Diacronia número 11

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    Diacronas REVISTA DE DIVULGACIN HISTRICA

    Ao 6, nmero 11 mayo 2014

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    Palabra de Clo, A.C.Asociacin de historiadores mexicanos

    RAYMUNDO CASANOVA RAMREZMARCO FABRIZIO RAMREZ PADILLA

    NURIA GAL FLORESAMANDA CRUZ MRQUEZ

    Presidentes honorarios

    MARA EUGENIA HERRERAPresidente

    CLAUDIA ESPINOVicepresidente

    LESLIE MERCADO REVILLASecretaria

    REYNA MARA QUIROZ MERCADOTesorera

    Diacronas , REVISTA DE DIVULGACIN HISTRICACoordinador general JOS LUIS CHONG

    Director RAFAEL LUNA

    Editor

    V CTOR CUCH ESPADA

    DiseoPATRICIA PREZ RAMREZ

    Diacronas. Revista de divulgacin histrica. Ao 6, nm. 10 (enero de 2014), es una publicacin cuatri-mestral de Palabra de Clo, A.C. Insurgentes Sur nm. 1810, Col. Florida. Delegacin lvaro Obregn.C.P. 01030, Mxico, D.F. www.palabradeclio.com.mx. Reserva de derechos al uso exclusivo del ttulonmero 04-2013-090614291800-102, ISSN: en trmite, ambos otorgados por el Instituto Nacional delDerecho de Autor. Certicado de licitud de ttulo nmero 13936 y licitud de contenido nmero 11509,expedidos por la Comisin Calicadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretara de Goberna-cin. Editor responsable: Rafael Luna Rosales. Impresa por Impresora y Litogrca Heva, S.A. Arteaganm. 26, Col. Guerrero. C.P. 06300, Mxico, D.F. Tel: 5526-4156. Distribucin en el Distrito Federal por:Marketing & Promotion. Insurgentes Sur No. 1810, Col. Florida, C.P. 01030, Mxico, D.F. Tel: 5662-7700.Registro postal en trmite.

    Fecha de expedicin del permiso: septiembre 2013.La presentacin y disposicin en conjunto y de cada pgina deDiacronas. Revista de divulgacin hist-

    rica son propiedad del editor. Derechos reservados Palabra De Clo, A.C. Queda prohibida la reproduccinparcial o total, directa o indirecta, por cualquier medio o procedimiento, del contenido de la presente pu-blicacin, sin contar con la autorizacin previa, expresa y por escrito del editor, en trminos de la legislacinautoral y, en su caso, de los tratados internacionales aplicables, la persona que infrinja esta disposicin, sehar acreedora a las sanciones correspondientes.

    Los contenidos e ideas expuestas en este trabajo son de exclusiva responsabilidad de los autores ypueden no coincidir con las de la institucin.Hecho en Mxico. www.palabradeclio.com.mx

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    EDITORIAL 5

    ENSAYO

    La comprensin de textos como estrategia didctica paradesarrollar el pensamiento histrico

    Mariel Valadez 9

    ARTCULOS

    Edmundo OGorman, la historia como conocimiento ontolgico Ainho Surez Gmez 25

    El milagro japnes y su presencia en la vida cotidiana: un tema para laenseanza de la historia contempornea

    Mauricio Flamenco Bacilio 35

    Walter Benjamin. Un koan apcrifo sobre tres fotografasSergio Ral Arroyo 43

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    Hasta tu ltima morada compaero. Sociedad de Perforistas AuxiliosMutuos de Mineral del Monte. 1893-1901..

    Alejandra Mrquez Ortiz 53

    A qu edad cesa la capacidad productiva?(en torno al programa de renovacin de la planta acadmica)

    Flor de Mara Balboa Reyna 65

    Isabel Pesado de la Llave, la Duquesa de Mier Jos Daz Garca 73

    Por el bien de la familia: un acercamiento a la interdiccin

    como mtodo de proteccin familiarVictoria Beltrn Vilchis 85

    El juego de pelota entre los mayas durante el siglo XVI Miguel Martnez Gallegos 97

    Pink Floyd The Wall:Identidad Generacional en el Cine

    Alan Prats Gama 105

    RESEA

    Y se cubrieron de gloria ngela Garduo 119

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    Editorial

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    Arranca el mes de mayo en un pas que est despertando del sueo reformis-ta. Despus de doce aos de pasmo, el nuevo gobierno lleg con un inusitadoimpulso que se agot en poco tiempo. Los supuestos efectos positivos de la reformaenergtica no se vern en el corto plazo; la reforma en telecomunicaciones esrehn de los monopolios y la falta de ocio poltico del gabinete impide poneren marcha la reforma educativa.

    En este contexto, y honrando en este mes la noble labor docente, Palabrade Clo dedica varios ensayos a la reexin acerca de la pedagoga de la Histo-ria. Y ello se debe a que, en su vocacin como difusora de esta disciplina, laasociacin encuentra en el aula un espacio ideal no slo para la reexin hist-rica misma, sino tambin para la discusin en torno a los mtodos de ensean-za de la Historia. Son muchas las voces que se quejan de que se demanda alos estudiantes la memorizacin de fechas, lugares y personajes. Pues bien, si esono es ensear-aprender Historia qu lo es?, tpico de vital importancia paraaqullos interesados en formar nuevas generaciones de estudiosos o de genteinteresada en el conocimiento histrico.

    Abordamos tambin la losofa de la historia, en los casos de OGorman y Benjamin, y complementamos con un texto que aborda un lm paradigmti-coPink Floyd. The wall, mezcla de rock y cine que marc a toda una generacin,porque, como dijo Terencio: nada humano nos es ajeno.

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    ENSAYOLa comprensin de textos como

    estrategia didctica para desarrollar el pensamiento histrico

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    LA COMPRENSIN DE TEXTOS COMO

    ESTRATEGIA DIDCTICA PARA DESARROLLAREL PENSAMIENTO HISTRICO

    Mariel Robles Valadez

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    Las necesidades y las demandas de lainvestigacin y la enseanza histrica estn

    claramente establecidas por la realidad. Lo queno est claro es si, en las instituciones y en

    los individuos que forman la abstraccin quellamamos investigacin, docencia y difusin

    de la historia, existe la voluntad para asumirlas

    y la capacidad para hacerlas efectivas.Enrique Florescano1

    Introduccin

    Sin duda la educacin es uno de los conceptos ms complicados y difciles dedenir, lo cual ha resultado una diversidad de enfoques y argumentacionesacerca de lo que engloba y signica el proceso de educar. Sin embargo, Fran-cisco Larroyo explica que la educacin es el desarrollo a travs del cual elindividuo adquiere la cultura de la sociedad en la que est inmerso y se apro-pia de ella, as como del conocimiento cientco, formas de lenguaje, costumbresmorales, experiencias estticas, destrezas tcnicas y normas de vida; y se adap-ta al estilo de vida donde se desenvuelve. Pero ste es un proceso que se inicia,pero jams termina, pues la educacin y sus repercusiones en las personas setraducen en ms educacin. As pues, es un proceso innito de mayor ampli-

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    tud, que entraa tambin lo emotivo que es el querer hacerlo, sin lo cual nohay movimiento formativo real.2

    En la actualidad, cuando se aborda el conocimiento de lo histrico, estimplcita una forma de aprenderlo, y del modo en que el sujeto lo haga serigualmente la manera en que sea afectado por este tipo de conocimiento. Esinnegable que en muchos espacios y niveles del sistema educativo de nuestropas la materia de historia se imparte como si fuera un conocimiento conduc-tual y memorstico de datos, fechas, acontecimientos y personajes sin que s-tos tengan una relacin con el presente, por lo cual el proceso deenseanza-aprendizaje se queda en la supercie, en la simple acumulacin dedatos que resultan acartonados, inconexos y sin ningn sentido para los estu-diantes; ello representa uno de los problemas principales para la enseanza

    de la historia en todos los niveles educativos.Los profesores que imparten la materia de historia innumerables a ve-ces por tradicin, otras por ignorancia o por falta de creatividad suelen aensear la disciplina por medio del discurso expositivo, mediante el cual los estu-diantes solamente escuchan largas disertaciones, en el mejor de los casos, de for-ma pasiva, de tal manera que su actividad se limita al ejercicio parcial delhemisferio izquierdo del cerebro, mientras que el otro hemisferio, el cuerpo y de-ms habilidades cognoscitivas se hallan inactivas. Se olvidan que el conocimientohumano no se da sino en el encuentro con el otro, nunca aparece aislado, puessurge del dilogo y del intercambio entre personas;3 por otra parte, el estudio dela historia no puede desvincularse de las dems ciencias sociales, pues en la me-dida en que se logre relacionarlas e integrarlas, se conseguirn mejores resultados y se llegarn a los objetivos inicialmente planteados con el estudiante.

    Por aadidura, el estudio de la historia es til para la formacin integralde los adolescentes, que incluye lo intelectual, lo social y lo afectivo. Los ar-gumentos que suelen justicar el estudio de la historia como materia obliga-toria a nivel bachillerato, de acuerdo con Joaqun Prats, son las siguientes:

    Preparar a los alumnos para la vida adulta.Despertar el inters por el pasado.Potenciar en ellos un sentido de identidad.Ayudar a los alumnos en la comprensin de sus propias races culturales

    del mundo de hoy.Contribuir a desarrollar las facultades de la mente mediante un estudio

    disciplinado.Introducir a los alumnos en el conocimiento y el dominio de una metodo-

    loga rigurosa propia de los historiadores.

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    Enriquecer otras reas del currculum.

    Dicho lo anterior, el estudio de la historia debe llevar a los jvenes a la con-ciencia de nuestras acciones en el tiempo y hacia la sabidura humana, esdecir, problematizar la historia, que signica hacer a un lado la simple idea denarracin de sucesos. Es, por el contrario, plantearse problemas, hiptesis detrabajo, buscar nuevas fuentes o, por lo menos, nuevas preguntas a las viejasfuentes. Hacer de la historia, como dira Marc Bloch, una empresa razonadade anlisis en la que los estudiantes deben estar conscientes de que no exis-ten verdades absolutas, de que no hay personajes buenos o malos; msbien, se debe conocer la historia desde la personal o individual hasta la colec-tiva, ofrecindole al alumno una forma de pensar que le permita comprender

    un poco ms el mundo que le rodea.En trminos generales, se debe ensear nuestra disciplina desde un planoms alejado de la historia ocial para no caer en moralismos ni maniquesmos.Se trata, por lo mismo, de impartir una enseanza que no caiga en panegricoso invectivas; dejar claro que los hechos histricos no son acontecimientos ais-lados y ajenos al entorno histrico-cultural del estudiante, ms bien son cons-trucciones en curso permanente, que, por ello, van cambiando, pero que estncorrelacionados con el presente y que deben ser analizados e interpretados.

    La comprensin de textos histricos

    Es claro que la Historia es una ciencia, pero lamentablemente en las aulas ala epistemologa de la historia no se la ha dotado de un planteamiento meto-dolgico estrictamente cientco y serio. Tradicionalmente, como ya se men-cion, la enseanza de la historia usa y abusa de los recursos no crticos,rutinarios y espontneos; por tanto, es preciso brindarle un tratamiento msformal y acorde a las exigencias que tanto los alumnos como la disciplinahistoriogrca requieren.

    Podemos decir que el n de todo profesor es crear un mtodo de ensean-za adecuado a las necesidades acadmicas, intelectuales y materiales de losalumnos. Especialmente, si pensamos que es ms importantecomprender quejar en la memoria,descubrir que aceptar como verdad, mi propuesta es pre-sentar los elementos del aprendizaje para que el alumno aprenda historia, pueses claro que impartir una ctedra sobre la disciplina en cualquier nivel escolares difcil, y se complica an ms si de adolescentes se trata. Veamos:

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    El concepto de adolescencia podra ser operacionalizado como una cons-truccin histrica, cuyos lmites inferior y superior pueden concretarse en tr-

    minos de edad biolgica y edad social, y cuyo referente ltimo es el cambiode roles o logros de metas sociales impuestas al sujeto adolescente por cadacultura para otorgarle estatus de sujeto adulto.4

    Por ende, resulta importante partir de la psicologa y la personalidad deladolescente, pues de esta manera podemos entender como docentes las acti-tudes, capacidades y destrezas por medio de las cuales el alumno aprende. Yno slo nos referimos al contenido de las asignaturas, sino tambin a la formaen que interacta con su medio, ya que durante este periodo el conductor mscercano ser el profesor, quien es el enlace o el mediador entre los alumnos yel conocimiento, teniendo nocin del desarrollo psicolgico, biolgico y emo-

    cional del joven de modo que ste pueda usar correctamente ese saber, y ha-ciendo ms accesible nuestra labor. Al mismo tiempo, lo ideal es que eldocente cuente con el apoyo de personas capacitadas que puedan respaldarloen lo que sea necesario.

    El proceso de aprendizaje en los alumnos de educacin media superior esbastante complejo debido al tiempo cronolgico en el que se encuentran sus vidas. Socialmente, es una de las etapas ms importantes, ya que se constitu- ye su formacin tanto mental como de personalidad. Por ello, es precisamen-te entonces cuando definen cualidades como el criterio, el manejo deindependencia, la disciplina, la responsabilidad, el compromiso, la solidaridad y ms.As, se deben incorporar nuevas formas de aprendizaje que faciliten alalumno comprender la complejidad de los cambios sociales en los cuales estinmerso y no puede separarse. Por esto, como docentes de historia, necesita-mos trabajar con estrategias de aprendizaje donde las ideas de totalidad y pro-ceso sean entendidas como un conjunto universalista que acapara todos losaspectos de la realidad, y no slo una visin parcial y simplista de una pers-pectiva dogmtica, quedndose escuetamente en el relato de una serie deacontecimientos inconexos entre s; de hecho, en el aula se toman como tex-to las conductas del maestro y los alumnos, la interaccin didctica es todaella un texto conformado por acciones o conductas signicativas.5

    La historia en el aula, debera tener un papel fundamental en el desarro-llo de la capacidad crtica de los futuros ciudadanos. Sin embargo, las inves-tigaciones muestran que los estudiantes no perciben su carcter analtico yreexivo; por el contrario, la asocian con eventos factuales para memorizar. Sibien los datos son indispensables en el estudio histrico, no son el n, sino un

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    material para ser analizado. De lo contrario, la historia vestida con este atuen-do es de lo ms desagradable y agobiante;6 se trata, pues, de una enseanza

    pasiva, memorstica y limitada a repetir lo que el maestro dice, que no estimu-la el pensamiento crtico y la interpretacin en el alumnado.Como se ha sealado, la didctica es el punto de partida, ya que es la for-

    ma en que se ensea. En nuestro caso, es la manera en que se ensea la epis-temologa histrica a los adolescentes que cursan la educacin media superior.Por eso, a lo largo de este trabajo se presenta una propuesta para construir unadidctica especca, una didctica de la historia; exponiendo las bases quefundamenten por qu y cmo ensear historia a jvenes estudiantes los con-ducir a desarrollar un pensamiento histrico que concuerde con una retros-pectiva de su historicidad.

    Una de las posibles formas de lograrlo es intentar, como docentes, pensaren mtodos, materiales, recursos y estrategias que vayan ms all del simplediscurso terico y la pregunta del dato, que hagan ms comprensivo y riguro-so (cientcamente hablando) el estudio de la historia; considerando a la com-

    prensin de textos histricos como una propuesta didctica que responda a lasexigencias de un conocimiento serio y no impresionista del pasado.

    El objetivo principal de este trabajo es elaborar una estrategia de aprendi-zaje basada en el modelo hermenutico, que facilite los procesos de ensean-za-aprendizaje de manera cualitativa y no cuantitativa de la materia de historia,en la cual la aplicacin de la hermenutica a la educacin se justica por lautilidad que pueda aportarle para temas que son poco o nada abordados porotros enfoques tericos7 y que la historia investigada y la historia enseadahan ignorado tajantemente, lo cual nos ha llevado a tener resultados suma-mente desafortunados.

    Con la utilizacin y el empleo de textos y documentos histricos se cubreuna larga serie de objetivos, destacando los siguientes:

    Fomentar la actividad de la lectura y la participacin activa del alumno. Luchar contra el verbalismo y el abuso de un estril memorismo. Desarrollar el espritu crtico, el razonamiento sobre los hechos, el juicio

    histrico y la aptitud para la comprensin y el anlisis. Aproximar al estudiante a la tarea crtica del historiador.

    Los objetivos mencionados establecen la primera parte de nuestra propuesta,la cual slo se logra cumpliendo con los niveles para conocer el contenido deun texto; es decir, la informacin explcita, y la informacin implcita en todo

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    escrito narrativo. De ah que sea tan importante acercar a los alumnos a lalectura, puesto que es una habilidad que no slo enmarca la capacidad de

    decodicar la informacin del material escrito y conseguir su comprensin; lalectura implica la comprensin de los textos y la reexin sobre ellos,8 al estardirigida hacia nuestra materia con textos histricos que les permita construirpaulatinamente su propio conocimiento, convirtiendo a la lectura en unaherramienta central en la enseanza y el aprendizaje de la historia, a pesar deque son conocidos los problemas que afrontan los alumnos para comprendertextos histricos, y por eso entre otras razones resulta necesario concebira la lectura como contenido esencial para la enseanza de la historia.

    Cuando hablamos de un texto histrico nos referimos a cualquier docu-mento escrito,9 ya sean fuentes primarias o secundarias, que faciliten una mayor

    comprensin del pasado. Acercar a los alumnos a ellos logra que, por mediode su lectura, construya sus propias ideas y signicaciones: no se le debe daral alumno el concepto ya elaborado, porque pasa de memorizar acontecimien-tos y personajes a memorizar conceptos fabricados y razonados, con lo cual noargumenta, sino repite argumentaciones.10

    Debido a que es tan vasta la produccin de textos histricos, la primeradicultad que enfrenta un profesor de historia es precisamente escoger o se-leccionar adecuadamente los documentos que ayuden en la tarea pedaggica.Tomando en cuenta varios aspectos, como el grado de dicultad de cada texto,el lenguaje que emplea el autor, la narrativa, los silencios, las intencionalidades y la extensin de los documentos, todos estos elementos deben ser conside-rados para ilustrar y ejemplicar al educando el tema tratado.

    Lo anterior constituye el primer paso de la propuesta didctica. Pero lo verda-deramente complejo es hacer que el estudiante codique la informacin querequiere para que acceda al conocimiento histrico. De qu manera?; en el proce-so inferencial de la comprensin lectora, es decir, desde lo conocido trata de des-cubrir lo desconocido, porque todo proceso de comprensin es inferencial. De ahque pueda empezar a elaborar reconstrucciones de hechos histricos, identicacinde tipos de textos, tener claridad cognoscitiva para la disciplina, entre otros.

    El historiador y pedagogo estadounidense Charles Wesley considera queel trabajo con fuentes histricas es indispensable para ensear a pensar. Estono se logra con extraer informacin, sino que se requieren varios tipos de tex-tos que presenten perspectivas dismiles sobre un hecho histrico. Entonces,los alumnos pueden cruzar la informacin e identicar las coincidencias y dis-crepancias para luego evaluar cuan razonables, complementarios u opuestosson los argumentos que plantean en el texto.11

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    Ya que el profesor seleccion el material con el que trabajar en el aula, yque los alumnos leyeron el documento, posteriormente viene la descomposi-

    cin del procedimiento de la comprensin de textos en partes y jerarquizacio-nes segn el nivel de complejidad, proponindonos la organizacin de lasactividades que debe realizar el estudiante en tres niveles que son necesariospara aplicar la propuesta de manera adecuada:

    Clasicacin de las fuentes. Consiste en aprender a diferenciar el tipo defuente segn las distintas categorizaciones entre primarias o secundarias.

    Comprensin de las fuentes. Implica reconocer al autor, ubicarlo en sucontexto histrico y comprender la informacin y el mensaje que trans-mite.

    Evaluacin de fuentes. Permite comprender las posibilidades de informa-cin que ofrece una fuente por medio de su origen y propsito. Hay queidenticar quin es el autor (decir qu papel desempe en el procesoo hecho histrico que se est analizando) y el contexto en que la produ- jo. Tambin es fundamental considerar el propsito de la fuente: paraqu o con qu intencin se produjo y a quin iba dirigida. A partir detodo esto se puede evaluar su potencial informativo y determinar el valordel contenido; el valor se reere a sus posibilidades de aportar en el es-tudio de un tema histrico.

    Todo el proceso anterior nos lleva a realizar de manera implcita una lecturahermenutica; donde sta y la historia estn muy relacionadas, pues la prime-ra, en palabras muy simples, es el acto de interpretar, mientras que la historiase encarga de comprender, analizar y desentraar lo que dicen las fuentesdirectas o indirectas; o sea, lo que quieren decir los autores en sus textos:

    hallar el sentido autntico, que est vinculado a la intensin del autor, la cual est plasmada en el texto que l produjo. Se trata de captar lo que el autor quiso decir.Es la intensin del autor o la intensin del texto frente a la mera intencin del lector,

    pues en la interpretacin convergen tres cosas: el texto, el autor y el lector. Y el lectoro intrprete tiene que descifrar el contenido signicativo que el autor dio a su texto

    sin renunciar a darle tambin l algn signicado o matiz.12

    La lectura hermenutica es denida como una teora de la lectura en la cualel nfasis es la interpretacin y la comprensin; en otras palabras, es la lectu-ra con sentido, esto es, reconocer y entender verdaderamente la intencin del

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    escritor, lo que implica realizar una verdadera transaccin entre el lector y eltexto. Por eso, la lectura hermenutica es Un proceso de renovacin trans-

    formacin y construccin de la expresin con las palabras propias del intr-prete conservndose lo dicho en el texto.13El trabajo con fuentes histricas obliga al estudiante a dos tipos de lectu-

    ra: la centrada en el texto que evala las caractersticas y los argumentos mis-mos (los tres puntos anteriores que se explicaron); y la perifrica, que seconcentra en aquello que est fuera del mensaje, pero que inuyen en l. Estaltima nos lleva a realizar una lectura hermenutica, la cual, en palabras dePaul Ricoeur, arma que lainterpretacin extrae el ser en el mundo que se en-cuentra en el texto, surgiendo a partir de la distancia entre emisor y receptor.Una vez emitido, el texto se desarraiga de su autor y se independiza para que

    el lector se apropie de l, aplicando el signicado del texto en su propia vida,restituyndole sentido a los signos que lo componen y efectuando una reela-boracin personal en su lectura;14 es decir, el yo slo puede ser aprehendidoa travs de su reejo en sus objetos, en sus obras y sus actos.

    La comprensin de textos es, para nosotros los historiadores, un ejercicioprctico tendente a valorar an ms la actividad humana del pasado y a com-prender las estructuras y no los personajes; prctica que debera fomentarseen los alumnos, apoyndose el docente en la hermenutica analgica que per-mite un modo de interpretacin preponderantemente abierto, que aspira a lo-grar cierta unidad, exigiendo no una nica interpretacin posible o vlida,aunque tampoco una apertura hasta el innito de las interpretaciones.15 Es un justo medio, pues, entre la univocidad (una sola interpretacin rgida) y laequivocidad (todas las interpretaciones son verdaderas).

    La comprensin de textos deber ser un ejercicio prctico para los estu-diantes que cursan la materia de historia en el nivel medio superior, y, con laaplicacin correcta de un determinado mtodo, les permita razonar un mo-mento del pasado o a investigar alguna parcela indita de la materia, evitando,en ambos casos, caer en subjetividades, imprecisiones o generalizaciones. Ladisciplina no es juzgar sino comprender y hacer comprender. Hacer compren-der la Historia, a travs de la propia comprensin del alumno, es la meta o elpropsito que busca dicha actividad. Al respecto, debemos hacer una preci-sin:

    Aqu surge algo que puede ser interesante para la discusin de este puntoen la hermenutica, a saber: distinguir entre entender y comprender, con locual se marcan varios grados de avance en la interpretacin. No basta slo conentender. Muchas veces entendemos algo y no comprendemos su cabal signi-

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    cado ni su porqu. En esos casos interviene la hermenutica: para buscar lacomprensin adems del entendimiento; y, sobre todo, cuando hay ms sen-

    tidos de lo que se est tratando de comprender.16

    Por ello, y puesto que la historia la ha escrito el hombre, analizar un textohistrico ser desentraar lo que un autor ha dicho, cmo lo ha dicho, por qu y dnde, esto es, buscar los antecedentes y sus correspondientes motivos para valorar el escrito. Ya en una fase ms avanzada del dominio de la comprensinde textos o en la que el alumno ya est ms preparado para realizar dicha ac-tividad: ser necesario cotejar o enfrentar los juicios emitidos por un autor conotros autores coetneos y an relacionar el texto con el momento histrico enel que fue escrito.

    Hablando en trminos de didctica, la principal habilidad de dominio

    que pretendo impulsar con el uso de la comprensin de textos histricos ba-sado en la hermenutica es el fomentar el pensamiento histrico, porque atravs de l los estudiantes podrn cuestionar las diferentes versiones de lossucesos histricos, estructurarn ideas a partir de la comprensin de docu-mentos, elaborarn hiptesis (juicios interpretativos) apoyndose en saberesprevios y otros datos; comprendern de manera ms dispuesta conceptos his-tricos y abstractos, aplicarn la empata ante los conocimientos de la historia;darn su propia explicacin ante fenmenos histrico-sociales; sern capacesde hacer comentarios sobre narraciones del pasado y, desde luego, formularnpreguntas.17

    Por tanto, es fundamental que los jvenes entiendan que la materia dehistoria no necesita ser memorizada ni aprendida, sino comprendida. Para ellorequieren, por supuesto, de la lectura, la comprensin y la interpretacin, ope-raciones mentales que se reejarn en el desarrollo del pensamiento histrico.Adems de los procedimientos que se sealaron en el prrafo anterior, lo tras-cendental del pensamiento histrico es que los alumnos analicen su propiahistoricidad, es decir, al hecho fundamental y radical en que elaboramos lahistoria, de que nos encontramos en ella y de que somos seres histricos.18

    Finalmente, el pensamiento histrico conducir a los estudiantes a adqui-rir una historicidad, que conlleva a la formacin de una conciencia histrica,implica la posibilidad de identicar las relaciones temporales entre el pasado,el presente y el futuro no slo en un sentido cronolgico progresivo, sinointercambiante y mutable, produciendo en quien la percibe un conjunto denociones sobre s mismo y el mundo en que se desenvuelve, y condiciona, encierta medida, su actuacin social.

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    Conclusiones

    Ante el panorama tan desolador que tiene actualmente la historia en los nive-les de educacin bsica y media superior, donde la mayora de los estudiantesperciben la materia como algo irrelevante, obsoleto y ajeno a su entorno his-trico-cultural, es totalmente necesario cambiar las formas de ensear ytransmitir el conocimiento histrico. Por tal razn, uno de los propsitosfundamentales de la enseanza de la disciplina es que el alumno logre unacomprensin y un inters por la materia, acabar con la vieja idea de que laHistoria que se ensea es con nes culturales, patriticos, vetustos y distantesal ambiente del alumno. Estas cuestiones no han sido atendidas ni por laspolticas educativas ni por las autoridades correspondientes. Lo nico que se

    ha hecho es homogeneizar la prctica docente mediante recetas o manualespara impartir clases que muchas veces no son muy funcionales.Las causas de esta tendencia son variadas: una de ellas es el declive ge-

    neral de las humanidades en todos los niveles de la enseanza, auspiciada pororganismos econmicas internacionales y por gobernantes que buscan resul-tados cuanticables ligados a las llamadas competencias contra el desarrollode una educacin centrada en valores y habilidades, as como orientando y li-mitando la enseanza de las ciencias sociales a la utilidad prctica de los apren-dizajes adquiridos en la vida laboral. Otra, ms interna a la educacin, ha sidotrasladar a la escuela las insatisfacciones y los problemas que la sociedad nosabe solucionar. Esta orientacin orilla a disciplinas, como la historia, a servirde intil sazonador para salpimentar los temas de actualidad, lo que algunos justican con que los problemas actuales son ms motivadores para nios y jvenes.

    Frente a estas tendencias, es posible armar que la historia, en su mximaintegridad epistemolgica, tiene un alto poder formativo. No ensea a mane-ra de receta cules son las causas de los problemas actuales, pero muestra elfuncionamiento de la sociedad en el pasado y es un inmejorable laboratoriode anlisis social. A principios del siglo XXI, la historia es una disciplina mul-tidimensional, la ciencia que mejor analiza la complejidad social. Su valor for-mativo radica en sus posibilidades en el proceso de enseanza-aprendizaje, yaque ayuda a una mejor comprensin del presente, contribuye a desarrollar lasfacultades intelectuales, enriquece otros temas del currculum y estimulalas aciones hacia el disfrute de la cultura, al tiempo que potencia al mximola sensibilidad hacia los temas sociales y forma a personas con criterio paraparticipar de manera ejemplar en una sociedad democrtica.

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    As pues, el trabajo del maestro en educacin media superior requiere queste sea docente-investigador, pues es la nica manera en que los estudiantes

    cobren un sentido de realidad y perciba su concrecin en la cotidianeidad,pese a que sta es una tarea casi imposible si tomamos en cuenta las circuns-tancias laborales, institucionales, administrativas y sociales que encierra la la-bor docente.

    Dicho lo anterior, se debe dejar claro que ensear historia a los adolescen-tes que cursan la educacin media superior implica desarrollar su pensamien-to histrico, comprender el mtodo con el que se elabora el conocimientohistrico, los valores relacionados con ste, sus proyecciones en la vida coti-diana, las actitudes ticas y cvicas implcitas en el discurso, los procesos depensamiento que estimulan su estudio, etctera. Como se observa, no slo es

    importante aprender el contenido por s mismo, sino comprender la lgica deproduccin de tal conocimiento y que se reeje en los estudiantes, alcanzn-dolo por medio de la comprensin de los textos histricos.

    Analizar un texto o documento histrico signica ahondar en el conoci-miento de la historia y, por tanto, su frecuente utilizacin es un til comple-mento a las tareas del profesor y de los alumnos. Aun cuando la comprensinde textos sea, casi siempre en esta materia un ejercicio complicado por sumisma variedad documental o textual y tal vez uno de los ejercicios ms di-fciles de realizar, ello no quiere decir que sea imposible abordar su anlisis yllegar a dominar un adecuado mtodo para su realizacin.

    En denitiva, leer, comprender e interpretar un texto histrico signicacomprender una poca pasada a partir de los elementos que el propio textopueda ofrecernos o hacer intuir. De ah que lo ms importante sea saber si-tuarse dentro del propio contexto del documento o texto propuesto; es decir,deben examinarse los hechos segn el autor, la poca o el pueblo que se ana-liza, pero sin prejuzgar o evaluar con criterio contemporneo, partiendo de laexperiencia, cultura o realidades de nuestro siglo.

    En este sentido, comprender un texto histrico supone la posibilidad de valorar cuantos matices encierra y no slo aquellos que puedan percibirse enuna primera lectura o toma de contacto, sino tambin ahondar y entresacaraquello que el autor no ha dicho o se ha callado. Por tanto, no signica esteejercicio improvisar unos conocimientos en torno a un fragmento de historia,exige una tarea y un esfuerzo por parte del alumno que lo lleve a la compren-sin del texto y, despus a la interpretacin del mismo.

    Finalmente, el contacto directo con las fuentes histricas proporciona eladecuado complemento a la adquisicin de los conocimientos aprendidos en

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    las explicaciones tericas. Gracias a las fuentes primarias o secundarias y a su preciso anlisis, el educando podr ir adquiriendo la capacidad sucien-

    te para enfrentarse, con eciencia, al desarrollo de un pensamiento histrico,que, adems, le permitir fomentar el ejercicio de la comprensin, aplicndo-lo a su vida cotidiana.

    El presente trabajo fue muy til y esclarecedor para mi tesis, pues piensoincorporar claro, estudiando e investigando ms sobre el tema la herme-nutica analgica con las fuentes histricas, ya que tienen un vnculo innato y que la Historia enseada ni la Historia investigada no se han dado a la tareade incorporar para una mejor enseanza de la disciplina.

    Notas1 Wobeser, 1991, p. 27.2 Larroyo, 1983, pp. 40-44.3 Boff, 1980, pp. 68-73.4 Saldaa, 2004, p. 26.5 Beuchot,Hermenutica, 2007, p. 8.6 Wesley, 1961, p. 38.7 Beuchot,op. cit., p. 10. 8 Navarro, 2008, p.12.9 Debo aclarar que tambin se pueden utilizar fuentes orales o icnicas, pero por propsitosde investigacin slo me limitar a las fuentes escritas.

    10Lorente, 1998, p.16.11 Wesley, 2009, p. 24.12 Beuchot,Tratado, 2009, p 14.13 dem.14 Ricoeur.Del texto, 2010, pp.156-162.15 Beuchot,op. cit., pp. 46-56.16 Beuchot,Hermenutica, op. cit., p. 11.17 Barton, 2010, pp. 100-103.18 Ricoeur,Historia, 1999, p. 84.Bibliografa

    Beuchot, Mauricio,Tratado de hermenutica analgica. Hacia un nuevo modelo de interpretacin, Universidad Nacional Autnoma de Mxico (UNAM)-ITACA, Mxico, 2009.

    , Hermenutica analgica y educacin, UIA, Mxico, 2007.

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    Bloch, Marc,Introduccin a la historia, FCE, Mxico, 2000.Boff, Leonardo,Destino del hombre y del mundo, Sal Terrae, Espaa, 1980.

    Carretero, Mario,Construir y ensear: las ciencias sociales y la historia,Aique, Argentina, 1998.Carretero, Mario,La construccin del conocimiento histrico: enseanza, narracin e identidades,

    Paids, Buenos Aires, 2010.Deor Citoler, Sylvia,Las dicultades de Aprendizaje: un enfoque cognitivo,Ediciones Aljibe,

    Espaa, 1996.Durkheim, mile,Educacin y sociologa,Colofn, Mxico, 2006.Larroyo, Francisco,La ciencia de la educacin, Porra, Mxico, 1983, pp. 40-44.Lorente Lloret, Alfredo,Cmo se comenta un texto histrico en los niveles deBUP y COU , Edito-

    rial Bruo, Espaa, 1998.Navarro, Jos Mara,Estrategias de comprensin lectora y expresin escrita en los textos narrativos,

    Magisterio del Ro de la Plata y Lumen, Buenos Aires, 2008.Saldaa, Carmina,Deteccin y prevencin en el aula de los problemas del adolescente, Ediciones

    Madrid, Espaa, 2004.Snchez Quintanar, Andrea, Reencuentro con la historia. Teora y praxis de su enseanza en

    Mxico, Paideia,UNAM-Facultad de Filosofa y Letras, Mxico, 2002. Vilar, Pierre, Pensar histricamente,Pensar la historia, Mxico, Instituto Mora, 1995.Ricoeur, Paul.Del texto a la accin: ensayos de hermenutica, FCE, Mxico, 2010.

    ,. Historia y narratividad, Paids, Barcelona, 1999. Von Wobeser, Giselaet al, El historiador frente a la historia, UNAM, Mxico, 1991.

    Publicaciones peridicas

    Barton, K. C., Investigacin sobre las ideas de los estudiantes acerca de la historia. Ensean-za de las Ciencias Sociales, 2010.

    Lectura informtica y nuevos medios. Observatorio Nacional de Lectura (ONL) Francia,Cua-dernos Biblioteca para la actualizacin del maestro 2000, Mxico,SEP, 2000.

    Charles Wesley, The problem of sources and methods in history teaching, enThe SchoolReview, a Journal of Secondary Education, 1961.

    , The problem of sources and methods in history teaching, enThe school review a Journal of Secondary Education,mayo 2009, p. 24.

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    ARTCULOSEdmundo OGorman, la historia como conocimiento ontolgico

    El milagro japnes y su presencia en la vida cotidiana: un tema para la ense- anza de la historia contempornea

    Walter Benjamin. Un koan apcrifo sobre tres fotografas

    Hasta t ltima morada compaero. Sociedad de Perforistas Auxilios Mutuosde Mineral del Monte. 1893-1901..

    A qu edad cesa la capacidad productiva?(en torno al programa de renovacin de la planta acadmica)

    Isabel Pesado de la Llave, la Duquesa de Mier

    Por el bien de la familia: un acercamiento a la interdiccincomo mtodo de proteccin familiar

    El juego de pelota entre los mayas durante el siglo XVI

    Pink Floyd The Wall: Identidad Generacional en el Cine

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    En 1945 Edmundo OGorman apuntaba que todas las pocas de crisis pre-sentan el mismo espectculo: una lucha entre las creencias que conforman latradicin inmediata y otras que constituyen el nuevo programa. stas, comentael autor, intentan sustituir a las primeras a travs de una crtica demoledora delas implicaciones y supuestos en que se fundan y proponen, a su vez, una nuevaaventura espiritual.1

    Probablemente, sa haya sido la argumentacin que sigui el historiadordos aos ms tarde al momento de elegir el ttulo deCrisis y porvenir de la cien-cia histrica para aquel maniesto terico en el cual quedaban sentadas lasbases para un nuevo y genuino conocimiento histrico: el historiolgico, unsaber cuya principal preocupacin era dar cuenta de los elementos que confor-man la realidad histrica de la que se ocupa el historiador; es decir, contar nosolamente el cmo sucedi, sino tambin indagar acerca de las formas, lospresupuestos y las ideas que constituyen esos relatos; en suma: dar cuenta delo quees la historia de la historia. A continuacin esbozo algunos de los puntosms relevantes a los que esta investigacin ha llevado.

    Aquella nueva aventura espiritual emprendida por OGorman no surgipor generacin espontnea, sino que es parte de un proceso histrico que seenmarca en un momento clave para el desarrollo de la disciplina de la historiaen nuestro pas. Durante la dcada de los aos treinta y cuarenta del siglo pa-sado, se combina, por un lado, la reconstruccin cultural emprendida despusde la Revolucin que abri el camino para la creacin de medios, recursose instituciones a travs de los cuales se reexion en torno a la historia nacional,

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    junto con los procesos de institucionalizacin y profesionalizacin de la disci-plina de la historia, eventos que pusieron en el centro del debate los mtodos,

    los lmites, las implicaciones tericas y las fundamentaciones loscas delquehacer histrico.Siguiendo el esquema planteado por OGorman acerca de las viejas y las

    nuevas creencias, es posible apuntar que las primeras responden a lo que el au-tor denomina como la historiografa tradicional, es decir, aquella de corte docu-mentista que, como el propio historiador sugiere, pretende asimilar la historiaa las ciencias fsicas y naturales.2Del otro lado, el historicismo se concibe comoel nuevo programa que, tomando como punto de partida una vinculacinentre la historia y la losofa, pretende replantear el lugar de lo histrico comoun elemento constitutivo de la naturaleza tanto del hombre como de los fen-

    menos en los que ste se halla involucrado.En ese sentido, la propuesta del autor congura una nueva creencia a tra- vs de la cual se asume que el componente central de las entidades histricases esa misma naturaleza cambiante que est siempre en constante transforma-cin. Ello lleva a OGorman a fundamentar su propuesta terica en una concepcinbastante peculiar acerca del pasado, el cual se considera elemento integrantedel ser del hombre, variable y que, lejos de ser algo ajeno a su persona, es aque-llo que constituye parte medular de su naturaleza. De esta manera, el hombrese concibe como una entidad histrica que, a travs del cambio constante, se con-gura en funcin de lo que ha sido, lo que es y lo que pretende ser en el por- venir. A partir de esta concepcin, el pasado se piensa como un componenteque, como el propio ser del hombre, se encuentra en trance de constituirse.En funcin de ello, la actividad que dota a ese pasado de sentido tambin ad-quiere una dimensin histrica.

    La propuesta ogormaniana no slo es una postura metafsica sobre el hom-bre sino que tambin se corresponde con una epistemologa histrica bastanteprecisa. Siguiendo a OGorman en textos como Consideraciones sobre la ver-dad en historia as como enCrisis y porvenir de la ciencia histrica e Historia y vida, es posible decir que la misin del conocimiento histrico busca histori-zar la forma como el hombre ha dado cuenta de esa constitucin histrico-on-tolgica de su persona.3 Por tanto, si se parte de la idea de que el pasado no esun objeto extrao al ser del hombre, la reconstruccin que ste hace de aqueladquiere la misma naturaleza histrica.

    As, el esquema de OGorman crea una interesante relacin entre el suje-to y el objeto de estudio en la historia (el pasado), en el que ste queda subor-dinado al primero en tanto que se concibe como una interpretacin inserta en

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    una circunstancia histrica determinada. Por lo mismo, el punto de partida delpensamiento ogormaniano se fundamenta en una peculiar concepcin acerca

    del tiempo histrico que se basa en dos premisas: una a partir de la cual el pa-sado se piensa como elemento constitutivo del ser del hombre, y otra en funcinde la cual se le concibe como el material abierto a distintas (re)interpretacio-nes del que debe servirse el historiador.

    En el campo historiogrco, esta tarea que pretende dar cuenta de la his-toricidad constitutiva del ser del hombre se traduce en la historia de las ideas;es decir, la reconstruccin de las representaciones acerca del hombre y de sulugar en el mundo en un tiempo y lugar especco. En ese sentido, las ideasse convierten en el material del cual se sirve el historiador para dar cuenta delas formas en que se han dotado de sentido y signicacin a las entidades his-

    tricas en el devenir, todo ello con la creencia de que esas interpretaciones noson estticas ni jas como tampoco lo es el pasado histrico por el que se pre-gunta el sujeto.

    Una de las aplicaciones ms relevantes de esta metodologa y teora delconocimiento histrico la vemos enLa invencin de Amrica, un estudio del de-sarrollo de las nociones que desde el siglo XVI conformaron el proceso de in- vencin, que no de descubrimiento, de la idea de Amrica en el pensamientooccidental.4 En esta obra, el autor analiza las representaciones historiogrcasque fueron dando cuerpo a esa entidad histrica logrando consolidar as unode los objetivos planteados para la historiologa enCrisis y porvenir de la cien-cia histrica, el cual establece que la genuina ciencia histrica debe no slorelatar el cmo sucedieron los hechos sino tambin, y sobre todo, dar cuentade la conguracin que las distintas fuentes hacen acerca de la realidad his-trica.

    En funcin de este peculiar cuestionamiento, la nocin de interpretacinadquiere un lugar protagnico en el pensamiento del autor. No en vano lva-ro Matute ha sealado que los textos de OGorman publicados entre 1945 y1977 conforman la etapa hermenutica de produccin del historiador.5 La uti-lizacin de la interpretacin como recurso explicativo es uno de los elementosque permite esa vinculacin caracterstica de muchas de las obras del histo-riador entre el trabajo meramente documental y la reexin losca, lo queOGorman llama una preocupacin terica o especulativa sobre la historia,puesto que, al intentar considerar la historia de las ideas es decir al histori-zar las representaciones que el hombre ha hecho sobre su mundo en el pasa-do, no slo se muestra el desarrollo histrico de ciertos eventos, sino quetambin se alude a las interpretaciones acerca de la forma en que se supone

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    est congurada la realidad histrica en s misma. En n, se est indagandocomo se postula enCrisis y porvenir de la ciencia histrica por el qu es

    en s de la historia.Este cuestionamiento ontolgico intenta dilucidar la naturaleza, estructu-ra y los elementos que invariablemente siempre acompaan a las entidadeshistricas. En suma, se est preguntando por el ser de dichos entes. Ahora, sipartimos de que el objetivo de la historiologa es dar cuenta del qu es en sde las entidades histricas, debemos decir que el cuestionamiento ogormania-no es, antes que nada, un cuestionamiento ontolgico sobre un fenmeno his-trico. Ahora bien, el argumento del autor entra en una especie de crculo puestoque OGorman preguntaba por el ser de las cosas ya no fsicas sino histricas y, por tanto, siempre cambiantes. En ese sentido, lo que se tiene es una interro-

    gante que pretende abarcar los entes cuyo ser siempre es variable. Esa constan tetransformacin, esas modicaciones que constituyen el centro de las entida-des histricas por las que el autor se pregunta, conforman el ncleo de su aproxi-macin ontolgica.

    Sin embargo, si arriba se haba dicho que la argumentacin ogormanianaes circular con respecto de este punto, todava falta una parte ms a este esque-ma. Para dar cuenta de ello debemos pasar a las implicaciones epistemolgicasdel a priori ontolgico del autor. Por una parte, la nalidad del genuino cono-cimiento histrico es hacer inteligible la estructura del ser histrico es de-cir, mostrar la historicidad constitutiva de las entidades histricas, pero esteelemento descansa en la suposicin que establece que todas las formas en quese ha dotado de signicado al ser de estos entes en el devenir es de suyo unproceso histrico. En otras palabras, son interpretaciones que surgen en unacircunstancia histrica particular y que, como creaciones del hombre, estnsujetas a esa misma historicidad propia de la naturaleza de su persona. Enton-ces, si la historiologa pretende mostrar esta caracterstica del ser del hombrea partir de la historia, todo se reduce a que la realidad del ser, si no se concibecomo histrica, como cambiante y variable, no se puede conocer.

    Este punto es lo que permite que en el esquema ogormaniano se dena ala historicidad como el campo conceptual del conocimiento histrico y al mismotiempo se piensa tambin esta nocin como aquella que posibilita el surgimien-to de una epistemologa histrica en la forma en que la propuesta del autor loexpone. De tal manera, es posible decir que el tipo de saber que OGormanpretende lograr mediante ese dilogo entre la historia y la losofa es necesaria-mente un conocimiento que, al mismo tiempo, se yergue como un saber his-trico y ontolgico del devenir.

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    Una de las implicaciones de esta postura que es tratada con bastante de-tenimiento por el historiador en algunas de sus obras tericas comoCrisis y

    porvenir de la ciencia histrica e Historia y vida es el problema de la verdaden historia. Frente a la nocin de que todo es histrico, es decir, frente a la ideade que la historicidad es el referente primordial del ser del hombre qu papeltiene la verdad en el quehacer histrico? Si partimos del punto de que la pro-puesta ogormaniana se congura en funcin de una crtica a lo que el autorllama la historiografa de corte cienticista, debemos decir que una de las prin-cipales pretensiones de este tipo de aproximacin al pasado es la de congurarla historia de la misma manera en que estn conguradas las ciencias fsicas y naturales. Para OGorman, adems de concebir al pasado como una cosa msen el mundo, esta postura establece que es posible lograr un conocimiento

    imparcial, total y universal sobre las cosas. Ahora, si la propuesta de este his-toriador se fundamenta en la idea acerca del objeto de estudio (el pasado) radi-calmente diferente, entonces el tipo de pretensiones y resultados a los que sepropone llegar son diametralmente opuestos.

    De esta manera, una de las caractersticas principales del conocimientohistrico para OGorman es que ste se basa en la nocin de verdades hist-ricas; es decir, representaciones emitidas en un momento y lugar determinado y adquieren su validez de acuerdo con el conjunto de ideas y creencias vigen-tes en una circunstancia histrica particular. Lo anterior le permite a OGormaninterpretar el proceso de invencin de Amrica como el desarrollo de una se-rie de verdades que, en un inicio, se consideraban absolutas. Una vez cuestio-nadas, entran en la escena nuevas ideas que luego se convertirn en las nuevascreencias y as sucesivamente. De esta manera, la historia de las ideas queOGorman relata enLa invencin de Amrica es el desarrollo de verdades que en-tran en crisis, se cuestionan, se abandonan y cambian por otras ideas.

    Otra de las implicaciones tericas del a priori de OGorman que se habaenunciado lneas arriba es la que se reere a su visin sobre la historia, enten-diendo aqu el trmino en tanto que devenir histrico en su conjunto. En esesentido, estaramos ya en el campo de la losofa especulativa de la historia.Esta dimensin del esquema ogormaniano es bastante compleja, pues cruza loslinderos entre las distintas signicaciones del trmino historia. Por un lado, sepuede anotar que la losofa especulativa de la historia presente en algunas desus obras tiene como caracterstica principal una nocin muy clara acerca delmovimiento del devenir histrico en su conjunto. De esta manera, la dialcti-ca se convierte en el mecanismo a partir del cual el autor explica la forma enque las ideas y las creencias se transforman a lo largo del tiempo. Uno de los

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    ejemplos ms claros de lo anterior es el texto Precedentes y sentido de la Re- volucin de Ayutla,6 un estudio a travs del cual OGorman analiza el desa-

    rrollo del pensamiento poltico previo al movimiento ocurrido en 1854 que lollev a concluir que las ideas y creencias en principio pensadas como antag-nicas liberales por un lado, y conservadoras por el otro, adquieren su sen-tido histrico a travs de un proceso de integracin. En funcin de estainterpretacin, el historiador establece que es slo a partir de la visin de unasntesis entre los programas liberales y conservadores anteriores a la Revolucinde Ayutla, que este movimiento adquiere su signicacin histrica como unode los hitos liberales de la historia nacional.

    Hasta este punto parecera que en tanto que recurso explicativo la dialc-tica no es demasiado compleja. Sin embargo, este mecanismo no slo le sirve

    al autor como medio de interpretacin sino que se convierte a su vez en su visinacerca de la naturaleza de lo histrico. Arriba haba comentado la importanciade la formulacin terica de la visin de OGorman sobre el pasado. Como serecordar, ste no se concibe como algo ajeno al hombre sino como un ele-mento que conforma su constitucin histrica, lo cual, en el campo epistemol-gico, se traduce como una (re)creacin del pasado desde un presente. En esesentido, ya se tienen dos de las tres dimensiones temporales, pero el esquematodava est incompleto.

    Para terminar de delinear este aspecto del pensamiento ogormaniano, esnecesario recordar que el autor concibe al hombre como un ser en soledadpuesto que su naturaleza (histrica) es ajena a la naturaleza del resto del cos-mos. Esta soledad se caracteriza por tener una constitucin dialctica. Comoel hombre se ve constantemente enfrentado al pasado (tesis) que se (re)signi-ca en un presente particular (anttesis) y se proyecta hacia el futuro (sntesis),el hombre se tiene que debatir entre lo que ha sido y lo que espera ser. En estaconcepcin, el porvenir se congura como el medio a travs del cual el pasa-do, pero sobre todo, el presente, adquieren una dimensin histrica.

    A lo anterior habra que sumar que esta concepcin losca sobre la to-talidad del tiempo histrico impacta en el campo epistemolgico, en virtud deque a travs de la vinculacin de estos tres estratos del tiempo histrico, el co-nocimiento histrico propuesto por OGorman adquiere una connotacin prag-mtica: el saber sobre el pasado se convierte en una viga hacia el porvenir. Apartir de la utilizacin de la dialctica como recurso que dota de sentido aldevenir histrico en su conjunto, se tiene completo el cuadro de la propuestaogormaniana sobre la historicidad constitutiva del ser del hombre. Se piensaas en la historia como una transformacin continua que adquiere su signi-

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    cacin su sentido dir OGorman una vez que se ha aceptado la nocinde que el pasado no es una cosa ms entre los objetos del mundo sino un ele-

    mento que forma parte del ser del hombre. Y, en ese sentido, cobra relevanciala concepcin de sntesis a partir de la cual OGorman aborda el movimientopermanente de las ideas sobre el pasado, sobre el presente y aquellas que seproyectan hacia el porvenir que no son sino una de las muchas formas en quese puede dotar de cierta forma y contenido el ser del hombre.

    En resumen, el conocimiento histrico presentado por OGorman en es-tos textos que apenas son mencionados en este breve esbozo forman par-te de la etapa hermenutica de su pensamiento y estn congurados a partirde una ontologa doble que se va desdoblando en premisas que impregnan lostres niveles de reexin terica que he querido analizar en esta tesis. En pri-

    mer lugar, se distingue entre los entes histricos y los no histricos. Los primerosse conguran a partir de un apriorismo doble: uno ontolgico y otro epistemo-lgico. A travs del primero se asume la historicidad del hombre como un ele-mento constitutivo de su ser. Por otra parte, la concepcin gnoseolgica previaque se deriva de la primera establece que la historia debe indagar por el seren s de la realidad de la que se ocupa el historiador.

    As, se desprenden dos tareas que, a partir de la combinacin de los textostericos y los historiogrcos, es posible completar. Me reero a aquella que, porun lado, pretende abordar al ser de las entidades histricas, y en ese sentidose analiz el caso de la historia del ser de Amrica como tambin el de Mxi-co. No obstante, la propuesta ogormaniana establece que al momento de darcuenta, a travs de la historia de las ideas, de la estructura de estas entidades,tambin se est mostrando parte del ser del hombre. De tal manera, el objeti vodel genuino conocimiento histrico termina por congurarse como un recordarontolgico, pues al tiempo que da cuenta de la historicidad de las entidadeshistricas revela igualmente parte de esta misma naturaleza del ser del hombre.

    Si bien OGorman abandona la utilizacin del vocablo historiologa parareferirse a este tipo peculiar de conocimiento histrico, es indudable que esteesquema tan complejo, que he intentado esbozar en esta investigacin, es ne-cesariamente un saber historiolgico, ya que constantemente cruza los linderosentre la historia y la losofa: se pasa del anlisis documental a la argumenta-cin terica y de las preguntas acerca de la funcin el conocimiento histricoa la reexin en torno a la estructura y el movimiento del devenir histrico ensu conjunto. As, slo me queda decir que, tal como el autor lo propone en lasobras revisadas, si el ser del hombre es un ser siempre cambiante y variable, lanica forma de aprehender parte de esta constitucin es a partir del conoci-

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    miento histrico que no es otra cosa que, como dira OGorman, un viga queorienta al hombre en lo que ha sido, lo que es y lo que pretende ser en el por-

    venir.

    Notas

    1 OGorman,Consideraciones, 2007.2 Ibdem; del mismo autor tambin vase:Crisis y porvenir de la ciencia histrica, de 1947.3 OGorman,Historia, 1956.4 OGorman,La invencin, 1958.5 OGorman,Historiologa, 2007.6 OGorman, Precedentes, 1954, reproducido en OGorman,Historiologa: teora y prctica,

    op. cit.

    Bibliografa

    Matute, lvaro,El historicismo en Mxico. Historia y antologa, Universidad Nacional Autnomade Mxico, Mxico, 2002.

    , La teora de la historia en Mxico, Secretara de Educacin Pblica, Mxico, 1974.OGorman, Edmundo,Crisis y porvenir de la ciencia histrica, Universidad Nacional Autnoma

    de Mxico, Mxico, 2006., Ensayos de losofa de la historia, seleccin y presentacin de lvaro Matute, Univer-

    sidad Nacional Autnoma de Mxico, Mxico, 2007., Historiologa: teora y prctica, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Mxico,

    2007., La invencin de Amrica. El universalismo de la cultura de occidente, Fondo de Cultu-

    ra Econmica, Mxico, 1958., La invencin de Amrica. Investigacin acerca de la estructura histrica del Nuevo Mun-

    do y el sentido de su devenir , 4 ed., Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 2006., Mxico, el trauma de su historia, Cien de Mxico, Mxico, 2002., Precedentes y sentido de la Revolucin de Ayutla, enEl Plan de Ayutla. Conmemora-

    cin de su primer centenario, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Mxico, 1954;reproducido en OGorman, Edmundo,Historiologa: teora y prctica.

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    Publicaciones peridicas

    OGorman Edmundo, Consideraciones sobre la verdad en historia, enFilosofa y Letras, T. X,Nm. 20, octubre-diciembre 1945; reproducido en OGorman Edmundo,Ensayos de lo-

    sofa de la historia, seleccin y presentacin de lvaro Matute, Universidad Nacional Au-tnoma de Mxico, Mxico, 2007.

    OGorman, Edmundo, Historia y vida enDinoia. Anuario de Filosofa, ao II, 1956; reprodu- cido en OGorman, Edmundo,Ensayos de losofa de la historia.

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    EL MILAGRO JAPONS Y SU PRESENCIA EN LA

    VIDA COTIDIANA: UN TEMA PARA LAENSEANZA DE LA HISTORIA CONTEMPORNEA

    Mauricio Flamenco Bacilio

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    Introduccin

    A partir de la segunda mitad del siglo XX , el continente asitico se ha conver-tido en protagonista del desarrollo econmico e industrial a escala mundial. Enel contexto de la globalizacin, este crecimiento econmico ha tenido repercu-siones en el mbito social y cultural de diversas partes del mundo. Entre estospases, Japn se destaca por ser el primero donde se desarroll la economa yla industria de forma exitosa, especialmente en las dcadas posteriores a laSegunda Guerra Mundial. Esta activacin iniciada a mediados del siglo XX harecibido el nombre de Milagro Japons y ha convertido a Japn en una delas principales potencias del mundo.

    En este ensayo expongo brevemente el devenir de la economa japonesa y su presencia en Mxico. Asimismo, la estructura histrica del milagro japo-ns ha trascendido a otros planos, porque, aunado a su desarrollo econmico,el pas nipn ha exportado tambin su cultura, la cual tambin se ha llegadoa manifestar en la vida cotidiana de una parte considerable de la poblacinmexicana. Al mismo tiempo, esta presencia se puede convertir en el punto departida para la enseanza de la historia contempornea de Japn y su relacincon Mxico.

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    Antecedentes y desarrollo del Milagro Japons

    El Milagro Japons suele entenderse como la reactivacin econmica e indus-trial de Japn en las dcadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Aunqueesta estructura histrica no se puede entender sin un desarrollo industrial previoa esta reactivacin. Fue hacia la segunda mitad del siglo XIX cuando Japninici su apertura comercial hacia el resto del mundo con las reformas de laEra Meiji (1868-1912); contrastando as el aislamiento comercial y culturaldel Japn en los siglos anteriores, correspondientes a la era Tokugawa, aisla-miento que, empero, represent tambin el fortalecimiento de una culturanacional denida en Japn, as como, en el siglo XIX , un ejemplo de resistenciaante el imperialismo europeo y norteamericano.1 La industrializacin de la era

    Meiji signic asimismo el surgimiento con cierto xito del sistema econmicocapitalista en el este de Asia. Desde esa poca el gobierno japons comenz aapoyar a los jvenes estudiantes para que viajaran a Europa y Estados Unidoscon el n de aprender y actualizarse en los campos de la ciencia y la tecnologa.2

    Por otra parte, como consecuencia de la Revolucin Meiji surgieron em-presas japonesas con presencia mundial, convirtindose en smbolos recono-cidos de la nacin japonesa. Incluso algunas de estas compaas fabricabanproductos muy distintos a los que producen en la actualidad y por los cualesson ms reconocidos; por ejemplo, la Suzuki, productora de automviles y mo-tocicletas, comenz elaborando telares a comienzos del siglo XX .3 Pero tambina nales del siglo XIX surgi la Nintendo, conocida en la actualidad por sus videojuegos. Al principio, esta compaa elaboraba naipes tradicionales japo-neses; posteriormente incursion en el negocio de taxis, juguetes y otros pro-ductos hasta dedicarse de lleno a los videojuegos a partir de la dcada delsetenta del siglo XX .4

    Tambin como consecuencia de esta industrializacin de nales del siglo XIX , Japn compiti con las potencias europeas en la expansin imperialista.Como antecedente importante de esta expansin, se tiene a la victoria de Ja-pn en la guerra contra Rusia entre 1904 y 1905. Desde ese momento, estanacin se concentr en ampliar sus inuencias militaristas a lo largo del con-tinente asitico durante la primera mitad del siglo XX hasta su rendicin en laSegunda Guerra Mundial tras las bombas atmicas lanzadas por Estados Uni-dos. Sin embargo, su nacin rival en esta guerra vio en Japn la posibilidad deconstruir un bastin contra la expansin comunista en Asia y, por tanto, en unaliado comercial. Ante este potencial, se atribuye al general estadounidenseDouglas MacArthur el referirse a Japn como la Suiza del Este.5

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    Despus de la guerra, el gobierno japons promovi el ahorro, la educa-cin de su poblacin y la importacin inicial de tecnologa para despus pro-

    ducir la propia. Durante la guerra de Corea (2950-1952), Japn sirvi comobase para las operaciones militares de Estados Unidos y tambin le proporcio-n materiales.6 Estos factores, adems de la disciplina laboral, llevaron a Japna su acelerado crecimiento entre las dcadas del cincuenta y el ochenta. Comomuestra, en la produccin de acero de Japn haba sobrepasado a Inglaterrapara 1960 y, diez aos despus, la produccin nipona en ese rubro era cuatro veces mayor a la inglesa.7 Junto a este crecimiento, la produccin tecnolgica y la adquisicin de bienes de consumo duraderos se hicieron presentes en la vida cotidiana, primero en Japn y, despus en otras partes del mundo, bajoun llamado boom del ocio.8

    El tema del Milagro Japons en los cursosde historia contempornea

    El tema del Milagro Japons suele verse en los programas de historia contem-pornea en secundaria y en bachillerato.9 Del mismo modo, la activacineconmica de algunos pases de Asia, su desarrollo y su devenir en potenciaseconmicas, han sido objeto de estudio en estos niveles de estudio. A manerade sugerencia, un ejemplo para acercarse a este desarrollo econmico es lapresencia de objetos de uso cotidiano, as como de elementos culturales pro- venientes de Asia.

    Para muchos estudiantes mexicanos de nivel medio (secundaria y bachi-llerato), Japn les podra parecer un pas remoto y, en trminos culturales, to-talmente ajeno, llegando a confundirse tambin lo japons de lo chino,coreano o de otras naciones asiticas.10 Sin embargo, basta con explorar losconocimientos previos de los alumnos para darse cuenta de la presencia delMilagro Japons y de la economa japonesa en sus vidas cotidianas. Hoy enda, varias empresas japonesas invierten en Mxico y Latinoamrica, y algunasestn presentes en ms de un sector de productos. Como ejemplos de com-paas japonesas podemos enumerar en el campo de la electrnica a Sony,Panasonic, Sanyo, Sharp, Hitachi, Casio, Toshiba o Mitsubishi; en los auto-mviles a Nissan, Toyota, Honda, Mazda o Suzuki; en las motocicletas a Ya-maha, Suzuki, Kawasaki y Honda; en cuanto a instrumentos musicales sepuede nombrar a Ibanez, Casio o Yamaha; en los videojuegos a desarrolladorescomo Konami, Nintendo, Sega oSNK y hasta en el sector de alimentos a Yakult,

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    Nissin o Kikkoman. Algunas de estas empresas cuentan, adems, con fbricasmanufactureras en Latinoamrica. Estos ejemplos representan un primer acer-

    camiento con la economa nipona. Otro ejemplo lo encontramos con el esta-blecimiento de restaurantes japoneses en la Ciudad de Mxico, lo cual tambines caracterstico de las grandes urbes en el contexto de la globalizacin.

    Otros aspectos a destacar sobre el desarrollo econmico del Japn son eltamao de su poblacin es el dcimo pas ms poblado del mundo, la se-gunda economa ms grande del mundo y la primera de Asia.11 Estos aspectosson relevantes al hablar del Milagro Japons. De manera conjunta al desarro-llo econmico, comercial, industrial y tecnolgico de Japn se ha manifestadosu expansin cultural. Ciertamente esta nacin ha sido un ejemplo al sabercombinar con equilibrio tanto el desarrollo tecnolgico de la modernidad como

    la preservacin de sus tradiciones, su historia y su cultura. Como muestra deeste reconocimiento, Gianni Sofri menciona:

    An ms, un ingeniero o tcnico japons pueden pasar su jornada manejando losinstrumentos tecnolgicos ms avanzados, pero no por ello olvidarn una serie de ae-

    jas experiencias ceremoniales propias de sus vidas privadas y pblicas.12

    As, el Milagro Japons ha dado a conocer la cultura tradicional y moderna deeste pas ante el resto del mundo. En el contexto actual, la economa asitica, y de manera particular la japonesa, ha cobrado mayor relevancia como nuncaantes. Como consecuencia, tambin est la presencia de este fenmeno eco-nmico y cultural, en diversas naciones, como Mxico.

    Presencia del Milagro Japons en la vidacotidiana de los mexicanos

    Las aportaciones culturales de origen asitico en la vida cotidiana de los mexi-canos se han vuelto algo comn, aunque, muchas veces, la gente no sea cons-ciente de ello. Quizs es esa propia cotidianidad el principal impedimento deesa comprensin dentro y fuera de los recintos escolares.13 Como se mencionanteriormente, quizs muchos mexicanos (no solamente estudiantes) sean to-talmente ajenos a los aspectos comerciales y culturales de Japn en una pri-mera instancia. Pero, desde el nal de la Segunda Guerra Mundial, se puedehablar de un impacto de la economa y cultura del Japn en la nacin mexi-cana, primero con la migracin a consecuencia de la guerra, la cual tambin

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    tuvo como consecuencia en el largo plazo la inversin y la llegada de compaas japonesas en Mxico.

    Uno de los ejemplos ms ilustrativos de la migracin japonesa en Mxicodurante la posguerra se tiene en la obra literariaLas batallas en el desierto de Jos Emilio Pacheco, la cual reeja la transformacin de la Ciudad de Mxicoa mediados del siglo XX , justo en la poca cuando surge el Milagro Japons.En uno de los pasajes de este libro se habla acerca de Toru, un nio japonsque era molestado en la escuela por ser extranjero y por ser el mejor de su cla-se. Al ya no tolerar ms las burlas, Toru (quien saba Jiu-jitsu) se deende deuno de los abusadores del colegio y ya nadie ms se vuelve a meter con l. Fi-nalmente, y con cierta irona, se menciona cmo este muchacho termin di-rigiendo una industria japonesa con cuatro mil esclavos mexicanos.14 Del

    mismo modo, muchos mexicanos han tenido otra clase de acercamientos con Japn y su cultura, no slo tradicional, sino tambin laboral. En un estudio msformal del desarrollo econmico del Japn y su relacin comercial con Mxi-co, no est de ms el mencionar la rma del Tratado de Libre Comercio entreambas naciones en 2005.15 Con ello se ha pretendido una expansin de la eco-noma mexicana, en primer trmino, y, consecuentemente, dar a conocer a lacultura de Mxico en Japn y el resto de Asia.

    El Milagro Japons se vuelve ms tangible para los estudiantes de nivelmedio al preguntarles sobre los productos y marcas de electrnica, enseres elec-trodomsticos, automotrices o hasta alimentarias. Las empresas ya citadas estnpresentes en la vida de muchos mexicanos. En Mxico la prctica de las artesmarciales japonesas, como el karate, el judo o el kendo, se han vuelto comn en-tre buena parte de la poblacin mexicana. Hay que agregar pasatiempos muypopulares como los videojuegos o el karaoke; es decir, la forma de cantar unomismo con la ayuda de una pista sonora y una pantalla mostrando la letra delas canciones.

    Asimismo, algunos elementos culturales del Japn han traspasado hemis-ferios a travs del desarrollo tecnolgico y el llamadoboom del ocio. Comoejemplo, vale la pena mencionar la relevancia cultural de las historietas y ani-maciones japonesas (conocidas como Manga y Anime respectivamente) en la vida cotidiana de la poblacin ms joven de Mxico, Latinoamrica y prctica-mente el resto del mundo. Las tramas de estas historietas y animaciones sue-len ser muy diversas y presentan tpicos diversos de la cultura japonesa; desdeel desarrollo tecnolgico hasta aspectos histricos y tradicionales.16 Inclusolos orgenes del Manga se pueden encontrar en ilustraciones de los siglos VII y VIII de nuestra era.17 Igualmente algunos de los videojuegos desarrollados en

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    Japn suelen representar aspectos histricos y tradicionales de este pas, locual sirve para seguir acercndose a su idiosincrasia.

    Con todos estos ejemplos se establecera un cambio conceptual en losalumnos, quienes dejaran ese prejuicio inicial de ver a Japn, su cultura y suhistoria como algo lejano y ajeno a su vida cotidiana. Este ltimo aspecto esan ms importante en la formacin de los jvenes al combatir el mal conoci-miento o desconocimiento de otras culturas, lo cual deviene en el etnocentrismo y en la aparicin de prejuicios y estereotipos.18 En el contexto actual el conoci-miento de otras culturas es fundamental para establecer mayores nexos de co-municacin e intercambio, adems de ampliar nuestros horizontes.

    ConclusinEl crecimiento econmico del continente asitico es un tema relevante para en-tender el desarrollo econmico de nales del siglo XX y comienzos del XXI. El casodel Milagro Japons es solamente uno de varios ejemplos. Hoy en da se puedehablar de la industrializacin y relevancia econmica de otras naciones asiticas,como China, Corea del Sur, Singapur, India y, desde hace algunos aos, los Emira-tos rabes o Qatar. Incluso en el contexto actual, las ciudades ms importantesen el tema comercial ya no se encuentran exclusivamente en Europa o Amricadel Norte, sino, como Sel, Tokio, Shanghi, Beijing, Yakarta, Nueva Delhi oDubi, en el continente asitico. Asimismo, se mira el potencial comercial de ciu-dades, como So Paulo o la Ciudad de Mxico, como un rasgo en comn entre Asia y Latinoamrica.19 La relevancia econmica de Asia es tal que fue poco afecta-da por la crisis econmica de la primera dcada del siglo XXI, la cual representla contraccin econmica de Estados Unidos y varios pases de Europa.20

    As pues, el Milagro Japons cobra relevancia por ser el primer caso deindustrializacin acelerada en Asia despus de la Segunda Guerra Mundial,adems de reejarse en la vida cotidiana de muchas personas de Mxico y La-tinoamrica. El primer acercamiento a este tema se tiene con el uso de produc-tos provenientes de esta nacin; despus se puede profundizar en la existenciade elementos culturales japoneses, ya sean tradicionales o modernos en nues-tra vida cotidiana, los cuales inuyen en el carcter, personalidad y gustos dedistintas personas. Si se toma en cuenta el Milagro Japons a partir de su pre-sencia en la vida cotidiana, el desarrollo econmico de Japn, junto con sucultura, dejara de parecer algo distante y ajeno para los estudiantes de secun-daria y bachillerato en Mxico, ni tampoco al resto de la poblacin.

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    Notas

    1

    Knauth,La modernidad, 1980, p. 67.2Allen, 1980, p. 14.3Ayton, 1981, p. 28.4 Nintendo enWikipedia. La enciclopedia libre, en http://es.wikipedia.org/wiki/Nintendo,consultado el 25 de diciembre de 2013.

    5Ayton,op. cit., p. 11.6 Knauth,La modernidad op. cit., p. 219.7Allen, op. cit., p. 2,013.8 Ibdem, p. 209.9Algunos libros de texto de secundaria donde se puede leer sobre este tema son Gamboa Ra-

    mrezet al, 2008, pp. 392-393; Ros Salomaet al, 2009, p. 407. Para el nivel bachillerato al-gunos textos recomendados son Pastor, 2008. pp. 228-229; Castro Gonzlez, 2008, pp. 60-61.

    10 Castro Garibay, 2007, pp. 5-7.11 Oros Gil, 2010, p. 28.12 Sofri, p. 83.13 Pia, 2002, p. 10.14 Pacheco, 2011, p. 18.15 Oros Gil,op. cit., p. 20.16 Garibay,op. cit., pp. 161-164.17 Aqu Japn, 1992, p. 31.18 Soffri,op. cit., p. 70.19 Ibdem, p. 72.20 Oros Gil, op. cit., pp. 12-13.

    Bibliografa

    Allen, George C.,Breve historia econmica del Japn moderno,Tecnos, Madrid, 1980. 294p. Aqu Japn, Japan Graphic, Tokio, 1992, 36p.Ayton, Cyril J.,The Great Japanese Motorcycles,Gallahad Books, New York, 1981, 188p.Betancourt Len, Hugoet al, Historia universal 2 Secundaria,Nuevo Mxico, Mxico, 2012, 272p.Bowman, John S.,Chronicle of 20th Century History, Mallard Press, New York, 1989, 256p.Castro Garibay, Hildebrando,Rnin: el caballero andante japons,UNAM, Facultad de Filosofa

    y Letras, Mxico, 2007, 176p. ils. (Tesis de licenciatura).Castro Gonzlez, Heladio,Historia 1. Modalidad Semiescolar del Sistema de Bachillerato del

    Gobierno del DF , Gobierno del Distrito Federal, Secretara de Educacin, Instituto deEducacin Media Superior delDF, Mxico, 2008, 112p. ils.

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    , Historia 2. Modalidad Semiescolar del Sistema de Bachillerato del Gobierno delDF , Go-bierno del Distrito Federal, Secretara de Educacin, Instituto de Educacin Media Su-

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    Centro de Estudios Sobre la Universidad, Plaza y Valds, Mxico, 2002, 393p. (ColeccinEducacin).

    Ros Saloma, Federico,et al, Historia 1. Secundaria Segundo grado,Macmillan, Mxico, 2009,463p. ils. (Serie Dilogos).

    Sofri, Gianni, Estudiar la Historia de Asia enHistoria Mundial crendose,Universidad de Gua-dalajara, Guadalajara, sf, p. 83.

    Ciberografa

    Japanese post-war economic miracle enWikipedia. The free encyclopedia, en http://en.wiki-pedia.org/wiki/Japanese_post-war_economic_miracle, consultado el 14 de enero de 2014.

    Nintendo enWikipedia. La enciclopedia libre, en http://es.wikipedia.org/wiki/Nintendo, con-sultado: 25 de diciembre de 2013.

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    WALTER BENJAMIN. UNKOAN APCRIFO

    SOBRE TRES FOTOGRAFAS

    Sergio Ral Arroyo

    Diacronas

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    La virtud, para el historiador,consiste en oponerse a la tirana de lo real,a nadar en contra de las olas de la historia.

    F. Nietzsche

    Justo en el umbral del siglo XXI, en su Memoria del mal, tentacin del bien,

    Tzvetan Todorov nos adverta de la existencia de un peligro que nunca anteshaba alcanzado un nivel tan intenso: el dominio totalizador sobre la memoria,una experiencia proveniente del legado negro del siglo XX . Sin descartar queen un pasado ms remoto se hubiera propiciado la destruccin sistemtica demonumentos, testimonios, archivos y otros objetos asociados a un momentoparticular de la historia como una estrategia brutal para orientar la memoriade la sociedad; la guerra contra la memoria tuvo especial ecacia y sistema-ticidad durante el Tercer Reich, la consolidacin de la Unin Sovitica, eldespliegue poltico de China y dems regmenes comunistas, as como enepisodios puntuales de las llamadas democracias occidentales. Todorov reco-noce como uno de los procedimientos ms frecuentes el que llam la desapa-ricin de las huellas. En uno de sus balances seala que en el verano de 1942un gran segmento de la historia haba pasado por los hornos crematorios: seres,libros y mltiples documentos fueron eliminados, transformando en ceniza loselementos que atestiguaban, debido a su condicin comprometedora, las matan-zas del nacionalsocialismo. Invariablemente, los gobiernos totalitarios conside-

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    raron el control de la informacin como una prioridad y, en contrapartida, susenemigos se empearon, incluso empleado procedimientos elementales, en

    hacer fracasar esa tentativa.Desde el segundo tercio del siglo XIX la fotografase vincul a los medios que sostenan y hacan circular con vitalidad a la me-moria. Paulatinamente el universo fotogrco form parte de los grandesacervos que reconstituan los captulos histricos relativos a la peculiar moder-nidad de las distintas regiones del planeta. Durante el siglo XX , el estatuto de lamemoria el paso previo de lo que ms tarde ser convertido en historia y asparece anunciarlo el XXI mostr su fragilidad de manera indita, en buenamedida por el vertiginoso ascenso de los enormes aparatos represivos y de vigi-lancia asociados a poderes polticos que estrecharon de manera incesante lasfronteras de la libertad individual y colectiva, hasta prcticamente desaparecer-

    la. Se trata, sin duda, de una paradoja en la que estuvo inmersa una enorme franjaterritorial del planeta, con la que se condenaba bajo discur sos de universalidada poblaciones enteras que, durante generaciones, vieron como nica vertientede la memoria aquella que dictaban los vencedores de la Historia. La adverten-cia de Todorov se extiende tambin a un hecho de total vigencia inherente a lasdenominadas sociedades democrticas: el consumo de informacin cada vez msdesenfrenado, fenmeno que condena igualmente a la eliminacin acelerada de lamemoria. La fotografa responde a innumerables usos y requerimientos de insti-tuciones y comunidades; es una de las formas que adopta el registro histrico,una posibilidad expresiva y artstica, adems de ser uno de los ms dinmicos

    y ecaces medios de propaganda con el que se navega tanto en los ocanos dela poltica como en los del comercio. Es frecuente, como sucede con otras fuentes,que la fotografa evidencia la confusin entre la idea de historia y la de memo-ria, fundamentalmente porque ambos conceptos desempean un papel centralrespecto a la realidad testimonial, incluso, mantienen una relacin complementa-ria; la historia est marcada por cnones y mtodos denidos, pertenece a laesfera del orden lgico, en tanto la memoria tiene su eje en el impacto sensiblederivado de las experiencias vivi das, su efecto puede ser personal o colectivo,manteniendo siempre una relacin directa con la percepcin, la intuicin y las emo-ciones. Los registros proceden tes de la fotografa establecen una liga interna slocomprensible por procesos atados al tiempo y a la causalidad, dejando ver lasimgenes fotogrcas como parte de un universo que mantiene vivo el binomiohistoria-memoria, un paralelismo ciertamente lleno de intersecciones querevela el peso de la historia formalmente estructurada frente a las relaciones

    y la comprensin emprica de las comunidades y de los sujetos individuales. Sonmltiples las lecciones que, a travs del tiempo, corren en ese sentido.

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    WALTER BENJAMIN. UN KOAN APCRIFO SOBRE TRES FOTOGRAFAS

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    Reero un caso que dibuja ese enfrentamiento, en el cual la fotografa esprotagonista paradigmtico.

    Imaginemos una fra tarde septentrional hacia el nal de 1926. Contandocon 34 aos de edad, llega a Mosc un extrao ensayista alemn que previa-mente ha recibido una negativa para formar parte de la planta magisterial dela Academia de Frankfurt debido a que, no obstante haber redactado diversosartculos, slo tiene en su cuenta el libro El concepto de crtica de arte en elromanticismo alemn, tesis escrita en 1919. Adems, entre los propsitos quealberga este escritor est denir en la metrpoli central del socialismo su in-greso al Partido Comunista Alemn. En un punto de su itinerario hasta esemomento dominado por delicadas intuiciones con las que conrma su volun-tad de concebirse como alguien que cuidadosamente se ha dejado a s mismo

    en los mrgenes de la Historia, visita el Museo de los Juguetes, una expe-riencia que se vislumbra como una clave en su geografa imaginaria, un for-midable encuentro en el que puede reconocer una atmsfera que concita almismo tiempo los fantasmas del zarismo, las fantasas literarias y los ensueostempranos del edn proletario.Desde su llegada a Mosc, en un ambiente rs-pido dominado por una inmensa tramitologa, Walter Benjamin intent tomar-le fotografas a algunos juguetes resguardados en ese museo. Mes y mediodespus de su llegada, una vez entrevistado por quienes encarnaban los ltrosburocrticos y habiendo cumplido con el laberinto de formalidades exigidaspor el gobierno ruso, al n consigue que se encarguen a un fotgrafo ocial

    los registros deseados. A nales de enero de 1927 recoge las reproducciones.Antes de su regreso a Berln, el primer da de febrero, Benjamin ya haba deci-dido no incorporarse al partido comunista. Invadido de cierta melancola, tambinese da, Benjamin se despide del Museo de los Juguetes, no sin antes despren-der furtivamente tres fotografas de uno de sus muros todas ellas realizadasantes de la revolucin bolchevique, cuya calidad superaba con mucho lasrealizadas para l por los empleados soviticos. No obstante la prrroga quedara a su compromiso marxista, probablemente este acto daba mayor sentidoal viaje de un decepcionado y pona trmino a un itinerario en un lugar fueradel tiempo, pero su naturaleza intempestiva representaba una incgnita unkoan ms para el desciframiento de un personaje extraviado en el mapa deuna Europa convulsa. Algunos aos antes, Benjamin haba comenzado su aven-tura intelectual por la fotografa, incorporndola terica y conceptualmente albagaje mercantil, pero percibiendo en ella el camino alternativo de un lengua-

    je que surga en el seno del mundo industrial, congurando un detonador queanunciaba el nal denitivo del dogma que tena en la pieza nica su clave

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    cannica y deslavando las vetas teolgicas que haban permeado hasta el pa-roxismo las esferas de la tradicin acadmica, en especial las de un clasicismo

    que se resquebrajaba llana e inexorablemente acorralado por la rabia de las vanguardias. El analista berlins vea en la fotografa una invencin implaca-ble, un arma cargada con el automatismo secular inmanente a la experiencia mo-derna, con la que se proclamaba el ruidoso trmino de las verdades aurticas