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Desde un cuarto a una cocina: aproximación a “la(s) estética(s) de la ficción serial contemporánea” Laura Calvo Gens Tutor: Manuel Garin Boronat Estètica del Cinema Contemporani, Segon Trimestre, 2018-2019 Facultat de Comunicació Universitat Pompeu Fabra

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Desde un cuarto a una cocina: aproximación a “la(s) estética(s) de la

ficción serial contemporánea”

Laura Calvo Gens Tutor: Manuel Garin Boronat Estètica del Cinema Contemporani, Segon Trimestre, 2018-2019 Facultat de Comunicació Universitat Pompeu Fabra

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Resumen: El presente ensayo intenta ofrecer una particular visión y apreciación sobre la estética televisiva, revisando piezas televisivas desde 1996 hasta nuestros días. Combinando una aproximación teórica y una carta al pasado –como una forma de revisar tal fenómeno a través de una forma autobiográfica–, la estética televisiva como disciplina académica, la experiencia estética relacionada con la televisión, así como su disolución en la vida de los espectadores, serán constantes que aparecerán reiteradamente a lo largo de un ensayo que intenta examinar la compleja relación entre la televisión contemporánea y la Estética. Palabras clave: televisión, series de televisión, ficción serial contemporánea, estética televisiva, experiencia estética Abstract: This essay seeks to offer a particular point of view over TV Aesthetics, reviewing television pieces from 1996 until the very contemporary series that are being produced today. Combining a theoretical approach, and a letter to the past –as a way of reviewing this phenomena through an autobiographical form–, TV Aesthetics as an academical discipline, the aesthetical experience related to TV, and its disolution in life, are constants that take place along an essay that examines the complex relationship between contemporary TV and Aesthetics. Keywords: TV series, contemporary serial fiction, TV Aesthetics, aesthetical experience.

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DESDE UN CUARTO A UNA COCINA APROXIMACIÓN A “LA(S) ESTÉTICA(S) DE LA FICCIÓN SERIAL

CONTEMPORÁNEA”

Laura Calvo Gens

Estética del Cine Contemporáneo

Máster en Estudios de Cine y Audiovisual Contemporáneos

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INTRODUCCIÓN

A sabiendas de que la tarea de historiar o “estetizar” el presente desde el presente,

resulta de particular complejidad y arduidad, el presente escrito pretende ofrecer una

visión articulada a través de un eje fundamental, transversal, al discurso: “la estética de

la serie de televisión” o “la estética de la ficción serial contemporánea”. Si bien no

pretendemos defender ni reivindicar “la estética televisiva / de la ficción serial

contemporánea” en su especificidad y distinción, articular el trabajo a partir de esta

cuestión nos ayuda a acotarlo y a explorar un ámbito concreto que parta de la experiencia

personal y la articulación del creciente interés por la serie de televisión en tanto cuanto

espacio poético / estético desde 1996 hasta este momento.

El trabajo se articula en dos partes cuyo proceso creativo, de composición textual,

pueden resultar antagónicas pero que se complementan deliberadamente en base a,

precisamente, esta apariencia formal (puesto que la composición textual es también

herramienta-reflejo del discurso que defendemos). La primera parte sienta unas bases

teóricas para el proyecto a través de tres ideas: “la estética serial televisiva como

disciplina” o la estética como disciplina teórica para el estudio de la ficción serial

contemporánea, “la estética experiencial de la ficción serial” o el hecho del visionado y

apreciación de la serie de televisión como elemento estético y “la estetización de la ficción

serial” o la indistinción, disolución, de la ficción serial en el plano de la vida de la

espectadora. La segunda parte sintetiza estas tres cuestiones, pero desde la apreciación

personal -donde la aproximación teórica, como cualquier apreciación teórica que sea,

también constituye una valoración personal en la construcción de su discurso-, desde la

vivencia, desde la experiencia. Esta segunda parte -que a lo mejor peca de

sentimentalismo- se relata en formato epistolar, desde la experiencia de la autora como

espectadora en el presente y para la niña que también fue espectadora de televisión, para

que, a través de la historia personal, se revele la argumentación del texto.

Porque desde esta pantalla de ordenador portátil, desde este teléfono móvil,

recordamos esa televisión que nos ha visto crecer. Desde esta habitación en la que vemos

The Wire recordamos esa cocina y ese salón donde veíamos Pratos combinados. Desde

altas horas de la madrugada recordamos aquellas tardes de encandilamiento y calor.

Desde la soledad y la reunión en red social recordamos a la familia. Desde HBO

recordamos la TVG. El texto que sigue no es tanto un trabajo académico, sino un recuerdo

que no queremos olvidar.

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PRIMERA PARTE “LA(S) ESTÉTICA(S) DE LA FICCIÓN SERIAL”, EN TEORÍA

Dominique Chateau inaugura el capítulo “Estética y Cine” de su libro Cine y

filosofía del siguiente modo:

El cine es un arte: por más que esta proposición suscite interminables discusiones,

estamos de acuerdo en considerar que el cine concierne a la estética. Podemos

constatar incluso, que esta idea nunca fue tan vivaz como ahora, dado que la estética

suplantó a la semiología y a la narratología en la lista de las disciplinas que

componen el campo de los estudios cinematográficos (2005 [2001], p. 159).

Precisamente en el panorama de estudios televisivos la estética es una disciplina

que ha tenido sus tropiezos a la hora de proponerse como encuadre para el análisis de la

imagen televisiva1. En esta “reivindicación” de la “estética de la imagen televisiva” han

venido a resaltarse el trabajo de Metallinos (1996), Butler (2013), Creeberg (2013), Ellis

(2017), o, en el contexto estatal Huerta y Sangro (2018), en la suerte de incursiones y

aproximaciones que realizan en el conjunto de los TV Studies a través de la mencionada

disciplina y que coinciden con la sentencia de Chateau para el cine: la estética había sido

olvidada en favor de la historiografía, la sociología, la recepción o el análisis cultural. No

es de extrañar que tal perspectiva metodológica haya venido a aplicarse a la televisión en

un marco cronológico que coincide, precisamente, con el desarrollo de la Quality TV y el

fenómeno representacional o formal cambiante de las series de televisión y, en nuestros

días, la ficción serial2. Precisamente, y como señala De la Torre, a finales de los 90 la

HBO apostó por la difusión de un cierto tipo de serialidad predispuesta a la contemplación

estética de raigambre cinematográfica3, donde el espectador se sitúa ante la serie de

televisión como ante un filme “detectando sus valores culturales, identificando la mirada

del autor que tienen detrás, apreciando los significados existentes más allá de la historia

1 La estética como término viene a constituir un problema fundamental en el plano interpretativo, ya que sus múltiples acepciones complican el discurso que a partir de ella intentamos lanzar. Consideramos pertinente diferenciar que, en esta lógica, y en primer lugar, nos estamos refiriendo a la estética como “disciplina” que viene a constituir una “manera” en el conjunto de materias intrínsecas a la filosofía, aplicable al estudio de la producción “artística”. 2 En este ensayo denominaremos al conjunto de producciones seriales contemporáneas como “ficción serial contemporánea” y sus consiguientes derivaciones por su categorización como conjunto de composiciones seriales que bien pueden emitirse en televisión o en streaming, cualquiera que sea el dispositivo de reproducción. 3 “It’s not TV. It’s HBO” sentenciaba el slogan publicitario de la cadena norteamericana en pos de un visionado de corte cinematográfico para componer desde un principio un condicionamiento de visionado regido desde la cinematografía y, por lo tanto, la posibilidad de aplicación estética.

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que se desarrolla y reconociendo las referencias culturales y las relaciones con otros

géneros y medios narrativos” (2016, p. 600).

La televisión es un campo de batalla. A propósito de la censura en televisión -como

corolario de la violencia ejercida en el medio a través de la corrupción estructural- por la

cual “el tema es impuesto, (…) las condiciones de la comunicación son impuestas, (…)

la limitación del tiempo impone al discurso tantas cortapisas que resulta poco probable

que pueda decirse algo” (Bourdieu, 1997 [1996], p. 19-21), somos conscientes de que

esta lógica pueda afectar al producto “ficción serial contemporánea”, que ha venido a

experimentar sus más y sus menos a lo largo de estos últimos años. Sin embargo, nos

mostramos esperanzadores al pensar que el espectador, consciente, ve o entrevé estas

lógicas, discerniendo y distinguiendo entre las cuestiones propias de la producción y del

medio que le son dados y la conceptualización estética de la ficción serial. Porque no

podemos obviar que desde la generalización en Estados Unidos de la televisión por cable

inaugurada por The Sopranos las innovaciones adoptadas por la ficción serial son

ineludibles y continuadas en la creatividad y originalidad propuestas por las networks

(Lost, por ejemplo) y la consiguiente sofisticación y reflexión del público, que en nuestros

días exige unos contenidos de calidad (Cascajosa, 2007).

Por otra parte, en este análisis que proponemos, ha venido a ser determinante el

estudio fundamentado en la experiencia estética, donde resaltamos ineludiblemente series

como The Sopranos o The Wire, ejemplos bien conocidos por la complejidad de sus

personajes, su valor literario y su calidad cinematográfica o plástica que pueden venir a

ser estudiados precisamente por la percepción, recepción o experiencia estética de un

espectador4. Pertinente sería resaltar la referencialidad y la composición intencionada (o

no) de los showrunners, por la presentación de personajes emblemáticos que recuerdan a

sus precedentes de la historia del cine: tal es el caso del eje The Sopranos-The Godfather,

donde se reactualiza un sistema representacional para la temática gánster. Por otra parte,

esta delineación experiencial se revela por la representación en términos de composición

artística del cuadro y la imagen profundamente cinematográfica, es decir, desde las

conexiones trazadas en la experiencia del visionado a otros medios sí analizados desde la

estética: el puerto de la segunda temporada de The Wire (David Simon) y las composicio-

4 En este sentido, cabe recordar el término acuñado por Mitell (2015) para este conjunto de producciones, la “complex TV”, que, aunque a primera instancia semeje una valoración sobre la narrativa serial, viene a definir una argumentación determinada por cuestiones, efectivamente, narrativas, de complexión de la ficción serial en tanto cuanto forma compleja de representación sugerida, valoramos, por la apreciación o experiencia estética del visionado.

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Imágenes 1 y 2. The Wire (T03). Piet Mondrian.

Imágenes 3 y 4. The Sopranos (T01, Episodio piloto). David Hockney.

Imágenes 5 y 6. The Young Pope (T01). Miguel Ángel.

Imágenes 7 y 8. Twin Peaks the Return. Francis Bacon.

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nes de Mondrian (Imágenes 1 y 2), el plano vacío de la piscina de la familia Soprano y

los lienzos de David Hockney5 (Imágenes 3 y 4), The Young Pope y la recreación de la

Pietá (Imágenes 5 y 6), Twin Peaks y Francis Bacon6 (Imágenes 7 y 8). Sin ánimo de

defender los postulados cinematográficos del autor, se nos presenta como ilustrativa la

propuesta de Lipovetsky que reza que “los rasgos que podían identificar lo artístico de lo

que no lo era se han disuelto en lo cotidiano y lo mass-mediático” (2009, p.77), de forma

que la ficción serial ha llegado a introducirse en un lugar que había sido reservado al arte,

al cine, pudiendo ser “interpretada” a partir de criterios artísticos, ámbito al que,

tradicionalmente, la estética reserva sus “análisis” en función de las definiciones y

asociaciones de “arte”, “belleza” y / o experiencia estética que son reconocibles, como

indica Tatarkiewicz, precisamente por la asociación unívoca de la “experiencia de la

belleza” como “experiencia estética” aún siendo difícil la proposición de sus trazos

característicos (2016 [1986], p. 356) para componer un panorama e ideario más que

superado en el ámbito estético. Ante el debate que problematiza la serialidad

contemporánea como “obra de arte”, como “arte”7, y que se postula en la legitimación de

la calidad artística de la serialidad contemporánea, reseñamos, justamente, que la ficción

serial constituye, no solamente una de las producciones artísticas más audaces en el

panorama artístico contemporáneo, sino, probablemente, el epicentro de la producción

artística de nuestros días (Carrión, 2014).

Desde la apreciación estética que encuentra su génesis en la experiencia del

visionado como “experiencia estética” -es decir, la valoración estética de la serie de

televisión- nos resulta ineludible un proceso fundamental del visionado de la ficción

serial: la experiencia de “estetización” de la misma a través de lo que podríamos entender

como momento privilegiado del visionado. Cabría aquí recordar aquel texto de Benjamin

-y que también propone Chateau en sus definiciones (2005 [2001], p. 178)- que explora

el cambio desde la conceptualización del “aura” o “el aquí y ahora de la obra de arte”

para constituir su autenticidad en su consiguiente disolución durante “la época de la

reproductibilidad técnica” (1989 [1935], p. 2-3). Si bien la proposición podría resultar

5 Este plano se referencia en la introducción a La estética televisiva en la serialidad contemporánea por su ritmo, planificación, color y porque “sintetizaba el sentido profundo de su creación: ni la familia, ni el éxito profesional, ni el poder satisfecho de un hombre ambicioso valen nada cuando éste se asoma al vacío de la depresión, pues bien puede hacerse dicha interpretación simbólica de los recursos empleados en ese punto y final” (2018, p. 12). 6 Si bien estas comparaciones puedan resultar simplemente formales, sería perfectamente pensables desde la propuesta de Bonitzer que indica que “el enfrentamiento entre cine y pintura, entre plano y cuadro, puede ser explícito, violento dramático; o, por el contrario, el carácter alusivo de la imitación puede remitir a un profundo secreto del filme” (2007 [1987], p. 30). 7 Véase a este respecto Muñoz Fernández (2016).

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anacrónica y descontextualizada -por la aplicación de su argumentación al marco de la

producción de la primera mitad del siglo pasado-, pensamos que es ilustrativa en tanto

cuanto análisis del fenómeno, por venir a resumir un cambio en la transmisión de

imágenes, en el uso estético que el público hace de la imagen y que viene a coincidir con

el uso que el espectador hace de la imagen, de la serie de televisión en el estadio que

disuelve el arte en la vida a través da la reproducción. De la reflexión que Benjamin

propone para esta cuestión resulta fundamental e ilustrativo el cambio que señala

vinculado a la pérdida del aura y la valoración que hace da la reproducción y su

naturaleza. Como así apunta:

Acercar espacial y humanamente las cosas es una aspiración de las masas actuales

tan apasionada como su tendencia a superar la singularidad de cada dato acogiendo

su reproducción. Cada día cobra una vigencia más irrecusable la necesidad de

adueñarse de los objetos, en la más próxima de las cercanías, en la imagen, más

bien en la copia, en la reproducción. Y la reproducción, tal y como la aprestan los

periódicos ilustrados y los noticiarios, se distingue inequívocamente de la imagen.

En ésta, la singularidad y la perduración están imbricadas una en otra de manera

tan estrecha como lo están en aquélla la fugacidad y la posible repetición. Quitarle

la envoltura a cada objeto, triturar su aura, es la signatura de una percepción cuyo

sentido para lo igual en el mundo ha crecido tanto que incluso, por medio de la

reproducción, le gana terreno a lo irrepetible (1989 [1935], p. 4-5)8.

En este sentido, la ficción serial contemporánea, como el cine, como todo arte, está

sujeto al condicionamiento de la evolución tecnológica del dispositivo, del medio, así

como al hábito de consumo audiovisual que en nuestra época se sujeta a la irrupción de

Internet en nuestras vidas y, por lo tanto, a una nueva experiencia de visionado en este

ámbito. El visionado se ha disuelto en este flujo de imágenes que nos bombardean

diariamente a través de la multitud de pantallas que nuestros ojos miran en un tiempo

hipermoderno, según la definición de Lipovetsky, o moderno líquido, según la definición

de Bauman9. La pantalla ha venido a ocupar un lugar, lugar, en nuestra vida. Es una

cuestión cultural, histórica, económica, pero lo que aquí nos interesa no es tanto repasar

estas cuestiones, sino ver cómo a la experiencia del visionado “televisivo” acotado a “la

ficción serial contemporánea” se impone una cierta “estetización de la vida”, la

8 Aunque la citación del texto pueda resultar extensa, consideramos que es fundamental la ininterrupción / corte del mencionado y el respeto a su integridad, para no disolver el razonamiento benjaminiano a través de nuestra intervención sobre el mismo. 9 Véase para estas acepciones Lipovetsky & Sébastien (2014 [2004]) y Bauman (2012 [2005]).

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indistinción entre vida y ficción serial contemporánea, sus disoluciones, lo cotidiano-que-

es-extraordinario. Como indican Jacobs & Peacock (2013) en la introducción a Television

Aesthetics and Style la tecnología y el despliegue del mundo digital nos conduce al

“compartir la obra” (p. 7) en una experiencia profundamente vivencial por la cual “to

speak of ‘living in’, then, is to acknowledge the medium’s ability to generate a shared

history with us, and our willingness to meet its challenges, to work with it in mutual

inhabitancy” (2013, p. 12) en un cambio de actitud espectatorial hacia “lo activo” (De la

Torre, 2016) por el que éste (el espectador) pasa a asumir la ficción serial como elemento

de “estetización para la vida”, bien para la historia personal (el compartir un plano de la

serie que está siendo vista por el espectador en Instagram), o como recurso de

reproducción de ciertos códigos culturales (el meme, por ejemplo, como apreciación

poética de un momento, suceso, singular): el proceso de asunción de la imagen serial

modificada que se diluye en su vida, en sus redes sociales, en el imaginario espectatorial

e histórico.

Pero la constelación disciplinaria propuesta desde lo que hemos venido llamando

“estética televisiva” no podría haber sido trazada sin un pensamiento germinal. Es bien

sabido que la televisión entró a formar parte del hogar, a formar parte de la familia. Formó

y construyó hogar. Quizás por esto pensemos en ella desde y hacia la vida: en cuando

ante la pantalla sucede la vida. En el suceso de compartir (con otros, con la pantalla): la

reunión, el grito, el llanto, la angustia, la risa, la felicidad, la tensión de la ficción serial y

de las programaciones televisivas. Aunque nos resulte atrayente, por valoraciones y

motivaciones personales, buscar el fenómeno estético que sucede en la pantalla y que el

espectador reconoce en un acto sensible, no podemos no sentir fascinación por la realidad

de ese fenómeno estético en la vida del espectador, la reacción, la disolución de la ficción

en la vida e incluso el rito del visionado como acto social, como acto estético (aunque

sobre esta argumentación no entraremos). Quizás porque vemos la televisión como fuego

que da luz y ventana desde un mundo cerrado, hermético y enjaulado. O quizá, porque

ante ese aparato y ante muchas otras pantallas, tengamos infinitos recuerdos que vuelven

a través de nuestra memoria involuntaria, en el sentido proustiano, al situarnos ante una

imagen ya vista, al ver en Youtube aquel programa de la infancia o al escuchar el ritmo

que marcaron algunas músicas repetidas en serie (no me olvido de la línea melódica del

openning de The Simpsons), hasta hoy.

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SEGUNDA PARTE

CARTA DESDE UN CUARTO A UNA COCINA

Benquerida meniña:

Estoy viendo The Wire porque ya no podía posponer más el visionado de “la mejor

serie de la historia de la televisión” junto a, por supuesto, The Sopranos (de la que también

soy muy devota). A lo mejor veo tres capítulos por día, o ninguno, porque ahora ya no

tienes que esperar a que sea jueves para ver Pratos combinados. Te explico.

La televisión… Ya casi no se ve la televisión. Ahora encendemos la televisión

muy poco. Por ejemplo, cuando hay un partido, un debate político importante, cuando

sucede algo de especial relevancia, como si arde la Catedral de Notre Dame, sí, la del

Jorobado de Notre Dame (que ardió el otro día como en el final de la película de Disney).

Ese lunes nos reunimos todos delante de la televisión para ver cómo se iba muriendo el

edificio (o viviendo, porque estaba más vivo que nunca en ese entierro que vimos todos

juntos retransmitido por televisión), como el 11S: el mundo se situó ante la televisión

para ver la historia. Esto pasa pocas veces. Ahora llego a casa y escucho el silencio de la

televisión apagada. Voy a casa de papá y mamá y escucho el silencio de la televisión

apagada. Algunas de mis amigas ni siquiera tienen televisión. Pero no te preocupes, con

tus amigas verás también algunas series de televisión siendo mayor.

¡Qué bonito ver La casa de papel o Fariña! Saldrás de clase a las ocho de la tarde

muy motivada y volverás a casa para preparar una cena rica y comprar Estrella Galicia

en el súper para ver las series en televisión, como cuando veías Pratos combinados con

mamá, papá y los abuelos, sí, esperarás ese momento toda la semana. Las verás con

Agustín, con Lucía, con Patri y lo pasaréis especialmente bien viendo Fariña (una serie

de Antena 3, pero sobre Galicia, ya verás). Serán tu familia viendo la serie, y la serie

saldrá de la pantalla para ocupar vuestras vidas. ¡Es que sale Miro Pereira (Ernesto

Chao10, que murió hace poco), Carlos Blanco, “o do Land Rober”11 que dice todo el

mundo, etc.! Es verdad que verás muchos fraudes en la serie (la luz, esa luz cálida

galiforniana es un atentado paisajístico, un gallego no se la cree y que alguien dirá “pero

10 Ernesto Chao (fallecido en agosto de 2018) es bien conocido en Galicia, además de por su trayectoria como actor de teatro, por su papel protagonista en la sitcom Pratos combinados. 11 Nos referimos aquí al bien conocido en el contexto gallego Xosé Antonio Touriñán, actor presentador de programas como Tourilandia y humorista en el programa Land Rober presentado por Roberto Vilar.

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quen carallo chama a seu pai ‘meu pai’?”) pero cuantos recuerdos tendrás de la serie y

cuántos memes. “El [insertar palabra] es para Terito y los viejos, el [insertar palabra] es

el futuro” o “Hoxe non saio que vai chover. ¡En Galicia llueve, joder!”. Ya sé que no

sabes lo que es un meme, pero ahora todo el mundo hace memes con las series y los

comparten en redes sociales, que son como álbumes donde puedes poner fotos y escribir,

o pegar noticias y lo que quieras. Todo el mundo hace memes porque así pueden hacer

chistes sobre cosas que estén pasando y compartir la serie con otra gente, es como estar

con la familia, pero es una familia muchísimo más grande.

Pero como te decía, esto es muy raro porque ahora se ve mucho menos la

televisión, pero hay muchas más pantallas. Todo el mundo tiene un teléfono móvil, otro

teléfono móvil por si se nos rompe “el bueno”, una tablet, un portátil y / o un ordenador

de mesa (que vale, que será por trabajo, tampoco tengo nada en contra de tener 20

pantallas en casa). ¡Ah! ¡Que ahora se pueden tocar los teléfonos móviles porque tienen

una pantalla enorme! Y hay muchísimas pantallas, por todas partes. Estamos viviendo

una revolución tecnológica (¿humanista?) y vemos de otra forma. Verás, estas pantallas

nos distraen. Si estamos viendo la televisión miramos la pantalla del teléfono móvil

porque nos llegan mensajes (ahora se envían muchos mensajes por teléfono y la gente

casi no los utiliza para llamar). Incluso se puede ver la televisión en el teléfono: lo llevas

contigo a todas partes y si, por ejemplo, estás en un aeropuerto (lo digo porque es lo que

hago cada vez que vuelvo a casa), ¡puedes ver una serie de televisión! Esto es así porque

ahora hay internet, que es como una enciclopedia en la que aparece todo lo que busques

y al momento. No, no tienes que esperar a que los Reyes Magos te traigan Bichos porque

puedes buscarla en internet y verla en ese instante en el que la buscas (de hecho, tenemos

“Youtube”, donde puedes buscar vídeos, y el otro día me acordé tanto de ti que busqué

Pratos combinados - O futbol éche así, aquel capítulo en el que saliste con tus amigos del

cole). Es decir, pocas veces veo un capítulo entero de una serie sin mirar el teléfono y sé

que te resultará raro porque le pantalla te embrujaba, no te dejaba mirar otra cosa porque

eran preciosos los colores, los movimientos, los sonidos ¿verdad? Pues bien, eso te sigue

pasando, pero ahora no lo ves en la televisión, sino en pantallas que son distintas.

De hecho, paso muchas horas viendo esas series, como tú pasabas muchas horas

viendo Xabarín Club12. Y me siguen gustando los colores, los movimientos, los sonidos

12 El Xabarín Club, es un programa de televisión con programación infantil que venía a ocupar las tardes de la TVG (aunque sigue en antena). El Xabarín Club es un hito no solo por ofrecer una programación que oscila desde el videoclip de músicos gallegos hasta dibujos animados, sino también por la afiliación que el público entablaba con el programa convirtiéndose en hito para toda una generación.

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(¡no todo ha cambiado!). Pero casi no veo la TVG, porque ahora hay muchas más cadenas

de televisión, bueno, no en la televisión sino en internet, por ejemplo, HBO y Netflix

donde puedes ver series de televisión, pero eligiendo el capítulo que quieres ver (sí,

puedes saltarte capítulos) e incuso pararlo (no, no tienes que pedirle a mamá que te grave

en VHS tus dibujos para volver a verlos porque están en internet y puedes verlos cuando

quieras). Te gustará mucho Lost, es una serie fantástica que verás muy ilusionada e

intrigada. Tendrás muchos exámenes, pero a ti te dará igual porque no podrás dejar de

ver la serie, pararla. Te encerrarás a verla en tu habitación y no saldrás en todo el día (ya

lo sé, mamá no te dejaría hacer eso, pero entonces no vivirás con mamá). Después

buscarás explicaciones en internet (en la Lostpedia) aunque te parezca extraño, porque ya

no llega con ver la serie, querrás saber más sobre la serie, vivir en la serie y que forme

parte de tu vida.

Te gustará mucho una serie que verás cuando tengas 20 años: Twin Peaks.

Aunque te asuste -por momentos- te encandilará como te encandilaba el Hércules de

Disney. Al terminarla volverás a verla y, no la dibujarás como dibujabas a Shin-chan,

pero escribirás sobre ella y será igual de importante en tu vida que esos dibujos, sí,

formará parte de tu vida y no estará sólo en la pantalla. Porque sí, cuando algo que ves en

la televisión te gusta tanto, empieza a aparecer en todas partes porque tú lo ves con esos

ojos. Twin Peaks… te hará entender que la televisión es un arte. Como esos cuadros de

flores de Monet. Y eso que pensarás durante mucho tiempo que la televisión es una basura

y que no sirve para nada, pero no te preocupes porque a medida que vayas estudiando en

la universidad irás entendiendo que el arte no solo está en los museos ¡y que la televisión

puede estar en los museos! ¡Porque la televisión se estudia!¡Y se estudia como se estudia

el arte! Ya verás que hay muchas asignaturas sobre esto, como por ejemplo “la historia

de la televisión” o la “estética de la televisión”. Cuánto recordarás la infancia en esos

años: cuando mamá no te dejaba ver las telenovelas, cuando el sonido repetitivo de las

introducciones musicales, presagiaban tanta alegría, cuando querías saber qué pasaba en

el capítulo siguiente de Digimon y cuando lloraste cuando Leo (Leomon) murió (como

llorarás con el final de Six Feet Under).

Como ves han cambiado muchas cosas, pero hay cosas que no. Ya no ves tanto la

TVG porque ahora ves series en HBO. Tampoco ves la televisión en la cocina, donde

tantas horas pasabas sentada en la mesa con los abuelos, con papá y mamá, con los que

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veías las noticias, Los Simpson, Súper Martes, el Luar13 (que, por cierto, es un signo de

resistencia porque sigue existiendo y cada fin de año ves las campanadas presentadas por

Gayoso). Por lo menos, sigues viendo la pantalla -aunque sea distinta- con la misma

ilusión, sigues viendo series, de forma distinta y sigues encandilada por sus encantos.

En fin… hazle caso a la familia cuando te digan que apagues la tele y salgas a

jugar (la verdad es que hay cosas que es mejor no ver), pero tampoco dejes de verla,

porque cuanto más la mires, más cosas verás.

Aloumiños dende Barcelona,

Laura

13 Tanto el Supermartes como el Luar son programas de entretenimiento (programa concurso y musical respectivamente) que se emitían (Luar sigue emitiéndose) por la noche en la TVG: el martes, el Supermartes, y el viernes, el Luar.

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