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5La contribución de los bosques
a las dietas sostenibles
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La contribución de los bosques
a las dietas sostenibles
Documento de antecedentes para la Conferencia Internacional sobre Los Bosques para la Seguridad
Alimentaria y Nutricional, FAO, Roma, 13‐15 de mayo de 2013
Barbara Vinceti,1 Amy Ickowitz,2 Bronwen Powell,2 Katja Kehlenbeck,3 Céline Termote,1 Bruce Cogill,1 Danny
Hunter,1,4
Bioversity International,1 Centro de Investigación Forestal Internacional,2 Centro Mundial de
Agroforestería,3 Charles Sturt University (Australia)4
Correspondencia, email: [email protected]
Puntos principales
1. El potencial de los alimentos derivados de los bosques que pueden contribuir a la seguridad alimentaria
y nutricional como componentes de las dietas sostenibles en gran parte se halla sin explotar. Los
alimentos derivados de los bosques representan una fuente asequible de alimentos, especialmente
para las poblaciones que tienen limitadas opciones para la consecución de los medios de subsistencia,
de suministro de micronutrientes, fibras y otros componentes alimenticios esenciales que mayormente
faltan en las dietas.
2. La plena realización de la contribución de los alimentos de origen forestal y arbóreo a las dietas
sostenibles se enfrenta a una serie de limitaciones. Entre ellas son fundamentales las lagunas de
conocimiento, las cuestiones relacionadas con la tenencia y el acceso, los aspectos de la sostenibilidad
de la extracción y la rápida evolución de los contextos sociales y culturales, que producen un impacto
significativo en las dietas. Es necesario que se investigue sobre todos estos temas.
3. Asimismo, existe la necesidad de promover una mejor integración de la información y los
conocimientos sobre los alimentos nutritivos derivados de los árboles y los bosques en las estrategias y
programas nacionales de nutrición. La creación de plataformas de políticas intersectoriales que
incorporen las cuestiones relativas a la nutrición, la seguridad alimentaria, el medio ambiente, la
agricultura, la salud, el desarrollo, la conservación y planificación del uso del suelo contribuirían a lograr
este objetivo.
2
Antecedentes
Introducción
Aún no está claro de qué manera el actual sistema alimentario mundial lograría satisfacer las crecientes
demandas de una población que se prevé alcanzará los 9 mil millones de personas en 2050. En el contexto
actual de cambio climático, de pérdida continua de las especies y de la diversidad genética, de degradación
del suelo, de urbanización creciente, de conflictos sociales y de pobreza extrema, existe la urgente
necesidad de una acción colectiva para abordar la seguridad alimentaria y nutricional a nivel mundial
(Hunter and Fanzo, 2013).
Los cultivos básicos de alto contenido energético garantizan la suficiencia calórica y por ello los encargados
de la formulación de políticas los han establecido como un tema prioritario en la consecución de la
seguridad alimentaria mundial. Sin embargo, por lo general, estos cultivos contienen bajas cantidades de
nutrientes, incluyendo los micronutrientes por unidad de energía, y por sí solos no son suficientes para
abordar el problema del "hambre oculta" o de la deficiencia de micronutrientes (Tontisirin et al., 2002;
Stephenson et al., 2010). Aumentar el consumo de alimentos ricos en micronutrientes (como una
diversidad de frutas, legumbres, verduras y algunos alimentos de origen animal) es visto como una forma
sostenible de mejorar la calidad de los nutrientes (Tontisirin et al., 2002; Johns y Sthapit, 2004; Stephenson
et al., 2010). En este contexto, los desafíos son lograr que los sistemas alimentarios sean al mismo tiempo
productivos, sensibles a la cuestión de la nutrición, culturalmente aceptables y sostenibles (Johns et al.,
presentado) y garantizar que los consumidores y productores tengan la información necesaria para adoptar
las mejores decisiones a fin de satisfacer sus opciones de vida y alimentarias.
Ecosistemas forestales
Los bosques desempeñan una función importante en muchos sistemas alimentarios, ya sea mediante el
aprovisionamiento directo e indirecto para la nutrición humana, en particular, en los países en desarrollo
(Hladik et al., 1993; Vinceti et al., 2008; Arnold et al., 2011; Jamnadass et al., 2011; Sunderland, 2011), o a
través de los servicios esenciales de los ecosistemas, tanto de los sistemas agroecológicos cercanos como
lejanos (Evaluación de ecosistemas del Milenio, 2005). Los bosques y los árboles fuera de los bosques
contribuyen a los medios de subsistencia de más de 1,6 mil millones de personas (FAO, 2010).
Los bosques, la cubierta forestal y/o los sistemas agroforestales1 se caracterizan por la variación sustancial
en todo el mundo. Los bosques varían de formaciones forestales cerradas a masas forestales abiertas y
abarcan el 31 por ciento (4 mil millones de hectáreas) de la superficie terrestre total (FAO, 2010)2. La
categoría de bosques también incluye pequeñas parcelas con árboles (a menudo no mucho mayor de 0,5
hectáreas) dispersos en paisajes agrícolas densamente poblados, y denominados también como sistemas
agroforestales. La identificación y seguimiento de dichas áreas es difícil y en la mayoría de los países los
árboles fuera del bosque no están todavía suficientemente indicados en las estadísticas oficiales.
1 Para obtener una descripción de los sistemas agroforestales, consulte el documento de antecedentes sobre «Agroforesty, food and nutritional security». 2 Este cálculo se basa en la definición de bosque de la FAO definido como la tierra que se extiende por más de 0,5 hectáreas dotada de árboles de una altura superior a 5m y una cubierta de dosel superior al 10 por ciento, o de árboles capaces de alcanzar esta altura in situ (FAO, 2000).
3
Alrededor del 30 por ciento de los bosques del mundo se utiliza principalmente para la producción de
madera y de productos forestales no madereros. La información sobre los productos forestales no
madereros (PFNM)3 no se halla disponible para muchos países y su valor verdadero para la subsistencia no
está recopilado en las estadísticas disponibles. Sin embargo, según la última Evaluación de los recursos
forestales mundiales (FAO, 2010), el valor estimado de los productos forestales no madereros (PFNM)4
extraídos en el año 2005, basado en los informes nacionales, asciende aproximadamente a 18,5 mil
millones de dólares estadounidenses, y es probable que esta cifra sea una subestimación. Según algunos
autores, el valor del comercio de productos forestales no madereros aprovechados en el medio silvestre
para fines de nutrición y generación de ingresos es mucho mayor, llegando aproximadamente a 90 mil
millones de dólares estadounidenses por año (Pimentel et al., 1997). La Evaluación de los recursos
forestales mundiales (FAO, 2010) también afirma que la alimentación representa, sin duda, la categoría
más importante de los productos forestales no madereros extraídos a nivel mundial, seguido por otros
productos vegetales, la miel silvestre y la cera de abejas, las plantas ornamentales y los exudados (Tabla 1).
Tabla1.Valordelosproductosforestalesnomadererosextraídosporcategoríayregión,2005.
PFNM categorías
Total millones dólares EE.UU.
Distribución de cada categoría en el valor total (%)
Mundo Europa Asia Américas Oceanía África
Alimentos 8 614 51 48 67 23 47 39
Otros productos vegetales 2 792 17 3 22 61 3 7
Miel silvestre y cera de abejas 1 805 11 21 n.s. n.s. 12 n.s.
Plantas ornamentales 984 6 10 1 3 4 0
Exudados 631 4 1 7 5 0 25
Materiales de plantación para medicina, etc. 628 4 5 2 1 9 18
Carne de caza 577 3 7 n.s. n.s. 1 2
Materiales para utensilios, construcción, etc. 427 3 3 1 3 18 n.s.
Cueros, pieles y trofeos 183 1 1 n.s. 3 7 n.s.
Animales vivos 154 1 2 n.s. n.s. 0 7
Forraje 21 n.s. n.s. n.s. n.s. 0 2
Colorantes y tintes 18 n.s. n.s. n.s. n.s. 0 n.s.
Otros productos no comestibles de origen animal
6 n.s. 0 n.s. 0 0 n.s.
Otros productos comestibles de origen animal 1 n.s. n.s. 0 0 n.s.
Materia prima animal para la medicina 0 n.s. n.s. 0 0 0
Valor total (millones de $ EE.UU.) 16 839 16 839 8 389 5 655 2 132 402 261
Notan.s.=“nosignificativo”(esdecir,menosdelunoporcientodeltotal)Fuente:FAO,2010.
3 Los productos forestales no madereros son bienes de origen biológico, distintos de la madera, derivados del bosque, de otras áreas forestales y de los árboles fuera de los bosques, incluyendo la leña y los pequeños objetos de madera. 4 Si bien el texto se refiere totalmente a los PFNM, en esta sección se hace referencia a las estadísticas de la FAO de la Evaluación de los recursos forestales mundiales, que notifica los valores para los PFNM. Estos corresponden a los PFNM, con exclusión de la leña.
4
Dietas sostenibles
El primer Simposio científico internacional sobre la biodiversidad y las dietas sostenibles, celebrado en la
FAO en 2010, definió las dietas sostenibles como:
Las dietas sostenibles son dietas con bajo impacto ambiental que contribuyen a la seguridad alimentaria y nutricional y a la vida sana de las generaciones presentes y futuras. Las dietas sostenibles concurren a la protección y respeto de la biodiversidad y los ecosistemas, son culturalmente aceptables, económicamente justas, accesibles, asequibles, nutricionalmente adecuadas, inocuas y saludables, y permiten la optimización de los recursos naturales y humanos. (Burlingame y Dernini, 2012).
Este simposio también redactó una "Plataforma de acción", así como un "Código de conducta" (Burlingame
y Dernini, 2012). Trabajar sobre lo que constituye una dieta sostenible y de qué manera promoverla aún se
encuentra en una fase inicial y es necesaria mayor investigación para comprender plenamente sus
múltiples dimensiones (Figura 1). Sin embargo, la elaboración de una "tarjeta de puntuación" o "índice",
podría ayudar a la operacionalización del concepto de dietas sostenibles en criterios e indicadores
medibles, sólidos y útiles. Esto podría permitir la comparación de las dietas de las distintas regiones y
países, y podría orientar las políticas y programas futuros (Fanzo et al., 2012).
Figura1.Lasdiferentesdimensionesdeunadietasostenible
Fuente:FAO/BioversityInternational2012.
En este documento se hace un primer intento de examinar la contribución de los bosques y los árboles a
algunas de las dimensiones de las dietas sostenibles que aquí se presentan (Figura 2). Un trabajo futuro
sobre las dietas sostenibles debe incluir la función y contribución de los bosques y los árboles.
5
Los bosques y las dietas sostenibles
Esta sección examina las principales características de los alimentos derivados de los bosques y la forma en
que se relacionan con las dimensiones principales para el marco de la dieta sostenible.
Disponibilidad de los alimentos forestales locales, asequibles, nutritivos
Los alimentos derivados de los bosques, incluidos los productos alimenticios provenientes de árboles,
hierbas, hongos y animales, contribuyen de muchas maneras a mejorar la seguridad alimentaria,
proporcionando fácil accesibilidad a alimentos muy a menudo asequibles y nutritivos (Chweya and
Eyzaguirre, 1999; Dansi et al., 2008;. Vinceti et al., 2008; Powell et al., 2011). Si bien existen muy pocas
comunidades en el mundo que actualmente dependen de los alimentos derivados de los bosques para la
consecución de una dieta completa (Bailey et al., 1989; Mercader, 2002; Colfer, 2008), estos alimentos
pueden contribuir a mantener la nutrición en los hogares durante el período de escasez (por ejemplo,
complementando la estacionalidad de los cultivos agrícolas básicos) y en los momentos de escasa
producción agrícola, los períodos de vulnerabilidad debido al clima y el déficit de alimentos debido a otros
acontecimientos cíclicos (Humphry et al., 1993; Moreno‐Negro et al., 2000; Angelsen y Wunder, 2003; Faye
et al., 2010a; Karjalainen et al., 2010). Para mayor información, véase el calendario estacional de las
especies autóctonas de árboles frutales en el documento de antecedentes sobre «Agroforestry, food and
nutritional security» (Jamnadass et al., 2011).
A pesar de su valor y su contribución a la «cesta mundial de alimentos», los alimentos silvestres sólo
recientemente han aparecido en las estadísticas oficiales sobre el valor económico de los recursos
naturales (Bharucha y Pretty 2010), aunque existen dudas sobre la fiabilidad de estos datos, que provienen
principalmente del sector informal. Un estudio reciente realizado por estos autores, resume la información
de 36 estudios en 22 países, poniendo de relieve la importante función que todavía desempeña la
biodiversidad silvestre en los contextos locales con aproximadamente 90‐100 especies silvestres conocidas
por ubicación. En algunos casos, las estimaciones para el nivel de utilización pueden llegar a 300‐800
especies (por ejemplo, Etiopía, India, Kenya). Sin embargo, estos estudios incluyen datos de contextos muy
diferentes, recopilados utilizando diferentes enfoques metodológicos; por tanto, las estimaciones
mundiales deben considerarse con precaución (Peñafiel et al., 2011). Además, el número absoluto de
especies conocidas/utilizadas no es muy indicativo en sí mismo, y se debe considerar en relación con la
riqueza de la flora local. Asimismo, el conocimiento sobre la utilidad de un gran número de especies de
plantas no significa necesariamente que se consumen o se recogen con alta frecuencia (Termote, 2012a).
Por ello, existe un amplio margen de mejoramiento en el proceso de documentación del consumo de
alimentos silvestres.
Como se mencionó anteriormente, los alimentos derivados de los bosques no puede ser una panacea para
los problemas mundiales relacionados con la seguridad alimentaria y nutricional, pero en algunos contextos
geográficos específicos pueden desempeñar una función significativa. Un estudio realizado en cinco
distritos del Estado de Orissa en el este de India (un Estado con la segunda mayor población tribal del país,
aproximadamente 6,82 millones) señaló que en las comunidades tribales, en promedio, 15 por ciento de
sus ingresos familiares brutos derivan de la venta de frutas y que las familias tribales indígenas que viven en
un radio de 5‐7 km de los bosques consumen, en promedio, 82 kg por año por familia de frutos silvestres,
con alrededor de un cuarto de los hogares que los recolectan de manera regular (Mahapatra and Panda,
6
2012). Esto se ha observado en la mayoría de las poblaciones tribales de la India, que viven dentro o cerca
de los bosques (Bahuguna, 2000; Mohapatra y Sahoo, 2010).
Los alimentos que derivan de los bosques son en su mayoría consumidos a nivel local o son comercializados
en los mercados locales y regionales, con distancias de transporte muy limitadas por lo perecedero de los
productos y la infestación por plagas (Akinnifesi et al., 2006). La recolección y venta de alimentos silvestres
pueden proporcionar un apoyo considerable a los medios de subsistencia locales, especialmente para
aquellos que carecen de capital para dedicarse a otras actividades de sustento (las mujeres y los miembros
más desfavorecidos de la comunidad) (Delang, 2006). Asimismo, los productos forestales se pueden vender
en tiempos de crisis para obtener los ingresos necesarios a fin de garantizar la seguridad alimentaria
(Fisher, 2004; Arnold, 2008).
Calidad nutricional de los alimentos derivados de los bosques
La contribución de los bosques y los árboles no se limita a los períodos de escasez o déficit de alimentos,
aun durante los períodos de menor dificultad, los bosques desempeñan una función fundamental en el
suministro de nutrientes esenciales y de otros componentes no sólo proporcionados por los alimentos
básicos. Desde un punto de vista nutricional, los entornos forestales ofrecen las fuentes de alimentos de
origen animal (vertebrados e invertebrados) con alto contenido de hierro, zinc y vitamina B12 biodisponible
(además de proteína y grasa) y diversas opciones para la obtención de vegetales de hoja verde, frutas,
frutos de cáscara y otras plantas importantes para la ingesta de vitamina A, hierro, ácido fólico, niacina y
calcio (Johns y Maundu, 2006; Vinceti et al., 2008; Powell et al., 2011).
Muchos de los micronutrientes suministrados por los alimentos forestales son los que más comúnmente
faltan en las dietas y que tienen funciones importantes para la salud y el desarrollo (UNSCN, 2004). Por
ejemplo, la deficiencia de vitamina A causa ceguera en hasta 500 000 niños cada año y también se asocia
con las mayores tasas de infección (diarrea, sarampión, infecciones del aparato respiratorio, etc.) debido a
su importancia para la función inmunológica adecuada (Black et al., 2003; Kennedy et al., 2003). Los
vegetales de hoja verde y las verduras y frutas de color naranja son excelentes fuentes alimenticias de
vitamina A (Underwood, 2004). La deficiencia de hierro, zinc y vitamina B12 puede afectar el crecimiento, el
desarrollo cognitivo y el rendimiento escolar de toda la vida con implicaciones para la salud y el resultado
socioeconómico (UNSCN, 2004). Las mejores fuentes dietéticas de estos nutrientes son los alimentos de
origen animal (carne) y los vegetales de hoja verde y legumbres para la aportación de hierro.
A pesar de que la naturaleza de la evidencia todavía es circunstancial, muchos autores sostienen que es
razonable y convincente tratar de aumentar la diversidad biológica agrícola y forestal con el fin de
contribuir a una dieta más variada, que a su vez mejora los resultados de salud específicos (Johns and
Sthapit, 2004; Johns and Eyzaguirre, 2006; Toledo and Burlingame, 2006; Bélanger and Johns, 2008;
Lutaladio, 2010). Los ecosistemas forestales parecen proporcionar alimentos silvestres más diversificados
en comparación con otros usos del suelo en la misma región, especialmente si se tienen en cuenta los
alimentos de origen animal. Powell et al. (2011), en un estudio de 270 hogares en seis aldeas de las
montañas del Este de Usambara (Tanzanía), se señaló que las personas que consumían alimentos de origen
forestal tenían dietas densas mucho más diversas y nutrientes, y consumían una mayor cantidad de
productos alimenticios de origen animal. Aquellos que consumían alimentos de los bosques también tenían
una mayor cubierta forestal en las proximidades de la casa (Figura 2).
7
Utilizando los datos de la Encuesta demográfica sanitaria para los niños entre las edades de 12 y 59 meses
de 21 países africanos, Ickowitz et al. (2013) hallaron una relación en forma de U invertida entre la cubierta
forestal y la diversidad alimentaria, que alcanzó el 61 por ciento de la cubierta forestal. Los autores
encontraron una relación similar entre la cubierta forestal y el consumo de frutas y verduras, que alcanzó
un máximo en la cubierta forestal de 48 por ciento.
Figura2.Númerototaldeespeciessilvestresdelosbosquesydeotrostiposdeusodelatierraconsumidaspor270 hogares encuestados, agrupadas por diferentes tipos de alimentos (Montañas del Este de Usambara,Tanzanía)
Fuente:Powelletal.(2011).
La «carne de caza» o carne de animales silvestres constituye la principal fuente de proteína animal en
muchos paisajes forestales tropicales, especialmente en las cuencas del Congo y del Amazonas (Arnold et
al., 2011). La carne de animales silvestres también suministra muchos micronutrientes importantes en
cantidades mucho mayores o con mayor biodisponibilidad que los alimentos de origen vegetal. Aunque
sigue siendo una preocupación, la carencia proteica no se considera un problema generalizado, mientras
las deficiencias de micronutrientes son comunes (UNSCN, 2004) y pueden ser abordadas mejorando el
consumo de alimentos de origen animal. Un estudio reciente de Madagascar estima que la pérdida de
carne de animales silvestres de la dieta de los niños, sin sustitución de otras fuentes, se traduciría en un
aumento del 29 por ciento de los niños que sufren de anemia por carencia de hierro (Golden et al., 2011).
Sin embargo, la explotación excesiva de ciertas poblaciones de animales silvestres causan la extinción de
especies con niveles de vulnerabilidad a la caza, que dependen del hábitat, las especies y los métodos de
8
caza (Nasi et al., 2011). La crisis derivada de carne de caza, documentada por Nasi et al. (2008), está
amenazando la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de algunas comunidades forestales
(Heywood, 2013), especialmente cuando el consumo doméstico es más común que el comercio de carne de
animales silvestres.
Se ha estimado que el consumo de frutas en el África subsahariana no satisface la cantidad diaria
recomendada, y alrededor del 60 por ciento de la población, en su mayoría mujeres y niños, sufre de algún
tipo de desnutrición (HarvestPlus, 2013). La carencia de hierro y de vitamina A son algunas de las formas
más comunes de desnutrición en el África subsahariana. Kehlenbeck et al. (2013) indica que un número de
árboles frutales autóctonos tienen un alto contenido de vitaminas y minerales y el potencial de contribuir al
suministro de micronutrientes de las comunidades locales (Tabla 2). Por ejemplo, el consumo de 40‐100
gramos de bayas de Grewia tenax (Forrsk.) Fiori5 podría abastecer casi el 100 por ciento del requerimiento
diario de hierro de un niño (menor de 8 años de edad). Además de micronutrientes, el alto contenido de
azúcar de las frutas como el tamarindo (Tamarindus indica L.) y el baobab (Adansonia digitata L.) los
convierte en importantes fuentes de energía (Tabla 2). Los frutos del Dacryodes edulis (G.Don) HJLam, y las
semillas de Irvingia gabonensis (Aubrey‐Lecomte ex O'Rorke) Baill., Sclerocarya caffra Sond. y
Ricinodendron rautanenii Schinz tienen un mayor contenido de grasa que los cacahuetes (Barany et al.,
2004).
Tabla 2. Contenido de nutrientes de algunas frutas africanas autóctonas y exóticas por 100 g de porcióncomestible(losvaloresaltosseresaltanennegrita)
Especies Energía (Kcal)
Proteína Vit C Vit A (RE) Hierro Calcio
(g) (mg) (µg) (mg) (mg)
Frutas autóctonas
Adansonia digitata L. 340 3,1 150‐500 0,03‐0.06 1,7 360
Grewia tenax (Forrsk.) Fiori N.A. 3,6 N.A. N.A. 7,4‐20,8 610
Sclerocarya birrea Hochst. 225 0,5 68‐200 0.035 0,1 6
Tamarindus indica L. 270 4,8 3‐9 0,01‐0,06 0,7 260
Ziziphus mauritiana Lam. 21 1,2 70‐165 0,07 1,0 40
Frutas exóticas
Guayaba (Psidium guajava L.) 68 2,6 228,3 0,031 0,3 18
Mango (Mangifera indica L.) 65 0,5 27,7 0,038 0,1 10
Naranja (Citrus sinensis L. Osbeck) 47 0,9 53,0 0,008 0,1 40
Papaya (Carica papaya L.) 39 0,6 62,0 0,135 0,1 24
Nota:REesequivalentesderetinol.Fuente:Kehlenbecketal.,2013,compiladodediversasfuentes.
5 Grewia tenax es un arbusto caducifolio productor de frutas o árbol pequeño que abarca amplias superficies en los climas tropicales semiáridos y subhúmedos. Este arbusto crece de forma espontánea en las elevaciones bajas en toda la zona del Sahel, en el norte y sur de África, en la Península Arábiga, y desde Irán hasta India.
9
Colfer et al. (2006) señalan que los datos sobre el contenido de nutrientes de muchas frutas autóctonas son
inexistentes o poco fiables. Además, la biodisponibilidad de los nutrientes varía y depende también de los
otros alimentos que se comen. Para comprender plenamente la contribución de un solo alimento a la
nutrición, se requiere la comprensión de la composición de nutrientes, la biodisponibilidad y los pasos
utilizados para elaborar, conservar, preparar y consumir los alimentos.
Un estudio reciente de Stadlmayr et al. (presentado) sobre la composición de nutrientes de determinadas
frutas autóctonas del África subsahariana señala la elevada variabilidad del contenido de nutrientes
presentes de forma natural en las distintas poblaciones de la misma especie, cuando no están
domesticadas. Esto también ha sido documentado en hortalizas (Msuya et al., 2008) y cereales (Barikmo et
al., 2007).
Hasta hace una década, existía muy poca investigación disponible sobre el alcance y origen de la variación
genética intraespecífica tras los valores nutritivos variables y otras propiedades de los productos
comestibles derivados de las especies arbóreas fundamentales. Se están elaborando programas de
domesticación para el cultivo de muchas especies de árboles silvestres y para su integración en los sistemas
agroforestales (véase «Agroforestry, food and nutritional properties»).
Se ha investigado la función de los huertos familiares en relación con los resultados nutricionales. Los
huertos caseros son sumamente diversos y proveen muchos bienes y servicios ecosistémicos (Figura 3).
Estos sistemas son comunes en muchas partes del mundo, especialmente en las regiones tropicales y
subtropicales, y se ha estimado que aproximadamente mil millones de personas en las zonas tropicales
obtienen productos de los huertos familiares apoyadas por la agricultura de semisubsistencia (Heywood,
2013). Algunos estudios han hallado que la presencia de un huerto casero está asociada con el estado
nutricional de los niños y que la diversidad, más que el tamaño del huerto, es el factor importante (Jones et
al. 2005). Las intervenciones sobre el huerto casero pueden ser muy eficaces para mejorar la ingesta de
micronutrientes (Tontisirin et al., 2002; Berti et al., 2004).
Muchos otros factores además de los productos agrícolas influencian el estado nutricional, como las
circunstancias en que las personas participan en estas intervenciones, su salud y el saneamiento ambiental,
las prácticas culturales, etc. (Masset et al., 2012). Estos factores afectan la ejecución de proyectos y
confunden los resultados de los programas destinados a la promoción de la agrobiodiversidad para mejorar
la nutrición y la salud. Esto refuerza aún más los estudios anteriores que abogan por una combinación de
los medios de subsistencia, la agricultura, la salud, la educación y el enfoque para mejorar del estado
nutricional, y hace hincapié en la necesidad de planificar con suma atención las evaluaciones de los
impactos de los huertos familiares en la nutrición en general.
Importancia cultural de los alimentos derivados de los bosques
En la mayoría de las sociedades que tradicionalmente habitan en zonas con una significativa cubierta
forestal, los alimentos de origen forestal se han utilizado durante generaciones y muchos tienen
importancia social y cultural. Las plantas silvestres comestibles son parte del patrimonio cultural inmaterial
de las poblaciones locales (UNESCO, 2003; Pieroni, 2008) e incluso se relacionan con la identidad cultural
(Ndam et al., 2001; Pieroni et al., 2005; Nacía, 2004; Dansi et al., 2008; Maxia et al., 2008).
10
Figura3.Principalesfuncionesdeloshuertosyresultadosdeproductos/serviciosseleccionados
Fuente:Kehlenbecketal.,2007.
El conocimiento acerca de la identificación, preparación y ordenación sostenible de los productos
alimenticios provenientes de los bosques y los alimentos silvestres forma parte de los sistemas y las
prácticas del conocimiento indígena que se han desarrollado a lo largo de muchas generaciones. Estos
desempeñan una función importante en la adopción de decisiones, en la producción local de alimentos, la
salud humana y animal, y la ordenación de los recursos naturales (Slikkerveer, 1994). En Sudáfrica, la
mayoría de los alimentos derivados de los bosques comercializados en los mercados locales mantienen una
posición fundamental en la cultura local, y en varios casos los productos sustitutos comerciales de los
alimentos derivados de los bosques no existen, y los recursos silvestres son generalmente preferidos,
incluso cuando se pueden encontrar productos alternativos (Shackleton et al,. 2008). Un reciente estudio
exhaustivo de los sistemas alimentarios indígenas, que comprende una gama de PFNM, destaca tanto su
importancia nutricional como cultural (Kuhnlein et al., 2009).
Contribución indirecta de los PFNM a la mejora de los medios de vida que permite el acceso a otras fuentes
de alimentos
Los PFNM pueden contribuir indirectamente a la seguridad alimentaria y a los resultados nutricionales
mediante los ingresos generados por su venta. En algunos casos, la necesidad de generar ingresos a partir
de los alimentos derivados de los bosques puede tener prioridad sobre el consumo directo. Un estudio
realizado en Viet Nam reveló que las plantas forestales, los brotes de bambú y las setas recolectadas se
consumían en los hogares más ricos, pero en los más pobres esos productos eran vendidos para comprar
arroz (Nguyen Thi Yen et al., 1994). Se obtuvieron resultados similares en un estudio sobre las frutas en la
cuenca del Amazonas (Melnyk, 1993) y la carne de caza en algunas zonas de África Occidental (Brown and
Williams, 2003). La venta de alimentos recogidos pueden tener repercusiones nutricionales tanto positivas
11
como negativas (los ingresos generados pueden ser utilizados para comprar otros tipos de alimentos), por
ello las generalizaciones no son adecuadas.
Un número creciente de publicaciones indica que los alimentos de origen forestal contribuyen a los
ingresos y a la reducción de la pobreza, y que las plantas y animales silvestres aprovechados son de suma
importancia para la economía de las poblaciones pobres rurales del mundo, en particular para las
comunidades forestales (Nepstad y Schwartzman, 1992; Colfer, 1997; Pimentel et al., 1997; Shanley et al.,
2002; Belcher y Schreckenberg, 2007; Paumgarten y Shackleton, 2009). Los productos alimenticios
provenientes de los bosques de importancia local contribuyen de manera significativa a los medios de
subsistencia, no sólo para la población rural, sino también en los entornos urbanos y periurbanos en los que
los intermediarios y operadores de los PFNM a menudo provienen de los sectores más pobres y marginados
de la sociedad (Kaimowitz, 2003; Stoian, 2005; Termote, 2012b). Sin embargo, es necesario un examen
exhaustivo de todas las cadenas de suministro locales de PFNM y de sus partes interesadas, así como de los
vínculos urbano‐rurales, a fin de llegar a una valoración correcta de los bosques y de los productos
forestales, y para evaluar la función y el potencial de los PFNM a nivel local, nacional y regional (Hegde et
al., 1996; Sundriyal y Sundriyal, 2004; Stoian, 2005; Jensen, 2009).
Los esfuerzos por comprender la función de los PFNM se han alejado cada vez más de los estudios de casos
aislados de análisis globales basados en criterios uniformes, con el fin de extraer enseñanzas a una escala
más amplia (Belcher et al., 2005; Angelsen et al., 2011) entre las regiones (Ruiz‐Perez et al., 2004) o los
diferentes productos (Marshall et al., 2006). Los resultados indican que, como pauta general, la
contribución relativa de los productos alimenticios provenientes de los bosques al ingreso total del hogar es
mayor para las personas más pobres y más marginadas (véanse los resultados preliminares de la Red
Pobreza y Medio Ambiente: www.cifor.org/pen
Aspectos ambientales de los sistemas de los alimentos derivados de los bosques
Los sistemas alimentarios forestales son sistemas de insumos bajos no supeditados a costosos insumos
externos, que pueden ser contaminantes y perjudiciales para el medio ambiente. Si bien una gran parte de
la producción agrícola mundial se lleva a cabo a expensas de la biodiversidad y el medio ambiente en
general (McMichael, 2005), los sistemas alimentarios forestales tienen un menor impacto ambiental: los
bosques y los árboles retienen el carbono (Montagnini and Nair, 2004), utilizan menos (o no) los insumos
químicos, y dependen de las precipitaciones naturales en lugar de depender de las aguas subterráneas. El
valor de los alimentos derivados de los bosques y otros productos alimenticios provenientes de los bosques
a menudo no se toman lo suficiente en consideración cuando se adoptan decisiones sobre la planificación
del uso de las tierras.
12
Desafíos y oportunidades para fortalecer la función de los alimentos derivados de los bosques en las dietas sostenibles
El concepto de dietas sostenibles que aquí se presenta es reciente y su traducción en un marco operativo
aún no ha sido implementada. Téngase en cuenta la siguiente serie de factores que pueden contribuir a
reforzar la contribución potencial de los alimentos derivados de los bosques a las dietas sostenibles.
Desafíos culturales
Uno de los factores más ampliamente difundidos que pueden determinar las diferencias en el uso y el valor
de los productos alimenticios derivados de los árboles es el origen étnico (Chadare et al., 2008; De Caluwe
et al., 2009; Fandohan et al., 2010; Assogbadjo et al., 2011; Termote et al., 2011). Por tanto, es necesario
que se tome en consideración el conocimiento tradicional al promover alimentos nutritivos derivados de
los bosques como parte de una dieta, y en la selección de especies prioritarias para la comercialización y
domesticación.
Muchas poblaciones indígenas, en particular las que viven en entornos forestales, a menudo también se
enfrentan a problemas derivados de la pobreza, los prejuicios, la discriminación y la marginación, que
pueden afectar el acceso a los recursos tradicionales y a los suelos para la recolección, con repercusiones
negativas potencialmente graves sobre la nutrición y la salud (Kuhnlein and Receveur, 1996). Los alimentos
autóctonos valorados en el pasado pueden llegar a ser percibidos como anticuados o de menor
importancia. Otros motivos responsables de la utilización reducida, según el contexto, pueden comprender:
la escasez física del producto como consecuencia del agotamiento de recursos, el tiempo reducido para
recoger alimentos silvestres determinado por los cambios en la disponibilidad de la mano de obra familiar,
la creciente presión sobre el tiempo de las mujeres, la pérdida de los conocimientos sobre el uso de los
alimentos derivados de los bosques (Falconer, 1990), y las limitadas oportunidades para la comercialización
de la producción (Kuhnlein et al., 2009;. Bharucha and Pretty 2010,).
Los cambios en el uso de los bosques a menudo dan lugar a cambios en la dieta, con repercusiones tanto
positivas como negativas. Los cambios en las estrategias en materia de medios de vida y el proceso de
urbanización, junto con la comercialización de alimentos y los cambios en la dieta (mayor salinidad y
densidad energética, pero inferior nutrición) han determinado una modificación considerable en el
consumo y uso de los modelos de uso de los recursos naturales (Pingali, 2007). Un ejemplo extremo de una
mala adaptación a las condiciones "modernas" es el proceso de sedentarización de los antiguos grupos de
cazadores‐recolectores, como los pigmeos Baka y Kola de Camerún y los Tubu Punan de Borneo, que tienen
como consecuencia efectos negativos en materia de nutrición y epidemiología (Dounias et al. , 2007;
Dounias and Froment, 2011). El abandono de la consecución de los medios de subsistencia basados en los
bosques y de los regímenes alimentarios tradicionales de estos grupos se ha asociado con dietas de bajo
contenido de proteínas y fibra y alto contenido de sal, leche y azúcar ‐ un cambio a menudo conocido
también como transición nutricional (Popkin, 2004).
Sostenibilidad del uso de los PFNM y las amenazas a la base de recursos
Las diferentes amenazas que se ciernen sobre los bosques y otros sistemas basados en los árboles podrían
reducir su capacidad de proporcionar alimentos y nutrientes. El aprovechamiento no sostenible de recursos
silvestres se ha documentado en diferentes contextos. Un estudio sobre importantes especies frutales para
13
la economía y la dieta local, consumida habitualmente en la región circundante a Iquitos, Perú (Vásquez
and Gentry, 1989), señaló que de 193 especies de frutos utilizados, 120 eran exclusivamente frutos
silvestres aprovechados y 19 especies más originadas tanto de fuentes silvestres como cultivadas. Sin
embargo, la disponibilidad de varias de las especies frutales más populares había disminuido notablemente
y las técnicas destructivas de aprovechamiento y el aumento de las presiones del mercado reducían
rápidamente las poblaciones silvestres (Sundriyal and Sundriyal, 2004; Delvaux et al., 2010). Esto pone de
relieve la necesidad de adoptar medidas para ordenar el riesgo de explotación excesiva en cualquier
intento de extraer productos alimenticios provenientes de los bosques. La sostenibilidad del uso de PFNM,
incluyendo los alimentos derivados de los bosques, depende en gran medida del nivel de uso y la dinámica
poblacional de la especie (Ticktin, 2004; Belcher et al., 2005).
Los conflictos entre los distintos usos de los árboles para la obtención de madera y los PFNM pueden
representar amenazas adicionales. En la cuenca del Congo, la explotación maderera ejerce una presión
creciente sobre la biodiversidad local, con posibles repercusiones negativas en la seguridad alimentaria y
los medios de vida (Rist et al., 2012). Los PFNM que se utilizan a nivel local como fuente de alimentos y
medicinas se están agotando en las zonas donde las poblaciones dependen de ellos para la consecución de
los medios de subsistencia. Algunas especies tienen frutos comestibles y se extrae aceite de las semillas;
otras hospedan orugas que representan el 75 por ciento de la proteína consumida por los pigmeos Baka
durante el período en que las orugas están disponibles (Ndoye and Tieguhong, 2004). Asimismo, hay
ejemplos documentados de conflictos entre usos múltiples en Asia (Limberg, 2007) y América del Sur
(Guariguata et al., 2010).
En África Occidental, cuando los bosques se desbrozan para la agricultura tradicional, se mantienen algunos
árboles determinados para múltiples fines que suministran alimentos, madera y tienen funciones
medicinales (Faye et al., 2010b); sin embargo los árboles y los arbustos útiles están desapareciendo
progresivamente debido a la reducción de los períodos de barbecho, los problemas de tenencia, el clima
más seco, el ramoneo del ganado y la ausencia de prácticas de conservación para proteger la regeneración
(Gijsbers et al., 1994;. Nikiema, 2005; Maranz, 2009).
Para la mayoría de las especies de plantas y animales silvestres aprovechadas hay un mínimo de
conocimiento disponible sobre el efecto que tiene el aprovechamiento en la diversidad genética y la
supervivencia a largo plazo de las poblaciones de las especies (véase el caso de las especies Gnetum spp. en
Sunderland et al., 2002; Ndoye and Awono, 2010; Ingram et al., 2012). Los inventarios detallados de estas
especies silvestres existen sólo en unos pocos países y la literatura está dispersa (Scoones et al., 1992; FAO,
1995, Townson, 1995; Colfer et al., 2006; Vinceti, 2008; número especial de International Forestry Review
editado por Sunderland y Pottinger, 2011; Heywood, 2013).
Creciente dependencia de los enfoques basados en los alimentos
La función de los micronutrientes en la salud y el bienestar, y las sinergias con las funciones fisiológicas de
los nutrientes son cada vez más reconocidos (Frison et al., 2006; Romanos et al., 2011). Por ello, las
intervenciones de nutrición deberían centrarse en la mejora de calidad de la dieta en general. Esto requiere
promover la diversificación de la dieta y las intervenciones nutricionales basadas en alimentos (Frison et al.,
2006; Torheim et al., 2010), teniendo en cuenta la función de los alimentos derivados de los bosques. El
creciente interés en la diversidad alimentaria, definida como el número de categorías de alimentos
singulares consumidos en un período determinado de tiempo, como un indicador de la seguridad
14
alimentaria (Hoddinott and Yohannes, 2004) y un indicador de la calidad de la dieta (Arimond et al., 2010.;
Kennedy et al., 2011; Ruel, 2003a), permite captar mejor el enfoque de la dieta integral de una manera
rápida y económica. Sin embargo, traducir este enfoque en los programas es un desafío, y los
investigadores están buscando las mejores herramientas para la evaluación de la diversidad en las dietas, la
evaluación y los resultados nutricionales (Ruel, 2003b; Torheim et al., 2004; Savy et al., 2005; Frison et al.,
2006; Savy et al., 2007; Kennedy et al., 2010).
Asimismo, existe un creciente interés en el uso de alimentos con alto contenido de micronutrientes, entre
ellos, los alimentos derivados de plantas y árboles autóctonos o tradicionales, para satisfacer las elevadas
necesidades de nutrientes de los lactantes y los niños, cuyas dietas se basan principalmente en los cereales
y las legumbres (Kuyper et al., 2013 ). Sobre la base de la disponibilidad local y la facilidad de acceso, los
alimentos complementarios poco utilizados pueden ser asequibles y potencialmente más aceptables que
otras opciones. Un ejemplo es el condimento fermentado obtenido de las semillas de Parkia biglobosa
(Jacq.) R.Br. ex G.Don, en África Occidental, llamado "soumbala". Una rica fuente de hierro (16,9 mg/100
kcal) (Ouedraogo et al., 2010) que a menudo es utilizada por las familias como un sustituto de la carne de
bajo costo (Savadogo et al., 2011).
Ampliación de los conocimientos
Existe la posibilidad de aumentar el uso y el consumo de diversos alimentos incluyendo los alimentos
tradicionales de los bosques mediante la mejora de los conocimientos de los encargados de la formulación
de políticas, los profesionales de la salud y los agentes de extensión a través de la provisión de información
(Bisseleua and Niang, 2013; Smith, 2013). Las actividades de educación nutricional para promover el
consumo de alimentos derivados de los bosques deben basarse en un sólido conocimiento científico de sus
valores nutricionales, y deben ser capaces de estimular las actitudes positivas locales hacia las plantas
silvestres comestibles (Kuhnlein, 2009). Promover el cambio de comportamiento necesario para utilizar y
consumir lo que a menudo se consideran alimentos de inferior valor sigue siendo uno de los mayores
desafíos debido a la creciente aversión al consumo de ciertos alimentos complementarios tradicionales (por
ejemplo, los insectos, véase DeFoliart, 1999). Otro aspecto para tener muy en cuenta es la palatabilidad, ya
que puede ser difícil para los niños consumir grandes cantidades de ciertos alimentos poco utilizados de
alto contenido de micronutrientes.
Las tablas de composición de alimentos deberían ampliarse sobre la base de la biodiversidad local, y ya se
han adoptado algunas acciones al respecto (Burlingame et al., 2009; Nesbitt et al., 2010). La generación y
uso de mejores datos de composición de alimentos derivados de los bosques pueden ser combinados con
la investigación sobre ecología, ordenación y domesticación (participativa), de modo que las especies
adecuadas nutricionalmente ricas se puedan integrar en los campos y huertos familiares (Pudasaini et al.,
2013;. véase «Agroforestry, food and nutritional security»). Se hallan a disposición ejemplos del aumento
del consumo de alimentos con alto contenido de micronutrientes, como resultado de la difusión y
promoción de información (por ejemplo, Low et al., 2007) y este enfoque debe ser adoptado para los
alimentos de origen forestal. Sin embargo, las intervenciones nutricionales siguen siendo complicadas por
cuestiones de medición y por una comprensión limitada de las necesidades reales de muchos
micronutrientes.
15
Adaptación de la ordenación de los bosques y los árboles teniendo en cuenta los alimentos forestales
Muchas comunidades tradicionales ordenan de forma activa los recursos silvestres que utilizan, y en
muchos casos, los métodos tradicionales de ordenación de recursos pueden ser fundamentales para la
conservación sostenible de los hábitats y las especies (Schroeder, 1993; Greenberg, 2003; Anderson, 2006;
Castle, 2006; Moller et al., 2009).
En los casos de conflicto por el uso de especies de usos múltiples que abastecen tanto de madera como de
productos alimenticios, los planes de ordenación forestal deben ser negociados con las concesiones
madereras y adaptados para considerar los intereses de las comunidades locales y las empresas madereras
(Ndoye and Tieguhong, 2004). Este enfoque debe basarse en una buena relación costos‐beneficios que
tenga en cuenta los medios de subsistencia y los beneficios alimenticios y nutricionales de los alimentos
derivados de los bosques en las dietas de las personas más vulnerables: las mujeres y los niños.
Las mujeres cumplen una función central en garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición adecuada (de
Schutter, 2011). Los estudios realizados sobre la seguridad alimentaria indican que es probable que las
intervenciones dirigidas hacia las mujeres tengan un efecto particularmente beneficioso (Hoddinot, 1999).
Apoyar la función que desempeñan las mujeres como productores y consumidores ayudaría a eliminar los
obstáculos que se presentan para la mejora de la nutrición, en particular, un mayor consumo de alimentos
de origen forestal (véase el documento de antecedentes sobre «Gender aspects»). El mantenimiento de la
cubierta forestal alrededor de las aldeas y hogares puede ser necesario si los alimentos derivados de los
bosques han de permanecer en la dieta, con importantes implicaciones para la aldea y la gestión de la
tierra a nivel familiar.
Además, los árboles autóctonos nutricionalmente importantes pueden ser introducidos en los sistemas de
cultivo para producir alimentos tradicionales derivados los bosques mediante procesos de domesticación
para mejorar la calidad y el rendimiento (véase «Agroforesty, food and nutritional security»)
Derechos de acceso a los alimentos derivados de los bosques
La falta de derechos de acceso seguro y de tenencia de la tierra desalientan a muchas comunidades pobres
o marginadas a invertir en una gestión más productiva de la tierra, y de proteger y plantar especies
esenciales, que podrían desempeñar una función clave en términos de seguridad alimentaria y nutricional ‐
como en el caso de los sistemas agroforestales (parklands) de África Occidental (Teklehaimanot, 2004;
Ræbild et al., 2011). Los acuerdos políticos e institucionales débiles e ineficaces para apoyar el control y la
ordenación local de los bosques siguen siendo muy limitados respecto al acceso de las poblaciones pobres
a los recursos que pueden producir alimentos de origen forestal e ingresos. Las políticas y los programas
que realmente permiten a las personas locales tener una función real en la adopción de decisiones son
raras (Larson y Ribot, 2007).
La ordenación comunitaria de la biodiversidad es un enfoque de la ordenación de los recursos naturales
que contribuye a la potenciación de las comunidades agrícolas y forestales para mejorar la ordenación de
sus recursos biológicos, y adoptar decisiones fundamentadas sobre la conservación y uso de la
biodiversidad, incluidos los recursos forestales y arbóreos (de Boef de 2013). Las fases que integran la
ordenación comunitaria de la biodiversidad son: la introducción y domesticación de especies silvestres en
huertos familiares, la creación de redes de agentes de extensión y miembros de la comunidad, la
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potenciación social institucional (derechos de tenencia de la tierra), la generación de beneficios de los
medios de subsistencia y los ingresos mediante el consumo y la venta de productos alimenticios derivados
de los árboles.
Integración de la diversidad biológica forestal en los paisajes complejos ordenados para beneficios múltiples
La diversidad de alimentos que pueden derivar de los diferentes usos del suelo, como los márgenes de los
bosques, de barbecho y tierras agrícolas, podrían ayudar a ofrecer una serie de micronutrientes necesarios
para una dieta humana sostenible (High y Shackleton, 2000; Padoch and Pinedo‐Vásquez, 2010). Los
barbechos forestales pueden producir igualmente alimentos derivados de los bosques cuanto los bosques
no explotados (Davies y Richards, 1991). En muchos contextos, las tierras en barbecho y las zonas agrícolas
de malezas están ordenadas activamente para proteger y regenerar especies de gran valor para las
comunidades locales. Los ejemplos incluyen la palma babassú (Attalea speciosa Mart. ex Spreng.) en el
noreste de Brasil, que se integra en los sistemas agrícolas locales de agricultura migratoria (Mayso et al.,
1985), y los árboles frutales plantados en una etapa temprana en las explotaciones agrícolas (Arnold and
Dewees, 1997). Los especialistas en investigación y desarrollo deben empezar a pensar en maneras de
elaborar nuevas funciones para los agroecosistemas y paisajes heterogéneos, a fin de garantizar que los
sistemas de producción de alimentos y las cadenas de valor sean más sensibles a la cuestión de la nutrición,
reduciendo al mínimo su impacto ambiental (Hunter and Fanzo de 2013) .
17
Recomendaciones generales
1. Dar prioridad a la investigación y desarrollo de los productos alimenticios nutritivos provenientes
de los bosques, incluyendo el análisis y la documentación relativa a su composición nutricional,
digestibilidad y biodisponibilidad, el efecto del almacenamiento y elaboración sobre el valor
nutricional de los alimentos de origen forestal específicos y el potencial para la domesticación y la
integración de especies importantes en las cadenas de valor.
2. Fomentar la investigación que examina la contribución relativa de los alimentos derivados de los
bosques a las dietas locales y a la nutrición. Describir y medir la sostenibilidad de la dieta que
depende de los alimentos derivados de los bosques en relación a los sistemas alimentarios de los
pueblos indígenas, y comparar estos sistemas en función de la resiliencia, la salud, la rentabilidad y
la sostenibilidad con otras dietas y sistemas alimentarios de diferentes países y regiones.
3. Apoyar la investigación sobre la gobernanza y las cuestiones de acceso y sobre el desarrollo de las
cadenas de valor sensibles a la cuestión de la nutrición que integran a los alimentos derivados de
los bosques, con especial atención a la mejora de la comprensión de los riesgos asociados a la
explotación excesiva potencial y a los cambios de acceso, como consecuencia de un aumento de
valor de los PFNM.
4. Garantizar que los servicios de extensión, las ONG, las escuelas, los hospitales y centros de salud
sean conscientes de los beneficios y promuevan el consumo de alimentos nutritivos derivados de
los bosques dentro de sus programas e intervenciones, incluyendo los esfuerzos para contrarrestar
las percepciones y actitudes negativas a los alimentos locales y tradicionales.
5. Promover una mejor integración de la información y de los conocimientos sobre los alimentos
nutritivos derivados de los bosques y su conservación en las estrategias y programas nacionales de
nutrición mediante el establecimiento de plataformas normativas intersectoriales que comprenden
el medio ambiente, la sanidad, el desarrollo, la agricultura y otros sectores para integrar mejor el
uso de la biodiversidad de árboles con alto valor nutricional en las estrategias a fin de afrontar la
seguridad alimentaria, la nutrición, la conservación y la planificación y normativa del uso de la
tierra.
Agradecimientos
La preparación de este documento de antecedentes fue apoyada por los programas de investigación del
CGIAR sobre «Forest, trees and Agroforestry» (PIC6) y «Agriculture for Nutrition and Health» (PIC4), y por el
proyecto mundial «Biodiversity for Food and Nutrition» del FMAM/PNUMA/FAO, dirigido por Bioversity
International. Los autores desean expresar su apreciación y gratitud a Ian Dawson por sus comentarios
sobre una versión anterior del manuscrito.
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