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DIGA TODO EL PUEBLO AMEN 1Cr 16:36 "¡Alabado sea el Eterno, Dios de Israel, desde la eternidad y por toda la eternidad!" Y todo el pueblo dijo: "¡Amén!" Y alabaron al Señor. [1Ch_16:36] Amén. En este clamor unánime del pueblo cuando terminó el salmo de David, por lo menos tenemos un asentimiento externo a todo lo que había sido dicho. El corazón del rey y del pueblo se unieron audiblemente 177 en alabanza y gratitud al cielo. En su ferviente “amén” el pueblo reiteró su aceptación de las estipulaciones del pacto eterno de Dios. Una vez más dio testimonio de su deseo de ser el pueblo de Dios. “Alabemos al Señor en la congregación de su pueblo. Cuando la Palabra del Señor fue dirigida antiguamente a los hebreos, la orden” (Testimonio para la iglesia 5:297) o Ministerio pastoral 203. 298 fue: “Y diga todo el pueblo, Amén”. Cuando el arca del pacto fue traída a la ciudad de David, y se cantó un salmo de gozo y triunfo, “dijo todo el pueblo, Amén: y alabó a Jehová” Salmos 106:48; 1 Crónicas 16:36. Esta ferviente respuesta era evidencia de que comprendían la palabra hablada, y participaban en el culto de Dios. { 5TI 297.4; 5T.318.1 } Hay demasiado formalismo en nuestros servicios religiosos. El Señor quiere que sus ministros prediquen la palabra vivificada por su Espíritu Santo; y los hermanos que oyen no deben permanecer sentados en indiferencia soñolienta, o mirar vagamente en el vacío, sin responder a lo dicho. La impresión que ello da al que no es creyente, es desfavorable para la religión de Cristo. Estos profesos cristianos negligentes no están destituidos de ambiciones y celo cuando se dedican a negocios mundanales; pero las cosas de importancia eterna no los mueven profundamente. La voz de Dios, expresada por medio de sus mensajeros, puede parecerles un canto

Diga Todo El Pueblo Amen

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la importancia de decir amen en la iglesia

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Page 1: Diga Todo El Pueblo Amen

DIGA TODO EL PUEBLO AMEN

1Cr 16:36 "¡Alabado sea el Eterno, Dios de Israel, desde la eternidad y por toda la eternidad!" Y todo el pueblo dijo: "¡Amén!" Y alabaron al Señor.

[1Ch_16:36] Amén.

En este clamor unánime del pueblo cuando terminó el salmo de David, por lo menos tenemos un asentimiento externo a todo lo que había sido dicho. El corazón del rey y del pueblo se unieron audiblemente 177 en alabanza y gratitud al cielo. En su ferviente “amén” el pueblo reiteró su aceptación de las estipulaciones del pacto eterno de Dios. Una vez más dio testimonio de su deseo de ser el pueblo de Dios.

“Alabemos al Señor en la congregación de su pueblo. Cuando la Palabra del Señor fue dirigida antiguamente a los hebreos, la orden” (Testimonio para la iglesia 5:297) o Ministerio pastoral 203.

298

fue: “Y diga todo el pueblo, Amén”. Cuando el arca del pacto fue traída a la ciudad de David, y se cantó un salmo de gozo y triunfo, “dijo todo el pueblo, Amén: y alabó a Jehová” Salmos 106:48; 1 Crónicas 16:36. Esta ferviente respuesta era evidencia de que comprendían la palabra hablada, y participaban en el culto de Dios. { 5TI 297.4; 5T.318.1 }

Hay demasiado formalismo en nuestros servicios religiosos. El Señor quiere que sus ministros prediquen la palabra vivificada por su Espíritu Santo; y los hermanos que oyen no deben permanecer sentados en indiferencia soñolienta, o mirar vagamente en el vacío, sin responder a lo dicho. La impresión que ello da al que no es creyente, es desfavorable para la religión de Cristo. Estos profesos cristianos negligentes no están destituidos de ambiciones y celo cuando se dedican a negocios mundanales; pero las cosas de importancia eterna no los mueven profundamente. La voz de Dios, expresada por medio de sus mensajeros, puede parecerles un canto agradable; pero desoyen sus sagradas amonestaciones, reprensiones y estímulos. El Espíritu del mundo los ha paralizado. Las verdades de la Palabra de Dios se dirigen a oídos de plomo y corazones duros, sobre los que no pueden hacer impresión. Debiera haber iglesias despiertas y activas para animar y sostener a los ministros de Cristo, y para ayudarles en la obra de salvar almas. Donde la iglesia ande en la luz, habrá siempre alegres y cordiales respuestas, y palabras de alabanza gozosa.

Deu 27:14 "Entonces los levitas dirán en alta voz a todo Israel:

Deu 27:15 "'Maldito el hombre que haga escultura o funda imagen alguna, abominación para el Eterno, obra de artífice, y la ponga en oculto'. Y todo el pueblo responderá: '¡Amén!'

Núm 5:22 "'Que esta agua que da maldición entre en tus entrañas, para hinchar tu vientre y languidecer tu muslo'. Y la mujer dirá: 'Amén. amén'.

Jer 11:5 "'para que confirme el juramento que hice a vuestros padres, que les daría la tierra que mana leche y miel', la tierra que poseéis ahora". Y respondí: "¡Amén, Señor!"

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Amén. Esta palabra significa “de acuerdo” o “así sea.” Expresa la confesión de Jeremías de que lo que Dios ha dicho es cierto.

Amén.

Heb. ‘amen, expresión común en el culto hebreo (Neh_8:6; Psa_41:13; Psa_106:48), y que significa “así sea”. El “amén” castellano deriva de esta voz hebrea.

Sal 41:13 ¡Alabado sea el Eterno, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos! ¡Amén y Amén!

Sal 106:48 ¡Alabad al Eterno, Dios de Israel, desde la eternidad y por la eternidad! Y diga todo el pueblo, ¡Amén! ¡Alabad al Señor!

1Co 14:15 ¿Qué haré, pues? Oraré con el espíritu, pero también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.

1Co 14:16 Porque si alabas a Dios con tu espíritu, el oyente sencillo, ¿cómo dirá amén a tu acción de gracias si no sabe lo que has dicho?

Amén.

Gr. amén, del Heb. ‘amen, que significa “firme”, “establecido” (ver com. Mat_5:18). Cuando la palabra es usada por una congregación al terminar un sermón o una oración, expresa aprobación de lo que se ha dicho (ver 1Ch_16:36; Neh_5:13; Neh_8:6). Una congregación también dice “amén” al terminar una oración, para indicar confianza en que será oída (ver Deu_27:15-26; Neh_8:6). Se daba mucha importancia a esta práctica. Esto está comprobado por las afirmaciones de algunos de los rabinos. Por ejemplo: “Mayor es el que responde, amén, que el que pronuncia la bendición” (Talmud Berakoth 53b). “Al que responde: ‘Amén, bendito sea el gran nombre de él’ con toda su fuerza, se le deshecha su sentencia decretada”. “Al que responde ‘Amén’ con toda su fuerza, se le abren las puertas del paraíso” (T. Shabbathi 119b). Si la palabra se usaba sin la debida consideración, era llamada un “Amén ‘huérfano’” (T. Berakoth 47ª). En la sinagoga era común responder con un “amén”, costumbre que fue adoptada por la iglesia cristiana primitiva (ver Justino Mártir, Primera apología 65; Tertuliano, De Spectaculis 25).

Neh 5:13 Además, sacudí mi vestido, y de sus bienes dije: "Así sacuda Dios de su casa y de su propiedad, a todo hombre que no cumpla esto. Así sea sacudido, y despojado". Y toda la congregación respondió: "¡Amén!" Y alabaron al Eterno. Y el pueblo hizo lo que había prometido.

Neh 8:4 Y Esdras el escriba estaba sobre un púlpito de madera, que habían hecho para ello; y junto á él estaban Mathithías, y Sema, y Anías, y Urías, é Hilcías, y Maasías, á su mano derecha; y á su mano izquierda, Pedaía, Misael, y Malchîas, y Hasum, y Hasbedana, Zachârías, y Mesullam.

Neh 8:5 Abrió pues Esdras el libro á ojos de todo el pueblo, (porque estaba más alto que todo el pueblo); y como lo abrió, todo el pueblo estuvo atento.

Neh 8:6 Bendijo entonces Esdras á Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió, ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y humilláronse, y adoraron á Jehová inclinados á tierra.

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Apo 5:13 Y oí á toda criatura que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y que está en el mar, y todas las cosas que en ellos están, diciendo: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la bendición, y la honra, y la gloria, y el poder, para siempre jamás.

Apo 5:14 Y los cuatro animales decían: Amén. Y los veinticuatro ancianos cayeron sobre sus rostros, y adoraron al que vive para siempre jamás.