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Núm. 172 Colima, Col., lunes 23 de marzo de 2015 Templo y Ruinas del ex convento de San Francisco de Almoloyan Se funda en 1554, por gestiones que hizo el visitador Lorenzo Lebrón de Quiñones. San Francisco Almoloya fue un pueblo de indios hasta mediados del siglo XVIII, en donde mestizos y mulatos formaron varios barrios en su entorno, en lo que hoy en día es Villa de Álvarez. En 31 de mayo de 1818 un fuerte temblor derrumbó el convento franciscano y la mayor parte del pueblo, por lo que el cura José María Gerónimo Arzac cambió la parroquia de Almoloya a la iglesia que se construía en el barrio de los Martínez, con lo que éste lugar recibió desde entonces el nombre de San Francisco Almoloya. El pueblo de San Francisco Almoloya fue elevado a la categoría de Villa en 1824 y pasó a denominarse Villa de Álvarez a partir de 1857, en honor al general Manuel Álvarez, primer gobernador del estado de Colima.

Destellos 172

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Suplemento de Lengua y Literatura de la Facultad de Letras y Comunicación

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Núm. 172Colima, Col., lunes

23 de marzo de 2015

Núm. 172Colima, Col., lunes

23 de marzo de 2015

Templo y Ruinas del ex convento de San Francisco de AlmoloyanSe funda en 1554, por gestiones que hizo el visitador Lorenzo Lebrón de Quiñones. San Francisco Almoloya fue un pueblo de indios hasta mediados del siglo XVIII, en donde mestizos y mulatos formaron varios barrios en su entorno, en lo que hoy en día es Villa de Álvarez.

En 31 de mayo de 1818 un fuerte temblor derrumbó el convento franciscano y la mayor parte del pueblo, por lo que el cura José María Gerónimo Arzac cambió la parroquia de Almoloya a la iglesia que se construía en el barrio de los Martínez, con lo que éste lugar recibió desde entonces el nombre de San Francisco Almoloya.

El pueblo de San Francisco Almoloya fue elevado a la categoría de Villa en 1824 y pasó a denominarse Villa de Álvarez a partir de 1857, en honor al general Manuel Álvarez, primer gobernador del estado de Colima.

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La arquitectura de una ciudad la convierte en algo auténtico y propio, reconocible en descripciones para ojos ajenos a ese espacio. La arquitectura se revela como un cúmulo de ornamentación imaginaria, lo cual crea el cuerpo tangible de la ciudad. Al igual que el poema, está hecha de imágenes: sagradas, oníricas, simbólicas, abstractas, etcétera. La unidad de la imagen lleva oculta su condición de multiplicidad imaginativa. Las imágenes de la arquitectura de la ciudad conservan, protegen y expresan, diversas interpretaciones de la experiencia humana. Como la experiencia reveladora del poeta Rilke –como ejemplo a tomar- duran-te su estancia en París (1902), donde descu-brió e interpretó, en un pequeño cuarto, (de ahí la importancia del espacio íntimo, como apertura que otorga a la condición cuerpo-es-píritu) el sentir de las imágenes de los hos-pitales y a las personas que entraban y salían de ahí. La experiencia humana que encerraba esa imagen y por qué en la poesía de Verlaine y Baudelaire se frecuentaba a ella, supo en-tender, la forma de espacio de lenguaje, que Bachelard atribuye a la imagen. El sentir de la tristeza y angustia pro-vocadas por esta imagen llevaron a Rilke a concluir la necesidad de vida que tenían las personas de ese espacio, de ese mundo que se habitaba: París; siempre aunado a la muerte física y de sí mismos. A esta experiencia Ruy

Sánchez la denomina el movimiento afectivo de la ciudad. En este sentido de muerte ade-más se encierra “la angustia bajo la forma pura de lo terrible, descubre también lo te-rrible de la ausencia de angustia, en la insig-nificancia cotidiana” como arguye Maurice Blanchot, de esta experiencia de Rilke, ubi-cada en Los cuadernos de Malte Brigge. Las imágenes presentadas por la ar-quitectura de la ciudad muestran la cara ocul-

ta y vieja de una o varias “eras imaginarias” como expresa Xirau (Poesía y conocimiento. Dos poetas y lo sagrado), como manifesta-ción de un “lenguaje poético que representa la historia universal eterna”. *Sentado en una banca, aun en su estado de vigilia, en su oído escucha la boca del río confundido que murmura la grandeza de la noche.

Una ciudad eterna "Paria Kacesa*

Benzulul y las representaciones de las identidades Rozrazil

Jaime Sabines Gutiérrez

La música de las sirenas en cuatro movimientosDavid Chávez

Intelectual colimense desconocido en su propia entidadVíctor Gil Castañeda

Contenido

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Universidad de Colima

Director:Carlos Ramírez Vuelvas

Consejo Editorial: Ada Aurora Sánchez, Hilda Rocío Leal Viera,

Víctor Gil Castañeda, Gloria Vergara, Krishna Naranjo, Cecilia Caloca, Verónica

González, Nélida Sánchez

Coordinación:Abelina Landín Vargas

Corrección:Omar David Ávalos Chávez

Diseño:César Avila,Verónica Anguiano

Impreso en el periódico“El Comentario”

Daniel Peláez CarmonaDirector

eFacebookfDestellos Falcom

[email protected]

[email protected]

la opinión aqUí expresada es responsabilidad de los aUtores

e

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fBenzulul y las representaciones actuales de las identidades Rozrazil*

*8° Letras Hispanoamericanas

Al conmemorarse un año más del natali-cio de Eraclio Zepeda, escritor, poeta y novelista mexicano nacido en Tuxtla Gu-tiérrez, Chiapas, el 24 de marzo de 1937, este suplemento comparte un análisis so-mero a la totalidad de la obra del chiapa-neco, compañero de Jaime Labastida, Jai-me Augusto Shelley y Nils Castro. El primer acercamiento a este escri-tor puede hacerse a través del cuento “El Caballito”, que nos presenta ya de entrada el tema antropológico y crítico de la iden-tidad que Zepeda aborda más adelante, y que lo convertirá en uno de los principales representantes de la literatura indigenista y del movimiento del mismo nombre de mediados del siglo xx. Quien por curiosidad desee acer-carse más a la obra puede hacerlo especí-ficamente con Benzulul, primer libro que Zepeda escribió a la edad de 22 años, obra de corte indigenista que recopila varios cuentos del autor, editado en 1959. Sin embargo, al lector podría inte-resarle cómo se representa la identidad in-

dígena en los cuentos “Benzulul”, “Vien-tooo” y “Quien dice la verdad”, de este mismo autor, por lo que podrá mantener-se en un rumbo de lectura dentro de la literatura indigenis-ta. Eraclio Zepe-da retoma la repre-sentación de la iden-tidad indígena y la construye a través de cada uno de los pro-tagonistas en estos tres cuentos, ya que por medio del esta-tuto actancial que le otorga a cada per-sonaje principal los vuelve una represen-tación de la realidad, con lo que a su vez son una representa-ción de esa identi-dad. Léalo, y com-pruebe si desde la inicial lectura del cuen-to “El caballito” no existe la inquietud personal de encontrar las razones por las que el autor señala esta presencia de la identidad en su obra, como llegó a consi-derar en algún momento de su trayectoria literaria. Benzulul intenta dar respuesta a nuestra curiosidad por saber cómo se mantiene esa identidad en torno a lo indí-gena en México, al menos en algunos gru-pos culturales, y nos permite ver la forma en que el autor construyó a los personajes para recrear esa realidad indigenista. Hasta el momento existen inves-tigaciones que explican la identidad in-dígena, pero aún no se ha realizado una investigación que la aborde desde la re-presentación ficcional de esa realidad, y

tampoco específicamente dentro de la obra literaria del chiapaneco Eraclio Ze-peda. De ahí la importancia de Benzulul. Los cuentos “Benzulul”, “Vien-tooo” y “Quien dice la verdad” son pie-zas claves para entender una representa-ción de la identidad indígena a través de cada uno de sus personajes protagonistas (“Juan Rodríguez Benzulul”, “El Matías” y “Sebastián Pérez Tul”). Falta ahora, como lectores, descu-brir que conceptos como “identidad-iden-tidad indígena”, “representación”, “cons-trucción”, “proceso”, así como otros, son parte de una época en que se inscribe la realidad, y que en la actualidad el tema del indigenismo es todavía vigente, tal como lo ha demostrado Eraclio Zepeda.

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Jaime Sabines Gutiérrez fe

Este año se conmemora uno más del natalicio de Sabines, poeta y político, el “cantor de los sentimientos, de los impulsos que nos confirman como miembros de una misma especie”. Por ello, queremos hacer un breve repaso por su vida y obra, sobre todo de sus aportaciones. El canto de Sabines define mediante lo poético todos aquellos elementos que podrían acercarse a lo intemporal –que no a lo eterno- y discurren lo mismo entre lo cotidiano y lo común. Por ello es que su poesía nos es más cercana, porque cada elemento poético va de la mano con otro que funciona como una guía, un destino. La semantización de la poesía en cuanto a la filosofía comprende también elementos que nos atañen, temas que nos son cotidianos también, no sólo los objetos. El universo poético del poeta chiapaneco es una labor en la que decanta elementos para hacerlos aparecer ante nosotros con un ligero brillo hasta entonces imperceptible; la conjugación del decir y lo que se dice en un determinado contexto restaña la atención hasta que contemplamos la nueva perspectiva. Pero ello ocurre desde el tono y la apreciación particular. Por ello es que Iliana Godoy indica que

La poesía tiene un contenido que refuerza su eficacia comunicativa, mediante el manejo formal de sonido y ritmo; de allí el gran poder persuasivo del poema que nos conmueve, gracias al arte verbal que constituye su esencia. Ni el poeta, ni el lector pueden separar forma de contenido, pero es evidente que ambos niveles existen en el mensaje

poético.

A nivel comunicativo coexiste la dualidad entre las ideas expresadas de manera informativa y aquellas que se desprenden de la contemplación de la obra artística.1

Así, lo poético proviene de esta vivencia, de esta objetivación personal del poeta respecto a los hechos, mismo que al ser comprendidos en un esquema distinto al proveniente original trastocan su tarea, sus objetivos, para convertirse en elementos que activarán un nuevo mecanismo de precepción de la realidad en el lector a partir de su encuentro con la poesía de Sabines. Y es que el autor encuentra, localiza, contextualiza e involucra lo poético al fusionar aquello que ocurre en las calles desiertas con metáforas que encierran aspiraciones, futuros inciertos, poco probables, con un mínimo de esperanza de llevarse a cabo. Sin embargo, son estos resquicios de posibilidades donde el autor apuesta toda su poesía; sabe que esta combinación es la salvia que alimenta sus versos.

Ayer estuve observando a los animales y me puse a pensar en ti. Las hembras son más tersas, más suaves y más dañinas. Antes de entregarse maltratan al macho, o huyen, se defienden. ¿Por qué? Te he visto

1 La poesía de Jaime Sabines y sus grandes temas. Una aproximación filosófica y científica. Iliana Godoy. http://ilianagodoy.com/project/la-poesia-de-jaime-sabines-y-sus-grandes-temas/

a ti también, como las palomas, enardeciéndote cuando yo estoy tranquilo. ¿Es que tu sangre y la mía se encienden a diferentes horas?

(“Ayer estuve observando a los animales...” de Adán y Eva…)

Las comparaciones son entonces posibilidades, como hemos visto. Pero la metaforización es también otra forma de poetizar. Sabines metaforiza su honestidad. Sus verdades sobre el mundo, la vida, las mujeres, su visión de sí mismo, aparecen poetizadas. Por su parte Óscar Wong2, en el ensayo

2 Jaime Sabines: Poeta atemporal y entrañable. Instituto Nacional de Bellas Artes. http://www.literatura.bellasartes.

NÚMEROS PERSONALESNació en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas el 25

de marzo de 1926.Murió a los 72 años en la Ciudad de Mé-

xico el 19 de marzo de 1999.Padre: Julio Sabines (libanés, emigró a

Cuba y a México en 1914).Madre: Luz Gutiérrez Moguel.

Hermanos: Juan, Jorge y Jaime.Casado en 1953 con Josefa “Chepita”

Rodríguez Zebadúa.Hijos: Julio, Julieta, Judith y Jazmín.

ESTUDIOS 1945 – Inicia su carrera como médico en la Escuela Nacional de Medicina en la

Ciudad de México pero la abandona para dedicarse a escribir.

1949- Vuelve a Ciudad de México para estudiar la licenciatura en Lengua y lite-ratura española en la Facultad de Filoso-

fía y Letras de la UNAM

VIDA LABORALRegresó a Chiapas por una corta tempo-rada y estuvo trabajando en la tienda de telas El Modelo, propiedad de uno de sus

hermanos.

VIDA PERSONALPremios:

1959 Chiapas 1964 a 1965 Becario del Centro Mexica-

no de Escritores1972 Xavier Villaurrutia

1982 Elías Sourasky 1983 Premio Nacional de Ciencias y Ar-

tes Lingüísticas y Literatura 1991 Presea Ciudad de México

1994 Medalla Belisario Domínguez 1996 Premio Mazatlán de Literatura

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“Entre lo tierno y lo trágico”, observa en la obra de Sabines “la emoción de ese yo poético trascendiendo su propia particularidad a partir de su visión singularizada del mundo. Busco a Sabines porque en gran parte de su discurso expresivo reconozco mi intención particular, mi propia propuesta estética: invocar la existencia, conjurarla, exaltarla, como símbolo de transitoriedad.” Y añade: “El Sabines que reconozco y que me complace es el que consigue expresar con emoción, sensibilidad, peculiar intuición para el lenguaje, con el sentido necesario e insólito equilibrio, relaciones humanas universales. Sinceramente frágil, cotidianamente primordial, tiernamente violento y apasionado, es el Sabines que indudablemente tiene un sitio privilegiado en la literatura de México y de Hispanoamérica.”

Se dice, se rumora, afirman en los salones, en las fiestas, alguien o algunos enterados, que Jaime Sabines es un gran poeta. O cuando menos un buen poeta. O un poeta decente, valioso. O simplemente, pero realmente, un poeta.

Le llega la noticia a Jaime y éste se alegra: ¡qué maravilla! ¡Soy un poeta! ¡Soy un poeta importante! ¡Soy un gran poeta!

Convencido, sale a la calle, o llega a la casa, convencido. Pero en la calle nadie, y en la casa menos: nadie se da cuenta de que es un poeta. ¿Por qué los poetas no tienen una estrella en la frente, o un resplandor visible, o un rayo que les salga de las orejas?

¡Dios mío!, dice Jaime. Tengo que ser papá o marido, o trabajar en la fábrica como otro cualquiera, o andar, como cualquiera, de peatón.

¡Eso es!, dice Jaime. No soy un poeta: soy un peatón.

gob.mx/acervos/index.php/recursos/ar-ticulos/semblanzas/1717-sabines-jaime-semblanza?showall=1

Y esta vez se queda echado en la cama con una alegría dulce y tranquila.

(“El peatón”, de Otros poemas sueltos)

Para Octavio Paz, Sabines se habría instalado “desde el principio, con naturalidad, en el caos. No por amor al desorden sino por fidelidad a su visión de la realidad. Es un poeta expresionista y sus poemas me hacen pensar en Gottfried Benn: en sus saltos y caídas, en sus violentas y apasionadas relaciones con el lenguaje (verdugo enamorado de su víctima, golpea las palabras y ellas le desgarran el pecho), en su realismo de hospital y burdel, en su fantasía genésica, en sus momentos pedestres, en sus momentos de iluminación”.Es ese caos en donde se configura la

intemporalidad de lo que relata la poesía de Sabines. Las aceras húmedas, el mar, morir, agua, la voz, la soledad, son relatadas, pintadas en los poemas como resultado de una “exploración significativa del lenguaje y las formas poéticas”, con lo que no queda más remedio al lector que entregarse a una obra “que invita a dejarse leer sin otra pretensión que el disfrute” y la comunión con lo cotidiano, lo intemporal, lo que sobrevive a nosotros mismos. Esta cotidianidad es parte del mundo sabinezco por donde deambulan palomas, hay flores, y todo aquello entre la danza y el sol:

Un agente de seguros de vida

y un Poeta.

Un policía.

Todos vamos a vendernos, Tarumba.

(De: Tarumba)

En la poesía de Sabines también encontramos lo común, lo que nos atañe a todos, las situaciones y personajes que podemos encontrar en cualquier parte, pero también aquellas en las que podemos convertirnos. La cocina, el cansancio, el cortejo, cabaret, danzones, todo ocurre mientras el poeta pinta acontecimientos menos perceptibles, expone la realidad versificada, convertida en un lienzo donde ocurren la vida, la muerte, mientras “sigue el mundo su paso, rueda el tiempo”.

DATOS CURIOSOS“Me sentía humillado y ofendido por la vida; ¿cómo era posible que estuviese en aquella actividad, la más antipoé-tica del mundo? Después de dos o tres años comencé a ser humilde, a decir-me: ‹que se vaya al carajo el poeta›.”-Diputado federal por el I Distrito

Electoral Federal de Chiapas a la L Legislatura de 1976 a 1979 (PRI)

-Diputado por el PRI en el Congreso de la Unión en 1988 por el Distrito Federal.

-En los noventa, condenó la suble-vación zapatista y el círculo inte-lectual de la época lo reprobó has-

ta poco antes de su muerte.

OBRA“Convivir con ellos y el estudio de la

carrera me hizo poeta en el sentido téc-nico [...]. Me di cuenta de que tenía que

evolucionar, aprender cosas nuevas para no quedarme atrás”.

Publica “Introspección”, “A mi madre”, “Siento que te pierdo” y “Primaveral”, en el periódico El Estudiante de las socieda-des estudiantiles de la Escuela Normal y de la Preparatoria de Tuxtla Gutiérrez.Tuvo como maestros a Julio Torri, Agus-

tín Yáñez, José Gaos y Eduardo Nicol y Emilio Carballido, Sergio Magaña,

Sergio Galindo, Rosario Castellanos así como Ramón Xirau fueron sus compa-

ñeros, con quienes se reunía en el taller literario de Efrén Hernández.

1950 - Horal 1951- La señal

1952 - Adán y Eva 1956 - Tarumba (1956)

1961 - Diario semanario y poemas en prosa (1961)

1951- 1961 Poemas sueltos 1967- Yuria

1968 - Tlatelolco 1972 - Maltiempo

1973 - Algo sobre la muerte del mayor Sabines

1973 -1994 Otros poemas sueltos 1977 - Nuevo recuento de poemas

1999 - Los amorosos: cartas a Chepita

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1. Allegro

Luego de Yo no canto, Ulises, cuento. La sirena en el microrrelato mexicano (Fósforo, 2008), Javier Perucho nos ofrece una nueva antología, esta vez hispanoamericana, con testimonios, avistamientos, revelaciones e intimidades sobre esta figura mitológica que cada vez se arraiga en el imaginario contemporáneo junto con otros seres provenientes de la literatura y la tradición grecolatina que conviven con algunos de la cultura popular. Festino este florilegio y me congratulo por la labor titánica que ha desempeñado su autor. No es fácil seguir el hilo de Ariadna y evitar perderse entre los vericuetos de la tradición oral, los entresijos de unas y otras versiones textuales hasta dar con la original, con aquel microrrelato que da cuenta de estos seres mitológicos, homéricos. De las sirenas, me atrevo a decir que además de su forma pisciforme, otra de las características que ha logrado perdurar a lo largo del tiempo —y de las tradiciones literarias— es su canto. A ello puede agregarse que en ocasiones se emparenta la forma griega seiren-enos con la raíz semítica seiren, la cual significa “hembra que fascina con sus cantos” o, un poco más cercano a su sentido literal, “la que apresa o atrae”. Su etimología de cantora le vendría de la voz hebrea syr, “que vale por cantus”, por lo que sirena vendría a significar “cantora”, según considera José Miguel Lorenzo Arribas, en Sirena, el canto que encanta (Centro Virtual Cervantes, 2007). Y de las leyendas en torno suyo, me quedo con la que cita el Diccionario de la mitología universal (1991), de J.S.M. Nöel, en la que Pausanias dice que, en castigo por haber competido en belleza y talento contra las musas, fueron condenadas a un peñón en el Mediterráneo, y a la muerte si algún otro ser las superaba. De acuerdo con Apolodoro en su Biblioteca mitológica (1987) eran tres: una tocaba la lira, otra cantaba mientras aquélla hacía sonar la flauta. Sin embargo, el mítico terceto fue vencido primero por Orfeo, por lo que infiero la muerte de una de ellas. A las dos restantes se habría enfrentado Ulises, derrotándolas con su ingenio por lo que tengo para mí que sobrevivió una: la de melodiosa

voz, a la que Perucho no ha dejado de seguir, como sugiere el título de esta entrega.

2. Andante

La música de las sirenas (2013) se complementa, desde mi perspectiva, con los seres que son capaces de escucharla. Esta sinfonía textual configurada por Javier Perucho refleja el buen oído que el compilador tiene, inmejorable como director de la orquesta especializada en relatos sirénidos. No obstante la conducción de Perucho, los autores también, como intérpretes, han sabido establecer sus melodías con el instrumento que la imaginación les dio: la narrativa. Como bien indica el antólogo en el “Prologuillo”, ya Jorge Durand, Meri Lao, Alejandro García Neria, Agustín Monsreal, René Avilés Fabila y el propio Perucho se han encargado de presentarnos a la orquesta que, en conjunto, musicaliza lo que de ellas se dice, su forma física, su historia, su desgracia, su fortuna, sus amores, transformaciones; su condición de ninfa, de ondina, de ser acuático. Y ésta en particular no se queda atrás. Los textos de La música de las sirenas nos presentan lo mismo a Darío y a Ramos Sucre que a Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Lilian Elphick, Marco Denevi, Luis

Tovar o Ana Clavel. Es clave que inicie con Darío porque en Azul…, el nicaragüense ya comienza a dibujar musas; presenta a Lorelay, la sirena del Rhin, como en otros textos introduce ninfas y seres de la mitología grecolatina poniéndolos en nuevos contextos, con lo que logra liberar y expandir el contenido, los temas y los personajes procedentes del mito en nuevos relatos míticos, “sacándolos de ese fondo ambiguo y poderoso con precisas y enigmáticas acuñaciones”, según apunta Ángel Rama enTransculturación narrativa en América Latina (2004). Se trata de un coro hispanoamericano. Como pocos, es exhaustivo. A lo largo de 60 textos se da cuenta de cómo la potencia de la voz sirénida se mantiene firme, intacta.Llama a su lectura, a interesarse por sus andares, pues eso es también esta antología: un recuento del paso de la sirena por América y España. “Duelos”, de Raúl Brasca, pone de manifiesto el origen mítico-literario del personaje y recalca esta característica, la del canto, en un escenario un tanto desconcertante (pero no por ello seductor e intrigante) para quienes apenas se aproximan a la historia de las sirenas y que, por tanto, ignoran el pasado aviforme de estos seres que rondan el

La música de las sirenas en cuatro movimientosDavid Chávez*

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*Profesor de la Facultad de Letras y Comunicación

imaginario hispanoamericano en su condición pisciforme. La seducción de su canto, aunada a las armonías de su talle, da pie a la condición de aquellos que resultan vencidos por la atracción de la voz sirénida. José Antonio Lugo recrea este estado, el del “ninfolepto”, término definido por Roberto Calasso en La locura que viene de las ninfas y otros ensayos (2004) como un ser que ha sido “tomado”, “golpeado” o “raptado” por las ninfas y sufren un “delirio filosófico”, aunque en este caso lo sea más del tono carnal. Por último, Primitivo López aporta más datos sobre la sexualidad entre sirenas y humanos. En “Señora del agua” tenemos lo que, a mi parecer, es una historia hermana de la que Rigo Tovar nos ofrece en la letra de su cumbia. Descamada la mujer-sirena, aparecen la cadera y las piernas para revelar lo que torna en una nueva particularidad: su olor, mencionada por consecutiva ocasión en estos microrrelatos donde aparecen narradores que describen su intimidad con las sirenas. La sirena hispanoamericana que nos presenta Perucho en esta compilación no difiere mucho de la que aparece y se describe en Yo no canto, Ulises, cuento. La sirena en el microrrelato mexicano (2008). Es —de eso puedo estar seguro y el lector dará cuenta de ello también— un acercamiento más preciso que aporta un mayor conocimiento literario de estos seres del agua pues al tener más versiones, otros puntos de vista e inclusive otros testimonios obtenidos por los autores compilados que refieren como fuente a la sirena, podemos entender mejor el futuro que le depara, el ambiente en que ha comenzado a desenvolverse y que compartimos mediante la experiencia literaria.

3. Finale (tempo rápido)

Sin embargo, la transculturalidad, ese intercambio genético-textual e histórico cultural que ya proponía en su momento Ángel Rama en su Transculturación narrativa en América Latina, nos muestra escenarios retomados por el uruguayo Eduardo Galeano que han sido apropiados en aras de recontextualizar a la sirena. Así, aparece en Xochimilco cantando mientras el panameño Enrique Jaramillo Levi rescata su figura núbil, de Lolita, y

se interna en los misterios de una de las características modernas del personaje mítico: su reproducción. El protagonista de “El lugar de la gloria” se ayunta con la sirena y nos revela su lado carnal, físico, arrojando luces sobre el misterio de la sexualidad sirénida. Ana María Shua también se incluye en la develación de estos misterios gozosos. En “Huevos de sirena” nos describe a una criatura capaz de procrear, que se suma a la propuesta de Rigo Tovar en su cumbia “El sirenito” y a la del texto de Raymundo Ramos, “Ars combinatoria”, una nueva visión de cómo se reproducen estos seres.

4. Minueto

Ricardo Cartas, en “Congreso de sirenas”, hace hincapié en la “Sirenología”: rama de las ciencias literarias que “resuelve en las múltiples apariciones de la sirena, que se localizan en el arte antiguo y moderno, su objeto de estudio” mediante la recopilación, sistematización y estudio de esta figura mitológica, animal homérico, de aparición tan arraigada en el microrrelato hispánico como la misma invención literaria del Dinosaurio, el Quijote, Odiseo, Sherezada o los fantasmas, prototipos literarios que han parodiado o reescrito los literatos en el último siglo”, según nos revela Perucho en el citado “Prologuillo” de esta compilación. Así, el personaje principal de Cartas comparte similitudes con el Sirenólogo de Axolotitlán en cuanto a su interés por estas mujeres pisciformes

Javier Perucho (prologuillo, espiga y documentación), La música de las sirenas, Toluca, Fondo Editorial del Estado de México, 2013, 152 pp. (Narrativa)

y su historia literaria, y deviene —gracias a la pericia del compilador— en una metaliteralidad al hallarse con buen acomodo en esta antología.El cierre final, la última nota (o la primera, si es que el lector es curioso y lee luego del título la contraportada) tiene una epifanía colofónica, metatextual: la minificción de David Lagmanovich, “Memorias de un microrrelato” (2010), a cuya memoria va dedicado este florilegio, es a la vez que despedida, el cierre ideal de esta orquesta textual.

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En alguna de sus visitas a Colima, el recono-cido doctor en Letras Mesoamericanas Patrick Johansson Keraudren, impartió un curso en el Museo Universitario de Artes Populares “Ma-ría Teresa Pomar”, relacionado con la cultura náhuatl precolombina. Él nos informó que ha-bía ofrecido, semanas antes, una conferencia en el Centro Cultural de Tijuana Baja, Cali-fornia. Un evento que tuvo lugar dentro del programa “Jornadas Vizcaínas”.

Patrick Johansson nos preguntó: “¿Us-tedes conocen a Rubén Vizcaíno Valencia, por quien llevan las jornadas su nombre?”. Los integrantes del taller dimos datos gene-rales, pero sin profundizar en la vida de este colimense. Patrick Johansson, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, de la Real Academia Española, del Sistema Nacional de Investigadores, profesor de la Facultad de Fi-losofía y Letras de la UNAM, nos dijo que este colimense era muy querido y apreciado en Tijuana, donde había desarrollado una no-ble labor en el campo de las bellas artes, la cultura y la docencia. En los próximos días estaría en nuestra ciudad el maestro Pedro Ochoa Palacio, director del Centro Cultural Tijuana, dependiente del Conaculta. Su obje-tivo: hablar con familiares y amigos del ilus-tre colimense, para efectuar un homenaje y un reconocimiento en su propia tierra.

Datos del colimense desconocido

Estos son algunos datos del colimense, proporcionados por el mismo Patrick Johans-son Keraudren.

Rubén Vizcaíno Valencia (1919-2004), nació en el municipio de Comala, Colima, en el seno de una familia de modestos ingresos financieros. Es pariente del escritor mexicano Juan Rulfo (cuyo nombre completo era: Juan Carlos Nepomuceno Pérez Rulfo Vizcaíno). Su juventud y adolescencia transcurrieron en la Ciudad de México, donde estudió en la Es-cuela Nacional Preparatoria de la UNAM. Se inscribió a las carreras de Derecho y de Fi-losofía, pero debido a la escasez de recursos económicos no concluyó ninguna de ellas. Destacó como un gran lector, autodidacta, con una vasta cultura enciclopédica y promotor de actividades culturales.

Emigró a Mexicali, Baja California en el año 1952, que acababa de recibir su esta-

tus como nuevo Estado de la Federación. En esta entidad, a Rubén Vizcaíno se le conside-ra actualmente como una de las personalida-des más destacadas en el campo humanístico y de las bellas artes. Realizó una labor mul-tifacética en la docencia, el periodismo y la literatura. Fue muy sensible a los anhelos de la ciudadanía de Baja California, así pudo in-fluir, o participar, en el diseño de la primera Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), con el fin de que se incluyera en su momento una Facultad desti-nada a los estudios humanísticos.

Baja California fue su nuevo hogar des-de 1959. Empezó a colaborar en el periódico El Mexicano. Inauguró una sección cultural denominada “Identidad”, que es considerada la más antigua en el país. En el año 1961 fue nombrado delegado, en Tijuana, del Departa-mento de Difusión Cultural de la UABC. Al poco tiempo fue nombrado director de Acción Cívica y Cultural del Ayuntamiento de la mis-ma ciudad. Gracias a su entusiasmo por las manifestaciones culturales, tuvo la iniciati-va de crear la Corresponsalía de Tijuana del Seminario de Cultura Mexicana, en 1963. Posteriormente, en 1965, participó en la crea-ción de la Asociación de Escritores de Baja California, organismo que presidió por algún tiempo. Igualmente, participó en la creación del Departamento de Bibliotecas y Misiones Culturales.

En el transcurso de su existencia creativa,

cultivó géneros como la novela, la poesía, el teatro y el ensayo. Entre sus obras publicadas aparecen Calle Revolución (novela), Tijuana, la madre de todos los vicios (novela), Tenía que matarlo, Diálogos y meditaciones so-bre Tijuana. Acuñó un término denominado “Californidad”, para ahondar en la búsqueda identitaria del ciudadano de la Baja Califor-nia, con sus propios rasgos culturales, políti-cos, cívicos, intelectuales, tradicionales y fi-losóficos. Una versión local de la “Psicología y ser del mexicano”, paradigma conceptual en el que aportaron sus ideas autores como Samuel Ramos, Leopoldo Zea, Octavio Paz, Roger Bartra, José Vasconcelos, Alfonso Re-yes, Manuel Aceves, Jorge Portilla, Luis Vi-lloro, Antonio Gaos y otros.

Como resultado de su insistencia acadé-mica, en 1986 se fundó la Escuela de Huma-nidades de la UABC, en Tijuana, que ofreció las carreras de Historia, Filosofía y Literatura. Por su valiosa trayectoria en éstos terrenos, fue nombrado Maestro Emérito por la UABC. El Teatro Universitario de esta ciudad lleva su nombre, así como uno de los planteles del Co-legio de Bachilleres de la UABC. Después de su sentido fallecimiento, la UABC inició de forma anual las “Jornadas Vizcaínas”, en su memoria y honor. En el 2010 se develó una escultura de su regia figura en el Centro Cul-tural Tijuana.

Intelectual colimense desconocido en su propia entidadVíctor Gil Castañeda*

fe

*Profesor-investigador de la Facultad deLetras y Comunicación.