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DADIVOSIDAD

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INTRODUCCION

Estos valores son los que impulsan a la persona a actuar o no actuar. El problema es que ahora la sociedad nos está haciendo olvidar y pasar a segundo término los valores y virtudes. Debemos tomar en cuenta, cuáles son y cómo podemos luchar por estos valores para poder vivirlos. En la actualidad se hace énfasis en el egocentrismo, la riqueza y éxito personal etc.

La generosidad es ese actuar a favor de otras personas, obviamente actuando de forma desinteresada. La generosidad hoy en día la perdemos, y no sólo nos referimos a que no le demos dinero a la viejita que está en el semáforo o el niño, etc., sino que el ser generosos, también implica nuestro tiempo, es decir, darle tiempo a nuestras familias para convivir, a nuestros amigos, etc. Ser generosos implica dar y darnos, desprendernos de cosas materiales y desprendernos de nosotros mismos. El ser generosos nos permite crecer como personas, pues nos damos cuenta de que existe el otro, es decir, dejamos de ser personas egocéntricas. Al practicar la generosidad, nos damos cuenta de las necesidades físicas y espirituales de la otra persona.

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DADIVOSIDAD

CONTENIDO

Generosidad es un concepto que procede del latín generosĭtas y que refiere a la inclinación a dar y compartir por sobre el propio interés o la utilidad. Se trata de una virtud y un valor positivo que puede asociarse al altruismo, la caridad y la filantropía.

La persona generosa piensa en repartir aquello que tiene con otros menos afortunados. Su conducta se basa en reconocer las necesidades del prójimo y tratar de satisfacerlas en la medida de sus posibilidades. Por ejemplo: una persona que cena en un restaurante tiene la posibilidad de ser generosa y dejar una propina importante al camarero que lo atendió. En caso contrario, se tratará de un sujeto egoísta o avaro que no tiene en cuenta la importancia de la propina para el trabajador y, por lo tanto, no le interesa el bienestar del otro.

La generosidad no sólo está asociada al dinero o a lo material. Un individuo puede ser generoso con su tiempo y dedicarse a labores solidarias, sin pedir nada a cambio. Cuidar a un enfermo, limpiar una playa, acompañar a un anciano o dar refugio a un perro callejero son acciones que también forman parte de la generosidad.

Puede decirse que la generosidad busca el bien común de la sociedad. La persona generosa no pretende una recompensa por su accionar, sino que hace lo que cree correcto y justo. La lógica de su pensamiento señala que, si todos los seres humanos fueran generosos y donarían parte de sus recursos materiales o abstractos, el mundo sería un lugar mejor.

La generosidad es una virtud que difícilmente se puede apreciar en los demás con objetividad. En en el momento de juzgar los actos de otras personas estaremos, normalmente, centrando la atención en el que recibe o en las características de la aportación. Por ejemplo, si nos enteramos de que alguna persona sin problemas económicos ha regalado una cantidad de dinero a algún pariente suyo con necesidades, es lógico que le llamemos «generoso». Sin embargo, esa aportación seguramente no le ha costado ningún esfuerzo. Desconocemos el motivo del acto: ¿ha sido por reconocer la necesidad de su pariente o por no sentirse culpable, etc. Es decir, podemos identificar distintos medios o maneras para poder llevar a cabo un acto de generosidad, pero un acto será muestra de generosidad o no, de acuerdo con la intensidad con que se viva la virtud y la rectitud de los motivos.

Hacer algo a favor de otras personas puede significar muchas cosas distintas: por ejemplo, dar cosas, dar tiempo, prestar posesiones, perdonar, escuchar (dar atención), saludar, recibir, etc., y todos estos actos suponen una decisión en algún momento dado. La voluntad, sabemos, tiende por naturaleza, hacía el bien. Sin embargo, la generosidad supone utilizar la voluntad para acercarse al bien. Se trata de una entrega, una decisión libre de entregar lo que uno tiene. No se trata de repartir lo que uno posee de cualquier modo, de abandonarlo.

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Es imprescindible que los actos de generosidad no queden aislados de la intencionalidad de la persona. Es decir, llegue a haber una rutina basada en unos actos superficialmente «generosos». El sentido del esfuerzo, de apoyar los actos con la voluntad, es lo que evitará este peligro. Pero realmente hemos de ir más al fondo de la cuestión. La persona que únicamente piensa en lo que puede hacer, planificando su generosidad conscientemente, encontrará que se cansa rápidamente. Si, en el fondo, la persona no vive la generosidad por una convicción profunda de que los demás tienen el derecho de recibir su servicio, de que Dios le ha creado para servir, difícilmente existirá una generosidad permanente en desarrollo.

Por eso, es más importante el concepto de «darse» que el de dar. Se puede dar, como vimos antes, sin identificarse con lo dado, sin simpatizar con la otra persona. El acto queda así como una señal visible a los demás, pero que, a la vez, engaña. Lo que buscamos es un dar incondicional, que es lo mismo que decir «darse».

Pero para darse hace falta saber lo que uno es y auto poseerse en cierto grado. Se confunde muchas veces los dos conceptos «darse» y «abandonarse». No se trata de dar cualquier cosa a cualquier persona en cualquier momento. Eso es abandonarse, dar sin criterio o, mejor dicho, dejarse robar sin valorar las propias posesiones. Veremos qué sentido tiene eso si pensamos en el cuerpo. Si no se entiende el valor y la dignidad del cuerpo, es posible que se llegue a una situación de abandono, incluso justificándolo en términos de «así se da placer a otro». Un profesional no cedería su puesto de trabajo a un vagabundo aunque le diese «placer». Mucha más razón de guardar el cuerpo para poder entregarlo con generosidad en una relación bendecida por Dios, es decir, en el matrimonio, cuando la otra persona reconozca la grandeza de la entrega y la respete.

La generosidad y el amor

Sin entrar propiamente en la educación para el amor, habrá quedado patente que, al hablar de la generosidad, estamos hablando de una manifestación del amor. Se puede entender el amor como radical vibración del ser hacia el bien. Y como dice Hervada «si bien es cierto que todo amor tiene unos rasgos comunes, no todos los amores son iguales. No existe un mismo tipo de amor que se aplique a los distintos objetos, porque el amor nace en una preexistente relación entre la persona y el bien; a bienes de distinto valor y en distinta posición con respecto a la persona, corresponden relaciones distintas y, por tanto, amores de características diversas».

La generosidad, como virtud, permite a la persona transferir la posibilidad radical de amar en unos actos de servicio. Los motivos que tiene la persona en cada momento serán diferentes pero como «Dios es Amor» es lógico que el motivo final tiene que ser por amor de Dios. En la vida cotidiana nosotros mismos y nuestros hijos necesitamos ayuda para actuar congruentemente con lo que sabemos que es nuestro fin último. Estas ayudas permiten a la persona recoger la «vibración radical del ser hacia el bien» y ponerlo por obra.

Educar en la generosidad en este sentido no es opcional. Es fundamental para que la persona llegue a su plenitud, para que se auto posea y para que sirva mejor a Dios y a los demás.

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El egoísmo fomentado por la sociedad de consumo, por la comodidad y por el abandono debe ser contrarrestado por la fortaleza y por la entrega incondicional, de aquellas personas que actúan responsable y generosamente como hijos de Dios.

CONCLUSION

Hacer algo a favor de otras personas puede significar muchas cosas distintas: por ejemplo, dar cosas, dar tiempo, prestar posesiones, perdonar, escuchar (dar atención), saludar, recibir, etc., y todos estos actos suponen una decisión en algún momento dado. La voluntad, sabemos, tiende por naturaleza, hacía el bien. Sin embargo, la generosidad supone utilizar la voluntad para acercarse al bien. Se trata de una entrega, una decisión libre de entregar lo que uno tiene. No se trata de repartir lo que uno posee de cualquier modo, de abandonarlo.

MENSAJE

Dar sin esperar nada a cambio, entregar parte de tu vida, volcarse a los demás, ayudar a los que lo necesitan, dar consuelo a los que sufren, eso es generosidad

BIBLIOGRAFIA

www.corazones.org/diccionario/generosidad.htmwww.proyectopv.org/1-verdad/generosidad.htm