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El anómalo bicéfalo de Darío Fo Primer acto Un estudio de televisión completo: cámara, monitor, lámparas, reflectores. Como fondo una gran pantalla que con una palmada se conecta y desconecta, sillas y sillones con ruedas, mesita con ordenador. Unos mimos ayudarán a los dos protagonistas a cambiar la decoración de acuerdo con las necesidades escénicas. En escena la actriz y el Director Anastasia está ensayando, recitando un trozo que lee; sobre el televisor veremos su imagen proyectada. ANASTASIA . Lisistrata, así me llaman en Atenas donde nací, he danzado en el ágora y en el templo… tengo un marido que adoro, aunque ahora no está aquí conmigo, el gobierno de la ciudad me lo ha mandado junto con otros jóvenes como él a dar un golpe a Agrigento, que ha ocupado Siracusa, nuestra aliada. Los señores jefes del Parlamento me han explicado que los jóvenes de Atenas no han ido para combatir, sino solo para mantener la paz, para ayudar a los novatos a hacer nacer una democracia. Pero todos los dias uno de nuestros jóvenes hombres viene herido. Anteayer en una nave han vuelto muchos cadáveres de soldados de paz. Y a nosotras mujeres, nos ha tocado el verter lágrimas sobre nuestros hombres sin vida y gritar… No, no podemos continuar así calladas y resignadas. Mujeres, nosotras tenemos un arma potente e invencible, entremos en campaña. Mañana regresan para una breve pausa diez naves. De ellas, en el puerto, descenderán nuestros hombres con los ojos centelleantes del deseo… nosotras llevaremos sobre el cuerpo ropa ligera, transparente, que permita entrever nuestras formas sinuosas… y danzaremos con los vestidos movidos por el viento, adornando a nuestros amantes y maridos y nos rozaremos con ellos como bacantes deseosas. Los llevaremos a nuestras casas, mas cuando alarguen las manos temblorosas porque quieran desembarazarnos de los vestidos nosotras los esquivaremos. “¿qué te ocurre?” lamentarán excitados nuestros varones. Y nosotras “no, hasta que no enfundéis la espada nosotras tendremos escondido e inviolable nuestro sexo. El amor necesita de la vida y de la paz, la guerra solo de la mentira y de la muerte. Escoge… amor mió”

Dario Fo - El Anómalo Bicéfalo

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Page 1: Dario Fo - El Anómalo Bicéfalo

El anómalo bicéfalode

Darío Fo

Primer acto

Un estudio de televisión completo: cámara, monitor, lámparas, reflectores. Como fondo una gran pantalla que con una palmada se conecta y desconecta, sillas y sillones con ruedas, mesita con ordenador. Unos mimos ayudarán a los dos protagonistas a cambiar la decoración de acuerdo con las necesidades escénicas.

En escena la actriz y el Director

Anastasia está ensayando, recitando un trozo que lee; sobre el televisor veremos su imagen proyectada.

ANASTASIA. Lisistrata, así me llaman en Atenas donde nací, he danzado en el ágora y en el templo… tengo un marido que adoro, aunque ahora no está aquí conmigo, el gobierno de la ciudad me lo ha mandado junto con otros jóvenes como él a dar un golpe a Agrigento, que ha ocupado Siracusa, nuestra aliada. Los señores jefes del Parlamento me han explicado que los jóvenes de Atenas no han ido para combatir, sino solo para mantener la paz, para ayudar a los novatos a hacer nacer una democracia. Pero todos los dias uno de nuestros jóvenes hombres viene herido. Anteayer en una nave han vuelto muchos cadáveres de soldados de paz. Y a nosotras mujeres, nos ha tocado el verter lágrimas sobre nuestros hombres sin vida y gritar… No, no podemos continuar así calladas y resignadas. Mujeres, nosotras tenemos un arma potente e invencible, entremos en campaña. Mañana regresan para una breve pausa diez naves. De ellas, en el puerto, descenderán nuestros hombres con los ojos centelleantes del deseo… nosotras llevaremos sobre el cuerpo ropa ligera, transparente, que permita entrever nuestras formas sinuosas… y danzaremos con los vestidos movidos por el viento, adornando a nuestros amantes y maridos y nos rozaremos con ellos como bacantes deseosas. Los llevaremos a nuestras casas, mas cuando alarguen las manos temblorosas porque quieran desembarazarnos de los vestidos nosotras los esquivaremos. “¿qué te ocurre?” lamentarán excitados nuestros varones. Y nosotras “no, hasta que no enfundéis la espada nosotras tendremos escondido e inviolable nuestro sexo. El amor necesita de la vida y de la paz, la guerra solo de la mentira y de la muerte. Escoge… amor mió”

Desaparece la imagen del televisor. Toda iluminación.

DIRECTOR. Excelente recitación, felicidades. Aristófanes seguramente habría estado orgulloso de usted.

ANASTASIA. Es un cumplido que me agrada. Aunque su colaborador no estaba muy contento.

DIRECTOR. De hecho no por nada le han propuesto firmar el contrato inmediatamente. Ha recibido el anticipo, supongo.

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ANASTASIA. Si y debo agradecerlo… no me avergüenzo de decirlo… paso un mal momento… ¡no había necesidad! No veo la hora de comenzar a recitar. Mas, ¿de qué se trata? ¿Cuál es la clave de la historia?

DIRECTOR. Bueno, como en todas las sátiras que se respeten, hay base para una tragedia. Los personajes del drama sarcástico son Putin y Berlusconi que en determinado momento se cambian los cerebros.

ANASTASIA. ¿En que sentido se les cambian?

DIRECTOR. En el sentido que de dos cerebros se hace solo uno… pero, vayamos por orden. ¿Recuerda la conferencia de prensa que dio Putin en Roma, en la que un periodista inglés le preguntaba por la represión en Chechenia, por los prisioneros tirados en las cárceles y por la farsa de las últimas elecciones para el Parlamento de Grozny?

ANASTASIA. ¿Cómo no? ¡Verdaderamente un fraude innoble! Con el ejército ruso de ocupación que va tranquilamente a votar como si fuesen ciudadanos de aquel país…

DIRECTOR. Exacto. Putin ante aquella pregunta se pone pálido, se encuentra embarazado. Y el brillante, Berlusconi bloquea y tranquiliza al amigo ruso que no sabe como salir bien parado y toma la palabra: “Pero, ¿qué dice? Está mal informado… En Chechenia las elecciones se han desarrollado de forma totalmente regular.” “¿Cómo que regulares?” acosan otros periodistas “el premier electo es un hombre de paja de Putin…” y Berlusconi: “No, las elecciones han estado controladas por observadores extranjeros…” “Ya. Que han dicho que se trata de un pucherazo del régimen… un régimen que ocupa con la fuerza un país autónomo solo para llevarse su petróleo… una agresión que ha costado miles de muertos”. “¡Esto es propaganda desinformada! –grita Silvio– Putin siempre se comporta democráticamente…

ANASTASIA. ¡Ah sí! Particularmente democrático.

DIRECTOR. Esta defensa dice mucho del extraordinario cariño de Berlusconi a Putin.

ANASTASIA. De acuerdo. Pero ¿la historia del cambio de cerebro?

DIRECTOR. Enseguida. Sucede en Erice durante la convención de cirujanos especialistas en trasplantes. Berlusconi ha invitado a Putin en su villa natal romana que ha alquilado para la ocasión y le ha ofrecido una habitación bellísima, una especie de alcoba para él y su amiga secreta. Putin lleva, en vez de pijama, un kimono de kárate.

ANASTASIA. ¿De kárate? ¿Por qué?

DIRECTOR. Porque el premier ruso es campeón de artes marciales y sin kimono no puede dormir y mucho menos hacer el amor. He aquí que una noche sucede la tragedia: hacen irrupción en la habitación de Putin unos hombres armados… Él se pone en posición de kárate y dice: “Un momento, tratemos, hablemos… un poco de dialéctica” y los terroristas “¡Esta es nuestra dialéctica! “ y ¡pum! ¡pum! ¡pum!, le descargan encima un montón de tiros. Llega Berlusconi que está en la habitación de al lado, aunque en lugar del pijama lleva el kimono de kárate que le ha regalado Putin y rápido, con gran espíritu, viéndolos armados, dice: “¡Tengo un chiste sobre Bush que es para morirse de risa!” “Lo sabíamos ya, y no hace reír.” ¡Pum! Le disparan una bala en plena frente. Salta la alarma. Por fortuna entre los huéspedes de la villa, está toda la delegación rusa de cirujanos que intervienen levantando a los moribundos y transportándolos al centro hospitalario. Putin ha muerto, pero Berlusconi todavía tiene un hilo de esperanza. Se decide por el trasplante y quitan

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la parte sobrante intacta del cerebro de Putin y se la colocan en el cráneo de Berlusconi después de haberlo liberado de la parte inservible. Una operación muy difícil pero que los cirujanos son optimistas: “Cogerá tono dentro de una semana.” En efecto, después de siete días Berlusconi se despierta, mira alrededor atónito: “¿Dónde estoy? ¿Qué ha sucedido?” “Nada grave” le responde un médico italiano “Ha sufrido un pequeño coma.” “¿Cuánto tiempo he permanecido en coma?” “Siete días, para ser exactos” “¿He superado ya el pequeño coma? ¡Pero yo no puedo estar aquí…! ¡Tengo un compromiso inexcusable inmediato!” “Si quiere llamamos a alguno de sus colaboradores, algún ministro…” “¡Nada de ministros y colaboradores! Quiero aquí inmediatamente a Apicella con su guitarra, debemos poner música a la nueva canción, si no, ¿qué canto yo en Sanremo? Aparte de que el director artístico es Tony Renis, y con los amigos de la mafia no se bromea!”. Y aquí termina el prólogo. ¿Qué le parece?

ANASTASIA. Divertido pero cruel. La idea de dos “premier” con el cráneo abierto de par en par a los cuales se han cambiado los cerebros como si fuesen buñuelos… no es lo ideal como plato de entrada… para una comida.

DIRECTOR. Aparte de que no estamos en una comida, sino rodando un film de sátira grotesca…

ANASTASIA. Tiene razón. He dicho una tontería. Aunque después de toda esta tragedia de encontrarse el Premier con dos cerebros estará… completamente alucinado ¿Qué sucede entre tanto en el Parlamento y sobre todo en el Partido de Forza Italia y en la coalición del Gobierno?

DIRECTOR. Justa observación y muy inteligente. Con un Premier inexistente se rompe todo. Es el caos. Todos pegándose por agarrar parcelas de poder, se llega a las elecciones anticipadas y la oposición vence con mucha facilidad… Por eso, para salvarse, el responsable de la seguridad ordena el bloqueo de todas noticias. Hace callar a todos. Ningún diputado, ministro o ciudadano debe saber nada del atentado y del trasplante.

ANASTASIA. ¿Y qué se le cuenta a la gente?

DIRECTOR. Se inventa otra historia: Putin ha muerto por una embolia cerebral. Silvio, al bajar rápidamente la escalera para dar la noticia, cae golpeándose repetidamente la cabeza sobre los escalones. Los médicos que le socorren han saturado la herida pero ha quedado un poco atontado: “Dejándolo tranquilo se recuperará, pero no mucho.”

ANASTASIA. Una acción verdaderamente intrigante… pero vayamos adelante, ¿Cómo sigue la historia después?

DIRECTOR. Bien. Desgraciadamente, para organizar mínimamente el acontecimiento habrá necesidad de dos o tres intérpretes además de usted.

ANASTASIA. ¿Y, no hay ninguno?

DIRECTOR. Si que hay. He encontrado dos verdaderamente excepcionales, para hoy precisamente. Pero ayer les he leído la escenificación.

ANASTASIA. ¿Y no les ha gustado?

DIRECTOR. Si, han estallado en un aplauso: “¡Pero que hallazgo! Que magnífico texto, lleno de imprevistos, soluciones verdaderamente divertidas.” Uno de ellos, directamente, sin rodeos todavía ha dicho: “Lo haré aunque sea gratis…” y después, al unísono “Desgraciadamente hay un obstáculo, problemas de familia… será para la próxima ocasión.”

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ANASTASIA. O me equivoco o se la han tirado abajo.

DIRECTOR. Bravo. Lo ha adivinado.

ANASTASIA ¿Y la razón de esta deserción?

DIRECTOR. ¿Quiere saberlo? Es por el personaje principal… que nosotros pensábamos que era un poco pesado… esto es el Anómalo…

ANASTASIA ¡Ah!... Berlusconi, es obvio. ¿Está seguro de que no daremos argumentos para una querella? Esa idea de ser arrastrados en los tribunales por haberse burlado del premier de la República Bananera…

DIRECTOR. Bueno, por Dios, es obvio que cuando se hace una sátira se corre un riesgo. (La mujer hace un gesto de levantarse) ¿Qué hace, ya se va usted?, ¡Mierda! Apenas si decimos cual es el personaje principal, que ya se escapan rápidamente.

ANASTASIA. No, no, quería solo colgar el abrigo… A mí me gusta el riesgo. Esté tranquilo, no me voy. Por otra parte, si una sátira se puede hacer sin riesgo a meter al rey en calzoncillos, ¿qué sátira es?

DIRECTOR. Es que nosotros no pretendemos meterlo en calzoncillos, sino que se lo quitamos todo y no soporta encontrarse en pelotas. Se vuelve agresivo… vengativo…

ANASTASIA. Bien. Cierto, no es ya más que un perrillo faldero, que en su primera aparición en política, movía el rabito y era todo sonrisas… Ahora va más pesado, más torpe. ¿Ha visto como la ha tomado con la televisión estatal y con los periodistas y humoristas que estaban en la tele? Como la Guzzanti, y ayer mismo con Paolo Rossi, que lo ha defenestrado por leer un texto de Pericles, que parece ser que ya en el siglo III antes de Cristo hacía sátira anti-berlusconiana… ocultándose bajo la coartada de ser un clásico antiguo.

DIRECTOR. ¡Bravo! ¿Sabe que le digo? Lo haremos en el escenario igual que en nuestro texto. Si usted me da la entrada, yo recito todos los personajes de soporte.

ANASTASIA. Estoy lista. ¿Cuál es mi personaje?

DIRECTOR. ¡Verónica!

ANASTASIA. ¿Verónica Lario? ¿Yo tengo que interpretar a la mujer de Berlusconi?

DIRECTOR. Si, ¿por qué? ¿Algo en contra?

ANASTASIA. ¡Por favor! Esto me honra… Pero es que yo, como máximo puedo hacer la abuela de la señora Verónica. Pero si me hacen un buen lifting general: cara, pechos, vientre, muslos y… culo, una peluca rubia… aquí estoy.

DIRECTOR. No se preocupe, abuela, ¡oh, perdón!... hoy con la ayuda del ordenador y de la manipulación virtual podemos transformar la cara y el cuerpo de las personas como nos parece. ¿Ha visto la última película de Tarzán, donde Jane vuela lanzándose de los árboles que parece un gato con alas?

ANASTASIA. Si. La he visto. ¡Espectacular!

DIRECTOR. Bien. ¿Sabe que han usado para doblar a esa especie de acróbata impetuosa? ¡Una mona!

ANASTASIA. ¡Ah, bueno! ¡Quiere decir que para transformarme en una mujer joven y ágil basta comenzar con ser un chimpancé! (imita a un simio).

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DIRECTOR. ¡Felicidades, muy graciosa! ¿Podemos comenzar? Esta es la escena. Esta es la parte que hay que repasar. (Ofrece una carpeta a la mujer que se dispone a abrirla, luego da una palmada: se encienden dos reflectores de golpe)

ANASTASIA ¿Qué pasa, me aplaude ya?

DIRECTOR. No… con esta palmada yo enciendo los reflectores de golpe… Se mueve todo por impulsos acústicos. Aplaudiendo a ritmo doble (lo hace) se ponen en acción las cámaras, ¿ve?... Cuatro palmadas a ritmo alternado, así (lo hace), funciona la pantalla, ¿ve? (En pantalla aparece la imagen de los dos)

ANASTASIA. ¡Estupendo! Y para desconectar supongo que se hará con una palmada particular, y si no funciona, soy literalmente arrojada por la ventana (da unas palmadas y se encienden varias luces) ¡Oh Dios! ¿Qué he hecho?

DIRECTOR. No, no se preocupe, lo arreglo yo. (Da unas palmadas: las luces se arreglan). Usted lo hará maravillosamente, mas bien soy yo el que está preocupado: entre otros personajes, me tocará interpretar el personaje de Berlusconi, en el cual no entro, ni como físico, ni como edad, ni el nivel moral… intelectual… ¡Oh, perdón!

ANASTASIA. No se preocupe, encontraremos un mono, aunque para usted… ¿el mandril le va?

DIRECTOR. Nada de bromas.

ANASTASIA. Pero por qué se preocupa tanto, si es solo una prueba… una lectura… basta aludir al personaje.

DIRECTOR. Tiene razón… En realidad podríamos tener el guión a la vista.

ANASTASIA. Buena idea.

DIRECTOR. Bueno. Comenzamos. Primera escena. “Nos encontramos en la villa de Macherio…”

ANASTASIA. Excuse, me ha permitido el acceso a la cámara estando apagada…

DIRECTOR. Cierto, así podremos ver y volver a ver y darnos cuenta de cómo va. Mejor otra cosa: para indicar el personaje de Verónica póngase este chal… (Hace un gesto hacia el foro y entra una mima que pone un chal sobre la espalda de la mujer). Yo en cambio haré de cirujano ruso que viene de visita a usted, señora. (Ayudado del mimo se pone una bata blanca de médico)

ANASTASIA. De visita ¿con bata?

DIRECTOR. ¡Vamos! Es sólo un recurso escénico (Comienza a recitar) “Querida señora, he venido para darle noticias del estado de su marido”.

ANASTASIA-VERÓNICA. Diga, diga profesor.

DIRECTOR-CIRUJANO. El Presidente se está reponiendo del trauma pero más lentamente de lo que pensábamos. Ahora, le doy un consejo. La única terapia que lo podrá sacar de este estado solo se la puede ofrecer usted.

ANASTASIA-VERÓNICA. ¿En que sentido? ¿Qué terapia?

DIRECTOR-CIRUJANO. Señora, antes de venir aquí he sido informado y he sabido que, digamos, sus asuntos desde el punto de vista familiar… quiero decir… amoroso con el Presidente no son del todo felices…

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ANASTASIA-VERÓNICA. Esto son asuntos míos, y una cuestión que prefiero no tocar. Y ¿entonces?

DIRECTOR-CIRUJANO. Le pido un sacrificio: para que su marido salga de esta terrible confusión y aturdimiento, en el cual se encuentra, usted debe tenerlo en cuenta, señora, con gran afecto y abnegación.

ANASTASIA-VERÓNICA. De acuerdo, le ayudaré. Tráiganmelo aquí, su habitación está siempre libre.

DIRECTOR-CIRUJANO. No, no su habitación… Ustedes deben volver a dormir juntos…

ANASTASIA-VERÓNICA. ¿Qué es esto? ¿Una terapia rusa? Parten siempre de la cama. Ya que lo hace así profesor, ¿por qué no me prescribe también el programa de la progresión sentimental… y por no?, también el erótico sexual.

DIRECTOR-CIRUJANO. Pues no… no me lo permitiría nunca.

ANASTASIA-VERÓNICA. Después vendrá también a arroparme con la colcha.

DIRECTOR. (Saliendo del personaje) Aquí paramos de golpe y entramos en otra situación (ayudado del mimo, se quita la bata y se pone una chaqueta) Estamos rodando un film…

ANASTASIA. ¡Ah, si! En otra escena: “Verónica Lario, es decir yo, se encuentra con un amigo, el profesor de sus hijos”.

DIRECTOR. Eso mismo: soy el profesor hacia el cual usted siente una gran estima, algo más que amistad. (Se sienta después de haberla abrazado). ¿Cómo está amiga mía?

ANASTASIA-VERÓNICA. Te pido ayuda para comprender una cosa, estoy desconcertada. Después de su vuelta de la villa, Silvio tiene un comportamiento extraño, incomprensible: es muy dulce conmigo… pero de improviso…

DIRECTOR-PROFESOR. ¿Qué hace?

ANASTASIA-VERÓNICA. Pues…por ejemplo, cuando se despertó la primera vez me preguntó: “¿Quién eres?”, y luego en francés “¿Qui e’tes-vous?”.

DIRECTOR-PROFESOR. ¿En francés?

ANASTASIA-VERÓNICA. Y cuando yo le he respondido “¡Soy tu mujer!” ha abierto los ojos exclamando: “¡Oh bre maciu’f tic oste nof!”. “Pero ¿qué estás diciendo, Silvio?”, y él “¡Estás bellísima! ¿Como he podido olvidar tu espléndido rostro, Yuzia belisira iano’ca…?”

DIRECTOR-PROFESOR. ¿Qué extraña lengua es ésa? Pero, el médico que lo trata, ¿qué dice?

ANASTASIA-VERÓNICA. He tenido con él una conversación… (Risas) Perdón, perdón… voy muy rápida… Me pongo seria. “Me ha advertido que se había comportado de modo extraño, con largos vacíos de memoria a causa de la pérdida de su gran amigo… pero que se ha agravado con los golpes que se dio en la escalera... y que estaba reconstruyendo todos los hechos o eventos. Se olvida de todo y me pregunta “¿quién soy yo?”. Y después, de golpe se pone a hablar en ruso.

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DIRECTOR-PROFESOR. En ruso… ¿tu marido? Pero ¿qué explicación da el médico a esta cosa tan estrafalaria?

ANASTASIA-VERÓNICA. Me ha explicado que, entre mi marido y Vladimir, se había creado un vínculo afectivo verdaderamente profundo. Que esta pérdida repentina… literalmente ha descompuesto su psique, causándole una verdadera transferencia.

DIRECTOR-PROFESOR. Comprendo, sería como decir que Silvio se transforma en Vladimir para luego volver a ser Silvio… un poco como el Doctor Jeckyll y Mister Hide.

ANASTASIA-VERÓNICA. Si una cosa así… Estamos en la cama, se despierta, enciende la luz y empieza a gritar “¿Quién me ha puesto encima este pijama, que parece un traje de payaso estrafalario? ¡Yo quiero mi kimono de kárate! No consigo dormir si no es con él puesto. ¡Acca tremi cicosca!

DIRECTOR-PROFESOR. ¿Duerme con el kimono de kárate? ¡Increíble! Perdona, pero, tu marido ¿ha estudiado ruso?

ANASTASIA-VERÓNICA. No tiene ni idea.

DIRECTOR-PROFESOR. ¿Entonces? (Ayudado por el mimo se quita la chaqueta y se pone la bata).

ANASTASIA-VERÓNICA. El cirujano ruso me ha explicado que se trata de un fenómeno de “transfer”.

DIRECTOR-CIRUJANO. ¿Transfer? Vale. Ahora soy de nuevo el cirujano. Ciertamente, quería saber una cosa, señora.

ANASTASIA-VERÓNICA. Explíqueme profesor, se lo ruego, ¿qué es lo que sucede con esta historia del transfer?

DIRECTOR-CIRUJANO. Querida señora ¿no ha oído nunca de personas que en un instante, en una situación de hipnosis se expresan directamente en lenguas ya desaparecidas como el gaélico, asirio, etcétera?

ANASTASIA-VERÓNICA. Lo que faltaba, ¡que Silvio me hablase en gaélico!

DIRECTOR-CIRUJANO. Una bella lengua… un poco muerta…

ANASTASIA-VERÓNICA. Usted, profesor me ha pedido que le ayude, pero yo no puedo más. Me parte el corazón. Yo solo se que, de improviso se me presenta con un gorro en la cabeza y una bufanda larga, que le llega hasta los pies y me acomete gritando: “¿Ya está reunida la Duma? ¿Qué sucede con el submarino atómico? ¡Necesitamos salvar a los marineros!” Corre por el parque… y se zambulle en la piscina, que por fortuna, no tiene mucha agua. Otra zambullida. Entre tanto, estalla en lágrimas… No quiere ver a ninguno de sus colaboradores… Hace dos días llegó Bondi, su portavoz, lo miró y le gritó: “Pero ¿que es esta matrioska pálida? Para mí, oiga que ha fingido no conocerlo… No le digo cuando ayer, a la hora del té llegó Bossi con la camisa y la chaqueta del smoking… se le plantó delante en posición de combate de kárate, y…. ¡aiaaah siasmek sciell frapp zak zak karate’e! Le ha dado unos golpes de kárate terribles por todas partes… y para terminar lo ha cogido del cuello gritando: “¡Toma, maldito checheno!”.

DIRECTOR-CIRUJANO. ¿Checheno?

ANASTASIA-VERÓNICA. Si, exactamente ha dicho “checheno asesino”.

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DIRECTOR. Otro cambio de escena (sale).

Movimiento de cosas, los mimos entran y salen de la escena, llevando sillas, objetos, etc…

ANASTASIA ¿Qué pasa con todo este movimiento?

MIMO GÉSSICA. Estamos preparando la escena para el llegada del Presidente… tardaremos pocos minutos, mientras tanto, si quiere, aproveche para darle una ojeada al texto que tiene que recitar… (Le da unos folios).

ANASTASIA ¡Oh sí!, al menos sabré de que se trata. (Lee velozmente, tragándose algunas palabras). ¡Malditos escalones… Luces! ¡viene hacia mí… La enfermera charlatana… no fluye buena sangre… si te cuento nuestro encuentro… una agradable sensación… ¿quiere venir a la villa conmigo? (Comenta) Me parece un buen texto… Muy bello ¡No entiendo nada!

DIRECTOR-SILVIO. (Fuera de escena) ¡No se ve nada! ¡Malditos escalones! ¡Un poco de luz por favor! ¿Es posible que vaya golpeándome siempre la cabeza por todas partes? ¡Ya me hace mal! ¡Luces! (entra en escena asomando por detrás un instrumento electrónico: veremos solo la cabeza). Verónica, ¿dónde estás?

ANASTASIA-VERÓNICA. Estoy aquí, delante de ti. ¿No me ves?

DIRECTOR-SILVIO. No soy… Estoy hecho un mar de confusiones… (Se desplaza algunos pasos, acercándose a Verónica: sólo ahora veremos a Silvio en toda su bajeza: un enanito. Para conseguir este truco de la Comedia del Arte, la escena debe estar atravesada por un foso o trinchera de 70 cm. de profundidad de la cual se asoma el Director que en este momento interpreta el personaje de Berlusconi-enano. El actor asoma de la trinchera de la cintura para arriba. En sus manos calza un par de zapatos, los brazos están ensartados en un par de mini-pantalones. El actor viste una pequeña chaqueta oscura, de cuyas mangas asoman los brazos de un mimo puesto a la espalda del Director. En pocas palabras, haremos un enano cuyas piernas son los brazos del actor, los brazos en cambio, serán los del mimo) Verónica… Hace un montón de tiempo que te busco… Necesito decirte algunas cosas.

ANASTASIA-VERÓNICA. Cálmate, ven aquí a mi lado… Dime, ¿qué cosas?

DIRECTOR-SILVIO. Lo he estado pensando toda la noche… pero ahora no me acuerdo de nada… ¡Ah sí! Ahora recuerdo. Ayer por la tarde una enfermera me ha dicho que normalmente yo vivo en otra villa y que entre nosotros no hay un buen entendimiento.

ANASTASIA-VERÓNICA. ¡Pero que charlatana!

DIRECTOR-SILVIO. No, no te enfades, he sido yo el que ha insistido... Responde ¿qué es lo que sucede?

ANASTASIA-VERÓNICA. ¿De verdad no te acuerdas de nada?

DIRECTOR-SILVIO. Si, alguna cosa vagamente… a ratos, sin orden. Cuéntame desde el principio de nosotros dos, te lo ruego. ¿Cómo nos conocimos?

ANASTASIA-VERÓNICA. Nos encontramos por primera vez en el teatro, tú estabas sentado en un palco del proscenio, yo estaba en escena, hacía el papel de una actriz joven; Se titulaba “Le coucou magnifique”,

DIRECTOR-SILVIO. ¿Esipia’mi oche astave’nghis?

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ANASTASIA-VERÓNICA. ¿Qué has dicho?

DIRECTOR-SILVIO. Si. Quiero decir “El magnífico cornudo”.

ANASTASIA-VERÓNICA. Si, eso. Yo era jovencísima y aparecía un instante con los pechos desnudos.

DIRECTOR-SILVIO. ¡Ah, pero que espléndida aparición!

ANASTASIA-VERÓNICA. Si, era una sensación extraordinaria, sentía temblar al público…

DIRECTOR-SILVIO. Bueno, creo que aunque temblara el público… debió temblar con mucho placer, seguro que ululando como los coyotes.

ANASTASIA-VERÓNICA. Creo que sí, tan cierto como que cuando salí de la escena al terminar el espectáculo y te acercaste “Saludos señorita. Soy el propietario del teatro”. “Si, lo conozco”, digo yo “usted es también el edil emprendedor, el constructor de una ciudad satélite y propietario de televisiones, periódicos, barcos, aviones, etcétera, etcétera…” y tú: “Si, exacto él. Y soy también el copropietario de un restaurante con orquesta, muy íntimo.”

DIRECTOR-SILVIO. ¡Que modesto soy!

ANASTASIA-VERÓNICA. “¿Me hace el honor de venir a cenar conmigo?”

DIRECTOR-SILVIO. Y tú ¿Qué hiciste?

ANASTASIA-VERÓNICA. Yo, presa de nerviosismo, acepto. Y empiezo a pensar en que me vestido me pongo, si zapatos de tacón de aguja… Sólo en aquel momento me doy cuenta, como lo diría… que tu eras bajito… me llegabas al pezón del pecho izquierdo, que siempre está un poco más bajo que el derecho…

DIRECTOR-SILVIO. Es verdad… este complejo de ser bajito ha sido siempre mi tormento, lo recuerdo. He sufrido hasta la paranoia. Como era incapaz de sobresalir, me colocaba siempre arriba: escaleras, aceras, floreros, tarimas… para parecer un poco más alto (Sale saltando rápido sobre sus pequeños muebles, cajas, cajitas).

ANASTASIA-VERÓNICA. Y además noté como apenas llegados al restaurante, que mientras te sentabas a la mesa… el camarero te inflaba furtivo un cojín bajo el asiento, del cual salía un tubito largo con una bomba al final que tenías puesta bajo un pie y tú ¡pof! ¡pof! ¡pof!, como la bomba de un neumático…

DIRECTOR-SILVIO. No, ¡es imposible! Esto te lo has inventado tú ahora mismo.

ANASTASIA-VERÓNICA. Te lo aseguro: ¡pof! ¡pof! ¡pof!, y subías, subías, (en este momento el enano Silvio se sube a un pequeño cajón como maniobrando una bomba hidráulica) lentamente subías, especialmente cuando llegabas al agudo del canto.

DIRECTOR-SILVIO. ¡Cantaba! ¿Pero cómo, inflaba y cantaba?

ANASTASIA-VERÓNICA. Si, durante la cena fuiste muy amable, me cantabas canciones de amor en francés, contabas chistes mas bien verdes que yo fingía no entender.

DIRECTOR-SILVIO. Pero ¿cómo? ¿Yo cantaba y contaba chistes guarros? ¡No puede ser, no puede ser! (Se da cabezazos contra un mueble)

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ANASTASIA-VERÓNICA. Pero ¿qué haces querido, con estos cabezazos? Decía…que en aquel instante la orquesta atacaba con un charlestón… Tú me coges de la mano y me llevas a la pista para un baile desenfrenado.

DIRECTOR-SILVIO. Si, si… ¡Ja, ja! Fred Astaire me hace reír (Hace una danza desenfrenada).

ANASTASIA-VERÓNICA. Me abrazabas fuerte (se abrazan) y hundías la cara entre mis pechos…

DIRECTOR-SILVIO. ¡Oh, sí!...

ANASTASIA-VERÓNICA. ”Tome aliento, caballero –te decía yo- se le está cortando la respiración”. Después, más tarde, me invitaste a tomar unas copas en tu casa… pero yo me escabullí.

DIRECTOR-SILVIO. Muy valiente, es mejor no darme mucha cuerda, lo reconozco.

ANASTASIA-VERÓNICA. Tú ya lo llevabas aprendido. “¿Quiere venir a pasar el fin de semana conmigo en mi villa de Portofino?”.

DIRECTOR-SILVIO. ¡Ah! No aflojaba ¿eh? Y tú ¿aceptaste?

ANASTASIA-VERÓNICA. No. “Me encantaría, pero mañana tengo las dos representaciones en su teatro”. “No hay problema, se suspende por enfermedad” “¿Tengo que hacerme la enferma?” “No, enfermo él, el primer actor” “Pero si todas la entradas están agotadas, sería una gran pérdida” “No se preocupe, un taquillaje perdido vale menos que una sonrisa suya”.

DIRECTOR-SILVIO. Vaya, soy un auténtico poeta.

ANASTASIA-VERÓNICA. Si… aunque desgraciadamente estaba copiada la frase de una que le dijo el Onassis a la Callas.

DIRECTOR-SILVIO. No es verdad, eres una infame.

ANASTASIA-VERÓNICA. Eso. El mismo insulto que me disparaste apenas te dije que tenía un compromiso con mi novio.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Un novio? ¿Tenías un novio y me lo echaste en cara solo en el aquel momento?

ANASTASIA-VERÓNICA. Porque tú también me dijiste, de repente que tenias una amante fija y tres más volantes.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Tres volantes?

ANASTASIA-VERÓNICA. Y me respondiste: “¡Calma! La amante fija la estoy plantando… y las tres volantes emigrarán con los primeros fríos”.

DIRECTOR-SILVIO. ¡Ja, ja! Las volantes emigraron. ¡Pero que simpático soy!

ANASTASIA-VERÓNICA. Si, aunque también un poco oportunista…

DIRECTOR-SILVIO. ¿Oportunista? ¿Entonces, aceptabas que te cortejara solo por el gusto de humillarme… para jugar conmigo?

ANASTASIA-VERÓNICA. No, de veras, Me sentía halagada y me divertía contigo. Pero después descubrí tu lado peor.

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DIRECTOR-SILVIO. ¿Cuál?

ANASTASIA-VERÓNICA. Las patrañas, las mentiras: un mentiroso algo fracasado, un mentiroso patológico.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Mentiroso? Bueno… un espía debe ser siempre un poco mentiroso.

ANASTASIA-VERÓNICA. ¿Un espía? ¿Qué pinta un espía?

DIRECTOR-SILVIO. Nada, me ha venido un flash, así como… KGB ¿Por qué KGB? ¿KGB? (Se golpea la cabeza contra la mesita haciendo un gran estruendo: cambio de luces).

ANASTASIA-VERÓNICA. Pero, querido, vayamos al grano.

Y entretanto se cambia la iluminación.

DIRECTOR-SILVIO. Bien. Volvamos al asunto. (Otro cabezazo) Dios que confusión, me parece que tengo dos cerebros y después, de golpe, vacíos de memoria…

ANASTASIA-VERÓNICA. Y haces bien con tener estos vacíos, es más… un abismo hace falta para meter la caterva de patrañas y trolas que me han deshonrado, especialmente cuando habíamos comenzado a vivir juntos. Mentías sobre la historia de tus mujeres, y cuando eras descubierto, jurabas por tus hijos, por tu mujer, por tu madre, por tu padre partisano en Suiza.

DIRECTOR-SILVIO. ¿El padre partisano en Suiza?

ANASTASIA-VERÓNICA. Patrañas sobre tu tinglado financiero, manejos alrededor con tus otras sesenta y cuatro sociedades off-shore…

DIRECTOR-SILVIO. ¿Off-shore? ¿Qué es eso?

ANASTASIA-VERÓNICA Sociedades anónimas con nombres imaginarios.

DIRECTOR-SILVIO. ¡Qué creativo que soy!

ANASTASIA-VERÓNICA Sociedades en los considerados paraísos fiscales para no pagar impuestos…

DIRECTOR-SILVIO. ¡Justo! Sólo los tontos los pagan.

ANASTASIA-VERÓNICA Sociedades desde el Caribe, a Lichtenstein, pasando por Suiza.

DIRECTOR-SILVIO. ¡Para! Para, que yo tengo que escribir todas estas cosas… cojo la mesita… (Coge una mesita que se le cae de la mano y le cae en un pie), ¡Ay, Ay! Mi piececito (Se besa el pie. Coge los folios y un bolígrafo). No, esto es una calumnia.

ANASTASIA-VERÓNICA ¡Ah! ¡Es una calumnia, eh! (Exhibe algunos folios que los agita sobre la cara de Silvio). Entonces, te leo una declaración nunca desmentida que dice que el fundador de la sociedad que ha construido la base de tu imperio en Italia, tuyo... de Silvio Berlusconi, ha resultado ser un ama de casa, un inválido y un mecánico.

DIRECTOR-SILVIO. ¡No, imposible! Un ama de casa, un mecánico…

Page 12: Dario Fo - El Anómalo Bicéfalo

ANASTASIA-VERÓNICA ¡Calma! El redactor prosigue: “Ninguno sospecharía nunca que Nicla Crocitto”.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Quién es Nicla Crocitto?

ANASTASIA-VERÓNICA Es un ama de casa de 65 años residente en Milano Dos, una señora que en 1978 fundó los 22 holding, sociedades financieras, Italia uno, Italia dos, Italia tres… que controla la Fininvest. Era la que figuraba como propietaria del 90% de las acciones.

DIRECTOR-SILVIO. ¡Qué cosas! Un ama de casa que tiene el 90% de las acciones de la Fininvest ¿Un ama de casa?

ANASTASIA-VERÓNICA Y no acaba aquí: “Tras los administradores de todo grupo de empresas, estaba Enrico Porra…”

DIRECTOR-SILVIO. ¿Quién es Enrico Porra?

ANASTASIA-VERÓNICA Es un inválido de 75 años, que apenas recuperado de un infarto cuando los consultores del Caballero lo acompañaron a firmar la escritura en el Consejo de Administración.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Un infarto, un inválido, administrador? “¡Uf.. uf, ay, ay..! No...No es nada. Tan solo es un dolorcillo. Esta usted muy bien. Le llevamos en esta magnífica carroza a firmar unas pocas escrituras… ¡Será usted el administrador! Firme… después muérase tranquilo”.

ANASTASIA-VERÓNICA No, no se murió entonces, sino después de algunos años.

DIRECTOR-SILVIO. Bueno, mejor así.

ANASTASIA-VERÓNICA Y para acabar de arreglarlo, esto es la fotocopia de un documento que llegó a las manos de los magistrados de Palermo hace cuatro años, lee: “proceso anti-mafia…”

DIRECTOR-SILVIO. ¿Me han investigado por mafioso? ¿A mí?

ANASTASIA-VERÓNICA Si, y más de una vez. Aquí está la nota informativa sobre los flujos financieros de tus sociedades. Se descubre, textualmente, que “los 22 holding tuyos, de Silvio Berlusconi, estaban a nombre de simples negocios de peluquería e institutos de belleza”.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Peluqueros banqueros? ¿Holding de pelos y barba? “¡Mientras me hace la transferencia de doscientos mil millones, me hace también la manicura, los pies y también me corta el pelo a navaja!”.

ANASTASIA-VERÓNICA ¿Continúas sin recordar?

DIRECTOR-SILVIO. Yo me acuerdo de algún chanchullo, pero no del diluvio universal. ¿Puedo tomar un vodka?

ANASTASIA-VERÓNICA ¿Vodka tú? Pero si eres abstemio.

DIRECTOR-SILVIO. (Agresivo) Bueno, ahora tengo ganas de beber vodka.

ANASTASIA-VERÓNICA (hacia el foro) ¡Vodka! Con que no te vuelvas un adicto (entra una mima llevando una bandeja con dos vasos, uno con vodka y otro con hielo).

Page 13: Dario Fo - El Anómalo Bicéfalo

DIRECTOR-SILVIO. (Bebe e inmediatamente escupe con asco) ¡Puaf…! ¡Pero que asco! ¡Está caliente! ¡Vodka caliente! La utilizábamos nosotros en Rusia para hacer hablar a los prisioneros chechenos….

ANASTASIA-VERÓNICA ¿Pero que dices?... El hielo está en el otro vaso…

DIRECTOR-SILVIO. Si, si, gracias, pero mientras tanto, tú sigue adelante.

ANASTASIA-VERÓNICA Y además sobornabas y dabas garrotazos como en un tiovivo… A Craxi le untaste con un pellizco de 21 mil millones...

DIRECTOR-SILVIO. ¿Craxi? ¿Quién es Craxi?... ¡Ah, Bettino! Le quiero mucho a Bettino. ¡Pues disfruta de estos miles de millones…! ¡Salud! (bebe)

ANASTASIA-VERÓNICA Cuando después... saltó el escándalo de la P2 se descubrió que tú estabas afiliado, carnet número 1816…

DIRECTOR-SILVIO. ¿Yo? ¿En la P2? ¿Afiliado yo? Si, me acuerdo, pero era una equivocación, era masón, si, pero en el sentido de “albañil”, masón… No he pagado nunca la cuota a Gelli. ¿Gelli? ¿He dicho Gelli?, Pero, ¿quién es Gelli?

ANASTASIA-VERÓNICA Es el Gran Maestre de la Logia P2.

DIRECTOR-SILVIO. ¡Ah, si!... de su proyecto subversivo he copiado el programa de mi Gobierno… ¡Salud! (Se bebe de un trago el vodka. Tira el vaso. Engulle. Da un grito) ¡Qué sofoco! ¡glup!

ANASTASIA-VERÓNICA ¿Qué pasa?

DIRECTOR-SILVIO. ¡Me he tragado el cubito de hielo! De todos modos, lo conocía si, el Gelli… pero yo no he entrado nunca en la P2. ¡Lo juro! Sobre la Biblia… como Bush!

ANASTASIA-VERÓNICA ¡Bravo!, aunque en los tribunales has hecho el mismo juramento y te han acusado por falso testimonio…

DIRECTOR-SILVIO. ¿Falso testimonio en los tribunales?

ANASTASIA-VERÓNICA Cierto

DIRECTOR-SILVIO. ¿Y me han acusado?

ANASTASIA-VERÓNICA Si, acusado… Eras culpable, pero llegó una amnistía y te ha salvado, ¡como siempre!

DIRECTOR-SILVIO. ¡Vaya, vaya! ¡Ah, ah, que culo, perdón, que glúteos! Prosigue, que me muero de risa.

ANASTASIA-VERÓNICA ¡Y un poco menos! Mejor dicho, que me da mucha rabia cuando tú presumes de tus manejos. Yo no sabía nada de ti. ¿De dónde ha salido todo el dinero que de golpe te ha caído encima como la tempestad de oro de la Biblia? ¿Dónde te encontraste los 500 millones al día para mantener en pie las canteras del Milano Dos en el año 1975?

DIRECTOR-SILVIO. ¿Yo pagaba 500 millones al día para los obreros? ¿Yo? ¡También yo soy un obrero!... ¡Yo amo a los obreros! ¡Por ellos he llegado hasta a robar!

ANASTASIA-VERÓNICA ¿De dónde salían todos estos dineros?

Page 14: Dario Fo - El Anómalo Bicéfalo

DIRECTOR-SILVIO. No recuerdo… tú me preguntas por cosas que no están en mi cerebro…

ANASTASIA-VERÓNICA Si, tienes razón… cambiemos de tema. Mafia: háblame de la mafia. ¿Te recuerda alguna cosa esta palabra?

DIRECTOR-SILVIO. ¿Mafia?... ¿qué es la mafia?... ¿Es la “cosa nostra”?

ANASTASIA-VERÓNICA Si. ¡¡¡Bingo!!! Venga, esfuérzate… ¿de veras no has tenido nunca relación con la mafia… ni siquiera a través de las otras investigaciones que todavía hay sobre la mafia?

DIRECTOR-SILVIO. ¡Basta! ¡Voy a estallar! Estoy mal, estoy trastornado, ¿no lo comprendes? Tengo contracciones…

ANASTASIA-VERÓNICA ¡Lo que faltaba, que vaya a tener un bebé pequeño él! Si, si, cierto, como siempre se escabulle. Hablemos de otra cosa.

DIRECTOR-SILVIO. No, no, de otra cosa no, Quiero saber todo de nosotros dos, de cómo éramos cuando estábamos juntos.

ANASTASIA-VERÓNICA Vale. Durante un año estuviste cortejándome, yo te decía que no, pero tú no me dabas respiro, me llenabas de atenciones, me seguías a todas partes, siempre salías con la tuya, promesas de amor, regalos preciosos… en pocas palabras me habías alucinado: me había enamorado como una tonta. ¡Y no pongas esa cara de estúpida satisfacción! (Le da una gran bofetada)

DIRECTOR-SILVIO. ¡Ay, Ay! Yo estoy enfermo.

ANASTASIA-VERÓNICA Si, enfermo de cabronadas.

DIRECTOR-SILVIO. No, no es verdad, estoy seguro de que estaba totalmente enamorado de ti.

ANASTASIA-VERÓNICA Si, en aquel tiempo si…. Tanto que un día llaman a mi puerta, voy a abrir y se me viene adelante un ramo de rosas enorme… que caminaba solo. Y de repente de mitad de ramo se asoma tu cara… y alrededor de ti volaban mariposas y abejitas: “¡Te amo! ¡Te amo!” Detrás de las rosas aparece una orquestina: violines y guitarras. Sonando: “Te quiero mucho”. Y tú, acompañándoles, terminaste: “”Sin ti me muero… ¡Te amo! Verónica, he pedido el divorcio. Quiero vivir toda mi vida contigo. Quiero casarme contigo” ¡Bum! Casi me desmayo. Aprieto los dientes, me agarro a una columna, dejo escapar un gemido y también un poco de pipí.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Pipí?

ANASTASIA-VERÓNICA Si, me sucede siempre que tengo una emoción fuerte…

DIRECTOR-SILVIO. ¡Ah! Nos casamos enseguida, entonces…

ANASTASIA-VERÓNICA No, me tuviste escondida durante tres años en tu torre, como a una princesa secreta, o apartada.

DIRECTOR-SILVIO. ¡Ah, ya comprendo! Es un poco como se hace en mi pueblo con las gallinas: para evitar que el gallo las enganche a cada momento, las meten en una jaula y la ponen encima de un palo… y las tienen así hasta que no empiezan a poner huevos.

ANASTASIA-VERÓNICA ¿En Brianza hacen eso?

Page 15: Dario Fo - El Anómalo Bicéfalo

DIRECTOR-SILVIO. No, no se si en Brianza… ¿Kaklinos está en Brianza?

ANASTASIA-VERÓNICA Me parece que no… en Brianza está Erba... Bovisio, Mombello…

DIRECTOR-SILVIO. Pero, ¿cuándo empezó la crisis entre nosotros dos? ¿Y por qué empezamos a vivir tú aquí en la villa de Macherio con los hijos y yo en Arcore… solo… si puede saberse?

ANASTASIA-VERÓNICA Porque en la villa de Arcore, llegué a un punto que me sentía ahogada… No soportaba más el ambiente de los directivos de tus empresas y de tu corte, todos aquellos caimanes…

DIRECTOR-SILVIO. ¿Caimanes? ¿Quieres decir, aduladores?

ANASTASIA-VERÓNICA. No, eran verdaderamente caimanes, todos acuáticos a nivel del agua, subterráneos y aguantando la respiración, como si les echaran un cebo, todos ¡haaaaaam! Lo agarraban… como los caimanes. Cuando venían a las veladas que organizabas, en nuestra casa, todos se vestían como tú, como el jefe: la misma corbata a rayas, la misma camisa, aunque la cambiaran seguía siendo igual. Sonrisas, gestos, terminología. Todos cediendo a todo, aquiescentes, (da un gemido) aplaudiendo (eleva la voz, casi en un falsete disparado)… ¡Ah, ah, ah! (gritando saliendo del personaje) ¡No lo hago más! (tira el chal).

DIRECTOR. (Se deshace del truco del enano, liberándose de la chaqueta y del pequeño pantalón. Retoma el papel de Director). Señora ¿qué le pasa?

ANASTASIA ¡Me han metido en una trampa infame!

DIRECTOR ¿Qué trampa?

ANASTASIA ¡Se han reído de todos mis principios morales y políticos, eso es!

DIRECTOR ¿Qué principios? No comprendo…

ANASTASIA Yo no comparto nada de lo que me hace decir… la entrada en escena que me hace recitar.

DIRECTOR Perdone, pero entonces ¿la ironía que hacía hace un momento sobre el Presidente desvergonzado defensor de Putin?

ANASTASIA ¡Una mentira! Yo adoro esa sociedad.

DIRECTOR ¿Y ha estado recitando toda esta comedia fingiendo que estaba de acuerdo?

ANASTASIA Si, ¡pero ahora basta! Verlo aquí reducido a un enano torpe... ¡Que no es verdad! Él es alto, más de un metro sesenta… con los tacones, reducido a un simple tonto.

DIRECTOR No diga tonto, sale un personaje tierno, casi patético.

ANASTASIA Si, ¡como un deficiente de dos cabezas!

DIRECTOR Espere, si yo estuviese en su lugar, pensaría… un cerebro para hacer una declaración y otro para desmentirla.

ANASTASIA ¡Ya vale! ¡Usted debería besar la tierra que pisa con sus pies!

Page 16: Dario Fo - El Anómalo Bicéfalo

DIRECTOR ¿No me dirá usted ahora que es berlusconiana?

ANASTASIA Si, lo soy. ¡Y menos mal que hay hombres de su fuerza, de su coraje!...

DIRECTOR De su estatura… estatura moral, se entiende

ANASTASIA Si, bravo… continúe hasta hacer la ópera de cuatro peniques.

DIRECTOR Escuche, a mi no me interesa estar aquí para entablar una disputa a dos sobre si Berlusconi es un santo o un anticristo. Yo tengo que organizar y llevar a buen término este film. Si a usted no le va, me lo dice. Rompemos el contrato, me devuelve el anticipo y no se hable más.

ANASTASIA No, no puedo devolverle el anticipo.

DIRECTOR ¿Por qué?

ANASTASIA Porque no tengo ni un céntimo. He tenido que ingresar todo el anticipo para cerrar un gran agujero con el banco: una especulación equivocada.

DIRECTOR ¿Qué banco?

ANASTASIA ¡Aaaaah! (da un chillido de rabia, después calma) ¡El Mediolanum!

DIRECTOR (Le imita el chillido) ¡Aaaaah!

ANASTASIA ¡Y no me haga el eco! Si claro… el suyo… de Berlusconi. Por favor, ¡haga su infame entrada en escena!

DIRECTOR No, no por favor, no hay dudas sobre la finura humorística de los aduladores de la corte del Presidente, y de sus caimanes.

ANASTASIA (Interrumpiéndole) ¡Stop! Los seguidores de Berlusconi no somos ni aduladores, ni caimanes… solo camara… (Se interrumpe embarazada) quiero decir…

DIRECTOR No, no… ha dicho bien: camaradas. Lapsus freudiano… O me equivoco, o usted estaba afiliada hasta hace poco…

ANASTASIA ¡Si… era comunista! He llegado aquí porque solo cambian los nombres… Estoy en buena compañía, Ferrara, La Maiolo, Guzzanti padre, Bondi, la Colli… ¿y entonces? ¡Solo los imbéciles están parados!

DIRECTOR Los oportunistas en cambio se mueven, especie de caimanes.

ANASTASIA No soy ningún caimán.

DIRECTOR No, ejecutivos un poco… (Cantando) “La Padania no se lo hace meter en el sitio de Roma Ladrona” ¡UUUUUAAAAAAAUUUUOOO!

ANASTASIA ¡Basta!

DIRECTOR. Es él que empuja…

ANASTASIA. ¿Quién?

DIRECTOR. ¡Fin, se acabó… te han descubierto!

Page 17: Dario Fo - El Anómalo Bicéfalo

ANASTASIA. ¡Basta! ¡Os odio! ¡Os desprecio! ¡Podéis estar orgullosos! Habéis puesto en marcha una especie de máquina esparcidora de mierda, de una bomba adosada al premier.

DIRECTOR. Perdone… ¡Ahora es cuando realmente me ha fastidiado! ¡Le doy un anticipo con tal que me haga la réplica! ¡Que salte por los aires el film, tanto, que no me importa nada! ¡Váyase! ¡Fuera de aquí!

ANASTASIA. ¡Eh…que susceptible que es usted…! ¿Qué he dicho yo, al fin y al cabo, del asunto? ¿Qué me da asco… que los odio y desprecio… está prohibido expresar una opinión?... Sí, sí, de acuerdo… he exagerado, Ahora recito, pero en el fondo, nada más me he parado para tomar el hilo. Pero primero, ¿puede responderme a una pequeña pregunta?

DIRECTOR. Por favor, pero sea breve…

ANASTASIA. Quiero saber qué hará con este film una vez terminado

DIRECTOR. ¡Esta si que es buena! Pues, quiero distribuirlo

ANASTASIA. ¡Ah, ah! Pero ¿está usted loco? Y ¿a quién lo va a proponer? En Italia los distribuidores más importantes están todos bajo el control de Silvio. Si lo viera Silvio, gritará satisfecho: “¡Pero que magnífico film! Es todo sobre mí. Hago una estupenda figura de Capataz de Bananas ¡Lo compro! Sin embargo los denuncio y mando a todos a galeras por ultraje a los Santos Óleos (“Unto del Signore”).

DIRECTOR. Bueno, están todavía las distribuidoras extranjeras, lo proyectaremos fuera.

ANASTASIA. ¡Ah! Entonces lo que quieren es difamar a Berlusconi en todo el mundo, enfangarlo y después se maravillan que los censuren.

DIRECTOR. ¡Oh, sí, pobrecillo Silvio inocente e indefenso! ¿Estamos bromeando o qué? ¡Alguien que se hace las leyes a su medida, que tiene todo, que dirige todo! Pero, ¿Cuándo se ha visto en un país democrático un Presidente del Consejo que administra en beneficio propio la televisión, cine, periódicos, construcción, publicidad, banca, equipos de fútbol, aseguradoras…?

ANASTASIA. ¿Puedo ayudarle? ¡Quieto, quieto, no se excite! Este es el momento clave, gira y gira, ronda siempre en torno al conflicto de intereses, puedo reconfortarle, aunque yo tampoco estoy de acuerdo sobre esta inaceptable anomalía anticonstitucional.

DIRECTOR. ¿Me está tomando el pelo?

ANASTASIA. No, en absoluto. Lo admito, el Presidente y todos los dirigentes de su grupo, al filo de la ilegalidad, se aprovecharon de todas las ventajas e intereses que pudieron.

DIRECTOR. ¡Ah, bien! Entonces, dígame: ¿por qué no se hizo una ley “ad hoc” a su tiempo?

ANASTASIA. ¿Es culpa nuestra?

DIRECTOR. ¿Por qué dice eso?

ANASTASIA. ¿Se le ha olvidado? ¡Vamos! La izquierda ha tenido el poder durante cinco años y D’Alema ha tenido todo el tiempo para sacar una ley que reglamentase este bendito conflicto de intereses. ¿Y por qué no lo ha hecho? Ha tergiversado: “Todavía no, tengamos calma, dejemos correr, no es el momento, dejemos

Page 18: Dario Fo - El Anómalo Bicéfalo

trabajar… a este pobre Caballero”. Y al final, vuestro Gobierno no ha hecho nada, ¡nulo! Ha dejado libre a Berlusconi de administrar todos sus asuntos, riéndose de la Constitución (el Director despliega un cartel con el retrato de D’Alema. Lo tira al suelo y lo golpea gritando ferozmente palabras sin sentido alguno, como fuera de sí)

ANASTASIA. ¿Qué hace? ¿Está loco? ¿Con quién la tomado?

DIRECTOR. Con D’Alema, Llevo siempre conmigo su fotografía, unas veces lo beso… y también este muñeco… (Coge de las bambalinas un muñeco que imita a D’Alema) lo llevo siempre conmigo para abrazarlo (se agarra al muñeco y empieza una danza desenfrenada cantando)

D’Alema de gomaVamos a bailar El tango astuto del compromisoUn salto por aquíUn salto por alláLa lucha de clases ya no existeHagamos un pactoY un “pelotazo”Hagamos el amor, se disfruta másHagamos el amor, se disfruta másSaltemos aquí.Saltemos hacia arriba

FIN DEL PRIMER ACTO

Segundo acto

Al levantarse el telón vemos al Director manipulando los instrumentos electrónicos.

ANASTASIA. ¿Se puede?

DIRECTOR. ¡Ah, es usted Anastasia!... Acomódese... Tengo que decirle que después de mi escena vergonzosa de ayer, temía haberla perdido.

ANASTASIA. Se supone que he firmado un contrato, por el cual ya he recibido un anticipo.

DIRECTOR. ¡Ah, eso, eso es! Bueno... Comencemos entonces... que vamos muy retrasados. Entretanto, ¿habrá echado una ojeada al texto del segundo acto que le dejé?

ANASTASIA. Sí, más que una ojeada... me lo he leído y releído.

DIRECTOR. ¿Y cómo lo ha encontrado?

Page 19: Dario Fo - El Anómalo Bicéfalo

ANASTASIA. ¡Es una repugnancia! Hasta el punto que he pensado seriamente comprarme un burka y desaparecer... ¡Yo también tengo mi dignidad, por Dios! Desgraciadamente, coincide con el momento en que me llaman del banco para recordarme el vencimiento del segundo plazo del préstamo... y, claro, mi dignidad se ha ido a... ¿cómo diría…? ¡A hacer puñetas!

DIRECTOR. La comprendo, los vencimientos financieros son el santo principio para que funcione la banca. Podemos comenzar... voy a cambiarme en un momento.

ANASTASIA. Perdón, ¿puedo darle una ojeada a lo que grabamos ayer?

DIRECTOR. Claro, no faltaba más... he hecho una selección; en la mesa tiene el mando a distancia… diviértase.

Anastasia acciona el video. Empieza la proyección: aparecen las imágenes (al mismo tiempo el Director se ha puesto el traje de enano) de Silvio-enano bailando, haciendo piruetas, bufonadas y pantomimas. De las imágenes guardadas de la mujer solo entreveremos dos pasajes de medio busto, pero de las cuales solo se aprecian los zapatos; comentario airado de Anastasia.

ANASTASIA. ¡Pero, cómo! ¿Dónde estoy yo? ¡No se me ve nada... enano maldito! Solo él... una selección, llamarlo una selección... ¿pero yo cuando salgo? ¡Ah, claro... me ha utilizado para hacer publicidad de los zapatos! ¡Lo mato!

DIRECTOR. (Entra en escena vestido de enano) ¡Aquí estoy!

ANASTASIA. Perdone un momento, quiero tener las cosas claras: pero, ¿dónde estoy yo? ¿Qué selección ha hecho?

DIRECTOR. Bueno, desgraciadamente...

ANASTASIA. ¿Me ha eliminado?

DIRECTOR. Me he olvidado...

ANASTASIA-VERÓNICA. ¡Ah gracias!

DIRECTOR. No, no, decía que me he olvidado de esbozar una especie de introducción... estas dos próximas pequeñas escenas, son determinantes para el desarrollo de la historia. Aquí sucede que Silvio entra literalmente en crisis y no se acepta más tal como es... y al final llega incluso a huir. Comenzamos: "Verónica, ayúdame a comprender alguna cosa de cómo ha sido mi vida... sobre todo sobre las relaciones contigo y con los hijos. ¡Yo no se todavía nada! Ayer conocí aquí fuera, en el parque a nuestro hijo, el más pequeño...

ANASTASIA-VERÓNICA. ¿Lo has conocido?

DIRECTOR-SILVIO. Si, quiero decir... reconocido... me era completamente desconocido.

ANASTASIA-VERÓNICA. Ah, ya...

DIRECTOR-SILVIO. Ha venido a mi encuentro y me ha dicho: "Papa, ¿por qué no te compras un perro?" "¿Un perro? ¿Para qué? ¿Para mí o para tí?" "No, no, para tí." "¿Y para hacer, qué?" "Para hacerte compañía y no tropieces con las paredes." "¿Tropezar con las paredes?" "Si, de verdad. Eres ciego y también sordo." "¿Sordo y ciego yo?" "Sí, lo ha dicho el Papa. '¡Vosotros dueños del mundo que pensáis sólo en aprovecharos del poder, estáis sordos y ciegos, ya que no veis la miseria del mundo, ni oís los lamentos de millones de desesperados!” "Pero yo lo oigo claro y

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me doy cuenta." "No. Tu finges darte cuenta." "¿Lo ha dicho también el Papa?" "¡No, lo digo yo!" ¡Pac! Le he dado un revés... ¿Comprendes? ¡La primera vez que hablo con mi hijo lo abofeteo!

ANASTASIA-VERÓNICA. ¡Oh cómo lo siento...!

DIRECTOR-SILVIO. ¿Lo sientes? Pero, ¿cómo? Si fuiste tú misma la que le ensañabas el juego del moscardón, que se daban bofetadas.

ANASTASIA-VERÓNICA. Pero, ¿qué dices?

DIRECTOR-SILVIO. Si, y tú, espera, que me acuerdo de aquella entrevista para Micromega. Justo en el momento en que iba a mostrar la solidaridad del pueblo italiano con la América que entraba en guerra, tú me diste un revés con aquella revista extremista.

ANASTASIA-VERÓNICA. ¡Ah!, de aquello te recuerdas...

DIRECTOR-SILVIO. Cierto, y me acuerdo también de lo que tuvimos que hacer todos los de Forza Italia rondando hasta el alba para comprar todos los ejemplares apenas salían a la venta, y los de la revista sacaban otra edición, y nosotros a comprarla otra vez. ¡No han vendido nunca tantos ejemplares en su vida y nunca los venderán! ¡Deja de reírte y no te burles de mí!

ANASTASIA-VERÓNICA. Perdóname Silvio, pero no conseguía coincidir contigo, unas veces estabas amable y delicado y después, de golpe te volvías agresivo y me hacías cada escena, como ahora… el mismo comportamiento que tuviste cuando decidí mandar a nuestros hijos a la escuela “steineriana”...

DIRECTOR-SILVIO. Eso, a propósito, explícame el porqué, la razón de esa elección, ¿que tiene de especial ese método?

ANASTASIA-VERÓNICA. ¿Otra vez?

DIRECTOR-SILVIO. Si, lo he olvidado.

ANASTASIA-VERÓNICA. Ante todo que esta escuela se preocupa de no condicionar la autonomía creativa de los niños… empezando por liberarlos de la esclavitud de la televisión.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Cómo, cómo? Así que tú no les has dado permiso para ver los programas ¿Ni siquiera los de niños?

ANASTASIA-VERÓNICA. No. ¡Son un desastre psíquico e incluso moral, para los niños!

DIRECTOR-SILVIO. Y esto, contra mi opinión, la opinión de su padre, que, entre tanto, administraba ya tres canales de televisión. ¡Vaya, un buen modo dejarme fuera! ANASTASIA-VERÓNICA. Perdona, pero eras tú mismo el que decía: “Yo quiero hacer los programas más refinados, cultos, realmente divertidos. Pero si la gente solo quiere guarrerias, e imbecilidades, ¿Qué tengo que hacer?”.

DIRECTOR-SILVIO. Cierto, ¿Sabes que hay un insecto, una especie de gusano, que vive en el desierto que se alimenta solo de excrementos?

ANASTASIA-VERÓNICA. Cómo no, el estercolario.

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DIRECTOR-SILVIO. A los estercolarios, para verlos felices, no se les puede dar más que mierda.

ANASTASIA-VERÓNICA. Ah, veo que estàs recuperando tu gran lógica de viajante.

DIRECTOR-SILVIO. Oh, por favor, haz como si no lo hubieras oído. No se como me salido. Es una lógica de un cinismo que da asco. Pero, perdona ¿mi lenguaje era entonces como el de ahora?

ANASTASIA-VERÓNICA. Si, pero no tienes que preocuparte, lo corregías en cuanto tenías que preparar tus discursos políticos sobre la educación en las reuniones televisivas, en este caso, la música era muy distinta.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Qué decía?

ANASTASIA-VERÓNICA. "Nuestra preocupación es la unidad de la familia, la sabia serenidad de los ancianos y la verdadera alegría de los niños".

DIRECTOR-SILVIO. Pero que hijo de puta... Apareció un bello personaje. Casi es una suerte que haya desaparecido la memoria de mi cerebro.

ANASTASIA-VERÓNICA. ¡Ah, mira por donde como terapia para tu amnesia voy a clavarte en la poltrona y ponerte el vídeo durante una semana entera con nuestro hijo pequeño en brazos! (Sobre la pantalla se proyectan imágenes de programas televisivos de los que se está hablando) Voy a ponerte durante una semana, seis veces diarias tus programas de concursos para que recuperes la memoria, se gana fácil, si te acompaña la suerte, la vida es una lotería, 1000 euros, 10.000, 250.000... ¡Vaya botín! Y después te pondré películas con escenas de sexo tormentoso, culos al aire, gemidos, tres estupros a la hora, dieciocho palizas y muertos y asesinatos en cantidad. ¡Hijos y madres, que no se ven desde hace treinta años, se encuentran finalmente! ¿Y dónde? ¡En tus estudios de televisión! ¡Gritos de alegría, estupor, sorpresa, abrazos, lágrimas... y la audiencia sube hasta las estrellas! (Cantando) "¡Dinero! ¡Dinero!"

DIRECTOR-SILVIO. (Se pone a cantar una canción triste en dialecto napolitano)

ANASTASIA-VERÓNICA. ¿Pero, que te parece? ¿Ahora cantas en napolitano?

DIRECTOR-SILVIO. Si, es una escena de dolor que me ha enseñado Apicella! (Vuelve a cantar). ANASTASIA-VERÓNICA. ¿Pero, qué te pasa?

DIRECTOR-SILVIO. ¡Me estoy volviendo loco... no me reconozco! Si pienso en cuando era niño (hace una pantomima con acento ruso donde revive la infancia patinando, tirando bolas de nieve y esquiando) me veo jugando con muñecos y bolas de nieve, me deslizo con un trineo, patino sobre un lago helado...

ANASTASIA-VERÓNICA. ¿Lagos helados en Brianza?

DIRECTOR-SILVIO. No se si sería Brianza, solo se que hacía mucho frío y que de vez en cuando pasaba algún reno perseguido por los lobos. (Saca de la parte de abajo un fusil y dispara un tiro que hace retroceso) ¡Madre mía que golpe! ¡Oh mi cabeza! (Se sujeta la cabeza desesperado) ¡Mi cerebro!... Siento en el cráneo más de un cerebro, ¿cuántos tengo? ¡Socorro, socorro! ¡La inyección, te lo ruego, ponme la inyección!

ANASTASIA-VERÓNICA. (De una caja extrae una jeringuilla y se dispone a poner la inyección) Bájate los pantalones que te pincho en el culo.

Page 22: Dario Fo - El Anómalo Bicéfalo

DIRECTOR-SILVIO. ¿Me la puedes poner en la espalda?

ANASTASIA-VERÓNICA. ¿Por qué?

DIRECTOR. Porque la espalda no es mía, es del mimo que está dentro. (La actriz obedece).

MIMO MARCELLO. (Gemido de placer) ¡Aaaah!

DIRECTOR-SILVIO. ¿Te gusta, eh?! Es la misma cura que se hace el senador Colombo. Muy buena... esto ya está mejor... Pero, perdona si te atosigo todavía, es que hay una cuestión que me atormenta: ¿qué es lo que te hizo alejarte definitivamente de mí?

ANASTASIA-VERÓNICA. Me siento un poco molesta para hablar de ello, pero lo intentaré. Se trataba de los caballos.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Caballos? ¿Yo criaba caballos? ¡Oh, esto me gusta: desde niño iba loco por los caballos!

ANASTASIA-VERÓNICA. ¡No, no, nunca has criado caballos!

DIRECTOR-SILVIO. ¿Ah, no? ¡Qué lástima!

ANASTASIA-VERÓNICA. Un día, en la villa que vivíamos en Arcore, hubo un lío con el caballerizo.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Criábamos caballerizos?

ANASTASIA-VERÓNICA. No, estaba a nuestro servicio, hasta se sentaba a la mesa con nosotros. Venía de Sicilia y te lo había recomendado tu amigo Dell'Utri.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Dell'Utri? No me gusta... colecciona libros antiguos y cuando están sucios los recicla.

ANASTASIA-VERÓNICA. No te confundas... aparte que por lo del reciclaje fue absuelto... le pusieron varias querellas. De todos modos, era un siciliano, caballerizo, pero no teníamos caballos. Pero además tenía un montón de asuntos judiciales pendientes, tipo estafa, compra de votos, secuestros...

DIRECTOR-SILVIO. ¡Un delincuente! ¿Y que hacía sentado a la mesa con nosotros?

ANASTASIA-VERÓNICA. Es lo que preguntaba yo también y tú me respondías: "El caballerizo" "¿Y que hace un caballerizo si no tenemos caballos?" "Justa observación ¡Mañana compro un caballo purasangre!"

DIRECTOR-SILVIO. ¿Purasangre? ¡Magnífico!

ANASTASIA-VERÓNICA. Dicho y hecho, llega un semental, un animal al que no te podías acercar, que coceaba y mordía como si fuese una bestia feroz.

DIRECTOR-SILVIO. ¡Oh, estupendo! (Con un taburete hace una pantomima de doma cantando) ¡Arre, Castrado, hop, hop, hop! (Mima de ponerse patas arriba en el aire y de caerse de espaldas sobre el escenario).

ANASTASIA-VERÓNICA. ¡Basta con esto ruso!

DIRECTOR-SILVIO. ¡Basta ruso!

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ANASTASIA-VERÓNICA. Aquel purasangre era verdaderamente fogoso, ninguno se atrevía a montarle, y mucho menos el caballerizo. Inmediatamente tuve la duda de que aquel “caballero” no supiese nada ni de cuadras ni de crianza de caballos.

DIRECTOR-SILVIO. ¡Ah!, pues entonces ¿el caballo era un pretexto para disfrazar su presencia en nuestra casa?

ANASTASIA-VERÓNICA. Si, eso creía yo, y sin embargo, me equivocaba.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Ah si?

ANASTASIA-VERÓNICA. ¡Ya lo creo! Tanto que algunos días después casualmente, al levantar el auricular del teléfono oí dos voces: la suya y una que venía de fuera. El caballerizo se expresaba con mucha deferencia y lo llamaba don Vincenzo.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Don Vincenzo? ¿Era un cura?

ANASTASIA-VERÓNICA. No se, tenía un fuerte acento palermitano.

DIRECTOR-SILVIO. ¿De Palermo? ¿De qué hablaban?

ANASTASIA-VERÓNICA. De caballos: "¿Cuántos caballos tengo que recoger?" decía el nuestro. Y el otro: "Recoge un par por ahora, pero mira que estén frescos y que no se partan con cualquier trote largo. Pártelo en dos."

DIRECTOR-SILVIO. ¿Medio caballo? ¿Cómo es eso?

ANASTASIA-VERÓNICA. "Tráemelo al segundo piso del Gran Hotel"

DIRECTOR-SILVIO. ¿Un caballo al segundo piso del Gran Hotel? ¿Y cómo entra en el ascensor? !Ah! ya, porque era solo la mitad: un caballo entero no entra.

ANASTASIA-VERÓNICA. De todos modos yo pensé que se trataba de una carnicería. Pero después descubrí que un caballo, en la jerga de los traficantes y mafiosos corresponde a diez kilos de heroína.

DIRECTOR-SILVIO. Módica cantidad, para uso personal.

ANASTASIA-VERÓNICA. Cinco kilos corresponden a medio caballo. Otro día escucho una lucha furibunda entre tú y Dell'Utri, estando presente el caballerizo. Llegaron los Carabinieri y lo arrestaron.

DIRECTOR-SILVIO. ¿A quién? ¿A Dell'Utri?

ANASTASIA-VERÓNICA. No, al caballerizo. Y al mismo tiempo, descubriste que el periódico decía que aquel caballerizo era un mafioso. Y entonces la tomaste furiosamente con Dell'Utri.

DIRECTOR-SILVIO. ¡Oh, finalmente lo descubrí, como debe ser! No, no, no pudo haber sucedido en mi casa. ¡En la casa de alguien que llegaría a ser cualquier año Presidente del Consejo! ¿Pero, dónde estamos, en Bolivia, Ecuador? (En español cantando) ¡Cabrón!

ANASTASIA-VERÓNICA. ¡No, en español, no!

DIRECTOR-SILVIO. ¡Discúlpame!

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ANASTASIA-VERÓNICA. (Acercándose) Calma, (le acaricia la cabeza) quizá tan sólo ha sido fruto de mi imaginación un poco retorcida... a nosotros un hecho de este género no puede sucedernos nunca.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Pero dónde estamos? ¿En qué país? (Música de fondo).

ANASTASIA-VERÓNICA. En Italia, querido, el país del humanismo y de la democracia, fundado sobre la Resistencia y con una Constitución inatacable, absoluta, ¡todo gracias a tí, Silvio, que la defiendes y proteges!

DIRECTOR-SILVIO. ¡Oh si, continúa, continúa así que me siento regenerado. Gracias! (Empieza a despojarse de los elementos que constituyen el "truco del enano" y se quita las botas que ha llevado en las manos) ¡Stop! En este punto enlazamos con lo que hablábamos al comienzo. Silvio, como volviéndose loco, huye... aquí le toca a usted, señora Lario, recitar la escena madre de la desaparición de su marido. Vamos con la búsqueda de Silvio. Silvio se ha perdido. ¿Dónde está...?

ANASTASIA Vale, vale, estoy lista...

DIRECTOR Vamos.

ANASTASIA-VERÓNICA. ¡Silvio! ¡Responde! ¿Dónde estás? ¿Han visto a mi marido?

MIMO DEBORAH. (Entrando) No... Lamentablemente lo hemos perdido de vista. Desde ayer no se sabe nada.

ANASTASIA-VERÓNICA. Quién sabe donde se ha escondido. Es mía la responsabilidad que con mis discursos lo he estropeado todo. (Suena el teléfono).

MIMO DEBORAH. ¿Diga?

Entra en escena el DIRECTOR-PROFESOR hablando con un móvil.

DIRECTOR-PROFESOR. ¡Buenas tardes! ¿Está la señora?

MIMO DEBORAH. Si, un momento. Señora, es el profesor de sus hijos.

ANASTASIA-VERÓNICA. ¡Hola querido! ¡Estoy desesperada. No encontramos a Silvio!

DIRECTOR-PROFESOR. Te lo he encontrado yo.

ANASTASIA-VERÓNICA. ¿Donde? DIRECTOR-PROFESOR. Está aquí en el Palacio Chigi.

ANASTASIA-VERÓNICA. ¿Y que hace ahí?

DIRECTOR-PROFESOR. Ha convocado una reunión del Gobierno urgente y secreta. Yo he conseguido entrar con Giuliano Ferrara escondido debajo de su bufanda. ANASTASIA-VERÓNICA. ¿Qué sucede? ¿Qué esta tramando?

DIRECTOR-PROFESOR. ¡Está fuera de sí! ¡Está diciendo que disuelve todo, el partido, el gobierno y manda a todos a freír espárragos!

ANASTASIA-VERÓNICA. ¿Por qué? ¿Quiere convocar elecciones anticipadas?

Page 25: Dario Fo - El Anómalo Bicéfalo

DIRECTOR-PROFESOR. No, no quiere nada de nada. Ha gritado "Yo no estoy de acuerdo con este embrollo innoble. ¡Basta de poner patas arriba la Constitución para bloquear mis procesos judiciales!"

ANASTASIA-VERÓNICA. ¿Por qué? ¿Quiere que lo manden a la cárcel?

DIRECTOR-PROFESOR. Parece que si... "¡Si nos hemos equivocado debemos pagar como los ciudadanos normales!" Y todos los ministros: "(Grandes risas) ¡Ja, ja, ja! ¡Qué divertido, qué gracioso!" Y él se ha enfadado y ha dicho: "¡No, no estoy haciendo chistes, es una cosa seria!" Pero sus ministros, como si no estuviera, gritando como obsesivos. Se oye desde la calle. ¡Para mí, corre el riesgo de que lo linchen!

ANASTASIA-VERÓNICA. ¡Oh, Dios mío!

DIRECTOR-PROFESOR. Antes le han agredido y han intentado tirarlo por las escaleras del palacio.

ANASTASIA-VERÓNICA. ¡Oh, no! Otra vez con la cabeza por las escaleras.

DIRECTOR-PROFESOR. Por fortuna se ha puesto en medio Buttiglione, y ha acabado él por las escaleras.

ANASTASIA-VERÓNICA. ¿Y qué ha sucedido?

DIRECTOR-PROFESOR. Se ha roto... todo él se ha derramado por las escaleras.

ANASTASIA-VERÓNICA. ¡No bromees, por favor!

DIRECTOR-PROFESOR. No bromeo, en absoluto. Están brindando con ese vino santo.

MIMO GESSICA. (Entrando) ¡Atención! El Presidente está hablando en la televisión en una reunión de gobierno con todos los miembros de la Casa de la Libertad.

Aparece en el vídeo la figura de Silvio rodeado de ministros y parlamentarios, rumoreando entre ellos.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Me reconocéis? Soy Silvio, vuestro Presidente. Me doy perfecta cuenta de todo lo que me ha sucedido. Comenzaré por vosotros, abogados convertidos en senadores, soy yo quien os ha obligado a entrar en la política para fabricarme nuevas leyes que me salvasen de la cárcel. Es conmovedor. Si pienso que todos los de mi manada... quiero decir... de mi grupo o de los grupos asociados habéis actuado siempre en mi beneficio y no ciertamente para vuestros bajos intereses, ni tampoco buscando recompensas y mucho menos para conseguir poder... ¡si pienso en todo esto me saltan las lágrimas de los ojos! Nuestros detractores de Europa y América, que nos acusan de haber hecho nacer una República Anómala. Yo Anómalo, todos vosotros Anómalos, que habéis votado a favor de leyes en mi provecho. Como decía Maquiavelo: "Vosotros hombres del Príncipe que lleváis puesto un escudo que me permite elevarme sobre vuestras cabezas para que yo aparezca más grande, sin lamento alguno..." Nadie que haya gritado nunca: "¡Porca miseria, Silvio! ¡Me estás arrancando una oreja!". Todos adormecidos y en silencio. No olvidaré nunca el valor de vuestro sacrificio, pero ahora me siento libre. Ha llegado ahora el momento del adiós. De dejarlo. Pero antes de marcharme, quiero agradeceros con todo el corazón por cómo me habéis defendido también cuando he ido literalmente de cabeza, cuando he dicho disparates en los juicios; yo he dicho que toda la magistratura es un cáncer que hay que extirpar; he insultado al secretario del partido socialista alemán definiéndolo como un “Kapo”; he declarado que los musulmanes no tienen cultura,

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especialmente cultura científica, poniéndolos al mismo nivel que el amigo Bush, olvidando que ellos han inventado los números y ha sido los primeros en desarrollar la ciencia matemática y el álgebra. ¿Quién ha inventado el cero absoluto? Lo pregunto también a vosotros: ¿Quién ha inventado el cero absoluto? Digo la verdad, yo creo que no fue Tremonti. Y muchos más errores. Pero vosotros, generosos, no habéis abierto la boca… ni un gesto de desacuerdo... ¡Gracias! ¡Gracias por vuestro mal gusto! ¡Feliz el pueblo que no tiene necesidad de héroes sino solo de pelotas y lameculos, como el nuestro!

Entra en escena el Director-profesor, Verónica está sentada a su izquierda e intenta leer el periódico.

DIRECTOR-PROFESOR. Perdona la irrupción, Verónica, he seguido el discurso de tu marido...

ANASTASIA-VERÓNICA. Estoy cabreada. (Ojea un periódico) ¡Mira, que tener que enterarme de esto por los periódicos!

DIRECTOR-PROFESOR. Si. Les he dado una ojeada hace un rato, pero solo los titulares.

ANASTASIA-VERÓNICA. ¡Es una historia disparatada! Me han contado que Silvio se ha transformado así por culpa de una caída y descubro que en cambio le han sustituido la mitad del cerebro. ¿Comprendes? ¡Es un bicéfalo! ¡Tengo un marido bicéfalo!

DIRECTOR-PROFESOR. Bueno, de bicéfalo se le da bastante bien.

ANASTASIA-VERÓNICA. En este periódico inglés explican además el porqué se ha transformado en una especie de Abel desorientado que no soporta la más mínima deshonestidad.

DIRECTOR-PROFESOR. Ya veo, pero ¿cómo se ha podido transformar en una persona tan buena?

ANASTASIA-VERÓNICA. Dicen que ha sucedido como en la física: medio cerebro de Silvio, medio de Putin, dos cargas negativas, las ponen en contracto, y aparece un sujeto de carga completamente positiva.

DIRECTOR-PROFESOR. Cierto, dos negativos se encuentran y salta el positivo, así se explica todo.

ANASTASIA-VERÓNICA. Pero ahora están obligando al cirujano ruso para hacerle otro trasplante a Silvio.

DIRECTOR-PROFESOR. ¿Y qué es lo que quieren combinar?

ANASTASIA-VERÓNICA. Quitar el fragmento del cerebro de Putin y sustituirlo por otro fragmento de cerebro más idóneo y restablecer la personalidad originaria de mi marido.

DIRECTOR-PROFESOR. ¡Están locos! Apuesto a que detrás de esta operación está Previti...

ANASTASIA-VERÓNICA. ¡Bravo! Lo has adivinado. ¡Ah, yo no lo voy a consentir nunca! Es todavía mí marido y si le tocan el cerebro, esta vez disparo a los dos: primero a Previti, después a Silvio.

DIRECTOR-PROFESOR. (Mirando el ordenador sobre la mesa en frente de ellos) ¡Atención! Por Internet llegando noticias de agencias sensacionalistas. Lee...

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ANASTASIA-VERÓNICA. Nada más conocer la noticia de otro probable trasplante, Bossi ha ofrecido la mitad de su cerebro. "Tanto" - ha declarado - "que con el medio que me queda es más que suficiente para dirigir la Liga Paduana y enseñar el dialecto a los inmigrantes de color".

DIRECTOR-PROFESOR. ¡Cuánta abnegación! ¡Ah, mira, aquí tienes otra: Bondi, ha dicho el Omino di Burro (el Hombrecito de Mantequilla), ha ofrecido a su vez su propio cerebro. Pero en un examen de compatibilidad para el trasplante se ha descubierto que su aspecto de flan es debido al hecho de que su cerebro está totalmente pasado por agua.

ANASTASIA-VERÓNICA. El primero en acudir, poniendo a su disposición su cabeza ha sido Emilio Fede. Los cirujanos han hecho un pequeño agujero en su cráneo por donde han proyectado impulsos para la resonancia magnética: no ha habido retorno con el clásico eco, ¡da señales de vacío!

DIRECTOR. (El director repite "Fede" a modo de eco) ¡Basta ya! Sorpresa: otro golpe de escena. El comité de médicos ruso ha decidido resolver el problema con un método más rápido y seguro.

ANASTASIA-VERÓNICA. ¿Y cuál es?

DIRECTOR. ¡Se pone todo patas arriba!

Entran los dos mimos disfrazados de agentes especiales, llevando una silla donde hacen sentar, a la fuerza a Verónica.

ANASTASIA-VERÓNICA. ¿Qué es esto?

DIRECTOR. Son fuerzas especiales a las órdenes de Previti con la orden de eliminarla. (El mimo apunta con la pistola a la mujer).

ANASTASIA-VERÓNICA. ¡Oh Dios mío! ¿Por qué razón? ¿Qué he hecho?

DIRECTOR. ¡No, no, exagere! No es necesario disparar, basta hacerla salir del papel de mujer del Presidente, quitarle este chal.

Los mimos se limitan a quitarle el chal y desaparecen.

ANASTASIA. Y ahora que vuelvo a ser Anastasia, ¿qué hago?

DIRECTOR. Regresa a su papel natural de fanática militante del Polo y controla que todo vaya mejor.

ANASTASIA. Entonces ¿me ha aprobado para ser la nueva portavoz del Gobierno? ¡Gracias, soy el nuevo Bondi!

DIRECTOR. ¡Por favor!

Desde dentro llega la voz grabada de Silvio gritando.

DIRECTOR-SILVIO. ¡No! ¡No quiero que me hagan el electrochoque! (Entran los mimos que arrastran un muñeco que reproduce exactamente la figura de Silvio-enano. El muñeco se agita e intenta soltarse) ¡Me hacen cosquillas!

ANASTASIA-MILITANTE. ¿Le hacen el electrochoque?

DIRECTOR. (Trasformado en cirujano) Bueno, digamos una especie... como siempre, se trata de una descarga eléctrica en el cerebro.

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ANASTASIA-MILITANTE. ¡Oh Dios mío! Ahora corre el riesgo de dañarse del todo.

DIRECTOR-CIRUJANO. Si, el riesgo existe, pero es la única esperanza de volverlo a ver con la misma fuerza que al principio. En cambio tendrá una gran ventaja...

ANASTASIA-MILITANTE. ¿Qué ventaja?

DIRECTOR-CIRUJANO. ¡Le hará crecer el pelo! ANASTASIA-MILITANTE. ¿El pelo? !Será como mucho una pelusilla...!

DIRECTOR-CIRUJANO. No, no, verdadero cabello, una espesa cabellera. ¡Silvio se volverá loco! ANASTASIA-MILITANTE. ¿Dónde va ahora?

DIRECTOR-CIRUJANO. Voy a transformarme otra vez en el pequeño Silvio, para dar el cambio al muñeco. (Sacan al muñeco fuera de la escena).

ANASTASIA-MILITANTE. Oiga, perdóneme, hágame un favor, yo lo intuyo, y pienso que también el público, pero me gustaría ver... ¿cómo hace para transformarse en el pequeño Silvio?

DIRECTOR. Se lo mostraré, pero dentro de las bambalinas...

ANASTASIA-MILITANTE. No, no, hágalo ahora, estoy segura de que también ellos lo quieren ver, hágalo, por favor...

DIRECTOR. Bueno, si insiste... Traerme el traje para el cambio. Eso es, Esto es una especie de delantal, que en realidad se llama gualdrapa... esto son los pantalones, por donde se meten los brazos y ponemos los zapatos en las manos, o mejor botas... ahora se abre el foso practicable, y se desciende. Y ya está hecho todo y al mismo nivel. Marcello es el mimo que está detrás de mí... necesita naturalmente moverse con una simbiosis extraordinaria porque el ritmo es determinante en todo momento... despacio, despacio, nos convertimos en una sola persona... es extraordinario... Estamos a punto de seguir con el espectáculo... "Perdonen. Tengo que irme un instante..." (Oscuro).

ANASTASIA-MILITANTE. Pero vuelva rápido, por favor, que me quedo aquí sola, y además a oscuras.

Luces. Vuelve Silvio-enano y sobre su cabeza una gran peluca y está sentado en un especie de trono. DIRECTOR-SILVIO. ¡Dios que descarga! ¡Me han socarrado un poco demasiado!

ANASTASIA-MILITANTE. ¡Oh, Presidente! Pero está espléndido! (Le indica que se ponga en sus rodillas) ¿Cómo está? ¿Cómo se siente?

DIRECTOR-SILVIO. ¡Bien! ¡Poco hecho! (Sujetándose la cabeza) Pero, ¡¿que es lo que se mueve en mi cabeza?!

ANASTASIA-MILITANTE. ¡Cabellos! Una estupenda cabellera. ¡Espere!

Entra en escena un mimo con un espejo, después de que Silvio se mira, se va. DIRECTOR-SILVIO. ¡Milagro! ¿Soy el Cesare Ragazzi? ¡Soy feliz!

Page 29: Dario Fo - El Anómalo Bicéfalo

ANASTASIA-MILITANTE. Presidente, ¿me reconoce? Soy la responsable del grupo de Milano Dos.

Entran los dos mimos llevando dos micrófonos que ponen delante de Anastasia y Silvio.

MIMO-GESSICA. Atenta, que el bombardeo eléctrico le habrá quitado de su memoria todo lo ocurrido en los últimos tres meses.

ANASTASIA-MILITANTE. O sea, incluida la crisis con el terremoto político.

MIMO-GESSICA. Posiblemente. ANASTASIA-MILITANTE. ¡Oh Dios mío! ¡Qué desastre!

MIMO-DEBORAH. Señores, debo advertirles que desde este momento estamos en directo con todos los representantes del Gobierno en funciones. Usted hará de portavoz, también atenderá a las preguntas que hagan los diversos ministros.

ANASTASIA-MILITANTE. (Se coloca unos auriculares y se dirige a Silvio) Señor Presidente, todos los representantes del gobierno preguntamos a coro cómo se siente.

DIRECTOR-SILVIO. ¡Bien! ¡Muy bien!... En gran forma forma... forma... forma... (Menea la cabeza y se arregla el pelo con gestos exagerados) forma...

ANASTASIA-MILITANTE. (Escuchando desde los auriculares y hablando con el micrófono) ¡Todos le están aplaudiendo! Basta ya... El Presidente está más bien mareado… Sean breves, no olviden que ha salido de una intervención muy difícil, estresante... ¡Otra pregunta por favor! Si... bien Honorable... le pregunto rápido. Señor Presidente, algunos de sus ministros quieren saber si usted está ahora decidido a presentarse mañana a la apertura de su proceso.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Qué proceso?

ANASTASIA-MILITANTE. Aquél suspendido hace unos meses... por la corrupción de los jueces...

DIRECTOR-SILVIO. ¿Bromeamos?! Si lo habíamos esquivado bloqueándolo con aquella proposición de ley para la impunidad.

ANASTASIA-MILITANTE. Lamentablemente Presidente, usted ha ordenado que fuese anulada precisamente la semana pasada aquella ley...

DIRECTOR-SILVIO. ¿Yo he ordenado eso? ¿Me he vuelto loco yo o vosotros?

ANASTASIA-MILITANTE. No se. De todos modos usted ha obligado al Presidente de la República, que apenas la había aprobado, a firmar inmediatamente el decreto de anulación.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Ha firmado la anulación de la ley que me salva de acabar en la cárcel?! ¡No más protección!

ANASTASIA-MILITANTE. Si, y ha hecho anular no solo esta última ley, sino todas las otras.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Qué otras?

ANASTASIA-MILITANTE. La cancelación de la falsedad en balance, la condonación en la construcción, el impuesto de sucesiones, la Cirami, la Schifani, la Gasparri...

Page 30: Dario Fo - El Anómalo Bicéfalo

DIRECTOR-SILVIO. ¡Basta! ¡Esto es el Apocalipsis! ¿Pero cómo se ha llegado a esta masacre?

ANASTASIA-MILITANTE. ¡Son sus órdenes! Las ha impuesto al Consejo de Ministros y al Parlamento.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Y han aceptado? (Hablando al micrófono) Hablo a vosotros honorables diputados, senadores del Polo que me estáis escuchando, responded: ¿Cómo habéis podido aceptar una locura de esta clase?

ANASTASIA-MILITANTE. ¡Decimos que usted, usted, Presidente lo ha impuesto!

DIRECTOR-SILVIO. ¿Y ninguno de vosotros ha reaccionado? ¡Deberíais haberme disparado! Pero ¿qué es lo me ha sucedido?

ANASTASIA-MILITANTE. Le han disparado.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Cómo dice?

ANASTASIA-MILITANTE. Nada...un lapsus...

DIRECTOR-SILVIO. Deberíais haberme detenido, hacerme el equipaje y mandarme al lecho de tierra, ponerme diez inyecciones de Valium mezclado con Fecatlon, eso que puede adormecer hasta los caballos. ¿Qué digo, qué respondo?

ANASTASIA-MILITANTE. ¡Están gritando todos, llega solo un gran alboroto!

DIRECTOR-SILVIO. Por caridad, nada de pánico. Mañana se bloquean todas las leyes derogadas y se aclarará.

ANASTASIA-MILITANTE. Digamos que no se puede.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Quién lo dice?

ANASTASIA-MILITANTE. Sus abogados, aquellos que los ha hecho elegir senadores. Es muy tarde, repetimos, mañana debe presentarse inexcusablemente al Tribunal.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Está bromeando? ¡Para el Presidente del Consejo la palabra “inexcusablemente” no existe! Yo no estaré presente por causa de asuntos políticos improrrogables durante diez años. ¡Durante diez años no puedo estar presente!

ANASTASIA-MILITANTE. No, perdóneme, los procesos tienen preferencia absoluta sobre todos los asuntos políticos.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Quién lo ha dicho?

ANASTASIA-MILITANTE. ¡Usted, Presidente! Y lo ha hecho decretar al Parlamento con votación urgente. Y Ciampi lo ha firmado.

DIRECTOR-SILVIO. ¡Pero este Ciampi es que lo firma todo, por Dios! ¡Tiene la manía de firmar! ¡Por favor, un clavo y un martillo, clávate esta mano firmadora! No, no, no... Basta con clavarle la manga... A propósito, ¿cuántos procesos tengo?

ANASTASIA-MILITANTE. Sus abogados dicen que una decena.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Y cuántos años arriesgo?

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ANASTASIA-MILITANTE. Bueno, calculando sobre dos-tres años por cabeza, unos treinta años.

DIRECTOR-SILVIO. ¿Treinta años? ¿Saldré más o menos a los cien años? ¿Para mi centenario? ¡No, no, eso no! ¿Me han hecho crecer este cabello aposta, solo para que lo vean los carceleros?! No, nada... al contrario... a propósito... ¡tengo una idea! Liberalizaremos las cárceles, quiero decir, que las privatizaremos.

ANASTASIA-MILITANTE. ¿Qué quiere decir?

DIRECTOR-SILVIO. Hagamos como en América: en los Estados Unidos la gestión de las prisiones, de las penitenciarías, se ha encomendado a la iniciativa privada.

ANASTASIA-MILITANTE. ¿Y cómo sería la gestión?

DIRECTOR-SILVIO. Sería que un determinado número de empresarios se harían propietarios de cárceles. El Estado paga por cada recluso que tenga que internar.

ANASTASIA-MILITANTE. ¡Vaya! Esta si que es la libertad de mercado.

DIRECTOR-SILVIO. ¡Nosotros haremos lo mismo! Sacaremos a subasta todas las prisiones y yo ganaré todas las subastas ¡lo juro! Yo estaré en la cárcel, pero será en mi cárcel, encarcelado por mi mismo, en la más suntuosa cárcel del mundo, serán verdaderamente cárceles de 4 estrellas, y hasta 5 o de 6, como dijo aquel gran cerebro del Ministro Castelli! Haré una cárcel en Portofino, otra en Capri, otra en Panarea, otra en Cortina... Y me trasladaré cada semana a un paraíso distinto, según sea el clima o la estación. ¡Qué bella es la vida! ¡Qué genio soy!

ANASTASIA-MILITANTE. ¡Formidable! ¡Sus ministros están entusiasmados! ¡Escuche como aplauden! DIRECTOR. ¡No, no!, ¡corten! ¡Corten!... todo cortado...

ANASTASIA. (Saliendo del personaje) ¿Qué dice? ¡Pero cómo! ¿Hace un corte y no me dice nada?

Todos que gritan: "¡Silvio ha resurgido!"

DIRECTOR. ¡No, no!, ¡corten! ¡Corten! Si lo hacemos resurgir en el teatro, luego pretenderá resurgir a la vida normal... dentro de 2.000 años lo encontraremos de nuevo aquí. (Se quita el traje de enano) ¡Bellísima! Estoy seguro de que esta escena funcionará a las mil maravillas.

ANASTASIA. ¿Qué es lo que quiere que funcione? ¡Esto es paradójico!

DIRECTOR. ¿Ah si'? Y ahora le quiero dar una noticia que seguramente no le agradará mucho.

ANASTASIA. ¿Y cuál es?

DIRECTOR. Es, que esta noche, vía satélite, hemos transmitido por un centenar de cadenas europeas y americanas un extracto de las escenas que grabamos ayer.

ANASTASIA. ¿Lo que yo he recitado también?

DIRECTOR. Cierto.

ANASTASIA. Pero ¿quién le ha dado permiso? ¡Es un abuso! Estábamos de acuerdo en que sólo después de mi aprobación...

Page 32: Dario Fo - El Anómalo Bicéfalo

DIRECTOR. No señora, ha leído mal. ¿Desde cuando el intérprete de un film mete las narices entre el productor y el distribuidor?

ANASTASIA. Bueno, bueno, me habéis liado. ¿Y ahora, qué va a suceder?

DIRECTOR. Lo dicho: ¡un gran suceso! Todos han exclamado: "¡Seguir adelante así, que esto es una bomba!" (Pateando) ¡Oh Dios mío!

ANASTASIA. ¿Qué pasa?

DIRECTOR. ¡Noto como si tuviese arañas andando por debajo de la ropa, por todas partes...y me pican!

ANASTASIA. No, no son arañas, son una especie de insectos llamados chupapelos.

DIRECTOR. ¿Insectos? ¿Son venenosos?

ANASTASIA. ¡Venenosísimos! Vamos todos al Instituto de aracno-toxicología.

DIRECTOR. (Saltando hacia ella) ¿Y la habéis traído vosotros? Alguien de la desinfectación, por favor... (Levanta el auricular del teléfono).

ANASTASIA. Deje de correr. Es inútil que intente telefonear, está todo bloqueado, incluida la puerta. DIRECTOR. ¿Quién ha tramado esta trampa?

ANASTASIA. Nosotros y toda nuestra organización. Los V.P.L.M.D.

DIRECTOR. ¿V.P.L.M.D.? ¿Qué es eso?

ANASTASIA. "Voluntarios Protección de la Libertad Milano Due" y también los mimos son afiliados nuestros.

Entran los tres mimos.

DIRECTOR. Me lo figuraba, me han hecho recitar toda esta payasada solo para aterrorizarme...

ANASTASIA. ¡Cierto! ¡Hasta la muerte!

DIRECTOR. ¿Y entonces, qué? ¿A ustedes no les han picado los chupapelos?

ANASTASIA. No, nos habíamos echado de este repelente para todo tipo de arañas. (Los mimos derraman el contenido de los bidones de plástico sobre el pavimento y sobre los aparatos de grabación).

DIRECTOR. ¿Y ahora que están haciendo con esos bidones? ANASTASIA. Lo teníamos pensado. No puedo soportar la idea de que usted acabe lamentablemente envenenado por estos horrendos animalitos.

DIRECTOR. Gracias.

ANASTASIA. Por esto preparo la hoguera del sacrificio.

DIRECTOR. ¿Qué es esto? ¿Es una nueva forma de censura?

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ANASTASIA. Cierto. Será un incendio intencionado, del edificio entero. Pero nadie descubrirá jamás el porqué o el como ha sucedido. Usted desaparecerá con todas sus grabaciones. Todo continuará como al principio. DIRECTOR. ¡Pero usted está loca! ¡Auxilio!

ANASTASIA. ¡Eso es! Ahora, mechero, (los mimos encienden un mechero, no veremos la llama) trapos, los tiramos (lo hace) y nos vamos. (Tiran los trapos por el suelo).

VOZ FUERA DEL ESCENARIO. ¡Stop! ¡Perfecto! ¡Vale así! ¡El espectáculo ha terminado, felicidades!

ANASTASIA. ¿Eh? ¿Qué es esto?

VOZ FUERA DEL ESCENARIO. Soy el director del film. Estoy en el piso superior.

ANASTASIA. Pero, ¿cómo? ¿No es usted el director?

DIRECTOR. No, él es solo un actor, pero está algo acabado, pura apariencia. Actores como él no son difícil de encontrar.

ACTOR. ¡Ah, gracias!

DIRECTOR. (Voz fuera del escenario) ¡Por favor! Con usted, señora, debo congratularme calurosamente por la improvisación dramática y realista que ha puesto en escena. ¡Este “thriller” último de las arañas asquerosas y del incendio es impagable! Le propongo ahora mismo duplicar su “cachet”

ANASTASIA. ¡Métase el “cachet” por donde le quepa! ¡Lo quemo todo!

ACTOR. ¡Ah, no! ¡Es un vicio!

DIRECTOR. (Voz fuera del escenario) Señora, puede coger todos los mecheros que quiera: dentro de los bidones solo hay agua coloreada y con olor a gasolina. Se la habíamos cambiado nosotros.

ANASTASIA Y LOS MIMOS. (Al unísono) ¡Malditos!

DIRECTOR. (Voz fuera del escenario) En compensación les quiero dar una buena noticia: Todo lo grabado, comprendida su estupenda interpretación, ha sido vista por las cadenas de televisión de todo el mundo. Estamos ahora en directo, saluden, inclinándose hacia la cámara. ¡Ha sido un triunfo! Desde hoy es usted una estrella para el Oscar. Gracias a todos. ¡Bravo! ¡Gracias, de verdad, a todos! ¡Oscuro!

FIN

Traducido por PACO