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Espacio Abierto Cuaderno Venezolano de Sociología ISSN 1315-0006 / Depósito legal pp 199202ZU44 Vol. 22 No. 3 (julio-septiembre, 2013): 733 - 751 Genealogía de las metáforas biológicas utilizadas para representar al “enemigo subversivo”. Violencia y política durante el Golpe de Estado de 1976 en Argentina Marco Iazzetta* Resumen El Golpe de Estado de 1976 en Argentina fue radicalmente diferente a todos los anteriores: los objetivos transformadores que se propuso el autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” y los méto- dos utilizados para lograrlos, especialmente con relación a la repre- sión de la “subversión”, eran desconocidos hasta ese momento y constituyen, sin lugar a dudas, una de las páginas más negras de nuestra historia nacional. El trabajo focaliza, a la hora de caracterizar la violencia llevada a cabo por la última dictadura en Argentina, en un proceso previo que constituye la precondición para toda matanza co- lectiva: el intento por privar a las víctimas de su humanidad. En este sentido, el objetivo del trabajo es el de hacer una breve genealogía de las metáforas biológicas utilizadas para representar y deshumanizar al “enemigo subversivo” durante la dictadura. Para ello, intentaremos señalar la filiación que existe entre esta caracterización y la del “ju- deobolchevismo” como enemigo de la nación alemana durante el nazismo, como también la “extinción de las razas inferiores” en el marco del colonialismo y el “racismo de clases” durante la Comuna de París en 1871. Palabras clave: Violencia, política, metáforas, biológicas, dictadu- ra, Argentina. Recibido: 08-11-2012/ Aceptado: 17-08-2013 * Universidad Nacional de Rosario. Santa Fe, Argentina. E-mail: [email protected]

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Genealogia De LasMetaforas Biologicas

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  • Espacio Abierto Cuaderno Venezolano de Sociologa

    ISSN 1315-0006 / Depsito legal pp 199202ZU44Vol. 22 No. 3 (julio-septiembre, 2013): 733 - 751

    Genealoga de las metforas biolgicas

    utilizadas para representar al enemigo

    subversivo. Violencia y poltica durante

    el Golpe de Estado de 1976 en Argentina

    Marco Iazzetta*

    Resumen

    El Golpe de Estado de 1976 en Argentina fue radicalmente diferente atodos los anteriores: los objetivos transformadores que se propuso elautodenominado Proceso de Reorganizacin Nacional y los mto-dos utilizados para lograrlos, especialmente con relacin a la repre-sin de la subversin, eran desconocidos hasta ese momento yconstituyen, sin lugar a dudas, una de las pginas ms negras denuestra historia nacional. El trabajo focaliza, a la hora de caracterizarla violencia llevada a cabo por la ltima dictadura en Argentina, en unproceso previo que constituye la precondicin para toda matanza co-lectiva: el intento por privar a las vctimas de su humanidad. En estesentido, el objetivo del trabajo es el de hacer una breve genealoga delas metforas biolgicas utilizadas para representar y deshumanizaral enemigo subversivo durante la dictadura. Para ello, intentaremossealar la filiacin que existe entre esta caracterizacin y la del ju-deobolchevismo como enemigo de la nacin alemana durante elnazismo, como tambin la extincin de las razas inferiores en elmarco del colonialismo y el racismo de clases durante la Comunade Pars en 1871.

    Palabras clave: Violencia, poltica, metforas, biolgicas, dictadu-ra, Argentina.

    Recibido: 08-11-2012/ Aceptado: 17-08-2013

    * Universidad Nacional de Rosario. Santa Fe, Argentina. E-mail: [email protected]

  • Genealogy of the Biological Metaphors usedfor Representing a Subversive Enemy.Violence and politics during the 1976Coup dtat in Argentina

    Abstract

    The 1976 coup dtat in Argentina was radically different from all theprevious ones: the transforming goals proposed for the self-proclaimed Proceso de Reorganizacin Nacional (National Reor-ganization Process) and the methods used to achieved them, espe-cially with regard to the repression of subversion, had been unknownup to that moment and constitute, without a doubt, one of the black-est pages in Argentinas national history. When characterizing the vio-lence carried out by the last dictatorship in Argentina, the work fo-cuses on a previous process that is a precondition for all collectiveslaughter: the attempt to deprive the victims of their humanity. Ac-cordingly, the intention of this work is to make a brief genealogy ofthe biological metaphors used to represent and dehumanize thesubversive enemy during the dictatorship. To do so, we will attemptto point out the connection between this characterization and that ofJewish bolshevism as an enemy of the German nation during theNazi era, as well as the connection with the extinction of inferiorraces in the context of colonialism and class racism during theParis Commune of 1871.

    Key words: Violence, politics, biological metaphors, dictatorship,Argentina.

    Nada hay en el entorno del ser humano,

    as sea inicialmente natural

    y luego cada vez ms facticio y artificial,

    que no pueda ser mirado como fuente de peligros

    para tales o cuales hombres

    Georges Canguilhem

    1. Introduccin

    El Golpe de Estado de 1976 fue radicalmente diferente a todos los ante-riores: los objetivos transformadores que se propuso el autodenominado Pro-ceso de Reorganizacin Nacional y los mtodos utilizados para lograrlos, es-pecialmente con relacin a la represin de la subversin, eran desconocidoshasta ese momento y constituyen, sin lugar a dudas, una de las pginas negrasde la historia argentina.

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  • A la hora de caracterizar la violencia llevada a cabo por el Proceso, deja-mos de lado la polmica con respecto a si los sucesos ocurridos en Argentina,entre los aos 1976-1982, constituyen o no un genocidio o una masacre hist-rica1, y nos centramos en lo que sera un proceso que precede a estos episo-dios sistemticos de violencia y de terror: la deshumanizacin o animalizacinde los sujetos que sern vctimas de estos actos de violencia futuros. En estesentido, sostenemos junto a Buruca y Kwiatkowski2 que los perpetradores dela violencia, los asesinos, se encuentran, por lo general, en una posicin de po-der (social, poltico, como tambin fsica o simblica) la cual es ocasionalmentereforzada por medios tecnolgicos (desde medios militares regulares hasta elZyklon-b; la prensa escrita, el uso de la radio, etc.). Esta fortaleza le permite alos perpetradores atribuirle ciertas caractersticas negativas y alegar accionesy/o intenciones amenazantes a un grupo determinado. Esto es usualmenteprocedido por un intento por privar a las vctimas de su humanidad, animali-zndolas o demonizndolas, lo cual tiende a ser una precondicin para unamatanza colectiva y terrible: generalmente las vctimas tienen que ser percibi-das como radicalmente diferentes, al punto de no ser humanos para que elperpetrador los trate con desprecio antes, durante y despus de los asesinatos.

    En este proceso de deshumanizacin de las vctimas, la imaginera pato-lgica es particularmente til para las intenciones de los perpetradores de laviolencia. Como seala Susan Sontag en La enfermedad y sus metforas, esterecurso sirve para expresar una preocupacin por el orden social, dando porsentado que todos sabemos en qu consiste el estado de salud. Afirma, ade-ms, que la poltica contempornea se sirve exclusivamente de enfermedadesmortales y misteriosas, de causas supuestamente mltiples, pues son las queofrecen ms posibilidades como metforas de lo que se considera moral o so-cialmente malo, y permiten apelar, en el caso de que la enfermedad sea muy

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    1 La definicin de genocidio aprobada en diciembre de 1948 por la Conven-cin para la Prevencin y la Sancin del delito de Genocidio de Naciones Uni-das, omite a los grupos polticos como vctimas de este crimen. Esta defini-cin no nos permitira caracterizar a los 30 mil desaparecidos como vctimasde una prctica genocida. Sin embargo, podra ser posible si retomamosconceptualizaciones como la de Leo Kuper en su libro Genocide de 1981 enel que agrega al asesinato genocida (genocidal murder) la destruccin deun grupo por motivaciones polticas y a las masacres colectivas que no fueronni sistemticas ni preparadas por un plan global previo. Ver BURUCA, Jos yKWIATKOWSKI, Nicols (s/f) Hunt, Martyrdom, Hell. Is it Possible to Forge aNew Global Vocabulary Regarding Genocide Based on a Historical Approach

    to the Representation of Massacres?, mimeo.

    2 Ibdem.

  • grave, a la ciruga para salvar el tejido sano. En sntesis, como seala Arendt(2008), las metforas biolgicas y la nocin de una sociedad enferma slopueden finalmente promover la violencia3.

    El objetivo de este ensayo es el de realizar una breve genealoga de lasmetforas biolgicas utilizadas para representar y deshumanizar al enemigosubversivo durante el autodenominado Proceso de Reorganizacin Nacionalen nuestro pas. Para ello, intentaremos sealar la filiacin que existe entre estacaracterizacin y la del judeobolchevismo como enemigo de la nacin alema-na, por parte del nazismo, como tambin la vinculacin con la idea de extin-cin de las razas inferiores en el marco del colonialismo y el racismo de cla-ses, el cual se pone especialmente de manifiesto con los sucesos de la Comu-na de Pars en 1871.

    2. El cuerpo social enfermo y el Proceso

    de Reorganizacin Nacional

    Si tuviramos que condensar en un solo rasgo la singularidad del perodoanterior al Golpe Militar en la Argentina, sin dudas ste sera el antagonismo. Lapoltica era comprendida exclusivamente bajo esta dimensin, siendo la anti-nomia Peronismo/Antiperonismo la forma particular que tomaba la confronta-cin poltica desde 1946. Las posiciones eran fuertemente desencontradasporque, como seala Ollier (1998), justicia/injusticia, lo bueno/lo malo, etc.,estaban o todo de un lado o todo del otro. No haba negociacin posible y la re-solucin de las diferencias por la va democrtica estaba completamente des-valorizada.

    La percepcin de una crisis terminal y la bsqueda de transformacionesdrsticas, refundadoras, formaron parte, asimismo, del trasfondo de represen-taciones y creencias comunes que amasaron la experiencia social de los 70.Dos imgenes del mundo se enfrentaron durante este perodo y dieron cuer-po a dos proyectos de caractersticas diametralmente opuestas: la primera gi-raba alrededor del imaginario de la revolucin y la creacin de un hombrenuevo; la segunda en torno a la imagen mesinica de la contrarrevolucinpara defender a Occidente de la amenaza comunista atea.

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    3 Resulta interesante, para corroborar el uso que hace la poltica contempor-nea de las metforas biolgicas y de la sociedad enferma, analizar los di-chos del primer ministro britnico a raz de los saqueos ocurridos en agostodel 2011 en Gran Bretaa. Al respecto, ver por ejemplo: http://www.publico.es/internacional/390909/cameron-una-parte-de-nuestra- sociedad-esta-en-ferma. Consultado el 07/10/2012.

  • Con respecto a las Fuerzas Armadas, el discurso del orden y la autoridadcon el que se buscaba justificar la irrupcin militar encontraba sus condicionesde instauracin en el fantasma del caos y el despedazamiento del cuerpo so-cial. El poder siempre construye y busca instalar una manera, una forma decontar la realidad y pone en circulacin -a travs de diversos mecanismos y es-trategias de comunicacin- un conjunto de enunciados que tienen como obje-tivo ser asumidos y asimilados como verdad(eros) por el conjunto de la po-blacin. En el caso de la dictadura militar (y como complemento del discursodel pas en guerra) se recurri al relato mdico4, a la metfora de la enferme-dad, para explicar de un modo didctico y convincente el pasado inmediato dela Repblica Argentina, para justificar el acceso al poder, la legitimidad de lapermanencia en l y los objetivos histricos propuestos (Delich, 1983). Es de-cir, se parte de concebir a la sociedad como un organismo vivo, el cual puedeser atacado por un virus que transmita y disemine la infeccin y que -de no ex-tirparse los tejidos enfermos, de no generarse los anticuerpos necesarios-pueda devenir en un proceso infeccioso irreversible5.

    Desde esta perspectiva, apelando a esa metfora, se planteaba que la ame-naza comunista era un virus que haba infectado y enfermado a nuestro pas. stalo haba corrompido, lo haba contagiado y era necesario extirparlo, atacando yerradicando tanto sus efectos como -fundamentalmente- sus causas6.

    Esta enfermedad adquira una profundidad que trascenda al mbito de lapoltica y de la ideologa: llegaba al conjunto social y a las races mismas de la cul-tura argentina. Por lo tanto, no alcanzaba con instaurar un nuevo rgimen, hacafalta una nueva cultura social capaz de fundar, a su vez, un modelo diferente de in-dividuo (Ollier, 2009). No bastaba con intervenir sobre el Estado y las institucionessino que la Nacin misma deba ser objeto de una profunda reconstruccin social

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    4 Cabe sealar que Pern constituye un antecedente inmediato del Procesocon respecto a la utilizacin de las metforas biolgicas. Por ejemplo, en undiscurso del 8 de noviembre de 1973 en la CGT establece que el germen pa-tolgico que invade el organismo fisiolgico, genera sus propios anticuer-pos, y esos anticuerpos son los que actan en autodefensa. Ver Yofre(2011:48). Asimismo, en una carta de Pern a los oficiales y suboficiales de laGuarnicin de Azul del 22 de enero de 1974, sealaba la necesidad de exter-minar a la subversin.

    5 Recordar y entender: carta abierta a los padres: la ltima dictadura militar1976-1983 /; comentado por Edgardo Vannucchi; seleccionado por EdgardoVannucchi. - 1a ed. - Buenos Aires: Ministerio de Educacin - Gobierno de laCiudad de Buenos Aires, 2007.

    6 Ibdem.

  • y poltica, y el principal medio para llevarla a cabo era la instauracin de unametodologa represiva y de exterminio, sin antecedentes en la Argentina.

    Las tres armas asumieron la responsabilidad del proyecto de salvataje:para producir todos los cambios necesarios, a los efectos de hacer a la Argenti-na otro pas, era necesaria una operacin de ciruga mayor (Calveiro, 2008).Los campos de concentracin fueron el quirfano donde se llev a cabo dichaciruga7, siendo, asimismo, el campo de prueba de una nueva sociedad orde-nada, controlada, aterrada (Calveiro, 2004).

    El enemigo a enfrentar era el subversivo: el constitua la fuente de todoslos males que aquejaban a nuestro pas, y la nica forma de erradicar el virusque afectaba a la nacin era eliminando quirrgicamente al flagelo8. A su vez,las Fuerzas Armadas consideraban que esta intervencin, por ms que desdeel 24 de marzo de 1976 () todo el cuerpo social enfermo () haba recibido() una transfusin de sangre salvadora, deba ser sostenida en el tiempopues () un cuerpo gravemente enfermo necesita mucho tiempo para recu-perarse, y mientras tanto los bacilos siguen su trabajo de destruccin9.

    Resulta interesante constatar la difusin y aceptacin que tena este diag-nstico en todos los niveles institucionales de la dictadura de 1976. Por ejem-plo, cabe destacar los dichos del embajador argentino en Washington, ArnaldoMusich, quien ante la pregunta que le hace un periodista con respecto a las ac-ciones a tomar para hacer frente al creciente terrorismo de derecha, responde:Una vez que se remuevan aquellos dos cnceres [Montoneros y ERP] habrque limpiar el bistur10. Asimismo, el canciller Csar Augusto Guzzetti, anteuna consulta similar de un periodista del diario La opinin, no duda en sealarque el cuerpo social del pas est contaminado con una enfermedad que co-rroe sus entraas y forma anticuerpos. Esos anticuerpos no pueden ser consi-derados de la misma manera que se considera al microbio. A medida que el go-bierno controle y destruya la guerrilla, la accin del anticuerpo va a desapare-cer () Slo se trata de una reaccin natural de un cuerpo enfermo11.

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    7 Al respecto, como seala Calveiro (2004), no es casualidad que se llamaraquirfanos a las salas de tortura.

    8 Esta referencia a la subversin como flagelo la podemos encontrar en la Pro-clama del Proceso de Reorganizacin Nacional, 24 de Marzo 1976.

    9 Estas citas pertenecen a la Carta abierta a los padres argentinos RevistaGente. 16.12.76.

    10 Ver Yofre (2010:40).

    11 Diario La Opinin, 3 de Octubre de 1976, citado en Yofre (2010:41).

  • Otra cuestin interesante para destacar es la cantidad de elementos he-terogneos que componen la identidad del subversivo, cuestin que, sin lugara dudas le permiti al Proceso extender el radio de su accin ortopdica o co-rrectiva. Esto se pone especialmente de manifiesto si uno analiza las diferentesactas y proclamas que realizara el rgimen durante los aos 1976-1977. Eneste sentido podemos en ellas encontrar afirmaciones como la subversin sir-ve a una causa esclavista y a una concepcin que aniquila los derechos huma-nos. Una concepcin nihilista sin Dios, sin libertad, sin dignidad humana y sinlealtad. Una concepcin donde rigen los antivalores de la traicin, la ruptura delos vnculos familiares, el crimen sacrlego, la crueldad y el engao sistemti-co12. Tambin la subversin es asociada con los enemigos de la Patria, loscorruptos, los deshonestos13, el Anticristo14, etc.; y justamente, al ser tandifusa su definicin como enemigo15, la lucha debe darse en todos los cam-pos: militar, cultural, meditico, econmico, poltico, gremial, etc.16.

    La contrapartida de esta situacin la constituye sin dudas el cuerpo socialde la nacin sana, poseedora de salud cvica17, a la cual se llega a travs deun proceso de normalizacin de la sociedad que permita recuperar los valoresesenciales de la patria18:nuestros smbolos nacionales, nuestra familia,nuestra Iglesia y en fin, nuestro ms tradicional acervo espiritual, sintetizadoen Dios, patria y hogar19. El objetivo del Proceso era la construccin de un

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    12 Discurso de Videla durante la Cena de Camaradera de las Fuerzas Armadascelebrada el 7 de Julio de 1976. Citado en (Canelo, 2001).

    13 Declaraciones del El Jefe del Estado Mayor, general Roberto Viola 30 de abril.Citado en Troncoso (1984).

    14 Declaraciones del general Reynaldo Bignone El director del Colegio Militar,26 de Mayo 1976.

    15 Al respecto Videla seala en una proclama del 22 de abril de 1976 que la lu-cha contra la subversin cualquiera sea la forma que ella adopte. Citado enTroncoso (1984).

    16 La lucha se dar en todos los campos, adems del estrictamente militar. ()Esta lucha, entindase bien, no es slo contra algo o alguien, es una luchapor valores positivos y esenciales (Ibdem).

    17 Discurso Emilio E. Massera, comandante en jefe de la Armada e integrante dela Junta Militar, durante la Cena de Camaradera celebrada el 7 de julio de1977 (Canelo, 2001).

    18 Discurso de Videla durante la Cena de Camaradera de las Fuerzas Armadascelebrada el 7 de Julio de 1976. Citado en (Ibdem).

    19 Comunicado del 29 de abril en el que fundamentan la quema de miles deejemplares de libros y revistas marxistas o de exaltacin del Che Guevara y Fi-del Castro. Citado en Troncoso (1984).

  • nuevo individuo, mediante una transformacin que se encarna sobre todo, enlas conciencias20, segn una idea particular de lo que era normal: un hombreprivado que respondiera a una concepcin cristiana del mundo y del hom-bre21, y a los valores patriticos.

    La corporizacin de la Nacin y la estrategia elegida por las Fuerzas Ar-madas para devolverle la salud al cuerpo social enfermo estn condensadasen el dibujo animado de una publicidad emitida durante el Proceso. En ella seobserva a una vaca cndida, y sobre todo pacfica, que vea con sorpresa y cre-ciente temor como su cuerpo era atacado por una multitud de pequeos bi-chos desagradables y voraces; una invasin de clulas cancergenas que semultiplican causndole la atrofia o la obstruccin de las funciones corporales yhacindola adelgazar. Como seala Vezzetti (2002), esta publicidad constituyeuna ficcin que resuma, con la claridad de una representacin escolar, no slola naturaleza de los problemas que crea enfrentar el rgimen militar sino la vi-sin de la sociedad a la que el mensaje se diriga. Ante todo, la idea, tan propiade una imaginacin alimentada por la psicologa de las masas de fines del sigloXIX, que acentuaba su carcter infantil y su propensin a convencerse de lasverdades simples y tangibles.

    Pero sobre todo, en esa visin de los enemigos del cuerpo social comoagentes patgenos, se sostena la imagen de una intervencin drstica de de-fensa orientada al exterminio. La idea de una violenta restitucin de la integri-dad de la Nacin, que pretenda suprimir las manifestaciones del antagonismo,finalmente, negaba la existencia misma del conflicto social y poltico. Se trans-mita as una visin que en un punto es propia del totalitarismo: la operacinimposible de la reincorporacin de las diferencias en un cuerpo poltico unifi-cado, una unidad imaginaria que es previa a las instituciones y a las leyes (Ib-dem). El paso siguiente era la utilizacin del bistur para restablecer la salud delcuerpo social.

    3. El nazismo y el judeobolchevismo

    como patologa

    Rudolph Hess afirmaba que el nacionalsocialismo no es otra cosa quebiologa aplicada. Esta expresin, en realidad, ya haba sido utilizada por pri-mera vez por el genetista Fritz Lenz en su manual de Rassenhygine, redactadoen colaboracin con Erwin Bauer y Eugen Fischer, en un contexto en el que

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    20 Mensaje del presidente de la nacin 24 de Mayo 1976 (Ibdem).

    21 Comunicado de Videla del 12 de Mayo de 1976 (Ibdem).

  • Hitler era definido como el gran mdico alemn capaz de dar el ltimo pasohacia la derrota del historicismo y hacia el reconocimiento de valores pura-mente biolgicos (Esposito, 2006). Estas citas por si solas, ponen de manifies-to el rol central que tena la concepcin biopoltica en la ideologa nazi, y su ten-dencia a caracterizar a su enemigo, es decir al judeobolchevismo, en trmi-nos biolgicos. De este modo, la propaganda del rgimen nazi a favor de la lu-cha a muerte contra los judos apuntaba a oponer el cuerpo y la sangre origina-riamente sanos de la nacin alemana a los grmenes invasores que haban pe-netrado en ella para minar su unidad y su vida misma. Como afirma Esposito(2006), no se trataba de una enfermedad cualquiera de la que el nazismo pre-tendi defender al pueblo alemn, sino que era una enfermedad infecciosa. Loque se quera evitar a toda costa era que seres inferiores contagiasen a seressuperiores.

    En este sentido, Traverso (2003) seala que si uno realiza una lista de lascaracterizaciones de los judos contenidas en Mi Lucha, lo que llama la aten-cin es que la gran mayora proviene del vocabulario de la parasitologa: El ju-do es el gusano en un cuerpo en descomposicin, es una pestilencia aun msterrible que la peste negra de antao, es el portador de bacilos de la peor espe-cie, el eterno esquizomiceto de la humanidad, la araa que succiona lenta-mente la sangre del pueblo a travs de sus poros, un grupo de ratas que luchanhasta ver sangre, el parsito en el cuerpo de los otros pueblos, la especie msacabada entre los parsitos, un gorrn que prolifera cada da ms al igual queun bacilo daino, la eterna sanguijuela, el vampiro de los pueblos22.

    Las metforas biolgicas tambin abundan en diferentes declaracionesrealizadas por Hitler, quien, por ejemplo, en 1941 justificaba la guerra en elfrente oriental por medio de la necesidad de extirpar el foco de la peste(Pestherd) que los judos representaban (Traverso, 2003:117). A su entender,sta era la nica condicin para restablecer la unidad de Europa. Afirmaba, a suvez, que la deteccin del virus judo es una de las ms grandes revolucionesque se hayan producido en el mundo. El combate que nosotros mantenemoses de la misma naturaleza que el que mantuvieron Pasteur y Koch en el ltimosiglo. Cuntas enfermedades tienen su origen en el virus judo! (Traverso,2003:162; Esposito, 2006:186).

    Esposito (2006) seala que aunque la caracterizacin parasitaria de los ju-dos forma parte de la historia secular del antisemitismo, en el lxico nazi, empero,esa definicin adquiere una implicacin distinta: los judos no se asemejan a par-sitos, ni se comportan como bacterias, sino que lo son. Incluso, la identificacin

    genealoga de las metforas biolgicas utilizadas para representaral enemigo subversivo... marco iazzetta 741

    22 Citado en Traverso (2003).

  • entre hombres y grmenes patgenos lleg hasta tal punto que el gueto deVarsovia fue deliberadamente construido en una zona ya contaminada. De estemodo, conforme a las modalidades de la profeca autocumplida, los judos ca-yeron vctimas de esa misma enfermedad que haba justificado su segrega-cin: al final, ellos realmente haban llegado a ser infectados y, por lo tanto,eran agentes de infeccin. En consecuencia, los mdicos tenan buenos moti-vos para exterminarlos.

    El nazismo entenda a la poltica de genocidio como desinfeccin, purifi-cacin y, en definitiva, como medida ecolgica. Esposito afirma que el homi-cidio generalizado se concibe como un instrumento para la regeneracin delpueblo alemn y slo el asesinato de la mayor cantidad posible de personaspermitira, para los nazis, restablecer la salud de quienes representaban la ver-dadera Alemania. Lo trascendental del nazismo era la vida, no la muerte, auncuando despus, paradjicamente, la muerte fuera considerada como el nicomedicamente apropiado para salvaguardar la vida.

    Con respecto a la representacin biolgica del judeobolchevismo a travsde la propaganda nazi, y si bien, como afirma Kracauer (1985), mientras que losnazis continuaron practicando, imprimiendo y transmitiendo por radio su odio ra-cial antisemita, redujeron su aparicin en los filmes de guerra, no atrevindoseaparentemente a difundirlo en el exterior a travs de imgenes23, podemos des-tacar, igualmente, dos largometrajes en los que se hace referencia a esta cuestin:El Judo Juss (1940)24 y El Judo Eterno (1940). En esta ltima especialmente,es interesante observar el juego que se hace a la hora de destacar los rasgos facia-les y poner a los judos en posturas ridculas, con la obvia intencin de sugerir a losespectadores el origen degenerado de sus enemigos. Este procedimiento que-da a su vez reforzado cuando en el film se plantea una analoga, nuevamente a tra-vs de una sucesin de primeros planos, entre la dispora juda y la inmigracinde las ratas desde Asia por el resto del mundo, y, asimismo, a travs de la enume-

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    23 Kracauer (1985) seala que en la pantalla, las actividades antijudas eran casitan tab como, por ejemplo, los campos de concentracin o las esterilizacio-nes. Todo esto puede hacerse y propagarse en forma impresa o hablada,pero haba cosas que ni aun los nazis podan mostrar visualmente.

    24 La pelcula tuvo un xito clamoroso y fue vista por 20 millones de alemanes.Con todo, el argumento era histrico (lo que provocaba una metfora sutilpero evidente) y nos relataba la vida de un consejero judo del conde Karl Ale-xander von Wrttembertg quien es condenado a morir, no por intentar usur-par el poder del estado, sino porque se acerca como hombre judo a una don-cella alemana prometida con un honrado escribiente.

  • racin de los males que traen aparejados estos roedores mientras el especta-dor visualiza las imgenes de un gueto judo.

    Este proceder puede observarse, adems, en El Hongo Venenoso25, unlibro publicado en 1938 por Julius Streicher. En el mismo, desde la ilustracinde su cubierta, se asocia al judo con un hongo venenoso y por lo tanto como lacausa de las peores calamidades -miseria, enfermedades y la muerte- para elpueblo alemn.

    Nos resulta interesante referirnos particularmente a una ilustracin deeste libro con su correspondiente texto para explicitar la filiacin entre el na-zismo y la biologizacin de la subversin poltica y social26. En la misma sepuede observar a un joven que pasa al frente de su clase y procede a descri-bir la fisonoma de un judo: los labios son otra caracterstica distintiva; es-tn usualmente hinchados. Las cejas son usualmente ms finas y ms car-nosas que las nuestras. Y por los ojos uno se puede dar cuenta de que el ju-do es una persona falsa y engaosa. Otro estudiante de la clase pasa alfrente y contina afirmando que por lo general los judos son hombres demediana estatura y tienen piernas cortas. Sus brazos tambin son usual-mente cortos. Muchos otros tienen piernas curvas y pie plano. Algunos tam-bin tienen una frente inclinada, nosotros la llamamos frente en retirada.Los criminales tienen una frente como esa. Los judos tambin son crimina-les. Tienen cabello oscuro, por lo general enrulado como el cabello de losnegros. Sus orejas son grandes y se parecen a la agarradera de una taza decaf. Est caracterizacin de la supuesta fisonoma de los judos y su aso-ciacin con lo criminal, constitua una prctica comn de toda la propagan-da grfica y flmica nazi como ya se seal con respecto a El Judo Eterno-y sin lugar a dudas pone de manifiesto la influencia ejercida por CesareLombroso y su descripcin del criminal nato en El hombre delincuente (LUomo Delinquente): un individuo que posee cabello negro y crespo, narizaguilea o curva, maxilares pesados, orejas voluminosas y despegadas, cr-neo achatado, cejas salientes, enormes cigomas, aire sospechoso, fre-cuente estrabismo, rostro plido y ojos inyectados (Traverso, 2003).

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    25 Versin digital en http://www.calvin.edu/ academic/cas/gpa/thumb.htm. Con-sultado el 07/10/2012.

    26 Cuestin que, asimismo, ser profundizada en el siguiente apartado.

  • 4. El colonialismo y la Comuna de Pars: extincin

    de las razas inferiores y el racismo de clase

    La singularidad del nazismo proviene de la sntesis entre el enfoque ra-cial de la alteridad juda y la biologizacin de la subversin poltica, elementosque haban empezado a esbozarse durante la segunda mitad del siglo XIX envarios pases europeos, pero que hasta ese momento nunca se haban unido.El primero perteneca a la cultura positivista y cientificista de Europa Occiden-tal. El segundo haba encontrado a sus idelogos y propagandistas ms influ-yentes durante la Comuna, a principios de la Tercera Repblica. En este sentidocabe la afirmacin de que el nazismo era un producto bien europeo por la fu-sin del antibolchevismo y del antisemitismo, de contrarrevolucin y extermi-nio racial (Traverso, 2003).

    Con respecto a la eugenesia y la higiene racial -disciplinas que aporta-ron al nazismo algunos fundamentos esenciales de su visin de mundo- tenanun anclaje slido en las instituciones liberales y contaban entre sus represen-tantes a investigadores e intelectuales provenientes de estratos diferentes -n-acionalistas, liberales, conservadores e incluso socialistas. El nacionalsocialis-mo extraa de esta tradicin el lenguaje cientfico con el que reformul su an-tisemitismo: los judos eran asimilados a un virus generador de enfermeda-des, su exterminio a una medida de limpieza, a una operacin de profila-xis. En este sentido, la visin del bolchevismo como una especie de virus, eraun lugar comn para la cultura conservadora y el mito del judeobolchevismoconoci una amplia difusin al da siguiente de la Primera Guerra Mundialcuando se transform en el eslogan de la represin antiespartaquista en Ale-mania, del terror blanco en Hungra y de la contrarrevolucin rusa. Esta ltima,por ejemplo, se fij como objetivo neutralizar el microbio judo y lanz contrael judeobolchevismo una campaa cuya violencia prefiguraba la propagandanazi durante la Segunda Guerra Mundial (Ibdem).

    Precisamente es en esta poca cuando los Protocolos de los sabios deSin, redactados en Pars a finales del siglo XIX por los responsables de la poli-ca secreta zarista, se volvieron un best-seller internacional y hasta eran citadospor figuras de la talla de Winston Churchill, quien no dudaba en catalogar aMarx, Trotsky, Bela Kun, Rosa Luxemburg y a Emma Goldman como la encarna-cin de una conspiracin mundial cuyo objetivo final era la destruccin de lacivilizacin. En un pasaje en el que para Traverso hace referencia de forma evi-dente a los Protocolos, Churchill declara que el elemento judo era la fuer-za que se ocultaba detrs de cada uno de los movimientos subversivos del sigloXIX (2003:119); describe adems un panorama alarmante de la crisis que seestaba atravesando: Hoy en da, esta pandilla de personajes extraordinariosprovenientes de los bajos fondos de las ciudades europeas y americanas ha to-

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  • mado al pueblo ruso por el cuello y se ha vuelto prcticamente el amo innega-ble de un inmenso imperio. Para l, los bolcheviques eran los enemigos delgnero humano, vampiros que succionaban la sangre de sus vctimas, ho-rribles babuinos en medio de ciudades en ruinas y de montones de cadverestodos ellos guiados por Lenin, un monstruo que trepa por una pirmide decrneos, rodeado de un vil grupo de fanticos cosmopolitas (Ibdem).

    Con respecto a la biologizacin de la subversin poltica, sta tiene susorgenes en la Francia de los comienzos de la Tercera Repblica, en la cual seproduce una mezcla de positivismo, cientificismo, racismo y conservadurismoradicalizado. Como afirma Traverso, el crecimiento casi paralelo entre 1860 y1890 de nuevas disciplinas -tales como la microbiologa (Pasteur), la medicinaexperimental (Claude Bernard), la antropologa (Paul Broca, Paul Topinard), laeugenesia y la antropologa racial (Vacher de Lapouge), la antropologa crimi-nal (Lacassagne), la neurologa (Charcot), la psicologa de las masas (Le Bon,Tarde) y la sociologa (Durkheim)- generaban condiciones necesarias para unaamalgama entre ciencia y poltica, que luego se traducira en el abordaje biol-gico de los comportamientos sociales y en una suerte de medicalizacin de lasestrategias de poder27. En este contexto, los partidarios de la Comuna eranvistos como criminales reincidentes, portadores de una epidemia que debaser frenada con medidas extremas. Como el contagio pona en riesgo a los gru-pos de la sociedad que an estaban sanos o podan ser curables, urga eliminarcompletamente el agente patgeno, a los criminales natos, peligrosos e in-curables. Por ende, el Estado se eriga en biopoder llamado a intervenir en lasociedad al igual que un cirujano se encarga de amputar la parte gangrenadade un organismo enfermo (Ibdem).

    Este biologismo social se remonta a la poca de la revolucin indus-trial, cuando las clases obreras fueron racializadas y separadas fsicamentede las clases privilegiadas. Fue justamente en este perodo cuando la desigual-dad social frente a la enfermedad comenz a percibirse como la expresin de ladegeneracin fsica y moral del proletariado. Es as que la asimilacin de lasclases obreras a una raza inferior se volvi un lugar comn de la cultura euro-pea en el perodo triunfante del capitalismo industrial.

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    27 Esta amalgama se pone de manifiesto, por ejemplo, en la asociacin que sehaca de las epidemias de clera con una amenaza exterior, importada deOriente o frica, proveniente de los pueblos no civilizados o propagada porlos emigrantes y transmitida por las clases inferiores (social y biolgicamen-te) cuyos barrios insalubres constituan los focos de infeccin (Traverso,2003).

  • Sin lugar a dudas, este racismo de clase, que permita asociar a lasclases trabajadoras con los salvajes del mundo colonial, se encuentra enuna estrecha conexin con el imperialismo y el colonialismo europeo, y cons-tituye el germen de la ideologa, la cultura, el mundo mental y las prcticas delfascismo.

    Esta conexin puede ser observada especialmente en la guerra colonialllevada a cabo por los alemanes contra los Hereros, en 1904, en lo que sera laactual Namibia. Lo que en un primer momento comenz como la represin deuna revuelta se termin convirtiendo en un verdadero genocidio que el generalVon Trotha, su principal responsable, dirigi y reivindic en una clebre ordende aniquilacin28: se decidi no tomar prisioneros entre los combatientes yno hacerse cargo de las mujeres y los nios, los cuales fueron deportados yabandonados en el desierto29.

    El exterminio de los Hereros no slo constituye un preludio de la guerratotal del Siglo XX, y de la brutalidad de los ejrcitos hacia la poblacin civil, sinoque tambin tiene la particularidad de haber sido el primer genocidio del sigloveinte y el primero de la historia alemana (Zimmerer, 2008). La poblacin delos Hereros, que rondaba las 80 mil personas en 1904 fue reducida a menos de20 mil un ao ms tarde. La revuelta de los Hotentotes, a su vez, fue ahogadapor mtodos anlogos, lo que trajo aparejada la disminucin de la mitad de lapoblacin (de 20 mil a 10 mil). En el curso de los aos siguientes, el generalVon Trotha debi reafirmar en varios artculos que el exterminio de los Hereroshaba sido una guerra racial en contra de los pueblos en decadencia y mori-bundos. En este combate -explicaba-, la ley darwiniana de la supervivencia delms fuerte se erigi como criterio de orientacin ms pertinente que el dere-cho internacional (Traverso, 2003).

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    28 En la misma seala que El Herero no es ms un sbdito alemn (German-subjects). Asesinaron y robaron, les cortaron las orejas, las narices y otraspartes del cuerpo a los soldados heridos y ahora son demasiado cobardescomo para continuar con la lucha (Zimmerer, 2008).

    29 Los Hereros fueron conducidos, a partir de una maniobra en forma de pinzade las fuerzas alemanas, al desierto de Omaheke. De manera simultnea, lossoldados alemanes fueron ocupando sistemticamente los pozos de aguasconocidos alrededor del borde del desierto. Von Trotha, en una notoria pro-clama, orden que todo Herero que volviera de Omaheke deba ser fusilado(Zimmerer, 2008).

  • A su vez, en los debates que se desarrollaron en el Reichstag en esa po-ca, prueban que nociones tales como guerra racial, exterminio y subhuma-nidad eran corrientes en Alemania bajo el imperio de Guillermo II30. Es asque, como consecuencia de la poltica colonial, los nacionalistas aprobaron ladestruccin de los salvajes y de las bestias sublevadas en frica en contra dela dominacin colonial mientras que los socialistas -siempre preocupados enevitar los casamientos mixtos en las colonias- estigmatizaron tal tipo de violen-cia que rebajaba al ejrcito imperial alemn al nivel de una bestialidad dignade sus vctimas (Ibdem).

    Las prcticas de exterminio y el discurso de extincin de las razas in-feriores, sin embargo, no constituyen un elemento particular de las guerrascoloniales alemanas, sino que se encuentran presentes, tambin, en el res-to de las experiencias coloniales de las principales potencias de occidente.Una cuestin a destacar es el arsenal extraordinariamente rico en estereoti-pos raciales -presentes en el lenguaje de la ciencia, de la moral y de la filoso-fa de la historia- que ilustra las tentativas de racionalizacin y de legitima-cin ideolgica de una gigantesca empresa de conquista y de genocidio.Como seala Said (1996) ni el imperialismo31 ni el colonialismo32 son sim-ples actuaciones de acumulacin y adquisicin. Ambos se encuentran so-portados y a veces apoyados por impresionante formaciones ideolgicasque incluyen la conviccin de que ciertos territorios y pueblos necesitan yruegan ser dominados, as como nociones que son formas de conocimientoligadas a tal dominacin. Es as como el vocabulario de la cultura imperialis-ta clsica est compuesto de palabras y conceptos como inferior, razassometidas, pueblos subordinados, dependencia, expansin y autori-dad. En este sentido, Fanon se refiere a la deshumanizacin del colonizadoy seala que cuando el colono habla del colonizado utiliza un lenguaje zoo-lgico: se alude a los movimientos de reptil del amarillo, a las emanacionesde la ciudad indgena, a las horas, a la peste, el pulular, el hormigueo, las

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    30 Traverso (2003) seala que el nazismo se encarg en mantener viva la me-moria de este pasado por medio de estrategias editoriales y de cine. En 1941,poco antes de la explosin de la guerra contra la URSS, se estrenaron en lassalas alemanas dos filmes coloniales dirigidos al gran pblico, Carl Peters yOhm Krger.

    31 Said (1996) usa el trmino imperialismo como definicin de la prctica, lateora y las actitudes de un centro metropolitano dominante que rige un terri-torio distante.

    32 Said (1996) entiende al colonialismo como la implantacin de asentamien-tos en los territorios distantes dominado por un centro metropolitano.

  • gesticulaciones. El colono, cuando quiere describir y encontrar la palabra justase refiere constantemente al bestiario (2001:37)33.

    Como seala Finzsch (2008), antes de que se puedan cometer actos deviolencia, los autores activos y los espectadores inactivos tienen que acor-dar en que la vctima del acto futuro est fuera de la ley. Actores y especta-dores tienen que coincidir en una definicin del otro que conceptualice al in-dgena como alguien sin valor, incivilizado e inhumano. Es as como el abo-rigen, como se puede observar en la proclama de Von Trotha, no era consi-derado un ciudadano, por lo que no tena derechos y posea slo su cuerpo.De este modo, pertenecen al grupo que Giorgio Agamben denomin homosacer, la nuda vida, es decir, la vida a quien cualquiera puede dar muerte im-punemente sin ser considerado homicida34.

    5. A modo de conclusin

    El presente ensayo, al realizar una breve genealoga de las metforas bio-lgicas utilizadas por el Proceso de Reorganizacin Nacional para represen-tar al enemigo subversivo, tuvo por objeto sealar, asimismo, que la violenciaejercida por este rgimen poltico no constituye una excepcin cuando se la si-ta en una serie junto a otras grandes matanzas histricas.

    Sin embargo, a la hora de analizar las derivas de estas metforas, de-bemos destacar las similitudes y diferencias que se plantean con respecto ala representacin de la subversin poltica. En este sentido, sostenemos queel Proceso presenta una mayor afinidad con los perpetradores e idelo-gos de la violencia contra-revolucionaria durante la Comuna de Pars que

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    33 Fanon contina diciendo El general De Gaulle habla de las multitudes ama-rillas y el seor Mauriac de las masas negras, cobrizas y amarillas que prontovan a irrumpir en oleadas. El colonizado sabe todo eso y re cada vez que sedescubre como animal en las palabras del otro. Porque sabe que no es unanimal. Y precisamente, al mismo que descubre su humanidad, comienza abruir sus armas para hacerla triunfar (2001:37).

    34 Como seala Agamben (1998): El homo sacer es una oscura figura del derechoromano arcaico, en que la vida humana se incluye en el orden jurdico nica-mente bajo la forma de su exclusin (es decir de la posibilidad absoluta de quecualquiera le mate). El homo sacer resume la situacin paradojal del poder so-berano occidental y su relacin con la vida: un hombre sagrado, que no puedeser objeto de sacrificio, por estar fuera del derecho divino, al cual, sin embargo,cualquiera puede dar muerte impunemente, sin ser considerado homicida, por-que tambin se encuentra excluido del derecho de los hombres.

  • con el nazismo, pues la subversin era caracterizada como portadora de unaepidemia que deba ser eliminada a travs de una ciruga mayor a partir deque pona en riesgo a la salud de la nacin. A pesar de esto, el Proceso pre-senta ciertas similitudes con el nazismo cuando se vale del repertorio micro-biolgico/virolgico para representar al enemigo subversivo como un flage-lo, un bacilo que infectaba a la nacin, convirtindola en un cuerpo socialenfermo. A su vez, se diferencia de este otro rgimen en cuanto no defina a laalteridad en trminos raciales35, sino en trminos polticos y sociales.

    Por otro lado, adems de comprobar la vinculacin existente con el na-zismo y el racismo de clases durante la Comuna de Pars, y su estrecha co-nexin con el colonialismo en frica, con respecto a la utilizacin de metfo-ras biolgicas, debemos sealar, asimismo, que el empleo de las mismas noes exclusivo de un sector poltico que podramos caracterizar vagamentecomo reaccionario o conservador: stas son utilizadas tanto por indivi-duos como Edgar Hoover36 como por Antonio Gramsci37, por Pern38 comopor el PRT-ERP39. De este modo, a partir de la difusin y aceptacin que te-na esta forma de representacin del enemigo, podramos decir que existiun clima de poca que legitim y promulg la utilizacin de las metforasbiolgicas.

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    35 Sin embargo, debemos sealar que durante el Proceso los judos eran es-pecialmente maltratados y sometidos a tratos humillantes en los campos deconcentracin, por el slo hecho de ser judos (Calveiro, 2004).

    36 Hoover compara al comunismo con una enfermedad que se expande comouna epidemia () y como una epidemia, la cuarentena es necesaria para evi-tar que se infecte la nacin (la traduccin es nuestra), (Hunt, 2007:128).

    37 Gramsci en Socialismo y Cultura seala que el hbito de creer que culturaes conocimiento enciclopdico () Esta forma de cultura sirve para crear eseintelectualismo plido y sin aliento () que ha producido todo un tropel defanfarrones y soadores, ms dainos para una vida social sana que los mi-crobios de la tuberculosis o la sfilis para la belleza y salud del cuerpo. Citadoen Sontag (2011).

    38 Al respecto, ver cita N4.

    39 En el artculo Por qu nos separamos de la IV Internacional de la Revista ElCombatiente N86, se afirma que El empantanamiento de la discusin conla CI (Cuarta Internacional) sera producto de un punto de vista no proleta-rio, lo que habilitara a que sean expulsadas sin contemplaciones del senode la organizacin como se extirpa un tumor para que no infecte a la mayorasana del organismo. Citado en Weisz (2006).

  • Para finalizar, queremos subrayar los riesgos que se presentan cuandolos problemas polticos son interpretados en trminos biolgicos y orgnicos.De este modo, creemos que el uso de los mismos slo puede finalmente pro-mover la violencia. El presente trabajo tambin intent ser una contribucin ala hora de destacar este peligro.

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