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reseña
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Declaración personal
He decidido que no quiero ser más historiador. Quiero ser aguafiestas, pirómano, anarquista, melancólico, maldito, pero no historiador. Quiero ser asesino serial de mitos, hereje, vagabundo, gozador, enólogo, idiota, escribidor mediterráneo, pero no coleguita de quienes hoy creen que cortan el jamón. Para seguir siendo lo que soy requiero ser inoportuno, malévolo, afilado, crispado, en ristre, incrédulo, réprobo, quejoso, escéptico, odioso, maltrajeado, bronquial, hirsuto y alejado. No quiero la paz del cementerio intelectual donde reposan quienes antes vivieron expresando su insatisfacción. No quiero el acomodo. No quiero ser coleguita de tanta sabandija. No quiero la salud de los adaptados. Prefiero el malestar de los impropios.
25 años sin el MuroLa partición de Alemania en dos sectores entre 1961 y 1989 fue uno de los experimentos geopolíticos y sociales más perversos de los últimos años. La división en una Alemania Occidental y otra Oriental permitió legitimar la presencia de los vencedores del nazismo, sin que sus líderes se percataran de que estaban repitiendo los mismos errores cometidos en la Primera Guerra Mundial. Al apropiarse de cada uno de los sectores que le correspondían, ambos bloques tomaron su mitad de Alemania y a los alemanes que vivían en esta como conejillos de indias para probar sus postulados políticos y económicos.
El resultado lo conocemos, y es bueno que ahora conmemoremos un aniversario más del fin del Muro que separó a familias impidiendo verse casi por una generación. Puede que algo así nos parezca inaudito el día de hoy, y basta que incorporemos dicho episodio dentro de la Guerra Fría para que nos parezca más lejano aún. Sin embargo, un país partido por la mitad como consecuencia de un conflicto y viviendo bajo ideologías opuestas –una más exitosa que la otra– es algo que tenemos presente en nuestro globo, de modo que basta aproximarnos al caso de Corea del Norte y Corea del Sur para tratar de comprender lo que experimentaron los alemanes entre 1961 y 1989.
La población de ambos lados del Muro en Alemania estuvo lejos de quedarse de brazos cruzados. En las casi tres décadas de separación, desplegaron una serie de recursos, unos más ingeniosos que otros, para romper el cerco. Quizás uno de los más intentos más sorprendentes fue el del acróbata Horst Klein al pasar por encima del Muro por un cable; Klein cayó pero lo hizo del lado occidental, completando su misión. Otros fueron más avezados y aprovecharon que sus carnets
del Club Playboy de Munich eran muy similares a los pasaportes diplomáticos, para buscar confundir a los guardias y conseguir pasar la barrera. Asimismo, los guardias, en número de 1.300, fueron un grupo importante de quienes lograron saltar la cerca y pasar al lado oeste.
De modo que la reunificación no conmemora tan solo una gran narrativa del fin del bloque oriental, sino la de decenas y centenas de miles de pequeñas historias personales de reencuentros, ilusiones y – también hay que indicarlo– frustraciones ante lo que se esperaba fuera una Alemania comunista más próspera que su contraparte occidental. La película Good Bye Lenin (2003) capturó esa transición agridulce entre un mundo que ya se había derrumbado del todo del lado de la Alemania comunista y la ansiedad que provocaba la integración con un sistema del que se les había enseñado a no imitar y a rechazar a como dé lugar. Baste indicar que las dos Coreas aún siguen tratando de crear puentes en común, y con momentos muy breves donde ciudadanos de ambos lados de la frontera pueden reencontrarse luego de años de no verse.
Estimado Postulante
La dirección que consigne sirve para las notificaciones futuras como es el caso de la Resolución de nombramiento en caso corresponda.Por otro lado, el único día para el examen de competencias y liderazgo para quienes
postulan al cargo de Supervisor de Grupo es el día 23 de noviembre a nivel nacional.
Atentamente.-
Estimado Postulante
De acuerdo a lo informado por el área de sistemas ud. ya se encuentra registrado.
Si desea MODIFICAR los datos de la inscripción debe hacer click en el enlace que recibió en su correo electrónico. (revise en su bandeja de entrada la carpeta SPAM o correos no deseados, en caso no lo encuentre en la bandeja de entrada el correo que le indica si desea hacer alguna modificación a los datos de su inscripción)
Atentamente.-
________________________
Comité Nacional
3er Concurso Interno de Méritos
Por: Rafael Almonte. Hemos escuchado en diferentes momentos de nuestras vidas algo referido al poder, está vez haremos una descripción lo más objetivo posible sobre las ansias de poder "político", muchos relacionarán el poder político con aquellas personas que desempeñan un cargo público ó pretender asumir alguno, las ansias de poder fundamentalmente es debido a que hay quienes creen que asumiendo un cargo público realizan el negocio de su vida, los posiciona en la sociedad, hay un crecimiento en el ego, han de ser los "distintos " en la sociedad, y para tal fin usan todos los medios posibles, desde promesas electorales hasta actividades alejadas y prohibidas de la ley, y dicen "en política todo es válido ", pero si nos evocamos estricta y objetivamente a la definición de Política, a política (del latín politicus y ésta del griego antiguo πολιτικός 'civil, relativo al ordenamiento de la ciudad o los asuntos del ciudadano'), es decir la política es el ejercicio del poder que busca un fin trascendente, y podemos añadir un fin colectivo. Recorriendo varios espacios de organización política me he topado con personas con esa ansias de poder político, uno los identifica de inmediato, por sus actos los conocerás, son aquellos que llegan a tu cuadra, casa, faltando meses para unas elecciones políticas, aquellos que hacen de estos cargos públicos un negocio familiar, y cuando asumen dicho cargo, no nos escuchan los reclamos de mejoría y creen que nos hacen un favor inagurando alguna obra pública, y en esto tiene mucho que ver los medios de comunicación, se ha distorsionado la definición de política, esa no es la que anhelamos, y bueno a esos hambrientos de poder político, tarde o temprano se les cae la careta, por sus actos los conocerás! Saludos fraternos.
Julia Saltzmann, editora de Alfaguara en Argentina, y amiga personal de Aurora, refleja la
personalidad de esta mujer.
Muere Aurora Bernárdez, viuda de Cortázar y clave en su vida literaria8 NOV 2014 - 12:56 CET 1
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Julio Cortázar
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No hay duda de que editar la obra de Cortázar es un privilegio, y una de
las satisfacciones más grandes que me deparó el trabajo. Y ese privilegio
tuvo una añadidura que no olvidaré: conocer y tratar a Aurora Bernárdez.
Veníamos comunicándonos formal y cordialmente por fax durante los
primeros tiempos hasta que nos vimos en Buenos Aires en 2004. La
primera impresión que tuve de ella es la que se mantuvo en el tiempo (y es
que siempre supo ser muy ella, hasta el final): conversadora, curiosa,
expresiva… y rigurosa. Sin duda sabía el valor de las palabras: todas las
que decía tenían su razón de ser y esperaba lo mismo de su interlocutor.
Pequeña y activa, en su casa de París se movía de un cuarto al otro, de una
planta a otra para atender a las visitas, para buscar un libro o mostrar una
foto. Todos los días daba largos paseos, leía mucho y cumplía con su
trabajo: el cuidado de la obra de Cortázar. Con Aurora, Carles Álvarez
Garriga y Gabriela Franco editamos las últimas obras inéditas de
Cortázar: Papeles inesperados, los cinco tomos de correspondencia, Clases
de literatura y finalmenteCortázar de la A a la Z. Tuvimos en común la
contracción al trabajo, el amor por la obra de Cortázar, la consideración
del detalle, y aun a la distancia la manía de dar lo mejor. También puedo
decir que nos divertimos en esa cofradía de cuatro.
La vi por última vez en el último marzo. Entusiasta como era, estaba
empeñada en preparar una antología del poeta argentino Francisco Luis
Bernárdez, su medio hermano, y quería también salvar su biblioteca. Como
siempre, esta mujer, que nunca usurpó protagonismo, tenía sus propios
planes. Quien quiera conocerla mejor, asomarse a su vida, que ya es
pasado, lea Cartas a los Jonquieres, o busque en Cortázar de la A a la Z la
A de Aurora, y encontrará a la joven lectora, a la muchacha enamorada, a
la mujer que supo jugar y supo cumplir. Un carácter. Una vida.
Ricardo III, la conciencia de hierro
Juan Diego, sumergido en la atormentada mente del monarca inglés, batalla contra los espectros de los muertos que ha dejado en el camino hasta el trono. Sueños y visiones del rey Ricardo III, versión del texto shakesperiano firmada por Sanchis Sinisterra y dirigida por Carlos Martín, se estrena este jueves en el Teatro Español.
ALBERTO OJEDA | 31/10/2014 | Edición impresa
Juan Diego viaja al epicentro de la conciencia de Ricardo III. Foto: Sergio Enríquez-Nístal.
Desciende del trono Ricardo III. Se quita la túnica y la corona. Baja también del
escenario por una escalerilla. La joroba que puntea su negro jubón se balancea por
el pasillo del patio de butacas del Teatro Español. Avanza como un cuervo
amenazante. Enfila la cafetería y toma asiento en uno de los veladores. En el
minuto aproximado que dura el trayecto, el siniestro personaje se va
desvaneciendo al tiempo que emerge la persona. Pero ese proceso no se completa
del todo. Durante sus explicaciones, a Juan Diego se le escapan ademanes y
visajes del monarca inglés: miradas extraviadas intentado enfocar el abismo,
golpes de cólera con su mano ortopédica en el mármol de la mesa... Con la
derecha, la sana, zarandea al entrevistador para evidenciar el ansia de contacto
físico de Ricardo III, que desde su infancia ha sido relegado en los afectos de sus
familiares.
Ha interrumpido Juan Diego los ensayos de Sueños y visiones del rey Ricardo III,
versión de Sanchis Sinisterra de la obra de Shakespeare, que se estrena este
jueves 6 de noviembre en el coliseo de la Plaza de Santa Anta. Carlos Martín
(Transición, Picasso adora la Maar) capitanea un montaje con un elenco con solera:
Ana Torrent, Terele Pávez, Carlos Álvarez-Novoa, Asunción Balaguer... Todos
arropan al actor sevillano, enfrentado a uno de los más serios desafíos
interpretativos de su extensa carrera. Sumergirse en la negrura del alma de este
mito shakesperiano no es un pasatiempo. Kevin Spacey confesaba en el
documental In the Wings of a World Stage que encarnar a Ricardo III había sido
una de sus experiencias vitales más extremas: “Para interpretarlo hay que ir a
lugares que no deseas visitar, reflexionar sobre las cosas de tu vida de
las que te arrepientes y desenterrar toda la mierda. Luego tienes que tener
la valentía de compartirlo con el público y decir: aquí me tenéis, no tengo nada que
esconder, este soy yo”.
Juan Diego asiente al escuchar la descripción de su colega: “Sí, es así. Pero es así
siempre, hasta cuando haces una comedia de tesis. El actor ha de buscarse, rascar
en sí mismo con las uñas hasta dar con todas esas identidades que le componen y
le permiten transformarse en el escenario. Si no, nuestro trabajo sería un mero
recitativo. Es cierto que papeles como Ricardo III exigen un plus. Uno tiene que
transmitir la fascinación por el mal y por el poder. Pero para hacerlo no hace falta
irse a Marte a buscar la inspiración. Esas pulsiones las tenemos todos dentro, en
rincones oscuros. Ahí es donde he tenido que viajar”.
Juan Diego es una garantía para que Shakespeare suene orgánico, no con un soniquete palaciego"
La propuesta de Sanchis Sinisterra, además, demanda una desnudez absoluta. El
autor valenciano pretende radiografiar la conciencia de Ricardo III, mucho más que
reincidir en su voraz deseo de medrar, epicentro de la mayoría de puestas en
escena. Este planteamiento lo posibilita una modificación en la secuencia original
de los acontecimientos. Justo después de su famoso parlamento inicial (Ahora el
invierno de nuestro descontento se vuelve verano con este sol de York...), aparece
Ricardo III en su tienda de campaña, la noche antes de la Batalla de Bosworth, que
sellará su trágico final. Sanchis Sinisterra traslada esa escena (la tercera del
quinto acto) al comienzo y a partir de ahí traza un prolongadoflash
back que repasa su sangrienta andadura hasta el trono de
Inglaterra.Todos los cadáveres con los que ha jalonado su ascenso se le aparecen
en forma de espectros, escupiéndole su desprecio: “¡Desespera y muere!”, repiten.
Sanchis Sinisterra, especialista en la revisión de los clásicos, explica el objetivo de
su fórmula: “Alterando notablemente la estructura, organizando sus escenas,
personajes e interacciones según otros principios compositivos, concentrando
espacios, tiempos, diálogos y situaciones en torno a un nuevo centro
dramatúrgico, recurriendo a procedimientos y convenciones más o menos
frecuentes en la escenacontemporánea, la presente (per)versión propone, más que
una reflexión sobre la ambición humana, una interrogación sobre eso que
llamamos conciencia, ese espejo interior, tan a menudo turbio, en cuyo azogue se
reflejan y refractan los actos que nos definen ante el mundo y ante nosotros
mismos”.
La figura de Ricardo III, como advierte Carlos Martín, adquiere así una presencia
tridimensional. “La podemos observar en tres planos. El real, la víspera de la
contienda, ansioso y vislumbrando su caída. El del recuerdo, al evocar el trauma
que le ha originado el desapego emocional de su entorno y la deformidad física. Y,
por último, el de la enajenación, con la visión de los fantasmas, a los que se
enfrenta, porque no siente arrepentimiento ni hay posible marcha atrás.
Sabe que sólo tiene una alternativa: la autodestrucción”.
En la estética del montaje predomina el clasicismo. Carlos Martín hizo una versión
experimental de Ricardo III en 2007, producida por el ya difunto Centro Dramático
de Aragón, y ahora quería darle un enfoque más canónico. Eso sí, los delirios y las
ensoñaciones del rey son remarcados con el vuelo de tules, juegos lumínicos y
algunas proyecciones. Su preocupación máxima es que el ensamblaje de esos tres
estratos no chirríe. También ha procurado cuidar la palabra al máximo. “Es
esencial conservar la musicalidad de Shakespeare, que el texto suene orgánico y
no como un soniquete palaciego. Aunque en eso Juan Diego es una garantía”.
El veterano actor recoge el guante. No titubea. Su seguridad se reafirmó la pasada
temporada, en la que desplegó su primer monólogo (La lengua madre, de Juan José
Millás). “Aprendí a manejar las energías que se concentran en una sala y provocar
su combustión”, recuerda. Esta vez el incendio sobre las tablas del Español parece
inevitable. De vuelta al ensayo, su gesto se va tensando. Carraspea para aclarar la
voz y empieza a mascullar la rabia de Ricardo III: “He determinado probarme cual
villano y odiar los frívolos placeres de estos días”. Pobre del que se cruce en su
camino.