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Democracia delegativa – Guillermo O’Donnell En el presente artículo describo una “nueva especie”, un tipo dentro de las democracias existentes sobre el cual aún no se ha teorizado. Como ocurre a menudo, tiene muchas similitudes con otras especies ya reconocidas y los casos presentan una gradación entre la primera y alguna variedad de las últimas. Aun así, considero que las diferencias son suficientemente significativas como para justificar el intento de tal descripción. La democracia delegativa es democrática porque tiene legitimidad de origen, es decir, se trata de gobiernos que surgen de elecciones limpias y competitivas. Y es democrática porque se mantienen vigentes ciertas libertades políticas básicas, como las de expresión, reunión, prensa y asociación (aunque en algunos casos amenazadas). Sin embargo, es una democracia menos liberal y republicana que la democracia representativa, ya que tiende a no reconocer los límites constitucionales y legales de los poderes del Estado. La concepción básica es que la elección da al presidente el derecho, y la obligación, de tomar las decisiones que mejor le parecen para el país, sujeto sólo al resultado de futuras elecciones. La consecuencia de esta Auto concepción es considerar un estorbo la “interferencia” de las instituciones de control sobre el Poder Ejecutivo, incluyendo a los otros dos grandes poderes del Estado (Legislativo y Judicial), así como las diversas instituciones de auditorías, fiscalías, etc.. Esto lleva, a la larga, a esfuerzos por anular esos controles. En este tipo de democracias, las políticas públicas suelen implementarse de manera abrupta e inconsulta. Por supuesto, el Gobierno debe inevitablemente enfrentar diversas relaciones fácticas de poder, pero esos encuentros suelen realizarse mediante relaciones nula o escasamente mediadas institucionalmente. El Presidente se considera la encarnación, o al menos el más autorizado intérprete, de los grandes intereses de la nación. En consecuencia, se siente por encima de las diversas partes de la sociedad (incluyendo a los partidos) y no cree necesario rendir cuentas, salvo en las elecciones. En la segunda parte de su artículo, O’Donnell traza una “evolución típica” de las democracias delegativas. En general, dice, son producto de graves crisis. Sus líderes emprenden una gran causa, la salvación de la patria, y en la medida en que superan (o alivian significativamente) la crisis logra amplios apoyos. En ésos, sus momentos de gloria, pueden decidir como mejor les parece, y el fuerte respaldo popular les demuestra que ellos

Democracia Delegativa

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Democracia delegativa Guillermo ODonnell

En el presente artculo describo una nueva especie, un tipo dentrode las democracias existentes sobre el cual an no se ha teorizado.Como ocurre a menudo, tiene muchas similitudes con otras especiesya reconocidas y los casos presentan una gradacin entre la primeray alguna variedad de las ltimas. Aun as, considero que las diferencias son suficientemente significativas como para justificar el intento de tal descripcin.Lademocracia delegativa es democrtica porque tiene legitimidad de origen, es decir, se tratade gobiernos que surgen deelecciones limpias y competitivas. Y esdemocrtica porque se mantienen vigentes ciertas libertades polticas bsicas, como las de expresin, reunin, prensay asociacin (aunque en algunos casosamenazadas). Sin embargo, es unademocracia menos liberal y republicana que la democracia representativa, ya quetiende a noreconocer los lmites constitucionales y legales delos poderes del Estado. La concepcin bsica es que la eleccin da alpresidente el derecho, y la obligacin, de tomar lasdecisiones que mejor le parecen para el pas, sujeto sloal resultado de futuras elecciones. La consecuencia de esta Auto concepcin es considerar un estorbo la interferencia de las instituciones de control sobre el Poder Ejecutivo, incluyendo a los otrosdos grandes poderes del Estado (Legislativo yJudicial), as como las diversas instituciones de auditoras, fiscalas, etc.. Esto lleva, a lalarga, aesfuerzos por anular esos controles. En este tipode democracias, las polticas pblicas suelen implementarse de manera abrupta einconsulta. Por supuesto, el Gobierno debe inevitablemente enfrentar diversas relaciones fcticas depoder, pero esos encuentros suelen realizarse mediante relacionesnula oescasamente mediadasinstitucionalmente. El Presidente se considera la encarnacin, o al menos el ms autorizado intrprete, de los grandes intereses de la nacin. En consecuencia, se siente por encima de las diversas partes de lasociedad (incluyendo a los partidos) y no cree necesario rendir cuentas, salvo en las elecciones. En la segunda parte de su artculo, ODonnell traza una evolucin tpica de las democracias delegativas. En general, dice, son producto de graves crisis. Sus lderes emprenden una gran causa, la salvacin de la patria, y en la medida en que superan (oalivian significativamente) la crisis logra amplios apoyos. En sos, sus momentos de gloria, pueden decidir como mejor les parece, y el fuerte respaldo popular les demuestra que ellos son quienes realmente saben qu hacer con el pas. Aupados en sus xitos, los lderes avanzan entonces en su propsito de doblegar a las instituciones de control mediante la concesin de poderes extraordinarios(leyes de emergencia econmica, sper poderes) y elabuso de instrumentos de legislacinejecutiva (decretos). ODonnell sostiene que, en las democracias delegativas, los presidentes siguen viviendo constantemente de la crisis que les dio origen. Incluso cuando lasensacin de crisis ha disminuido, intentan reavivarla, con la advertencia de que si se abandona el camino queproponen ella resurgir, renovada. El problema es que, una vez que los peores aspectos de la crisis han pasado, aparecen viejosy nuevos problemas, casi siempre de resolucin mucho ms compleja que los anteriores.Esto requiere polticas estatales complejas, para lo cuales importante contar con instancias de consulta e intermediacin. Pero este camino se obstruye, en parte porque el Presidente se ha encargado decorroer esas instituciones y en partetambin por un conocido problema psicolgico: ser vctima del propio xito. El lder se aferra aseguir haciendo lo mismo que hasta no hace tanto tiempo funcionaba razonablemente bien. De esta manera, en su negativa a convocar a autnticos aliados e interlocutores, el lder se va encerrando en un grupo de colaboradores cada vez ms estrecho. El lder delegativo es un lder solitario.Para ODonnell, la democracia delegativa se opone a las democracias representativas porque concentra la soberana en elEjecutivo y desconoce la divisin de poderes ytoda mediacin institucional. No obstante ello, la democracia delegativa es, en primer lugar, una democracia porque la fuente de legitimidad es el voto popular y respeta las libertades pblicas, entre otras cosas porque nopuede dejar de hacerlo. Yes delegativa porque se supone que los ciudadanos delegan su voluntad en el lder para que los represente y desde arriba haga loque mejor le parezca. Como se podr apreciar, el concepto se relaciona con la visin decisionista del poder teorizada por Carl Schmitt yes funcional a las visiones populistas en Amrica Latina. En las democracias delegativas el presidente reduce a su mnima expresin las mediaciones propias de una repblica democrtica. El Parlamento se transforma en una suerte de escribana del poder, la Justicia se limita a legalizar sus actos y, en ese contexto, la prensa suele ser considerada la enemiga principal, en tanto se le atribuye un poder que pone en discusin al Ejecutivo.