71
\ ). <, ';)() I J j,,":l( ITZIAR ZIGA DEVENIR PERRA Prologo de Virginie Despentes y Beatriz Preciado Fotograffas de Monika Barrero y Erika Gasparini UHF

DEVENIR PERRA - Blogs \ Facultad de Artes y Diseñoblogs.fad.unam.mx/asignatura/adriana_raggi/wp-content/uploads/2013/... · tico-cultural: el campo y la ciudad, su madre y sus colegas,

Embed Size (px)

Citation preview

•,.~~. \ ).<,

';)() IJ "~J j,,":l(

s~'::>\':); ~

ITZIAR ZIGA

DEVENIR PERRA

Prologo de Virginie Despentes y Beatriz Preciado

Fotograffas de Monika Barrero y Erika Gasparini

UHF

© Itziar Ziga, 2009

© Del pr6logo: Virginie Despentes y Beatriz Preciado

© Editorial Melusina, S.L.www.melusina.com

CrMitos de las fttograftas:© Monika Barrera: paginas 42, 52, H, 66, 68, 79, 82, 84, Il2, 132 Y 136

© Erika Gasparini: pagina 47

Disefio grafico: IvanLozanoFotograHa de cubierta: Monika Barrera

Prirnera edicion, 2009

Reservados todos los derechos

Fotocornposicion: Victor Igual, S.L.Impresion: Romanya Valls, S.A.

ISBN-13: 978-84-96614-69-7ISBN-IO: 84-96614-69-7

Deposito legal: B.13·297-2009

Irnpreso en Espana

A mi madre, que veniaa buscarme al colegioerguida en sus tacones nueue centimetros parabellum.

t'It~,

tt)

)

)

»,)

»)

»)

)

)

)

)

)

)

)

)

.)

)

))

),,•,••

CONTENIDO

PROLOGO DE VIRGINIE DESPENTES Y BEATRIZ PRECIADO 7

ADVERTENClAS 15

ME GUSTA SER UNA ZORRA:

LA CONSTRUCCION DESDE EL PLACER 21

£SA NO SOY YO:

IMPOSTANDO EL PEMINISMO Y LA PEMINIDAD 37

PERLAS ENSANGRENTADAS:

MANADA PRENTE A LA VIOLENCIA 57

LA BOA DE PLUMAS COMO RESISTENClA 75

CON P DE PUTA (PERRA) 93

COMO LA FALSA MONEDA.•• ESTAPA AL PATRIARCADO 119

HIJABS Y MINIFALDAS:

TANTO EScANDALO POR TAN POCA TELA 139

ODA AL CONO DE ANNIE SPRINKLE 159

GLOSARIO DE PERRAS 163

CONTRA-AGRADECIMIENTOS 167

AGRADECIMIENTOS 169

BIBLIOGRAFfA 171

CREDITOS DE LAS FOTOGRAFlAS 175

Prologo

Chubasquero rosa. Vestido escotado de muselina negra conun descosido en el hombro. Ufias cortas pero pintadas. Pelolargo, extensiones, pelo corto. Pelo oscuro. T efiido de rojo, derubio. Peluca fucsia. Una inteligencia solo comparable a su ca­pacidad de seduccion. Una resistencia frente al abuso solocomparable a su capacidad de montar orgias. Un bolso-cani­che, donde estan los rizos se abre una cremallera de la que saleun monedero de lunares y el Ultimo folleto de las jornadastransmaricaputabollo. Purpurina azul sobre los parpados, Sor­tijas con diamantes de plastico. Recuperacion, Acumulaci6n.Resignificaci6n. Un programa para devenir-perra.

Itziar Ziga conoce la ciudad como la conocen los que vivensiempre fuera. Pasa por las calles como si le pertenecieran.Zapatos de princesita, pero con las suelas desgastadas. Se notaque ha hecho todos los trayectos de noche como de dla, alertacomo colocada, con los ojos llenos de lagrimas 0 de rabia, engrupo, en pareja, en trio, sola, pero siempre parte de la mana­da. Mujer de exterior, chica de bar, buscona de librerias y co-

7

,t

"

t,,,t

•,)

)

»)

)

»))

)

)

)

)

)

)

»,»,,,,J

•••

"

rredora de manifestaciones. Itziar Ziga es un turmo-mix poli­tico-cultural: el campo y la ciudad, su madre y sus colegas,Euskalerria y Catalunya, la copla y el feminismo iraqul, JudithButler y Manuela Trasobares, la teorfa queer y los talleres depantojismo, la cultura trans y las abuelas putas, Alaska y Be­nedetti, santa Agueda y la Dulce Neus.

Itziar Ziga es una drag-bitch, una perra travesti, una bio-mujercapaz de producir una version puton de la feminidad no yacomo artificio teatral (jbastanre caro les cuesta el teatrillo aotras!) sino como estraregia de lucha guerrillera. Pero no senace perra, se llega a serlo. Se trata de una feminidad recicladadonde no queda nada ni bio ni crudo, donde todo ha sido yacocido por no decir vornitado, una feminidad hecha con los

detritus de genero que quedan en el basurero de la heterose­xualidad normativa 0 con los invendibles del merchandisingdel todo a un euro del kiosko del patriarcado.

Aquellos que siempre han afirmado que no habfa ni polfticasni esteticas camp que vinieran de la cultura feminista 0 lesbiana(excepto de la subversion de genero que proponen las mari­machos y las drag kings) deberan recoger sus caducas etiquetasy crear un, nuevo concepto si quieren entender el desaffo que

Deuenir Perra propone.

En la basura del hetero-capiral recupera Itziar Ziga la boa de plu­

mas radioactivas, el vestido roto de flamenca que recuerda al queun dfa llevaba Ocana para caminar por las Ramblas, el tacon alto

pero ancho de puta corredora de calles e incluso el polvo de lujoy las botellas de Xibeca. Itziar Ziga inventa un modo a traves delque las ratas de barrio bajo y gustos perversos, esas que han sido

8

hisroricamente excluidas de los circuitos de poder (al que s610 seaccede desde la heterosexualidad blanca de clase media), inter­vienen en los procesos de producci6n de significado introdu­ciendo sus propios codigos. El glamour basurero de las perras sintrabajo y sin perspectivas de tenerlo se revela contra las nuevasformas de sumisi6n social que derivan del imperativo del mer­cado. Itziar Ziga y sus colegas perras afirman que hay vida inte­ligente mas alia del hetero-planeta de la dieta milagro y del lava­

vajillas que deja impecable el tupperware, pero tambien mas aliade la mujer liberada y de la igualdad de genero, mas alla del gayreconvertido en jefe de seccion y de la lesbiana discreta y labo­riosa. Las perras se rfen de los codigos de los ricos (~ahora nue­vos pobres?), de sus bolsos de Prada medio vados y de sus carasde susto frente a la crisis. Las perras se 10 montan con la crisis,

porque la crisis es el iinicc modo de vida que conocen.

10 que singulariza la escritura de Irziar Ziga, al mismo tiempocolectiva y radicalmente personal, no tiene que ver con haber na­cido mujer u hombre, sino con provenir de los ambiros en losque tradicionalmente no se escribe. Escrirura-perra: lengua pre­

cisa formada por la practica del periodismo, al mismo tiernpoque lengua politica, pero rambien lengua lasciva. Este libro se re­vela frenre ala rradicion que hace que el poder de la publicaci6nescrita siga esrando detentado por una clase privilegiada, una co­munidad cerrada que esta autorizada a expresarse. Pero tarnbienfrente al proceso de produccion de hegemonfas a traves de la ex­

clusi6n discursiva que se oper6 dentro del propio movimientofeminista. La escritura de Itziar Ziga surge de la periferia de lagran ciudad, de los bloques de Renteria, de la periferia del len­

guaje universitario, pero rambien de la periferia del feminismo.

9

De las periferias vienen las manadas. Cuando la feminidad seconstruye en manada, se convierte en una feminidad subver­siva. Una perra sola es una perra rnuerta, una manada es uncornando politico. Las perras no se ocupan de la cocina ni devigilar a los nifios de la patria. En manada, cada perra es ca­paz de morder, de organizarse para vivir fuera del hogar. Lasperras de Itziar Ziga son animales fronterizos, zorras trans­nacionales 0 bollos sin papeles para los que el glamour de ba­surero es una forma de resistir frente a las construccionesnormativas de genero, clase, sexualidad 0 pertenencia nacio­nal. La manada no es ni la comunidad, ni el gueto, ni el par­tido politico. En la manada de perras no hay ley de genero nide identidad sexual, no valen mas los tacones que los bigotes(ni bio ni pegados con cola). Y como la manada es una rna­quina colectiva de folIar que sieve para resistir y para inven­tar otras formas de placer tambien entran en ella los chicostrans y las camioneras mas austeras.

Escritura-perra. Pero tambien escritura-manada. Como si setratara de un album de hip-hop, Itziar Ziga se marca un soloentrecortado por las voces de perras-estrella, desplazando losgeneros de la sociologia y de la antropologla para inventar unfeminismo chucho y sin collar. Palabras metralleta que abrenun pasillo por el que corren, por no decir saltan, todas las fi­guras de feminidad que habitualmente han sido designadascomo vfctimas: mujeres con velo, con cabezas rapadas, viola­das, mujeres transexuales, mujeres cubiertas de moratones,trabajadoras sexuales, ninf6manas... Las que aquf hablan sonperras sabias: a diferencia de los pioneros del activismo traves­ti y marica-basurero del inmediato posfranquismo para quie­nes la precariedad econ6mica se veia incrementada por una

10

fuerte exclusion cultural, las perras de Itziar Ziga coleccionandiplomas universitarios (irnitiles para el mercado de trabajo,pero eficacescomo forma de acceso a formas de poder que de­rivan del conocimiento), hablan varios idiomas y han penetra­do (en todos los sentidos del termino) las comunidades queerde varios continentes.

Para todos aquellos que todavia no hayan tenido la suerte deencontrar a Itziar Ziga en su camino, este libro les aproxirnaraa la vena mas licanrropa del activismo feminista contempora­neo. Y quizas mordidos por sus palabras ustedes mismos de­vendran perras.

VIRGINIE DEsPENTEs YBEATRIZ PRECIADO

(Setter Frances y Bulldog Sin Tierra)

I I

t,,tJJttJ

••))

)

)

)

)

•»•»»)

»)

)

)

J)

)

),••

«•.•y can la Fusta en la mana, pidi6 a sus Cachorrillasque la siguieran par el Camino del Destino

hasta que crecieran y se convirtieran en Perras de Pura Sangre,Perras de Caza can la seguridad en la Punta del Rabo.»

El almanaque de las mujeresDjuna Barnes

Advertencias

Antes de nada quiero advertirlo. A pesar de que mi madre y elMinisterio de Educacion creyeron en mf y me pagaron la ca­rrera de periodismo, este donde este me expreso como uncamionero atascado en la M-30. Essuperior a mi. Como excusa,argumento que me erie en un barrio de bloques, en una epocaen la que las criaturas carnpabamos a nuestro aire por las callessin actividades extraescolares y sin miedo a los pederastas.

N unca he pasado por buena. £Sa ha sido una batalla perdi­da de antemano que jamas me intereso librar. Ya de canija erademasiado contestona y me gustaba decir la mla mas de 10aconsejable para las buenas chicas. Mi padre me 10 repetia milveces: desde que me vio recien nacida supo que iba a darleproblemas. Y vaya si se los di. Aunque no tuve otro remedioque aguantarla, nunca acepte su violencia contra nosotras.

Ya nad en guerra con el orden patriarcal que amenazabami vida y la de todas las mujeres: solo podia ser feminista.

Cuando mis tetas empezaron a despuntar en aquella masade carne inocente y care las mieles del pecado, tampoco quiseconformarme con el roce de un solo cuerpo. Siempre me ha

15

tt,)

JtJtt)

)

»)

t)

)

)

)

)

)

)

)

»)

)

J)

J)

)

t

••...

"

gustado como suena la palabra puta. Asf que mis novios tam­bien me lIamaban mala. Despues descubrf los cuerpos de misamigas. Y todavla fui peor.

Esra precoz tendencia rnla a no encajar en 10 que se espera­ba de una buena chica supuso una revelacion, Nunca iba a serfeliz conformandome a los lImites de la feminidad. Tenia quereventarlos. Como no se me dan bien las Hneas rectas, me heperdido mucho para lIegar a donde estoy. Pero ahora publicoun libro sobre putas feministas; y ya nadie me va a mandar ca­lIar. (Otra ventaja de ganarse la vida como camarera, ademasdel alcohol gratis, es que no necesito prostituirrne cuando es­cribo.)

Me interesa desde donde y para que muchas mujeres femi­

nistas nos calzamos el disfraz de puta (desarrollemos 0 no untrabajo sexual remunerado). Desde la poderosa reapropiaciondel insulto. Desde la asuncion de que a todas las mujeres senos trata en algtin 0 muchos momentos como a parias abor­

dables sexualmente. Desde la resistencia diaria a deshacernosde minifaldas y corses para ser tomadas en serio 0 para pasardesapercibidas. Desde la construccion placentera de nuestropersonaje social.

«He aceptado la pureza como la peor de las perversiones.»Estas palabras de Marguerite Yourcenar me persiguen, se repi­

ten en mi cabeza como un rezo. Laverdad objetiva siempre esla version del poder, Y yo escribo desde los rnargenes, desde lasalcantarillas del sexo. Desde el activismo y desde la rabia de ge­nero y de clase, como mujer mala y como pobre.

Este es un tratado de amor. Y tambien de revancha. Las pe­rras de las que hablo son mis amigas. Hubo infinitas horas decharla previas a las entrevistas de este libro. Las adoro y voy aretratarlas como las siento. Para mf son diosas lubricas, Mi voz

16

se confundira con las suyas y con las de tantas otras que lIega­ron a mf a traves del activismo, de mis reportajes periodfsticos,de los trabajos, de las noches de ronda, de los libros, de los re­

cuerdos ajenos que hago rnfos, de las pantallas, de los vientosextrafios. No creo en el sujeto, no creo en la persona, no creo

en mr voz.Abogo desde aquf por la discordancia de genero como me­

canismo de sabotaje sexual y Iingufstico. Nunca me ha salido

del cofio generalizar en masculino, pero tampoco quiero en­torpecer mi narraci6n con tediosas as/os 0 arrobas 0 estrellitas.La segregacion biologico-social de genero es para mf cada vezmas turbia. Ya no se 10 que es una mujer, ni me interesa. A miabuela Susana Goikoetxea, que tiene ahora noventa y ocho

afios, 10 primero que Ie patine cuando ernpezo a perder las co­nexiones con su entorno fue el concepto establecido de gene­ro. Nos hablaba a nosotras en masculino y 10 mezelaba todo.Aupa, amona, por fin te has librado dellenguaje sirnbolico quete destine a ti ya todas las mujeres a servir en la casta inferior.

Pues 10 dicho, seguire la rebeldfa senil de mi amona Susanay no suscribire la logica semantico-sexual que nos ha puteadoa ella, a rnf, a elIos, a todas. Como anunciaba al principio, por

supervivencia no me quedo otro camino que ser feminista.Adernas descubrf que se estaba muy bien merodeando por es­

tos parajes de la feminidad proscrita, Y mientras autonorn­brarse feminista siga teniendo tan mala prensa, insistire enello.Lo digo tanto por los cortos de mente alergicos a todo 10que huela a denuncia del sexismo como por las feministas de­

centes que se ofenden cuando una zorra como yo se confiesa

como tal.Tambien recuerdo a un novio estilo taliban que tuve -los

mentecatos no solo salen con las orras-. Cuando vio claro

17

que ya me habia cansado de nuestra asfixiante burbuja, acusoa mi amiga perra Bego de ser una feminista radical y de estarmalmetiendo contra el. No pude reprimir la carcajada: femi­nista radical, y 10 dices como insulto. Ella y yo todavia nosmorimos de risa al recordar aquel episodio y 10 bobo que erael pobre.

Por eierto, esta es otra adverteneia: soy radical. Radical sedice de quien busca la raiz de las cosas. Asi que no ser radicales ser, como poco, superficial y, en realidad, esnipida. A pesarde 10 que digan los telediarios.

Una de las acusaciones mas habituales con las que se nossuele menospreciar a las ferninistas es la cantinela de que odia­mos a los hombres. En mi caso, nada mas lejos de la realidad.A mf me encantan los hombres. A quien no soporto es a losmachos. Tengo muchos mas amigos hombres que la mayorparte de imbeciles que me han sefialado a 10 largo de mi vidacomo antihombres. Y el feminismo ha sido precisamenre eldiscurso vital que ha permitido que me cure las heridas abier­tas por la brutalidad de los machos y me alie con los hombres.Transformar esta pesadilla en mi mundo habitable.

Respecto a los machos, a los hombres que se creyeron elcuento de ser hombres, nunca me cansare de repetir las pala­bras de mi perra amiga Virginie Despentes en su explosiva Te­oria King Kong. «Cuando defendeis vuestros derechos mascu­linos, sois como los empleados de un gran hotel que se creenlos propietarios de la finca... siervos arrogantes, eso es 10 queSOlS.»

Ah, se me olvidaba. Ya sea por temperamento, por las hor­monas endogenas y sinteticas que me revolucionan a cadarato, por mi aficion al gin-tonic, por mi horoscope maya 0

por haber transitado mi infancia en aquella Renteria de los

18

afios ochenta que llamaban Beirut, soy exaltada, incendiaria y

maJara.Por tanto y recapitulando: soy una zorra vasca feminista ra­

dical malhablada panfletaria. Antes de que 10 escupa nadie, ya10 he dicho yo.

19

[I

,,,tttt

•••••»»»»)

)

)

)

)

)

»»»»»»I,I,,••

Me gusta ser una zorra:la construcci6n desde el placer

Dama, dama que bace 10 que le oiene en gana . . .

Cecilia

La manana del sabado 16 de abril de 1983, cuatro chicas vas­cas de estetica punk se retuercen en las pantallas dornesticasde Television Espanola, la emisora estatal y iinica que hablaentonces. El programa musical Caja de ritmos, dirigido porCarlos Tena, emite varios videos de la creciente escena punkrock bilbalna, entre ellos «Me gusta ser una zorra», del grupoLas Vulpess. «Si ni me vienes hablando de amor, que dura esla vida, cual caballo me gula, permlteme que te de mi opi­nion, mira imbecil, que te den por culo. Me gusra ser una zo­rra ... Prefiero masturbarrne sola en la cama, antes que acos­tarme con quien me hable del manana, prefiero joder conejecutivos, que te dan la pasta y luego vas al olvido. Me gustaser una zorra ...»

Quince dlas despues, el diario ABC publica la letra y clamacastigo para las zorras y quienes han osado mostrarlas. CarlosTena dirnite, elprograma recibe una querella del fiscalgeneraldel Estado por escandalo publico y Las Vulpess no salen de su

21

asombro. Loles Vazquez, la autora de la mltica letra, aseguraque en la redaccion de ABC debieron pegarse horas visionan­do la cinta para desentrafiar las palabras de una grabacion tan

ruidosa. Son muy morbosos los guardianes de la moral y lasbuenas costumbres.

De todas las canciones punk e indecentes de aquellos afiosde explosion pos-franquista, «Me gusta ser una zorra» fue, sin

duda, la mas perseguida y castigada. «Era un pais muy rna­chista, la Polla Records cantaban tambien con tacos y no esta­ban tan mal vistos», afirrna Loles, la fundadora de la banda.

En sus conciertos, recibian los insultos y los gritos guarros delpublico masculino, ya fueran bien vestidos 0 macarras, y elIasrespondfan sin tregua. La de Las Vulpess fue una corta carrerallena de sobresaltos, una noche fueron a Burgos de concierto yse encontraron con una audiencia exdusiva de militares queesperaban un striptease.

Han pasado veinticinco afios desde entonces, pero yo sigo

echando de menos a zorras que se autonombren en espaciosnorrnativos. Para la opinion publicada, solo se puede serputa, perra 0 zorra cuando otro 10 dice, no cuando una 10 ex­dama. Por eso molestaron tanto Las Vulpess. Ellas cantaban

en primera persona: me gusta ser una zorra. No «me gusta sertu zorra» 0 «me gusta ser una zorra porque a ti te gusta», Estelibro podrfa llamarse como la cancion de Las Vulpess. Yo te­nia nueve afios cuando a ellas las insultaban y perseguian pordedararse zorras pero algo debio de calarme dentro porquejamas he pretendido hacerme pasar por buena y decente. Yme desato por dentro cuando berreo con ellas: me gusta seruna zorra,

22

Alaskay las perras: el origen

T ras la lectura voraz de Transgresoras, las mujeres que cambia­ron su mundo, de Alaska, una tarde desolada de noviembre en

2003, empece a darle vueltas a la idea de investigar sobre la fe­minidad que otras amigas rnlas y yo encarnabamos, sobre siexistfa la formula de una feminidad extrema y antipatriarcal.Alaska dice: «Si no se nace mujer, ~como se llega a serlo?~Como es el mecanismo a traves del cual construimos el gene­ro? La hiperfeminidad exhibida por travestis y transexuales hapermitido analizar la construccion del hecho que supone re­

presentar una mujer»,Para mf Transgresoras es todo un tratado de ernpodera­

miento y es el origen de Deuenir perra. Una lucecita se me en­cendio aquella tarde oscura. En la primera pagina tenia toda­via los ojos inundados por la tristeza de un abandono; alconduir ellibro, ya ni recordaba el nombre de mi amor per­

dido y nada podia borrarme la sonrisa.Me decidi: querfa investigar la feminidad exaltada que se

reproduda en mi entorno de feministas, maricas, bolleras,transexuales, travestis, heteroinsumisas y dernas, aquf en esta

Barcelona bastarda a la que pertenezco desde hace nueve mos.Recuerdo perfectamente el dfa en que hable de mi proyectocon Beatriz Preciado. Me animo muchfsirno, me dijo que elfotografo y activista trans Del Volcano estaba retratando ahighfemmes.' Y yo pense: cofio, si Del, que es un genio, que espionero en nuestras representaciones torcidas, considera que

1. Hace un afio tuve el honor de ser retratada por Del Volcano para ellibro que acaba de publicae junto a Ulrika Dahl Femmes ofPowery de co­laborar con un texto mlo. Ya no me siento tan marciana.

23

~,t)

•••,»••»»»»

!I»

ill: »I: )I' ),

)

)

)

)

)

)

»»»),,••••

existen feminidades subversivas, entonces no ando tan desen­caminada.

Digo esto porque yo, como todas las perras a las que he en­trevistado para este libro, tengo una segunda madre que se lla­ma feminismo. Yen mi caso, os aseguro que es mas exigenteque la madre biol6gica; las ferninistas, no sin razon, tenemosalergia a la palabra feminidad. Pero yo pensaba: no vale, a rnfme pierde la purpurina, el color fucsia, las plumas, las tiaras demiss de plastico ... Lo he intentado, hermanas, 10 sabeis, he in­tentado ser un poquito mas camion, menos petarda, mas dis­creta, pero no puedo, es superior a mi. Yo soy como la granManuela Trasobares (artista, soprano y primera concejalatransexual de nuestra historia) y grito con ella: «(Por que novestirse una rnujer con toda su lujuria, por que no?».

A 10 largo de la escritura de este libro, he dudado mucho.Supongo que eso es inevitable. Escribir, y mas en primera per­sona, es un ejercieio de striptease Intimo a veces autocornpla­ciente y a menudo torturador. Pero creo que hay que interro­gar a las dudas e inquietudes acerca de su origen. (De dondevienes a importunarrne esta noche, bonita? He sentido en va­rios trarnos del proceso creativo que deseaba justificar ante mfmisma la eleccion de un tema de esrudio tan minusvalorado yaparentemente trivial. £1 disfraz de puta, vaya asunto. (AI­guien me dijo: (por que no investigas la masculinidad, queesta mas de moda? No te jode. (Por que no la investigas ttl?)

He comprendido que la misoginia habita latenre, muyadentro. Mas incrustada de 10 que yo me atrevfa a vislumbrar.Incluso en mis entrafias de feminista que le gusta vestirsecomo una puta. AI final este libro se ha convenido en un ejer­cicio de anclaje en rnf misma. Cuatro afios despues de empe­zar la transcripci6n delladrido de las perras, cuando los infa-

24

mes discursos abolicionistas de la prostitucion de las feminis­tas liberales y decentes se vociferan mas que nunca, sientonuestra feminidad exaltada, par6dica y sucia mas ligera, mas

potente, mas necesaria.

Casting deperras

Sabia que querfa escribir sobre feminidades de rimel corrido yque me apeteda un retrato colectivo. Desde el principio pen­se en varias arnigas rnfas a las que querfa entrevistar, todas ellasexaltadamente femeninas y feministas. A medida que empeza­ba las entrevistas, me emocionaba mas, pensaba en nuevascandidatas y vela mas claro que, de alguna manera, esto teniaque salir, tenia que explicarse. Este es un tratado de amor,como advertfa al principio. Mis perras son mis amigas, ya lasconoda de antes, las adoro, las idealizo, comparto sus luchas,creo que he llorado de emoci6n y de risa rranscribiendo cadauna de sus entrevistas. No pretendo legitimarme con la masminima validez sociol6gica ni antropol6gica y me ofenderfaque alguien 10 hiciera. Mi metodologfa es la pasion, la euforiay la rabia. Este libro es un ejercicio de visibilizaci6n ludica y

polftica, punto.Algo que tenia claro desde el principio es que no iba a re-

ducirme a la feminidad exhibida por 10 que se entiende bioso­eialmente como mujer. Me perderfa mucho, y adernas, pararnf ya no tiene ningun sentido ese doloroso corte en dos rnita­

des que tanto necesita el patriarcado capitalista para seguir re­produciendose yesclavizandonos (a todos, a rodas). Las queladramos en este libro, podemos tener cofio, hecho carne en elvientre de nuestra madre 0 en una mesa de operaciones. No

25

nos faltan pollas, algunas de plastico aguardan su mornentosiempre empalmadas en la mesilla de noche. Pero no hay dudade que sea 10 que sea 10 que palpite entre nuestras piernas, ninos aglutina ni nos separa.

Quiero reflexionar sobre feminidades espectaculares, parodi­cas, radicales, insurgentes, pero no adscribo irremisiblementeesas mutaciones de la feminidad al concepto biopolltico mujer.Algunas de las que hablo fuimos identificadas en el paritorio porla autoridad medica -tras echar un fugaz vistazo a los plieguesde nuestra entrepierna- como mujeres. Otras, cuyos precocesbultitos fueron certificados varoniles al nacer, iniciaron desdenifias toda una guerra contra su entorno para que las dejarandesarrollarse como 10 que sablan que eran: mujeres. Otras senombran indistintamente en rnasculino y femenino; salen undla a la calle con vaqueros, gorra y barba incipiente y otro dfacon pelucon, taconazos y denso maquillaje. T odas sabemos dela anificialidad del sexo y del genero, por eso jugamos con la fe­minidad. Y aqul concluyo con unas palabras de Alaska quecompletan la imprescindible sentencia que Simone de Beauvoirformul6 en El segundo sexo hace sesenta aiios: «No s610 no senace mujer, sino que, de alguna manera nunca se liega a serlo».

Deliberadamente he decidido no acompaiiar sus nombres delas etiquetas con las que socialmente se necesita cornprender­nos. Hace pocas semanas al calor de unos gin-tonics, una de eliasme pidio que no la identificara como trans. Me dijo que estabaharta de que las miradas ajenas -incluso las de sus compaiieras,elias mas que nadie- la resituasen continuamente como tran­sexual. Que 10 primero que aclarasen de ellaes que no nacio con10 que se supone que tiene que nacer una mujer. Que esta cir­cunstancia de su trayectoria vital se anticipara a todas las dernasy edipsara otras luchas que ella considera mas suyas.

26

Sin embargo, por convencion social a Majo, otra de mis pe­rras, la identidad de mujer Ie corresponde legitimamente pordiagnostico medico, por tener entre las piernas exactamente 10que debe tener una hembra humana. Pero elia asegura que ensu adolescencia comenzo a transexualizarse como mujer por­que eligio voluntariamente representar la feminidad irnpuesta,aunque en version pervertida, socavando toda la decencia y lasurnision que nos cuelan con ellote de la feminidad.

Por tanto, mis perras son mujeres trans y bio; son bolleras,heteras insumisas, omnlvoras; son chicas todo el rato, travestis,maricas; la mas joven tiene veinte aiios y la mayor sesenta ytres; son trabajadoras sexuales, estudiantes, jubiladas, camareras,profesoras, supervagas ... Y yo, a cada rato, tengo mas ganas deponerme en manada a ladrar con elias por las esquinas.

Adaro que no estoy hablando de comunidad perra alguna,compartimos espacios y afectos pero no estamos ni deseamosestar aglutinadas en torno a nuestra hiperfeminidad. En nues­tro zoologico hay otros muchos animalillos de distinto pelajecon los que jugal. Tampoco ninguna de nosotras va dla y no­che pOI ahf eternarnente maquillada y divina. Aquel espaciofantasmal que hace diez aiios me pareda inhabitable hoy es mihermosa pecera en Barcelona.

Aqufyahora

£1 pasado 23 de mayo estuvo la teorica y activista drag kingJu­dith Halberstam en el MACBA para presentar la edicion caste­llana de Masculinidadfemenina. Yo no pude asistir porque alas camareras tienen la mala costumbre de hacernos trabajarlos viernes por la noche. De eso hablare mas tarde, de la cons-

27

I

,tt,•,•ttttt

••))

)

)

»)

)

»)

»»»~

»»,•••••

truccion de nuestras feminidades espectaculares desde la pre­cariedad. Cuando terrnine mi rrabajo, corrf a La bara de Boa­tine -nuestro antro de perversion- a encontrarme con misamigas para escuchar sus relaros, Estaban sobreexcitadas, fue­ra de sf. De 10 que no pude ofr de Halberstam pero me conta­

ron me emocionan muchas cosas. Una de elias es la certeza depertenecer a una comunidad de extraviadas que ayer y hoy noshemos hecho, no solo posibles sino hasta feliees, a pesar detoda la represion, toda la violencia, todo el ocultamiento que

el orden heteropatriarcal nos viene dispensando. En esa co­munidad me siento aquf y ahora.

Algo debe de quedar en Barcelona de tanta insurgencia an­ticlerical, obrera, anarquisra y cabaretera impregnado en suscalles, latenre, Aquf nos hemos encontrado las perras (excepto

Begofia que es rni amiga y hermana desde los trece afios y quevive ahora en Madrid). A pesar de que esta ciudad cada dfa separece mas a un gran parque de atracciones panoptico para tu­ristas y genre fashion, a pesar de que las que no encajamos enese modele de consumidoras de elite 10 tenemos cada vez mas

crudo para vivir aquf, Algo debe de prevalecer de la Barcelonarebelde, porque en sus antros y arrabales hemos fundado nues­

tra manada. Algunas de mis perras son catalanas, otras lIega­mos aquf desde Argentina, Canada, Portugal, Galicia, Madridy Navarra con parecidas ansias emancipatorias.

Clase y genero

Me sinio deliberadamente desde el genero y desde la clase, lasdos rebeliones que me atraviesan. Tan solo dos veces me hasucedido adentrarme en una sala y escuchar alll algo que con-

28

siguiera anclar mi vida en una encrucijada polftica sin marchaarras. La primera ocurrio durante mi carrera de periodismo,tenfa diecinueve afios y acudfa sin excepcion a las clases de unprofesor de economfa marxista e incendiario que mantuvonuestras mentes espongiarias cautivadas durante todo el curso.Aquella mafiana, Anrxon Mendizabal desentrafio en una solahora los entresijos del perverso imperialismo de la estructuraeconomics mundial ante mis ojos.

T odo 10 que alcanzo a entender de la destruccion y el ge­nocidio permanentes en que esta sumido este planera se 10debo a la claridad y la rabia de aquel agitador en aquellahora. Desde entonces, cuando me hablan de hambre, deemigracion, de narcotrafico, de prostitucion, de 10 que sea,reconozco el marco de relaciones de poder econornicas en elque debo encajarlo para no caer en las trampas de los discur­sos hegemonicos. Se situar las controversias feministas en unlugar que no solo atienda al genero y condene mi analisis aun comedo callejon sin salida. Y discrimino mis alianzas po­lfticas. Sin esta Furia de clase, el aguerrido activista marica

Eugeni Rodriguez no serfa mi imprescindible compafiero delucha.

La otra hora bruja en la que sufrf una revelacion se la deboa Beatriz Preciado. La primera vez que escuche su arrebatadodiscurso dinamitando todas las verdades del sexo y del genero,

me senti explotar por dentro. Casi todo 10 que siempre habfaaceptado como bueno, revento, Fui mas alla de donde el fe­minismo mamado hasta entonces me habra llevado nunca. Yano podia creer que existiesen ni mujeres ni hombres, ni xx, nixy, ni pollas, ni cofios, ni naturaleza, ni ciencia. Fue un exor­cismo: me Iibere de seguir asumiendo todos los discursos queme habfan domesticado por ser identificada como ejemplar

29

del sexo femenino. Desde entonces, ya solo afirmo que soymujer por diagnosrico medico y por estrategia polftica.

El feminismo sin perspectiva de clase es blanco y burgues(solo omiten los referentes materiales aquellas que ya estan si­tuadas en una posicion cornoda, las pobres no olvidamos nipor un instante 10 que nos cuesta mantener nuestra escasez). Ysin nocion crftica del sexo y del genero el feminismo es esen­cialista y transfobo, comulga de alguna manera con toda laviolencia a traves de la que se nos sigue tratando de moldearcomo hombres 0 mujeres.

Puta (y) feminista

De cualquier manera, y aunque me partirfa la cara con rnu­chas mujeres que han terminado hallando su cota de poderdentro del feminismo institucionalizado a costa de las deshe­redadas (entre las que me encuentro), siempre me definirecomo feminista. Me da mucho morbo porque tiene tan malafama como llamarse a una misma puta. Y hace ya afios mecanse de discutir la validez del feminismo con gente que notiene la mas minima idea del tema. Es demasiado comun ybaldfo,

No quiero recordar que impresentable novio de una amigamfa ernpezo una apacible tarde con la dichosa cantinela: «Elfeminismo es como el machismo pero al reves». Lo juro, nun­ca me han propuesto un argumento mas complejo ni docu­mentado, ni siquiera distinto, para emprender este debate. In­cluso muchos cornpafieros de la Facultad de Periodismo noeran capaces de dade ni media vuelta mas al asunto, asfesta elpatio informativo. Soil como clones. De paso apunto que a es-

30

tos sopodferos interlocutores -aqui el masculino es eso, mas­culino-- en ninguna otra ocasion se les suele escuchar quejaalguna sobre ese machismo que solo parecen rechazar para ata­carnos a las feministas.

Aquella lejana tarde estival, mi amiga y yo charlabamos deforma distendida sobre mil y una cosas. El deseo de continuardisfrutando sin sobresaltos debio agudizarme el ingenio. Paraneutralizar la intentona de boicot de su pesado novio, idee unarespuesta que nunca mas me ha fallado. (Hay demasiadas tar­des encantadoras, demasiadas amigas inteligentes y demasia­dos consortes gilipollas). Solo teneis que dirigirle a el estas pre­guntas:

-(Conoces las actividades y el discurso de algun grupo fe­minista?, (has Iefdo alguna vez un libro de teorfa feminista?,(tienes la mas minima idea de cuantos distintos colectivos fe­ministas hay en esta ciudad y de a que se dedican?

Os aseguro que la respuesta va a ser un no muy bajito, casiimperceptible. Entonces continuais:

-Sabes que pasa, como yo sf que tengo mucha informa­cion sobre este tema, la conversacion serfa tan desigual y pocoenriquecedora para rnf que mejor ni 10 intentarnos.

Total, las feministas ya tenemos fama de bordes. Por queno utilizarla a nuestro favor.

Pero hay algo que siempre me ha incomodado mucho en elmovimiento de mujeres, un cierto pacto interno que desacon­seja exteriorizar nuestras autocrlticas. La excusa siempre es lamisma: bastante nos atacan desde fuera, como para ponerseloen bandeja. (Todo esto, a pesar de que, como en cualquierotro colectivo de extrema izquierda, pon a cuatro feministas aorganizar algo y estaran divididas antes de terminarlo. Asi so­mos la gente rebelde, no paramos nunca de escindirnos.)

31

,,,,ttt

•tt

•»)

)

)

)

»)

»)

•»»»)

)

)

»,•),t

..

Supongo que muchas compafieras de lucha se enfadaran con­migo por atacar de una forma tan feroz a las abolicionistas de laprosrirucion ya las feministas decentes. Pero me he ganado apulso la capacidad de cuestionar dentro de un movirnienro alque, con mayor 0 menor regularidad, pertenezco desde hacemuchos afios,

Nada de mujer-mujer

Necesito aclarar que me horrorizan todas esas manidas reivin­dicaciones de la mujer que por fin recupera su maravillosa fe­minidad tras lustros de feminismo radical castrante, Como si

las mujeres en Occidente nos hubiesernos dedicado a quemarnuestros sujetadores en masa durante los setenta y los ochenta

y ahora vagasemos a la deriva por ahi como zombis posnucle­ares desalifiadas, embrutecidas, con nuestros pechos peludos ycafdos, ansiosas por hallar la puerta de regreso al eden bajo unletrero luminoso de Corporacion Dermoestetica.

A veces me asalta el temor de que me confundan con unade ellas, con otra defensora mas de la rnfstica de la feminidad,tan pluscuamperfecta y terrorifica como Sarah Palin. Acaba de

publicarse en castellano una de tantas apologias de la mujer­

mujer escrita por dos ultrahembras francesas, se llama El corseinvisible. Las chicas se preguntan: (Viven mejor las mujeres

despues del feminismo? Yo me pregunro: (Como es posibleque ellibrito de estas rnentecatas se haya traducido al castella­

no en unos poquitos rneses, mientras que la joya polltica deJudith Halberstam ha tardado diez afios en llegarnos y la im­prescindible obra de Annie Sprinkle todavfa no ha sido publi­cada aqui?

32

Aseguran que «la mujer se ha convertido en su propio ver­dugo», en su desbocado intento de conciliar vida familiar y la­boral, vfctima de la publicidad, enloquecida por su ansia deconvertirse en «rnujer, esposa, madre, asalariada perfecta», Pa­rece ser que el modelo de mujer que lee Cosmopolitan y suefiacon Sexo en Nueva York fue formulado por las feministas. Lasmuy estupidas lanzan una formula, un consejo, a la estresadasuperwoman blanca, heterosexual, de clase media de nuestrotiempo: no renuncies a tu feminidad.

Yo no 10 entiendo, debo de ser muy burra. Precisamente,la mujer que se vuelve loca tratando de encarnar a la mejoresposa, madre y trabajadora posible, que quiere seguir estan­do eternamente buena para que su marido tarde mas en ti­rarse a la secreraria y vaya menos a golfear por ahf, que ade­mas tiene un hobby encantador que Ie aporta toques depersonalidad propia, precisamente ella, si a algo no ha re­nunciado, es a la feminidad. Es todavia mas complera que laperfecta ama de casa de los cincuenta, porque adernas aportadinero al hogar.

A estas chicas tan monas les digo: nenas, leed un poco. Loque decis no es nada nuevo. Si hubiera caldo en vuestras ma­nos, por ejemplo, Reaccion de la periodista estadounidense Su­

san Faludi, editado por primera vez en 1991 -y agotado encastellano desde hace demasiados afios-, a 10 mejor os dabaun poquito de corte publicar tanta reiterante tonrerfa. En el seanaliza el acoso y derribo al que fue sometido el feminismo en

EE. UU. en la era Reagan, cuando los periodicos, las salas decine, las pasarelas, las librerias, se llenaron de vuestra mfstica

de la feminidad y empezaron a preconizar el regreso de la mu­

jer-mujer tras anos de monstruosidades emancipatorias. Se lle­go a culpar al feminismo del aumento de la violencia en las

33

calles por promover «el rechazo a la vida», segun ellos inheren­

te al aborto.Estas mentes predaras no quisieron vincular el empobreci­

miento de los mas pobres en un pais con diferencias econorni­co-raciales tan escandalosas con el aumento de la delincuen­cia. No, la culpa de todo 10 malo que sucedfa en el mundo erade las feministas por haber abierto la caja de Pandora. Se dedaentonces, como afirrnais vosotras ahora, que la mujer era in­mensamente desgraciada si no curnplla con su mandato b{olo­gico de formar una familia, heterosexual, se entiende. Encien­do la tele yveo los cadaveres de felices y realizadas mujeres queno se alejaron de este modelo de familia hasta que ya no pu­dieron soportar mas golpes.

Hay algo mas que no alcanzo a entender de este discursoprorregreso a la dulce feminidad: ~Alguna vez en los EstadosUnidos, en Francia, aqul, las mujeres se agruparon mayorita­riamente en comunidades feministas y dejaron de preparar lacena a sus mariditos? Hablan de los convulsos a.fi.os setentacomo si todo el orden heteropatriarcal hubiera saltado enton­ces por los aires. Que yo recuerde, mi madre -sin ir mas le­jos- en aquellos a.fi.os trabajaba fuera y dentro de casa comouna jabata, parfa, nos alirnentaba y encima recibia unos cuan­tos palos de mi padre, comunista y ateo, si la cena estaba de­masiado caliente, frfa, salada 0 sosa, segun el dfa. Y adernas erapobre, no tenia tiempo de preocuparse por nuevas tecnicas dedepilacion y, como hobby, charlaba y refa con su amiga Presen,tambien madre, esposa, pobre y estresada, aunque al menosno apaleada.

Que conste que yo no hablo de una feminidad dulce y au­tocomplaciente, ni mucho menos. No reivindico la feminidadde las chicas buenas, sino la de las perras malas. Una femini-

34

dad extrema, radical, subversiva, espectacular, insurgente, ex­plosiva, parodica, sucia, nunca impecable, feminista, politica,precaria, combativa, incomoda, cabreada, despeinada, de rimelcorrido, bastarda, desfasada, perdida, prestada, robada, extra­viada, excesiva, exaltada, borde, canalla, viciosa, barriobajera,

Impostora...

35

t,,,t

•,••tt

'tt)

tt)

)

)-)

)

)

)

)

»»)

»»»

,I,J..

."

,.

Esa no soy yo:impostando el feminismo y la feminidad

Una es mds autentica

cuantomdsseparecea 10 que siempre sofiO de sl misma.

La Agrado en Todo sabre mi madre

«Cuando era pequefia, me lIamaban marimacho, marimacho,macho, macho, solo porque me comportaba de manera distin­ta a ellas, a las dernas nifias, a esa parte de la poblaci6n a la quese suponfa tenia que pertenecer, comportarme y ser igual, s610porque biologicamente nacimos con los mismos genita­les ... ~Quiencofio se ha atrevido a obligarnos a las que tenemoscofio a ser y parecer 10 mismo?» Con este manifiesto, comienzami amiga Irene Sala su revelador video Marimachos, otro her­manito mayor de mi Deuenirperra. Afirmamos nuestras identi­dades torcidas como respuesta a la negacion, como resistencia alocultamiento, por venganza, por placer y por rabia.

La feminidad y la masculinidad son dos polos de adoctri­namiento masivo. Sus reproducciones tratan de moldear mu­jeres y hombres hasta el infinito, como en un bucle. Y fracasanestrepitosamente, «El genero es una copia sin original», dedaJudith Butler. Y no s610 hay transgeneros encallando la rna-

37

quina binaria, no existe ni un solo humano que encarne sin fi­

suras el prototipo de su genero asignado. Muy a pesar de aquel

carnicero llamado John Money, que invent6 en 1953 el proto­colo medico todavfa aplicado hoy para ajustar el cuerpo de losbebes a uno de los dos unicos modelos que la autoridad here­ropatriarcal puede concebir. Quizas John pinraba sus labiosde rojo sangre y emulaba a Marilyn Monroe en la intimidad desu hogar. A salvo de las miradas inquisidoras que el rnismo ha­bla adoctrinado.

Princesitas ftustradas

Al igual que yo, algunas de las perras a las que he entrevis­tado fueron princesitas frustradas de pequefias, reprimidasen su feminidad espectacular por el entorno familiar y so­

cial. Unas porque fueron identificadas como chicos al na­cer, otras por mil razones; en mi caso las medidas no fueron

nada terribles. Me cortaban el pelo para que mi madre no secomplicara aiin mas la vida peinandorne y ninguna nifia ibaami escuela enfundada en un vesrido de fiesta. (Me encan­

t6 saber que Mariana tenia de pequeriira dos pelucas y algiinvestidito brillante, y que nadie en su entorno se oponla aque aterrizase en el colegio como si viviera en un eterno car­naval.)

Yo senna que el espejo me devolvfa una imagen que no erarnfa, Deseaba ardienternente tener una melena ondulada lar­gufsima y una vida aventurera cargada de exotismo mas alia delos bloques de mi barrio desiertos de glamour. Para rnf vestircomo un put6n significa una conquista asociada a mi inde­pendencia de adulta.

38

Ayer recibf en mi correo elecrronico una foto de Majo. Ellay su hermana parecen absortas frente a la tele con jerseis decuello alto enfundados en la cabeza y echados hacia arras si­mulando una larga melena de tela blanca. Carmela, Bego, tan­tas otras y yo misma utilizabamos muchas veces esa tecnica in­fantil para restituir el cabello largo que sendamos nuestro ynos faltaba. Como un miembro fantasma. «A rnf de pequefiano me dejaban ser femenina, para mf la feminidad era unsigno de rebeldfa, No me dejaban ponerme minifaldas ni ropa

ajustada. Tenia que ser asexual. No me dejaban tener el pelolargo, no me dejaban ponerme vestidos. Llevaba el pelo cortoy rizado, pareda una ovejira, Lo pasaba mal con mi aspecto,me sentfa castrada en mi feminidad», recuerda Majo.

«A los catorce afios decidf irme a un instituto en el que no

daba clases mi padre y ahfempez6 mi rebeldfaen todos los as­pectos. Me deje un melen6n hasta la cintura, pareda una leo­na. Llevaba una doble vida. En la entrada de mi casa habfa un

espacio donde estaban los contadores de la luz y alH guardabalos modelitos con los que salfa de casa. Creo que estuve dosafios cambiandorne y descambiandorne en la entrada, llegabasiempre tarde a primera hora. Me maquillaba en el espejo del

ascensor, los labios rojos, muy femme fatale. Fue cuando em­pece a transexualizarme como mujer.» Me muero de la risa alpensar que los esfuerzos de la familia de Majo para moldearlacomo una chica asexual e inocente han fracasado tan rotunda­mente. S610 hay que verla. Convertirte en perra puede ser lamas dulce de las venganzas.

A Sara, de pequenita, tampoco le perrnitfan airear la prin­cesa que albergaba dentro, pero sus circunstancias eran muydistintas. Su infancia transcurri6 en medio de una fuerte agi­taci6n de mujeres contra la autoridad patriarcal. La madre y

39

,,,»•»,)

»»»)

)

)

)

)

)

»)

»)

)

)

)

»•)••••,•"

's

las hermanas mayores de Sara batallaron contra un sistema le­gal que todavfa no contemplaba el divorcio para librarse de unpadre violento, «A mf me iba castrando este impulso mi ma­dre, me decfa "no estamos aquf para gustar, tenemos la cabezapara pensar, no para peinarnos". Se me repetfa que mi aspec­to Hsico podia traerme problemas, que vigilara y que no dedi­cara mis esfuerzos a mi aspecto. Yo no pude explorar esto en­tonces y lo he hecho despues.» Sara no 10 recuerda como unaimposici6n traumdtica: hoy le encanta la licra trepadora y esuna incansable defensora de las mujeres contra la violencia.

Criaturas genderfUcker

No hay dos experiencias con la feminidad ni con la masculini­dad identicas, el contexto y la percepcion de los propios deve­nires son tambien aquf unicos. Alfredo -marica mutantetransgenerica-s- siempre me dice que todo gay conoce los co­digos de la masculinidad normativa y sabe hacerse pasar porhombre heterosexual cuando 10 necesita: de ello depende susupervivencia. Pero para el, las sefias de identidad femeninasfueron potenciadas por el drculo de mujeres de su familia ensu remota infancia. «Yo nad en los afios setenta en las Azores,

entonces allf no se hadan ecografias a las embarazadas y no sesabfa el sexo de los bebes. Mi madre deseaba que yo fuera unachica, estaba convencida de ello. Me iba a llamar Francisca,que era el nombre de mi abuela. Cuando nad y vio que era un

chico bio16gico, ella sigui6 con sus planes. Me ponfa pafiueli­tos en la cabeza, falditas y a veces me llamaban Francisquita,ella y mis tfas. A mf me dijeron demasiado tarde que era unchico.»

40

Carmela tambien siente que la feminidad mas teatral haformado parte de su vida desde que tiene memoria. «Hacepoco mis padres me regalaron unas cintas en superocho quehabfan pasado a DVD y me di cuenta de que, desde muy pe­quefiita, desde que tenia dos 0 tres afios, ya era bastante putony bastante uedette. Ya era como soy ahora, continuamente sal­go levantandorne la falda, bajandome las bragas, bailando, mi­rando a la camara, y mis padres ni me refifan ni me dedannada al respecto. Era muy princesita y muy fernenina», re­cuerda. Begofia, Pilar, Monica, Mariana y Laura tambien pu­dieron desarrollar su princesismo infantil sin oposicionesexternas, cada una a su manera. Laura era la gamberra del barrio,iba siempre con los chicos, despeinada y macarra, pero encan­tada en su feminidad. Helen vivia en el campo y su infanciatranscurri6 salvaje y sin imposiciones esteticas,

Vero siempre cuenta que, cuando tuvo que mudarse a casade su padre y de su madrastra, el peso del genero impuesto le

cay6 encima como una losa. Se le exigfa la masculinidad, ex­cepto cuando cuidaba de sus hermanitos menores: nadie re­

chaza la ayuda de una canguro gratis, aunque venga del hijorarito. La soledad tambien debfa de jugar una mala pasada a laconservadora madrastra de Vero: a menudo terminaban lasdos frente a la tele practicando aerobic a escondidas del padre.

Hace poco, vi a Jazz en el blog de Maro, mi genderfUcker(Iiteralmente, jodedor del genero, estadio de eterna transici6n,

negacion del binarismo extremo por el que un cuerpo indeci­so debe transitar de una de las dos identidades permitidas a laotra y nunca quedarse en medio). Jazz es una nifia transgene­ro de seis afiitos que sonde a la camara vestida de hawaiana yque adora a las sirenas, porque no tienen nada entre las pier­nas por 10 que discriminarlas. A su lado, la mirada triste de

4 1

Sara: «Tengo la sensacion de que retrocedemos y pienso: ni un paso arras. A

mos un precio, todas hemos sufrido alguna agresi6n machista en nuestras vi-

las mujeres nos ha costado mucho llegar adonde estamos. Y siempre paga­

das. La experiencia de las mujeres nos dice todo el rato: vigila»,

,,)

)

)

)

•))

)

)

)

t)

)

)

)

)

)

)

)

)

)

)

)

)

)

)

j

•,J,J

'.'

Camerron: ni siquiera sabemos c6mo querla que la llamase­mos. Se ahorc6 en febrero de 2008 en su habitacion, arropadapor un salto de cama, despues de que su madre le contestaraque no podrfa vivir como una nifia hasta la mayorla de edad.Le faltaban ocho afios y debi6 de pensar que no iba a sopor­tarlo. «La diferencia entre una vida digna y una soluci6n des­esperada llena de soledad», reflexiona Maro, Y sabe muy biende 10 que habla.

Porque eI unico problema real que para ml tienen la femi­nidad y la masculinidad es que se nos imponen. Que se erigenen un objetivo que tratara de boicotear de por vida eI fluir denuestras mutaciones continuas, de nuestra identidad en per­manente reconstruccion, Los sistemas de control para ajustar­nos al genero considerado adecuado son muchos y permanen­tes. Desde la imposicion de una determinada vestimenta hastala hormonaci6n y mutilacion genital en bebes diagnosticadosintersexuales -aplicando el protocolo Money-, que son losque peor parte se lIevan en este empefio brutal de seguir pro­duciendo mujeres y hombres a toda costa.

Aprendices de camioneras

Fuera cual fuera nuestra experiencia infantil con la feminidad,la iniciaci6n en el mundillo feminista nos hizo abandonar acasi todas, por un tiempo, la depilaci6n y otras sefias de iden­tidad princesiles. (Es curioso, en general las perras renuncia­mos a depilarnos durante nuestra fase de mayor crltica a la fe­minidad normativa, La depilacion parece ser eI gran lugarcormin de la feminidad en nuestra cultura occidental, casi masque ningun otro, Para Carmela, volver a depilarse supuso un

44

reencuentro: «Aml me encanta ir rasurada y siento un placer

morboso y fetichista depilandome-.)Como deda, casi todas pasamos por nuestra etapa de

aprendices de camioneras con el fin de evitar que eI malvadopatriarcado siguiera inscribiendo en nuestros cuerpos su ver­gonzosa marca. «Esraba investigando que rnujer querla ser yesta fue una fase de mi busqueda muy inreresanre, porque medi cuenta de que yo soy feliz siendo femenina. Nosotras he­mos hecho un camino de ida y vuel ta con la feminidad y no setiene que despreciar nuestra eleccion», me dijo Paula.

Bilbao, mediados de los noventa. Mi fiebre acrivista es tanelevada que ya s610 subo a la universidad para participar enasambleas, conferencias, reuniones y actos miles. Cada vezcentro mas mi energla revolucionaria en el feminismo. Mecorto eI pelo yo misma, abandono la cera depilatoria y cual­quier rastro de maquillaje y trato de emular a las boll os bil­bafnas con sus mallas elasticas y camisetas reivindicativas. Mifase camionerilla duro muy poco tiempo, recuerdo que memiraba al espejo y pensaba: nena, vas hecha un cuadro, pero es

10que toea, ya te acostumbraras.Trate de relegar los malvados sujetadores pero, con una ta­

lIa noventa, no es tan f.lcil parecer andr6gina. Por supuesto,esta es tambien la epoca en la que empece a foliar con chicas.Estaba investigando una estetica que reflejara mi posiciona­miento politico y a la vez mi deseo, recuerdo mucha indeci­sion y mucho cambio. Pero lleg6 un dla en que me puse unvestidito y dije: ay, que liberaci6n. Mi amiga Bego transitabaentonces en Irufiea por parecidas encrucijadas en la construe­ci6n de su identidad, aunque a ella la conversion al feminis­mo estetico mas extendido Ie dur6 tres minutos. Es mucha

Begofia.

45

«Siernpre he sido muy femenina, menos en una epoca enque tome contacto con el feminismo, como activista y comolectora, y ernpece aver esa feminidad como una opresion,

como algo impuesto, y me plantee que yo tenia que ser otra

cosa. Despues comprobe que a mf me gustaba ser femenina ypunto, Pase por esa maravillosa epoca en la que decides no de­pilarte, porque es una opresion patriarcal y los hijos de puta delos hombres te obligan a depilarme. Pero yo no 10 vivia bien,de hecho esta fase fue muy cortita en mi caso. Yo 10 hada por­que senna que poHticamente era 10 que tocaba pero a mf nome sentaba bien, vivfa en una contradiccion. Era una autoim­posicion, yo me 10 marcaba como un objerivo», recuerda.

Para resolver esa contradiccion, Bego empezo a llevar unadoble vida. «Durante afios pensaba antes de salir de casa: me hepuesto este escote, no puedo ir a este bar 0 a este otro porque

me encontrare con mis compafieras de lucha y que van a pen­sar. 0: tengo reunion, ni de cofia me pongo este vestido ajusta­do. Yo consideraba que mi aspecto tenia que estar en la misma

linea del sitio al que iba, porque si no me sentirfa rechazada.Cuando esto se prolonga durante mucho tiempo te va generan­do una sensacion de no saber donde estas ni quien eres. Me hacostado mucho, hasta hace relativamente poco tiernpo, decir:salgo como me sale del cofio y me da igual quien me vea.»

Laura tambien relata su transite por la masculinidad poll­tica con ironia: «Cuando entre en la universidad y ernpece aestudiar teorfa feminista, llego una fase de mucho enfado enmi vida, de enfado por las injusticias, en especial las que sufri­mos las mujeres. En ese momento, la feminidad en la que

siempre me habfa sentido cornoda ernpezo a darme asco. Merape la cabeza, me deje crecer los pelos de todo el cuerpo, sen­tia que depilarme las cejas era un invento de los hombres. Por

4 6

Bego: «Yano quieco vivir en coherencia politica peco sintiendome mal. Me ha

costado mucho tiempo decir: salgo a la calle vestida como me sale del cofio y

me da igual quien me Yea. Ahora 10 tengo muy claro pero durante afios vivf

en lucha interna entre 10 que yo querfa de mf misma y el rniedo a ser un pco­

ducro patriarcal. <.Y quien no 10 es?».

,tt,•,,,•)»•))

)

)

))

))

)

)

)

)

)

)

)),,,,,,•

~

I:

-c

supuesto no me maquillaba, llevaba pantalones y camisetasmuy anchas. Creo que no queda ninguna foto de aquella epo­ca, servirfan para hacerme chantaje»,

Si, hasta ese mornento, el halago de su aspecto por parte delos chicos nunca habfa molestado a Laura, de pronto ernpezo

a sentirlo como un ataque insoportable. (Creo que todas he­mos pasado por esa epoca en la que un chico apenas te mira yni ya estas preparada casi para tumbarlo al suelo de una para­da.) «Adopte cierta masculinidad como reaccion ante 10 queentendf que era una imposicinn de los hombres. Recuerdoque vela chicas en minifalda y pensaba: pobres, todavfa no hanvisto la luz, Creo que es un proceso que tienes que pasar parallegar a estar comoda con como eres y como estas.»

Esa no soy yo

En algun u otro rnornenro, todas las perras de las que hablohemos colgado nuestro disfraz de putillas en la pared y 10 he­mos escudrifiado desconfiadas. iA que soy tan boba que me hepuesto el uniforme de esclava sin darme cuenta? iA que me lahan metido una vez mas y yo creyendorne tan lista? Cuandouna sale a la calle embutida en licra trepadora y ha mamadotanto de la teta del feminismo encarna una paradoja, vive enella. Este libro pende de la misma cuerda floja polftico-esreri­

ca. Pero es que yo no puedo con las certezas ni con los puertosseguros, desconfio ante tanta calma. Cuando me dan la razondemasiado, cuando se respira ese aire de consenso beatffico,ahf sf que temo que van a rneterrnela. Y yo sin lubricar.

No creo que nadie recree su identidad 0 performe su gene­ro sin cortocircuitos, sin extravfos, sin miedos, sin renuncias.

48

Hasta e1 padre de familia, blanco y de clase media mas auto­complacido anhela secretamente muchas noches mandarlotodo a la mierda. Probablemente, el mas que nadie. La traba­jadora sexual y activista italiana Carla Corso se manifiesta asfen su autobiografla polftica Retrato en vivos colores: «No quie­ro ser coherente, porque algunas veces la coherencia es estupidez:prefiero estar en contradiccion antes que ser tremendamentecoherente, como si me cogieran y me pusieran ahi, estatica yesnipida»,

Monica me hablo de este revuelo en la construccion de sufeminidad exaltada, «Tuve mis trifulcas conmigo misma y alentrar en contacto con el feminismo me senti culpable, mesenti mal, me senti idiota, Llego un momento en el que dije: aver, esto es 10 que hay, no tengo mil armas ni mil recursos.Igual que he aprendido que esto tiene una parte chunga ynegativa, he aprendido a tragarme todo el machismo, la miso­ginia, la rivalidad de otras mujeres, a esto no voy a renunciar.No voy a renunciar porque me siento comoda con esta ima­gen. Vale, igual me siento comoda porque es la que me hanimpuesto y no me he rebelado, pero me da igual. En otrasmuchas cosas he tenido que ir a contracorriente de 10 que mehan ensefiado, en esta me relajo. Me siento a gusto, me sientomona, me encanta llevar minifaldas, me gusta ir cefiida, demomento puedo ensefiar la barriga, me gusta que se me subanlas tetillas con e1 wonderbra»

No deseo caer en el ensimismamiento, no me identificocon aquel «me encanta ser rnujer» con el que pretendfan ven­demos compresas ultrainmaculadas y protocancerigenas. Nime encanta ser mujer ni me encanta pelearme con medio Ra­val cada vez que salgo a la calle en minifalda, ni me encantaque me encanten las lentejuelas yel vinilo bastardo. Pero tam-

49

poco estoy dispuesta a ser eternamente cuestionada. Yoya uti­lizar la estrategia que me ensefio una amiga hace afios: cuandouna sefiorona me mira de arriba abajo desde su decente altivezen plan «como te atreves a salir a la calle con esa pinta, debesde ser una perdida de la vida», yo Ie devuelvo la mirada y pien­so «todavfa hay mujeres que se ponen rulos, que trasnochadoesta tu abrigo de vison, bonita». Es muy gratificante.

La mismo hago con las miradas que pretenden resituarrnecomo sierva del deseo masculino desde la comunidad feminis­tao Nena, y ni de que vas disfrazada. ~Quien te ha dicho que tuestetica lleva el sello de garanda antipatriarcal? Aver quien esla guapa aquf que escapa a este inmenso juego de rol de gene­roo Porque no se si te has dado cuenta, pero quiza ponerte ahltan tiesa por encima de rnl, desde tu masculinidad, es un pe­lin machista, ~no? Puede que rechazarme como a una mujer­zuela marcada, desde tu rollito lilafor ever, reproduzca los pre­juicios mas misoginos, ~no 10 has pensado? Nenas, que siempezamos aquf en plan estalinista no queda ni una, que estono es la URSS, que somos cuatro monas.

Desafiando a la institutrizfeminista que lleuamos dentro

Conoci a Pilar en el taller de teatro de unos amigos comunes.En nuestra primera clase juntas, Juank nos proponfa un con­cepto y nosotras tenfarnos que describirlo con un gesto, £1 medijo: mujer. Y yo Ievante los brazos y dibuje un triangulo conlos dedos. Pilar solto: «Esta es de las mfas», Mujer igual amujer en lucha, a feminista, para las dos. Desde aquel dia lahe ido frecuentando y conociendo, he sabido que Pilar fueagitadora incansable en una etapa mftica del feminismo en

Barcelona: los afios ochenta. Fue una de aquella treintena demujeres que okuparon en 1987un edificio en el barrio de PobleSec, el origen del espacio feminista Ca la Dona. Recuerda queuna vez organizaron unas jornadas en T ortosa, salieron de ma­nifesracion por el pueblo y la genre les gritaba: «guarras, putas»,

Todo estaba por hacer, Pilar denuncio la violencia machista

y lucho por el aborto. Cuando tocaba visibilizar a las lesbianas,ella se besaba con sus compafieras de lucha del ante de losperiodistas. Aunque fuera heterosexual. «Tenia unas tetasenormes, despues me las tuve que operar por problemas de es­palda. Llevaba una melena muy larga y ondulada negra, losojos muy pintados. Nunca me ha gustado ir discreta, no vaconmigo. En las fotos de las manifestaciones siempre salla yo.Y a veces me dedan: "ni no puedes ser feminists". Yo contes­tab a que no hay una sola manera de ser feminista, todas somosunicas», aclara.

«Otro reproche que he recibido muchas veces -recuerdaBegofia- es: "quieres llamar la atencion". Como si llamar la

atencion fuera algo negativo. ~Quien dice eso? AI final todosesos argumentos contra la feminidad son una proiongacion delos prejuicios mas machistas», Las perras feministas hemos te­

nido que dotarnos de respuestas y defensas para continuar connuestro compromiso politico sin renunciar a 10 que deseamosde nosotras mismas, sin dejarnos uniformar. «Con el tiempote vas dando cuenta de que las estrategias de poder estan dise­minadas por todas partes y tan andadas, tan naturalizadas, Y10 femenino esta asociado siempre a pasividad y a negatividad,incluso en los ambientes menos norrnativos, incluso en colec­tivos ferninistas», reflexiona Majo.

Aunque esas paradojas no han cruzado los devenires de to­das nosotras, Mariana retrata asf la ciudad portuguesa de la

5 I

,-ttl,,,•)l)

)

)

)

)

)

)

))

»)

)

)

»)

»•»,,•,••

...

Pilar: "Estamos hablando de 1982. Luch:ibamos contra las agresiones, siempredetras de los abusos en todos los senridos, Nos reunfamos donde podfamos y

wando podfamos, Era un mornento de enorme lucha a favor del aborro.Cuando habla que reivindicar el lesbianismo, aunque yo no fuera lesbianadaba besosen la boca a todas las que hiciera falra»,

que lleg6 a Barcelona a sus explosivos veinte afios, «De dondeyo vengo es Heterolandia Park. El mundo de las chicas y el delos chicos estan muy separados y yo, por 10 general, me 10 pasomejor con ellos. Puedes decir mas tonterfas, podemos decir:mira que culo mas bueno riene esta, Con las chicas todo es rni­rar revistas de moda y decir chorradas como: una chica no essolo un culo. Ya 10 se, boba, pero por que no reconocer queesa chica tiene un culo bonito. Con elIas todo es agradable,dulce y muy aburrido. Ademas tienen una postura seudofemi­nista muy superficial.»

Siempre Ie digo a Mariana que, si el mundo explotase yellafuera la unica superviviente y la matriz de una nueva humani­dad (la Biblia cuenta fibulas --0 chorradas- parecidas,(no?), se extinguirfa todo rastro de homofobia y de patriarca­do. Una noche se 10 conte a su madre, que habia entrevistadoa Mariana y tenia la dulce sensaci6n de que de forma milagro­sa ningun discurso hegem6nico de segregaci6n y odio la habfarozado por dentro. Xau me abraz6 y me dijo: «SU padre y yoeramos j6venes en un pais joven (Portugal tras la dictadura) yestabamos lIenos de ilusiones». Luego las vi alejarse enlazadaspor la cintura en la noche del Raval y pense: joder, a veces lascosas pueden ser tan bonitas.

No seaceptan consejos

Vale. Soy una pobre cristiana occidental enferma de binaris­mo, como todas. Nunca podre escapar, por mas que 10 inten­te, de la dualidad masculinalfemenina. Y como no 10 consigo,prefiero reirme antes que castigarme por ello. No hay nadamas sacrilego que recitar al reves una oracion, nada mas pla-

53

Mariana: «Mi madre y mi padre nunca me han impuesto nada, todo era

bando. Siempre fui muy princesita pero hace poco ernpece a investigar mas"

muy abierto y nunca siquiera pense en estos roles de genero. Yo fui pro­

mi imagen butch. No quiero renuneiar a nada».

,tt,t,ttt

•JtJ)

)

•))

)

)

)

»)

)

)

)

)

)

j

j

)

•"

"•

centero que represenrar la feminidad arafiandole con las ufiasdesconchadas de esmalre barato la disposici6n sumisa. Perver­tir los c6digos de la buena chica. Me interesa la confluenciaentre puesta en escena hiperfemenina put6n y posicionamien­to antipatriarcal, porque es la tierra de nadie que yo habito.

Ya no me empequefiezco ante las miradas ajenas y celebrono haber renunciado por el camino a parecerme a 10que siem­pre sofie de rnf misma, como la Agrado en Todo sabre ml ma­dre. Y, en realidad, 10 que me sale del cofio es no jusrificarrnepollticarnenre..Otras y otros no han tenido que hacerlo. N un­ca he soporrado la prepotencia de quienes me aconsejan dis­creci6n, rni amatxo me ha repetido mil veces que siempre hehecho 10que me daba la gana. A veces pienso que he extrema­do mi feminidad s610 por el gusto de sacar al ogro de la cuevay arrancarle la cabeza.

Y ahora me sonrfo a traves del espejo, erguida en mis taco­nes imposibles, con el pecho dulcemente estrangulado por uncorse y un dildo balanceandose entre mis piernas. De verdad,~alguien piensa que parezco una sierva del patriarcado?

56

Perlas ensangrentadas:manada frente ala violencia

El miedo de las mujeres a fa uiolencia de los hombresy el miedode los hombres a las mujeres sin miedo.

Eduardo Galeano

Confieso que he tratado de contener en estas paginas mis im­presiones sobre la violencia machista, tenia miedo de abrir elgrifo e inundarlo todo. Y eso serfa ---{) sera- otro libro. No10 digo desde el trauma, sino desde la superaci6n y la rabia.Pero cuando a los ocho afios recoges a tu madre del suelo de lacocina inconsciente mientras el cobarde de tu padre grita «nome hagas esto, no quiero ir a la carcel», es imposible ignorar nipor un instante la violencia que cruzara tu vida entera comomujer. Y la de todas tus hermanas. Sera por mi caracter abier­to, 0 porque nunca acepte el pacto de silencio inherente almalrrato familiar, por 10 que muchas mujeres me han confia­do los detalles de sus vidas. Puedo decir que pocas se han li­brado de un padre violento 0 de una agresi6n en un portal 0de una violaci6n dentro de la pareja.

Es imposible divagar sobre la feminidad sin hablar de vio­lencia. Los signos femeninos s~fialan a los machos sus posiblesvfctirnas, ya sean mujeres, maricas, hombres debiles, Las mu-

57

jeres, y aiin mas las mujeres femeninas, debemos vivir sabien­do que en cualquier momento podemos ser agredidas. Estemiedo forma parte de nuestra socializacion, del proceso por elcual se nos domestica como sirvientas temerosas del orden pa­triarcal. Estoy mas que harta de encender la tele y encontrar denuevo a una rubia escapando sin rumbo en un bosque tene­broso de una amenaza que desde el principio sabemos que lava a alcanzar y destruir. No puedo mas. .

Por eso necesito tanto el discurso de Virginie Despentes, suapologia de la venganza contra la violaci6n. Su pelfcula Fa/la­me fue retirada de los cines comerciales franceses en el afio

2000 por la explosiva mezcla de violeneia y sexo. Segtin esecriterio, las pantallas grandes y pequefias deberfan quedarsedesiertas. Claro que no es 10 rnisrno un hombre blanco rna­tando a mujeres como a conejas que dos chicas francoarabesasesinando sistematicamente a todos los que se crucen en sucamino y en su cama. Las mujeres no pueden matar a loshombres, eso sf que es monstruoso. Menos aun si son guapas.Peor todavfa si las actrices y directoras de la pelfcula son estre­llas del porno y trabajadoras sexuales con las que dichos horn­bres se han hecho mil pajas, Son los hombres los que violan ymatan a las tfas buenas, a las putas. No al reyes.

Hace poco, las autoridades britanicas retiraron el cartel pu­blicitario de la pelfcula Wanted donde apareda el perfil de An­gelina Jolie elevando en su mano una pistola, La excusa aduci­da fue que ofreda una vision glamurosa de la violencia. Yo mepregunto, ~la imagen hubiese sido censurada si quien portarael arma fuera, sin ir mas lejos, elmarido de la actriz, Brad Pitt?Ni pensarlo. Que yo sepa Brad es tan glamuroso como su es­posa, es induso mucho mas femenino y candide que ella. Peroes un hombre. Y ademas es un hombre blanco.

58

Las imagenes que se aplauden 0 que se censuran sobre laviolencia estan regidas por codigos de genero muy estrictos.Son los hombres y el Estado quienes ostentan el monopolio dela violencia legftima, Hasta hace pocos afios, de la tortura rna­chista en el seno familiar tan s610 oiamos los gritos de nuestram~dre 0 nuestra vecina. Durante mucho tiempo, s610el femi­nismo ha denunciado continuarnente la violencia de los hom­bres contra las mujeres. Y aquello era como prediear en eldesierto. Las mujeres que osaban rebelarse, recibfan el estigmay la arnenaza de su entorno. Pilar fue una de esas primeras mu­jeres que denunci6 a su marido cuando no tocaba. «Yo noquerfa vivir 10que habfa visto en casa. Una de esas veces, el me

atizo. Aunque no se fue de vado. Fue en 1965 y 10denuncie en

comisarfa. La polida intento convencerme para que volviera acasa con mi marido, pero seguf adelante con la denuncia. Yconseguf que le pusieran un arresto dorniciliario.» ,

Yo tenia cinco afios cuando mi madre me pregunt6: «~Si

me separo del alta, te vendrlas conmigo?». Puede parecer unapregunta demasiado fuerte para una nina, pero estabamos en1979, el divorcio todavfa tard6 dos afios mas en ser legal y lasmujeres maltratadas no vefan salida por ningtin lado a su bru­tal vida familiar. Yo le respond! entusiasmada: amatxo, separa­te, yo quiero ir contigo, Hubieron de pasar trece afios para quese cumpliera mi anhelo, para que en nuestra misma casa dejasede vivir el enemigo. Esperanza tuvo que aguantar algunosafios mas de violencia, desde que decidio en su interior sepa­rarse hasta que tuvo garantizada legalmeme la custodia de suhija pequefia, nuestra perra Sara.

Josefa trat6 de escapar a Canada desde su isla de las Azoresa finales de los ochenta con su pequefio Alfredo. No pudo: en­tonees las mujeres necesitaban el perrniso del marido para

59

t,,t,ttt

•t•t

•)•)

)

)

)

)

)

)

)

•))

)

)

),;1

salir del pais. De ahi venimos. Y, de alguna manera, aunque yano estetan bien visto maltrarar a una mujer yen los telediariosnos vayan contabilizando las muertas cada dfa, ahf continua­mos.

Antes me agredia el silencio social sobre la violencia en laque yo vivia. Ahora me exaspera la victimizaci6n secundaria,la falra de profundidad en el anaIisis y en la respuesta, la ins­trumentalizaci6n politica de este ginecidio estructural quenunca cesa. El 13 de junio de 2008, una mujer asesin6 a su ex­pareja cuando el venia a dialogar con ella hacha en mano.Ocurri6 en la localidad cacerefia de Madrofiera y el sucesoapenas tuvo coberrura mediarica, 1..0 escuche en uno de tantosprogramas televisivos vespertinos, y nunca mas se supo. Yo 10recuerdo porque era el cumpleafios de Virginie y la felicitamoscon la buena nueva. Sin embargo, no abrieron la segundaedici6n de los telediarios con la noticia: mujer amenazada poesu expareja logra librarse de la rnuerre y asesina en legitima de­fensa a su agresor, que tenia una orden de alejamiento. Nada, si­lencio. No vaya a ser que cunda el ejemplo.

He logrado encontrar en la hemeroteca el titular de EIMundo: «Una mujer rnata a su exnovio tras un forcejeo con ar­mas blancas». jQue informaci6n tan inocente! No dice queella ya 10 habia denunciado por maltrato, no dice que el in­curnplio la orden de alejamienro y que se dirigi6 al domiciliode ella con un hacha, no dice que ella tan s610 se defendi6. Siesta mujer an6nima -no he logrado conocer su nombre- noesta muerta es porque se canso de vivir con miedo y sac6 uncuchillo, Claro que nuestra heroina sin nombre habria tenidoel honor de aparecer en nuestras pantallas de haber acabado enun ataiid. S610 nos quieren sumisas 0 muertas. Tampoco heconseguido enterarme de cual fue su suerte; probablemente

60

haya tenido problemas legales, quiza hasta la condenen porasesinato. A pesar de que sus vecinos -y testigos de un finaldiferente para una mujer amenazada- dijeron que ella actu6en legitima defensa.

Yo he tenido mucha suerte, y no s610 por seguir viva. He te­nido la inmensa suerte de toparme con el feminismo ---con undiscurso, con un activismo, con una manada-, que me ayud6a comprender 10que me habia pasado, a vislurnbrar los intrin­cados tentaculos de esta violencia, incluso aquellos que aguar­daban naturalizados dentro de mi. Y a construirrne otros posi­bles. He tenido la increible suerte de toparme con TAMAIA,

Asociaci6n de Mujeres contra la Violencia Familiar. De recibirde forma gratuita y extraordinariamente generosa ---comocualquier otra mujer en Barcelona que se dirija a ellas- el apo­yo terapeutico que necesitaba para resituarme a mf y a mis afec­tos frente a la violencia. Y no cambiaria mi detector antiagre­siones por el de ninguna otra, aunque a menudo se me acuse deexagerar. Me siento muy afortunada y desde aquf escribo.

Cuerpos en rebeldia: quiero ser santa

No podian faltar en este libro mi manada fantasma de monjasy santas rebeldes, que siernpre van conmigo. Soy una arque6­loga de mujeres insumisas. Para encontrarlas hay que cavarhondo, a ser posible bajo la luz de una luna llena y nunca delflexo cientffico y totalizador, prescindir de los aparejos patriar­cales, buscar en tierras yermas. La magia, el vino y la nostalgiade antepasadas desconocidas haran el resto, Y se me van apare­ciendo sin tregua, incluso cuando no las busco. Hay una serialque suele llevarme a elIas: bajo la piel de todas las que fueron

61

condenadas, encerradas, masacradas y repudiadas por la Iglesia,el Estado y la medicina, suele habitar una de las nuestras.

A mf no deja de alucinarme 10 que las mujeres hemos sidocapaces de hacer para escapar a la violencia de los machos. Ha­bfa unas ordenes de monjas que deseaban vivir fuera de lasciudades para estar tranquilas cuidando el huerto. Entoncesvenfan hordas de guerreros y las violaban. Pero ellas no querf­an la asfixiante proteccion intramuros, y se cortaron las nari­ces. Eran monstruosas, ya nadie las molestaba.

Santa Agueda 10 entendio muy bien. Con tetas no hay pa­rafso. Y el tirano de mi padre no me puede casar con el irnbe­cil que mas Ie interese. Asi que Ie sirvio sus pechos adolescen­tes rebanados en una bandeja. [Mira, papa, ya no hay tetas, aver con quien me casas ahora! (En 2004 participe en una per­formance de mis amigas del colectivo poscop -plataforma deinvestigacion de genero y postpornograHa, confundada porMajo-- en una discoteca garrula de Paral-lel. Yo iba de santaAgueda puton, con las tetas aplastadas por vendas cubiertas defalsa sangre, cornbinacion semitransparente y sandalias de ta­cones suicidas. Tenia que ofrecer mis dos jugosos pechos degelatina en un plato de comida para perros al publico mayori­tariamente masculino, pero me costaba avanzar. Pense: van aviolarme entre todos. Pero no paso nada; ni una mano furtivame rozo, Otra prueba de que, cuando tu puesta en escena esmuy extrema, la gente se corta.) Os recomiendo apasionada­mente la revision ferninista de la anorexia que hace la doctoraPaloma Gomez. La anorexia nerviosa, ese extremo posiciona­rniento vital con el que la autoridad medica patriarcal intentatratarnos una vez mas a todas las mujeres como a esnipidas,Paloma Gomez es una iluminada, una sabia, tiene un retratoenorme de santa Teresa en su despacho de Valencia.

62

Los primeros casos de anorexia nerviosa nos han lIegado dela medica de origen griego Metrodora en el siglo I de la cris­tiandad. En su tratado sobre enfermedades de mujeres, recogeuna nueva dolencia a la que denomina sitergia -rechazo alalimento- que empieza a extenderse preocupantemente en­tre las jovenes romanas. El cuadro descrito por Metrodora esaplicable punto por punto a las anorexicas de hoy: obstinacionpor el ayuno, delgadez extrema, desaparicion de la regia, re­chazo al matrimonio, empeoramiento ante la represion del en­torno y, en casos extrernos, muerte por inanicion.

Yo me pregunto, ~acaso Kate Moss tiene dos mil afios? Pa­loma Gomez rechaza tajantemente la version oficial que con­sidera a la anorexica de nuestros dfas una pobre esuipida cabe­zota que deja de comer para emular a las top models. Y seapresura a diferenciar la anorexia nerviosa de otros trastornosalimentarios -bulimia, ingesta compulsiva- que delibera­damente se meten en e1 mismo saco. (Hay una sentencia deesta siquiatra feminista experta en nutricion tan incornodapara la autoridad medica patriarcal que siempre me viene alacabeza: «Muchas (bulfrnicas) se casan y tienen hijos; la anore­xica, jarnas-.)

Se puede afirrnar que la anorexia nervi osa es una enferrne­dad cristiana y femenina. N acio con la cristiandad, no se daen mujeres musulmanas, ni judfas, ni japonesas. Y apenas seda entre hombres, menos aiin en varones heterosexuales. Suepoca de mayor esplendor fue la opresiva Inglaterra victoria­na del siglo XIX entre las jovencitas de familia bien -las po­bres de verdad nunca son anorexicas, su delgadez no es unaopcion-s-. ~Alguien recuerda el mode1o de belleza femeninaimperante entonces? Si las anorexicas de hoy no comen paraestar delgadas y guapas, ~por que cuando el canon estetico en-

63

t,t,,,t,)

)

)

)

tt»)

)

)

)

)

)

)

)

)

)

»)

»,••,••

salzaba las carnes tambien ayunaban? ~Que cuento nos esta­mos tragando?

«Las j6venes segufan rebeIandose ante un matrimonio im­puesto mediante el sistema de dejar de comer, con 10 cual de­jaban de menstruar y se hadan infertiles, y adernas su extremadelgadez las hada parecer feas a los ojos de un posible preten­diente, Esta leyenda marca tambien la nacienre relaci6n entreel rechazo femenino al alimento y el ideal cristiano de marti­rio», afirma Paloma. Muchas de las j6venes que insisnan en elayuno como via para recluirse en un convenro, alcanzar la vidasanta y alejarse de un marido impuesto, habfan visto morir asus madres pariendo una y otra vez. Santa Catalina de Sienafue la hija mirnero veinritres de su madre, y no la ultima.

Afio 700, Ponugal. La hija de un rey, con tan s610 doceafios, se niega al matrimonio con un principe extranjero al queni conoce. Lanifia ya se habla librado del acoso de su padre enuna ocasi6n y odiaba la idea de entregarse a un hombre. Pidea Dios que Ie arrebate su belleza femenina, comienza un ayu­no feroz. Su menstruaci6n se interrumpe y una espesa barbacomienza a poblar su cara -gracias al descenso de esrrogenossuprarrenales provocado por el ayuno--. EI prfncipe, al verla,sale corriendo, Ella intenra refugiarse en un convento, pero esapresada por su padre. EI rey la amenaza con la cruz si no de­pone su rebeldia, pero ella persevera. Muere crucificada y san­ta. EI ejernplo de santa Wilgefonis -virgen fuerte- cruz6 laFrontera espafiola como santa Liberata. A ella se encomenda­ron durante siglos las mujeres que deseaban librarse del acosode un hombre.

Luego proresraran porque nos apropiemos de las vidas delas santas. jSi parecen hechas a nuestra desviada medida! Bio­mujeres que se conan las tetas y les sale barba. Chicas que se

64

niegan al matrimonio y se defienden del acoso patriarcal in­cluso con su vida. Jovencitas que no soponan un garrulo allado y desean mas que nada en el mundo vivir rodeadas demujeres. Obstinadas defensoras de su destino que escapan de lamaternidad impuesta. Y encima con este rollito masoca delsacrificio y del placentero dolor. Como para no cantar: jquie­ro ser saaaanta!

La mirada masculina

«No hay nada mas monstruoso que una mujer que no sirve alpatriarcado», me dijo Maro extasiado tras escuchar a JudithHalberstam. EI, que deserto de ser mujer desde el mismo rno­mento en que vio la luz de este mundo, a ml, que decidl en­carnar la feminidad mas proscrira. La perra Majo 10 explicaasf «Ante una mujer muy masculina los hombres sientencomo una provocaci6n hacia ellos, pueden hasta pegarle, peroa la vez hay algo de respeto, Ante una mujer muy femeninasienten atraccion, sus deseos convertidos en realidad, pero a lavez te respetan menos porque sienten que eres de su propie­dad».

A la bollera masculina y al transgenero, primos hermanos,no se les perdona que no sirvan a los hombres, que no follencon ellos ni engendren sus hijos, sus herederos. A la mujer fe­menina radical no se Ie perdona que, siendo apetecible para elmacho por su aspecto, no sea accesible sexualmente siempreque el quiera. De ahfel mito de la calientapollas. De tanto lla­marmelo, 10he hecho rnfo, Tu eres responsable, por andar se­midesnuda por ahi, de que todas las pollas que te vas cruzan­do por el camino se empalmen. Y si no ayudas a esas pobres

65

Majo: «Todas las construcciones de genero estan hechas desde la normapatriarcal. Ante una mujer muy masculina los hombres sienten una provo­caci6n hacia ellos, pueden hasta pegarle, pero a la vez hay algo de respeto.Ante una mujer muy femenina sienten atraccion, sus deseos converridos enrealidad. Y te respetan menos porque sienten que eres de su propiedad».

teledirigidas incontroladas pollas a descargarse, es que eres unamala puta.

Hace alios juraba y perjuraba que yo me vestfa de puta por­que me daba la gana y totalmente al margen de 10 que loshombres pensasen. Pero no es cierto, es imposible construirseal margen de la mirada masculina hegem6nica. Todas las pe­rras con las que he hablado me han explicado como su puesraen escena ha ido adaptandose a sus necesidades de responder ala continua inrerpelacion publica de los machos.

Majo descubrio que, rapandose la cabeza 0 calzandose botasde comando, los chicos percibian un cortocircuito en su ima­gen de lolita fatal entrable y se 10 pensaban un poquito mas an­tes de molestarla. A Paula empezaron a pesarle demasiado loscomentarios continuos en las calles de Buenos Aires y descu­brio que podia diluir su cuerpo espectacular en ropa ancha y sermas invisible cuando 10 desease. Vero ha ido depurando sustacticas de respuesta y ahora, cuando vislumbra al final de la ca­lle algun macho cabrio dispuesto a interpelarla, se va preparan­do uno de sus eructos de las cavernas. Laura, en su epoca de re­velaci6n feminista universitaria, estaba tan cabreada con laviolencia machista que, ante un silbido masculino, gritaba des­de su metro cincuenta: «Ven aqui cabron, que te corto la po­lla», Carmela empieza a disfrutar cada vez mas de la sensaci6ntestosteronica que Ie apona practicar artes marciales cuando seenfrenta en la calle a algun viandante molesto. Begofiay yo enuna epoca nos peleamos tantas veces con babosos que en vez desalir de fiesta, pareda que Ibamos de combate.

La respuesta a la molestia permanente de los machos formaparte de nuestra construccion de perras. Muchas veces noshan aconsejado discrecion: si no fueras vestida asi, tendriasmenos problemas. Esta es una opcion, camuflarse, renunciar a

67

t,,,,••ttt»»,»»»)

)

»)

»»)

)

)

•))

Jj

),••

"

Carmela: «Cada vez me siento mas fuene y mas segura. Ya no me sienro maldespues de responder a una agresi6n masculina. He empezado a pracricar ar­

res marciales y me gusra esta sensaci6n testoster6nica, aunque con control.Nunca hay que quedarse impasible, es un error».

la imagen que deseas de ti misma para vivir mas tranquila. To­das 10 hemos hecho en algun u otro momento, «Yoantes vivfaen La Mina -me conto Sara-. Llevaba un vestido para salirde mi barrio, en mi entorno me ponfa otra ropa y cuando te­nia que regresar, volvfa a disfrazarrne», A veces es una cuestionde pura supervivencia.

Kill Bill inspiracion

Cuando se habla de violencia de genero, pocas veces se aludea la capacidad que las mujeres tenemos -por estar dotadas depiernas, brazos, habla y entendimiento-- para defendernos.Que una mujer no necesite una figura masculina -ya sea otrohombre 0 un polida- para librarse del acoso machista pare­ce algo todavfa mas peligroso que la violencia en sf. Que lasmujeres podamos aliarnos entre nosotras para estar seguras,mejor ni mencionarlo. He acudido ados cursos de autodefen­sa para mujeres a 10 largo de mi vida. El segundo fue hace cin­co afios y 10 organizamos desde el colectivo ex_dones tras laviolaci6n que sufri6 una de nosotras. Esta vez las asistenteseramos mujeres, maricas, trans ... nuestra fauna. Todas aque­Has agredibles.

Lo mas valioso que aprendes en un curso de autodefensapara mujeres no tienen por que ser las recnicas y Haves. (Nues­tra aguerrida monitora Maru trato de ensefiarnos a dar volte­retas en el suelo hacia arras y a quedar en posicion de ataque.Aunque hoy nos descoyuntarfamos al intentarlo, entoncesnuestros rmisculos estaban calientes y tensados por la rabia.Ademas, eran los tiempos en que se estren6 Kill Bill.) A vecesbasta con descubrir que puedes reaccionar, a pesar de tod~s los

69

mensajes con los que nuestra cultura patriarcal trata de infan­

tilizarnos a las mujeres. Y en eso, las que recibimos continua­mente la interpelacion babosa de los machos por nuestro as­pecto de zorras, somos expertas. A fuerza de necesidad.

«Los tfos estan acostumbrados a que se 10 pasemos -afir­rna Majo--. A que ellos pueden faltarnos al respeto y nosotras

respiramos hondo. A que las mujeres seamos comprensivas.Pero si cada vez que nos molestan se llevasen una hostia, aUQ­

que no fuera Hsica, se 10 pensarfan dos veces. Yo a veces tam­poco respondo, porque me aburre hacer cada cinco rninutos

un corte de mangas, paso de largo y hago oldos sordos, pero

eso crea un habito masculino en el que ellos se sienten con el

derecho constante de entrar a una tla.»Cuando van pasando los afios y a una no le apetece camu­

flarse ni abandonar en el fondo del cajon las medias de red ro­tas, no queda otra, T e curtes, se te forman callos en la region de

la lengua donde brotan los desplantes, te vuelves a la vez mascauta y mas chula. «Cada vez me siento mas fuerte y mas segu­ra, ya no me siento mal al responder de forma contundente a

las agresiones masculinas. Creo que siempre hay que respondera las agresiones, pero controlando la situacion, no metiendote

en un berenjenal del que no puedas salir. Nunca hay que que­darse impasible, es un error», me contaba Carmela.

Una noche del pasado verano regresaba a casa sola despuesde trabajar. Habitualmente viene a buscarme Maro, pero esedfa atravese el Raval sola a las tres y media de la manana en mi­nifalda y tirantes. Era verano, ya 10 he dicho. Calor sofocanteen Barcelona. Ya no soy una crfa, se 10 que hay. Los bares a esahora acaban de cerrar y la gente vaga borracha y sin rumbo porlas calles. De haber sabido que tenia que regresar sola, me hu­biese puesto una falda mas larga; la minifalda provoca miste-

riosamente en muchos hombres reacciones avasalladoras hacia

la mujer que la lleva. Esta es una de cientos de anecdotas quepodrfa contar a 10 largo de mi vida, no tiene nada de especial.

Cerca ya de mi casa, tres chicos empezaron a molestarme.

Yo hablaba por el movil con un amigo y, encolerizada, cerre latapa y me encare con ellos. El mas borracho y pesado estaba ya

a punto de agarrarme cuando ernpece a gritarle: «Dejame enpaz, ~te parece que tengo ganas de irme contigo?». La tensioncontenida de todo el trayecto me habla cargado de ira. El chi­

co me insulto y quiso pegarme y su amigo 10 retuvo, recuerdoque Ie dijo: «Dejala, no yes que esta loca». (Esa es una estrate­

gia: si te rebelas en un tono muy contundente, piensan que tefalta un tornillo. Las mujeres nunca debemos responder, me­nos aun en voz alta.) Eran tres chicos latinoamericanos, pro­

bablemente ecuatorianos y casi seguro ilegales. Los amigos delque primero querfa seducirme y despues golpearme estaban

muy nerviosos y trataban de llevarselo de mi lado. Pero el ma­chismo pareda ser mas fuerte en aquel energumeno que su

miedo a ser detenido.Yo no soy irnbecil, conozco mi barrio y se que si las cosas

Hegan a ponerse complicadas para ml, a escasos diez metroshabla una comisarfa. Las mujeres cuando caminamos solas porla noche tenemos el GPS mental mas que encendido, no hayotro remedio. Si es muy de noche y la calle esta desierta, colo­

co las Haves hacia fuera con el pufio cerrado por si tengo quedefenderme. Vigilo mi espalda. Voy por el centro de la calza­

da, nunca arrimada a los portales. lamas entro en un ascensorcon un desconocido si no me siento segura. Ya intentaron vio­larme asfcuando tenia quince afios.

Esta es la vida de las mujeres, sobre todo de las mujeres queno salen siempre con un hombre al lado. Asf es, nunca puedes

7 1

I,,,•))

tttt»»)

)

)

)

)

)

)

)

)

)

)

)

»)

)

JI)

t,••

bajar la guardia. AI menos si vas sola de noche. Y a veces es in­evitable. Todavfa mas si esa noche te has vestido con pocaropa. 0 si eres rubia, que yo no 10 soy. Una grafitera a la queconocf hace afios me conro que una temporada se tifi6 eI pelode negro y not6 un respiro desconocido por la calle. Ya no re­cuerdo su nombre y el ayuntamiento de la ciudad ha borradosus preciosos grafitis de los callejones por los que paso, peroaquella chica rubia me dijo algo que recuerdo palabra por pa­labra: «He regalado demasiado mi inocencia a las calles».

Quebaceuna chica como tU en un sitio como este

Hace unos diez afios, una madrugada en las fiestas de Berrneo,esclbamos viendo salir eI sol y escuchando Eskorbuto. Habfauna chica desconocida, rubia oxigenada, guapfsima, cefiidamarcando un cuerpo de vertigo. Las otras chicas que estabamosen eI grupo erarnos amigas, nos habfamos conocido en un gru­po feminista en la universidad, todas llevabarnos eI pelo corto yuna estetica euskalpunk. Recuerdo a la chica rubia sola encen­diendose un cigarro al amanecer en su cuatro por cuatro, pare­da un anuncio de Marlboro. Una amiga me cont6 que la ha­bfan violado dos veces. Las dos nos quedamos mirandola condistante carifio y 10 comentamos: su feminidad era un grito.

Me sigue molestando muchfsirno que me recomiendencambiar (adernas, los consejos normalizantes caen en mi sacoroto), Volverme mas discreta, taparme mas, diluir mis curvasen ropa ancha, maquillar menos mis parpados, bajar la cabeza,oscurecer mi estampa. Para mf serfa una claudicacion. Y jamasse me ocurrirfa decirle a nadie: querida, ensefia mas las cachas.Como intervenimos en nuestros cuerpos son cuestiones iden-

7 2

rirarias de cada una, punto. Una vez Ie conte a un imbecil queme habfan agredido en el metro a las siete de la mafiana mien­tras iba a trabajar y me pregunt6: ((~C6mo ibas vestida?» Casime parece mas rnachista quien intenta culparme de la agresi6nque yo he sufrido que eI desconocido que me avasalla.

A las mujeres que aireamos nuestros muslos nos gusta tanpoco como al resto que nos agredan. Cada vei que responde­mos a un ataque, estamos defendiendo la seguridad de todas lasmujeres. Cada vez que una puta Ie muestra a un cliente en cual­quier parte del mundo que es ella quien controla la situacion,salimos ganando todas. Nuestro tamagochi Pussy Power (lite­ralrnente, «poder del cofio») suma nuevas vidas. Cada vez queuna perra se atreve a salir a la calle envuelta en transparencias,con la lengua afilada para la respuesta y eI paso firme, la rniso­ginia imperante pierde puntos. Aunque sean poquitos, eI ene­migo es muy grande y cualquier pequefia victoria cuenta.

Y ahora os regalo esta historia que me cont6 Vero. Nuncame dejara de admirar su capacidad de anteponer la ironia para

resistirse al trauma. Ah! va:(No tenia diecisiete afios y trabajaba de prostituta en Madrid,

en Ruben Dado. Me habfa largado de casa con quince y enron­ees, para buscarme la vida, decidf aprovechar una de las armasque tenfa, Por 10 que me machacaban de un lado, del otro mequerfan urilizar. Me par6 un cliente, como siempre Ie dije quecobrabamos por adelantado. Una vez en su coche, yo bajo la ca­beza para sacar de la rifionera el preservativo y en ese momentoel rio me pega con el pufio en la cara, me pone la mann en elcuello y me dice que me iba a folIary no iba a pagarme un duro.Y que depende de c6mo me comportara, asf recibirfa.

"Y nada. Ahf me puse a chupar sin condon porque daro,como era una violacion, pues no iba a acceder a ponerselo. Eso

73

sl, para meterrnela si que se 10 puso. ella muy divina -adaroque se refiere al violador, Yero acostumbra a hablar en feme­nino de los hombres, "las machas" para ella-. Porque comosoy puta y las putas tenemos muchas enfermedades, no iba aser que le pegara algo. Despues puso el coche en marcha y nome dejaba bajar, su acritud era agresiva en plan «no se todavlaque voy a hacer contigo», Siguio dos manzanas mas alla dedonde habfamos aparcado, yo ernpece a suplicarle que me de­jase bajar. Se habfa saltado dos semaforos en rojo pero en eltercero habfa dos coches parados delante, paro y consegui lar­garme corriendo.

»Cuando volvfa caminando a la zona de trabajo donde esta­ban mis cornpafieras, vi pasar uno de tantos coches de polidaque patrullaban por la zona para hacer controles de alcohole­mia y pedirnos la documentacion a nosotras constanremente, yles dije 10 que me habla pasado, que me habian violado y quequeria poner una den uncia. Me contestaron que si no hicierade puta estas cosas no me pasarfan, que mira como iba vestida.Esta es la respuesta que yo recibf de un cuerpo de autoridad yes 10 que de verdad me indigna, que una estructura social juri­dica me diga esto, que un madero me diga esto ... Lo piensaspero te 10 callas. Esto me sucedio en 1991.»

A pesar de tanto acorralamiento, de tanta violencia, mi ma­dre, Maribel, se enfundaba en sus tejanos estranguladores, al­zaba sus tetas al infinito del cielo gris de Renteria, erguida ensus tacones de nueve centfrnetros sobre las baldosas irregularesde nuestro barrio, tan jodida y tan bella, sobreviviendo a tan­to para darnoslo todo, para regalarnos su alegria de mujer mal­tratada que siempre pudo con rodo. Que siempre nos ensefiaraque, hasta en los peores tiempos, habra algo de las mujeres, delas vencidas, de nuestro amor... que saldra ganando.

74

,(

La boa de plumas como resistencia

Queriais quefUera caperucitay lecambie elguional lobo,

quetambien estaba basta fa polia.

Diana ]unyent, pornoterrorista

La recreacion de una futura feminidad espectacular fue un re­fugio Intimo en mi infancia. Llegue a asociar esta imagenvamp con mi ansiada autonornfa, con ser conductora de midestino, con librarme de mi padre. Hoy me siento fuerte, casiinvencible, ataviada con plumas, volantes, vinilo, lentejuelas,plastico rosa, coronas de missdel todo a den, tunis en la cabe­za, transparencias, corses, vestidos de coctel, dorados, peluco­nes fantasia, leopardo sintetico ... Siento que nada malo mepuede suceder con una boa de plumas alrededor del cuello,como si de una ristra de ajos antivampiros se tratara. (Es esni­pido mi parafso? Y el de quien no.

No todo es proyecci6n ilusoria.Invierno de 1993, Irufiea, calle Descalzos, bar 35, pasada la

medianoche. Un grupo de amigas bebemos y bailamos pega­das a la barra. £1 local esta muy concurrido, como siempre.Suena la canci6n mas conocida de la brasilefia Xuxa, actriz

75

t,,tt)

t)

•))

)

)

)

)

)

)

)

)

)

»•))

)

)

)

),•••••

~-'

porno reconvertida en presentadora de programas infanriles,Nosotras movemos los brazos en el aire en un ataque de eufo­ria alcoholicay berreamos el estribilIo indescifrable. De pron­to entran tres 0 cuatro chicos sudorosos a la carrera y bajan lapersiana meralica del bar. Si una no se encontrase en zona kaleborroka Ie dada un infarto, pero las guerras nos acostumbran acasi todo. Continuamos bailando.

Pasan unos segundos en los que los gudart's se confundenen la multirud y la persiana vuelve a subirse, El 35 se llena demaderos antidisturbios. La inconsciente Xuxa sigue cantando,Los polidas avanzan hasta el fondo del bar a mamporrazo Iim­pio y comienzan a sacar a la gente con su habitual delicadeza.El panico colectivo se concentra en una imagen terrodfica: elttmel. Se trara de una practica policial que consiste en un pasi­llo flanqueado por dos filas paralelas de agentes a traves delque obligan a salir a la concurrencia de un local. El juego esmuy senciIlo: los guardianes de la ley deben afanarse por con­seguir que cada civil reciba el mayor numero de porrazos po­sibles. El ritmo del tUnello marca la autoridad, por supuesto.En algun momenta Xuxa enmudeci6.

Begofia y yo nos estrechamos. Esta vez no nos libra ni lavirgen. Recuerdo a un madero golpeando con especial safia auna chica de estetica borroka: pelo a capas, palestino, camisetaa rayas. Llega nuestro turno ... El sefior agente que va dandopaso al ninel interpone su brazo entre nosotras y los perrosrabiosos: «Pazen zefioritas», Las porras se congelan en pause.Otro madero, ya en la calle, nos aconseja con tono paternal:«Ir por ahi, que en el otro lado hay jaleo. Buenas noches»,

La adolesceneia de Bego y rnfa fue muy aguda, esrabarnosdeslocalizadas en todo 10 que podfamos estarlo. Dos pequefiasvampiresas, vestidas siempre de terciopelo barato y encaje sin-

76

tetico, escotadas hasta el ombIigo, pintadas como puertas, bai­lando Kortatu y Barricada en la zona borroka de lrufiea. Nadienos dirigfa la palabra aunque nos tenfan mas que vistas. Can­tabamos como almejas en aquellos antros donde la homoge­neidad estetica era un credo. Nuestra vocaci6n de raritas erademoledora. Ni siquiera recuerdo que fuesernos conscientesde no encajar. Perfida y adorable adolescencia, la convierte auna en rata de laboratorio de sf misma. Pero, esta vez, nuestra

extrafieza nos Iibr6 de unas cuantas hostias.

La piel deperra como camuflaje

La represi6n policial concreta, direcra e inrnediata, es decir, laprobabilidad de recibir porrazos, balas de goma, botes dehumo, responde a 16gicasde acci6n-reacci6n a veces muy sim­ples. Un musico me conto hace afios como, una noche en quevenian de tocar con su banda, se toparon de frente con unajaurfa de antidisturbios. £1 era trornpetista. Los polidas se Ian­zaron hacia ellos y enronces, como no tenfan nada que perder,empezaron a tocar, Los maderos se quedaron paralizados, fue­ra de juego ... Nadie les habfaexplicado nunca como reaceionarcuando los sujetos a redueir, en vez de salir corriendo, insul­tarles, 0 cubrirse el cuerpo para minimizar el irnpacto de los

golpes, empiezan a entonar La cucaracba.Vero, cuando salimos juntas y hay que esconder alguna

sustancia ilegalizada para consumo hidico y propio, siempreme 10 dice: «Maricon, me 10 guardo yo en los huevos que a mfningun polida me va a tocar entre las piernas». Es mas facilque un polida moleste a Vero que a mf porque ella es transe­xual y, segUn los prejuicios generalizados, puta. Pero, al rnis-

77

mo tiempo, su rareza alza una barrera Hsica que la vuelve masintocable que ami, al menos en esas nebulosas regiones denuestros cuerpos. A menudo, por donde se nos rep rime halla­mos la via de escape. ~Por que no utilizar todos los recursosque tenemos en este baile de mascaras?

«No voy a renunciar a esto, tarnpoco tengo millones de ar­mas. Con mi feminidad me siento a gusto y se como mover­me en el mundo. Cuento con el poder que me da mi imagenfemenina. Si un escote te descoloca es ru problema, chico. Amf no se me va la olla ante un torso de gimnasio», argumentaMonica. Habra quien piense que para ser una digna martir dela lucha hay que tener unos cuantos porrazos marcados en lascostillas. Mi respuesta es: las mujeres, casi todas, tenemos yademasiadas marcas de violencia. Yo no necesito coleccionarmas.

Defendere con ufias y dientes a la borroka que sale a la ca­lle con su palestino y a la punki que nunca doblegara su cres­ra, a pesar de que yo prefiero pasar desapercibida ante la poli­cia. Aplaudo su valentfa, su tozudez, y siento como suresistencia diaria me hace a mf mas fuerte. Igual que la negati­va permanente de la marimacho a humillarse con una faldame insufla baterfas, Soy un tamagocbi y mi vida se alarga consus insurgencias cotidianas. Por eso me apena que algunas noaprecien en mi feminidad putonesca e irreverente una rebe­lion de genero. Que no se den cuenta de como, cada vez quedemuestro a un tfo pelmazo 0 a una senora de bien que unamujer se puede hacer respetar induso cuando lleva las mediasde red rotas, a ellas tarnbien se les cargan las pitas de vatios an­tipatriarcales.

Adernas, nunca hay que menospreciar desde la estrategiaactivista la capacidad de camuflarse. Alfredo cuenta este mo-

7 8

Monica: «Llego un momento en que me dije: pues sl, voya urilizar el po­der que me da mi imagen femenina. Lo sigo utilizando y soy consciente deello, La parte negativa tam bien me la tengo que tragar, {no? Si un escote tedescoloca, es tu problema, chico. A mf no se me va la olla ante un torso de

gimnasio».

,tt

"',,t

•)

)

J)

)

)

)

)

)

)

)

)-)

»»)

)

»)

)

»)

I

•J"•

mento memorable: «Hay un episodio que me ha marcado rnu­cho, Habfamos ido a Bruselas para responder a un encuentrodel FM!. Habfa una concentracion antisistema enfrente del ho­tel donde se reunfan los jerifaltes y todo el mundo estaba consus pasamontafias y su imagen dura. N osotras estabamos ves­tidas todas de chicas con nuestros tacones, muy extremas. Pa­samos por delante de la policfa, que estaba pendiente de aque­llos a los que identificaban como activistas y a nosotras no noshicieron ni caso. Entramos tan tranquilas dentro del hotel y

colgamos la pancarta. iMira que poder! La sociedad nunca hu­biera pensado que esta marica loca iba a atravesar un cordonde antidisturbios»,

Perras y demds animalillos

Hace mas de diez afios, acudi con un amigo a una reunion demaricas jovenes en el antiguo local Txokolandan del colectivo

EGHAM en Bilbao. Yo era la unica mujer bio16gica de la reu­nion; el unico chocho, vamos. Fue un poquito extrafio, loschicos me miraban raro al principio y yo tampoco terminabade saber que hacia alli, pero me quede. Despues nos fuimos defiesta por el ambiente, yo estaba encantada y excitada como

una perra hibrica viendolos ligar entre ellos. Uno me dijo:«Las mujeres y las maricas tenemos que estar unidas porquetenemos el mismo enemigo», Entonces aquello era impensa­

ble porque el feminismo era de las mujeres, los gays estabancon los gays, las lesbianas con las lesbianas. T odo era muyidentitario y no habramezela.

Ahora, en Barcelona, en mi comunidad de perras y demasanimalillos, estamos las bollos, las rnaricas, las y los transgenero,

80

las heteras insumisas, los chicos que no quieren ser machos,todas entrelazadas, Yel unico colectivo del que he sido sociaen mi vida es el Front de Alliberament Gai de Catalunya, quehace un trabajo contra la homofobia unico, imprescindible. Yno necesito que en sus siglas yo quede reflejada en tanto quemujer ni en tanto que bollera. Ademas, nadie me puede negarque soy una marica mas.

Mi perra Carmela me conto este capitulo de sus devenires:«No me cabe la menor duda de que tuve una epoca de dos 0

tres afios en la que fui gay. Mi entorno era un grupo de chicosgays, mi comportamiento y mi sexualidad eran de gay. Me en­amoraba de chicos gays, tenia relaciones sexuales con chicosgays. Me trataban como a un chico y eso era muy bonito por­que a mf me permitio verme en otro rol sexual, yo era un chi­co que estaba follando con otro chico. Puedo decir que con loschicos gays con los que he estado no ha habido un mal polvo,cosa que no puedo decir de muchos heterosexuales que hanpasado por mi cama. Tambien tuve los problemas que tienenlos chicos jovenes gays. Me robaron en el cuarto oscuro de laMetro y tuve un tipo de condilomas rectales que se conragiansobre todo en relaciones hornosexuales».

Asi como la revelacion feminista nos volvio crfticascon la fe­minidad aprendida, mas tarde, el contacto con el mundo rnari­

ca supuso para nosotras el descubrimiento de unas nuevas ymutantes sefias de identidad como perras. «Empece a salir mu­cho 'por bares y discotecas gays, tenia muchas amigas dragqueens. iQue glamour! Redescubri la feminidad con mis amigosmaricas, pero ya no era la feminidad cursi e inconsciente de laschicas. Era subrayada, recargada de purpurina, hortera, descara­da, no sutil, una feminidad de puta. Tenia veintidos 0 veintitresafios y para mi fue un descubrirniento», recuerda Laura.

81

Laura: «Tras mi etapa de rebelion feminisea. esterica punk butch y muchocabreo, redescubrf la feminidad con mis amigos maricas y dragqueem.iQue glamour! Pew ya no era la feminidad cursi e inocente de las chicas.Era subrayada, recargada de purpurina, hortera, descarada, no sutil, Unafeminidad de puta»,

La feminidad espectacular e insurgente de la que hablo esmarica y transexual. Mi amiga travesti jordi/Gina Burdel dice:«Soy una caricatura de todo 10 que el hombre ha intentado in­culcar a la mujer y la mujer no ha aceptado». A menudo, comosefiala Alaska, esa otra sabia, las feministas han juzgado mallafeminidad parodica exhibida por maricas, travestis y transe­xuales. Han desaprovechado la oportunidad de aprender deelIas como desmontar desde otro frente el genero mujer. Hanperdido a unas aliadas politicas muy poderosas y tenaces. Aun­que cada vez mas, al menos desde mi ventana, las fronterasidentitarias se diluyen y las alianzas polfticas van multiplican­donos hasta el infiniro.

iNos tenemos que unir todas!

A veces duele no ser aceptada en ellugar que ni crees que tecorresponde, duele mucho. Paula relata asf su aterrizaje en elmundo okupa de Barcelona: «Yo vine a Europa fascinada porlos movimientos sociales alternatives. La primera vez que fui aun concierto en una casa okupa, iba divina de la muerte para10 que era aquel ambiente y me quede extrafiada, porque no esque me rechazaran pero no me acogieron, no fueron muy ge­nerosos con su carifio, No estaba alli en plan polida secreta,habfa lIegado con una colega argentina okupa que todo elmundo conoda pero de alguna manera desconfiaban de mi,Yo 10 percibfa y era todo una cuesti6n de apariencia. Nadie mehablaba, me tuve que emborrachar sola para divertirme. Mesend un bicho raro y pense, ,donde esta mi Iugarr He com­prendido que nosotras tenemos que construirnos nuestro lu­gar porque no existe».

83

tt,)

)

)

J)

)

)

J)

)

J)

»»)

)

)

))

)

)

»»JJJ,,,,•

..

Paula: «He descubierto que puedo molestar a gente que quiere imponer unavestida de rosa. Todo eI Mundo me conoce, saben que soy una activisra, que

no feminidad y ahora 10 disfruro, Voy a fiestas okupas rubia platino y rodahe dado conferencias y talleres. Y rodavla les descoloco con mi imagen».

Manuela Trasobares 10 dijo hace mas de diez afios en aquelcelebre programa de la television valenciana antes de estamparun vaso de cristal en el suelo del plato: «Tenemos que ser fuer­tes, nos tenemos que unir todas», Vero me 10 explico asf cuan­do la entreviste: «Tenemos que ir juntas la de la falda y la delpantal6n porque asf se consigue una lucha frontal real. Una delas estrategias de lucha, y esto es un concepto muy masculino,es la reagrupaci6n de tus miembros para poder oponerte a unfrente. Los hombres siempre se allan entre ellos».

«Yo siempre crel en la unidad de la lucha, el sistema tratade separarnos para que tengamos menos fuerza, las putas porun lado, las trans por otro, las feministas por otro, las okupaspor otro y en realidad tenemos que aprender a respetar lasdiferencias, a no imponer nuestras ideas sobre los demas,nuestros deseos flsicos, sexuales, nuestras ideologias. A no serautoritarias. Si somos luchadoras, reivindicadoras sociales, te­nemos que romper de rafz con esto para poder estar un pocomas tranquilas, mas felices y para poder hacer frente a estemonstruo de sistema que cada vez nos va comiendo mas y masy mas y del que no hay forma de escapar», concluye Paula.

Pobres pero diuinas

La feminidad extrema de la que hablo es tarnbien precaria, po­bre, y de alguna manera conjura nuestras miserias. Lo digo des­de la sinceridad de mis bolsillos vados. Natacha, una uedette yprostituta transexual de edad indefinida amiga nuestra, me 10deda una noche: «Estoy sola en mi casa, viendo la tele con lanevera vada, pensando en que he trabajado toda mi vida y notengo nada. No me voy a quedar en casa sola y deprirnida; me

86

pongo un vestido bonito, me maquillo, salgo a buscaros pararelrnos y ser las reinas de la noche. Y me olvido de todo 10malo. Esto es 10 unico que tengo». ~Por que no? La feminidadimpostora de la que hablo es otra forma de resistencia anticapi­talista en el sentido de «no nos vais a joder la fiesta».

Cuando no te llega el dinero ni para comenzar el mes,cuando la especulaci6n inmobiliaria te ahoga, cuando vives enuna ciudad donde casi hasta respirar esta prohibido 0 tiene uncoste, tropezarte con una boa de plumas despelujada por la ca­lle es como una sefial divina. Tela enredas en el pelo a modode corona bastarda y elevas la barbilla en medio de la noche.Adoro a esas viejecitas que pasan a mi lado lentas y tambale­antes, pero altivas, con el maquillaje desdibujado por el pulsoternbloroso, el fino trazo de sus cejas repasado como un tatua­je de juventud y vivos colores en sus vestidos trasnochados. Yuna dignidad a prueba de bombas y de hambre. (Tarnbien meencantan las ancianas que deciden pasar de todo y se dejancrecer sus tiesos bigotes.)

La pobreza oculta de nuestras viudas es mas insultante queninguna blasfemia. Se hacen mayores desprotegidas, se que­dan solas, sirvieron a un sistema como trabajadoras a tiempocompleto y sin contrato, cuidaron a padres, esposos, criaturas,y ahora malviven con apenas trescientos euros al mes y sopor­tan el mobbing inmobiliario mas atroz. Los datos son escalo­friantes, «En una carnicerla me comentaron que estabansorprendidas porque varias mujeres mayores iban a pedir res­tos para el perrito. Se preguntaban si todas las mujeres mayo resque vivian solas en el barrio tenlan perrito, porque nunca losvelan. AI final se enteraron de que querfan los restos para co­mer ellas», me contaba hace afios Pilar Mora, defensora a ul­tranza de las viudas en Barcelona.

87

,,•,•)••)t)

)

)

)

)

)

)

)

)

)

))

)

)

»)

)

)

),fj

j

..~

Ahora vivo en Poble Sec, el barrio del mftico y derruido ca­bare EI Molino, donde siguen residiendo muchas de sus anti­guas uedettes y corisras. Yo creo verlas por todas partes. Haceunos dfas coincidf con una en la frurerfa, Pelo rojo cardado, ce­jas carmfn, zapatillas de andar por casa con tacon, bata de flo­res ajustada. Arrastraba los pies y no conseguia encontrar lospimientos dentro de la gran tienda de verduras. Compro ape­nas tres piezas y pago con monedas pequefias. La vi alejarse consu inconfundible porte de reina del espectaculo, abriendosepaso entre la gente como si resonaran muy dentro los aplausos.

Maro me hablo de Susan, una viejecita que nunca se can­saba de repetir remoras historias de sus afios como uedette enToulouse. Susan apenas podia caminar, pero una tarde se cal­zo sus viejos zapatos de tacon y salio en busca de los riscos dePuycelci. Aparecio muerta a la mafiana siguiente, despefiada.La genre del pueblo penso que habia perdido la cabeza al subircon un os tacones tan temerarios para su edad; Maro y yo ere­emos que Susan cumplio con un Intirno ritual en el que desea­ba despedirse como ella se recordaba a sf misma. Pedro Leme­bel recoge en su arrebatado Loco afdn la ultima voluntad de latravesti Chumi. «Solamenre quiero que me entierren vestidade mujer, con mi uniforme de trabajo; con los zuecos platea­dos y la peluca negra. Con el vestido de raso rojo que metrajo tan buena suerte.»

La Rifa del Glamour

En febrero de 2006, unas amigas nuestras fueron detenidas sinrazon y acusadas falsamente de herir de gravedad a un polida.Yo, que soy vasca y erda que el abuso de las fuerzas del orden

88

ya no podia sorprenderme, me quede horrorizada ante el mon­taje y la injusticia a las que nos enfrentabamos. Han sido afiosde lucha colectiva y de mucha rabia. Tarnbien habfa que con­seguir abundante dinero para los abogados. Laura ideo unatombola en la que sorteabamos cuadros, joyerfa, masajes, servi­cios varios, un cunnilingus... La llamo La Rifa del Glamour ygracias al esfuerzo colectivo ya la risa, reunimos en poco tiern­po unos dos mil euros. EI cartel rosa fucsia rezaba: «Si la de­fensa no es un derecho, el glamour es nuestra respuesta».

Hemos necesitado mucho glamour para sobrevivir a esro.Mucha fiesta, mucho calor de manada, mucha resistencia a latristeza, mucho exorcismo del miedo.

«La pienso en una escala mas pequefia ---explica Laura-,cuando te encuentras a una cajera de supermercado amargada,mal follada, que notas como tu propia existencia Ie molesta, esfacil responderle de la misma manera pero es una actitud queno sale de ti. Creo que la mejor forma es sonrefr, ser exagera­damente amable y de alguna manera decide: no me vas a amar­gar el dfa, cabrona. La Rifa del Glamour era un poco esto: nonos vais a hundir.» El glamour parece un concepto ajeno a las­luchas sociales, opuesto. Burgues, consumista, clasista y pa­triarcal. Siempre, segun se mire y practique. Para Laura, «elglamour es vomitar borracha por la calle pero de una maneramuy elegante. Es hortera, es sucio. Me encanta el glamour deltodo a cien, no se puede encontrar glamour en Chanel»,

La rebelion en elplacer

AI margen de todos los argumentos que se puedan esgrimircontra la feminidad como construccion de un ideal de mujer

89

para los hombres, hay una sospecha que me asalta siempre eneste tema cansino. Detras de tanto avasallamiento vislumbroun vuelo de sotanas, mas bien de habitos. Cierta herencia cris­

tiana-comunista que aplaude el sacrificio y la renuncia comopasaportes hacia la Iiberacion de las mujeres. T odas las perrascon las que he hablado coincidimos en ello: la voluntad deconstruirnos desde el placer. Y siento como esta vigilanciapermanente -a una misma y a las compafieras de lucha-.se suma a todas las otras violencias interiorizadas con las que se

nos intenta domesticar.«No hay nada que joda mas al sistema que el hedonisrno»,

me dijo Helen una tarde de lluvia. A todas aquellas que trans­gredimos la norma heteropatriarcal (bolleras, maricas, transe­xuales, putas, feministas ... ) se nos exige pagar el peaje de ladesdicha. Podemos existir en los margenes, pero siempre queseamos profundamente desgraciadas. De nosotras prefierenofrecer siempre imageries victimistas, no vaya a ser que cundael ejemplo. (0 asimilarnos domesticando nuestra lucha. LeedEtica marica de Paco Vidarte, malditas.) Por eso me parece tan

subversivo exhibir nuestra felicidad.Esa culpa aguafiestas adherida a nuestro gozo nos la he­

mos ido desincrustando por el tortuoso camino de la zorre­rla. Hemos descubierto aliviadas que se puede volver a casacon los dedos impregnados de una orgla y solo sentirse de­liciosamente sucias y plenas. A veces foUando y riendo, te

sacude por dentro una explosion liberadora, como si serompiera de una vez el encantamiento patriarcal que nosvolvio esclavas temerosas antes de haber nacido. «Nada mehace mas feliz que sentirme comprendida y conectada conotros seres perversos ... morder las carnes mas jugosas, me­terme dentro de sus entrafias... sacrificando con entusiasmo

nuestras propias pieles ... jcomo brujas ensangrentadas, 10­cas, grirando euforicas, foUando como salvajes!», aullaMariana en su blog tras una noche magica de amor en ma­nada.

«A mf me gusta mas la fiesta que a un tonto un lapiz, bas­tante tiempo hay en la vida para Horan), me deda Pilar. Ysolohay que verla. «Aixo es vitalitat», me dijo una siquiatra femi­nista hace afios cuando yo confese en la mesa que era muyputa, Aquellas palabras me supieron a gloria. En realidad,viniendo de una loquera, fueron casi una salvacion, NellKimball evoca la primera experiencia gozosa que en su remo­ta infancia le mostro como la vida no tenia que parecersesiempre al infierno de violencia y miseria que se encontrara alnacer, en aquella granja infecunda a mediados del siglo XIXenIllinois. La que 10 revivfa era ya una anciana, pero hoy al leer­la imaginas a la nifia NeU y casi notas la dulce lluvia acari­

ciando la riel.«Recuerdo que el verano en que tenia ocho afios me

puse a correr fuera desnuda, como Dios me trajo al mundo,bajo una c:ilida Uuvia. Simplemente cord, grite sonidos lo­cos y ref como si tuviera un ataque, con el barro chorrean­dome los dedos del pie y los viejos manzanos con sus troncostodos negros y brillantes por la lluvia. No podia dejar degritar. Llegue al maizal y me quede ahl, con la cabeza haciaarras, los ojos cerrados y la lluvia bafiandorne, y la bocaabierta bebiendo de la lluvia, y sintiendorne toda caliente ya gusto y rara tarnbien, mientras ponia las manos entre laspiernas ... Ahora me doy cuenta de que aquella fue la pri­mera vez que comprendf 10 buena y agradable que podia serla vida.»

9 1

I,t,,t,,,)

)

)

)

)

)

)

»)

)

»)

)

)

)

»)

)

t

•,tt

•t•

;

Dejarnosllevar, extrauiar, deuenir...

Desde aquella tarde en que Transgresoras de Alaska iluminaraun nuevo y selvatico territorio en el que adentrarme, miles devientos a la contra me han hecho dudar, extraviarrne. ~Quecofio hago yo investigando la hiperfeminidad? ~No hay mil te­mas mas subversivos 0 urgentes con los que perder mi tiempo?~Vas a dedicar tu primer libro a retratar a todas las perras lU­bricas que te rodean? Sin vado ni perdida no se avanza. Perohay palabras que te persiguen, que desencadenan algo en tuinterior, remueven, alivian, socavan, liberan. Y hacen sitio

para cosas nuevas. Como un sortilegio. En otofio de 2002 es­cuche a la fil6sofa francesa Francoise Collin un pufiado de esas

palabras que, una vez aprehendidas, ya no tienen marchaatras.

«Hayalgo que es dejarse Ilevar y que es humano y que for­ma pane del destine de las mujeres. No se si he llegado a estas

conclusiones por mi edad, pero hay una liberaci6n que signi­fica consentir. Y no hablo de resignarse. Libenad es buscar 10que no ha nacido, pero tambien acogerse a sus lfmites. Esto escontradicrorio, pero la exisrencia es siempre contradictoria.»

No hay mayor insumisi6n que la risa y el placer. Me niegoa ser una guerrera de cefio eternamente fruncido y piernas ce­rradas. Me resisto a sentirme culpable por haber sobrevivido.

Me opongo a reprimir mi deseo y a congelarme como bestiaen permanente alerta, La serena voz de Paula concluye: «Aun­que seamos muy reivindieativas y crfticas con el sistema, hay

cosas que nos van haciendo felices, cosas que ya existen y co­sas que vamos creando, Y las cogemos».

92

Con P de puta (perra)

Y'aquel quedice que no oende nada,que leuante, que leuante eldedo.

Peret

«Toda chica esta sentada sobre su fortuna, si al menos 10 su­piera.» Asf comienza Memorias de una madame americana, laautobiograffa de Nell Kimball que Helen puso en mis manos

una tarde oscura para arrancarme de las garras de la tristeza.Este era el consejo que la nifia Nell escuchaba en la inferrilgranja de Illinois donde se cri6 a mediados del siglo XIX enboca de su amada ria Letty, aquella «vieja puta que era la iini­ca persona amable que habfa conocido», Gracias a estas pala­bras Nell escap6 del destino que le esperaba en el pueblo: serapaleada, violada y prefiada hasta el fin de sus dfas, Gracias a

la ensefianza de aquella puta retirada que atesoraba en unarofda maleta vestigios de su clandestino pasado en un burdelde Saint Louis, Nell sobrevivi6. Incluso fue feliz.

Nell Kimball. Ese es el nombre que nos ha llegado de ella,uno de tantos nombres que utiliza una puta a 10 largo de suvida. Regent6 uno de los salones mas refinados y pr6speros deNueva Orleans, hasta que las autoridades clausuraron Storyvi-

93

lle, el' rnltico barrio rojo, en 1917. Primero fue prostituta, des­pues querida, se cas6 y fue madre, durante decadas madame, ymas tarde mujer de negocios, pero el crack del veintinueve ladevolvio a la ruina. Vivie hasta los ochenta afios, paseandosede editorial en editorial en busca de un valiente que se atrevie­ra a publicar sus recuerdos, Aquellas paginas manuscritas eran

una bomba, no vieron la luz hasta 1970, treinta y seis afiosdespues de su muerte. T odavia hoy, me temo que hoy masque nunca, la vision del mundo y de la condicion femenina que

nos dej6 Nell es pura dinamita.Nell Kimball no pretende salvarse, no busca redenci6n al­

guna ni para ella ni para las gentes y el mundo que conoci6.No pide perd6n por haber sido puta, ni por haber sobrevivi­do, ni por haberse comportado a veces como una autenticarata. No reivindica, no idealiza, no endulza. (Esa determina­cion de acero la he encontrado mas veces en otras putas. En

junio de 2003, una trabajadora sexual y activista arrancaba suconferencia en el MACBA dentro de la Marat6n Posporno ad­virtiendo: «Soy Margarita Carreras, trabajadora sexual 0 pros­tituta, c6mo querais llamarlo me es indiferente. No me va acambiar a ml ni 10 que pienso yo de mf rnisrna». Y yo no pudecontener elllanto. A los pocos meses, en la misma sala, CarlaCorso conclula: «Ya soy mayor, ya no necesito que nadie me

acepte».)Una tarde, la jovendsima Nell---que entonces era conoci­

da como Goldie por su melena incendiada- y Frenchy -una

prostituta italiana que enviaba dinero a Garibaldi y a lospresos socialistas y que sofiaba con poner bombas- observanapenadas a las chicas que escarban en las basuras de su burdelen busca de comida. Frenchy se larnenta: «Ahf estan, Goldie.Seguramente casadas con pobretones holgazanes, prefiadas

94

cada nueve meses y sus tetas todas secas por culpa de una do­

cena de bastarditos con dientes que las muerden. Apuesto aque algunas de las chicas bonitas hubieran podido ser buenasputas, cielos».

Me arde la necesidad de rendir desde estas paginas empa­padas por mi deseo y por mis lagrimas un arrebatado home­naje, reverencia, abrazo, a mis hermanas putas de todos lostiernpos. A esas dos mujeres que contemplaban hace mas decien afios desde la ventana de su condici6n ilegitima a las otrasmujeres y padedan con ellas, y se rabiaban por ellas, y com­prendian que sus destinos estaban marcados por la misma vio­

lencia primigenia y brutal. Quiero expresar aquf mi reconoci­miento como feminista puta no remunerada a todas esas putasfeministas que me han infundido tanta fuerza.

Cristina y las senoras decentes

Un sofocante mediodla cualquiera de este pasado agosto, en elprograma matinal de la television catalana, se esta debatiendosobre si debe abolirse 0 no la prostitucion, (No deja de asus­

tarme la vuelta de tuerca prohibicionista que ha dado la opi­ni6n publicada en los ultimos afios, cuando el fin de mileniopareda abocarnos dulcemente hacia la regulaci6n laboral delintercambio econ6mico/sexual en Europa, en el peor de loscasos.) En el plato hay una trabajadora sexual y otras dos mu­jeres cuya implicaci6n en el asunto no termino de compren­der. Apenas escucho cinco minutos de la conversaci6n, que noes tal. Las dos senoras no dejan hablar a Cristina, la puta invi­tada en el programa. Mi enojo eleva de tal manera la tempera­tura ambiental que decido enmudecer la tele.

95

;

t,••••t)

»)

)

)

)

)

)

)

)

)

)

)

)

)

••»)

»,­••,•..

•.'.'.'.:•.'e:..••••••••••••••••••••.i

Cristina, con su leonina melena platino, un escotazo devertigo en el que una desearfa precipirarse mas que nada en elmundo y la piel perlada por el sudor -parece ser que las se­fioras no transpiran- rrata de explicarse. Dice que ella tieneestudios, proviene de una familia acomodada y feliz pero que,de entre todos los trabajos que el mercado laboralle ofreda entanto que mujer, escogi6 el de puta, Entonces, una de las se­noras -tapadita, como debe sec- interrumpe a Cristina. Lereprocha que, si es asf, si no se cri6 en un ambiente s6rdido,desestructurado y sin horizonte, entonces ella, Cristina, a pe­sar de que hace unos cuantos anos que se gana la vida comotrabajadora sexual y que es activista por los derechos de su gre­mio, no es represenrativa del colectivo de prostitutas y no pue­de hablar en tanto que puta,

Cristina grita y no se deja acallar. Lasenora se ofende porel tono de Cristina. ~Pero a quien se Ie ha ocurrido traer a undebate sobre prostitucion a una puta? Es mucho mas facil ha­blar de elIas cuando no estan. «Sobre nosotras aiin hablan casisiempre las personas expertas, las que nos han esrudiado. Y ha­cen leyes sobre prostitucion sin consultarnos a nosotras cual es

la rea1idad de la calle, no 10 entiendo. Cuando debatieron enel Congreso el terna, llamaron a Dolores Juliano, que es doc­tora en sociologfa, y ella dijo que iba a llevarme a mf. Aquel se­fior conresro: "~Es necesario que venga?"», me explico hace

afios Margarita Carreras, trabajadora sexual y activism incan­sable en Barcelona.

Mas de 10 mismo: «He encontrado mas reticencia entre lasmujeres que entre los hombres para aceptarme como repre­sentativa, porque soy limpia, hablo bien, tengo educaci6n y

modales que la gente no asocia con una prostituta», me cont6Carla Corso, autentica pionera en el movimiento por los dere-

96

chos de las trabajadoras sexuales en Italia y Europa. Las bue­nas mujeres, las decentes, las sefioras, las que no son putas,pueden y deben callar a las otras, las extraviadas; de ello de­pende su permanencia en elestatus de feminidad legftima. Esabatalla de la buena mujer contra la puta se libra continuarnen­te a escala social, pero tambien a escala Intima,

El problema es que el resultado de la contienda no depen­de de la virulencia con que la buena se empefie en situarse porencima de la mala. De sobra sabemos que cualquier mujer endemasiadas circunstancias puede ser tachada socialmentecomo puta, Gail Pheterson 10 explica en su imprescindible li­bro El prisma de fa prostitucidn. Con el estigma de puta y eltrato deshumanizante que este conlleva, pasa 10 mismo quecon la mujer del Cesar: no s610 hay que ser, hay que parecer.Parecer una puta y ser tratada como una puta es muy facil ennuestro orden heteronormativizado. Es muy facil caer en des­

gracia, sobre todo si eres pobre. Cito literalmente a Gail Phe­terson:

«El estigma de puta constituye un instrumento al alcance

de cualquiera para realizar un ataque contra las mujeres a lasque se considera demasiado autonornas, ya sea en defensa pro­pia 0 en propia expresi6n, tales como mujeres que acusan pu­blicamente a los hombres que las maltraran, lesbianas recono­eidas, manifestantes a favor del derecho alaborto, mujeres quese oponen a los regfmenes dictatoriales, prostitutas callejeras,

muieres que no llevan velo, 0 incluso mujeres cuyos pechos 0cuyos pies se consideran demasiado grandes; es tarnbien apro­piado para lanzar la sospecha sobre viudas, esposas maltrata­das, madres solteras, mujeres que viajan --0 se dirigen andan­do a su casa solas-, mujeres independientes que gozan debienestar econornico, mujeres que hablan una lengua extran-

97

jera, mujeres que son victimas de un maltrato de orden racis­ta y mujeres que cruzan la linea de color.» Incluyo en la lista,por la puerta grande, a las mujeres transexuales.

El problema es que cuando una mujer se aferra a su decen­cia frente a una puta, suscribe el orden patriarcal que le arre­bata ~anto a ella como a la puta, por ser mujeres ambas, la ca­pacidad de autonombrarse. Cualquier mujer tendra quedemostrar siempre que no es una puta. Como afirma Helen,nuestra Zorra Suprema: «Nunca me irnporto lo que pensabanlos hombres, estaba acostumbrada desde pequefia a escucharcomo hablaban de las mujeres. Sabfa que iban a tratarmecomo a una puta hiciera 10 que hiciera, asf que por 10 menos

iba a disfrutarlo».

(Por quegritamos las putas?

Volvamos al plato de la television catalana, donde dejamos aCristina defendiendo que, como trabajadora sexualy como acti­vista, puede hablar de 10 que ella conoce. ~Por un momentoalguien imagina que Cristina, si ademas de puta no fuera madre,en un debate sobre maternidad, desautorizasea una de las tertu­lianas argumentando, por ejemplo, que pario cinco criaturas yque, sin embargo, la media de hijos por madre actualmente secifra en 1,8 nacimientos. por 10 que ella no es representativa nisu experiencia debe tenerse en cuenta? ~Podemos imaginar queCristina, que sigue siendo prostituta, negase la voz a otra tertu­liana invitada en tanto que empresaria por la simple circunstan­cia de que hubiese heredado la empresa de su padre y, segun losbarometros manejados por Cristina, el noventa por ciento de lasmujeres que lideran negocios se han hecho a sf mismas?

9 8

Ante la duda de estar prejuzgando con muy mala sana, pro­pongo formular la prueba del mundo al reyes. Nunca Falla.Cuando la oprimida pasa, a traves de un inocente intercambiode rol hiporetico, a ser opresora, el descuadre es brutal. Ahfnos damos cuenta de que Cristina llego a ese plato ya desauto­rizada de antemano, por eso sudaba y gritaba. (Yola entiendo,a mf me invade una nube roja de rabia cuando alguien -aveces personas muy cercanas a mf y a las que quiero-- minus­valora mi analisis sobre alguna situacion de violencia machis­ta por haber sobrevivido al rnaltrato paterno. Parece que lasputas no pueden hablar de prostitucion ni las mujeres maltra­tadas debemos opinar sobre violencia de genero. Interesante.)El cliente de Cristina negocia con ella, la reconoce como in­terlocutora valida. La senora que dice estar tan sensibilizadacon la dignidad de las putas, no.

Yo no debo ser una senora, a pesar de que nunca me hesentido con la habilidad necesaria para manejarme a mi favoren el mercado economico/sexual con los hombres, y ya megustarfa a mf que las mujeres me pagasen por folIar conellas. (Hace afios, un grupo de amigas en Barcelona ideamosMujeres Horizontales, servicios sexuales de mujeres paramujeres. Diana ]unyent, pornoterrorista, habfa tenido algu­nas clientas, pero en general, a pesar de que recibimos mu­chfsimas peticiones por internet de interesadas, el proyectono terrnino de arrancar. Quid sea porque a las mujeres cul­turalmente nos cuesta mas pagar por sexo y, adernas, no so­lemos nadar en la abundancia monetaria. Eso sf, a Dianase le abrasaron las yemas de los dedos en el ordenador de­fendiendose del ataque de algunas lesbianas y feministasdecentes, Pero 10 seguiremos intentando, aunque sea paraincordiar.)

99

t

•)•))

)

tt)

ttt)

t)

)

)

)

)

)

)

»)

)

)

»),

Insisto, yo no debo ser una senora, a pesar de que pago lasfacturas decente y preeariamente con mi sueldo de camarera.Pero lassenoras callan a las putas ya rnf me encanta escucharlas.Creo que puedo aprender mucho de elIas acerca de como fun­ciona este mundo desde su cotidianeidad clandestina. Quiza seaeso 10 que les da tanta rabia a las mujeres de bien de las putas:que conocen 10 que sus maridos esconden. Y que sus maridospueden ser mas amables y atenros con las putas que con ellas. Dehecho, muchas puras a las que he lefdo 0 escuchado coincidenen desrnenrir el rnaltraro sistematico de los clientes hacia elIas.Nell Kimbal, Virginie Despentes, Veronica Arauzo, Paula Ro­driguez, Carla Corso, Margarita Carreras, Lydia Lunch ...

Un espejo donde (no) mirarse

Pura y esposa son las dos condiciones socioeconornicas reser­vadas para las mujeres en el orden heteropatriarcal. (La terce­ra posicion vital es la de rnonja, como sefiala Gail Petherson,las unicas mujeres que no pueden ni deben ofrecer serviciossexuales a los hombres aunque sf «trabajan gratis para una ins­titucion masculina como es la Iglesia». Ingresar en un conven­to ha supuesto una vfa de escape a 10 largo de los siglos paramuchas mujeres que no deseaban morir pariendo una y otravez, aunque la salvacion puede ser una trampa. Los hombresde la Iglesia siempre han tenido a sus mujeres encerraditas. Yellos se guardan una copia de la lIave. La violacion de siervasde Dios por parte del clero masculino es un rumor silenciadointramuros, aunque a veces estalla.)

«Las esposas y las putas son los prototipos respectivamen­te legftimo e ilegftimo de la condicion femenina cormin»,

100

sefiala Gail. El estigma es el mecanismo de control y segrega­cion gracias al que la ilegitimidad de la pura es recordada.Pero habra que atender a mas factores vitales para decidir elnivel de satisfaccion de cada mujer. Una mujer casada con unhombre tranquilo y respetuoso tiene en principio mas pape­letas para ser feliz que una puta rnaltratada por su chulo. Sinembargo, una trabajadora sexual autonoma vive mas tranqui­la que la esposa de un hombre violento. Pero el estigma deputa predispone de tal manera las miradas que no es raro es­cuchar a una mujer maltratada decir de una puta: «pobre­cita». Aunque precisamente el matrimonio no sea una insti­tucion que pueda presumir de ser inmune a la violenciamachista,

«La prostitucion es un espejo fundamental para todaslas mujeres del mundo», dice Marfa Galindo en la preciosaobra que acaba de publicar desde Argentina con Sonia San­chez, Ninguna mujer nace para puta. (Una de las activistaspor la dignidad de las trabajadoras sexuales mas explosivas conla que comparto la rabia hacia el feminismo abolicionista,puritano y burgues se llama Bea Espejo, me encanta la coin­cidencia.)

Creo que ahfesta la clave de la putafobia de las mujeres de­centes: no quieren mirarse en ese espejo, se aferran a su exiguoprivilegio de esclavas legftirnas. Hay algunas que estan peorconsideradas que yo, parecen decir las senoras al acallar a lasputas,«La investigacion sobre las penas e infortunios de las pros­titutas rara vez nos recuerda la miseria y la desgracia de lasmujeres en general, tambien en la mas legftima de las relacio­nes, como es el matrimonio», recuerda Gail Pheterson.

101

dTrata de blancas?

Los argumentos que se utilizan siempre contra la prostitucionsuelen ir en dos sentidos que al final convergen. Uno es la in­moralidad y otro la denuncia de la violencia contra las putas.Respecto a la inmoralidad, nadie mejor que Vero para desar­mar este ataque: «Dererminar que es 10 que puedes 0 no hacercon tu cuerpo bajo un prisma moral dicrarninado por la reli­gion no cabe en una esrructura social a la que hoy denornina­mos democratica». Yo estoy con Vero, exijo desde aqui quedejen de reproducirme las estupideces y el odio que escupenpor la boca continuamente los cuervos de la Conferencia Epis­copal. Y menos aun en la television publica. No tengo por quesoportar esa violencia. 0 al menos, despues de escuchar aRouco Varela, propongo que aparezca Alaska dando su opi­

nion sobre el mismo terna.La otra gran punta de lanza contra la prostitucion tiene que

ver con las mafias y la malllamada trata de blancas, porque,

que yo sepa, precisamente 10 que expone a millones de muje­res en el mundo a ser esclavas sexuales es su no blancura. Esinnegable que existen siruaciones de prostitucion forzosa,siempre han existido. Creo que no hay que ser muy lista parasefialar que el marco social que propicia esta dorninacion ex­trema es el machismo y la pobreza, aliados en pro de la subor­dinacion de las mujeres. Y, como recuerda Sara, «hay un trafi­co terrible de nifias y de mujeres, tanto para la prostitucion

como para el matrimonio».En los Ultimos afios, con el aumento de la ernigracion a Eu-

ropa a causa del empobrecimiento generalizado de amplias zo­nas del rnundo, los burdeles y las calles se han llenado de traba­jadoras sexuales africanas, latinoamericanas, asiaticas y del este

102

de Europa. Las restrictivas leyes de extranjerfa de la Vieja Euro­pa condenan a millones de emigrantes a una situacion de noexistencia, de inviabilidad (aplicando las ideas de Judith Butler).Esa no existencia, esa clandestinidad, ese regimen que niega lahurnanidad a millones de humanos, les expone ademas a unavulnerabilidad que permite el trafico de mujeres y de nifias.

Cuando se elevan las voces mas escandalizadas contra lasmafias de explotacion de mujeres, echo en falta la denuncia deestas leyes de extranjerfa que las propician. El recien estrenadoMinisterio de Igualdad acaba de aprobar unas medidas para«salvar» a las sin papeles de las garras de la esclavitud. A laprostituta que denuncie a sus proxenetas, se le prerniara tra­mitandole la residencia legal. Y la que no delate a sus captores,sera expulsada. ~Alguien en ese iluminado ministerio ha teni­do en cuenta el panico que deben de tener estas mujeres a lasrepresalias contra sus familias en sus pafses de origen dondeoperan dichas mafias si ellas denuncian? ~Desde cuando laamenaza es una forma de ayudar a los mas vulnerables?

Paso todos los dias de camino al trabajo por la calle San Ra­mon del Raval, por las tripas del barrio chino. Ultimamenteno hay putas. Sucesivas redadas policiales contra las mafias dela prostitucion han dejado las aceras desiertas, En realidad, si­gue habiendo gente apostada en las esquinas: son los mironesy los clientes aburridos. Las putas dibujan el paisaje de estascalles desde hace siglos, inquieta no verlas, Inquieta por dosrawnes: por la fuerza de la costumbre interrumpida y por lapregunta que se hace Diego -mi amigo, abogado expeno enernigracion y vecino de la calle San Ramon-s-: ~A donde se lashan llevado? Ya no estan aqul pero, ~donde estan? Supuesta­mente las han liberado de las mafias y de su medio de vidapero, ~que ha sido de ellas?

1°3

t,t

•)•)tt)

)

)

t)

»)

)

)

)

)

)

»)

)

)

)

)

»»»)

•"•

Fan de Stella Polare

Igual que considero que seran mujeres como la acnvistagambiana Mama Samateh las que consigan acabar con laablacion, pienso que si alguien puede ayudar a las prostitutasesclavas son las trabajadoras del sexo mas concienciadas yempoderadas. Pia Covre y Carla Corso trabajaron muchosafios en una autopista italiana ofreciendo servicios sexuales yfundaron en 1983 la Cornision para los Derechos Civiles delas Prostituras. Desde el afio 2000, coordinan en Trieste elproyecto Stella Polare, donde trabajan para la inserci6n socio­laboral de las mujeres vfctirnas de las redes de explotacionsexual. Para elias, la negaci6n de la prostitucion como traba­jo y la rigidez legal respecto a la emigraci6n son c6mplicesde estas mafias. Tarnbien transmiten a las recien llegadasque eligen seguir trabajando como putas sus conocimientosdel oficio, 10 que elias Haman elevar su capacidad de contra­tacion.

Para Carla, ser una buena puta es: «Mantenerse sana yaprender a negociar a tu favor. Dar 10 menos posible a cambiode 10 maximo. Aquf como en cualquier otro negocio funcio­nan las leyes del comercio, quien vende trata de dar 10 menosposible y quien compra trata de pagar 10 menos posible. Unaprostituta muy segura de sf misma tiene rnuchfsimo poder,llamamos a los clientes "los pollos", porque los desplumamos.Y tambien debe mantener el control de la situacion para noponerse en riesgo y para no perder la relaci6n de poder. Porejernplo, si ni sientes placer durante la relaci6n con un cliente,el no se debe enterar. Porque si no no te paga. Tienes que ha­eerie creer que ni tambien sientes placer pero que el no se decuenta de que 10 sientes de verdad»,

10 4

Pia y Carla no son las iinicas trabajadoras del sexo que co­nozco empefiadas en defender a las prostitutas mas vulnerables;hay redes de apoyo y solidaridad entre putas en todo el mundo.N ada que ver con la imagen de dos histericas tirandose de lospelos en plena calle por un cliente. Aquella manana, cuando lassefioras impedfan hablar a Cristina, ella trataba de explicarcomo considera, desde su conocimiento directo del mercadodel sexo, que se puede ayudar a las mujeres que se encuentranen situaciones de peligro. No conozco a ninguna prostituta queafirme: mi rrabajo es maravilloso y no tiene ningiin inconve­niente. Suelen ser muy crfticas, Pero tampoco conozco a nin­guna camarera, releoperadora, dependienra, profesora 0 aboga­da que afirme tener el mejor oficio del mundo. Ni mujer nihombre. Sin embargo, hay demasiado ernpefio en vietimizar ysilenciar a las putas, yen los ultimos afios mas que nunca.

Este tema me cabrea mucho, mucho. Respiro hondo. Ulti­mamente, las televisiones ofrecen sin tregua reportajes deinvestigaci6n sobre las esclavas sexuales. Visiones victimistas,alarrnistas y claramente antiprostitucion. Otra vez mas, utili­zan la preocupaci6n por la salud de las mujeres (como ocurrecon las polemicas en torno al hijaby con la violencia de gene­ro) para reforzar los sistemas de control. Me asusta, como de­cfa, el resurgir de los discursos abolicionistas de la prostitu­

cion, 10 siento como un ataque hacia la libertad de todas lasmujeres. Y echo de menos voces feministas que se alcen con­tra este intento de regresi6n. ~Tan pronto hemos olvidado laperversa alianza entre feministas antipornografJa y la ultrade­recha en los Estados Unidos en los afios ochenta, relatada porRaquel Osborne en La construccion sexual de la realidad, au­

tentica topo en aquel vergonzoso capitulo?

10 5

Puestas a prohibit. . .

Me muero de la risa cada vez que alguien propone prohibirla prostitucion. Supongo que, tomando como ejemplo elgran exito que ha supuesto en nuestras sociedades la ilegali­zacion de algunas drogas -mercado negro, carceles satura­das de pequefios traficantes, miles de muertes a causa de lainexistencia de un control de calidad, mafias, guerras, vio­lencia, marginaci6n ...-, deben de pensar que el comerciodel sexo puede ser erradicado de la noche a la manana. A pe­sar de que es uno de los tres negocios que mas dinero mueve

en el mundo.«Hay algo que a primera vista no entiendo. En la prostitu-

cion se realizan dos actividades perfectarnente legitimadas enlas sociedades capitalistas: se etecnia una transaccion comer­cial y se establece una relaci6n sexual mayoritariamente hete­rosexual y habitual entre dos personas adultas, ~Por que en­tonces recibe tanta condena?», se preguntaba Raquel Osborneen el peri6dico feminista Andra de junio de 2002.

Pero venga, va. Juguemos al monopoly social. Abolamos laprostitucion. Claro que no podemos ser tan irresponsables po­liticamente. No podemos dejar a medias una revolucion tanradical de la condicion femenina, de la servidumbre de las mu­jeres al patriarcado, de las Iimitadas Fuentes de ingresos de lasmujeres. Si abolimos la prosritucion, hay que ilegalizar a la vezel matrimonio heterosexual. ~Alguna se atreve? Y abocadas aldelirio , para evitar que hombres y mujeres sigan ernparejan­dose con un contrato ocasional 0 duradero por la fuerza de lacostumbre y el deseo, segregamos a unas y a otros en reservasinaccesibles hasta borrar de su memoria todo rastro de genero.

~Alguna chorrada mas que proponer?

106

::/'

Prostitucion y matrimonio: menudas dos joyas nos ha reser­vado el orden heteropatriarcal a las mujeres. «Por 10 general lasputas se casan mal, y si se casan pobres, despues de un tiempo seempiezan a preguntar por que se 10 estan dando gratis a un ere­tino que no les proporciona nada de diversion, unicarnente pri­vaciones. Normalmente empiezan a montar una dientela porlas tardes, es cuando lees sobre algun marido que dispara a unapareja en una habitacion», reflexionaba Nell Kimball hace un si­glo. Esa es la trampa: atacar socialmente a las putas para que lasesposas se sientan privilegiadas y traguen con todo,

Y para ilustrar, si es que todavfa alguien 10 duda, como pros­titucion y matrimonio son hermanas siamesas, reproduzco unaslfneas del apasionante ciberrelato que nos envfa, por entregas,nuestra amiga Veronica Arauzo: Auenturasy desuenturas de unaputa transen elextranjero. «Yentro de pleno en lasvacaciones deescuela de no se bien que fiesta tfpica, que me sinian en un des­censo importante de mis clientes, cosa que evidencia que losmatrimonios de larga duracion y estabilidad familiar se basan enlos desahogos que el cabeza de familia se pega por ahf para po­der ser 10 que al fin de cuentas es, el cabeza de familia»

Jo tambe socputa

A principios de 2005, al calor de la fascista Ordenanza por elCivismo en Barcelona, la no menos fascista Guardia Urbanade la ciudad --este cuerpo armado local es una de las polidaseuropeas mas denunciadas por Arnnisna Internacional- ex­trema su acoso contra las trabajadoras sexuales de las calles delRaval. Las detienen cuando estan tomando un cafe 0 en la pa­rada del bus de vuelta a sus casas, las violan dentro de las fur-

1°7

,t,tttt)

t)

)

)

)

)

»»)

)

)

)

)

)

)

)

)

)

).,,),,J,•

gonetas de patrulla. La impunidad es total porque casi todasellas son sin papeles, Las activistas de LICIT -Linea de Inves­tigaci6n con Inmigrantes y Trabajadoras Sexuales- envlaninformes continuamente a la directora del Insritut Catala deles Dones, la feminista Marta Selva.

Pero Marta calla. Enfurecida por las noticias que me llega­ban, acudf ala sede de LICIT. Isabel Holgado me atendio ama­blernenre, a pesar de que estaban saturadas por el trabajo de

denuncia y desesperadas por la falta de apoyos. Isabel me dijo:

«La polida esta deteniendo ilegalmente y violando a trabaja­doras del sexo en esra ciudad yel Institut Catala de les Dones

no dice nada, ~que pasa? ~que las putas no son rnujeres?». Deesa epoca es una genial campafia de LICIT que consistla en ca­

misetas y chapas rojas con el grito estampado en blanco «Jotambe soc puta» y que se repartieron especialmente en los es­pacios de agitacion feminista de Barcelona. Adoro esa campa­fia por encima de todas las cosas.

T odavla me hierve la sangre al recordarlo. Yo no pertenezcoa ese feminismo. AI feminismo de las chicas buenas, blancas, eu­

ropeas, arrogantes, solventes y decenres, Yo estoy con las puras,

no con las que quieren salvarlas y son c6mplices silenciosas de suacorralamiento policial y social. Yantes de que me estalle la venadel cuello, voya recordar a Gladdy, una puta feminista. NellKimball, la que fuera su jefa en un burdel de Nueva Orleans a

principios del siglo xx, la describe asf en su maravilIoso autorre­

lata Memorias de una madame americana: «Tuve una puta lla­

mada Gladdy que era partidaria de los derechos de las mujeres.Marchaba en los desfiles de Filadelfia y de Nueva York cuando

habfa manifestaciones a favor del voto femenino y se ponlan al­fileres en los caballos de los polidas y se hablaba sobre ser igua­les a cualquier hombre. Gladdy era una pura muy buena».

108

Ahora, cada vez que escucho a una feminista antiprostitu­ci6n hablar con ese tonito de superioridad maternal, victimi­zante y despectivo sobre las putas, me rio por dentro, jNena, a10 mejor tienes que agradecer muchos derechos ganados comomujer a un buen pufiado de putas que salieron a la calle a ju­

garse la vida antes de que ni nacieras! Siempre he sentido el

palpito de Gladdy en mis venas, aunque hasta hace muy pocono supe de ella. AI igual que la herolna del relato autobiogra­fico de La mujerhabitada, de Gioconda Belli, bebi6 la sangrede una guerrera maya en un zumo de naranja y devino sandi­

nista. Siento correr por mis arterias la alegria y la rabia de to­

das las putas que nunca se doblegaron.

Lasputas, nuestros fantasmas

Sinceramente, creo que el feminismo ha patinado con la pros­titucion, Es una cuenta pendiente. Yen la vida de cualquiera-mas aun en la del movimiento politico mas liberador que

haya existido jamas, al menos ante mis ojos- hay que tenercuentas pendientes; si no estas rnuerta. Pero ya va siendo hora

de que el feminismo se confronte con su mayor fantasma in­

fantil: las putas. (Y digo infantil siendo benevola, en realidadhay una cupula feminista blanca, liberal, puritana e institucio­

nal que no tiene nada de inocente y que cada dfa me pone los

pelos mas de punta.) Suscribo plenamente estas palabras de

Raquel Osborne: «El movimiento no fue capaz de aplicar sucertero analisis del mundo del trabajo a la situaci6n de las

prostitutas»,El feminismo destapo todas las mentiras patriarcales, redefi­

ni6 el trabajo al poner sobre la mesa la responsabilidad de cui-

1°9

"

Vero: «A veces me defino como trabajadora sexual anarquista capitalisra,Anarquista por destrucci6n de estructura y capiralista por comprensi6n de

que, sefioras y sefiores, mientras eI sistema sea asf de opresivo, hay muchapasta con la minifalda, mas aun si tienes una polla entre las paras».

Un burdel okupado en lasAzores

La segregaci6n entre chicas buenas y chicas malas es imp res­cindible para que todas las mujeres sirvamos al patriarcado.Vamos listas si nos creemos ese cuento. La colonizaci6n delcuerpo de la puta por parte de la sefiora (y de la ferninista) esuno de los mecanismos mas perversos a traves del cual el ordenheteropatriarcal domina el cuerpo de todas las mujeres. La pu­tafobia es otra cara de la misoginia. He escuchado a mujeresextremadamente cultas e inteligentes argumentar las mayo resestupideces sobre la prostitucion, siempre en contra. claro.

Creo que. como deda Marfa Galindo. si todas las mujeresnos atrevieramos a mirar nuestra estampa en el espejo de laprostitucion, nos ayudarfa mucho a entender que significa so­cialmente ser mujer y d6nde esta el enemigo. A veces esta den­tro, muy adentro, agazapado entre miedos y prejuicios. Verodeclara: «No son las amas de casa las que van a buscar a las pu­tas a la calle porque se han quedado cachondas e insatisfechascon el polvo del rnarido, son ellos quienes vienen a buscarnos.Porque durante mucho tiempo el control econ6mico ha esta­do bajo la tutela del hombre. que lleva el dinero a casa para lamujer y los hijos, Yel hombre decide que cofio hacer con el di­nero que gana. Si el sector femenino pudiera hablar cara a carasin tabues ni tantas gilipolleces con el sector masculine, secomprenderfan muchas cosas. Hablar cara a cara en vez de es­cuptrnos».

Hay un capitulo que Alf recuerda de su infancia en lasAzo­res que me reconforta tras haber escupido mi leche mas agria.«En mi barrio habla un piso donde vivian prostitutas y cuan­do el propietario se entero, las echo a la calle. Elias vinieronllorando a ver a mi madre. Josefa. Ella tenia las Haves de la casa

113

'"

cena de porno hetero hasta que la maruja desnuda a su ham­briento rnarido, 10 pone culo en pompa y Ie introduce un pe­pino (presunrarnente). Nos apeteda dar la vuelta a los roles.transgredir, jugar, pero nos sorprendio gratamente que variasamigas se excitaran al verlo. Ese es el posporno que buscamosproducir desde hace afios: politico y humedo,

As] que trate de colgar el video en mi blog pero YouTube10 retire en pocas horas. Me ofende y me cabrea sobremaneraque veten un video donde dos personas adultas juegan y sedan placer y sin embargo, adolescentes acosados en sus insti­tutos --easi siempre la marica 0 la bollo de la clase- tenganque pelear para que las humillantes grabaciones donde sonagredidas desaparezcan de la red. Incluso son emitidas en lostelediarios con la excusa de concienciar contra la violencia enlas aulas. Me parece aberrante que en horario infantil no per­mitan exhibir cuerpos pornograficos pero invadan nuestras ca­sas con cuerpos sufrientes indefensos. Me insulta el criterionormalizado acerca de 10 obsceno.

Hace unos dfas, una trabajadora sexual africana fue brutal­mente agredida por un desconocido. Otras mujeres que pasa­ban por alii la socorrieron y, de pronto, aparecen unas carna­ras de television. Era de noche, la chica tenia la caraensangrentada por los cortes de navaja y permaneda inrnovilen el suelo sobre una camilla antes de ser transportada a laambulancia. Sus ojos brillaban aterrorizados bajo la despiada­da luz de la camara. Las irnagenes fueron emitidas en los in­forrnativos. ~C6mo se atreven a violar la extrema vulnerabili­dad de una mujer que acaba de ser asaltada, de enfocar sudesfigurado rostro? Me pregunto si hubieran sido tan des­aprensivos si ella no fuera negra, ni puta, ni pobre. Aunque,me temo, cada vez van mas alla de sus vastos lfrnites,

I I 6

Imposible olvidar la espantosa cobertura rnediatica que sehizo en agosto de 2008 del accidente de avi6n en Barajas.Cuerpos que no quieren estar ahl, ni en la pista de despeguedel aeropuerto, ni en las salas de espera de los hospitales, ni enla pantalla de ningun receptor dornestico, ni en la retina denadie. Sin embargo, esta socialmente convenido que somosnosotras las obscenas. Las perras, las que exponemos decidida­mente nuestros cuerpos, las putas, las actrices porno. Y por esose veta la exposici6n voluntaria de nuestros cuerpos y se nosmanda callar, incluso cuando hablan de nosotras.

I I 7

traicion que apuntaba Javier. Hombres que utilizan las sefiasidentitarias del macho para desviarlas, para encarnar el fantas­rna mas abominable de la interminable lista de panicos mas­culinos: ser, en el fondo, rnaricon.

No hay ninguna identidad mas solitaria y acorralada que ladel macho. Ni por un instante me gustarfa estar en el pellejode aquellos que necesitan agredir y humillar a maricas y muje­res constantemente solo para recordarse a sf mismos que nadafemenino (= inferior) habita dentro de ellos. Solo para confir­mar que detentan una hegemonfa que, en el fondo, saben fal­sa. «Porque a la larga se hace insoportable el peso del teatromasculino», declara el escritor chileno Pedro Lemebel, «rnari­con, pobre, indio y malvestido»,

Para nuestra fortuna, ya nada es 10 que parece. «En los no­venta, los chicos gay salfarnos vestidos con ropa mas cefiida,nos afeitabamos la barba, nos tefifamos el pelo de rubio, nosacerc:ibamos mas a una figura femenina. Ahora los chicos he­teros, con el rollo de la metrosexualidad, se parecen a comonosotros eramos entonces. Y los maricas somos cada vez masmasculinos. Nos dejamos la barba y no pretendemos estar tandelgadas. Creo que hemos ganado en relax porque en los no­venta tenias que cuidarte mucho para idenrificarte con la ima­gen gay. Ahora esta todo menos claro, mas confuse, a rnf mecuesta cada vez mas saber quien es gay y quien no. Yeso me pa­rece muy interesante», me contaba Alfredo.

Pero la traicion se da entre iguales y nosotras pertenecemosa una casta inferior, no tenemos la facultad de traicionar a loshombres. Sin embargo, los estafamos cuando nuestra imagenles anticipa una posesion que nunca tendran. La feminidadexaltada y putonesca de la que hablo significa eso: creias queera una conejita siempre dispuesta sacada del porno garrulo,

120

pero yo decido. En este engafio creo que radica el potencialdesestabilizador de las perras dentro del mapa heteronormati­yo. Me hormiguea el estornago de placer solo de pensarlo.

Volviendo a las putas, a menudo ellas tienen mayor capa­cidad de pactar cuando abren sus piernas que las esposas.(Siempre me ha sorprendido como muchas mujeres a lasque conozco -incluso muchas feministas-- dan por hecho quefollar regularmente con sus novios forma parte del contratode pareja. Eso es algo muy femenino, aunque no dudo quetarnbien se da entre hombres. A 10 mejor no 10 formulan aSI,quid ni sean conscientes de que cumplen de manera auto­rnatica con los polvos estimados con la misma religiosidadque pagan el alquiler 0 la hipoteca, sin pararse a tantear don­de esta su deseo. Si actiian de otro modo, se rompe el contra­to. Para rnf el sexo es orra cosa. Detestarfa que alguien follaseconmigo por cumplir, se me congelarfa el calenton en un se­

gundo.)

El mensaje desviado

Cuando te pone ensefiar las tetas mas abajo de 10 decente yquieres a la vez que se respete tu voluntad, vives en un desaflo.Las perras feministas hemos tenido que investigar y desarrollarmil estrategias de autoafirrnacion y defensa. Nos situamos-amenudo conscientemente- en un lugar confuso para la mi­rada patriarcal, en una encrucijada del genero. Y nos clavamosahi, irnpostando 10 que se espera de nosotras. Como afirmabaantes, solemos tener la lengua mas rapida que otras para con­testar, por la fuerza de la costumbre. Y, a menudo, mucha masmala leche.

121

'\

lidad de las otras mujeres. Lo he comprobado muchas veces. Alos machorros les encanta imaginarnos clavandonos las ufiaspor ellos. ja, ja. Yo siempre les digo: «~Por que voy a cornpetircon una mujer si puedo follar con ella?».)

Pero es que, ademas, con mi puesta en escena hiperfemeni­

na y puton, todavla provoco mas cortocircuito. Las mujeresque parecemos superhembras y follamos con chicas encarna­mos una impostura. Una compafiera de trabajo marroqui,

cuando le dije que Laura, una de mis perras, tenia novia, mesolt6: «No, Irzi, no, Laura no. Pero si es guapa y no tiene nin­

gUn defecto, podrla tener un hombre a su lado»,Salima fue muy sincera y dijo 10 que la mayor parte de la

gente piensa de las lesbianas y de las tfas buenas, que son con­ceptos antagonicos. Incluso en ambientes bollos, a mis amigasy a mf se nos ha cuestionado muchas veces por el hecho de noparecer lesbianas. Lo tlpico, estoy en una fiesta de LesFatalesbailando, me siento a descansar un momento. Se me acerca

una chica y me dice: «Tii eres hetero, ~verdad?». iQue cansan­cio! A veces mi respuesta es: «Estoy segura de que he folladocon mas tlas que ni, y encima mas guapas».

Muchas de las perras que me han contado su vida para estelibro son lesbianas 0 han follado con mujeres. Y ninguna noshemos librado de la mirada desconfiada de alguna lesbiana de

pedigrf. Reconozco que a veces me ha doli do 0 me ha fatigadoeste cuestionamiento, pero tambien entiendo de donde viene yhe aprendido a disfrutar de la confusion, la tierra de nadie. Porsupuesto, tambien conozco a muchas bollos masculinas que ja­

mas me han cuestionado a mf ni a mis hermanas de camada.Mas de una noche de fiesta he terminado intercambiando­

me la ropa con Flori, una amiga punk-butch. Ella arrastra misvestidos negros por el suelo mugriento con sus aires de camio-

12 4

I

I

!L

nera y yo me contorneo en sus pantalones de camuflaje. Meencanta este travestismo improvisado en el que las dos aligera­mos el peso de nuestra propia identidad. Parodiamos 10 queno quisimos ser y nos divertimos con los juegos que nos fue­ron robados en la infancia, cuando a ella la llamaban marima­cho y yo alzaba mi barbilla de princesa proletaria ante las bur­las de mi barrio.

Sery estar lesbiana

Laura me conro esta hilarante anecdota que ilustra, con sufino cinismo canadiense, la impostura en la que las lesbianas deuerdad nos sinian a las perras de minifalda y licra trepadora.«Una vez estaba en Ibiza y nos quedamos en casa de una chica

que era amiga de una amiga de una amiga. Era la dpica ca­mionera y ya le cal mal desde el primer momento. Notabacomo yo le daba rabia, como mi falda le daba rabia. Estaba­mos cenando y me dijo: "A ti, ~te gustan los chicos?". Yo ledije: "Si, claro". Ella me solto: "~Sabes 10 que te pasa?, estaslesbiana, no eres lesbiana", Pero ni que cofio me estas conran­do, pense.»

Para Majo, el aterrizaje en el mundo bollo supuso otro ex­trafiamiento mas que sumar a su trayectoria de marciana eter­namente fuera de lugar. «Cuando salla con Elena era muy

gracioso porque se acercaban a hablarle a ella y me miraban aml, los patrones de heterosexualidad estaban calcados. Era­mos una pareja en la que a ella por ser mas masculina la vefan

como coleguita y a mf me trataban como a una chica. Se acer­caban ami, pero no para conocerme, y luego me echaban lostrastos.»

12 5

'\

teatrales de socializacion y no esencias que emanan de natura­leza alguna, todo se aligera. Se vuelve mas soportable el de­terminismo de genero binario al destapar la falacia de suinevitabilidad. Creo que es inrnensamente liberador interpre­tar, aunque sea una vez en la vida, el papel que no nos corres­ponde. Muchos hombres biologicos heterosexuales se vuelvenlocos en carnaval travistiendose, A mf me encanta verlos. Porsupuesto, eligen las tetas mas voluminosas y el carmln masrojo. Se transforman en superhembras y descargan por un ins­tame el peso de la virilidad.

Hace unos afios en rni entorno de Barcelona empezamosa investigar los codigos de la masculinidad en talleres dragking (ejercicio colectivo de perforrnacion del genero mascu­lino por parte, rnayoritariamente, de mujeres biologicas),Recuerdo a unas cuantas perras de las que ladran en este li­bro transformadas en chicos encima de un camion otro 28 dejunio en Barcelona. En realidad, paredan maricas. Para rnfestos talleres suponlan un bloqueo terrible porque compren­df que habia algo anclado en mi feminidad que me irnpedfadeshacerme de ella.

Recuerdo un taller drag king que yo misma irnpartf juntocon Desire Rodrigo en Bilbao. Escogf una masculinidad ele­game, como 10 es mi feminidad -aunque mi amatxo opine 10contrario--: pantalones negros de pinzas, camisa blanca ycorbata negra. Mi amante Silvia --que es de costumbre masbollera de aspecto que yo-- se vistio igual. Paredamos dosmafiosos italianos celebrando nuestro ultimo golpe. Salimostodas juntas por las Siete Calles, la zona de bares del casco an­tiguo bilbafno, para investigar nuestro personaje varonil. Esmuy dpico de los talleres kingperformar la masculinidad masgarrula, supongo que para un dfa que nos situamos al otro

128

lado del genero, nos apetece descubrir que se siente jugando atratar a las chicas como muy a menudo somos tratadas.

Pero yo no podia. Sobre todo con las cejas y el bigote pos­tizos. iQue horror! Me fui arafiando los cachitos de mi propiocabello recortados y pegados con esmalte transparente -tec­nica kin~ como a escondidas, rnientras los otros kings cadavez se encontraban mas comodos y ocupaban mas espacio dela calle. Y las teras, mis tetas espachurradas con una venda, sinmarcar las dos montafias bajo la blusa con las que yo me reco­nozco. Lo increfble de estos talleres es que descubres cosas deti que no sospechabas. Yo entendf que no podia performar lamasculinidad estetica, y no por vergiienza, porque sere mu­chas cosas pero no dmida.

Tampoco se trata de que las chicas femeninas nos bloquee­mos en los talleres drag king, he visto a autenticas chulazastransforrnarse en camioneros en media hora y disfrutar comolocas en su nueva piel masculina. Aquella noche en Bilbao,Iran, una chica hetero y suave de maneras dio vida a Urko, unredskin. Urko estaba tan esplendido gritando y entrando a laschicas que sus amigas Ie dedan al final: basta ya, queremos quevuelva Iran, nos estamos cansando de este garrulo. Yo por miparte, una vez devueltas las tetas a su sitio y recuperada la fi­nura de mis cejas, disfrute de la fiesta con Silvia, las dos vesti­das iguales. Paredamos las T atu, aquellas adolescentes rusasque triunfaron jugando a ser bolleras, convencidas por su pro­ductor que, en realidad, se las estaba beneficiando a las dos.Como en las pelis porno hetero, vamos. Lo que mantuve todala noche fue mi polla (un condon relleno de algodones) en susitio, el roce con el clftoris era muy agradable.

12 9

"

Alfredo: «Es increfble el poder que tienes cuando eres un hombre bio16gi­porque ttl 10 has puesto todo en evideneia. Lagente te ataca cuando tienes

co y sales a la calle vestido de mujer. La genre no se atreve a decirre nada

miedo».

'"

Helen: "La marernidad supuso para mf una perdida de inocencia. Antescuando socialmeme se me exigfa que fuese decente, enrendf que ser puta

era pura de una manera mas salvaje e inconsciente. Despues de ser madre,

era mi eleccion».

Fatima ya esraba estigmatizada socialmente como mujersumisa a sus tempranos trece afios cuando se le impidio conti­nuar el curso. De nada sirvio que ella repitiera que se cubrla elcabello con el hijab al saJir de casa por propia eleccion y noobligada por su familia. Tampoco se hizo hincapie, por ejern­plo, en la circunstancia de que la adolescente habla llegado deMarruecos hada pocos meses en el momento de pisar por pri­mera vez un aula espafiola. Las autoridades academicas retira­ron a Fatima su derecho a la educacion durante cuatro mesesy los medios de cornunicacion espafioles incendiaron la pole­mica del hijab -no la de la escolarizacion obligatoria- sinpausa. Incluso en mi periodico feminista se oyeron voces encontra del malogrado pafiuelo y yo no pude mas. Echaba demenos la palabra de las mujeres originarias de pafses musul­manes que viven aquf y de las personas que trabajan dfa a dfaen la resolucion de conflictos multiculturales.

Un dia de aquellos en los que se hablaba tanto del hijab, enun autobus urbano, coincidf con una chica muy jovencita ma­grebl que luda anudado su pafiuelo. Solo las raras, las estig­rnatizadas, las que recibimos esas miradas cuestionadoras des­de la normalidad continuamente -por parecer una puta, porvisibilizarte como lesbiana, por llevar una cresta-, sabemosdetectar el avasallamiento silencioso contra otras. Sonret a la

chica, que bajaba la cabeza claramente incornoda, y pense: jo­der, la que se nos viene encima. Yescribt un articulo en Andraque se llamaba E/ desuelo deFdtima.

En 2004, la editorial £1 Roure publicaba E/ uelo elegido, todoun ejercicio de articulacion de daves para repensar colectiva­mente la polemica -heredada de Francia- que se estabaempezando a enredar aquf en torno al hijab. Sus autoras son: Fa­tima Taleb, feminista rnarroquf musulmana afincada en Bada-

140

lona, Lena de Botton, europea de padre egipcio que dedico sutrabajo de fin de carrera a cd velo politico y el velo personal» yLidia Puigven, feminista catalana y profesora de sociologia de laU niversidad de Barcelona. En la contraponada aparecen cadauna de ellas en una foro y las tres charlando en otra, Lena con sucabello largo y negro atado en una coleta, Fatima con su hijab yLidia, melena rubia y minifalda. Esra imagen no es casual ni ino­cente, es todo un manifiesto politico que yo suscribo euforica.

Ellibro cayo en mis manos como un regalo divino. Conec­te, como 10 hacen eUas, todas las controversias que suscita elatuendo de las mujeres -y solo de las mujeres- y entendlpor que siempre me ha molestado tanto que a unas se nos juz­gue por llevar minifaldas y a otras por urilizar -0 no- hijab.E/ ve/o e/egido comienza asi, minifaldas y hijabs. Trapitos tanescuetos y tan molestos. Yo recojo la pelota de mi tejado y se­guimos ;ugando a pasarnosla entre todas, con la libenad demovimientos que nos da saber que, 10 que sea que cubra nues­

rros cuerpos, 10 hemos escogido nosorras. Y de vez en cuandolanzamos la pelota con rodas nuestras fuerzas contra el escapa-

rate de la hipocresia patriarcal.

Hijab, que no oelo

Urilizo desde entonces el termino hijab como 10 hacen las muje­res que 10 usan. Me apropio de este barbarismo porque el quemolesta es el pafiuelo que se anudan al cuello las magrebies, y nolas aldeanas gallegas.Pero en los periodicos, la palabra habitual es

velo, Velo, viene de velar, de oculrar, y esta no es designacioninocente, ninguna 10 es. Velo, y no pafiuelo como el de las mu­jeres de campo gallegas, andaluzas 0 vascas. Velo, con codas sus

14 1

"

el cabello cubierto, hay centros que siguen optando por la li­nea dura prohibicionista pero hay tantos otros centros queabogan por la serenidad y el dialogo. A la medica argelina Fa­tiha le sorprendio entonces el cambio en la actitud de la genrea partir de esta polernica. (No trabajo en escuelas y los nifios ylas nifias me han empezado a preguntar todo el raro: ~por quellevais el velo? Esto es curioso porque en las escuelas de Barce­lona siempre hubo nifias que llevaban el hijab»

En Marruecos hay muchos padres que intentan impedir quesus hijas utilicen el hijab como aquf hay adolescentes que se in­crustan un piercing a escondidas de sus familias. T ambien porlas calles de Barcelona yeo a chicas magrebies con minifalda y

plataformas, pero de ellas no hablan las televisiones. Anna Se­bastia de 50S Racisme me dijo cuando la entreviste al calor de lapolernica de Fatima: «Tambien se puede pensar que hay adoles­

centes de otras religiones que tienen la presion de hacer la co­rnunion 0 la confirrnacion, y yendo mas alla de los origenesculrurales y de las opciones religiosas, valorar que estamos ha­blando de una chica que, como todas, esta construyendo su per­sonalidad. Y que tiene un padre y una madre que la inrentanencaminar hacia un modelo de vida que creen conveniente».

Cuidado con quien teprotege

Lo que mas me escama de toda esta polernica alimentada ten­denciosarnente es que, cuando en los periodicos y las televisio­

nes la defensa de los derechos de las mujeres pasa a primera pa­gina, siempre es para reforzar los sistemas de control sobretoda la poblaci6n. No es de extrafiar que, al calor del paso tis­

mo judicial que perrnitio a un abusador de nifias ya condena-

144

do asesinar a Mari Luz, se pretenda aumentar el cumplimien­to de las penas de prision para violadores, pederastas... y te­

rroristas. ~Que tendra que ver una cosa con la otra?Con el hijab pasa 10 mismo: las mujeres musulmanas les

irnportan una mierda a nuestros hombres de ley y orden. Si novaloran nuestras vidas ni nuestro bienestar, el de sus mujeres,como les van a irnportar las vidas de ellas, Para rnf es mas queevidente que, cuando dicen defender a las mujeres y a las ni­fias musulmanas de la dominaci6n familiar masculina, detrassolo hay islamofobia. La islamofobia que necesitan inculcar­nos los gobiernos occidentales para continuar con las invasio­nes a Irak, Mganistan, Palestina... Es tan evidente que duele.

«Los tiros van por el camino de afirmaci6n de que hay dosmundos: el civilizado occidental y el barbaro, inculto, represi­

vo islamico, y los occidentales tienen la mision civilizadora.Toda esta polernicaes parte del plan de las porencias occiden­

tales, encabezada por un personaje oscuro como G. W. Bushpara apoderarse de las riquezas de aquel mundo "incivilizado".Si realmente les irnportaban los derechos de la mujer, ~por queBush y sus aliados colocaron en el poder a unos monstruoscomo los talibanes y no dijeron nada durante afios sobre la irn­posicion del burka desde 1994 y sobre la lapidaci6n de mujeresy hombres? Es muy sencillo: Cuando decidieron quitar de enmedio a este grupo les guiaban otros intereses, y por eso em­pezaron a llenar las paginas de los periodicos con las barbari­

<ladescometidas por los talibanes contra las rnujeres». Lo diceNazanin Amiriam, una periodista iranf clarividente y brutal

refugiada en Barcelona a la que he entrevistado varias veces.Ella sabe de 10 que habla. El imperialismo occidental «civi­

lizado» y sus guerras, con su impostora defensa de los derechos

de las mujeres, es quien aleja cada dla mas la posibilidad de

145

milde, eres exrranjera y no rienes una formaci6n acadernica,rienes mas dificulrades para que se renga en cuenra 10que tie­nes que decir sobre ri misma y ru forma de vida,»

&ra es realmenre la cuesri6n: a quienes se les reconoce la au­roridad para nombrarse a sf mismas yexplicarse (las buenas) yaquienes se les arrebara esa auroridad (las malas: puras, emigran­res, giranas, discapaciradas, negras, moras, lesbianas, transexua­les, indigenres, viejas, alcoholicas, malrraradas, yonquis, rebel­des, loeas, pobres en general ... ). Da igual que quien desauroricesea la Iglesia catolica, la auroridad medica 0 acadernica, los pe­riodicos 0 algunas feminisras. En realidad, no da igual; es mu­cho mas perverso y doloroso cuando quien re arrebara la propiavoz es pane del movimienro que naci6 para liberarnos (a todas).

Las auroras de El velo elegido sefialan que a menudo el fe­minismo occidenral se cenrra unicamente en la segregaci6n degenero y parece como si las demas formas de exclusion (etni­ca, culrural, economica) no fueran «su tarea». Pero nos vamosespabilando, aunque sea a la fuerza. Como dice mi perra Sara,«graciasa la emigraci6n, abro la puerra de mi rellano, y las ren­go allf». Con sus luchas, con sus conrradicciones, con sus es­peranzas, con sus alianzas, como nosorras.

El velo Intim0 y el tanga

En las ultimas decadas, el giro inregrisra aconrecido en algunosparsesde rradici6n musulmana (forzado en gran pane por la per­manenre e insidiosa inrervenci6n de EE. DU. YEuropa) ha culmi­nado con laobligaroriedad legal de que las mujeres ponen siem­pre en publico dererminadas prendas. Para esros gobiernos, laimagen de uniformidad en las mujeres es sfmbolo de su autorita-

148

rio poder. No conozco a ninguna musulmana que reivindique elhijab y defienda ademas su imposici6n para roda la poblaci6n fe­menina, aunque no dudo que las habra. El parriarcado no se en­cuentra en el hijab, sino en la prohibici6n u obligaroriedad dellevarlo. Pero el do esta muy revuelro, y hoy se cuesriona la ca­pacidad de eleccion de cada mujer y el hijab ha sido ran elecrri­

zado po1{ricamenre que ni puede rocarse. Muerde.La sociologa de origen egipcio Lena de Botton ha decidido

aguanrar los calarnbres en sus manos y pregunrarle a ese peque­no y rabioso rrociro de rela que significa para las mujeres que 10llevan. AI margen de su uso politico, para muchas musulmanasel hijab riene un senrido personal, Intimo, que a nosorras puedeescaparsenos por lejania cultural y que Lena desenrrafia: «EI hi­jab permire a las mujeres la conrinuidad enrre dos espacios so­ciales, el privado y el publico». Ayuda a delimirar 10 que cadauna muestra 0 expone de sf misma hacia el exrerior. Por tanto,les confiere seguridad y prorege simbolicamente de las miradasajenas 10 que ellas no desean cornpartir, 10que es ran s610 suyo .y de las personas que ellas consideran su enrorno mas fnrimo.

Cuando Carmela esruvo en Marruecos hace unos afios, fue

a visirar un hamman. Se quedo prendada de la complicidad ydel calor en aquel drculo exclusivo de mujeres. Quiza en la ca­lle rodas vayan tapaditas. mucho mas que nosotras, pero en losbanos publicos se muestran. se tocan, se cuidan, con una Inti­rna desnudez desconocida en nuesrra culrura occidenral cris­tiana. Carmela fue recibida sin pregunras, una mujer mayorcomenz6 a masajearla por todo el cuerpo con vigoroso carifio

y nuestra perra salio llorando del hamman por la emoci6n dehaber recibido inesperadamenre ranra generosidad.

Esta claro que ellas y nosorras renemos disrinras vivenciasde 10que es publico 0 Intimo. Cuando Carmela se reenconrr6

149

Mganist<ln; los y las sin papeles; las mujeres torturadas por suspadres, maridos 0 novios, y los hombres y mujeres transexua­les que batallan todos los dfas para afirmar un genero que leses socialmente negado en cualquier rinc6n de este mundo.5610hay que abrir un libro de historia para echarse a ternblar, «EIpensarnienro sobre una vida posible s610 puede ser entrereni­mienro para quienes ya saben que ellos mismos son posibles.Para aquellos que todavia estan tratando de convertirse en po­sibles, la posibilidad es una necesidad.»

Las autoras de El uelo elegido se acuerdan tambien de lasactivistas de RAWA -imposible olvidarlas- y conectan su ex­trema valentfa con el concepto butleriano de «vidas no vivi­bles». Reproduzco sus palabras con pulso enfebrecido: «Lle­gados a este punto, debierarnos preguntarnos en que lugarse desarrollan estas vidas no vivibles, no contempladas, nopensables desde la normatividad de genero. Pues bien, pode­

mos afirrnar sin rodeos que RAWA representa uno de esos espa­cios, que poco a poco estan consiguiendo un reconocirnienroverdaderamente revolucionario, ya que estan convirtiendo 10«no vivible» en 10posible, aunque este prohibido. Elias nos es­

tan diciendo que bajo ese burka, las mujeres tienen capacidadpara decidir, transformar y rebelarse ... Elias han dado el pri­

mer paso en el camino para no pertenecer a aquellas vidas queno pueden ser imaginadas».

Elfeminismo y sus prendas

«Cuando analizamos la cuestion del bijab, no podernos olvi­dar la larga tradici6n que tiene el feminismo respecto al anali­

sis critico de las imposiciones 0 prohibieiones respecto a la in-

152

dumentaria fernenina», afirrnan las autoras de El uelo elegido ysefialan varias prendas que han focalizado las luchas de las mu­jeres por su autodeterrninacion (sujetador, pantalon, minifal­da). EI cuerpo y la vestimenta de las mujeres siempre ha sidocampo de batalla, de control y de emancipaci6n. Para una jo­yen de familia ultraconservadora, ponerse una minifalda es unacto de insumisi6n. Para mi amiga Marta --que es una bolle­ra marimacho--, que Ie obliguen a lIevar falda en la cafererfadonde trabaja es una pequefia humillaci6n cotidiana queacepta por dinero y sobrelleva con risas.

Para las activistas de RAWA, descubrirse el rostro y maqui­lIarse colectivarnente es un acto de resistencia, de rebeldia,Aunque para muchas feministas occidentales pintarse la carasea un signa de sumisi6n a los canones esteticos. La cineasra ycompositora vietnamita Trint T. Minh-ha, 10 explica asf «Siel acto de develar tiene un potencial liberador, de la mismamanera 10 tiene el acto de velar, depende del contexto del velo,de c6mo y d6nde yen las mujeres la dominacion», Esto queparece tan evidente, a veces hay que explicarlo.

Mi amiga transexual Janna me explic6 hace cinco afios en unautobus c6mo empezaba a disfrutar el poder que Ie daba su re­cien estrenado aspecto de tfa buena y cuanto Ie encantaba la ga­lanterfa de los hombres hacia ella. Para ml, que estoy hasta el

cofio de toparme con esos galanes tan nada de pelicula, el entu­siasmo de Janna fue una revelaci6n. No se puede obviar elcon­texto de cada una: a ella Ie ha costado mucho que los hombres

la traten como a una senorita y no como a un maric6n. Perotambien entendl que, a traves de ella, podia entrever recovecosde la feminidad que a rnf se me hablan escapado. Aquella con­versaci6n de seis horas -10 que tardo el autobus en llevarnos deIrufiea a Barcelona- es otro de los odgenes de este libro.

153

"

saban a sus casas tempranito para rezar eI radiofonico rosarioy no andaban por ahf al caer la noche buscandose la malasuerte, no pasaban estas cosas. (Pobrecitos, nunca lograransuperar la nostalgia franquista.) No le falta razon a este en­trafiable sefior, si re reduyes en el hogar es mas facil que teviole tu padre, tu marido, tu do. A las mujeres tienen queposeerlas los hombres de la familia, no un extrafio cualquie­ra en un portal oscuro.

Como dedamos e1 juez Pita y yo, cuando sales de casaernbutida en Iencerfa y ensefiando las cachas, es mas facilque los viandantes machos con los que te cruces no logrenreprimir su imperiosa necesidad de interpelarte de algunamanera. Aunque e1 referido hombre de ley y yo no coincidi­mos en sefialar la parte responsable. «Si la imagen de ferni­nidad se vende siempre reIacionada con el deseo masculinoes un problema masculino, asf que basta ya de discutir gili­polleces. Son problemas de ellos que tienen que solucionarellos. Si a rnf me apetece ponerme una minifalda 0 salir conun corse es una cuestion identitaria mia, ningun macho me10 ha impuesto. Al macho Ie pone cachondo que yo lIeve uncorse, pumo», afirma Vero con Ia habitual rotundidad quenos cautiva.

Pero e1 problema es que el susodicho juez no esta solo en suanalisis. Culpar a las mujeres como provocadoras de los des­manes en el irrefrenable deseo masculino es una cosrurnbretan incrustada en la conciencia historica colectiva que no saleni con acetona, Hay minifaldas demasiado cortas antes quehombres demasiado violentos.

156

Juntasy reuueltas

Las moras son sumisas por anudarse un hijab y nosotras somosputas por ensefiar los muslos. Todas tenemos que soportar laviolencia secundaria de quienes dicen defendernos. Todas te­nemos que aguantar que se nos trate como a estupidas, que senos enfoque con una luz muy blanca, pretenciosa y estigmati­zante, que se nos arrebate la propia voz con la excusa de queno sabemos 10 que decimos, Todas calibramos alsalir de nues­tras casas cada dfa que, 10 que llevemos 0 no llevemos encimade nuestros cuerpos, condicionara la tranquilidad, e1 rechazo 0

la incomodidad en nuestro contacto con el mundo exterior.

T odas desearfamos a veces ser invisibles.Yo propongo desde aquf una gran manifestacion de moras

y cristianas, con minifaldas y hijabs, encontrarnos y rnezclar­nos hasta ser irreconocibles, gritar juntas: dejadnos en paz, no

necesitamos vuestra amenazadora proteccion.

157

~

mos hartas de organizar jornadas y conferencias a las que soloacudfamos nosotras, asf que construimos un cofio de plasticorosa de dos metros por metro y medio y 10 pegamos en una delas dos puertas de entrada al edificio central. Para acceder alinterior, habia que abrir los labios de nuestro superchocho.Era muy agradable, olfa a mufieca. Pero fue turbador. Habiagenre a la que Ie encantaba la idea y pasaban por el cofio unay otra vez y genre que se asustaba, como siestuviera delanre deGodzila.

Una profesora se nos acereo encolerizada y nos dijo: «Yosoy feminista, vosotras no se que sereis pero no sois feministas,estais escenificando la violacion colectiva de una rnujer». jo­der, que rerorcida, le dije yo. ~Por que la violacion, por que noel polvazo? ~Por que no se 10 esra pasando bien nuestro chocho

gigante? ~Por que el feminismo tiene que ser a veces tan puri­tano? Desgraciadamente, no tengo ninguna foro de aquel dfapero es una de las acciones mas boniras que he ideado y Heva­do a cabo nunea. Y preconizo otro lugar propio desde el quehacer polftica en el que, desde entonces, estoy felizmente in­mersa. SitU<lndome desde rnf misma y desde el centro de mideseo.

Por aquel entonces, yo no habia ofdo hablar de AnnieSprinkle. No sabfa que esta jovencita judia y tfrnida HamadaEllen Steinberg se reinvenro como Annie Sprinkle (rocfo, hu­

medad), la zorra mas caliente y subversiva de la galaxia. Nosabla de sus comienzos como actriz porno en los locos setenta,

ni que despues Ie asaltaron las ganas de investigar su propiolenguaje porno-filmico y realize un monron de pelfculas. Yque un dfa quiso ir mas alia y exhibir 10 que ninguna mujerhabfa mostrado de su desnudez voluntaria y alegremente has­ra entonces.

160

v

!,

Ella se despatarraba en un sillon, con la vagina dilatada porun especulo y entregaba a quien quisiera ver su cervix una lin­terna, He visto las mfticas irnagenes. Annie, maquillada, esco­tada y divina como siempre sonde con su habitual dulzura. Ylas espectadoras --detodo genero-c--Ie dicen: gracias, es muybonito. Esa sonrisa de la puta que controla la siruacion, de laactriz porno que dice «quereis mi cofio, pues os 10 voy a ense­fiar hasra el fondo», es el paradigma de 10 que yo pienso quesuponemos las perras sin collar en este mundo heteronorrnati­vizado.

No sabfa que para Annie, como ferninisra que es, el orgas­mo femenino, tan menospreciado en el porno, era una priori­dad. Otra de sus obras consiste en subir en el escenario a unbuen ruirnero de mujeres y ensefiarles a correrse con la respi­racion, como maestra de ceremonias lubrica que es, ante el de­leite del publico. No sabfa que Annie fue rambien trabajadorasexual fuera de la camara, que es una gran defensora de la dig­nidad y de la seguridad de las putas y que batallo, en aquellososcuros afios de la era Reagan cuando las feministas antipor­nograHa se aliaron con la extrema derecha, por la libertad se­xual de las mujeres. No sabia entonces que Annie va repar­tiendo por el mundo diplomas por «los servicios sexuales

presrados a la comunidad" como el que ahora tengo en mismanos.

Por fin tuve la suerte de conocer a Annie Sprinkle hace cin­co afios en Barcelona en la Marston Posporno. El MACBA esra­ba a rebosar de admiradoras suyas y ella nos cautivo con Mistreinta aiios de puta multimedia. Ofrla relatar sus correrfascomo actriz, directora de porno, artista, show-woman y docto­ra en sexologia me produjo tanto placer que ernpece a mens­truar allf mismo como perra en celo. Enronces Annie nos

161

,

M6NICA. Hace unos afios, un grupo enorme de gente nos diri­gfarnos en metro de madrugada a una fiesta en una casa oku­

pada (de las que ya no se permiten en esta ciudad). EI vag6nestaba lleno de maricas y Monica, en medio de todos ellos, tra­taba de convencerles de que, en realidad, eran heteros en el ar­mario. Los chicos se refan mucho con ella. Tambien deleito atan encandilado publico con uno de sus mirneros mas famo­sos: soy Normal Duval, mon6gama y heterosexual.

MAluANA estaba euf6rica aquel 28 de junio, como siempre. Semi­desnuda, fusta en mana yal grito de «sois unas bolleras, unas pu.;

tas», azotaba a todo cuerpo que se pusiera en su camino. Primero

eramos nosorras y las participanres de la manifestacion, Despues

se abalanzo sobre los transeunres atonitos: familias, viejecitas...tuvimos que detenerla cuando divis6 ados nifias chinas.

BEGO acudi6 hace bastantes afios a una cena de empresa con su

falda roja con lunares blancos. Uno de sus compafieros Ie dijo:«Como vas con esa pinta, ~es carnavalr». Adaro que en lrufiea,donde entonces vivfa nuestra perra, los lfrnites de la normalidad

son muy estrechos. La tremenda Begofia respondio: «~Quien teha dicho que a rnf me gusra tu puta camisa de rayas?»,

LAURA tiene un arma muy potente de perturbacion masiva.Descarga sus terribles gases y neutraliza a todo el mundo. Leencanta hacer el experimento en el metro, cuando hay mucha

genre, Se tira un pedo y, como ella es tan bonita y menuda, na­

die la acusa con la mirada. Se de para adentro cuando nota que

los pasajeros se apartan del hombre mas voluminoso que hayaen el vagon.

16 4

CARMELA se despedfa de una clase de instituto donde habfa tra­bajado como profesora sustituta. Un grupo de nifias ernpezo acorear «perras todas, perras todas» mientras arafiaban los pu­

pitres. Carmela no daba credito. «Nunca les habfa contadonada de mi vida, pero me detectaron», me dijo riendo.

PILAR llego una tarde a mi casa. Hada horas que insistfarnospara que se animase a venir, ella estaba de domingo familiar

con su marido y su hija. La esperabamos borrachas, travestidas

y bailando. Enseguida se puso mi traje de corista verde esme­

ralda de plumas. Y fue posefda al instante por elespfritu de al­

guna uedette que se apodera de ella a menudo. «iJoder, que

bien que me hayais sacado de casal»

HELEN regresa a su casa agotada tras una orgfa, Su hijo -precio­sura de seis afios-- se le tira encima. Ella Ie dice que esta muy

cansada. EI nifiito Ie contesta: jquieres foliar con todo el mundo

menos conmigo! Los dos den, se abrazan y quedan dormidos.

ALFREDO tenfa una relacion muy especial con nuestra perra

Thibo. Cada uno tenia un alter ego travesti, A veces follando

eran dos maricas y otras, dos chicas de pelucones multicolor,

medias rotas y maquillaje exagerado.

SARA practica a menudo una tecnica irresistible para provocar­

nos. Cuando, al calor de la noche, nos abalanzamos sobre ella

y sobre sus tetas, ella nos dice: «No me hagais esto, que soy

madre». Otra noche, Carmela y ella localizaron un os camiso­

nes blancos de puntilla en el fondo de La bara de Boatine. Las

dos cantaban a coro: «Soy un puton de primera cornunion».

16 5

)

Agradecimientos

AMaro Dfaz - Lolito Power (por su arrebatado apoyo a prue­ba de bombas, bajones y desesperanzas varias).

A mi bioamatxo Maribel Ziga y a mi biosisterAinhoa Ziga(por construir conmigo esta gozosa supervivencia y por que­rerme como soy).

A las mujeres de TAMAlA, y en especial a Beatriu Massia(por ayudarme a pasar pagina sin perder el aliento ni la me­moria).

A las impulsoras del periodico Andra (por descubrirme elunico periodismo que merece la pena).

A las doce perras que me han conrado su vida y milagrospara este libro: Veronika Arauzo, Majo Pulido, Paula Ro­driguez, Begofia Perifian, Mariana Erxeberri, Monica Boix,Laura Santone, Helena Torres, Carmela Roch, Sara Arnau,Alfredo Pestana Mota y Pilar Jimenez (por su generosa con­fianza y porque sin elias este mundo serfa para rnf inhabi­table).

A Virginie Despentes y Beatriz Preciado (por ser mis ma­drinas y creer en mf hasta cuando me yeo borrosa).

169

i~

.~

lj(

;,.

vida: mujeres, tiemposy trabajos, Icaria Editorial, Barcelona,2003·

KIMBALL, Nell, Memorias de una madameamericana, EditorialSexto Piso, Madrid, 2007.

LEMEBEL, Pedro, Loco afiin, Editorial Anagrama, Barcelona,2000.

LUNCH, Lydia, Paradoxia. Diario de una depredadora, Edito­rial Melusina, Barcelona, 2008.

OSBORNE, Raquel, La construccion sexual de fa realidad, Edito­rial Caredra, Madrid, 1993.

OSBORNE, Raquel, Historias de buenasy malas: lasperversas ma­

niobras delpatriarcado, artfculo publicado en el peri6dicoAndra, junio de 2002.

PHETERSON, Gail, El prisma de fa prostitucion, Talasa Edicio­nes, Madrid, 2000.

PRECIADO, Beatriz, Testo yonqui, Editorial Espasa Calpe, Ma­drid.coos.

RODRiGUEZ, Eugeni y PUJOL, Joan, Dels drets ales llibertats.Una historia politica de l'alliberament GLT a Catalunya(FAGC1986- 2006), Editorial Virus, Barcelona, 2008.

YIDARTE, Paco, Etica Marica. Proclamas libertarias para unamilitancia LGTBQ Editorial Egales, Madrid, 2007.

ZIGA, Itziar, artfculos publicados en el periodico feministaAn-dra:

- Una luz en la noche deAfganistdn, enero de 2001

- El desuelo deFatima, abril de 2002

- Entrevista a Annie Sprinkle, julio de 2003

- Entrevista a Beatriz Preciado, abril de 2003

- Entrevista a Mama Samateh, junio de 2001

- Entrevista a Paloma G6mez, enero de 2002

- Entrevista a Pilar Mora, marzo de 2002

17 2

Lasperras en el ciberespacio

- blog de Mariana: marianissima-airlines.blogspot.com- blog de Helen: http://helenlafloresta.blogspot.com- blog del colectivo postop (Majo): http://posporno.-

blogspot.com- blog del grupo de teatro Maripili (Pilar): http://maripilite-

atro.blogspot.com_ blog de ex_dones (Monica e Itziar): http://exdones.-

blogspot.com- blog de manada: http://hastalalimusinasiempre.blogspot.-

com- blog de Lolito Power: http://lhombredeverdad.blogspot.-

com- pagina web de Diana [unyent, pornoterrorista: http://por-

noterrorismo.com_ blog de nuestras hermanas vascas, Medeak: http://mede-

ak.blogspot.com

173