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1 DESIGUALDAD Y POLARIZACIÓN DEL INGRESO EN ARGENTINA Luis Beccaria, Valeria Esquivel y Roxana Maurizio Universidad Nacional de Gral. Sarmiento, Argentina A mediados de la década de los años setenta culminó un largo período de crecimiento relativamente sostenido y se inició otro de persistente inestabilidad macroeconómica, que se extendió hasta principios de los años noventa. El mismo estuvo acompañado de un empeoramiento en los indicadores del mercado de trabajo, evidente en la suba de la tasa de desempleo abierto, que se duplicó entre 1974 y 1990. Al inicio de la última década del siglo se produjo el importante cambio del estilo de desarrollo que logró estabilizar la economía y alcanzar un crecimiento medio más elevado, aunque sin evitar la presencia de fuertes oscilaciones de corto plazo. Pero a lo largo de este decenio no sólo continuaron, sino que se acentuaron, los problemas laborales. La tasa de desempleo abierto, que a principio de la década registraba valores que rondaron el 7%, se incrementó fuertemente a partir de 1993 para llegar a sus máximos entre 1995 y 1996. Por lo tanto, más allá de la modificación en el entorno macroeconómico, los últimos 25 años del siglo fueron testigos de crecientes dificultades laborales. Un panorama similar se observa en lo que hace a la distribución del ingreso ya que hacia mediados de los años setenta se quebró una tendencia estable del grado de desigualdad que habría prevalecido a lo largo de los tres lustros previos. En efecto, éste debió haberse reducido sustancialmente hacia fines de los años cuarenta, para luego incrementarse levemente durante los cincuenta y permanecer aproximadamente constante hasta principios de los setenta. El empeoramiento iniciado hacia 1975 se prolongó durante los 25 años siguientes de manera persistente, y más allá de mejoras esporádicas. Este documento, que se enmarca en una investigación en marcha acerca de los efectos de las reformas económicas sobre el mercado de trabajo y la distribución del ingreso, resulta un primer intento de extender, en dos sentidos, algunos resultados ya alcanzados. 1 Por un lado, incorporar el análisis de la polarización al estudiar la 1 Véase, por ejemplo, Altimir y Beccaria, 2000; 2001.

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1

DESIGUALDAD Y POLARIZACIÓN DEL INGRESO EN ARGENTINA

Luis Beccaria, Valeria Esquivel y Roxana Maurizio Universidad Nacional de Gral. Sarmiento,

Argentina

A mediados de la década de los años setenta culminó un largo período de crecimiento

relativamente sostenido y se inició otro de persistente inestabilidad macroeconómica,

que se extendió hasta principios de los años noventa. El mismo estuvo acompañado de

un empeoramiento en los indicadores del mercado de trabajo, evidente en la suba de la

tasa de desempleo abierto, que se duplicó entre 1974 y 1990. Al inicio de la última

década del siglo se produjo el importante cambio del estilo de desarrollo que logró

estabilizar la economía y alcanzar un crecimiento medio más elevado, aunque sin evitar

la presencia de fuertes oscilaciones de corto plazo. Pero a lo largo de este decenio no

sólo continuaron, sino que se acentuaron, los problemas laborales. La tasa de desempleo

abierto, que a principio de la década registraba valores que rondaron el 7%, se

incrementó fuertemente a partir de 1993 para llegar a sus máximos entre 1995 y 1996.

Por lo tanto, más allá de la modificación en el entorno macroeconómico, los últimos 25

años del siglo fueron testigos de crecientes dificultades laborales.

Un panorama similar se observa en lo que hace a la distribución del ingreso ya que

hacia mediados de los años setenta se quebró una tendencia estable del grado de

desigualdad que habría prevalecido a lo largo de los tres lustros previos. En efecto, éste

debió haberse reducido sustancialmente hacia fines de los años cuarenta, para luego

incrementarse levemente durante los cincuenta y permanecer aproximadamente

constante hasta principios de los setenta. El empeoramiento iniciado hacia 1975 se

prolongó durante los 25 años siguientes de manera persistente, y más allá de mejoras

esporádicas.

Este documento, que se enmarca en una investigación en marcha acerca de los efectos

de las reformas económicas sobre el mercado de trabajo y la distribución del ingreso,

resulta un primer intento de extender, en dos sentidos, algunos resultados ya

alcanzados.1 Por un lado, incorporar el análisis de la polarización al estudiar la

1 Véase, por ejemplo, Altimir y Beccaria, 2000; 2001.

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distribución del ingreso, la que hasta ahora había sido evaluada a partir de indicadores

de desigualdad; por el otro lado, considerar ambas dimensiones para diferentes regiones

del país.

1. Algunas notas metodológicas

1. 1. Acerca de la información a utilizar

El análisis de la distribución del ingreso del período 1974-2000, el objetivo del presente

documento, se efectúa recurriendo a los datos de la Encuesta Permanente de Hogares

(EPH) que realiza regularmente el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC)

de Argentina. La misma se levanta dos veces al año en los meses de mayo y

octubre y consiste en un conjunto de muestras de los principales aglomerados

urbanos; actualmente, abarca a 28. No existe, por tanto, un dominio nacional y los datos

son provistos regularmente al nivel de cada uno de esos aglomerados.

En lo que hace al conjunto del período analizado, sólo se cuenta con los microdatos

necesarios para computar los indicadores de desigualdad y polarización para Gran

Buenos Aires. Respecto al resto de ciudades, se trabajará con dos conjuntos de bases:

§ el correspondiente a un grupo amplio de 23 ciudades, para las cuales se cuenta con

datos desde 1991 (y también para 1986 en lo que hace a 19 de éstas) . Estas bases,

sin embargo, cuentan un número reducido de variables entre las que no se incluyen a

todas las definiciones de ingreso relevantes (véase Anexo 1 para las definiciones de

los ingresos a emplear).

§ el correspondiente a diez aglomerados de interior, cuyas bases incluyen a todas las

variables, entre ellas, a todas las definiciones de ingreso. Ellas están disponibles

desde 1991.2

En función de esta disponibilidad de datos, el análisis de la evolución, y de las

diferencias regionales, de los niveles agregados de desigualdad y polarización durante

2 Los 23 aglomerados, más el Gran Buenos Aires representan el 66% de la población urbana total del país y el 60% de la población total. Por su parte el conjunto más restringido de diez ciudades Córdoba,

3

los últimos 25 años del siglo XX se efectuará recurriendo exclusivamente a información

correspondiente a la principal área metropolitana del país y, para el período 1986-2000,

a la de aproximadamente una veintena de ciudades más. La descomposición de la

desigualdad y de la polarización de acuerdo a atributos personales y del puesto de

trabajo del ingreso de la ocupación principal abarcará también a todo el período en lo

que hace al Area Metropolitana, mientras que se extenderá sólo al decenio de los

noventa cuando se analice a las otras diez ciudades.

Aún cuando las variables de ingresos empleadas se detallan en el Anexo 1, cabe señalar

aquí que se utilizaron los datos originales, esto es, no se procedió a ningún tipo de

corrección por no respuesta ni tampoco por subdeclaración.

1.2. Los indicadores y métodos empleados para el análisis de la desigualdad y la

polarización

a) Desigualdad

Para evaluar los niveles de desigualdad de la distribución del ingreso, así como de sus

cambios en el tiempo, se recurrirá a dos indicadores: los coeficientes de Gini y Theil. El

primero es quizás el más frecuente empleado en este tipo de análisis mientras que el

otro, también de uso difundido, tiene la ventaja de ser uno de aquellos que pueden

descomponerse a fin de obtener indicios cuantitativos de la influencia que diferentes

variables tienen sobre la concentración de los ingresos.

Precisamente, se recurrirá a la descomposición del indicador de Theil para estudiar, por

un lado, la contribución de la dimensión regional a la desigualdad de los ingresos

familiares y de perceptores y, por el otro, la importancia de ciertos atributos personales

y del puesto de trabajo en la concentración de los ingresos de las ocupaciones

principales.

El indicador de Theil se define como

Rosario, Mendoza, La Plata, Tucumán, Salta, Jujuy, Neuquén Santa Rosa y Río Gallegos junto con el

4

T = 1/N ∑ y/µ log y/µ ,

donde: “N” es la población (total de hogares o de ocupaciones), “y” el ingreso

individual y “µ” el ingreso medio y puede descomponerse de una manera conocida:

T= Σ βg αg log αg + Σ βg αg Tg

donde βg = (ng / N) es la proporción de miembros (hogares o personas) del grupo “g”

(ng) de la variable elegida esto es, región o nivel educativo, por ejemplo en el total

de miembros (N) y αg =µg/µ es la relación entre el ingreso medio de los miembros del

grupo g (µg) y el ingreso medio global µ. El primer término de la derecha refleja el

efecto inter-grupos, esto es, la porción del indicador que obedece a las diferencias entre

las medias de los grupos; el otro término corresponde al efecto intra-grupos que refleja

la variabilidad al interior de los mismos ya que resulta la suma ponderada de los valores

del índice de Theil de cada uno de ellos. Precisamente, la proporción del componente

inter-grupos en el indicador total mide la importancia de la variabilidad total atribuible a

la dimensión considerada.

Como se apreciará más adelante, se efectuó esta desagregación estática del Theil de la

desigualdad de la distribución de los ingresos de las ocupaciones considerando a cada

una de las variables de manera individual, lo cual permitiò medir la contribución bruta

de cada una de ellas. También se consideró una variable que combina varias

dimensiones a efectos de evaluar la contribución conjunta de estas últimas.

Adicionalmente, para analizar la evolución de la concentración de los ingresos de las

ocupaciones se procedió a descomponer los cambios en el indicador de Theil,

adoptando el siguiente enfoque (donde “0” y “1” son los dos períodos sucesivos):

Gran Buenos Aires, representan el 50% de la población urbana del país y el 55% de la población total.

5

T1 – T0= [Σ βg1 αg1 log αg1 + Σ βg1 αg1 Tg1] - [Σ βg0 αg0 log αg0 + Σ βg0 αg0 Tg0] =

=[Σ βg1 αg1 (Tg1- Tg0)] + [Σ (βg1 αg1 - Σ βg0 αg0 ) Tg0] +

+ [Σ βg1 (αg1 log αg1 - αg0 log αg0)] + [Σ (βg1 - βg0 ) αg0 log αg0]

El primer término, de la última expresión refleja el cambio del indicador de Theil que es

consecuencia de las modificaciones en las desigualdades al interior de los grupos el

efecto intra-grupos del cambio, los dos siguientes, corresponden al efecto inter-

grupos mientras que el último es el atribuible al impacto de las modificaciones en la

composición de la población (ocupaciones) entre los grupos.

b) Polarización

Mientras que las medidas de desigualdad analizan la dispersión existente respecto de un

valor central, la polarización intenta medir el grado en que existen en su interior grupos

–polos-- homogéneos y que se diferencian entre sí.

Siguiendo a Esteban, Gradin y Ray (1999), la polarización crece con el grado de

heterogeneidad entre los diferentes grupos/polos de la distribución y disminuye cuando

se incrementa la desigualdad de los ingresos dentro de cada uno de ellos. Asimismo los

grupos de escaso tamaño tienen una baja incidencia en esta medida. Justamente son

estas dos últimas características las que diferencian este índice de los de desigualdad. En

efecto, por un lado, una mayor heterogeneidad interna eleva la desigualdad total

mientras disminuye la polarización y, por otro, la desigualdad se maximiza cuando un

solo individuo capta todo el ingreso mientras que dicho individuo es poco relevante para

la polarización.

Para definir formalmente la polarización, cabe suponer que la población es dividida en

K grupos determinando una partición ρ de la distribución F. La polarización asociada a

dicha partición es una función creciente de la desigualdad entre cada grupo y una

6

función inversa del grado de dispersión dentro de cada grupo, tal como se muestra a

continuación:

),(),(),,;( ρβεραρβα FERFP −=

El segundo término de la expresión representa el error de aproximación ),( ρε F que se

comete cuando se divide a la población en k grupos suponiendo que los individuos que

los componen poseen idéntico ingreso y β mide la importancia asignada a la falta de

homogeneidad interna. Por ende, este término intenta captar las dispersiones salariales

intra-grupos y puede ser medido a través del índice de Gini (G):

)()(),( ρρε GFGF −=

o sea, el término de error puede ser estimado como la diferencia entre el índice de Gini

de la población y el que surgiría si los grupos fueran perfectamente homogéneos, o sea

el componente inter-grupo del índice de desigualdad.

Por su parte, ER es la medida de polarización definida en Esteban y Ray (1994) y

aplicada sobre una determinada partición ρ , la cual se expresa como:

∑∑= =

+ −=k

i

k

jjiji yyppER

1 1

1 ||),( αρα

donde α indica la medida de sensibilidad respecto de la polarización

y es el ingreso medio de cada grupo

p es la ponderación de cada grupo

La cantidad de grupos en los que se divide a la población se determina exógenamente y

la decisión al respecto debería tomar en cuenta las características de la distribución. En

general, se trabaja con dos y tres grupos. Por último el tamaño de cada uno de ellos

surge de minimizar el término de error de modo de dejar a la población dividida en

polos lo más homogéneos posible.

7

En este primer avance de la investigación, se trabajará exclusivamente con dos polos

bipolarización y con un único valor de α = β = 1.

Por último, y siguiendo a Gradín (1999), es posible estimar la proporción de

polarización explicada por una determinada característica (EP) tal como sigue:

EP(F)= DB/D

siendo D la desviación relativa respecto de la media, y definiendo a DB como:

DB= q(1-q) (y2 - y1)/µ

donde q es la proporción de trabajadores que pertenece a categorías de la característica

cuyo salario medio está por debajo de la media general, y1 su salario medio e y2 el

salario medio de los individuos restantes.

2. Evolución de la distribución del ingreso

2. I. La evolución de la desigualdad

A juzgar por lo acontecido en el Gran Buenos Aires, durante los últimos 25 años del

siglo pasado y luego de un período relativamente estable en las dos décadas previas

(Altimir, 1986) se produjo un crecimiento en la desigualdad de la distribución tanto

del ingreso per cápita de los hogares como de los ingresos totales de los perceptores. El

coeficiente de Gini de la distribución de los ingresos per cápita familiares se incrementó

un 45% entre 1974 y 2000, en tanto el correspondiente a la de los ingresos de los

perceptores lo hizo en un 28%. Estos aumentos se debieron, en su mayor parte, a los

desarrollos habidos durante los años setenta y ochenta, ya que entre 1991 y 2000 se

advierte un ritmo menor de crecimiento (Cuadro 1).

Los datos para el Gran Buenos Aires señalan que la desigualdad de la distribución de

los ingresos personales fue el factor que explicó en mayor medida la dinámica de la

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correspondiente a la de los familiares durante los setenta. Esta última incluso creció en

una proporción menor, lo cual puede ser atribuido al efecto compensador de la

expansión de la tasa de actividad de los grupos de menores ingresos (Altimir, Beccaria y

González Rozada, 2001). A principios de los ochenta, la situación fue inversa: la

concentración de los ingresos de los hogares creció mientras que la de los ingresos

personales se estancó o tendió a disminuir, movimiento que se aprecia con mayor

intensidad en los respectivos coeficientes de Theil. Ello se derivó de la reducción

relativa de la participación económica de los más pobres y del aumento, todavía leve

aunque persistente, de la tasa de desempleo que ellos experimentaron.

Entre mediados de los ochenta y mediados de los noventa continuó el crecimiento

sostenido, aunque de menor intensidad, en la desigualdad de los ingresos per cápita

familiares. A diferencia del período anterior, esta evolución divergió de la evolución de

la correspondiente a los ingresos de los perceptores, que se mantuvo relativamente

constante, producto a su vez de la relativa estabilidad de la concentración de los

ingresos de los ocupados. Esta diferencia en el comportamiento de las desigualdades de

las distribuciones de los ingresos familiares y de los perceptores obedeció, como en el

período previo, al disímil impacto de los cambios en las tasas de empleo entre los

distintos estratos de ingreso. Nuevamente, el incipiente efecto de la desocupación,

especialmente entre los hogares más pobres, junto con una caída relativa de su tasa de

actividad, estaría explicando el efecto desigualador de la dinámica de las tasas de

ocupación (Altimir y Beccaria, 2000).

Entre mediados y fines de la década de los noventa, la desigualdad de los ingresos de

los perceptores volvió a incrementarse y a constituirse en el factor explicativo de una

elevación de la concentración de los ingresos familiares. En este período, el aumento de

la tasa de actividad entre los hogares más pobres no alcanzó a compensar el efecto

negativo de las crecientes tasas de desocupación abierta. Hacia el final de la década de

los noventa, ambos efectos tendieron a morigerar su intensidad, lo que podría explicar

un relativo estancamiento de la desigualdad del ingreso per cápita familiar captado por

el coeficiente de Theil. Por su parte, la concentración de los ingresos de los perceptores

se halla explicada por un incremento de la correspondiente a las remuneraciones de los

ocupados, que se había reducido al principio de la década para elevarse a partir de 1994

(Cuadro 1).

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La anterior descripción de lo sucedido en el Gran Buenos Aires parece reflejar, en lo

que respecta a los ingresos de los perceptores y ocupados, la dinámica del conjunto de

las ciudades del país para las que se dispone de datos entre 1986 y 2000. Sin embargo,

la evolución de la desigualdad del ingreso per cápita de los hogares ha seguido

dinámicas disímiles entre estos dos ámbitos. Durante la última década, la desigualdad

del ingreso per cápita familiar en el interior presenta cierta variabilidad mayor que en el

Gran Buenos Aires, la que fue captada por ambos indicadores. De hecho, y aún cuando

entre los extremos de los años noventa se registran aumentos similares en los niveles de

desigualdad en los dos ámbitos, la evolución a lo largo de la década fue diferente en uno

y otro caso. El menor crecimiento del desempleo fuera del Area Metropolitana podría

estar explicando tal situación.

Desde mediados de la década de los noventa, la desigualdad del ingreso per cápita de

los hogares comienza a ser explicada, en los dos conjuntos, por el incremento en la

desigualdad de los ingresos de los perceptores, para, hacia el final de la misma, crecer

en mayor medida en el interior. El efecto igualador que la evolución de la tasa de

actividad de los diferentes estratos habría tenido, en este último ámbito, a principios de

los noventa se transformó, hacia el final de estos años, en un efecto concentrador.

Cuando el análisis se restringe al conjunto de las 10 ciudades para las que se efectuaron

las descomposiciones de los niveles y los cambios de la desigualdad (véase sección 3.1),

y para las que se cuenta con datos desde 1991, se observa que el sentido de los cambios

es, en la mayoría de los casos, el mismo que el comentado para el más amplio de 23

ciudades. Entre extremos del decenio, la intensidad del aumento de la concentración del

ingreso familiar es similar en los dos grupos, pero en el subconjunto reducido se registró

un menor incremento de la desigualdad de los ingresos de los ocupados, lo cual

obedeció al estancamiento que se observa entre 1997 y 2000. También se advierte en

este caso, un estancamiento de la concentración de los ingresos de los hogares en la

primera mitad de los noventa, la que había descendido en el agregado de 23 ciudades.

En resumen, para los 24 aglomerados urbanos (que, cabe recordar, incluyen al Gran

Buenos Aires), puede decirse que la desigualdad ha continuado creciendo durante los

años noventa, aunque a una tasa menor que la observada hacia fines de los ochenta. Esta

10

descripción es válida tanto para la concentración de los ingresos per cápita del hogar

como del personal y es captada tanto por los coeficientes de Gini como por los de Theil.

Se advierte, asimismo, que luego del descenso o estancamiento acaecido en la

primera parte de los noventa, a partir de 1994 volvió a crecer la concentración de los

ingresos de los ocupados, lo cual presionó hacia un nuevo deterioro de la desigualdad de

los ingresos familiares.

2. 2. La evolución de la bipolarización

Como se señaló más arriba, el grado de polarización de una distribución hace referencia

a la intensidad con la cual pueden distinguirse grupos o polos, relativamente

homogéneos entre sí y distintos de los demás. Específicamente, el objetivo de esta

sección es analizar en qué medida el incremento de la concentración de los ingresos

familiares y personales comentado en la sección anterior ha implicado también una

distribución más polarizada.

El Cuadro 2 permite verificar que, efectivamente, el crecimiento de la desigualdad que

se produjo a lo largo del último cuarto de siglo en el Gran Buenos Aires fue

acompañado de un aumento del grado de bipolarización. Los indicadores referentes a

ambas dimensiones describen una dinámica similar durante los años setenta y ochenta

mientras que en la primera mitad de la década siguiente, el aumento de la concentración

de los ingresos familiares ocurrió simultáneamente con una estabilidad de la

polarización, la cual comenzó a elevarse a partir de 1994. Cuando estas medidas son

computadas para los ingresos de los ocupados, se aprecia un comportamiento similar de

ambas características de la distribución, aunque desfasado en el tiempo: mientras que la

desigualdad creció desde 1994, la polarización se mantuvo constante hasta el último

cuarto de la década y solo se elevó a partir de allí.

El mantenimiento del nivel de polarización de los ingresos familiares registrado a

principios de los noventa en el Area Metropolitana resultó el efecto neto de, por un lado,

el incremento de la desigualdad intra- grupo y del tamaño del polo de menores ingresos

(al que se hará referencia aquí como grupo 1) –factores ambos que elevan la

concentración pero disminuyen la polarización-- y, por el otro lado, de la ampliación de

11

la diferencia entre los ingresos medios de los polos. Entre 1994 y 1997, se redujo el

tamaño del Grupo 1 así como su ingreso promedio (relativo a la media general) lo cual

aumentó la heterogeneidad entre grupos. Hacia el final de la década, se volvió a ampliar

la distancia entre los ingresos medios no sólo por la caída del correspondiente al Grupo

1 sino por el aumento del otro (Grupo 2), el que hasta ese momento se había mantenido

relativamente constante.

El leve incremento de la bipolarización de los ingresos de los ocupados que se registró a

lo largo de los noventa –producto, en particular, de los sucedido hacia el final del

decenio—estuvo asociado a una disminución del tamaño del polo inferior y a un

aumento de la diferencia entre los ingresos medios de ambos polos. Este último

movimiento resultó, a su vez, de una caída del promedio del Grupo 1 y de una elevación

del otro. En el sentido de disminuir la polarización jugó la mayor heterogeneidad intra-

polos.

La evolución de la distribución de los ingresos familiares en el conjunto de las 23

ciudades del interior mostró, al principio de los años noventa, un comportamiento

inverso al del Gran Buenos Aires ya que la estabilidad –o leve caída-- de la desigualdad

se presentó acompañada de un incremento de la polarización. Esto se debió al aumento

de la diferencia entre los ingresos medios de ambos polos sin que variase sus tamaños,

junto a una disminución del término de error; esto último reforzó la homogeneidad

intra-grupo, y con ella, la polarización. A partir de 1994, ambas medidas se

incrementan, aunque la polarización lo hace algo más intensamente, como consecuencia

de una constante homogeneidad intra-grupos (entre 1994 y 1997) y del creciente

diferencial de ingresos medios entre los grupos, que llega a su máximo en el año 2000.

Esto último se deriva tanto de la caída del ingreso medio, relativo a la media, del Grupo

1 como del aumento del correspondiente al Grupo 2.

Con igual sentido, pero menor intensidad, estos desarrollos estuvieron también

presentes en la distribución del ingreso de los perceptores en el interior, con excepción

de los últimos tres años del decenio, entre los cuales el ingreso medio relativo del Grupo

2 cae conjuntamente con el del Grupo 1. Tal comportamiento, junto con un término de

error relativamente constante, derivó en un incremento de la bipolarización menos

agudo que aquel observado entre los ingresos de los hogares.

12

Como ya se había advertido en el análisis de la concentración del ingreso, el conjunto de

10 ciudades del interior presentan variaciones en el grado de polarización entre los

extremos de la década que resultan similares a las recién descriptas. Durante la primera

parte de la misma, sin embargo, la correspondiente a los ingresos familiares disminuyó,

producto tanto del incremento en el ingreso medio del Grupo 1 y la caída del

correspondiente al Grupo 2, como de una mayor desigualdad intra-polos. Un proceso

similar se advierte entre las remuneraciones, ya que decrece el promedio del Grupo 2

más que el del Grupo 1, provocando una disminución de la polarización. Por último, la

polarización de los ingresos de todos los perceptores de estas 10 ciudades también se

comporta como en el conjunto más amplio de las 23 ciudades del interior.

2.3. Las diferencias regionales

Aprovechando que se cuenta con muestras representativas de cada uno de los 24

aglomerados, se evalúo la relevancia de las diferencias entre los ingresos medios de

cada uno de ellos para explicar los niveles de desigualdad y polarización agregados.

En lo que hace a la desigualdad, se verificó que el factor inter-grupos explicó sólo una

pequeña fracción del indicador total de Theil en cualquiera de los años seleccionados, la

que oscila entre el 4.1% y el 5.2%. Estos resultados no obedecieron a la diferencias en

los tamaños relativos de las ciudades, ya que se mantuvieron aún al computarse la

descomposición suponiendo que ellos tuviesen igual cantidad de observaciones.

En lo que hace a la bipolarización, también se aprecia (Cuadro 3) que en ningún caso la

región es una variable de gran relevancia para explicarla; como máximo la proporción

asciende al 30%. Ello estaría indicando que esta característica genera dos polos

fuertemente heterogéneos en su interior, lo cual redundan en un bajo en el índice de

polarización. Como se deduce de lo señalado en relación a la desigualdad, los ingresos

medios de los aglomerados del interior son muy similares entre sí. Ello

implicacuando se trabaja exclusivamente con las 23 ciudades, excluyendo al Area

Metropolitana, por un lado, que el tamaño y composición de los grupos varía entre

13

los años analizados, y por otro, que el salario relativo del grupo de mayores ingresos no

resulte tan alto.

Cuando se incluye al Gran Buenos Aires en el cálculo de la polarización, los resultados

se alteran puesto que dicho aglomerado queda, en general, como el único (o por lo

menos, el más importante) de los que conforman el Grupo o polo 1 con ingresos

medios por encima del promedio general con casi el 60% de la población total.

Ceteris paribus, ello le otorga mayor estabilidad al tamaño de los grupos. Asimismo, la

diferencia de ingresos no sólo es mayor que el obtenido cuando se considera

exclusivamente a los aglomerados del interior sino que el mismo no presenta la

tendencia decreciente que observada en ese caso.

Los resultados recién comentados acerca del efecto de la región, tanto en la polarización

como en la desigualdad, resultan relevantes para las distribuciones de los ingresos per

cápita familiares como para los ingresos de perceptores.

Esta escasa relevancia de la dimensión regional puede estar reflejando, hasta cierto

punto, una realidad de escasas diferencias de ingresos entre distintas zonas del país,

derivada de la existencia de un mercado de trabajo nacional relativamente integrado. Sin

embargo, también puede deberse a que la importancia de este factor se subestima al

trabajar exclusivamente con un conjunto de ciudades grandes y medianas todas las

capitales de provincia y otras urbes de gran tamaño para las cuales se cuenta con

datos de la EPH. Al recurrir a esta fuente de información se excluyen, precisamente, a

otros ámbitos que, por su estructura productiva más particular, pudiesen tener niveles de

remuneraciones diferentes.

3. La descomposición de la desigualdad y la polarización de la distribución de las remuneraciones

3.1. La descomposición de la desigualdad

Tal como fue comentado más arriba, la desigualdad de los ingresos de la ocupación

principal tuvo, en el Gran Buenos Aires, un fuerte crecimiento a fines de los setenta y

14

otro algo menor, durante la primera mitad de los ochenta. En la década siguiente

también se observa un aumento de la concentración tanto en el Area Metropolitana

como en las otras diez ciudades consideradas, aunque en este último caso, más leve. La

evolución de la desigualdad a lo largo de este período más reciente fue, sin embargo,

diferente en ambos dominios ya que el Gran Buenos Aires el crecimiento se verificó

desde 1994, mientras que en el interior, la equidad desmejoró algo entre 1991 y 1994.

A efectos de evaluar los factores que podrían estar influyendo tanto en los niveles, como

en las variaciones, de la desigualdad de la distribución de los ingresos de los ocupados,

se procedió a descomponer (de acuerdo a lo comentado en la sección 1.2.a) el valor del

indicador de Theil y sus cambios, considerando tres variables: educación, calificación y

edad.3 No se abundará aquí en los argumentos acerca de la elección de tales

dimensiones, la que tuvo en cuenta la amplia literatura sobre los determinantes del

ingreso la que, a su vez, se basa en diversas perspectivas teóricas como la del capital

humano, la competencia de los puestos de trabajo y la segmentación. Adicionalmente,

se consideraron trabajos anteriores (Altimir y Beccaria, 2000) que mostraron que en el

caso de Argentina, otras posibles variables como género o categoría no jugarían un

papel significativo.

En el Cuadro 4 se incluyó la proporción del valor del indicador de Theil correspondiente

al componente inter-grupo. Figuran, por tanto, los porcentajes de la desigualdad

explicada por cada una de esas tres variables cuando se realiza la descomposición

univariada y también el de los tres atributos considerados conjuntamente. Como era de

esperar, las diferencias entre los ingresos medios de los estratos educativos o entre los

de las ocupaciones agrupadas según el nivel de calificación explican una porción

importante de la concentración de los ingresos, mientras que es menor la que puede

atribuirse a la edad. La relevancia de las primeras dos variables es algo menor en el

interior del país que en el Gran Buenos Aires.

A efectos de evaluar las contribuciones de estas dimensiones a los cambios de la

desigualdad se procedió a descomponer las variaciones del indicador de Theil (Cuadro

5). Considerando al Gran Buenos Aires, para la cual se dispone de la seria más extensa,

3 Véase Anexo 2 para definición de las categorizaciones empleadas.

15

se observa que las mayores diferencias entre los ingresos medios de personas de similar

nivel educativo, o que desempeñan puesto de parecida calificación, explicaron

aproximadamente el 30% del incremento de la desigualdad que se produjo entre los

extremos del último cuarto del siglo XX. Estas dos dimensiones jugaron un papel

significativo hacia la concentración de las remuneraciones en la segunda parte de los

setenta y en los años noventa. Por el contrario, entre 1980 y 1986 se observa una

influencia del signo contrario que, sin embargo, no compensó el crecimiento de la

desigualdad intra-grupo. Ello continuó registrándose a lo largo del resto de los años

ochenta pero sólo en lo que hace a la educación ya que se ampliaron las brechas entre

las remuneraciones entre ocupaciones.

El impacto concentrador de las diferencias entre las remuneraciones medias de los

estratos educativos y ocupacionales verificado durante los noventas en el Area

Metropolitana estuvo presente incluso entre 1991 y 1994, cuando la desigualdad

agregada cayó levemente como consecuencia del incremento de la concentración al

interior de los estratos. Entre los extremos de este decenio, por tanto, el efecto inter-

grupo de cada una de estas dimensiones explica prácticamente toda la variación del

crecimiento del indicador de Theil.

A este efecto debe, asimismo, atribuirse más de la totalidad del incremento de la

desigualdad que se produjo también en la última década del siglo en el conjunto de

las otras die z ciudades consideradas. Tal situación se verificó tanto a lo largo de los

primeros cuatro años de la década, cuando la desigualdad total creció, como durante los

restantes años, que registraron una estabilidad en la concentración.

Se concluye, entonces, que los ingresos medios de personas con diferente nivel

educativo, así como los correspondientes a los estratos de ocupaciones, ha venido

ampliándose desde mediados de los setenta, proceso al que se encuentra estrechamente

asociado el crecimiento de la desigualdad de la distribución de las remuneraciones de

los ocupados. Ello se observa con claridad durante la segunda mitad de los setenta y a lo

largo de todo el decenio de los noventa. En el primero de estos períodos se produjo el

crecimiento anual más rápido del coeficiente de Theil. Sin embargo, en términos de

puntos de este indicador, la contribución del efecto inter-grupo de la calificación resultó

mayor, y la de la educación sólo algo menor, en los noventa. Desde 1997, el

16

crecimiento de la desigualdad inter-grupo obedeció, en buena medida, a la separación de

las remuneraciones de los graduados universitarios y de los puestos profesionales

respecto del resto de los estratos.

Desde 1986 al 2000, el aumento porcentual de la desigualdad entre ocupaciones

(medido también por el coeficiente de Theil) duplicó el experimentado por el

correspondiente al existente entre niveles ocupacionales. Este comportamiento refleja

que los más educados han visto incrementar sus ingresos, relativamente a los menos

educados, en menor medida que las remuneraciones medias de las ocupaciones más

calificadas lo han hecho respecto de las menos. Ello es compatible con un incremento

en el grado de subutilización de la educación. Este proceso se habría concentrado, sin

embargo, entre 1986 y 1994.

3.2. La determinantes de la polarización

En esta sección se estudiarán los determinantes de la bipolarización de modo tal de

cuantificar el efecto que sobre la misma tienen la educación y la calificación del puesto

de trabajo. Cabe recordar que, en el extremo, si una determinada característica explica

exactamente el nivel de polarización existente, se puede deducir perfectamente a que

polo de ingresos corresponde una persona con sólo conocer la categoría de dicha

característica a la cual pertenece.

• Educación

Se deduce del Cuadro 6 que el nivel de educación de la persona es un determinante muy

importante de la polarización en el Gran Buenos Aires puesto que explica, en promedio,

más de la mitad de la existente en los últimos años. Esta proporción ha venido creciendo

desde 1974: era del 41% en ese momento y pasó al 55% en el 2000 –un aumento del

35%--. Durante los años noventa, la importancia de esta dimensión mostró una

expansión del 20% Otros dos períodos donde se observa también este comportamiento,

compatible con lo ya comentado para la desigualdad, es fines de los setenta y el que se

extiende entre 1994 y 1997.

17

El crecimiento de la importancia de la educación a lo largo del último cuarto de siglo se

debió, básicamente, al incremento en el retorno a la educación que se refleja en el

hecho que se incrementó casi un 40% la relación entre las remuneraciones del grupo que

se encuentra por debajo de la media general y que aquel que está por encima.

Es interesante notar que la distribución de los ocupados entre los dos grupos se ha ido

haciendo progresivamente más equilibrada, debido fundamentalmente al incremento en

el nivel de educación de la población en general, y de la fuerza de trabajo en particular.

Aquel que se ubica por debajo de la media está conformado por quienes no completaron

el nivel secundario; ellos representaban el 65.7% de los ocupados en 1974 y el 52.5% en

el año 2000. El efecto conjunto de un mayor diferencial de ingresos inter-grupos y de

tamaños de los mismos más homogéneos, derivaron en el mencionado aumento del

porcentaje de la polarización explicado por la educación.

En los aglomerados del interior, para los que se cuenta con una serie restringida sólo a

los años noventa, la educación explica sistemáticamente un porcentaje menor que en el

Area Metropolitana. Ello obedece a que si bien el tamaño de los grupos es menos

desigual, contribuyendo --ceteris paribus-- a una elevación del nivel de polarización,

resultan menores las diferencias entre grupos (el retorno a la educación). El efecto neto,

por tanto, en un menor poder explicativo de la educación en el interior en relación a

Gran Buenos Aires. En cuanto a la dinámica, en las ciudades del interior prácticamente

se reprodujo la tendencia creciente observada en el Area Metropolitana: la proporción

aumentó un 37% entre 1991 y 2000. (Cuadro 6). Sin embargo la suba más significativos

se verificó, en este ámbito, entre 1991 y 1994. También se registró en el interior el

proceso de igualación de los tamaños de ambos grupos como así también el de

incremento en el diferencial de remuneraciones entre los mismos.

• Calificación del puesto de trabajo

A la calificación del puesto de trabajo se le puede atribuir, en todos los años

seleccionados, un porcentaje menor de la bipolarización que a la educación. Ello se

debió fundamentalmente a que sólo el grupo de aquellos con calificación profesional

tuvieron un ingreso que superó a la media general y a que el mismo agrupó a menos del

18

10 % de los ocupados. Por ello, la población quedó dividida en dos polos de muy

desigual tamaño que limitó el poder explicativo de la variable. Es interesante notar que

en todos los casos, la diferencia entre las remuneraciones medias de ambos polos fue

marcadamente superior a la obtenida en el caso que los grupos sean definidos según el

nivel de educación. Aquí se observa que, de manera similar a los señalado para la

educación, los períodos de alto crecimiento en el porcentaje explicado por esta variable

fueron los comprendidos, por un lado, entre 1974 y 1980, y entre 1994 y 1997 por el

otro.

Al igual que en GBA, en el interior del país la calificación también explicó un menor

porcentaje de la bipolarización que la educación, alcanzando un valor de 35.4 % en

octubre del 2000 (Cuadro 6). Nuevamente, las diferencias entre las remuneraciones de

ambos grupos fueron marcadamente superiores a las obtenidas cuando se consideró al

grado de escolarización. Asimismo aquí sólo se produjo un fuerte incremento en la parte

explicada por la calificación del puesto entre 1991 y 1994, presentando un

comportamiento errático a partir de allí.

Más allá de las fluctuaciones, el efecto de la calificación sobre la bipolarización creció

tanto en el Gran Buenos Aires como en el interior; lo hizo, inclusive, más intensamente

que el producido por el nivel de educación. Por ejemplo, la proporción explicada por

esta variable se duplicó entre 1974 y 2000 en el Area Metropolitana. En los dos

ámbitos ello obedeció, por un lado, al aumento en la participación relativa del grupo de

calificados dentro del total de los ocupados lo cual generó una menor desigualdad en

el tamaño de los dos grupos y, por el otro, al incremento en el diferencial de ingresos

de ambos grupos.

4. Conclusiones

La distribución del ingreso de los hogares continuó, durante la década de los noventas,

el proceso de deterioro iniciado hacia la mitad de los años setenta. Esta desmejora

distributiva del último decenio del siglo resulta destacable ya que si bien procedió a

tasas más moderadas que en los previos, tuvo lugar en un período durante el cual se

registró una razonable tasa de crecimiento promedio de la producción agregada y se

avanzó en el logro de los equilibrios macroeconómicos. Un aspecto a enfatizar es que la

19

tendencia al persistente deterioro distributivo del último cuarto de siglo no se reflejó

sólo en los indicadores de desigualdad, aspecto sobre el cual se contaban con

antecedentes, sino también en una similar evolución de la polarización. Ello significa

que junto al incremento de las distancias entre los ingresos de los hogares, y de las

personas, respecto de sus medias, también fue distinguible la creciente separación de

ellos en polos cuyos ingresos medios se fueron alejando.

Lo sucedido con la concentración y la polarización de los ingresos familiares desde

1974 reflejó, fundamentalmente, la dinámica de la distribución de los ingresos de los

perceptores. Sin embargo, las modificaciones de la incidencia del desempleo y de las

tasas de actividad a lo largo de los diferentes sectores sociales, contribuyó –en algunos

períodos-- a exacerbar o morigerar los efectos de lo que aconteció con la distribución de

los ingresos personales. Por ejemplo, el estancamiento que registraron la desigualdad

de esta última en la primera parte de los noventa no se transmitió con igual intensidad a

los ingresos familiares como consecuencia del efecto desigualador de la distribución del

desempleo. La reestructuración productiva que caracterizó a esa etapa generó una fuerte

elevación de la desocupación que, si bien fue un fenómeno generalizado, afectó en

mayor medida a los ingresos de los hogares donde prevalecían trabajadores de baja

calificación. El aumento del desempleo, más que las variaciones en las diferenciales de

remuneraciones entre los ocupados, fue –por tanto-- la variable determinante del leve

ascenso del grado de concentración de los ingresos de los hogares en esos primeros años

de decenio.

De cualquier manera, ya en la segunda parte de los noventa, la distribución de los

ingresos personales volvió a desmejorar, ahora influenciada por el mayor dinamismo de

las remuneraciones de los profesionales. Debe tenerse en cuenta que la economía del

país transitó durante esos años un sendero de crecientes dificultades, producto de su

vulnerabilidad externa, que se tradujeron en un crecimiento promedio más bajo y,

fundamentalmente, más oscilante. Este crecimiento de la desigualdad de la distribución

de las remuneraciones que se verificó a partir de 1994, y que modificó la tendencia a la

estabilidad observada en los primeros años del decenio, estuvo sin dudas ligado a ese

más insatisfactorio comportamiento macroeconómico y a la emergencia de los efectos

de las reformas estructurales. No obstante ello, la concentración del ingreso de las

20

ocupaciones creció, en este período, a un ritmo inferior al de la segunda mitad de los

setenta.

El aumento de la desigualdad y la polarización de los ingresos de las ocupaciones

estuvo, a lo largo de los 25 años analizados, ligado en una proporción significativa a

comportamientos análogos de los ingresos medios de personas con similar nivel de

educación o que realizaban ocupaciones de parecido grado de calificación. Se advierte,

efectivamente, que las mayores diferencias entre los promedios de esos estratos aportan

una porción importante del aumento del indicador de Theil, en particular, durante la

última parte de los setenta y a lo largo de los noventa.

En lo que hace al último decenio del siglo, la ampliación de las brechas entre los

ingresos medios de los estratos educacionales y ocupacionales se registró incluso entre

1991 y 1994, fase durante la cual la desigualdad de la distribución de sus ingresos se

estabilizó. Esa diferenciación resultaba esperable dado que la reforma estructural

encarada en ese momento debió, a través de diversos mecanismos, elevar la demanda

relativa de los más calificados. Sin embargo, el incremento generalizado del empleo y

de los salarios que se produjo en los dos primeros años asociado a la desinflación

seguramente contrarrestó aquel efecto.

Las crecientes dificultades económicas a las que ya se hizo referencia provocaron, a

partir de 1994, un nuevo proceso de concentración de las remuneraciones. El mismo

estuvo promovido por el continuado aumento del componente inter-grupo,

comportamiento asociado en buena medida a la diferenciación de los ingresos de los

graduados universitarios y de los correspondientes a los puestos de calificación

profesional. Distintas fuerzas debieron haber operado para provocar tal resultado. El

importante crecimiento de la presencia de puestos no registrados en la seguridad social

jugó un papel en esta aumento de las distancias entre los ingresos medios de los

diferentes estratos educativos y ocupacionales. Si bien tal proceso tuvo un alcance

generalizado debido a la presencia de elevadas tasas de desempleo, su incidencia

aumentó más intensamente entre los menos calificados y los menos educados. Se

constituyó, de esta manera, en uno de los factores que tendió a reducir sus ingresos

medios relativos y que es absorbido por el efecto inter-grupo en los ejercicios de

descomposición de la desigualdad.

21

Pero este cambio en el peso de las posiciones precarias no agotó la explicación de la

ampliación de las brechas entre los ingresos medios de los estratos de las dimensiones

consideradas. Esta ampliación también se produjo al interior de ambos grupos de

asalariados registrados y no registrados así como entre los no asalariados. Como se

sugirió más arriba, el sesgo de la demanda de trabajo hacia puestos que requieren una

calificación elevada debió haber sido característico de un aparato productivo que estaba

tecnológicamente atrasado y que, a partir de la apertura comercial y el atraso cambiario,

experimentó una fuerte incorporación de capital y tecnología, factores ambos que

resultan en general complementarios del trabajo calificado.

De igual manera, mecanismos tipo “salarios de eficiencia” debieron haber continuado

ejerciendo su influencia, quizás de manera más significativa en 1995 y a partir de 1998,

fases de disminución de las remuneraciones reales.

El hecho que el aumento de la desigualdad haya sido, sin embargo, moderado si se lo

compara con lo acontecido a fines de los setenta encuentra su explicación en algunos

desarrollos. En primer lugar, la menor caída de las remuneraciones promedios en un

contexto de mayor estabilidad de precios. Adicionalmente, el sostenido mejoramiento

de la escolaridad de la población en edad de trabajar posiblemente compensó, en parte,

ese mayor requerimiento de personal más calificado. Sin embargo, debe tenerse en

cuenta que las tasas de desempleo específicas por nivel de escolaridad aumentaron en

proporciones similares, aunque manteniéndose la correspondiente a trabajadores de

nivel terciario completo en un nivel equivalente a la mitad de la de las otras categorías.

Referencias

Altimir, Oscar “Estimaciones de la distribución del ingreso en la Argentina. 1953-1980”, Desarrollo Económico, Vol.25 No.100; 1986

Altimir, O. y L. Beccaria Distribución del ingreso en Argentina, en Heyman, D. y B.

Kosacoff (eds) La Argentina de los noventa, Buenos Aires: EUDEBA-CAEPAL, 2000, Tomo I.

Altimir, O. y L. Beccaria “El persistente deteriro de la distribución del ingreso en

Argentina”, Desarrollo Económico, Vol 40, Nº 160; 2001

22

Altimir, O., L. Beccaria y M. Martínez Rozada La evolución de la distribución del

ingreso familiar en argentina. Un análisis de sus determinantes, Presentado al Primer Congreso de LACEA, Buenos Aires; 2000.

Esteban, J. y D. Ray “On the measurement of polarization”en Econometrica, Vol 62,

No. 4, 1994 Esteban, Joan; Gradín, Carlos y Ray, Debraj (1999). Extensions of a mesure of

polarization, with an application to the income distribution of five OECD Countries Working Paper N°24, Instituto de Estudios Económicos de Galicia - Pedro Barrié de la Maza.

Gradín, C. Polarization by subpopulations in Spain: 1973-91, Documento de Trabajo No. 9906, Departamento de Economía Aplicada, Universidad de Vigo, 1999

ANEXO 1

Nota sobre las distribuciones y definiciones de los ingresos empleados

Las distribuciones analizadas que corresponden, en todos los casos, a ingresos

mensuales fueron las siguientes:

Ingreso total de los perceptores:

Este concepto de ingresos que emplea la EPH se define para cada persona como la suma

de los ingresos monetarios provenientes de todas las fuentes laborales y no

laborales percibidos durante el mes anterior a la entrevista.

Se consideró la distribución de los casos válidos, esto es, excluyen la no respuesta total

o parcial (cuando faltan datos de alguna de las fuentes que percibió el individuo).

Ingreso per cápita de los hogares:

Esta variables se define para cada hogar como la suma de los ingresos mensuales totales

del conjunto de los perceptores pertenecientes al hogar, dividida por la cantidad de

miembros del hogar.

Se analizó la distribución correspondiente a los hogares con respuestas válidas, esto es,

excluyen a la no respuesta total o parcial (hogares para los cuales no se contaba con

23

datos válidos de ingresos totales de algunos, pero no de todos, sus miembros

perceptores). Se incluye a los hogares cuyo ingreso válido es cero.

Ingreso de los perceptores ocupados:

Es la distribución de los ingresos mensuales totales de los perceptores, pero restringida

al caso de aquellos que fueron clasificados como ocupados. Esto significa que se

considera la definición de ingreso total arriba descripta, que incluyen los provenientes

tanto del trabajo como de otras fuentes. Esta definición del ingreso personal es la única

incluida en las bases correspondiente a las 23 ciudades del interior.

Ingreso de la ocupación principal:

Esta variable se define como el ingreso mensual proveniente de la ocupación principal

de la persona. A diferencia de los conceptos anteriores que corresponden a montos

efectivamente cobrados este tipo de ingreso es devengado: es el monto que cobra por

su ocupación principal, aún cuando el mismo no haya sido efectivamente percibido.

Se consideran en la distribución a todos los ocupados que han respondido a la pregunta

sobre el ingreso de la ocupación principal.

Anexo 2

Variables utilizadas en los ejercicios de descomposición VARIABLES CATEGORIAS A. Educación 1. Hasta primaria incompleta 2. Primaria completa y secundaria incompleta 3. Secundaria completa y terciaria incompleta 4. Terciaria completa B. Calificación del puesto

Ldldldl

1. Profesional 2. Técnica y operativo 3. No calificado

C. Edad 1. Hasta 24 años 2. Entre 25 y 39 años 3. Entre 40 y 59 años 4. 60 años y más

24

Cuadro 1 Evolución de la desigualdad de la distribución del Ingreso

Gran Buenos Aires Interior (23 ciudades) Total del país (24 ciudades) 10 ciudades Ingreso

per cápita de los hogares

Ingreso de los perceptores

Ingreso de los

ocupados

Ingreso de la ocupación principal

Ingreso per cápita de los

hogares

Ingreso de los

perceptores

Ingreso de los ocupados

Ingreso per cápita de los

hogares

Ingreso de los

perceptores

Ingreso de los

ocupados

Ingreso per cápita de los

hogares

Ingreso de los perceptores

Ingreso de los ocupados

Ingreso de la ocupación principal

Ingreso per cápita de los

hogares

Gini

1974 0,363 0,373 0,350 0,331 - - - - - - - - - - 1980 0,398 0,450 0,428 0,397 - - - - - - - - - - 1986 0,422 0,442 0,412 0,406 0,422 0,416 - 0,427 0,435 0,411 - - - - 1991 0,466 0,446 0,417 0,404 0,466 0,419 0,411 0,469 0,437 0,411 0,435 0,418 0,409 0,402 1994 0,485 0,450 0,414 0,405 0,457 0,432 0,417 0,482 0,448 0,421 0,446 0,432 0,416 0,410 1997 0,497 0,460 0,427 0,420 0,468 0,442 0,428 0,494 0,458 0,435 0,459 0,438 0,427 0,417 2000 0,511 0,477 0,452 0,442 0,492 0,452 0,443 0,512 0,473 0,456 0,478 0,445 0,436 0,425

Theil

1974 0,247 0,255 0,229 0,192 - - - - - - - - - - 1980 0,284 0,415 0,364 0,283 - - - - - - - - - - 1986 0,331 0,378 0,332 0,324 0,327 0,329 0,319 0,339 0,384 0,318 - - - - 1991 0,430 0,391 0,341 0,319 0,417 0,333 0,320 0,436 0,373 0,320 0,362 0,332 0,319 0,301 1994 0,463 0,375 0,322 0,304 0,381 0,349 0,326 0,450 0,374 0,333 0,358 0,345 0,321 0,318 1997 0,488 0,401 0,339 0,331 0,401 0,362 0,341 0,475 0,395 0,350 0,387 0,353 0,339 0,323

2000 0,482 0,423 0,374 0,359 0,468 0,385 0,361 0,496 0,420 0,383 0,419 0,365 0,346 0,321

25

Cuadro 2

Indicadores de la bipolarización

Polarización ER Gini intra gini intra/gini total

Ingresos medios relativos a la media

Polo con ingresos inferiores a la media

Polo con ingresos

inferiores a la media

Polo con ingresos superiores a la

media

Proporción de la población

(%)

Proporción de ingreso (%)

Gran Buenos Aires

Ingreso per cápita familiar 1974 0,157 0,260 0,103 28,4 0,593 1,720 63,9 37,91980 0,167 0,283 0,115 29,0 0,570 1,825 65,7 37,51986 0,180 0,301 0,121 28,7 0,552 1,916 67,1 37,11991 0,206 0,336 0,130 27,9 0,511 2,149 70,2 35,91994 0,213 0,349 0,136 28,1 0,507 2,193 70,7 35,81997 0,227 0,362 0,135 27,2 0,479 2,184 69,4 33,32000 0,233 0,372 0,139 27,2 0,465 2,224 69,6 32,4

Ingreso de los ocupados

1991 0,201 0,330 0,129 28,1 0.528 2.090 69,8 36,81994 0,200 0,325 0,125 27,7 0.515 1.985 67,0 34,51997 0,204 0,332 0,128 27,8 .0513 2.045 68,2 35,02000 0,209 0,343 0,134 28,0 0.506 2.122 69,5 35,2

Ingreso de la ocupación principal 1974 0,130 0,230 0,100 30,4 0,626 1,598 61,5 38,51980 0,173 0,286 0,113 28,3 0,576 1,884 67,6 39,01986 0,167 0,286 0,119 29,4 0,588 1,940 69,5 40,91991 0,171 0,286 0,115 28,7 0,571 1,862 66,8 38,11994 0,173 0,289 0,116 28,6 0,570 1,885 67,3 38,41997 0,174 0,297 0,123 29,3 0,544 1,855 65,2 35,52000 0,190 0,316 0,126 28,5 0,534 1,981 67,8 36,2

Interior (23 ciudades) Ingreso per cápita familiar

1991 0,194 0,330 0,136 29,2 0,505 1,989 66,6 33,71994 0,223 0,340 0,117 25,6 0,491 2,025 66,8 32,81997 0,236 0,353 0,117 24,9 0,476 2,082 67,4 32,12000 0,248 0,370 0,122 24,8 0,458 2,166 68,3 31,3

Ingreso de los ocupados

1991 0,1755 0,3092 0,134 30,2 0,543 1,958 67,7 36,81994 0,2002 0,3161 0,116 26,8 0,539 2,005 68,5 36,91997 0,2079 0,3259 0,118 26,6 0,527 2,050 69,0 36,42000 0,2145 0,3332 0,119 26,3 0,500 1,998 66,6 33,3

Total del país Ingreso per cápita familiar

1991 0,186 0,332 0,146 30,6 0,518 2,065 68,8 35,71994 0,204 0,343 0,139 28,8 0,500 2,092 68,6 34,31997 0,218 0,357 0,139 28,1 0,483 2,153 69,0 33,42000 0,237 0,374 0,138 26,9 0,446 2,156 67,6 30,2

Ingreso de los ocupados 1991 0,175 0,309 0,134 30,2 0,543 1,958 67,7 36,81994 0,200 0,316 0,116 26,8 0,539 2,005 68,5 36,91997 0,208 0,326 0,118 26,6 0,527 2,050 69,0 36,42000 0,214 0,333 0,119 26,3 0,500 1,998 66,6 33,3

10 ciudades Ingreso per cápita familiar

1991 0,224 0,332 0,108 24,5 0,510 2,027 67,7 34,51994 0,203 0,325 0,122 27,3 0,516 1,985 67,0 34,61997 0,225 0,341 0,116 25,4 0,493 2,038 67,2 33,12000 0,231 0,354 0,124 25,9 0,470 2,072 66,9 31,5

Ingreso de los ocupados 1991 0,167 0,291 0,124 28,4 0,541 1,960 67,4 36,81994 0,187 0,309 0,123 28,4 0,543 1,959 67,7 36,81997 0,188 0,323 0,136 29,5 0,524 2,008 67,9 35,62000 0,205 0,325 0,120 26,9 0,539 2,102 70,5 38,0

Ingreso de la ocupación principal 1991 0,181 0,294 0,113 27,7 0,579 1,973 69,8 40,41994 0,174 0,290 0,117 28,7 0,557 1,842 65,5 36,51997 0,190 0,302 0,113 27,1 0,550 1,920 67,2 36,92000 0,192 0,308 0,117 27,4 0,561 2,036 70,2 39,4

26

Cuadro 3

Bipolarización explicada por la región 23 aglomerados 24 aglomerados

Año % explicado % debajo media

Dif. entre ing. Medio

% explicado % debajo media

Dif. entre ing. medio

O91 27.26 48.7 1.442 28.68 42.3 1.503 O94 26.54 53.9 1.436 29.57 39.3 1.573 O97 19.83 40.9 1.349 29.18 40.5 1.581 O00 22.44 41.1 1.43 29.73 41.9 1.622

Cuadro 4 Descomposición del índice de Theil de la distribución de los ingresos de las ocupaciones principales

1974 1980 1986 1991 1994 1997 2000

GRAN BUENOS AIRES Indice de Theil 0,191 0,283 0,324 0,319 0,304 0,331 0,359

Proporción explicada por (%)

Educación 16,4 19,6 18,7 17,7 20,0 25,2 27,3 Calificación 19,7 23,4 16,8 20,6 29,4 34,6 34,4

Edad 8,8 8,1 6,9 7,1 6,6 7,5 7,2

Las tres variables 29,8 35,0 31,4 32,0 38,1 44,0 44,0

10 CIUDADES INTERIOR Indice de Theil 0,301 0,318 0,323 0,321

Proporción explicada por (%)

Educación 13,1 15,4 19,5 21,8 Calificación 19,1 26,9 28,4 31,3

Edad 6,8 7,1 7,7 8,2

Las tres variables 28,8 32,4 36,0 41,3

TOTAL 11 CIUDADES Indice de Theil 0,314 0,314 0,339 0,362

Proporción explicada por (%)

Educación 15,8 18,2 23,1 24,9 Calificación 22,0 28,0 32,6 33,0

Edad 6,6 6,7 7,4 7,1

Las tres variables 29,9 35,7 41,9 41,6

27

Cuadro 5 Descomposición del cambio del índice de Theil de la distribución de los ingresos de las ocupaciones principales

1980-74 1986-80 1991-86 1994-91 1997-94 2000-97 2000-91 2000-94 2000-74 GRAN BUENOS AIRES Educación

Efecto intergrupo 60,2 -2,5 101,6 -39,6 71,6 55,5 89,1 57,8 25.1 Efecto intragrupo 59,6 62,5 116,9 155,8 -3,8 32,3 -27,5 19,2 40,9

Efecto composición -19,7 40,0 -118,6 -16,1 32,2 12,2 38,4 23,0 34.0 Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

Calificación

Efecto intergrupo 23,5 -61,1 -282,7 -216,8 57,5 20,7 135,3 36,1 31,7 Efecto intragrupo 67,3 137,8 564,4 258,9 -2,9 68,7 -38,2 39,5 46,7

Efecto composición 9,2 23,3 -181,6 57,8 45,3 10,6 2,9 24,4 21.6 Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

10 CIUDADES DEL INTERIOR

Educación Efecto intergrupo 88,4 266,1 -818,0 165,6 Efecto intragrupo -0,6 -81,0 604,5 -51,2

Efecto composición 12,2 -85,1 313,4 -14,4 Total 100,0 100,0 100,0 100,0

Calificación

Efecto intergrupo 217,5 267,6 -321,8 278,7 Efecto intragrupo -68,5 -25,9 513,3 -118,4

Efecto composición -49,0 -141,7 -91,5 -60,3 Total 100,0 100,0 100,0 100,0

TOTAL 11 CIUDADES

Educación Efecto intergrupo -1397,1 76,4 65,4 81,2 Efecto intragrupo 1869,8 -2,2 33,3 -4,4

Efecto composición -372,7 25,8 1,3 23,2 Total 100,0 100,0 100,0 100,0

Calificación

Efecto intergrupo -2684,9 77,9 28,7 129,2 Efecto intragrupo 2170,9 -2,5 61,6 -25,7

Efecto composición 614,0 24,6 9,7 -3,5 Total 100,0 100,0 100,0 100,0

28

Cuadro 6 Bipolarización explicada por la educación y la calificación GBA Interior (10 ciudades) % explicado % debajo

media Diferencias entre ingresos medios

% explicado % debajo media

Diferencias entre ingresos medios

Educación O74 40.6 65.7 1.48 O80 45.5 73.2 1.81 O86 47.9 67.3 1.78 O91 46.2 62.8 1.72 31.8 58.5 1.53 O94 49.8 60.2 1.79 43.1 56.6 1.76 O97 54.9 56.4 1.93 42.1 55.5 1.78 O00 55.0 52.5 2.04 43.6 50.1 1.89 Calificación O74 23.1 95.6 2.35 O80 32.1 93.7 2.72 O86 29.3 92.4 2.31 O91 36.1 91.3 2.47 30.3 90.0 2.25 O94 40.2 92.3 2.88 40.0 90.6 2.78 O97 49.0 90.8 3.08 34.2 91.6 2.73 O00 48.0 90.9 3.19 35.4 91.5 2.87

Nombre de archivo: Esquivel_Beccaria Directorio: C:\Rosarito Plantilla: C:\WINDOWS\Application

Data\Microsoft\Plantillas\Normal.dot Título: A mediados de la década de los años setenta culminó un largo

período de crecimiento económico relativamente sostenido y se inicia otro de persistente inestabilidad macroeconómica, que se extiende hasta principios de los años noventa

Asunto: Autor: * Palabras clave: Comentarios: Fecha de creación: 14/08/01 11:04 A.M. Cambio número: 2 Guardado el: 14/08/01 11:04 A.M. Guardado por: Win98 Tiempo de edición: 0 minutos Impreso el: 23/08/01 03:07 P.M. Última impresión completa Número de páginas: 28 Número de palabras: 8,338 (aprox.) Número de caracteres: 47,530 (aprox.)