DAFNIS Y CLOE

Si algo quedó demostrado en el concierto del pasado día 22 de mayo en la

sala de cámara del Auditorio Nacional de Música (¿cómo suena esto, eh?) es

que un concierto de música clásica no es un espectáculo elitista y aburrido.

No es necesario ir vestido de gala y no hay que tener una formación musical

específica para disfrutarlo. Ni siquiera para interpretarlo. Y esto es lo más

impresionante. No solo disfrutamos de un maravilloso concierto, sino que

además y por increíble que parezca, los intérpretes eran nuestros propios

hijos.

Como padres de hijos adolescentes no nos cansamos de decir que no

escuchan, no se centran, no tiene interés en nada… pero con su actuación

nos demostraron que no es así, que si les damos la oportunidad y les

facilitamos los medios, son capaces de cosas increíbles hasta para ellos

mismos.

Creo que este ha sido el mayor éxito del proyecto. No se trataba de

adquirir una serie de conocimientos musicales y ya, sino que ha sido una

magnifica forma de acercarse a la música como transmisora de

conocimientos, de sentimientos; una maravillosa manera de dejar a un lado el

egocentrismo, la competitividad y educar en la escucha del otro, la

colaboración, la tolerancia y la convivencia. Todos y cada uno de ellos se

olvidaron de tocar “a su bola” y descubrieron la maravilla de

complementarse, de colaborar en una sola melodía.

Al final del concierto vimos a nuestros hijos contentos, satisfechos,

orgullosos de lo que acababan de hacer. No sé si ellos y tu, Esperanza,

pudisteis daros cuenta de lo absolutamente orgullosos que estábamos los

que os acompañábamos.

Yo me sentí, me siento, orgullosa como madre. Me siento afortunada como

madre. Y me siento agradecida como madre. Por eso, ante todo, quiero dar

las gracias a todos los que habéis trabajado para sacar adelante este

proyecto. De verdad, de corazón, gracias.

María Alameda, madre encargada 2ºC (madre de Paula Gutiérrez)