Erase una vez un pueblo, donde vivían una joven pareja, hace ya muchos años. La pareja se llamaba : Sebastián y Dolores, el pueblo se sigue llamando Begíjar.

Se habían casado en años muy malos, pero Sebastián y Dolores se esforzaron en trabajar bien el huerto, él siempre pensó, que en el mismo, había un tesoro.

Pasaron algún año de sufrimiento, por la muerte prematura de su primogénita, pero su esfuerzo les recompensó poco tiempo después, al tener una hija, esta vez sana, bonita y fuerte.

La llamaron María del Rosario, pero siempre la conocimos por Rosa, Rosa Mari o simplemente Mari. Unió mucho a sus padres, también a los hermanos que llegarían después.

Fuerte y dura, desde pequeña, trabajó la huerta, pese a que el tomate, no era lo que le gustaba a ella, ni en la huerta ,ni en el cole.

Los años duros fueron a menos y Rosa Mari a más, la huerta a menos y ella ya una mozuela.

Así fueron pasando los años, conoció a su chico ye-yé y entre charcuterías y otras ventas, Rosa hizo la vida con Manuel que tanto monta, monta tanto, Rosa como Manuel y Manuel como Rosa

Y pasaron las dos y las tres, las cuatro y las cinco…. hasta llegar a los 65. Trabajaron, viven. Son felices y aquí nos tienes Rosa, para con tus sobrinos, decirte: ¡Felicidades!

Hoy comienza tu mejor momento. Aunque veas en la foto, que estamos detrás de ellos. Solo eres una joven aventurera, que en cinco días, estarás en Roma.

Y así se escribió esta historia de hadas, comiendo tarta y ¡Cumpleaños feliz!...A los muchos de sus 65, se supo que Rosa Mari y Manuel, fueron casi centenarios y que desde hoy siguieron cantando, aquello de Sabina…Y les dieron las seis y las siete….Hasta los 87 por lo menos.

¡Tu compañero que no de viaje, aunque aún está a tiempo, Manuel.Tus hermanos Joaquina, Alfonso, Marilena y Antonio.Tus sobrinos. Con cariño y que cumplamos muchos más.

THE END