Deleuze, G. - La cuestión de la cuestión

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    DELEUZE / BIBLIOGRAPHIE ET MONDES INDITS

    La cuestin de la cuestin par Felix Guattari - 00/00/1996Tlcharger ce cours en : pdf(disponible) rtf(disponible)

    Marzo 1992

    Esta naciendo una nueva inteligencia del oikos, la casa del mundo. Elaire, el agua, la energa, devienen asuntos humanos. Los paisajes, lascosas de la vida vegetal y animal unidos a los de la red de ciudades,tanto como a los de los continentes de la miseria.

    Las configuraciones geopolticas se modifican a toda marcha mientrasque los universos de la tecnociencia , de la biologa, de la asistencia porcomputador, de la telemtica de los medios desestabilizan cada da msnuestras coordenadas mentales. La miseria del tercer mundo, el cncerdemogrfico, el crecimiento monstruoso y la degradacin de los tejidos

    urbanos, la destruccin insidiosa de la biosfera por las poluciones, laincapacidad del sistema actual de recomponer una economa socialadaptada a los nuevos datos tecnolgicos: todo debera concurrir amovilizar los espritus, las sensibilidades y las voluntades. En lugar deesto, la aceleracin de una historia, que quiz nos arrastra a losabismos, es enmascarada por la imaginera sensacionalista, y enrealidad banalizante e infantilizante, que los medios nos confeccionan apartir de la actualidad.La crisis ecolgica remite a una crisis mas general de lo social, de lopoltico y de lo existencial. Lo que se cuestiona aqu, es una especie derevolucin de las mentalidades a fin de que dejen de garantizar un cierto

    tipo de desarrollo, fundado sobre un productivismo que ha perdido todafinalidad humana. Entonces, lancinante, retorna la pregunta: cmomodificar las mentalidades, como reinventar las prcticas sociales quevolvieran a dar a la humanidad, si alguna vez la ha tenido, el sentido dela responsabilidad, no solo respecto a su propia supervivencia, sinoigualmente al porvenir de toda vida sobre este planeta, la de lasespecies animales y vegetales, como la de las especies incorporales,tales como la msica, las artes, el cine, la relacin con el tiempo, elamor y la compasin por el prjimo, el sentimiento de fusin en el senodel cosmos? Conviene ciertamente recomponer los medios deconcertacin y de accin colectivos adaptados a una situacin histrica

    que ha devaluado radicalmente las antiguas ideologas, las prcticassociales y las polticas tradicionales. Sealemos, a este respecto, que nose puede excluir que los nuevos instrumentos informticos contribuyana la renovacin de semejantes medios de elaboracin y de intervencin.Pero no sern ellos, como tales, quienes desencadenan los centelleoscreadores, que engendrarn los focos de toma de conciencia capaces dedesplegar perspectivas constructivas. A partir de empresasfragmentarias, de iniciativas a veces precarias, de experimentaciones

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    titubeantes, de comenzar a buscar nuevos agenciamientos colectivos deenunciacin, otras maneras de ver y hacer el mundo, otras maneras deser y actualizar inditas como de aprender y de crear, sobre los modosfcticos, las virtualidades existenciales mutantes.Esta toma en cuenta de los factores subjetivos de la Historia y el salto

    de libertad tica que entraa la promocin de una verdadera ecologa delo virtual, no implican de ningn modo un repliegue sobre s (tipomeditacin trascendental) o una renuncia al compromiso poltico.Requiere, al contrario, una refundacin de las prcticas polticas.Desde finales del siglo XVIII, el impacto de las ciencias y de las tcnicassobre las sociedades desarrolladas ha estado nutrido de unabipolarizacin ideolgica, social y poltica entre las corrientesprogresistas frecuentemente jacobinas en su aprehensin del Estado ylas corrientes conservadoras que preconizan una fijacin a los valoresdel pasado. A nombre de las luces, las libertades, el progreso, despusde la emancipacin de los trabajadores, se ha constituido un eje

    izquierda-derecha como una especie de referente de base.Hoy los social-demcratas se han convertido sino al liberalismo al menosal primado de la economa de mercado, mientras que el hundimientogeneralizado del movimiento comunista internacional ha dejado abiertouno de los trminos extremos de esta bipolaridad. Debe pensarse, enestas condiciones, que esta est llamada a desaparecer, como loproclama la consigna de algunos ecologistas: "ni izquierda, ni derecha"?No sera lo social mismo lo que estara llamado a esfumarse como unseuelo, como lo han afirmado ciertas tendencias post-modernistas? Alencuentro de estas posiciones, considero que est llamada areconstruirse una polarizacin progresista a travs de esquemas ms

    complejos, segn modalidades menos jacobinas, ms federativas, msdisensuales, con relacin a las cuales se resituarn los diferentes refritosde conservadurismo, de centrismo, incluso de neo-fascismo. Lasformaciones partidistas tradicionales estn demasiado entremezcladasen los diferentes engranajes estatales para desaparecer de la noche a lamaana de los sistemas de democracia parlamentaria. Y esto a pesar desu evidente perdida de crdito, que se traduce en una crecientedesafeccin del electorado, tanto como por una falta de conviccinflagrante de la parte de los ciudadanos que continan votando. Es claroque los juegos polticos, sociales y econmicos escapan cada vez ms alas justas electorales que se vuelven frecuentemente hacia las grandes

    maniobras mass-mediaticas. Una cierta forma de "poltica politicastra"parece llamada a desaparecer frente a un nuevo tipo de prctica socialmejor adaptada a la vez a las cuestiones de los asuntos locales y a losproblemas planetarios de nuestra poca. La cuestin de la cuestin!Eso es lo que se plantea con la problemtica ecologista. Hay unacuestin social que hoy en da toma formas nuevas, hay una cuestinurbana, una cuestin de las energas no-renovables, una cuestin geo-poltica, una cuestin demogrfica. La cuestin de la cuestin es cmo

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    se articulan estas cuestiones, en un sentido procesual, hacia una salidacreadora; cmo, tambin, un universo heterogneo complejo, unaconstelacin de universos de valores representan ciertas promesas: eluniverso del politesmo medioambiental (ros, peces, rboles, etc.), laconstelacin urbana de las redes de socialidad, el universo poltico de

    las colectividades locales, la expresin de un rechazo profundo frente ala crisis de las formas polticas, la apertura sobre agenciamientoscomunicacionales y sobre una dimensin mundialista.Tiene un sentido articular la cuestin urbana y la cuestin tica, sepuede trabajar la cuestin? Asunto de prctica. El problema estplanteado: de ah la ambigedad total de la cuestin ecolgica. Si no sehace de esta una cuestin natural, corremos el riesgo del lastre de losmodos de cuestionamiento en la va del totalitarismo. Pero al mismotiempo, a travs de la cuestin ecolgica, Qu otros asuntos seplantean?La izquierda, el movimiento obrero se construyeron sobre la cuestin

    social, la de la miseria. En cierta medida, hoy ese captulo solopermanece abierto en el antagonismo con el tercer mundo. Cul va aser el factor de finitud, de angustia existencial hoy? Pasa por la finitudde la biosfera y esta gestin de la finitud introduce un lazo con lapreocupacin del tercer mundo, de la pobreza, del otro lado de lasfronteras. La ecologa representa un riesgo de totalitarismo peroigualmente una palanca extraordinaria para las prcticas sociales y losdiversos cuestionamientos: mentales, sociales, ticos.Puede conducir a un descentramiento de la subjetividad. En esedispositivo, los "Khmers verdes", estigmatizados por Actuel, son, por suobcecacin, un elemento esencial de palanca: si estamos por el disenso,

    hay que asumir la ambigedad de los Verdes.Realmente golpea constatar en cuanto el movimiento ecologista francs,en sus diversos componentes, se ha mostrado incapaz, hasta ahora, dehacer vivir las instancias de base. Est por entero consagrado a undiscurso de orden medioambiental o poltico. Si usted interpela a losecologistas sobre lo que van a hacer para ayudar a los desempleados desu barrio, generalmente responden que no es su asunto. Si les preguntacomo van a salir de sus prcticas grupusculares y de cierto dogmatismo,muchos de ellos ven bien fundada la pregunta, pero se sienten en unaprieto como para aportar respuestas! Entonces en verdad, el problemahoy en da, para ellos, ya no es posicionarse a igual distancia de la

    izquierda y de la derecha, sino contribuir a reinventar una polaridadprogresista, refundar la poltica sobre otras bases, rearticulartransversalmente lo publico y lo privado, lo social, lo medioambiental ylo mental. Para ir en ese sentido se deben experimentar nuevos tipos deinstancias de concertacin, de anlisis, de organizacin, primero apequea escala y luego ms ampliamente. Si el movimiento ecologista,que hoy en da en Francia se presenta bajo un sol prometedor, no seconsagra a est tarea de recomposicin de instancias militantes en un

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    sentido nuevo, es decir de agenciamientos colectivos de subjetivacin,entonces, sin duda, perder el capital de confianza del que se encuentrainvestido, los aspectos tcnicos y asociativos de la ecologa sernrecuperados por los partidos tradicionales y el poder de Estado. Elmovimiento ecologista deber entonces, a mi modo de ver, preocuparse

    prioritariamente de su propia ecologa social y mental.

    Haca una era post-mediaOctubre de 1990

    La unin entre televisin, telemtica e informtica est operndose bajonuestros ojos y se cumplir sin duda en el decenio por venir. Ladigitalizacin de la imagen televisual llegar hasta que la pantalla detele sea al mismo tiempo la del computador y la del receptor telemtico.As las prcticas, hoy separadas, encuentran su articulacin. Y lasactitudes de pasividad, estarn, tal vez, obligadas a evolucionar. El cable

    y el satlite nos permitirn zapear entre cincuenta canales, mientras latelemtica nos dar acceso a un nmero indefinido de bancos deimgenes y de datos cognitivos. El carcter de sugestin, de hipnotismo,de la relacin actual con la tele ira esfumndose. Se puede esperar, apartir de entonces, que se operar una modificacin del poder mass-meditico que aplasta la subjetividad contempornea y se entre en unaera post-media consistente en una reapropiacin individual y colectiva, yun uso interactivo de las mquinas de informacin, de comunicacin, deinteligencia, de arte y de cultura.A travs de esta trasformacin, lo que se encuentra modificado es latriangulacin clsica: el eslabn expresivo, el objeto referido y la

    significacin. La foto electrnica, por ejemplo, ya no es la expresin deun referente unvoco, sino la produccin de una realidad entre otrasposibles. La actualidad televisiva resulta de un montaje a partir decomponentes heterogneos: figurabilidad de la secuencia, modelizacinde la subjetividad en funcin de los patrones dominantes, presinpoltica normalizante, fuente de un mnimo de ruptura singularizante. Enel presente, en todos los dominios, pasa a primer plano una talproduccin de realidad inmaterial, frente a la produccin de vnculosmateriales y de servicios.Debemos volver a los "buenos viejos tiempos" en que las cosas eran loque eran, independientemente de su modo de representacin? Pero

    jams ha existido ese tiempo, solo en el imaginario cientista ypositivista. Ya en el paleoltico, con sus mitos y sus rituales, la mediacinexpresiva haba tomado sus distancias con la "realidad". Cualquiera quesea, todas las antiguas formaciones de poder y sus maneras demodelizar el mundo han sido desterritorializadas. La moneda, laidentidad, el control social pasan bajo la egida de la carte puce. Losacontecimientos de Irak, lejos de ser un retorno a la tierra, nos hacendespegar en un universo de subjetividad mass-meditico propiamente

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    delirante. Las nuevas tecnologas secretan, en el mismo movimiento, dela eficiencia y de la locura. El poder ampliado de la ingeniera delsoftware no desemboca necesariamente sobre la del Big Brother. Estms fisurado de lo que parece. Puede explotar como un parabrisas bajoel impacto de prcticas moleculares alternativas.

    Modelo de coaccinModelizacin creadoraAbril de 1991

    Despus de Michel Foucault, y sin pretender dar una interpretacinhistrica general de las formaciones de poder, se pueden distinguir lassociedades de soberana, las sociedades disciplinarias y las sociedadesde control. El soberano deduca su parte del trabajo humano a partir deinstancias de poder dominando y sobrecodificando los conjuntos socialesque conservaban una cierta identidad y autonoma territorial -etnias,

    pueblos, corporaciones. La modelizacin social permaneca, as,relativamente exterior a las herramientas y a los dispositivos deexplotacin econmica. Con la disciplina capitalista la divisin deltrabajo, el peso creciente de las mquinas energticas, los instrumentossemiticos reactuan sobre la economa "desterritorializando" losantiguos grupos sociales para constituir espacios productivosconstituyendo dispositivos de encierro materiales, institucionales ymentales. El capitalismo remodeliza lo social en sus menores detalles,desde los aparatos de estado, los equipamientos colectivos hasta loscomportamientos y afectos individuales. Por su parte, la mquina urbanafunciona como una especie de proto-computador que secreta, en la

    medida de la evolucin de las necesidades del sistema, las oposicionesduales entre sus clases explotadas y sus "elites", sus ciudadanosrespaldados y sus excluidos, sus normales y sus locos. En la edad delcontrol generalizado, la modelizacin se hace ms totalitaria yhegemnica. La produccin de subjetividad no procede solamente porgrandes conjuntos y por masas sino por una programacin molecular. Elcatecismo del nuevo Dios programador ya no se hace de la boca a laoreja, sino directamente sobre las estructuras modulares nerviosas ypsquicas. El nio tiene desde la cuna esquemas pilotos que le sontrasmitidos por la tele y que modelizan su percepcin, su imaginario ysus valores de referencia; el obrero est cogido en el engranaje de los

    sitios productivos asistidos por computador, por comandos numricos detodo tipo; los comportamientos del consumidor y del elector sonteleguiados en bucles de retroaccin por la publicidad, los sondeos y lahipnosis televisual.La sociedad de control esta dominada por una especie de pulsindeterminista colectiva que, paradjicamente, no est menos minadadesde el interior por la necesidad imperiosa de preservar un mnimo degrados de libertad, de creatividad, de inventividad, en el dominio de las

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    ciencias, las tcnicas, las artes, a riesgo de que el sistema se hunda enuna especie de inercia entrpica.Este rgimen de modelizacin programada desde el exterior, quiz essolo una fase llamada a desaparecer frente a una modelizacinreasumida del interior por los agenciamientos colectivos de enunciacin

    que desarrollaran sistemticamente esta dimensin de creatividad. Talevolucin depende, de una parte, del desarrollo de las ciencias, de lastcnicas y de las artes y, de otra parte de la recomposicin de prcticassociales adecuadas. Tomemos dos ejemplos: la teora cientfica,concebida como un cuerpo de restricciones cerrado sobre si mismo,tienda ya a dar lugar a sistemas de modelizacin evolutivos dejandototalmente abierta la definicin de sus objetos y el estatuto de susprocedimientos. En el dominio de la pelcula, nuevas tecnologasconducirn, quiz, al espectador a tomar parte activa en el espectculo,dirigiendo el mismo su punto de vista, su posicin, sus primeros planos,sus zooms, sus picados. Ulteriormente se posicionar como espectador-

    narrador de la accin. Por ejemplo, podr, a su gusto, cambiar de campoen un western o en una guerra como la del Golfo.