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socorro-aguirre
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Ser maestro es ser invitado a entrar en el alma de los niños y las niñas, ayudarles a encontrarse, a descubrir sus
emociones, a superar sus angustias y temores.
Cada día tienes la oportunidad de ofrecer un mundo a tus estudiantes, de brindarles conocimientos y experiencias capaces de cambiar sus vidas.
Abriste la ventana, de par en par, maestro. Abriste la ventana… y el silencio del mundo se arrodilló sencillo como un suspiro nuevo en la mañana.
Abriste la ventana, de par en par, maestro. Abriste la ventana y un grito de colores surcó el viento como un vuelo de vida y de esperanza.
Abriste la ventana, de par en par, maestro. Abriste la ventana… así pausadamente, y escribiste en la historia de tu escuela un profético gesto… un signo sin palabras.
Y amaneció la luz, luz a raudales, que ilumina los ojos… y los pasos… y los caminos nuevos, aún sin estrenar, de los que esperan.
Aparecieron nítidas las cosas en su ser y en su hechura, - las de dentro y las de fuera…- Novedad revestida de ternura, haciéndose presencia palpitante en el mar de los sueños juveniles.
Y retozó la brisa, caricia virgen que refresca los rostros y las lágrimas de aquellos que más
sufren.