han dicho que las pacientes suelen llevar o bien un ejemplar de este libro o un nmero de la hoja informativa a la consulta para hablar de un determinado mtodo que he recomendado. La mayora de estos mdicos estn agradecidos por la informacin. Este mtodo que da participacin a las bases populares agrada verdaderamente a mis orgenes de ciudad pequea. Escribir la primera edicin de este libro me abri a un mundo ms grande de sabidura femenina que est creciendo en todo el planeta. Debido a esto, cuento con el apoyo de ms personas y lugares de lo que jams habra credo posible. Por todas las cartas que recibo, s que lo mismo est ocurriendo en otras partes del mundo. Este libro se usa como texto de estudio en escuelas de enfermera y hospitales de todo el pas, y esto sirve para que la sabidura femenina adquiera velocidad e impulso. He comprendido el poder que tiene el hecho de decir mi verdad personal. Esto ha sido una parte muy importante en mi proceso de sanacin. Y he salido de ello sintindome ms fuerte y ms libre que nunca. Espero que este libro estimule a otras mujeres a decir tambin su verdad personal. S que cuando cada una hace esto, el mundo y nuestra salud mejoran.

INTRODUCCIN A LA PRIMERA EDICIN [1994]Mdico, crate a ti mismoCuando naci mi primera hija en 1981, quise alimentarla slo con mi leche y al mismo tiempo continuar con mis sesenta o ms horas de trabajo a la semana. Tratando de hacer esto, enferm de una mastitis grave que al final fue causa de que me dejara de funcionar la mama derecha. En lugar de tomarme uno o dos das de baja en el trabajo a la primera seal de infeccin, que es lo que habra recomendado a cualquiera de mis pacientes, continu trabajando. Actu as porque me senta desgarrada entre dos direcciones. Crea entonces, como sigo creyendo ahora, que la leche materna es el mejor alimento para los bebs, y estaba resuelta a dar una alimentacin ptima a mis hijos. Yo misma me trat con antibiticos, porque saba que si iba a otro mdico me ordenara dejar de amamantar a mi hija. Al mismo tiempo, era consciente de que los mdicos varones solan acusar a sus colegas mujeres de ser dbiles o incapaces de trabajar como es debido, y yo no quera ser considerada as. En ese tiempo estaba trabajando con un respetado grupo de toclogos y gineclogos. A mis 31 aos haba conseguido xito en un campo de la medicina dominado por los hombres, y trabajaba con colegas a los que respetaba. No quera poner en peligro mi carrera profesional. De modo, pues, que no me cuid y continu trabajando, y empeorando ms y ms. Aunque tomaba medicacin, la infeccin era lo suficientemente grave para resistir a los antibiticos comunes. La enfermedad sigui avanzando hasta que una noche me subi muchsimo la fiebre, acompaada de escalofros y delirio. Durante ese tiempo, segn supe despus, la infeccin se estaba amurallando en mi cuerpo en forma de un absceso, a mucha profundidad dentro del pecho. Incluso as fui a trabajar y continu cumpliendo mi deber. Al ser madre y mdica al mismo tiempo, pens que no tena otra alternativa. Todos mis aos de formacin me haban enseado a poner en ltimo lugar mis necesidades.

Despus de varias semanas de intentar tratarme yo sola, finalmente llam a un cirujano que accedi a verme en su consulta cuando yo terminara de atender a mis pacientes (tomando tabletas de Tylenol con codena para calmar el dolor). Esa misma noche termin en el quirfano, justamente lo que haba decidido evitar. El cirujano le dijo a mi marido, que tambin es mdico, que la cavidad del absceso bajo mi pecho era muy grande y penetraba a travs de la pared torcica, lo peor que haba visto en sus treinta aos de prctica. No se explicaba cmo haba logrado yo seguir trabajando a pesar de eso. Yo no haba hecho caso de la antiqusima enseanza que dice: Mdico, crate a ti mismo. Me sent avergonzada de no haberme tratado bien como mdica, de haberme convertido en enferma, en paciente. Tambin sent en peligro mi validez como madre, si no poda dar el pecho a mi hija. (En todo caso, la leche ya me haba disminuido bastante a causa del estrs.) Sin embargo, recuerdo que esa noche en el hospital pens que tena que volver al trabajo lo ms pronto posible. Cuando dos aos despus naci mi segunda hija, supuse que ya estara reparado el dao. Aunque para alimentar a mi primera hija tuve que complementar con leche de frmula la leche materna, me imagin que esta vez no tendra que volver a hacerlo. Pero no hubo manera de que saliera una gota de leche para mi nueva hija por esa mama, aunque s se produca leche cuando haba de producirse. La infeccin anterior haba destruido los conductos mamarios de mi pecho derecho. Nuevamente tem no ser capaz de alimentar a mi beb. Haba pagado un alto precio en mi cuerpo por tratar de demostrar mi vala dos aos antes. Aunque asum la plena responsabilidad de mi situacin, me di cuenta de cmo haba aprendido a no cuidar de m. El hecho de no hacer caso de mis necesidades fsicas ni de mi cuerpo estaba incorporado a la trama misma de mi vida. El tercer da despus del parto, desesperada por la situacin, llam a la Liga Internacional La Leche, de Chicago, para pedir consejo. La mujer que me contest haba tenido el mismo problema y me inform que poda alimentar a la pequea por una sola mama, siempre que le diera el pecho con ms frecuencia y no me preocupara por estar desequilibrada. Segu su consejo y pude amamantarla lo suficiente para producir ms leche. Aunque s tena que recurrir a la leche de frmula cuando estaba lejos de

mi hija en el trabajo, mi leche era la adecuada a sus necesidades siempre que estaba con ella, durante largos periodos de tiempo. Toda mi vida estar agradecida a esa organizacin popular de mujeres, que fundaron en Chicago un grupo de amas de casa que queran amamantar a sus bebs en una poca en que la medicina no apoyaba esto precisamente. (Hasta el da de hoy, no existen cursos formales sobre la lactancia para los toclogos y gineclogos en periodo de prctica, y por lo tanto estos no tienen todos los conocimientos que debieran sobre esta importante funcin.) Si bien yo saba que las mamas suelen ser la metfora fsica de dar, recibir y nutrir, en mi precipitacin por nutrir a todos los dems me haba dejado de lado yo misma. Sin embargo, mi cuerpo no estuvo dispuesto a aceptar el negligente trato que le daba y me comunic una importante leccin: los sntomas corporales tienen un sentido que trasciende el problema inmediato de salud del cual nos advierten. Carl Jung deca que los dioses nos visitan mediante la enfermedad, y he llegado a creer que prestando atencin a los mensajes de nuestro cuerpo podemos beneficiarnos emocional, fsica y espiritualmente. Yo siempre haba credo esto con el intelecto, pero para ser eficaz como sanadora tuve que experimentarlo en persona. nicamente viviendo un grave problema de salud llegu a comprender los problemas de salud y de vida que tienen otras mujeres. Mientras fui una mujer blanca, sumamente entregada al trabajo, que jams caa enferma y que vea el mundo desde el punto de vista imperante, es decir, el masculino, no fui capaz de percibir los hbitos que con tanta frecuencia se asocian a los problemas de salud femeninos. Mientras me consider separada de las dems mujeres, no logr comprender que esos hbitos forman parte de la lucha de muchas mujeres por ser completas.

Lo personal es polticoEl hecho de tener a mis hijas y de esforzarme por equilibrar mi trabajo y mi familia me hizo cambiar de una manera en que ninguna otra cosa lo habra logrado. En lugar de aprender de libros y profesores, comenc a aprender por experiencia lo que quieren decir las feministas con la frase: Lo personal es poltico. Comprend que no existe eso que se llama madre a media jornada. Una vez que una mujer tiene un hijo, ese nio forma parte de ella las 24 horas del da, de una manera que nadie puede comprender hasta que le ocurre. Yo no estaba preparada para el dolor del corazn que se me produca cada da cuando dejaba a mi beb para ir a trabajar. Tambin comenc a poner en tela de juicio mi vieja idea de que el cuidado del beb y la maternidad no son un verdadero trabajo. Inmediatamente comprob que estar en el trabajo era en muchos aspectos infinitamente ms fcil que estar en casa con dos nias pequeas. Poda hacer tantas cosas! Como buena hija del patriarcado, renda culto en el altar de la eficiencia y la productividad. Comenc a replantearme por qu me pareca bien cuidar del cuerpo de otras personas pero no del mo ni del de mis hijas. Por qu me senta culpable siempre que me tomaba un descanso? Aun cuando tuviera mucho que hacer, por qu me costaba tanto echarme en la alfombra y jugar con mis hijas una media hora? Por qu me pareca que eso era una prdida de tiempo? Tambin reflexion sobre la razn por la cual el hecho de cuidar de los hijos se considera propio de la mujer: Por qu mis hijas eran principalmente asunto mo? Mi marido y yo habamos recibido la misma educacin y ganbamos ms o menos lo mismo. Por qu su vida no cambi tanto cuando nacieron sus hijas? Cuando me di cuenta de cmo la vida familiar afecta al bienestar de la mujer, tuve que retroceder y revaluar todo lo que siempre haba credo sobre el xito, la medicina y yo misma. Hasta el nacimiento de mi segunda hija, jams me haba considerado feminista. Siempre haba podido realizar lo que fuera que me propusiera. No saba qu queran decir esas mujeres cuando hablaban de las injusticias de la sociedad contra nuestro sexo. No saba que a las mujeres y a los hombres se los trata de diferente manera, porque no haba experimentado (o ms bien, no haba notado) personalmente esas diferencias. Pero mi vida se desmoron cuando me convert en mdica y madre en una sociedad que da a entender que una mujer tiene que elegir entre esos dos papeles si quiere hacer bien al menos uno de ellos. Nada me haba preparado para eso. La supermujer estaba agonizando. Las percepciones activadas por el absceso de mama influyeron no slo en mis creencias sobre mi salud, sino tambin en las que tena sobre mi trabajo como mdica. Comenc a revaluar mis creencias y mi comprensin de la enfermedad. Comenc a comprender que el sndrome premenstrual, el dolor pelviano, los miofibromas, la vaginitis crnica y otros problemas que tenan mis pacientes suelen estar rela-

cionados con el contexto de su vida. Enterarme de su dieta, su situacin laboral y sus relaciones sola proporcionarme pistas sobre el origen de esos malestares corporales. Valor los patrones de vida que se ocultan detrs de esas dolencias de una manera que jams haba considerado antes. Con los aos, a medida que me he ido volviendo ms sensible a esos patrones de salud y enfermedad, en m y en mis pacientes, he llegado a Comprender que si no nos comprometemos a mirar todos los aspectos de nuestra vida, el hecho de mejorar nuestros hbitos y nuestra dieta no es suficiente para producir una curacin permanente de enfermedades que padecemos desde hace mucho tiempo. Durante casi dos dcadas he trabajado con muchas mujeres cuyas enfermedades no se pueden atribuir simplemente a lo que comen y no se pueden curar nicamente mediante medicamentos o ciruga. Seguir una dieta macrobitica o correr cinco kilmetros diarios no va a hacer sentirse mejor a una mujer si an vive con Un alcohlico o un adicto al trabajo, o si sufri la experiencia del incesto y no se ha permitido sentir las emociones que suelen estar asociadas con ella. No obstante, hacer cambios en la dieta y buscar alternativas a los medicamentos y la ciruga s pueden ser los primeros pasos que abren a la mujer a nuevas maneras de considerar su salud. Con una nueva perspectiva sobre su cuerpo y sobre ella misma, con frecuencia comienza a sanar mental, emocional y espiritualmente, y tambin fsicamente. A lo largo de todo este libro encontrars historias de casos de sanacin y despertar espiritual. Las enfermedades de estas mujeres y mi absceso de mama podemos considerarlos llamadas a despertar. Si bien estas experiencias fueron dolorosas para las mujeres que las vivimos, nos trajeron de vuelta a nuestro cuerpo y nos reconectaron con la conciencia de lo que es importante en la vida. A m, mi enfermedad me ense que mi salud es un proceso de equilibrio y que, al haber desatendido a mi cuerpo y mi yo superior durante muchos aos, tendra que mirar dentro en busca de las respuestas a las preguntas planteadas por mis problemas de salud y los de otras mujeres. Dado que los problemas de toda mujer se producen en parte debido a la naturaleza del hecho de ser mujer en esta cultura, que nos programa para poner en primer lugar las necesidades de los dems, necesitamos hacer cambios radicales en nuestra mente y nuestra vida para sanarnos y mantener nuestra buena salud.

De las mujeres para las mujeresDebido a todas estas revelaciones, en 1985 dej mi puesto en el equipo con el que trabajaba, resuelta a crear un servicio en el cual pudiera incorporar al tratamiento de mis pacientes no slo la atencin mdica, lino tambin lo que saba de nutricin, estilo de vida y la experiencia de ser mujer en esta cultura. Otras tres mujeres y yo decidimos abrir un centro mdico para mujeres que valorara lo que significa ser mujer. Sabamos que tena que haber alternativas al modo vigente de crear salud y tratar los problemas de salud femeninos. Queramos hacer algo ms que limitarnos a tratar los sntomas: desebamos ayudar a las mujeres a cambiar las condiciones bsicas de su vida que haban conducido a sus problemas de salud. No considerbamos suficiente el hecho de privatizar y aislar la situacin de cada mujer. Desebamos ensear a las mujeres que sus heridas fsicas, psquicas y espirituales forman parte de una herida cultural mayor que nos afecta potencialmente a todas. As pues, las cuatro (dos enfermeras y dos toclogas/gineclogas) fundamos Women to Women en diciembre de 1985, en una pequea ciudad de Maine. No exista ningn modelo para lo que nos proponamos hacer. Desebamos ejercer la medicina dentro del contexto de la asistencia mdica vigente, que tiene muchsimo que ofrecer. Yo haba visto a muchas mujeres dedicarse obstinadamente a tratar de sanar de una enfermedad evitando la ciruga, que les habra sido muy til para que su cuerpo se recuperase y para mantener la salud. (Cuando una mujer se concentra demasiado en sanar una enfermedad, suele hacerlo para evitar afrontar los problemas que condujeron a esa enfermedad. De ah que el propio proceso de curacin se convierta en adictivo.) Pero tambin desebamos reeducar a nuestras pacientes en lo referente a los comportamientos favorecedores de la salud. Todas habamos experimentado de primera mano el poder de los pensamientos y los sntomas corporales para conducirnos a la sanacin y a una comprensin ms profunda de nuestro cuerpo y de nosotras mismas. Desebamos ayudar a nuestras pacientes a experimentar eso mismo. En esencia, eso es lo que trato de hacer en este libro. Women to Women ha sido un acto de fe desde el comienzo. En todos estos aos de trabajo, hemos aprendido que no es pequea la tarea de cambiar nuestro enfoque, dejando de centrarnos en lo que puede ir mal para concentrarnos en lo que puede ir bien, y tampoco es nada fcil ayudar a las muje-

res a pasar de los comportamientos destructivos a aquellos que generalmente se asocian a la salud. Con los aos hemos tenido que reconocer lo arraigados que estn nuestros habituales temores y hbitos que destruyen la salud. Nuestra frustracin por los hbitos autodestructivos de nuestras pacientes ha disminuido cuando hemos llegado a comprender que todas compartimos esos mismos hbitos. Las cuatro descubrimos que tenamos que hacer ese trabajo en nosotras mismas, en nuestros comportamientos y modos de comunicarnos, para convertirnos en mejores sanadoras y practicantes de la medicina y mantenernos abiertas al constante proceso de aprendizaje que exige el ejercicio de nuestra profesin. Trabajamos por romper las barreras jerrquicas entre nosotras y nuestras pacientes, de modo que estas participaran en su sanacin de un modo consciente, por ejemplo elaborando la mejor dieta o eligiendo una combinacin de tratamientos holistas. No queramos jugar a la diosa doctora o la diosa enfermera con ellas. En 1986 conseguimos la colaboracin de una experta psicoterapeuta que nos ayud a ser sinceras entre nosotras, en lugar de ocultar nuestros verdaderos sentimientos tras el velo de la simpata (que es lo que se nos ha enseado a la mayora) cuando discutamos y decidamos nuestras tareas, turnos, guardias, vacaciones, das libres y otros asuntos importantes de nuestro trabajo y de nuestras relaciones.

Creacin de saludDurante los cinco primeros aos de Women to Women, comprendimos que nuestras intuiciones iniciales haban sido correctas. El estado de salud de una mujer est efectivamente ligado a la cultura en la que vive y a la posicin que tiene en ella, as como al modo personal en que lleva su vida. Nuestra formacin mdica formal no haba reconocido lo que ahora nos parece evidente. Pero reconocer que el contexto cultural de la vida de una mujer influye en su salud es slo el primer paso en la creacin de un nuevo modelo de bienestar femenino. El siguiente paso fue comprometernos a mejorar la salud de las mujeres cambiando activamente las circunstancias de nuestras respectivas vidas y las suyas. En 1991 creamos un lema para Women to Women: Nos comprometemos a vivir, crear y disfrutar de salud, equilibrio y libertad en todos los aspectos, personal y profesionalmente, al mismo tiempo que ofrecemos servicios educativos y mdicos que ayuden a nuestras pacientes a utilizar su propio poder para crear eso mismo en su vida. Me anima el solo hecho de leerlo. Es una visin que no exige perfeccin. Requiere que hagamos lo mejor posible, recordando que nadie nos puede arreglar la vida. Slo nosotras mismas podemos hacerlo, y es necesario que nos lo propongamos conscientemente. No quiero decir que sea fcil. Cada una de nosotras necesita apoyo y orientacin. Women to Women ha sido una fuente de apoyo y orientacin para miles de mujeres, un lugar donde contamos nuestras historias, planeamos creativamente nuestro futuro, sanamos nuestras heridas y avanzamos hacia la creacin de salud y alegra en nuestra vida. Es mi objetivo que este libro sea tambin una fuente de apoyo y orientacin, ya que presenta casos de sanacin de una serie de pacientes, colegas, familiares y amigas mas. Estas mujeres encontraron su voz y comenzaron a sanar y crear salud en su vida da a da. Juntas, todas nosotras formamos parte de la conciencia femenina ms grande, dando voz a nuestra autntica identidad y nuestras verdaderas necesidades, recuperando la feminidad y siendo mujeres a nuestra manera. Estas historias de casos estn relatadas con las palabras e imgenes usadas por las mujeres que las han vivido y que a menudo han creado ritos personales que, sin embargo, tienen un valor colectivo. La mayora de las mujeres que aparecen en este libro son retratos compuestos. Aunque las historias son de personas reales, se han cambiado sus nombres y otros detalles que podran identificarlas. Espero que al leer estas historias te sientas estimulada a pensar en la historia de tu vida, no slo de tu historial mdico, y a reflexionar sobre ella de un modo nuevo. Espero tambin que te sientas movida a escribir tu vida y tu historial mdico, para ver qu costumbres o hbitos surgen y qu vnculo hay entre ambos. Examinando tu vida, identificndola y despus recuperndola, tambin t podrs sanar. Con estas historias de casos vas a aprender tambin a escuchar a tu cuerpo y a confiar en su sabidura, para aumentar tu bienestar fsico y espiritual. En lo referente al aspecto mdico, este libro habla de temas de la salud femenina y del cuidado de nuestros sistemas y rganos femeninos. Estudio las enfermedades, las molestias y el mal funcionamiento de todos los sistemas femeninos y ofrezco consejos sobre cmo sanarlos. Pero ms all de este enfoque y consejo mdico explcito, la orientacin ms impor-

tante que espero presentar, con la ayuda de mis asesoras y colegas y los ejemplos de mis pacientes, incluye informacin dirigida al interior de la mujer. Deseo despertar esa vocecita silenciosa y sabia que hay en todas nosotras, esa voz de nuestro cuerpo que nos hemos visto obligadas a desatender debido a la enfermedad, la mala informacin y la disfuncin de nuestra cultura. Y deseo darte el valor de escuchar esa voz y actuar conforme a ella. He llegado a comprender que todas estamos juntas en esto, y que mujeres de todas partes estn dando a luz una nueva visin de la salud, el bienestar y la identidad de la mujer. Es esencial para esta visin que confiemos en lo que en el fondo sabemos: que nuestro cuerpo es nuestro aliado, y que siempre nos va a sealar la direccin que necesitamos seguir. Que este libro sea una fuente de orientacin, informacin y apoyo en nuestro viaje de sanacin.

PRIMERA PARTE Del control externo a la gua interior

1El mito patriarcal y el sistema adictivoIgual que un volcn a punto de entrar en erupcin, la sociedad que erige el orden social sobre la negacin institucionalizada del alma va sufriendo estruendos cada vez ms violentos, hasta que parece que la civilizacin se va a reventar por las costuras.

DENISE BRETON Y CHRISTOPHER LARGENT The Paradigm Conspiracy

La conciencia crea el cuerpo. Nuestro cuerpo est hecho de sistemas energticos dinmicos influidos por la dieta, las relaciones, la herencia y la cultura, y la interaccin entre todos estos factores y actividades. No estamos ni siquiera prximos a entender cmo interaccionan entre s nuestros sistemas corporales y mucho menos cmo interaccionan con los de otras personas. Sin embargo, a lo largo de veinte aos de ejercicio de la medicina, se me ha hecho evidente que no puede producirse curacin para las mujeres mientras no hagamos un anlisis crtico y cambiemos algunas de las creencias y suposiciones culturales que inconscientemente todas heredamos e interiorizamos. No podemos esperar recuperar nuestra sabidura corporal y nuestra capacidad innata para crear salud sin comprender primero la influencia de nuestra sociedad en lo que pensamos de nuestro cuerpo y en nuestra manera de cuidarlo.

Nuestra herencia culturalDurante los cinco ltimos milenios, la civilizacin occidental ha descansado sobre la mitologa del patriarcado, la autoridad de los hombres y los padres. Si, como dice Jamake Highwater, todas las creencias y actividades humanas nacen de una mitologa subyacente, entonces es fcil deducir que si nuestra cultura est totalmente regida por el padre, nuestra visin del cuerpo femenino e incluso nuestro sistema mdico tambin siguen leyes de orientacin masculina.*1 Sin embargo el patriarcado es slo uno de los muchos sistemas de organizacin social posibles. Incluso as, no seremos capaces de crear otro tipo de organizacin social mientras no nos sanemos dentro de la cultura en que estamos. He estado incontables veces en la sala de partos cuando nace una nia, y la mujer que la ha dado a luz mira a su marido y le dice: Lo siento, cario. Le pide disculpas porque el beb no es un varn! Es terrible presenciar cmo se rechaza a s misma la madre al pedir disculpas por el producto de sus nueve meses de gestacin y el laborioso parto. Sin embargo, cuando naci mi segunda hija, me horroric al or surgir en mi cerebro esas mismas palabras de disculpa a mi marido, provenientes del inconsciente colectivo de la raza humana. No las dije en voz alta, pero aparecieron en mi cabeza, con absoluta espontaneidad. Entonces comprend qu antiguo es y qu arraigado est este rechazo de lo femenino tanto en los hombres como en las mujeres. Nuestra cultura da a las nias el mensaje de que su cuerpo, su vida y su feminidad exigen pedir disculpas. Has notado con qu frecuencia pedimos disculpas las mujeres? Hace poco iba yo por la calle cuando un hombre choc con una mujer que iba caminando tranquilamente e hizo que se le cayera un paquete al suelo. Pues fue ella quien se deshizo en disculpas. En algn recndito lugar de nuestro interior llevamos una disculpa por el hecho mismo de existir. Anne Wilson Schaef escribe: El pecado original de nacer mujer no se redime por las obras.2 Por muchos ttulos que obtengamos en la universidad, por muchos premios que recibamos, en cierto modo nunca damos la talla. Si hemos de pedir disculpas por nuestra existencia desde el da en que nacemos, podemos suponer que el sistema mdico de nuestra sociedad nos va a negar la sabidura de nuestro cuerpo de segunda clase. En esencia, el patriarcado

* 1 Las notas con nmero remiten a Notas bibliogrficas y aclaratorias, al final del libro. (N. del E.)

proclama a voz en grito el mensaje de que el cuerpo femenino es inferior y debe ser dominado, controlado. Nuestra cultura niega habitualmente lo insidiosos y omnipresentes que son los problemas relacionados con el sexo. En el ejercicio de mi trabajo, descubr que el abuso sexual contra las mujeres es epidmico, ya sea sutil o descarado. Y he visto cmo ese abuso prepara el camino para la enfermedad en el cuerpo femenino. Consideremos los siguientes datos: un estudio realizado por la doctora Gloria Bachmann estima que un 38 por ciento de las mujeres adultas de Estados Unidos sufrieron abusos sexuales en la infancia. Dado que es corriente no denunciar estos abusos, slo entre un 20 y un 50 por ciento de estos incidentes llegan a conocimiento de las autoridades, de modo que el porcentaje podra ser mayor. Una de cada tres mujeres residentes en Estados Unidos tienen posibilidades de ser violadas alguna vez en su vida, y el 50 por ciento de las mujeres casadas son golpeadas al menos una vez en su vida conyugal. La investigacin de la doctora Leah Dickstein ha documentado que el maltrato conyugal es la causa de uno de cada dos intentos de suicidio entre las mujeres negras, y uno de cada cuatro entre las blancas. Estudios realizados por Lori Hesse, del Instituto World Watch, sealan que, en todo el mundo, mueren cuatro veces ms nias que nios de desnutricin porque el alimento se da de preferencia a los nios. En China, se calcula que cada dos semanas 440.000 nias son abandonadas o entregadas en adopcin. Segn el informe de las Naciones Unidas sobre la situacin de la mujer, las mujeres hacen dos tercios del trabajo del mundo por salarios equivalentes a un dcimo de los salarios mundiales, y poseen menos de un centsimo de las propiedades del mundo. Un destacado estudio sobre la discriminacin sexual en las escuelas, realizado por la Asociacin de Mujeres Universitarias de Estados Unidos, confirm un anterior informe que deca que, comparados con las chicas, los chicos tienen cinco veces ms probabilidades de que los profesores les presten atencin, y ocho veces ms probabilidades de que se les haga participar en la clase.3

El patriarcado produce adiccinLa manera judeocristiana de ver el mundo que inspira la civilizacin occidental considera que el cuerpo y la sexualidad femeninos, representados en la persona de Eva, son los responsables de la cada de la humanidad. Durante miles de aos las mujeres han sido golpeadas, maltratadas, violadas, quemadas en hogueras y culpadas de todo tipo de males simplemente por ser mujeres. En esta era de cambios rpidos, nos olvidamos de que las mujeres no obtuvimos el derecho al voto hasta 1920. En 1949, en su libro El segundo sexo, Simone de Beauvoir escribi: El hombre goza de la gran ventaja de tener a un dios que respalda las leyes que escribe. Y puesto que el hombre ejerce una autoridad soberana sobre las mujeres, es particularmente afortunado que esta autoridad se la haya otorgado el Ser Supremo. Para los judos, mahometanos y cristianos, entre otros, el hombre es el amo por derecho divino; el temor de Dios reprimir por lo tanto cualquier impulso hacia la revuelta entre las pisoteadas mujeres. 4 La creencia de que los hombres estn destinados a mandar sobre las mujeres est muy arraigada en muchas tradiciones occidentales. La organizacin patriarcal de nuestra sociedad exige que las mujeres, sus ciudadanas de segunda clase, no hagan caso de sus esperanzas y sueos, o se aparten de ellos, por deferencia hacia los hombres y las exigencias de su familia. Esta obstruccin o negacin de nuestras necesidades de autoexpresin y autorrealizacin nos causa un enorme sufrimiento emocional. Para no conectar con ese sufrimiento, corrientemente las mujeres hemos recurrido a substancias adictivas y hemos desarrollado comportamientos adictivos que han tenido por consecuencia un interminable ciclo de malos tratos que nosotras mismas hemos contribuido a perpetuar. Al ser maltratadas o maltratarnos a nosotras mismas, nos enfermamos. Cuando nos enfermamos, somos tratadas por un sistema mdico patriarcal que denigra nuestro cuerpo. Muchas no recibimos una buena atencin mdica o ni siquiera la misma atencin mdica que reciben los hombres por las mismas enfermedades. Con mucha frecuencia empeoramos o contraemos problemas de salud crnicos, para los cuales el sistema mdico no tiene respuestas ni tratamientos. Este es el ciclo que caracteriza nuestra atencin mdica actual. Y cada vez somos ms las mujeres que descubrimos que esforzarnos por triunfar como un hombre tambin pone en peligro nuestro cuerpo. Anne Wilson Schaef escribe que cualquier cosa se puede usar de modo adictivo, ya sea una substancia (como el alcohol) o un proceso (como el trabajo). Esto se debe a que la finalidad o funcin de una adiccin es poner un amortiguador entre nosotras mismas y nuestra percepcin de nuestros sentimientos. Una adic-

cin nos sirve para insensibilizarnos, para desentendemos de lo que sabemos y de lo que sentimos. 5 Lo bueno es que cuando reconocemos y dejamos salir nuestro sufrimiento emocional, nos conectamos inmediatamente con nuestros sentimientos, los cuales pueden actuar de sistema orientador o gua interior. Est claro que necesitamos un nuevo tipo de actitud y sabidura mdicas que nos ayude a ponernos en contacto con nuestro dolor interior como primer paso hacia la sanacin. Ver esa conexin entre la adiccin y el patriarcado ha sido esencial en mi comprensin de los comportamientos que se ocultan tras los principales problemas de salud de las mujeres. Lamentablemente, la palabra patriarcado suele ir acompaada de acusaciones a los hombres, pero la acusacin es uno de los comportamientos claves que mantienen a las personas atascadas en sistemas que las daan. Ni las mujeres ni los hombres ni la sociedad en su conjunto pueden avanzar y sanar mientras un sexo culpe al otro. Tenemos que decidirnos a avanzar y dejar atrs las acusaciones. Tanto los hombres como las mujeres perpetuamos el sistema en que vivimos con nuestros comportamientos adictivos cotidianos. Dando el nombre de sistema adictivo al patriarcado, Schaef ha hecho un progreso importantsimo en nuestra comprensin de los problemas de la sociedad.6 Demuestra que el modo como funciona nuestra sociedad es perjudicial tanto para los hombres como para las mujeres y que ambos sexos participamos plenamente en este sistema. Le estoy muy agradecida por sus penetrantes percepciones, las cuales comento a lo largo de todo este libro. Dar el nombre de sistema adictivo al patriarcado y ver los modos en que este sistema es perjudicial tanto para los hombres como para las mujeres no disminuye de ninguna manera la importancia del feminismo ni sus perspectivas. Ca en la cuenta de que esas perspectivas han hecho importantes aportaciones al pensamiento mdico cuando, justo despus de acabar mi periodo de prcticas como residente, encontr la siguiente entrada en el ndice de la edicin de 1980 del venerable libro de texto Williams Obstetrics: Machismo, cantidades variables de, pp. 1-1102, es decir, todo el libro.7 Qu corrector o encargado de realizar el ndice insert esa entrada en protesta annima? Probablemente nunca lo sabremos. Me gusta la definicin de feminismo que da Sonia Johnson, porque contiene una visin de sanacin: Feminismo es la expresin hablada de las antiqusimas cultura y filosofa marginales basadas en valores que el patriarcado ha etiquetado de femeninos, pero que son necesarios para toda la humanidad. Entre los principios y valores del feminismo que ms se diferencian de los del patriarcado estn la igualdad universal, la solucin no violenta de los problemas y la colaboracin con la naturaleza, entre nosotros y con las dems especies.8

Creencias fundamentales del sistema adictivoTe animo a hacer un intento por comprender de qu modo participas en la sociedad adictiva. Cuando tomes ms conciencia de tu papel en este bucle de interacciones, mejorar tu salud como persona y nuestra salud como sociedad. Comprueba si te suenan ciertas las siguientes descripciones de nuestras actitudes culturales con respecto a la mujer y la salud, descripciones que podran servirte para ser ms consciente de tu cuerpo y de tus problemas de salud.

Primera creencia: La enfermedad es el enemigoLos sistemas adictivos han sido correctamente definidos como sociedades que estn preparndose para la guerra o recuperndose de ella. Estas sociedades elevan los valores de la destruccin y la violencia por encima de los valores del sustento y la paz. Slo tenemos que mirar lo que gasta nuestra sociedad en armamentos y defensa para ver dnde estn sus valores, dado que la cantidad de dinero que gasta una sociedad en algo es una medida del valor que tiene ese algo en esa sociedad. El dinero que se destina a armas por minuto podra alimentar a dos mil nios desnutridos durante un ao, y el precio de un carro de combate militar podra proporcionar aulas para treinta mil alumnos.9 En consecuencia, el sistema mdico establecido explica nuestro cuerpo no como un sistema diseado homeostticamente para tender a la salud, sino ms bien como una zona en guerra. Abundan las metforas militares en el lenguage mdico occidental. La enfermedad o el tumor es el enemigo que hay que eliminar a toda costa. Rara vez, o nunca, se la considera un mensajero que intenta llamar nuestra atencin. Incluso el sistema inmunitario, cuya funcin es mantenernos en equilibrio, se explica [en ingls] con terminologa militar, con sus linfocitos T destructores [en ingls, killer, que matan]. No hace mucho en nuestro centro, en una discusin en grupo sobre un tumor, uno de los radilogos dijo: Las municiones que hemos disparado sobre esa zona [la pelvis en este caso] no han logrado limpiarla de la enfermedad.

Creo que la predileccin mdica moderna por los medicamentos y la ciruga para tratar la enfermedad forma parte del enfoque agresivo patriarcal, o adictivo, de la enfermedad. Aquello que es natural y no txico se considera inferior a la artillera pesada de los frmacos, la quimioterapia y la radioterapia. Se hace caso omiso de los mtodos de tratamiento naturales no farmacolgicos que producen beneficios bien estudiados y documentados, como el toque teraputico, por ejemplo.10 Se denigran los tratamientos que ofrecen cuidados complementarios; tampoco se presta atencin a los estudios que demuestran su valor. Un ejemplo clsico de estudio descartado, y hay muchos, es uno sobre los efectos de la oracin. Este estudio se realiz verdaderamente con el mtodo de doble ciego: ni los mdicos, ni las enfermeras ni los enfermos saban por quines se estaba orando. Pero el resultado fue que los enfermos de una unidad coronaria de cuidados intensivos por quienes estaba orando un grupo de personas que no saban por quines oraban, quedaron con menos probabilidades de sufrir un infarto, de necesitar resucitacin cardiopulmonar o respiracin artificial (intubacin endotraqueal), de sufrir de infeccin o neumona y de necesitar medicamentos diurticos que los enfermos de la unidad por quienes no se or. 11 Si un medicamento demuestra tener un efecto tan increble, se considerara no tico no usarlo. Dados los beneficios y la total ausencia de efectos secundarios de la oracin, a un verdadero cientfico le fascinaran esos resultados y deseara estudiar an ms sus efectos. Sin embargo, cuando el doctor Bernie Siegel puso este artculo en el tablero de anuncios de la sala de mdicos de su hospital, a las pocas horas ya un colega haba escrito en la primera pgina: CHORRADAS. El sistema adictivo subordina el cuerpo al cerebro y a los dictados de la razn. Con frecuencia nos ensea a no hacer caso del cansancio, del hambre, de la incomodidad o de nuestra necesidad de cuidados y cario. Nos condiciona a considerar el cuerpo un adversario, sobre todo cuando nos da mensajes que no queremos or. Nuestra cultura suele tratar de matar al cuerpo como mensajero junto con el mensaje que trae. Sin embargo, el cuerpo es el mejor sistema sanitario que poseemos, si sabemos escucharlo.

Segunda creencia: La ciencia mdica es omnipotenteSe nos ha enseado que nuestro sistema de cuidado de la enfermedad nos ha de conservar sanos. Estamos condicionados socialmente a acudir a los mdicos cuando estamos preocupados por nuestro cuerpo y nuestra salud. Se nos ha inculcado el mito de los dioses mdicos, que los mdicos saben ms que nosotros sobre nuestro cuerpo, que el experto tiene la cura. No es de extraar que cuando les pido a las mujeres que me digan lo que les pasa a su cuerpo me respondan: Eso dgamelo usted, que es la mdica. Para algunas mujeres los mdicos son figuras de autoridad, junto con su marido y los sacerdotes. Ahora bien, cada mujer sabe ms de s misma que cualquier otra persona. La ambivalencia de la mujer hacia su cuerpo y su propio juicio la perjudica psquicamente. No hace mucho me deca una mujer: No confo en los mdicos; no me gusta la medicina. Sin embargo, me obsesionan y estoy siempre examinndome a ver qu me funciona mal. Voy a muchos mdicos en busca de respuestas, y despus me enfado cuando lo nico que me ofrecen son frmacos y ciruga. Otras mujeres rechazan las alternativas cuando se las ofrecen, porque estn convencidas de que slo los frmacos o la ciruga las podrn ayudar. Sea como fuere, la mayora de las mujeres estn entrenadas para buscar las respuestas fuera de ellas, porque vivimos en una sociedad en la cual los supuestos expertos desafan y subordinan nuestro juicio, una sociedad en la cual no se respeta, no se alienta e incluso no se reconoce nuestra capacidad para sanar o estar sanas sin una ayuda externa constante. En mi calidad de mdica, se me form para ser paternalista, la experta sabelotodo externa. La gente, a su vez, est condicionada a creer que los mdicos son los modelos de comportamiento sano. Mis pacientes siempre temen, por ejemplo, que yo las voy a reprender porque han pasado un ao sin hacerse una citologa, algo que yo tambin he hecho de vez en cuando. Segn informes de la Universidad de California, el 50 por ciento de los mdicos no tienen mdico de cabecera, algo que todos los mdicos recomiendan a sus pacientes. El 20 por ciento de los mdicos no hacen ningn tipo de ejercicio, slo el 7 por ciento creen que beben demasiado alcohol, y el 50 por ciento de las mdicas ni siquiera se hacen el autoexamen mensual de las mamas.12 Sin embargo, la gente entrega regularmente el control de su salud a esos modelos de vida no sana. La propia medicina tiene un enfoque muy patolgico. Los cientficos rara vez estudian a las personas sanas, y cuando personas que sufren alguna enfermedad crnica o mortal se recuperan completamente, desafiando los pronsticos mdicos estadsticos, los profesionales de la salud suelen creer que sus diagnsticos debieron de estar equivocados, en lugar de investigar por qu esas personas se han recuperado tan bien. 13 En la Facultad de Medicina yo practicaba con personas enfermas o muertas. Se me form en lo que poda ir mal. Se me ense a prever todo lo que podra ir mal y a estar preparada para ello. En mi especialidad de obstetri-

cia y ginecologa, se me ense que el proceso normal del parto es un diagnstico retrospectivo, y que por cualquier motivo al azar, puede convertirse en un desastre, en cualquier momento y sin aviso. Cuando los mdicos no ponemos en tela de juicio estas enseanzas, el miedo y la tensin que llevamos a la sala de partos aumenta la ansiedad de la parturienta, lo cual produce cambios hormonales en su cuerpo que, si no se interrumpen, propician un torrente de hechos fisiolgicos que conducen a un elevado ndice de partos disfuncionales y con cesrea. Nuestra cultura y su sistema mdico adictivo creen que la tecnologa y los exmenes nos van a salvar, que es posible controlar y cuantificar todas las variables, y que si tenemos ms datos de ms estudios podremos mejorar nuestra salud, curar las enfermedades y vivir eternamente felices. Para los estadounidenses y sus mdicos, hacer ms equivale a mejorar el servicio mdico. Tambin creemos que podemos comprar una respuesta con el suficiente dinero. Tampoco en este caso confiamos en nuestra gua interior ni en nuestra capacidad de sanar. Los mdicos piden muchos anlisis y exmenes porque temen no estar seguros. Se les ensea a comportarse como si fuera intolerable no estar seguros. Cuanta ms informacin tienen, ms confiados se sienten de la validez de sus diagnsticos, aun cuando su confianza en la informacin no est justificada. Los pacientes, por su parte, se sienten igual de incmodos con la incertidumbre de sus mdicos. Desean saber las cosas de un modo absoluto. Por ejemplo, cuando mis pacientes me preguntan acerca del herpes genital, quieren saber: Cmo lo cog?, Cmo s si no se lo voy a contagiar a alguien?. Es absolutamente imposible contestar a estas preguntas con una certeza absoluta.

Tercera creencia: El cuerpo femenino es anormalDado que ser hombre se considera la norma en el sistema adictivo, la mayora de las mujeres interiorizan la idea de que hay algo que est fundamentalmente mal en su cuerpo. Se las induce a creer que deben controlar muchos aspectos de su cuerpo y que sus olores y formas naturales son inaceptables. La sociedad ha condicionado a las mujeres a pensar que su cuerpo es esencialmente sucio, que requiere una constante vigilancia de su limpieza y su frescura, para no ofender. Por naturaleza, las mujeres tenemos ms grasa corporal que los hombres. Adems, dada la mejor alimentacin en las ltimas dcadas, en la actualidad somos tambin ms voluminosas que nuestras madres y abuelas. Sin embargo, las modelos de alta costura, que representan nuestro ideal cultural, pesan un 17 por ciento menos que la mujer estadounidense normal. No es de extraar entonces que la anorexia nerviosa y la bulimia sean diez veces ms corrientes entre las mujeres que entre los hombres y que vayan en aumento.14 Esta denigracin del cuerpo femenino ha sido la causa de que muchas mujeres tengan miedo de su cuerpo y sus procesos naturales o sientan repugnancia por ellos. Muchas, por ejemplo, jams se tocan los pechos ni quieren saber lo que sienten en ellos, porque tienen miedo de Jo que podran descubrir. Es posible que se sientan culpables si los tocan, equiparando eso con la masturbacin, ya que los pechos son erticos para los hombres, lo cual es otra seal de cun completamente hemos cedido nuestro cuerpo a los hombres. Tanto entre los profesionales de la salud como entre las propias mujeres se ha convertido en norma habitual considerar enfermedades que precisan tratamiento mdico incluso funciones corporales tan naturales como la menstruacin, la menopausia y el parto. Da la impresin de que la actitud de que nuestro cuerpo es un accidente a la espera de ocurrir se interioriza a una edad muy temprana, y esto dispone el escenario para la relacin futura de la mujer con su cuerpo. Dado lo que se nos ensea, no es extrao que la mayora nos sintamos mal preparadas para relacionarnos con y confiar en nosotras mismas. Nos han medicalizado el cuerpo desde antes de que naciramos. Nuestra cultura teme todos los procesos naturales: nacer, morir, sanar, vivir. Diariamente se nos ensea a tener miedo. Cuando mi hija mayor tena siete aos, estaba un da en el jardn con su padre podando unos arbustos. De pronto comenz a llorar y entr corriendo en casa con el dedo ensangrentado. Se haba hecho un corte con el filo de una hoja del arbusto. Cuando yo tranquilamente le puse el dedo bajo un chorro de agua fra y vi que la heridita era muy pequea, ella me mir y me dijo lo que yo considero un principio de sanacin importantsimo: Slo cuando me asust comenz a dolerme. Dado que nuestra cultura venera la ciencia y cree que es objetiva, pensamos que todo lo que lleva la etiqueta de cientfico tiene que ser cierto. Creemos que la ciencia nos va a salvar. Pero la ciencia, tal como se practica en la actualidad, es un edificio construido con todos los prejuicios del sistema adictivo en general. En realidad no existe el dato totalmente objetivo; el sesgo cultural determina qu estudios merecen continuarse y cules se han de dejan de lado. Nadie es inmune a esta conducta; todos tenemos nuestras vacas sagradas.

Una vez, en un congreso mdico, uno de los ponentes dijo: La mente humana es un rgano diseado especialmente para crear anticuerpos contra las nuevas ideas. Muchos de los procedimientos que se realizan rutinariamente en el cuerpo femenino en particular no se basan en absoluto en datos cientficos, sino que tienen su raz en los prejuicios contra la sabidura y el poder curativo innatos del cuerpo. Muchos de estos procedimientos tienen su origen en opiniones emocionales sobre las mujeres, provenientes de generaciones anteriores. Ejemplo de esto son las episiotomas que se practican rutinariamente en el parto (el corte del tejido situado entre la vagina y el recto, que supuestamente da ms espacio para la cabeza del beb). Estudios recientes han demostrado que la episiotoma aumenta la hemorragia, el dolor y el riesgo de lesiones perdurables en el suelo pelviano, algo que las comadronas llevan aos diciendo. La episiotoma se ha practicado y contina practicndose en el parto simplemente porque los toclogos que lo hacen estn seguros de que protege de lesiones el suelo pelviano. Slo hace muy poco que se ha comenzado a poner en duda la conveniencia de este procedimiento, cuando los estudios han demostrado que no es til y que incluso puede ser daino.15

Recuperar nuestra autoridadLa verdadera ciencia se basa en la observacin, la experimentacin y la continua adaptacin de los procesos de pensamiento y creencias de acuerdo con los descubrimientos empricos, y lo mismo puede decirse de la confianza en nuestra gua interior. He acabado por descubrir que me da mucha seguridad comprender que ningn estudio cientfico puede explicar exactamente por qu ni cmo mi cuerpo en particular acta del modo como lo hace. Al final slo es digna de confianza nuestra conexin con nuestra gua interior y nuestras emociones. Esto se debe a que cada uno de nosotros contenemos una multitud de procesos que jams han existido antes y que no volvern a repetirse. La ciencia debe reconocer sinceramente lo mucho que no sabe y dejar espacio para el misterio, los milagros y la sabidura de la naturaleza. Mi padre sola decir: Los sentimientos son realidades. Prstales atencin. Sin embargo, durante mi formacin cientfica me di cuenta con mucha rapidez de que los sentimientos, la intuicin, la espiritualidad y todas las experiencias de la vida que no se pueden explicar con la parte lgica y racional de nuestra mente ni se pueden medir con nuestros cinco sentidos, se desatienden o se descartan. El sistema adictivo tiene miedo de las reacciones emocionales, y valora muchsimo el dominio de las emociones, porque est desconectado de ellas. El cuerpo femenino, desde hace milenios asociado a los ciclos y sujeto al flujo y reflujo de los ritmos naturales, se considera particularmente emocional y necesitado de control. Toda nuestra sociedad funciona de maneras que nos mantienen desconectadas de lo que sabemos y sentimos. En un sistema adictivo, las personas en general y las mujeres en particular nos ponemos a la defensiva y somos propensas a la negacin. En mi consulta, por ejemplo, cuando el anlisis de sangre de una mujer embarazada revela un elevado nivel de azcar, casi invariablemente ella defiende sus hbitos alimentarios. Por lo general niega haber comido dulces o cosas no nutritivas, porque le da vergenza que la hayan sorprendido comiendo dulces a escondidas. Se pone en actitud defensiva y piensa que su cuerpo la ha traicionado al revelar un exceso de azcar en la sangre. Con el fin de poder educarla respecto a la buena alimentacin para ella y su beb y el modo de reemplazar la comida basura por alimentos saludables, primero tengo que vencer su actitud defensiva, lo cual consume un tiempo y una energa que estaran mejor empleados en hablar de su salud general. Continuar inconscientes de los hbitos que nuestra cultura nos ha hecho adquirir tiene graves efectos emocionales y fsicos en nuestro cuerpo y nuestro espritu. Estos hbitos nos impiden conectar con nuestra gua interior y nuestras emociones, y esta desconexin a su vez nos mantiene en un estado de sufrimiento que va aumentando cuanto ms tiempo la negamos. Se requiere mucha energa para seguir desconectada de ese sufrimiento, y muchas veces recurrimos a hbitos culturales, a substancias adictivas, por ejemplo, para evitar enfrentarnos a esa infelicidad y ese dolor. Casi todo el mundo entiende que el abuso del alcohol y otras drogas lleva a la destruccin fsica. El 50 por ciento de los casos que atiende mi marido (cirujano ortopdico) en la sala de urgencias estn relacionados con el abuso del alcohol. Uno de los cirujanos de nuestro equipo dice: Si no fuera por el tabaco y el alcohol, yo no tendra trabajo!. Lo que muchas personas no entienden, sin embargo, son los igualmente nocivos efectos de los hbitos compulsivos, como trabajar demasiado y comer en exceso, a los que se recurre para evitar o negar los propios sentimientos. Las adicciones sexuales y de relacin tienen implicaciones ginecolgicas y conducen a las epidemias de enfermedades de transmisin sexual, como las verrugas venreas, el herpes genital y el cncer de cuello uterino. Una de mis pacientes estaba casada con un alcohlico en recuperacin y sufra de vaginitis crnica, a

la que yo no lograba encontrar la causa. Finalmente un da comprendi lo que pasaba: Mi marido lleva aos medicndose conmigo, diariamente, en la relacin sexual. He comprendido que mi cuerpo es su botella; ha estado usando mi cuerpo y el acto sexual igual que antes usaba el alcohol, y yo pensaba que era mi deber de esposa obedecer. Mis experiencias en el ejercicio de mi profesin me han llevado a creer que la promocin de la salud y la educacin no van a hacer nada por disminuir los gastos en asistencia sanitaria a menos que, como sociedad, reconozcamos la enormidad de nuestros hbitos adictivos y el sufrimiento personal que se esconde tras ellos. Slo entonces podremos comenzar a participar en nuestra recuperacin y a crear salud. Todas las mujeres obesas que conozco tienen muy claro lo que deben comer. No necesitan ms informacin sobre nutricin. Antes que nada, necesitan sentir el dolor crnico que ese exceso de comida les alivia. Esto slo podr ocurrir cuando se responsabilicen de su salud y dejen que su gua interior se imponga, cuando aprendan, en esencia, a confiar en la sabidura de su cuerpo.

El poder de dar nombre a las cosasUn primer paso hacia un cambio positivo en la vida o en la salud es dar un nombre a la experiencia actual y permitirse sentirla en su totalidad, emocional, espiritual y fsicamente. En los aos ochenta fue importantsimo para m darle nombre a mi adiccin relacional. Antes de hacer eso y de comenzar a tomar contacto con mi gua interior, miraba a los dems para que me afirmaran y me dijeran que estaba bien. Segua el ejemplo de los dems para actuar, sentir y pensar, y siempre me vea a m misma en relacin a otras personas. Crea que si deca que no a alguien que me necesitaba, no sera valorada ni querida. Llegu a comprender que mi tendencia a rescatar a las personas necesitadas, a ser condescendiente con los dems y a decir que s a todo el mundo provena de mi esfuerzo por ejercer una forma de dominio: crea que si haca todo eso me ganara su amor. Esto no era bueno ni para m ni para ellos, ya que ponerme en la posicin de salvadora de alguien, en sustitucin de su propio poder superior y su gua interior, haca que esta persona continuara desconectada de sus propias fuerzas. En realidad, mi comportamiento serva para crear vctimas que me necesitaban. Ahora s que este comportamiento era una adiccin relacional, y as lo llamo. Ahora, cuando alguien dice que me necesita, espero, analizo la situacin y oigo qu me dice mi gua interior antes de decidir cmo responder. Una de las caractersticas ms corrientes de la gente en nuestra sociedad adictiva es la dependencia. Schaef escribe: La dependencia es un estado en el cual suponemos que alguien o algo exterior va a cuidar de nosotros porque no somos capaces de hacerlo nosotros mismos. La persona dependiente confa a otros la satisfaccin de sus necesidades emocionales, psquicas, intelectuales y espirituales.16 Durante siglos las mujeres han confiado a los hombres la satisfaccin de sus necesidades econmicas (no es que tuvieran mucha eleccin, ya que en todo ese tiempo han sido posedas como una propiedad), mientras que los hombres han confiado a las mujeres la satisfaccin de sus necesidades emocionales. Una de mis pacientes coment acerca de su anterior matrimonio: El pacto era que l ganara el dinero y yo me encargara de las emociones. Clarissa Pinkola Estes seala que uno de los motivos de que las mujeres hayan estado tan desconectadas de sus instintos creativos es que se han pasado mucho tiempo socorriendo a los que han estado en la guerra, ya sea en el campo de batalla o en las empresas.17 El problema de esta manera de relacionarse con los dems es que impide la verdadera intimidad, que slo se puede dar en una relacin de compaerismo, no en una relacin basada en una mutua dependencia. Mis padres una vez me advirtieron: Si un hombre te dice Te necesito, escapa a toda prisa. Es un buen consejo. Dar un nombre a las caractersticas adictivas de nuestra vida cotidiana nos ofrece una manera de salir del trance inducido culturalmente que afecta a todas las mujeres: la definicin cultural de una mujer buena, la que satisface las necesidades de todo el mundo menos las suyas. Cuando identifiques intelectualmente una experiencia, toma conciencia de cmo la sientes en el cuerpo. Permtete sentirla fsicamente. Si no, ni tu comportamiento ni tu salud van a cambiar. Una vez que con plena conciencia damos nombre a una experiencia y la interiorizamos, fsica y emocionalmente, ya no puede afectarnos inconscientemente. Entonces comenzamos a ver cmo hemos influido en nuestros problemas y los hemos perpetuado. Identificar algo que nos ha afectado de modo adverso forma parte de nuestra liberacin de su continua influencia. Muchas veces la sanacin no puede comenzar mientras no nos permitimos sentir lo malas que son las cosas (o han sido en el pasado). Hacer esto libera energia emocional y fsica que ha estado acumulada, estancada, negada o inadvertida durante muchos aos. Cuando podemos permitirnos sentir exactamente lo que sentimos, sin juzgarlo, comenzamos a liberar

nuestra energa. Slo entonces podemos avanzar hacia lo que deseamos. El cuadro 1 te servir para identificar y dar nombre a tus caractersticas adictivas.

Una de mis pacientes tena un herpes vulvovaginal crnico y doloroso que no responda a la terapia vigente de medicamentos y tampoco a terapias alternativas, tales como cambios dietticos. Despus de tres aos de intentar infructuosamente detener los recurrentes brotes, lleg a la siguiente conclusin: Tal vez lo nico que necesito es andar por ah diciendo que me duele la vagina. Nunca pude decirle eso a mi madre cuando era nia. Desde el momento en que dijo en voz alta esa verdad, comenz a sanar. Me cont que su padre haba abusado sexualmente de ella durante aos y que su madre nunca la crey. Capa tras capa, comenz a descubrir sus heridas, a darles nombre y a sanar. Con mucha compasin por s misma, reconoci el dolor de su pasado y progres, dejando de criticarse a s misma y de criticar a sus padres. Mientras lo haca, fue disminuyendo poco a poco el dolor a la vez que empezaba a prosperar su vida creativa de escritora. Actualmente ya no tiene brotes de herpes. Llamar sistema adictivo a nuestra sociedad y llamar adicciones a nuestros comportamientos dentro de este sistema ha sido para m una fuerza importante para crear salud en mi vida y ayudar a cada una de mis pacientes a crearla en la suya.18 El sistema adictivo en general no podra continuar si hubiera suficientes personas que llegaran a comprender cmo acta en su vida, le dieran nombre y cambiaran su comportamiento conforme a ello. El sistema adictivo en su conjunto acta con las mismas caractersticas de cada persona dentro del sistema. As, el adicto refleja el sistema y el sistema refleja al adicto. 19 Yo observo caractersticas del sistema adictivo en m, en mis pacientes, en mi lugar de trabajo y en mi profesin. Pero la medida en que una advierte estas caractersticas en s misma, les da nombre y luego decide cambiar ese comportamiento es el grado en el cual est sana. A medida que hagamos individualmente este trabajo, la sociedad en su conjunto ir sanando. Si no me hubiera creado una vida en la cual mi familia, mis colegas y mis seres queridos comparten este punto de vista, olvidara con regularidad mis necesidades personales y me quemara debido a lo que yo llamo adiccin relacional, lo que la sociedad llama ser buena persona (o mdica, madre, enfermera, esposa o hermana). Me he rodeado de colegas y amigas que estn tambin comprometidas a vivir en armona. Llevamos a cabo nuestro trabajo con la intencin de que cada una se responsabilice de sus sentimientos y de su vida, dando y recibiendo apoyo cuando es necesario. Eso significa que mis colegas me llaman la atencin en el momento en que mi comportamiento es autodestructivo, por ejemplo cuando no soy sincera al decir que har un turno un da festivo (slo por ser amable), siendo as que haba hecho planes para salir fuera de la ciudad. En parte, crear salud es permitir que los dems pasen por sus propios procesos de aprendizaje. Nadie puede crearle salud a otra persona. He comprendido que no tengo las respuestas para todo el mundo, como tampoco las tiene nadie ms. Slo la propia persona puede acceder a su gua interior cuando est preparada. Despus de aos de pensar que tena la responsabilidad de tener todas las respuestas para los dems a expensas de m misma, ya no trato de convencer a nadie de nada. Muchas mujeres no tienen un trabajo o una familia que apoye su salud. Pero si u