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conservación ambiental
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UNIVERSIDAD DE CARABOBO
FACULTAD DE INGENIERÍA
ESCUELA DE INGENIERÍA QUÍMICA
CONSERVACIÓN AMBIENTAL
DESTRUCCIÓN DE LA CAPA VEGETAL, DEGRADACIÓN
Y CONTAMINACIÓN DE LOS SUELOS
Prof.: Integrantes:
Iván Parra Medrano, José
Rangel, Francisco
Sección 61
Valencia, 06 de marzo de 2015
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DESTRUCCIÓN DE LA CAPA VEGETAL
Las plantas verdes comprenden más del 99 por ciento de la biomasa terrestre y todo su oxígeno.
Sin ellos, no habría vida animal. La vegetación provee madera para construir refugios, comida para
nutrición y hábitat para la vida silvestre, filtra el agua, protege contra la erosión del suelo y
embellece el ambiente. Las plantas ayudan a organizar el paisaje, proveyendo una estructura para
la circulación del agua, los nutrientes, la energía y el oxígeno entre los organismos y su medio
ambiente. La vegetación provee numerosas funciones ecológicas, incluyendo la captura, la
producción, el reciclaje, el almacenamiento y la elaboración de la energía y los materiales. La
vegetación estabiliza los suelos, reduce las amenazas de la erosión y los deslizamientos que podrían
resultar en a la contaminación y la sedimentación de los cuerpos de agua, poniendo en peligro a
personas, edificios, propiedades y la destrucción del hábitat.
La capa vegetal se entiende como la asociación de plantas surgidas espontáneamente en las
diferentes áreas de la superficie terrestre, se presenta accionada por factores climáticos: es decir, la
influencia de la temperatura, la humedad, los vientos, la luz solar, etc...y por las condiciones
edáficas, esto es: las condiciones que presentan los suelos, tales como la suficiente humedad, la
permeabilización de sus capas, la cantidad suficiente de nutrientes para la germinación y desarrollo
de las especies, etc. Cualquier debilitamiento o desaparición de algunos de esos elementos, en su
totalidad o parcialmente, debilita las condiciones de la capa vegetal y si desaparecen, causan
inmediatamente el proceso de destrucción de la vegetación en las áreas afectadas por el problema.
CONTAMINACIÓN DEL SUELO
La contaminación del suelo es la presencia de compuestos químicos hechos por el hombre u otra
alteración al ambiente natural del mismo. Esta contaminación generalmente aparece al producirse
una ruptura de tanques de almacenamiento subterráneo, aplicación de pesticidas, filtraciones de
rellenos sanitarios o de acumulación directa de productos industriales. Los químicos más comunes
incluyen hidrocarburos de petróleo, solventes, pesticidas y otros metales pesados. La ocurrencia de
este fenómeno está estrechamente relacionada con el grado de industrialización e intensidad del
uso de químicos.
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Para iniciar el estudio sobre la contaminación del suelo es preciso entender primero de qué está
conformado; es decir, sus elementos esenciales. Al hablar de este tipo de elementos nos referimos
a aquellos que necesitan de la vegetación para vivir. Algunos de manera notable (macro), otros en
cantidades medias (medio) y finalmente otros en cantidades pequeñas (micro). Aunque finalmente
todos son indispensables en su conformación. En la siguiente tabla se citan los elementos esenciales
del suelo:
MACRO
ELEMENTOS
MEDIO
ELEMENTOS
MICRO
ELEMENTOS
MICROELEMENTOS
ESPECIALES
N (nitrógeno) Ca (calcio) Fe (fierro) Na (sodio)
P (fósforo) S (azufre) Mn (manganeso) Cl (cloro)
K (potasio) Mg (magnesio) Zn (zinc) Si (silicio)
Cu (cobre) Co (cobalto)
B (boro) Se (selenio)
Mo (molibdeno) I (iodo)
Un suelo se puede degradar al acumularse en él sustancias a unos niveles tales que repercuten
negativamente en el comportamiento de éste. Las sustancias, a esos niveles de concentración, se
vuelven tóxicas para los organismos del suelo. Se trata pues de una degradación química que
provoca la pérdida parcial o total de la productividad del suelo.
Hemos de distinguir entre contaminación natural o endógena y contaminación antrópica o exógena.
Un ejemplo de contaminación natural es el proceso de concentración y toxicidad que muestran
determinados elementos metálicos, presentes en los minerales originales de algunas rocas a medida
que el suelo evoluciona. Obviamente a medida que avanza el proceso de concentración residual de
los metales pesados se produce el paso de estos elementos desde los minerales primarios; es decir,
desde formas no asimilables, a especies de mayor actividad e influencia sobre los vegetales y el
entorno.
Otro ejemplo de aparición natural de una anomalía de concentración de una forma tóxica se produce
en la evolución acidificante de los suelos por la acción conjunta de la hidrólisis.
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Los fenómenos naturales pueden ser causas de importantes contaminaciones en el suelo. Así es
bien conocido el hecho de que un solo volcán activo puede aportar mayores cantidades de
sustancias externas y contaminantes, como cenizas, metales pesados, que varias centrales térmicas
de carbón.
Pero las causas más frecuentes de contaminación son debidas a la actuación antrópica (del hombre),
que al desarrollarse sin la necesaria planificación producen un cambio negativo de las propiedades
del suelo.
En los estudios de contaminación, no basta con detectar la presencia de contaminantes sino que se
han de definir los máximos niveles admisibles y además se han de analizar posibles factores que
puedan influir en la respuesta del suelo a los agentes contaminantes, como son: vulnerabilidad,
poder de amortiguación, movilidad, biodisponibilidad, persistencia y carga crítica, que pueden
modificar los denominados "umbrales generales de la toxicidad" para la estimación de los impactos
potenciales y la planificación de las actividades permitidas y prohibidas en cada tipo de medio.
Entre los principales agentes contaminantes tenemos:
• Los metales pesados: en pequeñas dosis pueden ser beneficiosos para los organismos vivos
y de hecho son utilizados como micronutrientes, pero pasado un umbral se convierten en
elementos nocivos para la salud.
• Las emisiones ácidas atmosféricas: proceden generalmente de la industria, del tráfico
rodado, abonos nitrogenados que sufren el proceso de desnitrificación. Como consecuencia
de esta contaminación se disminuye el pH del suelo con lo que se puede superar la
capacidad tampón y liberar elementos de las estructuras cristalinas que a esos pH pueden
solubilizarse y son altamente tóxicos para animales y plantas.
• Utilización de agua de riego salina: el mal uso del agua de riego provoca la salinización
y la sodificación del suelo. En el primer caso se produce una acumulación de sales más
solubles que el yeso que interfieren en el crecimiento de la mayoría de los cultivos y plantas
no especializadas (se evalúa por la elevación de la conductividad eléctrica del extracto de
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saturación). En el segundo caso se produce una acumulación de sodio intercambiable que
tiene una acción dispersante sobre las arcillas y de solubilización de la materia orgánica,
que afecta muy negativamente a las propiedades físicas del suelo.
• Fitosanitarios: Dentro de ellos agrupamos los plaguicidas y los fertilizantes. Son,
generalmente, productos químicos de síntesis y sus efectos dependen tanto de las
características de las moléculas orgánicas (mayoría de los plaguicidas) como de las
características del suelo.
• Los fertilizantes: además de contener metales pesados, producen contaminación por
fosfatos (eutrofización en lagos) y nitratos.
DESERTIZACIÓN
Llamamos desertificación a una "disminución de la biomasa y la productividad biológica de un
territorio", la cual puede ocurrir tanto en regiones áridas como en húmedas, como el Amazonas o
los bosques de pinos del norte de Europa afectados por la lluvia ácida. Cuando esta disminución
de la productividad biológica ocurre en un territorio cercano a los desiertos hablamos de un proceso
de desertización. La productividad biológica de un territorio depende de tres recursos básicos:
• Agua: como molécula indispensable para que se produzcan todas las reacciones químicas
en las células y se faciliten los procesos de intercambio.
• Suelo: como sustrato que almacene el agua durante un periodo de tiempo después de que
cesen las lluvias y suministre los nutrientes necesarios para el crecimiento de la vegetación,
sobre la cual se asientan las cadenas tróficas en los ecosistemas terrestres.
• Biodiversidad: especies adaptadas a producir la máxima biomasa en unas condiciones de
suelo y agua determinadas. Generalmente esas especies son las nativas y endémicas. Por
tanto, todo proceso que contribuya a una degradación del agua, el suelo o la biodiversidad
puede considerarse un proceso de desertificación.
Las principales causas de desertificación son el clima, la erosión, los factores ecológicos -el tipo
de suelo y de ecosistema- y la acción humana. La erosión es la antesala de la desertización, ya que
cuando el aire y el agua arrastran las partículas superficiales del suelo, éste pierde la capa fértil, y
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queda sin protección, siendo cada vez más lenta la regeneración de la cubierta vegetal. Los terrenos
de difícil drenaje, las lluvias torrenciales o la sequía son otros fenómenos responsables de la
desertización.
Sin embargo, el factor más perjudicial, junto al cambio climático, es la actividad humana. Los
incendios, las talas indiscriminadas, la sobreexplotación de acuíferos, los cultivos intensivos, con
empleo masivo de productos químicos, y algunas prácticas de silvicultura (cultivo de bosques o
montes), son algunos de los ejemplos de la intervención del hombre.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cada
año se pierden en el mundo nueve millones de hectáreas de bosque, el equivalente a unos doce
metros cuadrados por habitante, siendo África y Latinoamérica las zonas más afectadas por la
deforestación.