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EL LIBRO DEL SOLDADO LA ESFERA DE LOS LIBROS ESTRENA NUEVA COLECCIÓN DE HISTORIA MILITAR ILUSTRADA La Esfera de los Libros estrena El libro del soldado , una nueva colección de Historia Militar ilustrada con títulos que abordan a los grandes ejércitos que marcaron el rumbo de diferentes conflictos bélicos. Las dos primeras entregas son El libro del sol dado napoleónico y El libro del soldado de la Wehrmacht . Cada título hace un estudio de las infanterí as más importantes de la historia a través del análisis de su trayectoria, armas y uniformes, con textos de grandes especia- listas en el periodo correspondiente y una treintena de ilustraciones originales confeccionadas por dibujantes especiali- zados.

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EL LIBRODEL

SOLDADO LA ESFERA DE LOS LIBROS ESTRENA NUEVA

COLECCIÓN DE HISTORIA MILITAR ILUSTRADA

La Es fe ra de lo s L ib ros e s t r ena El l i b ro de l so ldado , una nueva co lecc ión de Hi s to r i a Mi l i t a r i l u s t r ada con t í t u los que abordan a l o s g randes e j é r c i to s que marca ron e l rumbo de d i f e ren te s con f l i c to s bé l i cos . Las dos p r imeras en t r egas son El l i b ro de l so l dado napo león ico y El l i b ro de l so ldado de la Wehrmacht . Cada t í t u lo hace un e s tud io de l a s i n fan te r í a s más impor t an te s de l a h i s to r i a a t r avés de l aná l i s i s de su t r ayec to r i a , a rmas y un i fo rmes , con t ex tos de g randes e spec i a - l i s t a s en e l pe r iodo co r re spond ien te y una t r e in t ena de i l u s t r ac iones o r ig ina l e s con fecc ionadas po r d ibu jan te s e spec i a l i - zados .

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Título: El libro del soldado napoleónico Autor: Miguel del ReyIlustradores: Ángel García Pinto y Antonio GilColección: Historia ilustradaPáginas: 222Precio: 21,90 €Fecha de publicación: 14 de marzo de 2017

El libro del soldado napoleónico descubre al lector una nueva y concisa visión de los ejércitos del emperador a través de treinta ilustraciones originales y fieles a la realidad. Junto al magistral relato de Miguel del Rey —uno de los más reputados especialistas del periodo—, esta obra explora no solo los combates y estrategias empleadas en los campos de batalla de toda Europa, sino que también se centra de forma más específica en sus armas, uniformes y unidades más emblemáticas. Un libro llamado a convertirse en una referencia sobre el tema para lectores y también para coleccionistas.

EL AUTOR Miguel del Rey Vicente (Madrid, 1962) es escritor. Fue director de la revista Ristre en su segunda etapa. Especialista en uniformología y vexilología, es también miembro de varias asociaciones nacionales e internacionales dedicadas a la investigación de la historia moderna y medieval. Autor de decenas de ensayos históricos, fue galardonado a modo compartido con el IX Premio Algaba de Biografía, Memorias e Investigación histórica, en el año 2011.

LOS ILUSTRADORESÁngel García Pinto es licenciado en Bellas Artes. Comenzó su carrera profesional ilustrando artículos en diversos periódicos nacionales para posteriormente realizar trabajos de ilustración y diseño en el campo de la publicidad, así como para libros de texto. En la actualidad colabora en diversas publicaciones y editoriales enfocadas en el ámbito de la historia en general y la militar en particular.

Antonio Gil, ilustrador especialista histórico-militar y portadista de cómics en editoriales francesas y Nastia Zalevska, entintadora y ayudante de software en este equipo artístico. Sus trabajos se encuentran presentes en más de una decena de publicaciones periódicas especializadas, y ahora, por primer vez, en libros ilustrados de temática histórica.

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ÍNDICE

Introducción ........................................................................................... 9

1. HIJOS DE UN MISMO DIOS ............................................... 17

Años de gloria .................................................................................. 23

2. LOS ENGRANAJES DEL IMPERIO ........................................ 37

La infantería ..................................................................................... 44Las reformas ..................................................................................... 54Uniformes y equipo .......................................................................... 59Armas de fuego ................................................................................. 73Otras unidades de infantería ........................................................... 79La caballería pesada o de línea ......................................................... 83Carabineros ...................................................................................... 90Coraceros ......................................................................................... 93Dragones .......................................................................................... 101La caballería ligera. Los húsares ...................................................... 107Los cazadores ................................................................................... 112Los lanceros ligeros ........................................................................ 116Los caballos ...................................................................................... 121La artillería y los servicios comunes ............................................... 125

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El libro del soldado napoleónico

Los ingenieros .................................................................................. 133La sanidad ......................................................................................... 137Formaciones y tácticas ..................................................................... 141

3. LOS HOMBRES DE LA GUARDIA ......................................... 151

La Vieja Guardia ................................................................................ 155La Guardia Media y la Joven Guardia ............................................... 160La caballería del emperador ............................................................. 163Los mamelucos .................................................................................. 168Los lanceros ..................................................................................... 172La Gendarmería de Élite .................................................................... 177Los guías y los Guardias de Honor .................................................. 182Los Dragones de la Emperatriz ......................................................... 183 La artillería a caballo y a pie y los ingenieros ................................. 185El Batallón de Marinos .................................................................... 187

4. LAS AMARGAS JORNADAS DE FONTAINEBLEAU ................... 193

Los Cien Días ..................................................................................... 198Un remoto lugar llamado Waterloo ................................................ 204

Epílogo. La representación del Imperio. Águilas y banderas ............ 211

Bibliografía ........................................................................................ 221

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INTRODUCCIÓN

EN un mundo que comenzaba a convulsionarse con las revoluciones políticas, pero que todavía relacionaba el poder con los triunfos en el campo de batalla, las tácticas militares desarrolladas por Napo-

león, un huraño y taciturno corso1 de buena familia, que había comenzado su carrera en el ejército en 1786 como primer teniente de artillería, supusie-ron una gigantesca innovación con respecto a las empleadas en el siglo xviii. Esa idea, una de las claves para explicar cómo pudo forjar un imperio tan inmenso en tan poco tiempo, es la que se desarrollará en las páginas siguien- tes.

En primer lugar, a diferencia de las teorías de sus predecesores, Bonaparte consideró que, a la hora de entablar combate, era de una importancia capital la concentración de fuerzas en un punto. Eso evitaba la costumbre de mantener extensos frentes alargados que pudieran debilitar al ejército. En segundo lugar, exigió a sus tropas velocidad. Las unidades debían moverse rápidamente día y noche, lo que permitió con mucha frecuencia que sorprendieran a sus enemi-gos sin que estuvieran completamente preparados. Por último, fue decisiva la funcional división teórica del ejército en tres tipos de soldados: los «activos», que llevaban la iniciativa en el ataque; los «pasivos», que se encargaban de

1 Napoleone di Buonaparte nació el 15 de agosto de 1769, apenas un año después de que Francia compra-ra la isla de Córcega a la República de Génova. Por entonces los corsos hablaban italiano, eran considerados ciudadanos de segunda y estaban divididos entre los que luchaban por lograr la independencia y los que se mostraban encantados de depender de una prestigiosa potencia. La familia Buonaparte pertenecía a esta categoría.

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El libro del soldado napoleónico

resistir, y «la reserva», que apoyaba a cualquiera de los dos grupos anteriores cuando era necesario.

También desde el punto de vista estratégico utilizó dos tipos de maniobras muy originales. La primera, la de líneas envolventes: el «ejército pasivo» se colocaba en un lugar fácil de defender y el «activo» ganaba durante la noche la espalda del enemigo para rodearlo. Eso ocurrió en Ulm, ante los austriacos, del 16 al 19 de octubre de 1805. La segunda, la de líneas interiores: hasta finales del siglo xviii se decía que era preferible un ejército que rodea que uno rodea-do; Napoleón demostró que eso no tenía por qué ser cierto. Al rodear se alar-gan las posiciones en más puntos y se disminuye la resistencia de las unidades; luego el rodeado puede concentrar a su ejército en un solo punto, romper el cerco y, con rapidez, dividir al enemigo en dos. Así aplastó a los ejércitos ruso y austriaco, tras nueve duras horas de difícil combarte, en la batalla de Auster-litz, el 2 de diciembre de 1805.

Durante el tiempo que Napoleón se mantuvo en el poder, sirvieron en el ejército más de 1.600.000 franceses. Vestirlos, o conseguir abastecerlos de ar-mas, víveres y zapatos no fue una tarea sencilla.

Los costosos uniformes que lucían los regimientos tenían dos funciones, además de vestir a los hombres: permitir a los soldados reconocer al enemigo y hacerles creer que eran más grandes y fuertes de lo que eran en realidad. Los altos cascos y gorros de piel aumentaban esa impresión de mayor tamaño, y las charreteras ensanchaban la espalda. Todo era magnífico en los desfiles, cuando los estados mayores aparecían refulgentes de plumas, acero y oro, pero las co-sas se volvían muy diferentes sobre el campo de batalla.2 Mojada por la lluvia,

2 Dado el elevado coste de los uniformes, se podría pensar que era suficiente con que cada soldado dispusiera de tres tipos distintos: uno para gala, otro para campaña y un tercero para cuando no estuviera de servicio, pero no era así. La caballería de la guardia, por ejemplo, tenía diez uniformes diferentes que además variaban según la estación: de campaña (tenue de campagne), de marcha (tenue de ruta), de ins-trucción (tenue dʼinstruction), de servicio (tenue de service), de cuartel (tenue de quartier), de establos (tenue dʼécurie), de actos sociales (tenue de societé), de paseo (tenue de ville), de gala (petite tenue), y de gran gala (grande tenue).

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Miguel del Rey

la ropa no se secaba nunca y resultaba pesada, se llenaba de barro y, a medida que se sucedían los combates, resultaba prácticamente imposible limpiarla de la sangre de los compañeros o de los enemigos.

Esos problemas de vestuario se acrecentaban cuando faltaba comida. Bo-naparte siempre aplicó el principio de que las tropas debían alimentarse con lo que encontraran sobre el terreno, pero era algo muy difícil de llevar a cabo en muchos lugares de Europa. Lo sabía, y por eso ordenó instalar en las prin-cipales rutas molinos para obtener harina y hornos en que cocer pan que han llegado hasta nuestros días; o hizo que acompañaran al ejército carniceros con rebaños de ganado y carros en los que transportar a los animales ya sacrifica-dos. Aunque casi nunca lograran seguir el ritmo de la infantería.

Quizá ahí, en los suministros, el ejército napoleónico tuvo su «talón de Aquiles». De hecho, el salario y los abastecimientos siempre llegaron de ma-nera muy irregular en países como España y Portugal, donde la guerrilla podía interferir con relativa facilidad las comunicaciones. Esa escasez llevó a mu-chos soldados a desertar y obligó a otros tantos al robo de ganado y al saqueo de granjas, cuando era posible.

Porque no siempre resultó factible abastecerse gracias a la población; máxi-me en lugares arrasados por los combates o por el continuo paso de ejércitos de uno u otro bando. Por ejemplo, durante la marcha a través de Polonia y Rusia, en 1812, los soldados, hambrientos y desnutridos, tuvieron que alimen-tarse de carne casi podrida que llevaba en salazón varios años y beber de los sucios charcos que encontraban en el camino, muchas veces ya contaminados de orina de caballo. Solo la intendencia del mariscal Louis Nicolás Davout, que mantuvo entre sus tropas una constante y estricta disciplina, logró siempre proveer de forma mínimamente correcta a los hombres a su cargo.

Muy distinto era el caso de los pertrechos militares. Todos los soldados de infantería recibían fusil, bayoneta, cartera de munición, mochila, cantimplora, manta o abrigo, pero detestaban cargar con cualquier cosa que pudiera moles-

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El libro del soldado napoleónico

tarlos o interferir sus movimientos durante los salvajes enfrentamientos que se producían en los combates, de modo que, la víspera de la batalla, el suelo del lugar donde habían estado acampados aparecía sembrado de diversos objetos, como si hubiera pasado un tornado. Tantos, que era muy sencillo reequipar después a los victoriosos supervivientes con los efectos de los muertos.

Napoleón exigió tales sacrificios a sus soldados que es fácil preguntarse cómo podían soportarlo, o las razones de que le rindieran culto. La respuesta es muy sencilla y puede leerse en cualquier documento oficial de la época, o en las decenas de cartas que se conservan enviadas a casa desde los campos de bata-lla: el emperador dio dignidad a unos hombres, en su mayoría gente común, a los que el Antiguo Régimen siempre había tratado como a siervos.3

Sin ir más lejos, en el ejército francés de la época se prohibió el castigo corporal, que seguía vigente en otros ejércitos europeos. Para los delitos más graves solo se consideró digna la pena de muerte mediante fusilamiento. El futuro general Jean Baptiste Marbot, enviado una vez cuando era ayudante de campo del mariscal Pierre Augereau al campamento prusiano durante la cam-paña de 1806, para parlamentar con su estado mayor, vio como un prisionero francés que había intentado escapar era golpeado con bastones, tal y como Pru-sia castigaba a sus soldados desde finales del siglo xvii. Aseguró a los oficiales con que se entrevistaba que si llegaba a oídos del emperador que se le había infligido a uno de sus soldados ese tipo de castigo cualquier compromiso sería imposible.

3 El Código Civil napoleónico, que tendría mucha influencia en todos los países europeos, compaginaba las ideas del derecho romano con las más moderadas de la revolución: libertad, igualdad y abolición del feudalismo. El sujeto de derecho ya no era el pueblo —el colectivo—, sino la persona —el individuo—, lo que le daba una gran modernidad. Su único defecto era que sometía a la mujer al hombre, y no reconocía la igualdad entre los cónyuges. Era demasiado pronto.

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Miguel del Rey

El emperador Napoleón en su estudio del palacio de las Tullerías. Obra de Jacques Louis David realizada en 1812.

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El libro del soldado napoleónico

Bonaparte, dotado de una memoria prodigiosa, conocía los nombres de sus veteranos, aludía entre sus filas a lugares en los que habían combatido juntos, los tiraba cariñosamente de la oreja al saludarlos, se quitaba su Legión de Ho-nor para condecorar personalmente a un valiente, o enviaba bebidas calientes a los que se encontraban de guardia. A cambio, no admitía ninguna familiaridad por parte de sus mariscales, y mucho menos de los generales o del resto de oficiales superiores. Solo Jean Lannes, ascendido a mariscal desde soldado voluntario, que lo había salvado de la muerte durante la batalla en el puente de Arcole, el 15 de noviembre de 1796, se dirigía a él en tono coloquial.4 Esos detalles, que hoy pueden parecer intrascendentes, convertían a la mayoría de sus soldados en devotos seguidores. Aunque fuera un espejismo un tanto ale-jado de la realidad, era lo más próximo que podían estar de las consignas de «libertad, igualdad y fraternidad», con que se suponía les habían emancipado.

Lo cierto es que, en Santa Elena, cuando todo ya era historia y Napoleón evocaba en sus memorias el camino recorrido, le gustaba sobre todo recordar las gloriosas victorias que habían jalonado su vida y, junto a sus soldados, proporcionado los laureles de la gloria. Todas, Tolón, Lodi, Rivoli, Austerlitz, Jena, Wagram o Eylau, en esos momentos en que su vida se extinguía, le pa-recían tan brillantes como una mañana radiante, bañada de sol. Todas le traían a su memoria el recuerdo de aquellos días felices en que, rodeado de hombres que lo idolatraban, lo impulsaban las alas de la victoria y el porvenir parecía sonreírle.

Con su muerte, y al tiempo que se olvidaban los peores tintes de su autori-tarismo, la figura de Napoleón al frente de sus ejércitos entró poco a poco en la leyenda. Su rápido encumbramiento y su trágico final en el exilio, abandonado por todos, lo convirtieron en arquetipo de personaje romántico. «El hijo de la revolución», como gustaba denominarse, aunque repudió con sus actuaciones

4 Lannes fue herido de gravedad el 22 de mayo de 1809, durante la batalla de Aspern-Essling. Falleció por gangrena el día 31. Napoleón acudió a visitarle todos los días que duró su agonía.

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Miguel del Rey

los principios de la misma, acabó por extender a toda Europa sus bases ideo-lógicas. Solo le faltaba volver a esa Francia que había hecho renacer. Con el retorno de sus cenizas en 1840 a la monumental tumba que le construyeron en los Inválidos, rodeada de los símbolos bélicos recuerdo de su grandeza, su figura recibió el definitivo apoyo popular y una consagración histórica que ya nunca le abandonaría.

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Miguel del Rey

Tambor de Infantería de línea y oficial de Infantería de línea. Uniforme de campaña. 1806.

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El libro del soldado napoleónico

Soldado del 1.° Regimiento de Coraceros. Uniforme de campaña. 1802.

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El libro del soldado napoleónico

Cazador del 1.er Regimiento de la Vieja Guardia. Uniforme de campaña. 1815.

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Título: El libro del soldado de la Wehrmacht Autores: Óscar González y Pablo Sagarra Ilustrador: Antonio GilColección: Historia ilustradaPáginas: 226Precio: 21,90 €Fecha de publicación: 14 de marzo de 2017

Ilustraciones originales a todo color sobre las unidades más emblemáticas.Incluye fotografías inéditas.

El libro del soldado de la Wehrmacht ofrece una breve pero apasionante historia de las tres ramas del ejército alemán: el Heer, la Luftwaffe y la Kriesgamarine. Un recorrido único a través de detalladas ilustraciones que, acompañadas de un riguroso y ameno texto, explora la estructura, los uniformes, las armas y las grandes batallas de las unidades de combate de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.

LOS AUTORESPablo Sagarra Renedo nació en Valladolid en 1969. Licenciado en Derecho y doctor en Historia, pertenece desde 1994 al Cuerpo Superior de Administradores de la Junta de Castilla y León. Es autor de diversos trabajos, libros y publicaciones de índole jurídica e historiográfica.

Oscar González López nació en Barakaldo en 1969. Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación, es profesor de Historia y Filosofía en Educación Secundaria. Alterna la docencia con la investigación histórica y ha publicado numerosos artículos y libros de historia.

EL ILUSTRADORAntonio Gil, ilustrador especialista histórico-militar y portadista de cómics en editoriales francesas y Nastia Zalevska, entintadora y ayudante de software en este equipo artístico. Sus trabajos se encuentran presentes en más de una decena de publicaciones periódicas especializadas, y ahora, por primer vez, en libros ilustrados de temática histórica.

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ÍNDICE

Introducción ............................................................................................. 11

1. EL EQUIPO DEL SOLDADO ALEMÁN .................................... 15

2. ALEMANIA TRIUNFANTE. GUERRA RELÁMPAGO

EN POLONIA Y FRANCIA .................................................... 21

3. LOBOS GRISES EN SCAPA FLOW .......................................... 29

4. JUNKERS JU 87 STUKA: EL SÍMBOLO DE LA BLITZKRIEG ........ 37

5. GEBIRGSJÄGER. LOS HOMBRES DE DIETL ............................ 43

6. FALLSCHIRMJÄGER: «SORPRESA, BLOQUEO, PÁNICO» .......... 51

7. LA KRIEGSMARINE AL INICIO DE LA GUERRA ........................ 59

8. LA BATALLA DE INGLATERRA .............................................. 65

9. CRETA: LA TUMBA DE LOS PARACAIDISTAS ALEMANES .......... 73

10. OPERACIÓN BARBARROJA .............................................. 82

11. EL GENERAL FAVORITO DE HITLER ..................................... 91

12. LA GUERRA EN EL NORTE DE ÁFRICA .................................. 101

13. EL OCHO CON OCHO ....................................................... 109

14. VOLUNTARIOS EXTRANJEROS EN LA WEHRMACHT ............. 113

15. RUSOS CONTRA STALIN ................................................... 121

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El libro del soldado de la Wehrmacht

16. LA WEHRMACHT RODEADA: LAS BOLSAS DE DEMYANSK

Y CHOLM ...................................................................... 129

17. CAÑONES AUTOPROPULSADOS ALEMANES:

LOS AUTÉNTICOS PANZER ...................................................... 135

18. LA TERRIBLE DERROTA DE STALINGRADO ........................... 141

19. ARMAS ANTICARRO DE LA WEHRMACHT ............................ 147

20. KURSK: LA BATALLA DE CARROS DE COMBATE

MÁS GRANDE DE LA HISTORIA ................................................ 153

21. AMETRALLADORAS Y SUBFUSILES DE LA WEHRMACHT ........ 159

22. LOS SERVICIOS Y LA LOGÍSTICA EN LA WEHRMACHT ............ 167

23. ALEMANES EN ITALIA: EL HÉROE DE MONTECASSINO........... 175

24. ALEMANES EN NORMANDÍA: UNA TUMBA EN ORGLANDES ............... 181

25. EL TEMIBLE CARRO DE COMBATE KÖNIGSTIGER .................. 187

26. LA DEFENSA DEL REICH .................................................... 193

27. UN FUERA DE SERIE DE LA LUFTWAFFE ............................... 199

28. COMANDOS DE ATAQUE DE LA KRIEGSMARINE ................... 205

29. ARMAS SECRETAS Y NOVEDOSAS DEL III REICH ................... 213

30. EL DERRUMBE DE LA WEHRMACHT: LA BATALLA DE BERLÍN .............. 219

Bibliografía ............................................................................................... 227

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Introducción

Se lee tranquilamente en un sillón o en la cama la historia de Verdún o de Stalingrado, con las nalgas bien caldeadas, sin comprender, y al día si-

guiente se reanuda el apacible quehacer... No, estos libros hay que leerlos en la incomodidad, forzadamente, considerándose feliz de no verse obligado a

escribir a los suyos desde el fondo de una trinchera.

Guy Sajer, veterano de la División Grossdeutschland,El soldado olvidado.

Las victorias auténticas y duraderas son las de la paz, no las de la guerra. ralph Waldo emerSon

DADA la historicidad de nuestra naturaleza humana, debemos se-guir tendiendo la vista hacia el pasado. Estaríamos desubicados, en nuestro inquietante tiempo presente, si no entendiéramos los avan-

ces y retrocesos ocurridos en el anterior siglo xx. Para saber hacia dónde se dirige nuestra sociedad, hay que conocer la fractura, europea y mundial, que supuso la Segunda Guerra Mundial.

Entre 1939 y 1945 el planeta se lanzó a la autodestrucción. Con raíces en la «absurda Gran Guerra» de 1914 a 1918, países totalitarios y democráticos,

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El libro del soldado de la Wehrmacht

algunos de estos últimos sumidos en agudas crisis, se enfrentaron entre sí a muerte. Como indicó Paul Johnson en Tiempos modernos, el Estado fue el gran triunfador de la pasada centuria y también el gran fracaso por las destrucciones que provocó al sojuzgar, con desprecio de la dignidad humana, tantas naciones y pueblos. Ciñéndonos al período de la Segunda Guerra Mundial, la Alemania nazi estuvo en el origen y en el epicentro del conflicto. Sin embargo, la agresi-vidad y la belicosidad no fueron solo patrimonio de Hitler y de los alemanes, ni mucho menos.

Pero no caminemos ahora por dicha senda. Baste indicar la necesidad que tenemos hoy en día de profundizar en el ejército del III Reich, en su armamen-to y en su capital humano, elementos con los que Hitler fue capaz de dominar casi toda Europa durante cinco años. Queremos hablar en particular del alma de la Wehrmacht, de sus soldados, de aquellas dos generaciones de hombres, alemanes en su mayoría, más de veinte millones, que vistieron el emblemático uniforme Feldgrau. Y debe reconocerse que es una prenda que, en virtud de la realidad acontecida y de la propaganda aliada contemporánea y posterior, ha quedado, en gran medida, manchada por los horrores y crímenes cometidos o consentidos por los dirigentes máximos del III Reich, especialmente en suinfame persecución racial, y por los que, vistiéndola, actuaron con deshonoren el campo de batalla o fuera de él. No obstante, jamás, cuando se trata de en-juiciar la catadura humana y moral de un colectivo como pueda ser un ejército,caben las generalizaciones. La verdad histórica exige, en su caso, individuali-zar, ir a los protagonistas para entender mejor los hechos.

Nuestro objetivo en estas páginas es hablar del soldado de la Wehrmacht, de los materiales que utilizó y de sus vivencias bélicas. Un cartel nacional-socialista de la época indicaba: Harte Zeiten, Harte Plifchten, Harte Herzen (tiempos duros, deberes duros, corazones duros). Los tiempos y los deberes que se abatieron sobre el soldado alemán fueron, efectivamente, duros, y así lo demuestra la historia que escribió desde Polonia, Narvik, Creta y Tobruk hasta

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Óscar González y Pablo Sagarra

Stalingrado y la defensa de Berlín, pasando por los mares de medio mundo. Qué duda cabe de que había que tener un corazón duro para resistir la guerra, pero duro no debe considerarse sinónimo de inhumano o autómata. El soldado alemán, con su carga de emociones y afanes, y como todo soldado abducido por la tolvanera de la guerra, tuvo que luchar, matar y morir. Más de tres millo-nes de ellos, junto a dos decenas más de millones de soldados de otros países, no volvieron a sus casas. Para nosotros no pueden ser cifras frías. Setenta y dos años después del final de la guerra, es posible acercarse con serena objetividad a estos protagonistas y mejorar el conocimiento de su idiosincrasia y de sus acciones.

En este libro presentamos una síntesis del soldado de la Wehrmacht. A tra-vés de treinta láminas analizaremos los cuerpos, armas, personajes y campañas más característicos de aquella revolucionaria máquina de guerra, asistiendo a su expansión y a sus victorias, así como a su caída y derrota final. Fieles a nuestro estilo, junto a la síntesis y la erradicación de tecnicismos, hemos in-corporado, en primera persona, a varios protagonistas. Sus testimonios añaden más luz y color, más inteligibilidad al drama humano que nos proponemos estudiar. Mirar los acontecimientos a través de los ojos de los que los pro-tagonizaron es parte esencial de nuestra manera dinámica de acercarnos a la historia. Así, apoyándonos en los dibujos de Antonio Jesús Gil Ortega, hemos buscado un relato ágil y cercano. Queda a juicio de los lectores el que lo haya-mos conseguido.

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Óscar González y Pablo Sagarra

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