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DÍA DE LAS
ESCRITORAS
14 de octubre de 2019
IV Día de las Escritoras14 de octubre de 2019
'Mujeres, amor y libertad'
El Día de las Escritoras es una conmemoración iniciada en España por la Biblioteca
Nacional de España, la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas,
Profesionales y Empresarias y la Asociación Clásicas y Modernas en el año 2016 para
recuperar el legado de las mujeres escritoras, hacer visible su trabajo y combatir la
discriminación que han sufrido a lo largo de la historia de la literatura. Se convoca el
lunes más cercano a la fecha del 15 de octubre, festividad de Teresa de Jesús. El tema de
esta IV edición es el amor desde el punto de vista de las autoras, como explica Clara
Sanchís, comisaria de este año, el amor entendido como “un territorio amplio, complejo
y contradictorio, laberíntico, atravesado por luces y sombras, grandes pasiones, pero
también desdichas”.
Este año el Instituto Andaluz de la Mujer se suma por segundo año consecutivo a la
iniciativa celebrando simultáneamente una lectura de textos de siete autoras distintas
por parte de lectoras que tengan contacto con cada Centro Provincial del Instituto
Andaluz de la Mujer.
Este año en concreto vamos a homenajear a siete autoras españolas que en sus distintas
épocas han escrito sobre el amor y la libertad de amar: Vicenta Maturana, Concepción
de Estevarena, Carmen Barberá, Mercedes Chamorro, Carmen Laforet, Pilar
Bellver y Victoria Sau. En la selección hemos decidido apostar por autoras que
escriben sobre los distintos significados que han dado al amor desde diferentes ópticas.
¿A qué llamamos amor? ¿Existe una palabra más subjetiva, polisémica y sugerente?
¿Cuál es su relación con la libertad? Las autoras seleccionadas han tratado el tema del
amor expresando sus muchas luces y sombras.
Ante la ausencia de referencias de escritoras, de relatos propios que contaran sus vidas,
las mujeres tenían muchas dificultades para encontrar una voz a través de la que
manifestarse, rebelarse y establecer su lugar en el mundo. Así, muchas de ellas tuvieron
que refugiarse en la depresión y la locura. Y algunas otras escribieron asumiendo el
riesgo de ser ninguneadas, recibiendo constantes muestras de desautorización y de falta
2
de reconocimiento intelectual. Si entonces, incluso todavía hoy ocurre, las mujeres se
quejaban oralmente o por escrito se las tachaba de estridentes, de chillonas. Así, las
mujeres nos hemos visto desprovistas de relatos y textos, de modelos, que nos sirvieran
de ejemplos para poder asumir el control de nuestras vidas. Hasta que nació el
feminismo, las mujeres apenas podían hacerse conscientes de que sus vidas estaban
regidas por los patrones impuestos por la sociedad patriarcal. Y es que el poder depende
de la capacidad de ocupar un lugar en todo tipo de discursos y que ese lugar cuente para
algo. De esa necesidad de ocupar el espacio público que les corresponde nacen los
textos que vamos a leer esta tarde.
Con esta celebración queremos no solo rendir homenaje a estas autoras, sino legitimar
sus discursos y difundir su legado cultural.
3
VICENTA MATURANA (Cádiz, 1793-1859)
Hija de Manuela Vázquez y de Vicente Maturana y Altemir, mariscal de campo y
director general de Artillería. En 1807, la familia se trasladó a Sevilla, donde vivieron
hasta la muerte del cabeza de familia el 12 de noviembre de 1809. Según Adolfo de
Castro, madre e hija marcharon a Portugal, donde vivieron hasta 1811, año en que
falleció la madre. Vicenta tuvo que sobrevivir con la pensión vitalicia concedida por la
Junta de Regencia el 19 de julio de 1810, por los servicios de su padre. Desde 1816, fue
camarista de la Reina, primero con Isabel Luisa de Braganza y Borbón, y luego con
María Josefa Amalia de Sajonia, hasta que contrajo matrimonio con el coronel Joaquín
Gutiérrez Pérez Gálvez, en 1820.
La adhesión al carlismo de su marido y su hijo a partir de 1833 fue causa del exilio de
Vicenta Maturana a Francia, siéndole permitido trasladarse con sus hijas a Berastegui,
un pequeño municipio guipuzcoano en 1836. Allí hubo de escribir el poema en
prosa Himno a la luna, que publicaría dos años después en Bayona.
Poco más tarde murió su marido en Perigueux (octubre de 1838) y estableció su
residencia en París hasta 1847, en que regresó a España.
4
La carrera literaria de Vicenta Maturana se había iniciado en el Diario Mercantil de
Cádiz, entre 1814 y 1819, donde vieron la luz sus primeros poemas (Gloria Rokiski,
1990: 131-137) y que muestran la influencia de la poesía de la “Escuela Sevillana”. Fue
en Madrid donde se consolidó su carrera literaria tras la publicación, en 1825, de la
novela Teodoro o el Huérfano agradecido, hoy desaparecida. Poco después publicó
sus Ensayos poéticos (1828), donde se recogían los poemas publicados en el Diario
Mercantil, bajo el seudónimo de “Celmira”, y las que luego, en Madrid, publicaría en
el Correo Literario y Mercantil de Carnerero. Aquí, junto a un poema dedicado a Félix
José Reinoso, aparecen otros dedicados a su compañero del Correo Lucas Alemán
Aguado. Este libro fue reeditado en 1841, durante su segunda estancia en París, para
poder atender a la educación de sus hijos, “huérfanos y expatriados”, y destinado
exclusivamente al comercio de América, según afirmaría años después. Su labor
creadora la compaginó con la de traductora; tal es el caso de la publicación en 1841,
de Ida y Natalida del vizconde Arlincourt.
En 1829 publicó la novela Sofía y Enrique, que por sus dosis de acción, con
ingredientes sentimentales, y estructura de novela bizantina, se inscribe en una de las
tendencias más frecuentes en estos años del comienzo del siglo xix. Dado que, como la
propia autora señala, su etapa de formación tuvo lugar en unos años en los que “ninguna
en España se daba a las mujeres”, cabe destacar el interés que Vicenta Maturana declara
en Sofía y Enrique de estimular a las jóvenes para que puedan “ser en breve las rivales
de una Genlis, de una Deshoulieres, de una Staël”.
Los últimos años de su vida los pasó en Alcalá de Henares, donde falleció en 1859.
5
Poemas de Corazón, huracán (La Bella Varsovia, 2019)
LAS ARTES DEL AMOR [LETRILLA II]
Mi madre me dice
que huya del amor,
que es niño travieso,
cruel y traidor.
Dice que en el alma
causa un gran dolor;
mas yo a todos veo seguir al amor.
Me dice que atrae
pena al corazón
que incauto en sus redes
prender se dejó.
Y dios no le apiada
el llanto y dolor;
mas yo a todos veo
seguir al amor.
Dice que se ríe,
fiero engañador,
al mirar la herida
que él mismo causó;
que enciende un terrible
fuego abrasador;
mas yo a todos veo
seguir al amor.
*
6
A ROSANA [LETRILLA IV]
¿Por qué, simplemente,
gimes desolada
El ser desamada
de un ingrato bien?
¿Por qué noche y día
Clavado en tu mente
siempre está presente
labrando tu mal?
¿Por qué su memoria
te arranca ese llanto?
Tan cruel quebranto
no merece a fe.
Tu amor generoso,
tu rara constancia,
Tu perseverancia
deja sin pagar;
Y vuelve a la ingrata
que supo olvidarle
Y ausente dejarle
con gran veleidad.
¿Tan gran desengaño
no será bastante
A tu pecho amante
para desistir?
¿O será que quieras
consumir tu vida
Sin curar la herida
que te hace morir?
Deja ya, cuitada,
amor tan tirano;
Da tu bella mano
7
a un amante fiel.
Quien no te prefiere
no es digno de amarte;
Quien sabe apreciarte
ama la virtud.
Tu candor hermoso,
tu amable dulzura,
Tu bella figura
te hacen sin igual.
Y es fuerza que el cielo,
justo y poderoso,
Destino dichoso
te conceda al fin.
8
CONCEPCIÓN DE ESTEVARENA (Sevilla, 1854-1876)
RAFAELA MARÍA DE LA CONCEPCIÓN DE LA TRINIDAD ESTEVARENA
GALLARDO, más conocida con el nombre de CONCEPCIÓN DE ESTEVARENA,
nació en Sevilla el 10 de enero de 1854 en el nº 21 de la calle Siete Revueltas.
Hija de una familia modesta, su corta vida estuvo marcada por la fatalidad. Huérfana de
madre antes de los dos años y de padre a los veintiuno, contrajo una tuberculosis que le
llevaría a la tumba con apenas veintidós.
Concepción, de salud frágil, se ve atraída por la lectura y empieza a contactar con los
círculos literarios de la ciudad, fundamentalmente la casa de José de Velilla, donde se
celebran tertulias literarias.
A pesar de su juventud y en contra de su padre, un hombre mayor y de mentalidad muy
9
tradicional que le prohibía escribir poesía, escribió poemas en la misma línea del
romanticismo que desarrolló Gustavo A. Bécquer, Rosalía de Castro y Carolina
Coronado. Los datos que se conservan de su vida proceden casi en exclusiva del
“Prólogo” escrito por su amigo José de Velilla en la edición póstuma de su obra
“Últimas Flores”. Ahí, José de Velilla afirma que el padre de Estevarena, le prohibía
escribir así pues en su ausencia escribía los poemas en las paredes, los memorizaba y
luego los borraba. La tertulia de la familia Velilla, en la calle de Manteros de Sevilla,
fue sin duda un espacio de libertad creativa, donde conoció a lo más granado de la joven
intelectualidad de la época, entre otros a Luis Montoto.
La escasez económica en que vivía obligó a Concepción a pedir limosna para enterrar a
su padre tras su muerte en 1875 y a perder la casa en la que vivían para saldar las
deudas. Sin hermanos ni parientes fue acogida en casa de los Velilla, hasta que un
canónigo, su primo Juan Nepomuceno Escacena, residente en Jaca se hizo cargo de ella,
ya bastante enferma de tuberculosis. Pasó un tiempo en el balneario de Panticosa, en la
provincia de Huesca, pero la enfermedad pudo más y Concepción falleció en Jaca el 10
de septiembre de 1876.
Concepción de Estevarena no publicó en vida ningún poemario, aunque se calcula en
100 poemas su producción, dejando tan solo esporádicas colaboraciones en las revistas
de la época como por ejemplo en "La Esfera" de Madrid, donde publica "Pasado y
Porvenir" (1873), e incluso leyendo en actos públicos algunos de sus poemas.
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Poemas de La misma rama (La Bella Varsovia, 2019)
A UNA MUJER
Tu frente, que admira al verla,
que resultó, se asegura,
de un combate de blancura
entre la nieve y la perla.
Y aún hay voz que, misteriosa,
dice que, al formar tus labios,
mediaron serios agravios
entre el clavel y la rosa.
Y que la luna argentada,
y el sol, que luz nos envía,
lucharon, por quién daría
más encanto a tu mirada.
Sabiendo ya los enojos
y las luchas que has causado,
no extraño la que he logrado
adivinar en tus ojos.
Que ya sin fe ni alegría,
hermosa, mas no inocente,
cual tienes blanca la frente
tienes el alma sombría.
*
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VACILACIONES
A Mercedes de Velilla
Cariñosa me aconsejas
que yo procure imitarte;
no sabes, al alejarte,
en qué honda lucha me dejas.
Con mis propios pensamientos,
batallo conmigo, a solas,
como batallan las olas
agitadas por los vientos.
Porque existe en mi alma
dos tendencias, de tal suerte,
que solo dando una la muerte
será de la otra la palma.
De seguir en pos de ti
una es deseo anhelante;
otra, una duda constante;
que duda siempre, de mí.
Cuando tu labio indulgente
alimenta mi esperanza,
mi deseo dice: “avanza”,
dicen mis dudas: “detente”.
Tanto de mí desconfío
que hay veces que, si pudiera,
las palabras recogiera
que pronunció labio mío.
Y me canso de lidiar
con las sombras de mi mente;
para pensar soy valiente,
cobarde al ejecutar.
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¿Por qué da mi mente asilo
a ese fantasma risueño?
Si no soy… ¿Por qué sueño?
Si algo soy… ¿Por qué vacilo?
Un mundo de pensamientos
en mi cerebro luchando;
millares de idas, buscando
nunca encontrados acentos;
Pensamientos de grandeza
que en estrecha cárcel vagan,
y que oscilan y se apagan
sin salir de una cabeza:
un profundo desaliento,
anhelar mucho, ser nada;
he aquí mi historia ignorada,
esto soy yo, y esto siento.
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VERSOS CON FALDAS
Entre 1951 y 1953 se mantuvo, en Madrid, la tertulia «Versos con Faldas», fundada por
Gloria Fuertes, Adelaida Las Santas y María Dolores de Pablos. Las poetas que la
formaban fueron relegadas al olvido por una doble condición del destino, por el hecho
de ser mujeres y por el periodo oscuro de la historia que les tocó vivir, la guerra y la
dictadura franquista.
De todas ellas solo suena el nombre de Gloria Fuertes que logró hacerse un hueco
gracias a su poesía escrita para niños, lo que relegó también el reconocimiento de su
obre poética con una mirada más amplia. Algunas de estas mujeres poetas, con ganas de
continuar su carrera literaria se vieron obligadas a dejarla de lado, otras continuaron
luchando, aunque no han obtenido el reconocimiento merecido. La tertulia estuvo
formada por cuarenta y siete autoras: Amparo Abad, María Alfaro, Mayda Antelo,
Carmen Barberá, Gloria Calvo, Eva Cervantes, Stella Corvalán, Pilar de Cuadra,
Mercedes Chamorro, María Luisa Chicote, Carolina D’Antin, Ángela Figuera, Gloria
Fuertes, Amparito González Figueroa, Elvira González Sierra, Gracián Quijano, Josita
Hernán, María Antonia de Ibarra, Clemencia Laborda, Adelaida Las Santas, Carmen
Loyzaga, Juana Marín, Carmen Martín de la Cámara, Rosario Moncada, María Cristina
Montes, Eduarda Moro, Elisabeth Mulder, María Mulet, María Ontiveros, Lola P.
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Quincoces, María Dolores de Pablos, María de los Reyes, Aurora Rodríguez Alonso,
Lucrecia San Antonio, María José Sánchez-Bendito, Felisa Sanz, María Isabel Secades
Lainz, María Settier, Josefina de Silva, Carmen Silveiro, Concha Suárez del Otero,
Alfonsa de la Torre, Carmen de la Torre Vivero, Sagrario Torres, Acacia Uceta, María
Paz Viloria y Nola de Villaré.
En la década de los ochenta se reeditó una antología de las voces de la tertulia Versos
con Faldas, y recientemente ha aparecido Marta Porpetta, directora de Ediciones
Torremozas, y Fran Garcerá, investigador del CSIC y experto en las poetas españolas de
la Edad de Plata, han realizado una edición actualizada en la que se adjunta numerosa
información biográfica y bibliográfica en una labor que han definido como de verdadera
“arqueología literaria”.
La tertulia se empezó a reunir en la Asociación Artístico-Literaria del Teatro Gallego, el
5 de marzo de 1951, en el número 5 de la Carrera de San Jerónimo. Poco después se
instaló un futbolín en el salón en el que ellas se reunían, montando una gran algarabía
cada vez que una poeta empezaba a recitar, por lo que se tuvieron que trasladar a la
Asociación de Escritores y Artistas. En 1952, la Dirección General de Seguridad de la
dictadura franquista prohibió los recitales y las tertulias en cafés, por lo que tuvieron
que buscar de nuevo una sede y finalmente se extinguió.
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CARMEN BARBERÁ (Castellón, 1927-2011)
Carmen Barberá Puig nació en Les Coves de Vinromá (Castellón) en febrero de 1927.
Contrajo matrimonio con el especialista textil Julio Sanz Reolid con quien tuvo dos
hijos. Posteriormente, se trasladaron a Barcelona debido a que el padre de la escritora,
José Barberá, estaba preso en el castillo de Montjuic por haber sido oficial del ejército
republicano. Fue finalista de los Premios Ciudad de Valencia y Ciudad de Sevilla en
1957 por su novela Adolescente; Premio Ondas en 1957 por Al final de la ría; Premio
Ciudad de Barcelona por Debajo de la piel, en 1960 y Premio de novela corta
Universidad y Ateneo de Tortosa por La colina perdida en 1964. La escritora falleció el
29 de marzo de 2011 en Cadaqués cuando trabajaba en una biografía novelada que
llevaba el título de Mirada íntima sobre tres reinas de España: María Mercedes de
Orleans y Borbón, María Cristina de Habsburgo y Victoria Eugenia de Battenberg.
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Poema de Versos con faldas (Torremozas, 2019)
LA ESTACIÓN DEL DESAMOR
Ni un leve sonido lo denuncia. Pero es cierto.
En la humilde geografía de mi cuerpo
empieza ya la estación del desamor.
Voy desamando, tenuemente, lo que tanto quise volviendo.
Voy volviendo al mundo la ilusión que me prestó.
Las luces, dentro del alma, se amortiguan.
Las pasiones, una a una, palidecen.
En el mullido lugar de las ansias vivas
veo clavados los antiguos incentivos.
Penas —hoy— que no fueron penas. Lágrimas
sin motivo.
Heridas que no estaban donde entonces supuse.
Y la terrible zarpada dolorosa que ahora, entiendo,
no dañó. Me aparto con ternura y me contemplo,
trozo a trozo de mí, palpitando en lo desprendido.
En aquello que renuncio y me desnuda.
Y me digo que es la hora de llorar. Porque
nada tengo.
Y advierto
que es hoy y no ayer, en este grave minuto de renuncia
y de abandono
de todos mis sentidos impensados,
que es en este principio justo del desamor
cuando, ciertamente, ¡estoy amando!
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MERCEDES CHAMORRO (Toledo, 1924- fecha desconocida)
En la actualidad es muy poca la información que se conserva de Mercedes Chamorro.
Gracias a una nota biográfica mecanografiada y firmada por la autora, conservada en un
archivo particular, conocemos que la poeta nació en Toledo el 19 de octubre de 1924.
Debido a la ocupación de su padre como médico militar, Chamorro recorrió en sus
traslados varias ciudades de España, como Burgos y Zaragoza, donde se encontraba
residiendo en los años cuarenta. Colaboró con sus poemas en diversas revistas, como
Garcilaso de Madrid, Mensaje de Tenerife, Espadaña de León, Proel y La Isla de los
Ratones de Santander, Posío de Orense, Pilar de Zaragoza y la alicantina Verbo. En los
años cincuenta colaboró en la dirección de la Revista Ágora. Cuadernos de Poesía.
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Poema de Versos con faldas (Torremozas, 2019)
ES ABRIL Y ESTOY SOLA
Es abril y estoy sola. Tú no sabes
qué blanda está la espuma de este río,
cuánta luz hay arriba y cuánta estrella
y qué dulce es el viento entre estos pinos.
Es abril y estoy sola. Tú no sabes
que es abril. No sabes que es divino
este aspirar y este vagar en sombrar
y este volver a ti tras el olvido.
Porque es abril. Si tú lo comprendieras
estarás aquí, aquí, en mi oído
y romperías con tu voz el aire
con solo pronunciar un nombre, el mío.
Pero tú no lo sabes y es abril
y está todo suave y florecido.
Es abril y estoy sola y no lo sabes
y ya no sé qué hacer con tanto lirio.
Dime por qué hay tal silencio ahora.
Y en esta blanda yerba me he tendido.
Explícame por qué no he de tenerte
estando sola yo y abril tan limpio.
¿Ese rumor, es una mariposa
o es que tu mano roza mi vestido?
¿Ese temblor, es de la rama, amante,
o es que suspiras tú o es que suspiro?
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CARMEN LAFORET (Barcelona, 1921-Majadahonda, 2004)
Carmen Laforet nació en Barcelona el 6 de septiembre de 1921. En enero de 1944 –a los
22 años- empezó a escribir su primera novela: Nada. Se trasladó con su familia a
Canarias a los dos años y a los 18 años, justo al acabar la guerra civil española, volvió a
Barcelona a casa de sus abuelos, que vivían en la misma calle Aribau donde ella había
nacido y en donde está situada su novela, y allí empezó a estudiar la carrera de Filosofía
y Letras. Tres años más tarde se trasladó a Madrid donde en unos meses
escribiría Nada que, aunque no es una novela estrictamente autobiográfica, es el fruto
de sus experiencias en esos años. Cuando escribió Nada, que obtuvo el primer Premio
Nadal, tenía 22 años y el éxito que obtuvo en plena juventud marcó su carrera de
escritora. Nada fue considerada la mejor novela española contemporánea y el libro más
vendido del momento. Recibió también el Premio Fastenrath, de la Real Academia de la
Lengua Española en 1948, y el conjunto de elogios que incluía artículos firmados por
Juan Ramón Jiménez (de un poema suyo salían el título y la cita inicial de la obra),
Ramón Sender, Azorín, y críticos como Melchor Fernández Almagro, José María de
Cossío o Pedro Laín Entralgo demuestran el impacto que dentro y fuera de nuestras
fronteras tuvo la publicación de un libro que revolucionó el panorama literario de la
posguerra española. Actualmente Nada está considerado como un clásico, se reedita de
manera continua, es estudiada en los departamentos de español de todo el mundo, ha
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sido traducida a numerosos países y le ha asegurado a Carmen Laforet un puesto de
honor en la historia de la narrativa española.
En 1952 apareció La isla y los demonios, que tiene como protagonista a una
adolescente, Marta Camino, basándose en su propia experiencia juvenil en Las Palmas
de Gran Canaria. La mujer nueva (1955) que ganó el Premio Menorca de Novela de
1955 y el Premio Nacional de Literatura de 1956, narra la aventura espiritual de la
protagonista y su conversión al catolicismo. En 1963 publicó La insolación. Esta última
novela formaba parte de una triología Tres pasos fuera del tiempo que no llegó a
completarse. El segundo tomo Al volver la esquina, que ella no se había decidido a
publicar, se editó póstumamente en el año 2004. Escribió, además, siete novelas cortas,
veintidós cuentos, narraciones de viaje e innumerables artículos para periódicos y
revistas.
Carmen Laforet se casó en 1946 con el periodista y crítico literario Manuel Cerezales
con el que tuvo cinco hijos. El matrimonio se separó en 1970.
En 2003 se publicó Puedo contar contigo, que contiene la relación epistolar entre
Carmen Laforet y el escritor Ramón J. Sender, un total de 76 cartas en las que la
escritora le cuenta sobre su vida familiar, los hijos, sus dificultades de ser y escribir
como mujer, la inseguridad frente a su obra de la que se muestra muy crítica.
Carmen Laforet murió en Madrid el 28 de febrero de 2004.
21
Fragmento de La mujer nueva (1955)
- ¿Qué te pasa Paulina?
Lo preguntó suavemente, a media voz, dirigiéndose a la imagen suya del espejo… pero,
en verdad, materialmente, no le sucedía nada. Alrededor suyo no sucedía absolutamente
nada. (…)
De nuevo volvió a la ventana y la abrió. Entonces recibió en la cara el fresco aroma, el
viento que la velocidad del tren producía, los chirridos de los pájaros, los fuertes colores
de la tierra, que el sol caldeaba ya y que se confundían en el brillante amanecer.
El amor –notaba el alma de Paulina-, el amor es algo más allá de una pequeña pasión o
de una grande, es más… Es lo que traspasa esa pasión, lo que queda en el alma de
bueno, si algo queda, cuando el deseo, el dolor, el ansia han pasado. El amor se parece a
la armonía del mundo, tan serena. A su inmensa belleza, que se nutre incluso con las
muertes y las separaciones y la enfermedad y la pena… El amor es más que esta
armonía; es lo que la sostiene… El amor recoge en sí todas las armonías, todas las
bellezas, todas las aspiraciones, los sollozos, los gritos de júbilo… El amor dispone la
inmensidad del Universo, la ordenación de leyes que son matemáticamente las mismas
para las estrellas que para los átomos, esas leyes que, en penosos balbuceos, a veces,
descubre el hombre.
El Amor es Dios –supo Paulina-; Dios, esa inmensa hoguera de felicidad y bien, en la
que nos encontramos, nos colmamos, a la que tendemos, a la que tenemos libertad para
ir y vamos, si no nos atamos nosotros mismos piedras al cuello.
Paulina tenía una cara casi contraída por la atención. Veía acercarse un pueblecito como
dibujado con tinta china en la mañana. Un grupo de casas color de tierra, un campanario
de iglesia y, en lo alto, un nido de cigüeñas. Las campanas volteaban y, según el tren se
iba acercando, pudo oírlas.
De repente, sintió como una llamarada de felicidad... Mucho más que eso. Lo que sentía
no cabe en la estrecha palabra felicidad: gozo.
Por primera vez en la vida, Paulina supo lo que es el gozo. Algo sin nombre le había
ocurrido, le estaba ocurriendo fuera de toda la experiencia de cosas humanas que le
hubiesen sucedido en su vida...
22
Como si un ángel la hubiese agarrado por los cabellos y la hubiese arrebatado hasta el
límite de sus horizontes pequeños de siempre, y hubiese abierto aquellos horizontes,
desgarrándolos y enseñándole un abismo, una dimensión de luz que jamás hubiese
sospechado...
23
PILAR BELLVER (Villacarrillo, 1961)
Nació en Villacarrillo, Jaén, en 1961. Licenciada en Periodismo por la Universidad
Complutense de Madrid, ha publicado: De las cosas que aprendí con el cedazo Nº 1 de
mi abuelo (Premio Clarín de Cuentos de 1981); La tercera vez (Premio Nacional de
Novela Breve J. L. Castillo-Puche, 1997); Veinticuatro veces (Lumen, 2000), su primera
novela larga; La vendedora de tornillos o El tratado de las almas impuras (Elipsis
Ediciones, 2006); Vecinas, relato incluido en Un deseo propio, antología de escritoras
españolas contemporáneas (Bruguera, 2009); A todos nos matan antes de
morir (Algaida, 2010), y A Virginia le gustaba Vita, relato incluido en la
antología Ábreme con cuidado (Dos Bigotes, 2015), que se convirtió en la novela A
Virginia le gustaba Vita (Dos Bigotes, 2016). V y V Violación y Venganza (Dos Bigotes,
2017) es su última novela.
24
Fragmento del cuento “A Virginia le gustaba Vita” (Ábreme con cuidado, Dos Bigotes, 2015)
Vita, mi querida Vita:
Acabamos de estar juntas y me pongo a escribirte con la cabeza llena de mis ruidos
habituales (ya te dije que oigo voces y que estoy loca) y ahora, además, de mariposas
tuyas, nacidas en mí de tus gusanos, metidas en mí a través de tu boca. Tanto aleteo me
aturde, tanto deseo gritando me ensordece la razón. Crisálidas, insectos. Dicen que no
hay peor locura que soportar un insecto metido en el oído. También dicen que no hay
mayor placer que ser besada por una mujer que de verdad te desea. Eso decías hace un
rato, que me deseabas con todo tu cuerpo. Pero tu beso (como si no fuera más que la
puesta de una incubación) ha llegado a mi, me temo, emboscando larvas de otras
realidades posteriores; larvas de pequeños monstruos alados que serán su consecuencia
y que me absorberán la sangre (o la savia que me mantiene viva, porque a veces creo
que soy más vegetal que mamífera). Si ya te tenía miedo, ahora siento terror pánico. Me
habitarás, me colonizarás (imperial de ti) y yo estaré perdida. Lo sé. Pero no debería
hablar en futuro: ya me has invadido con un solo beso. Qué será si te dejo continuar y
me abro a tus caprichos. Ahora mismo estarás pensando que te he rechazado porque me
he ido. Pero he necesitado todas mis fuerzas para poder irme y eso también lo sabes;
porque sabes mucho más de lo que yo sabré nunca de los mecanismos del amor. Puede
que durante un instante llegues a creer que me he ido porque ha ganado la batalla mi
prudencia y que, por tanto, no volveremos a vernos a solas. Pero será solo durante un
instante. Enseguida te darás cuenta de que ya has ganado toda la guerra si he tenido que
irme de tus brazos huyendo despavorida después de un solo beso. Pronto llegarás a la
conclusión lógica de que tu victoria ha sido esta tarde casi completa. Pero no te
pavonees. Porque no es una victoria sobre mí: yo estoy de tu parte, soy tu aliada en la
lucha por que te hagas con el poder y estoy de acuerdo en que juntas mandemos al
exilio las disidencias. Tu victoria (con mi ayuda) debe ser sobre mis fantasmas, a los
que yo detesto más que tú, pero no logro desterrar.
25
VICTORIA SAU (Barcelona, 1930-2013)
Victoria Sau nació en Barcelona, en 1930. Doctora en Psicología y licenciada en
Historia Contemporánea; fue profesora de la Sección de Psicología de la Facultad de
Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad de Barcelona. Utilizó el cruce
entre la psicología y la antropología para afirmar el carácter histórico, político y cultural
del “ser mujer”.
Algunos de sus temas de investigación fueron la división sexual del trabajo, la
interpretación patriarcal de la maternidad como fenómeno “natural” inferior al
“cultural” arriesgar la vida en la guerra, el sistema de representaciones de género en el
lenguaje, los mitos y el arte son todos ellos elementos que configuran el “ser mujer” en
la imagen tradicional femenina.
En su libro El vacío de la maternidad sostuvo la tesis de que la maternidad no existe,
que la madre ha sido apropiada por ‘el pater’ al negarle a las mujeres la condición de
sujeto político y reducirlas a recipientes biológicos.
Murió el 6 de noviembre de 2013 en Barcelona.
26
Fragmento de “El amor, entre la barbarie y la cultura” (Actas de las I Jornadas
Mujer y Cultura. Instituto Andaluz de la Mujer, 1991)
El tema del amor es abordado pues mayoritariamente por los hombres, pero, lo que es
peor, desde los hombres, o sea, desde una posición androcéntrica. Así, los varones son
entrenados en el amor a la mujer por otros varones; y las mujeres también reciben de
ellos las enseñanzas. De este modo no hay diálogo entre los sexos sino monólogo, y
cada grupo es colocado donde conviene por el que manda; el hecho de decidir por
ambos ya es un acto no amoroso, y el decidir en cada momento histórico cómo han de
ser amadas las mujeres, también. Ellas están destinadas a sugerir el amor del hombre, a
aceptarlo si él lo ofrece, y a valorarlo como el bien más preciado. A estas obligaciones
suyas, reptantes y serviles, es a lo que se llama amor de la mujer. Los cancioneros están
llenos de las llorosas y fingidas peticiones de ese amor por parte de los hombres, cuando
no de la reivindicación airada del mismo. Las mujeres quedan atrapadas así en la
paradoja de no poder ser activas en amor (tampoco en amor a los hijos/as o al prójimo,
ya que su amor no tiene poder de transformación) y sentir en cambio que recae encima
suyo la responsabilidad social de amar. De esta paradoja surgen el masoquismo
femenino y la necesidad neurótica de amor, características de las que además, para hacer
más paradójica la paradoja, se acusa a las mujeres.
El Amor vive en la clandestinidad a la espera de que la matriz de relaciones humanas
cambie. Mientras, los varones viven en el miedo a amar y el temor manifiesto a que las
mujeres no les amen. La garantía de ser amados sin necesidad de tener que corresponder
es la parte del paradigma que se refiere a lo masculino. Las mujeres, inquietas porque
aun amando demasiado no acaban de sentirse correspondidas, no saben que hacer a
menudo con un amor que no produce los efectos deseados y que se les plantea como una
ambigüedad: solicitadas para que amen a los hombres, se las critica a la vez por pedirle
demasiado a las relaciones con ellos. Esta es la parte del paradigma que se refiere a lo
femenino.
El Odio corresponde a la barbarie; el Amor, a la Cultura. Pero en un diseño de sociedad
tan primario como el patriarcal el Amor se niega o se ridiculiza. A pesar de todo es un
sentimiento humano por excelencia, del que las mujeres son portadoras y por ello
ridiculizadas, así como aquellos varones capaces de experimentarlo. Perder el miedo al
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Amor es perder el miedo al Otro como diferente pero igual en dignidad, en derechos. Es
el salto cualitativo que separa un paradigma de otro paradigma. Y en ello estamos.
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