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NAVIDAD y la novedad DEL MENSAJE DE JESÚS PLATAFORMA formación de DICIEMBRE 2019 05 Esta fiesta del nacimiento de Je - sús, “NAVIDAD” que celebramos los cristianos con gran gozo y alegría y con gratitud. Es el gran Misterio, el misterio más grande del cristianismo, que creemos, es como la médula del cristianismo, lo creemos porque nos fiamos de su Palabra. En Jesús Dios se ha unido y enraizado en la condición humana. Jesús, un ser humano, que nació, vivió y murió en Palestina del siglo I, que conocemos por la historia co- mo a otros personajes de su tiempo y que por la fe sabemos que en él se nos manifiesta Dios para anun- ciar un mensaje de salvación a la humanidad, que se nos revela, nos da a conocer y nos explica lo trans- cendente, en él hemos conocido a Dios, el que nadie ha visto jamás (Jn 1,18), de forma de que en un ser humano es donde encontramos a Dios. Y así en el obrar y decir de Je- sús vemos a Dios y esto nos basta. Nosotros andamos buscando un sentido a nuestras vidas, queremos ir al fondo de la vida en busca de la raíz de su sentido y encontramos en el proyecto de Jesús una luz que nos ilumina en nuestra cami - nar por la tierra y a dar un sentido a nuestras vidas y queremos moldear nuestra humanidad con los senti - mientos, deseos y proyectos que inspiraron a Jesús, con las palabras y acciones que él nos legó, porque nos parece que es la mejor forma de hacernos y realizarnos como personas y llevar nuestra humani - zación a su plenitud.. Nos interesa su nacimiento, la vida de Jesús en su momento inicial, el “GRAN MISTERIO” pero no se ago- ta en ese momento ni se reduce a esta fiesta que los cristianos cele - bramos. Es un proyecto, un estilo de vida, que nos parece que es la forma más humanizadora y libera- dora de hacer nuestra vida. VAMOS A DAR UNAS CUANTAS PINCELADAS SOBRE EL ESPÍRITU DE JESÚS, QUÉ PARA NOSOTROS, LOS CRISTIANOS ES DIOS Y HOMBRE. ¿DÓNDE ESTÁ LA NOVEDAD QUE JESUCRISTO NOS TRAJO CON SU HUMANIZACIÓN? Toda la novedad del mensaje del cristianismo consiste en el manda- miento nuevo de Cristo. Cuando los Escribas y Fariseos le preguntaron a Jesús. ¿Cuál es el mandamiento ma- yor de la Ley? Jesús le dijo: “Amarás al Señor con todo tu corazón, con tu alma y con todo tu ser. Este es el mandamiento mayor de todos y el primero de todos. Pero el segundo es semejante, igual a este: Amarás al prójimo como a ti mismo”. Y nos preguntamos: ¿Dónde está la no - vedad? Porque de todo esto ya se hablaba en el Antiguo Testamento: de amar a Dios y al prójimo.

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NAVIDAD y la novedad DEL MENSAJE DE JESÚS

PLATAFORMAformaciónde

DICIEMBRE 2019 05

Esta fiesta del nacimiento de Je-sús, “NAVIDAD” que celebramos los cristianos con gran gozo y alegría y con gratitud. Es el gran Misterio, el misterio más grande del cristianismo, que creemos, es como la médula del cristianismo, lo creemos porque nos fiamos de su Palabra. En Jesús Dios se ha unido y enraizado en la condición humana.

Jesús, un ser humano, que nació, vivió y murió en Palestina del siglo I, que conocemos por la historia co-mo a otros personajes de su tiempo y que por la fe sabemos que en él se nos manifiesta Dios para anun-ciar un mensaje de salvación a la humanidad, que se nos revela, nos da a conocer y nos explica lo trans-cendente, en él hemos conocido a Dios, el que nadie ha visto jamás (Jn 1,18), de forma de que en un ser humano es donde encontramos a Dios. Y así en el obrar y decir de Je-sús vemos a Dios y esto nos basta.

Nosotros andamos buscando un sentido a nuestras vidas, queremos ir al fondo de la vida en busca de la raíz de su sentido y encontramos en el proyecto de Jesús una luz que nos ilumina en nuestra cami-nar por la tierra y a dar un sentido a nuestras vidas y queremos moldear

nuestra humanidad con los senti-mientos, deseos y proyectos que inspiraron a Jesús, con las palabras y acciones que él nos legó, porque nos parece que es la mejor forma de hacernos y realizarnos como personas y llevar nuestra humani-zación a su plenitud..

Nos interesa su nacimiento, la vida de Jesús en su momento inicial, el “GRAN MISTERIO” pero no se ago-ta en ese momento ni se reduce a esta fiesta que los cristianos cele-bramos. Es un proyecto, un estilo de vida, que nos parece que es la forma más humanizadora y libera-dora de hacer nuestra vida.

VAMOS A DAR UNAS CUANTAS PINCELADAS SOBRE EL ESPÍRITU DE JESÚS, QUÉ PARA NOSOTROS, LOS CRISTIANOS ES DIOS Y HOMBRE.

¿DÓNDE ESTÁ LA NOVEDAD QUE JESUCRISTO NOS TRAJO CON SU HUMANIZACIÓN?

Toda la novedad del mensaje del cristianismo consiste en el manda-miento nuevo de Cristo. Cuando los Escribas y Fariseos le preguntaron a Jesús. ¿Cuál es el mandamiento ma-yor de la Ley? Jesús le dijo: “Amarás al Señor con todo tu corazón, con tu alma y con todo tu ser. Este es el

mandamiento mayor de todos y el primero de todos. Pero el segundo es semejante, igual a este: Amarás al prójimo como a ti mismo”. Y nos preguntamos: ¿Dónde está la no-vedad? Porque de todo esto ya se hablaba en el Antiguo Testamento: de amar a Dios y al prójimo.

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La novedad está en esa palabra que casi no se nota: igual. El amor a Dios es semejante al amor al pró-jimo y ¿esto desde cuándo? Desde el momento en que Dios se hizo hombre en la encarnación, desde que Dios toma nuestra condición humana con todo lo que lleva con-sigo, se hizo hombre y sigue siendo hombre. Los dos mandamientos ya no son dos, sino uno solo, el mis-mo mandamiento, como una única moneda con dos caras, Dios está en el prójimo: “Todo lo que hagáis a cualquiera de estos hermanos míos a mí me lo hacéis”. En esta fraternidad estamos tan cerca de Dios como lo estamos de nuestro vecino. No estamos cerca de Dios si no estamos cerca de los demás, porque Dios es tu vecino al alcance

de tu mano, al alcance de tu amor. Las relaciones humanas, cogen una nueva dimensión, es donde tenemos la cita con Dios, donde damos respuesta a Dios afirmativa o negativa con nuestra actitud. La persona indigente es el lugar de Dios para el mundo.

Puedo relacionarme con Dios lo mismo que con el vecino, puedo visitarle, escribirle una carta. Todo lo que muchas veces hemos sen-tido no poder hacer por Dios; me hubiera gustado ser María Mag-dalena, Simón de Cirene, puedo hacerlo con mi vecino y en último día me dirá: “Tú me has dirigido una sonrisa, me has lavado la ropa, estuviste a mi lado, me ayudaste a buscar vivienda, etc

Diocesana deSantiago de Compostela

LA HUMANIDAD DE JESUS ES NUESTRO PUNTO DE REFERENCIA

Los cristianos tenemos como pun-to de referencia para hacer nuestra vida la humanidad de Jesús, tene-mos que empezar por conocerle, si no lo conocemos difícilmente po-dremos imitarle: su estilo de vida es donde nos inspiramos para hacer la nuestra, por eso nos pregunta-mos ¿cómo entendió él la vida?, ¿qué es lo que defendió?, que es lo que rechazó?, pues queremos ser hombres y mujeres que viven de su Palabra, se presenta no solo como indicador del camino sino como el camino mismo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Vemos en él una visión plena, humanizadora, li-beradora del ser humano, por eso lo seguimos

Tenemos que tener presente que el centro, el corazón del mensaje de Jesús, la razón de toda su actua-ción, la pasión que alienta su vida entera es construir un mundo más humano, más digno, más fraterno, más solidario, empezando por los últimos. Y toda su vida fue una lu-cha por erradicar al ser humano del sufrimiento y de todo aquello que le daña o deshumaniza.

Donde está Jesús hay amor a la vida, interés por los que sufren, pasión por liberar a las gentes de todo lo que les impide vivir con dig-nidad, liberar al ser humano de lo que le hace daño, le deshumaniza y abrir un horizonte de esperanza a los pobres

Seguir el estilo de vida de Jesús supone vivir una determinada es-piritualidad que exige vivir con el mismo espíritu de servicio fraterno con el que vivió Jesús, entregar-nos confiadamente al Dios Padre bondadoso y generoso y asumir la causa de la humanización de la sociedad

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JESÚS COLOCÓ LA PERSONA, HIJO DE DIOS EN EL CENTRO DE SU MENSAJE

Para Jesús la persona es lo más importante del planeta tierra, fue lo que siempre defendió, la dignidad de la persona y la defensa de la vida humana, pone la persona en el centro de su mensaje, su mensaje es radical en favor del ser humano, ningún líder religioso llegó a esto y además él fue capaz llevarlo hasta el final, hasta las últimas conse-cuencias, nada menos que hasta la cruz. pero, además, añade un plus de sublimidad, pues, dentro de las personas elige a los pobres, a los marginados a los que da preferen-cia, es impresionante, porque por una vez en la historia de la huma-nidad, se defiende, se exalta a los excluidos, a los que sufren, a los perseguidos, a los débiles. Y no so-lo se le exalta, sino que los pone en primera fila, ellos son los escogidos por Dios que busca a los suyos no entre los triunfadores, sino entre los olvidados a los que la sociedad dejó al margen y rechaza. Y esta de-fensa y dignificacion lo llevó hasta el inevitable el enfrentamiento con los enemigos de la vida.

TODA SU VIDA FUE EN FUNCIÓN CON LOS DEMÁS

Toda la vida de Jesucristo fue una continua donación generosa a los demás. Ya su encarnación significó un gesto de entrega total. Y sus gestos fueron gestos liberadores que curaban y ayudaban a descu-brir nuevos horizontes y salvaban a los que entraban en contacto con Él. Toda una vida fue en función de los demás. Los seguidores de Je-sús, si de verdad queremos imitarle, deben ofrecer su vida en favor de los demás. Sin entrega generosa hacia los demás no hay cristianis-mo posible. La iglesia si quiere ser fiel a Jesús, debe ser también si-nónimo de vida en función de los

demás, como la de Jesús que se entregó sin reserva a los enfermos, a los pobres y abandonados a los más rechazados por la sociedad de su tiempo.

¿DÓNDE JESÚS ENCONTRÓ A DIOS?

Si Jesús es nuestro punto de re-ferencia, tenemos que buscar a Dios donde Jesús, que es nuestro modelo, lo encontró. Y Jesús en-contró a Dios entre los marginados, leprosos, entre aquellos que otros rechazaban por ser pecadores, pe-

ro también en un centurión romano y una mujer cananea que algunos que se creían piadosos y justos acusaban de no tener fe.

Ciertamente que a través del culto, de la oración, de los sacramentos, de la ciencia, de la creación, etc podemos acceder a Dios, pero el lugar privilegiado de acceso a Dios-así nos lo reveló Jesús-el Dios hecho hombre, se identificó en el capítulo 25 del Evangelio de San Mateo, con el padece hambre, sed, desnudez, enfermedad,, etc.

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víctimas de la historia. Una vida en-tendida así se traduce en respeto, tolerancia, estima, dignidad para to-dos, unión entre todos, solidaridad con todos y felicidad compartida.

¿A DÓNDE NOS LLEVA VIVIR EL AMOR DE DIOS COMO LO VIVIÓ JESÚS?

Vivir el amor de Dios como lo vivió Jesús nos lleva a abrirnos a los de-más, a aliviar y curar heridas con compasión y curarlas con solida-ridad. Abrir nuestros ojos para ver las miserias del mundo.

Nos dice el Vaticano II que si que-remos vivir con el mismo espíritu de Jesús debemos actuar como “servidores y promotores de hu-manidad” haciendo todo lo posible por construir relaciones fraternas porque todos somos hijos de un mismo Padre y debemos asumir al otro como hermano, que signi-fica hacerlo próximo a nosotros y caminar con él.

La Navidad entendida así, man-teniendo el espíritu primitivo que tuvo, pero implica muchas cosas más que en esta fiesta celebramos. Porque Jesús de Nazaret es vida, libertad, amor, justicia, opción por los pobres, fraternidad universal, exigencia solidaria y compromiso universal, Dios cercano y amigo nuestro, etc

Diocesana deSantiago de Compostela

Consecuentemente, sabemos que si accedemos a Dios por este ca-mino lo encontramos siempre, no es el único camino pero sí el cami-no privilegiado Busquemos a Dios donde el mismo dijo que estaba: siempre al lado del necesitado, al lado del que nos necesita : Ni el egoísmo individualista de quién se busca solamente a sí mismo

ni el espiritualismo de quién pre-tende encontrar a Dios al margen del prójimo son caminos de sali-da. Busquemos a Dios a través del prójimo. Solo puede orar como hijo quién trata al otro como hermano. En el amor generoso y gratuito, ahí siempre está Dios porque Él mismo es AMOR ABSOLUTO.

Si Jesús es nuestro punto de refe-rencia, nos marca el camino de

nuestra humanización por-que el proyecto de vida que

nos trazó consiste en no querer estar nunca so-bre los demás, dominar o someter a los demás,

especialmente con los últimos con los que están

más abajo y son por eso las

Jesús García Vázquez, Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana de Santiago de Compostela

¡Felices fiestas de

navidad!

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PASAJES DE LA CARTA APOSTÓLICA Admirabile signum DEL PAPA FRANCISCO SOBRE EL SIGNIFICADO Y EL VALOR DEL BELÉN

transmiten esta alegre tradición, que contiene en sí una rica espiri-tualidad popular. Espero que esta práctica nunca se debilite; es más, confío en que, allí donde hubiera caído en desuso, sea descubierta de nuevo y revitalizada”.

“El Hijo de Dios, viniendo a este mundo, encuentra sitio donde los animales van a comer. El heno se convierte en el primer lecho para Aquel que se revelará como «el pan bajado del cielo» (Jn 6,41). Un sim-bolismo que ya san Agustín, junto con otros Padres, había captado cuando escribía: «Puesto en el pesebre, se convirtió en alimento para nosotros» (Serm. 189,4). En realidad, el belén contiene diversos misterios de la vida de Jesús y nos los hace sentir cercanos a nuestra vida cotidiana”.

(…)“¿Por qué el belén suscita tan -to asombro y nos conmueve? En primer lugar, porque manifiesta la ternura de Dios. Él, el Creador del universo, se abaja a nuestra pequeñez. El don de la vida, siem-pre misterioso para nosotros, nos cautiva aún más viendo que Aquel que nació de María es la fuente y protección de cada vida. En Jesús, el Padre nos ha dado un hermano que viene a buscarnos cuando es-tamos desorientados y perdemos el rumbo; un amigo fiel que siem-pre está cerca de nosotros; nos ha dado a su Hijo que nos perdona y nos levanta del pecado.

La preparación del pesebre en nuestras casas nos ayuda a revi-vir la historia que ocurrió en Be-lén. Naturalmente, los evangelios son siempre la fuente que permite conocer y meditar aquel aconte-cimiento; sin embargo, su repre-sentación en el belén nos ayuda a imaginar las escenas, estimula los afectos, invita a sentirnos implica-dos en la historia de la salvación, contemporáneos del acontecimien-to que se hace vivo y actual en los más diversos contextos históricos y culturales.

De modo particular, el pesebre es desde su origen franciscano una invitación a “sentir”, a “tocar” la pobreza que el Hijo de Dios eligió para sí mismo en su encarnación. Y así, es implícitamente una llamada a seguirlo en el camino de la humil-dad, de la pobreza, del despojo, que desde la gruta de Belén conduce hasta la Cruz. Es una llamada a encontrarlo y servirlo con miseri-cordia en los hermanos y hermanas más necesitados (cf. Mt 25,31-46).

“El hermoso signo del pesebre, tan estimado por el pueblo cristiano, causa siempre asombro y admira-ción. La representación del aconte-cimiento del nacimiento de Jesús equivale a anunciar el misterio de la encarnación del Hijo de Dios con sencillez y alegría”, señala el Papa Francisco en su carta apostólica en la que hace referencia al signi-ficado y el valor del Belén.

En nuestra Plataforma de Forma-ción recogemos determinados pa-sajes de la carta de papa Francisco con la que nos alienta a la hermo-sa “tradición de nuestras familias que en los días previos a la Navidad preparan el belén, como también la costumbre de ponerlo en los lu-gares de trabajo, en las escuelas, en los hospitales, en las cárceles, en las plazas”. Insiste en que “es realmente un ejercicio de fantasía creativa, que utiliza los materiales más dispares para crear pequeñas obras maestras llenas de belleza. Se aprende desde niños: cuando papá y mamá, junto a los abuelos,

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Diocesana deSantiago de Compostela

Me gustaría ahora repasar los diver-sos signos del belén para compren-der el significado que llevan consi-go. En primer lugar, representamos el contexto del cielo estrellado en la oscuridad y el silencio de la noche. Lo hacemos así, no sólo por fideli-dad a los relatos evangélicos, sino también por el significado que tiene. Pensemos en cuántas veces la no-che envuelve nuestras vidas. Pues bien, incluso en esos instantes, Dios no nos deja solos, sino que se hace presente para responder a las pre-guntas decisivas sobre el sentido de nuestra existencia: ¿Quién soy yo? ¿De dónde vengo? ¿Por qué nací en este momento? ¿Por qué amo? ¿Por qué sufro? ¿Por qué moriré? Para responder a estas preguntas, Dios se hizo hombre. Su cercanía trae luz donde hay oscuridad e ilumina a cuantos atraviesan las tinieblas del sufrimiento (cf. Lc 1,79).”

(…)“¡Cuánta emoción debería acom-pañarnos mientras colocamos en el belén las montañas, los riachue-los, las ovejas y los pastores! De esta manera recordamos, como lo habían anunciado los profetas,

que toda la creación participa en la fiesta de la venida del Mesías. Los ángeles y la estrella son la señal de que también nosotros estamos lla-mados a ponernos en camino para llegar a la gruta y adorar al Señor”.

(…) “A diferencia de tanta gente que pretende hacer otras mil cosas, los pastores se convierten en los primeros testigos de lo esencial, es decir, de la salvación que se les ofrece. Son los más humildes y los más pobres quienes saben acoger el acontecimiento de la encarna-ción. A Dios que viene a nuestro encuentro en el Niño Jesús, los pas-tores responden poniéndose en ca-mino hacia Él, para un encuentro de amor y de agradable asombro. Este encuentro entre Dios y sus hijos, gracias a Jesús, es el que da vida precisamente a nuestra religión y constituye su singular belleza, y resplandece de una manera parti-cular en el pesebre”.

(…)“Los pobres y los sencillos en el Na-cimiento recuerdan que Dios se ha-ce hombre para aquellos que más

sienten la necesidad de su amor y piden su cercanía. Jesús, «manso y humilde de corazón» (Mt 11,29), nació pobre, llevó una vida sencilla para enseñarnos a comprender lo esencial y a vivir de ello. Desde el belén emerge claramente el men-saje de que no podemos dejarnos engañar por la riqueza y por tantas propuestas efímeras de felicidad. El palacio de Herodes está al fon-do, cerrado, sordo al anuncio de alegría. Al nacer en el pesebre, Dios mismo inicia la única revolu-ción verdadera que da esperanza y dignidad a los desheredados, a los marginados: la revolución del amor, la revolución de la ternura. Desde el belén, Jesús proclama, con manso poder, la llamada a compartir con los últimos el camino hacia un mun-do más humano y fraterno, donde nadie sea excluido ni marginado”.

(…)“El corazón del pesebre comienza a palpitar cuando, en Navidad, co-locamos la imagen del Niño Jesús. Dios se presenta así, en un niño, para ser recibido en nuestros bra-zos. En la debilidad y en la fragilidad esconde su poder que todo lo crea y transforma. Parece imposible, pero es así: en Jesús, Dios ha sido un niño y en esta condición ha querido revelar la grandeza de su amor, que se manifiesta en la sonrisa y en el tender sus manos hacia todos”.

(…)“Contemplando esta escena en el belén, estamos llamados a reflexio-nar sobre la responsabilidad que cada cristiano tiene de ser evangeli-zador. Cada uno de nosotros se ha-ce portador de la Buena Noticia con los que encuentra, testimoniando con acciones concretas de mise-ricordia la alegría de haber encon-trado a Jesús y su amor”.

(…) FRANCISCODado en Greccio, en el Santuario del Pesebre, 1 de diciembre de 2019.

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TODOS TENEMOS un ángel, especialmente EN NAVIDAD

¿Quién no ha sentido alguna vez cerca a alguien especial, alguien que en un momento difícil o muy importante de su vida le ha hecho sentir comprendido, acompañado o, simplemente, escuchado?

Seguramente nos habremos sen-tido confortados, comprendidos y hasta más queridos.

Todos hemos tenido un ángel, ese alguien que nos ha hecho sentir el corazón ensanchado, lleno de esperanza. Alguien que nos ha he-cho sonreír, que ha hecho brotar en nuestro corazón el agradecimiento y ha conseguido traspasar nuestros límites y fronteras.

Piénsalo bien, trata de recordar… De alguna forma, todos hemos te-nido la experiencia de ese ángel invisible que pasa a nuestro lado sin esperar nada a cambio y que nos ha sacado de nuestra soledad más profunda para conectarnos con el mundo y con la vida. Tal vez has pensado que era algo mági-co, un milagro, una casualidad o simplemente, el destino.

Pero, aunque no lo creas, tú tam-bién llevas dentro ese ángel capaz de conmoverse y sentir el dolor y el sufrimiento de los demás, el que te hace sentir el impulso de consolar o dar un abrazo, de sentir ternura ante lo pequeño y frágil. Tú

también puedes ser mensajero o mensajera de buenas noticias, de esperanza y de ternura, con tu forma de ser y estar en el mundo, con tu presencia y con tu gesto.

Invitados a nacer de nuevo

Es tiempo de adviento, tiempo de preparación para acoger el anun-cio de la buena noticia, la de todos los ángeles que caminan la histo-ria de la humanidad sembrando brotes y semillas de cuidado y de consuelo, aquellos que permiten sostener la vida a pesar del dolor, las injusticias y la muerte.

Es tiempo de conversión que nos lleva a celebrar la Navidad, el na-cimiento del amor hecho ser hu-mano, encarnado en Jesús, Dios mismo que nace hombre para compartir nuestro camino y reo-rientar nuestro destino con la li-beración de la muerte.

Dios que se hace hijo, vulnerable y frágil para compartir nuestras búsquedas y deseos, el anhelo profundo de encontrar el sentido a la vida, el sentido de la felicidad sobre este mundo.

Dios nace y se hace uno de tan-tos para compartir nuestra hu-manidad y para enseñarnos a acoger el don de Dios presente en cada uno.

Nacer de nuevo nos permite em-pezar, estrenar la mirada y el oí-do, desafiar la costumbre que nos hace acomodarnos en nuestras zonas de confort.

Todos tenemosun ángel,

especialmenteen Navidad

Tu también puedes ser un ángel.

Dona en caritas.es

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Diocesana deSantiago de Compostela

«La costumbre nos seduce y nos dice que no tiene sentido tratar de cambiar algo, que no podemos hacer nada frente a esta situación, que siempre ha sido así y que, sin embargo, sobrevivimos. A causa de ese acostumbrarnos ya no nos enfrentamos al mal y permitimos que las cosas sean lo que son, o lo que algunos han decidido que sean. Pero dejemos que el Señor venga a despertarnos (…). Desa-fiemos la costumbre, abramos bien los ojos y los oídos, y sobre todo el corazón, para dejarnos descolocar por lo que sucede a nuestro alrededor y por el grito de la palabra viva y eficaz del Resu-citado» (Papa Francisco, Gaudete et exsultate, 137).

• ¿Qué signos de vida nueva podemos sembrar en este tiempo de Adviento y Na-vidad? ¿A nivel personal, como grupo/comunidad, equipo de Cáritas?

• ¿Qué necesitamos ver con ojos nuevos de la realidad que nos rodea? ¿Qué nece-sitamos sentir ante el abu-so y explotación de nuestra Madre Tierra, ante el dolor de tantas personas que bus-can paz, una vivienda, una oportunidad para acceder a los mismos derechos que tenemos otros?

• Todos podemos ser ángeles que se movilizan para proteger, servir, amar y defender la dignidad de los más pobres y vulne-rables, de todos aquellos que nacen en los pesebres olvidados en todos los rincones del mundo y de nuestros hogares, de la parroquia, del barrio, del pueblo o ciudad.

• Ángeles y profetas anuncian lo que ven y oyen, lo que intuyen en el corazón. ¿Cómo podemos ser profetas de esperanza en nuestra Iglesia, en nuestra sociedad?

Dios nace entre los más pobres, los que viven en los márgenes de los caminos, y los elige para mostrar-nos que la verdadera fraternidad es la que teje redes entre unos y otros, nos vincula como hermanos y hermanas desde lo más débil que habita en cada uno, conectándonos

El equipo de Cáritas, el grupo o comunidad, ¿es un equipo profético en su ser y en su hacer, que desde el encuentro con Jesús se convierte en Buena Noticia para los demás? ¿Cómo?Equipo de Animación Comunitaria y Voluntariado

con la esencia que somos y con to-da la Creación.

Estas personas frágiles y vulnera-bles, excluidas de todos los modelos sociales que han recorrido la histo-ria, son los ángeles preferidos de Dios para anunciar la salvación, para hacernos acogedores y sensibles al amor que transforma el corazón. Só-lo desde aquí vamos a ser capaces de transformar hábitos, costumbres y estructuras sociales que sostienen modelos de vida que deshumanizan.

En este tiempo de Navidad, estamos invitados a ser mensajeros de paz, de escucha, de sonrisa, de mirada compasiva, a regalar gestos senci-llos que van a brotar de nuestra sen-sibilidad y humanidad que no puede pasar de largo ante toda clase de injusticia.