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De cómo Hitler llegó a la Luna De Lorenzo Silva | Pasajes | La Historia pendiente jue, 21 may 2015 Quien crea que el titular es provocador, aguarde a leer la entrada. Lo que permite hacer tan aparatosa afirmación es la lectura de uno de esos libros que a lo mejor no llegan nunca a traducirse al castellano (ya saben, muchos lectores en español tienen la costumbre de no comprar los libros, sino que prefieren obtenerlos de quienes previamente se los han apropiado digitalmente, lo que hace muy difícil rentabilizar las traducciones, y más si son de libros algo extensos, como es el caso). Un libro que no sólo nos cuenta una suculenta historia sino que también obliga al lector a quitarse el sombrero, una vez más, ante ciertos aspectos de la sociedad norteamericana.

De Cómo Hitler Llegó a La Luna

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De cmo Hitler lleg a la Luna

DeLorenzo Silva | Pasajes|La Historia pendientejue, 21 may 2015Quien crea que el titular es provocador, aguarde a leer la entrada. Lo que permite hacer tan aparatosa afirmacin es la lectura de uno de esos libros que a lo mejor no llegan nunca a traducirse al castellano (ya saben, muchos lectores en espaol tienen la costumbre de no comprar los libros, sino que prefieren obtenerlos de quienes previamente se los han apropiado digitalmente, lo que hace muy difcil rentabilizar las traducciones, y ms si son de libros algo extensos, como es el caso). Un libro que no slo nos cuenta una suculenta historia sino que tambin obliga al lector a quitarse el sombrero, una vez ms, ante ciertos aspectos de la sociedad norteamericana.Este es el libro en cuestin.Operation Paperclip, de Annie JacobsenLa autora, Annie Jacobsen, es responsable de una investigacin anterior sobre la famosa Area 51, y vuelve a exhibir en esta obra su destreza para rastrear en los archivos secretos y hallar en ellos historias dignas de ser contadas: interesantes en s mismas y muy significativas, ms all de los hechos particulares, para construir una imagen general del mundo en el que vivimos. Y es que lo que en algn momento es declarado secreto, y slo puede exhumarse muchos aos despus, desvela a veces facetas inconfesables, tanto de lo que somos como de lo que son, y hacen, los hombres y las potencias que en cada momento nos gobiernan.Uno echa en falta ms sabuesos de esta especie entre nosotros, pero en honor a la verdad hay que decir que los que hay se topan con dificultades que Annie Jacobsen no tiene. Mientras que ella puede acogerse a una ley federal que determina la desclasificacin de los documentos secretos pasado un tiempo prudencial, pero no irrazonablemente largo, un historiador espaol puede encontrarse con que en los archivos patrios todava se consideran secretos documentos que datan de la Guerra Civil, por no hablar de episodios ms recientes, e igualmente necesitados de iluminacin histrica, como la descolonizacin de Guinea o del Shara Espaol.Semejante concepcin de los secretos oficiales es plenamente coherente con un estado autoritario como el que durante aos custodi (cuando no hizo desaparecer convenientemente) esos documentos, pero de todo punto incompatible con una sociedad democrtica donde el poder se ejerce en nombre del pueblo y donde quienes lo administran, ms pronto que tarde, tienen que rendir cuentas a la ciudadana de sus acciones en la sombra, que supuestamente slo pueden suceder bajo el amparo de la ley y en defensa de los intereses de esa misma ciudadana. Puede entenderse que en cierta coyuntura algo no pueda exponerse a la luz, pero no que pasada esa coyuntura, y un tiempo mnimo razonable despus, el poder siga sin permitir que los ciudadanos sepan qu se hizo y por qu.Tcnicos del programa de cohetes en Fort Bliss, Texas. Entre ellos, Von Braun.La historia que revelaOperation Paperclipes verdaderamente ominosa, y resulta ejemplar la poltica de las autoridades norteamericanas permitiendo a la investigadora desentraarla y contarla y someter a sus ciudadanos, y a todo el mundo, lo que sucedi y cmo y por qu sucedi, para que podamos juzgarlo.Lo que sucedi es terrible sin paliativos: cientos de cientficos alemanes, muchos de ellos nazis convencidos y con responsabilidad directa o indirecta en atroces crmenes de guerra, fueron enviados a Norteamrica para aportar sus conocimientos en programas armamentsticos que seran vitales para la Guerra Fra, iniciada justo despus de la Segunda Guerra Mundial. Los saberes de estos cientficos permitieron el desarrollo de armas hoy consideradas inhumanas y prohibidas por las convenciones internacionales, como las qumicas (de los laboratorios alemanes sali el temible gas sarn, importado a los arsenales norteamericanos gracias a los qumicos nazis) y biolgicas (cuya experimentacin, tanto en lo relativo a los agentes patgenos como a las vacunas para proteger a las tropas propias, realizada sin escrpulos sobre prisioneros de los campos de concentracin, favoreci los avances estadounidenses en la materia).Pero tambin estos cientficos resultaron indispensables, incluso providenciales, en ese otro empeo, a priori mucho menos censurable, que constituye una de las grandes aventuras norteamericanas del siglo XX: la carrera espacial, cuyo hito culminante fue, seguramente, la llegada del hombre a la Luna, hace poco ms de cuatro dcadas. En la consecucin de ese logro es sabida la trascendencia de la aportacin de Wernher von Braun, antiguoStrmbannfhrerde las SS y responsable del diseo de los que seran las precursoras de los modernos cohetes: las bombas volantes V-1 y V-2.Wernher Von Braun, padre de la V-2 y del programa de cohetes norteamericanoLo que no es tan sabido es el proceso industrial que permiti desarrollar y construir estos antecesores de los cohetes espaciales, con los que, dicho sea de paso, los norteamericanos hicieron sus primeras pruebas encaminadas tanto a la exploracin del espacio como a disponer de plataformas balsticas para lanzar a distancia bombas nucleares.Si Von Braun y los tcnicos de su equipo, que fueron trasladados a los Estados Unidos y acogidos all con buenos salarios y todas sus necesidades bien cubiertas, pudieron poner a disposicin de los estadounidenses semejantes ingenios, fue porque haban utilizado intensivamente mano de obra esclava, en una infecta factora subterrnea en la que las medidas de seguridad en el trabajo eran nulas, la salubridad nfima y la atencin sanitaria y la alimentacin prcticamente inexistentes. Como consecuencia de esas idlicas condiciones laborales y de vida, la mayora de los que all trabajaban pereca en pocas semanas.Y lo ms grave y perturbador es que todo esto era bien conocido por los servicios de inteligencia norteamericanos, que no slo se las arreglaron para trasladar a los cientficos a suelo norteamericano, sino que tambin hicieron todo lo necesario para sustraerlos a la accin del tribunal de Nremberg, que persegua a los responsables de crmenes de guerra nazis.Bomba volante V-2No acaba ah la cosa. Para poder llegar a la Luna, tan importante como la tecnologa necesaria para fabricar los cohetes era el conocimiento de las condiciones a que se vera sometido el cuerpo humano en el viaje. De ese captulo se ocup un gran experto en medicina aeronutica, que acabara siendo el responsable del programa mdico de la NASA y padre de la medicina espacial norteamericana.Hubertus Strughold, padre de la medicina espacialNos referimos al poco conocido Dr. Hubertus Strughold, antiguo responsable del Instituto de Investigacin Mdica Aeronutica de Berln. Entre sus hazaas se cuentan innumerables barbaridades cometidas con prisioneros de los campos, a los que se utilizaba en experimentos como la inmersin en agua helada hasta la muerte (para averiguar la resistencia del cuerpo humano a las bajas temperaturas).Otros experimentos implicaban el sometimiento a bajas concentraciones de oxgeno o a aceleraciones que multiplicaban en varias veces la fuerza de la gravedad, y que igualmente solan saldarse con el fallecimiento de los desechables conejillos de Indias, renovados sin lmite por el proveedor generoso que resultaban ser las SS, gestoras de la siniestra industria de la muerte del Tercer Reich.Los Estados Unidos de Amrica, declarados adalides de la democracia y de los derechos humanos, no tuvieron empacho en emplear a esta gente y de aprovechar los conocimientos que haba desarrollado exterminando a seres humanos. La razn que llev al presidente Truman a bendecir la ignominia, segn revela el libro: poder competir con los rusos, que tenan su propio botn de cientficos nazis capturados, en la carrera armamentstica que marc la segunda mitad del siglo XX.El lector juzgar si fue motivo moralmente suficiente, para sustraer a la justicia a quienes tan poco respeto mostraron por la vida y la dignidad humanas. En todo caso, dignifica a los norteamericanos que todo esto lo sepamos por ellos: porque han abierto sus archivos, y porque una norteamericana ha buceado en ellos para restituirnos, ntegro y espeluznante, el relato de la vergenza.De cmo gracias a Hitler, y al holocausto por l impulsado, el hombre lleg a la Luna.