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Male en acción. Junto a dos de sus pequeños pacientes. Fuera del destacamento sanitario acechan la guerra, la pobreza y la hambruna. Foto Gentileza Magdalena Goyheneix Ver más fotos Historias de vida Diario de una joven pediatra al límite Tras conocer a la Madre Teresa de Calcuta, la argentina Magdalena Goyheneix se unió a Médicos Sin Fronteras y viajó en misión al Africa. Aquí, la crónica de su experiencia y algunos fragmentos de las notas que tomó a lo largo de su recorrido por el continente negro Domingo 1 de agosto de 2010 | Publicado en edición impresa Chad, domingo 26 de agosto de 2007 Hoy fue un día duro en Am Timan. (En) el hospital había un chiquito que se estaba muriendo, se nos escapó de las manos, a los dos minutos de llegar se murió enfrente nuestro... Tenía una neumonía y ya no había nada para hacer, fue muy triste. Después vimos otro con malaria severa que también se murió, y una tercera chica con un abdomen agudo quirúrgico, que parecía perforado. No pudimos encontrarle una vía ni ponerle una sonda vesical, lo único que pudimos hacer fue darle morfina subcutánea. Ojalá salga bien. En su choza pequeña y mal ventilada, sobre el ínfimo colchón tirado en el piso de tierra roja y debajo del mosquitero, Magdalena Goyheneix dejó el diario que estaba escribiendo, puso la cara entre las rodillas, abrazó su cabeza con ambas manos y empezó a llorar. Hacía menos de 24 horas que había llegado al Africa, a Chad, en la misión argentina de Médicos Sin Fronteras y se preguntó si sería capaz de soportar tanto olvido. Ella, dice, había estudiado medicina en la Universidad de Buenos Aires justamente para "esto". Y "esto" -sanar, remediar, curar y ayudar- es tan imposible en ese pueblo innombrable como conseguir agua potable o comida; evitar la violencia de género, la muerte por desnutrición, las mordidas de las hienas. Nada podía hacer ella, nada, ni siquiera contra esas enfermedades "comunes" que en otros países del mundo se curan con antibióticos de un dólar. Pero los antibióticos en Africa son menos frecuentes que los diamantes. Male, como la llaman todos, se consoló durante sus primeros días africanos escribiendo ese Diario de una joven pediatra al límite - lanacion.com http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1290113 1 de 7 03/12/10 10:19

Del Garraham al Africa

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Valiente testimonio de Magdalena Goyheneix, medica pediatra argentina, integrante de Medicos sin fronteras. Estuvo dos veces de mision en el Africa.

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Male en acción. Junto a dos de suspequeños pacientes. Fuera deldestacamento sanitario acechan laguerra, la pobreza y la hambruna.Foto Gentileza MagdalenaGoyheneix

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Historias de vida

Diario de una joven pediatra al límiteTras conocer a la Madre Teresa de Calcuta, la argentina Magdalena Goyheneix

se unió a Médicos Sin Fronteras y viajó en misión al Africa. Aquí, la crónica de su

experiencia y algunos fragmentos de las notas que tomó a lo largo de su

recorrido por el continente negro

Domingo 1 de agosto de 2010 | Publicado en edición impresa

Chad, domingo 26 de agosto de 2007

Hoy fue un día duro en Am Timan. (En) elhospital había un chiquito que se estabamuriendo, se nos escapó de las manos, a losdos minutos de llegar se murió enfrentenuestro... Tenía una neumonía y ya no habíanada para hacer, fue muy triste. Despuésvimos otro con malaria severa que tambiénse murió, y una tercera chica con unabdomen agudo quirúrgico, que parecíaperforado. No pudimos encontrarle una vía niponerle una sonda vesical, lo único quepudimos hacer fue darle morfinasubcutánea. Ojalá salga bien.

En su choza pequeña y mal ventilada, sobre el ínfimo colchón tirado en el piso de tierraroja y debajo del mosquitero, Magdalena Goyheneix dejó el diario que estaba escribiendo,puso la cara entre las rodillas, abrazó su cabeza con ambas manos y empezó a llorar. Hacíamenos de 24 horas que había llegado al Africa, a Chad, en la misión argentina de MédicosSin Fronteras y se preguntó si sería capaz de soportar tanto olvido.

Ella, dice, había estudiado medicina en la Universidad de Buenos Aires justamente para"esto". Y "esto" -sanar, remediar, curar y ayudar- es tan imposible en ese puebloinnombrable como conseguir agua potable o comida; evitar la violencia de género, lamuerte por desnutrición, las mordidas de las hienas. Nada podía hacer ella, nada, nisiquiera contra esas enfermedades "comunes" que en otros países del mundo se curancon antibióticos de un dólar. Pero los antibióticos en Africa son menos frecuentes que losdiamantes.

Male, como la llaman todos, se consoló durante sus primeros días africanos escribiendo ese

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diario que hoy, en su departamento de San Isidro, mate de por medio, nos confía.

Como nos confía el pequeño angelito de yeso pintado de colores que fue su amuletodurante toda la campaña, incluso cuando caminaba entre las balas, la perseguían paraecharla, ayudaba en un parto difícil o se sentía morir por la malaria que la tuvo tiradacomo a un perro rabioso del que todos escapaban.

Male es tan pequeña que, como ella misma dice a carcajadas, "estudié pediatría porquecon este tamaño sólo un nene puede creer que soy médica". Tiene 33 años, es flaca comoun fideo, sencilla, humilde, risueña y valiente sin concesiones. Porque con su metrocincuenta y dos de humanidad tuvo a cargo un hospital en Níger, donde atendió a 280chicos internados por desnutrición aguda severa, uno de los males más comunes en esecontinente misterioso, asediado por las hambrunas, las guerras, la corrupción, el sida y elimplacable hombre blanco.

Jueves 6 de septiembre de 2007

Ya pasó más de una semana y las cosas van cambiando (¿o yo voy cambiando?). Todo meparece un poco más "normal". La casa, los bichos, el baño, la comida, el calor, la tierra, lossonidos, los colores. También para la gravedad y el estado de los pacientes, creo que bajéel umbral, pero no termino de "acostumbrarme" (aunque tampoco creo que sea bueno) aver tanta gente necesitada o sufriendo. No siempre es mucho lo que podemos hacer, nitampoco son claros los diagnósticos; caminamos un poco a ciegas, con intuición ytratando de cubrir lo más grave (...). Es una cuestión de practicidad: de defender la vidacon pocas armas pero con astucia, fuerza, ganas y esperanza. Se ganan algunas batallas yeso te hace sentir que vale la pena la lucha; frente a otras estamos totalmentedesarmados, y son nuestros pacientes, sus mamás y su apego a la vida los que luchanhasta el fin. Estoy impresionada por la resistencia humana, pero no orgullosa de eso:querría que esta gente no tuviera que "resistir" tanto, aligerarle un poco la carga...

Male cree que decidió estudiar medicina para curar a gente como su tío Jorge, un hombreque padecía esquizofrenia y que lloraba desolado delante de ella cuando todavía era unanena. "Me daba tanta pena que me dije «tengo que acompañar en el dolor»." Entoncesingresó en la carrera, se recibió con honores y casi 10 de promedio y salió a la vida comomédica en diciembre de 2001, cuando el país se cayó a pedazos.

"Fue duro -dice-, porque no sabía muy bien qué quería ser y hacer. Me gustaba lainfectología, pero estaba segura de que lo mío era hacer lo que hago ahora en Médicos sinFronteras: llegar a la gente que no tiene acceso a la salud, a las personas que sufren, a losque se quedaron fuera del sistema."

Y sabía de lo que hablaba porque, mientras sus amigas veraneaban en la costa despuésdel primer año de medicina y con 20 años, ella se tomó un avión a Calcuta para conocer ala Madre Teresa y estuvo 10 días con ella, ayudando en lo que podía. "Ahí fue dondeentendí que uno tiene que reconocer el Calcuta que lleva en el corazón y servir a ese fin."

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Y cuenta Male que ingresó a hacer la residencia en el hospital Gutiérrez en plena crisis,que le tocó atender a una mamá adolescente que tenía a su bebe con fiebre alta desdehacía una semana, pero, por no tener termómetro, no se la podía tomar. "El nene estabacon bajo peso, una neumonía severa, y ella no sabía de nada. Me pareció tremendo queestuviéramos para tapar baches y no para llegar antes de que sucediera."

Entonces la crisis la atrapó a ella: empezó a sentirse mal con lo que hacía, dudaba de queesa fuera la vocación, no sabía quién era ni qué quería y renunció al Gutiérrez, que paraun pediatra es como para un escritor renunciar al Pulitzer. Y empezó, dice, la búsqueda desu Calcuta interior. Se puso en contacto con un cura salesiano que tenía una misión enAngola para ver cómo podía ayudar a calmar y paliar el dolor ajeno, "y él claramente meaconsejó que me formara como pediatra", de modo que, luego de tanta búsqueda, en2002 volvió a rendir examen e hizo la residencia en el Hospital Italiano, de donde egresóen 2007.

"Ya había entrado en la página de Médicos [Sin Fronteras] en 2006 y sabía todo lo quetenía que hacer. Me acuerdo de que partí el 27 de noviembre, día de la Medalla Milagrosa,la medallita que me había regalado la Madre Teresa cuando estuve en la India. Me acuerdomucho de ella, entre otras cosas, porque medíamos lo mismo."

-Te fuiste a otro mundo.

-No, no hay que decir eso, hay que decir que me fui a otra realidad.

Esa realidad es ver a cientos de desplazados caminar muchos kilómetros para seratendidos, dejarse caer debajo de la sombra del único árbol que hay en varios kilómetros yesperar que esos médicos extranjeros los elijan a unos sí y a otros no para atenderlos. "Estremendo -dice Male- porque de verdad hay que elegir, y uno lo hace sobre la base de cuálestá peor. Muchos venían con lanzas en las manos porque suelen ser atacados por hienasdurante las caminatas, que a veces duran días." Male es una mujer espiritual, y se ocupade mantener esa parte importante de su vida bien al día. Es católica, pero en Africaaprendió mucho del animismo, de los musulmanes y del budismo, de modo que cualquierdeidad, espíritu, angelito que le devuelva la respiración a uno de esos chicos que debiócuidar le viene bien. Por eso, en sus e-mails escribía:

"Tenemos internados a 180 chiquitos, y esperamos en dos semanas el famoso pico, comole dicen acá, que es el período alto de actividad relacionado con la falta de comida y quese refleja por un aumento tremendo de la desnutrición, y se habla que podemos llegar atener hasta 400 chicos internados! Tenemos lo básico y sobre todo la fortaleza y laesperanza de las mamás y los chiquitos que luchan por sobrevivir, eso no deja deconmoverme cada día, es una de las cosas que admiro de la gente a la que le toca viviruna realidad tan dura. Imagínense que teniendo 180 chiquitos que alimentar y tratar parasacar de la desnutrición, también tenemos 180 madres que alimentar y que tienen quevivir acá por a veces dos, tres o cuatro semanas según el caso... así que para eso tenemosdesde asistentes nutricionales, enfermeros, médicos laboratoristas, cocineros y un

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asistente social que es uno de mis preferidos. Se llama Soumana, está siempre disponiblepara arreglar todos los problemas que se puedan imaginar, desde darle ropa a las mamásque llegan sin nada, hasta convencerlas de no abandonar el lugar porque el marido laspresiona para que vuelvan a trabajar en la casa o porque tienen miedo de que el marido sevaya a conseguir una segunda esposa."

Chad fue la primera misión de Male, que transporta sus 43 kilos por Buenos Aires en unaVespa de 1956, con un casco rojo que tiene estrellitas.

Allí, en Chad, la joven la médica vio de cerca a las madres casi arrastrándose para llegar alcentro donde ella atendía, tal vez con llagas en los pies y con heridas de guerra.

En Níger, adonde arribó en 2009, las cosas eran más alucinantes: mujeres mutiladas por lacircuncisión del clítoris, HIV, desnutrición, violencia doméstica, y el extremo cuidado delos médicos para no ofender la cultura musulmana de sus pacientes y así ganarse suconfianza para poder salvarles la vida.

"Nosotras nos cuidábamos mucho con ellos para no ofenderlos; por ejemplo, nostapábamos los hombros, las piernas, y aprendíamos algunas palabras en árabe para podercomunicarnos. Eso les gustaba mucho a las mamás y nos sonreían. Porque no es verdadeso que dicen de que en Africa son todos tristes, no; son gente castigada, pero con unaalegría inimaginable."

Como inimaginable es esta mujer menudísima en esa tierra de todos, examinandoestómagos hinchados por el hambre, pero comunicándose con sus pacientes "con elidioma universal, la sonrisa", como aclara.

"Yo me enamoré de Africa y me dolió mucho no poder despedirme de todos", aseguraMagdalena mientras recuerda situaciones y momentos sumamente difíciles.

-¿Por qué no pudiste?

-Porque hubo un intento de golpe militar, estuvimos trabajando bajo fuego y me contagiémalaria. Además, estaba tan mal que me evacuaron de urgencia, con el suero puesto.

Níger, 1° de febrero de 2008

Impresionante, hace ya cinco días más o menos que las cosas acá empezaron a"calentarse". Los rebeldes refugiados en Sudán entraron a Chad y empezaron a avanzarhacia N´Djamena (capital del país). Hoy estamos al borde del golpe de Estado y de laguerra entre Chad y Sudán. Los rebeldes están ahora a 15 kilómetros de la capital y ya seenfrentaron, hoy, a 80 km. La gente de acá está asustada y también preocupada. El juevestuvimos una reunión con todo el equipo nacional antes de empezar nuestras actividades yse discutió si podíamos salir a trabajar o no. Finalmente salimos; fue muy especial tomar ladecisión de que íbamos a seguir trabajando y también preparar todo para salir. Mientrascargábamos todo en los autos valoré cada cosa que poníamos para hacer las consultas, los

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mosquiteros, el aparato para medir la talla a los chicos, la balanza, todas las cosas quellevamos para llegar a la gente de allá. Sentí que el equipo lo hacía con amor, orgullo yvalentía. (...) Espero que salga todo bien y que haya la menor cantidad de daño posible.

Me pongo y nos pongo en las manos de mi ángel.

Níger fue un Calcuta más tremendo para Male, porque allí todo dependía de ella. Las cosasno estaban bien en la población, pero ella se sentía más segura para enfrentar la vida malaimportada por los occidentales blancos, de los que ella, tan rubia, era exponente. Male lossaludaba y ellos le respondían, y así, de a poco, se entabló entre ellos una empatía querompió las barreras. Eso y los cuidados. Entonces cuenta la historia de una nena de dosaños que llegó con su mamá al hospital de campaña con muy bajo peso. La medicaron y laalimentaron y comenzó a salir, hasta que entró en una meseta, muy calladita y como triste."Le tuvimos que hacer una placa y descubrimos que tenía una tuberculosis severa", dice.

Male explica que los médicos amaban a esa nena, que tenía la mirada de un adulto viejo,cansado, y que cada noche, cuando se iban del hospital, pensaban si la verían con vida aldía siguiente. Y salió adelante, vivió, se curó, le dieron el alta y, en medio de la nota, nosregala una foto de la nena que le mandó Soumana. Fourera, tal el nombre de esos ojosafricanos que hoy me miran desde la biblioteca de mi casa. "Las madres son mis héroes.Son las que sostienen Africa, porque los hombres generalmente no se hacen cargo denada; se tiran debajo de un árbol, les pegan, las mutilan cortándoles el clítoris, y antes deir a la consulta seguro que pasaron por los curanderos, que les quemaron alguna parte delcuerpo para curarlas", dice.

-Parecen reservados.

-Lo son. Tienen un gran culto por el animismo y por sus creencias. A mí me habría gustadoaprender de su medicina.

Male tiene los ojos brillantes y la sonrisa se le escapa todo el tiempo de la boca. Es unagran festejadora de la vida y durante la nota cuesta que hable de ella, de lo que le pasó;prefiere referirse a sus nenes de allá y de su Calcuta permanente y de la búsquedaconstante para ayudar a los demás.

Aeropuerto Charles De Gaulle, 11 de febrero de 2008

Si Dios quiere mañana llego sana y salva a casa. Espero con ansias el abrazo de mamá.Volver a casa. Este viaje fue volver al hogar, volví a mi propio hogar, a ser yo misma, máslibre, más independiente, más humana, sostenida por todo el amor que recibí a lo largo demi vida, por Dios que es Amor, cuidada en cada detalle.

Sólo tengo palabras de Gracias, y le pido al Tata que no me olvide de lo que aprendí enAfrica y en estos 31 años que llevo de vida; y que cuando caiga, porque seguro que voy ameter la pata, no dude en agarrar la mano que va a estar ahí para levantarme y seguircaminando.

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6 comentarios Recientes y 0 respuestas

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02.08.10

21:13

Apeles2016

El angel sos vos, Magdalena...! Ojalá que nuestro país te de la posibilidad de sentirte

tan viva y tan útil... para que los chicos argentinos puedan empezar a curarse con esa

sonrisa, que estoy seguro, ha sido el primer y más rápido antídoto al que echabas

mano entre tanta desolación e injusticia.

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02.08.10

lamarii

la mismisima hormiga atomica? esa que anda con la vespa y el casco rojo????? ah,

si!! la dotora!!! de algun lado la tengo. ES UNA GRANDE LA PETIZA!!!!!

Por Alejandra [email protected]

Magdalena Goyheneix

Perfil: tiene 33 años, es soltera, médica pediatra e integrante de Médicos Sin Fronteras,"una organización humanitaria internacional de acción médica que asiste a poblacionesen situación precaria, y a víctimas de catástrofes y de conflictos armados, sindiscriminación por raza, religión o ideología política", según su propia definición.Egresada de la Universidad de Buenos Aires con un promedio de casi 10 puntos.

De misión: tuvo dos misiones hasta el momento, en Chad y en Níger (Africa). En esteúltimo país estuvo a cargo de un hospital donde tuvieron internados a más de 180 niñoscon desnutrición severa producto de la hambruna.

En estos días: es cristiana, católica, aunque estudia el animismo africano, el islam y elbudismo. Tuvo malaria durante su estadía en Africa y debió ser evacuada. Actualmenterealiza un curso de perfeccionamiento en el Garrahan, donde, además, trabaja. Estátratando de poner en regla los papeles de su Vespa de 1956 para poder usarla con elcasquito rojo con estrellitas. Su único talismán es una figura de un ángel de la guarda,regalo de un amigo.

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GarethPorta

Felicito a Magdalena por su Labor,su trabajo es para admirar y valorar.

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01.08.10

19:59

nanvid

Que Dios te bendiga !

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01.08.10

19:17

MARIELENITA

leer estas cosas alegran!!!... felicito a esta médica, ojalá existan millones + como

ella!

1

01.08.10

12:22

otosanvi

Malena: como colega (te doblo la edad y puedo ser tu padre) estoy admirado por tu

trabajo lejos de la Argentina. Ojala, y sin ánimo de ofender, puedas arreglar los

papeles de tu Vespa y pegarte un recorrido por los Hospitales de La Matanza,

Gonzalez Catan, Ingeniero Budge,Los Polvorines,Moreno, Lanús, Florencio Varela,

Alejandro Korn, Rafael Calzada, etc, etc,..nosotros no estamos tan alejados de esa

realidad que vos viste en Africa, donde la gente llega mordida por hienas, acá son

atacados por perros cimarrones. Desnutridos, niños y adultos, hay a

montones.Mujeres golpeadas sobran; el abuso infantil, especialmente niños

fracturados, quemados o violados, podrás tambien verlo en el Garraham, en el

Gutierrez, o en el Sor Ludovica. Te felicito por tu valentía y dedicación. Pensá que acá,

muy cerca, en el conurbano se vive una verdadera guerra de inseguridad, drogas,

abuso y violencia...pero nadie es profeta en su tierra...

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