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SIMBOLISMO DE “LA LLAVE” EN LA PELÍCULA “TAN FUERTE, TAN CERCA” Y EN LA PSICOTERAPIA GESTALT 7 marzo, 2012 de Luis Fernando Martínez Gómez Tan fuerte, tan cerca (Extremely Loud and Incredibly Close) Es un film acerca de la fuerte relación entre un padre y su hijo de entre 8 y 10 años, con una inteligencia superior y lo que sucede con el niño después de la muerte de su padre en los atentados del 11 de septiembre en Nueva York. La película muestra el proceso del niño que intenta sanar el trauma por la muerte trágica de éste en los atentados de septiembre 11 y recuperar la paz perdida desde que ocurrió la tragedia, a través del “juego” preferido entre los dos: la exploración para encontrar la verdad (¿metáfora del proceso que vive una persona en un proceso terapéutico?). Una misteriosa llave que encuentra en un sobre en el que está escrito con lápiz la palabra Black, son las únicas pistas que tiene para encontrar “algo desconocido” y misterioso que él supone que su padre le ha dejado como un último reto a descubrir a través de la exploración. ¿Qué es lo que abre esa llave? ¿cómo puede dar con la cerradura para conocer lo que su padre quería que encontrara? Esa será la misión que el niño se auto asigna durante toda la trama de la película y por medio de la cual irá descubriendo a decenas de personas

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Psicoterapia

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SIMBOLISMO DE “LA LLAVE” EN LA PELÍCULA “TAN FUERTE, TAN CERCA” Y EN LA PSICOTERAPIA GESTALT7 marzo, 2012 de Luis Fernando Martínez Gómez

Tan fuerte, tan cerca(Extremely Loud and Incredibly Close)

Es un film acerca de la fuerte relación entre un padre y su hijo de entre 8 y 10 años, con una inteligencia superior y lo que sucede con el niño después de la muerte de su padre en los atentados del 11 de septiembre en Nueva York.

La película muestra el proceso del niño que intenta sanar el trauma por la muerte trágica de éste en los atentados de septiembre 11 y recuperar la paz perdida desde que ocurrió la tragedia, a través del “juego” preferido entre los dos: la exploración para encontrar la verdad (¿metáfora del proceso que vive una persona en un proceso terapéutico?).

Una misteriosa llave que encuentra en un sobre en el que está escrito con lápiz la palabra Black, son  las

únicas pistas que tiene para encontrar “algo desconocido” y misterioso que él supone que su padre le ha dejado como un último reto a descubrir a través de la exploración.

¿Qué es lo que abre esa llave? ¿cómo puede dar con la cerradura para conocer lo que su padre quería que encontrara? Esa será la misión que el niño se auto asigna durante toda la trama de la película y por medio de la cual irá descubriendo a decenas de personas que, como él, han perdido, alguna vez en la vida, algo o a alguien valioso y lo han tenido que aprender a reparar dichas pérdidas de diferentes maneras.

¿Es posible recuperarse después de una trágica pérdida como la muerte del padre en un atentado? ¿Cómo se puede sanar y recuperar la paz después de eso?

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¿Cuántas veces nos hemos planteado  la necesidad de aprender a “soltar” cuando perdemos a alguien o algo muy amado?. Pero ¿se trata realmente de soltar o más bien es un proceso de transformación del vínculo de un apego, que no se pierde nunca?.

Una paciente y colega terapeuta, me ha hablado en sesión de su hipótesis en relación de que un  vínculo, una vez que se ha creado, nunca se rompe. Lo que hacemos ante las pérdidas de personas y objetos, esre-significalas – es decir, encontrarles un nuevo significado diferente al original -,  pero el vínculo sigue existiendo por siempre,  incluso, después de la muerte.

Esa es la razón por la que el niño hace lo imposible por tratar de descifrar el misterio de la llave. Quiere encontrar algo que le permita darle un nuevo significado a todo lo ocurrido a partir de la desaparición de su padre. Para él, esa llave encontrada en el armario de su padre, es la única esperanza que tiene para poder abrir la puerta que lo libere del dolor de la pérdida y para tratar de entender por qué tiene que enfrentarse al dolor más grande de su vida a su corta edad.

Paralelamente a su dantesco  viaje se entretejen las historias de su madre, su abuela y un hombre mayor, el misterioso inquilino que vive en el edificio de enfrente, en casa de su abuela. Entre el niño y el hombre misterioso se crea también un vínculo cuando el viajo se ofrece para acompañarlo en su expedición en búsqueda de la cerradura de aquella llave misteriosa.

A través de sus indagaciones, el chico va creando un enorme mapa de datos, cifras, información sobre la gente a la que busca para preguntar si conocieron a su padre y si saben qué es lo que se puede abrir con ella. Pero, a pesar de la gran cantidad de información que ha logrado recabar en su expedición, es un mapa que no llega a ningún lado y, en vez de ayudarle a aclarar algo, cada vez parece confundirlo más, lo que lo llena de rabia y frustración, pues no acepta que todo lo que ha hecho para reencontrarse de alguna forma con su padre, no haya servido para nada.

Sin embargo, el viaje no ha sido de ninguna manera inútil, pues le ha permitido efectuar otra expedición en paralelo, hacia su interior, para conocerse a sí mismo, superar sus miedos a todo aquello que “no resulte seguro” y también le ha ayudado conocer la realidad de la vida a través de todas las personas con las que se ha entrevistado. El niño, a su corta edad, logra hacerse consciente de que no hay nadie en el mundo, que no se haya enfrentado a la pérdida, por lo menos alguna vez, de algo o de alguien significativo y que, cada uno, a su manera, ha tenido que encontrar la manera de reparar dichas pérdidas para seguir viviendo.

La terapia Gestalt una llave de iniciación, apertura y liberación

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En la medida en que la trama fue evolucionando, también me fui sintiendo como si estuviera presenciando

 el “proceso terapéutico” que vive el protagonista durante su odisea.

También me permitió reflexionar en cómo las personas llegan al consultorio terapéutico porque tienen una llave que no saben qué es lo que abre ni qué encontrarán adentro.  O, por el contrario, porque son como un candado o una cerradura, con muchas cosas en su interior que anhelan poder liberar, una vez que encuentren la llave que les permita a abrirse.

En el primer caso, las personas viven la angustia de no saber qué es lo que necesitan abrir ni dónde lo pueden encontrar. También se tienen que enfrentar al misterio de no tener garantizado si lo que encontrarán les gustará y les ayudará a ser felices, o los llenará de más miedo y frustración.

Como terapeuta, siempre he creído que es mejor atreverse a abrir la puerta y ser conscientes de lo que hay adentro para poder sanar. Sin embargo, debo confesar que esta película me hizo cuestionarme si es absolutamente cierto que se TIENE QUE ENCONTRAR la cerradura Y DESCUBRIR LO QUE HAY EN EL INTERIOR o, en ciertas ocasiones, se debe renunciar a ello y aceptar la frustración de que  algunas puertas permanezcan cerradas para siempre, y sin embargo, se puede vivir con ello aceptando dicha realidad por dura que sea, por ejemplo, la razón por la que un ser querido decidió quitarse la vida.

Otra paradoja que se puede enfrentar, es que muchas veces, sin saberlo, estemos buscando con la llave equivocada. O bien, que en la búsqueda de la llave correcta, abrimos muchas otras  puertas que ni siquiera imaginábamos, y que resultan mucho más significativas y enriquecedoras, que aquella que intentábamos encontrar al inicio.

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Otra variante que puede ocurrir, es que confundamos una  llave como propia y que terminemos descubriendo que la llave de otra persona, que nosotros tan sólo seamos la vía para que otro encuentre  lo que está buscando.

Por lo menos, ha sido un poco mi caso personal. Desde mi adolescencia busqué desesperadamente las

respuestas acerca de mi propia llave, con la angustiosa incertidumbre de no saber qué es lo que iba a encontrar en mi interior.

Pero llegó un momento, en el que, una vez que pude cruzar la puerta y encontrarme a mí mismo, elegí iniciar una nueva expedición, pero ahora para  acompañar a otros a abrirse y a vencer el miedo de encontrarse a sí mismos, utilizando sus propias llaves y también, en ocasiones, prestando las mías, para abrir otras cerraduras que les ayudaran a verse y a comprenderse a través mío.

El iniciar mi expedición hacia mi propio interior, me llevó, como al niño de la película, a encontrar cosas sumamente importantes para poder crecer y madurar:  mi propia fuerza y también,  mi verdadera  misión en la vida, la de ser el guía y el testigo de  las maravillosas expediciones de otros seres humanos, semejantes a mí en la necesidad de trascender el dolor por las pérdidas o las necesidades del pasado que no pudieron ser satisfechas -por poner solo algunos ejemplos-, y salir fortalecido gracias a éste dolor, uno de los cambios de sentido de los que hablé en un principio.

El simbolismo de la llave

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Según el diccionario de Simbolismos (Chavalier, 1969) “El simbolismo de la llave es del todo evidente en relación con su doble de abertura y cierre. Es a la vez un papel de discriminación, lo que indica con precisión la atribución de las llaves del Reino de los Cielos a San Pedro. El poder de las llaves es el que permite unir y desunir”.

“(…) Este doble aspecto del poder corresponde a la autoridad espiritual y a las funciones reales, cuyo fin respectivo es, según Dante, la ascensión al Paraíso Celestial y al Paraíso terrenal o, según la terminología hermética, a los Grandes Misterios y a los Pequeños Misterios”.

“Símbolo del poder y del mandamiento, la llave domina –abre y cierra- la puerta. Todo cuanto

se dice, todo cuanto se hace, en el hombre, en el reino, en el mundo, es puerta”.

“En el plano esotérico, poseer la llave significa haber sido iniciado. Indica, no sólo la entrada en un lugar, ciudad o casa, sino el acceso a un estado, a una morada espiritual, a un grado iniciático”.

“La llave es aquí (en los cuentos) símbolo del misterio a penetrar, del enigma a resolver, de la acción difícil a emprender: es el relámpago de la iluminación y el descubrimiento”.

“…paso de un nivel a otro nivel”.

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Todos estos misteriosos y maravillosos simbolismos sobre la llave mencionados en el texto se pueden encontrar dentro de la terapia.

La llave que ofrece el proceso terapéutico, es también un viaje iniciático, es la posibilidad de penetrar misterios y resolver enigmas, la terapia es el relámpago de la iluminación y el descubrimiento. Es el paso del nivel en el que nos encontramos en el momento de iniciar la terapia, al siguiente nivel que nos toca vivir en nuestra vida.

Un proceso terapéutico nos da la posibilidad de abrirnos a lo nuevo y cerrar lo que ya terminó, desunirnos de nuestra

 existencia presente de lo que no tiene sentido seguir atado – ya sean experiencias dolorosas, personas que se han marchado, épocas que terminaron, objetos o lugares. La terapia ayuda a cerrar esas puertas para poder continuar nuestro camino, dejar de mirar atrás y poner nuestra atención hacia adelante, abriendo nuevas puertas y creando nuevos vínculos que nos permitan avanzar, con una nueva luz, hacia nuestro crecimiento.

La terapia es  una llave a nuevos contactos, nuevos vínculos, nuevas experiencias, es, en fin, un relámpago de iluminación (no siempre fácil, ni siempre agradable), a una nueva consciencia de nosotros y de nuestra realidad que es  indispensable para poder descubrir todo aquello que es importante en nuestras vidas y sin la cual, puede ser mucho más difícil o incluso imposible de reconocer.