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Nueva época, Año 4, No. 37 Guatemala, octubre de 2004 RodolfoGaleottiTorres 1944-2004 : La Revolución de octubre 60 años después C onciente de la necesidad de contribuir a la reflexión de dos importantes acontecimientos históricos, que marcaron la vida política nacional: la Revolución de octubre de 1944, así como la crisis que provocó el derrocamiento de la administración de Arbenz Guzmán en 1954 , y al cumplirse precisamente en el 2004, 60 y 50 años respectivamente de aquellos hechos, FLACSO-Guatemala ha realizado varias actividades académicas con tal propósito. Por una parte, se trata de la publicación de dos diálogos dedicados cada uno de ellos, al análisis de tales fenómenos. El primero, 1954: el principio del fin, en julio de este año, con artículos de los historiadores Gustavo Palma Murga y Carlos Roberto Montenegro, así como del abogado Alejandro Maldonado Aguirre. El segundo es este número, 1944-2004: La revolución de octubre 60 años después, que incluye los aportes del historiador Jorge Luján Muñoz y del economista Alfredo Guerra Borges. Ambos diálogos están animados de un interés pluralista por examinar en perspectiva histórica, aquellos acontecimientos. A los dos diálogos anteriores se añade la realización, el 15 de octubre de este año en el edificio de la Municipalidad de Quetzaltenango, del foro público: Fuerzas Armadas y cambio sociopolítico: el papel del Ejército en la Revolución de 1944 y la intervención de 1954, con la presentación del coronel. Carlos Paz Tejada, ex Jefe de las Fuerzas Armadas durante la administración de Arbenz Guzmán, y los comentarios de los sociólogos: Carlos Figueroa I. y Héctor Rosada Granados. La reedición, en colaboración con la Fundación Soros, de la importante obra del doctor Juan José Arévalo Bermejo, actualmente agotada: Fábula del tiburón y las sardinas y que se encuentra en prensa, cierra este ciclo de actividades académicas de FLACSO, dedicadas a promover el conocimiento y reflexión de lo sucedido hace varias décadas, que para algunos "sigue vigente", para otros aún provoca polémica pero que para muchos jóvenes que no vivieron tales acontecimientos, resulta poco conocido.

Diálgo 37 Nueva Época / 1944-2004 :La Revolución de octubre 60 años después

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1944-2004 : La Revolución de octubre 60 años después / Publicación mensual de FLACSO-Guatemala

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Nueva época, Año 4, No. 37 Guatemala, octubre de 2004

Rodolfo Galeotti Torres

1944-2004 :La Revolución de octubre

60 años después

Conciente de la necesidad de contribuir a la reflexión de dosimportantes acontecimientos históricos, que marcaron la vida

política nacional: la Revolución de octubre de 1944, así como la crisisque provocó el derrocamiento de la administración de Arbenz Guzmánen 1954, y al cumplirse precisamente en el 2004, 60 y 50 añosrespectivamente de aquellos hechos, FLACSO-Guatemala ha realizadovarias actividades académicas con tal propósito. Por una parte, se tratade la publicación de dos diálogos dedicados cada uno de ellos, al análisisde tales fenómenos. El primero, 1954: el principio del fin, en julio deeste año, con artículos de los historiadores Gustavo Palma Murga yCarlos Roberto Montenegro, así como del abogado AlejandroMaldonado Aguirre. El segundo es este número, 1944-2004: Larevolución de octubre 60 años después, que incluye los aportes delhistoriador Jorge Luján Muñoz y del economista Alfredo Guerra Borges.Ambos diálogos están animados de un interés pluralista por examinaren perspectiva histórica, aquellos acontecimientos.

A los dos diálogos anteriores se añade la realización, el 15 de octubrede este año en el edificio de la Municipalidad de Quetzaltenango, delforo público: Fuerzas Armadas y cambio sociopolítico: el papel delEjército en la Revolución de 1944 y la intervención de 1954, con lapresentación del coronel. Carlos Paz Tejada, ex Jefe de las FuerzasArmadas durante la administración de Arbenz Guzmán, y los comentariosde los sociólogos: Carlos Figueroa I. y Héctor Rosada Granados.

La reedición, en colaboración con la Fundación Soros, de laimportante obra del doctor Juan José Arévalo Bermejo, actualmenteagotada: Fábula del tiburón y las sardinas y que se encuentra en prensa,cierra este ciclo de actividades académicas de FLACSO, dedicadas apromover el conocimiento y reflexión de lo sucedido hace variasdécadas, que para algunos "sigue vigente", para otros aún provocapolémica pero que para muchos jóvenes que no vivieron talesacontecimientos, resulta poco conocido.

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Secretario general de FLACSOFrancisco Rojas AravenaSan José, Costa Rica

CONSEJO ACADÉMICO DE FLACSO-GUATEMALAVíctor Gálvez Borrell-directorVirgilio Álvarez/Walda Barrios-Klee/Virgilio Reyes/Edelberto Torres-Rivas

Tel. PBX (502) 362-1431 Fax: (502) 332-6729Correo electrónico: [email protected]ágina web: http://www.flacso.edu.gtCoordinación de edición: Hugo de LeónEdición: Víctor Gálvez BorrellDiagramación: Hugo de LeónCorrección: Mario Maldonado

Esta publicación es posible gracias al apoyofinanciero de la Agencia Sueca de Desarrollo

Internacional ASDI/SAREC

Publicación mensual de FLACSO-Guatemalay elPeriódico

30,000 ejemplares

La décadarevolucionaria, mito y

frustración

Jorge Luján Muñoz*

Pocos períodos de nuestra historia tienenuna doble vertiente tan evidente de mito y

frustración.Mito por ser una década quemuchos recuerdan o valoran con matices caside exaltación mítica. Frustración, porque setrató de un proceso lamentablemente interrum-pido por una reacción, en la que hubo unacondenable intervención extranjera. Es comúndecir que el inicio de la guerrilla y del procesode violencia, que duró desde 1960 hasta 1996,fue producto indirecto o reacción ante dichacontrarrevolución.Muchos autores, simpli-ficando, hasta afirman que nuestro atraso ysituación actuales son resultado de eseproceso interrumpido.

Los historiadores no podemos ni debemosocuparnos de lo que pudo haber sido. Nuestroesfuerzo se dirige a la comprensión y expli-cación de lo que efectivamente sucedió,demanera que no podemos distraernos en esetipo de ejercicios imaginativos, sobre lo quehabría sido Guatemala si la Liberación,apoyada y financiada por Estados Unidos, através de la Central Inteligence Agency (CIA),no hubiera derrocado a Jacobo Arbenz.

También es común comparar el proceso dela caída de Jorge Ubico y Federico Ponce conel del derrocamiento de Manuel EstradaCabrera, en marzo y abril de 1920, así comolos gobiernos subsiguientes. No hay duda deque hay similitudes, sobre todo en cuanto aque en ambos se trató de acciones fundamen-talmente urbanas (o capitalinas) de ampliaparticipación popular, después de prolongadasdictaduras. En los dos también la oposiciónestuvo dominada por las nuevas generaciones,especialmente profesionales, estudiantes ymaestros, aunque hubo igualmente partici-pación obrera y artesanal, así como de otrossectores, incluyendo en ambos procesos elsector militar, que actuó tanto a favor como encontra de los dictadores. Sin embargo, opinoque los procesos posteriores (lo más impor-tante en este tipo de comparaciones), tienendiferencias fundamentales. Los nuevosgobiernos que surgieron después de lasdictaduras y los que se fueron sucediendomuestran importantes contrastes. En amboscasos, los procesos duraron alrededor de unadécada, antes de que se volviera a regímenesdictatoriales. Sin embargo, el gobierno deCarlos Herrera apenas se extendió durante añoy medio (de abril de 1920 a diciembre de1921), y luego vinieron dos presidenciasencabezadas por generales que se decían"liberales" y que no llegaron a terminar susmandatos por razones de salud. En cambio,en el segundo caso, Arévalo completó el sexe-nio y entregó la presidencia al popularmenteelecto: Jacobo Arbenz.

Hay que reconocer que en ambos de losprocesos estudiados, los acontecimientosmundiales tuvieron importantes efectos. En elprimer caso, fue el ejemplo de la ineficacia delas democracias en Europa en la década de1920 y el acceso de gobiernos autoritarios (losde B. Mussolini y A. Hitler), además de la grancrisis de 1929-30. En cuanto a la décadarevolucionaria el elemento internacional másinfluyente fue la llamada Guerra Fría, tras laSegunda Guerra Mundial, y la histérica reacciónanticomunista en Estados Unidos, ejemplificadapor el Senador Joseph McCarthy (1908-1957).

Me parece, sin embargo, que la décadarevolucionaria presenta más similitudes con elproceso de la República de Centro América,desde la Asamblea Nacional Constituyente de1824-25 hasta el fin de la República, alrededorde 1838-39. El inicio de los procesos en lasdos épocas se caracterizó por lo que se puedellamar un "notorio rezago cívico y político", einexperiencia democrática, que facilitó unapolarización irreconciliable: por un lado losconservadores, tradicionalistas y "cachure-cos", que no querían sino cambios menores ycosméticos, con un ritmo ultra cauteloso, eíntimamente asociados a la Iglesia católica. Porel otro, los radicales liberales, que buscaroncon urgencia la modernización para "rege-

nerar" el país y ponerse al nivel de los paísesavanzados que asumieron como modelo.Querían una nación moderna, con libertad decultos y una Iglesia sin poder. Las dosposiciones anteriores fueron igualmenteintolerantes e irrespetuosas del contrario. Losmoderados, en diversos grados entre ambospolos, se vieron incapacitados de actuar porel curso de los acontecimientos, la falta deexperiencia, la inexistencia de organizacionespolíticas y el tradicionalismo de la alta jerarquíade la Iglesia. No hay que olvidar que la mayoríade la población (indígena y no indígena) erarural y tradicionalista, compuesta por campe-sinos analfabetos, que preferían el orden y laseguridad a cualquier ensayo de moder-nización. La rapidez de los acontecimientos,internos y externos, fue enorme y los enfren-tamientos militares hicieron imposible lareconciliación. En el caso de la Federación deCentro América, la potencia extranjera queintervino fue la Gran Bretaña.1 Con unas pocasmodificaciones, en los nombres de los protago-nistas y las tendencias, así como de otrosdetalles, casi lo mismo sucedió a partir de 1945.El resultado fue que se hizo inviable laevolución "ordenada y normal".

La caída de Ubico y el derrocamiento de suinepto sucesor supusieron el fin del liberalismoanticlerical, iniciado en 1871. A partir de 1945,prácticamente desaparecieron de nuestranomenclatura política el liberalismo y elconservadurismo, aunque no las tendencias aque esos nombres se referían. La vida política"normal" y auténticamente democrática quetrató de iniciarse en 1945, encontró a unaGuatemala rezagada, sin partidos políticos nigrupos de presión e interés. Esas carencias

* Historiador y abogado por la Universidad de SanCarlos de Guatemala. Titular de la Cátedra “J. JoaquínPardo”, del Departamento de Historia, en la Facultadde Ciencias Sociales de la Universidad del Valle deGuatemala.

Rodolfo Galeotti Torres y Miguel

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de organización y experiencias políticas sesuperaron muy lentamente.

Lo que se ha llamado "la oligarquía" nisiguiera contaba con las cámaras empre-sariales, que había suprimido Ubico.Esossectores tenían una enorme ignorancia políticay un gran temor a todo lo que fuera libre juegopolítico. Se encontraron "desesperados" porsu incapacidad de accionar y ante la realidadde su constante minoría en el Congreso de laRepública. Hicieron una oposición torpe ypronto algunos de ellos recurrieron a laconspiración y al intento de golpe de Estado.Resulta tragicómico y paradójico que elPresidente Arévalo, electo con más de 85% delos votos, se encontrara, apenas mesesdespués, enfrentando ese tipo de intentos. Lospartidos de gobierno y el nuevo sector sindicalpudieron organizarse más rápidamente ycontaron, cada vez más, con amplios apoyosen todo el país.

Si bien el "rezago" político del país fue unelemento importante para dificultar la vidapolítica guatemalteca en aquella década, hubootros factores que hoy podemos ver comodeterminantes para desembocar en la "contra-rrevolución liberacionista". Algunos provinieronde dentro del régimen, otros fueron nacionalespero externos al gobierno y otros inter-nacionales.

Aunque los partidos afines al gobiernodominaron la vida política durante el sexenioarevalista, hubo rencillas entre ellos.Alprincipio, el más fuerte fue el Frente PopularLibertador (FPL). Al final del período se habíadebilitado, lo mismo que el Partido RenovaciónNacional (RN), mientras que se había forta-lecido el Partido de Acción Revolucionaria(PAR), donde estaban los políticos más radicalesy activos. Muchos de los diputados y lídereseran muy jóvenes e inexpertos y, a la vez,algunos cometieron imprudencias en su afánde modernizar el país. Hubo escándalos ycasos de corrupción, que supo explotar laoposición, la cual sólo era fuerte y efectiva enla capital, en donde obtuvo la alcaldía a partirde 1948.

El gobierno cometió errores e imprudenciasque a la larga tuvieron un alto costo. Un primerproblema provino, inesperadamente, de lareactivación de la política de recuperación deBelice. Esto puso las relaciones con GranBretaña en una situación tensa; ese país utilizósu posición privilegiada con Estados Unidospara socavar el prestigio del gobierno guate-malteco en aquel país y tildarlo de comunista.2

Otro error, aún más grave, fue la partici-pación en la llamada "Legión del Caribe", quetenía el propósito de apoyar acciones militarespara el derrocamiento de las dictaduras deAnastasio Somoza, en Nicaragua, y RafaelLeonidas Trujillo, en la República Dominicana.Fue un fracaso pero se logró el odio beligerante

de ambos dictadores, que hicieron lo posiblepor desprestigiar a Arévalo en Estados Unidos,donde tomaba fuerza el temor anticomunistade la Guerra Fría.3 Las relaciones con aquelpaís se fueron deteriorando. Se apreciaba aArévalo como un gobierno "incómodo", cercanoa los comunistas y enemigo de las empresasestadounidenses, ya que contra ellas seenfocaba parte de la lucha obrera.4 Asimismo,la política exterior fue innecesariamenteprovocativa y desafiante contra EstadosUnidos. Hubo casos en que el voto guatemal-teco en Naciones Unidas se alineó con la UniónSoviética, o con ocasión de la muerte de JoséStalin, en marzo de 1953, el Congreso decretóduelo nacional.

Un hecho que marcó el futuro político delpaís fue la muerte del Jefe de las FuerzasArmadas, coronel Francisco Javier Arana, el18 de julio de 1949, pocas semanas despuésdel sonado fracaso de la invasión de Luperón.Desde tiempo atrás se había desarrollado unarivalidad entre los dos exmiembros militares dela Junta Revolucionaria de Gobierno: Arana yArbenz, a quienes diferentes grupos políticosse acercaban a para proponerles la candida-tura presidencial en las elecciones de 1950.Arévalo había indicado que prefería uncandidato civil. Además, había fundadassospechas de que Arana pensaba en laposibilidad de dar un golpe de Estado, al quelo incitaban algunos de sus partidarios. Lasalida que se encontró fue apresar a Aranapara llevarlo ante el Congreso y que éste lodestituyera. El intento de detenerlo, en elpuente La Gloria, Amatitlán, fracasó y murieronArana y su ayudante, así como el coronelEnrique Blanco, subdirector de la Guardia Civil,quedando heridos el chofer de Arana y el mayorAlfonso Martínez, diputado al Congreso, almando del grupo que iba a detenerlo. Elgobierno, en lugar de explicar lo sucedido, nosólo se ocultó sino que responsabilizó a los"reaccionarios".5 La mentira no pudo mante-

nerse, pero produjo en mucha gente un sentidode culpabilidad contra Arbenz.6

Con la desaparición de Arana, la derecha yel centro derecha perdieron a su mejorcandidato. Arbenz fortaleció sus aspiraciones,mientras que Arévalo, si bien superó elalzamiento militar que se produjo de inmediato,salió debilitado, teniendo que depender cadavez más del apoyo que proporcionaba Arbenz,lo cual imposibilitó que el presidente estuvieraen condiciones de maniobrar en la escogenciade candidatos.

En las elecciones de 1950, tanto la derechacomo el gobierno, presentaron varias candi-daturas. Los candidatos más fuertes fueronArbenz, quien resultó triunfador y el generalMiguel Ydígoras Fuentes, por la oposiciónanticomunista, quien obtuvo un lejano segundolugar. No hay duda en cuanto al triunfo deArbenz, a pesar de que se denunciaron irre-gularidades en la campaña y las elecciones,ya que el ganador contó con el apoyo desectores gubernamentales, .

El programa del Segundo Gobierno de laRevolución, que fue cuestión importante en lacampaña, comprendía tres aspectos de clarosentido nacionalista: la construcción de unacarretera asfaltada al Atlántico y de un puertomoderno nacional (a fin de librar al país de sudependencia del ferrocarril y muelles en manosde empresas estadounidenses); la cons-trucción de una hidroeléctrica en Jurún-Marinalá, en el río Michatoya (para debilitar elmonopolio de la Empresa Eléctrica, también decapital estadounidense), y una reforma agraria.Este punto no se había desarrollado en detalle,pero en la campaña se ofreció a los campesinosel reparto de tierras. Éste sería el tema mássensitivo del nuevo gobierno, tanto en la etapade elaboración (sin tomar en cuenta laspropuestas de los finqueros) como en suaplicación, después de su promulgación el 17de junio de 1952.7

Otro tema motivo de creciente preocupacióngeneral, incluso dentro de los mandos militares,fue la influencia de los miembros del PartidoGuatemalteco del Trabajo (PGT), comunista,tanto en el gobierno como directamente en elpropio Presidente. Esto hizo crisis en 1954, almismo tiempo que se tuvo la seguridad de quese preparaba una invasión encabezada porCarlos Castillo Armas, con apoyo de la CIA; locual confirmó el gobierno en enero gracias ala información de un tal Isaac Delgado,nicaragüense.8 Ante esa amenaza se adqui-rieron armas livianas en Checoslovaquia, quellegaron a Puerto Barrios el 14 de mayo de1954, sin conocimiento del Ejército.9 EstadosUnidos denunció el asunto, que sabía conanterioridad. Todo ello dejó muy mala impresiónentre los altos mandos militares, que presen-taron una especie de ultimátum al Presidente,solicitando la inmediata salida de los comunistasdel gobierno. Hubo una reunión en la que

Rodolfo Galeotti Torres en su estudio

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Monumento a la Revolución, Rodolfo Galeotti Torres

Arbenz sostuvo que los comunistas estabancolaborando eficientemente y que no eramomento para desavenencias. Pensó haberlosconvencido, pero los oficiales salieron descon-tentos, decididos a no pelear en caso deinvasión, mientras el Presidente creía que sí loharían

La invasión desde Honduras (ya no la hubodesde El Salvador), se produjo entre el 17 y el18 de junio.10 Una columna tomó Esquipulassin resistencia, mientras otras dos eran derro-tadas, una en Gualán y la otra por mar, enPuerto Barrios. Se entró en un impasse, luegode la toma de Chiquimula. El gobierno optó poruna gestión diplomática ante Naciones Unidas,que contó, por supuesto, con la oposición deEstados Unidos, que decía que la gestióndebía de hacerse en la OEA. El hecho es queel Ejército no hizo frente a los invasores yArbenz renunció el 27 de junio, sin consultarcon su gabinete ni seguir los canales consti-tucionales, ya que en lugar de presentar surenuncia al Congreso depositó el cargo en elJefe de las Fuerzas Armadas, Coronel CarlosEnrique Díaz.11 El gobierno se desmoronabay terminaba prematuramente la Era de laRevolución.

Tras la caída del régimen se descubrieronfosas comunes con personas de la oposiciónque habían sido torturadas y asesinadas porla Guardia Civil y la Policía Judicial. Nuncaantes, en el pasado reciente, se había vistonada semejante. Eso terminó de desprestigiaral régimen, aunque actualmente, a décadas dedistancia y ejemplos más numerosos deviolencia y asesinatos, el caso se vea dismi-nuido.

Hoy, la mayoría de los guatemaltecosque no vivieron los hechos sólo recuerdande aquella década sus grandes conquistasy avances políticos y sociales. Se men-

cionan sus logros y se olvidan sus limitacionesy errores. La intervención de Estados Unidos(en un principio negada u ocultada) ha sidoobjeto de denuncia en muchos libros, buenaparte de ellos pro-ducidos por autoresestadounidenses, con base endocumetación de aquel país. Esaintervención dejó un sabor amargo, odios

y frustración, además de exiliados,muertos y perseguidos. Los sucesivos

gobiernos fueron ineptos,corruptos e incapaces de

resolver los problemasnacionales. Durante el

régimen de Ydígoras(1958-63) se iniciaronlos inten-tosguerrilleros, quedesem-bocaron en lostreinta y seis años deguerra interna.

Las transformacio-nes ocurridas entre

1944 y 54 fueron pro-fundas y en buena par-te irreversibles. A pesar de que se ha dichoque la Liberación supuso volver a la época deUbico, ello es una exa-geración. Sí se anuló lareforma agraria y se acabó con lasorganizaciones populares y políticas afines alos caídos. Sin embargo, hubo cambios quepermanecieron, aunque dismi-nuidos (elCódigo del Trabajo, la seguridad social, laautonomía universitaria y municipal, etc.).Incluso se terminó la construcción de lacarretera al Atlántico, el puerto de Santo Tomásy la hidroeléctrica de Jurún-Marinalá.

Si bien en los gobiernos revolucionarioshubo libertad de expresión y juego democrático,no puede negarse que se cometieron abusosy excesos por los partidarios gubernamentalesy que se dieron casos de corrupción y enrique-cimiento ilícito. En este sentido, los líderescomunistas fueron, en general, ejemplos dehonestidad y entrega, aunque algunoscometieron acciones imprudentes y provo-cadoras.

Hoy se puede comprender mejor lo quesupuso esa década y se lamenta que no hayasido diferente y que se interrumpiera en formaviolenta y con intervención extranjera. Asimis-

1 Especialmente en la historiografía liberal tradicional el“culpable” o “chivo expiatorio” del fracaso de laFederación es el cónsul británico Frederick Chatfield.Sin embargo, el excelente trabajo de Mario Rodríguez,A Palmerstonian Diplomat in Central AmericaFrederick Chatfield, Esq.)Tucson: The University ofArizona Press, 1964), demuestra el papel tardío delfamoso cónsul británico.2 Sobre este tema véase, Sharon L. Meers, “Triángulode las Relaciones entre Gran Bretaña, Estados Unidosy Guatemala, 1945-1954”, en, Historia General deGuatemala, Jorge Luján Muñoz, Director General; tomoVI: Época Contemporánea, 1945-1996, J. DanielContreras, Director del Tomo (Guatemala: Asociaciónde Amigos del País-FUCUDE, 1997), pp. 41-43. SegúnMeers, p. 42, el embajador británico en Guatemala,Willfred Gallienne, tuvo el temor de que la Legión delCaribe, a que se hace referencia a continuación, pudierainvadir Belice, y así lo informó a la Embajadaestadounidense en Guatemala.3 El primer intento fue contra Trujillo, preparado en CayoConfites, Cuba, en 1947, que abortó; dos años despuésse llevó a cabo la fracasada invasión de Luperón, enjunio de 1949, organizada en Guatemala. Los invasoresfueron capturados y algunas de las armas decomisadashabían sido adquiridas por el gobierno de Guatemala (através del Ministerio de la Defensa; es decir, Arbenz)en Estados Unidos. Véase, Charles D. Ameringer, TheCaribbean Legión: Patriots, Politi-cians, Soldiers ofFortune (University Park: The Pennsylvania StateUniversity, 1996), pp. 27-60 y 97-116.4 Esa fue la postura asumida por el nuevo embajadorestadounidense, Richard Patterson, quien sustituyó afinales de 1948 a Edwin J. Kyle, Jr., más comprensivo dela situación guatemalteca. Como es sabido, Arévalosolicitó el retiro de Patterson a principios de 1950,cuando acusó de comunistas a varios miembros delgabinete y pidió públicamente su renuncia.5 Aparentemente el responsable de esta decisión fue elpropio Arévalo.6 El más completo estudio sobre este hecho es el cap. 3de Piero Gleijeses, Shattered Hope, the GuatemalanRevolution and the United States, 1944-1954(Princeton: Princeton University Press, 1991), pp. 50’71,que apareció en español en, Mesoamérica, 24 (1992),385-412. Véase también, M. A. Flores, Fortuny: uncomunista guatemalteco (Guatemala: Editoriales DeLeón Palacios-Palo de Hormigo-Universitaria, 1994);Memorias de José Manuel Fortuny (Guatemala: Ed. O.De León Palacios, 2002), pp. 83-5; y, J. Luján M., BreveHistoria Contemporánea de Guatemala (México:Fondo de Cultura Económica, 1998), 262-5.7 Véase, J. Luján M., op. cit., pp. 269-74, y la bibliografíaallí indicada.8 Ibid., 276-7. Aparentemente, Delgado estaba invo-lucrado de alguna manera en la invasión y vendióinformación al gobierno guatemalteco.9 En la compra de armas intervinieron Alfonso MartínezEstévez y J. M. Fortuny, quien afirma que la idea eradárselas al pueblo. Memorias de José Manuel Fortuny,pp. 119-22.10 Además de la CIA, la Liberación contó con el apoyode Trujillo y Somoza. Un elemento esencial en eldesarrollo de las operaciones fue la superioridad aérea.Muchos vuelos de los aviones se originaban enNicaragua.11 Detalles de la renuncia del Presidente y la declaraciónde Fortuny que él redactó la nota de renuncia, puedenverse en, Memorias de... , pp. 126-9.

mo, se puede afirmar que la Liberación tuvo, alargo plazo, un alto costo para Guatemala.Estados Unidos consiguió su objetivo, pero ellofue el inicio de una grave polarización en elpaís. A más de medio siglo de distancia, hallegado el momento de que los guatemaltecos

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LA REVOLUCIÓNGUATEMALTECA DEL 44

Y SUS GENEALOGÍAS

Alfredo Guerra-Borges*

Aunque a veces las revoluciones no exhibenclaramente y de una sola vez su proge-

nitura (la casta de que provienen), todas tienenantecedentes, pocos o numerosos, remotos ocercanos. Siempre hay algo detrás y en elfondo, como herencias con el mandato deejecutarlas hasta muchos años después. Labúsqueda en retrospectiva revela que desdeaños atrás de la revolución de 1944 se fueronacumulando descontentos y descomposicionesde distinto origen, grado y madurez. Sivolvemos la vista hacia los acontecimientos de1920, su lectura habitual no sugiere que seaposible establecer una conexión. El sucesocomo tal, el derrocamiento de la dictadura de22 años de Manuel Estrada Cabrera, tuvo todala apariencia de un comprensible cansancio detan prolongado autoritarismo. En tan largoperíodo la dictadura había envejecido, y conella el propio dictador. Quizás por eso, noobstante la habilidad que había exhibido en elcurso de su mandato dotándose de una ampliabase social mediante los Clubes Liberales, senegó al compromiso que la oposición conser-vadora quería pactar con el gobernante PartidoLiberal, y ensayó una vez más el recurso de larepresión.

Tardía decisión, pues ya para entonces lafermentación social se tradujo en una in-surrección encabezada por la Liga Obrera yun sector conservador radicalizado. A EstradaCabrera le sucedió un gobierno históricamenteinsignificante por su vida efímera. Lo presidióCarlos Herrera Luna, un acaudalado buenhombre que "quiso hacer algo", pero carecíade dotes políticas, como ocurre a menudo alos empresarios, y fue derrocado al cabo deun año por el general José María Orellana. Elhecho en sí no tenía nada de extraordinario,carecía de novedad, se ajustaba a las normasde conducta castrenses, habituales por eseentonces y hasta muy adentrado el siglo XX,incluido 1954, naturalmente.

Pero esta vez había algo más en el fondode los acontecimientos. La clase media urbanasentía ahogarse al no encontrar bajo la

dictadura salida para sus aspiraciones políticasy económicas (para "el cambio", la fraseambigua que lo dice todo). Había asfixia social.Los artesanos, entre otros los sastres yzapateros, que eran obligados a servir alEstado como proveedores no remunerados delejército; o los albañiles y carpinteros, forzadosa trabajar en la reparación de los dañosocasionados por el terremoto de 1917, tambiénsentían que el régimen represivo los ahogaba,pues si bien se les permitía organizarse (undesahogo aparente), estaban compelidos ahacerlo en organizaciones mutualistas depen-dientes del dictador, y eso interfería con suaspiración a una actuación independiente. Lospocos empresarios que por entonces había enGuatemala veían con sumo desagrado (al igualque los profesionales y otros sectores medios)la sumisión total de Estrada Cabrera a losintereses de la United Frut Company, en tantoque la naciente industria era tratada condesconsideración. El gobierno de EstradaCabrera constituía el primer cordón deaislamiento internacional de la revoluciónmexicana, y los empresarios deseaban, por elcontrario, la apertura hacia los mercados deCentroamérica e incluso del propio México. Laasfixia social se había generalizado.

Había, pues, cierta maduración de condi-ciones propicias para cambios políticossignificativos, y así quedó de manifiesto con larápida organización independiente de lostrabajadores tan pronto cayó la dictadura.

Y no otra cosa significó la pronta radica-lización política de las nuevas organizacionessociales, muy sensibles por eso mismo a laprédica de emisarios anarquistas y comunistas,que frecuentemente visitaban el país. Pero lafermentación y el cansancio no son privilegiosde la política. La economía también se cansade ser la misma. Como se afirma líneas atrás,la industria se asfixiaba en un mercado diminutoy aspiraba a la apertura al exterior. Y aunquerenuente verbalmente a la ingerencia delEstado, le parecía mal que estuviera del ladode la United Fruit Company, cuando lo quería

de su lado, para que la apoyara con leyes yrecursos. Las viejas y más odiosas formas deexplotación de campesinos, en particular laservidumbre por deudas, ya no se consi-deraban necesarias hasta por los propiosfinqueros. A partir de cierto momento habíacomenzado el desacuerdo con los sistemas dereclutamiento de trabajadores para las fincas,pero fue a la caída de Estrada Cabrera en 1920,cuando se abrió un debate público sobre estacuestión. La negativa de un jefe político aenviar trabajadores a una finca claramenteexpresaba que "esto causaría un tremendoefecto entre las masas indígenas debido alEspíritu de Rebelión en este período deefervescencia entre la raza indigena".1 Por suparte, la Memoria de Agricultura de 1931 dabacuenta de cuatro levantamientos de campe-sinos en Suchitepéquez; y la de 1932 mencio-naba otros más en Suchitepéquez, Quetzal-tenango y Quiché.

Al precipitarse al fondo los precios del caféa partir de 1927, la crisis coronó todos losdescontentos. Pero entonces, hizo su apariciónla mano dura, siempre aplaudida en lassituaciones de crisis (sobre todo de goberna-bilidad,como suele decirse hoy día), "Eldesencadenamiento de la crisis económica másprofunda que Guatemala ha conocido en suhistoria; la repulsión generalizada al desordenadministrativo y la corrupción del gobierno deChacón; el sobresalto de la oligarquía agrariapor el descontento en el medio rural y elsurgimiento de organizaciones socialesbeligerantes, que la crisis podía estimular,crearon una confusa idea de que alguienpusiera orden en todo aquello y evitara undesquiciamiento general.”2 Y Jorge Ubico seinstaló en el poder holgadamente por treceaños, históricamente aleccionadores.

Los terribles años treintaAl llegar a 1944, la sociedad guatemaltecahabía vivido treinta y tres años del siglo XXbajo dictaduras. Este es un dato genealógicode los acontecimientos que sobrevinieron

* Licenciado en economía, Universidad de San Carlosde Guatemala (USAC); doctor en Estudios latinoameri-canos, Universidad Nacional Autónoma de México

Gran mural de la revolución de octubre de 1944, Congreso de la República. Obra de Víctor Manuel Aragón, Juan de Dios González y Miguel Ángel Ceballos,(1994-1954).

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después. Treinta y tres años de vivir la sociedadguatemalteca escindida en dos partes, la de lalealtad o simplemente el acatamiento alrégimen, y "la subversión". ¡De "bolsheviquis"llegó a acusar Estrada Cabrera a los conser-vadores en los últimos años de su mandato! Ypor "comunistas" fueron aplastadas todas lasformas de organización social y política bajo elgobierno de Ubico. Y después de la revolución,por supuesto, pero no es de historia contem-poránea que se nos ha pedido escribir.

Durante los catorce años de dictadura deJorge Ubico (de 1931 a 1944), el árbolgenealógico de la revolución ofreció frutos másmaduros. Ante todo y por sobre todo, hay quetener en cuenta que la crisis económica de1931 fue brutalmente abrumadora. Poniendode revés sus principios liberales, Ubicoconcentró en manos del Estado la conducciónde la banca y el crédito y decretó la moratoriade pagos de las deudas de las fincas,postradas por la crisis, lo que de otra manerahubiera culminado con el colapso general dela economía. Pero el salvamento del país de ladebacle total no fue seguido por políticasrestauradoras del crecimiento, sino por unaobsesión de equilibrio fiscal y monetario queprolongó los efectos depresivos de la crisis.No toda la prolongación de los efectos de lacrisis es imputable a la política económica deUbico. Posteriormente se ha juzgado aquellosaños desde las posiciones teóricas delkeynesianismo y el desarrollo industrialsustitutivo de importaciones, pero la historia norevela su verdadera naturaleza cuando se lepsicoanaliza con instrumentos analíticos deépocas posteriores, y no los de su tiempo.Cuando esto se pierde de vista la historiamiente: es su revancha.

El hecho genealógico fundamental de loscambios futuros es que la crisis de los añostreinta fue cien veces más desastrosa quecualquier otra que el país hubiera conocido conanterioridad, y esto tuvo definitivas conse-cuencias. Esta vez afectó profundamente a lasociedad; a los medianos y grandes agri-cultores y a los campesinos, a los industriales,a los banqueros, a los empleados y artesanos,a los profesionales y los obreros. De arribaabajo de la sociedad nadie quedó sin sufrirgraves heridas. La economía, ya cansada deser la misma por muchos años, esta vez sintió

como una penetrante pinchadura que tenía quecambiar, dejar de ser para ser otra, con otrosgobernantes porque los agrarios ya no dabanpara más.

Sin embargo, el compromiso de Ubico conla reactivación de la economía en ningúnmomento tuvo la finalidad de cambiar suestructura tradicional. Su pertenencia a laoligarquía agraria no le permitió concebir unpaís que llegara a descansar algún día sobreotras bases que no fueran las de la oligarquíamisma.

Para 1944, la historia ya había condensadotodas las heridas, las frustraciones, las políticasasfixiantes de los años diez, veinte y treintadel siglo XX. Por eso, después de Ubico fue eldiluvio. La razón histórica profunda para queasí ocurriera fue que la crisis de la economíasirvió como catalizador de otra de origenestructural.3 "Con Ubico culminó un agrie-tamiento del sistema que se inició antes de él".4

La revolución: los añostensos

La gran conquista de junio y octubre de 1944fue la libertad política. Ésta es la condiciónnecesaria y suficiente para que cada clase,estrato o grupo social eleve al nivel de suconciencia colectiva la expresión de susobjetivos económicos y sociales, y en parti-cular, la imagen de la sociedad a la que aspiran.Cuando esto ocurre, la cuestión de quiénasumirá el poder político pasa a ser la cuestióncentral. Y en torno a ésta se produjo necesa-riamente la primera fractura del ampliomovimiento policlasista que derrocó a Ubico.

Derrotadas en la elección presidencial defines de 1944, las corrientes más conser-vadoras pasaron acremente a la oposición. Enlos años siguientes la decantación de imágenessociales de cada clase o sector social acentuóla polarización, pero este hecho, que podríahaber sido sólo diferenciación de posiciones,tuvo perfiles muy acerados por el escenariohistórico en que tuvo lugar la revolución.

El escenario histórico en que se represen-taron aquellos diez años de innovación socialexplica en forma fundamental las confron-taciones. Lo demás lo ponen siempre losrasgos de los actores. Los dos componentesde ese escenario fueron, en primer lugar, laguerra fría, concretamente la política de guerrafría implantada por Estados Unidos queconllevó una extrema intolerancia política enescala internacional. En segundo lugar, elimpresionante atraso de la mentalidad de granparte de la sociedad guatemalteca de aquellosaños; ante todo de los terratenientes, políticay económicamente dominantes, represen-tativos de sistemas productivos arcaicos o porentonces ya arcaizados. Y bajo su hegemonía

ideológica, gran parte de la sociedad, parti-cularmente una parte importante de la clasemedia. En esas condiciones, toda reforma fueobjeto de sobresalto y oposición automática.Pero, además, la intolerancia de la guerra fríareforzó el pensamiento rezagado y, particu-larmente el anticomunismo militante de laIglesia, bajo el liderazgo de Pío XII en el mundo,y de la jerarquía católica en Guatemala.

A partir de 1945, el proceso de cambio fuedando muestras de creciente maduración. Bajoel gobierno del doctor Juan José Arévalo,depensamiento moderado, destacada perso-nalidad intelectual, de gran integridad ética,política y nacionalista, se comenzó a darrespuesta a necesidades sociales y demodernización capitalista largamente sentidas.

Desde posiciones indebidamente radicales,se ha menospreciado aquel período, se le

Gran mural de la revolución... (detalle), Víctor Manuel Aragón et al

Gran mural de la revolución... (detalle), Víctor Manuel Aragón et al

Gran mural de la revolución... (detalle), Víctor Manuel Aragón et al

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niega ser parte del movimiento total de larevolución, pero desconocer que fue su primeraetapa constituye una disociación de la historia.En otra oportunidad hemos dicho que "Arévalofue reformista, y por ello mismo fue unpresidente de su época. Tras tantos años deobligada inmovilidad y de forzado silencio, fueindispensable transitar aquel período para quela sociedad superara su entumecimiento. Fueaquél un período de acumulación de fuerzas yde examen de conciencia. Sin reformas nohubiera habido revolución".5

¿Qué reformas de modernización capita-lista? Ya en 1946 la seguridad social, lareforma monetaria y bancaria, por muchotiempo acreedora de general reconocimientopor su alta calidad técnica, la Ley de FomentoIndustrial para estimular la iniciativa deinversión de los sectores tantas vecesdesoídos por las desplazadas dictadurasoligárquicas, y poco después el Código deTrabajo, entre otros pasos de trascendencia.Pero fue también en 1946 que la Iglesia emitiósu primera pastoral lanzando alertas "contrala amenaza del comunismo". ¿Cuál comu-nismo? Nada había en el país que por entoncespudiera calzarle al término. Claramente fue unaprimera convocatoria a congregarse en laoposición, una decisión innegable de "guerrapreventiva", como se diría ahora en los tiemposdel presidente George W. Bush.

En 1949, el gobierno de Arévalo dio un pasoavanzado, revelador de la rápida maduraciónde condiciones para alcanzar otra fase de larevolución. El decreto 712 dispuso el arren-

1 Alfredo Guerra-Borges, Guatemala, el largo camino ala modernidad, coedición Facultad de CienciasEconómicas de la USAC y el Instituto de Inves-tigaciones Económicas de la UNAM, Guatemala, 2004,ver “El fin de una década en la historia del trabajo”, pp120-123.2 Ibid, p.135.3 Ver Stefan Kerlen, Orden y progreso en el gobierno deUbico: ¿realidad o mito?, e Historia General deGuatemala, tomo V, Guatemala, Asociación de Amigosdel País y Fundación para la Cultura y el Desarrllo,1996.4 A. Guerra-Borges, Guatemala, el largo camino…, p.1365 Alfredo Guerra-Borges, Apuntes para una inter-pretación de la revolución guatemalteca y de suderrota en 1954, conferencia en el Museo de lasIntervenciones, México, 1986, publicada por the LatinAmerican and Caribbean Center, Florida InternationalUniversity, Miami, Florida 33199, Ocassional Papers,1988.

damiento obligatorio de tierras a loscampesinos que las vinieran arrendando,pues, no obstante estar solventes, se lesvenía negando con fines de hostilización porparte de los grandes propietarios de latierra. Poco después, en 1952, bajo elgobierno del coronel Jacobo Arbenz, sepromulgó la reforma agraria. La revoluciónllegaba así a la fase de apogeo del cicloque siguen todas las revoluciones.

Revolución y visiones dela revolución. ¿Por qué eldesentendimiento en susfilas?

Con la reforma agraria las tensionessociales llegaron a su más alto nivel. Elapoyo social al gobierno multiplicó supotencial. Sin posibilidad ninguna de ganarlas elecciones presidenciales cuando secelebraran en 1956, la oposición conser-vadora depositó su suerte en la embajadade Estados Unidos. Confiaron en que laguerra fría aportaría lo que les hacía falta.Y así fue.

Pero la reforma agraria indujo tambiénla discrepancia de visiones dentro de larevolución. Numerosos dirigentes de lospartidos políticos que integraban el gobierno,de igual manera que funcionarios del mismo,venían sintiéndose incómodos con la radica-lización, y comenzó una actividad febril debúsqueda de candidatos a la presidencia, ¡tresaños antes de que llegara a su término elperíodo presidencial! Arbenz ya no era vistocomo "su presidente"; había ido más lejos delo que ellos deseaban. Eso ocurre en todaslas revoluciones. Después del apogeo se iniciala fase descendente del ciclo, la fase deconsolidación de las conquistas en el mejor delos casos y, por supuesto, la del reacomo-damiento en el que algunos (incluidos variosde aquellos dirigentes) aspiran a incrementarsu fortuna, bien o mal habida, y a hacerseempresarios pero ya sin sobresaltos.

Es posible afirmar que la reforma agrariahubiera concluido en 1956 o 1957, quedandopor resolver los problemas de tierras delaltiplano occidental, que por su naturalezaestaban fuera del cuadro de la ley agraria.Justamente en aquellos años, concretamentea principios de 1957, hubiera llegado a sutérmino el período presidencial de JacoboArbenz. Sus posibles sucesores, a juzgar porla imaginativa lista de precandidatos, todos, sinexcepción, eran de posición política moderada,y algunos estaban más a la derecha. Ni alPartido Comunista se le ocurría pensar quedespués de Arbenz debía ocupar la presidenciaun líder que mantuviera por mucho más tiempoun clima de radicalización, extemporáneadespués del apogeo. Lo que era objeto de

aprehensión era la posibilidad de un gobiernoque quisiera dar marcha atrás, pero talaprehensión no era mayor porque, dada lamadurez y el nivel de organización y expe-riencia política de las organizaciones sociales,no era cosa fácil consumar esas regresiones.

Transcurrido el apogeo de la revolución, laaspiración era, puede decirse con certeza, quea Arbenz le sucediera alguien que garantizarala consolidación de las conquistas alcanzadas,las cuales constituían, particularmente lareforma agraria, la base firme y estable para eldesarrollo capitalista moderno del país y de lapráctica de una democracia ampliamenteparticipativa. Era el obvio desenlace de unarevolución nacida del cansancio acumulado porel estado de cosas de 1900 a 1944. Pero laguerra fría no supo esperar. Sus obsesionesle cerraron los ojos a lo que pudo ser unaalternancia pacífica del poder.

Gran mural de la revolución... (detalle), Víctor Manuel Aragón et al

Gran mural de la revolución... (detalle), Víctor Manuel Aragón et al

Gran mural de la revolución... (detalle), Víctor Manuel Aragón et al

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Primera piedra de la nueva sede de FLACSO-GuatemalaCon la participación del Vicepresidente de la República, Dr. Ricardo

Stein Barillas, el excelentísimo Embajador de Noruega, Sr. Rolf O.Berg, el Secretario general de FLACSO, Dr. Francisco Rojas Aravena, y elDirector de FLACSO-Guatemala Dr. Víctor Gálvez Borrell, se llevó a caboel13 de octubre del presente año, el acto de colocación de la primerapiedra de lo que será la nueva sede de esta Facultad.

En el acto se contó con la presencia del cuerpo diplomático,funcionarios del gobierno central, de la comunidad académica yuniversitaria, medios de comunicación y organizaciones sociales.

En la foto No.1 el Excelentísmo Embajador de Noruega, Sr. Rolf O.Berg cuando hacía uso de la palabra; en la gráfica No. 2, el Dr. VíctorGálvez Borrell, Director de FLACSO-Guatemala. La foto No.3 muestra alDr. Francisco Rojas, Secretario general de FLACSO. En las fotos 4 y 5 elDr. Eduardo Stein, Vicepresidente de la República, en compañía de variosde los invitados, al momento en que se daba por concluida esta actividad.

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