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Cultura y Desarrollo?Desarrollo y Cultura?Propuestas para un debate abierto
Ral R. Romero Cevallos
Cuadernos PNUD Serie Desarrollo Humano N 9
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CULTURA Y DESARROLLO? DESARROLLO Y CULTURA?Propuestas para un debate abierto
Hecho el Depsito Legal N: 2005-8841ISBN N:9972-612-20-1
Copyright 2005Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)Av. Benavides 786, Miraflores, Lima 18, PerE-mail: [email protected] web: www.pnud.org.pe
Representacin de UNESCO en el PerAv. Javier Prado Este 2465San Borja - PerEdificio Museo de la Nacin, piso 8Telfono: (51 1) 476 9871Fax: (51 1) 476 9872E-mail: [email protected] web: www.unesco.org/lima
Tiraje: 1000 ejemplares
Cartula: Carlos Tovar S.Edicin: Susana FinocchiettiDiagramacin: Gisella Scheuch
Impresin: Imprenta San Miguel S.R.L.
Lima, Per
Los contenidos de este cuaderno pueden ser reproduciosen cualquier medio, citando la fuente.
Los conceptos expuestos en este cuaderno no pueden ser interpretados como una posicin oficialdel PNUD ni de la UNESCO sobre la libre determinacin de un pas, una comunidad o sus autorida-des. Las propuestas planteadas son de la responsabilidad exclusiva de su autor.
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Agradecimientos
Una versin preliminar de este documento se benefici con las ideas
vertidas por los participantes en el Taller Cultura y Desarrollo del 24 de
mayo de 2004. Estuvo presidido por Martn Santiago, entonces
Representante del PNUD en el Per, y conducido por Luis Vargas Aybar,Coordinador General del Informe sobre Desarrollo Humano 2004 del
PNUD, y Patricia Uribe, Representante de la UNESCO en el Per. En
dicho Taller participaron: Juan Ansin, Ciro Caraballo, Pedro Francke,
Csar German, Efran Gonzlez de Olarte, Luis Millones, Luis Repetto,
Jorge Ruiz de Somocurcio y Ral Vargas. El proceso ulterior de redaccin
cont con los aportes y comentarios de Ciro Caraballo, Susana
Finocchietti, Catalina Romero, Patricia Uribe y Luis Vargas Aybar.
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Sobre el autor
Ral R. Romero Cevallos estudi Sociologa, Antropologa y Musicologa
en Lima, New York y Boston. Es profesor asociado y coordinador de la
Maestra en Antropologa en la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos y Director del Centro de Etnomusicologa Andina de la Pontificia
Universidad Catlica del Per. Ha sido profesor invitado en la
Universidad de California, en los ngeles, Estados Unidos. Entre susmltiples publicaciones figura el libro Debating the Past, publicado en
2001 en ingls por Oxford University Press, luego traducido al espaol
por el Fondo Editorial del Congreso del Per bajo el ttulo de Identidades
Mltiples en 2004. En 2005 gan una beca de investigacin de la
Fundacin Guggenheim.
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CULTURA Y DESARROLLO? DESARROLLO Y CULTURA?Propuestas para un debate abierto
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PRESENTACIN
l desarrollo sigue siendo una aspiracin no satisfecha para muchos pueblos. Di-
ferentes modelos y opciones, a lo largo de los ltimos cincuenta aos, han hecho
esfuerzos por superar las brechas de desigualdad que existen entre y dentro de lasnaciones e intentado instalar amplios procesos de bienestar. Los resultados indican
que an falta mucho por hacer.
Tanto el PNUD como la UNESCO vienen trabajando sostenidamente sobre este tema.
El PNUD a travs de sus Informes sobre Desarrollo Humano, publicados desde 1990,a partir de los cuales introduce una nueva perspectiva integral de desarrollo. EstaVisin avanza en el vnculo entre cultura y desarrollo en su Informe del 2004, que
trata sobre la libertad cultural en el mundo diverso de hoy.
La UNESC O, a partir de la Conferencia Mundial sobre Polticas Culturales (MONDIA-
CULT, Mxico, 1982), ha abogado por la indisociabilidad entre cultura y desarrollo,
materializada durante los ltimos aos en la preparacin de la Convencin para laSalvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial y la Convencin sobre la Proteccin
y Promocin de la Diversidad de las Expresiones Culturales.
Numerosos son los ejemplos con que se cuenta para constatar que el debate hoy,ms que necesario, resulta indispensable. En efecto, es un imperativo tico que una
nacin, un pueblo, una comunidad definan su futuro de una manera integral: mejo-res condiciones materiales para la vida cotidiana pero tambin mejores condiciones
para una realizacin afectiva, intelectual y espiritual, donde se asienten valores, creen-
cias y costumbres.
El debate abre mltiples posibilidades y permite reflexionar sobre tpicos tales como,
qu se entiende por cultura en un contexto dinmico y a qu se aspira como cons-truccin de significados compartidos, de cdigos culturales que nos permitan pro-
ducir e interpretar las cosas y los acontecimientos de la misma manera.
El concepto de Desarrollo Humano se inscribe en esta dialctica en la medida en que
su objetivo es la plena realizacin de las personas, del aumento de sus capacidades y
oportunidades, para su libre opcin a lo largo de la vida.
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Esta publicacin conjunta de las Representaciones de la UNESCO y el PNUD en Per,
no pretende sentar tesis, pues aspira a propiciar la reflexin de los sectores respon-
sables por la toma de decisiones pblicas. Cmo concebir una poltica de Desarro-llo que excluya una poltica Cultural? Cmo definir una poltica Cultural que no se
inserte en la poltica de Desarrollo?
La accin humana colectiva requiere motivacin y sta surge de un contexto cultu-
ral entendido como estructura, integracin de sentidos, creencias, conocimientos yvalores que se expresan en dimensiones econmicas, sociales, polticas, ticas y es-tticas.
Como dice en su eplogo el Autor, esta propuesta es un punto de partida para eldebate pero nosotros esperamos que lo sea tambin para la accin.
JORGE CHEDIEK PATRICIA URIBERepresentante Residente del PNUD - Per Representante de UNESCO en Per
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PREMBULO
a cultura y el desarrollo juntos o por separado son dimensiones conceptua-
les que resumen la vida de las colectividades humanas. Las percepciones y prc-
ticas que las personas tienen de ellos son tan variadas como las definiciones que losespecialistas utilizan para calificar la convivencia y el bienestar de los pueblos. Estas
diversas corrientes de pensamiento no siempre son convergentes; hay posiciones
encontradas y prcticas que no han dado los resultados esperados. Por tanto, el de-bate est abierto.
Uno de los temas de este debate pasa por la apreciacin que se tenga de la pertinen-cia de procesos de desarrollo en el marco de patrones culturales que pueden facili-
tar, ignorar o dificultar dichos procesos. Se puede calificar la cultura de un pueblo
en funcin de su mayor o menor impulso al proceso de desarrollo? Cuando se habladel desarrollo podramos preguntarnos, ste responde a la cultura de los pueblos o
es una imposicin exgena? la multiculturalidad entraba el desarrollo? existe una
sola opcin vlida de desarrollo? Estas y otras preguntas alimentan un trascendentedilogo que por su propia naturaleza tiende a ser permanente.
Desde la perspectiva del desarrollo humano, el desarrollo de las personas es en
ltima instancia la libertad de las mismas; libertad de optar, libertad de ser. Y, sobrequ se opta y se aspira a ser?No hay duda que sobre el basamento cultural, queresume la manera de ver el mundo. La cultura acumula y sintetiza elementos delpasado mitos, percepciones y valores y se nutre de un presente de convivencia
con su entorno. Como lo seala el autor, hay que superar la visin de que la preocu-
pacin por la cultura tiene que ver con el pasado, y el inters por el desarrollo con elfuturo. Ms bien, pareciera que cultura y desarrollo son indesligables y multidefini-
bles en funcin de sus particulares caractersticas.
En el Per, sin mucha dificultad, se puede constatar la diversidad tnica, el mestizaje
y la pluriculturalidad existente. Ya deca, a principios del siglo XX, el recordado cos-tumbrista Ricardo Palma, que en el Per quien no tiene de inga tiene de mandingacomo una crtica a la aristocracia limea que se perciba blanca y europea. Diversos
grupos tnicos, principalmente en la amazona y en algunas zonas alto andinas, no
niegan el mestizaje, resultado de la presencia de poblacin blanca, negra y amarilla,llegada en diferentes condiciones y momentos histricos. La influencia cultural que
han tenido estas poblaciones inmigrantes es notable, a tal punto, que en el crisol de
razas que forman el Per, no es distinguible, muchas veces, el origen. En el Per lariqueza est dada por su multiculturalidad, ms que por la coexistencia de pueblos
originarios.
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Sin embargo,no debiera entenderse que el difundido mestizaje expresa una ten-dencia hacia la homogeneizacin cultural y el allanamiento social para un desarrollo
ms rpido. No se puede dejar de reconocer la heterogeneidad estructural del pas ylas profundas brechas de desigualdad y exclusin, que reclaman una atencin prio-
ritaria. Desigualdades que encuentran arraigo en el tringulo perverso que forman
la pobreza, la ignorancia y el origen tnico.
Este trabajo surgi por iniciativa de Patricia Uribe, Representante de la UNESCO en elPer, quien sensible e interesada en los avances que se realizaban desde la perspectivadel desarrollo humano en los Informes del PNUD, y la escasa repercusin en el Per del
Informe de la Comisin Internacional de Naciones Unidas sobre Cultura y Desarrollo:
Nuestra Diversidad Creativa, propuso que ahondramos juntos en esta relacin. De-batimos internamente, con el decidido auspicio del entoncesRepresentante del PNUD,Martn Santiago Herrero, y convocamos al Dr. Ral Romero, quien con solvencia profe-
sional acept el reto que le planteamos, cuando se le solicit que nos desbroce losvnculos de influencia y causalidad entre la cultura y el desarrollo.
Adems de un rico debate conceptual el autor nos pone al frente el tema de la cuan-
tificacin o medicin de algunas expresiones culturales, sobre todo del denominadopatrimonio inmaterial. Como l mismo lo seala, sta es apenas una aproximacin
provocativa para seguir en el empeo.
El resultado de este esfuerzo es el que presentamos en este Cuaderno PNUD N 9, quecomo los otros de la serie Desarrollo Humano, no tiene otra pretensin que la deanimar el dilogo, contribuir con el esclarecimiento de las ideas y, en este caso parti-
cular, avanzar hacia el diseo de indicadores culturales.
LUIS VARGAS AYBARCoordinador GeneralInforme Nacional sobre Desarrollo Humano (INDH)PNUD - Per
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CULTURA Y DESARROLLO? DESARROLLO Y CULTURA?Propuestas para un debate abierto
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Introduccin ...................................................................................................................................................................... 15
PARTE I ................ ................. ................. ................. ................. ................ ................. ................. ................. ................ ....... 19
1. Cultura y desarrollo: problemtica .................................................................................................................... 21
2. Crtica al desarrollo ................................................................................................................................................. 28
2.1. El desarrollo como libertad ....................................................................................................................... 28
2.2. La crtica al desarrollo desde la cultura ................................................................................................. 31
3. Nociones locales de bienestar ............................................................................................................................ 34
4. Diversidad cultural y desarrollo .......................................................................................................................... 39
5. Visin de la UNESCO ............................................................................................................................................... 43
5.1. Nuestra diversidad creativa ....................................................................................................................... 43
5.2. Convencin para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial (2003) ......................... 45
5.3. Incertidumbres intangibles ...................................................................................................................... 47
5.4. Inventarios culturales .................................................................................................................................. 48
PARTE II ................ ................. ................. ................. ................. ................ ................. ................. ................. ................ ....... 51
1. Hacia una estimacin de indicadores culturales ......................................................................................... 53
2. Necesidad de indicadores culturales ............................................................................................................... 57
3. A la bsqueda de indicadores para lo cultural como manifestacin representada ....................... 62
3.1. Tradiciones y expresiones orales ............................................................................................................ 67
3.2. Artes del espectculo .................................................................................................................................. 68
3.3. Usos sociales, rituales y actos festivos .................................................................................................. 69
3.4. Conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo ........................................ 70
3.5. Tcnicas artesanales tradicionales ......................................................................................................... 71
4. A la bsqueda de indicadores para lo cultural como sistema de creencias y aspiraciones ........ 73
4.1. Auto-reconocimiento tnico/cultural ................................................................................................... 754.2. Nivel de auto-estima.................................................................................................................................... 76
4.3. Definiciones locales de desarrollo con identidad ............................................................................ 77
4.4. Visin de futuro ............................................................................................................................................. 77
Eplogo .............................................................................................................................................................................. 81
Referencias Bibliogrficas ............................................................................................................................................ 83
CONTENIDO
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CULTURA YDESARROLLO?DESARROLLO
Y CULTURA?
Propuestas paraun debate abierto
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CULTURA Y DESARROLLO? DESARROLLO Y CULTURA?Propuestas para un debate abierto
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INTRODUCCIN
a cultura no es, por lo general, tomada en cuenta por los especialistas en desa-
rrollo. Esta es una situacin que se repite en casi todo el orbe y tambin en el
Per. Los proyectos de desarrollo se disean y ejecutan sin considerar los factoresculturales de cada comunidad, por lo que se asume que si un modelo funciona bien
en un lugar, debe suceder lo mismo en otro. La definicin de desarrollo como creci-
miento econmico, sin considerar otros factores, sigue dominando en la prctica delos especialistas, y en los organismos gubernamentales y no gubernamentales, que
son los encargados de implementarlo en el pas.
Esta posicin est revirtindose en los ltimos aos, a travs de los esfuerzos que
estn realizando los organismos internacionales ms importantes, como el Progra-
ma de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organizacin de las Nacio-nes Unidas para la Educacin, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Banco Mundial
(BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que tratan de convencer a sus
funcionarios y tcnicos, sobre la importancia que tiene la cultura en el xito o el fra-caso de los proyectos de desarrollo. Ms an, cuando se reconoce que luego de cua-
renta aos de ejecucin de polticas de desarrollo, se est lejos de eliminar la pobre-
za y de incrementar los niveles de vida en pases denominados del Tercer Mundo.
El ex presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, en la conferencia de Floren-
cia, Italia, en octubre de 1999, dijo que la cultura [de los pobres] puede ser uno desus ms importantes recursos, pero tambin es la ms ignorada y devastada por los
programas de desarrollo, y reconoci adems que, por ejemplo en Guatemala y
Bangladesh, muchos de los programas del Banco Mundial haban fracasado por nohaber tenido en cuenta la peculiaridad de las culturas locales.
El progreso econmico y tecnolgico perdera su verdadero sentido si los esfuerzosen favor del desarrollo no incorporaran en sus objetivos centrales las dimensiones
culturales. En este siglo XXI, cuando las industrias se apoyan en la tecnologa y laactividad social, y se recurre cada vez ms al saber, los recursos humanos desarrolla-dos mediante la educacin y la formacin desempearn un papel cada vez ms
crucial.
La humanidad no ha cejado jams en sus esfuerzos por integrar las dimensiones
econmicas del desarrollo con sus dimensiones culturales. La concepcin del desa-
rrollopara el pueblo yporel pueblo1 refleja la manera de interpretar las relaciones
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1 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Informe sobre el Desarrollo humano, 1993.
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entre la cultura a la luz de las tradiciones, el progreso material, y la globalizacin quecaracteriza a esta aldea plural.
El concepto de desarrollo es integral; no slo representa un alto ingreso econmico
por habitante, una democracia estable y un moderno sistema de valores, sino queconstituye un tringulo cuyos lados son el desarrollo econmico, el desarrollo polti-
co o democracia y el desarrollo cultural. Si alguno falla, los dems se debilitan. Sitodos funcionan se apuntalan recprocamente. Por ello no est dems analizar tres
interacciones: la influencia de lo econmico sobre lo poltico y lo cultural, la influen-
cia de lo poltico sobre lo econmico y lo cultural y la influencia de lo cultural sobre loeconmico y lo poltico.
En este sentido, uno de los esfuerzos de mayor envergadura est determinado pordicho concepto de desarrollo humano, que incorpora la nocin de las libertades hu-
manas dentro de los procesos de desarrollo que siguen los pueblos y las naciones. Es
decir, no slo es suficiente crecer econmicamente, sino que es necesario hacerlodentro de un sistema donde se puedan ejercer libertades culturales, religiosas, y
polticas.
Esta tarea de convencimiento no es fcil, porque no todos estn de acuerdo con el
grado de importancia que se debera otorgar a la cultura dentro de los procesos de
desarrollo econmico. Por un lado estn quienes reconocen que la cultura cumpleun rol fundamental en la implementacin de los proyectos de desarrollo, y que su
xito o fracaso depende de la medida en que el desarrollo impulsado por los espe-
cialistas coincide o desentona con patrones culturales previamente existentes; por
otro lado, aqullos que se apegan a cierto determinismo cultural que supone quealgunas sociedades estn destinadas irremediablemente a vivir en un constante re-
traso econmico, porque sus culturas no estn preparadas para incorporarse al cre-cimiento, y sumarse as, al progreso de los pases ms avanzados.
El reconocimiento de que la mayor parte de los pases del orbe son multiculturales, yque esta situacin no lleva necesariamente a la desintegracin de las naciones, es una
razn adicional para que los mismos organismos internacionales procuren que las po-
lticas de desarrollo que ellos mismos impulsan promuevan la tolerancia de diferentesmodos de vida, la bsqueda de conductas y culturas democrticas, y el fomento de la
diversidad cultural. La misin consiste en tratar que los especialistas en desarrollo des-cubran la cultura y la incorporen en las polticas pblicas, para impulsar un tipo dedesarrollo ms participativo en el que est presente la voz de los afectados y, en conse-
cuencia, considerar el tipo de bienestar que se busca lograr, para que no sea una idea
impuesta por occidente y por los organismos internacionales, sino que se nutra tam-bin con la opinin de las culturas locales bajo intervencin.
El objetivo tambin radica en reconocer que ciertos productos culturales influyensin duda alguna sobre el empleo y el ingreso, especialmente aqullos considerados
tradicionales, como las fiestas, los vestidos, las orquestas, las ferias y los mercados,
Por un lado estn quienesreconocen que la culturacumple un rol fundamen-tal en la implementacinde los proyectos de desa-rrollo ... por otro, aqullosque se apegan a ciertodeterminismo cultural,que supone que algunassociedades estn destina-das irremediablemente avivir en un constante retra-so econmico.
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manifestaciones peridicas donde se celebran acontecimientos cclicos de pobla-ciones indgenas campesinas. Es necesario que los proyectos de desarrollo no igno-
ren que, en la mayora de los pases multiculturales, existe una tensin motivada por
la presencia de diferentes identidades culturales, donde no slo hay fenmenos de
exclusin social, sino movimientos de dominacin cultural; por tal motivo, dichosproyectos deberan fomentar una disposicin positiva frente a los conflictos, con el
fin de atenuar tales tensiones y probar que las diferencias son necesarias para esti-mular los intercambios culturales.
Esta difcil misin de convencimiento tiene ya varios antecedentes en la ltima dca-da. Los esfuerzos de la UNESCO, en este sentido, se enmarcan y detallan en las publi-
caciones: Nuestra Diversidad Creativa (1995) y la Declaracin Universal sobre la Diversi-dad Cultural (2003), as como similares intentos del PNUD expuestos en el Informesobre Desarrollo Humano 2004. Es evidente que el nfasis puesto en la identidad y enlas libertades culturales como parte fundamental del desarrollo humano, colocan a
estos documentos, a la vanguardia de las acciones que varios organismos interna-cionales estn llevando a cabo en esta misma lnea. En este sentido, es importante
destacar una de las citas del informe del PNUD (2004:1):
La libertad cultural constituye una parte fundamental del desarrollo humano puesto
que, para vivir una vida plena, es importante poder elegir la identidad propia lo que
uno es sin perder el respeto por los dems o verse excluido de otras alternativas. Es
necesario que la gente cuente con la libertad para practicar su religin en forma abier-
ta, para hablar su lengua, para honrar su legado tnico o religioso sin temor al ridculo,
al castigo o a la restriccin de oportunidades. Es necesario que la gente cuente con la
libertad de participar en la sociedad sin tener que desprenderse de los vnculos cultu-rales que ha escogido.
El dilogo entre cultura y desarrollo requiere energas y propsitos renovados. Con
el propsito de relacionar estos dos temas, en uno de los captulos de la DeclaracinUniversal sobre la Diversidad Cultural(2003), la UNESCO establece:
Una forma de apreciar esta relacin indivisible entre cultura y desarrollo consiste en
concentrarse en lo que recientemente se ha llamado la capacidad de aspiracin den-
tro de un sistema ms amplio de culturas. Basada en estas culturas de aspiracin, la
UNESCO subraya aquellas dimensiones de la energa, creatividad y solidaridad huma-nas (sin duda enraizadas en la historia, la lengua y la tradicin), que ayuden a los seres
humanos comunes a ser partcipes activos en la construccin de su futuro cultural. Este
nuevo marco conceptual reconoce el vnculo que une la aspiracin colectiva con la
cultura y el desarrollo, puesto que, como recurso colectivo, requiere diversas formas
culturales de creatividad, imaginacin, tolerancia, flexibilidad y tradicin viva. Ms
que basarse exclusivamente en el patrimonio, los monumentos, las lenguas, las for-
mas artsticas e incluso los valores como otros recursos histricos, la UNESCO percibe
la cultura como una especie de vasto capital humano y social, que refuerza dicha ca-
pacidad de aspiracin.
El reconocimiento de quela mayor parte de los pa-ses del orbe son multicul-turales, y que esta situacinno lleva necesariamente ala desintegracin de las na-ciones, es una razn adicio-nal para que los mismos or-ganismos internacionalesprocuren que las polticasde desarrollo que ellos mis-mos impulsan, promuevanla tolerancia de diferentesmodos de vida, la bsque-da de conductas y culturasdemocrticas, y el fomentode la diversidad cultural.
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En todas estas proposicio-nes sobre cultura y desarro-llo est planteado el desa-fo sobre cmo demostrarla importancia de la cultu-ra para los que ejecutanpolticas de desarrollo,cmo medir la cultura paraproceder a la aplicacin deprogramas, y finalmente,cmo incorporar indicado-res culturales a los actual-mente utilizados.
Estas publicaciones de la UNESCO y del PNUD conforman las matrices a las que ha-br que volver una y otra vez, para enfrentar el reto que constituye la aplicacin de
sus propuestas generales para casos especficos, en determinados pases, regiones
hemisfricas, grupos tnicos e identidades culturales. Es decir, en todas estas propo-
siciones sobre cultura y desarrollo est planteado el desafo sobre cmo demostrarla importancia de la cultura para los que ejecutan polticas de desarrollo, cmo me-
dir la cultura para proceder a la aplicacin de programas, y finalmente, cmo incor-porar indicadores culturales a los actualmente utilizados.
El presente documento est dividido en dos partes. La primera constituye una intro-duccin a las tendencias generales que existen alrededor de la reciente reflexin
sobre la relacin entre la cultura y el desarrollo. La segunda contiene una propuesta
de indicadores culturales de posible utilidad para los ejecutores de proyectos dedesarrollo en el Per.
En la primera parte se hace un resumen crtico de las ms recientes posiciones teri-cas sobre este tema. El objetivo de este anlisis es delinear un marco terico para un
trabajo de mayor envergadura sobre la problemtica: cultura y desarrollo. En este
sentido, se observa que, si bien hay algo en comn en todas las perspectivas resea-das que es la voluntad de trascender la definicin convencional de desarrollo en-
tendido slo como crecimiento econmico, hay algunos conceptos que han avan-
zado ms que otros, tanto en la coherencia de su formulacin, como en la claridadde sus objetivos.
Este ltimo planteo lleva a anticipar la segunda parte de este documento, que con-
siste en una propuesta sobre el uso de indicadores culturales para el caso peruano.Se consignan dos modelos de diferente aplicacin. Uno de utilidad etnogrfica, diri-
gido a medir las manifestaciones de lo que la UNESCO denomina patrimonio inma-terial (tradiciones y expresiones orales; artes del espectculo; usos sociales, rituales y
actos festivos; conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo;
tcnicas artesanales tradicionales), distinguiendo dentro de estos campos, aspectosobjetivos (materiales) y aspectos subjetivos (inmateriales). El segundo modelo pre-
senta la identificacin de diferentes indicadores agrupados bajo cuatro dominios:
auto reconocimiento tnico-cultural; nivel de autoestima; definiciones locales dedesarrollo con identidad y visin de futuro. Cada uno de ellos se subdivide en varios
sub-indicadores, susceptibles de ser medidos a travs de preguntas en encuestaso entrevistas.
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CULTURA YDESARROLLO?DESARROLLO
Y CULTURA?
Propuestas paraun debate abierto
PARTE I
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1. CULTURA Y DESARROLLO: PROBLEMTICA
E l slo hecho de haber instalado la problemtica entre cultura y desarrollo implicaestablecer diferencias entre uno y otro concepto. Tal distincin se explica por latarda aparicin de la cultura como objeto de inters por parte de los especialistas endesarrollo, quienes ya haban elaborado un marco conceptual sobre ste, al que sim-
plemente le superpusieron el elemento cultural. La popularidad del enunciado lacultura s importa, citando el ttulo del conocido libro de Lawrence Harrison y SamuelHuntington (2000), ilustra precisamente el llamado de atencin que se hizo a los
especialistas en desarrollo. La cultura s importaba, en la medida en que poda afec-tar algunas polticas concretas de desarrollo. Es decir, las poda facilitar, como entor-pecer. Este ngulo de la cultura con respecto al desarrollo no es fcil de reconocer, ni
de aceptar.
Amartya Sen ha observado que una cultura con una tica estricta y exigente del
trabajo, con una fuerte motivacin de gestin, con una iniciativa y una actitud para
asumir riesgos, puede tener efectos indudablemente positivos con respecto al xitoeconmico (Sen, 2004:40). Desde el punto de vista prctico, los economistas suelen
ver efectos directos sobre el empleo y el ingreso, en productos culturales tradiciona-
les como la produccin artesanal y el turismo en sitios culturales (Rao y Walton,
2004:367).
Esta concepcin conlleva implcitamente un contenido utilitario de la cultura, comoun indicador ms, en este proceso. Es claramente una variable dependiente del de-
sarrollo, que no se encuentra a su nivel, sino que est subordinada a l. Desde esta
visin, la cultura debera tomarse en cuenta para no convertirse en un escollo dentrode un proyecto de desarrollo y ser aprovechada con el fin de ayudar en el cumpli-
miento de los objetivos de los proyectos respectivos. Es pues, una mirada soslayada
desde el balcn del desarrollo, entendido como un discurso ya establecido, el cualno puede modificarse desde dentro, sino ms bien, yuxtaponer elementos adiciona-
les a una estructura ya formada. Este enfoque, segn Amartya Sen (1999:3) corres-ponde a una visin limitada del desarrollo:
El inters por las libertades humanas contrasta con aquellas visiones estrechas del
desarrollo, como por ejemplo las que identifican a ste con crecimiento del producto
bruto interno, aumento del ingreso individual, industrializacin, avance tecnolgico o
modernizacin social. El crecimiento del PBI o de los ingresos individuales pueden, por
supuesto, ser medios muy importantes para expandir las libertades de otros miem-
bros de la sociedad. Pero las libertades tambin dependen de otros determinantes....
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La idea implcita de la cultura, segn esta severa visin del desarrollo, est constitui-da por expresiones ajenas a la vida productiva y alejada de los problemas realmente
importantes de las personas. La cultura es una capacidad ms del ser humano, as
como la tecnologa, que afecta las decisiones de las personas y que por lo tanto me-
rece ser tomada en cuenta (Rao y Walton, 2004:4). Se trata evidentemente de unaconcepcin restringida de la cultura, que la circunscribe al plano de las ideas, y a las
ideas, a una dimensin determinada por, y dependiente de, la actividad econmica.Esta visin del mundo es justamente la que tienen los proyectos de desarrollo de
carcter auto-suficiente, es decir, los que no toman en cuenta la cultura como el con-
texto general de vida, sino los que entienden el desarrollo como parte del mbito dela economa, y a sta, como el nico campo de accin del desarrollo. Irnicamente, la
idea de que la economa es el nico motor y determinante de la sociedad y de la
historia, llega a ser exactamente anloga a la dicotoma marxista: infraestructura /superestructura.
Un enfoque distinto sobre la cultura consiste en hablar de desarrollo en cultura,que ubica al desarrollo dentro de un contexto ms amplio y menos auto-suficiente.
Una perspectiva semejante considera que el desarrollo se sita en un contexto cul-
tural determinado, y no al revs. Es lo que Amartya Sen establece cuando sugiereque el desarrollo constituye una prctica cultural (Sen, 2004:39). En otras palabras,
esta nocin de cultura se basa en una concepcin ms holstica, pues estima que
todo lo hecho por las personas en su contacto con la naturaleza origina cultura. Esdecir, que tanto el plano prctico como la dimensin de las ideas forman parte de la
cultura de un grupo humano.
Como afirma la UNESCO en Nuestra Diversidad Culturalla cultura nace de la relacinde las personas con su entorno fsico, con el mundo y el universo, y a travs de como
se expresan actitudes y creencias hacia otras formas de vida, tanto animal como ve-getal. En este texto la UNESCO tambin se hace partcipe de la conviccin de que, en
este sentido, todas las formas de desarrollo, incluido el desarrollo humano, estn
finalmente determinadas por factores culturales (1995:24).
La cultura, entonces, est conformada tanto por lo material como por lo espiritual.
Segn esta visin, toda manifestacin humana es un producto cultural; por lo tanto,la economa como el desarrollo material y las creencias que sobre sta se construyen
y se transforman, integran la cultura. No es posible, entonces, separar la cultura delas actividades econmicas, y menos an pensar el desarrollo fuera de la cultura, yaque constituira un contrasentido. El desarrollo, necesariamente, emerge y se pro-
yecta dentro de un determinado contexto cultural, y en tanto no se reconozca como
un proceso anclado en dicho contexto, no podr ser aplicado a otros contextos conuna alta seguridad de xito o aprobacin.
La UNESCO tambin sehace partcipe de la con-viccin de que, en estesentido, todas las formasde desarrollo, incluido eldesarrollo humano, estnfinalmente determinadaspor factores culturales.
La cultura es una capacidadms del ser humano, ascomo la tecnologa, queafecta las decisiones de laspersonas y que por lo tan-to merece ser tomada encuenta.
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CULTURA Y DESARROLLO? DESARROLLO Y CULTURA?Propuestas para un debate abierto
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El avance del bienestar y de las libertades que nosotros buscamos con el desarrollo no
puede sino incluir el enriquecimiento de la vida humana a travs de la literatura, la
msica, las bellas artes, y otras formas de expresin y prctica cultural, que nosotros
tenemos razn en valorar. Cuando Julio Csar dijo de Casio, l no escucha msica:
casi nunca re, no lo deca para alabar su calidad de vida. El tener un alto PNB per
cpita pero poca msica, arte, literatura, etc., no equivale a un xito de desarrollo. De
una forma u otra, la cultura absorbe nuestras vidas, nuestros deseos, nuestras frustra-
ciones, nuestras ambiciones y las libertades que buscamos. La libertad y la oportuni-
dad para actividades culturales estn entre las libertades bsicas, cuyo fortalecimien-
to debe ser considerado parte del desarrollo.2
En cierto grado, las visiones que sobre la cultura tienen los especialistas en desarro-llo (una restringida y la otra ms amplia) reproducen una vieja discusin antropol-
gica que, segn Marshall Sahlins de la Universidad de Chicago, oscila, desde el siglo
diecinueve, entre una definicin simblica de la cultura, por un lado, y un determi-nismo tecnolgico, por el otro:
Las alternativas de este venerable conflicto entre utilitarismo y culturalismo podran
ser primariamente formuladas como sigue: sea un orden cultural concebido como la
codificacin de la accin pragmtica y consciente de la humanidad, o, por el contrario,
la accin humana en el mundo entendida como mediada por el diseo cultural.3
Es decir, la cultura constituye un producto dentro de la esfera econmica, y por lo
tanto una variable dependiente de sta, o la cultura es ms bien la matriz de donde
surgen todos los procesos de la humanidad, sean materiales, sociales, culturales. Se-gn la primera visin, el especialista en desarrollo puede efectivamente prescindir
de la cultura, o considerarla un factor secundario que se podr utilizar o no, segn elcaso. La segunda alternativa implica relativizar el concepto de desarrollo, ubicn-
dolo y definindolo de acuerdo con las necesidades y deducciones locales de bien-
estar, segn el grupo cultural receptor del tipo de desarrollo propuesto.
El concepto de desarrollo humano elaborado por el PNUD trata de destacar la pri-
mera de las visiones del desarrollo arriba reseadas, ampliando el concepto al cre-cimiento no slo material, sino espiritual del hombre y de la mujer. El desarro-
llo viene a ser el uso pleno de la libertad que tienen las personas para decidir sobre
sus vidas, sus ocupaciones, su consumo, su cultura y, en general, para lograr vidasplenas.4
Esta nocin de desarrollo humano es un paso adelante hacia el ideal de concebirlodentro de una perspectiva no slo econmica, sino ms humanista y socialmente
2 Amartya Sen, 2004:39.3 Sahlins, 1976:55.4 Gonzles de Olarte, 2003:7.
La cultura, entonces, estconformada tanto por lomaterial como por lo espi-ritual. Segn esta visin,toda manifestacin huma-na es un producto cultural;por lo tanto, la economacomo el desarrollo materialy las creencias que sobresta se construyen y se
transforman, integran lacultura. No es posible, en-tonces, separar la culturade las actividades econ-micas, y menos an pensarel desarrollo fuera de la cul-tura, ya que constituira uncontrasentido.
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sensible. En este sentido, los diagnsticos y las mediciones sobre el desarrollo huma-no han incorporado adems de los elementos econmicos, el factor de la educacin
y la salud, que inciden directamente sobre la calidad de vida de las personas, y que
no siempre estn directamente correlacionados con el crecimiento econmico.
El Informe sobre Desarrollo Humano 2004, dedicado a la libertad cultural, incorporanuevos elementos constitutivos al desarrollo humano, como la bsqueda de la di-versidad cultural, de las libertades culturales y de la importancia de las democra-
cias multiculturales. La publicacin de este informe puso fin a un silencio de once
aos acerca de la relacin entre cultura y desarrollo en los informes previos. Un temaimportante contenido en este informe es el reconocimiento de que las personas de-
ben vivir de acuerdo con el modo y estilo de vida que encuentren ms satisfactorio:
...la libertad cultural es una dimensin importante de la libertad humana, pues resul-
ta decisiva para que la gente viva de acuerdo con sus preferencias y tenga la oportuni-
dad de escoger entre las opciones a su disposicin.5
Las implicaciones de esta afirmacin en las polticas de desarrollo, generalmente im-
puestas desde afuera por organizaciones especializadas, son claras. Las polticas dedesarrollo deben respetar los estilos de vida de las personas sin caer necesariamente
en orientaciones dirigidas a la modernizacin y occidentalizacin que han carac-
terizado la imposicin de este tipo de proyectos. En este mismo sentido coincide elinforme que para el BID escribi Alejandra Radl en el 2000, en el que afirma que un
modelo de desarrollo es el que se adapta a las caractersticas de las distintas socieda-
des, a sus historias y expectativas. Estas declaraciones concuerdan con las opiniones
de Rao y Walton (2004) cuando expresan que son las sociedades afectadas, las quedeben definir el concepto de bienestar al cual quieren acceder. Radl seala que lo
cultural no es solamente una dimensin del desarrollo sino el dominio en que stese desempea, es decir, como fenmeno cultural.
Este respeto por distintas nociones occidentalizadas de bienestar, modos de vidaque siendo distintos y modernos satisfacen igualmente las esperanzas de vida de
muchos pueblos, no significa necesariamente defender el statu quo de las colectivi-dades afectadas, pues puede darse el caso, en algunas partes del mundo, que ciertastradiciones y costumbres contraren algunos postulados de la Declaracin Universal
de los Derechos Humanos. Asimismo puede suceder que el cambio sea un legtimodeseo y aspiracin de las propias culturas locales.
Una explicacin muy original del divorcio entre la cultura y el desarrollo la ha dado
Arjun Appadurai al afirmar que la cultura est asociada al pasado, y el desarrollo, alfuturo. Es decir, que los que practican el estudio de la cultura han enfatizado tanto la
tradicin, las costumbres y las herencias culturales que han olvidado mirar hacia el
Las polticas de desarrollodeben respetar los estilosde vida de las personas sincaer necesariamente enorientaciones dirigidas a lamodernizacin y occiden-talizacin que han carac-terizado la imposicin deeste tipo de proyectos.
5Informe sobre Desarrollo Humano 2004:13.
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An hoy, para la mayora de los antroplogos el futuro permanece fuera de sus
modelos de estudio e interpretacin; simplemente no le prestan mayor atencin.
Por su lado, los economistas han hecho de la suya, una ciencia del futuro. En otraspalabras el actor cultural es una persona desde y del pasado, y el actor econmico,una persona del futuro.7 Sin embargo, ambas disciplinas comparten responsabili-dades. Los antroplogos suelen culpar de este estado de cosas a los economistas y
a su desinters o poca disposicin para visualizar argumentos culturales, al elabo-
rar modelos cada vez ms abstractos. La solucin, segn Appadurai, es que los
antroplogos consideren el futuro de las comunidades que estudian, y que los eco-nomistas piensen ms en las personas reales y concretas, y en el contexto cultural
que las rene.
Esto ser posible, en tanto se entienda que las tradiciones y las costumbres no tienenpor qu ser interpretadas necesariamente como garantas de estabilidad cultural,sino que pueden ser pensadas como normas para marchar hacia el futuro. Es decir, la
cultura no slo representa el pasado, sino que es dentro de la dimensin cultural,
donde se disea la visin del futuro. La cultura encierra entonces la capacidad deaspiracin, y es all donde podran encontrarse tanto los estudiosos de la cultura como
los promotores del desarrollo.
Por qu importa la cultura? Por qu no ampliar la interrogante y preguntar: por qu
importa para el desarrollo y para la reduccin de la pobreza? Porque dentro de la cul-
tura es donde se crean y elaboran las ideas del futuro. Por lo tanto, al reforzar la capa-
cidad de aspiracin, concebida como una capacidad cultural, especialmente entre
los pobres, la lgica orientada al futuro del desarrollo podra encontrar un aliado na-
tural, y los pobres podran encontrar los recursos necesarios para enfrentarse y alterar
las condiciones de su propia pobreza. Este argumento va en contra de la esencia de
Que las tradiciones y las cos-tumbres no tienen por quser interpretadas necesaria-mente como garantas deestabilidad cultural, sinoque pueden ser pensadascomo normas para marcharhacia el futuro. Es decir, lacultura no slo representael pasado, sino que es den-tro de la dimensin cultural,donde se disea la visindel futuro. La cultura encie-rra entonces la capacidadde aspiracin, y es all don-de podran encontrarse tan-to los estudiosos de la cul-tura como los promotoresdel desarrollo.
6 Appadurai, 2004:60.7 Appadurai, 2004:60.
futuro, hacia los cambios que inevitablemente traen el tiempo y la historia. Los econo-mistas, en cambio, han definido el desarrollo alrededor de la planificacin hacia ade-
lante, de metas hacia el futuro, de las necesidades de la gente, de sus expectativas, y de
los planes y clculos concretos que hay que llevar a cabo para su realizacin.6
DESARROLLO
FUTURO(planes, esperanzas, metas, necesidades, expectativas)
CULTURA
PASADO(tradicin, costumbre, herencia)
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muchos de los prejuicios sobre la oposicin entre cultura y economa. Pero nos ofrece
una nueva base sobre la cual los promotores de polticas pblicas pueden responder
dos preguntas bsicas: Por qu la cultura es una capacidad digna de ser construida y
reafirmada? y cules son las maneras concretas en que puede serlo?8
Si se est de acuerdo con que la capacidad de aspiracin puede construirse comootras capacidades y adems debe constituirse verdaderamente como una pre-con-
dicin para las otras, se debe reconocer que esta disposicin no puede edificarse sin
prestar atencin al futuro de la diversidad cultural, dentro y a travs de la sociedad.Las ideas de dignidad, esperanza, planificacin y porvenir no surgen en forma gen-
rica y universal. Los pueblos y grupos diversos las articulan en funcin de conjuntos
especficos de valores, sentidos y creencias.
Las ideas sobre un buen estndar de vida, sobre las cuales la aspiracin resulta el
apoyo central, raramente se manifiestan en forma abstracta. Siempre aparecen en lasimgenes de belleza, armona, sociabilidad, bienestar y justicia. La trama de esas im-
genes puede ser universal pero las representaciones son locales y por ello culturalmen-
te entendidas y vividas.9
Al reducirse la diversidad cultural y verse las minoras sometidas al terror o elimina-
das, se experimenta una desvalorizacin de las representaciones de bienestar. As,paralelamente al peligro para la diversidad cultural se impone una variedad cada vez
menor de imgenes de bienestar a poblaciones cada vez mayores, cuyas propiasconcepciones no se encuentran reflejadas en las representaciones oficiales de una
vida mejor.
Para concluir con la problemtica planteada, se debe considerar la dimensin cultu-
ral del desarrollo tal como se estableci en los artculos 10 y 15 de la Declaracin de
Mxico sobre Polticas Culturales:
La cultura constituye una dimensin fundamental del proceso de desarrollo y contri-
buye a fortalecer la independencia, la soberana y la identidad de las naciones. El cre-
cimiento se ha concebido frecuentemente en trminos cuantitativos, sin tomar en cuen-
ta su necesaria dimensin cualitativa, es decir, la satisfaccin de las aspiraciones espi-
rituales y culturales del hombre. El desarrollo autntico persigue el bienestar y la satis-
faccin constante de cada uno y de todos.10
8 Appadurai, 2004:59.9Declaracin Universal sobre la Diversidad Cultural. UNESCO, 2003.10 Declaracin de Mxico sobre Polticas Culturales, Art. 10.
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Toda poltica cultural debe rescatar el sentido profundo y humano del desarrollo. Se
requieren nuevos modelos y es en el mbito de la cultura y de la educacin en donde
han de encontrarse.11
La cultura adquiere formas diversas a travs del tiempo y del espacio. Esta diversidadse manifiesta en la originalidad y la pluralidad de las identidades que caracterizan losgrupos y las sociedades que componen la humanidad. Fuente de intercambios, de
innovacin y de creatividad, la diversidad cultural constituye el patrimonio comn
de la humanidad y debe ser reconocida y consolidada en beneficio de las generacio-nes presentes y futuras.
La disminucin de la diversidad cultural, sea deliberada o por accidente resulta unpeligro inmediato para la construccin de la capacidad de aspiracin, sin la cual los
proyectos de desarrollo nunca tendrn xito. Este es el argumento clave para la indi-
visibilidad entre cultura y desarrollo, entendida como bases conjuntas para consoli-dar la democracia y la equidad a nivel mundial. Por consiguiente, en un mundo sin
fronteras, la diversidad cultural no puede confinarse al nivel local o nacional, sino
que debe sacar provecho del dilogo transnacional, es decir fuera de la propia fron-tera. Dicho dilogo no slo aumenta las posibilidades de cooperacin internacional
e intercultural, sino que multiplica los recursos disponibles para toda comunidad en
busca de su futuro cultural; es dentro de ese dilogo donde se concretara la globa-lizacin.
11 Declaracin de Mxico sobre Polticas Culturales, Art. 15.
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2. LA CRTICA AL DESARROLLO
Han surgido crticas sobre elconcepto de desarrollo, porparte de diversos sectores.Una de las ms categricasproviene del mismo campode la economa, la del pre-mio Nbel Amartya Sen,que censura abiertamente aquienes conciben el desa-rrollo nicamente como elcrecimiento de los ndiceseconmicos.
12 Sen, 1999:3.13 Sen, 1999:233.
2.1. EL DESARROLLO COMO LIBERTAD
Muchos proyectos de desarrollo en Amrica Latina han fracasado pues an no se hapodido erradicar la extrema pobreza; como consecuencia de ello, han surgido crti-
cas sobre el concepto de desarrollo, por parte de diversos sectores. Una de las ms
categricas proviene del mismo campo de la economa, la del premio Nbel Amart-ya Sen, que censura abiertamente a quienes conciben el desarrollo nicamente como
el crecimiento de los ndices econmicos, refirindose a esta tendencia como la es-trecha visin del desarrollo.12Para l, el desarrollo representa ms que eso, pues in-cluye la libertad de participacin poltica, la libertad de discrepar, el recibir adecua-
dos servicios de salud y educacin, el tener derechos civiles y ser parte de la discu-
sin pblica. Esta ltima corriente, llamada con frecuencia desarrollo como liber-tad, es totalmente opuesta a la tendencia reduccionista del concepto de
desarrollo, y constituye uno los puntos de partida para la re-elaboracin del con-
cepto de desarrollo humano.
La obra de Sen es demasiado amplia como para ser resumida en estas pginas,
pero s es til mencionar algunos puntos bsicos de su crtica al desarrollo, que
sern relevantes para esta discusin. En primer lugar, se destaca la relatividad dela idea de desarrollo como producto exclusivo de occidente. Si se hace un paralelo
con los pases asiticos, Sen nota que hay una clara tendencia en Estados Unidos yen Europa, por asumir, aunque sea implcitamente, la primaca de las libertades
polticas y de la democracia como cualidades atvicas y fundacionales de la cultu-
ra occidental, las que no pueden ser encontradas en otras culturas. Por ello, Sensugiere que al naturalizarse la idea de desarrollo como un avance de occidente, y
a la vista de los beneficios obtenidos, dicha idea debera ser difundida a otras so-
ciedades y culturas; sin embargo, es necesario recordar que tambin en las tradi-ciones asiticas se encuentran valores democrticos. Lo que particularmente pre-
ocupa a Sen es que se piense que la democracia y la libertad individual constitu-yen valores distintivos de Occidente.13
Los promotores occidentales de las libertades personales y polticas en el mundo no-occi-
dental ven a menudo esta realidad [el respecto por las libertades] como una difusin de
valores occidentales hacia Asia y frica. El mundo est invitado a unirse al club de la de-
mocracia occidental y a admirar y aplaudir los valores tradicionales occidentales.
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Es ms difcil establecercorrelaciones entre pros-peridad econmica y cali-dad de vida, porque esteltimo concepto vara se-gn las sociedades y lasculturas. Es justamenteeste carcter variable o re-lativo de la nocin de bien-estar, el que motiva a Senpara llamar la atencin deaquellos responsables depromover el desarrollo enmuchos pases del TercerMundo.
14 Sen, 1999:14.15 Sen, 1999:21.16 Sen, 1999:7.
Como parte de esta relatividad, Sen recuerda que en todo caso, la antigedad deestos valores de libertad en occidente se remonta a la Revolucin Francesa; aunque
Aristteles escribi mucho acerca de la libertad, no incluy en este ejercicio, ni a las
mujeres ni a los esclavos.
El segundo punto crtico, de fundamental importancia, tiene relacin con la suge-
rencia de una ruptura de la conexin entre los indicadores del crecimiento econmi-co y el concepto de bienestar. Es decir, se cuestiona la hiptesis central de una es-
trecha visin del desarrollo, considerando que el crecimiento econmico traer pors mismo una mejor calidad de vida. Sen establece dos ejemplos muy simples paraexplicarla. Uno corresponde a la pregunta extrada de un texto en snscrito del siglo
VIII a.c. donde se indaga acerca del futuro de una pareja de casados: Cunto les ayu-dara la riqueza para alcanzar lo que ellos querran? El otro, se refiere a la frase de Aris-tteles: la riqueza no es evidentemente el fin que buscamos; es slo algo mera-
mente til, que tiene sentido si sirve para algo ms.14 Lo que quiere comunicar Sen
con estas citas es que la acumulacin de capital no asegura una calidad de vida me-jor, ni una mayor expectativa de vida. Como consecuencia de la segunda posibilidad,
cita el hecho de que la poblacin afro-americana, teniendo un mayor PBI per cpita,
tiene una menor tasa de supervivencia que las poblaciones de pases con menor PBIper cpita, como China, Sri Lanka, Jamaica o Costa Rica.15
Aunque este caso podra demostrarse mediante datos estadsticos, es ms difcil es-tablecer correlaciones entre prosperidad econmica y calidad de vida, porque este
ltimo concepto vara segn las sociedades y las culturas. Es justamente este carc-
ter variable o relativo de la nocin de bienestar, el que motiva a Sen para llamar la
atencin de aquellos responsables de promover el desarrollo en muchos pases delTercer Mundo.
Otra crtica planteada por Sen aborda el problema del desarrollo aplicado en su ver-
sin ms severa y sus consecuencias en la cultura de una colectividad. Al observar
que el desarrollo se define y se gestiona muchas veces como la introduccin de losmercados dentro de un mundo previamente privado de stos (por ejemplo, aque-
llos proyectos de desarrollo rural en el Tercer Mundo), es necesario tener en cuenta
que, an cuando dichos mercados pueden generar crecimiento econmico, tam-bin se debe pensar en los modos de vida y valores asociados con la cultura de tales
mercados.16
Nuevamente, Sen advierte que los procesos de desarrollo impulsados desde afuera
no slo traen su propio know-how(conocimiento prctico) y su tecnologa, sino unacultura propia, que probablemente colisione, directa o indirectamente, con las cul-turas locales de las comunidades en las que se ejecutan proyectos de desarrollo. Esta
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Sen advierte que los pro-cesos de desarrollo impul-sados desde afuera no slotraen su propio know-how(conocimiento prctico) ysu tecnologa, sino unacultura propia, que proba-blemente colisione, direc-ta o indirectamente, conlas culturas locales de lascomunidades en las que seejecutan proyectos de de-sarrollo.
17 Sen, 1999:240.18 Sen, 1999:240.19 Sen, 1999:241.
cultura del mercado a la que se refiere Sen constituye la cultura occidental, o lo quese traducira como cultura de la modernidad, cuyo centro de operaciones est situa-
do en los pases altamente industrializados.17
Sen habla de esta primaca de occidente claramente:
Esto concierne al poder absoluto de la cultura, y al modo de vida occidental: socavar los
modos de vida y los valores tradicionales. Para cualquiera que se preocupe por el valor
de lo tradicional y por los modos culturales indgenas, esto es, sin duda, una seria ame-
naza. El mundo contemporneo est dominado por occidente, y a pesar de que la auto-
ridad imperial de los lderes mundiales ha declinado, el dominio de occidente permane-
ce tan fuerte como siempre y en algunos casos ms que nunca, especialmente en ma-
terias culturales. El sol nunca se oculta en el imperio de la Coca-Cola o de MTV.18
As como en el mundo de hoy el poder de expansin de lo que Sen llama cultura
occidental se encuentra en pleno apogeo, cuando se aplica un proyecto de desarro-llo en cualquier parte del Tercer Mundo, tambin se lleva parte de esa cultura occi-
dental como contenido encubierto.
El tema de desarrollo y mercado, y de cmo stos pueden actuar como medios de
difusin de la cultura occidental y ser agentes de una modernizacin unilineal, dicta-
da desde los pases industrializados, se relaciona directamente con el tema de la pre-servacin cultural. Sen admite que el principal problema para la preservacin de
otras culturas es el desenfrenado crecimiento de Occidente, a travs de la imposi-
cin de conceptos tales como: modernizacin, globalizacin, y desarrollo.
Es el desarrollo el que genera incertidumbre, porque cuando se lo identifica como
sinnimo de modernizacin, trae como consecuencia, el abandono de las socieda-des tradicionales y sus modos de vida, tanto materiales como espirituales. Sen llama
la atencin sobre el poder de la cultura al afirmar que se vierten pocas lgrimas
por la desaparicin de mtodos de produccin o tecnologas, pero el olvido deantiguos modos de vida puede causar angustia y un hondo sentido de prdida.19
Resulta evidente que lo sugerido por Sen es que una colectividad afectada por esteestado de depresin cultural, nunca estar en la posicin de mantener su identidad
y autoestima, an cuando atraviese un proceso de desarrollo relativamente exitoso.Probablemente, esta colectividad se resista a seguir la ruta del desarrollo, o renunciea su propia identidad, con el fin de integrarse a la modernidad occidental.
Aunque la estrecha visin del desarrollo est superndose debido a los esfuerzos decrticos como Sen, y de instituciones como la UNESCO y el PNUD, que han tomado su
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En el libro EncounteringDevelopment (Princeton,1995),del antroplogo co-lombiano Arturo Escobar,se define el desarrollocomo un discurso, comoun conjunto de ideas yprcticas de un grupo es-pecfico, utilizado para le-gitimarse unos frente aotros.
20 Ferguson, 1994; Escobar, 1995.21 Gupta, 1998.22 Escobar, 1995:4.
marco terico como piedra angular para elaborar conceptos ms amplios como elde desarrollo humano, su cuestionamiento tiene validez para que el desarrollo no
sea entendido nicamente como crecimiento econmico.
2.2. LA CRTICA AL DESARROLLO DESDE LA CULTURA
Desde el campo acadmico de la antropologa, las teoras sobre el desarrollo son obje-
to de una crtica no menos exigente. Los antroplogos actuales consideran al desarro-
llo como un discurso,20 o como una narrativa del progreso.21 En el libro Encounte-ring Development(Princeton, 1995),del antroplogo colombiano Arturo Escobar, sedefine el desarrollo como un discurso, como un conjunto de ideas y prcticas de un
grupo especfico, utilizado para legitimarse unos frente a otros. Por lo tanto, el desarro-llo sera nada ms que un mecanismo de expansin de lo occidental, de una bsqueda
insaciable por modernizar todo, sin pensar en cuestiones de identidad o preserva-cin cultural, soberana, auto-determinacin y otros temas similares.
Escobar ubica la gnesis del desarrollo como receta universal, emulando la doctrina
Truman de fines de la dcada de 1940, que propona ayudar a los pases pobres paraque siguieran el mismo camino que aquellos ms avanzados. El objetivo era moti-
varlos para alcanzar un alto nivel de industrializacin, tecnificar su agricultura, lograr
un incremento general de su produccin, conseguir altos niveles de vida y finalmen-te adoptar los principios de una educacin y valores culturales modernos.22 Para Es-
cobar, el desarrollo, tal como fue concebido originalmente, fue un sueo, que cin-
cuenta aos despus se convirti en pesadilla.
Tambin manifiesta que el desarrollo como prctica suele devenir en una simple
transicin de lo tradicional a lo moderno. En este sentido, coincide con Sen en que eldesarrollo sera una manera de propagacin del modo de vida occidental, a travs
de la modernizacin. Las consecuencias de la aplicacin de este tipo de polticas de
desarrollo seran funestas para las sociedades llamadas tradicionales, pues implica-ran el abandono de sus modos de vida, costumbres, creencias y prcticas culturales,
y la adopcin del estilo de vida de los pases desarrollados.
La aplicacin universal del ideal de desarrollo planteado en estos trminos, implica-
ra la desaparicin de sociedades y culturas enteras, que abandonando su tradicio-nalismo (realidad entendida como sinnimo de atraso para muchos especialistas endesarrollo), se convertiran en entidades modernas, acercndose tanto como fuera
posible a los modelos de los pases industrializados.
Las consecuencias de laaplicacin de este tipo depolticas de desarrollo se-ran funestas para las socie-dades llamadas tradiciona-les, pues implicaran elabandono de sus modosde vida, costumbres, creen-cias y prcticas culturales, yla adopcin del estilo devida de los pases desarro-llados.
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23 Naciones Unidas, Departamento de Asuntos Sociales y Econmicos, 1951.24 Escobar, 1995:45.25 Escobar, 1995:41.
El enfoque crtico de la an-tropologa indica que eldesarrollo como ideologase equipara con la idea demodernizacin, urbaniza-cin, e industrializacin,usndose muchas vecescomo sinnimos, no slopor los expertos, sino quedicha retrica ha caladohondo en la gente comny corriente.
Escobar cita un pasaje de un documento de las Naciones Unidas de 1951 donde sereconoce el costo social que el desarrollo tendra que resignar:
Se entiende que un rpido crecimiento econmico es imposible sin ajustes dolorosos.
Antiguas filosofas tendrn que ser olvidadas; viejas instituciones sociales tendrn quedesintegrarse; lazos de castas, credos y razas tendrn que evaporarse; y un gran nme-
ro de personas que no podrn ir a la par que el progreso vern frustradas sus expecta-
tivas de una vida confortable. Muy pocas comunidades estn dispuestas a pagar el
precio total del progreso econmico.23
Escobar tambin detecta una cierta ptica mesinica de algunos proyectos que po-
dran salvar a toda comunidad, nacin o pas, que aceptara ser encaminada hacia el
desarrollo (1995:25). El desarrollo econmico aparece como la nica va correctadonde todos los instrumentos necesarios para su aplicacin estn a disposicin: cien-
cia, tecnologa, planificacin y asesora de las organizaciones internacionales. Para
que el desarrollo sea legitimado como la nica va posible de progreso ha sido fun-damental lo que Escobar llama la profesionalizacindel mismo, proceso por el cualste se ha afirmado como un rea de especializacin, como una ciencia y como una
matriz para muchas sub-disciplinas acadmicas del conocimiento occidental.
El futuro del Tercer Mundo, entonces, se convierte en un dominio ms de los pases
avanzados de occidente, los cuales disponen del arsenal terico y tcnico, del know-how, para sacar a los pases pobres del subdesarrollo. Dicho autor agrega que esto seconsigue a travs de una serie de tcnicas, estrategias y prcticas disciplinarias queincluyen la generacin, validacin, y difusin del conocimiento del desarrollo, incluyen-
do disciplinas acadmicas, mtodos de investigacin y de enseanza; en otras pala-bras, aquellos mecanismos a travs de los cuales una poltica de la verdad se crea y semantiene.24
Un punto de partida para el anlisis de la naturaleza del desarrollo como discurso
son las premisas bsicas que fueron formuladas en los 1940s y 1950s. La premisa fun-
damental era la creencia en el rol de la modernizacin como la nica fuerza capaz de
destruir relaciones y supersticiones arcaicas, a cualquier costo social, cultural o polti-
co. La industrializacin y la urbanizacin eran vistas como rutas inevitables y necesa-
rias hacia la modernizacin. Slo a travs del avance material podra ser conseguido
el progreso social, cultural y poltico. Esta visin determin la creencia que slo la in-versin de capital era el ingrediente ms importante para el crecimiento econmico y
el desarrollo.25
Este ltimo punto es fundamental para el tema en cuestin, porque esta profesio-nalizacin del desarrollo es lo que ha permitido separarlo, como realidad y como
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Algunos pases industriali-zados utilizaran los pro-yectos de desarrollo comomedios de incrementar elmercado, e imponer su pre-sencia en algunas partesdel mundo.
26 Escobar, 1995:58.27 Ferguson, 1994:8.28 Ferguson, 1994:15.
disciplina, del mbito de la poltica y de la cultura, presentndolo como un camponeutral. La disciplina de la economa ha jugado un rol muy importante, debido a queha tomado bajo su esfera, al desarrollo como una especialidad. El hecho de que
los economistas no ven su ciencia como discurso cultural, y que en su larga e ilus-
trada tradicin realista, su conocimiento es interpretado como una representacin neu-tral del mundo y la verdad acerca de l, 26 reafirma an ms, la supuesta neutralidaddel desarrollo como prctica y como campo acadmico.
Que el desarrollo no es slo un discurso o una narrativa, sino que tambin ha resulta-
do una industria y una retrica, constituye el argumento sostenido por el antroplo-go norteamericano James Ferguson de la Universidad de California en Irving. Basa su
posicin en un trabajo de campo donde afirma que: para la industria del desarro-llo en Lesotho el fracaso parece ser la norma.27 Los componentes de esta industriaseran las organizaciones que apoyan el desarrollo, con un discurso comn, caracte-
rizado por una definicin similar y una solucin de problemas, donde un panel de
expertos, podra desempearse en cualquier pas del mundo, slo sustentado por suexperiencia acumulativa.
Por un lado, el trmino desarrollo es usado para referirse al proceso de transicin o
transformacin, hacia una economa moderna, capitalista, industrial, modernizacin,
desarrollo capitalista, el desarrollo de las fuerzas de produccin, etc. El segundo signi-
ficado, muy de moda desde la dcada de 1970 en adelante, se define en trminos de
calidad de vida - estndar de vida, y se refiere a la reduccin de los niveles de pobreza
y de las necesidades materiales. La direccionalidad implicada a la palabra desarro-
llo en este ltimo sentido ya no es ms histrica, sino moral.28
En general, el enfoque crtico de la antropologa indica que el desarrollo como no-
cin se equipara con la idea de modernizacin, urbanizacin, e industrializacin, usn-dose muchas veces como sinnimos, no slo por los expertos, sino que dicha retri-
ca ha calado hondo en la gente comn y corriente. Por un lado, desarrollo significa el
trnsito a la modernizacin, a la industrializacin, y por el otro, se define segn elconcepto que los organismos abocados al mismo, han comenzado a promover des-
de los aos 70, calidad de vida y reduccin de la pobreza.
Ferguson, al enfatizar el enfoque del desarrollo como retrica, afirma que ste se
aplica como un ejercicio de poder, no necesariamente personificado, y que a menu-do no expresa las verdaderas intenciones, sino las ocultas (1994:17). Nuevamente sepresentan aquellos casos donde algunos pases industrializados utilizaran los pro-
yectos de desarrollo como medios de incrementar el mercado, e imponer su presen-
cia en algunas partes del mundo.
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3. NOCIONES LOCALES DE BIENESTAR
La creencia de que unanica definicin de bien-estar se puede aplicar uni-versalmente para todas lasculturas est implcita enla nocin del desarrolloentendido como una rece-ta universal.
29 Rao y Walton, 2004:362.30 Narayan, 2000:37.31 Rao y Walton, 2004:361.
L a creencia de que una nica definicin de bienestar se puede aplicar universal-mente para todas las culturas est implcita en la nocin del desarrollo entendi-do como una receta universal, prescripcin que Rao y Walton definen como la creen-cia que si una intervencin funciona bien en un contexto, deber tener igual xito en
otros.29
Hoy en da muchas organizaciones de desarrollo, incluido el Banco Mundial, aceptan
que la nocin de bienestar es relativa, y que cada sociedad o cultura la define segnsus propios valores. Tambin se reconoce que la concepcin de qu es ser pobredepende de las normas de cada sociedad, y que la idea de bienestar tiene mltiples
dimensiones.
La cultura es relevante para el desarrollo, pues determina qu tiene valor en una
sociedad, es decir, cmo influencia sobre los individuos y las comunidades, y cmo
responden stos a los cambios resultantes del desarrollo. En muchos pases, comoGuatemala y Camern, por ejemplo, la pobreza se define principalmente en relacin
con la alimentacin. Si hay hambre, hay pobreza y mendicidad. Los pobres comen
una sola vez al da y sufren los efectos de la desnutricin. En Sudfrica, en cambio, los
pobres son descritos como aqullos que no tienen trabajo seguro, y las comuni-dades pobres resultan aqullas que no disponen de trabajos formales. Son dos ma-
neras distintas de definir la pobreza.30
Para entender las concepciones locales de bienestar, y para incorporar el sentido
comn y la voz, los recipientes de la accin pblica necesitan estar involucrados
como agentes centrales en la formacin e implementacin de las polticas. Esto im-
plica que la teora y la prctica del desarrollo ser ms difcil y necesariamente, ms
participativa.31
Es decir, al aceptar que tanto la pobreza como el bien comn son definidos por lapropia sociedad o la cultura, se est sugiriendo un nivel de autonoma cultural queafectara y pondra lmites precisos a las polticas de desarrollo. Estas polticas ten-
dran que adaptarse y ceirse a cada cultura, y no al revs, como ha parecido ser la
tendencia hasta el presente. En el libro Culture and Public Action (Cultura y Accin
Hoy en da muchas organi-zaciones de desarrollo, in-cluido el Banco Mundial,aceptan que la nocin debienestar es relativa, y quecada sociedad o cultura ladefine segn sus propiosvalores.
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Al aceptar que tanto la po-breza como el bien comnson definidos por la propiasociedad o la cultura, seest sugiriendo un nivel deautonoma cultural queafectara y pondra lmitesprecisos a las polticas dedesarrollo. Estas polticastendran que adaptarse yceirse a cada cultura, y noal revs, como ha parecidoser la tendencia hasta elpresente.
32 Rao y Walton, 2004:5.33 Harrigan, 2004.
Pblica), editado para el Banco Mundial por dos economistas de esta organizacin,Vijayendra Rao y Michael Walton (Stanford, 2004), hacen un llamado general a los
encargados de las polticas pblicas para que se d mayor relevancia a la cultura.
Como ejemplo de su importancia, ambos especialistas exponen un caso donde elconcepto de bienestar, definido localmente, es ignorado por los funcionarios res-
ponsables de la aplicacin de un proyecto de desarrollo en un pueblo de Sudn,frica, y por esa razn, el proyecto fracasa. En este caso, la falta de atencin hacia las
culturas locales (en particular al parentesco y a la estructura social) tuvo como con-
secuencia que los funcionarios del proyecto perdieran de vista los primeros signosde sequa y escasez, y que malinterpretaran como corrupcin, las respuestas de la
cultura local a esta situacin de emergencia.32
Esto sucedi a mediados de 1998 cuando la escasez de alimentos empez a sentirse
fuertemente en Sudn. Las organizaciones de apoyo estaban convencidas que dicha
reduccin se deba ms a la corrupcin de los jefes locales y de los militares, que auna real insuficiencia de alimentos. La impresin era que los lderes locales se apro-
piaban de las donaciones destinadas a los ms necesitados.
En efecto, para Simon Harrigan, autor de un artculo al respecto, esto era lo que en
realidad ocurra, pero no debido a las motivaciones que admitan los expertos en
ayuda internacional. El autor observ, por ejemplo, que una anciana devolvi la ra-cin que le haba sido concedida por la ayuda internacional, durante una asamblea
celebrada en un lugar secreto coordinada por los lderes locales. Para los funciona-
rios de ayuda humanitaria, esto indicaba claramente que las elites estaban apropin-
dose de la ayuda nacional e internacional; es ms, el hecho que los ms necesitadosdevolvieran sus raciones era un indicio que demostraba hasta qu punto los dbiles
se resignaban ante el dominio de las elites.33
En qu consisti el error de apreciacin de esta visin externa por parte de los ex-
pertos en desarrollo? Se guiaron por estereotipos y falsas percepciones; no conside-raron las peculiaridades de la cultura local. No estaban al tanto que la propiedad en
el sur de Sudn no se basaba en el derecho individual sino en los grupos de paren-
tesco. Inclusive en tiempos de crtica escasez de alimentos, sera muy raro que unindividuo acudiera por ayuda a un grupo de parentesco que no fuera el suyo. Por lo
tanto, el auxilio y las donaciones deberan haber recado en las unidades econmi-cas consideradas ms importantes para la cultura local, los linajes, con el fin de queestos grupos distribuyeran la ayuda segn sus propios criterios, y no ser entregada a
aquellos individuos considerados ms necesitados por funcionarios que llegaban
desde lejos, sin conocer cmo actuaban las culturas locales.
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34 Rao y Walton, 2004:9.35 Ferguson, 1994:135.
La importancia de los grupos de parentesco en esta sociedad era tal, que su supervi-vencia se respetaba tanto como la del propio individuo. Debido a que dentro de
cada grupo de parentesco los efectos de la escasez se haban distribuido equitativa-
mente, muchos observadores externos no repararon en la inminencia de la crisis.
Una perspectiva culturalmente informada no es tanto una receta sino ms bien una
perspectiva, una manera de ver las cosas. Ve a los individuos impulsados por moti-
vos, incentivos, creencias e identidades culturales que interactan con incentivos eco-
nmicos para transformar la realidad. Considera a los iniciadores de las polticas
pblicas que puede ser el gobierno, las ONGs, los donantes internacionales no
slo como agentes de cambio, sino como parte de las relaciones desiguales que se
dan dentro de las relaciones donantes-beneficiarios.34
En Lesotho, frica, uno de los proyectos de desarrollo con mayor apoyo internacio-
nal tambin fracas porque sus funcionarios no entendieron las diferencias cultura-
les existentes entre ellos, los supervisores y los aparentes beneficiarios. Segn expli-ca detalladamente James Ferguson (1994) el proyecto de desarrollo de Thaba-Tseka
sobre promocin de la ganadera, apoyado por la FAO, el Banco Mundial y el CIDA
(Canadian International Development Agency) de Canad, iniciado en 1974, tenacomo objetivo expandir los recursos ganaderos, promover su comercializacin y re-
gularizar la produccin de esta importante regin, con el fin de contribuir con el
desarrollo econmico del pas.
Durante largo tiempo los economistas se sintieron frustrados por el poco crecimien-
to de la ganadera en una zona con tierras muy ricas en recursos naturales, y atribu-
yeron este fracaso a las formas tradicionales y no-comerciales del manejo del gana-do por parte de los pobladores. Es ms, la frustracin result ms significativa cuan-
do se comprob que tales condiciones se haban mantenido sin cambios duranteaos, no obstante los esfuerzos de las autoridades coloniales y post-coloniales.
Si bien es cierto que los diagnsticos de los organismos internacionales recono-can que haba una forma tradicional de manejo del ganado que se opona a una
visin puramente comercial, los funcionarios no realizaron ningn esfuerzo para
comprender el punto de vista de los pobladores, ni se plantearon la existencia deuna lgica de eficiencia en ese tradicionalismo. Los informes de la burocracia ad-
vertan que el ganado no era criado por los Basotho como un bien comercial, hay razones tradicionales para mantener el ganado dotes matrimoniales, presti-gio, etc. que hacen que los campesinos no quieran venderlos para adquirir plusva-la, animales no productivos son retenidos por sus dueos solamente como unsmbolo de estatus.35
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Estas observaciones con-cluyeron, como advirtieraMary Douglas, por repro-ducir la costumbre de cul-par a la cultura por el atra-so econmico, perspectivaque se limita a dos tipos deuniversos: una cultura indi-vidualista y racional, y otratradicional, atrasada yopuesta al desarrollo.
36 Mary Douglas, 2004:87.
Sin embargo, la sola observacin de que una economa tradicional privilegiaba elestatus social, el prestigio y otras razones, y tomaba en cuenta el valor de cambio del
bien en cuestin, no sirvi para que los expertos en desarrollo pudieran advertir y
superar este obstculo, y encontraran formas participativas que incorporaran la voz
de los intervenidos, siguiendo los modelos actuales. Estas observaciones concluye-ron, como advirtiera Mary Douglas, en reproducir la costumbre de culpar a la cultura
por el atraso econmico, perspectiva que se limita a dos tipos de universos: una cul-tura individualista y racional, y otra tradicional, atrasada y opuesta al desarrollo.
Los economistas han aceptado el axioma que un comportamiento racional se gua
por el inters; que ganar es siempre preferible a perder. Pero a medida que trabajaban
con la gente pobre, que no estaba interesada en una mayor prosperidad, se sorpren-
dieron al ver que los supuestos beneficiarios aceptaban sus ofertas de desarrollo eco-
nmico con indiferencia, y reconocieron que esas personas no queran nuevas oportu-
nidades, porque se resistan al cambio. Pareca una quimera ver a pobres no motiva-
dos para trabajar por mayores salarios, una vez que haban ganado lo estrictamente
necesario. Era frustrante ver a esos campesinos gastar sus exiguos ingresos en gran-
diosas fiestas en lugar de invertirlos en sus tierras. Los expertos justificaron tal proce-
der, argumentando que la cultura tradicional era contraria a un comportamiento eco-
nmico racional, e impeda que las naciones pobres alcanzaran su desarrollo.36
La lectura de esta problemtica por parte del antroplogo James Ferguson, quien
investig lo ocurrido con este proyecto, para su tesis doctoral en la Universidad de
Harvard, fue que los pobladores de la zona, no solamente se respetaban por su ri-
queza material, sino tambin por su riqueza social. La tenencia de ganado en la re-gin era una forma de propiedad, que permita intensificar las relaciones sociales
con otros miembros de la comunidad, y constitua un bien que permita asegurarseuna buena posicin dentro de su comunidad.
Las dotes matrimoniales, por ejemplo, casi siempre se pagaban con ganado, y comoen muchas otras sociedades, el matrimonio era una de las instituciones que unifica
ms a las familias de una colectividad. La posesin de ganado generaba una serie de
relaciones sociales imposible de producir por otro medio. Para atender el ganado, unindividuo o jefe de familia deba contar con la colaboracin de los dems miembros
de la comunidad, por ejemplo, compartir los pastos o cuidar los animales que esta-ban lejos de la propiedad. A cambio de esto reciba un pago no slo material, sinoque tambin se establecan relaciones de colaboracin, reciprocidad y a veces, vn-
culos de clientelismo.
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37Declaracin Universal sobre la Diversidad Cultural, Principales Orientaciones de un Plan de Accin para la Aplica-cin de la Declaracin sobre la Diversidad Cultural, Objetivo N 14. UNESCO, 2003.
Mediante la posesin y el cuidado del ganado, el poseedor o cuidador asuma unaposicin social, aunque fuera de dominacin o de dependencia, pero que cumpla
un rol importante dentro de las relaciones de dicha sociedad. Bajo esta visin, es
comprensible que la cantidad de animales posedos fuera ms importante que la
productividad de los mismos. Asimismo, el ganado en la regin no slo era un bieneconmico, sino tambin un bien social, por lo que desprenderse del mismo para
ganar un poco de divisas monetarias no tena, dentro de la lgica de este modo devida, ningn sentido (Ferguson, 1994).
Se debe reconocer como elemento clave dentro del desarrollo sostenible, el conoci-miento de otros patrones culturales, incluido el local y autctono, por parte de los
especialistas en planes de desarrollo. Por ello, un desafo importante, para asegurar
el xito, es la administracin sensata de los recursos culturales. Para lograr este fin, sedeben alcanzar tres objetivos fundamentales:
Respetar y proteger los sistemas de conocimiento tradicionales, especialmente los de
las poblaciones autctonas; reconocer la contribucin de los conocimientos tradicio-
nales a la proteccin del medio ambiente y a la gestin de los recursos naturales, y
favorecer las sinergias entre la ciencia moderna y los conocimientos locales.37
A pesar de la importancia que se confiere al conocimiento autctono tradicional, en
los foros internacionales de desarrollo y medio ambiente, los progresos en este temase han visto entorpecidos por malos entendidos y tergiversaciones de una parte y
otra. El intercambio y debate de las ideas mencionadas anteriormente ser necesa-
rio para superar este estado de cosas.
En este sentido, es un buen ejemplo los proyectos lanzados en la Cumbre Mundial
sobre el Desarrollo Sostenible que indiscutiblemente reconocen los conocimientoslocales contribuyendo as a re-pensar cmo definir y lograr los objetivos de gestin
de la biodiversidad. Uno de los temas clave es la inclusin del saber autctono para
la evaluacin del impacto de los proyectos de desarrollo.
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E
4. DIVERSIDAD CULTURAL Y DESARROLLO
38Declaracin Universal sobre la Diversidad Cultural, Art. 4. UNESCO, 2003.
n nuestras sociedades cada vez ms diversificadas, resulta indispensable garan-
tizar una interaccin armoniosa y una voluntad de convivir de personas y grupos
con identidades culturales plurales, variadas y dinmicas. Las polticas que favorecenla inclusin y la participacin de todos los ciudadanos garantizan la cohesin social,
la vitalidad de la sociedad civil y la paz. Inseparable de su contexto democrtico, el
pluralismo cultural es propicio para los intercambios culturales y para el desarrollode las capacidades creadoras que alimentan la vida pblica.
La defensa de la diversidad cultural es un imperativo tico, inseparable del respeto de
la dignidad de la persona humana. Supone el compromiso de respetar los derechos
humanos y las libertades fundamentales, en particular los derechos de las personas
que pertenecen a minoras y los de los pueblos autctonos. Nadie puede invocar la
diversidad cultural para vulnerar los derechos humanos garantizados por el derecho
internacional, ni para limitar su alcance.38
Fortalecer la preservacin de la diversidad cultural es uno de los objetivos esenciales
y permanentes del sistema de las Naciones Unidas en general, y de la UNESCO en
particular. Los nuevos desafos que plantea la globalizacin, paulatinamente estn
dando un valor substancial a la redefinicin de la relacin entre diversidad cultural ydesarrollo. A pesar de su revisin constante, muchos modelos de desarrollo no han
cumplido con las expectativas que suscitaron, principalmente por la falta de un di-logo permanente entre los conceptos arriba mencionados, pues no se puede rom-
per el nexo causal que los une, sin comprometer la sostenibilidad.
Los planes de desarrollo han tendido a ignorar el elemento esencial que constituye
el capital contenido en la creatividad y el compromiso de los diversos grupos socia-
les. Esta creatividad y este compromiso son expresiones directas de la diversidadcultural, porque el principio de sta asegura el mantenimiento de una reserva de
conocimientos que corresponden a pasados pertinentes y a futuros anhelados.
La diversidad cultural, lejos de ser fuente de divisin, une a los individuos, a las socie-
dades y a los pueblos, permitindoles compartir el caudal constituido por el patri-
monio del pasado, la experiencia del presente y la expectativa del futuro. Dicho cau-dal del que cada uno es a la vez, contribuyente y beneficiario, es lo que garantiza la
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