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1 DE LOS BAILES DE CANDIL A LOS CAFES DE CANTE JORGE ANDÚJAR ESCOBAR

DE LOS BAILES DE CANDIL A LOS CAFES DE CANTE

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JORGE ANDÚJAR ESCOBAR 1 2 En La Carolina destacó entre todos, “El Cortijo Real”, el preferido de los aficionados al cante grande, los cuales se reunían a diario para decir sus coplas. En él se podían escuchar las mejores voces cantaoras de la zona, como José Maleno, 3

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DE LOS BAILES DE CANDIL A LOS CAFES DE CANTE

JORGE ANDÚJAR ESCOBAR

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En sus comienzos, el cante flamenco, o cante de los gitanos, se escuchaba principalmente en reuniones familiares, bodas, bautizos, etc., a donde acudían un reducido número de aficionados conocidos en el argot flamenco como “los cabales”, que eran personas entendidas en la apreciación del arte de los “cantaores”, “bailaores” y “ tocaores” de guitarra. Así desde finales del siglo XVIII hasta la década de 1840, había muy pocas personas fuera del círculo gitano que conocieran sus canciones. El cantaor o cantaora cantaba solo cuando tenía ganas de hacerlo, o cuando les “salía de adentro” o el ambiente festivo lo requería. Asimismo hay que recordar que “Los Cabales” es uno de los palos flamencos considerados como matrices, es decir, originarios, aunque en realidad, no son más que una seguiriya cambiá, atribuida a la célebre cantaora María Borrico. ¡Qué nombre tan feo para cantaora tan extraordinaria! Parece ser que esta cantaora era de raza gitana y que nació en San Fernando o Jerez de la Frontera a mediados del siglo XIX.

En cuanto al baile flamenco se podría decir exactamente lo mismo que del cante. El baile flamenco es individual, introvertido, se realiza en un espacio reducido, es abstracto (es decir no compone un argumento), requiere una gran concentración y la improvisación tiene una gran importancia. Conocemos datos bastante antiguos de él gracias a las descripciones de fiestas flamencas que hacen los viajeros extranjeros en sus libros, desde el siglo XVIII y durante el XIX. Al igual que en el cante, los bailaores no eran profesionales, se bailaba en los patios de las Tabernas o en las Cuevas. El baile era acompañado por guitarristas, en su mayoría, ciegos y se desarrollaban en fiestas nocturnas, que se realizaban a la luz de candiles, por eso se denominaban “Bailes de Candil”.

Sin embargo la popularidad del cante y el baile flamenco pronto iba a sufrir un cambio importante al encontrar un inmejorable medio de difusión: “Los Cafés Cantantes”. Los cafés, lugar de reunión política, artística o literaria mas distinguida que las tabernas, se impuso en España a partir de la segunda mitad de siglo XVIII, introducidos y regentados, muchos de ellos por italianos, ya que el rey Felipe V, muy aficionado a la música y el baile de dicho país, había traído a España gran número de maestros italianos. Estos habían quedado fascinados por los bailes andaluces y añadieron a ellos su técnica y estilo clásicos; resultado de ello fue la llamada Escuela bolera, que exigía bailarines entrenados y profesionales. Por otra parte las canciones y coplas andaluzas eran también muy populares en los cafés, los cuales cuando estaban amenizados por músicos se les llamaba “Cafés de Cante” o “Cafés Cantantes”.

Algunos investigadores datan la existencia de los cafés cantantes entre los años1847 y 1920; a partir de ésta década, comienzan su decadencia, entre otras razones, por la aparición de otros espectáculos como el cinematógrafo o las compañías de revistas musicales. Los cafés surgieron y se extendieron por Andalucía y el resto de España, con motivo del auge que toma en toda Europa este tipo de establecimientos con espectáculos musicales, no solo como entretenimiento, sino también como inquietud artístico-cultural; por otra parte, y en el caso de nuestra tierra, también por la necesidad de canalizar la expansión cada vez más pujante del costumbrismo andaluz. El público asistente a los primeros cafés empezó a cansarse de los programas de baile y canto que se ofrecían en aquellos años, y entonces fue cuando apareció un genial cantaor de

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flamenco: Silverio Franconetti, de origen italiano, quien cayó en la cuenta de que el cante y el baile de los gitanos podían ser una atracción bastante novedosa para aquellos cafés, y así en 1881 Silverio decidió abrir su propio establecimiento en Sevilla. Fue uno de los más importantes cafés cantantes de todos los tiempos. Actuaron en él Chacón, Enriqueta La Macaca, La Serrana, La Serneta, Pepa Oro, Miguel Macaca, Fosforito, Dolores La Parrala, El Perote, Paco El Sevillano, La Rubia, El Mezcle, El Chato de Jerez, La Bilbá, Carito, Antonia La Gamba, María y Juana La Macarrona, Carlota Ortega, Salud Rodríguez, Juan y Fernanda Antúnez, Carmelita Borbolla, La Geroma, La Malena, Antonio El Pintor y Paco el de Lucena, entre otros muchos artistas de la época. Al morir Silverio, en 1889, el café cantante cerró sus puertas.

Este primer Café Cantante dedicado exclusivamente al flamenco, creó también un espacio sociológico para los diferentes estratos de la sociedad sevillana, en el que el flamenco se desarrollaría con gran fuerza, actuando como amalgama de la misma. Silverio contrató a ciertos cantaores para su café, fijando las horas de trabajo y vigilando que cumplieran con su obligación, aunque esto no era fácil para los gitanos, acostumbrados como estaban a una vida libre. Pero de esta manera tenían la posibilidad de tener un ingreso seguro, a cambio de una vida bastante dura, que era la que les esperaba a los artistas que se contrataban en estos cafés. La ventaja era que podían comer cada día, pero la desventaja era que la calidad de la función empeoraba por repetición cotidiana del mismo espectáculo. Por otra parte, aunque la fama de Silverio como cantaor creció, para los gitanos era casi impensable e increíble un payo cantaor. En una anécdota se cuenta que, en cierta ocasión a una gitana no se le ocurrió otra critica que decir: “Mira Silverio cantas bien, pero tienes los pies muy grandes”; imagino que este comentario no le haría demasiada gracia a Silverio.

El decorado de los Cafés Cantantes era bastante sencillo, un salón amplio de columnas, ocupado con veladores de mármol, adornado con espejos y carteles con motivos populares como, corridas de toros, la Torre del Oro, la Giralda y otros. Mesitas y sillas, un “tablao” para los artistas y cuartos reservados para las comidas y juergas privadas del público adinerado, situados con frecuencia en el piso de arriba. El grupo flamenco en el tablao era muy parecido al de hoy en día: uno o dos guitarristas, bailaores y bailaoras, cantaores para el baile y cantaores que cantaban solos acompañados de la guitarra.

Poco a poco los Cafés Cantantes, se fueron estableciendo en Sevilla, Jerez, Cádiz, Puerto de Santa María, Málaga, Madrid, Granada, Barcelona, Bilbao, Córdoba, La Unión o Cartagena. Destacaron en Andalucía, en Córdoba: Salón Recreo, Café del Gran Capitán; en Almería: Café Santo Domingo, Café Lyón D'Or. En Granada Café de Cuellar y Café Suizo. En Cádiz Café de la Jardinera, Café del Perjil. En Málaga Café del Turco y Café de Chinitas. En Sevilla el Café del Burrero y el ya mencionado Café de Silverio. Se cuenta que el tablao del Café del Burrero era tan amplio, que en el se lidiaron en una ocasión becerros de casta. En cuanto a la provincia de Jaén, el número de Cafés Cantantes fue numeroso, la mayoría de ellos situados en las localidades de La Carolina y Linares, (centros neurálgicos de la gran expansión minera del plomo en aquella época), y algunos otros en Jaén capital y Andujar.

En La Carolina destacó entre todos, “El Cortijo Real”, el preferido de los aficionados al cante grande, los cuales se reunían a diario para decir sus coplas. En él se podían escuchar las mejores voces cantaoras de la zona, como José Maleno,

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Tres Dedos, El Morao, El Niño de la Huerta, Joaquín “El Carretirello”, El Carbonerillo, y también la famosa bailaora y cantaora Custodia Romero. Aunque vivió más tiempo en Linares y La Carolina, fue en Baeza donde nació en 1904 Custodia Romero, que tenía el sobrenombre de la “Venus de bronce” gracias a la tez moruna y gitana que lucía en su bello rostro. Por Custodia Romero bebieron los vientos el torero Cagancho, el boxeador Paulino Azcudum y el pintor Julio Romero de Torres, que trasladó varias veces al lienzo la belleza de la Venus. Custodia actuó un día en Melilla en un homenaje a la Legión y enamoró a más de cien legionarios, hasta al propio Millán Astray, quien le regaló un mantón de Manila.

En cuanto a nuestra ciudad, el número de Cafés Cantantes fue bastante importante, y así podemos recordar entre ellos: El Café Español, que abrió sus puertas en 1870 y se encontraba en el antiguo convento de San Juan de Dios en la calle llamada entonces Pontón; estuvo abierto solamente dos años. El Café Industrial, situado en la calle Los Castillos y que se mantuvo hasta 1895. El Café Minero, ubicado en la Plaza de San Francisco, cuya aparición data de 1880 y que se mantuvo en servicio cuatro años. Café La Amistad surgido en 1885 y de una larga vida, ya que se mantuvo hasta 1934. También longevo fue el Café El Fomento, inaugurado en 1888 y abierto hasta 1912; se encontraba en calle Carnecería. Café La Perla aparecido alrededor de 1900, situado en el Pasaje del Comercio. Café El León, situado en la calle Los Castillos y aparecido el año 1915. Hubo otros varios de vida muy efímera, provocado sobre todo por los numerosos altercados y faltas graves de orden público que se producían en los mismos, debido a los excesos con la bebida, el juego y a la prostitución más o menos encubierta, con heridos y muertos en varias ocasiones, lo que daba lugar en la mayoría de los casos, a su cierre por parte de la autoridad.

Por todos ellos pasaron los mejores cantaores y bailaores de flamenco de la época como, Basilio, El Bacalao, Luis Soriano, El Tonto Linares, El Frutos y el más conocido actualmente Cabrerillo de Linares. Otros grandes cantaores linarenses fueron El Personita y El Tonto Caricadiós, cantaor gitano que aunque no era profesional, “donde cantaba se venía too abajo. En los cantes de madrugá y por tarantas, era el mejor de todos los tiempos”, se decía en Linares. También es de recordar el bailaor Enrique el Jorobao de Linares, del que se decía que tenía dos jorobas, una delante y otra detrás; sin embargo, cuando empezaba a mover los brazos, decían los entendidos que hasta se ponía bonito y le desaparecían las jorobas. Fuera del género flamenco no podemos olvidarnos de la cupletista linarense Salud Ruiz; iniciada en los Cafés Cantantes de nuestra ciudad, se convirtió en una figura importantísima de dicho género en los años diez y veinte y que aparecería en escenarios de toda España junto a otras famosas cupletistas como Raquel Meller, Candelaria Molina, Pastora Imperio y Estrellita Castro. En 1926 durante una de las giras por España del famoso cantante de tangos argentino Carlos Gardel, compartió cartel con él en varias actuaciones en teatros del país vasco y Cantabria. Salud Ruiz fue la gran difusora, (la creadora fue Lola Montes), de la canción “El novio de la muerte”, elegida al poco Himno de la Legión.

En general se puede decir que la existencia de los Cafés Cantantes, fue favorable, en principio para la difusión del cante y el baile flamenco, pero al mismo tiempo fueron el origen de su progresivo deterioro, convirtiéndose poco a poco en un tipo de cante y baile comercial y “sin ningún tipo de embrujo”, al que autores como Falla y Demófilo, entre otros, consideraron como una degeneración del género gitano,

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ya que al mezclarse éste con el folclore andaluz dio lugar a otro tipo de arte conocido como “el flamenco”. A finales de 1908 se comenzó a observar ya definitivamente un cansancio, una decadencia del cante. El flamenco comenzó a perder fuerza y poder, lo cual era comprensible dado el carácter gitano de no obedecer órdenes. Por otra parte el beneficio económico había alcanzado gran importancia y finalmente se notó por parte de los artistas una falta de interés por renovarse. Al mismo tiempo aceleró su desaparición de estos escenarios, las llamadas fases teatral y operística, pues la ópera, la zarzuela y el teatro, estaban mejor vistos por el público en general y eran considerados espectáculos más selectos para la sensibilidad de los ciudadanos, según aseguraban los detractores de los Cafés Cantantes; además, según ellos, era el mejor camino para la cultura, que por supuesto también las clases obreras debían de recorrer.

En el caso de Linares, La Carolina y el resto de la cuenca minera, gracias a los citados cafés se dio a conocer a todo el público ese tesoro del cante de nuestra tierra que es “la taranta”; cante duro, difícil, desgarrado en muchos casos, “ la taranta” da a conocer en sus letras los sufrimientos, las penas y los amores de los mineros, y constituye unos de los palos del flamenco más difícil de cantar. En las tabernas, en las reuniones de mineros y posteriormente en los tablaos de los cafés, surgieron cantaores especializados en este tipo de cante, llegando muchos de ellos a hacerse profesionales. Al contrario que con los cantes gitanos, la taranta nació con los payos mineros y por tanto apenas perdió alguna de sus esencias en los tablaos de los cafés cantantes; podemos decir que “la taranta” nació ya como un cante flamenco.

Por las salas y tarimas de la mayoría de los Cafés Cantantes, pasó todo lo mejor del género del flamenco y el más insospechado, variopinto y abigarrado mundo de las variedades: Circo, Teatro, Musicales, Chirigotas, etc. Como ejemplo recordar que Pauloski, empresario ruso del teatro de Moscú, viajó a Sevilla en 1894, con el propósito de contratar a las primeras cantaoras y bailaoras de flamenco con el fín de introducir sus espectáculos en los teatros de las principales ciudades de Rusia. Con el paso de los años, el teatro, las revistas musicales, la radio, las gramolas y los discos de pizarra, y como ya hemos comentado el cinematógrafo, hicieron que el flamenco pudiera ser conocido en todo el mundo, aunque se quedaran en el camino muchas de las esencias de ese cante que nació de las raíces más profundas del pueblo andaluz, payo o gitano, ¿que más dá?

FUENTES: Cafés Cantantes. (flun.cica.es/flamenco_y_universidad/.../b/.../2.htm) CAFÉS DE CANTANTES Y ARTISTAS. (elhorizontedetuslabios.ning.com/..) La Sociedad baezana a lo largo de su historia. ( www.juntadeandalucia.es/.../baeza.) EL MUNDO DEL FLAMENCO. (www.serraniaderonda.com/flamenco/historia.htm) Cafés Cantantes de Sevilla. (users.skynet.be/duendeflamenco/cafessevilla.html) Ana María Díaz Olaya. (Minería, flamenco y cafés cantantes en Linares, 1868-1918)

Linares 9 de Abril del 2011. Jorge Andujar Escobar