Diego Sztulwark - Santiago Lopez Petit Nihilismo 2015

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  • 7/24/2019 Diego Sztulwark - Santiago Lopez Petit Nihilismo 2015

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    Santiago Lpez Petit o la travesa del nihilismo

    Diego Sztulwark

    No aguanto ms la banalidad disfrazada de cultura pretenciosa o el engao de una militancia poltica autocomplaciente. Me

    siento cerca, en cambio, de las vidasque no quieren aparentar.

    Esta vez no tenemos nada: ni horizontes, ni sujetos polticos, somos libres.

    La consumacin de la metafsica ha dejado fuera de juego a las antiguas sabiduras del alma. La

    realidad se ha vuelto Unacon el capital. Y hasta el lenguaje ha sido capturado por la mquina que

    moviliza lo social. Hijos de la noche son quienes han aprendido a hacer del malestar la coartada ltima

    para no entregarse. Slo cabe atravesar el nihilismo, luchar existencialmente contra la entera

    despolitizacin de la vida, la filosofa, las militancias.

    Santiago Lpez Petit habita una zona sombra y annima, entre la vida y la muerte. Busca en la

    poesa esas ideas que tengo y que todava no s. Se trata para l, desde siempre, de no ceder en su

    querer-vivir. Una contraccin entre el infinito y la nada capaz de extraer un vector radical para afrontar

    la ambivalencia dolorosa de lo real: unilateralizarse, desparadojizar lo real, abrir grietas en las ms

    duras de las rocas.

    Se trata de un combate. Ante el agotamiento de los posibles, en la imposibilidad. Una vez que se ha

    alcanzado una suprema soledad. Cuando se ha hecho necesario meter el cuerpo entre las grietas,

    para que no vuelvan a cerrarse y para impedir que la conciencia retome su impulso a la sntesis de

    miedo y consumo.

    Se combate contra la vida, cuyo ideal sin ideal es la libertad tal y como resulta proclamada por el yo-

    marca. La vida tomada por diseos de valorizacin. La vida como compulsin a tener proyectos,

    dado que la existencia es concebida bajo el modelo triunfal de la empresa. La vida como realizacin,

    en un yo cualquiera, de las operaciones de la mquina conectiva que ensambla estados de salud-

    activismo-autopromocin-estabilizacin subjetiva.

    La consumacin de la metafsica es la realizacin del nihilismo.

    En una palabra: el querer vivir contra la vida. El punto de partida para el querer vivir es esa

    confrontacin desigual, en la que descubre su impotencia ms propia. No habr elaboracin de

    http://anarquiacoronada.blogspot.com/2015/11/santiago-lopez-petit-o-la-travesia-del.htmlhttp://anarquiacoronada.blogspot.com/2015/11/santiago-lopez-petit-o-la-travesia-del.html
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    potencia sino a partir del dolor y, en ltima instancia, de la enfermedad. Son las respuestas de cualquier

    plan de vida a eso que en nosotros quiere vivir. No habr ms opcin entonces que aceptar el dolor

    y la enfermedad del querer vivir para extraer de ellos una potencia, que ser, al menos al inicio,

    potencia de nada. Puesto que la realidad, tal como la solamos comprender, ya no existe; ha sido

    devorada (subsumida, reorganizada, despiadadamente asimilada) por el capital.

    La realidad es el capital como nica fuente de acontecimiento y de sentido. La omnipresencia del

    neoliberalismo. La verdad como realidad, en la era de la movilizacin global por lo obvio, disfraza de

    complejidad lo que es puro desbocamiento del capital.

    Slo queda atreverse al trnsito que parte de nuestros padecimientos y patologas como lugar ltimo

    de una disposicin no tomada por la locura hiper-racional de la valorizacin en que ha devenido el

    mundo: la fuerza dedolor nos revela como anomala, como seres que no cabemos en la realidad.

    En este gesto nos aproximamos a la verdad como desplazamiento. No surgirn ideas-fuerza,

    pensamientos con poder de trastocar el mundo sin asumir la violencia de esta verdad por

    desplazamiento antagnica respecto de la idea neoliberal, verdadera y super-potente en la medida

    en que describe y representa correctamente al mundo. La idea neoliberal contiene toda la verdad que

    corresponde a la arbitrariedad de la violencia y al dinero que todo lo someten. Las ideas verdaderas,

    en cambio, slo surgen de un pensamiento combativo que resiste una y otra vez la aceptacin del

    neoliberalismo victorioso como realidad.

    El punto de partida es la noche. La noche no es la muerte, ni el aumento gratuito del sufrimiento.Menos que menos el suicidio, esa estupidez; porque la enfermedad nos ata a la vida. Y de esa unin

    extrae los rudimentos para atacarla. Trasmutacin de la vida: si todo proyecto de vida hace de

    nosotros unidades de la movilizacin, participacin sumisa en el andamiaje de la comunicacin-

    conectividad, consumacin del poder bio-semio-teo-capitalista, durante la noche del malestar no hay

    vidas, no hay muerte, hay penumbra, sombras ardidas.

    Los hijos de la noche aprenden el arte de la subversin resistiendo la noche del malestar: de all

    procede su radicalidad.

    Lo que Santiago Lopez Petit llama enfermedad no es un ente conceptual abstracto ni un estado de

    convalecencia, sino una vivencia de aislamiento sensible. Un cristal que separa de la vida. No

    empobrecimiento de la experiencia (como dice Benjamin), sino impassede toda experimentacin. Y

    al mismo tiempo slo se puede dar con la anomala si se aprende a compartir el malestar,

    politizndolo. Rechazando de una vez esa vida-simulacin, pseudo-conatus sometido a la ciencia del

    marketing. La enfermedad del querer-vivir como recurso contra la vida. Odio a la vida. Odio

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    necesario para desobedecer la interdiccin de nuestra cultura de la vida sin caer en ninguna

    ideologaheideggerianade la muerte.

    La enfermedad es lo ms real, el secreto de toda vida. Se trata de recusar todo aquello que nos aleja

    de nuestro malestar. De depurar el lenguaje de la distancia. Expulsar todo aquello que reniega delmalestar en nuestros anhelos ntimos. La filosofa ya no reflexionar en torno a un querer cuyo

    punto de partida estara contenido en s mismo, Razn o Voluntad. Se adoptar como lo ms propio

    e inmediato la premisa del malestar. Y habr que persistir en el malestar contra la mentira que acosa.

    Contra las tcnicas que lo neutralizan.

    Esta ruptura ostensible concierne a la filosofa, ya que ella fue practicada como saber que inocula

    abstraccin a la enfermedad y estetiza el sufrimiento por medio de artificios conceptuales. Incluido

    el herosmo del pensamiento trgico romntico. La politizacin de la existencia ya no se corresponde

    con hroe alguno. Si alguien tiene derecho a proclamarla ese es el hombre annimo, ese hombre,

    esa mujer normales decir, tomada por la movilizacin, y harta de ella, atravesada por la fatiga.

    Con esta afirmacin Lpez Petit termina de huir del pensamiento trgico-romntico en el que haba

    permanecido, aferrado al dolor, tras la derrota de los aos setenta. Lo trgico-romntico y su noche

    mstica, con su hermoso fracaso, es incapaz de asumir la fuerza de dolor. Fallidos en su tentativa,

    los trgico-romnticos carecen de autntica desesperacin. Padecientes por la prdida de un origen,

    no alcanzan lo anmalo y acaban sumergidos en una pura interioridad frente a una realidad que ha

    desaparecido. Tampoco consigue esa fuerza de dolor la admirable tentativa deleuziana

    (nietzscheana), que hace de la enfermedad una fuente de visiones y alegras.

    Y Foucault? No encontramos en su obra una autntica politizacin de la enfermedad (la locura), a

    partir de una revelacin de los mecanismos normalizantes-patologizantes? A pesar de sus

    evoluciones internas, Foucault permaneci en una concepcin romntica de la enfermedad-locura,

    unas veces concebida como un afuera inefable que debe alcanzar a decir su verdad, otras

    sucumbiendo ante la nica verdad del poder mdico.

    La politizacin de la existencia debe pensar actualmente la enfermedad sin restos de romanticismo.

    Es preciso ir ms all de la posicin segn la cual la verdad de la norma se halla en la excepcin (lo

    patolgico). Pasar de la politizacin foucaultiana a una politizacin de la enfermedad como anomala

    de viviente normal, rodo en su ncleo ntimo por un dolor que ya nohace sntomas para el saber-

    poder mdico.

    La enfermedad se ha vuelto lo anormal en el mundo (ocurre normalmente a las personas normales).

    Enfermedades autoinmunes; fatigas; pnico. Su potencial anmalo pertenece a todos, sin ser para

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    cualquiera: se abre slo a quien arriesga para abrir una brecha entre vida y muerte, entre lo activo y lo

    pasivo. Slo all se vuelve desafo.Partiendo de su aspecto disidente: salir de la realidad hacia un

    afuera que no existe para aliarse con lapotencia de la nada.

    La experiencia de la anomala se corresponde en la biografa de Santiago Lpez Petit con elpostfranquismo. Cuando la alianza del reformismo obrero y del capital pactaron el rgimen que

    parece agonizar hoy en Espaa. La anomala es el sitio en el cual slo cabe proceder, sin piedad, a la

    destruccin de toda prefiguracin, de todo posible lgico, de toda oferta de experiencias

    prefabricadas. La anomala es saber que la historia pudo/puede ser otra. Slo que ese saber no cuaja

    con el realismo de las reformas. Su percepcin del tiempo es demasiado diferente, acta por descarga

    depresentimientos.

    La radicalizacin a la que da lugar la anomala pone a prueba todo lo vivido por la vida, todo lo

    entendido por la filosofa. Su belicismo precisa de una potica capaz de substraer al lenguaje de la

    mquina de semiotizacin generalizada, con su metafsica dualista del signo.

    En el corazn de la anomala se encuentra el desafo. No slo la poltica, tambin el herosmo

    romntico y la filosofa han quedado atrs. Tampoco la salvacin mstica budista o cristianacon

    toda su sabidura alcanza esta posicin. Los hijos de la noche no son la noche, sino quienes han

    aprendido a forjar en ella su resistencia: una poltica nocturna.

    Los precursores de Lpez Petit son los poetas enloquecidos que politizaron su existencia.

    Kleist. O Lautramont. Pero no me quejar. Recib la vida como una herida y no he permitido que el suicidio

    curara la cicatriz. Quiero que el Creador contemple, a cualquier hora de su eternidad, su abierta grieta. Este es el

    castigo que le inflijo.

    O Celan: Mantenerse de pie en la sombra/de la cicatriz en el aire/Mantenerse de pie para nadie y por nada.

    Desconocido, para t, solo/con todo lo que en esto posee espacio,/incluso sin palabras

    O Artaud: Resistir mediante su propio cuerpo tal como es, sin jams pretender conocerlo ms all de su voluntad deresistencia cotidiana es todo lo que el hombre puede y debe hacer, sin jams permitirse preguntar por la trascendencia

    de su respiracin (sauffle) o del espritu, porque no hay trascendencias.

    Sonrer y vomitar.

    Una poltica nocturna no se presenta como una nueva poltica, ni como una anti-poltica, sino como

    una crtica de la poltica. No una conquista de la opinin pblica (porque tal cosa no slo no existe

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    sino que es adems una construccin de los poderes: es espectculo), sino una interioridad comn. No

    una aceptacin del poder teraputico, que slo salva a quien se declara vctima. No sumarse a lo

    democrtico en la medida en que siga siendo una mscara del estado guerray delfascismo postmoderno.

    No aceptar las tcnicas de la autenticidad, del llegar a ser quien verdaderamente soy, porque en

    esa autoayuda se pierde el poder de lo anmalo.

    Y sobre todo, evitar los dos peligros mayores para todo hijo de la noche: que la enfermedad quiebre

    y frustre lo desafiante; situarse como chivo expiatorio, perder su singularidad al sentirse investido,

    slo l, de una misin trascendente.

    Cuesta abrazar las olas del querer vivir.

    Hijos de la nochees un libro extrao. Recupera, cuando ya no era posible, la filosofa para la lucha. Y

    lo hace con, pero tambin contra Nietzsche (mi mejor enemigo). Si Nietzsche supo penetrarcomo pocos en el interior del sufrimiento y realizar la travesa del nihilismo; tambin ahog esa

    travesa en un oasis esttico: nos impuso un rer frente a la vida. Nos mand a llegar a ser lo

    que somos.Nietzsche, adems, es culpable, para Santiago Lpez Petit, de no haber sabido

    protegerse contra el uso fascista de su obra.

    Queda Marx. Un Marx ledo va Artaud. Capaz de tomar como punto de partida un agobio

    existencial que parece neutralizarse sin provocar efectos pblicos, aunque el sufrimiento persista. El

    malestar que produce la vida es el heredero del potencial radical-crtico del proletariado y est

    llamado, como aquel en su momento, a experimentar su fuerza. Haciendo del dolor la base deoperaciones para atacar la realidad.

    Marx con Artaud: ms rabia y ms estrategia.

    Artaud contra el aristocratismo de Niestzsche. Artaud, hijo prototpico de la noche. Artaud,

    conatus materialista, arraigo en el sufrimiento somtico. Artaud, para romper mejor los marcos

    tradicionales de lo filosfico, y de lo poltico, respecto a las lecturas de la enfermedad.

    Cmo no vacilar al escribir: hijos de la noche? Cmo hablar de esosin vivir ni escribir como lo

    hace Santiago Lpez Petit? Pueden amarse sus textos, en particular este ltimo? Se sabe lo que se

    hace al querer este libro? La comprensin que podamos tener de las tres figuras de la travesa del

    nihilismo puede ofrecer algn indicio: el rbol viejo que es como la potencia taosta del no hacer

    (wu wei); la marioneta (japonesa), que es como la potencia del ritmo; y el partisano, que es la

    potencia partidista de la conviccin, contra el absoluto. Que da combate en coordinacin con las

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    otras luchas, aunque va por la libre y lleva en l la muerte.As: el poder del no-hacer, sumado a la

    potencia de ritmo y -coronando la estrategia sin centro- la conviccin partidista, proporcionan la

    figura de la politizacin de la existencia completa, desplegada.

    Puta Vida Hermosa.

    Existe Famara,esa playa solitaria y repleta de cenizas volcnicas, de Santiago. Pronto llegar la noche,

    volveremos a leer a Marx puesto que, para l no hay dudas, la guerra contina.