Diaz Arias Daniel

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    __________________________________________

    COMERCIO,FE,PELIGRO Y PLACER:

    LA FERIA DE SAN JUAN DE LOS LAGOS,1823-1857.

    TTEESSII SS

    Que para obtener el grado de

    Maestro en Historia

    Presenta

    Daniel Daz Arias

    Director de tesis

    Adriana Corral Bustos

    San Luis Potos, S.L.P. Septiembre, 2012

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    Los muertos disfrutan slo de la existencia que les concede la memoria de los vivos.

    Anatole France.La isla de los Pinginos.

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    NDICE

    Cuadros e ilustraciones.

    Fig.1. Mapa hidrolgico de Jalisco 30

    Fig.2. Climas de Jalisco 31Fig.3. Los Altos de Jalisco 35Fig.4.4 Plano topogrfico de la villa de San Juan de los Lagos 43Fig.5. Caminos que unan a San Juan de los Lagos con Aguascalientes, Guadalajara,San Luis Potos y Zacatecas (1810) 45Fig.6. Detalle de caminos del centro de Mxico de una carta de la Repblica Mexicana(1866) 51Fig.7. Grafo de los caminos y poblaciones adyacentes a San Juan de los Lagos 52Cuadro 1. Nmero de asistentes a la feria segn estimaciones de varios informantes 179Fig.8. Vista de San Juan de los Lagos 254Fig.9. Coche de colleras 255

    Fig.10. Carro americano 255Fig.11. Arrieros 256Fig.12. Viajero con traje de camino para la lluvia 257Fig.13. La feria de San Juan de los Lagos. 257Fig.14. Monje de la Merced de viaje 258Fig.15. Tierritas de San Juan 258Fig.16. Exvoto 259Fig. 17. Exvoto 259Fig. 18. Modos de viajar en Mxico 260Fig.19. Pelea de Gallos 260Fig. 20. El Monte 261Fig.21. Asalto a la diligencia 263

    Contenido.

    Introduccin 6

    Captulo. 1. San Juan de los Lagos y su feria en su contexto espacial e histrico 111.1. Planteamiento de la investigacin 111.2. Justificacin 12

    1.3. Preguntas de la investigacin 131.4. Perspectiva terica 141.5. Espacio social 211.6. La temporalidad 221.7. Estado de la cuestin 261.8. San Juan de los Lagos, el pueblo y su contexto 291.8.1. El medio fsico 291.8.2. Divisin poltica 341.8.3. El medio social 351.8.4. San Juan de los Lagos: el pueblo a mediados del siglo XIX 381.9. La centralidad o la produccin de capitales de San Juan de los Lagos como origen

    de su feria 451.10. Orgenes de la feria de San Juan 58

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    1.10.1. Ferias coloniales 581.10.2. Las ferias decimonnicas 611.10.3. La feria de San Juan 63

    Captulo 2.Mercancas provenientes de todos los puntos del globo: El comercio y los

    comerciantes durante la feria de San Juan de los Lagos 722.1. Algunos agentes y prcticas comerciales presentes en la feria de San Juan de losLagos 722.1.1. En el camino 722.1.2. La arriera 742.1.3. Las diligencias 812.1.4. Las carretas 832.1.5. Los rebaos 852.2. Hospedaje y servicios en el camino 872.3. El gran mercado 882.3.1. Espacios de venta y espacios en renta en San Juan de los Lagos 89

    2.3.2. De lo que se venda en la feria 952.3.3. Hacer negocios 1072.4. La decadencia comercial despus de 1857 1122.4.1. El ferrocarril 1132.4.2. Las alcabalas 1172.5. Ferias durante el porfiriato 1172.6. La feria en su centenario 119

    Captulo. 3. Conciencias Callosas: Peregrinos, capellanes y sacerdotes viajeros en elSantuario de San Juan de los Lagos 1233.1. Origen de la devocin a la virgen de San Juan 1263.2. El Santuario 1313.3. Los fieles 1343.4. Los capellanes 1353.5. Los sacerdotes forneos 164

    Captulo 4. Revoltijo de gentes inconfesadas: Diversiones pblicas, tahres,contrabandistas, ladrones y prostitutas en la feria de San Juan de los Lagos 1724.1. La Meca mexicana 1774.2. El intercambio cultural: msica, textos e ideas 1814.3. La feria como lugar de esparcimiento 187

    4.4. Juegos y tahres 1934.5. Contrabando 2014.6. Ladrones 2084.7. Prostitucin 223

    Conclusiones 232

    Fuentes y bibliografa 243Anexos 254San Juan de los Lagos 254Viaje de Madame Caldern de la Barca en diligencia 255

    Los carros y sus conductores 255Cargar una mula 256

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    Jornada de caballo 257Un estadounidense pasea entre los puestos de la feria 257Exvotos 259El ranchero rumbo a la fiesta 260Cmo jugar al monte 261

    El juego del carcamn 261Payno describe a susBandidos 263

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    INTRODUCCIN.

    Cmo reconstruir lo ya pasado? Por dnde empezar? Por la historia de polticos y

    generales? Es la historia slo el relato de los grandes hechos? Cul es la importancia

    de la historia de aquellos que no figuran con su firma en los tratados, que nunca dijeron

    frases clebres o cuyas estatuas no presiden una plaza o parque pblicos? Cmo

    escribir la historia de aquellos que han sido recurrentemente ignorados tanto por los que

    fueron sus contemporneos como por los historiadores actuales?

    Hay que reconstruir la historia a partir de aquellos que la hicieron, pero esta vez

    incluyendo a los que no idealizamos porque no han sido tomados en cuenta. Obviemos a

    los grandes, pues los ojos de los hroes no nos sirven, son de bronce, no se puede

    mirar a travs de ellos, veamos el pasado a travs de los de los seres humanos que lo

    vivieron, como nosotros, con ms penas que glorias.

    A lo largo del siglo XIX, los polticos mexicanos de distintas facciones buscaron

    hacer de Mxico una nacin y formar a sus habitantes como ciudadanos ejemplares.

    Liberales, conservadores republicanos, monrquicos, centralistas o federalistas, todos

    esperaban poder poner en prctica sus planes para gobernar un pueblo al que no

    lograban comprender del todo. Prueba de ello es que esperaban que las leyes por s solas

    cambiaran a la sociedad en la que se aplicaban a la vez que descrean de las capacidades

    intelectuales y/o morales del grueso la poblacin.

    Durante mucho tiempo la historia no fue otra cosa que los hechos de los

    polticos y de los militares, una historia con hroes a los cuales celebrar (los que

    ganaban o eran derrotados ms o menos gloriosamente defendiendo a la patria o ciertos

    ideales que generalmente identificamos como patriticos) y villanos a los cuales culpar

    de las desgracias nacionales (los que generalmente perdan frente a los hroes, ya fuera

    militar o moralmente). Pero en este relato de grandes personajes no figura la masa que

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    luch con ellos, que los apoy en momentos cruciales y que, tambin no en pocas

    ocasiones, los sufri o los ignor. Cmo entender todos los proyectos fallidos de Mora,

    Alamn y sus herederos intelectuales sin conocer a esa sociedad donde trataron de

    implantarlos? Quines servan los caones de la repblica en Puebla el 5 de mayo de

    1862? Por qu tantos ladrones infestaban los caminos? Cmo llegaban de Veracruz a

    la mesa de don Porfirio los vinos europeos? Para qu responder estas preguntas?

    Consideramos que una historia que ignore a la sociedad y sus prcticas y la

    coloque solamente como un receptor de las ideas o herramienta de las voluntades de los

    Hroes al ms puro estilo de Carlyle- o sujetos a fuerzas dialcticas tan misteriosas

    como la mismsima providencia, ser siempre una historia incompleta, tendenciosa y

    sumamente idealizada, favorable solamente a unos cuantos propsitos temporales y en

    lo general poco frtil.

    En los ltimos tiempos el ser humano comn y corriente ha reclamado el lugar

    que siempre le ha correspondido en la historia. Para tratar de comprender al grueso de la

    sociedad tenemos a la historia desde abajo la historia cultural, la historia de la vida

    cotidiana, historias que, al contrario de lo que podra pensarse, no se quedan slo en el

    recuento anecdtico. Estos abordajes no tratan acerca de cmo sehacan las tortillas o

    de los juegos infantiles, sino que buscan explicar en gran parte lo que no explican los

    otros enfoques histricos sobre la realidad de Mxico.

    Lo que aconteca de manera cotidiana afuera de la Cmara de Diputados, del

    Palacio Nacional o de los campos de batalla; la realidad del da a da de hombres y

    mujeres que tambin fueron parte activa de los grandes procesos histricos, hasta hace

    muy poco no era algo que considerara susceptible de constituir el eje central de las

    investigaciones, pero en la actualidad la historiografa ha comenzado a reconocer su

    importancia.

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    importancia que sta y la produccin de capitales tuvieron para la creacin y

    desenvolvimiento de la feria. Todos eran factores que influyeron en la vigencia de la

    feria a nivel nacional.

    El captulo segundo est enfocado en las prcticas mercantiles que tenan lugar

    en la feria. Se detallan las maneras en que eran transportados productos y personas

    desde sus lugares de origen hasta San Juan y de las vicisitudes y preparativos que

    distintos tipos de viajeros tenan que afrontar para recorrer los malos caminos entre un

    punto y otro. Esta reconstruccin hace patente por una parte que la feria se volva el

    mercado ms grande y variado de toda la repblica al concentrar una gran cantidad de

    productos nacionales e importados y por la otra, que la economa de la villa dependa

    directamente de este suceso. Tambin se analizan los distintos tipos de mercaderes, la

    manera en que hacan los negocios y la fama que los productos comprados en la feria

    tenan a nivel nacional.

    El tercer captulo versa sobre los aspectos religiosos que rodeaban a la feria. No

    hacemos aqu un estudio exhaustivo sobre la historia de la virgen o el santuario, ni

    tampoco analizamos aspectos profundos de la vivencia de la religin. Nos interesan las

    prcticas religiosas que efectuaban los peregrinos que ao con ao asistan a la fiesta de

    la virgen, es decir, las manifestaciones externas de la fe que salan del canon establecido

    y conformaban rituales compartidos por los romeros ante la condescendencia de la

    ortodoxia catlica durante el tiempo que duraba el evento. Adems se expone el papel

    que los capellanes tenan durante la feria y los intereses y costumbres de los clrigos

    que asistan a la celebracin anual en San Juan.

    El cuarto y ltimo captulo est enfocado en la dimensin ldica de la feria. Se

    describen las diversiones que el interesado poda encontrar en la feria de San Juan de los

    Lagos, desde el teatro de tteres hasta los toros, y por supuesto los juegos de azar que

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    atraan a no pocos viajeros. En este apartado tratamos tambin brevemente el papel que

    tena el evento dentro de la red de intercambios culturales. En esta misma seccin

    ilustraremos los peligros e ilegalidades que se podan encontrar en el sitio, como el

    bandolerismo, el contrabando o la prostitucin, los cuales, a pesar de los perjuicios que

    ocasionaban y del estigma que implicaban, formaban parte integral de la feria.

    Al final de cada captulo se encuentra un breve colofn que busca ilustrar lo que

    pas con la feria despus de 1857: cmo perdi su importancia como mercado, cmo las

    celebraciones de la virgen se vieron modificadas, cmo mantuvo en parte su

    importancia como lugar de diversin y juego, son algunas de las cuestiones que se

    abordan al final de cada apartado.

    En las conclusiones hemos incluido un balance crtico que enfrenta lo propuesto

    en el planteamiento de investigacin con lo encontrado en el proceso de recopilacin y

    anlisis de fuentes, lo efectivamente logrado y lo que no pudo ser abordado. De este

    cotejo se desprende el trazo de nuevas lneas de investigacin que podrn ser

    aprovechadas en estudios posteriores.

    Por ltimo hemos incorporado un anexo en el que se reproducen pinturas y

    grabados de la poca que ilustran algunos aspectos relacionados con la feria.

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    CAPTULO.1.SAN JUAN DE LOS LAGOS Y SU FERIA EN SU CONTEXTO ESPACIALE HISTRICO.

    1.1. Planteamiento de la investigacin

    A lo largo del siglo XIX los grandes agricultores, ganaderos, empresarios y

    comerciantes de todo el pas necesitaban espacios para comprar y vender sus productos

    y adems para fortalecer sus alianzas en los mbitos de su actividad mercantil, pero

    debido a las condiciones del pas, a la economa poco integrada 1 y a las deficientes

    comunicaciones, esto se tornaba sumamente difcil. As, por la necesidad de un mercado

    para realizar estas transacciones se restituy en 1823 la feria de San Juan de los Lagos.

    sta se haba celebrado anualmente en el mes de diciembre durante la poca virreinal.

    Su inicio se dio unos pocos aos despus de la aparicin de la virgen en 1623 y el

    evento coincida siempre con las fiestas patronales del lugar.

    No slo los grandes comerciantes se hacan presentes en la feria. San Juan de los

    Lagos fue un punto de encuentro sumamente importante para gente de todas las

    categoras sociales que procedan de diferentes partes del pas. Debemos tomar en

    cuenta la existencia de un fuerte fervor hacia la virgen local, lo que propiciaba que ah

    se diera cita un gran nmero de peregrinos adems de mercaderes.

    Adems las condiciones de la feria y el espacio privilegiado de San Juan en la

    red de caminos atraan a numerosos viajeros y a personajes dedicados o interesados en

    actividades legales o ilegales, como por ejemplo las diversiones, el juego, el alcohol, la

    prostitucin y el robo.

    Quizs el aspecto ms interesante de la feria de San Juan es la diversidad de

    personas que asista a ella. Con ello no slo me refiero a sujetos de distintos estratos de

    la sociedad, sino tambin y principalmente a aquellos que provenan de distintos sitios

    1Ibarra,El comercio y el poder, 1998, p. 239.

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    del pas. Las notas de los peridicos, los relatos de viajeros y la literatura costumbrista

    de la poca, nos hablan de una gran variedad de tipos regionales y extranjeros presentes

    en la reunin.

    La feria con la variedad de productos en venta y los distintos lugares de origen

    de stos y de sus potenciales compradores, constituye un observatorio privilegiado de

    las dinmicas de intercambio no slo econmico sino tambin cultural de la sociedad

    mexicana decimonnica. Por ello considero que en ella es posible detectar prcticas

    culturalesaunque sean anuales o exclusivas del espacio de San Juan- compartidas por

    gran parte de la sociedad mexicana, sobre todo de las regiones centro, norte y occidente

    del pas que eran las que ms visitantes aportaban al evento.

    1.2. Justificacin.

    Los motivos personales para investigar la feria radican en un aejo inters por el siglo

    XIX y por el estudio de las relaciones sociales y las prcticas culturales en los espacios

    pblicos, originados ambos durante mis estudios de licenciatura. Esta motivacin naci

    por una parte como consecuencia del estudio de historiadores mexicanos decimonnicos

    y, por otra, de la lectura de novelas costumbristas decimonnicas de autores como

    Payno o Salado lvarez.

    La conjuncin de estos dos tipos de fuentes despert mi inters en los detalles de

    la vida material, las prcticas cotidianas y la dinmica de los espacios pblicos. Por otra

    parte considero pertinente este estudio porque nos permitira ver a travs de un pequeo

    fragmento del pas y a travs de un proceso de larga duracin, el desarrollo, los cambios

    y las permanencias de algunas prcticas culturales de un amplio sector de la sociedad

    mexicana del siglo XIX.

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    Por lo anterior, para m es importante tambin que el texto aborde las distintas

    dimensiones del foco de estudio, pues considero que las prcticas culturales dentro de la

    feria slo pueden ser entendidas si se contemplan los diferentes intereses que en el

    evento convergan. Quizs pudiera parecer que analizar en un solo trabajo los aspectos

    econmicos, religiosos y ldicos de este ncleo de inters implica abarcar mucho y por

    consiguiente apretar poco, pero an las investigaciones exhaustivas sobre un solo tpico

    pueden llegar a dejar cabos sueltos y con ellas se corre el riesgo de parcelar la realidad

    de manera arbitraria sin preocuparse por presentar una visin global que permita

    entender mejor los fenmenos histricos y sociales y cmo se relacionaban entre s

    distintos campos de la actividad humana.

    El objetivo general de esta investigacin es ponderar la importancia de la feria

    de San Juan de los Lagos como punto de encuentro comercial y sociocultural del norte,

    centro y occidente del pas entre 1823 y 1857 y conocer cules eran los elementos que

    atraan a ella a los visitantes.

    Los objetivos especficos son: reconstruir las prcticas econmicas, sociales y

    culturales de los sujetos provenientes de distintos espacios geogrficos durante la feria y

    destacar los elementos que los vinculaban en esta celebracin; indagar cmo

    interactuaban entre s los diversos asistentes en este espacio-tiempo fuera de la

    cotidianidad, en este momento extraordinario y, a partir de estas relaciones particulares,

    ilustrar las formas de socializacin y las costumbres del Mxico decimonnico.

    1.3. Preguntas de la investigacin.

    Tuvo la feria, a parte de su importancia comercial, alguna de otro tipo?; tiene

    fundamento la fama de la feria expresada en los relatos de viajeros y en la literatura

    decimonnica?; cmo se comportaban y cmo se relacionaban entre s sujetos de

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    distintas procedencias en el concurrido espacio de la feria? Las primeras dos preguntas

    ms que cuestiones a resolver en s mismas constituyen el entramado indispensable para

    problematizar la tercera. Nos parece necesaria la reconstruccin de las relaciones que se

    daban en el espacio pblico de la feria y especficamente pretendemos comprender

    cmo sus asistentes vivan este evento. Creemos que este acercamiento puede ayudarnos

    a entender mejor las formas de interaccin entre distintos grupos dentro de la sociedad

    mexicana en eventos extraordinarios, como lo fue en la feria de San Juan de los Lagos.

    1.4. Perspectiva terica.

    Conceptos necesarios en este marco terico son los de feria, religiosidad popular y

    costumbres, pues son ellos los que permitirn estudiar los intereses de cada regin y su

    lugar dentro de la feria.

    Retomamos el concepto de feria de Hilario Casado Alonso quien afirma que

    stas se haban fundado entre los siglos XV y XVIII, para reunir en determinada poca

    del ao que coincida con una festividad religiosa (feria en latn) a aquellos

    comerciantes que quisieran mercadear mercancas no cotidianas atrados por la

    proteccin que se les prestaba y la inexistencia de impuestos2. Araceli Ibarra Bellon

    aporta complementos a la idea anterior: Las ferias conectaban las grandes rutas

    comerciales con los caminos rurales y atraan tanto a grandes comerciantes [] como a

    modestos vendedores ambulantes y a campesinos que ofrecan su pequea produccin

    domestica3. Por ltimo Henri Pirenne define a las ferias como lugares de reuniones

    peridicas de los mercaderes de profesin. Son centros de intercambios y, sobre todo de

    2Casado, La empresa durante la poca preindustrial, 1998, pp. 19-20.3Ibarra,El comercio y el poder, 1998, p. 239.

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    discurso. Es prctica lo que es decisivo para la identidad de unusuario o de un grupo, ya que esta identidad le permite ocupar sisitio en el tejido de relaciones sociales inscritas en el entorno9.

    Ahora bien, si es necesario poner en relacin la cultura con aspectos de la sociedad

    donde se engendra, las prcticas culturales sern todas aquellas actividades que esta

    sociedad lleve a cabo y que le confieran una identidad propia. Las formas como visten,

    duermen, comen, se relacionan en el espacio pblico, oran, se cortejan, son recibidas al

    nacer o como actan ante la muerte las personas de una sociedad, podran inscribirse

    dentro del rubro de prcticas culturales y estudiarse como tales siempre que resalten

    aspectos propios de un grupo y al abordar estos aspectos desde sus particularidades,

    desde su identidad, de la manera como se comportan, adaptan, reciben o rechazan

    nuevas formas de ver y vivir el mundo, estamos haciendo una historia de su manera de

    asumirse en l a travs de sus actos, o lo que es lo mismo, de sus prcticas culturales.

    Creemos que lo anterior puede entrelazarse con el concepto de costumbre, de sta,

    Gerald Sider propone la siguiente definicin:

    Las costumbres hacen cosas: no son formulaciones abstractas designificados, ni bsquedas de los mismos, aunque pueden transmitirsignificados. Las costumbres estn claramente conectadas y enraizadas enlas realidades materiales y sociales de la vida y el trabajo, aunque no sonsencillamente derivados de dichas realidades ni re - expresiones de lasmismas. Las costumbres pueden proporcionar un contexto en el cual las

    personas pueden hacer cosas que seran ms difciles de hacerdirectamente. Pueden conservar la necesidad de accin colectiva, ajustecolectivo de intereses, y expresin colectiva de sentimientos y emocionesdentro del terreno y el dominio de los co - participantes en una costumbre,haciendo las veces de frontera que excluya a los intrusos10.

    9De Certeau, Giard y, Mayol, .La invencin de lo cotidiano. 2. Habitar, cocinar, 1999, pp.7-8.10Thompson, Costumbres en comn, 1995, p. 26.

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    La llamada por E.P. Thompson historia desde abajo11es otro de los puntos que

    quisiramos retomar con base en un texto de Jim Shaper. Uno de los principales

    problemas de la historia desde abajo ha sido definir su objeto de estudio, el dnde est

    ese abajo que se quiere estudiar12.

    Esta historia ha buscado el estudio de los estratos no privilegiados de la

    sociedad, la masa, el pueblo, pero cmo definir estos conceptos? Por ejemplo

    pueblo: sobre este trmino han existido serios problemas de conceptualizacin pues

    pueblo es, en cualquier periodo histrico, un ente ms bien variado que uniforme13, es

    decir, las dificultades de su definicin no son privativas de pocas especficas de

    estudio. Por lo anterior Shaper slo alcanza a definir a la historia desde abajo por su

    finalidad que consiste en rescatar las experiencias pasadas de la mayora del olvido

    total14. Su propsito es pues recuperar la experiencia histrica de la gente comn y

    desde este ngulo est en relacin de antagonismo con la historia de las grandes

    personalidades.

    Por medio de la categora de experiencia, la historia desde abajo se propone que

    la estructura se trasmute en proceso, y el individuo vuelva a colocarse dentro de la

    historia. Esta categora incluye la respuesta mental y emocional, ya sea de un individuo

    o de un grupo social, a una pluralidad de acontecimientos relacionados entre s o a

    muchas repeticiones del mismo tipo de acontecimientos15. Consideramos que ste es

    un trmino mucho ms adecuado para definir el objeto de estudio del historiador, ya que

    lo que se narra cuando se escribe historia, lo que se quiere evidenciar no son ni

    acontecimientos ni estructuras, sino la experiencia humana en el tiempo.

    11Sharpe, La historia desde abajo, 1993, p. 39.12Sharpe, La historia desde abajo, 1993, p. 42.13

    Sharpe, La historia desde abajo, 1993, p. 42.14Sharpe, La historia desde abajo, 1993, p. 42.p. 41.15Thompson,Historia social y antropologa, 1994, p. 13.

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    Un estudio sobre las mayoras ofrece la ventaja de que nos permitira fusionar en

    una sntesis la historia de la experiencia de la vida cotidiana del pueblo con los temas

    tradicionales de la historia. En la historia desde abajo existe un inters no por

    despolitizar la historia, sino por crear una versin de la historia nacional que contemple

    al grueso de la sociedad16.

    Eso es precisamente lo que nos interesa lograr con esta investigacin, una visin

    de la vida cotidiana y las prcticas culturales de aquellos a los que la historia tradicional

    ha dejado de lado en pos de los grandes personajes, ignorando la participacin decisiva

    de la gente comn en los procesos sociales del pasado. Las siguientes palabras de E.P.

    Thompson podran resumir el cambio que ha llevado a los investigadores a poner

    atencin sobre los grupos olvidados de la historia;

    Al mismo tiempo que algunos de los principales actores de lahistoria se alejan de nuestros ojoslos polticos, los pensadores,los empresarios, los generales- aparece en escena un inmensogrupo de actores secundarios, a los que habamos consideradomeros figurantes en este proceso17.

    As como fue decisiva la participacin en la victoria de Waterloo del soldado que

    Sharpe cita al principio de su texto18, la participacin de los sujetos que se reunan en la

    feria como los arrieros, los mercachifles, los peregrinos, los sacerdotes, los tahres, las

    prostitutas, etc., en fin todos esos personajes que la historia tradicional no registra por

    ser parte de una mayora que considera annima, tambin fue fundamental para el

    desarrollo de los procesos histricos.

    Tomando en cuenta la idea de la fuerte dimensin religiosa que posee la feria,

    un estudio de los rituales religiosos en honor a la virgen de San Juan se vuelve un

    16

    Sharpe, La historia desde abajo, 1993, pp. 51, 53.17Thompson,Historia social y antropologa, 1994, p. 60.18Sharpe, La historia desde abajo, 1993,p. 38.

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    campo de estudio obligatorio. En su introduccin aHistoria social y antropologa de E.

    P.Thompson, Carlos Illades sostiene que la historia social debe mucho a este autor ya

    que localiz en los rituales vetas de enorme importancia para el anlisis histrico a

    travs de las cuales podemos adentrarnos en las normas no explcitas de la conducta

    colectiva. Estas vetas

    []se extienden a la vida poltica, social y domstica; permeana las clases sociales y a los poderes pblicos; se desarrollantanto en el campo como en la ciudad, incluyendo la burla y elinsulto as como la violencia y el terror. Los rituales populares,ms all de su carga de exageracin y simbolismo, con

    frecuencia dan razn de aspectos poco explcitos delcomportamiento comunitario e incluso de cambios en el interiorde las prcticas colectivas, ocultos tras la aparente reproduccindel ritual19.

    El inters de E. P. Thompson en la cultura lo llev a tomar prestados conceptos de la

    antropologa (que es sincrnica) para aplicarlos a la historia social (que es diacrnica),

    combinndolos, enriquecindolos y cuestionndolos en el discurso historiogrfico20.

    Consideramos que la perspectiva de la historia social tiene una estrecha relacin con la

    historia cultural, la cual:

    Se interesa por los procesos humanos y lo que caracteriza aun grupo frente a otro, la manera en que constituye un conjuntode diferencias significativas ya que los grupos slo tienenidentidad en la diferencia con otros grupos, por y a travs de

    conjuntos de representacin. La historia cultural analiza cmose gesta, se expresa y transmite este cdigo de significacincompartido que se ha inscrito en la vida social. Se trata,entonces, de entender un cdigo de compresin, un conjunto dereferentes aceptados en el interior de un grupo, incluidas lasformas de representacin mental del mundo y de s mismos. Sedice que una cultura se comparte cuando hay palabras y hbitoslingsticos, tradiciones, comportamientos, ritos, convenciones,gestos, valores, creencias, representaciones e imgenescolectivas que tienen significados comunes y devienen en

    19Thompson,Historia social y antropologa, 1994, p. 15.20Thompson,Historia social y antropologa, 1994, p. 15.

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    smbolos. Estamos as ante una visin del mundo compartida, unimaginario que se manifiesta de muchas maneras, nonecesariamente discursivas ni necesariamente coherentes entres. As la cultura se vincula con las llamadas mentalidades y conlas ideologas21.

    Sin el concepto de religiosidad popular, no podramos entender de qu manera se viva

    la devocin a la virgen de San Juan de los Lagos y las prcticas de los fieles que asistan

    a su santuario. La religiosidad popular se sita a distancia de la religin oficial, de la

    ortodoxia institucional. Constituye un corpus que incluye desde las convenciones de la

    gente ante las doctrinas y prcticas oficiales, hasta creencias mal entendidas, el error y

    la supersticin22.La religin es parte importante de la vida social y es quizs el nico

    factor que estuvo presente en todos los estratos sociales y rincones de la repblica. Por

    ello es fundamental revisar las prcticas de la religiosidad popular como expresiones

    propias del lugar y del pueblo que las lleva a cabo.

    Por ltimo la vida cotidianaes un concepto que tambin tomaremos en cuenta,

    ya que la feria rompe con ella, al ser un evento peridico que interrumpe la rutina y que

    se vuelve el momento ideal para la espontaneidad. No entraremos en una profunda

    discusin terica en torno a lo que es o no es la vida cotidiana, simplemente diremos

    que la identificamos con lo repetitivo, lo rutinario, con el da a da, la vida de los

    pueblos, las vivencia y pensamientos naturales, con la conciencia ingenua, no reflexiva,

    con los valores y prejuicios asimilados por las distintas sociedades

    23

    . En estainteligencia, indagaremos qu tanto la feria entraba dentro de la cotidianeidad y qu

    tanto era un momento extraordinario para los que participaban en ella.

    En sntesis, los conceptos arriba expuestos estn enfocados a la compresin de

    los cdigos de comportamientos de las sociedades: costumbres, vida cotidiana y

    21

    Tuon, Ensayo introductorio, 2008, p. 15.22Garca, El contexto de la religiosidad popular, 1999, pp. 19-20.23Gonzalbo,Introduccin a la historia de la vida cotidiana, 2006, pp. 26-29.

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    prcticas que implican cdigos y smbolos compartidos, que existen dentro de las

    interacciones sociales y que dan identidad a los que los utilizan. Ambas perspectivas, la

    social y la cultural se complementan y enriquecen una a la otra.

    1.5. Espacio social.

    San Juan de los Lagos es ms que un punto dentro del territorio, es un espacio, es decir

    un lugar practicado y constantemente intervenido por aquellos que se hacen presentes

    dentro de l24. El espacio social que estudiaremos gira en torno a la poblacin misma de

    San Juan de los Lagos como un punto de encuentro para diversas personas y productos,

    sobre todo en el momento de la feria, pues su fisonoma cambiaba durante esa poca del

    ao. Nos proponamos estudiar en un principio la poblacin en dos tiempos diferentes,

    el primero, en su cotidianeidad y el segundo durante la poca de la feria -a principios

    del mes de diciembre- para observar los cambios que sufra la poblacin por la llegada

    de grandes cantidades de comerciantes y fieles.

    Descartamos estudiar a San Juan como una regin en s misma porque lo que

    nos interesa son las redes de intercambios en las que participa la poblacin arriba

    sealada. Adems, aunque San Juan de los Lagos se asienta en una regin ms grande y

    ya estudiada que son los Altos de Jalisco, la feria no obedece tanto a la lgica de esa

    regin sino a la lgica que subyace a las redes de caminos que la originaron.

    Retomando un texto de Gendrau y Gimnez sobre las comunidades del centro de

    Mxico, podra concluir que el espacio de la feria de San Juan funcionaba ms como un;

    [] rea de distribucin o difusin de instituciones y prcticasculturales especficas a partir de un centro. En ste las formasculturales ya no estn intrnsecamente ligadas con el territorio

    por ms que el territorio les sirva de marco. Se trata siempre deformas objetivadas de la cultura: patrones de conducta

    24De Certeau, Giard yMayol,La invencin de lo cotidiano. 1, 1996, p. 129.

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    distintivos, maneras de vestir, celebraciones anuales y ferias,rituales caractersticos que acompaan el ciclo de la vida []25.

    Las formas de la cultura objetivadas son aquellas que son constantemente apropiadas y

    reactivadas. Por otra parte, si consideramos las redes de caminos que permitan el

    intercambio en la feria de San Juan, podemos apoyarnos en el concepto de bienes

    ambientales para definir el espacio sobre todo en lo que refiere a las poblaciones rurales

    y a las redes de caminos como elementos de la naturaleza antropizada.

    Si bien en algn momento ser necesario dar una descripcin detallada del

    pueblo, en este primer momento consideramos importante situarlo en un espacio mucho

    ms amplio, dentro de la red de caminos, ya que no es slo el espacio en s lo que

    genera la feria, sino la relacin de ste con otros puntos geogrficos, lejanos o cercanos,

    locales, nacionales e internacionales.

    En esta parte del proyecto problematizaremos la importancia de la villa de San

    Juan de los Lagos como punto de centralidad en la red de caminos que llevaban al norte

    de Mxico, con el objetivo de vislumbrar si realmente fue su posicin la que propici el

    desarrollo de su famosa feria. As mismo esbozaremos un panorama general de la feria

    como centro de creacin, transformacin y distribucin de distintos tipos de capital,

    entendido ste desde la perspectiva de Pierre Bourdieu para entender si San Juan

    generaba capitales propios o slo era un punto de transacciones.

    1.6. La temporalidad.

    Como todos los procesos culturales y econmicos, la feria de San Juan de los Lagos se

    inserta en la larga duracin. Por ello poder delimitarla en su temporalidad constituye

    uno de los principales problemas para su estudio. Por ejemplo, las fechas de inicio de la

    25Gendreau y Gimnez, La migracin internacional desde una perspectiva sociocultural: estudio encomunidades tradicionales del centro de Mxico, 2002, p. 152.

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    feria como proceso de larga duracin no son conflictivas como s lo son las que

    pretenden marcar el fin de su esplendor pues diversos autores la han colocado en

    diferentes pocas, aunque todos coinciden que durante la colonia la feria fue sumamente

    importante y notoria.

    Tomando como referencia la manera en que Fernand Braudel organiza el tiempo

    de la historia dependiendo de lo que se quiera analizar, rescatamos tanto la idea de la

    larga duracin como la del acontecimiento. Braudel afirma que existe tanto un tiempo

    corto como una larga duracin para todas las formas de la vida, para lo econmico, lo

    social y lo cultural.

    Los acontecimientos son sucesos impactantes pero fugaces, en cambio la larga

    duracin con sus regularidades nos hace visibles las estructuras sobre las que se asienta

    la sociedad. Lo anterior nos plantea una pregunta en qu temporalidad situar entonces a

    la feria s es un acontecimiento de apenas unos das cada ao que se ha repetido desde la

    colonia hasta nuestros das? Braudel dira que en la larga duracin, ya que sta es una

    historia de muy largos periodos, lenta en deformarse, una historia de las estructuras de

    la sociedad,26en este tiempo los sucesos de das, semanas y meses se disuelven, y slo

    cuentan los grandes ritmos, los aos o las dcadas, por lo tanto es este acercamiento el

    que permite hacer evidentes las estructuras profundas de la vida social, econmica y

    cultural.

    Pero, por otra parte, debido a su carcter anual, la feria es tambin un

    acontecimiento y sobre estos, Pierre Nora afirma que su origen, su volumen, sus

    encadenamientos, su situacin relativa, sus secuelas y repercusiones obedecen a

    regularidades que dan a los fenmenos ms alejados apariencia de un parentesco

    26Braudel.La historia y las ciencias sociales, 1997, p. 53.

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    cierto y de una identidad taciturna27.Entre los acontecimientos y la sociedad que los

    engendra existe una relacin recproca. Los acontecimientos no son sino la superficie de

    esa sociedad, a travs de ellos sta se pone de manifiesto, vehiculan todo un material de

    emociones, de hbitos, de rutinas, de representaciones heredadas del pasado que afloran

    de sbito a la superficie de la sociedad. Los acontecimiento son el lugar de las

    proyecciones sociales y de los conflictos latentes, un acontecimiento es como el azar

    el encuentro de varias series causales independientes, un desgarro del tejido social que

    el mismo sistema tiene por funcin tejer28. Ejemplos de esto los encontramos en los

    textos de George Duby, El domingo de Bouvines o en el Carnaval de Romans de Le

    Roy Ladurie. En ambos textos se abordan los acontecimientos de una batalla y un

    carnaval de tal manera que a travs de ellos se hacen visibles las estructuras de la

    sociedad en la cual ocurrieron.

    Un acontecimiento peridico como la feria revela mucho de la sociedad en la

    que sta se llevaba a cabo, al desnudar sus estructuras. Al mismo tiempo, al ser la feria

    un proceso de larga duracin, tambin sufre cambios en el tiempo, por ello un estudio

    de la feria en el largo plazo debera ser un estudio sobre acontecimientos relacionados

    entre s, que a pesar de la regularidad de la serie, tambin sufran cambios en el espacio

    temporal.

    Una vez argumentadas las razones que nos llevan a insertar la feria dentro del

    acontecimiento, nos interesa ahora colocarla dentro de la larga duracin a travs de sus

    regularidades. Sin duda la feria para el siglo XIX conjunta dos aspectos, cuyas formas y

    estructuras corresponden a la larga duracin: formas religiosas expresadas en la

    devocin de la virgen del lugar desde el siglo XVII, ritmos comerciales anuales

    existentes desde el mismo siglo y formalizados en el XVIII que atraan a gente de

    27Nora, La vuelta del acontecimiento, 1984,p. 236.28Nora, La vuelta del acontecimiento, 1984,p. 235.

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    regiones lejanas y aun de otros pases. Ambos elementos confluan para configurar una

    serie de prcticas culturales dentro del reducido espacio fsico y temporal de la feria de

    San Juan de los Lagos.

    Braudel analiza un elemento que es interesante para nuestro proyecto porque

    esclarece la dinmica de la feria: la persistencia de las rutas de comercio. De acuerdo

    con l, las vas de comunicacin influyen en la vida de las sociedades de manera

    contundente y la configuracin de stas no es algo que se logre, modifique o se elimine

    en un corto plazo. Braudel hace tambin hincapi en que el historiador ponga atencin

    en el estudio de las formas de la cultura en la larga duracin, e insiste en el estudio de

    las funciones sociales, los smbolos, y otros aspectos de la cultura pues revelan

    problemas fundamentales de la historia.29Por todo lo anterior, a nuestro parecer ambas

    temporalidades, la de la larga duracin y el acontecimiento conviven en la feria y sta

    debe ser analizada desde ambas perspectivas.

    La feria en su situacin espacial y temporal encuentra desde nuestro parecer una

    delimitacin ideal para su estudio en la primera mitad del siglo XIX, abarcando desde el

    inicio de su esplendor hasta el comienzo de su decadencia. Los antecedentes ocuparn

    un lugar importante para explicarla, as como las fuentes para dcadas posteriores nos

    ayudarn a extraer las continuidades. Respecto a las prcticas culturales de la feria,

    consideramos que el tiempo que abarca desde 1823 hasta 1857 es el ms adecuado, pues

    con todo y sus altibajos, los aos que comprende este periodo son los que registraron

    mayor afluencia de visitantes y productos. Adems 1823 es el ao en que la feria fue

    oficializada por el gobierno jalisciense y 1857 el ao que fue suspendida (aunque no

    definitivamente) por el mismo. Incluiremos un colofn que va hasta finales del siglo

    29Braudel,La historia y las ciencias sociales, 1997, p. 118.

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    XIX para mostrar los cambios que sufri la feria despus de que volvi a celebrarse a

    partir de 1866 y hasta principios del siglo XX.

    1.7. Estado de la cuestin.

    A continuacin presentamos varios estudios que de alguna manera han tenido como

    objeto las ferias comerciales, para ver cmo han sido abordadas. Los diferentes textos

    consultados tratan de aspectos distintos, algunos se centran ms en lo comercial y otros

    en lo cultural y lo religioso.

    Al ser el foco de inters de esta tesis, una herencia del medioevo, un primer

    trabajo que es importante mencionar es la Historia econmica y social de la Edad

    Media de Henri Pirenne30. En un subtema de su libro, el autor aborda el fenmeno

    europeo de las ferias que se remontan al siglo XI en primer lugar definindolo, para

    posteriormente explicar su origen, desarrollo y decadencia, adems de abordar la

    diferencia entre stas y los mercados locales, su ciclo y el sistema de crdito que en

    ellas se daba, poniendo especial atencin en la feria de Champaa.

    El texto de Manuel Carrera Stampa31sobre las ferias novohispanas desarrolla la

    variedad y estructura de las mismas durante la poca colonial, pero se enfoca sobre todo

    en las de Xalapa y Acapulco, que tenan lugar cerca de las costas o puertos importantes.

    Slo hace una revisin muy superficial de la de San Juan, a la que categoriza como una

    feria de pequeos comerciantes con un carcter ms religioso que comercial. Adems

    sita la decadencia de sta inmediatamente despus de su suspensin en 1810 e incurre

    en un par de errores cronolgicos sobre la misma la fecha en que se otorga la cdula

    que vuelve a la feria franca y los aos de suspensin-. Cabe sealar que este trabajo fue

    publicado hace ya ms de medio siglo, pero no obstante su antigedad y la poca

    30Pirenne,Historia econmica y social de la Edad Media, Mxico, 1939, pp. 75-80.31Carrera Stampa, Las ferias novohispanas 1953.

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    atencin que presta al resto de las ferias comerciales fuera de las de Xalapa y Acapulco,

    es un buen estudio introductorio al tema.

    Ma. ngeles Glvez Ruiz32, de la Universidad de Granada, redact un estado

    de la cuestin sobre las fuentes que es posible consultar para el estudio de la feria de

    San Juan durante la poca anterior a la Independencia. Dicho texto est centrado en la

    documentacin que puede ayudar a reconstruir la circulacin de mercancas y la

    formacin de mercados. Adems muestra la importancia que el suceso tena para la

    intendencia de Guadalajara aun antes de 1796.

    Otro texto corresponde al apartado que la ya citada Araceli Ibarra Bellon

    concede a las ferias mexicanas y en especial a la de San Juan en su libro sobre el

    comercio. La autora aporta informacin sobre la dinmica comercial del evento en el

    siglo XIX, as como un breve listado de la variedad de productos que ah se vendan y

    los lugares de donde provenan.

    Todos los trabajos anteriores resaltan sobre todo la vocacin comercial de la

    feria, sin embargo ninguno se preocupa por ahondar en los sujetos que intervenan en su

    regulacin, en aquellos que impulsaron el crecimiento de la feria o en las prcticas

    sociales y culturales que se daban en ella, que son los puntos en los que yo quisiera

    centrar mi investigacin.

    La historiadora Carmen Castaeda abord otro aspecto de la feria en un artculo

    que trataba sobre la comercializacin de libros en dicho espacio 33. Este texto realmente

    se centra poco en la feria en s, despus de unas pocas pginas de contexto se dirige a su

    objetivo principal que son las publicaciones en venta. No obstante aporta algunos datos

    para conocer el control que tena el gobierno virreinal sobre la feria, pues los libros

    32

    Glvez Ruiz, La Feria de San Juan de los Lagos a fines del periodo colonial. Fuentes y metodologa,sin ao, disponible en http://www.economia.unam.mx/amhe/pdfs/doc3.pdf, consultado el 10/10/10.33Castaeda, Libros comomercancas culturales en la feria de San Juan de los Lagos, 2005.

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    antes de ser transportados a ella deban pasar una serie de revisiones para asegurar que

    no fueran textos prohibidos. Otra cosa notoria de este trabajo es que recoge informacin

    sobre el librero como un actor importante en la circulacin de mercancas e ideas.

    Sobre el aspecto religioso es necesario incluir los trabajos de Alberto

    Santoscoy34 sobre la virgen de San Juan de los Lagos. Este autor aborda tambin,

    aunque brevemente, el comercio durante feria y su legislacin. Otro texto, que vale la

    pena mencionar es el de La ereccin de la Colegiata de San Juan de los Lagos35, que

    aunque tambin es eminentemente de carcter religioso, rene entre su miscelnea

    algunos relatos de visitantes al evento.

    No se deben omitir Las lecciones de economa poltica36de Guillermo Prieto,

    obra en la que trata a la feria como una reliquia y como el ejemplo del atraso de la poca

    colonial que an perviva en el Mxico independiente

    Por ltimo la villa y la feria son a menudo mencionadas en un amplio nmero de

    memorias y diarios de viaje, as como en varias obras dentro de la literatura mexicana.

    Estos textos -que analizaremos a lo largo de la tesis-, aportan descripciones y

    perspectivas que no se exponen en los tratados acadmicos. Muchos de los autores de

    estos textos no se quedaron slo en las descripciones de lo visto, sino que hicieron

    anlisis y crtica de lo que pudieron observar en su paso por San Juan de los Lagos, y

    por lo tanto aportan informacin valiosa.

    34Santoscoy, Obras completas, Tomo I, 1986.35

    Elguero,La ereccin de la colegiata de Nuestra Seora de San Juan de los Lagos, 1925.36Prieto, Lecciones elementales de economa poltica, dadas en la escuela de jurisprudencia de Mxicoen el curso de 1871, 1871.

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    1.8. San Juan de los Lagos, el pueblo y su contexto.

    1.8.1. El medio fsico

    En el presente apartado ubicaremos espacialmente al pueblo de San Juan de los Lagos

    tanto en el medio fsico como dentro de la divisin poltica y de la red de caminos que

    le confirieron caractersticas nicas. Nuestro espacio de estudio se asienta en la regin

    del estado de Jalisco comnmente denominada los Altos, a pesar de esto, no nos

    adentraremos en la discusin de definir esta regin, porque aunque San Juan se

    encuentra en ella, la feria responde ms a su ubicacin dentro de una red de caminos

    nacional como trataremos de demostrar ms adelante- y a su interaccin con otros

    puntos del pas, lo que haca que sobrepasara la dinmica regional. Sin embargo la

    descripcin del paisaje fsico y las caractersticas sociales que rodeaban a San Juan nos

    parecen de suma importancia para el desarrollo de este trabajo, por lo tanto para

    describir la regin nos basaremos en autores que la han trabajado con anterioridad, pues

    dentro de las historias regionales la de Los Altos ha sido una de las ms estudiadas.

    Los Altos es el nombre que conserva hasta la actualidad la regin al norte de la

    confluencia de los ros Lerma y Verde, en la franja que separaba Aridoamrica de

    Mesoamrica. El territorio est constituido por una gran meseta basltica de entre 1800

    y 2000 metros de altura sobre el nivel del mar37 con muchos accidentes del terreno,

    depresiones como caadas y barrancas o relieves como ondulaciones, colinas, y

    lomeros que se elevan entre los 200 y 300 metros sobre dicha meseta38.

    37Becerra Jimnez, La regin altea, 2008, pp. 67 y 68.38Olveda,Con el Jess en la boca. Los bandidos en los Altos de Jalisco , 2003, p. 24.

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    Fig. 1. Mapa hidrolgico de Jalisco.Punto de confluencia del Lerma-Santiago y el Ro Verde.

    Comisin Estatal del Agua Jalisco. http://www.ceajalisco.gob.mx/riosjal.html

    Sus tierras altas y su ubicacin sobre la cuenca del ro Verde confieren cierta unidad

    ecolgica a los Altos. La regin est dominada por una variedad de climas clidos que

    van del semi-clido sub-hmedo en la parte mas al sur al semi-seco en la parte ms

    nortea con variaciones en la cantidad de lluvia y de vegetacin, como lo ilustra el

    siguiente mapa climatolgico de Jalisco.

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    Fig. 2. Climas de Jalisco.Instituto Nacional de Geografa y Estadstica.

    http://mapserver.inegi.gob.mx/geografia/espanol/estados/jal/clim.cfm?c=444&e=20

    La vegetacin predominante en los Altos es la propia del matorral y el pastizal, as

    como vegetacin xerfila, es decir adaptada a la falta de agua. En las zonas bajas de la

    meseta predominan los mezquites, huizaches y nopales, adems de pasto chino y

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    otros arbustos. En la parte alta crecen el granjeno, el cedro, el madroo, el palo bobo, el

    sauz, el palo dulce y el copal39.Por el oriente las tierras de los Altos contrastan claramente con el Bajo, sobre el

    cual se asoma la meseta como un balcn, por el occidente el cambio se observa hacia

    Teocaltiche, zona donde desciende la altura y se localizan los mayores recursos

    hidrolgicos en los caudales que recogen los ros Teocaltiche y San Pedro y cuyas

    tierras son propicias para el cultivo40, pero el territorio alteo es spero, marcado por la

    aridez y la sequedad, poco apto para los cultivos ya que el temporal es errtico 41. El

    suelo en la parte sur de los Altos es de tierra roja y claro en el resto de la regin42.

    Atendiendo a los principios de la larga duracin, que presta atencin a los

    procesos naturales y enfatiza que estos ocurren en un tiempo que transcurre ms

    lentamente que cualquier proceso humano, descubrimos que a lo largo de los siglos el

    paisaje alteo ha sufrido pocas o nulas alteraciones. Las caractersticas del medio arriba

    descritas e ilustradas con mapas actuales coinciden con lo que durante el siglo XIX

    pudieron contemplar varios viajeros que atravesaron dicha regin.

    Ya los espaoles desde el siglo XVI observaron falta de agua en estas tierras

    aunque tambin notaron que haba la suficiente para mantener a los pobladores de la

    provincia43. A lo largo de los siglos estas caractersticas no variaron, ya que a mediados

    de la dcada de 1860 el viajero ingls W.H Bullock describi la tierra de los Altos como

    estril y se sorprendi del contraste de sta con los frtiles llanos del Bajo que

    39Gutirrez Gutirrez, Los Altos de Jalisco. Panorama histrico de una regin y de sus sociedad hasta1821, 1991, p. 22, es una cita de un artculo de Fbregas Puig no especificado.40Becerra Jimnez, La regin altea, p. 68.41Fbregas,La formacin histrica de una regin: los Altos de Jalisco, 1986, p. 27.42

    Fbregas,La formacin histrica de una regin: los Altos de Jalisco, 1986, p. 27.43Gutirrez,Los Altos de Jalisco. Panorama histrico de una regin y de sus sociedad hasta 1821 , 1991,p. 22.

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    aparecan justo debajo de la meseta altea44. Aos despus el estadounidense Albert S.

    Evans dio opiniones similares en torno al mismo paisaje:

    Hasta la mitad del medio da siguiente avanzamos por una pobreregin abierta, montaosa, sumamente estril y sin cultivar yapareci a la vista, a los lejos debajo de nosotros en un vallearbolado, la vieja y peculiar ciudad de Jalos (Jalostotitln)45.

    En Jalos se hace evidente una de las observaciones que haba hecho el ingls Henry

    George Ward cuando pas en 1827 por los Altos. Este personaje seal la existencia de

    depresiones y eminencias del terreno, as mismo apunt que la mayora de los pueblos

    en el camino entre Aguascalientes y Guadalajara se encontraban en barrancas. El viajero

    anota que desde su perspectiva esta ubicacin se deba a la cercana de las fuentes de

    agua que ofreca dicha posicin46, lo que al parecer sucede en el caso de Jalos, pues el

    valle en el que se encontraba estaba arbolado.

    Volviendo sobre Evans y sus apreciaciones del paisaje alteo, la zona en la que

    se asienta San Juan fue descrita por l de la siguiente manera;

    Desde este punto [La Venta de Pegueros a 24 leguas al norestede Tepatitln] la regin se vuelve an ms accidentada siendocortada con profundos arroyos, caones y barrancas. Lasmontaas en la lejana estn casi todas desnudas de bosques,salvo unos cuantos rboles de mezquite, y la comarca tiene laapariencia general del oeste de Texas a lo largo del extremo surdel gran Llano Estacado. Nosotros bamos ascendiendo todo el

    tiempo y haba tramos de una altitud aproximada de 6000 piessobre el nivel del mar47.

    El mismo Evans hizo apuntes sobre la vegetacin xerfila de la zona refirindose a las

    sbilas, los nopales y rganos que crecan en la regin y le llam la atencin cmo los

    44Muri y Peregrina, Viajeros anglosajones por Jalisco, siglo XIX, 1992, p. 215.45

    Muri y Peregrina, Viajeros anglosajones por Jalisco, siglo XIX, 1992, p. 263.46Muri y Peregrina, Viajeros anglosajones por Jalisco, siglo XIX, 1992, p. 127.47Muri y Peregrina, Viajeros anglosajones por Jalisco, siglo XIX, 1992, p. 265.

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    campesinos cercaban sus campos con stos ltimos creando cercas con secciones

    cortadas de la planta que vueltas a sembrar crecan por siglos, haciendo que los

    cercados mejoraran con los aos en lugar de empeorar48.

    1.8.2. Divisin poltica.

    Una vez descrito el ambiente de la regin altea, es preciso ubicarla en la divisin

    poltica. Por el noreste la regin colindaba con Zacatecas y San Luis, haca el oriente

    con Guanajuato, al norte con Aguascalientes, al occidente de nuevo con Zacatecas y por

    el sur con el resto del estado de Jalisco.

    Si bien geogrficamente la zona parece ser fcilmente identificable por sus

    caractersticas climatolgicas, topogrficas y por su vegetacin, polticamente su

    delimitacin enfrenta problemas, ya que distintos autores e instituciones han definido la

    composicin de la regin altea desde perspectivas variadas. Para algunos los Altos

    comienza en Zapotlanejo, a unos cuantos kilmetros de Guadalajara49, mientas que para

    otros lo hace en Tepatitln. Para Jaime Olveda quien estudi el bandidaje a mediados

    del siglo XIX en la regin, los Altos estaba compuesta por dieciocho poblaciones de

    importancia; Jess Mara, Arandas, Tepatitln, Yahualica, Mexticacn, Caas de

    Obregon, Valle de Guadalupe, San Miguel el Alto, San Julin, San Diego de Alejandra,

    Unin de San Antonio, San Juan de los Lagos, Teocaltiche, Villa Hidalgo, Encarnacin

    de Daz, Lagos de Moreno y Ojuelos, mismas que se pueden observar en el siguiente

    mapa tomado del texto de dicho autor.

    48

    Muri y Peregrina, Viajeros anglosajones por Jalisco, siglo XIX, 1992, p.265.49Gutirrez,Los Altos de Jalisco. Panorama histrico de una regin y de su sociedad hasta 1821, 1991,p.23.

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    Fig. 3. Los Altos de Jalisco.Olveda, Con el Jess en la boca. Los bandidos en los Altos de Jalisco, 2003, p. 25.

    1.8.3. El medio social.

    Tres caractersticas principales son las que se han asignado a la sociedad de la regin

    altea: su poblacin blanca, la tenencia de la tierra en forma de ranchos y su

    religiosidad; todas sin embargo pueden ser cuestionables como seal Jaime Olveda. A

    continuacin revisaremos cada una de estas caractersticas.

    Hacia mediados del siglo XIX, la regin altea era la segunda ms poblada de

    Jalisco slo despus de la de Guadalajara. Su alta densidad demogrfica era clara desde

    principios de la poca independiente, pues para 1823 el cantn de Lagos en el que se

    encontraba San Juan era el segundo en poblacin en el estado50. Ms de 90% de sus

    50Olveda, Con el Jess en la boca. Los bandidos en los Altos de Jalisco , 2003, p.21.

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    habitantes se dedicaban a la agricultura o a la ganadera51, es decir en que en los Altos

    predominaba un medio rural. En este ambiente prosper la figura del ranchero, pues el

    rancho fue el tipo de propiedad predominante, aunque conviva con la hacienda y las

    comunidades de indios52.

    Durante el siglo XIX, segn Espn y De Leonardo, la economa y la vida de los

    Altos giraban en torno a haciendas autosuficientes y capaces de producir excedentes

    para el exterior, cuyas caractersticas estructurales internas les permitieron adaptarse a

    las cambiantes situaciones de la economa mexicana53. Estos autores reconocen tambin

    la presencia del rancho como otra de las unidades productivas agroganaderas de la

    regin con capacidad suficiente para mantener a una familia. Algunos ranchos eran

    independientes y otros estaban inmersos en la estructura de las haciendas. Los ranchos

    segn Espn y De Leonardo estaban compuestos por unidades familiares endogmicas,

    y eran estas relaciones de parentesco las que cohesionaban la organizacin social54. El

    trabajo en los ranchos era un trabajo familiar, por eso la familia ranchera se adverta

    completa y cohesionada en extremo. Sola ser una unidad familiar extendida, ya que el

    rancho consista en unas cuantas casa de adobe que albergaban a varios miembros y

    generaciones de una misma familia55.

    De cualquier manera predominaba el rancho sobre la hacienda, y aun ms, el

    cantn de Lagos tena la mayor cantidad de ranchos en todo el estado. De acuerdo con

    las estadsticas en 1857 haba en este cantn 661 ranchos y 54 haciendas56.

    51Gutirrez,Los Altos de Jalisco durante la Guerra de reforma e Imperio de Maximiliano (1850-1870),2006, p. 59.52Olveda, Con el Jess en la boca. Los bandidos en los Altos de Jalisco , 2003, p.29.53Palomar,El orden discursivo de gnero en Los Altos de Jalisco, 2005, p. 96.54Palomar,El orden discursivo de gnero en Los Altos de Jalisco, 2005, p. 96.55Gutirrez,Los Altos de Jalisco durante la Guerra de reforma e Imperio de Maximiliano (1850-1870),

    2006, p. 55.56Archivo Histrico de Jalisco (AHJ) G-15-857, gobernacin, seguridad pblica, caja 6, n de inventario22324.

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    En cuanto a las caractersticas de los pobladores de los ranchos alteos, El

    Museo Mexicano defina hacia 1845 a los rancheros mexicanos como habitantes del

    campo, dedicados a las tareas de la agricultura y la ganadera, que eran adems,

    trabajadores, honestos, valientes y hbiles en el manejo del ganado y el caballo57. Sin

    embargo, la segunda era preponderante sobre la primera, en parte por las caractersticas

    de sus tierras. Adems Andrs Fbregas sostiene que al ser los Altos en los inicios una

    regin de frontera, sta se encontraba poco habitada, lo cual aunado al medio fsico ya

    descrito propici que la ganadera fuera la actividad econmica preponderante, ya que la

    cra de ganado no requiere mucha afluencia de mano de obra58.

    Otra de las caractersticas que identifican a los Altos hasta la actualidad es su

    gran cantidad de poblacin blanca. En el siglo XIX, la presencia indgena y mestiza era

    tambin bastante alta, pero era discriminada por el sector blanco. A finales de la poca

    colonial los blancos, representados casi en su totalidad por los criollos alcanzaban el

    50% de la poblacin altea59, y aunque no tenemos datos sobre el porcentaje de

    mestizos e indios, s podemos suponer que estos constituan el grueso de las capas

    medias y bajas de la sociedad. Sobre los mestizos, Gutirrez Gutirrez considera que

    eran grupos rurales que constituan una poblacin flotante de vagos y ladrones, pero

    que, en la regin, buena parte ellos se dedicaba a actividades productivas como la

    arriera o la artesana, adems de que constitua el grueso de los trabajadores del

    campo60.

    Aunque la presencia indgena era notoria muchos indgenas de los alrededores

    acudan a vender sus productos a la feria de San Juan y haba por toda la regin pueblos

    57El Museo Mexicano. Tomo III, 1845, pp. 551-559. Fondos especiales, de la Biblioteca Pblica delEstado de Jalisco, (FEBPEJ)58Fbregas,La formacin histrica de una regin: los Altos de Jalisco , 1986, p. 135.59Gutirrez,Los Altos de Jalisco. Panorama histrico de una regin y de su sociedad hasta 1821, 1991,

    p.323.60Gutirrez,Los Altos de Jalisco. Panorama histrico de una regin y de su sociedad hasta 1821, 1991,p.331.

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    habitados por ellos- al parecer stos, junto con los mestizos tenan poco peso en la zona.

    Gutirrez Gutirrez afirma que esto se deba a que los criollos siempre preocupados por

    su limpieza de sangre gustaban de eludir la realidad social de la presencia de estos

    grupos en su medio61. Esta tendencia al parecer continu hasta el siglo XIX, cuando tras

    la desaparicin de la estratificacin por castas, los alteos blancos comenzaron a

    referirse al resto como plebe o bajo pueblo62.

    Para Olveda, la religiosidad de la regin aunque acentuada, no parece ser un

    caso aislado en el pas ya que fanatismos y tradiciones similares pueden encontrarse en

    otras partes del centro de Mxico63. A pesar de la observacin de Olveda hay que hacer

    notar que hasta la fecha los Altos cuenta hasta nuestros das con uno de los santuarios

    con mayor afluencia de fieles en la repblica.

    1.8.4. San Juan de los Lagos: el pueblo a mediados del siglo XIX.

    Lo que hoy se llama San Juan de los Lagos, fue un antiguo asentamiento de indgenas

    tecuexes de nombre Mezquititln que se vio afectado por la guerra del Mixtn. Tras el

    conflicto blico, a finales de 1544, Mezquititln fue refundada y repoblada por Fray

    Antonio de Bolonia quien antepuso a su nombre original el de San Juan Bautista y

    decidi que quedara bajo la jurisdiccin de Jalostotitln. No obstante queda una duda,

    pues entre los actuales San Juan de los Lagos y el pueblo de Mezquitic que sera el sitio

    del nombre original, hay una separacin de cinco kilmetros. Adems otras fuentes

    anotan que desde 1535 ya existan algunas fundaciones en el sitio, como una iglesia y

    un hospital64por lo que datar la fundacin en 1544 no es exacto, pero sa es una duda

    61Gutirrez,Los Altos de Jalisco. Panorama histrico de una regin y de su sociedad hasta 1821, 1991,p.334.62

    Gmez Mata,Lagos indio, 2006, p. 147.63Olveda, Con el Jess en la boca. Los bandidos en los Altos de Jalisco , 2003, p. 34.64Becerra,Historia de San Juan de los Lagos en el siglo XIX a travs de un padrn, 1983, p. 20

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    que no atae directamente a esta investigacin, siendo lo nico claro que San Juan naci

    como pueblo de indios.

    San Juan Bautista de Mezquititln cambi su situacin poltica en 1633. Debido

    al inters que despert la virgen en toda la regin, varios espaoles comenzaron a

    solicitar asiento en el pueblo, sobre todo cerca de la ermita del primer milagro de la

    virgen, para poder cuidar el lugar y a la imagen pues consideraban que los indgenas no

    eran aptos para vigilar tanto al icono como a las ofrendas depositadas en su santuario.

    Debido a lo anterior y por la mediacin de las autoridades religiosas tanto de

    Jalostotitln como de las autoridades de la Audiencia de Nueva Galicia, estas peticiones

    derivaron en un cambio en el status jurdico de San Juan, y de ser un pueblo de indios

    en el que no se permita la presencia espaola, el rey autoriz convertirlo en villa para

    poder dar cabida a estos ltimos. A partir de ese momento, como la villa dependera

    polticamente de Lagos, se reemplaz el Mezquititln por Lagos, borrndose as su

    original nombre indgena65.

    Tras la independencia San Juan obtuvo ventajas polticas que nunca haba tenido

    hasta entonces ya que el congreso de Jalisco convirti al poblado en cabecera de uno de

    los veintisiete partidos que integraban el estado. El partido limitaba con Lagos, La

    Barca y Tepatitln, y aunque la capital del cantn donde se asentaba era Lagos, San

    Juan, que antes estaba bajo la administracin de Jalostotitln, ahora contaba con

    jurisdiccin sobre esta poblacin y las de Encarnacin y San Miguel el Alto66.

    En 1854, en su Diccionario, Manuel Orozco y Berra sigue describiendo a San

    Juan de los Lagos como una villa, probablemente designada as ms por tradicin que

    por otra cosa, pues para esas fechas, con la abolicin del sistema de castas, esta

    65Hernndez,Ensayo Histrico de San Juan de los Lagos,1997, p. 46.66Santoscoy,Obras completas, Tomo I, 1986, p. 657.

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    denominacin resultaba obsoleta para diferenciar a una poblacin de espaoles de un

    pueblo de indios.

    La geografa sobre la cual se asentaba San Juan tena por caracterstica un tipo

    de suelo denominado chesnut o castao, que es tpico de zonas con baja humedad y

    color caf oscuro o caf rojizo67; adems es un suelo que tiende a la acumulacin de

    sales, lo que podra explicar la salobridad del agua de los pozos en el pueblo que seala

    Benigno Romo quien tambin refiere que el suelo de San Juan es tepetatoso, es un suelo

    duro, arcilloso y rido68.

    Por San Juan de los Lagos pasa un ro del mismo nombre que la villa y al

    noroeste del pueblo pasaba otro llamado del Agostadero, el primero provey de pescado

    a los habitantes de la zona durante el periodo que estamos estudiando 69. Por la misma

    razn de la existencia de una corriente de agua, a la salida de la villa, por el camino a

    Guadalajara existan dos puentes, ambos de mampostera70y construidos en los ltimos

    aos de la dominacin espaola.

    Sobre el asentamiento en s, ste se encuentra

    los 21020 de lat, 3733 de long. O de Mxico. Lapoblacin est construida en una hoya, sobre un terreno corto ydesigual []71.Dista la poblacin de Guadalajara 40 leguas; de Lagos 12 alE.N.E; de la villa de la Encarnacin 9 al N.; de la de Teocaltiche10 al O.N.E.; del pueblo de Jalostotitlan cinco al S.O.; de San

    67Becerra,Historia de San Juan de los Lagos en el siglo XIX a travs de un padrn, 1983, pp. 17-18.68Orozco y Berra,Diccionario Universal de Historia y Geografa. Tomo IV, 1854, p. 598. El tepetate (deorigen nhuatl; tetl piedra y ptlatl petate, petate de piedra) al que el autor se refiere es una arcillaendurecida que es inadecuada para la agricultura, a tal grado que tepetate se convirti a la llegada de losespaoles en sinnimo de tierra no cultivable, pues a parte de ser duro, es un suelo que retiene poco lahumedad y por lo tanto haciendo difcil la colonizacin por parte de agentes vegetales, en esto coincidecon el resto de los autores revisados que se refieren a la naturaleza de los suelos alteos. Vid, Gama-Castro, Solleiro-Rebolledo, Flores-Romn, et al, Los tepetates y su dinmica sobre la degradacin y elriesgo ambiental: el caso del Glacis de Buenavista, Morelos, 2007, p. 133-145.69

    Becerra,Historia de San Juan de los Lagos en el siglo XIX a travs de un padrn, 1983, p. 18.70Orozco y Berra,Diccionario Universal de Historia y Geografa. Tomo IV, 1854, p. 598.71Orozco y Berra,Diccionario Universal de Historia y Geografa. Tomo IV, 1854, p. 598.

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    Miguel el Alto ocho al Sur, y de San Antonio de los Adobesdiez al E72.

    La forma general de la villa hacia 1838, es descrita como construida en un terreno corto

    y disparejo, de calles en su mayora empedradas, angostas, algunas de las cuales estaban

    torcidas y con muchos callejones, la traza la formaban cuarenta y cinco manzanas, en

    las que predominan las casas de un solo piso existiendo slo treinta y dos de alto,

    adems de cinco mesones. En las orillas de la villa estaban diseminadas cerca de 120

    casillas73. De los edificios pblicos sobresalen tres plazas, la mayor de sesenta varas por

    lado y plantada de fresnos. Existan en ese momento cinco templos, la parroquia, el

    santuario (donde se veneraba a la virgen), el tercer orden de San Francisco, el hospital y

    el Calvario que era una capilla bastante pequea74. Adems figuraban la casa

    consistorial y el rastro, la primera situada en la calle principal, a un costado del

    santuario, meda de frente veintids varas, estaba construida en mampostera y de cierta

    hermosura, en su interior contaba con quince piezas, dos corredores, dos patios y una

    azotehuela, serva de crcel y de cuartel. La casa de matanza era de adobe y se

    encontraba en un extremo de la poblacin. Todo este entramado estaba iluminado por

    cincuenta y un faroles que eran servidos por seis serenos y un cabo, siendo el nmero de

    los primeros aumentado a diez durante la temporada de la feria75. Romo seala adems

    que aunque la poblacin se barra a diario por cuenta de los fondos municipales, era

    imposible tenerla aseada76, por lo que mientras duraba la feria la basura sin duda debi

    ser un problema grave.

    72Hernndez Padilla,Ensayo Histrico de San Juan de los Lagos, 1997, p. 72.73Hernndez Padilla,Ensayo Histrico de San Juan de los Lagos, 1997, p. 72.74

    Orozco y Berra,Diccionario Universal de Historia y Geografa. Tomo IV, 1854, p. 598.75Hernndez Padilla,Ensayo Histrico de San Juan de los Lagos, 1997, p. 77.76Hernndez Padilla,Ensayo Histrico de San Juan de los Lagos, 1997, p. 77.

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    Siguiendo con las descripciones sobre las dimensiones y forma de la poblacin,

    en 1849 el calendarista Abraham Lpez da testimonio de que la villa creci bastante

    rpido con respecto al ao de 1838. Lpez enumera adems cuatro plazas; la de Armas,

    la de las Tunas, la de los Carcamanes y la de la Verdura y slo menciona un mesn

    importante, el de la Virgen. Aunque el crecimiento de la poblacin era algo normal, el

    plano nos da cuenta de que existan cuando menos ciento siete manzanas, es decir, ms

    del doble de las de 1838, aunque es probable que algunos de los cuadros que aparecen

    en el plano sean construcciones de otro tipo y no necesariamente manzanas, pues hay

    veintids que estn del otro lado del ro y dos ms en una loma77.

    77Lpez, Gran comedia titulada Los Misterios de la Meca Mexicana, p. 59. Agradecemos los datos de

    la ubicacin de este documento a la Mtra. Mara Jos Esparza Liberal del Instituto de InvestigacionesEstticas de la UNAM.

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    Fig. 4. Plano Topografico de la villa de San Juan de los Lagos.Lpez, Gran comedia titulada Los Misterios de la Meca Mexicana, 1851, plano anexo .

    A. Mesn de la Virgen.B. Parroquia.C. Santuario.D. Palacio.E. Tercer Orden.F. Hospital.G. Casa de diligencias.H. Plaza de Armas.I. Puente.

    ____ Calle de la Loza.

    J. Camino a Guadalajara.K. Plaza de la Verdura.L. Aduana.M. Calvario.N. Plaza de toros.O. Baos.P. Plaza de los Carcamanes.Q. Plaza de las Tunas.R. Casa de cuidar caballos.

    S. Esquina de las Margaritas.T. El ro.V. Soldados con artillera.W. Camino a Mxico.Y. Barranca Chica.Z. Unas lomas que tendrn de alto50 varas

    En el aspecto administrativo, la villa era cabecera de curato, tena administracin de

    rentas y de correos, un juzgado de letras y dos de paz. Existan en 1838 una escuela

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    municipal, una de geometra prctica y una academia de dibujo, cuyo director daba

    tambin lecciones una hora al da a las nias de la escuela municipal78.

    Hacia 1851, Orozco y Berra estimaba en seis mil el nmero de habitantes en la

    villa79, (Romo, en 1838 estimaba 4,972, solamente en la villa de San Juan y 13,028 en

    su comarca, es decir, un total de 18,000 almas, dando una densidad de poblacin de

    doscientas veinticinco personas por cada una de las ochenta leguas cuadradas que tena

    el rea de la villa y su comarca80). Los sanjuanenses aunque en parte dedicados a la

    agricultura (haba catorce sementeras en 1838) y ganadera, estaban empleados en su

    mayora en trabajos de obraje, carpintera, herrera, curtidura, zapatera, albailera y

    cantera81. Este ltimo oficio, el de cantero, se vea beneficiado por las condiciones

    naturales del terreno donde se situ San Juan, pues en las cercanas de la villa existan

    canteras de tamao considerable de donde se extraa piedra de diversas tonalidades82,

    adems muchos edificios del pueblo estaban construidos en parte con ese tipo de roca83.

    Fuera del santuario no haba nada notorio ni que valiera la pena en la poblacin.

    Cuando no haba feria el sitio no era sino un punto de escala en el que a veces se penaba

    ms de los que se descansaba;

    Tenamos que comer en San Juan pero en el puesto dediligencias no pudimos conseguir nada. Pasamos por variascalles hasta llegar a un comedor. Reinaba ah el desorden y seacumulaba la basura. Aparte de algunastortillas, frijoles, huevos

    fritos, no pudimos conseguir nada. Para completar la fiesta unamuchedumbre de curiosos se amontonaba en las puertas abiertasdel establecimiento y nos molestaba. Al abordar el carruaje denuevo nos sentimos felices84[].

    78Orozco y Berra,Diccionario Universal de Historia y Geografa. Tomo IV, 1854, p. 598.79Orozco y Berra,Diccionario Universal de Historia y Geografa. Tomo IV, 1854, p. 599.80Hernndez,Ensayo Histrico de San Juan de los Lagos, 1997, p. 82.81Orozco y Berra,Diccionario Universal de Historia y Geografa. Tomo IV, 1854, p. 599.82Becerra, Historia de San Juan de los Lagos en el siglo XIX a travs de un padrn, 1983, p. 18.83

    Hernndez,Ensayo Histrico de San Juan de los Lagos, 1997, p. 72.84Wrangel,De Sitka a San Petersburgo a travs de Mxico: diario de una expedicin (1835-1836), 1975,p. 98.

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    1.9. La centralidad o la produccin de capitales de San Juan de los Lagos como

    origen de su feria.

    A continuacin clarificaremos cuestiones referentes a la importancia de la villa de San

    Juan de los Lagos como punto de centralidad en la red de caminos que llevaban al norte

    de Mxico, con el objetivo de vislumbrar si realmente fue su posicin la que propici la

    aparicin y desarrollo de su famosa feria.

    Tomaremos una cita deLos bandidos de Ro Fro de Manuel Payno donde se

    expresa una sugerente incgnita sobre la importancia de la feria en relacin con la poca

    importancia del pueblo de San Juan y a la que trataremos de dar respuesta en el presente

    apartado:

    Por qu se eligi para esa cita anual de todo el comercio de laRepblica a un pueblo pequeo, triste, rido, con pocas casas

    para tanta concurrencia, sin nada que lo pudiera hacer cmodo yagradable, y sin ms atractivo religiosos que un pequeosantuario en un cerro y cuya Virgen no tiene, como tantas otras,tanta fama de ser milagrosa?85

    Manuel Carrera Stampa sostiene que durante la poca colonial en la feria de San Juan

    de los Lagos se daban cita los comerciantes de Quertaro, San Luis Potos, San Juan del

    Ro, Valle de Santiago, Celaya, Guadalajara, Valladolid, Aguascalientes y Zacatecas y

    que adems asistan los comerciantes que vendan los productos que haban adquirido

    en las ferias de Jalapa y Acapulco provenientes de Europa y Asia, con ganancias dehasta 200% y los pequeos comerciantes o mercaderes ambulantes que compraban

    efectos para llevarlos a vender hasta Chihuahua, Durango, Monterrey y Saltillo86.

    85Vid, el capitulo XXXIV de la segunda parte en cualquier edicin de la obra de Manuel Payno, Losbandidos de Ro Fro, ah habla casi exclusivamente de la feria.86

    Carrera, Las ferias novohispanas, 1953, p. 334. Este medio de distribucin a travs de los minoristasfue el predominante en economas preindustriales. Vid, Casado Alonso, La empresa durante la pocapreindustrial, 1998,p. 19.

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    A esta descripcin de Stampa sobre los lugares de donde provenan los

    productos que se vendan en San Juan debemos agregarle las anotaciones que Guillermo

    Prieto (quien nominalmente no distingue la poblacin de Lagos de la de San Juan de los

    Lagos) en sus Lecciones elementales sobre economa polticahace sobre la feria en el

    siglo XIX. Prieto menciona grandes hatos de ganado provenientes del norte, Nuevo

    Mxico, Soto la Marina (Tamaulipas) y la Cinega (probablemente Cinega de Mata en

    los Altos de Jalisco). Otro tipo de productos eran llevados desde San Miguel el Grande,

    Puebla, San Felipe, Morelia, Texcoco, Tenancingo y Sultepec (los tres en el Estado de

    Mxico)87. El propio Prieto, pero tambin otros autores mencionan productos de

    Guanajuato, Tlaxcala, Veracruz, Colima, Mxico, Tepic (en este momento Nayarit era

    el sptimo cantn de Jalisco cuya sede administrativa era Tepic) Len, Estados Unidos,

    Texas (segn Ibarra hasta antes de la guerra del 1847), China, Inglaterra y Espaa entre

    otros sitios.88Los efectos extranjeros transocenicos entraban por los puertos del Golfo

    de Mxico, Mazatln y San Blas en el Pacfico, y probablemente aun por Acapulco.

    A partir del recuento y ubicacin de los sitios sealados arriba y apoyndonos en

    los estudios sobre las teoras de centralidad de Linton C. Freeman 89por una parte y en

    textos y mapas sobre los caminos en el territorio mexicano en los siglos XVIII y XIX

    por otra parte, trataremos de ubicar si realmente San Juan de los Lagos ocupaba un

    punto privilegiado dentro de la red de caminos que conectaba el Bajo, el centro y norte

    de Mxico y los puertos principales como sugiere Ibarra a partir de los trabajos de

    Carrera Stampa y Gmez Serrano90 y el porqu de esa importancia frente a otras

    poblaciones a las orillas de las vas de comunicacin. Tomaremos las vas de

    87Prieto, Lecciones elementales de economa poltica, dadas en la escuela de jurisprudencia de Mxicoen el curso de 1871, 1871, pp. 175-176.88

    Vid, Ibarra,El comercio y el poder en Mxico, 1998, pp. 241-245.89Freeman, La centralidad en las redes sociales: Clarificacin conceptual, 2000, pp. 131-148.90Ibarra,El comercio y el poder en Mxico, 1998, p. 241.

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    comunicacin como si fuesen un grafo, que consiste en un conjunto de puntos, lneas y

    aristas que conectan pares de puntos. Cuando dos puntos estn conectados por una arista

    se dice que son adyacentes.

    Nos valdremos de la revisin cualitativa que hace Freeman sobre los anlisis de

    centralidad para estudiar el caso de la feria. Aunque el concepto de centralidad se us en

    un principio para explicar las relaciones entre grupos de personas encaminadas a la

    resolucin de problemas, el concepto rpidamente pas a ser parte de las herramientas

    tericas y metodolgicas de otro tipo de estudios, entre ellos las organizaciones

    polticas, el desarrollo tecnolgico y el desarrollo urbano en relacin a las vas de

    comunicacin. Freeman distingue tres teoras que definen a la centralidad de tres

    maneras distintas.

    En la primera es el grado, es decir, el nmero de puntos de los cuales un

    determinado punto es adyacente la que define la centralidad, a mayor grado, mayor

    centralidad. Aqu se podra contemplar la cantidad de poblaciones importantes como

    centros de produccin y consumo que estn conectadas a San Juan.

    En la segunda la centralidad consiste en la frecuencia con que un punto est

    entre otro par de puntos en la geodsica (el camino ms corto entre dos puntos) que

    establece su conexin y as controla su comunicacin, de ah su potencial centralidad. A

    partir de esta teora podramos preguntarnos si realmente San Juan tena la capacidad de

    controlar los intercambios comerciales entre poblaciones importantes.

    En la tercera se combinan aspectos de las dos anteriores, se relaciona la

    adyacencia con la cercana y con la capacidad de intervenir, as la centralidad es

    definida por la distancia hasta la que un punto est cerca de los otros puntos del grafo, a

    la vez que su potencial centralidad radica en su capacidad para evitar que otros puntos

    tomen el control de la red. sta es quiz la menos aplicable a nuestro objeto de estudio

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    con respecto a los centros de produccin y consumo pues San Juan es slo un punto de

    intercambios, no estara en la posicin de tomar el control de algo que no corresponde a

    su campo de accin, pero esta teora de centralidad puede ser frtil para estudiar la

    relacin entre San Juan y otras ferias comerciales cercanas.

    Cul de las tres teoras anteriores puede aplicar para comprender cmo es que

    la feria pudo crearse y desarrollarse en un pueblo de poca importancia? Para empezar a

    dar respuesta a esta interrogante hay dos aspectos que debemos tomar en cuenta. El

    primero es que debe aclararse que se analizar la centralidad comercial de dicha

    poblacin en funcin de su feria, es decir San Juan slo gozaba de esta cualidad de

    centro temporalmente, tan slo unos pocos das del mes de diciembre. Por lo tanto su

    centralidad es slo relativa al tiempo que se converta en ncleo comercial, el resto del

    ao segua siendocuando menos en materia comercial- un pueblo como otros tantos de

    los que haba de camino al norte. A pesar de lo anterior no debe olvidarse el elemento

    religioso que est presente y que es parte integral de la feria ya que sta tuvo su origen

    por ms que Payno niegue su importancia- en el culto de la virgen de la Inmaculada

    Concepcin, por lo que la centralidad de San Juan en un segundo momento no slo debe

    analizarse desde el punto de vista comercial, sino tambin debe contemplar el religioso

    para dar una visin ms global del sitio. De esta manera San Juan se vuelve un

    productor no slo de capital econmico, sino de capital cultural y social, pero sobre esto

    ltimo volveremos ms adelante. Por lo pronto nos concentraremos en la red de

    caminos existentes en la Nueva Espaa durante el siglo XVIII para elaborar el grafo y

    tratar de explicar la centralidad de la feria desde su posicin geogrfica y estratgica.

    A travs de la reconstruccin de un mapa de caminos hecha por Maribel

    Martnez y Jess Trujillo para un texto de Chantal Cramaussel, nos damos cuenta que

    la regin de los Altos de Jalisco donde se asienta San Juan de los Lagos estaba unida a

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    una red de caminos que conectaba a la ciudad de Mxico con Santa Fe y Taos en Nuevo

    Mxico, que haba comenzado a formarse desde el siglo XVI y que fue mejor conocido

    como el Camino a Tierra Adentro. La ruta principal tena unas cuantas bifurcaciones

    pero nunca se desviaban demasiado ni al oriente ni al occidente, dependiendo su

    conexin con los puertos de rutas indirectas que llegaban a Guadalajara, San Luis o la

    ciudad de Mxico. En este mapa no se contempla San Juan de los Lagos aunque s

    Lagos, por lo que es un hecho que en algn punto del camino debera haberse colocado

    la poblacin que estamos trabajando. Quiz sea una pequea omisin o quizs al igual

    que Guillermo Prieto los autores confundieron Lagos, con San Juan de los Lagos. 91

    Igualmente en el mapa de la intendencia de Guadalajara enviado al virrey Bucareli en

    1774 no se muestra la villa de San Juan de los Lagos92, lo que quiere decir que en ese

    momento no era considerada una poblacin importante, sin embargo, de nuevo puede

    inferirse que estaba dentro de la red de caminos principal. Por ltimo, tenemos un mapa

    de 181093 que indica las redes de caminos que comunicaban a San Luis Potos,

    Zacatecas y Aguascalientes y muestra a San Juan como un punto intermedio entre las

    comunicaciones de estas tres ciudades y por ende como un punto intermedio de la

    comunicacin entre Guadalajara, el centro, el Bajo y norte del pas. Este ltimo mapa

    ser el que servir de base para nuestro trabajo, pues es el ms detallado, pero le

    agregaremos adiciones tomadas del mapa incluido en el texto de Cramaussel. Los

    caminos tal como quedan establecidos en el mapa mencionado, no haban cambiado en

    la poca que nosotros estamos estudiando y aun en 1866 otro documento los muestra sin

    alteraciones visibles.

    91Cramaussel, El Camino Real a Tierra Adentro, 2006, p. 327.92Mapa de la Intendencia de Guadalajara en Real ordenanza para el establecimiento e instruccin de

    intendentes de ejrcito y provincia en el reino de la Nueva Espaa. 1786. (facsmil), 1984.93Mapa que ilustra los caminos que unan a San Juan de los Lagos con Aguascalientes y San Luis Potos(1810), en Cartografa histrica de la Nueva Galicia, 1984, p. 420

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    Debido a su posicin en la red de caminos, la zona tena un intenso trfico de

    arrieros, por lo que este movimiento mercantil fue de una vital importancia para el

    desarrollo econmico de Guadalajara94. Las villas situadas en la banda izquierda del ro

    Verde como Tepatitln, Arandas, San Miguel el Alto, Jalostotitln, San Juan y Lagos,

    abastecan a las minas de Zacatecas y Guanajuato, mientras que las poblaciones del otro

    lado del ro se mantuvieron ajenas al trfico mercantil95.

    Antes de comenzar el anlisis es necesario hacer notar que no necesariamente

    San Juan era un punto obligatorio de paso en todas las ocasiones, pues por ejemplo

    Zacatecas era alcanzable tanto para Mxico como para Guadalajara sin necesidad de

    tocar ese punto. Lo que s parece ser claro es que la ruta en la que se encuentra nuestro

    sitio de inters era en ese momento bastante concurrida.

    fig. 5. Caminos que unan a San Juan de los Lagos con Aguascalientes, Guadalajara,San Luis Potos y Zacatecas. (1810).

    Cartografa histrica de la Nueva Galicia, 1984, p. 420

    94Olveda,Con el Jess en la boca. Los bandidos en los Altos de Jalisco , 2003, pp. 26 y 27.95Olveda,Con el Jess en la boca. Los bandidos en los Altos de Jalisco , 2003, p. 26.

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    Fig. 6. Detalle de caminos del centro de Mxico de una carta de la Repblica Mexicana (1866)96.En el se puede observar que no hay diferencias con respecto a las vas ilustradas en el de 1810.Carta general de la Repblica Mexicana que marca los caminos ferroviarios , 1866, disponible en

    http://www.agn.gob.mx/guiageneral/Imagenes/index1.php?CodigoReferencia=MX09017AGNCL01SB01FO178MAPILUUS3761&Tipo=H

    Convirtindolo en un grafo tendramos que los puntos son:

    C1: Zacatecas.

    C2: Aguascalientes.Len

    C3: San Juan.

    C4: Lagos.

    C5: San Luis Potos.

    C6: Len.

    C7: Camino a Nuevo Mxico.

    C8: Camino a Saltillo y Maz