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DESARROLLO EVOLUTIVO EN EL NIÑO DE LOS 0−2 AÑOS
INTRODUCCIÓN
El desarrollo está en función de dos factores: la maduración y el ejercicio funcional.
En el estado fetal, el desarrollo está regido por el determinismo de la maduración, programado
genéticamente y sin apenas influencias por el ambiente. Tras el nacimiento, persiste el
determinismo de los fenómenos madurativos, aunque son enriquecidos por el papel
estimulador del medio. Y es a partir del segundo mes cuando el equilibrio de fuerzas se va a
invertir, tomando más importancia el ejercicio funcional favorecido por el medio que la
maduración,
La teoría piagetina arguye que el desarrollo implica frecuentes repeticiones e incluso
retrocesos, sucediendo a veces que un niño mayor realiza una tarea determinada peor que
otro más pequeño.
1. DESARROLLO BIOLÓGICO
Las cuatro primeras semanas de vida marcan el período neonatal, un momento de transición
de la vida intrauterina cuando el feto depende totalmente de la madre a una existencia
independiente.
El bebé al nacer tiene características distintivas, cabeza grande, ojos grandes adormilados,
nariz pequeña y mentón hendido (lo que hace más fácil amamantar) y mejillas gordas.
La cabeza del neonato es un cuarto de la longitud del cuerpo y puede ser larga y deformada
debido al amoldamiento que ha facilitado su paso a través de la pelvis de su madre. Este
amoldamiento temporal es posible debido a que los huesos del cráneo del bebé no se han
fusionado aún; no estarán completamente unidos durante los 18 meses. Los lugares de la
cabeza en donde los huesos no han crecido juntos− puntos suaves o fontanela− están
cubiertos por una membrana fuerte. Debido a que el cartílago de la nariz del bebé es
moldeable, el viaje a través del canal deja la nariz luciendo aplastada por unos pocos días.
1.1 Crecimiento del cuerpo
El crecimiento físico es más rápido durante los 3 primeros años que durante el resto de la vida.
A medida que los niños pequeños crecen en tamaño, la forma del cuerpo también cambia. El
tamaño del resto del cuerpo se proporciona con el de la cabeza, la que sigue el proceso en
curso hasta alcanzar el tamaño de la de un adulto.
La mayoría de los niños se adelgazan durante los 3 primeros años; el niño de 3 años es más
delgado si se compara con el regordete y barrigón de un año.
En la mayoría de los bebés el primer diente aparece entre los 5 y 9 meses, y al año tiene 6 u 8
dientes y a los 2 años y medio tiene 20.
1.2 Crecimiento del cerebro
El cerebro humano crece más rápido mientras el bebé está todavía en el vientre y en los
primeros meses de vida. En el feto en desarrollo, se forman un promedio de 250.000 células
cerebrales por minuto, a través de la división celular (mitosis); así la mayoría de los cien mil
millones de células en el cerebro humano ya están presentes en el nacimiento.
El cerebro, la columna vertebral y una red de nervios que llega a todas las partes del cuerpo
constituyen el sistema nervioso. Este complejo sistema de comunicación envía mensajes
sensoriales desde todas las partes del cuerpo al cerebro y regresa órdenes motrices de éste.
Inmediatamente después del nacimiento hay un incremento en el crecimiento de las células
cerebrales. Las células formadas recientemente se clasifican por funciones, y se dirigen a sus
posiciones apropiadas bien sea en la capa superior del cerebro, o en la capa inferior, o niveles
subcorticales. En un recién nacido, las estructuras subcorticales que regulan funciones
biológicas como la respiración y la digestión son las que están desarrolladas de manera más
completa; las células en el córtex cerebral, que es donde se origina el pensamiento y la
solución de problemas, todavía no están bien conectadas. Las conexiones entre las células en
el córtex aumentan marcadamente a medida que el bebé madura y hacen posible el
funcionamiento motor e intelectual en niveles más altos.
1.3 Conductas reflejas
Los seres humanos tienen un arsenal de reflejos, algunos de los cuales parecen ofrecer
protección e inclusive abarcan hasta la supervivencia misma.
Los llamados reflejos primitivos, o reflejos de los recién nacidos, se encuentran presentes en el
momento del nacimiento o un poco después, y algunos se pueden producir aun antes del
nacimiento. En un bebé neurológicamente saludable, estos reflejos desaparecen en diferentes
épocas durante el primer año. La breve aparición de estos reflejos primitivos indica el control
subcortical del sistema nervioso de un infante, ya que la maduración de la corteza cerebral
inhibe sus manifestaciones.
Los reflejos primitivos son normales en los recién nacidos pero después de los primeros meses
es normal que se desvanezcan como señal de desarrollo neurológico. Los reflejos primitivos se
hallan controlados por la subcorteza; su desaparición es prueba de que la corteza se está
desarrollando y da como resultado el cambio de conducta refleja a conducta voluntaria. Ya que
hay un tiempo preestablecido para el desarrollo y la desaparición de los reflejos primitivos, el
desarrollo neurológico de un bebé, se puede evaluar al observar qué reflejos se hallan
presentes o ausentes.
En sus estudios, Piaget creía que sí un reflejo no era repetido durante tiempo hasta que el
bebé lo hubiera aprendido no lo desarrollaría.
Para este autor, el aprendizaje es una adaptación, un intercambio del organismo con su medio,
con modificación de ambos para conseguir un equilibrio. Un reflejo empieza a ser un
aprendizaje cuando se transforma en un esquema.
Los expertos están de acuerdo en que hasta las cuatro semanas de vida el niño no ha nacido
totalmente, pero desde el nacimiento del niño ya encontramos gran actividad motora. Esta
actividad motora son los denominados reflejos. Por tanto vamos a ver que son los reflejos y
explicaremos algunos de los más importantes.
Conductas reflejas: son movimientos automáticos provocados por un excitante exterior, sin
que intervenga la voluntad ni el cerebro, sino la médula espinal.
Estas conductas pueden continuar a lo largo del tiempo y se convierten en hábitos, que llegan
a derivar en actividades. Otras, sin embargo, son adaptativas y supervivenciales y llegan a
desaparecer con el tiempo. Por último hay otras conductas reflejas llamadas arcaicas que se
pierden rápidamente y que se cree que fueron de gran utilidad antes de que comenzáremos a
evolucionar.
EJEMPLOS DE CONDUCTAS REFLEJAS
Reflejo de hociqueo o de los puntos cardinales: estimulando la mejilla próxima a la
boca, el niño dirige la boca y el rostro hacia el estímulo. Desaparece a partir de los tres
meses.
Reflejo de succión: el niño succiona cuando se introduce cualquier objeto en la boca.
Desaparece a finales del primer año.
Reflejo de enderezamiento de la cabeza: al colocarle de cubito supino, endereza la
cabeza.
Reflejo del abrazo de Moro: se provoca dejando caer al niño bruscamente hacia atrás,
sujetándole al caer. El niño echa los brazos hacia delante en posición de abrazo. Debe
desaparecer a finales del cuarto mes.
Reflejo de prensión plantar y palmar: al contactar un objeto con la palma de la mano o
la planta del pie, estas se contraen bruscamente. Desaparece hacia los cuatro meses.
Reflejo de Babinski: al estimular la planta del pie, se produce la extensión de los dedos
en abanico. Se considera normal hasta el año o los dos años de edad. Posteriormente
significa lesión de la vía piramidal.
Reflejo de incurvación del tronco: un ligero rasguño en la región paravertebral produce
incurvación del tronco hacia el lado estimulado. Va desapareciendo a partir de los tres
meses.
Reflejo de la escalera: adelantando al niño hacia el centro de la mesa, sube con los dos
pies el escalón que constituye el borde de la mesa. Va desapareciendo a partir del
primer mes.
Reflejo de la marcha automática: Consiste en movimientos primitivos de marcha con
el cuerpo inclinado hacia delante. Va agotándose poco a poco y desparece totalmente
en el primer trimestre.
Reflejo de reptación: apoyado sobre el vientre y con una resistencia en el pie, inicia
movimientos coordinados de brazos y piernas para reptar sobre el suelo. Desaparece
hacia los cuatro meses.
Reflejo de natación: Sostenido horizontalmente sobre el estómago en el agua, hace
movimientos sincronizados de brazos y piernas. Desaparece hacia los seis meses.
Parpadeo: la luz fuerte sobre los ojos hace que se cierren los párpados. No desaparece.
Patelar: un golpe debajo de la rótula provoca una extensión de la pierna hacia delante.
No desaparece.
1.4 desarrollo del sistema esquelético y nervioso
Sistema esquelético:
Inicialmente, los huesos son cartilaginosos hasta su posterior y progresiva osificación
Sistema nervioso:
En el nacimiento, hay circunvoluciones más marcadas, con un cerebelo pequeño (que controla
el equilibrio).
A los 3 meses, aumenta la vascularización, el tamaño de los lóbulos y circunvoluciones y se
distingue entre materia gris y blanca.
A los 9 meses, el lóbulo temporal se acerca al tamaño adulto. Las circunvoluciones siguen
aumentando.
Al año, el tamaño del lóbulo frontal es cercano a la del adulto.
A los dos años, cambia el color del cerebro. Hay cambios en el cerebelo y el córtex motor
aumenta su delgadez.
2. DESARROLLO COGNITIVO − ESTADIO SENSORIOMOTOR DEL DESARROLLO
El principal objetivo de Piaget es intentar organizar la conducta humana según un entramado
biológico.
Estudió a sus propios hijos observando sus conductas para verificar las ideas obtenidas en un
proceso lógico.
Muchos de los trabajos de Piaget sobre el desarrollo humano se han interesado en la
investigación de la inteligencia y el pensamiento así como en la búsqueda de conceptos
formales que expliquen como la conducta está organizada y es adaptativa.
Basándose en sus observaciones, Piaget elaboró una secuencia completa de etapas y fases
para explicar las relaciones que establecía entre muchos de los aspectos de su teoría.
2.1 Los estadios del desarrollo
Aunque en este trabajo trataremos el estadio del niño de 0 a 2 años, enumeramos todos los
estadios citando alguna característica en general para luego centrarnos en el período concreto
anteriormente mencionado.
Según Piaget, el estadio sensoriomotor comprende las edades del niño de 0 a 2 años, el cual se
divide en seis subetapas. Las cuatro primeras en el primer año de vida y las dos últimas en el
segundo año de vida.
ETAPA 1: UTILIZACIÓN DE LOS REFLEJOS
Comprende desde el nacimiento hasta el primer año de vida. El niño utiliza sus reflejos innatos
que comienzan a ser modificados por la experiencia. El más importante es el de succión, ya
que el niño va modificándolo por la experiencia, por ejemplo: cuando la madre cambia de
postura, va moviendo la cabeza, etc.
En esta primera etapa los niños practican activamente los nuevos esquemas adquisitivos e
intentan asimilar otras actividades a la succión. Otros reflejos serán: de moro, de sonrisa, de
llanto...
ETAPA 2: DESARROLLO DE LOS HÁBITOS SIMPLES Y REACCIONES CIRCULARES PRIMARIAS
Entre el primer y segundo mes de vida. Caracterizado por la formación de patrones de hábitos
simples. El término que le da a esta etapa se refiere a conductas que siendo originalmente
realizadas al azar producen resultados placenteros para el niño que así repite el
comportamiento. Al cabo de repetir mucho una determinada actividad esta se convierte en un
hábito. Por ejemplo: el bebé consigue llevar la mano a la boca y chupar la mano le causa
placer, intenta repetirlo pero no siempre lo consigue porque no coordina la mano con la boca.
ETAPA 3: REACCIONES CIRCULARES SECUNDARIAS
De los cuatro a los ocho meses de vida. Despliegan intencionalmente su atención hacia un
mundo ahora más amplio. Implica una interacción con el medio. Es el proceso desde el que el
bebé toca algo por azar hasta que consigue tocarlo o cogerlo porque quiere. Prefieren los
juguetes que suenan, se mueven o se balancean. Esta etapa consiste en arrojar los juguetes
fuera de la cuna o del parque. Los niños prestan atención a los objetos directamente situados
frente a ellos. En dicha etapa los niños dependen todavía de descubrimientos accidentales de
estímulos interesantes y de la suerte para obtener los objetos que desean. Por ejemplo: el
bebé coge desde su cuna un móvil e intenta llevarlo a la boca.
ETAPA 4: COORDINACIÓN DE ESQUEMAS SECUNDARIOS Y SU APLICACIÓN A NUEVAS
SITUACIONES
De los ocho a los doce meses de vida. El niño tiende a construir nuevos esquemas en torno a
los esquemas adquiridos previamente y comienza a aplicarlos a nuevas situaciones. Implica
una intermediación de objetos y cadena de posibles acciones. Aunque los niños por ejemplo
han progresado en el entendimiento de la permanencia de los objetos, continúan presentando
dificultades para resolver este tipo de problemas. Por ejemplo: una niña que coge un lapicero
que está atado a un cordón, persigue la relación entre el cordón y el objeto que quiere.
ETAPA 5: REACCIONES CIRCULARES TERCIARIAS Y EL DESCUBRIMIENTO DE NUEVOS
SIGNIFICADOS POR EXPERIMENTACIÓN ACTIVAS.
Entre los doce y los dieciocho meses. Hay una serie creativa de experimentos en los que los
niños persiguen novedades por su propia cuenta. Piaget explica como la repetición previa de
una reacción circular secundaria que resultaba placentera se convierte en una reacción
terciaria cuando el sujeto desvía la atención del acto repetido a la consecuencia de este acto.
En esta etapa cada niño encontrará algo que le resulte interesante, e intentará jugar con el
objeto. Al ejecutar estas acciones satisfactorias, los niños incrementan también su
conocimiento acerca de los objetos y de las relaciones espacio−temporales. Inventan nuevas
conductas a través de la experimentación.
ETAPA 6: INVENCIÓN DE NUEVOS SIGNIFICADOS MEDIANTE COMBINACIONES MENTALES
De dieciocho o veinticuatro meses. Comienzan a representar objetos a través de imágenes
mentales. De este modo, son capaces de representar ahora internamente objetos que no
están presentes. Es en esta etapa cuando el niño desea encontrar un objeto, por ejemplo un
juguete, y no cuenta con los patrones de conducta que le ayuden a resolver el problema,
inventa mentalmente unos nuevos, haciendo esto, su comportamiento se hace más avanzado.
Los acontecimientos importantes de este periodo son la representación y la invención.
Al terminar la sexta etapa del estadio sensoriomotor entramos en el estadio preoperacional.
3. PSICOMOTRICIDAD EN EL NIÑO DE 0−2 AÑOS
Hay un orden definido para la adquisición de destrezas motrices y la habilidad de moverse
deliberada y acertadamente es progresiva. Las habilidades van de lo simple a lo complejo.
Primero, el niño alza objetos relativamente grandes con toda su mano. Luego, gradúa el uso de
pequeños movimientos como de pinza con su pulgar y su índice para alzar objetos muy
pequeños. Después de que ha logrado control sobre movimientos separados de los brazos,
manos, piernas y pies, será capaz de coordinar todos estos movimientos para poder caminar.
La habilidad para caminar y la precisión para agarrar son dos de las habilidades motrices más
distintivas de los humanos, ninguna de las cuales está presente en el momento de nacer.
3.1 control de la cabeza
Al nacer, el bebé puede voltear la cabeza de lado a lado cuando está acostado hacia arriba y,
cuando está boca abajo, puede levantar la cabeza lo suficiente como para voltearla. Primero
domina el elevar la cabeza mientras que está boca abajo; luego mantiene su cabeza derecha
cuando se le sostiene, y después levanta la cabeza cuando está boca arriba. Durante sus
primeros 2 ó 3 meses continúa elevando la cabeza más alto y, alrededor de los 4 meses, puede
mantenerla derecha cuando se le ayuda o cuando se lo mantiene sentado.
3.2 Control de las manos
Aproximadamente a los 3 meses y medio, el bebé puede agarrar un objeto de tamaño no muy
grande, aunque todavía tiene dificultad para agarrar cualquier cosa que sea mucho más
pequeña. Alrededor de los 7 meses, las manos están lo suficientemente coordinadas como
para poder alzar un guisante de la bandeja de su silla de comer, haciendo uso solamente de un
movimiento como de pinza. A los 14 meses puede construir una torre de dos cubos; alrededor
de los dos años pude agarrar una taza y beber de ella, y su lateralidad ya se halla bien
establecida; aproximadamente 3 meses antes de su tercer cumpleaños, puede copiar un
círculo, bastante bien.
3.3 Locomoción
A los 3 meses, después de un cuarto de año como prisionero de la gravedad, el bebé empieza a
rodar sobre sí mismo a propósito, primero de su estómago a la espalda y más tarde de la
espalda al estómago. Los bebés aprenden a sentarse ya sea levantándose por sí mismos, ya sea
cuando están acostados o dejándose caer cuando están de pie.
El bebé promedio puede sentarse sin apoyo entre los 5 y 6 meses y puede adoptar una
posición de sentado sin ninguna ayuda, dos meses más tarde. Alrededor de los 6 meses
aproximadamente, empiezan a moverse por todas partes en forma muy variada y bajo su
propia cuenta y riesgo. Se mueven sobre el estómago, empujan el cuerpo con los brazos y
arrastran con dificultad los pies detrás de ellos. A veces, sentados, corren rápidamente,
empujándose hacia delante con los pies y las manos. La mayoría de los bebés ya se
desenvuelven por todas partes con bastante propiedad alrededor de los 9 ó10 meses.
Alrededor de los 10 meses, después de unos 4 meses de práctica parándose con el apoyo de
cualquier objeto, puede soltarse y pararse solo. Alrededor de dos semanas antes del primer
cumpleaños, se pone de pie correctamente, por sí mismo.
4. SOCIALIZACIÓN
4.1 Desarrollo emocional−apego
El desarrollo emocional depende de muchos factores, algunos de los cuales son innatos y
visibles en el nacimiento y otros sólo aparecen después de un tiempo. Este proceso puede
provenir de un reloj biológico en maduración, gobernado por el cerebro, el cual dispara
sentimientos específicos en diferentes etapas. Esta cronología puede tener valor para la
subsistencia: expresiones de dolor de niños indefensos de dos meses pueden hacer que se les
proporcione la ayuda que necesitan, mientras que la ira expresada por los mismos bebés en la
misma situación, pero siete meses más tarde, puede ocasionar que alguien haga algo para
ayudarles, por ejemplo a alejar a una persona que le molesta.
Poco después de nacer, los bebés muestran interés, angustia y disgusto. En los meses
siguientes van más allá de estas expresiones primarias para expresar alegría, cólera, sorpresa,
timidez, miedo. Pero emociones más complejas que dependen del sentido de sí mismo llegan
más tarde, alguna de ellas el segundo año, que es cuando la mayoría de los niños desarrollan la
autoconciencia: capacidad para reconocer sus propias acciones, intenciones, estados y
competencia y para entender que están separados de otras personas y cosas. Al darse cuenta
de esto, pueden pensar sobre sus acciones y juzgarlas.
Alrededor de los ocho meses, la mayoría de los bebés desarrollan miedo a los extraños, sin
embargo no muestra miedo si el extraño es otro niño.
El logro de la autoconciencia representa un gran salto de los niños en la comprensión y en la
relación con otra gente; pueden colocarse en el lugar de otras personas y así desarrollan el
sentimiento de empatía; además pueden pensar sobre sus propios sentimientos. Cuando se
dan cuenta de que nadie más puede conocer sus pensamientos, desarrollan la habilidad de
mentir.
4.1.1 Evolución del apego desde el nacimiento hasta la edad adulta
La definición que hemos decidido escribir es la que presentan Isabel Luján y Julio Machargo en
su libro Psicología de desarrollo y de la educación en edad escolar.
Apego: se entiende por apego la estrecha vinculación emocional que el niño establece con
aquellas personas de su entorno que más directamente interactúan con él, generalmente las
que le cuidan y satisfacen sus necesidades. Fruto de esa vinculación es el lazo invisible que le
empuja a buscar su compañía y que perdura a lo largo del tiempo. La característica
inconfundible del apego es procurar un cierto grado de proximidad al objeto de apego, que no
siempre implica contacto físico; ese vínculo se mantiene en distintas situaciones, incluso en
ausencia de la persona objeto del apego.
Para realizar este punto nos hemos basado en el autor Félix López (Desarrollo afectivo y
social): Este autor nos describe la evolución que se sigue este vínculo desde que se crea en el
niño (nada más nacer)
Desarrollo del apego en la primera infancia
Dentro de este periodo y dependiendo del autor se establecen tres o cuatro etapas. Félix
López establece tres fases o estadios.
Fase 1. Orientación hacía las personas sin reconocimiento de las figuras que le cuidan
(0−3meses)
Desde los primeros momentos de vida las personas ocupan un lugar especial entre los
elementos que rodean al bebé. Durante estos tres primeros meses asistimos a una progresiva
orientación de las conductas y señales emocionales hacía los seres humanos. Aunque las
habilidades para la interacción social se desarrollan lentamente, conforme aumentan los
periodos de alerta aumentan las oportunidades de interacción.
Algunos de estos progresos en la interacción social son:
El llanto: comienza como algo espontáneo, pero desde la segunda semana se relaciona con
factores externos, la voz humana se revela entre los estímulos eficaces en su detención y el
poder del rostro como inhibidor del llanto comienza a destacar finalizado el primer mes.
El amamantamiento: se ha constatado como aparece una alternancia de roles, expresada en la
actividad manipulativa materna durante las pausas y la reactivación de la succión por parte del
niño cuando cesaba la actividad materna.
Sin embargo, no se puede hablar todavía de apego porque los niños no reconocen a las figuras
familiares, no las distinguen de los desconocidos. Es cierto que pueden identificar muy
precozmente la voz y olor de la persona que les cuida pero esto no quiere decir que la
identifique y discrimine visualmente de manera global antes de los tres o cuatro meses. De
hecho si se les ofrece cuidados similares a los a los de la madre por otras personas los
aceptaran como si se tratase de la madre.
Fase 2. Interacción privilegiada con las figuras familiares sin rechazar a los extraños (3−7
meses)
El desarrollo de la percepción visual e intermodal permite al bebé integrar percepciones de la
cara, el olor, la voz y otras características de la persona que le cuida, lo cual trae consigo el
reconocimiento de la figura de apego, aunque aún no rechaza a los desconocidos. Entre las
conductas que nos permiten afirmar el reconocimiento de la figura materna se encuentran:
Sonrisa diferencial: el niño sonríe más ampliamente y con mayor frecuencia a la madre que a
los demás.
Vocalización diferencial: vocaliza con mayor frecuencia en la interacción con la madre que con
los desconocidos.
Llanto diferencial: llorar cuando la madre sale de su campo perceptivo y no cuando le
abandona otra persona.
Interrupción diferencial del llanto: el llanto cesa cuando la figura materna lo levanta en brazos.
El comportamiento diferencial infantil aumenta sensiblemente los cuidados de los padres
hacía el bebé, que le consideran ya como un interlocutor que responde al cariño y la atención.
Este cambio da lugar a un especial tipo de relación: la interacción cara a cara. Tanto el niño
como los cuidadores disfrutan de la experiencia de estar coordinados. Los bebés responden
mirando, sonriendo y vocalizando a las iniciativas de los cuidadores y la sensibilidad de éstos a
los estados y señales del niño les permite adaptar el ritmo de su comportamiento a la
disponibilidad del bebé para mantener el intercambio.
A lo largo de estos meses los cuidadores son cada vez más capaces de interpretar las señales
del niño y aprenden a ajustar sus respuestas para captar y mantener la atención del niño, y,
conforme ambos participan de estas sincronías, la relación es cada vez más satisfactoria. Estas
interacciones son uno de los elementos que más contribuyen a la formación del apego
recíproco.
Hasta ahora hemos hablado de las interacciones privilegiadas con las figuras familiares, pero
todavía no se ha establecido el vínculo afectivo. Si la madre no está, el niño no la echa de
menos, no se angustia por la separación. No se puede hablar de verdadero apego hacía una
persona específica.
Fase 3. Vinculación y miedo a los demás (8−12 meses)
Se forma el lazo afectivo (apego) no intercambiable, hacía la madre o quien haga las veces de
ésta. Uno de los criterios más aceptados a la hora de afirmar el establecimiento del apego es la
ansiedad de separación. La ausencia de la figura de apego genera inquietud: el niño protesta,
llora, intenta seguirla, manifiesta agitación motriz, etc., y cuando vuelve se aferra a ella.
Establecido el lazo afectivo, el comportamiento de apego se organiza y se hace más flexible.
Las conductas de apego, antes aisladas, se integran en un plan de conducta. Cuando el umbral
de distancia se excede o el niño percibe señales de peligro el sistema se activa. Se pone en
marcha diferentes recursos de comportamiento (llanto) para restablecer la proximidad. La
respuesta no es fija ya que el plan es flexible en los medios.
Las figuras de apego se convierten en una base de seguridad para el niño, a partir de ella el
niño inicia una exploración de la realidad. Cuando los niños están en lugar desconocido y
pierden el contacto con la figura de apego, paralizan la exploración e inician una búsqueda
ansiosa, llamadas, protestas, etc. Su seguridad y atrevimiento se transforman en inseguridad y
paralización.
Poco después de establecerse el apego se modifica también el comportamiento frente a las
personas desconocidas, observándose reacciones de inquietud, rechazo, evitación o temor
intenso. Se ha constatado que esta reacción aumenta en intensidad a finales del primer año
para comenzar a declinar a partir de los 18 meses.
El apego durante la infancia, el periodo escolar
A partir del primer año de vida el niño va conquistando cierto grado de independencia gracia a
las nuevas capacidades de locomoción. Este proceso es conflictivo porque exige
readaptaciones continuas con ganancias y pérdidas de ciertos privilegios.
A partir del segundo año de vida la experiencia en la relación con las figuras de apego hace que
el niño pueda predecir mejor sus demandas. Es decir puede funcionar con un plan de acción
más flexible y eficaz.
En los momentos de separación se activan conductas de apego, reaccionando de forma similar
a como lo hacía en los primeros años de vida. Depende en gran medida de la situación y las
circunstancias en que se produce la separación. Se pueden destacar dos fases en estas
separaciones:
Fase de protesta: comienzan cuando se dan cuenta de que se quedan solos. Se acaba a las
pocas horas, aunque puede durar toda una semana. El niño intenta recuperar las figuras de
apego con conductas de búsqueda. También es algo habitual el rechazo a los cuidados y
atenciones que le ofrecen los cuidadores. Si durante esta fase se produce un reencuentro
rechazaran más fuertemente a los extraños y se mostraran más ansiosos ante posibles nuevas
separaciones.
Fase de ambivalencia: si permanece separado de las figuras de apego durante un tiempo más
largo (8 días) suele pasar a una fase donde pierde el vigor de su protesta y aparece un
comportamiento ambivalente ante los cuidadores. Los signos de ansiedad son más evidentes,
sollozos, angustia, etc. El niño parece haber perdido la esperanza de reencontrar las figuras de
apego pero sigue deprimido.
Comienza a aceptar las ayudas que le ofrecen. Cuando durante este periodo reencuentra la
figura de apego, la recibirá sin interés o incluso con hostilidad. Esta reacción tardará en
vencerse dependiendo del tiempo de separación y de cuanto de injustificada la perciba el niño.
La separación fundamental para todos los niños es la incorporación al centro de educación.
4.2 Expresión de las emociones
Durante el primer mes, el bebé se aquieta al sonido de una voz humana o cuando la alzan, y
sonríe cuando le mueven las manos y se las ponen juntas para jugar a dar palmaditas. Cada día
que pasa, responde más a la gente− sonriendo, arrullándose, agarrando objetos...
Al nacer, su grito indica incomodidad física; más tarde, posiblemente expresa angustia
psicológica. Sus primeras sonrisas con frecuencia son espontáneas como una expresión de
bienestar interno. Después de unos meses, las sonrisas son, con más frecuencia, señales
sociales en las cuales el bebé muestra su agrado por otras personas.
4.3 El llanto
Como la forma más poderosa − y a veces única − como los bebés pueden señalar al mundo
externo cuando necesitan algo, el llanto es un medio vital de comunicación. Desde la primera
semana de vida, los infantes lloran cuando sienten hambre, frío y cuando están desnudos o
despiertos. Durante las siguientes semanas, también lloran cuando se les interrumpe la
comida, cuando se los estimula estando incómodos y cuando se los deja solos en un cuarto.
Patrones de llanto:
Hay cuatro patrones de llanto:
Llanto de hambre básico: llanto rítmico que no siempre está asociado con hambre.
Llanto de ira: variación del llanto rítmico en cual un bebé expele el exceso de aire a
través de las cuerdas bucales.
Llanto de dolor: ataque súbito de llanto en voz de alta sin quejidos preliminares, o
grito inicial prolongado seguido de un período largo de retención de la respiración.
Llanto de frustración: empieza con dos o tres gritos largos sin períodos largos de
retención de la respiración.
4.4 La sonrisa
Su sonrisa pone en movimiento un ciclo de confianza y afecto. La sonrisa se desarrolla por
etapas. La primera sonrisa tímida aparece muy pronto después del nacimiento y en alguna
ocasión se explicó que se debía a gases; pero se sabe que ocurre en forma espontánea como
resultado de la actividad del sistema nervioso central y, frecuentemente, aparece cuando el
niño se está quedando dormido.
Durante la segunda semana después del nacimiento, el bebé sonríe con frecuencia de manera
somnolienta después de comer, posiblemente como respuesta a los sonidos de su madre.
Después de la segunda semana, es probable que sonría más cuando está despierta pero
inactiva y, alrededor del mes, sus sonrisas llegarán a ser más frecuentes y sociales. Las
primeras sonrisas sociales son breves en tanto que la primera sonrisa refleja hace uso de los
músculos faciales inferiores únicamente y la sonrisa social, también, incluye los músculos de
los ojos. A esta edad los bebés sonríen cuando se los hace palmotear y cuando oyen una voz
familiar; durante el segundo mes, pueden reconocer a distintas personas y les sonríen más a
aquellas que conocen; alrededor de los tres meses, sus sonrisas son más amplias y duran más.
4.5 La risa
Durante su cuarto mes, el bebé empieza a reír fuerte cuando lo besan en el estómago, cuando
oye determinados sonidos. A medida que el bebé va creciendo, ríe con más frecuencia y ante
más cosas. De los cuatro a los seis meses se ríe en forma nerviosa como respuesta a los
sonidos y al contacto, pero de los siete a nueve meses lanza la cabeza hacia atrás y ríe en igual
proporción ante situaciones más complejas. El cambio refleja su desarrollo cognoscitivo
creciente: al reír ante lo inesperado, muestra que sabe qué esperar; la risa también le ayuda a
descargarla tensión.
4.6 La rabieta
Las rabietas es uno de los signos que delatan que se están haciendo humanos conocen su
mente y están intentando tomar sus propias decisiones.
A los 2 años, es capaz de fabricar emociones con las que sabe que conseguirá lo que quiera. Es
capaz de reaccionar ante los sentimientos, pueden imaginarse lo que sienten los demás.
Comienzan a aprender el mundo adulto, de los premios y los castigos. A los 3 años dominan
todas las técnicas para entablar una amistad.
5. DESARROLLO LINGÜÍSTICO
La primera actividad vocal del bebé es llorar. Uno o dos meses después, balbucea, utilizando su
lengua de diferentes formas para moldear los sonidos; alrededor del primer cumpleaños. El
niño dice algunas palabras cortas formadas por sonidos simples; puede producirlas bien y
muestra un control sutil y voluntario de su cuerpo.
El manejo del habla no es únicamente una cuestión de aprendizaje. Es también una función de
maduración. La importancia de la maduración, el desdoblamiento de los patrones de conducta
en una secuencia determinada biológicamente y relacionada con la edad. Estos cambios son
programados por los genes; es decir, antes que el niño pueda tener control completo de todas
las habilidades debe estar biológicamente listo.
5.1 Discurso prelingüístico
A las 6 semanas del nacimiento, los bebés se arrullan cuando están felices produciendo
chillidos, gorgoteos y sonidos vocálicos. Entre los 4 y los 6 meses empiezan a balbucear,
repitiendo una serie de sonidos simples.
De los 7 a los 12 meses imitan accidentalmente sonidos que han escuchado y luego se imitan a
sí mismos al producir estos sonidos. Cerca de los 9 a 10 meses imitan sonidos
deliberadamente. Aun cuando no los entiendan.
Al principio del segundo mes, cuando de arrullan para expresar satisfacción, los bebés
empiezan a aumentar en forma continua la gama de entonaciones emocionales.
5.2 Discurso lingüístico
Cuando la primera palabra no es mamá o papá, puede ser una sola sílaba que tiene gran
variedad de significados, de acuerdo con lo que está sucediendo en ese momento. Una palabra
sola que parece expresar un pensamiento completo se llama holofrase.
Normalmente, alrededor de los 15 meses un niño de cualquier sexo ha dicho diez nombres o
palabras diferentes, y el vocabulario continúa creciendo a través de la etapa de las palabras
simples. También hay seguridad creciente en las palabras, más y más ocasiones inspiran al
bebé para decir una palabra o un nombre.
La edad en que los niños comienzan a combinar palabras varían. Generalmente, lo hacen
después de su segundo cumpleaños. Aunque el discurso prelingüístico está clara e
íntimamente ligado a la edad cronológica, el discurso lingüístico no.
Algunas de las características del habla temprana:
Los niños simplifican y dicen solamente lo suficiente para que se les entienda.
Generalización de reglas: las aplican rígidamente sin usar excepciones.
Entienden las relaciones gramaticales que no pueden expresar.