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Dante, los árabes, y las pruebas de una influencia Muchos investigadores han intentado demostrar el hecho. Difícil no creerles. FOTO Vota por esta noticia: 3 votos Temas La Divina Comedia - Dante y el Islam -

Dante

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Dante, los árabes, y las pruebas de una

influencia

Muchos investigadores han intentado demostrar el hecho. Difícil no creerles.

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La Divina Comedia -

Dante y el Islam -

Page 2: Dante

Miguel Asín Palacios -

Enrico Cerulli

Laura Balduccivie dic 11 2015 04:00

La influencia que el Islam ejerció durante la Edad Media en la civilización occidental es un

hecho que aún no se termina de aceptar en su real dimensión. Muchos han sentido la

necesidad de explorar más a fondo esta cultura que tanto contribuyó al progreso de Europa

desde el tiempo de su penetración y señorío (711–1492). De hecho hay noticias de algunas

tesis de ilustres orientalistas que, a partir de fines del siglo XIX, han señalado la influencia

islámica en La Divina Comedia. Esos estudios arrojan luz sobre las intensas y prolíficas

relaciones entre el mundo islámico y el mundo cristiano, sobre todo en las regiones europeas

donde la dominación árabe estuvo más presente: España, Italia y buena parte de Francia.

Dante Alighieri, típico representante de esa época, no se sustrajo a ese influjo. Mientras en

La Divina Comedia los estudiosos han enfatizado las derivaciones de la literatura greco-

latina, de las Sagradas Escrituras y de la Escolástica, la relación entre el "divino poeta" y la

"gente turpa" (los moros infames) había quedado sin resolver.

UN CUENTO ÁRABE

En 1919 el islamista español Miguel Asín Palacios, en su libro La escatología musulmana

en La Divina Comedia, presentó la tesis según la cual Dante se inspiró, para las

circunstancias externas y para no pocos episodios de su viaje al más allá, en una o más

redacciones de un cuento árabe que ocupa un lugar de fundamental importancia tanto en la

tradición religiosa árabe como en la literatura: se trata del cuento "Kissat al-Mi 'rag" (El libro

de la Escalera), la historia de la ascensión de Mahoma al cielo. Además de la enorme masa de descripciones, escenas y episodios de ultratumba que el Islam pudo proporcionar a Dante

como motivos de inspiración para su poema, el texto de Asín Palacios pone también de

relieve "el remoto abolengo bíblico y evangélico de los dogmas islámicos de la vida futura" .

El cuento es una versión ampliada y manipulada del Corán, el libro sagrado de los

musulmanes, que describe la misión del profeta transportado desde la mezquita sagrada, la

Ka 'ba de la Meca, hasta la mezquita extrema en Jerusalén, por una yegua con cabeza humana

llamada Burák. Deja la yegua y sube la escalera pasando de cielo en cielo hasta llegar a

contemplar por un momento la gloria divina y observar, desde lo alto de los cielos, el Infierno

con sus innumerables penas y el jardín del Paraíso lleno de delicias, reservado a los elegidos.

Muchas redacciones del cuento, sobre todo las más antiguas, están insertas en las

recolecciones llamadas Hadith: son relatos tradicionales que se remontan al tiempo de

Mahoma (560-632 o 633 d.C.) en que el profeta habla en primera persona. El cuento de su

ascensión, breve y sencillo en origen, se dilata, con el tiempo, en particulares grandiosos,

terribles o grotescos. Guía y mentor del profeta es el arcángel Gabriel (Jibrail), quien, junto a

otros ángeles y profetas del Viejo Testamento, entre ellos Moisés, Abraham y Jesus, contesta

a las preguntas de Mahoma.

Según el texto de Asín Palacios, la escatología musulmana se percibe claramente en La

Divina Comedia. El autor señala impresionantes parecidos entre el poema de Dante y los

cuentos árabes del Mi 'rag. Las semejanzas subrayadas por Asín Palacios son más estrechas

aún de las que se creyó descubrir en las visiones medievales, sobre todo en la disposición

topográfica del más allá dantesco: el Infierno de Dante tiene forma de embudo como el de

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Mahoma y está compuesto por escalones circulares encimados unos sobre otros, que

corresponden a los círculos o bolsas del Infierno; el Paraíso musulmán está formado por las

esferas de los planetas y de las estrellas como el Paraíso dantesco y sobre ellos está el

Empíreo inmóvil donde se revela la Majestad Divina que emana rayos por todo el universo.

La irradiación de la luz en el mundo, de la cual no hay indicios en la teología de la Edad

Media cristiana, está expuesta y desarrollada de manera análoga en La Divina Comedia,

quizás encontrada por Dante en una de las más sutiles elaboraciones del cuento del Mi'rag por

parte de un famoso místico andaluz del siglo XIII, Muhyeddin Ibn al-Arabi, quien dio una

interpretación alegórica y mística de las creencias y de las fantasías populares sobre el más

allá.

El encuentro de obstáculos al principio y a lo largo del viaje es el mismo en el cuento de

Mahoma y en la Comedia; las categorías de los tormentos de los condenados recuerdan

escenas dramáticas del Infierno de Dante; las explicaciones dadas a Mahoma por el arcángel

Gabriel corresponden a las explicaciones dadas a Dante por su guía y mentor Virgilio; el

gallo gigantesco, con las alas desplegadas hasta los confines del mundo, rememora el águila

que Dante puso en el cielo de Júpiter en el Paraíso; escenas del jardín de los bienaventurados,

llenos de árboles en flor y de aguas corrientes, donde las huríes acogen sonriendo a las almas

de los justos, se asemeja a la descripción del Paraíso Terrenal, colocado en la cima del monte

del Purgatorio. Hay que subrayar que en el Libro de la Escalera no hay Purgatorio,

elaboración puramente cristiana.

Sin embargo Asín Palacios se daba cuenta de las objeciones que habían surgido contra su

tesis. Sus pruebas eran viejos textos en lengua árabe de origen dudoso. Una de las primeras

controversias ponía en tela de juicio el hecho de que Dante hubiera utilizado textos escritos

en una lengua a él desconocida, y aún admitiendo su conocimiento, no se sabía cómo Dante

pudo conseguir esos textos que se suponían conocidos solo en Oriente. Si Dante no sabía

árabe, insiste Asín Palacios, cabe la posibilidad que lo haya aprendido de algún misionero:

hay noticias ciertas que durante los siglos XIII y XIV numerosos franciscanos y dominicos

visitaron el Oriente de donde habrían traído manuscritos de índole místico-religioso.

EL SUPLICIO DE MAHOMA

Tal hipótesis no parece inverosímil al señalar otra tesis propuesta por el filólogo español

Ramón Menéndez Pidal. El mundo islámico, sobre todo después de las Cruzadas, era bien

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conocido por los hombres de la Edad Media que de allí trajeron innumerables noticias.

Muchos de ellos, religiosos cristianos, adoptaron incluso modos de pensar y de vivir cercanos

a las modalidades de los místicos árabes. San Francisco, quien viajó tempranamente a

Oriente, con toda probabilidad trajo el modelo de la lírica árabe y sus metros, adaptándolos a

la poesía de sus Fioretti y de su Cantar de Fray Sol o el Cantar de las criaturas, primeros

documentos de ese tipo de lírica en lengua italiana vulgar. Los metros utilizados por San

Francisco evocan, por su ritmo y cadencias, el metro típico y popular del zejel árabe y

mozárabe de España. Ramón Menéndez Pidal no duda en sostener que la poesía árabe-

andaluza o mozárabe, es la fuente de la primera poesía italiana en dialecto tosco-umbro (de

las regiones de Toscana y Umbría) de carácter místico-religioso.

Otra hipótesis, insiste Asín Palacios, sugiere que el maestro de Dante, Brunetto Latini, quien

fue embajador en España en 1260, haya encontrado una región muy islamizada y haya podido

recabar fácilmente nociones sobre la escatología musulmana del más allá, dándolas a conocer

a su pupilo.

Una tercera posibilidad, asevera Asín Palacios, sería la transferencia de noticias sobre la

visión islámica del viaje de Mahoma por parte de hebreos: ellos se movían ágilmente por toda

la cristiandad y pudieron trasmitir cultura árabe desde Oriente, sobre todo en la España y la

Italia islamizada, en particular en contacto directo con los árabes de Sicilia. En esa isla, en el

tiempo de Federico II, emperador del Sagrado Imperio Germánico y rey de Italia y de Sicilia,

nació la primera lirica amorosa laica italiana, cercana a la lírica cortes de los provenzales pero

con caracteres propios y originales. En ambas resuena la voz de la poesía árabe de España

que llegó hasta Alemania en la forma del wecksel (el zejel árabe-andaluz).

Una segunda objeción a estas hipótesis se refiere al porqué Dante, cristiano y ferviente

católico, tomaría como modelo para su poema el cuento de Mahoma acerca de su

peregrinación en el mas allá. Dante pone al profeta en el Infierno, en el círculo de los

sembradores de escándalos y de los cismáticos. Hay que tener presente, se defiende Asín

Palacios, que Dante, al igual que muchos otros intelectuales europeos, concebía la religión

musulmana como una escisión del Cristianismo y no como una religión nueva. Por esta razón

Mahoma está en el canto 28 del Infierno entre los cismáticos, cuyo suplicio es ser

descuartizados por la espada a manos de un demonio.

Asín Palacios agrega que Dante, en el fondo, no era tan enemigo del Islam si puso en el

Limbo, junto a los grandes espíritus de la antigüedad greco-latina, a dos filósofos

musulmanes, Averroes y Avicena, y a un soberano, el sultán ayyubide Saladino que había

vencido a los Cruzados y ocupado nuevamente Jerusalén. Además Dante, en sus obras en

prosa y en vulgar, sobre todo en Il Convivio (El Convite, 1305-1308), al lado de Avicena y

Averroes pone a otros autores árabes como el filósofo Algazel (Al-Ghazali) y el astrónomo

Alfragano (Al Farghani).

LAS PRUEBAS

Las suposiciones de Asín Palacios todavía no eran suficientes para convalidar su teoría. El

estudioso nunca llegó a encontrar las pruebas que, en realidad, estaban a su alcance. El

estudioso italiano Ugo Monneret de Villard en 1944 señalaba la existencia, en el catálogo de

los manuscritos latinos de la Biblioteca Nacional de París, de un manuscrito referido a los

conocimientos que se tenían en la Europa del siglo XII y XIII sobre el Islam, cuyo título es

Liber Meheragi Sive Scalae, y la de otro en el catálogo de los manuscritos franceses de la

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Biblioteca Bodleiana de Oxford, en Inglaterra, el Livre De L' Echielle Mahomet. En lengua

árabe Mi'rag significa escalera y corresponde a la escalera que sube Mahoma desde Jerusalén

hasta el cielo; la misma escalera que Dante, por sugerencia de Beatriz, tiene que subir en el

Paraíso desde el cielo de Júpiter al de Saturno, escalera además similar a la de Jacob en la

Biblia. Este descubrimiento sería el anillo faltante de una cadena que conecta los textos

árabes a La Divina Comedia. Se sabe que Dante conocía a fondo el latín, el francés y el

provenzal y pudo haber tenido acceso a los dos textos, muy conocidos en su época. Los

hallazgos de Monneret de Villard, a causa de la guerra, pudieron ser verificados solo en 1945

por el diplomático y orientalista italiano Enrico Cerulli quien reconoció que los textos de

París y Oxford son idénticos, y son la traducción latina y francesa de una redacción árabe

muy difundida del cuento del viaje de Mahoma al cielo. En el prefacio del texto en italiano, Il

libro della Scala de Cerulli, se informa que el libro fue traducido del árabe al español por el

medico hebreo Abraham de Toledo por orden del rey de Castilla Alfonso X el Sabio (1222-

1284), quien personalmente promovió la traducción de numerosas obras árabes. Esta primera

traducción después se volvió a traducir al latín y al francés, siempre por orden del Rey

Alfonso, por su escribano el fraile italiano Bonaventura de Siena en 1264, un año antes del

nacimiento de Dante. En el Libro della Scala se encuentra casi toda la materia encontrada en

las distintas versiones del Kissat conocidas en la Edad Media. El original árabe nunca fue

encontrado. El libro de Cerulli fue publicado en 1949. Asín Palacios, quien tanto luchó para

confirmar sus tesis sin encontrar los documentos que las probaran, había muerto en 1945. La

versión de Cerulli completa y consolida la tesis de Asín Palacios.

Afirma Cerulli que Dante podía conocer el Libro de la Escalera y los hechos demuestran que

esta obra, escrita en España, transcripta y encontrada en Francia e Inglaterra, se conocía

también en Italia y es muy posible que Dante la tuviera presente aunque las copias del texto

fuesen pobres en cuanto a composición artística. En resumen, elementos de la cosmografía

del Libro de la Escalera se encuentran en La Divina Comedia, sobre todo en la disposición

simétrica y elaborada del Infierno y del Paraíso. Las analogías entre la epopeya musulmana y

la cristiana nunca fueron aceptadas por la crítica conservadora y devota al credo católico,

impidiendo toda tentativa de colocar la obra en el marco adecuado. Dante, al poner a

Averroes y Avicena junto con los filósofos de la antigüedad greco-latina, no hacía otra cosa

que adecuarse a las ideas de los Escolásticos, quienes respetaban a los filósofos árabes en

cuanto filósofos, sin importarles su creencia religiosa. Saladino esta en el Limbo junto a los

héroes romanos (e solo in parte vidi il Saladino, y solo en parte vi al Saladino, IV, 29) porque

toda la Edad Media consideró al valeroso adversario de los Cruzados como modelo de las

virtudes caballerescas que no eran prerrogativas de ninguna confesión religiosa. Por el

contrario, reunían a musulmanes y cristianos en el ideal común del honor.

El trabajo de Cerulli pone en evidencia no solo las afinidades de dos textos, El Kissat y la

Comedia sino también la importancia que los predecesores y los contemporáneos de Dante

dieron a las doctrinas islámicas respecto del más allá. Más de la mitad del texto de Cerulli

está dedicado a la búsqueda metódica de un número relevante de obras de teologia y de

controversias pertenecientes al período que va del siglo IX al XIII, cuyos autores muestran

conocer el paraíso y el infierno musulmanes y el carácter auténtico de la religión islámica.

Tales son los tratados polémicos de los mozárabes españoles y de dos frailes catalanes,

Ramón Martí, domínico, y Ramon Lull, franciscano. Este último vivió muchos años en

Sicilia, donde los mozárabes sicilianos en contacto con los de España, dejaron profundas

huellas destinadas en parte a perdurar, en especial modo durante el reinado de Federico II,

emparentado y en relación con el rey de Castilla Alfonso X. También los doctores de la

Sorbona y los teólogos de la Escuela de Oxford, citados por Cerulli, dedicaron tiempo y

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trabajo a la dilucidación de la espinosa cuestión. Abelardo fué uno de los maestros más

prestigiosos en difundir la filosofía de Averroes en la Sorbona. Para los intelectuales más

cultos (y Dante es un ejemplo de ellos) era incluso familiar la doctrina de Avicena según la

cual las penas y las recompensas en el mas allá son puramente espirituales y no se aplican a

los cuerpos.

Esto demuestra cuan cerca estaba la Edad Media de la religión y la cultura islámica, de la

filosofía y de la literatura, además en el comercio, la navegación, las ciencias matemáticas, la

astronomía, la medicina, la música y en muchas otras actividades de carácter artesanal. Fue

un contacto y un intercambio mutuo y fructífero: los árabes, en su dominación de 8 siglos en

España, de 3 siglos en la isla de Sicilia y en el sur de Francia hasta el Ródano por más de 60

años, contribuyeron a la civilización de una Europa aún barbárica.

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Los teólogos y los polemistas de la Edad Media no lograron siempre mantener ese espíritu de

tolerancia que, por el contrario, animó a la religión musulmana, tan universalista como la

cristiana. En España convivieron pacíficamente por más de 8 siglos tres religiones: la

cristiana, la hebrea y la musulmana. En la isla de Sicilia dominaron los árabes y la cultura del

Islam dejó marcas tangibles, y en algunas zonas del sur de Italia hasta por lo menos el siglo

XIII, cuando el emperador Federico II soñó, como en un cuento de Las mil y una noches, el

sueño truncado de una Italia unificada bajo su cetro.