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¿De dónde viene Vicente? XAVERIO BALLESTER Universidad de Valencia ALBERTO MONTANER Universidad de Zaragoza Durante mucho tiempo los hispanohablantes se han preguntado adónde va Vicente, cuestión a la que han respondido durante el mis- mo tiempo de modo perfectamente unánime. Más recientemente, nues- tro colega Emili Casanova, de la Universidad de Valencia, nos con- sultaba sobre la diferencia entre la forma básicamente catalana Vicenç y la valenciana Vicent , preguntándonos, en definitiva, de dónde vie- ne Vicente. Modesto propósito de estas líneas es responder a su pre- gunta, a la par que sumarnos al homenaje al gran filólogo aragonés nacido en Benicarló (precisamente en la frontera entre Cataluña y Valencia), Manuel Alvar. Anticipemos ya que, en nuestra opinión, la divergente solución fonética de ambas formas se dejaría en principio cómodamente expli- car si consideramos que la forma típicamente catalana Vicenç procede del acusativo (o nominativo) latino VINCENTIU-, mientras que la for- ma valenciana —o, si se prefiere, valenciano-aragonesa— Vicent pro- cedería del correspondiente vocativo VINCENTI, ya que las respectivas formas latinas habrían dado regularmente los resultados mencionados. Comenzaremos nuestro análisis de las dos variantes románicas con el examen previo de una característica fónica común a ambas: la pérdida de la primera nasal en coda silábica. Hay que señalar al res- pecto que esta se da para este nombre en todo el iberorromance (cata- lán Vicenç ~ Vicens y Vicent , aragonés Vicent(e) y Vicén, castellano y portugués Vicente, asturiano Vicenti , gallego Vicenzo), frente a su conservación en el italiano Vincenzo, en el francés, inglés, holandes, AFA-LIX-LX 211

De donde viene Vicent

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  • De dnde viene Vicente?XAVERIO BALLESTER

    Universidad de Valencia

    ALBERTO MONTANERUniversidad de Zaragoza

    Durante mucho tiempo los hispanohablantes se han preguntadoadnde va Vicente, cuestin a la que han respondido durante el mis-mo tiempo de modo perfectamente unnime. Ms recientemente, nues-tro colega Emili Casanova, de la Universidad de Valencia, nos con-sultaba sobre la diferencia entre la forma bsicamente catalana Viceny la valenciana Vicent, preguntndonos, en definitiva, de dnde vie-ne Vicente. Modesto propsito de estas lneas es responder a su pre-gunta, a la par que sumarnos al homenaje al gran fillogo aragonsnacido en Benicarl (precisamente en la frontera entre Catalua yValencia), Manuel Alvar.

    Anticipemos ya que, en nuestra opinin, la divergente solucinfontica de ambas formas se dejara en principio cmodamente expli-car si consideramos que la forma tpicamente catalana Vicen procededel acusativo (o nominativo) latino VINCENTIU-, mientras que la for-ma valenciana o, si se prefiere, valenciano-aragonesa Vicent pro-cedera del correspondiente vocativo VINCENTI, ya que las respectivasformas latinas habran dado regularmente los resultados mencionados.

    Comenzaremos nuestro anlisis de las dos variantes romnicascon el examen previo de una caracterstica fnica comn a ambas: laprdida de la primera nasal en coda silbica. Hay que sealar al res-pecto que esta se da para este nombre en todo el iberorromance (cata-ln Vicen ~ Vicens y Vicent, aragons Vicent(e) y Vicn, castellanoy portugus Vicente, asturiano Vicenti, gallego Vicenzo), frente a suconservacin en el italiano Vincenzo, en el francs, ingls, holandes,

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    dans y sueco Vincent, en el alemn Vinzenz, en el checo Vincenc, enel polaco Wincenty. Sin embargo, la evolucin -NC- > -c- no consti-tuye una solucin iberorromnica habitual y contrasta con el mante-nimiento del mismo grupo en vencer < UINCERE y su paradigma, asque ms que un fenmeno relacionado con las asimilaciones del tipo-NS- > -s- y -NF- > -f- (cf. Menndez Pidal, 1940: 135-137; 1950: 226y 307), podra tratarse de un caso de disimilacin de nasales o tam-bin de la tan comn simplificacin de una slaba trabada en posicina diferencia del caso de vencer (venzo, vences...) siempre tona(cf. en la antroponimia valenciana Monchol > Mochol). Comprese,no obstante, al respecto la forma verwea, con igual paso de /ns/ a /s/aunque en slaba tnica, documentada en tres ocasiones en un textoaljamiado aragons (Montaner, 1988: 213), si bien en este caso podratratarse de una tendencia peculiar de la aljama a la prdida de la nasalen posicin implosiva (cf. Corriente, 1990: 57).

    VICEN: VICENTIUS VICTOR O EL VICENTE VENCEDOR

    Entrando ya en el anlisis de la caracterstica fnica que singu-lariza los miembros del doblete representado en el par Vicen-Vicent,digamos que en el caso de Vicen el grupo /tj/ tras consonante queofrece el acusativo (o nominativo) VINCENTIU- habra evolucionadode forma normal hasta la alveolar africada sorda /s/. La conservacinde la o < u final habra dado una forma *Viceno paralela al gallegoVicenzo o al italiano Vincenzo, pero la marcada tendencia a la apco-pe propia del cataln habra hecho desaparecer dicha vocal, quedan-do la consonante en posicin final, como en el alemn Vinzenz, en elcheco Vincenc o en el Vincent de otras muchas lenguas. La forma Vin-cencio, que est documentada en la antroponimia espaola del Siglode Oro, no sirve de parangn adecuado por tratarse de una forma cul-tista propia de este perodo, como demuestra la conservacin de laprimera -n- y la del grupo -ci-.

    VICENTI, UN SURNOM MYSTIQUE?

    Por lo que hace a Vicent, cabra pensar que el diferente trata-miento de la consonante final se deba a una evolucin intrarromni-ca de la alveolar africada sorda en posicin final. Sin embargo, esa

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  • posibilidad obligara a explicar el castellano y portugus Vicente y elasturiano Vicenti como formas apocopadas con posterior desarrolloindependiente de una -e paraggica antietimolgica (cerrada en -i enlas hablas asturianas modernas). Adems, de alterarse /s/ en coda sil-bica, el resultado esperable sera la prdida del elemento interrupto ysu reduccin a la continua /s/, que es, en definitiva, lo que ha suce-dido con el cataln Vicen, que presenta tambin la grafa Vicens,incluso antes de la confluencia general de ambos fonemas, africadoy fricativo, en cataln moderno. Por lo tanto, no puede partirse regu-larmente de VINCENTIU(M) para explicar las formas sin palatalizacinpresentes en valenciano, aragons, castellano, asturiano y la comnal francs, ingls y otras lenguas europeas. En esta tesitura, se ha pro-puesto para esta ltima forma un origen en el participio activo UIN-CENS, como recoge Dauzat (1951: 596b), quien explica el nombrecomo surnom mystique chrtien, vainqueur. Ciertamente un acu-sativo uincente(m) habra dado de modo regular Vincent; sin embar-go, los dos personajes que cita como principales epnimos, saintVincens (martyr esp., IIIe s.; saint de Lrins, Ve sicle [...]), se lla-maban en realidad Vincentius, no Vincens (cf. Duchet-Suchaux y Pas-toureau, 1986: 380-381), forma esta cuyo empleo como antropnimono consta en el Onomasticon de Perin (1930) y que tampoco hemoslocalizado por nuestra cuenta. Por si hiciera falta algn otro y anti-guo testimonio para Vincentius, basten estos versos de Paulino deNola (Carmina 19, 153-154): Ambrosius Latio, Vincentius extat Hibe-ris. / Gallia Martinum, Delphinum Aquitania sumpsit (ed. CSEL, XXX,123). Tambin el antagonista de San Agustn sobre la cuestin de ori-gine animae se llamaba Vincentius Victor no Vincens (!), lo quele vali uno de los caractersticos sarcasmos del obispo de Hipona:non enim Vincentium Victorem scimus esse, sed uictum; et utinamfructuose sicut te uinci uolumus ueritate. Astute autem putaris etcallide, cum libros tuos, quos credi cupis illo tibi reuelante dictatos,appellas Vincentii Victoris, non tam uincentium te quam illum uoca-ri uoluisse uictorem, uelut tibi reuelando quae scriberes uicisset erro-rem (De natura et origine animae 3, 2, 2; ed. CSEL, LX, 361), dondeel valor cognominal de Victor est asegurado por algn otro pasajeagustiniano (Retract. 2, 56). De hecho, tal situacin es la que le per-mite a San Agustn realizar a costa del mrtir hispano un juego paro-nomsico sin posible ambigedad onomstica: magnum spectaculumspectauimus oculis fidei, martyrem sanctum Vincentium ubique uin-centem (Sermones 274, ed. PL, XXXVIII, col. 1252), in nostro autem

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  • uincente Vincentio, ille quidem uincebat, qui possidebat (Sermones275, ed. PL, XXXVIII, col. 1254).

    VICENTI TESTIS O UN TESTIGO PARA VICENTE

    Frente a los problemas que presentan explicaciones como las vis-tas, el origen en un vocativo para el modelo Vincent nos parece docu-mental, semntica y fonticamente impecable, dado que la slaba finalde VINCENTI habra evolucionado de forma regular en -te en las len-guas mencionadas, quedando por apcope voclica la -t como finalen valenciano, francs y, ms bien indirectamente, en ingls y otraslenguas y en calidad de alomorfo alternante con la forma plena enaragons. Tal solucin ya fue apuntada por Menndez Pidal (1950:179), al incluir el ejemplo Vince[n]te testis, de un diploma de Oa de1102, entre los derivados de un genitivo o vocativo que alternan conlos derivados del acusativo en -o. No obstante, este nombre no apa-rece entre los ejemplos de pervivencias del vocativo registrados porMenndez Pidal (1940: 207) ni por Alvar y Pottier (1983: 68).

    La -e de Vicente, por tanto, podra tratarse tanto del desarrolloregular de la -i breve del lat. VINCENTI como de una vocal paraggi-ca, pero la primera opcin, como ya hemos avanzado, supone la hip-tesis ms econmica y resulta, por tanto, preferible.

    LORENZO, EL MAGNFICO PARALELO

    La viabilidad de esta explicacin queda reforzada si se comparacon un caso muy semejante en la evolucin del nombre de otro mr-tir oscense, Laurentius. Como sucede para Vincentius, en su evolucinse documenta tanto la forma con /s/ como con /t/.

    Formas con /s/ presentan el cataln Lloren ~ Llorens (grafa estatima no etimolgica, pero hoy ms frecuente como apellido en laregin valenciana, donde incluso popularmente suele acentuarse: Llo-rns), el aragons Lorenz(o), el castellano e italiano Lorenzo, el galle-go Lourenzo, el portugus Loureno, el ingls Lawrence ~ Laurence,el irlands Labhrs, el alemn Lorenz y el checo Vavrinec o el pola-co Wawrzyniec; para estos ltimos la extraa [v] inicial debe de expli-carse verosmilmente por el trmite de una lengua o dialecto eslavo,

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  • donde [] evolucione regularmente a [w] (como, verbigracia, en elmismo polaco), forma desde la cual a su vez habra evolucionado,como tambin es comunsimo en el mbito eslavo, a [v], del mismomodo que debi hacerlo tambin la segunda [v] de Vavrinec o la deWawrzyniec (= ).

    Formas con /t/ ofrecen el cataln Llorent, el aragons y castella-no Lorente o el leons Llorente (todos ellos conservados solo comoapellido), el asturiano moderno Lorenti y el francs Laurent. Nteseque al igual que para VINCENTIUS, hay en espaol del Siglo de Orouna forma cultista Laurencio, que en este caso tiene paralelos en cata-ln, Laurenci, y en alemn, Laurentius. Semiculta es la variante cas-tellana Lorencio, documentada como apellido (cf. Faure, Ribes y Gar-ca, 2001: 475). La forma neogriega Lavrentios es, en cambio,patrimonial. En tales casos, la dificultad fontica del paso de /-s#/ a/-t#/ es la misma vista para VINCENTIUS y tampoco puede aqu recu-rrirse a LAURENS, -NTIS, porque tal forma solo est atestiguada comogentilicio de Laurentum (localidad del Lacio correspondiente a laactual Torre di Paterno) y no como andrnimo. En suma, de nuevo laapelacin al vocativo LAURENT I parece la solucin ms adecuada,como, por otra parte, apunt ya Menndez Pidal (1944-1946: 236).

    PLURAL Y EXTICO ORIGEN CASUAL DE ALGUNOS NOMBRES

    En cuanto a la invocacin aqu de un origen plural en varioscasos para un mismo lexema, baste decir que tal prctica, tanto paranombres comunes como para antropnimos, est bien documentada.Aunque, como es sabido, un acusativo post litteram (puesto quesemnticamente en la prctica ya no contrasta con otros casos) es labase ms corriente para los nombres en las lenguas romnicas (cast.len, cat. lle, fr. lion, it. leone de lat. LEONE(M), no de LEO), no fal-tan ejemplos donde se debe recurrir sin duda a otros. Es tambin cono-cida en el mbito galorromnico la perduracin, para algunos para-digmas y tanto en el decurso del francs como del provenzal, de doscasos operativos, recto o sujeto y oblicuo o rgimen, en esencia pro-cedentes de nominativo y acusativo respectivamente. As, el proven-zal presenta, por ejemplo, en singular cavals (suj.) / caval (rg.) caba-llo, coms / comte conde, emperire / emperadr emperador,snher / senhr seor, etc. Tambin el antigo rtico muestra trazasde una situacin semejante (Meyer-Lbke, 1890-1906: II, 5 y 28-41).

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  • Pero al margen de su preservacin con valor morfolgico, tam-poco es tan infrecuente encontrar un doble origen casual para un mis-mo lexema. En ocasiones, ambas formas poseen igual significado,como en el doblete biaus (suj.) / bel (rg.), conservado en francsmoderno como dos alomorfos, beau y bel, distribuidos por fonosin-taxis (ya que la segunda forma solo se emplea ante vocal o h muda).En otros casos, sin embargo, como cabra expresar, las dos formas(originariamente distintas solo morfolgicamente) acaban especiali-zndose en sentidos diversos. As, mientras el acusativo *COMPA-NIONE(M) dio el caso rgimen compaignon, que contina regularmentecomo compagnon con su sentido propio, compaero, el nominativo*COMPANIO dio el caso sujeto compaing, que pervivi como copain,especializado en el sentido de compinche; mientras el acusativoHOMINEM dio el caso rgimen om(n)e > homme hombre, el nomi-nativo homo dio el caso sujeto om > on se (impersonal) (cf. obvia-mente alemn Mann hombre y man se), o mientras un acusativoSENIOREM dio el caso rgimen seignor > seigneur seor, un nomi-nativo senior dio el caso sujeto sire sire (Manczak, 1988: 605), conla particularidad de que en los dos ltimos ejemplos la diferenciasemntica (y funcional, en el caso de on) se estableci ya en francsantiguo (cf. Greimas, 1987: 452-453, 587 y 596).

    Volviendo a la onomstica, donde este tipo de irregularidadeses adems frecuente, los andrnimos franceses Charles, Georges,Gilles, Jacques, Jules o Louis deben de proceder de los correspon-dientes nominativos (CAROLUS, GEORGIUS...), mediante el caso suje-to del francs antiguo (Charles), como manifiesta el mantenimento dela -s, en lugar de derivar del caso rgimen (Charlon), que es lo habi-tual en los nombres comunes (cf. Meyer-Lbke, 1890-1906: II, 9).Tambin del nominativo derivan en castellano Dios < DEUS y Jess< IESUS, al igual que otros nombres como Pilatos < PILATUS o Mar-cos < MARCUS, en este caso probablemente por influjo cultista de lalengua (y escritura) eclesistica, segn seal Menndez Pidal (1940:208-209), que recoge adems casos de nombres comunes que a su jui-cio derivan del nominativo y no del acusativo, como IUDEX > jdez> juez o PUMEX > pmez, si bien parece preferible explicarlos (porcomparacin con cliz < CALICE(M) y similares) como apcopes de*jdece < IUDICE(M) y *pmece < PUMICE(M) (vid. Alvar y Pottier,1983: 66). En cambio, es ms probable que el nombre medieval Flez~ Feles ~ Flis (actualmente Flix, con grafa etimolgica) derive delnominativo FEL IX, como postul Menndez Pidal (1944-1946: 192,

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  • 235 y 686), pues, si lo hiciese de FEL ICE(M), sera homnimo del nom-bre comn feliz (aunque este posiblemente sea un cultismo, cf. Coro-minas y Pascual, 1980-1991: II, 879a). Igualmente del nominativoproceden algunos topnimos hispnicos, como Santos Ebos < *SantOsebos < SANCTUS EUSEBIUS, comentado por Alvar y Pottier (1983:67), quienes citan otros ejemplos menos claros, entre ellos el oscen-se Tierz, que consideran procedente de TERTIUS y no de TERTIU(M).No obstante, este habra dado el mismo resultado, toda vez que la -z/s/ procede de /tj/ y no tiene nada que ver con la /-s/ del nominativo.

    Para disgusto, imaginamos, de los defensores de las leyes ciegasde la evolucin lingstica, en las lenguas romnicas all donde lanecesidad lo justifique encontramos testimonios de orgenes aunms exticos. En provenzal el genitivo y plural latino es bien detec-table en casos como Angelor de ANGELORUM, Paganor de PAGANO-RUM, Pascor de PASQUORUM o Santor de SANCTORUM (Cremonesi,1967: 79) y en castellano en Toro de (CAMPI) GOTTHORUM (Menn-dez Pidal, 1940: 207). En la provincia de Zaragoza el topnimo Gallurdebe de proceder, con pocas dudas, de un GALLORUM (Alvar y Pot-tier, 1983: 69). Del genitivo singular derivan numerosos hagiotop-nimos hispanos, como, entre otros, Santelices y Sa(h)elices < SANC-TI FELICIS, Santiuste < SANCTI IUSTI, Sanquirce < SANCTI QUIRICI oSachechores < SANCTI VICTORIS, y, segn es bien sabido, los das dela semana en castellano: (DIES) MARTIS > martes, IOUIS > jueves yVENERIS > viernes. Menndez Pidal (1940: 123, 137 y 206-207) yAlvar y Pottier (1983: 68-70) citan adems de estos, otros ejemplosde pervivencia del genitivo, si bien se trata en general de compues-tos fosilizados (como indic ya Meyer-Lbke, 1890-1906: II, 10-11),donde el ncleo semntico original lo constituye el sustantivo regen-te, en acusativo (o, ms propiamente, en el caso rgimen bajolatino),como PEDIS UNGULA(M) > pesua > pezua, VILLA(M) GOTTHORUM> Villa Otoro > Villatoro o FORU(M) IUDICUM > Fuero Juzgo. Tam-bin del genitivo procederan, siempre segn Alvar (1953: 81-82), losprimitivos patronmicos aragoneses en -ones, derivados con especia-lizacin semntica del genitivo -onis de los nombres germnicos en-o, como Blascones hijo de Blasco o Galindones hijo de Galindo.Incluso parecen detectarse pervivencias del ablativo en el topnimoleridano Enviny < IN UICINIO y (con valor de locativo) en los portu-gueses Chaves < (AQUIS) FLAUIIS y Sagres < SACRIS (Alvar y Pottier,1983: 71), fenmeno este frecuente en galorromance, tanto en fran-cs, por ejemplo en Poitou < PICTAUO y Poitiers < PICTAUIS, como

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  • en provenzal, segn muestra Berry < BITURGO, frente a Bourges Yago, y el segundo del vocativo IACOBE > Ygoe >Yage (Menndez Pidal, 1940: 207; 1944-1946: 235 y 841; y 1950:173; Malkiel, 1975: 188; Alvar y Pottier, 1983: 68). La primera for-ma pervive fundida en Santiago y la segunda se conserva nicamen-te como apellido (en su forma primitiva o con sufijo patronmico, conlas variantes Ygoez ~ Yagoes ~ Ygez ~ Yages; cf. Faure, Ribes yGarca, 2001: 475), pero ambas estaban vivas en la Edad Media y sudistribucin todava guardaba vestigios de su respectivo origen. As,en el Cantar de mio Cid la primera se usa para referirse a la locali-dad compostelana: enba sus cartas pora Len e a Santi Yaguo (v.2977; tb. v. 2925), mientras que la segunda sirve para invocar al san-to: En el nombre del Criador e del apstol Santi Yage! (vv. 1137y 1690b; tb. v. 731), uso cuya frecuencia en calidad bien de jacula-toria pa, bien de grito de guerra en la Castilla medieval justificarasu perduracin. Rodrigo Ximnez de Rada transmite una invocacinsemejante en versin latina: Ex tunc, ut fertur, hec inuocatio inoleuit:

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  • Deus adiuua, et sancte Iacobe (De rebus Hispanie 4, 13). Compre-se adems la Chronica Adefonsi imperatoris (2, 69): Sancte Iacobe,apostole Christi, defende nos in prelio, ut non pereamus in tremendoiudicio Sarracenorum. No obstante, no se trata de un tratamientoexclusivamente castellano, pues lo ms probable es que deriven tam-bin del vocativo IACOBE las formas gallegas Jacobe y Jcome (engrafa moderna, Xacobe y Xcome) y, va una sncopa *Iacbe > Jac-me, el aragons Jaime y el cataln Jaume, cuya -e se explica as fcil-mente, dado que una apcope *Jacm < *Iacbo < IACOBU(M) con pos-terior paragoge resulta fonticamente rebuscada.

    Posiblemente responda al mismo fenmeno otro doblete caste-llano, relacionado con un santo objeto tambin de frecuentes invoca-ciones en la Edad Media, el de los derivados patrimoniales de IS I-DORUS, el usual Esidro y el ms raro Esidre (cf. Menndez Pidal,1944-1946: 236, 657 y 1217-1218; y 1950: 173), que proceden res-pectivamente del acusativo ISIDORU(M) y del vocativo ISIDORE, amboscon desplazamiento acentual, que supone una pronunciacin bajola-tina [isdoro] > Isidro, con posterior disimilacin voclica y sncopaen [ .esd(o)ro / -e]. Un patrn semejante (incluidos el cambio de posi-cin del acento y la consiguiente prdida de la postnica, al menospara el vocativo) sigue la duplicidad Quirico < QUIRICUS y Quirce [e]). De esta suerteambos tipos presentaran la misma formacin, es decir, el lexema solo,la raz sin ms. Esta misma explicacin debe de valer para el corre-lato vocativo griego tambin en -e, tipo phle frente al nominativophlos amigo. Como de costumbre, en razn de su transparencia ellituano es especialmente ilustrativo con el vocativo dieve para elnominativo dievas dios (cf. tambin prusiano deiwe-deiw[a]s) o bro-li para brolis hermano. Citemos an en gtico dag frente a un nomi-

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  • nativo dags da, o en snscrito asva frente a asva caballo o devifrente a devi diosa. Tema puro, en la jerga indoeuropestica al uso,o raz sin ms encontramos tambin para el vocativo probablementeen hitita. En el mbito indoeuropeo, solo las hablas tocarias se apar-taran de la norma general, ya que en ellas es destacable la ausenciade un marca especfica y manifiesta en el nominativo singular, mien-tras que, en cambio, el vocativo (singular), caso bien vivo, vara bas-tante segn los diversos paradigmas.

    Caso marginal por antonomasia, el vocativo presenta tambin enotros grupos lingsticos caractersticas similares a las que vemos enel grupo indoeuropeo. En georgiano, el vocativo de los nombre pro-pios consiste en la raz pura, esto es, sin la desinencia tpica i (= /i/)del nominativo, a menos claro est que tal vocal forme parte dela raz, mientras que los vocativos de los nombres comunes, si la raztermina en consonante, sustituyen con o (= /o/) la desinencia i (= /i/)del nominativo, y si su raz termina en vocal, histricamente solanaadir v (= /v/) siempre y cuando no terminen en i (= /i/), en cuyocaso no se alteran (Hewitt, 1996: 87).

    UN NOMINAL IMPERATIVO: EL VOCATIVO VERBAL

    El examen, adems, de los hechos indoeuropeos y de otros gran-des grupos lingsticos pone de manifiesto que el vocativo compartecon el imperativo estricto (el de segunda persona de singular) no solouna evidente afinidad funcional, sino tambin una notoria semejanzaformal, en el sentido de que ambas formas suelen presentarse comolas respectivas races nominal y verbal sin ms (naturalmente, si esque la lengua en cuestin distingue entre nombre y verbo) y donde,de darse la presencia de otros elementos, estos son en muchos casosfcilmente analizables como aditivos o refuerzos y de carcter secun-dario. Por ello no puede sorprender que vocativo e imperativo com-partan a veces fenmenos fnicos o de otro tipo. El citado trunca-miento sardo afecta tambin a la segunda persona del singular delimperativo, esto es, al verdadero imperativo (ascu = ascurta! escu-cha!, mi = mira!...).

    En fin, numerosas razones hacen del vocativo un caso totalmen-te suyo y singular y ya en otro lugar nos hemos ocupado de resaltarla relevancia de su probable prioridad glotognica, otro rasgo que

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  • comparte con el imperativo. En favor de esta hiptesis del vocativocomo caso primordial quiz tambin pueda resultar significativo el yaaludido homomorfismo entre el vocativo y el caso sujeto, el caso rec-to, el caso principal por antonomasia, sea nominativo o absolutivo,como en lesguiano (Haspelmath, 1993: 83) o con un par de excep-ciones para nombres parentelares que s disponen de vocativo endumio (Van Driem, 1993: 67).

    Ahora bien, esta importancia, tanto glotognica como morfolgi-ca, por constituir tan frecuentemente la raz del nombre, contrasta consu limitado mbito funcional, ya que el vocativo es inoperante aligual que el imperativo (o la interjeccin) para la funcin referen-cial del habla, y contrasta con su restriccin semntica, ya que obvia-mente muchos nombres (como casa, cosa o piedra) son muy difcil-mente susceptibles de emplearse en vocativo. Esto ltimo explicaadems su general limitacin a paradigmas propios de animados ohumanos, entidades semnticamente bien compatibles con el vocati-vo. La singularidad del vocativo se manifiesta asimismo en muchosotros aspectos. En la tradicin gramatical de la India el vocativo era,lgicamente, considerado un caso diferente, pues se comportaba aveces de modo muy distinto del de los otros casos; as en vdico, siel vocativo iba en posicin inicial de frase, se acentuaba en su prime-ra slaba, mientras que, en cambio, era tono en las dems posiciones(Pobozniak, 1986: 66).

    ARAGN, CATALUA Y VALENCIA

    Establecida la posibilidad de una base en el vocativo para Vicent-Vicente, ms difcil resulta determinar el concreto origen geogrficoaragons o valenciano? de la forma. El santo que nos atae, SanVicente Mrtir, era probablemente natural de Huesca y fue diconoen Zaragoza, aunque padeci el martirio en la ciudad de Valencia,donde por tradicin plurisecular es especialmente venerado. En cual-quier caso, Vicente-Vicent muestra la regular correspondencia entreformas aragonesas y valencianas, algo bien visible en la equivalen-cia de antropnimos (apellidos, en concreto) y topnimos (nombresde localidades, en concreto) lo que, como sabemos, viene, en defi-nitiva, en muchos casos a ser lo mismo, que vinculan tan intensa-mente Aragn y especficamente Teruel con Valencia: Escriche-Escrig, Pitarque-Pitarch, Vanacloche-Vanacloig... (cf. Nebot, 1991).

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  • De hecho tanto Vicente (sobre todo en Teruel) como Vicent (sobretodo en Valencia) son apellidos bien documentados, mientras que,como caba esperar, Vicen es propio de Catalua, auque ha de adver-tirse que en su origen la distribucin no est tan definida. Ya en la Bar-celona del siglo XIV se encuentran ambas variantes, con diez casos deVicens ~ Vicen y siete de Vicent, de los cuales dos aparecen aplica-dos al mismo individuo: Mart Vicens ~ Mart Vicent y Vicent Suri~ Vicens Suri (vid. Mars, 1977: 305), lo que indica que se sentancomo equivalentes. En lo concerniente a nombres de pila y segndatos del Institut dEstadstica de Catalunya (accesibles enhttp://www.ira.amigar.com/www.idescat.es/onomastica/orpi.stm), elreparto actual de variantes en Catalua, con claro predominio de lasformas con sibilante frente a la dental, es el siguiente: Vicen cuentacon 2259 portadores (0,73 del total de los antropnimos de varn),Vicens con 765 (0,25 ) y Vicent con 285 (0,09 ).

    Sea cual sea el origen concreto y local de Vicent(e), pudese entodo caso concluir que la forma debe de proceder de un vocativo, unapropuesta que no puede sorprender, ya que, as como, en ltima ins-tancia, todos los verbos deben de proceder del imperativo, as tam-bin todos los nombres animados acaso deban de proceder, en defi-nitiva, del vocativo. Segn el histrico dicho, Vicente siempre ha idoadonde va la gente y quiz en este caso venga tambin de donde vie-nen todas las gentes o, por lo menos, los nombres de todas las gen-tes. Del vocativo.

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  • BIBLIOGRAFA

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    DE DNDE VIENE VICENTE?

    AFA-LIX-LX 227

  • ge elementos griegos que van de Scrates a los padres cristianos delos siglos IV y V, pasando por los estoicos, cnicos, neoplatnicos, neo-pitagricos y hermticos.

    Coinciden con textos sapienciales griegos diversos (DigenesLaercio, Vida de los Siete Sabios de Plutarco, el pseudo-Calstenes,etc.), pero tambin con otras obras rabes procedentes del griego yque no fueron vertidas al castellano. Se trata de temas de moralidad,de desprecio del mundo y bsqueda de la salvacin, de regimiento deprncipes, novelescos tambin. A travs de esta fuente, toda la mora-lidad antigua, sintetizada con la cristiana, lleg a nuestra Edad Media.Las traducciones fueron realizadas bien en Bagdad en el siglo IX (lade Buenos Proverbios por Hunayn, la de Poridat por ibn Batrik, la deDonzella Teodor) bien en El Cairo en el XI (Bocados de Oro, deMubassir). Los traductores son cristianos, apenas entran elementosmusulmanes. Y toda la sabidura antigua, en forma de mximas mso menos autnticas de los ms diversos autores, est en sus obras.

    No son estas las nicas traducciones de textos griegos al caste-llano a travs del rabe: hay las de textos filosficos, astronmicos ycientficos en la Escuela de Traductores de Toledo en el siglo XIII,tras ms antiguas traducciones al latn en el XII.

    Pero son las ms significativas y hay que ponerlas al lado de tra-ducciones rabes del pehlv, que a su vez venan del indio, en el casode Pachatantra, el Sendebar y otros. Del rabe pasaron al castellanoen el mismo siglo XIII.

    Todas estas traducciones, ya del latn, ya del rabe, introducanen Castilla la antigua tradicin literaria griega y una parte de la india.Fueron esenciales para la literatura castellana, para el adoctrinamientomoral del pueblo y para la teora de la realeza. Esta viene, en lnearecta, de teoras creadas en torno a la imagen idealizada de Alejandroy a la de Justiniano. La sntesis greco-cristiana fue esencial. Envopara ms detalles a mi libro. En l insisto en cmo fue imitada en cas-tellano toda esta literatura, venida por vas diferentes.

    Ello en disputas, como la de un cristiano y un judo; en fbu-las como las del Arcipreste; en libros sobre el regimiento de prnci-pes, como el Espejo de Prncipes, las Flores de Filosofa, el Librode los cien captulos, los Castigos de Sancho IV: todo en los reinados

    FRANCISCO RODRGUEZ ADRADOS

    796 AFA-LIX-LX

  • de Fernando III, Alfonso X y Sancho IV. Los temas continan, ms omenos remozados, en obras de D. Juan Manuel como el Libro delcavallero e del escudero, el Libro de los Estados y el Conde Luca-nor: obras en que influyen la fbula greco-latina y la india; en el Bar-laam y Josafat. Luego en obras del Canciller Ayala como el Rimadode Palacio, el Relox de Prncipes, de Fray Antonio de Guevara, laIdea de un Prncipe poltico cristiano, de Saavedra Fajardo y la Pol-tica de Dios y Gobierno de Cristo, de Quevedo. Hay que aadir lasdiversas colecciones de proverbios y dems obras de sabidura (DonSem Tob, Vida de los Siete Sabios, etc.).

    De otra parte, y pasando a una obra de tradicin greco-latina, laVida de Esopo, en varias publicaciones mas he sostenido la idea delinflujo de la misma en el Arcipreste y el Lazarillo12. Y habra queinsistir sobre las fuentes latinas, incluidas las bblicas, de las obrashistricas de Alfonso el Sabio.

    En fin, solo gracias al influjo griego, a partir de traducciones eimitaciones, se puso en marcha la gran prosa castellana de los siglosXIII y siguientes. Y tambin poesa como la del Arcipreste. Literariae ideolgicamente, ese influjo fue esencial.

    5. INFLUJO GRIEGO: SEGUNDA FASE

    Aqu me refiero, en realidad, al influjo de la literatura latina, con-formada por supuesto sobre modelos griegos.

    A cmo, a partir del siglo XV, hubo un enorme giro. La historiaes, a partir de Lpez de Ayala, Prez del Pulgar, Jernimo de Zurita,Hurtado de Mendoza y Mariana, bajo el influjo de los historiadoreslatinos, algo completamente nuevo. Se crea un nuevo teatro, primeroen Salamanca y en Portugal con Juan del Enzina, Lucas Vicente,Torres Naharro, Gil Vicente y Fernando de Rojas, luego en Madrid:el teatro popular (carnavalesco, satrico, pastoril, religioso, etc.) que-

    LA HELENIZACIN DE LA LENGUA Y LITERATURA ESPAOLAS: VISIN GLOBAL

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    12. El Libro de Buen Amor y la Vida de Esopo, en Serta Philologica F. Lzaro Carreter, Madrid,1983, II, pp. 427-433; Aportaciones al estudio de las fuentes de las fbulas del Arcipreste, en Home-naje a Manuel Alvar, Madrid 1986, pp. 459-473; La Vida de Esopo y la Vida de Lazarillo de Tormes,Revista de Filologa Espaola, 58 (1976), pp. 35-45.

  • d reducido a pequeos restos y el nuevo teatro se conform confor-me a la tradicin antigua de la Comedia y la Tragedia13.

    Paralelamente, se cre una nueva lrica, a partir de Boscn y Gar-cilaso, sobre modelos italianos que a su vez derivan de los latinos,como estos en definitiva de los griegos. La pica popular fue susti-tuida por la que deriva de Virgilio y, en definitiva, de la tradicinhelnica. Y hay que aadir la literatura cientfica, gramatical, filos-fica y teolgica.

    No es cuestin de entrar en esto en detalle: me limito a apuntarcosas bien conocidas. Tras el primer giro en el que predominaba latraduccin, pero se aada la imitacin, vino este segundo, ms cono-cido, el de la poca del Renacimiento y del Humanismo, incluso de laCiencia, en el que fueron los modelos latinos, alguna vez los griegos(los he propuesto para la Celestina, los hay en Quevedo, etc.), los imi-tados. Es un segundo giro, tras el primero: es el que constituy defi-nitivamente la literatura castellana o espaola, segn la conocemos.

    Y no quiero insistir en desarrollos posteriores, desde el XVIII, enlos que tambin est presente, con frecuencia, la imitacin de losmodelos antiguos.

    Sin estos modelos no habran existido ni la lengua culta castellanani, insisto, la literatura castellana, tal como la conocemos. Han actua-do, en lengua y en literatura, mediante un proceso gradual, que cadavez repescaba ms los datos antiguos y los desarrollaba y ampliabams dentro de un ambiente ya propiamente espaol y cada vez conmayor originalidad.

    Son hechos nada novedosos, pero que se olvidan cuando se pre-senta el desarrollo de nuestra lengua y literatura como algo autno-mo, si acaso con indicaciones marginales sobre influjos. No son mar-ginales: son el verdadero motor que abra nuevos desarrollos, nuevaspuestas al da. Sin ese pasado griego esplendoroso, conocido duran-te mucho tiempo en forma indirecta, luego ya directamente, nuncahabran llegado nuestra lengua, nuestra literatura ni nuestro pensa-miento a ser lo que han sido y son.

    FRANCISCO RODRGUEZ ADRADOS

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    13. Cf. Orgenes del teatro espaol en Salamanca, recogido en Del teatro griego al teatro dehoy, Madrid, Alianza, 1999, pp. 264-286.

  • Del latn al espaol: los nuevos gneros del romance (I)*

    BONIFACIO RODRGUEZ DEZUniversidad de Len

    A pesar de la fuerza de la motivacin genrica del sexo, unaelemental reflexin sobre la propia lengua y el conocimiento de lasituacin en las dems lleva a no identificar gnero y sexo. Se pue-de suscribir totalmente la afirmacin de Meillet (1919/58a: 202),segn la cual le genre grammatical est lune des catgories gram-maticales les moins logiques et les plus inattendues. En efecto, unrepaso por el gnero del espaol nos advierte de un hecho ms sor-prendente: que son pocas las parejas en las cuales la oposicin gen-rica tenga valor semntico, est motivada: nio / nia, suegro / sue-gra, cordero / cordera, etc. Ms an, sabemos que las distincionesgenricas ms comunes o tradicionales estn efectuadas por procedi-mientos lxicos, no morfemticos: hombre / mujer, padre / madre,carnero / oveja, etc. As pues, en la mayora de los sustantivos delespaol y de las lenguas romances, el gnero es fijo y no supone oaade informacin semntica, no est motivado: libro, silla, etc. Estoexplica que fundamentalmente el valor del gnero resida en ser meravalencia combinatoria, en ser soporte formal de la concordancia; entener, en suma, un valor gramatical1.

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    * La amplitud del asunto que nos ocupa en este trabajo unida a las caractersticas de la publi-cacin, limitada en cuanto al nmero de pginas de los originales nos ha impelido a presentar unaprimera parte del mismo, la relativa al plano del significante. Creemos que la importancia del marcoen que hemos tenido el honor de publicar invita a esta solucin, mejor que optar por una versin resu-mida.

    1. Hjelmslev (1959/72: 279-280) lo dice claramente as: En su forma tpica el gnero gramaticales una categora estrictamente gramatical, o ms bien gramaticalizada, que dimana ante todo de la for-ma pura, del esquema mismo de la lengua y adquiere fcilmente el aspecto de una categora pura-

  • Como seala Grandgent (1928/70: 345), los tres gneros dellatn no dependan, en el fondo, del sexo o de la carencia de sexo; erandistinciones gramaticales cuya observancia era cuestin de la formaexterna. Si las palabras perdan sus terminaciones diferenciadorasresultaba la confusin de gneros. Esta afirmacin de C. H. Grand-gent referida a los sustantivos es tan cierta como imprescindible enel punto de partida para abordar el estudio de la evolucin del gne-ro del latn al romance espaol y a los romances en general.

    En efecto, el gnero del sustantivo latino, a diferencia de los otrosdos morfemas nominales caso y nmero, era invariable; es decir,cada sustantivo se asociaba solamente con uno de los gneros que allse distinguan. Cada sustantivo latino era masculino, femenino o neu-tro, y no presentaba variacin de gnero; mientras que poda en prin-cipio asociarse a los diferentes casos y con cada uno de los dos nme-ros. As pues, cada sustantivo solo tena un gnero, que estaba ligadoal tema2.

    La situacin del gnero en latn queda muy bien referida por A.Meillet, cuando afirma: Les anciens opposaient nettement le mas-culin et le fminin au neutre, comme on le foit par les noms quontfixs les Grecs et que, suivant leur habitude, les Romains ont calqus:dune part,

    7 (masculinum) et (femininum), de lau-

    tre, ce qui nest ni masculin ni fminin, 7 (neutrum)3.

    En el caso que nos ocupa la evolucin de la categora de gne-ro del latn al espaol se hace necesario volver la vista atrs, haciael indoeuropeo, para ver el proceso que ha seguido la categora degnero desde el latn hasta el espaol, con los estadios intermediosque convenga establecer.

    Si bien habitualmente se seala que en indoeuropeo haba tresgneros masculino, femenino y neutro, en la lnea de lo des-

    BONIFACIO RODRGUEZ DEZ

    800 AFA-LIX-LX

    mente mecnica, que sirve, segn las reglas de reccin, para simples objetivos de concordancia. Y aa-de: En este caso extremo, el gnero gramatical puede llegar incluso a ser, en realidad o aparentemen-te, inmotivado semnticamente, completamente arbitrario, vaco, desprovisto de significacin, o al menosde una significacin empricamente detectable y objetivamente verificable.

    2. Si no conociramos el significado sera imposible saber que la palabra pater es masculino ymater, femenina. No existe, pues, en latn ningn sufijo aplicado sistemticamente a las palabras paradistinguir el gnero masculino del femenino tratndose de sustantivos (Bassols de Climent, 1956: 18).

    3. Meillet (1919/58b: 211). Esta misma es la doctrina que sigue la Real Academia Espaola (1931: 10), que define el gnero como el accidente gramatical que sirve para indicar el sexo de las perso-nas y de los animales y el que se atribuye a las cosas, o bien para indicar que no se les atribuye nin-guno. A este esquema responden, por ejemplo, nio / nia, gato/ gata, este / esta // esto, el / la // lo,etc.

  • crito anteriormente, sin embargo esta situacin, vlida para el grie-go, el latn clsico, el eslavo, etc., no es literalmente comparable conla situacin del indoeuropeo general4.

    En efecto, el indoeuropeo ha dado lugar en las lenguas que del derivan las lenguas indoeuropeas a un sistema tripartito quellega hasta la actualidad, por ejemplo, en las lenguas eslavas yanglogermnicas. Sin embargo, hay razones para pensar que estemodelo tripartito que quizs ya existiera en el ltimo indoeuro-peo sustitua a un esquema binario que opona lo animado (delque surgiran el masculino - macho y el femenino - hembra)a lo inanimado. Testimonio de esta situacin podemos encontraren latn, en el que la declinacin de MATER no se distingue de la dePATER, ni la del femenino FAGUS del masculino LUPUS5. La aparicinde sustantivos femeninos, del tipo EQUA, FILIA o DEA, es ulterior yse desarrolla a partir de lo que podramos llamar derivados del mas-culino (por una especie de derivativos heterogneos femeninos).El latn conserva bsicamente el sistema del indoeuropeo, heredan-do los tres gneros del ltimo indoeuropeo. Las lenguas romnicas,por su parte, reducen la oposicin genrica, dentro del sustantivo, ados.

    En cuanto a la sustancia de contenido conformada por el gnero,el latn hereda tambin en los pronombres la situacin del indoeuro-peo. Para el indoeuropeo (en lo que coinciden tambin el eslavo yotras lenguas indoeuropeas), el gnero motivado est perfectamentedescrito desde Meillet (1919/58b: 211):

    En tant quils ont une valeur smantique, les genres masculin et fmi-nin dsignent des tres anims, de sexe mle ou femelle, et le genreneutre dsigne ce qui est inanim. Lopposition du masculin-fminin etdu neutre est donc une opposition de anim-inanim.

    DEL LATN AL ESPAOL: LOS NUEVOS GNEROS DEL ROMANCE (I)

    AFA-LIX-LX 801

    4. Or, si les choses se prsentent ainsi lpoque historique, et surtout en slave, par exemple, cenest vrai ni pour la forme ni pour le sens en ce qui concerne lindoeuropen commun (Meillet,1919/1958b: 211).

    5. Le caractre masculin ou fminin dun substantif ne se reconnaissait donc en indo-europenqu la forme masculine ou fminine des adjectifs qui ventuellement sy rapportaient. Ainsi, les motslatins pater et lupus sont masculins parce quon leur applique des adjectifs de la forme iste, bonus;mater, fagus sont fminins parce quon leur applique des adjectifs de la forme ista, bona. Sans laccordde ladjectif, la distincion du masculin et du fminin nexisterait pas en indo-europen (Meillet,1919/58b: 212). Por su parte G. Serbat en este contexto seala: Certains thmes parmi les plus vi-demment archaques en connaissent quune seule forme pour le masculin et le fminin, qui sopposentconjointement au neutre: ainsi linterrogatif indfini quis (qui? masc. et parfois aussi fm.) / quid(quoi neutre) (cf. en grec ts / t) (Serbat, 1980: 78).

  • El propio Hjelmslev (1959/72: 295) considera que el modelo quedescribe A. Meillet puede ser mejor configurado, siguiendo las pautasde Jakobson (1932: 9-10) para el ruso; lo que se puede representar as6:

    Creemos que este modelo sublgico realizado bajo las pautas deR. Jakobson debe completarse, siguiendo ms directamente a A. Mei-llet y haciendo explcitas las sustancias conformadas, as:

    Ahora bien, el gnero latino de los sustantivos (masculino,femenino y neutro), ligado al tema, como hemos dicho, es un gne-ro fijo y, en principio, desmotivado, de forma anloga, por ejemplo,al alemn actual, en el que los tres gneros del sustantivo no signifi-can nada. Sin embargo, s parece que exista la conexin entre lofemenino y lo masculino con el sexo en la designacin de hembray macho respectivamente, si bien se expresara generalmente por pro-cedimientos lxicos, p. ej.: TAURUS / UACCA, UIR / MULIER, FRATER /SOROR, PATER / MATER, UITRICUS / NOUERCA, GENER / NORUS, ARIES/ OUIS, etc. No obstante, ya en latn tenemos alguna oposicin de sexoligada a derivativos o elementos morfemticos: EQUUS / EQUA, URSUS/ URSA, CATTUS / CATTA, CANTATOR / CANTATRIX (de forma anloga alo que se da en griego, p. ej.: / / ). Lo que va a hacer laevolucin fontico-gramatical es acentuar este fenmeno; de ah queel Appendix Probi nos recomiende: NURUS NON NURA, SOCRUS NONSOCRA (169-170). As pues, a lo largo del ltimo indoeuropeo y, pos-teriormente, en la evolucin interna de las lenguas indoeuropeas,como es el caso del latn, el gnero femenino, ya motivado, se vaactualizando, generndose nuevas parejas, probablemente en detri-mento, en algunos casos, de distinciones genricas efectuadas por pro-cedimientos lxicos.

    BONIFACIO RODRGUEZ DEZ

    802 AFA-LIX-LX

    6. Vid. Rodrguez Dez (1996: 639-640).

    NEUTRO [marcado] NO NEUTRO

    femenino [marcado] masculino

    INANIMADO ANIMADO

    hembra macho

  • Por tanto, el latn recibe del indoeuropeo tres gneros: masculi-no, femenino y neutro. Por otra parte, cabe suponer que la oposicinanimado / inanimado fuera todava perceptible, aunque no en eldominio de los sustantivos, sino solo en el de los pronombres.

    De esta situacin del latn se pasa al espaol y a las dems len-guas romances. El desarrollo evolutivo se va a fundamentar en dosprocesos generales:

    Uno, semntico e interno, que reduce los gneros del sustanti-vo a dos, masculino y femenino, desapareciendo el neutro; peroprovocando a su vez una mayor generalizacin de la oposicin basadaen el sexo (masc. - macho / fem. - hembra) y dando lugar a laaparicin de nuevas sustancias, nuevos valores de gnero en los sus-tantivos. Por su parte, el neutro, refugiado en los adjetivos y pronom-bres, va a modificar su sustancia conformada: de expresar lo inani-mado va a pasar a expresar en espaol lo abstracto y en otrosdominios dialectales iberorromnicos tambin lo continuo o no-con-table.

    Otro, fontico-fonolgico, ligado a la prdida de la declina-cin latina y al reajuste del sistema de vocales finales, que en espa-ol van a reducirse a tres (/a, e, o/), lo que va a permitir la regulari-zacin de las terminaciones -a y -o como formantes de femenino ymasculino respectivamente, con la correspondiente influencia ana-lgica. Asimismo, el reajuste del vocalismo final va a dar lugar a unaregularizacin de los formantes del morfema de nmero: -s (trasvocal) y -es (tras consonante).

    Estos dos procesos generales los podemos concretar en los pun-tos siguientes:

    1) En el sustantivo solo se distinguirn dos gneros, masculino yfemenino, en lugar de tres, al desaparecer el gnero neutro. Obvia-mente, estos dos gneros del espaol y que llamamos as no sonidnticos, en cuanto a sus valores y funcionamiento, al masculino yfemenino latinos. En efecto, en latn el masculino y femenino lo eranen oposicin al neutro, en tanto que en espaol, en el mbito de lossustantivos, masculino y femenino se oponen entre s.

    2) El masculino y femenino del espaol generalizan formantespropios: -a para el femenino y -o (no -a), para el masculino. Se tra-ta de formantes de morfema, no de significantes lexemticos, nisiquiera como lexemas marginales o derivativos. Por tanto los for-

    DEL LATN AL ESPAOL: LOS NUEVOS GNEROS DEL ROMANCE (I)

    AFA-LIX-LX 803

  • mantes del morfema de gnero en espaol no estn ligados al tema oraz.

    3) La aparicin del gnero ligado a desinencias o formantes pro-pios se completa con la motivacin del mismo: se desarrolla y gene-raliza la motivacin de sexo. Esta motivacin del gnero, basada enla conformacin de la sustancia de sexo (macho / hembra), espatente para cualquier hablante, pero en espaol y otras lenguasromnicas aparecen otras motivaciones, ligadas a mbitos lxicosreducidos (como reducido es el de sexo), sealadamente las de ta-mao, cantidad, fruto / rbol, instrumento / operario, etc.

    4) Desaparece el neutro en los sustantivos, cuyos componentesvan a incorporarse formalmente al grupo de los masculinos o al de losfemeninos, con las consecuentes motivaciones de tipo formal ysemntico que tendremos ocasin de ver: creacin de singulares yplurales analgicos y la aparicin de nuevas sustancias conformadaspor el gnero (cantidad, o tamao, etc., que hemos sealado, desa-rrolladas en buena medida a partir de los neutros latinos plurales, ter-minados en -A, conservados como femeninos).

    5) El neutro motivado latino, ligado o restringido al mbito de lospronombres, con los valores inanimado / animado, heredados delindoeuropeo, desplaza esta sustancia conformada hacia la designa-cin de lo abstracto / concreto en buena parte de la Iberorromania.Sin embargo, en ciertas zonas este desplazamiento de la sustanciaconformada por el neutro latino se hace hacia la designacin de locontinuo / discreto (contable / no contable), el llamado neutrode materia, que en ciertas zonas del dialecto leons se manifiesta enlos adjetivos (adems de en los pronombres). Sin embargo, este mis-mo desplazamiento de la sustancia conformada hacia los valores decontable / no contable se restringe al mbito de los referentes pro-nominales en las otras zonas del leons, en las hablas cntabras y enamplias zonas hoy solo rurales de las dos Castillas. Este proce-so puede estar en la base de los conocidos fenmenos de lesmo ylasmo (y del losmo tradicional, no motivado), as como en ciertosfenmenos de losmo, este s motivado, en la norma castellanaactual.

    Por otra parte, podemos decir de forma generalizada que en elpaso del latn al castellano se han mantenido los gneros (salvo en loque se refiere al neutro). Se confirma en este caso la tendencia gene-ral de las lenguas en su evolucin a mantener las distinciones. En

    BONIFACIO RODRGUEZ DEZ

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  • efecto, los masculinos latinos tienden a conservarse como tales y losfemeninos, igualmente. Problemas especficos plantea el neutro, que,en cuanto tal, desaparece de los sustantivos.

    En apoyo de los cambios viene el hecho tal como hemos sea-lado de que la prdida de las distinciones casuales y la simplifica-cin de los respectivos significantes hace que se motiven ciertos sig-nificantes como marcas de nmero: - para el singular y -s ~ -es parael plural; y tambin de gnero: -a para el femenino y -o (no -a) parael masculino. Este fenmeno vena a apoyarse en el hecho de que lamayora de los significantes de la 1. declinacin, en -A (lat. vulg. -A),eran mayoritariamente femeninos y que los de la 2., en -US (lat. vulg.-O), masculinos. Adems, y sobre todo, la diferencia de formantes demasculino y femenino estaba clara en el adjetivo de la segunda decli-nacin: BONUS, -A (-UM). Esta situacin tan clara con los sustantivosde la 1. y 2. declinaciones es ms confusa con el tercer grupo lati-no-vulgar, el derivado bsicamente de la 3. declinacin latina (losterminados en -e o cons.), ya que tanto eran masculinos como feme-ninos; ello unido a que adems la asignacin analgica no podahacerse. De ah que en los sustantivos procedentes de la 3. declina-cin latina los cambios de gnero con respecto al latn sean ms nume-rosos y aleatorios.

    Esta diferenciacin fue aprovechada en el espaol para desarro-llar los formantes propios del gnero, y tambin est en la base deotras lenguas romances, aunque el aprovechamiento haya tenido dife-rente xito: similar al espaol en italiano y portugus, por ejemplo,pero escaso en francs7.

    La generalizacin en espaol de los significantes o formantes defemenino y masculino, -a / -o, hace que con respecto a los seres nosexuados el gnero se vea determinado por dos fuerzas que actanconjuntamente:

    La propia estructura de la relacin significante / significado,a que hemos aludido.

    La etimologa y quizs la neologa: prstamos, etc., quetiende a mantenerse si no hay fuerte choque con la tendencia anterior.

    DEL LATN AL ESPAOL: LOS NUEVOS GNEROS DEL ROMANCE (I)

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    7. En efecto, la peculiar evolucin fontica del francs ha hecho desaparecer esa posibilidad, -o / -a,como formantes del gnero. Tal solo histricamente, no en la situacin actual, pudieron darse unos for-mantes del tipo / -e, que influyeron analgicamente, pero que en la actualidad han desaparecido al per-derse la -e final, p. ej.: un aeul / une aeule, un martyr / une martyre (vid. Grevisse, 1980: 393-506).

  • Este hecho da lugar a los dos siguientes procesos de analoga:

    Onomasiolgicamente los sustantivos femeninos tienden aadquirir la marca morfolgica -a: la catedrtica, la aprendiza, etc.;asimismo, en algunos prstamos, como el caso de los fr. bicyclette(fem.) y tricycle (masc.), en que se respeta el gnero original, se adap-tan al espaol respetando, a su vez, los formantes -a / -o, respectiva-mente: bicicleta y triciclo.

    Semasiolgicamente se tienden a interpretar como femeninoslos sustantivos terminados en -a; tal es el caso de algunos cultismosen registros de la lengua coloquial y popular (o arcaica), p. ej.: la /el rema, la / el crisma, la / el fantasma, la / el cisma, etc., frente ala variante masculina, que es culta.

    La doble tendencia se produce tambin para el masculino, peroquizs con menos fuerza. Este mismo fenmeno explica la dificultady ambigedad del gnero, tambin en sustantivos no motivados que,desde el punto de vista del significante, no terminan ni en -a ni en -o(procedentes en su mayora de la 3. declinacin latina): calor, color,sal, canal, etc. En estos casos solo la determinacin, por lo demsarbitraria, de la Real Academia Espaola puede asegurarnos si es deuno u otro gnero, pero no en su uso concreto, sino en la norma aca-dmica establecida o uso correcto.

    En la evolucin del sintagma nominal, del latn a los romances,uno de los fenmenos ms notables es la desaparicin del gnero neu-tro en los sustantivos. En la prdida del neutro de los sustantivos lati-nos han influido claramente causas fonticas, que a continuacin severn, pero tambin ha influido en ello un proceso interno de prdi-da de la motivacin animado / inanimado, ya iniciado en el indo-europeo. En latn ya haba fluctuaciones en el gnero de los neutros,tal vez debidas a la progresiva prdida de esa motivacin, al mismotiempo que se iniciara o desarrollara la motivacin masculino -macho / femenino - hembra. Lo cierto es que el neutro se man-tiene a lo largo del latn hasta el nacimiento de las lenguas romances.

    Sin duda la evolucin fontica fue la que, concomitantemente conla evolucin semntica, dio definitivamente al traste con el neutro delos sustantivos. Ya en el propio latn los neutros tenan una menordiversidad de formantes de caso y adems en su expresin fnica algu-nos casos del neutro podan coincidir con los sustantivos masculinosy femeninos. De cualquier modo, independientemente de esta menor

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  • diferenciacin casual, la evolucin fontica llevar a la confusin delos neutros singulares con los masculinos (con formante en -o) y a lade los neutros plurales, en -A, en caso de conservarse, con los feme-ninos (con formante en -a). Esta prdida formal del neutro vena a cul-minar el proceso interno de desmotivacin del neutro de los sustan-tivos a partir de la desmembracin del indoeuropeo en las diferenteslenguas a que dio origen.

    De modo que, segn hemos visto, por causas fonticas (desapa-ricin de las consonantes y prdida de la cantidad) y sintcticas (laconcordancia con los correspondientes adjetivos), el neutro perdi suindependencia como morfema de gnero, motivado o no, y pas aconfundirse con el masculino y con el femenino.

    La evolucin de los neutros latinos presenta en lo que se refie-re al plano del significante, al que nos limitamos en esta exposicindos captulos con interesantes caractersticas, que se correspondencon la evolucin de los singulares, por una parte, y con la conserva-cin y evolucin de los plurales, por otra. De antemano podemos ade-lantar que la evolucin de los singulares provocar ajustes morfono-lgicos por efecto de la analoga, en tanto que la evolucin de losplurales implicar, adems, cambios semnticos.

    En concreto, la evolucin de los neutros singulares, con resulta-do -o (procedentes de los neutros de la 2., como TEMPLU(M) > tem-plo; de algunos de la 3., como CAPUT > cabo; y de los pocos de la4., como CORNU > cuerno) van a confundirse con los masculinos dela 2. declinacin, en -US. De hecho, ya en latn clsico se producenconfusiones entre neutros y masculinos en beneficio de estos ltimos;as, Plauto escribe NASUS y NASUM nariz, DORSUS y DORSUM espal-da, CORIUS y CORIUM cuero; y Petronio hace decir a sus persona-jes ms populares BALNEUS bao, FATUS destino, UASUS vaso,UINUS vino, en lugar de la forma neutra que era lo correcto. Pare-cidos ejemplos abundan en las inscripciones; p. ej., en Pompeyaencontramos BALNEUS por BALNEUM, LUTUS por LUTUM, etc.

    Como consecuencia de que los referidos neutros de la 2. y de la4. (ms algunos de la 3.) pasaran a formar parte de los temas en -oromances, se produce la creacin analgica de los plurales corres-pondientes en -os: huerto / huertos :: templo / templos, cabo /cabos, cuerno / cuernos, etc.

    Sin embargo, la situacin es ms compleja en aquellos neutros dela 3. declinacin terminados en -US (TEMPUS, PIGNUS, PECTUS, OPUS,

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  • CORPUS, etc.). Estos, en un principio, presentan desde el punto de vis-ta fnico un resultado normal: singulares terminados en -s. Pero, alpasar a engrosar el masculino, fueron rehechos, ya que la -s final coin-cida con la expresin fnica del plural: se genera un singular anal-gico (perdiendo la -s) y se crea un plural regular (con -s) coinciden-te fnicamente con el antiguo singular etimolgico: TEMPUS > sing.ant. tiempos, mod. tiempo / plur. tiempos; PECTUS > sing. ant.pechos, mod. pecho / plur. pechos; CORPUS > sing. ant. cuerpos,mod. cuerpo / plur. cuerpos.

    Finalmente, los singulares neutros de la 3. declinacin, que danlugar a sustantivos con tema en -e o cons., adoptarn el masculino yfemenino romances aleatoriamente.

    Junto a estas adaptaciones de los sustantivos neutros en singular,se encuentran tambin algunos resultados en realidad no pocos ycon repercusiones notables de los plurales neutros, si bien la mayo-ra de los plurales de los sustantivos neutros latinos conservados seconstituyen en romance por medio de la analoga, segn el modelotemplo / templos.

    Sin embargo, cuando los neutros plurales se conservan, obvia-mente la conservacin de tales neutros, en -A, va a generar sustanti-vos romances en -a, que en el caso de palabras patrimoniales pasarna formar parte de los sustantivos femeninos. En efecto, los pluralesneutros no dejaron descendencia ms que cuando fueron identifica-dos como singulares femeninos.

    Este proceso ya se haba producido en latn, pues ya en latn cl-sico en algunos sustantivos junto al plural neutro en -A exista unfemenino singular en -A; p. ej.: (OPUS) OPERA - OPERUM y OPERA -OPERAE, (ARMUM) ARMA - ARMORUM y ARMA - ARMAE, etc. Este paso,que se refleja en latn clsico en unos cuantos casos, se generalizapor las razones aludidas en el latn vulgar y tardo8.

    En lo que respecta a los restos del neutro plural latino en espa-ol, en una primera aproximacin a su tipologa, podramos estable-cer los siguientes grupos:

    I. Sustantivos femeninos con valor colectivo: asadura, basu-ra, cernada, cosecha, fresneda, vajilla, etc.

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    8. Vid. Appendix Probi: VICO CASTRORUM NON VICO CASTRAE (136); vase tambin Grandgent(1907/70: 351-353).

  • II. Sustantivos femeninos pluralia tantum (que desarrollaremosms adelante).

    III. Dobletes etimolgicos9: boda / voto, cuenta / cmputo, deu-da / dbito, nmina / nombre, tmpora(s) ~ templa(s) / tiem-po(s), etc.

    IV. Elemento femenino - colectivo en oposicin genrica:cuerna / cuerno, fruta / fruto, grana / grano, lea / leo,madera / madero, etc.

    V. Elemento femenino - mayor en oposicin genrica: canas-ta / canasto, cuadra / cuadro, huerta / huerto, manta / man-to, etc.

    VI. Elemento femenino - fruto en oposicin genrica: castaa/ castao, cereza / cerezo, manzana / manzano, etc.

    VII. Femeninos totalmente asimilados, sin rasgos formales osemnticos relevantes en funcin de su etimologa.

    Muchos de estos femeninos procedentes de neutros pueden man-tener an restos de su condicin de neutros plurales bajo un signifi-cado que acusa un valor de colectividad, tambin presente en vie-jos femeninos latinos en -A. Se advierte esta conservacin del valorde colectividad en muchos de los ejemplos aducidos, tanto en pala-bras patrimoniales como cultas o semicultas (bloque I). En otros casos,los femeninos conservados mantengan su valor colectivo o lohayan perdido pueden constituir dobletes etimolgicos (bloqueIII)10. Asimismo, los femeninos conservados pueden haber entrado en

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    9. Quizs no se correspondan estos dobletes con los tradicionalmente denominados dobletesetimolgicos que, por otra parte, acusan una gran diversidad. Segn Gutirrez Garca-Torres (1988:117), la definicin ms amplia que de ellos puede hacerse es: Dos o varias palabras distintas de unamisma lengua que tienen una misma base etimolgica. Pero, en la prctica, independientemente de quelos dobletes que nosotros denominamos aqu encajen en esta definicin, cuando se habla de dobletesnunca se est pensando es el caso concreto de palabras cuyo origen es un doble timo, singular / plu-ral, sino en palabras de la misma etimologa pero pertenecientes a diferente registro: popular, culto,semiculto, etc. De hecho no hemos encontrado ninguna aplicacin del trmino doblete a los casos queaqu presentamos.

    10. A los ejemplos sealados arriba podramos aadir algunos ms: acta(s) / acto, antorcha, Sant.entuerta ~ intuerta / entuerto, balumba / volumen, bandurria ~ pandera / pandero, baraja(s) / varal,berza / verde, bitcora ~ bitcula / habitculo, Castilla ~ Cazalla / castillo, cerneja(s) ~ cernaja / cer-ncalo, cincha ~ cencha / cincho ~ ceo ~ cello ~ cult. cngulo, cobija / cubil ~ cobijo, comua ~ camu-a / comn, empea / empeine, ensea ~ insignia / insigne, estela / estuario, grada / grado, hada / hado,hiera ~ jera / diario, jcara / jculo ~ jcaro, jijas ~ chicha(s) / chicho, joya (gal.) / gozo, gesta(s) /gesto, marisma(s) / martimo, milla / mil, pimienta / pimiento ~ cult. pigmento, presea(s) / presidio, reme-sa / remiso, salvilla / servil, sea / sino ~ signo, servilla ~ jervilla (xervilla) / servil, verija ~ vedija /viril, yunta ~ junta / junto, etc. Su inters filolgico es en cierto modo lateral, ya que en la sincronaactual su relacin est enmascarada. No obstante, son de inters para los etimlogos y estudiosos.

  • romance en concreto, en espaol en oposicin genrica motiva-da de femenino - colectivo (procedente del neutro plural latino) /masculino - individual (procedente del neutro singular latino),como se advierte en bastantes de los ejemplos precedentes, cuandoambos trminos se mantienen en el mismo registro patrimonial opopular (bloque IV)11. Por su parte, la conocida designacin del tama-o por medio del gnero femenino - mayor / masculino - menorfenmeno caracterstico de varias lenguas romnicas, bsicamentede la Romania Occidental12 tambin encuentra su origen en neutrosplurales (bloque V). Finalmente, en el reajuste de la designacin enel dominio de los rboles frutales, la designacin por medio del feme-nino del fruto en espaol y otras lenguas iberorromnicas, prin-cipalmente tambin va a tener su origen en el neutro plural (blo-que VI).

    Ya hemos sealado que la peculiar evolucin fontica del voca-lismo final del espaol ha dado lugar a la generalizacin y regulari-zacin de los formantes / -s ~ -es para el nmero (y, a su vez, -o /-a para el gnero). Este hecho ha propiciado que los resultados pro-cedentes tanto del neutro singular, en -o, como del neutro plural, en-a, generen plurales analgicos. Se trata de un fenmeno general enlos procesos evolutivos. Sin embargo, hemos de destacar en la evo-lucin del neutro plural latino adems de las derivas semnticasque hemos apuntado: valores de colectivo, tamao, etc. y que desa-rrollaremos en otro lugar su tendencia a mantenerse formalmentecomo plural, por efecto de la analoga, con los formantes y los valo-res propios del romance espaol. As lo demuestran los relativamen-te abundantes pluralia tantum, resultado del mantenimiento en elromance espaol de neutros plurales latinos, que ejemplificamos acontinuacin13:

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    11. Tambin en muchos casos puede presentarse esta sustancia como una oposicin entre conta-ble (leo, grano) / no contable (lea, grana), que es la misma sustancia conformada que se atribuyeal neutro de materia, pero aqu instalada de otra manera, ajena al neutro.

    12. Por otra parte, si bien podemos rastrear en el latn las causas que estn en el origen de estaoposicin, ciertamente es un fenmeno nuevo en las lenguas romances.

    13. A la hora de identificar los pluralia tantum nos hemos guiado por las indicaciones de los dic-cionarios DRAE y MM, sealando con [lema] aquellos que constituyen entrada en alguno de ambos dic-cionarios; con [pl.] cuando tales diccionarios presentan acepciones que marcan su uso generalizado enplural; y con [frases hechas] aquellos casos en que tales trminos aparecen en plural dentro de unida-des pluriverbales. Asimismo, cuando constan en plural en el tratamiento de los diccionarios de V. Gar-ca de Diego y de J. Corominas y J. A. Pascual, los sealamos con las siglas DGD y DCECH, respectiva-mente. Si no aparece ninguna marca de estas es que damos por buenas nuestras propias observaciones.

  • DEL LATN AL ESPAOL: LOS NUEVOS GNEROS DEL ROMANCE (I)

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    NEUTROS PLURALES LATINOS > femeninos pluralia tantum romances

    ACTA acta(s) [pl.]ACTUS, -A, -UM (part. pas. de AGERE)> acto

    ANIMALIA animalias [lema]ANIMAL, -IS ~ ANIMALIA hacienda deganado

    *ANTIQUALIA antigualla(s) [pl.] (it. anticaglia) *ANTIQUALIS, -E

    ARMA arma(s) [pl.] ARMA, -ORUM

    ASSATURA asadura(s) [pl.]ASSATURUS, -A, -UM (part. fut. deASSARE)

    *VARALIAbaraja(s) [pl.] ria entre varias perso-nas

    *VARALIS, -E ~ *VARALIA entrelaza-miento de varas o mimbres (deriv. deVARA vara)

    BISACCIA bizaza(s) badaza(s) biaza(s) [pl.]BISACCIUM alforjas (< *BISACCUM BIS SACCUM)

    VOTA boda(s) [pl.] [ant. y frases hechas] VOTUM > cult. voto

    CAPULAcacha(s) [pl.] chapa del mango, nalga,carrillo y cuerna

    CAPULUM empuadura

    *CARNANCA carlanca(s) carranca(s) [frases hechas]*CARNANCU (< lat. tardo CARCAN-NUM collar)

    CHARISTIA caristias [lema]CHARISTIA, ORUM convite solemnede Roma en que se juntaban solo losparientes

    CILIA ceja(s) [frases hechas] CILIUM prpado, ceja > cejo

    *CERNICULA

    cernaja(s) [pl.] Sal. especie de fleco, ter-minado en borlitas, que se pone a los bue-yes en el testuz para espantarles las mos-cas

    CERNICULUM separacin del cabello,cribo, mechn de pelo (deriv. deCERNERE)

    INSICIA chicha(s) [pl.] [frases hechas] INSICIUM carne picada > chicho

    CONQUISTA conquista(s) [pl.] Nav. gananciales CONQUISITUS, -A, -UM

    CONSILIA conseja(s) CONSILIUM consejo > consejo

    CONVENIENTIA conveniencia(s) [pl.] CONVENIENS, -ENTIS > conveniente

    *CORATEA > corazas [DGD: vsceras] *CORATEUM vsceras (de COR)

    CREDENTIA creencia(s) [pl.] convicciones CREDENS, -ENTIS > creyente

    CHRONICA crnica(s)CHRONICA, -ORUM (< CHRONICUS, -A,-UM; gr. )

    DECURSAdecursas [lema] rditos cados de loscensos

    DECURSUS, -A, -UM (part. pas. deDECURRERE)

  • BONIFACIO RODRGUEZ DEZ

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    NEUTROS PLURALES LATINOS > femeninos pluralia tantum romances

    DIRUPTA

    derrotas (leon.) penetracin de los gana-dos en prados o sembrados, una vez reco-gida la cosecha de heno o fruto

    DIRUPTUS, -A, -UM (part. pas. de DE-RUMPERE) DERUPTA, -ORUM despe-aderos

    DISPENSA despensa(s) (ant.) [pl.] expensasDISPENSUS, -A, -UM (part. pas. de DIS-PENDERE, deriv. de PENDERE)

    SPONSALIA DESPONSALIA

    desposajas esposajas esponsalias[lema] esponsales

    SPONSALIS, -E SPONSALES SPON-SALIA > esponsales

    DONAdona(s) [pl.] regalos de boda hechos porel novio a la novia

    DONUM > don

    *INCENDACULA encendaja(s) incendaja(s) [pl.]*INCENDACULUM ramaje > (arag.)encendallo ramaje para encender

    INDICULA endeja(s) [pl.] adaraja INDICULUM seal (de INDEX, -ICIS)

    INTERANEA entraa(s) [pl.] [frases hechas] INTERANEUS, -A, -UM

    EXPENSAexpensas [lema] [frases hechas], litisex-pensas

    EXPENSUS, -A, -UM, (part. pas. deEXPENDERE, deriv. de PENDERE)

    FESTA fiesta(s) [pl.] FESTUM (de FESTUS, -A, -UM)

    FILA fila(s) [pl.] FILUM > hilo

    FURFURAforfolas [lema] escamas en el cuerocabelludo

    FURFUR, -URIS caspa

    FUSILARIA fruslera(s) fuslera(s) fluslera(s) [pl.]FUSILIS, -E fusible, fundido (de FUN-DERE fundir, derretir)

    FORTIA fuerza(s) [pl.] FORTIS, -E; lat. tard. FORTIA

    FUNERALIA funeralias [lema] FUNERALIS, -E

    GESTA gesta(s)GESTUS, -A, -UM (part. pas. de GERO)> gesto

    GRANDIA granza(s) [pl.]GRANDIA lat. tard. harina gruesa ( hilo

    INSICIA jijas [lema] INSICIUM carne picada > chicho

  • DEL LATN AL ESPAOL: LOS NUEVOS GNEROS DEL ROMANCE (I)

    AFA-LIX-LX 813

    NEUTROS PLURALES LATINOS > femeninos pluralia tantum romances

    JOCALIA

    (b. lat.)jocalias alhajas de la iglesia [lema] *JOCALE (deriv. de JOCUS juego)

    GAUDIA? joya(s) (fr. joie alegra, alhaja) [pl.] GAUDIUM > gozo

    LAVATURA lavadura(s) [pl.] lavazasLAVATURUS, -A, -UM (part. fut. deLAVARE)

    LEMURIA lemurias [lema]LEMURIA, -ORUM fiestas que se cele-braban en Roma en el mes de mayo enhonor de los lmures, de los muertos

    LUMINARIAluminaria(s) ~ iluminaria(s) (rar.) [pl.])relativo a la fiesta de luminarias

    LUMINARE, -IS luz, lumbrera, venta-na > luminar

    MANTELLA mantilla(s) [pl.] [frases hechas]MANTELLUM manto > mantillo ~manteo capa de sacerdotes (del fr.manteau)

    MIRABILIA maravilla(s) [frases hechas] MIRABILIS, -E

    MARITIMA marisma(s) [pl.]MARITIMUS, -A, -UM (< MARITIMA[ORA] orillas del mar) > martimo

    MINUTALIA

    pequeecesmenudajas [DGD: restos]

    MINUTAL, -ALIS ~ MINUTALIA peque-eces ~ MINUTALIS, -E > cat. menu-dall cascajo, ripio

    MOLLIA

    molla(s) [pl.] exceso de carne o grasaque forma abultamientos en el cuerpo deuna persona

    MOLLIS, -E blando > muelle

    MURALIA muralla(s) [pl.] (it. muraglia)MURALIS, -E ~ MURALIA relativo a losmuros

    NOVA

    nueva(s) noticias (ant. hechos famo-sos, sucesos, negocios [frases hechas,DCECH]

    NOVUS, -A, -UM ~ NOVUM cosa nue-va > nuevo

    PARIA parias placenta [lema]PAR, -IS > par; fem. plur. PARES > (las)pares

    SIMILIA semeja(s) [pl.]SIMILIS, -E ~ SIMILIA cosas semejan-tes

    SIGNA sea(s) [pl.] [frases hechas]SIGNUM seal, marca, insignia, ban-dera > signo signo ~ sino desti-no

    *SONACULA SONALIA

    sonaja(s) [pl.]SONACULUM SONALIUM cosa quehace ruido

    TEMPORA tmporas tiempos de la Iglesia TEMPUS, -ORIS > tiempo(s)

    *TEMPULA(por TEMPORA)

    templa(s) [pl.] ~ tienllas (rioj. ant.)[DCECH]

    TEMPUS, -ORIS ~ TEMPORA sienes,cabeza

  • A la vista de estos ejemplos, el mantenimiento de los valores delplural latino en los neutros plurales conservados reviste una notableimportancia. Efectivamente, en el proceso de adaptacin de los neu-tros plurales conservados, muchos de ellos la mayora han per-dido su condicin de plurales (bloque VII); otros han conservado, den-tro de su condicin de singulares, valores de colectividad, quizsheredados directamente del neutro plural latino y con races ms anti-guas (bloque I); otros se han adaptado, semnticamente y gramati-calmente, como trmino femenino en oposicin genrica (bloquesIV, V y VI); sin embargo, no son pocos los que han mantenido su con-dicin de plurales adoptando los formantes romances, -s o -es, y noel singular femenino etimolgico, directo resultado del neutro plurallatino en -A: son los pluralia tantum que presentamos.

    Ciertamente, la tradicin acadmica haba puesto ms inters que lo tiene en constatar el fenmeno de mantenimiento de losvalores de colectivo en los femeninos romances, resultado de la con-servacin de los neutros latinos. Bien es cierto que este fenmenopuede inscribirse en un hecho ligado a la propia evolucin internadesde el indoeuropeo hasta el latn, que lleva a los plurales neutros aasimilarse a valores de colectivo, obviamente bajo la forma singu-lar. Se tratara de una especie de derivacin o traslacin semnticadesde la pluralidad del neutro hacia los valores solos del colecti-vo en palabras identificadas con los singulares en -a, femeninos, porlas razones diacrnicas aludidas.

    Sin embargo, la relativa abundancia de tales pluralia tantum vie-ne a mostrar otra lnea de evolucin que supone, por una parte, la nonecesaria asimilacin del neutro plural a los femeninos colectivos; y,

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    NEUTROS PLURALES LATINOS > femeninos pluralia tantum romances

    VESTIMENTA vestimenta(s) sacerdotales [pl.]VESTIMENTUM > (ant. cast.) vesti-miento vestido

    VISCERA vscera(s) [pl.] VISCUS, -ERIS (gener. plur.) VISCERA

    VICTUALIA vitualla(s) [pl.]VICTUALIS, -E ~ VICTUALIA vveres(deriv. de VICTUS, -US comida brat /plur. BRACCHIA > brate, lemn / lemne (< LIGNUM / -A), ou / oua (< OUUM / -A), etc., de tal manera que en la conciencia lingstica delhablante rumano estos sustantivos son masculinos aparentes en sin-gular y femeninos aparentes en plural; incluso en las gramticas ruma-nas al uso se les considera como sustantivos con dos gneros.

    De forma anloga sucede en italiano, donde encontramos oposi-ciones del tipo: il braccio singular / i bracci plural / le bracciacolectivo, il membro / i membri / le membra (< MEMBRUM), il lab-bro / i labbri / le labbra (< LABIUM), il frutto / i frutti / le frutta(< FRUCTUM FRUCTUS), etc., donde advertimos un plural femeni-no en -a (pues va precedido por el artculo femenino plural le, al igualque ocurre en rumano), en lugar del regular en -e (*le braccie; nosiendo posible, a diferencia del espaol, la aparicin de un singularfemenino analgico: esp. la hueva / it. *la braccia, etc.)17.

    DEL LATN AL ESPAOL: LOS NUEVOS GNEROS DEL ROMANCE (I)

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    17. Vid. Lausberg (1962/64: 605-606). Ulteriormente, en algunos casos pueden aparecer plura-les regularizados, con diferencias de significado, p. ej.: le frutte, cuyo grado de uso, en este caso, esmenor que le frutta. Por lo general, los plurales irregulares en -a, etimolgicos, hacen referencia a losvalores reales, frente a valores en cierto modo figurados de los plurales regulares, analgicos y mas-culinos, p. ej.: le frutta los frutos de los rboles / i frutti en sentido genrico, i frutti di mare maris-cos, tambin en el sentido de efectos, resultados; le membra los miembros del cuerpo humano / imembri los componentes de una comisin, por ejemplo, y en todos los casos en los que no se refiereal cuerpo humano. Obviamente, el mantenimiento del valor colectivo es variable.

  • BIBLIOGRAFA

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    BONIFACIO RODRGUEZ DEZ

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  • El comportamiento pragmalingstico en los documentos coloniales de Amrica1

    ELENA M. ROJAS MAYERUniversidad Nacional de Tucumn-CONICET (Argentina)

    1. INTRODUCCIN

    En esta oportunidad nos referiremos al comportamiento pragma-lingstico de los hablantes en la poca colonial, de acuerdo a cmose pone de manifiesto en los manuscritos hispanoamericanos2.

    Sin embargo, necesitamos hacer algunas consideraciones previas,debido a su cercana o coincidencia parcial con otros tipos de accio-nes que se valoran de manera distinta. Me refiero, por ejemplo, a lasactitudes, que suelen estudiarse desde la Sociolingstica por rela-cionarse especialmente con lo social.

    En el caso del comportamiento, en cambio, entendemos que, portratarse el lenguaje de una actividad humana que tiende a la comuni-

    AFA-LIX-LX 819

    1. Agradezco profundamente al Dr. Toms Buesa Oliver y a todo el Comit Cientfico del AFA elhaberme dado la oportunidad de participar en este Homenaje a la memoria del gran maestro y amigoManuel Alvar, cuyo querido recuerdo contina alimentando mi reconocimiento a su saber y a su gene-rosidad para conmigo.

    2. Estos documentos corresponden a (2001) Documentos para la historia lingstica de Hispano-amrica, Siglos XVI a XVIII, CDII. Compilacin de Elena Rojas Mayer: I, Canarias (Las Palmas de GranCanaria y Tenerife, siglos XVI-XVIII), con la coordinacin de Jos Antonio Samper, de la Universidadde Las Palmas de Gran Canaria y Javier Medina, de la Universidad de La Laguna (Espaa); II, Cuba(siglos XVI-XVIII), con la coordinacin de Antonio Garca Espaol, de la Universidad de Rovira Virgi-li, Tarragona (Espaa); III, Costa Rica (siglos XVI-XVIII) y Guatemala (siglo XVII), a cargo de MiguelQuesada Pacheco, de la Universidad de Bergen (Noruega); IV, Venezuela (siglos XVI a XVIII), con la coor-dinacin de Mara Josefina Tejera, Universidad Central de Venezuela, Caracas (Venezuela); V, Reino deNueva Granada (Colombia) (siglos XVI a XVIII), por Micaela Carrera de la Red, de la Universidad deValladolid (Espaa); VI, Ecuador (siglos XVII a XVIII), por Juan Snchez, de la Universidad de Valen-cia (Espaa); VII, Paraguay (siglos XVII a XVIII), con la coordinacin de Francisco Gimeno Menndez,de la Universidad de Alicante (Espaa); VIII, Estados Unidos de Norteamrica (siglo XVIII), por Clau-dia Parodi, Universidad de California (U.S.A.), y IX, Mxico (siglo XVIII), por Juan Miguel Lope Blanch,de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (Mxico).

  • cacin, interesa tener en cuenta el modo cmo procedan los indivi-duos de las colonias hispanoamericanas ante la interaccin lingsti-ca. En realidad son varios los factores que debemos reconocer en rela-cin a dicha conducta, algunos de los cuales coincidirn con los quedeterminan las actitudes, que podran interpretarse como una instan-cia previa al comportamiento. En su concrecin tienen mucho pesolos aspectos cognitivo y afectivo de orden individual, que se desa-rrollan a travs de la interaccin lingstica3, aunque no dejan deimportar otros detalles. Es fundamental la observacin de BeatrizLavandera (1992: 24), quien dice:

    ...lo caracterstico de subdisciplinas como la pragmtica, el anlisis deldiscurso y el anlisis de la conversacin es conceder prioridad al con-texto interpersonal o interaccional antes que al contexto social. [...]El contexto que se considera esencial para la comprensin de los enun-ciados o textos intercambiados incluye elementos propios de la psico-lingstica, como son las intenciones, las creencias y los razonamien-tos. Cuando se evocan factores sociales como el poder y el statusen estas subdisciplinas (v.g. Brown y Levinson, 1978), se integran enel anlisis a travs de la configuracin psicolgica del individuo.

    Por lo tanto, si bien valoramos en cuanto al comportamiento delhablante los factores histricos y sociales, reconocemos igualmentela influencia de los psicolingsticos y pragmalingsticos intervi-nientes en todo acto de habla. Pues el complejo proceder humano sesustenta diariamente gracias a las percepciones, creencias, senti-mientos y acciones predominantes en los individuos y en la sociedad,las que trataremos desde la pragmalingstica histrica, mediante laobservacin de distintas manifestaciones lingsticas volcadas direc-ta o indirectamente en los documentos coloniales.

    Dice M. Victoria Escandell Vidal (1993):

    La pragmtica es, por tanto, una disciplina que toma en consideracinlos factores extralingsticos que determinan el uso del lenguaje, pre-cisamente todos aquellos factores a los que no puede hacer referenciaun estudio puramente gramatical: nociones como las de emisor, desti-natario, intencin comunicativa, contexto verbal, situacin o conoci-miento del mundo van a resultar de capital importancia.

    ELENA M. ROJAS MAYER

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    3. Opina Gmez Macker (1999) que El ejercicio de su capacidad de hablar con-otros, permite alindividuo referirse a aquello que lo rodea, nominar el mundo de la realidad existente ms all de suscircunstancias, comprometer la vitalidad de su interlocutor, explorar las potencialidades del universo yde su propio pensamiento, ahondar y expresar su interioridad y, sobre todo, crear en colaboracin conotros, mundos de sentidos.

  • Al respecto, reconocemos en primer lugar la influencia del con-texto sociocultural en el comportamiento individual en diferentes cir-cunstancias, sabiendo que las realizaciones lingsticas estn siempreestrechamente ligadas, tanto en la oralidad como en la escritura. Puesel emisor elegir el tipo de texto y de registro que le convenga emplearen cada circunstancia, siempre condicionado por sus conocimientospreviamente adquiridos y el contexto en el que acta.

    Un inconveniente que se presenta para este tipo de apreciacionesa partir de la investigacin pragmalingstica de los DocumentosColoniales es que, al tratarse de textos de tipo oficial, puede incur-sionarse muy escasamente en la vida familiar. Pero de todos modospodemos acercarnos a travs de las declaraciones en algunos textosde documentos judiciales o de la correspondencia epistolar.

    En ellos es fundamental observar dnde y cmo se origina cadainstancia del procedimiento de los hablantes de la comunidad que nosinteresa, para medir a partir de all su importancia en la construccinde los textos de los que son partcipes. Por otra parte, debemos pres-tar atencin a la capacidad multifactica del ser humano, quien dis-pone de facultades como la inteligencia, el pensamiento, la voluntad,la memoria y la imaginacin, que intervienen en mayor o menor gra-do en la composicin personal que hace el hombre del mundo en sucomunicacin con el prjimo. Gracias a ellas el hombre desarrollauna serie de actitudes condicionadas fundamentalmente por su mane-ra de percibir la realidad.

    2. LOS EMISORES Y EL CONTEXTO

    Nos interesa analizar en primer trmino cul es la intencin delemisor a travs del comportamiento que elige en cada oportunidad.Dice Searle (1992: 36):

    ...el contenido Intencional, que determina las condiciones de satisfac-cin, es interno al estado Intencional: no hay manera de que el agentepueda tener una creencia o un deseo sin que stos tengan sus condicio-nes de satisfaccin4.

    La intencin del hablante de comunicarse mediante determinadossignos y otros no, tendr xito si se cumplen las condiciones de satis-

    EL COMPORTAMIENTO PRAGMALINGSTICO EN DOCUMENTOS COLONIALES

    AFA-LIX-LX 821

    4. El texto de Searle contina: Por ejemplo, parte de lo que es tener la creencia consciente de queest lloviendo, es ser consciente de que la creencia es satisfecha si est lloviendo.

  • faccin que, en este caso, ser la comprensin adecuada del conteni-do intencional que transmite el emisor. Ello estara relacionado a lasactitudes pragmalingsticas que se ponen de manifiesto individual ocolectivamente en una realidad de lengua. Observa Gmez Macker(1999: 183):

    La llamada actitud, segn la mayora de los expertos, es una tendencia,una disposicin anmica y conductual (favorable o desfavorable, procli-ve o adversa) adquirida por experiencia; un complejo estado mental per-sonal; un modo selectivo de proceder orientado hacia algo que apareceal individuo como dotado de algn valor positivo o negativo.

    Es decir que las actitudes consistiran en predisposiciones per-sonales o colectivas, encaminadas a valorar la realidad de determinadamanera segn la propia formacin intelectual y la voluntad del hablan-te o de una comunidad, y se revelan a travs de comportamientos,gestos, convicciones, prejuicios, creencias u opiniones, que depen-den a su vez de otros aspectos ntimos del locutor, especialmente desu relacin interactiva con el prjimo y con el contexto que lo rodea.En consecuencia, conviene tener en cuenta algunas caractersticassuyas que suelen reiterarse:

    a) Combinan conocimientos y valoracin.

    b) Echan races en lo ms profundo de la personalidad de cadaindividuo.

    c) Varan de un individuo a otro o de un grupo a otro.

    d) Son duraderas, pero a la vez permeables al cambio que puedeproducir el contexto o la situacin personal o grupal.

    e) Influyen en la accin individual y colectiva.

    En relacin a esta realidad, con la intencin de justificar dichatendencia, reiteramos el concepto de que todo comportamiento huma-no y modalidad de lengua estn regidos, en gran medida, por las acti-tudes de sus hablantes. Por lo que podemos decir que la lengua esresultado de un conjunto de actitudes de aceptacin o rechazo de par-te de una comunidad determinada, que se basa en creencias positi-vas o negativas profundamente arraigadas, situacin que decide acer-ca del comportamiento lingstico en la comunidad y que se pone demanifiesto mediante recursos gramaticales5.

    ELENA M. ROJAS MAYER

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    5. Al respecto afirma N. Donni de Mirande, en Actitudes lingsticas en Hispanoamrica, Resgesta, 24 (Fac. de Derecho y Ciencias So