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57 REVISIÓN HISTÓRICA * Ginecólogo-Obstetra, Profesor Asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Área Oriente Peñalolén de Santiago. Servicio y Departamento de Ginecología y Obstetricia Hospital Santiago Oriente, Dr. Luis Tisné Brousse. El arte como aporte a la obstetricia José Lattus Olmos*. RESUMEN La anatomía humana fue una gran incógnita para quienes quisieron describir o esquematizar y di- bujar la figura humana, no es posible que los escultores romanos, griegos, egipcios, japoneses, chinos y otros hayan imaginado la constitución compleja del cuerpo humano sin disecarlo, no obstante, se acercaron demasiado a la perfección en sus esculturas y pinturas, desde antes de la era cristiana, todo aquello fue considerado un arte. Fue solo después que los médicos realizaron disecciones en cadáveres se dieron real cuenta de lo que ocurría en sus funciones, debían entonces disecar y estudiar el cuerpo humano. Muchos médicos de aquel entonces, tuvieron la inquietud de dejar apuntes, dibujos e inva- luables esquemas de los órganos, y en especial en la obstetricia en que ingeniosamente relacionaron la función del complejo músculo esquelético pélvico femenino y el feto, como pasajero en un canal estre- cho para muchos y adecuado para otros. Palabras clave: Anatomía humana, el arte del dibujo, la obstetricia. SUMMARY Human Anatomy was a big question for those who wanted to describe or draw and draw the human figure, it is not possible that Roman sculptors, Greeks, Egyptians, Japanese, Chinese and others have imagined the complex Constitution of the body human without dissecting it, however, approached too perfection in his sculptures and paintings, from before the Christian era, everything was conside- red an art. It was only after doctors performed dissections on cadavers real realized what was happe- ning in their roles, they were then to dissect and study the human body. Many physicians at the time had the concern of leaving notes, drawings and invaluable schemes of bodies, and especially in obste- trics that cleverly related complex female pelvic skeletal muscle function and the fetus, as a passenger in a narrow channel for many and suitable for others. Key words: Human Anatomy, the art of drawing, the obstetrics. REV. OBSTET. GINECOL. - HOSP. SANTIAGO ORIENTE DR. LUIS TISNÉ BROUSSE 2016; VOL 11 (1): 57-70 Disponible en www.revistaobgin.cl

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REVISIÓN HISTÓRICA

* Ginecólogo-Obstetra, Profesor Asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Área Oriente Peñalolén de Santiago. Servicio y Departamento de Ginecología y Obstetricia Hospital Santiago Oriente, Dr. Luis Tisné Brousse.

El arte como aporte a la obstetricia

José Lattus Olmos*.

ReSumeN

La anatomía humana fue una gran incógnita para quienes quisieron describir o esquematizar y di-bujar la figura humana, no es posible que los escultores romanos, griegos, egipcios, japoneses, chinos y otros hayan imaginado la constitución compleja del cuerpo humano sin disecarlo, no obstante, se acercaron demasiado a la perfección en sus esculturas y pinturas, desde antes de la era cristiana, todo aquello fue considerado un arte. Fue solo después que los médicos realizaron disecciones en cadáveres se dieron real cuenta de lo que ocurría en sus funciones, debían entonces disecar y estudiar el cuerpo humano. Muchos médicos de aquel entonces, tuvieron la inquietud de dejar apuntes, dibujos e inva-luables esquemas de los órganos, y en especial en la obstetricia en que ingeniosamente relacionaron la función del complejo músculo esquelético pélvico femenino y el feto, como pasajero en un canal estre-cho para muchos y adecuado para otros.Palabras clave: Anatomía humana, el arte del dibujo, la obstetricia.

SummaRy

Human Anatomy was a big question for those who wanted to describe or draw and draw the human figure, it is not possible that Roman sculptors, Greeks, Egyptians, Japanese, Chinese and others have imagined the complex Constitution of the body human without dissecting it, however, approached too perfection in his sculptures and paintings, from before the Christian era, everything was conside-red an art. It was only after doctors performed dissections on cadavers real realized what was happe-ning in their roles, they were then to dissect and study the human body. Many physicians at the time had the concern of leaving notes, drawings and invaluable schemes of bodies, and especially in obste-trics that cleverly related complex female pelvic skeletal muscle function and the fetus, as a passenger in a narrow channel for many and suitable for others.Key words: Human Anatomy, the art of drawing, the obstetrics.

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INtRoDuccIóN

La anatomía humana fue una gran incógnita en tiempos pretéritos para quienes quisieron describir o esquematizar y más aún dibujar la figura humana, no es posible que los escultores romanos, griegos, egipcios, japoneses, chinos y otros a quienes admiramos sus obras y encontramos en museos de todo el mundo, hayan imaginado la constitu-ción compleja del cuerpo humano sin disecarlo, no obstan-te, se acercaron demasiado a la perfección en sus esculturas y pinturas, desde antes de la era cristiana. El solo hecho de pensar en la multitud de órganos que constituyen la ana-tomía de un ser humano y aun más en su funcionamiento, fue un enigma y lo logró entender a medias solo después que los grandes escultores, pintores y médicos, especial-mene los anatomistas y grandes personajes de la historia, quienes autorizados o no debido a las severas normativas y castigos para realizar disecciones en cadáveres, se dieron real cuenta de que para un mejor entendimiento de lo que ocurría en sus funciones, debían disecar y estudiar el cuer-po humano. Muchos de los artistas, escultores, pintores y médicos de aquel entonces, tuvieron la inquietud de dejar apuntes e invaluables esquemas de los órganos, y en espe-cial en la obstetricia en que ingeniosamente relacionaron la función del complejo músculo esquelético pélvico femeni-no y el feto, como pasajero en un canal estrecho para mu-chos y adecuado para otros. Dejo en este artículo una breve cronología de estos hechos, muchos se han quedado en los borradores, pero lo que aquí se describe, son aquellos que han aportado a nuestra especialidad en su momento para goce de quienes admiran lo escrito y esquematizado en la historia de la medicina, especialmente en la obstetricia.

bReve Relato cRoNológIco De laS ImpReSIoNeS De obRaS

Hasta mediados del siglo XIV los libros se escribían a mano en un proceso lento y sumamente laborioso, y fue justamente en la segunda mitad de este siglo en que se avanza en las técnicas de impresión y se inventa la imprenta, lo cual contribuyó significativamente a una mayor difusión de los textos.

Sorano de Éfeso (138-98 a.C). Nacido en Grecia, dejo escritos considerados como trabajos de considerable mérito, versaban sobre enfermedades de la mujer, escri-bió además un tratado sobre cirugía de fracturas. Son copia de estas obras los escritos de Celio Aureliano, sobre enfermedades crónicas y agudas. Escribió cuatro libros “perí gynaikéion”, un verdadero tratado de ginecología científica.

Celso año (25 d.C) dejó en documentos las ac-tividades médicas de Hipócrates, en su libro escrito en la época de Tiberio (30 a.C).

Aetius (505-575 d.C) o Aecio de Amida (Aëtius Amidenus), de origen griego, vivió en Constantinopla, donde ejercía como médico imperial. Escribió un gran número de trabajos sobre patología y diagnosis, com-prendidos en dieciséis libros.

En el año 800, se traduce el “Ayurveda”, o cono-cimiento de la vida con sus dos componentes el Characa y el Shushruta al persa y árabe. Se menciona esta obra ya que en el siglo XVII, la medicina árabe ejerció su influ-encia en Europa, incorporando a la medicina occidental este tipo de conceptos médicos hindúes.

Abulkasis, (936-1013 d. C), Abu al-Qasim Jalaf ibn al-Abbas Al-Zahrawi o Abul-Qasim Khakaf ibn al Abbas al Zahravi, árabe: ) más cono-cido como Abulcasis o Albucasis, médico y científico andalusí (Zahara, Córdoba, Al-Ándalus, 936 –Córdoba, 1013). Escribió la enciclopedia médica llamada Al-Tasrif (o Tesrif ), que consta de treinta volúmenes que cubren temas variados de la ciencia médica, donde Abulkasis escribió las experiencias médicas con instrumentos ex-tractores en partos.

En todos estos antiguos textos o libros únicos, escri-tos a mano con letras de bello colorido y con máxima acuciosidad. Los dibujos y esquemas eran escasos, ya sea porque los autores no tenían esa habilidad para dejar plasmada una idea, o sencillamente describían en el texto con palabras lo que imaginaban, faltaba la genialidad del trazo en los dibujos y las técnicas que le permitiesen dejar grabada la instancia de sus experiencias vividas.

No obstante, las antiguas técnicas de impresión se pueden remontar a China y Egipto. Antes de esto el estampado era con sello y monotipo, lo que podría estar relacionado con la civilización de Mesopotamia 3000 a.C. Luego los chinos inventaron la impresión en made-ra 2.000 años a.C, las primeras en el mundo, donde ya existía un tipo de papel de arroz y se tallaban los caracte-res y los gráficos en bloques de madera antes de imprimir con tinta en tela. En la dinastía Han (206 a.C hasta 220 d.C) también se usó papel de arroz. En la dinastía Tang, se denominaba “tecnología de impresión de bloque” y se usaba hasta hace poco. En esta última dinastía (Tang) (618-907), también se usó la técnica descrita y la xilogra-fía (técnica de impresión con plancha de madera) se hizo popular extendiéndose a otros países de Asia Oriental, como Corea, Japón, Vietnam y Filipinas.

Los romanos tuvieron sellos que imprimían hojas de inscripciones sobre objetos de arcilla alrededor del año 440 a.C. y el 430 a.C.

En el año 1040, Bi Sheng (990-1051) (Figura 1) de la dinastía Song del norte (960-1127), es contratado para imprimir el manuscrito de la vida del padre adopti-vo del dueño del taller de impresión. Su método de im-presión fue registrado con detalle en los libros e inventó una nueva tecnología de impresión, y abrió la “Tienda

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de Impresión con Tipo Móvil de Bi” con otros artesanos. Utilizó diversos tipos de arcilla, endurecido por cocción en el fuego, y creó el primer tipo móvil. Combinó la cera colofonia y ceniza de papel y los puso en una placa plana con marco de acero, para prepararla para la composición tipográfica, luego fueron puestos en orden en la placa plana de acero, puestos al fuego para derretir ligeramente la cera, de manera que al ser presionado los tipos de la placa podían adherirse a la placa plana de acero.

El invento de Bi Sheng utilizaba menos mano de obra y recursos, pero mayor eficiencia y buena calidad de im-presión, fue considerada como la mayor revolución en la historia de la impresión, y sentó las bases para la industria de la imprenta moderna. Los tipos móviles eran piezas normalmente metálicas con forma de prisma, de una alea-ción llamada “tipográfica” (plomo, antimonio y estaño).

En 1234 artesanos del reino de Koryo (actual Corea), conocedores de los avances chinos con los tipos móviles, crearon un juego de tipos móviles de metal que se antici-pó a la imprenta moderna. Después de eso, Wang Zhen de la dinastía Song del norte y Hua Sui de la dinastía de Ming (1368-1644) inventaron la impresión de tipos móviles de madera y metal.

No obstante la invención de los tipos móviles se atribuye a Johannes Gensfleisch, verdadero apellido de Gutenberg, nacido en Maguncia en la casa paterna llamada zum Gutenberg (1398-1468). Entre los años 1441 y 1445, inventa y fabrica la imprenta que per-mitía realizar múltiples copias de un mismo libro, ello favoreció la rápida difusión de las nuevas ideas políticas y religiosas por toda Europa. Hay una controvertida historia en la que se disputan la gloria del llamado “Padre de la Imprenta” los nombres del alemán Mente-lin, impresor de Estrasburgo (1410-1478); el italiano Panfilo Castaldi, médico y después tipógrafo en 1470, otro italiano de nombre Aldus, Lorenzo de Coster, de Haarlem (Países Bajos) (1370-1430). Cada uno tiene un monumento en sus respectivas localidades; sin em-bargo, en la historia, perdieron el pleito definitivamente los partidarios de Mentelin y Castaldi, todos contem-poráneos.

Una edición que data del año 1502 en Maguncia, Alemania, impresa por Peter Schofer, sucesor de la imprenta que en el pasado le perteneció a Gutenberg, (Figura 2), dice:

“Este libro ha sido impreso en Maguncia, ciudad donde el arte admirable de la tipografía fue inventado en 1450 por el ingenioso Johannes Gutenberg y luego perfeccionado

Figura 1. Bi Sheng, grabado actual en su homenaje.

Figura 2. Biblia de Gutenberg, museo del Vaticano.

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a costa y por obra de Johannes Fust y de Peter Schöffer... entre otros”

Otro de los grandes aportes del arte a la obstetricia y medicina en general, así como a la cirugía, fue Leo-nardo di ser Piero da Vinci, (Vinci 15 de abril de 1452 - Ambroise 2 de mayo de 1519), pintor florentino, no-table polímata del renacimiento, su sabiduría abarcaba conocimientos en campos diversos de la ciencia y las artes (a la vez anatomista, arquitecto, científico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista) (Figura 3).

La formación de Leonardo en anatomía humana comenzó mientras aprendía con Andrea del Verrocchio, quien insistía en que todos sus alumnos debían tener conocimientos de anatomía. Como artista, pronto fue un maestro de la anatomía topográfica, realizando numerosos estudios sobre músculos, tendones y otras características anatómicas visibles.

Puso las bases de la anatomía científica, diseccionando los cadáveres de los criminales bajo estricta discreción, para evitar a la Inquisición y sus duras restricciones al avance de la humanidad. Las condiciones de trabajo fueron particu-larmente penosas debido a los problemas de higiene y con-servación de los cuerpos. Como artista reconocido, recibió la autorización para diseccionar cadáveres humanos en el Hospital de Santa María Nuova de Florencia y más tarde, en los hospitales de Milán y de Roma. De 1510 a 1511, colaboró con el médico Marcantonio della Torre, famoso anatomista italiano, y juntos, compilaron un conjunto de investigaciones sobre anatomía con más de doscientos dibujos hechos por Leonardo; que fueron publicados bajo el título engañoso de Tratado de pintura, en 1680.

Realizó innumerables dibujos de anatomía humana, huesos, músculos y tendones, del corazón y el sistema vascular, del sistema reproductivo y otros órganos inter-nos, y gráficos sobre la acción del ojo. Realizó uno de los primeros dibujos de un feto dentro del útero (Figura 4). Como artista, Leonardo observó de cerca los efectos de la edad y de la emoción humana sobre la fisiología, estudiando en particular los efectos de la rabia. Dibujó igualmente numerosos modelos, algunos de ellos con importantes deformaciones faciales o signos visibles de enfermedad. También estudió la anatomía de numerosos animales. Falleció a los 67 años, acompañado de su fiel Francesco Melzi, a quien legó sus proyectos, diseños y pinturas.

El primer tratado de obstetricia en lengua castellana es el de Damián Carbón, médico renacentista, mallorquín que en 1541 publicó el Libro del arte de las comadres o madrinas y del regimiento de las preñadas y paridas de los niños, considerado el primer manual de partería. En 1513 escribe sus notas Eucharius Rhodión (1470-1526), médico y boticario de Vorms y luego de Fráncfort, quien grecizó o latinizó su apellido (a Roesslin, que en alemán significaría

pequeña rosa, dicho en griego Rhodión) deja descrito en sus notas: De Partu hominis, et quae circa ipsum accidunt, Libe-llus D. Eucharii Rhodionis, Medici, traducido y publicado por su hijo Eucharius Roesslin, el joven, en el año 1532. Roesslin escribió la obra en alemán que incluye grabados de Martin Caldenbach, discípulo de Alberto Durero. En sus ilustraciones, Der Rosengarten dejó por primera vez esque-mas de la silla de parto y las posiciones del feto en el útero. Roesslin fue médico de Catherine de Pomerania esposa de Enrique IV, duque de Brunswick-Lüneburg.

Eucharios Rhodión (Roesslin), fue pionero en las publica-ciones, escribió esta gran obra de partos, que se la puede tener por primera en su especie, después de la de Moschión, y por la que se han guiado los escritores inmediatos a su tiempo. (Figura 5).

Figura 3. Leonardo da Vinci. Autorretrato.

Figura 4. Dibujos de fetos en el útero materno, de Leonardo.

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Moschión (s. V-VI d.C.), traduce al latín la gineco-logía de Sorano el “Padre de la Obstetricia” (s. II, 98-138 d.C.), de quien era discípulo. Dedica un capítulo com-pleto a la obstetricia con dibujos y esquemas atingentes.

Cornelius Solingen (1641-1687) en su “Embryulcia”, 1673 da a conocer y describe los huesos pélvicos y los puntos de reparo al tacto o dactilares de la cabeza fe-tal. En sus dibujos y descripciones de las regiones del cráneo fetal falta exactitud anatómica, pero la atención y práctica de un gran número de obstetras que leen su obra, indican la dirección correcta en que debe estar la cabeza fetal respecto de la pelvis materna, este conjunto de características prácticas permitía asegurar que el feto en el parto, podía nacer vivo. Estas obras se publicaron completas en el año 1698 en Amsterdam.

A partir del siglo XVI la situación de la obstetricia comenzó a cambiar, y destacar las publicaciones que hemos indicado, en Alemania el libro “Jardín de Rosas para comadronas y Embarazadas de Roesslin” «Der Swan-gern Frawen und Del Hebammen Rosegarten», 1513. En España 1541, se publicó en Mallorca, según parece, el primer libro que trató especialmente de los partos, y se tituló “Libro del libro de las comadronas o madrinas y del

regimiento de preñadas y de los niños”, en 1595 en Venecia la obra “La Comadrona o la Partera”.

En el año 1722, François Mauriceau publica en Paris su libro. (Figura 6). El que contiene sus primeros dibujos y esquemas en el arte de la obstetricia, la cabeza fetal y sus estructuras óseas y la pelvis femenina y sus dimen-siones y relación con las partes fetales, dibuja además algunos de los instrumentos utilizados en su práctica obstétrica. (Figuras 7, 8, 9, 10 y 11).

Figura 5. Dibujos originales de Roesslin. 1513. Diversas situaciones del feto en el útero.

Figura 6. Libro de Mauriceau, 1722.

Figura 7. Dibujo de Mauriceau, mecanismo del parto.

Figura 8. La pelvis y cabeza fetal.

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Juan Jorge Röederer, (Figura 12), profesor en Gotinga funda en 1751 la primera Clínica Obstétrica dedicada a la enseñanza académica de la especialidad en Alemania, publica además el libro “Elementos del Arte Obstétrico”, en 1753, escrito en latín, considerado como el primer Tratado de Obstetricia científico de origen alemán, por lo que Röederer es considerado el fundador de la obstetri-cia alemana. Deja en su libro preciosos dibujos producto de su experiencia y práctica en obstetricia, especialmente dedicado a los partos laboriosos.

Estos son algunos de sus dibujos a mano alzada y esquemas de la pelvis femenina y sus deformaciones, (Figura 13), así como la presentación fetal y el complejo manejo de los embarazos múltiples, que en ese enton-ces solo era posible de diagnosticar por la destreza en la palpación abdominal, lo que parecía arte de magia. Sus libros fueron escritos en latín y traducidos a varios idiomas, entre ellos al francés, que son las figuras que se agregan al texto. (Figuras 14 a la 21).

En este tratado, entre otras enseñanzas, establece las reglas para una correcta palpación fetal, en lo cual se basó Leopold para escribir sus maniobras, y la enseñanza del parto asistido con fórceps y sus reglas, para evitar que el enclavamiento de la cabeza fetal terminara en desastre y embriotomía. Röederer, en el breve período de su activi-dad como profesor y director de la sección de obstetricia fundada en Gotinga (1751-63), llenó una laguna de todo un siglo y elevó la obstetricia alemana a la misma altura a que se encontraba en las demás naciones, (Figu-ra 23). Por todos los lados de la tierra alemana se veían surgir institutos obstétricos, con lo que la obstetricia ale-mana se instaura de una manera triunfal. A la fundación de una escuela para matronas en la «Caridad» de Berlín (1751) y en el Hospital de S. Marcelo de Viena, siguieron otros en Cassel, Brunsvique, Dresde, Würzburgo, Jena, Marburgo, etc. A estas primeras instituciones van ligados

Figuras 9, 10 y 11. Dibujos de Mauriceau. Presentación fetal e instrumentos.

Figura 13. Dibujos de Roereder, Tabla 1, la pelvis femenina.

Figura 12. Roederer, Johann Georg, 1726-1763, y su libro “Elementos del arte obstétrico”. “Comentarios de Partos la-boriosos”.

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Figura 19. Feto en transverso, con un pie y una mano en la vagina, distocia de difícil manejo.

Figura 14. El útero en su máxima capacidad, el feto en cefálica con una circular al cuello y brazo.

Figura 15. Feto en presentación de frente, indicando lo difícil que resulta la dilatación y el encaje cefálico debido a esta distocia.

Figura 16. Feto en presentación de cara, los ojos totalmente edematosos, con el mentón tras el pubis y el vértice en relación al sacro.

Figura 17. Feto en podálica, sus nalgas ocupan la excavación pelviana. Parto muy distócico, que era difícil que el niño vivie-se, anota Roereder.

Figura 18. Otra distocia de difícil manejo para los obstetras de la época.

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los nombres de Crantz, Rechberger, Plenk, Zeller, Stein, Wirsherg y Stark. Por más que la mayoría de estos insti-tutos poseyesen tan sólo algunos locales para puérperas y que el número de partos anuales fuese extraordinaria-mente escaso, en comparación con la cifra actual, servían al menos para observar y aprender sin obstáculos ni inte-rrupciones. Gotinga fue seguida por escuelas de parteras y de obstetras en Berlín en 1751, en Tubinga en 1759, en Berna, bajo Venel, en 1782 y en Cassel en 1760; en Jena en 1788, en Marburgo en 1790 y en Wurzburgo bajo von Siebold en 1778-99. En Edimburgo, la instrucción

para las parteras fue dada por Joseph Gibson en 1726, en Inglaterra por John Maubray en 1724 y por Richard Manningham en 1736; en Dublín por Bartholomew Mosse en 1746 y su sucesor Sir Fielding Ould en 1759. El hospital privado de maternidad de Mosse en Dublín, que se abrió el 15 de marzo de 1745, fue la primera institución de su categoría en el Reino Unido. En 1751, Mosse, cirujano y obstetra de matices filantrópicos, comenzó la construcción del Hospital de la Rotonda de Dublín, que se abrió el 8 de diciembre de 1757. Las cátedras de partos fueron establecidas en Edimburgo en 1739, en Dublín en 1743 y en Glasgow en 1815. El Hospital Británico de Partos fue fundado en 1749, el Hospital de Partos de la Ciudad de Londres en 1850, el Hospital de la Reina Carlota en 1752, y una policlínica de obstetricia fue abierta en el Hospital Meath, en Du-blín, por Fleury en 1763. En Italia, las escuelas de parte-ras fueron abiertas en el Piamonte en 1728, en Padua en 1769 y en Roma en 1776. Todos los obstetras a que nos hemos referido, eran muy hábiles con el fórceps, y a sus discípulos enseñaban sus maniobras y secretos personales para salir airoso en la resolución de los partos asistidos. Todos fueron profesores de obstetricia y dejaron escritas sus experiencias así como sus dibujos y esquemas de sus experiencias, ese es su valor.

Para terminar estas líneas dedicadas a la academia y enseñanza en la obstetricia de ese tiempo, diremos que en Roma, año 1776 se logró bajo el pontificado de Pío VI, establecer una enseñanza práctica de la obstetricia.

Figura 20. Se le llamó a esta presentación “Tronco abandonado”, por la exteriorización del brazo derecho fetal, recomendaba reponer el brazo y rotar al feto para tomar sus pies y extraerlo en podálico.

Figura 21. Feto apelotonado, por el trabajo de parto y la ro-tura de membranas, que paulatinamente va disminuyendo de volumen uterino y reduciendo su capacidad lo que obliga al feto pasivamente a apelotonarse o acurrucarse. Recomendaba ir a buscar los pies, para asistir el parto en podálico. Difícil maniobra, que no aseguraba la sobrevida del feto.

Figura 22. Gestación gemelar. Feto I en cefálica y el II podá-lico.

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Cabe hacer notar que en Francia, siendo la cuna de la obstetricia y el parto instrumentado, no se logra sino has-ta el año 1830, que lo consigue Pablo Antoine Dubois, a pesar de los enemigos y dificultades que se oponían a tal enseñanza, pero finalmente logró su objetivo y París tuvo su escuela de enseñanza de la obstetricia práctica para médicos cirujanos aprobada por las autoridades y el gobierno de la época, publicó sus experiencias y dibujos y esquemas en la práctica obstétrica.

Otro gran aporte lo hizo Frederick Ruysch (28 de marzo de 1638 – 22 de febrero de 1731), botánico y anatomista neerlandés, recordado por sus avances en la preservación anatómica y la creación de dioramas o esce-nas que incorporaban partes del cuerpo humano.

Se destacan en este periodo de la obstetricia dos grandes médicos y obstetras, uno es William Smellie quien después de la capacitación en obstetricia en Londres y París, abre una escuela práctica en Londres e inicia la enseñanza de la obstetricia formal. Inventó una “máquina”, un maniquí obstétrico, para dar instruc-ciones de tocología. Smellie describe el mecanismo del parto y deja numerosos escritos de las experiencias, diseñó otros maniquíes obstétricos e idearon, junto a William Hunter una maniobra para tomar la cabeza fetal en el parto de nalgas. También publicó sus experiencias y luego las aplicó a sus enseñanzas. Se cree que pintó su propio retrato.

William Hunter (Lanarkshire 1718-1783) gran ana-tomista y obstetra de la realeza (Figura 24), lo fue de la Reina Carlota de Mecklemburgo-Strelitz (Mirow, 19 de mayo de 1744 – Surrey, 17 de noviembre de 1818), casada con Jorge III del Reino Unido con quien tuvo 15 hijos, la reina interesada en las artes apoyó a Johann Christian Bach, que fue su profesor de música, y a Wolfgang Amadeus Mozart, quien entonces de apenas 8 años de edad, le dedica su Opus 3. Hunter fue pupilo y aprendiz del médico William Smellie (1697-1763), ambos consideraban que la “partería˝ debería ser consi-derada como una ciencia.

Ambos aparte de ser colegas, competían entre sí y compartían horas de estudio, la misma profesión y hasta mucho más que el mismo nombre pues ambos se llamaban William, ambos hicieron grandes fortunas. Compartieron después, según las crónicas de la época, un macabro pasatiempo que fue mantenido en secreto, según los historiadores. Lo que al comienzo fue una sana competencia por demostrar quién era el más sabio de los dos, terminó acabando en lo que sería considerado como la causa de los mayores asesinatos en serie de mu-jeres embarazadas, según crónicas de esos años. Incluso en 1753 el rey de esa época, Jorge III, se había enterado de las olas de crímenes en las mujeres embarazadas, los pobladores sospechaban y echaron la vista hacia Hunter y Smellie, por lo que empezaron a ser investigados como

responsables de los asesinatos. El 15 de noviembre de ese año, el rey da un discurso expresando su preocupación ante el aumento de los crímenes con lo cual pide que las sanciones del delito sean más drásticas. Pero ¿cómo po-drían hacer responsable a unos médicos tan famosos de la época?, las pruebas estaban a la mano, los dibujos de las mujeres diseccionadas, pero a nadie se le ocurrió en aquella época usarlas como fundamento para provocar su detención. Además de la influencia ejercida por Hunter y mediante favores políticos, se detiene la investigación policial y con ello se detuvieron las acusaciones y empe-zaron a librarse de la grave acusación. En 1763 muere el médico Smellie, pero sin embargo esto no detuvo a su pupilo para seguir avanzando en las investigaciones, es así que entre 1766 y 1774 se produjeron más asesinatos, lo cual se reflejó en la aparición de nuevos dibujos, nue-vos atlas salían a la luz. A la vez que en 1768, Hunter creaba su propio centro de anatomía en Londres, donde aplicaba los conocimientos adquiridos en la formación de la nueva generación de médicos especializados en el arte de la partería o parturia. Años después Hunter tam-bién muere no sin antes donar sus libros de su escuela a la Universidad de Glasgow donde se había formado en medicina. La Universidad, con el material donado, fun-da el museo hunteriano en honor al gran médico, pero sin duda todo queda entredicho, después de muchos años, sin pruebas en su contra. No se ha podido respon-sabilizar a los obstetras de los crímenes de las mujeres

Figura 24. William Hunter. Autorretrato.

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embarazadas que se sucedieron en aquella época. Lo más probable es que ellos realizaran autopsias en mujeres de parto fallecidas, (Figuras 25 y 26), de las que tomaban notas y dibujos, ya que en esa época no era infrecuente encontrar muchas mujeres que morían en su parto, incluso dando a luz en la calle. La historia, no obstante, ha rescatado su gran aporte a la obstetricia, con los inva-luables libros con claros dibujos y esquemas anatómicos de excelencia y perfecto trazo. Uno de los más preciados atlas anatómico, por la excelencia en sus dibujos, es “The anatomy of the Human Gravid Uterus Exhibited in Figures” de 1774. En el cual participaron los mejores artistas de la época para ilustrar sus disecciones. Hunter y Smellie establecieron las bases científicas de la obstetricia y ginecología en Gran Bretaña, y recomendaban reducir la interferencia en el proceso del parto.

Hemos de referirnos además en el arte en la obste-tricia a Jean-Louis Baudelocque (1745-1810) que fue uno de los obstetras más influyentes del siglo XVIII. El refinó y popularizó muchas de las teorías y las prácticas de William Smellie (1697-1763) y André Levret (1703-1780), e hizo una serie de contribuciones originales en el campo obstétrico. Su fama se basa principalmente en el desarrollo de una técnica para medir la pelvis antes de que ocurra el parto con la invención de un compás o pel-vímetro para este propósito, y sus esfuerzos en la mejora de la educación de las comadronas. Su tratado clásico sobre la obstetricia pasó por una serie de ediciones y fue traducido ampliamente a varios idiomas. Baudelocque provenía de una familia de médicos y se orientó hacia la medicina a una edad temprana por influencia de su padre, un médecin-chirurgien. (Figura 27).

Otro aporte importante a la obstetricia fue el médico y profesor agregado de obstetricia de la Universidad de Paris, Facultad de Medicina, Paulin Cazeaux (1808-1862), quien publica en el año 1852, su “Tratado teórico y práctico del arte de la obstetrica”, (Figura 28), el arte se re-fiere indudablemente al instrumento, y es lo que muchos

Figura 25. Dibujo de William Hunter. Tomado de una au-topsia de gestante fallecida en la calle durante su parto. Útero grávido de mujer con embarazo a término.

Figura 26. Dibujo contenido en su tratado de obstetricia “The anatomy of the Human Gravid Uterus Exhibited in Figures”, de William Hunter, y que le significó serios problemas con la justicia, ya que se le acusó de sacrificar mujeres o realizar disec-ciones sin el consenso de sus colegas contemporáneos, 1774.

Figura 27. Dibujo de Baudelocque. Fórceps aplicado a feto en vértice.

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obstetras ignoran cuando se refieren al “estado del arte” en congresos y cursos de obstetricia. El tratado contiene numerosas figuras, sus dibujos, y entre sus datos su inves-tigación acerca de la frecuencia de los fórceps, indicando que es difícil formarse una idea exacta de la frecuencia de los casos ya que varían mucho según los países y aun de los comadrones y su experiencia, dice: en Inglaterra 120 casos en 42.196 partos, es decir 1 por 351; en Francia 277 en 44.776 partos, 1 por 162; en Alemania 1.702 en 26.122 partos, 1 por 153. Estas fueron las primeras estadisticas serias del porcentaje de fórceps de la época.

Deja claramente establecido que es más difícil apreciar aun con exactitud la gravedad de la intervención respecto de la madre y de la criatura, porque la mayor parte de los países se limitan a indicar el número de mujeres y criatu-ras que han sucumbido, sin determinar la causa que ha hecho necesaria la intervención del arte, y sin que sirvan por consiguiente para conocer la gravedad probable de la operación en un caso determinado, ya que no es compa-rable el riesgo que corren la madre y la criatura cuando se emplea el fórceps a consecuencia de la resistencia de las partes blandas, que es una amenaza cuando la cabeza se encuentra detenida por una pelvis estrecha, el tiempo transcurrido desde la rotura de las membranas hasta la intervención del arte, que influye mucho en el resultado de la operación, que debe tenerse muy en cuenta.

Una de las únicas mujeres que escribieron y dibuja-ron sus experiencias fue Angelique Marguerite Le Bour-sier du Coudray (1714-1794), sage-femme o matrona partera o comadrona creadora de sus maniquíes para enseñar el parto, publicó un libro de texto de partería temprano, Abrégé de l’art des accouchements (El arte de la obstetricia) en 1759, (Figura 29), el mismo año el rey le encargó enseñar a parteras a las mujeres campesinas en un intento de reducir la mortalidad infantil. Entre 1760 a 1783, viajó por toda la Francia rural, compartiendo su conocimiento extenso con las mujeres pobres y explican-do con dibujos y esquemas los mecanismos del parto.

En 1812, en el Hôtel Dieu, se publica un valioso texto, que contiene numerosas figuras y dibujos de María Luisa LaChapelle Dugés, Madame Lachapelle (1769-1821). El libro de Madame LaChapelle se convirtió en un recurso importante en la formación de las parteras en toda Europa, y para envidia de los obstetras, también lo fue para la formación de los médicos en la obstetricia. Los dos últimos tomos se publicaron bajo la tuición de su sobrino el Profesor Antoine Dugés de Montpellier, desde el año 1825, asesorado por Marie Anne Victoire

Figura 28. Tratado de Cazeaux.

Figura 29. Maniquíes de Angelique Marguerite Le Boursier du Coudray.

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Boivin Gillain, libros dedicados a la memoria de Mada-me LaChapelle, a pesar de sus diferencias e importantes rencillas con ella.

Otra de las importantes sage-femme de la época fue precisamente Marie Boivin (9 abril 1773 a 16 mayo 1841) matrona, considerada ginecóloga y además escritora.

Madame Boivin, escribió varios libros, siendo la envidia de los obstetras de la época, que incluso sirven de guías a los médicos en práctica referido a los partos instrumentados, ya que los fórceps los aplicaban las ma-tronas en su trabajo diario, y eran quienes orientaban a los médicos, cuando Baudelocque era el director de ese centro hospitalario (Figuras 30, 31 y 32).

Marie Anne Victoire Boivin Gillain nació en Mon-treuil, en Seine-Saint-Denis, y se educó en un convento de monjas en Étampes donde su talento e inteligencia llamó la atención de Madame Elisabeth, hermana del rey Luis XVI. Era una dama muy buena moza, lo demues-tran los retratos a lápiz de su rostro de perfil y de frente que dejó como testigos de su belleza. Fue reconocida por sus habilidades y destrezas en los partos difíciles y aplicación del fórceps, los cirujanos decían que “tenía un ojo en la punta de cada dedo de sus manos”. Por sus habilidades y lucha de poderes, debió abandonar el Hôtel Dieu al romper relaciones con Madame Lachape-lle, luego de renunciar trabajó en el Hospital de Burdeos

Figura 30. Libro de Marie Anne Victoire Boivin Gillain.

Figuras 31 y 32. Fórceps aplicado en cabeza última, dibujos de Marie Anne Victoire Boivin Gillain.

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Figura 33. Dibujo de Jean Leo Testut Deynat.

con una pensión mínima, murió en la extrema pobreza un año después de su jubilación en 1841, París.

Retomando nuestra historia del arte en obstetri-cia y para finalizar con los médicos obstetras que han aportado a ésta, otro de los hombres claves en nuestra práctica obstétrica es el Dr. Carl Gustav Carus, (3 enero 1789 en Leipzig, Alemania, y falleció el 28 de Julio del 1869 en Dresden). Médico, filósofo, escritor, pintor y naturalista, se dedicó a establecer el arquetipo vertebrado, especialmente el estudio de las vértebras. Determinó clara-mente la anatomía del canal del parto y la conformación vertebral, describiendo la línea de descenso de la cabeza fetal por la línea del canal pélvico, denominada línea o círculo de Carus. Él fue un gran pintor, que es una de las características de quienes han dejado sus obras en pro de la ciencia, ya que cada uno de ellos tenía como pasión el hobby del arte del dibujo y la pintura, y dejaron plasma-do su espíritu en sus esquemas, que han servido de guía a las generaciones futuras.

Finalmente debemos, en justicia, dejar constancia del gran aporte a la obstetricia, por el arte puesto en sus esquemas, dibujos y la descripción de la anatomía hu-mana de Jean Leo Testut Deynat (1849-1925), Profesor de Anatomía de la Facultad de Medicina de Lyon desde 1886 hasta 1919. Miembro de la Academia Francesa de Medicina y presidente de la Asociación Mundial de Anatomistas. Fundó y dirigió la “Revista Internacional de Anatomía y de Histología”. Realizó más de 90 pu-blicaciones sobre materias de anatomía, antropología e historia, destacándose su tratado de Anatomía Humana, publicado inicialmente en 1887 y de uso aún vigente como libro de texto y de consulta en muchas de las facultades de medicina de América Latina y de Europa. Publica en 1887 su tratado de anatomía humana en cuatro volúmenes, con su segunda edición en 1893, se le

considera uno de los tratados de anatomía humana más completos y con una ilustración muy detallada, la mayor parte de ellas a colores dibujadas por G. Devy y S. Du-prey, esta obra fue premiada por la academia francesa de medicina con el premio Saintour, 1902, es considerada una obra monumental sobre la anatomía humana, incor-porado como texto básico para la enseñanza anatómica en las Universidades del Mundo. Jean Leo Testut falleció en Caudèran, Francia el 16 de enero de 1925, a los 76 años, dejando su legado y la continuidad de su gran obra a cargo de su pupilo y sucesor, el también excelente ana-tomista por mérito propio André Latarjet (1877-1947), quien trabajó en conjunto con Testut, posteriormente continuó la difusión de su obra, incorporando además a través de su propia obra aportes importantes en el área del estudio de la anatomía humana. (Figura 32).

coNSIDeRacIoNeS FINaleS

Revisando la literatura internacional, nos encontramos con innumerables libros que además de los textos es-critos por médicos, y aun por especialistas, vemos sus dibujos y esquemas que tratan de dejar plasmadas sus ex-periencias en el arte de partear. Difícil en los comienzos, antes del siglo XIV, más promisorio desde la invención de la imprenta, no obstante era evidente que las figuras y dibujos debían agregarse a los textos, lo que ocurrió hasta el siglo XVIII, y que muchas veces fueron arrancados de éstos, ya sea por curiosidad o por maldad, eran dibujos únicos que recién pudieron copiarse una vez avanzada la tecnología. Así se perdió gran parte de esas obras de arte de los médicos especialistas, un tesoro para quienes son amantes de la historia de la medicina, y en nuestro caso de la obstetricia.

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