Detalles de La Sorpresa de Yavi- Saiquita

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Detalles de La Sorpresa de Yavi- Saiquita

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Detalles de la Sorpresa de Yavi

Por Normando J Saiquita*

El 15 de noviembre de 1816 tuvo lugar la sorpresa de Yavi. En los ltimos meses de 1816 el ejrcito realista al mando de su nuevo jefe general Jos de la Serna, se encontraba en Santiago de Cotagaita para iniciar una nueva invasin al Tucumn, con el objetivo de llegar a Buenos Aires y aplastar la revolucin en su cuna, en un movimiento de pinzas juntamente con los realistas de Chile y de la Banda Oriental. Olaeta, jefe de la vanguardia, se estableci en Yavi y desde all incursionaba frecuentemente sobre Abra Pampa, Santa Victoria, Humahuaca, situada en la entrada de la Quebrada del mismo nombre, y otras veces por el despoblado de Casabindo, como asimismo se introduce en el valle del Bermejo, aprovechando para eso los boquetes de la sierra de Santa Victoria.

Es para neutralizar estos movimientos de Olaeta, previos a la invasin comandada por La Serna, que Gemes ubica en Tarija uno de sus escuadrones, al mando directo del comandante Francisco Uriondo, a quien le ordena sostenerse all tanto como le sea posible, apoyando a los paisanos que desean pronunciarse por la revolucin. Atacado posteriormente por las fuerzas superiores del general La Serna, Uriondo opta por retirarse al lugar denominado Las Salinas, y luego a Los Toldos en la selva del Barit.

Gemes ha tomado un hbil dispositivo de batalla. El comandante don Manuel Eduardo Arias, que tena su cuartel general en San Andrs, vigilaba al mismo tiempo las serranas de Santa Victoria y Yavi. Por la izquierda Gemes reforz al coronel Campero, situado en la altiplanicie del despoblado, con algunas partidas de Dragones Infernales y gauchos a cargo del capitn Juan Antonio Rojas, nombrando segundo jefe de la divisin volante del coronel al comandante Quesada, quien se haba retirado del ejrcito de Rondeau y tena reputacin de buen oficial de lnea. Al centro y a lo largo de la Quebrada situ la vanguardia escalonada, confiando su mando general y el de todos los puestos avanzados al comandante don Jos Mara Prez de Urdininea, natural del Alto Per, y jefe valiente y entendido en la guerra.

Campero tena a su cargo el sector de la Puna, bajo las rdenes directas de Gemes. En las primeras escaramuzas producidas en Abra Pampa y Santa Victoria las partidas patriotas obtuvieron algunas ventajas, las que decidieron a que Campero avanzara hasta Miraflores, prximo a la vanguardia enemiga. Los realistas abandonaron precipitadamente el pueblo deYavi, presumiblemente en un ardid de guerra. Enterado Gemes del hecho, orden una concentracin de vanguardia a las rdenes del marqus para que iniciaran la persecucin del enemigo.-

Fernndez Campero, a la cabeza de una divisin de 600 hombres, reforzado por los Infernales y los Gauchos de Gemes, entra triunfante en Yavi. El capitn Juan Antonio Rojas se sita a la entrada de la quebrada de Sococha para vigilar el camino a Tupiza. Las fuerzas patriotas se entregan a una ciega confianza, halagadas adems por el saqueo de los equipajes, y abandonan todos los puestos de observacin, a pesar de que Rojas haba avisado que el enemigo haca correras por las alturas de Tojo.

Gaspar Aramayo tambin haba enviado un parte a Campero informando que los enemigos trataban de cargar a Yavi. Por ltimo, Rojas haba recibido una orden aparentemente mal redactada, de presentarse personalmente y que l crey deba marchar con su partida, lo que dej desguarnecida la entrada de la quebrada.

El 15 por la maana salieron algunos soldados de Yavi a recoger lea y cayeron prisioneros. Uno de ellos logr fugarse y alert al campamento. Inmediatamente el enemigo apareci haciendo fuego. Desde ese momento todo fue confusin. El campo inmediato, donde pastaba lo principal de los caballos de la divisin, fue tomada por la caballera del jujeo realista Marquiegui, mientras unos cien infantes hacan fuego desde la loma y otros iban a dar el asalto por el lado del ro. Una parte de los soldados revolucionarios que estaba a las orillas del pueblo se hizo fuerte en un cerro. All resistieron y les causaron la prdida de un oficial y algunos soldados, pero pagaron todos con su vida este temerario empeo, dice Garca Camba en sus Memorias. Otra parte se reconcentr en la plaza, donde no pudieron organizarse.

Los realistas tomaron prisioneros a treinta y seis oficiales, y otros 340 combatientes, inclusive al teniente coronel Juan Jos Quesada, quien haba tenido una valiente participacin en el combate y result herido de varios sablazos. Escaparon ms de 100 hombres, entre ellos el comandante Luis Daz y los capitanes Ruiz de los Llanos y Nicols Fras.

Honda preocupacin produjo este contraste en el gobernador Gemes y el jefe del ejrcito patriota instalado en Tucumn don Manuel Belgrano. El primero ordena la remisin inmediata de informes y partes circunstanciados de los hechos. Luego, con visible enojo, escribe a Belgrano: Por la adjunta copia, se instruir vuestra excelencia del contraste que han sufrido las armas de la patria en el punto de Yavi: esto en mi concepto no ha tenido otro origen que o un descuido reprensible, o una traicin la ms inicualos caminos, y avenidas, que se dirigan a aquel punto, se hallaban descubiertosComo los enemigos hicieron su retirada por este camino (el de Sococha), y como ste y los dems estaban descubiertos, sin oposicin alguna cargaron sobre Yavi. Recibidos mayores informes, descartar todo vestigio de una traicin.

Documentos que aparecen en la obra Gemes Documentado reflejan detalles de las circunstancias en que sucedieron los hechos.

En estos documentos aparecen los diversos lugares de la zona: Yavi, La Quiaca, Sansana, Santa Victoria, Orn, Barit, Talina, Cotagaita, Sococha, Pumahuasi, Rinconada, Puesto del Marqus, Miraflores, Berque, Mojo, Cachi, Pulpera, Chocoite, el Toro, Cangrejillos, Barrios. Y all se registra la presencia de patriotas poco conocidos por la historia: el talineo Gaspar Aramayo, el mismo que segn T. Snchez de Bustamante reuniera a cien soldados dispersos o desertores de Vilcapugio y los remitiera al general Belgrano; el valeroso capitn don Diego Cala, fusilado en Yavi al da siguiente de la sorpresa; el oficial Jos Gregorio Lpez, el teniente Jos Miguel Baldivieso, el correntino Juan Jos Quesada, los gauchos del regimiento de Infernales Juan Antonio Rojas, Pablo Latorre, Luis Daz, Gregorio Villada, Nicols Fras, Bonifacio Ruiz de los Llanos, el paceo Jos Miguel Lanza con su Divisin de Dragones, Jos Mariano Iturbe, quien sera luego gobernador federal de Jujuy. All se detalla la persecucin al coronel Campero, persecucin que slo se inici en las afueras de Yavi, y culmin varios kilmetros al sur, en el ro de Barrios. Campero, como se ver en estos documentos, estuvo a un paso de evitar su apresamiento. All se detallan sucesos comunes en la guerra, como el hecho de que un grupo de dispersos se convirtiera en una banda de salteadores, despus juzgados como tales. Y lo que se vislumbra, sobre todo, es el sencillo, humano herosmo de los patriotas, aun en esas horas aciagas. Por ello se considera necesaria la transcripcin ntegra de dos de ellos, en la que solo se ha resaltado en cursiva las partes ms significativas.

[OFICIO DE GASPAR ARAMAYO A BELGRANO]

Hacen diez das ha que llegu de la expedicin, que sali de este valle hasta la desgraciada jornada de Yavi. Despus que tuve la gloria de haber ido con ocho hombres emigrados voluntarios, de ms de cincuenta que se ofrecieron, y me eligieron de comandante para dicha expedicin, y se retractaron por varios vejmenes que sufrieron, y otros motivos que alegaron; en fin yo fui con ocho hombres, conduciendo cerca de cien mulas que trajeron de auxilio de Santa Mara: fui auxiliado por don Pablo de la Torre, que vino haciendo las veces del seor Gemes, con cinco fusiles, y cinco mulas para dichos emigrados; llegu al punto de Miraflores, que fue el de reunin, al da siguiente que llegu a dicho punto, vino un mozo de Talina prfugo que haba escapado de los muchos que apresaron, y examinndole a este, me da cuenta que en Talina estn de guarnicin doscientos hombres, en el acto propuse al Marqus de que aqulla guarnicin debamos de sorprenderla para lo que me ofrec el ir yo adelante a bombearlos, y conducirlos hasta donde estaba el enemigo sin qu fusemos sentidos. Avino el Marqus a dicha propuesta, pero jams puso en prctica; en una circunstancia que el general Olaeta haba caminado a Tarija con setecientos hombres, y no haber en Yavi sino el primer Regimiento de Partidarios, y estar el segundo en Suipacha, por fin paramos tres semanas en el punto de Miraflores en donde se nos aniquilaron las mulas, y no se adelant nada; por ltimo marchamos hasta el Puesto, en donde me quit el comandante don Luis Daz los cinco fusiles que me auxili don Pablo de la Torre, y un animal el mejor de los que haba dado a uno de los emigrados que iban conmigo, y trataban de dejarnos a pie: all tuvimos la noticia de que el enemigo haba desamparado Yavi, y con este motivo le propuse al Marqus mandar un bombero a Talina a saber si todava existan all los doscientos hombres para que fusemos en caso de que estn a atacarlos, y me concedi el que mandase a mi mozo de bombero, y quedamos de que al otro da marcharamos a la Abra de Pumaguasi con toda la gente a aguardar all a dicho bombero, para que segn las noticias que ste trajera, dirigir nuestras marchas, o a Talina si estuviesen los enemigos o a Yavi: este da par el Marqus en el Puesto, y con este motivo le propuse el caminar con los ocho hombres que tena a la Abra de Pumaguasi, y de all qued en hacerle chasque avisndole las noticias que trajera dicho bombero; me concedi, y camin el da doce; volvi el bombero con la noticia de que el enemigo se haba retirado de Talina, y le di pronto aviso al Marqus, y yo march de avanzada a la parte de Talina, con ocho hombres, y un solo fusil; el da trece llegu a Berque, que est cinco leguas mas ac de Talina, de all en el acto mand bomberos,a Talina, a Tupiza, a Moxo, y a todas partes, y el da catorce supe de que el enemigo no haba pasado por Moxo, y antes la guarnicin que estaba en Supacha haba venido a Sococha, en el acto le hago chasque al Marqus. El da catorce sali mi parte a las tres de la tarde, y tuve la dicha que el da quince antes que salga el sol, y estando todava el Marqus en cama, lleg a mi chasque a Yavi; con este le doy parte a dicho Marqus de que el enemigo no se haba retirado, y que antes trataba de avanzar a Yavi, y que no se descuide, y que estuviese muy vigilante, y no sea que lo sorprendan; entreg mi chasque el parte, lo ley, y dijo que lo aguardase, y que despus de misa, lo despachara, pero no tom disposicin, ninguna precaucin o no dio crdito a mi parte, o a quin sabe lo que sera; a poco instante que salieron de misa carg el enemigo a Yavi, y los sorprendi del modo que ya a vuestra excelencia lo habrn informado, mi mozo escap como pudo, y lo he venido a encontrar aqu; mi oficio qued sobre la mesa, y en el acto mandaron cien hombres a donde yo estaba; el da diecisis supe dicha sorpresa a las diez del da, y escap, y a poco cay la partida que iba a sorprenderme. En la avanzada de Berque intercept la correspondencia de una mujer, que daba cuenta exacta, al enemigo de la fuerza del Marqus; y averig la evidencia de un chasque que haban mandado de este Valle, el cual lleg a Talina. y de all pas a Yavi con un oficial, con ste daban cuenta exacta de la fuerza que tena el Marqus, la fuerza que sali de aqu, la de Salta, y por este motivo retrogradaron los enemigos, y sucedi dicha sorpresa pues ellos se retiraban hasta Santiago (nota: Santiago de Cotagaita); pero como supiesen el nmero de nuestra fuerza que era tan corta, cargaron sobre ella, ya le pas parte al seor Gemes, del sujeto que fue de chasque, quines lo mandaron, y de todo un parte individual, y yo iba tomando providencias sobre el particular. Tambin di cuenta a Salta de que el enemigo marchaba de Cotagaita a Tupiza con toda su fuerza, y que lleg el general nuevo (nota: Jos de la Serna), y que trataban de bajar a Salta, aunque creo que ya habrn mudado de parecer por la derrota que ha sufrido el enemigo en Tarija, y aseguran que para arriba ha sufrido otra derrota por Warnes, siendo cierto todo lo que se dice puede no bajar el enemigo a Salta hasta despus de las aguas, pero est en el orden que se tomen las precauciones y medidas para aguardarlos en Salta. Ayer han llegado a este pueblo seis prisioneros de los de Yavi, stos han escapado de Tupiza, en donde los incorporaron, y dicen lo siguiente: Que el cuartel general es Tupiza, que all tienen, veinticinco caones de todo calibre; que all iba a llegar la maestranza; que el general haba pasado a Yavi a reparar su vanguardia, y avanzadas, y que de all se volva para Tupiza; que una divisin de los enemigos haba venido hasta la Rinconada, que de all se volvieron arreando cuanto ganado ovejuno encontraren; que decan all que los haban derrotado en Tarija, y para arriba; que los prisioneros que tomaron en Yavi han sido ciento ocho Vallistos, doscientos peruanos (nota: soldados del Regimiento Peruano), y cincuenta entre Dragones e Infernales; que de los oficiales solamente a Don Diego Cala, y su teniente al otro da de la sorpresa los fusilaron; que a los ciento ocho Vallistos los han incorporado en sus tropas, de los oficiales del Valle, solamente a Rodrguez y a dos Plazas los han llevado para Santiago juntamente con los dems, que a todos los dems los han suelto, y estn de paisanos en Tupiza; que de los soldados del regimiento peruano, a ciento los han mandado a Portugalete, que me supongo los destinarn para el trabajo de las minas e ingenios, que otros ciento los han mandado a Potos juntamente con los Dragones, e Infernales; que al Marqus lo tienen preso en la crcel de Tupiza; que les han odo hablar que despus de aguas han de bajar a Salta, pero que los soldados europeos apuran de que quieren pasar luego; el enemigo ha tenido refuerzo de gente europea, y el general ha trado sesenta oficiales europeos para acomodarlos en su ejrcito, dicen que piensan que toda su oficialidad se componga de europeos: lo cierto es, que toda su fuerza est reunida desde Tupiza hasta Yavi, que nada dista a Salta, y las aguas no les embarazan para que se vengan, y lo que conviene es que se tomen las medidas de defensa con tiempo; aqu han de estar llegando todos los das los soldados que se deserten, quedo con el cuidado de avisarle a vuestra excelencia de continuo, aunque estoy pensando el retirar a mi familia a San Carlos, o Santa Mara para que all estn ms a gusto. No deje vuestra excelencia de ocuparme en cuanto guste pues mi patriotismo es inmutable, los vejmenes y desprecios de los mismos paisanos desunidos no me harn mudar de sistema, antes me harn que me una ms y ms hasta conseguir el fin de nuestra revolucin que tantos aos la sostenemos a costa de tantos sacrificios. Dios guarde a vuestra excelencia muchos aos. Cachi y diciembre 10 de 1816. Gaspar Aramayo, Seor general don Manuel Belgrano.

[CARTA DE RUIZ DE LOS LLANOS A SU TIO]

Cachi, Noviembre 26 de 1816. Mi amadsimo to: despus de una larga serie de trabajos originados de su ausencia, ninguna comunicacin, ni contesto a varias que le he dirigido, y por ltimo, el terrible, e inesperado del 15 del presente en Yavi; me hallo en este lugar desde ayer, gracias a Dios, al que me dirig reunido con nuestro Daz, y el capitn Fras, con quienes me permiti la fortuna escapar; s que usted y otras personas allegadas desearn el saber cmo he escapado, y lo dems que precedi aquel infausto da, que perdimos constantes sacrificios en ocho meses de servicio a las rdenes de nuestro marqus, comandando seis de estos las avanzadas, y en fin cuanto poda perder, a excepcin de mi vida, y libertad, para evitar prolijidades; me explicar por un diario desde que movi el dicho marqus su campo de Mira Flores a Abrapampa, que fue el da 8 del corriente; en este mism lleg el referido Marqus a aquel destino con toda su fuerza, constando la ma, ya algunos das situada all de doscientos hombres. El 9 march con toda ella al Puesto, y en el momento destaqu partidas: l9 en CongrejilIos al mando del teniente don Gregorio Villlada; 2 en Pulpera al mando de Berresfort; 3 en Pumaguasi, al mando del Alfrz de Cala; 4 en Chocoiti al del oficial Quadros; el 10 por la maana recib partes de las de Pumaguasi y Pulpera, que el enemigo estaba en movimiento en el mismo Yavi. y que por una mujer saban trataban de salir hasta el Puesto; inmediatamente pas el parte correspondiente; con este motivo dispondra el coronel su marcha al Puesto; pues el 11 lleg, e inmediatamente orden que Lanza con su divisin de Dragones, e Infernales, y yo con la ma marchsemos a Pulpera, se efectu aquel mismo da, y orden yo a mis partidas que a cada una se avanzase con direccin a Yavi: el 12 muy temprano recib parte de Berresford datado en Yavi, quien haba entrado junto con Billada a dicho Yavi el da antes, y dos horas primero que stos, el capitn Rojas quin haba venido mandado por el seor Gemes; este Rojas traa su partida de quince hombres con la que pas hasta Sococha; en este mismo da dispusimos con Lanza seguir de Pulpera nuestra marcha para Yavi, pues ya tenamos orden para ello, as es, que la emprendimos y habiendo llegado a Barrios, dispuse el mandar dos partidas, la una a Tapia al mando de Burgos, y el capitn Saravia del Toro con la mitad de su compaa; y la otra a la Quiaca con la otra mitad al mando de su teniente Baldivieso. A las horas que stas marcharon de aquel punto lleg el segundo Jefe Quesada, a quien inmediatamente di cuenta de todo, y lo aprob dicho jefe; dispuso pasar en esta misma tarde a Yavi, acompaado de m, y una escolta de Dragones; efectivamente pasamos y llegamos a Yavi al anochecer. Este jefe trajo instrucciones del l, y a lo que creo no fueron cumplidas. El 13 salieron tres oficiales con partidas, el uno que fue Berresford destacado a Rota a cuidar el camino de Tarija, y Santa Victoria, el otro fue Iturbe, quien con cuatro hombres se fue a Toro con una carta para el europeo Garner con el objeto me dijeron de traer plata y qu s yo que otras cosas ms para nuestro auxilio, y el otro que fue Villada a cuidar la encrucijada de Sampaya; aquel mismo da por la tarde lleg a Yavi un sargento de Rojas, quien traa pliegos para dicho seor Gemes, y dos bastones puo de oro, y se rugi la voz de que sables, petacas, y una cantidad de pesos se haba tomado al enemigo por Rojas, o su gente; parece que estas noticias abrieron la codicia, lo cierto es, que sin prdida de tiempo se le ofici a Rojas llamndolo, y con responsabilidad de Sococha, se vino con toda su partida, y all mismo fue reconvenido de que a l solo se le haba llamado, lo cierto es que el camino de Sococha ya no se le cubri ms, y por all fue nuestra desgracia. Rojas en su conversacin dijo que sabido que en Toro haban enemigos haciendo sus correras, con esto dispuso Quesada que saliese Lanza con su divisin a proteger a su ayudante Iturbe: todo se efectu esa misma tarde. El 14 por la maana lleg toda nuestra fuerza con el coronel, inmediatamente le di cuenta a dicho seor de todo, en conversacin que tuvimos los dos, y con todo se avino, en todo aquel da no hubo novedad. El 15 a las ocho de la maana salieron algunos Vallistos a recoger lea, como por el lado de Yavi Chico, y all mismo sin separarse ni dos cuadras del pueblo haban tomado, los enemigos que ya cargaban, seis de ellos prisioneros, uno escap, y vino avisndolo a voces: yo me hallaba en casa del coronel con Quesada, don Luis Daz, Jos Gregorio Lpez, y otros varios; y como oysemos aquella inesperada voz nos aterramos; pero yo, Daz y Lpez no en tanto grado que no atinsemos a tomar algunas providencias, as es que corrimos a nuestras casas, yo viva en la de Campero por donde mismo venan los Cuycos, all tambin Quesada, corr, y tom mi sable y trat de ensillar mi caballo, slo consegu enfrenarlo pues cuando quise ponerle jergas, y lomillo ya me hicieron dos tiros. Quesada pudo hacer lo mismo, y este con la satisfaccin que deba tener, en su caballo que no mont por consideracin a l, en fin mont en pelo, y ca a la plaza; ya el enemigo se apoder de las alturas de Tapiales, jams pudimos conseguir formarlos, y s el que con algn desorden hicieran fuego. En este estado aparceme el Marqus me costern su suerte, y sin advertir en la ma al or sus exclamaciones, Ruiz qu har, favorzcame, me desmont, y con gran trabajo alzndolo lo cabalgu en el mo, advirtindole que trate de caminar hasta el alto derecho, y all vea de formar la tropa que ya en gran nmero haba tomado esa direccin; estando en esto, yo a pie, y con tan poca fuerza, y algo aturdido se oye una voz, nos cortan por la zanja, que es aquella que est a la izquierda, por donde se vea una columna como de seiscientos hombres sin caja y a paso redoblado, all fueron mis apuros, y sin atender a ms defensa que la de huir, lo hice con tal agitacin que antes de tres cuadras ya no pude, alcanc al Marqus, y brinqu en sus ancas, dicindole que hasta donde estaba mi tropa, no haba mucha distancia me llevase, pero el hombre apenas hizo con mi peso un movimiento extrao el caballo se quiso caer, y tuve a bien apearme, y enderezarlo, corra usted le dije, y pas. Encuntreme con Durn de Castro, el mozo, y como le viese en buena mula le rogu me alzase, despus de algunos instantes me admiti brinqu a sus ancas, y ladese con recado, y todo en tal estado que cay all; me ape, y lo dej componiendo su recado, pas adelante, y mi felicidad me depara la mejor de mis mulas, ensillada en poder de Alejo, aquel mozo de Jos Gregorio Lpez, se la ped, me objet la necesidad en que se hallaba su patrn, le contest que ya haba montado en ancas de Gaspar, y el infeliz no tuvo embarazo en drmela con todo el apero de su patrn, cuando yo me vi en ella, como la conociese ser tan buena ya me cont libre pas adelante, alcanc mi tropa, e hice montar al ayudante [intercalado: de Lanza] Quiroga, y con esta compaa hicimos alcance otra vez al Marqus, que en el momento que me vio exclam segunda vez dicindome que ya no poda sufrir en empelo en un caballo tan flaco, no tuve embarazo en cambiarle con la mula advirtindole lo buena que era, lo hice montar en ella, pues si eso poda, y tratamos solo de huir, ya las circunstancias no admitan otro partido, all estbamos reunidos con el Tatito, Castro, Fras, y yo, cuando nos alcanza Daz, y dicen apuren que nos traen muy cerca. El Tatito y Castro se separaron, y fue el medio mas seguro para que el enemigo ya saba quines ramos los que huyamos por los prisioneros de atrs, revolv, y vi que venan siete hombres en persecucin de cuatro que ramos, y tan inmediatos que a salvo nos venan tiroteando dos de ellos que se adelantaban venan en los caballos de Quesada, los mismos que quedaron en mi casa, all se cay el Marqus no por otra cosa que por haberse criado en mejores paales que nosotros, ayudamos a alzarlo y seguimos sufriendo un vivo tiroteo, visto lo cual desvindonos del camino hacia mano derecha, subimos con gran trabajo un cerro, mas los siete no dejaron de perseguirnos, bajamos este y pasamos al ro de Barrios, y aseguro a usted que aunque ya haban quedado cinco de nuestros perseguidores arriba de cerro, dos nos traan tan inmediatos que no distaban tres cuartos de cuadra, cada uno de estos con dos fusiles, con los que nos hacan un fuego diestro; aqu fueron los apuros del Marqus, y peor cuando encontramos una zanja como de vara y media de latitud, y onda, fui el primero que salv, y despus Plaza, y Fras, quedando dicho Marqus, sin animarse a hacerlo, nos paramos, le hicimos instancia a que pasara, l se anim pero sin un esfuerzo cual lo requera el caso que no poda ser ms apurado; pues con nuestra detencin se aproximaron los dos referidos a menos de media cuadra, y se unan ya las otros cinco, en este estado meti, la mencionada mula del coronel las dos manos en la zanja, y cmo esta bestia no encontr jinete que la apurase la sac de golpe por un lado con cuyo movimiento cay en tierra el Marqus de espaldas, inmediatamente cargaron sobre l, los enemigos intimndole rendicin, se par l, y contest que estaba rendido, y los que venan atrs le hicieron un tiro, pero no le acertaron, y fueron reprendidos por el que lo rindi, el mismo que dirigi sus expresiones a nosotros, que nos rindisemos, que seramos perdonados a lo que sin contestarles advirtindole a Daz, y Fras, me siguieron, huimos con direccin a Chiyavi, al huir nos hicieron tres tiros, y advert nos seguan, corrimos como seis cuadras, y alcanzamos a Canero que vena montado, le advertimos que apurase, y no s cual fue el motivo, pues a poco rato advert que llegaron a alcanzarlo los enemigos, y lo volvieron prisionero con lo que ces nuestra persecucin; ya podr usted formar una idea de mi narracin que satisfaga el deseo de saber lo sucedido, pues an no han concluido hasta entonces los peligros que amenazaban, es el caso que el mismo da de nuestra desgracia marchaba para Yavi un oficial Marc con una partida de veinte y tantos Infernales, quienes encontrando a algunos derrotados, formaron un cabo y seis de ellos el proyecto de desertarse, como lo verificaron, no puede usted figurarse el tamao de los delitos que han cometido, slo me cio a decirle que despus que han robado, saqueado, y arrasado por donde han venido, que han sido los lugares de Cochinoca, Tambillo, en donde quitndole a un indio una carguita lo maniataron, y lo dejaron distante del camino, lo dejaron as, Casabindo, en donde fusilaron al oficial Telles, y un soldado habiendo salvado milagrosarnente Gregorio Villada, y otro soldado, que todos cuatro iban a ser vctimas, en Abra de Barrancas en donde dieron una pualada, y dejaron moribundo a un hombre en Corralitos donde se batieron, hacindonos y recibiendo fuego de nosotros etctera. A stos nos hallamos juzgando por una comisin militar, y creo no escaparn tres o cuatro, salvando la vida los dems por consideraciones. Mi to, yo slo he salvado mi freno perdiendo todo, todo lo dems, as es, que necesito un todo espero que me mande lo poco que me queda por lo pronto, y para despus del modo ms posible lo preciso, en la inteligencia que yo s que usted no lo podr proporcionar, porque me hago el cargo de su estado; pero la Providencia no me ha negado del todo sus recursos. Nada s de mi Barrios que es lo que ms falta me hace, ojal aparezca por ah, que no hay mucha dificultad, pues aqu ya nos hemos juntado con ms de cincuenta fusiles, cuando creamos todos perdidos, y por consiguiente con el duplo, o ms gente; yo no pienso bajar a sa, pues sabe usted mi amistad con Daz, y que aqu necesito menos, fuera de que es mucha mi inclinacin a esta divisin, y puedo serle til con mis conocimientos y pocas luces, Jos Gregorio Lpez lleg ayer, ste ha padecido muchos ms trabajos que yo, y como ya se han acabado, y estamos juntos todos, parece que nos hallamos satisfechos, con esta recompensa, ya he dicho lo principal; si algo me resta, lo dir despus en mis continuas correspondencias, y entregando las adjuntas, mande en la voluntad ms firme de su sobrino que sus manos besa. Bonifacio Ruiz.

Desde Jujuy Gemes remite el siguiente oficio al comandante de gauchos don Eustaquio Medina: Aunque el desgraciado suceso de Yavi no ha sido de la entidad que yo cre al principio, sin embargo parece que es un forzoso consiguiente que el enemigo cargue sobre esta provincia (nota: la provincia de Salta se encontraba formada entonces por las actuales Jujuy y Salta) ; bajo cuyo principio es llegado el caso de que sin ms demora salgan todas las familias al punto indicado en mi anterior orden, y todos los enemigos de la causa, sospechosos, o indiferentes a la de Salta con las seguridades que estime convenientes; cuidando al mismo tiempo de que en las carretas que salgan de all, se lleven todos los tiles, o herramientas de sembrar que se pueda; y sin perjuicio de esto, se retiren al mismo punto todas las haciendas, y ganados, que pudieran servir al enemigo: sobre cuyos particulares, se espera el ms pronto, y exacto cumplimiento, sin dar lugar a nuevas rdenes.

Dios guarde a vuestra seora muchos aos, Jujuy, noviembre 22 de 1816.

Gemes

As comenzaba una nueva invasin realista, la llamada Invasin Grande, que llegara hasta Salta y se retirara en completa derrota en mayo de 1817, acosada por todos lados, en lo que el militar realista Garca Camba llam en sus memorias una clebre retirada. La persecucin de Gemes y sus gauchos ces en la Puna debido a la total carencia de caballos. Solo gracias a ello el ejrcito invasor pudo llegar a Tupiza, hambriento y de a pie.

Bibliografa

-Gemes, Luis, Gemes Documentado, Ed. Plus Ultra, 1980, Tomo 4, pgs. 97 a 110.

-Cornejo, Atilio, Historia de Gemes, Ed. Codex, 1983, pgs. 217 a 222

-Rosa, Jos Mara, Historia Argentina, Ed. Oriente, 1982, Tomo 3, pgs. 214 a 217.

-Snchez de Bustamante, Tefilo, Biografas Histricas de Jujuy, Ed. Univ. Nac. de Tucumn, 1995, pgs. 186/187.

*El autor es abogado, funcionario de AFIP-Direccin General de Aduanas. Public en el ao 2008 el libro Yavi Apuntes Histricos. Es miembro del Instituto Belgraniano de Jujuy.