32
“DIAS DE PERROS” Era viernes, las clases estaban a punto de terminar y pensaba pasar el fin de semana más ocioso de mi vida, tenía planes para ver muchos animes que tenía pendientes, en compañía de una gran dotación de palomitas y helado. Mis padres tenían un viaje de trabajo y regresarían hasta el lunes por la tarde. No dudaba que mi tía hiciera apariciones espontáneas, fuera de eso, mi fin de semana sería, tranquilo y totalmente genial. El sonido que indicaba el final de las clases se dejó escuchar por todo el instituto. Agarré mi mochila y salí pensando en cuál anime merecía ser visto primero. Cuando pasé frente a la sala de delegados Nathaniel también estaba saliendo. -Hola Honey, ¿tienes planes para este fin de semana?- preguntó.

Dias de Perros -Castiel x Su

  • Upload
    xanydel

  • View
    15

  • Download
    0

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Sucrette y Castiel pasarán un día en compañía de Kiki y Demonio

Citation preview

  • DIAS DE PERROS

    Era viernes, las clases estaban a punto de terminar y pensaba pasar el fin de semana

    ms ocioso de mi vida, tena planes para ver muchos animes que tena pendientes, en

    compaa de una gran dotacin de palomitas y helado. Mis padres tenan un viaje de

    trabajo y regresaran hasta el lunes por la tarde. No dudaba que mi ta hiciera

    apariciones espontneas, fuera de eso, mi fin de semana sera, tranquilo y totalmente

    genial.

    El sonido que indicaba el final de las clases se dej escuchar por todo el instituto.

    Agarr mi mochila y sal pensando en cul anime mereca ser visto primero. Cuando

    pas frente a la sala de delegados Nathaniel tambin estaba saliendo.

    -Hola Honey, tienes planes para este fin de semana?- pregunt.

  • -La verdad es que s- respond.

    -Oh, bien, pero espero que dentro de tus planes se encuentre programada una sesin

    de estudio, porque tus notas no fueron muy buenas que digamos en los exmenes

    pasados- dijo en tono serio.

    -S, s, tal vez- contest. No iba a permitir que el idiota de Nathaniel me arruinara mi

    fin de semana antes de que comenzara.

    La verdad es que Nath era lindo, a su manera, pero me hartaba su afn de ser el

    alumno perfecto. Era como que demasiado para m.

    -Hasta el lunes, Sucrette!- escuch las voces de los gemelos.

    -Hasta el lunes chicos, espero que se diviertan!

    -Pero claro que nos divertiremos, iremos de compras, necesito un nuevo guardarropa y

    Armin est impaciente por tener en sus manos el nuevo videojuego de su saga

    favorita- dijo Alexy mientras l y su hermano agitaban sus manos, en seal de

    despedida.

    Estaba casi en la salida del edificio, cuando escuch que Lysandro y Castiel discutan

    por algo.

  • -Demonios Lysandro, cmo pudiste olvidar que habamos quedado para terminar las

    canciones!- deca Castiel con voz realmente enfadada.

    -Lo olvid por completo, lo siento amigo, pasar el fin de semana en el campo, en

    compaa de Leigh y mis padres; totalmente aburrido, si me preguntas- explic el

    chico de cabello blanco.

    -No, no pregunto y me importa una mierda, la jodiste y me jodiste de paso. Ahora vete

    a ser feliz con tus pollos y conejos- dijo Castiel y sali hecho una furia.

    -Pues s que lo hiciste enojar- coment en voz baja

    -Slo est enfadado, Sucrette- dijo Lys con una ceja levantada- No puedo hacer nada;

    Leigh llevar a Rosa, quiere presentarla a nuestros padres. Ya se le pasar el enfado a

    Castiel, quizs si lo invitases a algn lado, se le olvide el incidente- expres el albino

    con una media sonrisa.

    -Eh, ests bromeando, verdad?- pronunci casi sin aliento.

    -Quizs, hasta luego Honey, que tu fin de semana seainteresante- dijo Lysandro y se

    fue.

  • -Honey Sucrette! Te estbamos buscando desde un buen rato- grit Kim cuando casi

    lograba salir del instituto. Demonios, a este paso mi fin de semana comenzar el

    domingo.

    Iris, Violeta, Melody y Kentin se nos unieron.

    -Pasaremos el fin de semana en la playa, y nos preguntbamos si quisieras

    acompaarnos- seal Melody.

    -S, sera genial ir todos juntos. Los padres de Kim tienen una casita en la playa, han

    decidido ir a descansar estos das y han dado permiso a Kim de invitar a quien

    quisiera- explic Iris, muy contenta.

    -Vamos Su, ser divertido!- dijo Kentin con una sonrisa- Quizs Violeta se anime a

    tomarte de modelo y haga un dibujo tuyo en la playa- concluy.

    -Eso sera genial- exclam Violeta.

    -Vale chicos, sera genial, en verdad, pero estar ocupada, quizs para la prxima-

    expliqu, negndome a cambiar de planes.

    -Ok, entonces para la otra- dijo Kim, y se marcharon.

    Ya estaba en la calle cuando un carro se acerc y escuch que alguien pronunciaba mi

    nombre de forma aliviada. Ese alguien era la directora Oh no, no, no, no, no poda ser

  • posible, esto era una maldita pesadilla! Kiki y dos maletas, una pequea y otra ms

    grande, venan con ella en el coche.

    -Seorita, es un alivio encontrarla en el instituto, pens que todos los alumnos se

    haban marchado- dijo saliendo de su auto- Necesito que me cuide a mi Kiki. Tengo que

    salir de la ciudad, el lugar a donde voy no permite mascotas y la persona que cuida de

    mi pequeito me acaba de llamar diciendo que est enferma. As que lo dejo en sus

    manos y le advierto que si algo llegara a sucederle a mi Kiki, las consecuencias sern

    muy graves- explicaba mientras pona a la cosa peluda en mis brazos y me entregaba la

    maleta pequea.

    -Ah se encuentra todo lo necesario para su cuidado y alimentacin. La espero aqu el

    domingo por la maana, para recoger a mi pequeo- alcanz a decir antes de pisar el

    acelerador.

    As que mi fin de semana empezaba conmigo cargando al estpido perro de la

    directora con un brazo y una maleta en el otro. Mi mente buscaba una salida; quizs no

    fuera demasiado tarde para alcanzar a los chicos, exista la remota posibilidad de que

    Kiki se ahogara en la playa. O suplicar a Lysandro que me dejara acompaarlos, tal vez

    un conejo salvaje se lo tragara. Bien, basta de soar. Me dirig a mi casa, a punto de

    llorar.

  • Esa tarde fue un completo desastre, Kiki corra de un lado para otro haciendo

    desastres por donde pasara. El recuento de los daos me iba a costar mi mesada

    completa, y quizs parte de la siguiente. Estaba exhausta, rendida, tirada en el suelo

    boca arriba cuando sent que algo muy clido se situaba a uno de mis costados. Era

    Kiki, se haba acostado junto a m, y tena una de mis calcetas favoritas, que no

    encontraba haca mucho tiempo, colgando de su hocico, mordisqueando felizmente.

    -Oh, querida! No tena idea de qu regalo traerte, pero veo que se me adelantaron, un

    cachorro es el mejor regalo para una chica- la voz de la loca de mi ta me sobresalt y

    Kiki sali corriendo escaleras arriba.

    -Cmo diablos logras aparecer de la nada? Da igual, el perro no es mo, lo estoy

    cuidando- dije sin mucho nimo.

    -Entonces eso es mucho mejor, tener responsabilidades es muy bueno. Te dejo

    querida, estaba preocupada, esperaba encontrar toda una fiesta de adolescentes y me

    encuentro con que mi pequea est siendo una nia muy responsable- dijoy

    desapareci.

    Ok, no terminaba de acostumbrarme a sus excentricidades. Kiki asomaba en lo alto

    de las escaleras. El slo hecho del susto que mi ta le haba dado, era mi mejor regalo.

  • -Bien chico, hora de tomar un bao y dormir- dije subiendo las escaleras. Kiki sali

    disparado a esconderse bajo la cama.

    Cuando sal de la ducha, el perro estaba acostado en mi cama, completamente

    estirado, patas arriba y roncando. Debo admitir que se miraba bastante mono. Se

    despert cuando sinti que me acostaba, slo se hizo a un lado y sigui durmiendo.

    Al otro da no tena las ms mnimas ganas de levantarme, pero Kiki brinco sobre m y

    comenz a tirar de mis cobijas. Me levant, desayunamos y le di un buen bao, bueno

    ms bien nos dimos un buen bao, ya que qued igual o ms empapada que l. Lo sequ

    con mi secadora para cabello y pareci gustarle. Al principio le dio miedo y corra y

    lloriqueaba, la verdad es que lo disfrut mucho, lo s, soy mala.

    Por la tarde decid llevar a Kiki a dar una vuelta por el parque, esperaba que corriera

    mucho y llegara tan cansado que no me molestara en toda la noche. Llegamos al parque

    y lo liber de su correa, no se despegaba de m, al parecer no lo sacaban mucho.

    Escuch las campanillas que anunciaba que el carrito de helados se acercaba, me gir

    un poco para ubicar en dnde estaba, y cuando volte, Kiki haba desaparecido.

    -Kiki!- grit con toda mi fuerza.

  • No vea al maldito perro por ningn lado. Corr de un lado para otro, preguntando a

    todos si haban visto a Kiki. El pnico se apoder de m cuando record que del otro

    lado del parque haba un lago. Prcticamente vol a travs del parque.

    -Quieres dejar a esa rata de una vez en paz- escuch una voz conocida.

    Pas unos tupidos rboles y arbustos y llegu a un claro, ah se encontraba Castiel,

    sentado y recargando su fuerte espalda en el tronco de un rbol. Ms all Demonio

    estaba con una pata en el cuerpo quieto de Kiki.

    -Por dios, tu perro ha matado a Kiki!- grite, cayendo de rodillas.

    Castiel dio un respingo y me contempl con mirada fastidiada y burlona al mismo

    tiempo.

    -Te compraste un perro igual al de la abuela y encima le pusiste el mismo nombre?-

    dijo sin siquiera inmutarse por el hecho de que su monstruo acababa de cometer un

    perro-asesinato. Estaba en shock.

    -No me compr nada, ES el perro de la directora. Ests consiente de que Demonio

    mat a un perro?

  • -Demonio! Ven aqu chico- grit Castiel, e inmediatamente Demonio corri hacia l.

    Casi enseguida, Kiki se puso de pie y corri junto a Demonio, brincoteando a su

    alrededor cuando se detuvieron.

    -Pero qu diablos!- exclam.

    -Lo mismo dije cuando vi que Demonio llegaba con esa cosa pegada a l. As que te

    ofreciste voluntaria para cuidar la rata de la vieja.

    -Seee, voluntariamente a fuerzas- contest mientras me sentaba a su lado. Pens que

    se opondra, ms sin embargo no dijo nada.

    Estuvimos un rato en silencio, observando la forma en que Demonio y Kiki jugaban y

    correteaban por todos lados. De pronto Castiel se puso de pie.

    -Ven Honey- exclam mientras me tenda una mano para ayudarme a levantar. Detrs

    de l haba una mochila, la abri y de ella sac un frisbee. Lo lanz con mucha fuerza y

    Demonio corri, para despus adelantarlo, dar un enorme salto y atraparlo con los

    dientes. Wow.

    Kiki intentaba hacer lo mismo, sin lograr siquiera alcanzar el frisbee, as que Demonio

    decidi incluirlo en el juego a su manera. Castiel lanzaba el disco, Demonio lo atrapaba

  • y se lo pasaba a Kiki, ste me lo traa y yo lo lanzaba a Castiel. Tan entretenidos

    estbamos que no nos dimos cuenta de que empezaba a oscurecer.

    -Vaya, se ha hecho de noche muy rpido- dijo Castiel elevando la mirada al cielo Ven

    Demonio!

    El enorme perro trot hacia nosotros, seguido por Kiki que ya se notaba muy cansado,

    pero contento.

    -Bueno, ha sido bueno encontrarlos, nos vemos el lunes- me desped.

    -Espera, a dnde crees que vas, tengo el carro de mi pap del otro lado del parque. Te

    llevar a tu casa. No quiero que nadie me reclame si te come un monstruo del parque,

    o Kiki.

    -Ja, ja, ja, muy gracioso, pero gracias.

    Caminamos hacia donde Castiel haba dicho que estaba el coche. Para ese momento ya

    estaba muy oscuro y el parque estaba desierto. Llegamos al vehculo, que era un

    mustang clsico convertible, Castiel abri la puerta de atrs para que Demonio y Kiki

    subieran; cuando estaba a punto de abrir la puerta del copiloto para que yo entrara,

    se escucharon voces detrs de nosotros.

  • Unos chicos que al parecer eran universitarios de otra ciudad y que haban bebido de

    ms, se acercaban a nosotros. Castiel se apresur a abrir la portezuela.

    -Entra rpido- alcanz a decir, pero uno de los chicos cerr la puerta de una patada.

    Castiel se gir y le dio un puetazo en el rostro. Otro de los chicos me tena sujeta

    por ambos brazos. Y Demonio y Kiki no dejaban de ladrar dentro del coche.

    -Oh vaya, el nio bonito result ser muy rudo- dijo una voz junto a m. Era un tipo

    enorme y tena en sus manos un bat de beisbol. El tipo enorme me sujet del cabello,

    obligando a que levantara el rostro hacia l. El dolor hizo que lgrimas comenzaran a

    brotar de mis ojos.

    -Ser mejor que la sueltes, hijo de puta- Castiel arrastr las palabras.

    -Claro que s, chico rudo, soltar a tu novia, cuando yo quiera.

    El miedo empezaba subir por todo mi cuerpo, pero record unas lecciones que Kentin

    me haba dado cuando regres de la escuela militar. Trat de calmarme y pensar lo

    ms rpido posible. A Castiel lo sujetaban dos tipos, el que haba recibido el puetazo

    y otro. Yo estaba siendo sujetada por uno, y junto a l estaba el del bat. Castiel ley

    perfectamente lo que estaba pensando. E increblemente sonro de forma burlona.

  • -Eres un chico bonito, rudo y estpido, de qu mierda te res- exclam entre divertido

    e irritado el del bat.

    -Me ro de que estoy seguro que te vas a arrepentir, maricn de mierda, o quizs

    goces mucho cuando meta ese bat por tu trasero.

    -A quin llam- el tipo no pudo continuar Castiel ya se haba zafado de los otros y se

    fue contra l, dndole una patada dursima en el estmago. Al mismo tiempo yo pisaba

    con todas mi fuerzas al que me tena sujeta y tambin lo jalaba haca m mientras le

    daba un cabezazo en la cara. El golpe me dej un poco aturdida, pero no tanto como

    para que me volvieran a sujetar. El tipo del bat era enorme, pero Castiel era muy

    rpido, fuerte y sobre todo, estaba sobrio.

    Uno de los que tenan sujeto a Castiel se lanz por m, pero abr las piernas y me dej

    caer en el suelo, recibindolo con un fuerte golpe en los testculos. Desgraciadamente

    otros dos llegaron corriendo de quin sabe dnde. Esto estaba peor cada vez. El tipo

    al que le di el cabezazo estaba tumbado agarrndose la nariz, que le sangraba

    profusamente, bien. Castiel estaba peleando con el tipo enorme y otro, otros dos se

    nos acercaban a gran velocidad, y el bat estaba en el suelo. Corr para tomarlo, lo

    alcanc antes que uno de los que llegaron corriendo. Alcanc a pegarle a uno de ellos,

  • pero los otros ya se estaban recuperando. Un golpe me alcanz en la cara y me nockeo

    por un momento. Pensando que estaba fuera de combate, se fueron contra Castiel.

    Record que la puerta de adelante no estaba cerrada con seguro, as que me arrastr

    y consegu llegar al carro sin que me vieran. Mi mejilla sangraba y dola como el

    infierno, pero pude abrir la puerta y entonces Demonio sali hecho unbuenoun

    demonio. Kiki tambin sali y comenz a atacar los pies de los tipos, que trataban de

    patearlo, afortunadamente Kiki es especialista en evadir. Demonio y Castiel ya casi

    tenan todo bajo control, cuando me percat que uno de los tipos que todava estaba

    de pie haba tomado el bat y se diriga hacia Demonio.

    Corr lo ms rpido que pude y alcanc a interponerme entre el bat y Demonio. El

    golpe me lleg dursimo al estmago, me desmay.

    Los odos me zumbaban y senta como si me hubieran pateado todo el cuerpo, oh s,

    eso haba pasado. Kiki estaba sentado junto a m lamiendo mi cara y lloriqueando.

    Demonio me daba narizazos en la cabeza y me olfateaba. Castiel estaba sentado y yo

    tena la cabeza en sus piernas. Haba varios chicos alrededor, lo que hizo que casi

    gritara de miedo.

    -Tranquila Sucrette, son chicos de una universidad cercana. Ya se encargaron de los

    otros, y no preguntes cmo- eso estaba bien para m.

  • -Qu pas?- pude preguntar al fin, sin saber si la falta de habla era por lo aturdida

    que estaba por el golpe o lo aturdida que estaba por el hecho de que Castiel me

    acariciaba el rostro y la cabeza.

    -Bueno, chica ruda, despus de que recibiste el golpe, Demonio atac sin piedad al hijo

    de puta que te golpe. El tipo enorme se estaba poniendo de pie y yo no saba si correr

    para ayudarte o matarlo. En eso escuch que venan corriendo muchas personas, pens

    que eran ms de ellos, pero result que eran los integrantes del equipo de ftbol de la

    universidad de esta ciudad. Andaban buscando a nuestros amigos, pues haban

    molestado a unas de sus chicas. Los borrachos se estaban escondiendo de ellos, pero

    afortunadamente alguien les dijo que los haban visto entrar en el parque. Cuando

    vieron lo que estaba pasandobueno, mejor as lo dejamos. Uno de los chicos del

    equipo estudia medicina, te revis y dijo que estabas desmayada, que el golpe haba

    sido muy duro pero que todo estaba en su lugar y completo- termin Castiel.

    En eso se escuch una voz que gritaba, Les juro que no quera pegarle a ella, quera

    matar al perro, el golpe no era para ella, seguida de gritos de dolor. Castiel se tens

    baj mi cabeza. Oh, no. Como pude me sent.

    -EN VERDAD ERES TAN ESTPIDA! Honey, entiendes que pudiste morir!- grit

  • -Iba a golpear a Demonio, no quera interponerme, slo quera empujarlo para que no

    le pegara- dije empezando a llorar.

    En eso uno de los chicos que andaba por ah se acerc.

    -Bien, ya veo que tu novia despert, ahora, si quieren los podemos llevar a un hospital

    donde uno de mis maestros trabaja, l nos ayudar para que esto no

    seaalgopblico- explic el chico mientras nos observaba.

    -Yo as estoy bien- contest Castiel -pero creo que ella s necesita ir al hospital.

    -No, no, slo quiero ir a casa, por favor- dije en un susurro.

    -Bien entonces, slo digan a dnde los llevamos.

    -No es necesario- contest Castiel puedo manejar. Ygracias.

    -S, bueno, como quieran. Por cierto, si cuando salgan del instituto tienen planeado

    ingresar a nuestra universidad, sern bien recibidos- concluy el chico, futuro mdico,

    y se retir.

    Castiel casi me carg para que pudiera ponerme de pie. Nos metimos en el carro y nos

    dirigimos hacia mi casa. El silencio fue nuestro nuevo pasajero. Hicimos una parada en

  • una farmacia, Castiel baj y regres con una bolsa. Llegamos y entonces fui que me di

    cuenta del dao real del pelirrojo.

    -Por dios, Castiel!- exclam casi con dolor.

    -No es nada, he estado peor. Escucha Honey- suspir disculpa por haberte gritado

    hace rato, es slo que la idea de que pudo haberte pasado otra cosayoahGracias,

    gracias por salvar a Demonio, en verdad, no tienes idea de lo agradecido que estoyy

    de lo furioso. Pero vale, es ms el agradecimiento. Ten- dijo y me dio una cajita- es

    una pomada excelente, despus de que te laves la untas en tu mejilla y en donde sea

    necesario.

    -No digas mseh, Castiel, quieres pasar un momento a mi casa, por favor.

    -Eh, para qu?- dijo un poco incmodo.

    -En verdad te ves mal, quiero que te limpies para curarte un poco, adems, no quiero

    estar sola en este momento.

    Castiel baj del carro y entr en casa conmigo, Kiki y Demonio. En cuanto estuvimos

    dentro, Kiki corri por sus juguetes y los llev a donde se encontraba Demonio, que

    estaba al pendiente de su dueo. Castiel se dej caer en el sof, pero de repente se

    puso de pie.

  • -No creo que tus padres estn muy contentos de encontrarnos as- coment molesto.

    -Mis padres no estn, regresan hasta el lunes por la tarde.

    -Te dejan sola por tanto tiempo?

    -S, no importa, ya estoy acostumbrada, mi ta aparece de vez en cuando para ver

    cmo estoy.

    Sub a preparar el bao, encontr ropa de uno de mis primos, que una o dos veces al

    ao, vena a quedarse con nosotros. Llam el pelirrojo para que subiera, le ped que me

    pasara la ropa sucia para ponerla a lavar. Por suerte no llevaba su chaqueta de cuero,

    porque hubiera terminado inservible. Castiel sali del bao y fue mi turno.

    Ah fue cuando me di cuenta de que haba estado realmente muy cerca. Todo mi

    abdomen era una mancha negruzca, con tintes azules y violetas. Mi rostro estaba

    morado e hinchado en uno de sus lados, y tena golpes y moretones por todo el cuerpo.

    En los brazos tena las marcas del agarre. Suspir, me qued bajo la ducha un buen

    rato, dejando que el agua tibia me tranquilizara. Me sequ y unt la pomada que

    Castiel me haba dado. Sent alivio de inmediato. No quera ni saber cmo Castiel haba

    llegado a conocer tanto de medicamentos.

  • Sal y Castiel estaba husmeando en mi recmara. Tena la foto que Rosalya me haba

    regalado en sus manos. Diablos. Tom nuestra ropa sucia y baj a ponerla a lavar.

    Acababa de salir del cuarto de lavado cuando mi ta apareci detrs de m.

    -Queridita, slo vine para ver cmo Honey, mi nia, qu te ha pasado!- dijo

    espantada mi ta.

    -Nada ta, llev a Kiki al parque y me ca entre piedras cuando estaba correteando con

    l- que funcionara, que funcionara. - Y no, no necesito ir a un Hospital, ya me

    revisaron.

    -En verdad?- dijo mi ta no muy convencida- en eso llegaron Kiki y Demonio- Y ese

    otro perro es- pregunt.

    -Es Demonio, el perro de un compaero de clases, tuvo que salir de emergencia y me

    pidi que lo cuidara por una noche- no me gustaba mentir, pero

    Demonio cooper muy bien, ya que fue a sentarse frente a mi ta y levant una pata

    mientras mova la cola.

    -Muy bien, espero que ustedes dos cuiden muy bien a mi nia. Querida, si necesitas

    algo, slo llmame, est bien?- dijo mi ta mientras acariciaba a ambos canes.

  • -S ta, no hay problema, gracias por pasar a ver cmo estoy.

    -Me tengo que ir pequea, sers cuidadosa, verdad.

    -Claro que si- mi ta se haba ido.

    Castiel estaba sentado en las escaleras.

    -Eh, Sucrette, te voy a hacer una pregunta, de tu respuesta depende que salga

    corriendo al hospital ms prximoo al psiquitrico; tu ta tiene unas enormes alas de

    liblula?

    -Castiel, no ests mal de la cabeza, por lo menos de forma clnica, o eso creo, ni de la

    vista; slo no preguntes. Ahora s nio bueno y baja para que pueda curar tus heridas.

    Al ver a Castiel ms de cerca, observ que el dao no era tanto como pensaba. Este

    chico rudo haba tenido suerte, o quizs no era suerte, era su experiencia en estas

    cosas. Suspir.

    -Tan mal estoy?

    -Tu ojo est muy morado- dije en voz baja mientras untaba pomada en el rea

    coloreada.

    -S, bien, un puo me hizo enojar y le di un ojazo- dijo con sonrisa pcara y burlona.

  • -Jajajajajajaja, espero que el puo haya quedado peor.

    -Eso ni lo dudes. Por cierto, Honey, me dejaste sorprendido. No tena idea de que

    supieras pelear as, pens que eras la clsica damisela en apuros. Dnde aprendiste a

    pelear de esa forma.

    -Desde nia he tenido que aprender a defenderme, porque paso mucho tiempo sola.

    Pero cuando Kentin regres al instituto, me ense unas cuantas tcnicas de las que l

    haba aprendido.

    -Qu relacin tienes exactamente con Kentin, Su.- dijo Castiel con voz queda y los

    ojos cerrados.

    -Nos conocemos de hace mucho, estuvimos en la primaria juntos y luego en la

    secundaria. Somos buenos amigos, l me cuenta sus problemas.

    -Pens que eran algo ms que amigos.

    -Jajajaja, no puedo negar que Ken tuvo un enamoramiento conmigo, pero fue algo

    fugaz, la amistad est sobre todo lo dems, y por fin lo entendi.

    -Imagino que a tu novio no le ha de parecer tal amistad; por cierto, salir contigo es un

    problema, cmo es que lo soporta tu chico- vaya que Castiel estaba platicador.

  • -Eh, bueno, no tengo novio, as que nadie tiene que soportar nada. Ahora qutate la

    playera para revisar los dems golpes.

    -Eres realmente pervertida, quieres abusar de m mientras estoy indefenso y

    lastimado- susurr el chico de ojos acerados.

    El sonrojo me cubri de la punta de los pies hasta el cuero cabelludo, y se intensific

    cuando Castiel comenz a quitarse la horrorosa playera de mi primo. Salpicados a lo

    largo del torso y espalda, haba moretones y raspones, as que comenc a untar

    pomada en todos y cada uno de ellos. De paso senta el cuerpo de Castiel, algunas

    veces tenso, otras ms relajado. Su espalda era fuerte y demasiado sexy. Un

    calorcillo empezaba a recorrer mi cuerpo.

    -Falta mucho?- pregunt Castiel.

    -No, ya he terminado- sospech que quera irse a casa.

    Castiel se enderez y me mir de una forma muy intensa.

    -Sucrette, desde hace rato quiero preguntar algo, y necesito que me contestes con la

    verdad, por qu tienes una foto ma en tu cuarto y de dnde la sacaste?

    Diablos, haba olvidado que Castiel encontr la foto. Ms roja y avergonzada no poda

    estar.

  • -Estobienpuesme la dio Rosalya, en agradecimiento por un favor que le hice.

    -Haces demasiados favores, un da de estos tendr que ensearte a decir no.

    Entonces Rosalya te dio una foto ma

    -En realidad me dio a elegir entre una de Nath, una de Lys y la tuya- dije mordiendo

    mi labio inferior. Siempre que estaba nerviosa morda mi labio.

    Castiel qued en silencio. Me senta realmente muy cansada y sin fuerzas, as que me

    tumb en la alfombra, cerr los ojos y estir los brazos. Escuch un ruido extrao.

    Abr inmediatamente los ojos para encontrarme con los de Castiel, totalmente

    desorbitados.

    -Levntate y vstete, te llevar al hospital inmediatamente- dijo con voz enojada Lo

    voy a matar, buscar y matar al hijo de puta que ha hecho esto- la furia llenaba cada

    palabra.

    -Castiel, se ve peor de lo que se siente, no te voy a mentir, me duele mucho, pero

    estoy bien. No quiero ir a un hospital, por favor- supliqu.

    El pelirrojo se arrodill junto a m. Demonio y Kiki se acercaron, pero luego se fueron

    y se acostaron en un rincn. Castiel levant con cuidado mi playera, hasta el inicio de

    mis pechos, y pas sus dedos por todo mi abdomen. Mi cuerpo se estremeca con cada

  • roce, el slo contacto de su piel con la piel con la ma estaba a punto de hacerme

    suspirar.

    -En verdad, Cas, no hay necesidad de ir a ninguna parte- dije cerrando los ojos.

    Sent cuando Castiel se acomod a mi lado, su respiracin era lenta al principio, ms

    agitada despus. Ahora me acariciaba el rostro, apenas senta sus dedos pasando por

    donde tena la contusin.

    -Lo siento Sucrette, en verdad lo lamento mucho, no pude defenderte- susurr

    Castiel con voz entrecortada y puso su frente en la ma.

    Abr los ojos y los de Castiel estaban hmedos. Bes su nariz y tom su cara en mis

    manos.

    -No es tu culpa, y me defendiste perfectamente, eran muchos y aun as les pateaste

    el trasero.

    -Les pateamos, Su- se separ de m y se puso de pie No s si te diste cuenta, pero tu

    ta liblula dej cosas en la mesa- dijo mientras las tomaba y dejaba junto a m. Eran

    unos chocolates, de esos que llaman kiss y un bote de helado.

    Castiel me ayud a incorporar y pude descansar mi espalda en la parte baja del sof.

    l se sent a mi lado, mientras desenvolva uno de los chocolates.

  • -Quieres?- pregunt

    -S, son mis favoritos- contest.

    Esperaba que me diera el chocolate, pero lo que hizo fue meterlo en su boca, lo

    sabore un momento y acerc su boca a la ma, esperando mi reaccin. El momento fue

    perfecto, permit que sus labios se posaran en los mos, mi cuerpo reaccion de

    inmediato, mi boca se abri, rendida a la suya, sent cuando empuj el chocolate con

    su lengua y lo introdujo en mi boca. Mi lengua roz con la suya, conocindose por

    primera vez, de forma tmida. Castiel acariciaba mis labios con los suyos mientras yo

    saboreaba el chocolate. Luego fue mi turno, le pas el chocolate y nuestras lenguas

    se encontraron de nuevo, entre la dos derretan el chocolate. Cuando no hubo ms

    chocolate para derretir, Castiel ya tena preparado el otro. De nueva cuenta lo meti

    en su boca y la abri para que yo pudiera extraerlo con mi lengua, con mis labios.

    Despus l busco el chocolate en la ma, y as seguimos, deleitndonos ms con nuestro

    sabor que con el del chocolate.

    Castiel acariciaba mi abdomen con sumo cuidado, pasaba sus manos a lo largo de mi

    cuerpo, prodigando caricias cada vez ms intensas. Cuando por fin se terminaron los

    chocolates, Castiel me bes en serio. Sus besos eran hmedos y profundos, lentos,

    probaban cada rincn de mi boca, su lengua me exploraba, me incitaba a imitarla, se

  • enredaba con la ma para luego soltarse y volver a buscarla. Senta sus caricias en mis

    piernas, brazos, cuello. Me acercaba cada vez ms a l. En cierto momento se separ

    un poco y me mir, como pidiendo mi permiso para seguir. Me mord el labio y una

    especie de gruido sali de su garganta. Inmediatamente me estaba devorando la boca

    de nuevo. Jadeaba un poco, al igual que yo. Sus caricias se hicieron ms ntimas. Sus

    dedos rozaban mis pezones, que ya estaban duros, haciendo que suspiros salieran de lo

    ms profundo de mi ser.

    Castiel pasaba su nariz por mi cuello, hombros, clavcula, respiraba lenta y

    profundamente en mi escote, besaba tiernamente en algunas partes. Respiraba en mi

    odo. Su aliento clido, humedeca mis odos y lograba que me estremeciera.

    -Castiel, no

    -Honey- dijo en voz muy bajita- este no es un buen momento para empezar a decir

    no. No tienes idea, ni siquiera puedes imaginar, cunto he deseado, esperado, soado

    por y con esto- susurr en mi oreja y luego meti su lengua, provocando que pequeas

    oleadas de placer llegaran a torturarme, una tras otra.

    Tena miedo que mi inexperiencia se notara mucho, pero todo se daba de forma tan

    natural y espontnea, que ya no me importaba.

    -Castiel- suspir en su odo y l gimi de forma deliciosa.

  • Mord el lbulo de su oreja y eso lo excit ms, senta sus manos por todo mi cuerpo,

    acariciando, apretando, explorando. Mis manos recorran su espalda, su pecho, y

    tomaron camino hacia algo que se apretaba en mi cuerpo, algo que se senta, duro,

    fuerte, potente y que luchaba por liberarse desde hace un buen rato. Lo toqu sobre

    la ropa y Castiel solt un profundo suspiro en mi boca. Lo liber y comenc a

    acariciarlo con una de mis manos. Castiel jadeaba y gema, me besaba, morda, lama

    por todos lados. Baj los tirantes de mi playera y llen de besos y caricias mis pechos.

    Al mismo tiempo yo segua acariciando aquello que cada vez creca ms y ms, se

    hinchaba y endureca, palpitaba en mi mano, como si con ello me dijera lo que

    realmente quera.

    La boca de Castiel me exploraba y al fin haba encontrado mis pezones que pareca

    que queran brincar de felicidad y placer. Los chupaba, los lama, jugaba con ellos. Me

    besaba de forma deliciosa para despus regresar a ellos. Una de sus manos, buscaba

    mi intimidad. Me mov un poco, bes su rostro, cada centmetro de su cara y cuello ya

    lo haban recorrido mis labios y mu lengua. Fui bajando por su pecho, en el camino

    mord cada una de sus tetillas, provocando que gruera de nuevo. Mi boca se mova

    sola, como si ya supiera lo que tena que hacer. Baj poco a poco, dejando un camino de

    besos y saliva.

  • Llegu a donde quera, introduje el caliente amiguito de Castiel en mi boca. El

    pelirrojo se sacudi, su cuerpo se tens y sent el esfuerzo que haca para no venirse

    en ese momento. Lo saqu de mi boca y lo lam, dando pequeas chupaditas en la

    puntita. Pasaba mi lengua de arriba abajo, de un lado a otro. Castiel respiraba con

    mucha dificultad, sus piernas y brazos temblaban. Introduje nuevamente al pequeo

    Castiel en mi boca. El pelirrojo comenz a mover las caderas, de modo que sacaba y

    meta a su amiguito de mi boca, cada vez las embestidas eran ms profundas y

    rpidas. Lo tom de las caderas para que se tranquilizara un poco. Segu chupando,

    saboreando lamiendo hasta que sent como se pona ms duro y caliente.

    -Oh Honey, ya, ya- fue lo nico que pudo decir.

    Lo saqu de mi boca y sub y baj mis manos de forma rpida, tratando de cubrirlo por

    completo. Castiel se tens y pequeas convulsiones lo atacaron. El espeso lquido

    blanquecino se desparram por mis manos, pero no me detuve, segu masajeando y

    Castiel no paraba de sacudirse y estremecerse. Un grito ahogado sali de su garganta

    y luego se relaj.

    Cuando se recuper un poco, me levant para ir a limpiar mis manos. Aprovech para

    poner la ropa en la secadora. Al regresar encontr a Castiel con la cabeza recargada

    en el asiento del sof y los ojos cerrados. Supuse que estaba dormido, me sent en el

  • sof detrs de l y pas la punta de mis dedos por toda su cara. Recorr cada ngulo y

    curva, prpados, cejas, labios, nariz, mejillas, los repasaba una y otra vez.

    -Eso se siente realmente bien- dijo Castiel mientras tomaba mis manos y las besaba.

    Se hinc de frente a m y comenz a besar mis piernas. Su boca las recorra a todo lo

    largo, su aliento mojaba mi piel, poco a poco las fue separando, cada vez ms. Pas su

    boca por encima de mi pantaloncillo del pijama, su lengua frotaba mi intimidad, que ya

    estaba completamente hmeda. Lo tom del rojo cabello y lo atraje ms. Sus manos

    buscaron la orilla de mi pijama y comenzaron a bajarlo, elev un poco la cadera para

    que pudiera quitarlo ms fcilmente. Nunca uso ropa interior con la pijama, as que

    -Oh Sucrette- dijo Castiel respirando en mi intimidad, logrando mojarla ms de lo que

    ya estaba. Me estremec.

    Las manos de Castiel, que hasta ese momento seguan acariciando mis piernas,

    tomaron camino hacia donde se encontraba su boca. Sus dedos comenzaron a

    acariciarme y explorar todo a su alrededor, con mucho cuidado separaron mis labios

    ntimos y sent la lengua de Castiel, probando, recorriendo todos los rincones,

    lamiendo y chupando, hasta que lleg a esa pequea bolita de carne. Mi temperatura

    se elev a ms no poder, luchaba porque mis gemidos no salieran en forma de gritos.

    Las manos de Castiel suban lentamente, hasta que se encontraron de nuevo con mis

  • pezones, de inmediato los tomaron prisioneros y los torturaban a ms no poder, con

    caricias y pellizcos.

    Castiel segua martirizndome con su lengua, hasta que sent un intenso cosquilleo, mi

    cuerpo se arque hacia adelante y hacia atrs y entonces sent que dejaba de

    respirar, mi cuerpo se sacuda, los odos se me taparon, era como si mi cuerpo fuera

    una olla de presin y estuviera a punto de explotar. Y explot, el orgasmo fue intenso,

    casi dola. Castiel no dejaba de chupar y lamer y lo haca ms y ms largo. Poco a poco

    los ataques de placer disminuyeron y mi respiracin se fue normalizando. La cabeza

    me daba vueltas y los odos me zumbaban.

    Castiel se sent en el sof junto a m y me abraz, sumergi su cara en el hueco que

    hay entre el cuello y el hombro. Yo acariciaba su estmago. Comenzamos a besarnos

    una vez ms, los primeros fueron suaves, lentos, pero el hambre que habamos

    despertado esa noche se volvi a apoderar de nosotros. Castiel me acomod sobre l,

    lo rode con mis piernas y rozaba mi intimidad con la suya, sus manos acariciaban y

    apretaban mi trasero, suban y bajaban por mi espalda. Se puso de pie, conmigo a

    ferrada a l. Not que se inclin para agarrar algo y luego me llev escaleras arriba.

    Entramos a mi cuarto y dej sobre la mesita de noche lo que fuera que tuviera en las

    manos. Me recarg en la pared y as estuvimos por unos minutos, dando todo, o casi

  • todo lo que tenamos uno al otro. Sent que su miembro se pona erecto de nuevo. Me

    dej en la cama, se quit el short que tena puesto a medias y con mucho cuidado me

    ayud a quitar la playerita del pijama.

    -Recustate Sucrette- pidi.

    As lo hice y entonces vi qu era lo que estaba en la mesita. Un bote de helado; Castiel

    lo destap y verti un poco en mis pechos, luego lo lami lentamente. El helado estaba

    derretido, as que no era tan fro y su consistencia era ms bien lquida. Me pidi que

    me pusiera boca abajo, lo que hice colocando un par de almohadas, para no lastimarme.

    Castiel puso helado por toda mi espalda, senta su lengua lamer por todos lados.

    Tambin mi trasero disfrut de la misma atencin que mi espalda. Despus fue mi

    turno, vaci helado por todo su cuerpo, lo lam y bes durante un buen rato. Su

    ereccin era hermosa. Puse helado en mi boca y luego introduje su miembro. Castiel

    dej escapar un jadeo intenso. Lo repet varias veces hasta que Castiel, a duras penas,

    pudo quitarme el helado. Me tumb boca arriba y separ mis piernas, vertiendo helado

    en mi partecita, luego comenz a lamer y chupar de nuevo. Castiel estaba ya

    prcticamente sobre m y con la mirada me peda que lo dejara seguir. Con una sonrisa

    le dije que s. No tengo idea de dnde sac un condn, pero ya lo tena puesto.

  • Dirigi con la mano su miembro hacia mi abertura, empez dando pequeos

    empujoncitos, para que me fuera acostumbrando. Poco a poco iba penetrando y

    paraba, nos besbamos apasionadamente, y entonces Castiel entr por completo en m.

    Sent un agudo dolor recorrer mi cuerpo.

    -Honeylo sientono pens-lo bes mientras lo abrazaba para que no parara y

    continuara.

    Ambos movamos las caderas, jugando, correspondiendo uno con el otro, probando

    nuestro sudor, besndonos un ay otra vez. Las embestidas de Castiel eran cada vez

    ms profundas y fuertes, yo cooperaba gustosa. Su boca se llenaba con mis pezones,

    sus manos me recorran. Me sujet fuerte y de alguna forma hizo que quedara encima

    de l. Me sent en libertad de mover mi cuerpo como quisiera. Castiel me acariciaba

    por todos lados, me miraba, me besaba y yo corresponda. Comenc a subir y bajar las

    caderas. Castiel acariciaba mi botn de placer con sus dedos. Una de sus manos

    estaba en mi cadera y trataba de dirigir mis movimientos. De pronto me tom con

    ambas manos de la cadera y me jal ms hacia abajo, penetrando lo ms posible,

    comenc a moverme ms rpido y l tambin. Las oleadas de placer comenzaron a

    llegar de forma rpida e intensa. Nuestros quejidos y jadeos inundaron mi habitacin.

    Y terminamos juntos. Estbamos exhaustos, sudorosos, adoloridos, pero felices y

    satisfechos. Nos quedamos dormidos abrazados.

  • Al otro da Castiel me acompao a entregar a Kiki a la directora. Fue una muy grata

    sorpresa el que la directora me pagara una generosa cantidad por cuidar de Kiki. Slo

    poda estar agradecida de que los perros no hablaran. Castiel me invit a su casa y

    pasamos una deliciosa maana. Por la tarde me llev a mi casay pasamos otro

    delicioso rato. Cuando nos estbamos despidiendo, record algo.

    -Oye Cas, no es que me importe, perobueno sesto siempre traes condones

    contigo?

    -No, la verdad es que estaban junto a los chocolates y el helado- me contest un poco

    sonrojado.

    Diablos!

    El lunes por la maana encontr a Lysandro en el patio del instituto.

    -Qu tal tu fin de semana, Sucrette?- pregunt.

    -Bueno digamos que fueinteresante. Sobre todo porque hice las paces con Kiki y

    descubr una muy interesante manera de comer chocolate- contest, mientras Castiel

    llegaba y me abrazaba por la espalda, metiendo un kiss en mi boca, ante la complacida

    mirada del albino chico.

    FIN