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¿De qué emergencia Hablamos? En Consejo de Ministros televisado, el gobierno decretó emergencia nacional a causa del rebrote de casos Dengue en Honduras. Esta acción, positiva en sí misma porque busca hacer frente a una plaga que está afectado a mucha gente pobre del país, también puede dar pie a unos gastos millonarios que, al no cumplir con los debidos procedimientos que establece la ley, justamente por tratarse de gastos de emergencia, pueden ser ocasión para la malversación y para el uso perverso de los bienes de la nación. Preocupa, por ejemplo, que a la par de este decreto de emergencia, se hayan comprado doce millones de lempiras en medicamentos, los cuales aun siguen brillando por su ausencia en las farmacias de los centros de salud y hospitales públicos, donde los pacientes regresan a sus casas con las recetas en las manos, o cargados de acetaminofen para calmar sus enfermedades del hígado, de la diabetes, de leucemia o de infecciones en la garganta. La propagación del dengue está muy extendida en estos días, pero es una enfermedad viral permanente en Honduras, así como lo es también la falta de voluntades políticas y de acciones conjuntas por parte de las autoridades e instituciones públicas. La enfermedad del dengue es tan reincidente en nuestro país como la malversación y el tráfico de influencias por parte de los políticos y funcionarios públicos. Tan enfermos son los picados por el zancudo transmisor del dengue como el propio sistema de salud en manos de ministros, funcionarios, médicos y enfermeras que en su puesto son expertos en traficar con las enfermedades de los pobres. Está bien la emergencia por el dengue. Sin embargo, mucho más niños y niñas mueren por diarrea o por enfermedades respiratorias, y muchas más personas están siendo afectadas por la malaria, y el sistema de salud y el Estado se encuentran inmunes ante este drama social. ¿Por qué hoy la emergencia? ¿Por qué no emergencia frente a otras enfermedades que desde hace tanto tiempo provocan tanta daño y muerte? ¿Qué correspondencia hay entre esta emergencia por el dengue y la necesidad del gobierno de conseguir respiro ante una crisis que no lo deja ni lo dejará sobre vivir con tranquilidad? Es inevitable: la enfermedad del Dengue, es un claro reflejo del sistema sanitario hondureño, un sistema colapsado, atrapado entre los intereses de varios políticos, profesionales de la medicina y farmacéuticas, que siguen haciendo negociazos con la salud del pueblo hondureño. Y así seguiremos hasta que la gente enferma y los sectores sociales levanten su frente y con su dignidad manden al carajo a tanto pícaro que se hace rico a costa de las enfermedades de los pobres, y avancemos en la construcción de un sistema de salud en donde toda la gente tenga iguales oportunidades y corra por igual los mismos riesgos. Nuestra palabra | 07 Julio 2010

¿De qué emergencia hablamos? - 07 julio 2010

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Page 1: ¿De qué emergencia hablamos? - 07 julio 2010

¿De qué emergencia Hablamos?

En Consejo de Ministros televisado, el gobierno decretó emergencia nacional a causa del rebrote de casos Dengue en Honduras. Esta acción, positiva en sí misma porque busca hacer frente a una plaga que está afectado a mucha gente pobre del país, también puede dar pie a unos gastos millonarios que, al no cumplir con los debidos procedimientos que establece la ley, justamente por tratarse de gastos de emergencia, pueden ser ocasión para la malversación y para el uso perverso de los bienes de la nación.

Preocupa, por ejemplo, que a la par de este decreto de emergencia, se hayan comprado doce millones de lempiras en medicamentos, los cuales aun siguen brillando por su ausencia en las farmacias de los centros de salud y hospitales públicos, donde los pacientes regresan a sus casas con las recetas en las manos, o cargados de acetaminofen para calmar sus enfermedades del hígado, de la diabetes, de leucemia o de infecciones en la garganta.

La propagación del dengue está muy extendida en estos días, pero es una enfermedad viral permanente en Honduras, así como lo es también la falta de voluntades políticas y de acciones conjuntas por parte de las autoridades e instituciones públicas. La enfermedad del dengue es tan reincidente en nuestro país como la malversación y el tráfico de influencias por parte de los políticos y funcionarios públicos. Tan enfermos son los picados por el zancudo transmisor del dengue como el propio sistema de salud en manos de ministros, funcionarios, médicos y enfermeras que en su puesto son expertos en traficar con las enfermedades de los pobres.

Está bien la emergencia por el dengue. Sin embargo, mucho más niños y niñas mueren por diarrea o por enfermedades respiratorias, y muchas más personas están siendo afectadas por la malaria, y el sistema de salud y el Estado se encuentran inmunes ante este drama social. ¿Por qué hoy la emergencia? ¿Por qué no emergencia frente a otras enfermedades que desde hace tanto tiempo provocan tanta daño y muerte? ¿Qué correspondencia hay entre esta emergencia por el dengue y la necesidad del gobierno de conseguir respiro ante una crisis que no lo deja ni lo dejará sobre vivir con tranquilidad?

Es inevitable: la enfermedad del Dengue, es un claro reflejo del sistema sanitario hondureño, un sistema colapsado, atrapado entre los intereses de varios políticos, profesionales de la medicina y farmacéuticas, que siguen haciendo negociazos con la salud del pueblo hondureño. Y así seguiremos hasta que la gente enferma y los sectores sociales levanten su frente y con su dignidad manden al carajo a tanto pícaro que se hace rico a costa de las enfermedades de los pobres, y avancemos en la construcción de un sistema de salud en donde toda la gente tenga iguales oportunidades y corra por igual los mismos riesgos.

Nuestra palabra | 07 Julio 2010