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Págs. 4-5 Vania Vargas y sus golpecitos limpios SUPLEMENTO SEMANAL DE LA HORA, IDEA ORIGINAL DE ROSAURO CARMÍN Q. GUATEMALA, 6 DE MAYO DE 2016 Fotografía de Amenothep Córdova

Cultural 06-05-2016

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Cultural 06-05-2016

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Página 2 / guatemala, 6 De mayo De 2016

Hay una mujer en Guatemala a quien se le arrugó la piel y se le entumecieron las manos mientras buscaba a su hijo;

recorrió todos los lugares posi-bles, lloró todas sus lágrimas,

se le acabaron las fuerzas, pero siguió buscando. Lo único que tenía ella para demostrar su existencia era un nombre, nada más, no poseía fotos, ni certificados, solo su palabra y

ese lugar en su memoria donde su hijo vivía. Hace unos años cuando se abrieron los archi-vos de la Policía ella insistió,

pronunció su nombre y esperó. Un tiempo después los inves-tigadores la llamaron y muy apenados le dijeron “señora,

disculpe, pero sólo encontramos esta fotografía tipo cédula y una sola mención en todas las fichas que revisamos” y le entregaron aquella imagen. A ella se le lle-naron los ojos de lágrimas y les dijo “esta fotografía comprueba

que mi hijo existió, que yo no estaba loca, que él existió, me lo quitaron una vez, pero yo no iba

a permitir que me lo quitaran una segunda, el Estado me lo

negó, hasta mi familia se olvidó de él, pero yo… yo siempre supe que él existió”. A partir de ese momento, ella tiene, un nom-

bre y una fotografía para seguir buscando. Han pasado treinta

y cinco años desde la última vez que lo vio. Y sigue buscando.

¿

Este texto fue publicado originalmente en (Casi) literal una revista digital que aborda temas vinculados a la cultura | arte | crítica | literatura. Visite, casi-literal.com para obtener contenidos similares.

Fotografía de Elí Orozco

Empecé a escribir monólogos de comedia hace más de un año. Nada

es más difícil que hacer reír a al-guien porque cualquier idea suena menos adecuada, más pretensiosa e inimaginablemente ofensiva en

cuanto alguien se coloca frente a la audiencia, sobre todo cuando ésta ya se encuentra moderadamente

ebria. He sufrido por los minutos de bits que han logrado arrancar esas malditas y sonorísimas carcajadas.

Por qué no dan risa las muje-res? Bueno, prácticamente to-dos los insultos hispanos son una vulgaridad femenina: hijos de esta, la grandísima aquella, tu bendita madre… Nada se diga de las diferentes conno-

taciones para la “prostituta”, la zorra, la perra, la gata, la víbora y cualquier otro animal aparentemente fabulario. No creo que se trate de una cuestión de respeto. Este mundo tiene ya tantas Kardashians en las vitrinas, que nadie cuestiona el va-lor mercantil del cuerpo femenino como material.Una amiga -a quien con todo mi amor

describiré como una adorable versión femino-latina de Chris Farley- asegura que una mujer atractiva no es graciosa: es intimidante para el pobre diablo que la observa desde su mesa a la par de la novia. La risa tiene propiedades afrodi-síacas después de todo, pero son las muje-res quienes estereotípicamente buscan al

Por AngélicA Quiñonez

cAllAditA, chistositA

tipo que las haga reír.Recientemente volví a encontrarme con

El nombre de la rosa y el célebre segmento en que William de Baskerville y Jorge de Burgos discuten acaloradamente el con-cepto la risa y su efecto en el ser huma-no. Aristóteles, recuerdan los personajes, describió la comedia como un bajo arte que desfigura el rostro y el espíritu. La Poética detalla con mayor profundidad cómo viciosos personajes están dispues-tos para recibir la culpa mientras que la tragedia alaba la pérdida, la resignación y la desolación que rodean al héroe. Ahora bien, con mucho afán se ha dicho que la comedia es la mismísima tragedia, más tiempo. ¿Alguna vez fueron acaso gracio-sos los hechos felices? He llegado a con-cluir que el tiempo acerca el momento de verdad en que admitimos la debilidad, pobreza y culpa del héroe antañón.Entonces resulta que la comedia es una

cuestión de verdad y las mujeres no pue-den vocalizarla hasta que pierden la capa-cidad de ser atractivas. La seducción, al fin y al cabo, no es cuestión de verdades sino de poéticas. Las mujeres se mudan de una imagen bella -¿Un ideal?- para volverse tan humanas como la celulitis, el sobrepeso, las raíces canosas y las várices. ¿Es entonces que nos convertimos en se-res realistas, capaces de proferir la carca-jada de Medusa?Es curioso que la lógica siga esa idea,

considerando que el género cinemato-gráfico de mayor comercialización para mujeres es la comedia romántica. Hablo del género más criticado, poblado por las princesas rubias de los 90 y sus soñadí-

simas coestrellas masculinas. Invariable-mente, estas películas giran en torno a una de dos tramas: una mujer frígida que debe aprender a dejar sus responsabilida-des para hallar el amor, o una contraparte aniñada que desbarata la vida del prota-gonista con sus travesuras y ocurrencias. Frescas de cualquier portada de Cosmo-politan, estas actrices difícilmente pare-cen las mujeres reales de la comedia. Sus personajes tienen trabajos glamurosos editando revistas de moda o planifican-do bodas. Tienen defectos -¿son defectos reales?- Si no son torpes y olvidadizas, son neuróticas y adictas al trabajo. La comedia está necesariamente en la inte-racción con el hombre que descubre un lado pasional en la fría dama corporativa, o que atropelladamente gana el corazón o la lástima de la maníaca chiquilla de en-sueño (manic pixie girl).De nuevo es una cuestión de costumbre.

Aprendemos a reírnos de los chismes y las desgracias, pero no a proferir esa peque-ña dosis de verdad aderezada con ironía y cinismo. No. Las mujeres aprendemos a escuchar con atención y regalar una son-risa para el ego del conecte. Podrá ser a fuerza de bastantes vulgaridades y silen-cios incómodos, pero tengo la loca idea de hacer algo distinto. Es lo que pienso cada vez que cierro mi libreta de bits y tomo el micrófono en ese bar.

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Guatemala, 6 De mayo De 2016 / PáGina 3

La redacción Cultura de este vespertino agra-dece la generosidad de los muchachos de la revista digital Esquisses (especialistas en temas artístico-culturales) por permitirnos compar-tir con nuestros lectores la presente nota, a ustedes los invitamos a que se den una vuelta por allí para encontrar más artículos como este: esquisses.net

ay otra mujer que todos los días abre la puerta del mueble donde aún esta guardada la ropa de su hijo, elige un pantalón, una camisa, una corba-ta y un chaleco o suéter

dependiendo la época del año. La extiende cuidadosamente sobre la cama que su hijo solía usar y allí la deja todo el día. Por las noches, antes de irse a dormir la dobla y vuelve a guardar. Así, sucesivamente, desde hace más de treinta años. Lo hace por si su hijo vuelve. Para que, al hacerlo, encuentre ya lista la ropa que va a usar. Y mientras tanto, lo sigue buscando.Y otra mujer, que hace poco cumplió 34

años. Tenía 3 cuando dejó de ver a su papá. Ha acompañado a su madre en un largo peregrinar por los burocráticos caminos de la justicia y estudió antropología como una forma de seguirlo buscando. Durante la carrera tuvo a su alcance una serie de do-cumentos y testimonios que le permitieron comprender qué fue lo que le sucedió, pero hace unos días, releyendo las declaraciones de uno de los acusados en un juicio por crí-menes de lesa humanidad, volvió a dudar. “¿Y si es cierto lo que ese tipo dice?, ¿si es cierto que mi papá está en otro país?, ¿Y si es cierto que formó otra familia y por eso nunca volvió?”. De él lo único que recuer-da es el color de sus ojos y no hay nada que quiera más en este mundo que ver su ima-gen reflejada en aquel color miel que no ha encontrado en ninguna otra mirada.Y otra más, para quien su papá estaba

muerto, eso le habían dicho en su familia. Hasta que hace unos años atrás encontró una carta marchita y una serie de recortes de periódicos. En la carta, fechada en 1982, su papá le recomendaba que leyera un libro y le contaba que su color favorito era el mo-rado, porque de ese color eran las flores que crecían en los campos durante la época de

EsquissEs

Fotografías de Bernardo Euler

Por Silvia TrujilloH

“Y si toda muerte humana entraña una ausencia irrevocable, ¿qué decir de esta ausencia que se sigue dando como presencia abstracta, como la obstinada negación de la ausencia final?”

Julio Cortázar

lluvia. Por medio de los recortes, ella pudo saber lo que le sucedió y darse cuenta que su padre escribió aquella carta cuando ella aún estaba en el vientre de su madre. Fue la forma que él encontró para atravesar el tiempo. A partir de ese día, para ella, la es-peranza es de color morado y no descansa-rá hasta encontrarlo.Y hay una joven de poco más de 20 años a

quien, como a muchas de su edad, nunca le contaron la historia reciente de este país; su papá y mamá trabajaron doble jornada para poder pagar el colegio y luego la universi-dad privada. Hace poco, estudiando para uno de los cursos de la carrera, encontró en unos listados del diario militar, el nombre de su tía. Se enojó y pidió explicaciones a su familia, no se las dieron y en cambio le explicaron resignados “pagamos educación privada para que no te metieras a babosa-das, para que no te fuera a pasar lo que a tu tía”. Por estos días ella es dirigente estu-diantil.Estas son solo cinco de las infinitas histo-

rias de desaparición forzada y sus conse-cuencias en Guatemala, de los incontables duelos abiertos aún, o los duelos que se han mantenido congelados, historias de dolor, pero no sólo. Narran, además, las formas como la memoria se abre paso, los caminos diversos que las personas han recorrido por más de treinta años para negar el olvido, para que el legado de sus hijos, hijas, mari-dos, padres, madres, no se pierda. Son his-torias de dignidad, que dejan ver cómo en el camino se encontraron, se acuerparon, se acompañaron en el dolor y sacaron la des-aparición forzada a luz pública. Son histo-rias de lucha colectiva.Algunas de esas historias, específica-

mente la de tres mujeres, cuenta la com-pañía de Andamio Teatro Raro en La cometa, su próxima puesta en escena que se presentará el jueves 12, viernes 13 y sá-

bado 14 de mayo a las 19:00 horas en el Centro Cultural de España. La dirección y dramaturgia es de Luis Carlos Pineda, actúan Margarita Kénefic, Camilla Ca-merlengo, Daniela Castillo, Rubén Ávila, Barry  Goldwasser y Claudio Padilla. La música es de Aldor Divassi  y la ilumina-ción de Josué Sotomayor.Si usted nunca ha visto una obra de An-

damio, vaya a verla, estará siendo parte de una propuesta escénica y creativa de

una de las mejores compañías de teatro de Guatemala; si mientras me lee, se pre-gunta por qué es importante abordar el tema de desaparición forzada en Guate-mala, vaya a verla, quizás allí encuentre alguna clave; si a vos nunca te hablaron del pasado reciente de tu país, ni de lo que le pasó a tu familia en los años de terro-rismo de estado, andá a verla, porque se-guro que encontrás en la obra mucha in-formación que es tuya, tu propia historia.

la comeTa. un lazo enTre el PaSado y el fuTuro

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Guatemala, 6 De mayo De 2016 / PáGina 5PáGina 4 / Guatemala, 6 De mayo De 2016

uerpo y Alma es de esas bandas que demuestran que la buena música es ajena al tiempo y al espacio; porque el talento es un lenguaje

que transgrede las barreras generacionales y se plasma debajo de la piel, en el más recóndito rincón de los sentidos haciéndote vibrar involuntariamente, eso es exactamente lo que esta banda guatemalteca sabe y además lo hace muy bien.

La agrupación presentó su disco Incombustible en el 2014 y pese a que su formación data de finales de los años sesenta, nos regalan un material atrevido que abofetea con poder explosivo y lujuria tempestiva a las bandas contemporáneas , diciéndoles: “Ustedes chavos, lo están haciendo mal”.

Desde Mara (la primera rola del disco) se entiende la influencia del rock en sus inicios. Powerchords acompañados de un remate Dantesco son apenas la introducción a unos riffs exquisitos, que te erizan la piel y te vuelan la tapa de los sesos, mientras que la voz no decepciona, porque melodiosa en lo que se puede, lleva el ritmo que nunca decae durante toda la canción.

a señorita Vargas en la actualidad es quizá la escritora más en forma de la disciplina literaria en Guatemala. Sus publicaciones siempre son bien recibidas

por la crítica especializada y por la que no lo es tanto. A la redacción de La Hora, las generosas muchachas de Ediciones El Pensativo hicieron llegar una copia de su último libro el cual lleva por título “Después del fin”, una serie de relatos breves (golpecitos limpios) que hablan de la vida, la ciudad, la cotidianidad y también de la muerte. Decidí reunirme con Vania para conversar acerca del material y conocer detalles sobre la gestación del nuevo retoño.

Consideré apropiado invitar a don Ameno Córdova, el afamado fotógrafo y cineasta venido a menos para que nos acompañara a hacer las fotografías aprovechando que le debía un almuerzo. Ella y yo pedimos pollo, el señor Córdova se inclinó por una mojarra y casi no habló durante el almuerzo más que para pedir más fresco o cuestiones por el estilo. A continuación un fragmento de nuestra charla en el restaurante del Hotel Maya Excélsior en la ciudad de Guatemala.

¿Por qué tuvimos

que esperar tanto tiempo por tu narrativa después de tanta poesía aburrida que habías publicado?

Jajajá Fíjate vos que fue algo totalmente circunstancial. Yo desde el principio escribía cuentos, quería ser narradora y los relatos fueron apareciendo en periódicos, en revistas y en antologías. Pero no los había reunido en un solo libro. Aunque ya tenía los textos y sabía que en algún momento se convertirían en un libro no quería que fuera en una simple recopilación de cuentos.

La idea fue madurando con el transcurso de los años, estaba buscando un sentido y me topé con un montón de textos que hablaban acerca de la cotidianeidad, de los días y de la muerte. Traté de agruparlos en una sola idea. Al principio tenía la intención de armar un solo relato a partir de todos los cuentos sin que el libro conformara una novela. “Después del fin” como su nombre lo indica, es lo que sucede después de la muerte. Pero no hablo del plano metafísico de cuando nos morimos y si hay vida después de la muerte. La idea es ¿Qué pasa después de la muerte?, acá. Me refiero a este plano, ¿Qué pasa después de que alguien se muere?, todo sigue igual.

¿Cómo surgió el concepto? Te diste cuenta de que había una coincidencia y que todos tenían el eje de la muerte o los fuiste acoplando uno a uno hasta…

Sí, me tocó revisar los cuentos y darme cuenta.

C L

Jenner Santos (Guatemala, 1990) Le gustan más los paches que los tamales y vive ator-mentado porque Selena murió el día de su cumpleaños. Honesto y vil antes que cae bien. No sabe qué decir cuando le preguntan si es antropólogo o escritor.

Vania Vargas (Quetzaltenango, 1978) Escri-tora y poeta guatemalteca. Tiene una licen-ciatura en letras por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Es periodista cultural y correctora de estilo. Escribe en revistas y periódicos nacionales y su obra ha sido publicada en algunas antologías, “El futuro empezó ayer “/Catafixia Editorial (2012), “Ni hermosa ni maldita: Narrativa guatemalteca actual” (2012), “Brevísimos Dinosaurios”/CCE (2009). Ha publicado los libros de poesía “Cuentos Infantiles” (Catafixia Editorial) y “Quizás ese día tampoco sea hoy” (Editorial Cultura) ambos en el 2012. El año pasado publicó “Señas particulares y cicatrices” con Catafixia Editorial.

“Después del fin” de Vania Vargas será presentado el jueves 12 de mayo de 2016 en la Biblioteca Nacional Luis Cardoza y Aragón, 5ta avenida 7-26 zona 1 ciudad de Guatemala a las 18:00 horas.

Participan Eduardo Juárez, Martín Díaz Val-dés, Carlos Meza y la autora.

Hablar de rock en Guatemala es como hablar de la violencia en el país; es algo inexorable para la escena musical que rehúye de la modernización y prefiere sumirse en hacer tributos Andradescos para recordar los tiempos de la garra chapina. Sin embargo, de cuando en cuando la música sabe responder al talento y no a la demanda nostálgica, abriendo la posibilidad del disfrute y dejando descansar a los dinosaurios que, como Atlas, cargan con las penas del mundo haciendo shows antes de necesitar sus tanques de oxígeno para no desfallecer.

En una hibridación de son, folk, rock y psicodelia, la banda le inyecta soberanía a la composición musical, atravesando los niveles

rítmicos y dando como resultado una hermosa combinación de solos de guitarra que el mismísimo Hendrix ovacionaría de pie. Pero hay algo más que me llega de este disco y es que no está comprometido con ningún género más que

con la esencia de hacer buena música. La tercer rola denominada Mariguana

(vaya a saber uno por qué) es una belleza y mi preferida del disco. Un himno a la traición en clave de surf, (así es, leyó bien. ¡SURF!). Una batería suave y caribeña pero con la velocidad adecuada, acompañada de acordes que te envuelven en el contoneo del swing. - Ella nunca fue sincera contigoooo… Ella era tu amiga, ella era tu amiga. – No existen solos en esta canción,

no los necesita; la rola en sí misma te levanta con ganas de agarrar una tabla y cabalgar las olas en Monterrico.

Después de esa repentina fiesta playera, regresan con fuerza a su identidad fundida en el metal. Batería fuerte y acordes de potencia que te invitan al baile y la agitación; una odisea que dura 9.25 minutos. Allí se desentierra la pura genialidad llamada Tu amiga, sabiendo bajar la velocidad en el momento preciso para luego soltar el pelo al viento y dejar que la música inunde los oídos hasta alcanzar el nirvana.

Para terminar el viaje psicorockdélico de este disco, Cuerpo y Alma nos regala En la frontera de la pálida, una divertida canción que habla del sufrimiento indomable de la goma. Con una entrada ligera de guitarra te sumergen en un estado alterado de pacifismo, para luego meterte de lleno a la violencia y la agitación de los acordes fuertes y confusos del mosh (justo como lo hace la resaca). Un final más que digno para el viaje tan soberbio que significa este disco.

Espero atento a lo nuevo que tal vez pueda traer esta banda, ya sea música… o bien la expiración, pero vayan y escúchenlos, destapen los oídos y dejen que su cabeza estalle para ya olvidar y darle de una buena vez digna sepultura a los ídolos decrépitos del rock en Guatemala.

¿De qué se trata esto? La cotidianidad y la ciudad está en todos, la muerte está en muchos de los relatos. En este libro no están todos los cuentos, deseché algunos para siempre o bien no los usé porque más adelante van a formar otra cosa.

¿Cómo es tu relación con los editores?He tenido la fortuna enorme de no tener

problemas con mis editores. Los cambios que me han pedido han sido siempre muy leves y en el caso de este libro fueron algunas palabritas y nunca tocaron las ideas o la estructura de los relatos y por eso se publicó tan rápido. El libro lo entregué a finales de julio del 2015 y ahora ya está por presentarse.

También soy editora y por eso creo que tengo esa cuestión, disfruto el hecho de escribir pero también me esfuerzo por tener la capacidad de desdoblarme y convertirme en editora posteriormente y ver ya con otros ojos los cuentos para tratar de darles… no sé, la limpieza necesaria.

¿No has caído en cuenta de que la mayoría de los relatos incluidos en “Después del fin” tienen madera para convertirse al cine y

hacerlos cortometrajes?No lo había notado

pero así como vos lo decís y como lo dijo Arnoldo en el prólogo del libro, tengo una relación estrecha con el cine. Leo, las lecturas han existido a lo largo de mi vida y de mi formación para escribir

pero a la par de toda esa literatura y los libros están las películas. Para mí la piratería ha sido una bendición (jajajá).

¿Te gustan mucho las películas del viejo oeste? Lo digo por la descripción que hace Gálvez Suárez en el prólogo del libro.

Me gusta toda clase de cine, lo que me pasa con el Western o con la violencia tiene que ver específicamente con los vaqueros italianos, ellos son una especie de superhéroes, son quienes ya lo han perdido todo y llegan al punto en el que si la justicia les pide un favor para algo bueno, ellos van y lo hacen pero si les piden favor por otro lado para que cumplan con alguna venganza o algo turbio pues también lo hacen. Tienen esa capacidad de que podrías hacerles volar el sombrero y ni siquiera parpadean. Están en un pedestal, perdieron toda vulnerabilidad y son invencibles.

¿Cómo creés que la gente va asimilar estos relatos, aquellos que ya están acostumbrados

a tu poesía?Es algo que me sigo preguntando. Sí me dio un

poco de temor que la gente estuviera esperando algo muy similar. Me refiero a esos sentimientos que han aparecido en las publicaciones anteriores. Esto realmente es otra cosa. La verdad no sé, sigo esperando la reacción de la gente a ver si no me van a terminar odiando.

¿Qué hay en este libro que te causa satisfacciones distintas a las de las publicaciones anteriores?

Se dio una especie de evolución que viene desde la narrativa, con los poemas también estoy contando historias pero es desde un yo poético, una sola persona. En estos cuentos está más presente la transposición de quien cuenta, hay más gente involucrada, más personajes.

Este libro está mucho más cercano a mis inicios como escritora. A esa cuestión de contar una historia en horizontal así como es y no a la evolución esta en donde estoy contando una historia pero con una estructura vertical y que va a ser mucho más rápida, más breve. Si bien los relatos de este nuevo libro son breves, son mucho más extensos de lo acostumbrado.

Siempre estoy esperando que llegue el momento que me dé un golpe de belleza o de algo que me sorprenda. Con eso es con lo que me quedo al final del día.

¿Tenés algún tipo de ritual cuando te proponés escribir? ¿Te ponés bajo los efectos de alguna droga o le metés al rock?

Siempre cargo una mi libretita en donde voy apuntando las cosas, no tengo rituales. Me gusta el encierro y el silencio, eso es lo que necesito.

Tras la observación y los apuntes yo ando chineando las imágenes todo el tiempo, tampoco es que la vida de regale tantas cosas, o sea tanta imagen y tanta sensación porque aunque vayás y estés bien atento a veces esto realmente es un desierto. Entonces como son tan pocos los estímulos que recibís procurás andar chineándolos y de repente ves algo más y te remite a ese estimulo. Ahí es cuando eso va creciendo y convirtiéndose en una idea más constante.

Reviso mi colección de imágenes que fui recogiendo en la calle y escojo la imagen que me haga sentir más.

Antes creía que necesitaba mucho silencio y que nadie me molestara pero de repente me di cuenta que la necesidad te daba la habilidad de escribir en un ratito en la oficina o en cualquier parte y la mara podía estar

pasando, hablando y podía hacerlo. Te vas dando cuenta de cómo el oficio va evolucionando y de repente podés hacer las cosas sin necesidad de ese silencio y aislamiento total del escritor.

¿Hay una novela tuya esperando a ser publicada?

Creo que no. Si algo me ha interesado todo este tiempo al momento de contar historias es la brevedad es decir, si nos ponemos cortazarianos a mí me gustan los knock outs, eso es lo que espero del arte y entre más breve mucho mejor.

Siento que la novela requiere un talento… no sé, hay que alargarse más, hay que decir más, describir más, poner a la gente a hablar. No sé, siento que es un talento que yo no tengo. Le apuesto mil veces a la brevedad y sí, seguiré experimentando en ese campo.

Reseña Después Del fin

incombustible, medio siglo de rock condensado

Vania Vargas y sus golpecitos limpiosPor Jenner SantoS

Por Salazar ochoa / fotografíaS de ameno córdova

FotograFía de gustavo garcía solares

“Hablar de rock en Guatemala es como hablar de la violencia en el

país; es algo inexorable para la escena musical que rehúye de la

modernización y prefiere sumirse en hacer tributos Andradescos”

“…si nos ponemos cortazarianos a mí me gustan los knockouts, eso es lo que espero del arte y entre más

breve mucho mejor.”

“Siempre estoy esperando que llegue el momento que me dé un

golpe de belleza o de algo que me sorprenda. Con eso es con lo que

me quedo al final del día.”

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Guatemala, 6 De mayo De 2016 / PáGina 5PáGina 4 / Guatemala, 6 De mayo De 2016

uerpo y Alma es de esas bandas que demuestran que la buena música es ajena al tiempo y al espacio; porque el talento es un lenguaje

que transgrede las barreras generacionales y se plasma debajo de la piel, en el más recóndito rincón de los sentidos haciéndote vibrar involuntariamente, eso es exactamente lo que esta banda guatemalteca sabe y además lo hace muy bien.

La agrupación presentó su disco Incombustible en el 2014 y pese a que su formación data de finales de los años sesenta, nos regalan un material atrevido que abofetea con poder explosivo y lujuria tempestiva a las bandas contemporáneas , diciéndoles: “Ustedes chavos, lo están haciendo mal”.

Desde Mara (la primera rola del disco) se entiende la influencia del rock en sus inicios. Powerchords acompañados de un remate Dantesco son apenas la introducción a unos riffs exquisitos, que te erizan la piel y te vuelan la tapa de los sesos, mientras que la voz no decepciona, porque melodiosa en lo que se puede, lleva el ritmo que nunca decae durante toda la canción.

a señorita Vargas en la actualidad es quizá la escritora más en forma de la disciplina literaria en Guatemala. Sus publicaciones siempre son bien recibidas

por la crítica especializada y por la que no lo es tanto. A la redacción de La Hora, las generosas muchachas de Ediciones El Pensativo hicieron llegar una copia de su último libro el cual lleva por título “Después del fin”, una serie de relatos breves (golpecitos limpios) que hablan de la vida, la ciudad, la cotidianidad y también de la muerte. Decidí reunirme con Vania para conversar acerca del material y conocer detalles sobre la gestación del nuevo retoño.

Consideré apropiado invitar a don Ameno Córdova, el afamado fotógrafo y cineasta venido a menos para que nos acompañara a hacer las fotografías aprovechando que le debía un almuerzo. Ella y yo pedimos pollo, el señor Córdova se inclinó por una mojarra y casi no habló durante el almuerzo más que para pedir más fresco o cuestiones por el estilo. A continuación un fragmento de nuestra charla en el restaurante del Hotel Maya Excélsior en la ciudad de Guatemala.

¿Por qué tuvimos

que esperar tanto tiempo por tu narrativa después de tanta poesía aburrida que habías publicado?

Jajajá Fíjate vos que fue algo totalmente circunstancial. Yo desde el principio escribía cuentos, quería ser narradora y los relatos fueron apareciendo en periódicos, en revistas y en antologías. Pero no los había reunido en un solo libro. Aunque ya tenía los textos y sabía que en algún momento se convertirían en un libro no quería que fuera en una simple recopilación de cuentos.

La idea fue madurando con el transcurso de los años, estaba buscando un sentido y me topé con un montón de textos que hablaban acerca de la cotidianeidad, de los días y de la muerte. Traté de agruparlos en una sola idea. Al principio tenía la intención de armar un solo relato a partir de todos los cuentos sin que el libro conformara una novela. “Después del fin” como su nombre lo indica, es lo que sucede después de la muerte. Pero no hablo del plano metafísico de cuando nos morimos y si hay vida después de la muerte. La idea es ¿Qué pasa después de la muerte?, acá. Me refiero a este plano, ¿Qué pasa después de que alguien se muere?, todo sigue igual.

¿Cómo surgió el concepto? Te diste cuenta de que había una coincidencia y que todos tenían el eje de la muerte o los fuiste acoplando uno a uno hasta…

Sí, me tocó revisar los cuentos y darme cuenta.

C L

Jenner Santos (Guatemala, 1990) Le gustan más los paches que los tamales y vive ator-mentado porque Selena murió el día de su cumpleaños. Honesto y vil antes que cae bien. No sabe qué decir cuando le preguntan si es antropólogo o escritor.

Vania Vargas (Quetzaltenango, 1978) Escri-tora y poeta guatemalteca. Tiene una licen-ciatura en letras por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Es periodista cultural y correctora de estilo. Escribe en revistas y periódicos nacionales y su obra ha sido publicada en algunas antologías, “El futuro empezó ayer “/Catafixia Editorial (2012), “Ni hermosa ni maldita: Narrativa guatemalteca actual” (2012), “Brevísimos Dinosaurios”/CCE (2009). Ha publicado los libros de poesía “Cuentos Infantiles” (Catafixia Editorial) y “Quizás ese día tampoco sea hoy” (Editorial Cultura) ambos en el 2012. El año pasado publicó “Señas particulares y cicatrices” con Catafixia Editorial.

“Después del fin” de Vania Vargas será presentado el jueves 12 de mayo de 2016 en la Biblioteca Nacional Luis Cardoza y Aragón, 5ta avenida 7-26 zona 1 ciudad de Guatemala a las 18:00 horas.

Participan Eduardo Juárez, Martín Díaz Val-dés, Carlos Meza y la autora.

Hablar de rock en Guatemala es como hablar de la violencia en el país; es algo inexorable para la escena musical que rehúye de la modernización y prefiere sumirse en hacer tributos Andradescos para recordar los tiempos de la garra chapina. Sin embargo, de cuando en cuando la música sabe responder al talento y no a la demanda nostálgica, abriendo la posibilidad del disfrute y dejando descansar a los dinosaurios que, como Atlas, cargan con las penas del mundo haciendo shows antes de necesitar sus tanques de oxígeno para no desfallecer.

En una hibridación de son, folk, rock y psicodelia, la banda le inyecta soberanía a la composición musical, atravesando los niveles

rítmicos y dando como resultado una hermosa combinación de solos de guitarra que el mismísimo Hendrix ovacionaría de pie. Pero hay algo más que me llega de este disco y es que no está comprometido con ningún género más que

con la esencia de hacer buena música. La tercer rola denominada Mariguana

(vaya a saber uno por qué) es una belleza y mi preferida del disco. Un himno a la traición en clave de surf, (así es, leyó bien. ¡SURF!). Una batería suave y caribeña pero con la velocidad adecuada, acompañada de acordes que te envuelven en el contoneo del swing. - Ella nunca fue sincera contigoooo… Ella era tu amiga, ella era tu amiga. – No existen solos en esta canción,

no los necesita; la rola en sí misma te levanta con ganas de agarrar una tabla y cabalgar las olas en Monterrico.

Después de esa repentina fiesta playera, regresan con fuerza a su identidad fundida en el metal. Batería fuerte y acordes de potencia que te invitan al baile y la agitación; una odisea que dura 9.25 minutos. Allí se desentierra la pura genialidad llamada Tu amiga, sabiendo bajar la velocidad en el momento preciso para luego soltar el pelo al viento y dejar que la música inunde los oídos hasta alcanzar el nirvana.

Para terminar el viaje psicorockdélico de este disco, Cuerpo y Alma nos regala En la frontera de la pálida, una divertida canción que habla del sufrimiento indomable de la goma. Con una entrada ligera de guitarra te sumergen en un estado alterado de pacifismo, para luego meterte de lleno a la violencia y la agitación de los acordes fuertes y confusos del mosh (justo como lo hace la resaca). Un final más que digno para el viaje tan soberbio que significa este disco.

Espero atento a lo nuevo que tal vez pueda traer esta banda, ya sea música… o bien la expiración, pero vayan y escúchenlos, destapen los oídos y dejen que su cabeza estalle para ya olvidar y darle de una buena vez digna sepultura a los ídolos decrépitos del rock en Guatemala.

¿De qué se trata esto? La cotidianidad y la ciudad está en todos, la muerte está en muchos de los relatos. En este libro no están todos los cuentos, deseché algunos para siempre o bien no los usé porque más adelante van a formar otra cosa.

¿Cómo es tu relación con los editores?He tenido la fortuna enorme de no tener

problemas con mis editores. Los cambios que me han pedido han sido siempre muy leves y en el caso de este libro fueron algunas palabritas y nunca tocaron las ideas o la estructura de los relatos y por eso se publicó tan rápido. El libro lo entregué a finales de julio del 2015 y ahora ya está por presentarse.

También soy editora y por eso creo que tengo esa cuestión, disfruto el hecho de escribir pero también me esfuerzo por tener la capacidad de desdoblarme y convertirme en editora posteriormente y ver ya con otros ojos los cuentos para tratar de darles… no sé, la limpieza necesaria.

¿No has caído en cuenta de que la mayoría de los relatos incluidos en “Después del fin” tienen madera para convertirse al cine y

hacerlos cortometrajes?No lo había notado

pero así como vos lo decís y como lo dijo Arnoldo en el prólogo del libro, tengo una relación estrecha con el cine. Leo, las lecturas han existido a lo largo de mi vida y de mi formación para escribir

pero a la par de toda esa literatura y los libros están las películas. Para mí la piratería ha sido una bendición (jajajá).

¿Te gustan mucho las películas del viejo oeste? Lo digo por la descripción que hace Gálvez Suárez en el prólogo del libro.

Me gusta toda clase de cine, lo que me pasa con el Western o con la violencia tiene que ver específicamente con los vaqueros italianos, ellos son una especie de superhéroes, son quienes ya lo han perdido todo y llegan al punto en el que si la justicia les pide un favor para algo bueno, ellos van y lo hacen pero si les piden favor por otro lado para que cumplan con alguna venganza o algo turbio pues también lo hacen. Tienen esa capacidad de que podrías hacerles volar el sombrero y ni siquiera parpadean. Están en un pedestal, perdieron toda vulnerabilidad y son invencibles.

¿Cómo creés que la gente va asimilar estos relatos, aquellos que ya están acostumbrados

a tu poesía?Es algo que me sigo preguntando. Sí me dio un

poco de temor que la gente estuviera esperando algo muy similar. Me refiero a esos sentimientos que han aparecido en las publicaciones anteriores. Esto realmente es otra cosa. La verdad no sé, sigo esperando la reacción de la gente a ver si no me van a terminar odiando.

¿Qué hay en este libro que te causa satisfacciones distintas a las de las publicaciones anteriores?

Se dio una especie de evolución que viene desde la narrativa, con los poemas también estoy contando historias pero es desde un yo poético, una sola persona. En estos cuentos está más presente la transposición de quien cuenta, hay más gente involucrada, más personajes.

Este libro está mucho más cercano a mis inicios como escritora. A esa cuestión de contar una historia en horizontal así como es y no a la evolución esta en donde estoy contando una historia pero con una estructura vertical y que va a ser mucho más rápida, más breve. Si bien los relatos de este nuevo libro son breves, son mucho más extensos de lo acostumbrado.

Siempre estoy esperando que llegue el momento que me dé un golpe de belleza o de algo que me sorprenda. Con eso es con lo que me quedo al final del día.

¿Tenés algún tipo de ritual cuando te proponés escribir? ¿Te ponés bajo los efectos de alguna droga o le metés al rock?

Siempre cargo una mi libretita en donde voy apuntando las cosas, no tengo rituales. Me gusta el encierro y el silencio, eso es lo que necesito.

Tras la observación y los apuntes yo ando chineando las imágenes todo el tiempo, tampoco es que la vida de regale tantas cosas, o sea tanta imagen y tanta sensación porque aunque vayás y estés bien atento a veces esto realmente es un desierto. Entonces como son tan pocos los estímulos que recibís procurás andar chineándolos y de repente ves algo más y te remite a ese estimulo. Ahí es cuando eso va creciendo y convirtiéndose en una idea más constante.

Reviso mi colección de imágenes que fui recogiendo en la calle y escojo la imagen que me haga sentir más.

Antes creía que necesitaba mucho silencio y que nadie me molestara pero de repente me di cuenta que la necesidad te daba la habilidad de escribir en un ratito en la oficina o en cualquier parte y la mara podía estar

pasando, hablando y podía hacerlo. Te vas dando cuenta de cómo el oficio va evolucionando y de repente podés hacer las cosas sin necesidad de ese silencio y aislamiento total del escritor.

¿Hay una novela tuya esperando a ser publicada?

Creo que no. Si algo me ha interesado todo este tiempo al momento de contar historias es la brevedad es decir, si nos ponemos cortazarianos a mí me gustan los knock outs, eso es lo que espero del arte y entre más breve mucho mejor.

Siento que la novela requiere un talento… no sé, hay que alargarse más, hay que decir más, describir más, poner a la gente a hablar. No sé, siento que es un talento que yo no tengo. Le apuesto mil veces a la brevedad y sí, seguiré experimentando en ese campo.

Reseña Después Del fin

incombustible, medio siglo de rock condensado

Vania Vargas y sus golpecitos limpiosPor Jenner SantoS

Por Salazar ochoa / fotografíaS de ameno córdova

FotograFía de gustavo garcía solares

“Hablar de rock en Guatemala es como hablar de la violencia en el

país; es algo inexorable para la escena musical que rehúye de la

modernización y prefiere sumirse en hacer tributos Andradescos”

“…si nos ponemos cortazarianos a mí me gustan los knockouts, eso es lo que espero del arte y entre más

breve mucho mejor.”

“Siempre estoy esperando que llegue el momento que me dé un

golpe de belleza o de algo que me sorprenda. Con eso es con lo que

me quedo al final del día.”

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E

El nombre per se deviene condena, maleficio original; quizá por eso, ahora es más común oír que la gente dice “Guate” y no “Guatemala”: evitando pronunciar las últimas dos sílabas que evocan la situación en que nos encontramos como socie-dad.  Nos duele en lo más superficial del orgullo nacionalista escuchar o leer esa frase trillada en periódicos y noticieros extranjeros: “estamos saliendo de Guatemala para caer en Guatepeor”; y utilizamos sufijos seductores para poner un tono positivo intentando cualquier redención semántica: Guatelinda, Guatebuena, Guateamala, Guateamor.  

l origen del nombre Gua-temala es una imposi-ción que tiene raíces en un idioma extranjero, de pueblos provenientes de

lo que hoy es México: Quauhtlema-llan nos llamaban: lugar de muchos árboles.   Nuestros abuelos y abuelas, los que sí habitaban acá, le llamaban a este territorio Ixim Ulew, tierra de maíz. Una composición entre maíz y árboles era la mejor descripción para este bendito lugar. A lo mejor sea muy tarde en la historia para revisar el nombre del país, o quizá sea necesario para librar el karma.Pero el nombre no es un gran proble-ma, aunque lo suframos. El pecado original está en el imaginario domi-nante con que se fundó la gelatinosa guatemalidad: se valora lo blanco, la masculino, lo occidental; se desprecia lo indígena, se cosifica lo femenino, se desvalora lo ancestral.Para un nuevo Guateintento de na-ción se necesita un pacto fundacional alternativo, un contrato social en el que no sean las élites la única voz. Esa posibilidad no parte de una convoca-toria del gobierno o de algún “bien in-tencionado” proceso empresarial que busque recuperar los valores cívicos en consumidores de aguas gaseosas. Esa construcción parte de las luchas de clase, género, de pueblos indígenas, grupos juveniles, de iglesias con doc-trina social, de barrios organizados.

¡Cuánto me gusta

la marimba oaxaqueña!

Pablo Sigüenza RamíRez

¿Cómo se plasma en una nueva Cons-titución el respeto a la Madre Tierra, el cuidado de los cerros y los ríos sa-grados, la armonía con el cosmos y la comunidad? ¿Es posible un pacto tal cual o el camino son las autonomías locales? ¿O por qué no rompemos con la idea de nación y nos aventuramos a construir identidades fundamentadas en la rica diversidad de nuestros pue-blos? Antes que guatemalteco soy la-tino, mesoamericano y mestizo kaq-chikel, disfrutando la heterogeneidad con que estas identidades se constru-yen, fruto no de la concesión desde el poder sino de su disputa. Frente a la polémica campaña del Mi-nisterio de Cultura y Deportes para que un sonido de teléfonos celulares se nombre “marima Guatemala” debo decir que me encanta la marimba oa-xaqueña cuando toca La Llorona, co-miendo tlayudas, chapulines y bebien-do una crema de mezcal en el mercado de Oaxaca; o la marimba chiapaneca cuando se atreve a armonizar piezas de rock. Me gusta oír las teclas de hor-migo en los cerros quichelenses, antes, durante y después de una ceremonia en día Wajxaqib’ B’atz’; me gusta la marimba orquesta de Checha y su In-dia Maya en los convites y celebracio-nes de las fiestas patronales a lo ancho del país. La marimba es versátil, por eso nadie puede poseerla, la marim-ba es diversa como diversa es la milpa mesoamericana. ¡Qué fortuna!

7

Por una razón bastante extraña me quedé una noche entera a las puertas del Hospital Roosevelt, que por cierto, se le ha caído la letra S. Esto tan solo es el comienzo de una crónica que me cambió la forma de ver las madrugadas. No diré más que lo que vi, ni enlaza-ré paralelo a esto las deficiencias en los dos hospitales nacionales de mayor cobertura, simplemente me centraré en algunos detalles.

:00 pm. Llego y me siento un rato. Va a ser una noche larga. Hay va-rios cuidacarros, uno de ellos gri-ta desde unos cien metros hasta donde estoy. Su voz implica una

disfuncionalidad. Es aguda y ríe con todos mientras saluda descontroladamente. Pero es amable. Igual a él, un veterano con cara de santo antigüeño, es decir, español barbu-do y gracioso, que también me da las buenas noches. Parecen investigar a qué llego o qué estoy haciendo allí sentado, procuro poner una cara para pasar inadvertido. Le respon-do algo y se aleja contento, sube las gradas, encuentra un plato con algo de comida y se lo come sin reparar en nadie, luego se acuesta allí mismo y se queda dormido. Me entretengo viendo las paredes de vidrio tapizadas con información importante, requi-sitos para los donadores diarios de sangre. Se lee que no deben estar desvelados y demás re-quisitos que ya explicaré. Mientras tanto han llegado a la puerta principal una señora mayor y una más joven que parece es su familiar. 8:00 pm. Se colocan junto a mí dos señores. Uno lleva unos cartones y el otro una mochi-la desgastada. Me saludan y pronto me doy cuenta que uno de ellos, moreno y de unos cincuenta años, delgado y arterial, habla de-talles de una noche anterior. El otro busca en su teléfono una canción. A la par de ellos están los teléfonos públicos. Parecen esperar el mo-mento de ir a dormir. Me levanto un rato y veo que salen muchos trabajadores del hospital, señoras y estudiantes de medicina, practican-tes. Los espera un bus que originalmente debe servir de ambulancia. Imagino que por su se-guridad, los llevan hasta algún lugar cercano para que tomen un transporte directo a sus casas. Me lo confirman esos mismos señores que platican sobre canciones. Me comparten algunos comentarios, por ejemplo que ya hay cuatro personas haciendo cola en la puerta principal, y que son donadores de sangre, que deben llegar a esa hora bárbara para entrar en los primeros lugares al otro día, a las cinco de la mañana que empiezan a recibirlos. Hay una cafetería dentro del hospital que no cierra en toda la noche. Los señores me cuen-tan que las puertas del hospital las cierran. A lo lejos veo la garita de Emergencia del hospital y una ambulancia que únicamente con las luces intermitentes anuncia su urgente entrada. 9:00pm. Se detiene una Pathfinder color ne-

PoR leSteR oliveRoS

CRóniCaS de la noChe

turismo ingratogro frente a las puertas principales del hospi-tal. Un hombre abre la puerta trasera y junto con una mujer madura, rubia y con un as-pecto agradable, empiezan a repartir pastel, hamburguesas y café, a los primeros que se acercan. Ella misma llama al muchacho que cuidacarros. Este llega riendo y la abraza. La señora le ofrece pastel y se adelanta hasta las gradas, a regañar en broma al veterano que se ha despertado al fin. Le reclama que por qué volvió a tomar. Pero el hombre no ha toma-do, solo se le adelantó el sueño, le cuenta entre risas. Todos comen pastel. El cuidacarros es apodado “el tío”, y ahora recibe de regalo la caja todavía con algunos pastelitos, que el re-parte entre la gente en lo alto de las gradas que le reciben con gratitud, aun disculpándose, pero él insiste y comparte lo que le han dado. Pequeña fiesta de luz en un lugar tan duro. Los dos señores que esperan irse a dormir, con-cretan que después de esa cena ya están listos, o casi, ya que se les une otro personaje, uno con facha de vendedor, pero que en realidad es un señor que visita iglesias en busca de caridad, y que por esa razón rechaza una hamburguesa que le pasa regalando “el tío”. Nos cuenta que está en ayuno. Yo me sorprendo cada vez más. Han cerrado ya las puertas del hospital, solo se ve como los practicantes entran y salen a intervalos de la cafetería. 10:00pm. El viento allí golpea como si fue-ran olas invisibles, frías y cortantes. Se siente usted solo, pues si todavía no lo está, lo esta-rá. Algunos se recuperan, pero hay allí aden-tro enfermos, gente que va a pasos lentos. En lo alto se ven las luces aún encendidas para

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Guatemala, 6 De mayo De 2016 / PáGina 7

FotograFías de elí orozco

Lester Oliveros (Guatemala, 1976). Actualmente trabaja de freelance para Editorial Santillana, es editor y funda-

dor de la Editorial Cartonera Maximón. Ha publicado Deliriosaurios (2011), Venados & Jaguares (2013) y ahora

trabaja en su novela proscrita Crónicas Suicidas junto con Laurent Bouisset

que ha publicado ya uno de los capítu-los más inmediatos.

Turismo ingrato

1:00am. Llegaron unos señores a regalar café y pan dulce. Reparten tratados y bendi-cen a la gente. Ya la mayoría de los que están en lo alto de las gradas duerme. 4:00am. Oigo voces de gente ahora alrededor mío. Me dormí un rato. Siento los ojos hincha-dos y las manos frías. Los pies adormecidos, el pelo de la cabeza granizado. La cola de do-nantes es larga. Dicen entre ellos que solo dan cincuenta números y, siempre se queda mucha gente reclamando la larga espera para nada. Entonces la señora del principio de la puerta, que ha velado toda la noche, cuenta que ella llegó tarde el día anterior y que por eso su exa-geración en el tiempo. Algunos ya esperan la madrugada cubiertos completamente. 4:20am. Un señor, que ha pasado cubierto de la cabeza a los pies como capullo, se levanta. Dobla sus sábanas y recoge su alfombrita de lana que ha llegado hasta allí con la bandera de la necesidad del recurso médico. La historia de la alfombrita me retumba en la cabeza, podría ser un bonito cuento para hacerle temblar a uno el corazoncito. En el mismo lugar, pero sin cobertor y sin chamarras, se acuesta otro señor, un poco más joven y por eso me da confianza. Le pregunto que por qué llegó allí. Me cuenta que iba bolo después de tomar con sus com-pañeros de trabajo. Por la hora, se aventó del bus, sin advertir que venía, a la par y a mayor velocidad, un carro. Salió volando y paró in-consciente hasta que llegó al hospital. No sé si los bomberos me robaron la billetera porque no la tengo, ni el celular… pero tengo todavía estos trescientos quetzales que me es-condí en la ingle -dice un poco desconcertado. Todo debió haber revirado lejos por el golpe, a lo sumo los primeros que llegan y te apa-rentan auxiliar se llevan las cosas –le digo, y agrego más… -o sea que ahora si te debe estar esperando tu mujer con el molinillo.

Ya la llamé, me dijo que esperara que ama-neciera.5:00am. Todo esto lo platicamos de pie fren-te a la puerta principal. La cola de personas, del lado nuestro también empezó a crecer y la gente se aglomera. Falta poco para que abran, los donadores se preparan. Hay una cola larga de gente en silla de ruedas. Señores empujando la sillita de su mujer y al contra-rio. Gente con una sola pierna apoyada a una muleta de madera. Ojos entreabiertos. Caras tristes y preocupadas. Una señora que llevan en brazos, luego la abrazan porque se queja y su queja me duele a mí también. Los donadores son muy necesarios, las con-diciones ya las he relatado. Pero además hay mucha gente que se va aprovechando de su necesidad. Venden agua pura a un precio ma-yor y en esa madrugada fui testigo de cómo las vendedoras se pelean a palabrotas delante de los pacientes que esperan impacientes.Luego de toda una noche viendo más de cin-

co ambulancias a toda velocidad buscando la entrada, un herido que llegaba del interior y lo tuvieron esperando en la ambulancia más de una hora, gente tratando de contar cosas ale-gres para reír en vez de volver al trillado tema de la falta de medicamentos. Por alguna razón las madrugadas me parecen allí aliadas de al-guna conspiración, muy bien planificada para que la gente baje la cabeza y sienta vergüenza de no tener un billete grande para un sanatorio.

hombres y mujeres que cierran los ojos aun soñando. La gente trata de inventarse otra realidad conversando.10:10pm. La cola frente a la puerta ha sufrido cambios, ahora la primera señora se ha sen-tado. Ella lleva en una bolsa un termo con café, le ha servido a su hija una taza. La hija platica con alguien que ha llegado, dicen que tienen que llegar tres donantes y uno en la madrugada, son para alguien de su familia que va a ser operado. Ya hay ocho y todos van como preparados para el asunto ese de dor-mir en el suelo para amanecer allí mismo, frente a esa puerta y ser atendidos primero. 11:00pm. Han hecho buena conversación entre ellos, traban cierta amistad. Se van conocien-do, conforme la noche cae, los sonidos, hasta los más leves se vuelven relevantes y las con-versaciones se oyen todas. Ya hay gente sentada hasta el otro extremo y algunos han puesto sus mantas o petates y se han recostado, todavía platicando, mientras les llega el sueño. La se-ñora, la primera comenta con determinación que ella llegó desde las siete de la noche y que todos deberían ir dándose cuenta que número les toca. Pero en realidad lo que la señora busca es que nadie se vaya a pasar de listo o lista. 12:00am. Antes de recostarme contra el vi-drio, he caminado hasta la puerta de la Emer-gencia, hay muchas personas esperando allí información sobre sus seres queridos que han ingresado en las últimas horas. Siguen llegan-do donadores de sangre. Entre los requisitos que piden está no llegar desvelados, pero lo que veo es que la mayoría no duerme bien. El cuidacarros va y viene pero no cuida los carros, está más preocupado, según veo en observar a los muchachos que fuman o in-halan dentro de un parque, frente al hospital, al que nadie debería entrar de noche, ya que lo cierran con candado. Los muchachos, apa-rentemente, se saltan la malla metálica sin ninguna pena. Pero “el tío” solo mira som-bras, allí adentro todo está oscuro.

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Fotografía de Fernando Chuy