Dick, Philip K. - La Jugada

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LA JUGADALA JUGADALTLibros Tauro Philip K. DickMientras rodaba una barrica de agua de doscientos litros desde el canal hasta su huerto de patatas, Bob Turk oy el rugido, dirigi una ojeada a la colina del cielo marciano de media tarde, y vio la gran nave interplanetaria azul.Agit la mano en excitado saludo, luego ley las palabras pintadas en el costado de la nave, y su alegra se mezcl con inquietud. Porque aquel gran casco cncavo, que descenda ahora para aterrizar, era una astronave de carnaval, una nave venida hasta aquella regin, hasta el cuarto planeta, para hacer negocio.La inscripcin que llevaba rezaba as:LA EMPRESA DE DIVERSIONES ESTRELLAS FUGACES PRESENTA:FENMENOS, MAGIA, TERRORFICOS ENGENDROS,Y MUJERES!Y la palabra final haba sido pintada en letras mayores.Ser mejor que vaya a decrselo al consejo de la colonia, pens Turk. Dej su barrica de agua y trot hacia la zona de tiendas, jadeando mientras sus pulmones se esforzaban por absorber el aire dbil y enrarecido de aquel mundo antinatural, apenas colonizado.La ltima vez que haba llegado una feria a su zona les haban robado la mayor parte de las cosechas aceptadas en trueque por sus hombres no dando a cambio ms que una brazada de intiles figurillas de yeso. Eso no volvera a suceder. Y sin embargo...Sin embargo, senta en s la comezn, la necesidad, de ser entretenido. Y todos ellos se sentan del mismo modo; la colonia anhelaba lo raro, lo extravagante y singular. Desde luego aquellos hombres lo saban, y se aprovechaban de eso para su hurto. Si solamente pudiramos mantener clara la cabeza, pens Turk, trocar el sobrante de los alimentos y fibras de vestir, pero no lo que necesitamos nosotros... no convertirnos en algo as como una partida de chiquillos... Pero la vida en el mundo de la colonia era montona. Acarrear agua, combatir a los bichos, reparar vallas, reparar incesantemente la semiautnoma maquinaria robot agrcola que les sustentaba... no era bastante, aquello no tena emocin alguna, ninguna solemnidad.Eh! llam al llegar al terreno de Vince Guest, que se hallaba sentado sobre su arado de un solo cilindro, llave inglesa en mano. Oyes el barullo? Compaa...! Ms funciones, como el ao pasado; recuerdas?Lo recuerdo respondi Vince sin levantar la vista. Se llevaron todas las calabazas. Al diablo con los espectculos ambulantes! Y su rostro se ensombreci.Esta es una compaa diferente explic Turk, detenindose. Nunca los vi antes; tienen una nave azul, y parece como si hubieran estado en todas partes. Sabes lo que vamos a hacer? Recuerdas nuestro plan?Algo respondi Vince, entornando la rosca de su llave inglesa.El talento es el talento parlote Turk, tratando de convencer no solo a Vince sino a s mismo. Fred es ingenioso; su talento es autntico, quiero decir, lo hemos experimentado un milln de veces... Por qu no lo empleamos contra esa feria del ao pasado? Jams lo sabr. Pero ahora estamos organizados... preparados.Levantando su mano, Vince dijo:Sabes t lo que ese estpido va a hacer? Se unir a la feria; se marchar con ellos y emplear su talento para su provecho..., no podemos fiarnos de l.Pues yo s repuso Turk, apresurndose a ir hacia los edificios de la colonia, las polvorientas y erosionadas estructuras grises que estaban directamente enfrente. Poda ver ya a su presidente del consejo, Hogland Rae, atareado en su almacn; Hoagland alquilaba materiales e instrumentos de segunda mano a los miembros de la colonia, y todos dependan de l. Sin los utensilios de Hoagland no habra oveja esquilada, ni borrego con la cola cortada. No era, pues, de extraar que Hoagland se hubiera convertido en su dirigente poltico, a la par que econmico.Saliendo de entre su amasijo de mercancas, Hoagland protegi sus ojos, se seco la hmeda frente con su pauelo plegado y salud a Bob Turk:Diferente compaa esta vez? su voz era muy baja.Eso es respondi Turk, latindole con fuerza el corazn. Y podemos atraparlos, Hoag! Si actuamos como es debido; quiero decir, una vez que Fred...Estarn recelosos manifest Hoagland pensativo. No cabe duda que otras colonias habrn empleado Psi para ganar. Pueden tener uno de esos... cmo se les llama...?, de esos individuos anti-Psi con ellos. Hizo una ademn mostrando su resignacin.Voy a decir a los padres de Fred que lo saquen de la escuela jade Bob Turk. Sera natural para los chicos el aparecer en seguida; que cierren la escuela esta tarde, y as Fred estar entre el grupo, entiendes lo que quiero decir? No debe parecer chusco, no a m, de todos modos. Ri con una risita tonta.Cierto convino Hoagland con dignidad. El chico Costner aparece de manera normal, o sea que estamos obligados. Ve a tocar la campana de los excedentes de recoleccin, para que esos carnavaleros vean que tenemos buena mercanca que ofrecer... quiero que vean todas esas manzanas y avellanas, coles y calabazas apiladas apunt al lugar. Y un minucioso inventario con tres copias, en mis manos, en una hora.Hoagland sac un puro, lo encendi y aadi:Adelante, pues.Bob Turk se march a cumplir con el encargo.Mientras andaban a travs de su pasto sur, entre las ovejas de cara negra que rumiaban la hierba dura y seca, Tony Costner dijo a su hijo:Crees que podrs apartelas con ellos? Si no, dilo. No tienes por qu hacerlo.Esforzndose, Fred Costner poda vislumbrar la feria a lo lejos, instalndose ante la astronave de afilada proa. Barracas resplandecientes de banderolas y gallardetes que bailaban al viento... y la msica registrada. O era un autntico rgano de vapor?Seguro murmur el chico. Puedo manejarlos; he estado practicando cada da desde que el seor Rae me lo dijo. Y para demostrarlo, paso rasando una roca que estaba enfrente de ellos, fue a gran velocidad en su direccin y luego se dej caer bruscamente en la hierba parda y seca. Una oveja mir con aire estpido y Fred ri.Un pequeo grupo de la colonia, incluyendo a los nios, haba aparecido ya entre las casetas que se estaban montando; Fred vio en pleno funcionamiento la mquina de los confites, oli el aroma de las rosetas de maz frindose, y contempl con deleite un gran racimo de globos llenados con helio, que portaba un enano grotescamente pintarrajeado y con ropa de vagabundo.Su padre dijo quedamente:Lo que debes buscar, Fred, es el juego que ofrece premios valiosos.Lo s respondi el muchacho, comenzando a escudriar las casetas. No tenemos necesidad de muecas hula-hula se dijo a s mismo, ni de botes de melaza.En alguna parte del carnaval se hallaban los verdaderos tesoros. Poda ser en el aparato tragamonedas o en la rueda giratoria o en la mesa de la lotera. Husmeaba e indagaba.Con voz dbil y forzada, su padre dijo:Hum, acaso tendr que dejarte, Freddy...Tony haba visto una de las plataformas de las muchachas y se haba vuelto hacia ellas, incapaz de despegar sus ojos de la escena. Una de las chicas se hallaba ya en ella... Pero entonces el ronroneo de un camin lo hizo volverse, y olvido a la muchacha ligera de ropa y de prominente pecho de la plataforma. El camin estaba trayendo los productos de la colonia, para ser trocados por entradas.Fred se dirigi hacia el camin, preguntndose cunto habra decidido ofrecer esta vez Hoagland Rae, despus de la espantosa paliza que haban recibido la vez anterior. Tena el aspecto de ser un gran trato y Fred sinti orgullo; la colonia tena plena confianza en sus habilidades.Seguramente percibi el inconfundible hedor de Psi.Emanaba de una caseta a su derecha, y se volvi al instante en aquella direccin. Esto era lo que la gente de la feria estaba protegiendo, este nico juego en el cual no crean poder permitirse perder. Era, lo vio, una caseta en la cual uno de los fenmenos actuaba como blanco. El fenmeno era un descabezado, el primero que jams viera, y Fred se detuvo atnito.El descabezado no tena cabeza en absoluto, y sus rganos sensoriales, sus ojos, nariz y orejas, haban emigrado a otras partes de su cuerpo en el perodo prenatal. Por ejemplo, su boca se abra en el centro de su pecho, y un ojo brillaba en cada hombro; el descabezado estaba deformado, ms no privado, y Fred sinti respeto por l. El descabezado poda ver, oler y or, tan bien como cualquiera. Ms que haba exactamente en el juego?En la caseta, el descabezado se hallaba en un cesto suspendido sobre una artesa con agua. Detrs del descabezado, Fred Costner vio un blanco y luego el montn de pelotas de bisbol, y comprendi en qu consista la jugada; si el blanco era alcanzado con una pelota, el descabezado se zambulla en la artesa con agua. Y era para impedirlo que la feria haba empleado sus poderes Psi; el hedor era all insoportable. No saba, sin embargo, de dnde proceda tal emanacin, si del descabezado o del operador, o de ambos, o de una tercera persona an no vista.El operador, una muchacha delgada con pantalones flojos, jersey y tenis, tendi una pelota a Fred.Dispuesto a jugar, capitn? le pregunt con sonrisa insinuante, como si estuviera absolutamente segura de que no podra jugar y ganar.Lo estoy pensando respondi Fred, al tiempo que escrutaba los premios.El descabezado lanz una risita y la boca situada en el pecho dijo:Lo est pensando..., lo dudo.Volvi a lanzar su risita y Fred se sonroj.Su padre lleg a su lado.Es a esto a lo que quieres jugar? pregunt.Casi al mismo tiempo apareci Hoagland Rae; los dos hombres flanquearon al chico, examinando los premios. Qu eran? Muecos, pens Fred; cuando menos tal era su aspecto. Las figuras, pequeas y vagamente masculinas, se hallaban dispuestas en hileras en varios estantes, a la izquierda de la encargada de la caseta. Por su vida que l no poda descubrir las razones de la feria para protegerlos, puesto que seguramente no tenan valor alguno. Se acerc ms, esforzndose para ver mejor...Apartndose hacia un lado, Hoagland Rae le dijo, preocupado:Pero aunque ganemos, Fred, qu conseguimos? Nada que podamos usar, slo esas figurillas de plstico. Ni siquiera podremos cambiar esos objetos a otras colonias.Pareca desilusionado.No creo que sean lo que parecen argument Fred, aunque todava no s lo que son. De todos modos, djeme probar, seor Rae; s que esta caseta es la principal...Y, al parecer, tambin crea lo mismo la gente de la feria.Bien, como te parezca dijo Hoagland Rae con pesimismo; cambi una mirada con el padre de Fred, y luego dio una palmadita alentadora en la espalda del chico. Adelante, muchacho dijo, hazlo lo mejor que puedas.El grupo, al que se haba unido ahora Bob Turk, volvi a la caseta donde se hallaba el descabezado con los brillantes ojos en sus hombros.Qu, se decidieron ya? pregunt la delgada muchacha de inexpresivo rostro, lanzando una pelota al aire y volviendo a recogerla.Ten dijo Hoagland, entregando a Fred un sobre que contena boletos cambiados por productos.Lo intentar dijo Fred a la muchacha delgada, tendiendo un boleto.La muchacha sonri, mostrando unos dientes pequeos y agudos.Lnzame a la artesa! grit el descabezado. Zamblleme y gana un valioso premio!Lanz otra risotada, casi con deleite.Aquella noche, en el taller que tena en la trastienda de su almacn, Hoagland Rae examinaba con una lupa de joyero en su ojo derecho una de las figurillas que el chico de Tony Costner haba ganado aquel da en la Feria de las Estrellas Fugaces.Quince de estas figurillas se hallaban alineadas contra la pared del taller de Hoagland. Este, abriendo con unas pinzas la parte trasera del mueco, vio en su interior un complicado alambrado.El chico tena razn dijo a Bob Turk, que se hallaba tras l, fumando con espasmdica agitacin un cigarrillo de tabaco sinttico. No es un mueco; est completamente guarnecido. Podra ser algn artilugio perteneciente a la ONU, y que ellos hubieran robado..., hasta podra ser una especie de micro-captador; ya sabes, uno de esos mecanismos especiales que el gobierno emplea para un milln de tareas, desde el espionaje hasta la reconstruccin mediante ciruga de los veteranos de guerra.En seguida, con todo cuidado, abri la frente de la figurilla.Ms alambrado, y partes en miniatura que hasta con la lupa eran extremadamente difciles de apreciar. Renunci; despus de todo, su habilidad se limitaba a las reparacin de mquinas segadoras y cosas por el estilo. Esto era demasiado para l. De nuevo se pregunt qu empleo exacto podra hacer la colonia de aquellos artilugios. Venderlos de nuevo a la ONU? Y, en el nterin, la feria haba recogido sus brtulos y se haba ido. No haba medio alguno de saber dnde se encontraban ahora.Acaso ande y hable sugiri Turk.Hoagland busc en la figurilla algn conmutador, pero no hall ninguno. Orden verbal?, se pregunt.Anda! grit, como esperando algn milagro.La figurilla permaneci inerte.Creo que hemos logrado algo aqu dijo a Turk. Pero... hizo un gesto. Ello llevar tiempo; hemos de tener paciencia...Acaso si llevaran una de las figurillas a la ciudad principal, pens, donde podan ser hallados los autnticos ingenieros profesionales, los peritos en electrnica y los restauradores de todo gnero... Pero prefera hacerlo todo por s mismo: desconfiaba de los habitantes de la gran zona urbana del planeta-colonia.De seguro que esa gente de la feria se quedara de una pieza si ganamos de nuevo dijo con una risita Bob Turk. Fred dijo que estaban ejerciendo su propio Psi todo el tiempo, y que le sorprendera completamente que...Tranquilzate respondi Hoagland.Haba hallado el suministro de energa de la figurilla; le quedaba ahora nicamente el trazar el circuito hasta llegar a una interrupcin, empalmando la cual podra poner en actividad el mecanismo; era..., o al menos lo pareca..., tan sencillo como eso.No tard en hallar la interrupcin del circuito. Un conmutador microscpico, simulado en la hebilla del cinturn de la figurita. Hoagland ajust el interruptor con sus pinzas de punta de aguja, puso de nuevo la figurilla sobre su banco de trabajo, y esper.La figurilla se agit, tendiendo una mano a una especia de bolsa que colgaba de su costado, y sacando de ella un minsculo tubito con el que apunt a Hoagland.Espera dijo Hoagland con voz apagada.Tras l, Turk lanz una especie de balido y corri para resguardarse. Mientras tanto algo dio un estampido sobre su cara, un haz luminoso que lo empuj hacia atrs; cerr los ojos y grito, asustado:Estamos siendo atacados!Pero no oy el sonido de su propia voz. Estaba gritando intilmente en una oscuridad infinita. A tientas logr salir afuera, implorante...La enfermera titular de la colonia estaba inclinada sobre Hoagland, sosteniendo un frasco de amonaco aplicado a sus fosas nasales. Quejndose, Hoagland logr levantar la cabeza y abrir los ojos. Se encontraba tendido en su taller, y en derredor suyo haba una hilera de colonos adultos, Bob Turk en primer lugar, y todos con expresiones de la mayor alarma.Esos muecos o lo que sean...! logr mascullar Hoagland. Nos atacaron; tengan cuidado. Se retorci, intentando ver la fila de muecos que haba colocado tan cuidadosamente contra la pared. Hice funcionar a uno prematuramente murmur. Lo puse en marcha completando el circuito, de modo que ya estamos al tanto de lo que pasa.Seguidamente pestae. Los muecos no estaban all.Fui a buscar a la seorita Beason explic Bob Turk, y al volver, haban desaparecido. Lo siento pareca excusarse como si fuera su culpa. Pero t fuiste herido; me preocupaba que acaso estuvieras muerto.Est bien dijo Hoagland, levantndose; le dola la cabeza y senta nuseas. Hiciste lo que debas. Ser mejor que venga aqu el chico Costner, y sepamos su opinin. Bueno, hemos sido atrapados..., metidos el segundo ao en un lo. Solo que esta vez peor. Esta vez, pensaba, hemos de ganar. Salimos mejor librados el ao pasado, perdiendo.Tena el indicio de un verdadero presentimiento.Cuatro das despus, en ocasin de hallarse Tony Costner cavando su huerto, un brusco remover en el terreno lo hizo detenerse unos instantes en su tarea. Alcanz su horquilla silenciosamente, pensando: es una ardilla terrera que ando ah abajo comiendo las races. La atrapar. Alz la horquilla y, al agitarse la tierra una vez ms, clav salvajemente y con hondura las puntas del instrumento.Algo bajo la superficie chill de dolor y miedo. Tony Costner tom una pala y excav el suelo. Apareci un tnel subterrneo y en l, agonizando una masa de piel estremecida y palpitante tal como por larga experiencia lo haba previsto yaca una ardilla marciana, con los ojos vidriosos por la prxima muerte, la boca abierta mostrando los agudos dientes y las garras tendidas con desespero. Remat compasivamente al animal y luego se inclin para examinarlo. Porque algo extrao haba captado su vista: un destello metlico.La ardilla marciana llevaba un arns.Era un arns artificial, desde luego, encajado en torno a su cuello. Unos alambres casi invisibles, tenues como cabellos, surgan del arns y desaparecan en la piel de la ardilla, cerca del pericrneo.Dios! exclam Tony Costner, alzando a la ardilla y quedndose sumido en vana ansiedad, preguntndose qu hacer. En seguida relacion aquello con los muecos de la feria; ellos se haban ido y haban dejado esto, hecho esto... la colonia, tal como lo dijera Hoagland, estaba siendo atacada.Se pregunt qu habra hecho la ardilla de no haberla matado l.La ardilla haba estado ejecutando algo. Abriendo un tnel hacia... su madriguera.Ms tarde se encontraba con Hoagland Rae en el taller de ste; Rae haba abierto con cuidado el arns inspeccionando su interior.Un transmisor dijo, respirando ruidosamente, como si le hubiera vuelto el asma de su niez. De corto alcance, acaso media milla. La ardilla estaba dirigida por l, y quizs retransmita una seal indicando dnde estaba y lo que estaba haciendo. Los electrodos del cerebro probablemente conectan con zonas del gusto y dolor... de este modo poda ser controlada. Lanz una ojeada a Tony Costner. Te gustara llevar un arns como este contigo?En absoluto respondi Tony, estremecindose.Lo que deseaba era volver al instante a la Tierra, por muy superpoblada que estuviera; anhelaba la presin de la muchedumbre, los olores y sonidos de los grandes grupos de hombres y mujeres movindose a lo largo de las duras aceras, entre las luces. En un destello le asalt el pensamiento de que nunca haba disfrutado realmente all en Marte. Demasiado solitario. Comet un error, se dijo. Mi mujer fue la que me hizo venir aqu.Pero era ya demasiado tarde para pensar ahora en ello.Creo dijo secamente Hoagland que ser mejor notificarlo a la polica militar de la ONU. Fue con pasos arrastrados al telfono de pared, lo descolg y marc el nmero de urgencia, mientras deca a Tony, a medias excusndose y a medias con enojo:No puedo tomar la responsabilidad de manejar esto, Costner; es demasiado difcil.Es mi culpa tambin dijo Tony. Cuando vi aquella muchacha, se estaba quitando la parte superior de su ropa y... Despacho de seguridad regional de la ONU se oy a travs del telfono, lo bastante alto para que Tony Costner tambin lo escuchara.Estamos en un apuro dijo Hoagland, explicando a continuacin lo de la nave de diversiones de la empresa de las Estrellas Fugaces, y lo que haba sucedido. Mientras hablaba se secaba la sudorosa frente con su pauelo; tena un aspecto envejecido y cansado, como si tuviera muchsima necesidad de descanso.Una hora despus, la polica militar aterriz en medio de la nica calle de la colonia. Un oficial uniformado de la ONU, de mediana edad, y con una cartera de mano, sali del aparato, mir en derredor a la amarilla luz del atardecer y repar en el grupo, a cuyo frente se hallaba situado preferentemente Hoagland Rae.Es usted el general Mozart? dijo Rae, tanteando y tendindole la mano.En efecto dijo el corpulento oficial, al par que estrechaba brevemente la mano tendida. Puedo ver de qu se trata? aadi, pareciendo un tanto desdeoso por la mugrienta poblacin de la colonia. Hoaglando lo sinti agudamente, y retoaron su sensacin de fracaso y depresin.Desde luego, general respondi, abriendo el camino a su almacn y al taller de la trastienda.Tras haber examinado a la ardilla marciana muerta, con sus electrodos y arns, el general Mozart dijo:Puede usted haber obtenido artefactos que ellos no desearan ceder, seor Rae. Su destino final no era probablemente esta colonia. De nuevo se haca patente su disgusto mal disimulado; quin habra de preocuparse por aquella zona?. Sino eventualmente aadi, y sta es una suposicin, a la Tierra y a las regiones ms pobladas. Sin embargo, por su empleo de una polarizacin negativa en el juego de tiro de la pelota... se detuvo y lanz una ojeada a su reloj de pulsera. Someteremos a estos terrenos de la vecindad al gas txico; as, usted y su gente habrn de evacuar toda esta regin, de hecho esta misma noche; nosotros proveeremos el trasporte. Puedo utilizar su telfono? Yo ordenar el traslado... y usted rena a toda su gente. Sonri reflexivamente a Hoagland y fue luego al telfono para llamar a su despacho de la ciudad principal.El ganado tambin? pregunt Rae. No podemos sacrificarlo.Se preguntaba cmo habran de llevarse ovejas, perros y vacas en el trasporte de la ONU en medio de la noche. Vaya jaleo!, pens con desnimo.Desde luego que el ganado tambin respondi con tono antiptico el general Mozart, como si Rae fuese alguna especie de idiota.El tercer buey llevado a bordo del trasporte de la ONU llevaba un arns al cuello; los policas militares de la compuerta de entrada lo observaron, mataron al instante al buey, y llamaron a Hoagland para que dispusiera de la res.Agachado junto a ella, Hoagland Rae examin el arns y su alambrado. Al igual que la ardilla, haba una conexin de delicados hilos, del cerebro del animal al rgano sensorial cualquiera que fuese que haba instalado el aparato, situado, supona l, a no ms de una milla de la colonia. Cul era la misin asignada a esta bestia?, se pregunt al desconectar el arns. Atacar a alguno de nosotros? O bien observar... Ms probablemente esto; el transmisor en perpetuo funcionamiento, recogiendo todos los ruidos de la vecindad. As, pues, ya saben que hemos recurrido a los militares, pens Hoagland. Y que hemos detectado dos de sus artilugios tambin.Tuvo la profunda intuicin de que aquello significaba la abolicin de la colonia. La zona no tardara en convertirse en un campo de batalla entre el departamento militar de la ONU y las empresas de diversiones de las Estrellas Fugaces, representaran lo que representasen. Se preguntaba de dnde procederan. Evidentemente, del exterior del Sistema Solar.Arrodillndose momentneamente junto a l, un polica secreto de la ONU, vestido de negro, dijo:nimo. Se atraparon los dedos; nunca antes pudimos probar que estas ferias eran hostiles. Gracias a ustedes, ellos no las celebrarn ya en la Tierra. Sern reforzados; no cedan. Le hizo a Hoagland un gesto entre sonrisa y mueca y luego se apresur a desaparecer en la oscuridad, donde se hallaba estacionado un tanque de la ONU.S, pens Hoagland. Tenemos a favor a las autoridades. Y nos premian trasladndonos masivamente de esta zona.Albergaba la sensacin de que la colonia ya nunca sera del todo la misma hicieran lo que hiciesen las autoridades. Debido a que, si no otra cosa, la colonia haba fracasado en solucionar sus propios problemas; se haba visto obligada a solicitar ayuda del exterior.Tony Costner le ech una mano con la res muerta; juntos la arrastraron a un lado, jadeando al esforzarse con el cuerpo an clido.Me siento responsable dijo Tony, cuando terminaron su tarea.Pues no lo debes dijo Hoagland, moviendo la cabeza. Y dile a tu hijo que no lo lamente tampoco. No he visto a Fred desde que apareci la cosa dijo Tony con tristeza. Se march terriblemente desazonado. Supongo que la polica militar de la ONU lo encontrar; estn por los alrededores revisndolo todo. Su voz era apagada, como si an no pudiera convencerse de lo que estaba sucediendo. Un polica militar me dijo que por la maana podremos volver. El gas arsnico habr dado cuenta de todo. Crees que lo han experimentado antes? No lo dicen, pero parecen tan eficaces... tan seguros de los que estn haciendo...Solo Dios lo sabe respondi Hoagland. Encendi un autntico puro terrestre Optimo y fum en hosco silencio, contemplando cmo conducan al transporte a un hato de ovejas negras. Quin hubiera pensado que la legendaria y clsica invasin de la Tierra tomara esta forma?, nuestra pobre colonia, a causa de unas figurillas llenas de alambres, poco ms de una docena en total, que logramos ganar en la feria de las Estrellas Fugaces... Como el general Mozart dijo, los invasores ni siquiera deseaban renunciar. Cosa irnica.Bob Turk, dirigindose a su lado, dijo quedamente:Te dars cuenta de que vamos a ser sacrificados. Eso es evidente. El gas txico matar a todas las ardillas y ratas, pero no a los artilugios microscpicos, pues no respiran. La ONU tendr a sus escuadras de polica operando en esta regin durante semanas, acaso durante meses. Este ataque de gas es slo el comienzo. Se volvi acusadoramente a Tony Costner. Si tu chico...Est bien... cort Hoagland con voz dura. Ya basta. De no haber apartado yo uno y conectado el circuito... puedes censurarme, Turk; de hecho, estoy dispuesto a renunciar y contento de hacerlo. Puedes dirigir la colonia sin mi.A travs de un altavoz accionado por bateras, la voz de un miembro de la ONU restall:Preprense a embarcar todas las personas al alcance de mi voz! Esta zona va a ser inundada con gas txico a las catorce horas! Repito...Lo fue repitiendo en una y otra direccin, con resonante eco en la oscuridad de la noche.Fred Costner fue dando traspis por el spero y desconocido terreno, jadeando de inquietud y decaimiento; no prestaba atencin alguna a dnde estaba ni se esforzaba por saber a dnde se diriga. Todo lo que deseaba era marcharse. l haba destruido la colonia, y todo el mundo, desde Hoagland Rae hasta los de abajo, lo saba. A causa de l...Lejos, tras l, una voz amplificada anunci:Preprense a embarcar todas las personas al alcance de mi voz! Esta zona va a ser inundada con gas txico a las catorce horas! Repito que todas las personas al alcance de mi voz... Y as prosigui reiteradamente el vozarrn, y Fred continu dando traspis, escapando de todo.La noche ola a araas y a maleza seca; sinti la desolacin en torno suyo. Estaba ya ms all del permetro final de cultivos; haba dejado los campos de la colonia e iba ahora por terreno no desbrozado, sin cercas ni mojones. Pero, probablemente, inundaran tambin aquella zona; los aparatos de la ONU iran desparramando por doquier el gas txico, y tras ellos penetraran tropas especiales portadoras de caretas anti-gas y de lanzallamas, con detectores sensibles a la espalda, para achicharrar a los micro-rapiadores que se hubieran refugiado en las madrigueras subterrneas de ratas, sabandijas y gusanos. A dnde perteneceran? Y pensar que yo los deseaba para la colonia!... Pensaba que si la feria los tena, deban de ser valiosos.Se preguntaba, difusamente, si habra algn medio para deshacer lo que haba hecho. Hallar los quince micro-rapiadores, ms el que casi haba matado a Hoagland Rae? Y... era para rerse, pues resultaba absurdo. An si encontraba su cobijo suponiendo que todos ellos se hubieran refugiado en el mismo lugar, cmo podra destruirlos? Y ellos estaban armados. Hoagland Rae haba logrado escapar a duras penas, y eso era lo que habra logrado solo uno de ellos.Una luz resplandeci delante de l.En la oscuridad no pudo distinguir las formas que se movan al borde de la luz. Se detuvo y esper tratando de orientarse. Iban y venan personas y oa sus voces, sordas, de hombres y mujeres. Y el sonido de motores en movimiento. La ONU no estara enviando mujeres, pens. No se trataba, pues, de las autoridades.Se despej una parte del cielo, asomaron las estrellas y entre la tenue calma nocturno se percat al instante de que estaba viendo el perfil de un objeto estacionado.Poda ser una nave de popa, esperando el despegue; por la forma lo pareca.Se qued temblando por el fro de la noche marciana, frunciendo el entrecejo en un intento de distinguir las formas indefinidas ocupadas en su actividad. Acaso haba vuelto la feria? Era ese el vehculo de la empresa de las Estrellas Fugaces que volva? El pensamiento le asalt de manera espectral: las casetas y las banderolas, las tiendas y las plataformas, los espectculos mgicos y los estrados de las muchachas, las barracas de los fenmenos y de los juegos de azar, siendo instaladas all en medio de la noche, en aquel pramo perdido en un vaco entre las colonias. Una vacua representacin de una festividad de la vida carnavalesca, para no ser vista ni experimentada por nadie. Excepto, por casualidad, por l. Y para l resultaba repugnante; haba visto cuanto deseaba de la feria, a su gente y... cosas.Algo corri entre sus pies.Le tendi una trampa con sus facultades psicocinticas, y le hizo volverse, atrapndolo luego con ambos manos y extrayendo de la oscuridad una forma dura que se agitaba. Vio con espanto que era uno de los micro-rapiadores que haban estado escurrindose hacia la nave estacionada. As, pues, la nave los est recogiendo, pens, y por lo tanto no los hallarn ya los de la ONU. Se estn marchando... la feria podr, entonces, seguir con sus planes. Una voz de mujer dijo, prxima:Sultalo, por favor. Quiere irse.Sobresaltndose, solt al micro-rapiador, que desapareci al instante a la carrera por entre la maleza. De pie, ante Fred, la muchacha delgada de la caseta de la feria, llevando an sus pantalones flojos y su jersey, le miraba plcidamente, con una linterna en su mano, por cuyo crculo de luz percibi sus pronunciadas facciones, sus mejillas sin color, y sus claros e intensos ojos.Eh! exclam Fred como en un balbuceo, ponindose a la defensiva.Ella era ms alta que l, y le tena miedo. Pero no percibi el hedor Psi en torno a ella y se dio cuenta definitivamente de que no haba sido ella quien all en la caseta haba luchado contra su propia facultad durante el juego. As, pues, l tena una ventaja sobre ella, y quiz una que ella no conoca an.Ser mejor que se marche de aqu le dijo. No escuch el altavoz? Van a gasificar esta zona.Lo o respondi la muchacha, examinndole. T eres el gran ganador, no es as, hijo? El jugador maestro; hiciste zambullirse a nuestro descabezado diecisis veces en una artesa ri alegremente. Simn estaba furioso; atrap un resfriado y te echaba a ti la culpa. As que espero que no te topes con l. Te lo aconsejo.No me llame hijo replic l sintiendo que se ahuyentaba su miedo.Douglas, nuestro psi-k, dice que eres fuerte. Lo abatiste cada vez; enhorabuena. Bien, ests contento con tu proeza? Ri otra vez, silenciosamente; sus agudos y pequeos dientes brillaron a la difusa luz. Sientes que obtuviste el precio de tu ejecucin?Su psi-k no vale mucho repuso Fred. No tuve molestia alguna y realmente no estoy experimentado. Usted podra hacerlo mejor.Contigo probablemente? Ests pidiendo que nos unamos? Es una proposicin lo que me haces?No respondi l, sobrecogido y repelido.Haba una rata en la pared del taller del seor Rae dijo la muchacha. Tena un transmisor, y as supimos de la llamada a la ONU tan pronto como la hicieron. As que hemos dispuesto de bastante tiempo para recuperar nuestra... Hizo una breve pausa nuestra mercanca. Nadie quiere hacerte dao; no es culpa nuestra el que ese entrometido de Rae metiera la punta de su destornillador en el circuito de control de ese micro rapiador. No es as?Puso en marcha prematuramente el ciclo. De todos modos lo habra hecho con el tiempo. Se negaba a pensar de otra manera; l saba que la colonia tena razn. Y no va a hacerle ningn bien el que recojan todos esos micro-rapiadores, porque la ONU lo sabe y...Recogerlos? la muchacha se contone divertida. No estamos recogiendo a los diecisis micro-rapiadores que tu pobre gentecilla gan. Estamos dirigindonos hacia delante... ustedes nos obligaron. La nave est descargando el resto de ellos.La muchacha apunt con su linterna y l pudo ver entonces, por un breve instante, la horda de micro-rapiadores que estaba siendo vomitada por la nave y se desparramaba por doquier, buscando todos refugio como tantos insectos fotfobos.Cerr los ojos y gimi.Ests todava seguro dijo la muchacha en un ronroneo que no quieres venir con nosotros? Esto asegurara tu futuro, hijito. De lo contrario... hizo un gesto. Quin sabe? Quin puede realmente suponer lo que ser de tu pequea colonia y de su pobre gentecilla?No respondi l. No voy todava.Cuando volvi a abrir los ojos, la muchacha se haba marchado ya. Se hallaba ahora con el descabezado Simn, examinando un sujetador que tena en la mano.Volvindose, Fred Turner corri por el camino que le haba llevado hasta all, hacia la polica militar de la ONU.El alto y un tanto encorvado general de la polica secreta de la ONU, uniformado de negro, dijo:He remplazado al general Mozart, el cual se halla desgraciadamente mal equipado para contender con la subversin interna; es exclusivamente un militar no tendi su mano a Hoagland Rae, sino que en vez de ello, comenz a pasearse por el taller, frunciendo el ceo. Deseara haber sido llamado la pasada noche. Por ejemplo, poda haberle dicho inmediatamente una cosa que el general Mozart no comprendi. Se detuvo y lanz una inquisitiva mirada a Hoagland. Usted se percata, desde luego, de que no derrot a la gente de la feria. Ellos queran perder esos diecisis micro-rapiadores.Hoagland Rae asinti en silencio; no haba nada que decir. Pareca ahora evidente, al sealarlo el general de la polica.Las anteriores apariciones de la feria sigui el general Wolff en aos pasados eran para prepararles, para preparar por turno a cada colonia. Saban que ustedes iban a planear alguna forma de vencer esta vez. As, que en esta ocasin trajeron sus micro-rapiadores. Y tenan dispuesto a su dbil Psi para entablar un sucedneo de batalla por la supremaca.Todo lo que quiero yo saber dijo Hoagland es si vamos a tener proteccin.Las colinas y llanuras que rodeaban a la colonia, les haba dicho Fred, estaban ya infestadas de micro-rapiadores; era peligroso abandonar los edificios del pueblo.Haremos cuanto podamos respondi el general Wolff, volviendo a pasearse. Pero evidentemente no estamos preocupados primordialmente por ustedes o por cualquier otra colonia particular o local que haya sido invadida. Es la situacin general la que nos afecta y la que tenemos que tratar. Esa nave ha estado en cuarenta lugares en las ltimas veinticuatro horas. Cmo se han movido tan rpidamente? Hizo una pausa y aadi: Tenan preparado cada paso. Y ustedes pensaban haberles desbaratado... Mir ceudamente a Hoagland Rae. Cada colonia a lo largo de la lnea lo pens as, mientras estaban adquiriendo su cargamento de micro-rapiadores.Supongo que hemos obtenido eso por andar con engaos repuso Hoagland, sin enfrentarse con la mirada del general.Eso lo obtuvieron ustedes por emplear su ingenio contra un adversario de otro sistema replic mordazmente el general Wolff. Es mejor mirarlo de este modo. Y la siguiente vez que un vehculo que no sea de la Tierra se muestre... no intenten establecer una estrategia para derrotarlos: llmenos. Hoagland Rae asinti:Esta bien. Comprendo.Senta nicamente un dolor sordo, no indignacin. Mereca, todos ellos merecan, aquel regao. Si tenan suerte, la reprimenda terminara con ello. No era apenas el mayor problema de la colonia.Qu es lo que ellos quieren? pregunt al general Wolff. Pretenden esa zona para colonizacin? O se trata de una cuestin econmica?No intente saberlo respondi el general Wolff.Per... perdn balbuce Rae, creyendo no haber entendido bien.S, no es algo que pueda comprender, ni ahora ni en otra ocasin. Nosotros sabemos lo que estn buscando... y ellos saben lo que buscan. Es importante que usted lo sepa tambin? Su tarea es la de intentar reanudar su labor como antes. Y si no pueden hacerlo, djenlo y vulvanse a la Tierra.Ya lo veo dijo Hoagland, sintindose banal.Sus hijos podrn leerlo en los libros de historia dijo el general Wolff. Esto debiera bastarles a ustedes.S, es magnifico convino lamentablemente Hoagland Rae.E instalndose ante su banco de trabajo, tom un destornillador y comenz a operar en la conduccin automtica estropeada de un tractor.Mire dijo el general Wolff, apuntando a un lugar del taller.En un rincn del mismo, casi invisible contra la pared se hallaba agazapado un micro-rapiador, contemplndolos.Diablos! exclam Hoagland, tanteando su banco de trabajo para tomar el viejo revlver calibre 32 que tena a su lado.Ms, antes de que sus dedos lo hallaran, el micro-rapiador se haba esfumado. El general Wolff no se haba movido siquiera. En realidad pareca un tanto divertido: se hallaba con los brazos cruzados, contemplando cmo Hoagland manoseaba su anticuada arma.Estamos llevando a cabo un plan central dijo el general, que inmovilizar a todos ellos simultneamente. Mediante la interrupcin del flujo de corriente de sus cargas porttiles de energa. Evidentemente, el destruirlos uno por uno es absurdo; ni siquiera consideramos tal eventualidad. Sin embargo... hizo una pausa cavilando y arrugando la frente. Hay motivo para creer que ellos, los del espacio exterior, se nos han anticipado y diversificado las fuentes de energa de tal modo que... se encogi filosficamente de hombros. Bien, quiz se pensar en alguna otra cosa. A su tiempo.As lo espero dijo Hoagland, volviendo a reanudar la reparacin del tractor.Hemos cedido mucho en nuestra esperanza de mantener Marte dijo el general Wolff, como hablando consigo mismo.Hoagland volvi a dejar sobre su banco de trabajo el destornillador que manipulaba y mir fijamente al polica.Donde vamos a concentrarnos es en la Tierra aadi el general Wolff, rascndose reflexivamente la nariz.Entonces manifest Hogland, tras una pausa no hay realmente esperanza alguna para nosotros aqu; eso es lo que est usted diciendo.El general no respondi. No necesitaba tampoco hacerlo.Al inclinarse sobre la ligeramente verdosa superficie del canal, donde revoloteaban zumbando los moscardones y los relucientes colepteros, Bob Turk vio, con el rabillo del ojo, una pequea forma deslizndose rpidamente. Gir al instante y sac su pistola lser, disparando y destruyendo... oh, da feliz!, una pila de viejas latas de petrleo y nada ms. El micro-rapiador se haba esfumado ya.Trmulo, volvi el lser a su cinturn y se inclin de nuevo sobre el agua infestada de bichos. Como de costumbre, los micro-rapiadores haban andado activos durante la noche; su mujer los haba visto y haba odo tambin sus rastreos como si fueran ratas. Qu diablos haban estado haciendo?, se pregunt consternado, oliendo largo y tendido el agua.Y le pareci que el acostumbrado olor de aquella agua estancada se hallaba un tanto cambiada, de manera muy sutil.Maldita sea! dijo levantndose y sintindose un intil. Los micro-rapiadores haban puesto algn contaminante en el agua; ello era evidente. Ahora habra de efectuarse un cabal anlisis qumico, y ello llevara das. Y entretanto, quin sostendra su sembrado de patatas?Rabiando con frustrado desvalimiento, pos su mano en el lser, deseando un blanco, pero sabiendo que nunca, ni siquiera en un milln de aos, lo tendra. Como siempre, los micro-rapiadores efectuaban su tarea de noche; constantemente y con seguridad, iban dando al traste con la colonia.Ya diez familias haban hecho sus maletas y tomado pasaje para la Tierra, para rehacer, si podan, sus viejas vidas.Y pronto le tocara a l tambin.Si tan solo hubiera algo que pudieran hacer! Algn medio de lucha. No hago ni doy nada, pens, por una probabilidad de atrapar a esos micro-rapiadores. Lo juro. Tendr que endeudarme o atarme a la servidumbre, o a lo que sea, solo para tener una oportunidad de librar de ellos a la zona.Estaba apartndose malhumoradamente del canal, con las manos metidas en los bolsillos, cuando oy el bramido de la nave interestelar sobre su cabeza.Se qued petrificado, con la mirada fija en lo alto y sintiendo que le fallaba el corazn. De nuevo ellos de vuelta?, se pregunt. La nave de la feria... Van a atropellarnos otra vez, van a acabar con nosotros finalmente? Escudando sus ojos, escudri frenticamente el celo, incapaz siquiera de correr, no sabiendo su cuerpo que hacer, dominado por un pnico instintivo y animal.La nave, semejante a una gigantesca naranja, iba reduciendo altura. De forma de naranja, y del color de la naranja... no era la nave azul tubular de la gente de las Estrellas Fugaces, segn poda verlo. Pero tampoco era de la Tierra; no era de la ONU. Jams haba visto antes una nave igual a aquella, y comprendi que estaba decididamente contemplando otro vehculo de allende el sistema solar, mucho ms intruso as que la nave azul de las criaturas de Estrellas Fugaces. Ni siquiera haba sido hecho un somero intento para hacerla aparecer como de la Tierra.Y sin embargo, en sus costados tena enormes letras que formaban palabras.Moviendo los labios, ley las palabras, mientras la nave se dispona a posarse al nordeste del lugar donde se encontraba.SEIS SISTEMAS DE HORAS DE RECREO EDUCATIVAS SE ASOCIAN EN UNA ALGARADA DE DIVERSIN Y JOLGORIO PARA TODOS!Era, pues, Dios de los cielos, otra compaa carnavalesca ambulante.Sinti deseos de apartar la vista, de volverse y marcharse de all. Y sin embargo no pudo; el antiguo impulso familiar que haba en l, el anhelo, la fija curiosidad, eran demasiado fuertes. As, entonces, continu contemplando; pudo ver abrirse varias escotillas y que comenzaban a asomar por ellas varios mecanismos autnomos, como aplastadas rosquillas, posndose sobre la arena.Estaban estableciendo el campamento.Viniendo junto a l, su vecino, Vince Guest, dijo con voz ronca:Y ahora qu?Ya puedes verlo respondi Turk con un gesto frentico. Emplea tus ojos.Los auto-mecanos se hallaban erigiendo una tienda central; abigarrados gallardetes se alzaban al aire y llovan luego sobre las an bidimensionales casetas. Y se hallaban ya emergiendo los primeros humanos, o humanoides. Vince y Bob vieron a hombres con brillantes atuendos y luego a mujeres con ceidas mallas. O ms bien con algo ms reducido que trajes de malla.xito bomba! logr decir Vince, tragando saliva. Ves a esas damas? Viste alguna vez mujeres con tales...?Las veo respondi Turk. Pero no volver jams a una de esas ferias no terrestres de ms all del sistema, ni tampoco lo har Hoagland; s esto tan bien como conozco mi propio nombre.Se pusieron a trabajar rpidamente, sin prdida alguna de tiempo. Una tenue msica festiva se filtr hasta Bob Turk. Los olores de las golosinas, los cacahuates tostados, y con ellos el sutil aroma de la aventura y de los cuadros excitantes de lo ilcito. Una mujer de largo cabello trenzado haba subido flexiblemente a una plataforma; llevaba un escaso sostn y reducida seda en su cintura en su cintura, y mientras la miraban fijamente, comenz a practicar su danza, girando cada vez con mayor rapidez, hasta que al fin, arrastrada por el ritmo, se despoj por completo de lo poco que la cubra. Y lo ms chusco de todo era que a l le pareca arte autntico; no era una danza puramente sensual, sino que en sus movimientos haba algo bello y viviente. Se sinti encandilado, hechizado.Ser mejor que vaya a buscar a Hoagland logr decir finalmente Vince. Ya unos pocos colonos, incluyendo nios, se estaban moviendo como hipnotizados hacia las hileras de tiendas y los abigarrados gallardetes y banderolas que relucan y revoloteaban contra el por dems montono y parduzco aire marciano.Voy a echar un vistazo ms de cerca dijo Bob a Vince, mientras t lo localizas.Y se dirigi hacia la feria con paso cada vez ms acelerado, arrastrando arena al apresurarse.Tony Costner dijo a Hoagland:Por lo menos veamos qu es lo que tienen para ofrecer. Ya sabes que no son la misma gente; no fueron ellos los que descargaron esos horribles condenados micro-rapiadores aqu... puedes verlo.Acaso se trate de algo peor respondi Hoagland. Pero se volvi hacia el muchacho Fred, preguntndole: Qu dices t de ello?Quisiera verlo respondi el chico. Haba ya tomado partido.Est bien asinti Hoagland. Eso basta para m. No nos va a hacer dao el mirar. En tanto que recordemos que el general de la polica secreta de la ONU nos dijo. No tratemos de pasarnos de listos con ellos.Dej la llave inglesa que tena en la mano sobre su banco de trabajo y fue a coger su chaquetn con cuello de piel. Cuando llegaron a la feria vieron que los juegos de azar haban sido instalados convenientemente delante de los espectculos de muchachas y de los fenmenos. Fred Costner se precipit all, dejando atrs al grupo de adultos; husme el aire, capt los aromas, oy la msica y vio despus de los puestos de juegos de azar la primera barraca de fenmenos; aquella era su abominacin favorita, la que recordaba de ferias anteriores, solo que sta era superior. Era un hombre sin cuerpo. A la luz del sol marciano de medioda reposaba tranquilamente; era una cabeza sin cuerpo, completa, con pelo, orejas y ojos inteligentes; solo el cielo poda saber como se mantena con vida... en todo caso, comprendi intuitivamente, era autntica.Vengan a ver a Orfeo, la cabeza sin cuerpo visible! dijo el anunciador a travs de su megfono, y un grupo, en su mayora de nios, se congreg temeroso y boquiabierto. Cmo permanece viva? Cmo se mueve por s misma? Ea, mustralo, Orfeo.El anunciador lanz un puado de pldoras alimenticias, Fred Costner no pudo ver precisamente de qu, a la cabeza, la cual abri una boca enorme, de espantosas proporciones, logrando atrapar la mayor parte de lo que se le haba arrojado. El anunciador ri y continu con su perorata. El sin cuerpo estaba ahora intentando alcanzar las pldoras alimenticias que no atrapara antes.Atiza! pens Fred.Qu hay? dijo Hoagland, llegando a su lado. Ves algunos juegos que podamos aprovechar? su tono de voz era amargo. Arrojar una pelota a algo? luego se apart sin esperar a un cansado hombrecillo gordo que haba sido derrotado demasiado, que haba perdido ya muchas veces. Vamos dijo a los dems adultos de la colonia. Salgamos de aqu antes de que nos metamos en otro...Espere dijo Fred. Haba percibido el conocido hedor. Provena de una barraca a su derecha, y se volvi al instante en aquella direccin.Una mujer gordezuela y griscea, de mediana edad, se hallaba en el mostrador de la barraca, con sus manos llenas de ligeros anillos de mimbre.Detrs de Fred, su padre dijo a Hoagland Rae:Se tiran los anillos sobre los objetos expuestos, ganndose aquel que se logra atravesar. Fue, lentamente, con Fred, en aquella direccin. Sera natural murmur para un psico-cintico. Y lo pensara.Sugiero dijo Hoagland Rae, hablando a Fred que te fijes mejor esta vez en los premios. En la mercanca.Sin embargo, l fue tambin.Al principio, Fred no pudo descubrir lo que eran los rimeros, todos exactamente iguales, complicados y metlicos; lleg a la esquina del puesto, y la mujer comenz su anuncio semejante a una letana, ofrecindoles un puado de anillos por un dlar o algo de igual valor que ofreciera la colonia.Qu son? pregunt Hoagland Rae, observando. Yo... creo que son alguna especie de mecanismos.Yo s lo que son respondi Fred.Y hemos de jugar, pens. Hemos de recoger cada artculo de la colonia que podamos posiblemente trocar con esta gente, cada col, y gallo y oveja, y manta de lana. Porque se percataba de que aquella era la oportunidad que tenan, con la que acaso podan salvar la colonia. Lo supiera y le gustara o no al general Wolff.Santo Dios! dijo quedamente Hoagland. Esas son trampas!As es, seor canturre la mujer de mediana edad. Cepos homeostticos; ellos realizan toda la tarea, piensan por s mismos; se les deja tan solo ir y andan y andan sin parar nunca hasta que atrapan... gui un ojo, ya sabe qu. S, usted sabe lo que atrapan, seor, esas desagradables cosas que no podran capturar ustedes por s mismos, que estn emponzoando sus aguas y matando su ganado, destruyendo sus cosechas y arruinando su colonia... ganen una trampa, un valioso y til cepo, y ya lo vern, ya lo vern!Lanz un anillo de mimbre a uno de los complicados cepos de pulido metal, no introducindolo por poco en su objetivo... cosa que podra haber hecho si lo hubiera lanzado con ms cuidado. Cuando menos tal fue la impresin que todos tuvieron.Hoagland le dijo a Tony Costner y a Bob Turk:Necesitamos cuando menos un par de centenares de ellos.Y para eso tendremos que empear cuanto poseemos dijo Tony. Pero merece la pena; por lo menos no seremos barridos por completo sus ojos brillaron. Vamos, empecemos. Y en seguida dijo a Fred: Puedes jugar este juego? Puedes ganar?Pues... creo que s respondi Fred.Sin embargo, en algn lugar prximo, alguien en la feria estaba dispuesto con un poder contrario de psico-cintica. Pero no dispondra de bastante, decidi Fred. No del suficiente.Era casi como si hubiesen obrado a propsito de aquella manera... FINTtulo Original: A game of unchance 1964Libros Taurohttp://www.LibrosTauro.com.ar